roger bartra - quezalcóatl sigue volando

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  • 8/13/2019 Roger Bartra - Quezalcatl sigue volando

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    Jos Luis Daz ha escrito un libro audaz e increble-mente atractivo. Es audaz porque adems de examinarcon lucidez el mito de Quetzalcatl en su contexto pre-hispnico, sigue sus pasos hasta nuestros das. Por ello

    el libro es doblemente atractivo, pues nos presenta laanatoma del dios prehispnico y nos enfrenta con elloal enigma de su supervivencia. El libro de Jos LuisDaz es un ensayo literario y crtico muy bien escrito,provocador y estimulante.

    Sus reflexiones sobre el mito originario se adentranen las diversas explicaciones que los arquelogos y loshistoriadores nos han ofrecido del mito de Quetzal-catl. Para ngel Mara Garibay, el dios heroico y el reyterrenal renen las expresiones de una asombrosa lite-ratura. El discpulo del padre Garibay, Miguel-Len

    Portilla, ve a Quetzalcatl como el centro de un com-plejo de ideas estructurado como un sistema filosfi-c o. Para Laurette Sjourn el gran personaje histricoengendra al mito. Para Romn Pia Chan, por el con-trario, slo una vez que se constituye el culto religiosoel dios aparece en su encarnacin humana. Enrique

    Florescano seala que este mito reproduce el ciclo delcultivo del maz, en una secuencia de gnesis, muerte yresurreccin de una planta que fue la base alimenticiade las sociedades prehispnicas. Alfredo Lpez Austin

    considera que el mito contiene elementos ideolgicosque encarnan en el poder sucesivo de gobernantes, sa-cerdotes y guerreros. De estos y otros estudiosos JosLuis Daz extrae los elementos que le interesa destacarpara su interpretacin. Antes que nada, a Quetzalcatlcomo deidad dual cuyo sacrificio permite que los hom-bres sean creados, lo que auspicia que el mito arraiguetanto en la conciencia individual como en quienes, mu-chos siglos despus, lo toman como una va de re f l e x i ne introspeccin. ste es el camino que con audacia toma

    Jos Luis Daz.

    No me referir a las caractersticas intrnsecas del mitode Quetzalcatl. No tengo los conocimientos ni la espe-cializacin para ello. Comentar aqu solamente algunostemas tericos referidos a la interpretacin de los mitos.

    Lo ms fascinante del libro de Jos Luis Daz es suseguimiento de las supervivencias y la evolucin del

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    Quetzalcatlsigue volandoRoger Bart r a

    Quetzalcatl es una de las deidades ms complejas del mundo

    p rehispnico. La riqueza de sus elementos simblicos y del sus-

    trato filosfico inherente a su figura hacen de l un mito fun-

    dacional de alcances universales. Roger Bartra, socilogo y

    a n t roplogo, autor de obras como El salvaje en el espejoy L aJaula de la melancola, comenta en este texto la obra de Jos

    Luis Daz El revuelo de la serpiente: Quetzalcatl re s u c i t a d o

    editado recientemente por la editorial Herd e r.

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    mito de Quetzalcatl despus del terrible desastre quela conquista espaola ocasiona en las culturas indge-

    nas. As, el libro examina la extraa figura de un aps-tol Quetzalcatl-Santo Toms, donde segn JacquesLafaye se funde el smbolo antiguo de las esperanzasfrustradas del Mxico moderno, idea celebrada tam-bin por Octavio Paz. Este sincretismo lleva a Jos LuisDaz a una de sus muchas sugerentes indicaciones: ainvitarnos a una lectura gnstica del mito mesoame-ricano. Ciertamente, en el Evangelio de Toms (halla-do en Nag Hammadi) queda claro que los gnsticoscrean en una identidad de lo divino y lo humano, adiferencia de la tradicin judeocristiana ortodoxa que

    seala enfticamente que hay un abismo entre la hu-manidad y su creador. Para algunos gnsticos el auto-conocimiento es conocimiento de Dios, porque el yo ylo divino son idnticos.1

    No cabe aqu citar todas las encarnaciones y revue-los del mito que estudia Jos Luis Daz, desde los prime-ros cronistas a fray Servando Teresa de Mier, de Carlosde Sigenza y Gngora a Jos Vasconcelos, de Mesoa-mrica a la regin andina, de los antiguos toltecas a losmodernos chicanos. Jos Luis Daz re c rea, como escribe:

    Un mito cuya duracin en el tiempo, extensin en laamplia geografa americana y magnitud de impacto sobre

    las principales culturas prehispnicas, durante la Colo-

    nia y aun los periodos independiente y contempor-

    neo, s u g i e ren una profunda raz psicolgica, adems

    de social.

    Cul es esa raz?, se pregunta Jos Luis Daz. Aun-que ya ha sugerido una interpretacin gnstica, el autorse acerca aqu a la interpretacin neokantiana de ErnstC a s s i rer: el mito contendra, no una ve rdad metafs i-ca y absoluta, sino una verdad simblica de carcteretnolgico y psicolgico. Le atraen mucho las respues-tas psicoanalticas en esta bsqueda de la raz del mito.El lenguaje simblico comn a muchos mitos permitesospechar que se hallan anclados en los estratos pro-fundos del inconsciente, incluso en esa entidad tan dif-

    c i l de asir como el inconsciente colectivo del que hablJung. Seala con razn que hay un parentesco entre lasi n t e r p retaciones metafsicas que encuentran arq u e t i-pos o complejos en los mitos, por un lado, y la explica-cin estructuralista de Lvi-Strauss, quien supone la exis-tencia de modos de operacin del espritu humano.

    Jos Luis Daz se resiste a las interpretaciones me-ramente circunstanciales del mito, que no acuden aningn principio rector general. Por eso le atrae la ex-plicacin evolucionista de Hans Blumenberg. Pa r aBlumenberg la constancia icnica de los mitos, que

    se manifiesta en su durabilidad y difusin, es un pro-ceso prolongado de seleccin, una verdadera depura-cin milenaria de tipo darwiniano. La persistencia delos mitos, segn Blumenberg, obedece al hecho funda-mental de que la especie humana sufre una angustiapor carecer de un nicho biolgico preciso; esta desa-

    Q U E T Z A L C ATL SIGUE VOLANDO

    1 Elaine Pagels, Los evangelios gnsticos, Crtica, Ba rcelona, 1988, p. 19.

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    Escultura zoomorfa, Serpiente enroscada Cristina Martnez del Campo, Urbe del cielo, serpiente del desierto, urbe del desierto, serpiente del cielo

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    daptacin ha producido un dficit de instintos de adap-tacin. La funcin de los mitos consiste en superar estaangustia producida por lo que Blumenberg llama elabsolutismo de la realidad (la desadaptacin biolgi-ca), al traducirla a miedos especficos y concretos. Losmitos que sobreviven han sido sometidos a un largo

    trabajo de seleccin, donde los ms aptos se endure-cen y sobreviven.

    Otra interpretacin evolucionista del fenmeno dela larga supervivencia de los mitos podra provenir delcampo que cultiva Jos Luis Daz, la neurobiologa. Pa r acomprender la supervivencia es interesante convocar ala biologa: el cdigo gentico de los organismos (o delos mitos) no contiene, como se sabe, las instruccionespara un cambio evo l u t i vo; los cambios y las va r i a c i o-nes no se encuentran programados en los mensajes gen-ticos. Es la estabilidad de la especie la que est progra-

    mada, no su evolucin. La neurobiologa evolucionistase ha enfrentado a un dilema similar; tal como lo for-mula Gerald M. Edelman, los mapas neuronales no sepueden explicar por la operacin de cdigos genticospreestablecidos que enviaran supuestamente instruc-ciones sobre la manera de tejer las redes de sinapsis (ode mitos). Segn Edelman, debemos entender la redneuronal (o red mtica) a partir de un sistema de selec-cin, en el cual la conexin ocurre ex post factoa partirde un re p e rtorio preexistente; es decir, las conexiones nose tejen a partir de un instru c t i vo como en un telar

    o una computadora, sino a partir de un repertorioprevio sobre el que opera un proceso de seleccin de lasconexiones ms funcionales.2 La larga duracin de un

    mito como el de Quetzalcatl podra obedecer a un sis-tema de seleccin similar.

    Las propuestas de Jos Luis Daz nos conectan conel problema de la larga duracin de los mitos desdengulos nuevos. Acaso las interpretaciones de los mitosque los conectan con entidades universales arq u e-tipos, arquitecturas espirituales, inconscientes colecti-vo s , mentalidades no conllevan el riesgo de re d u c i rla otredad fundamental de un mito a la unidad, me-diante comparaciones y asimilaciones que hallan si-militudes en su lenguaje? A fin de cuentas, la angustiade los primeros cronistas y conquistadores ante el granabismo que los separaba de las culturas indgenas erareducida al encontrar supuestos elementos comunesde carcter cristiano. La amenazadora otredad de cul-

    turas diferentes que nos son ajenas puede paliarse sihallamos rasgos comunes que nos unen a ellas. Pe ro :son reales las semejanzas u obedecen a una posturahumanista ecumnica renacentista e incluso me-d i e val que renuncia a buscar causas de la dive r s i d a dh u m a n a ?

    Ante este problema tenemos varias opciones. Unade ellas, estructuralista, es la famosa secuencia de Vla-dimir Propp propia de los cuentos populares. Su ver-sin junguiana es la que ofrece Joseph Campbell cuandose refiere al ciclo separacin-iniciacin-retorno.3Y ms

    especficamente sobre el mito de Quetzalcatl, que serefiere a la naturaleza ambivalente del ser humano y alconflicto entre fuerzas opuestas, los modelos de in-terpretacin que examinan esta peculiar dualidad sonmuchos, desde el mito como mediador de opuestos(segn Lvi-Strauss) hasta la fusin gnstica de los con-trarios. Jos Luis Daz explora varias de estas opciones.

    Al acercarse al final de su anlisis, concluye que:

    El mito de Quetzalcatl es notable porque, si bien en

    muchos de sus aspectos y fases recuerda a los de otras

    latitudes, constituye en su totalidad algo nico; posible-mente uno de los mitos ms completos por los elemen-

    tos universalesque lo conforman.

    sta es la paradoja en la que se mueve con sutilezael estudio de Jos Luis Daz: nos habla de Quetzalcatlcomo un mito nicocon elementos universales.

    En efecto contina el autor el de Quetzalcatl es un

    mito de origen y destruccin que trata de los dioses y de

    un hroe salvador y fundador de ritos y cultos en los que

    se toca la relacin de la eternidad con la vida terrestre yse abordan tanto el renacimiento como la transforma-

    3 La interpretacin ms rigurosamente junguiana de los mitosmexicanos antiguos es la de Manuel Aceves, El mexicano: alquimia ymito, Joaqun Mortiz, Mxico, 1991.

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    2 Vase un examen de la propuesta de Edelman en mi libro Els a lvaje artificial, ERA/UNAM, Mxico, 1997.

    Manuel Marn, Serpiente amarilla

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    cin csmica, el totemismo y el nahualismo o la capaci-

    dad de poseer un alter egoanimal.

    Al examinar los elementos universales del mito JosLuis Daz se va acercando paulatinamente a una inter-pretacin psicoanaltica y gnstica; explora las diversas

    posibilidades de la dicotoma que distingue entre lasombra y la persona, entre erosy thanatos, el doctor

    Jekyll y mster Hyde, el ser y el no ser. Pero no ha per-dido de vista las peculiaridades nicas del mito, las deuna combinatoria de elementos que slo ocurri unavez en Mesoamrica y que no se ha repetido y acasonunca se repetir. Es muy posible que ese carcter nicose haya perdido para siempre, y que hoy slo poda-mos intuirlo y sentirlo, paradjicamente, por mediode sus i n g redientes universales. El mito de Qu e t z a l-catl nos dice Jos Luis Daz es real y potencial-

    mente gnstico porque puede tomar vida en cada unoy simbolizar o articular esa febril batalla interior por elsaber trascendental y la redencin final. Hay escrito-res que creen que el sueo antiguo mexicano se perdi,que su pensamiento fue interru m p i d o. Le Clzio, pore j e m p l o, cree que los mexicanos en el momento de laconquista estaban en vsperas de desarrollar un sistemafilosfico que hubiera podido re s o l ver las contradiccio-nes del mundo antiguo europeo, que hubiera podidolograr la armona entre lo real y lo sobrenatural. Creeque el hombre occidental ahora tiene que reinventar lo

    que ya saban las civilizaciones que destruy.4

    Para Jos Luis Daz, ms optimista, la inmersin enel mito de Quetzalcatl permite reconocer la chispa delo trascendental y al mismo tiempo su extincin en ladualidad del guila y la serpiente.

    He aqu dice Jos Luis Daz la doble esencia y el

    doble smbolo de la serpiente emplumada: el guila

    como aquella chispa y la serpiente como esta limita-

    cin. Se trata, finalmente, de una re s u r reccin durante

    la vida por la cual se adquiere una nueva vida, de un

    d e s p e rtar por el cual las apariencias adquieren nuevo ss i g n i f i c a d o s .

    De esta manera Jos Luis Daz logra una sensibili-dad que abre las puertas del saber ms que las de la cre-encia. Descubre que el ro del pensamiento de los anti-guos mexicanos no se interrumpi, aunque susafluentes no son fciles de encontrar. Para lograrlo hayque sumergirnos en el caudal de la imaginacin, como

    lo hace con tanta brillantez Jos Luis Daz.

    Q U E T Z A L C ATL SIGUE VOLANDO

    Las propuestas de Jos Luis Daz nos conectancon el problema de la larga duracin de

    los mitos desde ngulos nuevos.

    4Jean-Marie Gustave Le Clzio, Le rve mexicain o la pense inte -rrompue, Gallimard, Paris, 1988.

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    Jos Luis Daz, El revuelo de la serpiente: Quetzalcatl resucitado, Herder,Mxico, 2006.