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Rubia, frágil, esbelta como un junco, con unos ojos azules de extraordinarialuminosidad,Maika Cowley, atravesaba el bosque a pie, saltando como un corzo.Vestía pantalones largos hasta el tobillo, y el rubio pelo trenzado le rodeabatotalmentelacabeza.Cruzabasaltandoantelosleñadoresyparatodosteníaunafraseafectuosa.Elloslacontemplabanarrobados,ladecíanadiósylaseguíanconlosojos.Era aquella chiquilla, en los bosques, como una mascota. Y cada mañana y cadatarde, los taladores conocían lahora exactadel pasodeMaikapor cada rincóndelbosque.

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CorínTellado

VolveremosaencontrarnosBolsilibros:Coral269

ePubr1.0Titivillus18.02.2019

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Títulooriginal:VolveremosaencontrarnosCorínTellado,1962Editordigital:TitivillusePubbaser2.0

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Índicedecontenido

Cubierta

Volveremosaencontrarnos

Capítulo1

Capítulo2

Capítulo3

Capítulo4

Capítulo5

Capítulo6

Capítulo7

Capítulo8

Capítulo9

Capítulo10

Capítulo11

Capítulo12

Sobrelaautora

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S

CAPÍTULOPRIMERO

ir Albert Cowley se repantigó en la butaca y contempló —filosófico— elpanorama. Se sentía satisfecho. Era un hombre rico, tenía una esposa

maravillosa,treshijosquenolemolestabanmuchoyera,enNuevaBrunswick,unapersonalidad.LamayorpartedelosbosquesdeNuevaBrunswicklepertenecían,yen cuanto a la capital, Fredericton (Canadá), poseía la industria maderera másimportante,ypartedeSaintJohnerasuyo.¿Porqué,pues,preocuparse?

Dona,suesposa,siempreteníaalgúnproblemaqueresolver.PrimeroelnoviazgodeAriadne,suhijamayor,despuéslacarreradeRobin,suprimogénito,yahoraeraladiminutaMaika.Lefastidiabanaquellosproblemas.Eranvulgares,sinsentido.Dadasupersonalidadyeldinero,asícomosuinfluenciaenelpaís,nocreíaposiblequesushijos necesitasen timón. Todos los respetaban. ¿Qué importaba, pues, que Maikafuera algo así como una fierecilla montaraz? Dona se preocupaba demasiado pornimiedades. Él no deseaba problemas. Tenía su club, su peña de amigos y susoficinas.¿Quémásdeseabasuesposa?Donaeramaravillosa,perodevezencuandoseponíainsoportable,ytodalaculpalateníanloshijos.Aél,particularmente,noleproducíainquietudalguna.Ariadneyateníaveinticuatroañosyestabaprometidaaunpolíticoimportante.Robinveintisiete,ysibiennohabíaterminadoningunacarrera,devezencuandoibaporlaoficinayhacíaalgo.Eramásquesuficienteparaunricoheredero, mayorazgo de casa grande. En cuanto aMaika…Bueno, tal vezMaikafuera demasiado joven. Tenía diecisiete años y nunca apeaba los pantalones devaquero.Noqueríapresentarseensociedadniasistiralasfiestasqueofrecíanenlosricos hogares de Nueva Brunswick. ¿Pero era estomotivo para inquietar a nadie?Claroqueno,peroDona…

Dona apareció en la terraza en aquel instante. Era una dama alta y esbelta, derubiopeloyojosazules.Unamujeratractiva,queélamabadeveras.

—Albert,¿hasvistosaliraMaika?—No.—¡Esachiquilla!¿Quéatractivoencontraráenelmontetodoslosdíasyatodas

horas?Albert,habráquetomarunadeterminación.SirAlbertCowleyhizoungestoambiguo.Todaslasmañanas,a lamismahora,

Donaaparecíaenlaterrazaconlasmismasfrases.—Siéntate, Dona—invitó su esposo— y toma el fresco. Hace una espléndida

mañana.Ladama,deunoscincuentaaños,bienparecidayelegante,sedejócaerfrentea

sumaridoysuspiró.—Albert—reprochódolida—.¡Quépocotepreocupasdeloshijos!—Peroquerida,siyasonmayorcitos.

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—Enefecto.Perocuantomáscrecen,másnecesitanlamanodeunpadrequelosguíe.

—¡Oh,no!Alosquinceañosmipadremellevóauninternadoymedijo:«Desdeahorayaeresunhombre.Túverásquéclasedehombreeres».Yyofuiunhombre.

—Sibienalostreintaaúnnohabíasterminadounacarrera—apuntóunsínoesmordaz.

Sir Albert no se molestó en absoluto. Por el contrario, se echó a reír condesenfadoyexclamó:

—Nomedirásquehesidomalesposo.—Pero,graciasalcapitalquetelegótupadre,hassidounhombreadinerado.—Igualmenteharéyoconmihijo.—Nos apartamos de la cuestión. Albert. En este momento no hablábamos de

Robin,sinodeMaika.—Aúnesunachiquilla,Dona.Déjalaquedisfrute…—Sepasaeldíaenelbosque,charlandoconlosleñadores.—Esonocreoquelaperjudique.—¡UnCowley…!—¡Oh!Hastaahoraesdemasiadojovenparadarsecuentadeloquerepresentaen

lavida.Déjalaquedisfrute.—Porlovisto,Albert,noestásdispuestoapreocuparte.—Puesclaroqueno.Maikaesencantadoraconsuinocencia.¿Quieresdespertarla

alavidaantesdetiempo?—Quieroquellegueaserunadistinguidadamitacomosuhermana,Ariadne.—Tonterías.Yallegaráeldíaenque,porsísola,pidacambiardevida.La dama se puso en pie. Nunca conseguía gran cosa de sumarido. Albert era

negligentehastaparasímismo,loqueredundabaenperjuiciodetodos,puessiélnollamabaalordenaMaika,estanoharíacasoalgunodelossermonesdesumadre.

Lady Dona giró en redondo y se adentró en el suntuoso palacio, dejando a sirAlbertmuysatisfechoenlaterraza,fumandoellargocigarrohabano.

***

Rubia, frágil, esbelta como un junco, con unos ojos azules de extraordinarialuminosidad,Maika Cowley, atravesaba el bosque a pie, saltando como un corzo.Vestía pantalones largos hasta el tobillo, y el rubio pelo trenzado le rodeabatotalmentelacabeza.

Cruzabasaltandoantelosleñadoresyparatodosteníaunafraseafectuosa.Ellosla contemplaban arrobados, la decían adiós y la seguían con los ojos. Era aquellachiquilla, en los bosques, como una mascota. Y cada mañana y cada tarde, lostaladoresconocíanlahoraexactadelpasodeMaikaporcadarincóndelbosque.

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Aquella mañana, como tantas otras, Maika saltaba de tramo en tramo y seadentrabamás hacia el interior.Llegó a un claro del bosque, torció a la derecha ydivisó una pequeña casita pintada de blanco, bañada por el sol. No semolestó enllamar.Lapuertaestabaabierta;Maika la franqueóy llegócorriendoa ladiminutacocina.

—Buenosdías,Roger.Un hombre de pelo blanco que se inclinaba sobre una escopeta de caza, cuyo

cañónlimpiabaconcienzudamente,alzóelbustoysuanchabocaseabrióenampliasonrisa.

—Buenosdías,pequeñaCowley.—¿Estássolo?—Guy acababa demarchar. Hay que hacer la ronda y yome resiento hoy del

reuma.Maika se dejó caer en unmontón de paja que había junto al fogón apagado y

cruzólaspiernas.—Diréapapáquepongaunayudante,Roger.—¡Quiá!¿Paraquétengoaminieto?—Guynoquiereserleñador,yalosabes…—¡Bah!¡Bah!—rezongóelanciano,puliendoenérgicamenteeldoblecañónde

laescopeta—.Esassonilusionesvanas.TodoshemossidoleñadoresdelosCowley.Mibisabuelo,miabuelo,mipadre,yo,yloserátambiénminieto.Cuandoyomuera,élocuparámipuesto.

—Nocreoqueloconsigas,Roger.Guydesapareceráundíadeestacomarcayseiráarecorrermundo.Siemprelodice,¿sabes?

Roger se sentó en el tronco de un árbol que había a pocos pasos deMaika ycolocólaescopetaentrelasrodillastemblorosas.

—Tevoyadecir,niñaCowley,loqueyopensabacuandoteníalaedaddeGuy.Todaslasmañanasallevantarmemeasomabaalaventanaymedecía:«Dehoynopasará.Meiré.Aquíenestebosque,yantetandiminutohorizonte,meahogo».Peronomefuinunca.

—¿Notegustabaelbosque?—preguntóMaikaextrañada.—Claroquesí;peroloshombresdeseanconocermundo,ymujeresylugaresy

todoeso…—¡Oh!—AGuyselepasarálafiebrecomomepasóamíyatodoslosdemáshombres

denuestra,familia.HacemuchasgeneracionesquenosalimentamosconelpandelosCowley y seguiremos así indefinidamente.Guy se casará aquí, y tendrá hijos que,comoél,alllegaralaadolescencia,desearánromperlasamarrasyvolar;perotodos,comoyoycomoél,sequedaránaquímientraslosCowleyexistan.Además—añadiósuavemente—enNuevaBrunswicksevivebien.Noexistenproblemaseconómicos.

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Y si Guy tiene deseos de divertirse, que baje a Fredericton o a Saint John y seolvidaráunpocodelinteriordelbosque.

Maika le oía extasiada. Siempre escuchaba la voz profética de Roger, con lamismaatencióncasireligiosa.AdmirabaaRogerpormuchascosas:Porquetirabaalblancocomonadie,pesealadeficienciadesuvista;porquehablabaconvozpausadaydecíacosasdelpasado;porquelecontabaleyendasdeaquellosbosques;porqueeraviejoysabíamucho.YademáseraabuelodeGuyyesteerasumejoramigo.

Sepusoenpie.—¿PorquépartesefueGuy?—preguntódepronto.—Porlallanura.Tencuidadoconelbarranco.SiemprelehacíalamismarecomendaciónyMaikaseechabaareír,puesconocía

aquelloslugarescomosuspropiosdedos.—Hastaluego,Roger.Sihacesestofadodeconejo,vendréacomercontigo.—Aúnnohesalidoacazar.Mañana,queesdomingo,haréunbuenestofado.Yte

invitoacomer,niñaCowley.—Hastamañana,pues,queridoRoger.La vio alejarse y pensó con nostalgia que un día, aquel rayo de luz llamado

Maika, había de faltarles. Tiempo atrás, cuando Ariadne tenía diecisiete años,tambiéncorreteabaporelbosqueycomíasuestofado.Peroundíalaenviaronauncolegio elegante y no volvió, y cuando la encontró en la ciudad no lo reconociósiquiera. Suspiró… Igual haría la joven Maika. ¡Y era tan doloroso llegar a esaconclusión!

***

Se hallaba sentado sobre una piedra, junto al recto sendero que conducía a la talamayor.Nohabíanadieporallí,exceptoél,y teníaunarelucienteescopetaapretadaentre las rodillas.Vestía pantalóndepana, altas polainasy zamarrade cuero sobreunacamisaacuadros.

Era moreno, pero tenía el cabello castaño y los ojos grises. Unos ojos quetaladrabanalmiraryunosdientesmuyblancos,quebajo elmorenobruñidode supiel,ledabanunaspectodesafiador.Anchodehombrosyestrechodecintura,largaslas piernas; resultaba un tipo de extraordinaria virilidad. Tenía veintidós años yparecíaunhombremaduro.Suanchafrenteseplegabaendosarrugasparalelasyenlabocaseformabandosrayas,demostrandodescontentooamargura.

Maikallegópordetrásysecolgódesucuello,gritando:—¡Tehesorprendido,Guy!¿Estabassoñando?—¡Nohagasmáseso!Nuncamás,Maika.Lajovenquedódesconcertadaylemiró,apuntodellorar.EntoncesGuysedio

cuentadequehabíasidodemasiadobruscoyrezongócomosinganas:—Perdona,niñaCowley…

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—¿Quétepasa,Guy?¿Yanoeresmiamigo?El joven apretó los labios. Densa palidez cubría su rostro y los dientes se

apretaban en su boca con intensidad. El contacto de aquella muchacha le habíaenloquecidoyéleraunhombre.LafuerzadesuvirilidadsehacíasentircadavezconmayorintensidadyaquellaniñaMaikaerademasiadobella.Yéleraunhombre.Sí,yaloera.

—Guy…,¿porquémemirasasí?—Notemiro.—¡Oh,sí!Ynocomprendotumirada.—Mejor.Vámonos.Síguemesiquieres.Hevistounaperdiz.Siemprelateníadelanteyluegonopodíamás.Undíatendríaquepedirlequeno

volvieraalbosque,porqueél…Éllaamaba.Ellanosabíanadadeamores,peroélsí;élconocíasudesgarramientoy larenunciadecadadíayaquellosriscosyaquellospeñascoshabíanpresenciadosusrabias,sudesesperación.EllaeraunaCowley,yenNuevaBrunswickdecirCowley,eradecirpoderyfuerza.Eranenlacomarcacomoreyezuelos,yéleraun«donnadie».Elnietodeunguardabosquesdeconfianza,queeracomodecirunperro,porquesecomíalasalimañas.

—Sígueme…—Hoyestásincomprensible,Guy.Ibaaestarlomásenadelante,hastaqueellasecansaraynovolvieramásporel

bosque.—Guy…—Sinopuedesseguirme,quédateahí,Maika.—Yanoeresmiamigo,Guy.Yanomeayudas.Y,fatigada,tratabadeseguirellargopasodeGuy,que,malhumorado,rezongó:—Tengoque«cazar»lacomidadehoy.—Otrosdíashascazadoyyoseguítupresa.Yanomequieres,Guy.Aquellainocencialedescomponía.Fruncióloslabiosygritó:—Corresipuedes.Maika quedó jadeante, desilusionada, sobre el césped.Unamueca de amargura

distendíasuboca.Guy,conlospuñosapretados,sombríoypálido,siguiósucamino.Eralaprimeravezquenopodíadominarse.

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aikaestabamalhumoradaaquellatarde.ElhechodequeGuynohubierasidoporlamañanalocariñosoqueotrasveces,laentristecía,sibiendesconocíala

causarealdesu tristeza.ParaMaikanohabíaprofesor,niparientes,niamigos, tansabios,tanguaposyafectuososcomoGuy.SiaalguienadmirabadeverasMaikaeraaGuyBrow.Claroquedeestonohablabanunca,puesensucasanosemencionabaaGuyniasuabuelo,ysiselesnombrabanoeraparaadmirarlosprecisamente.

Aquella tarde, ya anochecido, se hallabaMaika subida en la balaustrada de laterraza.Mirabalejos,pensativamente,yoía,distraída,laconversaciónqueteníalugartrasella.Supadredescansabaenunahamacayfumabaunlargocigarrohabano.Sumadre,asulado,tejíaunalabordepuntomientrasescuchabaloquedecíasuesposo.NomuylejosestabaAriadneconunlibroentrelasmanos,quesoloojeabadevezencuando.

—Puessí—decíasirAlbertenaquelinstante—.HetenidocartadelasuperioraenlaquemepreguntasiPeggysequedaestasvacacionesenelpensionado.¿Túquédices,Dona?

Maika fruncióel ceño.Peggyera suprima,hijadeunhermano fallecidode supadre.Esteerasututor,ysibienPeggysepasabacasitodoelañoenelpensionado,lasvacacioneslasdisfrutabaalladodesusparientes,yestofastidiabaenormementeaMaika,porqueellayPeggysellevabanmuymal.

—¿Quévoyadecir,Al?Quelavayasabuscar.—Sí,creoqueeslomásnatural.—Novendrátanpresumida,¿verdad?—rioAriadne.Lamadregruñóalgoentredientes;elcaballeroselimitóareírcondesenfado.—Ya es una mujercita —apuntó indulgente—. Ha cumplido dieciocho años.

Pronto llegará a la mayoría de edad. Lo deseo, porque Peggy es demasiadotemperamentalypresientoquenosdaráquehacer.

—Notepreocupes,papá—adujoAriadneconciertodesdénqueagradóaMaika—. Una vez llegue a la mayoría de edad, Peggy hará lo que le convenga, sinpreocuparsedenuestroparecer.

—Notanto,notanto.Comoquieraquesea,yosiempreserésututor.—NoesPeggydelasquetienenencuentaesascosas,papá.—Bueno,bueno;yaloveremos.Yelcaballerosequedótantranquilo.Ladamapreguntóasuhijacuántospuntos

poníaenlasmangasdeljerseyqueteníaquetejerparalacanastilladeunamujerdelservicioqueibaatenerunhijo,ysirAlbertaprovechóaquelloparaponerseenpie.

—Voyadarunpaseo.—Alpasarjuntoasuhijamenor,letocóenelhombroyobservó—:Tevasacaer,Maika.

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Lajovenalzósedehombrosynocontestó.Continuóensuposturacontemplativa,hastaquesupadredesapareciótraslascaballerizas.Entoncesbajódelabalaustradaysedispusoadejarlaterraza.

—Maika—llamósumadre—.¿Hasdadolaclasedemúsica?—Sí,mamá.—Puesnotevayas.SubealcuartodeestudioqueallíestámissMemi.Sevolvióenredondo.—Yaheterminadolasclases,mamá.—Detodosmodos,megustaqueestésmáscontuinstitutriz.Aregañadientes,Maikavolviósobresuspasosyseencaminóalpisosuperior.Hubo un silencio en la terraza. Lady Cowley tenía la frente fruncida mientras

contabalospuntosdesulabor.Ariadne,rubiayarrogante,contemplabaasumadrepensativamente.Deprontodijo:

—Senosavecinandoloresdecabeza,mamá.—¿TerefieresaPeggy?—Sí.—Hum…—Comprendoquepapáprefieratenerlaaquí,peroMaikayellasellevancomoel

perroyelgato.Donaeraunadamajustayrazonable;legustabajuzgaralaspersonasylascosas

conenteralealtad.Disgustada,exclamó:—Tu padre hace lo que tiene que hacer. Pero es el primero en reconocer la

maldaddePeggy.—¿Aquiénseparece,mamá?—Yoquésé.Noconocíasumadre.Edward,tutío,eraunbuenhombre.Esuna

lástimaquecarezcadefamiliamaterna.—¿Solonostieneanosotros?—Esoes.Ynomeexplicocómoteniendotantodinero,envidiaa todos losque

son felices. Durante los primeros años, tuvo que vivir con nosotros. Fue algoespantoso.Rencorosa,soberbia,envidiosa…

Suspiró.—Talvezhayacambiado.—Creoqueno.Peggyesde laspersonasquenocambiannunca.Losientopor

Maika,porqueeslaquemássufre,aunquenolodiga.—Maikatienebastanteconsuscorrerías.—Cierto, Ariadne. ¿Sabes que me tiene preocupada esa actitud reservada de

Maika?—Serácosadelaedad.—¿Túcrees?—Puesclaro,mamá.

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***

Porlanoche,sirAlbertseretiróalsalónaleerlaPrensa,yladamaquedósolaconRobin y Ariadne, ya queMaika se retiraba siempre poco después de cenar. LadyCowleyestabapreocupadayenunmomentodadointerrumpiólaconversacióndesushijosparadecir:

—Hicemalenhacercasoavuestropadre.Maikadebióirauninternado.Robinesbozóunasonrisa.—Meter aMaikaentre cuatroparedes,mamá,hubiera sidomatarla.Déjalaque

vivacomounafierecillamontaraz.Cuandopasenunosañosysehagaunamujer…—Conesonodicesnada,Robin—adujolahermana—.Yo,alosdiecisieteaños,

yahabíavestidoelprimertrajelargoycoqueteabaconloschicos.—Eso es cuestión de temperamento—y riendo burlonamente—:Maika nunca

seráunacoquetacomotú.—Robin,noteconsiento…—Queridahermana,perdonamisverdades.—Pero…—Haya paz —intervino lady Dona, enérgica—. No estamos hablando de

vosotros,sinodeMaika.Ysibienvosotrostomáiselasuntoabroma,yoloconsiderocosamuyseria.¿QuéalicienteencuentraMaikaenlosbosques?Tienediecisieteañosy sigue siendo la niña que se escurría por los riscos tras los leñadores. Y esomedesagrada.

EntrósirCowleyenaquelinstante.Echóunamiradacircularydejósecaerenunabutaca,preguntando:

—¿Dequésehabla?Antesdequeladamapudieraresponder,Robinconsultóelrelojydijo:—Losiento.Semehacetarde—agitólamano—.Hastaluego,familia.¿Vienes,

Ariadne?EnlafincadelosBurchhayunafiestafantástica.—YBessieBurch—seburlóelpadre—esunachicamuyguapa.¿No,Robin?Estesonrió,guasón.—Algohaydeeso,papá.—NomeagradaBessieparati,Robin—intervinoladamamuyseriamente.Yalosabía.LosBurchllegaronaaquellacomarcasinuncentavo,yalcabodelos

años lograron hacerse una envidiable posición. Pero eso no bastaba para ladistinguidaladyCowley,sibienasuesposoehijos—aunquenoloconfesaran—lesteníasincuidado.

—Por lo visto —adujo sir Albert con burlona picardía— tienes a tus hijosdestinadosparaocuparuntrono.

—Enmodo alguno, Albert. Lo que espero paramis hijos, para los tres, es unmatrimoniosocialquenodesmerezcasuposición.

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—Nosonestos tiempospara fijarseenesosdetalles,Dona.—Ymirandoa sushijos—:Podéismarchar,queridos.

Losdossefueron,yDonaexclamóinquieta:—Aestepasocasarásatushijosconleñadores.—QueridaDona,tengomuchosdeseosdepaz.—Yportupaz,egoísticamente,permitesquetushijossevulgaricen.—Dona,porfavor,sémáshumana.BessieBurchesunagranchica.—Haceunadocenadeaños,representabantusfirmaenFredericton.—Yfueronlobastanteinteligentesparaformarsupropiacompañía.Aeso,Dona,

yo le llamo maestría, sentido del deber e inteligencia. Después de todo —riocachazudo,molestandoenormementeasuesposa—,¿quéhiceyo?¿Quéhicistetú?¿Qué hicieron nuestros mismos padres? Hace seis generaciones que poseen unafortunacolosal,lacualheredamosnosotros.Noslimitamos,pues,avivir,agozardela vida, pero no somos héroes, querida. Ni hemos trabajado jamás ni nospreocupamosdelprójimo.EncambiolosBurchhantrabajado,sehanpreocupadodelprójimoylucharonporunaposiciónquealcanzaronymerecieron.

—Tusfilosofíasmesacandequicio,Albert.—Lo siento, querida. Hace muchos años que las practico y solo tú me las

censuras—y haciendo una transición preguntó—: ¿De qué se hablaba cuando yollegué?

—DeMaika.—¡Oh,Maika!Esunagranchica.Separeceamiabuela.—Pueshastenidounaabueladesconcertante.—Nocreas…—Yriendo—:Eraunagranabuela.Desde luego,no tenía tantos

prejuicioscomotú.Sepasabalavidaencontactoconloscolonosyobrerosyconocíahastaeldetallemásinsignificantedecadahogar,loqueservíaparahacersequereryvenerarporsussubordinados.Recuerdohaberoído—prosiguió,congrandisgustodesuesposa—quecuandofalleciósumarido,todoestoestababastanteembrollado.AlosdosañoslariquezadelosbosquesdelosCowleyhabíaaumentadoenunnoventaporciento.Yeramiabuelaquiendirigíalas talas,montadasobreunbriosocaballoblanco, y llevaba el control de las fábricas en Fredericton. En cierto modo—riotranquilamente—aelladebemosnuestrobienestaractual.

LadyDona,muydigna,nosemolestóenresponder,locualagradeciósirAlbert,que,filosófico,fumabamuyapaciblementesulargocigarrohabano.

***

SupadrehabíasalidodeFrederictonhaciaNuevaYorkenelavióndelasdosquincede aquella madrugada, y Maika, burlando la vigilancia de que la hacía objeto sumadre,sedeslizótraslascaballerizasyselanzóalbosque.

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Seahogabaenaquel inmensopalacio,dondelaetiqueta lefastidiaba.Maikanodetestabaanadieporqueeraincapazdeodiar;peroelhechodequesupadrefueraabuscaraPeggy,lemolestabaenextremo.

Peggy,era,asu lado,unaniña tontaypresumida.Vestía trajes impropiosdesuedad,teníaunamiradagatuna,nadaafableycensurabatodoloqueellahacía.Maikamientras atravesaba el bosque en dirección a la casita del guarda, se decía que,cuando Peggy llegara a la mayoría de edad, abriría su hermosa casa del valle,enclavadaapocosmetrosdelpalaciode losCowleyydaríagrandes fiestas.Peggyeraasí.Teníaquellamarlaatencióndondequieraqueestuviese.Ycomonoerabellanisiquieraelegante,comoAriadne,teníaqueatraerdealgúnmodoelinteréshaciasupersona.

AtravesócorriendolaexplanadayentrócomounatrombaenlacasitadelviejoRoger.

—¿Dóndeestás,Roger?¿Dóndeestás,Guy?Salióelancianodeladiminutacocinaylesonrióconsubocadesdentada.—Túdasvidaatodo,Maika.Erescomounrayodesol.—¡Quécosasmásbonitasdices,Roger!¿YGuy?—Estoyaquí.Maikamiró.Guyestabaallí,enefecto,y teníaentre lasmanosunaherramienta

quepulíaenérgicamente.Estabasentadoenelsueloyllevabaunacamisaacuadros,desabrochada, dejando ver su pecho velludo y fuerte. Era como un Tarzán. Elejemplar de hombre que amaban todas las chicas de Nueva Brunswick; todas laschicasdelvalle,pueslasotras,suhermanayamigas,lodesconocían.

Maikacorrió a su ladoy se sentó juntoa él enel suelo.Cruzó laspiernas a lamanera árabe y se le quedó mirando admirada, si bien ella misma desconocía elexactosignificadodesumirada.

—¿ConocesaPeggy?—preguntóMaikaaquemarropa.—¿Noestuprima?—quisosaberél,sindesarrugarelceño.—Esa.—Lahevistoalgunavez.—Puesllegaunodeestosdías.MipadrefueabuscarlaaNuevaYork.Pasarálas

vacacionesdeveranoconnosotros.—¡Ah!—Yo—dijoMaika con gesto de niña inocente—estoymuydisgustada. Peggy

censuramispantalones,mispaseosporelbosqueymispalabras,quediceson«unajergaincomprensible».

—Nolehagascaso—intervinoelanciano.—Peroselohago,porquemolesta.—¡Bah! Eres una chica admirable, Maika —ponderó el viejo—. No hay otra

muchachaenNuevaBrunswickcomotú.¿Verdad,Guy?

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Este, que seguía afilando la herramienta, gruñó algo entre dientes, pero nocontestó.RogerBrownuncasehabíafijadoensunietoestandoalladodeMaika,yaquellamañanaleprestóciertaatenciónyseasustó.¿Quépasabaallí?MaikamirabaaGuyconadoraciónyGuyesquivaba sumirada.Unacosa erauncariño fraternalnacidodesdelainfancia,yotracosa—muydistintaporcierto—,aquelloqueveíaenlaactituddeambosjóvenes.TeníaquehablarconGuymuyseriamente.Asustadoseaproximóalfogónyempezóarevolverenélconprecipitación.

Maika, a todo esto, buscaba los ojos deGuy (que no encontraba), pidiendo suaprobación.Ycansadadel silenciohostilde sumejoramigo, sepusoenpieydijodesilusionada:

—Mevoy.—Hastaotrodía,niñaCowley—dijoelanciano.Guy mordióse los labios, no respondió y siguió puliendo con más brío la

herramienta:era,enaquelinstante,comounaválvuladeescapeparasuimpotencia.

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III

uandolaesbeltafigurajuvenilseperdíaentrelosriscos,alláporelconfíndelbosque,RogerfueasentarseenuntroncosecocercadeGuy,yhablódeeste

modo:—Hasperdidoeljuicio,muchacho.AlprontoGuynorespondió.Gruñóalgoentredientesycasisediríaquenohabía

comprendido,perosutardíarespuestademostrólocontrario.—Yonotengolaculpa.Esalgoquevadentrodeuno.La manaza de Roger cayó pesadamente sobre el hombro del joven. Por un

instante la dejó allí sin decir palabra. Parecía impresionado, perode pronto su vozancianasonócontrémolosdepesar.

—Guy,¿hasmedidoelalcancedetuanhelo?Elmuchachosoltólaherramientaysepusoenpieconprecipitación.Lamanodel

ancianoRogercayópesadamentealolargodesucuerpo.—Guy…,hasperdidoel juicio.Tehasdesquiciado,porquedeotromodo…Yo

siempretecreíunmuchacholisto,ymedapenapensarqueseastaningenuo.Guy se había acercado a la puerta y apoyado en el tosco marco miraba con

expresiónterca.Teníaunarayaprofundaenlafrenteylaboca,deenérgicotrazo,seapretabaconviolencia.

—Guy…—Déjameenpaz,abuelo.Yselanzóalbosque,caminandocomosilepersiguieraelmismodemonio.Rogerquedóallíquieto,estático,comosiacabarandepropinarleunmazazoen

plenorostro.Élsiemprefueunhombresensato,quenoteníalosestudiosdeGuy.Noquisoque

sunieto fueraun torpecomoél,unanalfabeto,y loenvióa laescuelanocturnadeNuevaBrunswick.Guyerainteligenteyaplicadoylosmaestrosloapreciabanhastael extremo de darle clases particulares sin cobrarle nada.Y no obstante, pese a suespíritucultivado,asu inteligencianatural, sehabíaenamoradode laniñaCowley.Era…comouncastigo.

Él siempre estuvo allí, «al pie del cañón», como suele decirse. Nunca tuvoaspiracionesque la vidano le concedierapor sí sola.Sirvió a losCowleydebuengradoyjamásseleocurrióamaraunaseñoritadelacasa.Secasóconunacampesinay tuvo un hijo y vivieron allí en aquella casita y fueronmuy felices, hasta que suesposafalleció.Aqueldía,elde lamuertedesumujer,creyóquelearrancabanlasentrañas;peroaparentemente inmutable,quedóallíysiguióviviendoyviocrecerasu hijo. Este se casó, y, como él, sirvió a los Cowley. Cundió una peste por losbosquesdeNuevaBrunswickysellevóasuhijoyasunuera,quedejaronunniñode

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pocos meses. Otro golpe rudo que soportó estoicamente. Dedicó su vida a losbosquesdelosCowleyyasunieto.Ydepronto,ahora,aquelnietoturbabalapazdelhumildehogar.

Conlentitudsepusoenpie.Parecíasúbitamenteenvejecido.SeacercóalapuertayapoyadoenelmarcoesperóqueGuyaparecieradenuevo.Lovioalpiedelcorral,firme,mirandoalporche,erguidocomounaestatua.

—Guy—llamó—.¡Guy…!Ven.Eljovennosemovió.—Guy,porelamordeDios,venaquí…Guydiounpasoatrás.Giró luegoenredondoylentamenteseacercóa lacasa.

EntoncesRoger retrocedióy fue a sentarsedenuevo sobre el seco tronco, juntoalfogón.

Guyrecostóseenelquicioysequedóallí,mirandotercamenteasuabuelo.—Guy,hijomío…—Uno no puede doblegar los sentimientos de su corazón—dijo fieramente—.

Dileaellaquenovuelvaporaquí.¡Quenomehable!—Yonopuedoperturbarlainocenciadesucorazóndeniña.Antesdeenamorarte

debistepensareso.—Unonopiensaennada.Entreestosriscosseconsumeunoysesientepequeño

ymezquinoysufre.—Sí,Guy.Peronoporesoseprendaunodecosasimposibles.Elmuchachollevólosdedosalafrenteyseparadoslosintrodujoenelpelocon

desesperación.—Meirédeaquí.Noquierosercomotú,abuelo:unperrofielelrestodemivida.—¿Ycreesqueelmundotevaaproporcionartranquilidad?—Almenosprocuraréseralgo.Vivirparamí,nosertodamividaunasalariado

despreciable.—Elmundoylavictorianosealcanzanconlamano,Guy.Estántanaltoscomo

lasestrellas.—Peronomorirédetedio.Habréintentadoabrirmecamino…—No,Guy.Noseastanimaginativo.Lavidaaquíylejosdeaquí,esmuydifícil.

Nopidasmásdeloqueteperteneceyprocuraolvidaraesajovencita.Guylemirócondesalientoygiróenredondo.Suavementesealejódelacasa,si

bienestavezsualtayfuertesiluetaseperdióenelbosque.

***

Sehallabacomodesorientada.Nohallabareposoenpartealguna.Tanprontoestabaeneldesvánhurgandoenviejosbaúles,comoeneljardín,cogiendoflores,queluegotirabaalotroladodelavalla.

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En el cuarto de estudio, durante la clase estuvo ausente, desasosegada. Lainstitutriz varias veces la llamó al orden. Ella se disculpó, pero no por eso pudoprestaratenciónalasexplicacionesdemissMemi,apesardetodossusesfuerzos.

Alfinterminólaclasequefueparaellatorturante,ysalióaljardín.Esquivandolas miradas de su madre, se perdió en la senda y se lanzó al bosque. Se sentíadeprimida y no acertaba a definir las causas; y paraMaika esta incertidumbre eradesesperante.

¿Qué o quién tendría la culpa de aquella súbita amargura que en ocasiones lesubíaportodoelcuerpoyparecíasofocarsurostroyturbarsucabeza?

Seinternabamásymásenelbosqueypensabaconintensidadenaquelestadodeánimoincomprensibleparaella.Siaúnhubieraunarazón…Peronolahabíaexceptolaterca,silenciosaydistanteactituddeGuy.¿Seríaaquelloloqueproducíaensusertalinquietud?

Sedetuvodeprontoenmitaddelcamino.Vestíapantalonesdeunrojovivo,un«suéter» blanco y calzabamocasines.Con lasmanos hundidas en los bolsillos delpantalón, la cabeza levantada y los ojos fijos en un punto imaginario parecía unafigura escapada de una estampa demodas parisiense. El rubio cabello, trenzado yrodeandolapequeñacabeza,ledabaunaireexótico.

¡GuyBrow!Sí,talveztodoloqueleocurríaprocedíadelaactitudinexplicablede Guy. Este siempre fue para ella el amigo fiel, el camarada, el compañero quecorreteabaconellaporelbosqueylecogíafloresylecontabacuentos,ylatomabaenbrazosparapasarelrío.

Yconélhablabade todo.Le refería los líosde familia, lasconversacionesqueteníansuspadres,porcausadeRobinyAriadne;loquelecostóaAriadneencontrarnovio, lo que disgustaba a sumadre la actitud de Robin cerca de Bessie Burch…Todolecontaba.YGuylaescuchabasilenciosoyluegodecíaunafrasehumorísticaylosdosreían.

Y,depronto,todaaquellaconfianzadesaparecióyellaseencontrabasolaenlosbosquesysesentíadeprimidayacongojada.

Teníaque saberqué leocurríaaGuy.Ellanopodía soportar sudespego.Se lopreguntaríatanprontoloencontrara,eibaaencontrarloenseguida.

Torcióa la izquierdaycorrióhacia lacasitadeRoger.Esteestabaen lapuerta,sentadoalsolyparecióletristeypensativo.

Maikaseangustió.Deuntiempoaaquellapartetodoparecíadiferente.CambiabaGuy y cambiaba Roger y cambiaban todos. Era desconsolador que las cosas nopudieransercomoantes.

—Buenosdías,Roger.Elanciano,comocogidoenfalta,alzóvivamentelacabezayparpadeó.—Buenosdías,niñaCowley.—Voyasentarmeunpocoatulado,Roger.—Tevasamanchar.

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—Noimporta.¿YGuy?—Saliómuydemañana.Están talando laparteoesteyhadevigilar.Yoyano

puedodesplazarme.—Estástriste,Roger…—Yasoyviejo—dijomuybajo—yunopiensaenlavidaqueacaba.—Nodigaseso.CuandoGuysecaseytengahijosteanimarás.Ahoraestástriste

porquepasasmuchashorassolitario.Losojosdelancianoseempequeñecieron.—¿TehablóGuy…desuboda?Maikaseechóareírcondesenfado.—Claroqueno—exclamóalegremente—,peroalgúndíalohará,¿no?Todoslos

hombressecasanyGuynoesdiferentealosdemás.—Sí,claro—ydepronto,conundejodevozqueMaikanoadvirtió—:Tú…,¿no

piensasirauninternadocomotuhermana?—Detestolosinternados.—PerolaseñoritaAriadne…—Mihermanaesdiferenteamí.Amí,simealejandeestoslugares,memuero.

—Sepusoenpie—.VoyalencuentrodeGuy.—No…,nocreoqueloencuentres.Estávigilandolatala.—Otras veces lo encontré en sitios más difíciles. —Agitó la mano—: Hasta

luego,Roger.El anciano no contestó. Tristemente miró a lo lejos y una tenue mueca de

amargurasereflejóensurostro.

***

Guy vestía pantalón de pana color topo, altas polainas y su fuerte tórax lomediocubríaunacamisaacuadros.Sudabayelcastañocabello rizadosealborotabay lecaíaporlafrente.Unobreroledijo:

—AhíestálaseñoritaMaika.Parecequetebusca.Guyfruncióelceño,peroaunasígiróenredondoypusolamanoenviserapara

vermejoratravésdelosfuertesrayosdesol,queenaquellapartecaíansobreelloscomoplomo.Allí estaba, sí, sola, firme, al final del bosque, agitando lamano.Lollamaba…Guyapretóloslabios,guardóelcuadernoyellápizysedirigióhaciaellaapasolargo.

—Nodebistevenir—dijosombríamente—.Hayaquímuchoshombres.—Ningunosemeteconmigo—rioMaikafeliz—.Todosmeconocen.—Peroaunasí…—Nomeriñas,Guy…Aquel acento mimoso de voz, aquella mirada, aquel cuerpo de muchacha

súbitamente convertida en mujer… Todo produjo en Guy una sorda rabia. Con

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violenciaexclamó:—Puessoyyoquiennoquieroverteporaquí.—¡Guy!—susurró.Y parecía que iba a llorar. Guy no quería ver aquellos hermosos ojos azules

enturbiadosporlaslágrimas,ydándolelaespaldagritó:—Vete,Maika.¡Vete,porfavor!Lajovencita,comoaturdida,nosabíadóndemeterlasmanos.Deprontoechóa

correr,yGuysevolvió.ErasuperiorasusfuerzasveraMaikahuirdeaquelmodoacampotraviesa,comosi lapersiguieraelmismodemonio.Hizointencióndecorrertras ella, pero un esfuerzo de aquella poderosa voluntad que aún nadie conocía loretuvoclavadoensusitio.

Poruninstantesintióqueelcorazónseledesgarraba;perofirmeensupropósito,apasolentoregresóallugardelatala.Sacóelblocyellápizyempezóaapuntardenuevo.

Y pensó que algún día él tendría que emanciparse. Tenía que dejar de ser unobrerodelosCowley.NoyaporMaika,aquienconsiderabaplazainalcanzable,sinoporél,porsupropiaestimación.NopodíapermitirquelosCowleylotratarandetú,lodesconocieran;yél,encambio,habíaderecordarlescontinuamente.Élnoeraunrevolucionario, conocía la diferencia de clases, no luchaba por la igualdad; perodetestaba el poder de aquellas gentes que jamás trabajaban, y, no obstante, vivíancomopríncipes.

HabíaenNuevaBrunswickeinclusoconmayorabundanciaenFredericton,otrasindustrias.NotodopertenecíaalosCowley,yélteníaquebuscarelapoyodealgúnotropropietario.¿Suanhelo?Contratarlosbosquesytalarporsucuenta.Comprobarlamaderaenlosbosquesyvenderlaenlafábrica.Otroslohacíanyhabíanllegadoaserricos.LosmismosBurchempezaronasí.Yteníanmillones…

Miróhaciaelfinaldelbosque.YanoseveíarastrodeMaika.Preferíaquehuyera.Erademasiadotorturatenerladelanteysaberlatanlejana…

Lucharíaporlasuperaciónpersonalyundíalaolvidaría.Sí,teníaqueserfácil.Habíaraíceshondasenaquellaansiedadvaronil,perolasarrancaríacomosearrancaunahierbaperjudicial.

Finalizabalajornada.Lostaladoresseretirabanadescansar.Élcogiólazamarraysindeciradiósseinternóenelbosque,caminodesucasa.

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IV

on la zamarra colgada al hombro y la vista fija en el césped,Guy caminabaabsorto, pensando en símismo y en la huida deMaika. No volvería, estaba

seguro.Eramejorparalosdos.Teníarazónsuabuelo:habíaperdidoeljuicio.Ciertoque él se tenía en gran estima y no se consideraba menos que los Cowley, perocarecíadedineroyesoerademuchaimportanciaenlavida.

Aldoblarunrecodosequedóenvaradoenmitaddecamino.Allíadospasosdeél, sentada en el césped y con la cabeza apoyada en el tronco de un árbol, estabaMaika. Y lo que es peor, Maika llorando. Esta, como si una fuera magnética laimpulsara,alzólosglaucosojosyfueponiéndoseenpielentamente.

—Guy…—susurró.Élteníalafrentefruncidayunrictusderabiaenloslabios.—¿Porquélloras?—preguntódespiadado.Maikalloróconmásdesesperación.—¡Te pregunto por qué lloras!—bramó Guy fuera de sí, porque el llanto de

aquellaniñaledesgarrabacuantoteníaensuserynoqueríasertansensibleanteelllantodeMaika.

—¡Oh,Guy!Ycondesalientosedejócaerjuntoaltroncodelárbol.Guysoltólachaquetaysin

poderlo remediar se sentó a su lado;y con sumano,más suavede loqueél creía,apartódelrostrofemeninolasmanosquelocubrían.

—Maika—susurrómuybajo,inclinándosehaciaella—.¿Porquélloras?—Ya…yanoeresmiamigo.Guyapretóloslabios.Nadadijo.Sumirada,porencimadelacabezadeMaika,

seperdíatristeydesesperadaenunconfíndelbosque.—¡Quéteimportaati—dijoconreproche—queyoseatuamigoodejedeserlo!MaikadiocomounsaltoenelcéspedysúbitamentesecolgódelcuellodeGuy,

quien,sorprendido,solosupo,poruninstante,abrazarlafuertemente.—Síquemeimporta—decíaellajuntandoinocentementesucaraaladeGuy—.

Meimportamásquenadaenelmundo.—Yangustiada—:Tienesquesermiamigocomoantes,Guy.Tienesquecontarmecosasyescucharlasqueyotecuente.Ytienesquellevarmedelamanoporelbosqueycogermenidos.

Teníadiecisieteañosyeracomounaniñadecatorceodoce.Guysintióquesusangre ardía bajo el dogal de aquellos brazos que rodeaban su cuello; y conbrusquedadqueMaikadesconocíaenél,losapartógritando:

—¡Déjameenpaz!—Guy…Estedesviólosojos.

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—Yanoeresniñaparacuentos—bramó—.Niyounmozalbetequecojanidos.—Guy…—Vamos,dejadelloraryveteacasa.—No,noquiero.Tienesquepermitirmesertuamiga.Guysehabíapuestoenpieylamirabadesdesualtura.Deprontosediocuentade

que,ohablabaclarootendríaquesoportarlaslágrimasdeMaikatodoslosdías;yesoerasuperiorasusfuerzas.

—Guy…, no me mires así. ¿Qué te hice? Dime en qué te ofendí y te pediréperdón.

—Maika—dijoconunacentodevozquelajovennuncapercibióenél—.Nomehashechoningúndaño.Notienesquepedirmeperdón,pero…

—¿Pero?—¿Sabesloqueeselamor?Maikaabriólosojosdesmesuradamente.—¿Elamor?—Sí,elamorqueunhombresienteporunamujer…—¿CómoAriadneyTed?—Sí.Comoellos.—Nosé,peromeloimagino.Guysesentóasuladoypusolazamarraasuspies.MiróaMaikafijamenteyde

prontoempezóahablar;yera suvoz ronca, indecisa, comosino lepertenecierayunafuerzainteriorleempujaraconbrío…

***

—Eres una niña, Maika. Una niña de diecisiete años, muy bonita. Y yo soy unhombre.Tengoveintidósysientoenmícomounafuerzanueva.Comosihastaahoraestuvieradormidoydeprontodespertara,yalabrirlosojostodoesdiferente.

Le escuchaba embobada, pero no le comprendía. ¡Era su corazón demasiadoinocenteparacomprenderaquellascosas!

—Sigue,Guy.—Hemos crecido juntos. Te he cogido flores en el barranco; más de una vez

expusemividaporalcanzarunaflorsilvestrequependíadeunaroca.Escaléárbolesparacogertenidosytrencétupeloconflorecillas…

—Sí,sí,Guy.Poresomeduelequehayascambiado.Notengomásamigoquetú.—Pero eres una Cowley y vosotras tenéis amigos en todas partes. Cuando

Ariadne tenía tuedad tambiénescapabaalbosque,y jugabacon los taladores,y tuhermanoRobinme llevaba a su lado yme daba cigarrillos; pero ahora la señoritaAriadne no viene por el bosque y el señorito Robin no conoce al niño que leacompañaba,aquiendabacigarrillos.

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No locomprendía. ¡Oh,no! ¿Quéqueríadecir?Hablódeamory luego…¿Porqué?¿QuéteníaellaqueverconAriadneyconRobin?

—Guy…¿Porquémediceseso?—Porqueundíatútambiéndejarásdeveniralbosque.Ymeencontrarásporlas

callesdeNuevaBrunswickymedesconocerás.ImpulsivamentepusounamanoenladeGuyyfervorosamenteexclamó:—Elbosque, tú y yo seremos siempre losmismos,Guy. ¿Cómopuedespensar

otracosa?—PorqueeresunaCowley.—¡Oh,Guy!¿Yesoquéimporta?Élnorespondió.Mirabalamanofina,puestaenlasuya,yenaqueltibiocalorque

le transmitía le producía un súbito ardimiento. Rescató la suya de unmanotazo yMaikasusurró:

—Yanomequieres,Guy.Yeste,desesperadamente,exclamóconvozalterada:—Tequiero,sí,perodeotramanera.—¿Cómo,Guy?¿Cómomequieres?—Comounhombrequiereaunamujer.Quedócomoanonadada.—¡Cómounhombrequiereaunamujer!—repitiósincomprender—.¿Ycómo

quiereunhombreaunamujer?—Conamor.—¡Amor!—Como Ariadne quiere a Ted. Como tu padre quiere a tu madre. Como se

quisieronlosmíos.ComoAdánquisoaEvaenelParaíso.—Guy—seaturdió—.Guy…¿Quédices?¿Quédices?Elleñadorsepusoenpieyconbrusquedadcolocólazamarraenelhombro.—¡Guy!—suplicólajovendesgarradoramente—.¿Nomeexplicas?Aúnnotehe

comprendido.—Ni me comprenderás nunca, Maika —susurró tristemente—. No puedes

comprendermeporquenomeamascomoyoati.—Nopuedovivirsinti,Guy,sintuafecto.—Peroesqueyo—gritó—yanotequierocomounniñoaunaniña.Tequiero

como un hombre quiere a unamujer. Y si bien soy hombre, tú sigues siendo unachiquilla.

—EsperaGuy,espera…Guy se perdía, zamarra al hombro, entre los árboles, y Maika se quedó allí,

acurrucadaenelcéspedyconlacabezaembrollada.¡Amor! ¿Qué era el amor? Ariadne amaba a Ted. Decían que Robin amaba a

BessieBurch…¿Pero,cómoseamaba?¿Porquéseamaba?¿Yquésentían?

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Yella…EllaeraamadaporGuy…Pero¿quésentíaGuy?¿Yparaquélaamaba?¿Yquéeraelamorenrealidad?¿EnquésediferenciabadelafectoqueellasentíaporGuy?¿Seríaaquelloamor?Sí, seguramenteeraamor.Aqueldolorante loshostilessilencios de Guy, aquella desesperación cuando no le encontraba, aquellospensamientosque le robabanel sueño,aqueldesasosiegocuandoGuyhuíadeella.Aquellapenahondaydesgarradora,comosintióminutosantesaldespedirlaGuytanbruscamente…¿Eraesoamor?¿Yquéteníaelamormásqueelafecto?

Sepusoenpieytambaleante,desconcertada,seinternóenelbosquecaminodesucasa.

***

—Come,Maika.—¿Eh?—¿Peroquéteocurre,criatura?Teestoyobservandodesdequenossentamosala

mesayparecesenotromundo.—Habrávistounfantasma—rioRobin.Lomiróagradecida.Preferíaquetomaranabromasuauténticainquietud.Perola

damanoestabadeacuerdoeinsistió:—Niña,¿puedesabersesihasvistorealmenteunfantasma?—Claroqueno,mamá.—Puesentoncescomeyhabla.Otrasveceshablaspor loscodosyhoypareces

alejadadeestemundo.Comió casi a la fuerza.Y cuando la atencióndejó de recaer sobre ella y todos

pasaron al salón, se excusó y subió a su alcoba. Había oído hablar de novelas deamor. Se las tenían prohibidas. Nunca la dejaron entrar en la biblioteca a buscaraquella clase de libros. En cambio conocía tres idiomas, conocía la situacióngeográficadelmundo.Sabíacómoycuándonacieronyfallecierontodos losreyes,reinasypríncipesdelmundo.LeordenaronqueleyeralasobrasdelShakespeareynocomprendió nada en absoluto. El «Mercader de Venecia» lo dejó a medias.«Macbeth»lohojeótansolo;ycuandolainstitutriz,porordendesupadre,ladio«LaDivinaComedia»,sedijoqueDanteeramuypesadoysolo leyóunaparte,aunqueaquellaledijoqueeraunaobracumbre,solocomparableala«Iliada»,la«Eneida»oel«Quijote».Yundía,nohacíamucho,missMemilaaconsejóqueleyera«RomeoyJulieta»,aloqueellaasintió,prometiéndoseasímismanohacerlo.Mas,despuésdeoír a Guy, necesitaba leerla; y con el propósito de buscar la obra se dirigió a labiblioteca.

La favoreció la suerte. No había nadie por allí. Con la obra bajo el brazo sedirigióasualcoba;perocomoerahoradeclase,missMemilasalióalencuentroylallamó.Entraronjuntasenelestudio.

—¿Quélibroesese?

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—«RomeoyJulieta».—¡Ah!¿Lainteresaelamor?—Ustedmeaconsejóleerlo,missMemi.—Es cierto. Pero en este instante tenemos algo mejor en que ocuparnos. Está

ustedmuyatrasadaenHistoria.Ladetestabaycreíayasaberbastante;perocomobieneducadaqueera,nodijo

nada.DejólaobraliterariaysedispusoaprestaratenciónalaHistoria.Peroenvano.Sumente se hallaba en el bosque y junto a Guy. La institutriz se dio cuenta y lepreguntó:

—¿Puedosaberenquépiensa,señoritaMaika?—¿Cómo?—Lepreguntoenquépiensa.—¡Oh,pues…,nosé!—Entoncespresteatenciónaloqueledigo.FelipeelHermoso…Maika suspiró y oyó como si la voz demiss Memi viniera de muy lejos. De

pronto,casisindarsecuentapreguntó:—¿Quéeselamor,missMemi?Nada más hacer la pregunta y ver los ojos desconcertados de miss Memi se

aturdió.—¿Hadichoustedelamor?—¡Oh!—¿Elamor?—Verá.He…,heleídounpocodelaobra…—Señorita Maika: creo que su imaginación es demasiado exaltada y no le

convieneleeraúneselibro.¿Quierehacermeelfavordeolvidarloyentregármelo?A regañadientes se lo dio ymissMemi,muy en su papel de severa institutriz,

continuó:—FelipeelHermoso…

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¿Q

V

uiéndetodaslaspersonasqueconocíapodíadarleunaexplicaciónsobreelamor,sinqueporsupartehicierapreguntas?

Tendidaensulecho,conlaventanaabierta,pordondeentrabaunsolconsolador,Maika analizaba mentalmente a todas las personas de su familia y conocidos quepodíansaciarsucuriosidad.Ariadne,descartada;Robinseburlaríadeella;sumadreni pensarlo; en cuanto amissMemi, ya sabía el resultado. No tenía amigos, puesaparte del bosque, Guy y Roger no se trataba con nadie. ¿A quién preguntar, portanto,aquelloquelaatormentaba?

En aquel instante se abrió la puerta y una doncella uniformada,muy pizpireta,entróenlaalcoba.

—¡Oh, perdone, señorita Maika! Creí que no estaba usted. Venía a buscar elbúcarodeltocadorparallenarlodeflores.

—Pasa,pasa,Moira.Puedesllevarteelbúcaro.Ladoncella(tendríaveinticincoaños)seaproximóalcoquetóntocador.—Haceundíaespléndido.Milagroquelaseñoritanohayasalidoadarunpaseo

diarioporelbosque.—Iréluego.—YdeprontocayóenlacuentadequeMoirapodíaayudarlaensus

deseos—:¿Tienesnovio?Ladoncellaseruborizó.—Sí,señorita.—¿Loconozcoyo?—Claroqueloconoce.Eselayudadecámarademilord.—¡Vaya,vaya,Moira!Esoesmuyinteresante…—Sesentóenlacama.Allítenía

alapersonaquepodíahablarledelamorsinhacerlamuchaspreguntas—.¿Leamasmucho?

Moiravolvióaruborizarse.—Mucho,sí—dijoahogadamente—.Pensamoscasarnospronto.Respectoaeso

ya hablé conmilady.Milady es tan buena y el señor tan generoso, que nos hanpermitidoquedarnosatrabajaraquíunavezcasados.Ymiladymedijoquecuandoseretiraraelamadellaves,yopodríaocuparsulugar,yentoncesBobpodríallegarasermayordomo.Esunagranventuraparanosotros.

—Mealegro,Moira.—Gracias,señorita.—Dime,Moira.Tienequesermuyinteresanteamarasí,¿verdad?—Mucho,señoritaMaika.Algúndíaamaráustedtambién.Maikaparpadeó,peronohizocomentarioalguno.Selimitóasonreírypreguntó:—¿Y…quésientes?

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Ladoncellaparecióasombrada.—¿Sentir?—preguntó—.¿Sentir,qué?—Ahora.Estásenamorada.Sindudateconsiderascomootrapersona.—Pues,sí.—Explícamebieneso.Megustaoírestascosas…—Mesientocomosivivieraenotromundo.Comosienesemundosolohubiera

dospersonas,Bobyyo.—¿Yquémás?—preguntóconlosojosbrillantes.—¡Oh,tantascosas!Ynerviosa,dabavueltasalbúcarovacíoentresusmanos.—Dimequécosassonesas…—Bob y yo solo tenemos dos días libres a la semana, y yo los espero con

ansiedad.YcuandoencuentroaBobenunpasilloymemiraomedicealgo, todoempieza a dar vueltas en tornomío, y siento como si la sangre, al circular pormicuerpo,mehicieradaño;ylaverdadesquemeproduceunafelicidadintensa.

La escuchaba asombrada. Y como la doncella se dirigía lentamente hacia lapuerta,Maikaladetuvoconungesto.

—¿Deseaalgomáslaseñorita?—Sí,sí;no tevayas,Moira.Tienes tiempode llenarelbúcarodeflores.Dime,

¿nuncahasregañadoconBob?—Siempre…,siemprehaycosas.Unavez…—Notedetengas.—Esquetemocansaralaseñorita.—Claroquenomecansas.Dime,dime.Yparecíapresadesúbitaansiedad.—Pues un día nos encontramos en un pasillo del palacio. Al mismo tiempo

pasabalalimpiadora,queyasabelaseñoritaesjovenyguapa.—Nomefijé.—Bueno, pues lo es. Mi Bob la miró mucho y yo sentí celos. Entonces me

enfadé.Bobnotolerómiscelosyestuvimossinhablarnosdocehoras.Docehoras—suspiró—quefueronparamídeverdaderaagonía.

Callócomosilaacusaradolorelrecuerdo,yMaikaconansiedadpidió:—Sigue.¿Quémássentiste?—Quememoría.Todomeparecíadistinto.¡Llorémás!Memolestabalacharla

de la cocinera y demás compañeras. Me parecía que el sol era más débil —seruborizó—.Mecreerátontalaseñorita.

—Enmodo alguno. Sigue, por favor. ¿Es así el amor? ¿Se sienten todas esascosas?

—Ymuchasotras.—Dime,dime.Ycasisaltabadelacama,encuyobordeestabasentada.

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Moiracontinuómuybajo,comosipensaraconloslabios:—Se siente igual la alegría que la tristeza. La alegría es desbordante, cuando

tenemosjuntoanosotrosalseramado;ylatristezaeshonda,insufrible,cuandoelseramadosehallalejos.

Deprontoseoyóuntimbreprolongadoyladoncelladiounsalto.—¡Oh!—exclamósofocada—.Esmiladyquemellama.Hastaluego,señorita.Maikanocontestó.Estabacomoensimismada.

***

Caminabaporelbosquemuylentamente.Seponíaelsol.Lasflorecillassedoblabanmustias,comosielsolque lasacaricióduranteeldía, lassecaray lasrestaravida.Maika,soñadora,pusosusdedossobreunaflorsilvestreysusurró:

—Porlanochevolveréisarejuvenecerbajoelrocío.Asídebeserelamor.Muchocalorlosofocayloapaga,ylaternura—después—leinfundevida.

Siguió su camino. El cerebro trabajaba velozmente. Si el amor era como lopintabaMoira,ellaestabaenamoradadeGuy.Yporesoibaallí,porqueseloqueríadecir. ¡Era bonito amar! ¿O no lo era? ¡Lo era! Sentía en su ser una plenitud, unahogodedichaincontenible…Sí,sí,poresoestabatristecuandoGuylahería.Poresosentíaaquellascosas,comoespinasensuser,bajolafrialdaddeGuy.Ydeprontodescubríaelfenómeno.SelodescubríaMoira,enrealidad.¡Eratanextraordinario!

Desembocóenunclarodelbosqueyechóacorrer.LablancacasitadeRogersedivisabaapocosmetros.

No se le ocurrió pensar que Guy era un simple leñador y ella una aristócrata.¿Cómo pensar semejante cosa, si para ella el amor era un sentimiento humanoadmirable,alcualtodosteníanderecho,sinrepararenclaseniesfera?

—¡Roger,Roger!—llamó—.¿DóndeestáGuy?Elancianoseapoyóenelmarcodelapuertaydijosuavemente:—Nohavenidoaún.—¿Estáenlatala?—Sí.—Voyensubusca.—Espera,Maika.Lajoven,queyacaminabahaciaelbosque,volviólacabezaygritó:—Tengoprisa,Roger.HededecirleaGuyalgomuyimportante.—Espera,niñaCowley.—¿QuéquieresRoger?—Quédateamilado.EsperaaquíaGuy.—No,no.Tengoquedecirlealgo.—¿Nopuedosaberyo…loquevasadecirle?DeprontoretrocedióhaciaRoger,lecogióunamanoyselaapretóintensamente.

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—Roger,Guymeamayyovoyadecirlequeleamotambién.Elancianoseagitócualsilosacudieraunhuracán.Alprontonosupoquédecir.

Miraba aMaika con expresión cansada y abrumada, observando que a la joven lebrillaban los ojos y le temblaba la voz. Vio, en un instante y con la imaginación,cómosirAlbertCowleydespedíaaGuyapuntapiés.Cómoéleraarrojadodellugardondenació,cómotodaladinastíadeleñadoresrecopiladosensucasta,desaparecíaenuninstante.YviotambiénaMaika,hechaunamujer,reírburlonadeaquelpasadoestúpidoqueviviósiendoniña.Teníaqueevitaresoatodacosta.

—Nohagascaso.NiGuyteamaati,nitúamasaGuy.Soncosasdeniños…—De esta mañana a ahora—replicóMaika decidida—me hice mujer. Tú no

puedessaber,queridoRoger,loquepuedecambiarunserhumanoenunashoras.Ysinesperarrespuestaechóacorrer.Rogerentróenlacasaconpasolentoyuna

granamarguraenelcorazón.

***

Loencontróamediocamino.Veníasolo.Conlazamarraalhombroyelsemblantehosco,tanrubio,tanviril,tanfuerte…

—Guy…—susurróaturdidaasulado.Guylamirócomosinolareconociera,ocomosivinierapensandoenotracosay

lecostaraesfuerzoahuyentaraquellaidea.—Guy…,¿nomeves?¡Ah,erestú!—Guy—yleasióunamanoconfervor—.¿Recuerdasloquemehasdichoesta

mañana?—¿Qué…,quétehedicho?—Quemeamabas.—¡Ah!—¿Escierto,Guy?—Sí,sí…Escierto.Ojalánoteamara.—No.Guy—dijobajísimo—.Mejoresquemeames,porqueyo…yo…también

teamo.Entoncesfuecuandoretornóalarealidad.Seseparóunpasodeellayexclamó:—¡Vete,Maika!Ynoteatraviesesmásenmicamino.—Guy…¿Cómopuedesdeciresosimeamas?—Porque…porque…noerescomoyo.Porque…porque…—Teamo,Guy.Mesientounamujer.Soyunamujer.La miró y hubo en sus grises ojos un destello de contenida pasión. Maika se

estremeció:—Maika—susurró—.Nomehagaspensarenventurasquemeestánvedadas.—¿Miamor?

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—Tu amor, sí, tu amor que es para mí como un fruto prohibido. ¿Ves estosbosques?Loscontemplotodoslosdías.Escomounhorizontelimitado,peroquemedeleita. Y tantas veces lo contemplo, tantas desearía que fuera mío. Y no lo serájamás.¿Tedascuenta?Asíestuamorparamí.

—¡Oh,no!—exclamóexaltada,colgándosedesubrazo—.Esono.Miamornoesunbosque.Teperteneceporentero.

—Yundía,cuandotupadrelosepa,tecerraráencasayamímedaráunapatadaymealejarádeestoslugaresqueson…comountrozodemimismavida.

ComoGuy caminaba al tiempo de hablar,Maika tiraba de él; peroGuy no sedetenía.

—Y por eso no quiero hacerme ilusiones. Te amo demasiado, Maika. ¿Sabescómo te amo?—sedetuvo, lamiró.Maika se estremecióbajo el brillo cegadordeaquellosojos—.¿Losabes?Conelalma,conlavida,contodomiser.Yrenunciarati es como desgarrarme de pies a cabeza. Es como si me arrancaran los ojos, elcorazón.Comosi…

Extasiadaexclamó:—Guy…—Vete,Maika.Yolvídatedemí.Suavementedijo:—Sinopuedo,Guy.Yoteamoasí,comotúamí…—Yeldíaquetupadreseentere…—Nadie se enterará, excepto tú y yo. Solo los dos,Guy—y aspirando fuerte,

susurró—: Y un día, cuando yo llegue a la mayoría de edad nos casaremos. Noscasaremos,Guy.Sí,sí.Yviviremosenelbosque,entucasita,oenotramayorqueconstruiremosparanosotros.

Guysonrióconamargura,peroyanotratódealejarla.Nopodríaaunquequisiera.Lepasóunbrazoporloshombrosydijomuybajo:

—Benditatuinocencia,queyohederespetarporencimadetodo,demianheloydeestaardientepasión.

Yellaextasiadamusitó:—Soytunovia,Guy.—¡Sí,sí;eresminovia!

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D

VI

e aquel idilio, perdido en el confín del bosque, nadie tenía ni idea. El viejoRogerintuíaalgo,peronomáshizounapreguntaasunieto.EraRoger,consu

viejasabiduríadeanciano,sabedordequenopodíaevitarloinevitable;ypuestoquesusfrasesnohabíandeseroídasporGuy,preferíanopronunciarlas.

Envejeció aún más aquellos días, siempre con la preocupación latente delresultado. Veía a Guy pensativo y disgustado, pero brillándole en el fondo de laspupilasunaintensailusión.Lailusióndelatoradelhombreenamorado,quenosabeono puede ocultar sus emociones. Pero en medio de aquella ilusión, de aquellaemociónintensa,habíaalgoqueera,ajuiciodelanciano,eltemoraldesenlace.Undesenlaceque,tardeotemprano,habíadeocurrir.

Aquellanoche,Guy,sentadoenunrincóndeladiminutacasita,fumabayparecíamuylejosdesuabuelo.Este,que—comosiempre—limpiabalaescopeta,lomirabadevezencuandoyenunmomentodadonopudosoportaraquelmisterioyhablódeestemodo:

—Nuncapodréisserfelices.—¿Eh?—Nunca,Guy;milesdecosasosseparan.—Cállate,abuelo.—Hijomío,sipudieracallar, sería feliz,puesnopensaría,yunhombrequeno

piensanosufre.Guy no respondió. Con rabia, mordía el pitillo. Roger prosiguió con voz

enronquecida:—UnaCowley…,conunleñador…¡Es…tanabsurdo,hijomío!—Peroelamor…—Sí,Guy.¿Porquénolohaspuestoenunamujerdetuclase?Yoséloqueesel

amor.Yoamémucho.Perotú…tú…—Yolaadoro—dijoconvozahogada—.Ytendréquesuperarme.Algúndíaseré

algoparallegarasualtura.—Yaeresmásalto—filosofóelviejo,queriendoburlarsedesupropiaamargura

—. Solo así lo serás, físicamente. ¿Cómo eres tan iluso, que crees superar a losCowley?

Guycerrólabocaconvoluntariosogestoydijo,doblegandosupropiodolor:—Soyunhombreyellaunamujer.¿Porquéloshumanos,quevenimosalmundo

ysalimosdeéldelmismomodo,hemosdepensaralahoradelamorendiferenciasdeclases?

—Guy,eresunmuchachainteligente.Noquerráshacermeverqueestoyciegoyqueeresunfósil.Desdequeelmundoesmundohubopobresyricos.Ymuyraravez

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losricossecasanconpobres,yjamáslahijadeunmillonariosecasóconunleñador.—Soyelencargadodelosbosques,ytúsiemprehassidobienmiradoyquerido

porlosCowley.Rogerdejódepulirelcañóndelaescopetayalzandoloscansadosojos,losclavó

amorososenelrostroansiosodesunieto.—Hijomío,túmismoyendistintasocasiones,tehasquejadodeltratamientode

losCowley.Muybuenos,muyunodesussubordinados.Túmismohasdicho,ynohacemucho,quedetestabaslaindulgenciaconquelosCowleytratabanatuabueloya ti mismo. Y ten presente que si algún día conocen tu amor por la niña, serásarrojadodeNuevaBrunswickcomounapestadopeligroso.Muybuenos,sí—añadiótristemente—, muy tolerantes para sus empleados. Pero implacables para quienpretendaapoderarsedealgoqueessuyo.

—Ellameama…Rogercurvóladesdentadabocaenunaamargasonrisa.—Sí.Yteamaráunañomásyjugaráasertunovia,yllorarásiledicesquete

vas. Pero…un día se habrá hecho totalmentemujer y se unirá a otro hombre. Leamará porque es de su clase, y tú serás un tibio recuerdo en su pasado, que no laproducirádolor.Yteveráenlavidaytediráadiósconlamismaindulgenciaquesupadreponeenlasonrisaparasussubordinados.Esoserásparaella.

—¡¡Cállate,abuelo!!Rogersehabíalanzadoynopudodetenerse.Inalterableprosiguió:—Yparatinohabrásidounpasatiempo;paratiseráalgohondo,verdadero,que

durarálavidaentera.—¡¡Cállate,abuelo,porfavor!!—Ynoquieroconestodecirqueellaseamala.No;laniñaCowleyesbuena,y

tienecorazón,perolariqueza, lasociedad,esemundoquetúyyodesconocemosydelqueellaporsujuventudnotieneniideadesuexistencia,leharáncomprendersuerror y te lo dirá con dulzura y franqueza; pero mientras tú quedarás desolado yabandonado,ellavivirá feliz,y tendrádeestepresenteun recuerdograto, comodealgoquepasaporlavidasinrozarlaapenas…

Nopudooírmás.Deunsaltosepusoenpieyselanzóalapuerta,sinmiraratrás.Rogerpusolaescopetaenunrincón,ysusurródejándosecaerjuntoalfogón:

—Esmejorquesufrasahora,hijo.Después,cuandoseashombre,serápeor.

***

Estabahoscoymalhumorado.Sufría.Ella, cuando llegó a su lado, apretó lamanomasculina,callosaporeltrabajoyledijotiernamente:

—Guy…,estástriste.Lamiró.—Sitepierdo…

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—¿Perderme? Nunca, Guy. Si no soy tu mujer, tu esposa, nunca seré de otrohombre.

—La vida nos separa. La sociedad, la posición, ¡todo!—Y con fiereza—: Yoarañaría la tierrapara ti,yome retorceríadehumillación,ymuyorgulloso…Yo…robaría,Maika,ymataría…Todoporti.

Lemirabaembobadaysúbitamenterecostólacabezaensuhombro.—Guy…igualsientoyoporti.La tomópor loshombros.Laacercóa sucara.Losgrisesojos teníanunbrillo

febril.Nuncalahabíabesado.Nunca,yhacíadossemanasqueseveíanporlosriscosy lomas, ocultos como dos ladrones. Siempre doblegó su deseo, porque no queríadespertarenellaotrodeseo.AquellainocenciadeMaikaeracomoundondelcieloparaél.

Peroenaquel instantenopudodominarseyconsúbitaansiedad lacerróensusbrazosylelevantólabarbillaconeldedo.

Maika temblaba en el breve círculo del abrazo. Y los ojos parpadeaban y loslabiostrémulossemovíansinquefrasealgunasalieradeellos.Depronto,élexclamósordamente:

—Nopuedomás,Maika:tengoquebesarte.Ylabesóenlabocaconansiedad.AlprontoMaikaquedócomoanonadada;pero

comoél,sevioagitadadesúbitaansiedadyalzólosbrazos.Fueestaunaexperienciaque,apartirdeaqueldía,serepitiótodaslastardes.YMaika,queamabaconcorazóndeniña,amódesdeentoncesconcorazóndemujer,ysumiradamaduró,y labocatenía un extraño temblor de trémula emoción; y su voz, aquella voz fina, de niñabuena, adquirió matices diferentes. ¿Qué le ocurría a Maika?—se preguntaba sumadre, que era la única que reparaba en el cambio operado en ella—. Se sentíainquieta. Maika, su hija preferida, o estaba enferma o se hacía mujer demasiadoaprisa;yfueraloprimeroolosegundo,habíaqueponerremedio.

Su esposo no había regresado de Nueva York. Por tanto no tenía a quiénparticipar sus dudas;mas fueron estas tan vivas en el transcurso de los días, que,aproximándoseaquellatardeaAriadne,quesehallabaenlaterrazaleyendounlibro,enesperadelallegadadesunovioysentándoseasulado,dijo:

—Ariadne,¿hasnotadoalgoraroenMaika?Lamuchachaalzósubonitacabezaylasacudiódenegando.—Puesnocabedudaquealgoleocurre.—¿Noseránfiguracionestuyas,mamá?Laverdad,yonohenotadonada.—Esquenoeresmadre.Algúndía,cuandoloseas,tedaráscuentadelasgrandes

preocupacionesqueoriginanloshijosynotarásenestoselmenorcambio.—Teaseguro—rioAriadneconsuvolubilidadhabitual—quenoheapreciadoen

Maikalamenosvariación.YasabesqueMaikafuesiemprealgodiferenteaRobinyamí.

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—Peroaúnasí.Sumirada tieneunbrilloextrañoysupensamientoparecemuylejosdenosotros.

—Ofreceunafiesta,mamá—propusoindiferente—.Vísteladelargoypreséntalaensociedad.Tienediecisieteaños,seestáconvirtiendoenunamujeryeslógicoquehayacambiado.

—¿Crees…queestansoloeso?—preguntóesperanzada.—Pues claro. Todas corrimos por el bosque. Todas nos divertimos con los

gañanesyleñadores;perotambiénesciertoquetodasnoscansamos.Yllegaundíaenqueelespíritumaduraynecesitaotradiversión.AdemásMaikaesunamujermuybonita. Hasta ahora fue una niña, pero al abrir sus alas la crisálida oprimida seconvierteenunadelasmujeresmásbellasdeNuevaBrunswick.Ytúeres—añadióuntantoirónica—delasmadresquedeseancasarprontoasushijas.Teadvierto—apuntómordaz—queenlasociedaddeNuevaBrunswickseadmiramuchoaMaikay se extrañan de que aún la permitas jugar por el bosque como una fierecillamontaraz.

—Cuando venga tu padre trataré de eso. Daremos una gran fiesta y laspresentaremosalasdosensociedad.

—¿Lasdos?—Peggyyella.—¡Ah, Peggy! Supongo que llegará uno de estos días. ¡Me descompone esa

criatura!—Ariadne;noesbuenoodiaralprójimoyPeggyestuprima;ademáscarecede

familia,exceptonosotros…—Sí,sí,mamá.Todoesolocomprendo;peropermítemequetedigaqueaPeggy,

siescomoeralaúltimavezquelavi,nolahacefaltafamiliaalguna.Sebastaysesobraparadefenderseyfastidiaralosdemás.

Ladama,que loreconocíaasí,se limitóasuspirarydenuevopensóensuhijamenor.Teníaquetomarunadeterminación.

***

Eraunatardecer.RegresabadelbosqueyaúnsentíaensuslabioselsabordulzóndelosbesosdeGuy,yensucuerpola tibiacariciadesusmanos.Sesentíafeliz.Unamujer—yanoseconsiderabaniña—intensamentedichosa.LeparecíaqueteniendoelamordeGuy,aqueldulcemomentodesusencuentrosysuspromesas,elmundoera suyo. Nada la inquietaba, excepto Guy y sus encuentros tras las lomas y losriscos.

PoresocuandoaquelatardecerllegóacasayvioaPeggyenlaterraza,rodeadadesufamilia,unainexplicablecongojalaagitó.Fuecomounsúbitopresentimientodoloroso.ComosilapresenciadePeggyenaquellosinstantesleprodujeraviolenciaodisgusto,oloqueespeor,untemorindescriptible.

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Mas, desechando aquellos pensamientos, cruzó y subió de dos en dos lasescalinatasdelaterraza.

—Maika—exclamóPeggyconsuhabitualdesenvoltura,comosilaagitarahondaemociónporverasuprima—.¡QueridaMaika!

Y la abrazaba.Maika se dejó abrazar y devolvió los besos convencionales queellaledaba.

—¡Quéguapaestás,Maika!—ponderóindulgente—.Yaerescasiunamujer.¡Casiunamujer!Eraelprimeralfilerazo,peroMaikalosoportóestoicamente.Lamiraba.NoerabellaPeggy.Jamáslosería.Teníadieciochoañosyaparentaba

veinticuatro.Supeloeranegro,sucuerpofuerteyancho,subocademasiadopequeñaylanarizafilada.NuncaseríaunachicadistinguidacomoAriadne,nisiquieracomoella.YesoeraloquePeggynoperdonaba.Quesiendoprimasfuerantandiferentesunasdeotras.

—Vendrás cansada del viaje, Peggy —intervino lady Dona—. Maika teacompañaráatualcoba.

—Gracias,tíaDona.Enrealidadsíqueestoyrendida.¿Vamos,Maika?Estaleindicóelcaminoconafabilidad.Pensaba,mientrassubíalasalfombradas

escalinatas y oyendo las frases frívolas de Peggy, que esta entorpecería susencuentros con Guy. Peggy nunca podría saber que ella y Guy… ¡Nunca podríasaberlo! De saberlo Peggy, lo sabría al instante toda la comarca, aumentado ytergiversado.

—¿Sabesquehascambiadoenestosdosaños?—dijoPeggyalllegaralaalcoba.—Noenvanopasaeltiempo.—Nomeexplicocómollevasaúncoletas.¡Esoyaestápasadodemoda!PensóenGuy.Siempre ledecía:«Note lascortesnunca.Cuandonoscasemos,

destrenzaré tu pelo y hundiré mis manos en él con deleite. Nunca te las cortes,Maika».

—Megustan—dijoindiferente.—¿Quégustosmásraros?—ymirándolaanalítica—.¿Ytambiéntegustanesos

horriblespantalones?—Soncómodos.—Peroestrafalarios.—Cadaunatienesusgustos…Peggy se sentó en el borde de la cama y suspiró, mirándola con la misma

indiferencia.—Estásguapa—rio—,perotienesaspectodeprovinciana.Asínuncagustarása

loschicos.¿Nosabesquetengounmedionovioqueesdiplomático?—Creíqueveníasdelpensionado.—Yasíes,peronoseducanparaelgranmundo.Esunpensionadoaristocrático

donde ofrecen fiestas y enseñan a las alumnas a comportarse como damas.Allí le

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conocí.Estoyindecisa.Perotalvezloacepteymecasepronto.Yatengodieciochoaños.

Hablabaaborbotones,haciendoademanesestudiadosconlasmanosymoviendolosojoscoquetamente.AMaika leprodujo risa,peronoenvidia;ycomoPeggy lonotara,esdispusoaherirla.

—NomeexplicocómotíoAlbertconsientequeRobincortejeaunaplebeya,yTed…

—Sabesmuchodelosmíos.—MelodijotíoAlbert.¿Ytú?¿Quéhacestúenunlugartanaburrido?—Nuncameaburro,Peggy—replicó serenamente,yañadióafable—:Peggy, a

lasnueveymediatocaelgongparalacomida.

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T

VII

odossehabíanretirado.EnlaregiacámaradesirAlbertCowleyysuesposa,estahablabapreocupadaysuesposo,quisieraono,teníaqueescucharla.

—Ytedigo,Al,quehayquetomarunadeterminación.—Pero…—Maikayanoesunaniña.Además,¿notehasfijadoensumirada?—Sí.Mepareciómásbonitaquenunca.—Ymásmadura.—Eslógico.Prontocumplirádieciochoaños.—Peronoeseso.—Diantre,Dona.¿Quéesentonces?—Nolosé.PresientoqueMaikapasaporunmomentocrucialensuvidaafectiva.—¿Selohaspreguntado?—Claroqueno.—Pueshazlo.Lasmadressonlasquedebenpreguntaresascosasasushijas.—Maikanoescomunicativaytalvezellamismaignoralatransformaciónquese

operaensupersona.—Puesdéjala.Nohaycosamásbonitaenlamujerquesuinocencia.—Perotenemosquecasarla.SirAlbertsesulfuró.—Dona—exclamóenojado—.¿YaempiezascomoconAriadne?Dejaalachica

enpaz.Tienetiempoparacasarse.—Cuandomueraquierodejaramishijosensuspropioshogares.—¡Ta, ta! No eres tú mujer que se muera joven. —Y galante—: Eres una

chiquilla.Dona.¿Quieresdejarmedormir,querida?—Porsupuesto.PeroanteshemosdeacordarloqueharemosconMaika.Yocreo

quesilaenviáramosaLondres…—¿Londres?¿Quieresconvertiramishijoseningleses?—Túdesciendesdeellos…—Peronací enelCanadáyesperomorir aquí;ymegustaríaquemishijosme

imitasen.—DetodosmodosuncolegiolondinenseparaMaika.—Claroqueno.Siquiereiraunpensionado,loshayestupendosenNuevaYork.—¿Y si la presentáramos en Sociedad? Podemos aprovechar que está aquí tu

sobrina.Daríamosunafiestaparapresentarlasalasdos,¿eh?—Esomeparecemejor.¿Peronopodíamoshablarmañanadeello?—Estábien,Al.Hablaremosmañana.

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Peroalamañanasiguiente,sirAlbertsepasótodoeldíaenlacapital,visitandolafábricaylosaserraderos,yladyDonanotuvotiempodeabordarle.Maika,muydemañana,salióporlapuertadeservicioysedeslizóparqueabajosinservisto.Perolaverdad es que Peggy, ya levantada, la siguió con los ojos desde el ventanal de sualcoba.Nolellamólaatención;peroelmismosuceso,observadoendíassucesivos,síselaibaallamar…

Aquellamañana,Maikacorrióbosqueadentroy llegóal lugarde la citaveinteminutos después.Allí estabaGuy, con la zamarra al hombro, dispuesto a correr altrabajo,perodecididoanomoversedeallíhastanoverla.

—Guy…LlegabajadeanteyGuyhubodetomarlaporloshombrosacercarlaasíydecirla

muybajo:—¿Quéteocurre,miamor?—Guy,almamía;hallegadomiprima.—¿Tuprima?—Sí,Peggy.¿Nuncatehablédeella?—Nohemostenidotiempodeocuparnosdenadie,exceptodenosotrosmismos

—dijoapasionado—.Nicreoqueenesteinstantehablemosdeesaprima,paraperdereltiempo.

—Nosetratadeeso,Guy.ConozcoaPeggy.—¿Peggy?—Miprima.—¡Ah!—Séquequerrá venir al bosque conmigo algunavez.Ahoramismohui por la

puertadeservicioymeescurrísinservista.Cuandovengaconella,trátamecomosinomeconocieras;esdecir,comosifuéramossimplescamaradas.

—Nopodré—gritóconfranqueza.Secolgódesucuelloybesóloslabiosmasculinos.—Tendrásquepoder—dijosobrelabocadeGuy.Yesteasintióensilencio,vencidoporelamor.

***

Tresdíasobservandolamismamaniobra.Eracuriosaenverdad.Maikaescurriéndoseporlapuertadeserviciocasialamanecer,yperdiéndoseatodocorrerporelbosque.Ycuandounahoradespuésregresaba,traíalosojosbrillantesyunrarotemblorenlaboca;yelpecholejadeaba,comosihubieravividounaintensaemoción…

Decidió que al día siguiente estaría ella en el corral. YMaika no tendríamásremedioqueadmitirsucompañía.

Alasobremesadeaquelmediodía,sirAlbert,queyaestabaaleccionadoporsuesposa,abordóeltemadeestemodo:

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—Hemosdecididoofrecerunafiesta.VendráninvitadosdeFredericton,deSaintJohn,yacudirátodaNuevaBrunswick.

—Estupendo,tíoAl—exclamóPeggy,aquienentusiasmólaidea.YcomoMaikapermanecieracalladaeindiferente,elpadrepreguntó:—¿Túquédices,hijita?Lajovenalzósedehombros.—Nomeagradanesas fiestas,papá;perocreoque,peseal ruidode lamúsica,

podrédormir.—¡No,no!—intervinoladama—.Nosetratadequepuedasdormirono,Maika.

Setratadequevistastusprimerasgalasdemujeryacudasaesafiesta.—Mamá…—LafiestaseráenhonordePeggyydeti.—Esmagnífico,Maika—exclamóPeggy—.¿Noteloparece?Maikanoleprestóatención.MirabaasuspadresypensabaenGuy.¿Quédiría

Guy?Ellabailandoconotroshombres…Apretóloslabios.—¿Estásdeacuerdo,hijita?—preguntólamadre.Lahijitahizoungestoambiguo,peronoestabadeacuerdo;maserapreciso,o

biencallar,ohablarconladecisióntomadaporsuspadres.Yprefiriócallar.Ycomoel que calla otorga, lady Dona empezó a hacer planes. Dijo que la fiesta seríaespléndida, que acudiría lomejorcito de la provincia y la capital, que lasmujeresteníanqueencontrarmaridoycasarse,pueserasuverdaderacarrera;ysibientodosla escuchaban aparentemente complacidas, en el fondo,Maika, la censuraba.Y sirAlbert estaba pensando en la Prensa que le esperaba en el salón y que estabadeseando leer. Cuando al fin calló la dama, su esposo se puso en pie y todos leimitaron.PeggyyMaikaseretiraronasusrespectivosaposentos,yaquellapusoeldespertadorparalassietemenosveintedelamañana.

CuandoMaikasepresentóenelcorral,alassieteenpuntocomotodoslosdías,dispuestaaatravesarelbosque,Peggylesalióalpasoconunasonrisa.

—Quémañana tanespléndida,chica.Unadespiertaalamanecerydeseadarunpaseo.¿Puedoacompañarte?

EllateníaquehablarleaGuydeaquellafiesta.Teníaquedecirle…—¿Nomeoyes,Maika?—¿Qué?¿Cómo?—Chica,parecesenlasnubes…—¡Oh,perdona!—¿Noibasadarunpaseo?¿Teacompaño?MaikaechóaandarmuylentamenteNocorría.Unagrancongojaestrangulabasu

pechoMaldijo a Peggy y su estúpidamanía de espiar. Pero siguió adelante. Y enmediodelasenda,conlazamarraalhombroylamiradasombría,estabaGuy.

Maika,muypálida,pasóasulado,diciendoúnicamente:—Buenosdías.

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Élcontestóentredientes.Cuandosealejaron,Peggy,quenohabíaperdidodetalledelasfurtivasmiradas,exclamó:

—¡Vayatipo!¿Quiénes?—Unleñador.Élquedirigelatala.—¡Oh!Quétipomássoberbio.Otrodíatienesquepresentármelo.No contestó.Y Peggy empezó a pensar.Y los pensamientos de Peggy no eran

nadapiadosos.Adecirverdad,Peggy,depiadosanoteníaniunasolafibraentodosuser.Regresaroncasi inmediatamente;ysibienMaika tratópor todos losmediosdedisimular su amargura, Peggy no la perdió de vista, y disimuladamente tambiénsiguiótodaslascrispacionesdesurostro.Detalmodoque,alatarde,cuandoMaikaburlando lavigilanciadesumadreseperdíaentre losespinos,ella,astutamente, lasiguió. Y lo que vieron sus ojos la regocijó de talmanera, que estuvo a punto dedelatarsupresencia.

El arrogante leñador de la zamarra de cuero estaba allí,malhumoradoy frío, yreprochabaaMaikaelhaber idoacompañada.Maikaexplicó lascausasyelbriosoleñadorterminóporadmitirlasylatomóensusbrazos.LosojosdePeggyseabrierondesmesuradamente. Aquel hombre besaba a Maika en la boca y parecía preso desúbitapasión;yloqueesmássorprendente,Maikalecorrespondía.Satisfechaconeldescubrimiento,Peggysedeslizóentrelosarbustosyregresóalpalaciodesutío.¡Loquehabíanvistosusojosyescuchadosusoídosera…sorprendente,extraordinario!

***

Eran las siete de la mañana, y Peggy salió de tras un ancho tronco y siguiócautelosamente la esbelta figura de su prima, que, a todo correr, se perdía en elbosque.

Necesitabaverlosunavezmásyoírlos, y cerciorarsedequeni susojosni susoídossehabíanequivocado.SeapostótraslosarbustoscuandoMaikasedetuvoanteelbravoleñador.

Buenmozoenverdad,peronolobastanteparatrastornaralahijamenordesirCowley.

ViocómoMaikaseapretabaenlosbrazosdeaquelmozoyledecíaestremecida:—Guy,mivida…¿SellamabaGuy?Yasabíaalgomás.—Parecesagitada,miamor…—Tengomiedo.Noséaquéniaquién.Perolotengo…Guyleacaricióelpelo.«Seamandeveras.Ysuamorespuro»,pensóPeggyconrabia.Ellajamáshabía

inspiradounamorasíylosodióalosdos,siguióescuchando.—Ayerestabatanapurada—decíaMaikaenaquelinstante—quenopudedecirte

algoquemeinquieta.

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—Dímelo,pues.—Losmíospiensandarunafiestaunodeestosdías.Mepresentaránensociedad.—¡No!—Sí,Guy,mialma.Ytendrásquepermitirmeasistir,amenosquemeexpongaa

hablardeti,yesonopuedeser.—Yasí,¿hastacuándo?—preguntóarrogante.LasmanosdeMaikasedeslizaronhaciaelrostrodeGuyyloencuadróbajoel

tibiocontactodesusdedos.—Hastaqueundía—susurróellacon trémolosen lavoz—podamoscasarnos.

Cuandoyoseamayordeedad,Guy…—¡Cuántotiempohastaentonces,Maikaquerida!—Habremosdetenerpacienciayocultarnoscomodosladrones,perotendremos

nuestropremio.AsícontinuaronhastaqueGuymiróelrelojyexclamóasustado:—Semehacetarde.EshoradellegaraltrabajoHastamañana,miamor.—Hastamañana,Guyqueridísimo.Pero las manos seguían prendidas y ni uno ni otro parecían dispuestos a

desprenderlas. De pronto Peggy vio cómo iba uno hacia los brazos del otro yempezaban a besarse con delirio. ¿Qué presentían? Era como si estuvierandespidiéndoseparasiempreyniunoniotrolosupieran.Pero,enefecto,seestabandespidiendo,yambosloignoraban.

Peggy se deslizó entre lamaleza y buscó el senderomás recto.CuandoMaikallegó a casa, ya Peggy, aparentemente indiferente, tomaba el fresco en la terraza,sentadafrenteasutíoqueleíalaPrensayfumabasuprimercigarrillomañanero.

Maikapasóasuladodandolosbuenosdías.Ibapálidaytímida,yfueaquellalaprimeravezquesirAlbertreparóensuhija.Apartóunpocoelperiódicoylasiguióconlosojoshastaquedesapareció.DeprontomiróaPeggyydijo:

—¿Quélepasaaesachiquita?¿Tehasfijado,sobrina?—Sí,tíoAlbert—asintióinocentemente.—Diantre.MeparecequetienerazónDona.AlgoleocurreaMaika.—Sehabráenamorado.—¿Dequién?—riosirAlbertcachazudo—.¿Deungañán?Maikanoalternacon

nadie.—Acasodeungañán.—¿Sí?Noloconsiderasmuyregocijante,¿sobrina?—Pues…no.—¿No?Yderepenteelcaballerosepusoserio.—¿HayalgúnchicoporNuevaBrunswickquesellameGuy?—¿Guy?—ysirAlbertfruncióelceño.—Sí,Guy.Unchicodepelocastañoyojosgrises,fulgurantes…

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—¡Diantre!—y se incorporó en la hamaca—. ¿Te refieres al nieto del ancianoRoger?

—Nosécómosellamasuabuelo.—¿YporquéloasociasaMaika?—Los he visto. Temo que ello suponga un peligro paraMaika. Creomi deber

advertirte,tíoAl.SirAlbert,que jamássehabíapreocupadodesushijos,exceptosi suesposa le

hacíapreocuparse,sesintiódeprontoresponsable,yfrunciendoelceño,añadió:—Ditodoloquesepas,Peggy.Esta,ensupapeldedelatorainocente,seagitóydijoconunhilodevoz:—No,tíoAl…Maikanomeperdonaría…—Habla,Peggy—exigiófrío—.Hasempezado.¡Termina!Confrasesentrecortadas,haciéndosesiemprelainocente,ycomosilaobligarana

hablar, locontó todo,sinomitirdetalle,perohaciendoverqueaúnquedabamuchoquedecir.SirCowley,amedidaquehablabasusobrina,seponíalívido,yfuepocoapoco levantándose de la hamaca, hasta quedar erguido con el periódico estrujadoentresusdedos.Deprontodijoconvozindiferente,alterada,ronca:

—Peggy,recuerda.Nadamehasdicho.—Sí,tíoAl…—Nohagasanadiemenciónde loqueacabasde referirme.QueDonanosepa

nada.Esto…—yerafierosuademán—bastaquelosepayo.—Maikanuncameperdonará…—Hashechoungranfavoratuprima,Peggy.Nuncaloolvidaré.—Yo…Yfingíaquelloraba.—Túeresunabuenachica,Peggy.—¿Quévasahacer,tíoAl?Elcaballerodirigiólamiradaalfondodelbosque,yexclamósordamente:—Aúnnolosé.Peroharéalgo.Algo,sí…Ydiounpasoalfrente,llamandoagritos:—Dick,Dick.Elcriadoencargadodelascaballerizas,aparecióalinstante.—Mande,excelencia.—Ensillamicaballo.¡Pronto!

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R

VIII

ogerBrowsehallabaalpiedelapuerta,sentadoenelprimerescalóntomandoel sol, cuando el potro montado por sir Cowley irrumpió ante él. Roger se

estremeció,puesporelsemblantedeljinete,comprendióquesirCowleyconocíalasrelacionesamorosasdeGuyconsuhija.

—Buenosdías,señor—dijoRoger,poniéndosepesadamenteenpie.SirCowleynorespondió.Saltóalsueloyconnerviosismoagitólafusta.—¿Dóndeestátunieto?—Enelbosque,señor.—Roger,tendrásquesalirdeaquíinmediatamente.Notoleroqueunleñador,que

hacomidomipandesdequenació,seatrevaahumillaramihija.YcomoRogerbajaralacabezasinresponder,elcaballerofríamentecontinuó:—Losientoporti.Hasnacidoenestoslugares.Tusabuelosytuspadresfueron

criadosdemicasa;perotunietohasobrepasadoloslímites,yjustoesquelopague.Noadmitocomentariossobreelparticular.Nivolveráaveramihija,nipodréispisarjamásestastierras.

—Señor…Yo…soydemasiadoviejo…—Fuistejoven—dijodespiadado—paraeducaratunieto.Eratudeberadvertirle

queenelbosquehabíaunfrutoprohibidoquejamásdebióprobar.—Señor…—¿Quéocurre,abuelo?Caballeroycriadosevolvieron.Guy,arroganteyfiero,presintióloqueocurría.

Se plantó ante los dos hombres y desafió con lamirada al padre de lamujer queamaba.

—GuyBrow—dijosirCowleyfieramente—leestoyordenandoatuabueloquesalgadeestacomarcaalinstanteytelleveconél.

Por un segundo, sir Cowley y Roger creyeron que el arrogante joven iba aestallar.Yesperabaoírunavozsuplicante;peroencontradeeso,Guy,muysereno,pasadoelprimermomentodeterriblehumillación,selimitóadecir:

—Saldrédesusbosques,peronodelacomarca.Hayotrosreyezuelosademásdeusted,sirCowley,enesteterritorio.

—¿Cómoteatreves?—Yencuantoamiabuelo,¿porqué?Hanacidoaquí,aquítieneenterradaasu

esposayasushijos.Nohayfuerzamoralqueleobligueadejarestoslugares.—Enefecto.Perohayunafuerzamaterial,GuyBrow,yesafuerzalaposeoyo.

Saldréislosdos,peronoluegonimañana.¡Enestemismoinstante!—Preparalascosas,abuelo—dijoconheladavoz.Ymirandoalaristócratacon

fríosojos,añadió—:Volveremosaencontrarnos,sirCowley.Seloaseguroausted.

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—Ojalá,porquemeseríamuygratodespreciarte.—Sepaustedquenorenuncioasuhija.Laamodeverasyalgúndía…—Novolverásaverla,GuyBrow.—Ycondesdén—:Noseréyo,sinoella,quien

tedesprecie.Aquello lastimó más a Guy que la orden de dejar el bosque. Muy pálido,

perdiendounpocosuarrogancia,susurrócomosideprontoestuvierasolo:—Ella,Maika…,nuncapodrádespreciarme.Sir Cowley comprendió que tenía quementir en bien de su hija y no dudó en

hacerlo.—Hevenidoaquíporella.Maikamelosuplicó.Comounleónseabalanzóhaciaélycogiéndoleporlassolapas,gritófueradesí,

conmásamarguraquerabia:—¡Mienteusted!¡Mientemilveces!—Tranquilízate,muchacho—dijo suavemente el caballero, comprendiendoque

había dado en el blanco—. ¿No comprendes que este cuento de hadas tenía queterminardealgúnmodo?Maikanoesunahijadelapradera.Nollevaensusvenaslasangre bravía de un leñador. Es mi hija, y si bien le gusta jugar a ser amada, nopretenderás que piense seriamente en una boda contigo. Perdónala y olvídala.Hayotrasmujeresparati.Y,porfavor,sueltamichaqueta.

Lasoltó,sí;yfueretrocediendohastaquedarpegadoalmarcodelapuerta,juntoasuabuelo.Estelepusounamanoenelhombro;peroGuy,frío,laapartóydijoconvozqueparecíaunsollozo:

—Tú lo has dicho, abuelo. Lo presentías —y desgarradoramente—: Soy unhombre.Yanosientocomounniño.Y laquería.Laquiero…Nopenséquiénera.Solopenséqueeramujer,queamaba.Ycreíquesuspromesas…

A su pesar, sir Cowley, que tenía un corazón como todo el mundo, se sintióimpresionado; pero pensó en su hija y dijo, al tiempo de saltar al potro y quedarerguidoenlasilla:

—Maikamepidióquelallevaraaunpensionado.Dijoquenoqueríahacertemásdaño,Guy.Losiento,créemequelosiento.

—¡Márchese usted!—gritó el joven con desgarrador acento—. Nos dieron decomercomosifuéramosperros.Noshostigaroncomosifuéramoscaballos.Yahoranosarrojandeaquícomogusanosinfectados.Digaasuhijaquelacreí,yqueestomeserviráparaandarmásseguroporlavida.Yañadaquenopiensosalirdelacomarca,queme encontrará aquí cuando vuelva y que regaré conmi sangre los bosques deestoslugares,perolograrésalirdeestapobreza.Dígale…

—¡Guy!…—Déjame,abuelo.Tengoquedecirle…Pero no pudiendo soportar aquel dolor por el horrible engaño sufrido, giró en

redondoyechóacorrer.

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Sir Cowley, desde su caballo, se estremeció. Fue a decir algo, pero no pudo yhostigóalpotroaltiempodemusitarmuybajo:

—Losiento,Roger…Yespoleóalcaballocomosihuyera.

***

LadyDonasehallabaenlaterrazacuandosuesposodesmontódelcaballoysubiódedosendoslasescalinatas.

—Al—exclamóladama—,estuvebuscándoteparadecirtequelasinvitaciones…—Nohabráfiesta,Dona.—¿Cómo?Sedetuvoanteellaylamiródesdesualtura.—Dona,tengoquehablarte.¿Puedesseguirmealsalón?—Mealarmas,querido.Perolesiguióapasocortoyrápido.SirCowleycerrólapuertatrasdesí,ymiró

fijamenteasuesposa.—Dona,tengoquepedirteperdón.—¿Por…?¿Peroquédices?—Tomaasiento.Donaasílohizocadavezmásdesconcertada.—Mehasplanteadomuchosproblemasconmishijos.Siemprelotoméabroma.

MehasdichoqueaMaikaleocurríaalgoyloconsideréimaginacióntuya.—¿Ybien?—Leocurrealgo,sí.—Yarenglónseguidoexplicóloquesabía,sindecirquién

selohabíadicho.Ladamalloraba,ycuandolerefirióloocurridoenelbosque,encasadeRoger,

exclamósollozante:—Hashechomuybien.¡Oh,Al!¿Quépodemoshacerconlachica?—Diosmeperdone,perotendréquementirunavezmás.Vamos,Dona,subamos

losdosalaalcobadeMaikayafirmacuantoyodiga.Soloconmentiraslograremossacarladeaquí.

Allí estaba Maika, ensayando al piano una partitura. Al ver a sus padres tansolemnes,seestremeció,peronodemostrósobresalto.

—Maika,tupadredeseahablarte.—¿Dequésetrata,papá?—Herecibidounavisita…—¿Unavisita?…—SetratadeesemuchachollamadoGuy,queviveenlacasitadelbosque.Losdosobservaronque,alfin,Maikasalíadesuindiferencia.Lavieronpalidecer

y estremecerse inexplicablemente. No preguntó a qué había venido y sir Cowley,

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muyensupapeldepapáprotector,añadió:—Parece ser que te has enamorado de él —sonrió indulgente—. Es lógico,

querida. Es un buenmozo y parece correcto; aunque, dado su proceder, hemos deadmitirqueesunaprovechado.

—Papá…estásmintiendo.Guyesuncaballero.Yenefecto,yoleamoypiensocasarmeconél.

Donadiounpasoalfrente,perolamanodesuesposoladetuvo.—Túcállate,Dona.Hazmeelfavor.—Esquenopuedotolerarquemihija…mihija…—Porfavor,Dona.Hasvenidoaquí—dijoenérgico—comosimpleespectadora.

Sinosabesmantenertuecuanimidad,teruegoquesalgas.Comprendióloquesuesposoqueríadecirysemantuvoinmóvilysilenciosa.Sir

Cowley,mirandoelrostrolívidodesuhija,observó:—Silomereciera,Maika,seríaelprimeroenaprobartumatrimonio.Alfinyal

cabo el ser humano tiene derecho a vivir su vida, no sometiéndose a reglas niexigenciassociales.

—Gracias,papá.—PeroGuyBrownosemerecetuamornilapurezadetussentimientos.—¡Noescierto,papá!—exclamódesgarradoramente.—Aunqueteduelaloes,hijita.Havenidoavendersuamor.—¡No!—Notuveinconvenienteencomprárselo,dadoqueconsuactividaddemostraba

quenomerecíamásquetudesprecioyelmío.Maikasepusoenpiedeunsaltoyexclamóenérgicamente:—TodoesotendráquedecírmeloGuy,papá.Ysimientes…—Maika—gritóladama—.Estáshablandoatupadre.—Déjala, Dona. Tiene razón. Iremos los dos al bosque, solo que, como estoy

hambriento,prefierocomerantes.—¡Hadeserahora,papá!—Lo siento, hijita. —Y se mantuvo inflexible—. Ha de ser después. Baja al

comedor.EsperoquesepasserunaCowley.Noquieroquenadienotenada.Esto…ha de quedar entre nosotros tres. Si una vez en el bosque te cercioraras de la viltraicióndetu…deGuy—rectificó—,saldremoslosdosmañanaparaNuevaYorkyquedarásinternaenuncolegio.

No respondió. Parecía que el mundo se había desplomado sobre sus hombros.¡Guy…,suGuy…!Nopodíaser.Nolocreía…

***

…Pero cuando descendió del potro y tocó a la puerta de la casita silenciosa, unacongoja horrible la invadió.Miró a su padre, que, pidiendo perdón al cielo por su

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mentira,lacontemplabadolorido,ydijomuybajo,convozestrangulada:—Nohaynadie,papá.—No,querida.Sefueron…conelproductodesumentira.—¡Oh,papá!—Ven,tellevaréenmicaballo.Ven,hijita.Sedejóllevardócilmente.Alprincipiolloraba,peropocoapocofueadquiriendo

energíaycuandoyasedivisabaelpalacio,pidióconunhilodevoz:—Quenadielosepa,papá.Nadie,ysobretodoPeggy.Esto produjo en el caballero un sobresalto. ¿Por quéPeggy?Se lo había dicho

ella…¿SeríaPeggyunserinnoble?Desechó esta idea al instante. Tenía aMaika perdida, y si la había recuperado

había sido gracias a la indiscreción de Peggy. ¿Una indiscreción intencionada? ¿Yquémásdaba?

Aquellanoche,sirCowleyanunciólamarchadeMaika,ysibienalprincipioseextrañaron,prontocomprendieronqueeragustodeMaika,pueslamáscaradelrostrodeestasonreíaindiferente.

A lamañana siguiente,muy temprano, sir Cowley y su hijamenor tomaron elavión.

CuandosedespedíadePeggy,estaledijomelosamente:—Nos encontraremos en Nueva York. Supongo que te enviarán al mismo

pensionado.Nocontestó.CuandollegóaNuevaYork,dijoasupadre:—Llévameauncolegiodondenohayaningunaconocida…—EldePeggy…—¡No!—Pero…—No,papá.SirCowleyaccedió.Cuandosedespidióleella,laabrazómuyfuerteydijobajo:—Perdóname.Nosésitehiceunbienounmal.Lahijanuncacomprendióelsignificadodeaquellaspalabras.

***

Unañodespuéssupoquesupadrehabíamuertodeunaccidenteenunacacería.NosetrasladóaNuevaBrunswick.Rezóporélylloródíasysemanas.AlañosiguienteRobin se presentó inopinadamente en el pensionado. Llevaba unamala noticia: sumadre había muerto de un colapso. Lloró inconsolablemente, pero tampoco setrasladó a Nueva Brunswick. Y allí, en años sucesivos (cinco en total) supo queAriadnesehabíacasadoyqueRobinseguíasolteroenlacasasolariega.QuePeggyhabíainstaladoensucasadeNuevaBrunswickycontinuabasoltera,peroqueestabaprometidaopróximaaestarlo.

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Supotambiénquesupadre,antesdemorirhabíaordenadoqueseconstruyeraenNueva Brunswick una casa para cada uno de sus hijos; y cuando la suya estuvoterminada,decidiódejarelpensionado.

Habían transcurrido cinco largos años desde que llegara a él, y jamás nadiemencionóaGuyensupresencia.

Ibaaempezarunanuevavidaparaella.Teníaveintidósaños,yeraunabelleza.Unabellezafríaeindiferente,quellevabaenelrostroyenelcorazónunamáscaradegruesoespesor.

Peroestonadielosabía,exceptoella.

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–Q

IX

uémilagro,Robin.Tedejasver tanpoco…Pasa,pasa.Tedno tardará enllegar.¿FuisteaveraMaika?

—Deallívengo.—Yofuiporlamañana.FuimosTeddyyyodandounpaseo,yluegofueTeda

buscarnosconelauto.Estámuyguapa,¿verdad?—Ciertamente.Entraronlosdosenlasalitadelaplantabaja.Ariadne,consuesposoysuhijo,

ocupaba un hermoso palacete en el corazón del valle. Vivían en Nueva York, yacudían a Nueva Brunswick durante las estaciones estivales. Ted se dedicaba a ladiplomaciaygustabadepasartemporadasenaquelvalletranquilo,dondenoexistíaetiquetaalguna.

—Siéntate,Robin.¿SabesquéhablábamosTedyyoestamañana,deregresodelacasadeMaika?Puesquedebíascambiardeestado.MuchasvecespiensoenBessieBurch.¿Porquénotecasasteconella?

—Soncosaspasadasdemoda,Ariadne—rioRobin,suspicaz—.Bessiesecasóyesfeliz.

—Ytúmariposeandoporahí,volviendolocasalaschicasdenuestrasociedadyescurriéndote como una anguila. Pues ya tienes tus añitos, Robin. Y una posiciónbrillante.Además,¿cómopuedesresistiraquellasoledad?Yonopodríavivirenaquelpalacio llenoderecuerdos.Cómocambia lavida,¿verdad?Encincoaños…,¡cuándistintoestodo!

—Prefieronorecordar.—Debiste convencer a Maika para que viviera contigo. Cierto que posee una

hermosacasaenellugarmásbonitodelvalle;perounachicajoven,solteraysola…Enfin;yofuiaverlaestamañanaylepropusequevinieraavivirconnosotros.Dijoquepreferíavivirallíconlaservidumbre.¿Nolaencuentrasmuydistinta?

Como siempre, Ariadne lo hablaba todo ella, y Robin—resignadamente— laescuchaba.CuandoAriadnehizounalto,aprovechóparadecir:

—Vengoaparticiparos,Ariadne,quehiceunbuennegocio.Nuestropadreensutestamento,comoyasabes,dejódichoquevelarapor los interesesde todos.Así lovengohaciendodesdequefallecióél.

Ariadne,consuvolubilidadhabitual,exclamófeliz:—Puesnosvienemuybien,Robin.Ted tiene todoelcapital invertidoennosé

quénegocios,ylosdividendosserepartenafindeaño.Susueldoesespléndido,peroelplandevidaque llevamosenNuevaYorknosconsumehastaelúltimocentavo.Graciasaloquetúnosmandasdevezencuando…

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—Tedaréuncheque—ysacóeltalonario—.MañanavendréparaqueTedreviseloscontratosdeventa.Hevendidolamaderadeunbosqueaunprecioestupendo.

—Magnífico,Robin.Losbosquesproducenriquezaextraordinaria.Robinhizoungestoambiguoycomentó:—También aMaika le entregué su parte y le pregunté si deseaba que siguiera

representándola.—Supongoqueaccedería.—Pueses loquemedesconcertó.Dijoquepreferíaadministrarellasuspropios

bienes.—¿Cómo?—Esohadicho.—Quéextraño…—Meindicó,muyreiteradamente,quenoeraporquedudasedemí.Yañadióque

nopensabavendermásmaderadelosbosquesquelepertenecían.Ylolamentableesque en el lote de bosques que le correspondió, está la mejor madera y loscompradores se la disputan. —Y pensativamente añadió—: No lo comprendo,Ariadne.

—¿Quéesloquenocomprendes?—Cuando ayerme llamó por teléfono para advertirme su llegada, parecía una

personafeliz.Ycuandoestamañanalaabracé,siguiópareciéndomelo.Perocuandoentré en el terreno comercial y le entregué el cheque, cambió por completo. Fuecuandomedijoquevenderíaellapersonalmentelamaderadesusbosques.

—Maikasiemprefuemuysusceptible.¿Habrásdichoalgoquelamolestó?—Esovinepensando.Noencuentronadaquehayapodidomolestarla.Quisiera

que tú indagaras. Además tenía medio contratada la madera del bosque oeste. Suproducto nos pertenece a los tres, pero sin el consentimiento deMaika, no puedevenderse.

—Unaverdaderacontrariedad;porque lamaderade losbosques,despuésdeunciertotiempo,noharámásqueperder.¿Selohasdichoasí?

—Ciertamente.Contestóquepensaríaenello.Peroamímeparecequelotienebienpensado.Novenderá.

—Yoiréaverlaylehablarédeello.—Hazlo con cautela. Maika no es de las que admiten imposiciones. No es

tampoco que yo necesite el dinero. De eso estoy sobrado…Pero el negocio es elnegocio,ydipalabradevenderaGuyBrow.

—¿Por qué no le explicas a Guy lo que ocurre y que vaya él a ver aMaika?Tengoentendidoquehacecincoañoseranbuenosamigos.

—Tienes razón. Puede ser que lo haga. Espero que, de vender,Maika lo hagamejoraunantiguoamigoqueaundesconocido.YGuyeshoyelquemejorpaga,yademásnosuneaélunabuenaamistad.

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—Parecementira,¿eh?—rioAriadneconvozdemujerfrívola—.Queunsimpleleñadorhaya llegado,en tancortoespaciode tiempo;a lacumbrede losnegocios.SegúnmeexplicóTed,dominatodoslosbosquesdeNuevaBrunswick;yloqueesmejor,losdeFredericton,queaúnsonmásimportantes.

—El hombre vale. Cuando dejó nuestros bosques se asoció a los Burch —ypensativo—. Fue entonces cuando papá… que tan indiferente se había mostradosiempre, seopuso terminantementeamis relacionesconBessie.Nuncameexplicólascausas.

—Mamálohabríaconvencido…—Sí,talvez.—Pero túnoamabas aBessie;porquedehaberlohecho, tehabrías casadocon

ellaporencimadelaopinióndenuestrospadres.—Creo que tienes razón—se puso en pie—.Memarcho,Ariadne. Tengo que

asistiraunafiestaquedaPeggyestanoche.—Esverdad.Nolahevistoaún.¿Cómoestá?—Noesbella,perotienemuchapersonalidadygustaaloshombres.—Perosiguesoltera—rioAriadneburlonamente.—Nocreas.SedicequeellayGuy…—¿Sí?—seentusiasmó—.¿Quésedice?—Al menos simpatizan. Parece ser que a Peggy le gusta Guy, a este no le

desagradan las atenciones de que Peggy le hace objeto. Bueno, Ariadne. No teolvidesdesonsacaraMaika.

—Teloprometo.

***

Tenía una oficina regia, digna de un potentado, en el mismo corazón de NuevaBrunswick. Varios empleados trabajaban para él. Tenía dos secretariasmonísimas,conlascualesGuy,alozorro,pasabamomentosdeliciosos.Ungerente,unabogadoyunadministrador,ademásdelcajerocorrespondiente.LoshombresdenegociosmásimportantesdeNuevaBrunswick,FrederictonySaintJohn,lebuscabancomoasesor.Y pese a su juventud, dominaba los negocios conmaestría inigualable.Contratabatodoslosbosquesdelaprovincia,asícomolosdelacapital,yadquiríasusmaderas,queluegovendíaalosaserraderosyfábricasparticulares.Deestemodo,empezandocon unos pocos dólares, había llegado a reunir un capital extraordinario, y nadieparecíarecordarquecincoañosanteseraunsimpleleñador.Teníaaccesoatodaslasmansiones,asistíaafiestassociales,ynadiehubieradudadoenadmitirloensuhogarcomoyerno,sobrinoonieto.ClaroqueGuyBrownoparecíadispuestoacambiardeestado.Era,oteníafamadeserlo,unescépticodesdeñoso.Muyricoymuyfrío,noparecía creer en el amorni en ladevociónde lasmujeres, pero le era fácil dejarse

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querer, como le ocurría con la millonaria Peggy Cowley, en cuya principescaresidenciapasabamuybuenosratos.

Aquella mañana se hallaba tras la mesa de su oficina seleccionando algunosdocumentos,cuandoseabriólapuertayaparecióeljovensirCowley,oseaRobin.

—¡Ah,erestú!Pasa,Roby.Estepasó,cerró trasdesíysedejócaerpesadamenteenunabutacafrentea la

mesadelmaderero.—Haceuncalorinsoportable—exclamó—yaquídagustoestar.—Son los ventiladores —rio Guy flemático—. Dentro de un año tendré aire

acondicionado.—Ypasadosunospocosmás—ironizóRobin—seráseldueñodeestacomarca.—Nolocreas.Hanpasadolosbuenostiempos.Hoytenemoselplástico,quese

imponecadadíamás.Lamaderapierdeinterés.—Apropósitodemadera.Teníamosuncontratoamedias.—Depalabra,nadamás.—¿Esquenoteinteresa?—Naturalmente.—Puesaesovengo.MihermanaMaikahallegadoayer.Ypareceserquenoes

partidariadevender.NonotóelcambiooperadoenGuy.Maslociertoesqueelsemblantedelleñador

tuvo una dura crispación. No obstante, su voz sonó como siempre, indiferente yligeramenteirónica.

—¿Quécausasaduce?—Nomelasdijo.Yocreoquedebesiraverla.Habéissidobuenosamigos…—Nocreoquetuhermanamerecuerde;perosí,notengoinconveniente.Iréesta

tarde.Alfinyalcabo,yosoyuncompradoryellaeslibredevenderono.—Esquetemoquevendaaotro.Fuesiempremuyparticular.—Bueno,sealoquesea,ellamelodirá.Robinsepusoenpie.—¿Irásentonces?—Naturalmente.¿Vivecontigo?Adecirverdad,nosabíaquehabíavuelto.—Vivesola,enlacasaqueseedificóalotroladodelacolina.—¿Sola?—Sola, sí.Maika siempreprefirió la soledad.Bueno,Guy,volverémañanapor

aquí.Prefieroqueesoloarreglestúpersonalmenteconella.—Notepreocupes.CuandolapuertasecerrótrasRobin,GuyBrowsequitólamáscarayapretólos

labiosconaquelademánvoluntariosoquesiemprelecaracterizó.¡Maika, la únicamujer que amó, a la que trató de olvidar y no pudo! ¡Maika,

Maika!

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***

Ladoncellaanunció:—Unaseñoritadeseaverla.—¿Notehadichosunombre?—MissPeggy,creoquefueloquedijo,señoritaMaika.¡Peggy!Aúnseguíaporallí.Ladetestaba.Nuncapodríadecirlascausas,maslo

cierto es que la odiaba como jamás había odiado a nadie. Era como unpresentimiento,comosiunafuerzainteriorencendieraaquelodioensupecho,aunencontradesuvoluntad.

—Hazlapasaraquí—ordenó.Segundosdespués,PeggyCowleyaparecíaenlacoquetonasalitahaciendoruido,

tancorpulentacomosiempre,tanfrívola,tansana,tanexageradamentemadura.JuntoalaserenamajestaddeMaika,parecíaPeggyunaverdulera;y,conrabia, lamismaPeggysediocuentadeello,yaúnodiómásasuprima.

Pero las frases, atropelladas y volubles, denotaban lo contrario, si bien noconvencieronaMaika,quelarecibióconsuseriedadhabitual.

—QueridaMaika.Mipequeñaprima.¡Cuántosañossinverte!Diosmío,cuandomeenteréquehabíasregresadoyte instalabassolaenlacasadelacolina,sentíunalegrón…Querida,¿cómoestás?

Laabrazaba.Maikarecibiósusbesosindiferenteylainvitóasentarse.Peggyasílohizo,cruzandounapiernasobreotrayencendiendouncigarrillo.

—Cuántome satisface verte,Maika. ¡Siempre te he querido tanto!, ¡quéguapaestás!Qué requeteguapa, querida. ¡Oh!, perdona. Te estoy aturdiendo.Aún no hasdichonada.

—Nomeaturdes,Peggy.Puedescontinuarhablando.Meentretienes.Peggysabíalapocasimpatíaqueinspirabaasuprima,peronosedioporaludida.

Soltóunaalegrecarcajadayexclamó:—Soyunacalamidadhablando.Hasdeperdonarme.¿Quétalelpensionado?—Comotodos.—Sepasabienenesoslugares,¿verdad?—¡Bah!—Claroquecuandosellegaaciertaedadsecansaunadeladisciplina.Almenos

amímeocurrióeso.¿Notienesnovio?—No.Esperabaquelapreguntaselahicieraaella;peroMaikanolohizo,yentonces

Peggysedispusoadarleeltirodegracia.Conunaradiantesonrisaexclamó:—Yoempiezoaenamorarmeahora.Almenosesocreo.¿Sabesquiénesél?Lo

conoces.Claroquehapasadotantotiempoydistesiempretanpocaimportanciaalossubordinadosdetupadre…Perolostiemposcambian—rioalegremente,sindejarde

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observarcadamúsculofacialdeMaika—.Alguienesunseranónimoduranteañosydeprontoseconvierteenunhombreimportante.—Volvióareír.Surisalahacíamásvulgar aún, pero Maika, aparentemente cortés, la escuchaba—. Él me pretende,¿sabes?Peroyonoestoydecidida.Noporsupasado,claro,pueshoyendíaesonotiene ninguna importancia. Es porque no sé si verdaderamente le amo. Se trata deGuyBrow.

Envanoesperóunacrispación,ungesto,unestremecimiento.Maikasemantuvoserenayselimitóadecir:

—Buenchico,Guy.—¿Verdad?—Almenoscuandoyoleconocíloera.¿Losabíaya?Imposiblequelehubieraamadotantocomoellamismacomprobó,

ysemantuvieratanserenaantelainesperadanoticia.—Ahora tienemuchodinero.Sededicóa lacontratademadera.Domina todos

los bosques de la provincia.Así hicieron el dinero losBurch, y estos le ayudaroncuandodecidióemanciparse.Hoytieneaccesoa todosloshogaresimportantes.Eraungranmozo,¿teacuerdas?

—Apenas—dijoserenamente—.Adecirverdadhapasadotantotiempo…¿Quéhasidodesuabuelo?

—Muyviejo,peroaúnvive.SealegródeverasdequevivieraRoger.¡Roger! Un hombre bueno en verdad. Le gustaría verlo. Pero no dijo nada al

respecto.Peggysepusoenpie.—Tengo una cita conGuy en la cafeteríaExcelsior.No puedo detenermemás,

querida.Otrodíavendréamerendarcontigo.La acompañó hasta la terraza. La vio subir al elegante automóvil y ponerlo en

marcha.Entonces,sí;entoncessequitóaquellacaretaquecubríasusfacciones,yconbrusquedadseocultóenlacasaysedirigióasuhabitación.

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o esperaba aquella visita. Enmodo alguno la esperaba, dadas las cosas queocurrieron cinco años antes. Pero puesto que la doncella pronunciaba el

nombredeGuyBrow,nocabíadudaalguna.—Páseloalsalónyadviértalequebajoalinstante.Se cerró la puerta y ella, lentamente, se aproximó al espejo. Se miró con

detenimiento.Todaellatemblaba,comosiGuylaestuvierabesandoporprimeravez.Era…comouncastigo,unadesgracia,un lamentoquesofocóensupechodurantecinco largos años. Era como si el amor que profesó a Guy tuviera raíces hondas,inarrancables.

Comprendióqueloamabacomoelprimerdíaoquizámás,puescuandoestuvoasu lado era una niña y desconocía las honduras del amor. Lo vivía con dulceinocencia.Ahorano:eraunamujer,ysabíadefinirsuspasiones;yGuyparaella,fue,erayseríalaúnicapasióndesuexistencia.PeroeratodavíaunaCowleyysuorgulloseremontabaporencimadelamor,yrazonaba.

Habíavendidosucariño,por tanto,solocabíadespreciarlo,yenelfondodesuser,aúnporencimadelamorqueleinspiraba,lodespreciabaprofundamente.

Analizó ante el espejo cada una de sus facciones. Sabía, porque eso lo sabíacualquiermujer,queestabainfinitamentemásbella.Yanoeraunaniña;eralamujer,y esta mujer poseía y mostraba una serenidad mayestática. Una personalidadinconmesurablequeseapreciabanadamásmirarla.Vestíaunsencillo trajedecallequemodelabasuscaderasredondasysubustotúrgido,perfecto.Aúnllevabaelrubioybrillantepelotrenzadoenunasolacoletayrodeandocomounaaureolasucabeza;yesto,lejosderestarlepersonalidad,selaaumentaba.Calzabaaltoszapatosylasfinasyaristocráticasmanos, rematadasenunasuñasperfectas,pintadasen lacaclara, semovían con soltura. Era, por decirlo con claridad y precisión, una bella mujer dedistinción inigualable. De la niña que Guy amó solo quedaba una pequeñareminiscenciadentrodelpecho,tansutilqueapenassiseapreciaba.Porquehastalosazulesojosteníanotraexpresióndistinta.

Descendió sin prisas, pero al empujar la puerta del salón, lamáscara cubría denuevosubellorostro.Guyestabadeespaldas.Vestíatrajedeveranocoloravellana,muyclaro,ycalzabazapatosmuybrillantes,decolornegro.Peinabaelcabellohaciaatrás,ydeaqueljovenleñadorsoloquedabaelnombreyloscentelleantesojos,que,alvolverseymirarla,tuvieronunbrillocegador.

—Hola,Guy—dijoellaantesdequeélpudierahablar,ycomosilohubiesevistoeldíaanterior.

Al pronto, Guy no dijo nada. La miraba y parecía ansioso de saciarse en sucontemplación.Despuésseserenóyseacercóaellaconlamanoextendida.

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—Mesatisfaceverte,Maika.—Igualmeocurreamí.Eran dos farsantes; pero hacían bien la comedia, y nadie, excepto ellos por

separado,hubieravistounaficciónensusfrasesyademanes.—Tomaasiento,Guy.—¿No…medaslamano?—¡Oh!Perdona.Claroquesí.Se la estrechó con fuerza. Hubo un parpadeo en los ojos de ambos. Aquel

contactocuántosrecuerdosdespertaba…Ycomosipretendieranalejarlos,lasmanossesepararonconpresteza;yGuy tomóasiento frenteaella,que,concalmaymuyserenamente,tambiénsesentaba.

—Meagradasaludarte,Maika—dijoconaquellavozpersonal,unpocobronca,que tantas veces escuchó y tan encontrados sentimientos despertaba en la joven,aunque aparentemente no lo pareciera—. Pero no me hubiera atrevido a venir ainterrumpirtusoledad,sinofueraunhombredenegocios.

—Loqueindica—apuntóellamordaz—queteempujauninteréscomercial.—Asíes,enefecto.—Dime,pues.—Se trata de las maderas de vuestros bosques. Como sabrás por Robin, me

dedicoalacontratadepinares.—Loséportunovia.—¿Mi…?—Peggy.—¡Oh!—yseechóareírcondesenfado,sinafirmarninegar—.Porquienquiera

quelosepas—añadió,dejandodereír—eslaverdad.Desdehacevariosañosvengonegociandocontuhermano.Soistresherederos.Hastalafechanotehasopuestoalaventa.Robinteenviabaloscontratosalpensionadoytúfirmabas.Peropareceserqueahorateniegas.

—Acabodellegarynoestoyaúnparanegocios.—Detodosmodos…—Lopensaré,Guy.HaymáscompradoresenNuevaBrunswickynoentiendode

favoritismos.Encuestionesdenegociollevoenmílavenacomercialdepapá.Robinesmásindiferente.Seráqueesmásricoqueyo.

—Noteconocíaeneseplandeespeculadora.—Creo—repusofría—quenomehasconocidoenningúnaspecto.—Ciertamente —asintió cortante—. No te conozco. Creí conocerte, pero eso

ocurre con frecuencia.Crees conocer a una persona y resulta que, en unmomentodado,compruebasqueestabasequivocado.

—Yesoteocurrióconmigo.—Exactamente.—Igualdigo.

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Guysepusoenpie.—¿Volveré?—preguntódemodoindefinible.—Noantesdehabertratadoyoconotroscompradores.Éllamirófijamenteydepronto,girandoenredondoyalejándosehacialapuerta,

exclamó:—Cadaveztedesconozcomás.¡Cuántohascambiado!Ellaloacompañóalapuerta,peronolepreguntóporquéledecíaaquellafrase.Cuandoleviosubirasulujosoautomóvil,pególafrentealcristaldelaventanay

apretólospuños.¡CuántohubieradadoellaenaquelinstanteporqueGuyBrownodijeranadaasu

corazón!.Perodecía,¡oh,sí!,decíamásquenunca…

***

NoseextrañódeveraAriadneensucasa.PerosíleextrañóqueAriadneabordara,sin gota de diplomacia, el asunto negocios; ella, tan indiferente siempre a talesasuntos.

—HavenidoGuy,¿verdad?—Havenido.—¿Darástufirmaparalaventadelamaderadeesepinar?—Siéntate,Ari.Supongoquemerendarásconmigo.—Tedmeesperaenunacafetería.¿Esque túnopiensassalirnunca?Hayunas

fiestas sociales enNuevaBrunswickmagníficas.No creo que te conviertas en unaermitaña…

—¿Notesientas?—¡Oh,claro!Tienesunacasamuyacogedora.Perovivirtansola…¿Noestarías

mejorconRobinoconmigo?Sesentabaalhacerlapregunta.MaikapensóqueAriadnesiempreseríalamisma.

Saltaba de un tema a otro con frívola volubilidad, lo cual no le daba personalidadalguna.PeroAriadnelapersonalidadsiemprelaconsideróalgoasícomounmito.

—Pues sí —prosiguió sin que Maika, sentada frente a ella, se molestara enresponder—.Esunatonteríaquevivassola.

—Novivosola.Tengoalaservidumbre,quemeesfielycasimevieronnacer.—¡Oh, oh! Esmuy distinto.Nosotros alternamosmucho enNuevaYork y allí

podíascasarteconunhombreespléndido.—Notengoaspiracionesalmatrimonio,Ari,porahora.—¿Y a cuándo esperas? Peggy está loca por casarse. ¿No sabes que lucha por

conquistaraGuyBrow?—seechóareírindiferente—.HaceunosañosGuyeraunleñador;peroahoraesalparecerunbuenpartido,aPeggy(comotienetantodinero),deseacomprarunmaridoguapo.

—TalvezGuysevenda—dijodesdeñosa—.Meparecequeesdeesos.

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Ariadnelamiróboquiabierta.—¿GuyBrowdelosquesevenden,Maika?¡Nilopienses!Esdemasiadovaronil

esehombre,ytienedemasiadadignidad.—Porlovistoleconocesmucho.—Puesclaroquesí.¿QuiénnoconoceaGuyBrow?Alternacontodosnosotros.

Esunhombreexcelente.Escierto,Maika,¿porquénoquieresautorizamosalaventadelamadera?

—Nocreí—ironizó—queestuvierastanfaltadedinero.Ariadneseruborizó.—Bueno,loquesedicenecesitada,noestoy.Peroyasabes.Nosomostanricos

comotú.Mientrastúestuvisteenelpensionado,tucapitalaumentaba;ynosotros,encambio,lofuimosgastando.Alternamosmucho,yelsueldodeTednoesmilagroso.Ymissuegrosnosueltanprendamientrasnomueran…

—Losientoporti,Ari.Siquierestehagounpréstamo.—No,no.Tedsepondríafurioso.TambiénRobinmeloofreció,peronopuedo

aceptar.Encambiosifirmaraselcontrato…—Nopiensohacerlo.Almenos,antesdeconocerlaofertadeotrocomprador.—PerosisiemprelevendimosaGuy—seextrañó.—¿Tambiénenvidadepapá?Ariadnesequedóunpocoperplejayexclamó:—No,no.PapánopodíaveraGuy.—Yencambio,Robin,porloqueobservo,essumejoramigo…—Papáteníamuchosprejuicios…—¡Ariadne!—Bueno,yaséqueadmirastemuchoapapá.Yotambién,perohayquereconocer

quenosdejódemasiadoatadosunosaotros.—Esodemuestrasu inteligencia.Papápresentía loque ibaaocurrir.Ydeseaba

sabernosunidos.Aúndespuésdemuerto,unidos…Ariadnesealzódehombros.—Entonces,¿novasafirmar?—Porahorano.Precisamenteesperolavisitadeuncontratistademaderas.Viene

deFredericton,soloaverme.—RobinseenfadaráyGuynoteloperdonaráenlavida.—Haycosaspeoresqueunatampocoperdonaría…Nodijoqué,niAriadne,tandespistadacomosiempre,selopreguntó.

***

—Estoy invitado a una fiesta esta noche en casa de Peggy. Supongo que tambiénhabrásrecibidolainvitación.¿Voyabuscarte?

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Tenía el receptor junto al oído y la cartulina en la mano libre. La leía pormilésimavez.

—Sí,Robin.Pasaarecogerme.—Teagradarálavelada.LasfiestasqueofrecePeggysonunderrochederiqueza

yelegancia.—¿Cómo…,ella?Robin,atravésdelaparatotelefónico,seechóareír.—Muchomás.—Entonces,talvezmeagraden.—Alasonceestaréahí.—Hastalasonce,pues.Eran lasonce,yRobin laesperabaen la salitade laplantabaja.Alverlaenel

umbral,quedóadmirado.—Maika…—susurró—.¡Estásguapísima!—¿Vamos?—Seráslamujermáshermosadelafiesta.Peggytendráquesentircelos.Nocontestó.PeroyaenelinteriordelautodeRobin,Maikaexclamó:—¿Esquetútambiénconoceselflacodenuestraprima?—Querida Maika, Peggy sufre una enfermedad que nadie en la comarca

desconoce.—¿También…GuyBrow?—¡Ah,élnosé!—Peggy tienemucho dinero—apuntómordaz—y aGuyBrow le gusta el vil

metal.Robinchupóelcigarrilloconfuerza.Parecíapensativo.Deprontorespondió:—CreoquejuzgasaGuydemasiadoseveramente.Noesambicioso.¿Porquéle

odias?—¿Odiarle?Seríadarledemasiada importancia.Yno la tiene—yconaspereza

queextrañóaRobin,puesconocíalabondadeindulgenciadesuhermanaparaconelprójimo—:Noolvidoquefueunleñador.Unodenuestrosmáspobresleñadores.

—Maika…¡Túhablandoasí!—¿Acasonoescierto?—Loes;perolostiemposenqueladiferenciadeclaseserainflexible,hanpasado

yaa lahistoria.Hoydía, teniendodinero,yase tienedon.Unsir sindinero, esuninstrumentoinservible.

—Paramí,no.—¡Cuántohascambiado!¿Sabesqueteparecesmuchoamamá?—Mejorparamí.Llegaron ante el magnífico palacio de Peggy. El vehículo se detuvo ante la

escalinata principal, y descendieron uno por cada portezuela. Había muchos otros

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cochesalineadosa lo largodelparque.Robin tomóasuhermanaporelbrazoy ledijo:

—Maika, estoy segurodequeestanochevasadeslumbraramisamigos.Si tedecidesporalguno,adviértemelo.Tedaréinformesdelafortunado…

—Nopiensoenelmatrimonioporahora,Roby.Peggy les salió al encuentro y la sonrisa que asomaba a sus labios en aquel

instante se cortó bruscamente. Maika era muy bella y ella lo sabía; pero jamásimaginóquellegaraaeclipsaratodaslasinvitabasdesusexo.

—QueridaMaika, querido Robin…—exclamó con excesiva dulzura—. Pasad,pasad… —y más suavemente aún—: Maika, querida prima, esta noche estádeslumbrante.Yhastatefavoreceesamuecadeamarguraquesemarcaentuslabios.

Robineraatraídoporungrupodechicas,yMaikamiróaPeggyburlonamente.—Me siento tan feliz, Peggy—dijo gentilmente—, que sin duda confundes la

expresióndemislabios.Peggyhizocomoquenooíaydijoalegremente:—¿HassaludadoaGuy?Ahíviene…Guy estaba ante ellas.Miraba aMaika, y esta sintió como siGuy la estuviera

besandocincoañosantes.

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–¿R ecuerdasaGuy?—preguntóPeggyconsuaveacento.Apretóalexleñadorporelbrazoconsusdosmanos—.Enciertaocasión,haceyacincoaños,

loencontramosenunodenuestrospaseosporelbosque…—MiróaGuy,quesonreíacontemplándolasa lasdosdemodoindefinible,ysonrióleamorosamente—.Nuncasemeolvidará.Llevaba lazamarraalhombroy su rostrobruñidoparecíaeldeungladiador.¿Lorecuerdas,Maika,queridaprima?

«Laqueridaprima»noseinmutó.DiríasequeGuyeraparaellaundesconocido.Conindiferenciadijo:

—Tengopocamemoria,Peggy—ysonriendosutilmenteañadió—:Habíatantosleñadores en nuestros bosques, que nunca reparé en unodeterminado.Convuestropermiso,voyasaludarasirWhiteyaladyLeila.

Ytrasunaleveinclinacióndecabezasealejó,seguidaporlosentornadosojosdeGuyylamiradarencorosadePeggy.

—Guy—susurróPeggy,apretando insistentementeelbrazodel jovenmaderero—.Esmuysoberbia,¿verdad?

Guy no respondió. Continuaba mirando a Maika, quien esbelta, hermosa, conaquellastrenzasrodeandosucabezacomounaaureola,vestidadeblanco,descotadaycasiincitante,erarodeadaporungrupodehombres.

—LosCowleysiemprefueronasí—continuóPeggy,cadavezmásnerviosa,puesnolograbaatraerlaatencióndelsilenciosoGuy.

Entonceséllamiróydijoconaspereza,aquellaasperezaqueatraíaaPeggy,yalavezprovocabaenellaunasordairritación:

—TúeresunaCowley.—¡Oh! Es muy distinto. Yo he recibido una educación más liberal. Ellos

estuvieron siempre sometidos a losprejuiciosde ladyDona.Y sirCowley, aunqueparecíaun indiferente,a lahoradepensarensuraza,noperdíaunápicede loqueconsiderabasusderechos.Ylosderechosdemitíoeran,sinduda,muyelevados.—Ytrasrápidatransición—:Teinvitoaserelanfitrión.Solamedesconcierto…

—Losiento,Peggy.Peroreconocerásqueunexleñadornopuedeserelanfitriónenunsalónelegante.

—Guy…—Lo siento, querida. Ante tus elegantes amigos, hubiera resultado de una

ignoranciaygraciaimperdonables.—Admirotugracia,Guy.—Eres…muyindulgente.—Ymuybajo,comosinoquisierallamarlaatención

—:Lleganmásinvitados.Tendrásquerecibirles.Setratade tuprimaAriadneysuesposoTed.

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Peggy, a regañadientes, hubo de salir al encuentro de los invitados, y Guyaprovechó para dar una vuelta por el salón. Saludaba aquí y allá con una sonrisasiempre indefinible.Noeraunaristócrata,porsupuesto,peroenelconceptode lasjóvenes casaderas, e incluso de los papás deseosos de colocar a sus hijas, era unhombre excepcional. Vestía de etiqueta y sabía llevar la ropa con arrogancia ynaturalidad.Nohabía enélniunátomodevulgaridad.Diríasequehabíanacidoycrecidoenaquelambiente.

Un grupo de caballeros lo detuvo y le hicieron algunas preguntas, a las cualesGuy contestó con gentil desenvoltura. Después se quedó solo junto a un ventanalabiertoycontemplabaelsalónconlospárpadosunpocoentornados.

NolejosdeélsehallabaMaika.UnaMaikaextraordinariamentebella,desonrisagentil,desenvuelta, fría, indiferente…Distinguidacomoninguna.Maika…Aquellachiquilla que, entre las lomas, él tomaba en sus brazos y besaba hasta quedar sinrespiración. AquellaMaika frágil, apasionada, que aprendió a besar en su boca ytemblabacomounacriaturabajoelardorapasionadodesuscaricias.Yeraaquellamismamujer.Aquellamujerquelomirabaindiferente,queparecíatanlejanacomounaestatua.

AquellaMaika que se había burlado de su amor y por quien los arrojaron delbosquecomosifueranperrossarnososynosereshumanosvulnerablesaldolorylahumillación. Y él, iluso, estúpido, seguía amándola. ¿Cómo antes? ¡Oh, no!Infinitamentemás,porquelaniñaeramujeryéleraunhombreyademásdeamarlaconternura, ladeseabacon intensidad.YcadamovimientodeMaika,cadasonrisa,cadagesto,eranparaélcomopuñaladasquelehacíanundañoinsufrible.

Enaquelinstante,Maikaofrecíabailesylosapuntabaenundiminutocarnetdetapasdenácar.

Nolodudóuninstante.Necesitababailarconella,apretarlaensusbrazos,sentirensucuerpoel tibiocalordeaquelcuerpoqueenotraocasión temblara juntoasí.Era este deseo superior a su razonamiento, y dando unos pasos al frente, se situójuntoaaquelgrupodehombresquerodeabanaMaika.

—Maika—dijoinclinándosegalanteanteella—.Porfavor,resérvameunbaile.Ella se volvió como si la impulsara un resorte y quedó Guy con los ojos

entornados. ¡Quéojosaquellos! ¡Quéazules,qué límpidos! ¡Y,noobstante,habíansidoengañososparaél!

—Losiento,místerBrow,nomequedaninguno.Fuecomounbofetada recibidaenplenacara.Era laprimeravez,desdequese

convirtióenasiduoinvitadodelagentedebien,queunamujerlodespreciabadelantedeotroshombres.Estuvoapuntodeasirlaporelbrazoyllevarlaalafuerza,peroseimpusosueducación.

Unasuavesonrisadistendiósubocaydijolentamente:—Disculpamiintromisión.

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Yvolviendo la espalda se perdió entre los invitados.Maika sintió que ardía sucara y un temblor convulso agitó sus piernas; pero, aparentemente, se mostrabagentil,serena,mayestática.

DesdeaquelinstanteloviosiemprejuntoaPeggy,ysintióqueelodiohaciasuprimacrecíadeunmodoalarmante.

***

El caballo caminaba al paso. Su amazona, pensativa, vistiendo calzón de canutillocolor rojo vivo y blusa blanca arremangada hasta el codo, miraba al frente conavidez. Aquellos lugares eran los mismos y, no obstante, parecían tener otrapolicromía.

Agitó la fusta.Las trenzas de su pelo brillaron bajo el sol que caía sobre ellasiluminandolosdoradosreflejos.

Tras de aquel risco se había querido conGuy. Junto a aquella loma recibió laprimeraexperienciadeunbesoque ladeslumbró…Bajo lasombradeaquelpinar,oyólaspromesasdeGuy…¡Falsaspromesas!

Deprontoelcaballofrenóenseco,yotrocaballodeesbeltafiguraaparecióenunrecododelasendaMaikaseestremeció,puesGuy,jineteenaquelpotro, lasonreíaafablemente.

—Buenosdías,bonitaamazona.—Buenosdías,Guy.—Muchomadrugas.—Meagradaelbosqueysucoloridomañanero.—¿Romántica?—Enmodoalguno.Losdoscaballossehallabanfrenteafrenteylosdosjinetessemiraban.Erandos

comediantes,puesnadiehubieradichoqueseamaban.Másbienparecíandossimplesyvulgaresconocidos.

—Teinvitoafumaruncigarrillobajolasombradeestepinar—ofrecióél.YMaika,conlamayorindiferencia,saltódelpotroylediounapalmaditaenel

lomo.—Notevayaslejos,«Lucero».El caballo, como si lo comprendiera, emitió un relincho y se alejó unos pasos.

Guydesmontóasuvezysedejócaerbajolasombradeunárbol.Vestíapantalóndepana, altas polainasy su fuerte tórax lo cubríauna camisa a cuadros, arremangadahastaelcodo.Sinofuerapor la finuradesuvestirysupelobiencortado,hubieraparecidoelmismoleñadorquelaesperabaporaquelloslugares,cincoañosatrás.

Ellasesentóenunapiedrafrenteaélycolocólafustaentrelasrodillasjuntas.AceptóelcigarrilloqueGuyleofrecíayfumóconfruición.

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—Esgratoestesilenciosopanorama—dijoélentrecerrandolosojos—.Letraeaunodulcesrecuerdos.

—Vivesmejor.Sonrecuerdosqueseolvidanynoduelen.—Noduelen,Maika.Hayrecuerdosquenoduelenjamás.Megustaveniraquíy

recrearlavistayelcorazón.Hevividodemasiadosañosdemividaenestoslugares,paraolvidarlosporunacomodidadmaterial.

Hablababajo,conlacabezarecostadaeneltroncodelárbolylosojosperdidosenelconfíndelhorizonte.

Y como ella nada dijera, la miró brevemente y volvió a su postura cómoda ysoñadora.

—Muchas veces lo hablo conmi abuelo. Porque, ¿sabes?Roger vive. ¿O es…quetambiénteolvidastedeél?

—Recuerdobienatuabuelo.—También él te recuerda a ti.Me habla muchas veces de aquella niña de las

trenzasdoradasylaspestañasnegras…—EramuybuenoelviejoRoger.—Loera,sí,yloes.Yella,depronto,dijo:—Nuncadebistearrancarlodelbosque.Guyseincorporóyenarcólascejas.¡Arrancarlodelbosque!¡Loshabíanarrojado

deélcomogusanos!¿Esqueaquellachiquillaeratanfrívolaquepreferíapasarporaltolosdetalles?

Volvióaapoyarlacabezaeneltroncoyseechóareírcondesenfado.Noqueríaqueellasupieralohumillantequefueparaélsalirdelbosquecomounleproso.

—Tienemáscomodidadesenlaciudad—adujoindiferente.—Perocortastelomejordesuvida.Guy se puso en pie con precipitación y se quedó de espaldas a ella, con las

piernasabiertasylosbrazoscaídosalolargodelcuerpo.Ibaadecirmuchascosas,perodeprontosintiólamismahumillacióndeentonces,

ymordióseloslabios.Consultóelrelojydijodepronto:—Tengounacita.Tucompañíaesmuygrata,Maika,perohededejarte.—Graciasporelcigarrillo—apuntóellanegligente.Sevolvióparamirarla.Erasumiradacomouna llama,yMaikacreyóarderen

ella;peroGuyapartólosojos,subióalpotroysedespidióconestasbrevesfrases:—Iréatucasaestatarde.Necesitosabersipuedocontarconvuestramadera.Nolediotiempoaresponder,porqueGuyseperdíasendaabajocomounaflecha.

***

«Necesitosabersipuedocontarconvuestramadera».Repetíalafrasepormilésimavez. Solo eso buscaba en ella. Era lógico, puesto que había vendido su amor.Del

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productodeaquellaventa,partíalabasedesuactualfortuna.¡Concuántodeseo lehubieraodiado!Peronopodíayesto ladesquiciaba.Que

ella,tansensatayrazonadora,continuaraamandoaunhombrequenolamerecía,lecausabaascohaciasímisma.

Ladoncellainterrumpiósuspensamientos:—MísterBrowdeseaverla,señoritaMaika.Estuvoapuntodedecirquenopodíarecibirlo;perosudeseodeverle,deoírsu

voz,erasuperiorasurazonamiento.Así,pues,sepusoenpieyordenó:—Hágalopasaralsalón.Bajaréalinstante.Nobajóal instante.Teníaque serenarse.Anteel espejodel tocador, cuadró las

mandíbulasyapretóloslabios.—Damefuerzas,Diosmío—susurródesfallecida—,paradiscutirsindelatarme.Bajódespacio,conaquellamentidaserenidadqueengañabaatodos.Yentróenel

salón sonriendo gentilmente, como si el visitante fuera un personaje a quien habíaquetratarconvencionalmente.

—Aquíestoy,Maika.—¿Ybien,Guy?Siéntate,hazmeelfavor.Supongoqueahoranotendrásunacita.—Latengo—dioél,provocador—.Perodeotraíndole.—¡Ah!Esverdadquetevasacasar.Mesatisfacequeseamosprimos.Norespondióalaalusión,yMaikaentornólosojoscomosipretendieraocultar

suazoramiento.QueGuysecasaraconPeggylasacabadequicio.Laenloquecía,ynoestabaseguradepoderresistirlo.

—Metraeaquíelasuntodelamadera.—Meloimagino.—¿Porqué?Podíaserunpretextoparaverte.—¡Oh,no!—rioconmentidodesenfado—.Noteconsiderounsentimental.—Pueslosoy.Ytúdebíassaberlo.—¿Yo?¡Claroqueno!—Quéprontoolvidaslashorasgratas.—Guy…,sihasvenidoarecordarlas…—Enmodoalguno.Es…unaformadeencauzarlaconversación.—Puesnomeagrada.—Perdóname.Semeolvidabaque losCowley son solo sentimentaleshasta los

dieciochoaños.—Notienesningúnderechoarozaruntemaquememolesta.Espocodelicado…—Siempretan…altiva.¿Nuncahasprobadoaserhumana?—Porserlomuchohesufridotanto…—QueridaMaika—seburló—.Noquerrásquetecompadezca.—Quieroquetratesdelmotivodetuvisitaydejesaunladoreminiscenciasdeun

pasadoquetúmismoenterraste.

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Buenaocasiónparaaclararlaverdad;peroamboserandemasiadoiguales.YellanocreíaqueGuy laamaba.Nadamás lejosde su imaginación,porque laspruebasquelediosupadreyqueellamismaveía,fueronconvincentes.Noquedaba,pues,niunpequeñoatenuanteafavordeGuy.

—Novendo,Guy—dijoparacortarlaentrevista.Ysepusoenpie,comodandoaentenderque sealargaba lavisitamásde loprudente—:Tedijequeesperabaauncontratistademaderaylorecibiréhoy.

—¿Es…tuúltimapalabra?—Porsupuesto.Yonotengomásqueuna.Élsedirigióhacialapuertay,sordamente,dijoaltiempodesalir:—Tienesmásdeuna.Esaeslapena…Ellanopudopreguntarleelsignificadodesuspalabras.

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N

XII

oesperabaencontrarloallíysesobresaltó.Sintió losfierosojosensucaraycreyóqueardíadepiesacabeza.Apartó lossuyos.Eraunamujervalientey

decidida,peronotantocomoparasalirindemnedelasmiradasdeGuy,quellevabanasucorazónhondosrecuerdos.

Sehallaban losdosen la terrazayerayaanochecido.Había idoapiedesdesucasa a la finca de sus padres, y se entretuvo por el camino con unos amigos quevivían en una residencia próxima. Pensó regresar a casa y volver a visitar a suhermanoaldíasiguiente,peronolohizoasí.Yallíestaba,bajolaluzcrepuscular,enlaterrazadelacasaquelavionacer,anteRobinyGuy.

—QueridaMaika—exclamóRobin—.Yacreíquetehabíasolvidadodelacasapaterna.

—Notuvetiempohastahoy…—Yvienescasidenoche.—Nomeasustalaoscuridad.—Noobstante—apuntócariñosoRobin,altiempodebesarlaenambasmejillas

—,porestossenderosespeligrosotransitar.—Voyapararmuypoco.—¿Porquénotequedas?—Porquemegustamihogar.—Tomaasiento,querida.¿Quévasabeber?—Unregreso.Elcaloresinsoportable.—Nodebistevenirapie.Tienesbuenospotrosyuncoche.—Deseabadarunpaseo.AlfinmiróaGuy.—Hola.Guyselimitóainclinarlacabeza.—Guyyyo—dijoRobinsirviéndolael refresco—hablábamoseneste instante

delamadera…—Precisamente—adujoMaika sin dejarle terminar nimirar aGuy, que seguía

todos los gestos de su rostro— de eso quería hablarte. Esta tarde, a primera hora,estuvoavermeotrocompradordeFredericton.Suofertaestentadora.

—Aúndesconoceslamía—apuntódeprontoGuyconsequedad.Sinmirarloreplicó:—No me interesa conocerla. Nuestro padre no te hubiera vendido ni un solo

roble.Sabiendoesto…—¡Maika!

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—Sabiendo esto,Robin—siguió implacable—,nopretenderás que favorezca aunhombrequeapapánoleeragrato.

—No sé lo que papá podría tener contra Guy—apuntó Robin, azorado por lafranquezadesuhermanamenor—.Peroyonotengonadacontraél,y…

Maikasepusoenpie.—Me parece, Robin, que tienes visita. Veo venir un grupo de hombres por la

pradera.—Tengounacenaíntimaconlosamigos.—Puesmevoy.Volveréconmáscalmaotrodía.—Teacompaño—dijosuhermano.—¿Con una visita llegando a tu casa? ¡No!Queda tranquilo que nome pasará

nada.—Yovuelvoalaciudad—dijodeprontoGuy—.Acompañaréatuhermana.—Eresmuyamable,Guy,teloagradezco.Perocreíquetequedabasacomer…—PrefieroacompañaraMaikaydecaminodiscutiremosloqueacabadedecir.Lomiróalfin.Habíatalfrialdadensumirada,queRobinquedódesconcertado.

¿Qué podía sentir Maika, tan enemiga de odiar, con Guy Brow? Este no parecióinmutarse.Estabaenpie,einvitabaconungesto,aquelajovenlesiguiera.

—Prefieroirsola.—Peroesabsurdo…—Losiento,Robin.Lebesóyemprendiólamarcha.Guy,inmutable,lasiguió,llevandodelabridasu

negropotro.—Tedije…—Voyatulado—rioGuytranquilamente—.Nopiensomolestarteconmicharla.

***

Hacíaratoqueeranochecerrada.Guy,silencioso,caminabajuntoaella,llevandodela mano su potro. De pronto, a mitad de camino, Guy saltó al caballo, y, conbrusquedad,seinclinó;confuerzadetoro,alzóaMaika,porlosbrazosylasentóasulado,delantedeél.

—Déjamebajar.—Cuando llegues a tu casa. Tengo prisa —adujo enérgico, apretándola

violentamentecontrasí—ynopuedollevartupasodetortuga.—Tedigo…—Esinútiltuesfuerzo,Maika—susurró—.Enestecaballosoymásfuertequetú.Hizodenodadosesfuerzosparasalirdeaquelcerco,perosoloconsiguióacercarse

másaél.LosbrazosdeGuylaapretabancadavezmás,yelbrazoquealprincipioera fuerte y violento, fue, poco a poco, convirtiéndose en algo turbador, extraño,

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suave…YlavozdeGuy,unavozdiferente,muyqueda,casiamarga,preguntóensuoído:

—¿Quétehice,Maika,paraquemeodiesdeesemodo?Aquelloerapeorquelatirantezqueexistióentreellosaquellosdíasagotadores.

QueGuy volviera a ser el leñador del bosque, la quitaba las pocas fuerzas que laquedaban.Eraaquel susurro, aquelabrazoyaquelalientoquequemabasumejilla,peorqueunsuplicio.

—Apártate…—fueloúnicoquepudodecir.Guynoseapartó.Alcontrario,ladeólacabezaysuslabiosávidos,estremecidos,

buscaron en la oscuridad, con apasionamiento ansioso, la boca femenina. Fue uninstantedeemociónparaella,querecordabacomonuncalosmomentosvividosenelbosqueentrelosriscosylaslomas.Yodiándoseasímisma,nopudoevitarqueloslabiosdeGuyencontraransubocaylabesarancondesesperación.Minutososiglos,osolosegundos…Nuncalopudosaber,porquenotuvofuerzasparacontarniparapensar;sololastuvoparasentircómotododentrodesípalpitabaysubocaseperdiócomounagolosinaenlabocadeGuy.Estelaoprimiócontrasímásymáscadavez,yambos,enunmomentodado,enunmomentodeintensaintimidad,seentregaronalinstantedesumadelicia,sinqueningunodelosdossedieracuenta.Nohubopecadoenaquellosbesos.Hubouna ternuraextraña,unretornaralpasadoysentirseniñosotravez,comocuandoellaledecía:«Guy,mivida»,allí,enlosconfinesdelbosque,traslaturgenteloma…

El potro se agitó y ambos despertaron y fue como si la vida, perdida en uninstante,volvieraaellosylosestremecieradefríoodepena.

—Perdóname—dijo él—. Perdóname si puedes, Maika. Debiera odiarte y nopuedo…¡Diossanto,cuántodebieraodiarte!

Ellanorespondió.Enaquelinstantenoestabaparapreguntarlascausasdeaquelodioqueél creía sentir.SaltódelpotroyGuyno ladetuvo.Erguidoen la silla, lamirabaatravésdelaoscuridadyensusfríosojoshabíamásamarguraquedesdén.

—Siguetucamino,Guy—dijoellasordamente—,ypiensa,siquieres,quesoyuna pecadora. Hay momen-causas…, no siempre se conocen. Sigue, y déjameperdermeenestelaberinto,quesiempreserámásdiáfanoquetucompañía.

ElpotrodeGuyhuyóen laoscuridad,yMaikasedejócaersobreunapiedrayocultólacaraentrelasmanos.Habíasidovíctimadesupropiadebilidad.Ysabía(yestoeraloquemásledolía)quecaeríatantasvecescomoquisieraGuy.

***

«¡Cuánto debiera odiarte!». Pero…, ¿por qué? ¿Por qué?Era ella la que tenía queodiarlo a él. Odiarlo de talmodo, que escupirle a la cara en público hubiera sidopoco.

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Hacíahoras,muchas,casicuarentayocho,quepensabaenlomismo.Yenaquelinstante,caminandoabsortaporlascallesdeNuevaBrunswickseguíanmartilleandoensucabezalasmismasfrases.«¡Teníaqueodiarte!».Pero…,¿porqué?

Torció a la izquierda. Una hermosa plaza apareció ante sus ojos. Niños conniñeras, soldados y ancianos tomaban el sol en los rústicos bancos.Cruzó la plazaparasaliraunacallecéntrica.Eramuytarde.Volveríaacasa.Estabamejorencasaquepaseandosuamarguraporlaciudad.

Depronto,alguientocósubrazo.Sevolviósobresaltada.Un anciano, muy anciano, apoyado en su bastón, le sonreía con su boca

desdentada.—¡Roger!—susurróahogadamente.—NiñaCowley.—Roger.Y sinpoderse contener se abrazó a él y le besó en ambasmejillas.El anciano,

hondamenteemocionado,susurróconunhilodevoz:—Ereslamismadesiempre,niñaCowley.Lamisma,aunquehayasdemostrado

locontrario.¿Demostrado locontrario?¿Quéqueríadecir?TantoGuycomoRogerenaquel

instante hablaban en griego para ella. Tenía que saber…Saber toda la verdad queencerrabanaquellaspalabras.YconenergíaarrastróaRogerhaciaunbancosolitarioydijosofocada:

—Siéntate,Roger.Ydimeporquéhablasasí.—Fuistetan…,tanvil…—¿Vil?¿Yovil?—Cuandonosecharondelbosque…—¿Quédices,Roger?Yelanciano,convozapagada,desfallecida,reprobadora,refiriótodoloocurrido

en el bosque, aquellamañana triste en que se vio arrojado de la casita que le vionacer,comosifueraunapestado.

Hubounlargosilencio.ARogerletemblabanlasmanosquesosteníanelbastón,yaellaunalágrimalerodabasilenciosaporlamejilla.

—Ytú,yél…—exclamóMaikadepronto,conacentodesgarrador—lohabéiscreído.Habéis creído esodemí.TúyGuy,quemeconocíais, habéis creído…Mehabéiscondenado…

—Tupadre…—Mipadrecreíahacermeunbien.Élmedijo…Perono—cortóponiéndoseen

pie—.Atinotengoporquémolestarteconexplicaciones.Quepapámeperdone.Quemamámedisculpe, pero yo…yo…—y sus ojos brillaban—, amo aGuy como elprimerinstante,ydebodecírselo.

—Él teama también,niñaCowley.Cadavezque llegaacasa,oculta lacabezaentrelasmanosyparecevolverseloco…

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—Roger…Volveremosalbosque—susurróasiendolasmanosancianasentrelassuyas—.Y tesentarásal sol.YnosverásaGuyyamícorrercomo locos…Todovolveráasercomoantes,Roger.Peroahora,permítememarchar…Tengoquehaceralgo.Algoquemesaltaenelcorazón,Roger.

***

Peggy estaba allí, fumando un cigarrillo, sentada en el tablero de la mesa y Guyescuchaba su verbosidad con expresión ausente. De pronto se abrió la puerta yaparecióMaika.Guysepusodeunsaltoenpie.Aquellosojosazules,aquellaboca,aquellasonrisa…Eranlosojos,laboca,lasonrisadelaniñaMaika.Saliódetraslamesaymuylentamenteseaproximóalareciénllegada.EstavolviósehaciaPeggy,ydepronto,comosilaluzsehicieraensucerebro,exclamósordamente:

—Meparecequetúsabesalgo.—Maika,querida—rioPeggyserenamente—.Parecessalirdelmanicomio.—Solovengodeveraunancianoquemerefirióunahistoria.Ymeparecequetú

sabesalgodeella.Mipadre…nopodíasaberqueyomeencontrabaenelbosqueconGuy.Mishermanosaúnloignoranhoy;perotú…¡Túlosabías…!

—¿Laoyes,Guy?Sindudaestáloca.PortodarespuestaGuyseaproximóaMaikaylaasióporloshombros:—Maika—susurróconvozquePeggynuncahabíaoídoenél—.¿Quétedijomi

abuelo?—Melodijotodo.Todo,Guy—yansiosaseasíaalamanomasculina,comosi

pretendieradecirlotodopormediadeaquelapretón—.Medijo…todaslasmentirasquepapácontó.Dioshayaperdonadoapapá.Amímedijoquetú«lehabíasvendidomiamor».

—¿Yovendertuamor?—seexaltócomounloco,altiempodeestrecharlacontrasí—.¡Tuamorquefue,esyserálomásgrande,puroybellodemivida!

—Pero papá no tuvo la culpa—gimió aferrándose a él con ansiedad—. EstoyseguraquePeggysabemuchodeeso.

Peggy comprendió que allí lo tenía todo perdido y decidió retirarse conarrogancia.Bajódelamesa,losmiródesdeñosamenteyexclamóburlona:

—Eres,omejordicho,soisdosridículossentimentales.Medaisasco…Ysaliópisandofuerte.

***

No se saciaba. Le parecía imposible que aquella ventura le estuviera reservada.¿Estabasoñando?¿Estabadespierto?Setocóy tocóaMaika.Erasuya.Estabaallí,durmiendo a su lado… Se había casado con ella aquella mañana. Y Robin fue el

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padrino.Unpadrinoradiante.YAriadnefuelamadrina.YélhabíabesadoyqueridoaMaikahastaperderelsentido.YensubocasentíaelsabordulzóndelosbesosdeMaika. Aquellos besos de la niña buena que jamás le traicionó. La contemplabaarrobada,yella,comosilaatrajeraunafuerzamagnética,abriólosojosyunadiáfanasonrisalosempequeñeció.

—¿Noduermes,vidamía?—Tecontemplo.Mepareceimposible…—Esverdad,Guy.Todoesverdad.Yvolveremosalbosqueyenaquellacasita…,

¡aquella, alzaremos nuestro hogar, y Roger podrá tomar el sol en el quicio de lapuerta,ynosotroscorreremosporelmonteynosperderemostraslaslomas!

La voz se extinguía y Guy buscaba en la oscuridad aquella voz que fluía yaquellosbellísimosojosazules,yaquellosávidoslabiosqueélenseñóabesar…

FIN

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MARÍADEL SOCORROTELLADOLÓPEZ (El Franco, Asturias, 1927 - Gijón,2009).MasconocidacomoCorínTellado,fueunaescritoraespañolademásde4000novelasrománticasentre1946y2009.

Corín Tellado es La autora más famosa de la literatura popular española. Publicóunos4000títulosvendiendomásde400000000ejemplaresdesusnovelas,algunasde las cuales fueron traducidas a 27 idiomas y llevadas al cine, radio y televisión.FiguraenelLibroGuinnessdeRécords1994(ediciónespañola)comolaautoramásvendidaenlenguacastellana.Escribiócasiexclusivamentenovelarosa,perotambiénfotonovelas. En un principio trabajó en exclusiva para la Editorial Bruguera. SusobrastuvieronunéxitoespecialenLatinoamérica,dondeimpulsaronlacreacióndelatelenovelayelserialtelevisivo.

Alcontrarioqueotrasnovelaseuropeasdelgénerorosa,lasnovelasdeCorínTelladotranscurrenenlaactualidadynoenescenariosexóticosoenotrasépocas.Deahísugran poder para identificarse con sus contemporáneas. Las últimas, sin embargo,utilizan personajes de alta posición social. La clave de todo es la temperaturasentimental:suspersonajessuelenser,aunquenosiempre,gentequetieneeldineroen bruto, pero que valora con una ingenuidad nada neoliberal los sentimientos.Lapropia autora afirma que su estilo se perfiló gracias a la censura de la Españafranquista, que expurgó sus novelas de forma inmisericorde; además, todasterminabaninevitablementeenboda:«Algunasnovelasveníancontantossubrayadosque apenas quedaba letra en negro.Me enseñaron a insinuar, a sugerirmás que a

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mostrar».Huboocasionesenquelacensuralellegóarechazarcuatronovelasenunmes.

El fuerte deCorínTellado, aparte de sugran facilidadpara desarrollar argumentosinteresantes, es el análisis de los sentimientos. La descripción en sus novelas esmínima y el estilo es directo. Al momento de su deceso su literatura habíaevolucionadoconlostiempos,sabiendoreflejarlarealidadsocialcontemporánea.

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