roda
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RODA, ARTISTA COLOMBIANOTRANSCRIPT
La tarea de investigar a los
artistas Colombianos, de
escoger uno en particular bajo
la excusa de evidenciar en su
obra ciertos elementos
visuales, se constituye en una
tarea de aprendizaje que va
más allá del ejercicio de un
paralelo comparativo entre
teorías, se presenta como una
oportunidad de descubrir algo
nuevo que, a pesar de estar
tan cerca, no ha sido
estudiado antes; es así como
la primera impresión que se
recibe al elegir a Juan Antonio
Roda, es una exclamación de
básica incomprensión que se
refiere a que “¡Roda no es
Colombiano!”. Incomprensión
que trasciende el espacio
geográfico de su nacimiento y
se sitúa en la falta de
conocimiento sobre el
desarrollo de su obra y su
ejercicio como maestro de
otra de las generaciones de
artistas Colombianos que han
influido significativamente en
el campo artístico y cultural de
nuestro país.
Canarias - 1928
Durante el Servicio Militar, con su
madre y su hermano Celestino.
Barcelona - 1943
1921. El 19 de Noviembre nace
Juan Antonio Rodríguez Roda
en Valencia, España. Dice Roda:
“nuestra familia era monárquica.
Mi abuelo fue médico del rey, mi
madre dama de honor de la
reina. El arte no tenía mucha
importancia en casa. Había tres
libros: uno de Goya, que estaba
vagamente prohibido por esas
cosas de la Maja desnuda, otro
de Rubens y el último de
Murillo”.
1930-1939. Cursa sus estudios
primarios. Al desarrollarse en
un ambiente totalmente
distinto a la tradición derecha y
oficialista de su familia, marca
en él una serie de impresiones
profundas.
Con Antoni Tapies - 1954
Con María. Colombia - 1968
1938. “Al comienzo de la guerra fui
a la casa de un amigo cuyo padre
pintaba los domingos y allí me
invitaron a tomar los colores. Tenía
18 años. Otras veces, para
ganarme la amistad de una niña, le
pintaba un retrato o en las clases
tediosas y horribles pintaba la
oreja de un compañero de al
lado…”
1941-1943. Estudia pintura en la
Escuela Massana en Barcelona y
grabado en el taller de Mélich en
la misma ciudad. En esta época
conoce la primera revista de arte
moderno, a los 22 años, donde
ve a Picasso del que también
recibe influencias.
Con Santiago Cárdenas, Luciano Jaramillo, Luisa Caballero y J.A Moreno.
Bogotá - 1962
1970. Juan Antonio Roda adquiere nacionalidad Colombiana e inicia su actividad como grabador. 1973. la Universidad de los Andes le otorga el título de Maestro en Bellas Artes.
2003. El 29 de Mayo muere en Bogotá, Colombia Juan Antonio Roda un artista pintor y grabador.
“ojo de la mente” del Cobo Borda, hablando del delirio de las monjas muertas analiza como “el cuerpo reprimido, oculto, que nunca aparece, aflora en los perfiles, en las siluetas, en el contorno todo” , en este caso el cuerpo de éstas monjas era interpretado a partir de la que solo podía ser una imagen mental, por la imposibilidad real de contacto con ellas, sumando en el ejercicio artístico calidad pictórica a los productos de la mente, generando así grabados con una gran riqueza estética a la que también se le suma su valor simbólico. Al respecto Marta Traba estudiaba: “Proust pensaba que la realidad se formaba en la memoria. Todo lo real debe ser transformado en la imaginación y termina siendo algo puramente experimental,
lo cual es, para Susanne Langer el principio mismo de la poiesis. Suscribiendo esta idea, considero que los “Escoriales” [serie de pinturas abstractas de Roda] realizan satisfactoriamente este trabajo de conversión de realidad (punto de partida no visible) en experimento poético, mediante la imaginación. De ahí parte ese constante matrimonio entre la obra de Roda y la memoria, que no cesará nunca y se volverá la razón de ser de sus grabados, mucho más adelante. Pero ahí está el inicio, en esos cuadros libres y aparentemente caóticos, resueltos a manifestarse a través de la vía poética”. Y Cobo Borda, nuevamente hablando sobre el delirio de las monjas muertas, agrega “cómo la percepción carnal del mundo se ha trasladado
del ámbito del rostro (espejo- imagen-reflejo), a lo que todavía carece de imagen precisa, pero que es
exactamente, la base y el sustento, de toda creación: un bullir orgánico, una palpitación amorfa, un latido.”
Se trata aquí de un Juan
Antonio Roda capaz de llegar
al refinamiento del arte,
llevada su inteligencia espacial
a la creación de una obra
estética, se habla de la
creación de un lenguaje
propio, por medio de los
códigos simbólicos que ofrece
la imagen en el contexto del
arte como “observación
esmerada del mundo”, que
relaciona elementos visuales
así como experiencias en el
ámbito real como en el de las
imágenes mentales, el Roda
que se consideraba escritor,
cuyas imágenes evocaban un
carácter “literario”, el que
recordaba el crepúsculo en el
tono nostálgico de sus
grabados, el que en el delirio
de unas monjas muertas
puede expresar el contexto
de un convento colonial así
como su vivencia de una
España posguerra, “Después
llegamos a la parte de los
bombardeos, del hambre, los
compañeros de colegio que
iban a la guerra y no volvían.
Fue mucho más tarde cuando
me di cuenta de lo que fue la
guerra y, sobre todo, la
represión y lo que significó el
franquismo. Haber vivido el
miedo al bombardeo, el
hambre -que fue una cosa
terrible-, siempre esta
subyacente en mi obra. A mi
mucha gente me dice: Claro,
tu pintura es muy negra.”
Ante esto, Marta Traba dice:
“el entusiasmo por las monjas
muertas se explica muy bien:
en esta serie la visión
reemplaza, realmente, a la
percepción. Pero no porque
Roda le sea infiel a la
percepción a la cual, por el
contrario, cultiva
intensamente, sino porque ha
entretejido las percepciones
hasta formar una trama densa
que , así constituida, ya es
invención que avala su
capacidad de artista; ya
constituye la visión, el
irreemplazable punto de vista
que distingue al creador del
espectador. El mundo deja de
ser perceptible y pasa a ser
ficticio, no porque se cancele
lo real o lo que se ve resulte
extravagante, sino porque la
intensidad de la percepción
sumada al punto de vista del
creador, constituye ese todo
que es la visión del artista.” Y
nuevamente Cobo Borda: “
<se apropia de las
correspondencias, de las
preguntas y respuestas que,
en el mundo tan solo se hallan
indicadas sordamente,
ahogadas siempre por el
estupor de los objetos, y las
libera del asedio y les busca un
cuerpo más ágil>. Esto es
precisamente lo que hace
Roda: el peso, la brutalidad de
la materia, lo agiliza, lo llena
de recovecos y oquedades; lo
abre, volviéndolo aún más
enigmático.”
Dice Antonio Tapies
No caeré en el vicio de interpretación, por consiguiente, sino señalare el extremo de perfección, la confrontación de estructura y simbolizaciones y extraordinaria modulación de los grises.
Así llega a ese grado de melancólico hermetismo si se quiere de desesperanza, que Antonio Roda testimonia con toda su obra, y entrega como parte de sí, de su sabiduría plástica y su recatada confesión: sin tocar los extremos de nacimiento y muerte, sin
embarcarse en las pasiones arrasadoras, ha sobrepasado la vida cotidiana llenándola de valores poéticos, de impregnaciones culturales, y de calladas señales de trascendencia.