roland barthes y sus premisas para el análisis textual

4
ROLAND Barthes y sus premisas para el análisis textual Resumen basado en: Gomez Robledo, Xavier, El análisis textual de Roland Barthes (México) El método de Barthes para el abordaje de la obra literaria que él llama de análisis textual, tiene base lingüística estructural. Su vasta obra recoge en distintos grados los fundamentos: tempranamente en Mitologías (1957), técnicas de la Nouvelle Critique en Sobre Racine (1963), El Sistema de la Moda (1967), El placer del texto (1973). Aparece concretizado en estudios sucesivos suyos: S/Z (1970), en Sade, Fourier, Loyola (1971), en el análisis del episodio de Pedro y el Centurión Cornelio, según se narra en el capítulo 10 de los Hechos de los Apóstoles (1971) y de “La verdad en el caso del señor Valdemar”, una de las Historias Extraordinarias de Edgar Allan Poe (1973). Sólo a título de referencia mencionamos estos trabajos, ya que tanto de ellos como de otros posteriores, es posible extraer interesantes premisas. Observamos que para el autor, el análisis textual no equivale a crítica literaria, en tanto no se esfuerza por hallar en la obra un sentido conforme a una verdad que allí estaría escondida, ni mucho menos un sentido único. Antes bien, intenta abordar lo plural del texto, la apertura de su significancia, porque como toda lengua es varia, todo texto está abierto al infinito, es una constelación de significantes. Hasta cierto punto es reticente en aceptar la premisa de los análisis estructurales que pretenden reducir a una sola estructura todos los relatos, buscando leyes universales que los explicaran. Considera que por esta vía el texto pierde su diferencia, su pluralidad, su riqueza. El método de leer el texto frase por frase le parece mucho más rentable, porque el mismo se le presenta como un tejido de códigos que aparecen en distinto grado de predominancia. En vez de buscar la verdad del texto, su estructura profunda, se han de buscar en él unidades de sentido, secuencias que permiten seguir una línea de lectura posible. Connotación

Upload: favio-barques

Post on 31-Jan-2016

218 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Teoría literaria

TRANSCRIPT

Page 1: ROLAND Barthes y Sus Premisas Para El Análisis Textual

ROLAND Barthes y sus premisas para el análisis textual

Resumen basado en:

Gomez Robledo, Xavier, El análisis textual de Roland Barthes (México)

El método de Barthes para el abordaje de la obra literaria que él llama de análisis textual, tiene base lingüística estructural. Su vasta obra recoge en distintos grados los fundamentos: tempranamente en Mitologías (1957), técnicas de la Nouvelle Critique en Sobre Racine (1963), El Sistema de la Moda (1967), El placer del texto (1973). Aparece concretizado en estudios sucesivos suyos: S/Z (1970), en Sade, Fourier, Loyola (1971), en el análisis del episodio de Pedro y el Centurión Cornelio, según se narra en el capítulo 10 de los Hechos de los Apóstoles (1971) y de “La verdad en el caso del señor Valdemar”, una de las Historias Extraordinarias de Edgar Allan Poe (1973).

Sólo a título de referencia mencionamos estos trabajos, ya que tanto de ellos como de otros posteriores, es posible extraer interesantes premisas. Observamos que para el autor, el análisis textual no equivale a crítica literaria, en tanto no se esfuerza por hallar en la obra un sentido conforme a una verdad que allí estaría escondida, ni mucho menos un sentido único. Antes bien, intenta abordar lo plural del texto, la apertura de su significancia, porque como toda lengua es varia, todo texto está abierto al infinito, es una constelación de significantes. Hasta cierto punto es reticente en aceptar la premisa de los análisis estructurales que pretenden reducir a una sola estructura todos los relatos, buscando leyes universales que los explicaran. Considera que por esta vía el texto pierde su diferencia, su pluralidad, su riqueza. El método de leer el texto frase por frase le parece mucho más rentable, porque el mismo se le presenta como un tejido de códigos que aparecen en distinto grado de predominancia. En vez de buscar la verdad del texto, su estructura profunda, se han de buscar en él unidades de sentido, secuencias que permiten seguir una línea de lectura posible.

Connotación

Una herramienta eficaz para abordar la pluralidad del texto es la connotación, a la que Barthes define bajo los criterios de Hjelmslev como un sentido segundo cuyo significante está constituido por un signo o sistema primero de significación. Aquí notamos resonancias peirceanas. En tanto que la denotación señala la relación entre el signo lingüístico y el objeto real que designa, la connotación se refiere al conjunto de caracteres evocados por el concepto. Esta categoría tiene para Barthes una función articuladora del tejido textual. Si bien tiene un componente intuitivo, es una relación, una referencia a lugares anteriores, ulteriores o exteriores del texto o de otros textos; una correlación inmanente al texto o a otros textos y no una simple asociación de ideas ligadas a las vivencias de cada persona. Puede provenir de un índice (v. gr. La descripción física de un personaje connota su nerviosismo) o puede surgir de la relación de dos lugares distantes, de acciones discontinuas, etc., pero no de la relación caprichosa de ideas. Las connotaciones pueden tomarse como los sentidos que se hallan en el texto y que expresan una correlación.

Código

Barthes utiliza la categoría de código para su análisis, aunque no lo toma en sentido científico (v. gr. En las ciencias de la comunicación se entiende por código un ensamblaje de elementos simples,

Page 2: ROLAND Barthes y Sus Premisas Para El Análisis Textual

conocidos y combinados según determinadas reglas), sino como campos asociativos, pero no puramente subjetivos, una organización supratextual de notaciones que imponen una cierta estructura; son puntos arranque de una serie de significantes, puntos de partida de lo ya leído, de lo ya visto. Toma pues, el texto como tejido, siguiendo su sentido etimológico, de voces diferentes, de códigos múltiples entrelazados e inacabados, porque, según sus palabras, el código “no es aquí una lista, un paradigma que haya que reconstruir paso a paso”, sino una perspectiva de la cual no se conocen más que las salidas y los regresos; son como resplandores de alguna cosa que ya se vio, que ya se leyó; son como las avenidas de los sentidos del texto. Cada código es una de las fuerzas que pueden apoderarse del texto, considerado como una red. En los análisis realizados por Barthes podemos encontrar ejemplos concretos de estos códigos: el código cultural, el simbólico, el socio-étnico, de la comunicación.

Lexías

En el análisis textual de Barthes, la lexía (palabra que toma del griego y significa lego-lexo, recoger, decir; lexis, discurso, frase) es una unidad de lectura. La técnica consiste en dividir el texto en segmentos cortos que son las lexías. Unas veces serán unas cuantas palabras, o algunas frases; todo depende de que constituyan un espacio cómodo para observar los sentidos, de la densidad de connotaciones que contenga, es decir, que no haya en cada lexía más de tres o cuatro sentidos que enunmerar, lo cual quiere decir que es una división empírica, arbitraria. Este carácter de las lexías coincide con la noción de código que instrumenta Barthes, porque si se quiere estar atento a lo plural del texto, hay que renunciar a estructurarlo en grandes bloques, a la manera de la retórica clásica. Para aclarar la noción de lexía, el autor recurría a la metáfora del texto como un cielo liso y profundo donde se puede observar cómo emigran los sentidos, cómo los códigos se ponen de manifiesto al pasar. Hay que estrellar el texto como si fuera un espejo, y luego ir separando los trozos significativos en lo que se podrá ver lo que no se veía en la superficie lisa. También compara a las lexías como cedazos muy finos gracias a los cuales ‘descremamos’ los sentidos del texto.

De las implicancias que se desprenden de las categorías de connotación, código y lexías, es posible advertir que la propuesta de Barthes para el análisis del texto literario, requiere como condición necesaria una lectura lenta, ya que es leyendo y releyendo como se pueden hallar los sentidos. Una vez efectuado el acto de relectura y dividido el texto en lexías, hace falta leerlo de lexía en lexía, lo más lentamente posible, deteniéndonos tan a menudo y tanto tiempo cuanto sea necesario.Tal operación resulta contraria a los hábitos de nuestra sociedad que recomienda tirar la novela una vez consumida, devorada, y pasar a otra historia. Por supuesto que Barthes acepta que esta actitud de lectura es tolerable en ciertos lectores, pero nunca será efectiva para el investigador. La actitud atenta y perseverante permitirá encontrar y clasificar, aunque no con absoluto rigor ni en exhaustividad, los sentidos del texto, ya que por otra parte, nadie lo podría hacer si se acepta que el texto está abierto al infinito. Lo provechoso será hallar las formas, los ‘códigos’, según los cuales ciertos sentidos serán posibles.