romance del crimen de teseguite

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ROMANCE DEL CRIMEN DE TESEGUITE A Antonio Betancor Rodríguez I Está la noche avanzada, encendida en su misterio y como sombras se ciernen tres malajes por el pueblo: van Marcos, Luis y Tomás, noctámbulos y matreros de bandazos, de vaivenes de tumbos, todo revuelto, manoseando las horas indinas del hombre honesto, de media noche hacia el día donde el tino anda despierto para ejercer de golfiantes en los dominios del sueño; tunantes de cuajo sobrio y de propósitos ebrios orientándose en los pasos de los malos pensamientos al servicio de la muerte y sus remedios. Van a casa de María los tres rufianes resueltos a enturbiar toda una vida por un instante sin seso enredándose en la historia que ahora mismo comienzo: II “Yo soy Luis, el de El Mojón, por unos fósforos vengo” dijo engodando a su presa el zascandil a cubierto. Así que asomó María al postigo prendió el pelo

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Page 1: Romance del crimen de teseguite

ROMANCE DEL CRIMEN DE TESEGUITE

A Antonio Betancor Rodríguez

I

Está la noche avanzada,

encendida en su misterio

y como sombras se ciernen

tres malajes por el pueblo:

van Marcos, Luis y Tomás,

noctámbulos y matreros

de bandazos, de vaivenes

de tumbos, todo revuelto,

manoseando las horas

indinas del hombre honesto,

de media noche hacia el día

donde el tino anda despierto

para ejercer de golfiantes

en los dominios del sueño;

tunantes de cuajo sobrio

y de propósitos ebrios

orientándose en los pasos

de los malos pensamientos

al servicio de la muerte

y sus remedios.

Van a casa de María

los tres rufianes resueltos

a enturbiar toda una vida

por un instante sin seso

enredándose en la historia

que ahora mismo comienzo:

II

“Yo soy Luis, el de El Mojón,

por unos fósforos vengo”

dijo engodando a su presa

el zascandil a cubierto.

Así que asomó María

al postigo prendió el pelo

Page 2: Romance del crimen de teseguite

y sin mediar más palabras

Marcos le cercenó el cuello.

Entraron donde el tenducho

y a mesa puesta comieron,

registraron las estancias

con todo detenimiento

columbrando hacer un hallo:

¡Dinero!

Y cuatrocientas pesetas

tuvieron tres nuevos dueños.

Se marchan como arrogantes,

mentecatos rudos, recios,

con el alba frente a sí

para ejercer de braceros.

Con la camisa de sangre

y más manchado por dentro

tomó veredas del surco

Marcos, como de labriego.

Tomás se escondió unos días

en sitios de apartamientos

y a Luis le quemó su madre

todos los ropajes pero

la turbación le avivaba

poner tierra de por medio.

Dicen que marchó a Argentina

para morirse de viejo.

A los tres, su capataz,

los arropó en un secreto.

III

Esa mañana corrida

un labrador tempranero

de pasada a sus labores

frente al humilde comercio

se extraña por el postigo

entornado, desparejo,

de la tenducha, se acerca

y atina con el degüello,

Page 3: Romance del crimen de teseguite

de María Cruz, en cruz,

con los dos brazos abiertos,

mutilada del gañote

sobre un charco rojinegro

de una sangre escandalosa

en donde incidía el cuerpo:

un cadáver solitario

mirando de frente al cielo.

Llaman a Tomás Robaina,

edil, y a Flora Barreto;

los dos vecinos acuerdan

forzar el portón trasero

y entran para comprobar

que lo sucedido es cierto,

y, es cierto que María Cruz

yace como yace un cuerpo.

¡Traigan a Petra, la hermana,

por que sepa del suceso!

En llegando Petra se

desvanece y, al momento,

viene la guardia civil.

Sí, vil parece el intento

do se ha puesto el sambenito

en algo que hiede feo

porque estrambótico es

que aquel dúo benemérito

inculpe a Tomás, a Flora

y a Petra. ¡Qué desafuero!

emparentar un cadáver

con tres seres descubiertos

de la justicia que ampara

a inocentes en su seno.

Despótica tropelía,

arbitrario el atropello:

la hermandad como asesina,

los vecinos indefensos,

acusados al instante,

para Arrecife de presos,

Page 4: Romance del crimen de teseguite

entre barrotes, trancados,

inocentes en el cieno,

con la vergüenza trincada

entre cerrojos de hierro.

Mas no pasa un día y

Tomás y Flora van sueltos

quedando Petra en las manos

del carcelero.

IV

Ahora está Petra ante el juez

do cuenta lo que les cuento:

cuentan de Petra que andaba

en sangrerío revuelto

cuando lavaba la ropa

y fue acusada por eso,

y aunque ella se defiende

argumentando a mauleros

que jabonaba lo suyo

de cada mes, por el menstruo,

refieren que oyeran grita,

chilla con su hermana pero

responde Petra que fue

asuntos de medianedos,

disputas por heredades,

nada más. Y nada menos

que el partido judicial

emprende como trastrueco

único que Petra fue

culpable y como argumento

marcada homicida porque

“…Fuerza tenía para ello”.

Y no habiendo más indicio

que resolviera el entuerto

se dictaminó que fuera

la hermana el reo.

Page 5: Romance del crimen de teseguite

V

Ahora es Petra criminal

trasladada desde el puerto

de Arrecife al manicomio

de Gran Canaria en trasiego

de cuartelillo y de celda

con el tino prisionero

de quien se sabe inocente

y debe pagar el precio

de la locura demente,

perturbada por el peso

de la justicia emperrada

y ciega en su alumbramiento.

Alumbró Petra un chinijo

nacido del carcelero

espacio en que fue violada

su libertad en el tiempo.

Del padre bien que se supo

aunque apellidos le dieron

de su esposo que se hallaba

muerto.

VI

Pudo acabarse la historia

pero ocurrió este suceso:

y es que unos años más tarde

se metió Marcos en pleitos

y por lavar la conciencia

su patrón -remordimientos

muchos años encerrados-

inquirió con juicio recto:

“¿Lo que le hiciste a María

no te sirve de escarmiento?”

Prenden a Tomás y a Marcos

porque Luis andaba lejos.

La tercera, la vencida,

y por tercer caso es reabierto

el caso de Teseguite

Page 6: Romance del crimen de teseguite

con acusados directos

y culpables. Declarados

culpables pero a destiempo

pues lleva Petra seis años

de enterrada. Son absueltos

los convictos en el año

quedando aquel caso excéntrico

por asunto extravagante

raro e irregular resuelto

por un indulto que diera

particular, el Gobierno.

VII

Y aquí sí acaba la historia

mas pueden más los recuerdos:

Teseguite, Lanzarote,

año de mil novecientos

diecinueve, dos hermanas

María y Petra Cruz Bello;

la primera asesinada,

la segunda en un infierno

por su inocencia manchada,

con el fango de un proceso

de injusticia justiciera,

arregostada en el yerro.

Hoy, la casa de María

y de Petra, resistiendo,

sigue en pie allá en Teseguite,

abandonada. Un espectro

recorre sus cuatro esquinas

ensombrecidas diciendo

que la infamia forjó presa

de la verdad en un cuento

donde una hermana a otra hermana

quitó la vida. ¡Y no es cierto!

Murió María Cruz, murió

asesinada en su suelo.

Murió Petra Cruz. Murió

Page 7: Romance del crimen de teseguite

loca de padecimiento,

con la mirada perdida,

encadenada. Su cuerpo

reposa pero su espíritu

sigue penando en el tiempo.

¡Nadie sabe dónde mora

Petra en su descanso eterno!

Petra: una tumba perdida

amojonando quimeras,

amojonando injusticia,

amojonando silencio.

Marcos Hormiga