robert ewayel jardin del amado

Upload: mankhara

Post on 23-Feb-2018

222 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    1/21

    El discpulo no est por encima del Maestro.

    Todo el que est bien formado, ser como su Maestro.

    Lucas 6,40

    INDICE

    I. El Aprendizaje del Discpulo 2 EDICION ORIGINALII. El Discpulo y las Orugas 3 GARDEN CITY,NUEVA YORK,III. El Discpulo y los Gusanos 3 1974IV. El Discpulo y el Ruiseor 4 EDITORIAL POMAIRE 1975

    V. El Discpulo y el Extrao Pjaro 5VI. El Discpulo y los Murcilagos 6VII. El Discpulo y la Roca 6VIII. El Discpulo y la Corona de Espinas7IX. La Consolacin del Discpulo 8

    X. La Belleza 8XI. Las Polillas 9XII. El Caballo sobrecargado 9XIII. El Ministro orgulloso 11

    XIV. La Muerte del Amante 12XV. La Pasin del Discpulo 12

    Julin de Norwich: Revelaciones del Divino Amor

    Me detuve a pensar qu clase de labor debera hacer el servidor. Y

    comprend entonces que l debera hacer la labor ms pesada y el ms

    duro trabajo, es decir, el de jardinero. Cavar y zanjar, fatigarse y sudar y

    dar vuelta la tierra calando hasta lo ms hondo y regar las plantas a su

    debido tiempo, sin la menor interrupcin y permitiendo que los dulces

    arroyuelos produzcan variados y nobles frutos que deber poner ante su

    Seor y as servirle segn Su deseo.

    Canta el extasiado ruiseor

    cortejando a la rosa

    entre el jardn ya renacido,

    pero slo el Jardinero sabede las fatigas que trae

    la belleza del jardn;

    1

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    2/21

    a pleno sol y todo el da

    sin descanso trabaj,

    y sus pies

    heridos estn por muchas y muchas espinas.

    The Diwan of Zeb-un-Nissa,segn la traduccin de Magan Lal y J. D.Westbrook.(Edicin de John Murray, Publishers, Ltd:)t

    El Aprendizaje del Discpulo

    Trabajaba el Amante en el jardn que el Amado le haba confiado. A sualrededor resplandeca el jardn con la gloria de sus colores y los mltiplesperfumes alzbanse como el incienso. Pues el Amante haba plantado en el

    jardn toda clase de flores y yerbas fragantes y toda planta graciosa a la vista obenfica para los hombres. Todo lo haba plantado para placer del Amado, ycuidbalo por el amor que haca l senta, y mientras trabajaba entonaba laspalabras que Salomn cantaba en su jardn:

    Despierta, oh viento del Norte, y ven, t, el del Sur!

    Soplad sobre mi jardn hasta que broten sus especies.Dejad que mi Amado entre en su Jardn

    y pruebe las delicias de sus frutos.

    Mientras as cantaba y trabajaba, entr en el Jardn un joven ricamente vestidoy de cuyo cinto colgaba un estoque dorado y cuajado de piedras preciosas; sinembargo mostraba en su bello rostro una expresin triste y de gran nostalgia.Se acerc al Amante, que slo vesta su spera tnica de jardinero, einclinndose humildemente delante de l le dijo:-Seor, he odo decir que eres un maestro en el arte del Amor, y deseo, sobretodas las cosas, llegar a serlo yo tambin. Me pregunto si, por caridad,tomaras de aprendiz a uno tan ignorante e inexperto como yo. De buen gradote pagara lo que me pidieses por aceptarme, pues soy rico en la manera en quelos hombres entienden por riqueza.El Amante ces de cavar y mir larga y detenidamente al joven, y despus,porque le agrad cuanto en l haba visto, le contest:-Forastero, nada deseo para m si llegaras a ser mi aprendiz, pues sobradarecompensa recibo al realizar cualquiera labor que agrade al Amado o hacerque otros le amen an ms. Pero es tan alto el precio que al Amado tendras

    que pagar, que casi todos los que buscan ponerse a su servicio se espantan alconocerlo.

    2

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    3/21

    -Entonces -replic el forastero- te ruego que me digas cul es este gran precio,porque es tanto lo que deseo aprender a amar, que por muy alto que sea de

    buena gana lo pagar.-El precio -contest el Amante- es nada menos que esto: que entregues todo loque poseas y todo lo que seas hasta que nada quede que puedas llamar tuyo, y

    que cuanto retengas sea por bien del Amado, porque si algo te guardas para ti,nunca llegars a conocer de verdad el amor del Amado. No significa esto que lte amar menos, porque ya te ama plenamente, sino que tu percepcin se verde tal manera nublada por lo que poseas que jams podrs ver el amor del

    Amado.-Y si yo pago este gran precio -pregunt el forastero-, dime, te lo ruego, quganar?Contest el Amante:-Cuando con mucho trabajo hayas aprendido todos los misterios del arte de

    Amar, y despus de mucho padecer, conocers finalmente el amor del Amado.El forastero, cuya alma tanto deseaba el amor del Amado, pag entonces conalegra el precio que se le peda, se despoj de las ricas vestiduras que llevaba yque los hombres llaman Conocimiento y Orgullo y se puso el spero hbito del

    jardinero, el de la Humildad, similar al que llevaba el Amante, y arroj lejos des el estoque enjoyado que colgaba de su cinto y que los hombres llaman

    Cienciay cogi en su lugar la pala del jardinero cuyo nombre esBsqueda.

    Mientras as haca pareci que el da, hasta entonces gris y nublado, hacasede pronto glorioso y resplandeciente como si el sol hubiese en un instanteapartado las nubes.

    As el Amante acogi al forastero como su discpulo y ambos pusironse atrabajar en el jardn para hacerlo bello a los ojos del Amado.

    El discpulo y las orugas

    As ocurri que el Discpulo lleg a pasar sus das trabajando en el Jardn delAmado, atento a las instrucciones del Amante.El Jardn estaba poblado de pjaros de hermoso plumaje que cantaban sincesar la alabanza del Amado, y de mariposas de brillantes colores que

    jugueteaban entre las flores de manera que la espesura pareca resplandecercon un esplendor mayor que el habitual.Un da, pasaba el Discpulo por el jardn, cuando not que las hojas de algunasplantas estaban radas y agujereadas. Y al mirar con ms detencin vio en ellascantidades de pequeas orugas cubiertas de un feo pelaje del color delestircol, las cuales, aun mientras las miraba, no cesaban de comerse las hojasde las plantas.

    Al ver esto, le pareci al Discpulo que esas orugas le estaban haciendo grandao al jardn del Amado, as es que las cogi una por una y las aplast bajo

    su pie.

    3

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    4/21

    En ese momento lleg el Amante y, al ver lo que haba hecho el Discpulo,psose a llorar con gran tristeza; sin embargo, cuando le habl al Discpulo, lohizo con dulzura y le dijo:-S que has actuado as por ignorancia y buena intencin, pero te digo que hasherido gravemente la belleza del jardn del Amado.

    Al escuchar esto, el Discpulo se asombr mucho y quedse lleno de tristeza.El Amante entonces mostr al Discpulo otra planta en que las orugasenvolvanse en capullos de seda. Haba muchos capullos en los tallos de lashojas y, ante los propios ojos del Discpulo, se parti uno y de su interiorsurgi una mariposa cuyas alas parecan un arcoiris. Entonces cay en lacuenta de cunto, con su ignorancia, haba daado al jardn del Amado.

    El discpulo y los Gusanos

    Un da, tom el Amante al Discpulo y le pidi que cavara en un trozo de tierrabalda. Cuando esto oy el Discpulo psose muy contento porque lo habitualera que el Amante se reservase para s tales tareas ms pesadas, y por ellocav con gran energa y profundidad hasta dar, de pronto, con varios yrepugnantes gusanos, babosos y obscenos. A stos, pues su corazn se haba

    vuelto ms suave desde que llegara al jardn, los cogi con todo cuidado y, apesar de lo mucho que le repugnaba tocarlos, los meti en un saco que luegodeposit fuera de los lmites del jardn, ya que le pareci intolerable que esas

    abominables criaturas pudiesen oscurecer la gloria del jardn del Amado.As, cuando lleg la poca de plantar, sembraron semillas en todos los lugaresen que haban cavado y, en su tiempo, empezaron a surgir hermosas flores y

    verde hierba por todo el jardn, con la sola excepcin del lugar en que habacavado el Discpulo; ste permaneca vaco y estril.

    Al ver esto, el Discpulo se puso muy triste y fue donde el Amante y lepregunt:-Seor, dime, te lo ruego, son acaso mis pecados los que han dejado estril ysin frutos que ofrecer al Amado aquel trozo de tierra que yo cav?El Amante contest:-Cuntame con cuidado todo cuanto hiciste cuando cavaste ese lote.

    A lo que replic el Discpulo:-Hund mi pala cuanto pude en la tierra pues me alegraba de este duro trabajoen servicio del Amado. Despus di vueltas a la tierra con mi pala y en ella vi amuchos y asquerosos gusanos. A stos, a pesar de cunto me repugnabatocarlos, los puse en un saco que luego llev fuera de los lmites del Jardn.Pues yo deseaba quitar del jardn del Amado semejante fealdad.Entonces dijo el Amante:Estas criaturas que tan repugnantes te parecen son, ni ms ni menos, que

    nuestras colaboradoras en el servicio del Amado, ya que, al horadar la tierra,ellas permiten que el aire penetre hasta las races de las plantas, y luego tragandigieren la tierra de manera que las plantas pueden de ello extraer su alimento;

    4

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    5/21

    sin ellas, ninguna planta puede crecer. As es que ya lo ves, estas criaturas,que tan repugnantes nos parecen, son en verdad servidores ms tiles al

    Amado que nosotros mismos.Pregunt entonces el Discpulo:- Cmo podr yo reparar este gran dao que, en mi ignorancia, he causado al

    jardn?El Amante replic:-Ve fuera del jardn al lugar donde pusiste los gusanos y cava hasta que hallesesos u otros gusanos que puedas llevar hasta el terreno baldo para que

    vuelvan a trabajar por la gloria del jardn del Amado.Por mucho que le disgustaba salir del jardn aunque fuera por tiempo tan

    breve, el Discpulo obedeci y cav y extrajo los gusanos que luego llev congran cuidado y reverencia hasta el terreno baldo que, desde entonces,recuper su fertilidad.

    El discpulo y el Ruiseor

    Como ya se dijo anteriormente, haba en el jardn muchsimos y bellos pjaroscuyos cantos se unan de manera tal que nadie habra podido distinguir qupjaro emita cul cancin, lo que no era obstculo para que el conjunto de lameloda fuese de una indescriptible dulzura.

    Entre todos estos pjaros slo haba uno que careca de belleza. Era pequeo yde color marrn y vease como un guijarro en medio de un cofre de joyas. Y ellole pareci al Discpulo como un invitado a una boda que no llevase sus mejoresgalas para mayor gloria del Amado. En consecuencia se enoj mucho por elgran celo con que cuidaba el bien del Amado y expuls al pjaro del jardn.Pero tan pronto como el pjaro vol fuera del Jardn y a pesar de que los otrospjaros continuaban cantando melodiosamente, pareci como si la cancin del

    jardn hubiese perdido su dulzura, y las bellas rosas del jardn inclinaron suscabezas y empezaron a morir.De inmediato vino el Amante y le pregunt al Discpulo qu le haba ocurrido alpjaro marrn.El Discpulo se asombr mucho y le cont al Amante cuanto haba pasado.No haba an acabado de escucharle, cuando el Amante sali a toda prisafuera del jardn y llam al pjaro marrn que vino volando a posarse sobre suhombro. Acto seguido lo llev nuevamente al jardn donde al punto empez acantar con la alegra que le causaba el retorno. Y el Jardn recuper la plenitudde su meloda y las rosas volvieron a alzar sus cabezas.Entonces el Discpulo le pregunt al Amante:-Seor, te suplico que me digas qu pjaro es ste y cmo pudiste de inmediato

    percibir su ausencia del jardn.Replic el Amante:

    5

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    6/21

    -Se llama ruiseor, y en la misma medida en que su plumaje es de menorbelleza que el de los otros pjaros, ms dulce y alto su canto que el de todos losdems, de manera que llena todo el jardn con su meloda y hasta las rosasinclinan sus cabezas cuando dejan de escucharlo.Por lo que el Discpulo comprendi que cada cosa posee sus propios dones para

    ofrendar en servicio del Amado.

    El discpulo y el Extrao Pjaro

    Otro da vio el Discpulo, fuera del jardn, un pjaro cuyo plumaje era tandeslumbrante que pareca brillar ms que los ms esplndidos pjaros del

    jardn. Al verlo, pens el Discpulo que tan bello pjaro debera habitar en eljardn para alegra del Amado. As es que sali del jardn y, con gran dificultad,

    cogi el pjaro y lo llev al jardn pese a los esfuerzos que este ltimo hizo porescapar. Satisfecho el Discpulo, dej el pjaro en un rbol y volvi a sus tareashabituales. Pero tan pronto le volvi la espalda el Discpulo, empez el pjaro adestrozar las flores del jardn y a desparramar sus frutos y a arrancar las alasa las mariposas y a atacar a los dems pjaros del jardn arrancndoles sus

    brillantes plumas e hiriendo a muchos.Cuando volvi el Discpulo y vio los estragos que se haban producido en el

    jardn, psose muy enojado y, despus de una larga persecucin y a pesar deque el pjaro le atraves un dedo con su pico, cogile por la cabeza con nimo

    de retorcerle el cuello. Pero en ese momento oy la voz del Amante que le deca:-Hijo mo, no mates a ese pjaro sino que explsale del jardn, porque yavendr el tiempo en que llegar a servir al Amado aunque por ahora nada sepade Amor. No culpes al pjaro, pues tuya ha sido la culpa por haberle trado al

    jardn contra su voluntad.Al or esto, llor el Discpulo, y all donde cayeron sus lgrimas florecieron denuevo las flores y se curaron las heridas de los pjaros.

    Y as, otra vez an, comprendi el Discpulo cunto pueden engaar lasapariencias de las cosas...

    El Discpulo y los Murcilagos

    Se acerc un da el Discpulo al Amante y le dijo:-Seor, empiezo a ver cmo cada cosa del jardn contribuye a su mayor gloria;hay sin embargo, en el ms remoto extremo del jardn, una cueva maloliente enque viven negros murcilagos de odioso aspecto. Ellos carecen de belleza que

    agrade al Amado, no tienen voz para alabarle, y parece que no rindieran

    6

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    7/21

    ningn otro servicio en el jardn del Amado. Dime, Seor, te lo ruego, de qumanera agradan ellos al Amado?El Amante sonri pues comprendi que el Discpulo creca en el entendimientodel Amado, y le contest:

    -Hijo mo, estas extraas criaturas rinden, ciertamente, un gran servicio

    en el jardn del Amado, porque al surcar el cielo nocturno destruyen a muchosinsectos nocivos que haran gran dao al jardn, y mientras vuelan vancantando continuamente las alabanzas del Amado, pero tan agudo es el tonoen que estn ajustadas sus voces que nuestros odos no pueden percibirlas.Ms an, haz lo que te digo y vers otro gran servicio que ellas realizan para el

    jardn del Amado. Ve a la cueva, saca cuanto encuentres en su suelo y ponloluego en una de las amelgas del jardn.Hizo el Discpulo lo que se le haba ordenado, aunque mucho le disgust entraren la cueva pues su fetidez era la ms intensa que haba conocido en su

    regalada vida, pero no titube en cumplir las instrucciones del Amante yesparci en una de las amelgas del Jardn el lgamo gris que hall en el suelode la cueva. Y aunque no comprenda de qu manera poda esto ser grato al

    Amado, prefiri confiar en la Sabidura del Amante.Y de aquella amelga surgieron las ms altas y bellas flores de todo el jardn delAmado.

    VII

    El discpulo y la Roca

    Durante un largo tiempo despus de que el Discpulo hubiese entrado en eljardn, diole el Amante slo tareas livianas, hasta que al fin el Discpulo, llenodel celo de realizar grandes tareas por el Amado, se impacient con la suavidadde sus trabajos y le dijo al Amante:-Seor, te ruego que me des algn trabajo ms duro que pueda yo hacer por el

    Amado, porque es mucho lo que deseo brindarle mayores servicios.El Amante le llev entonces a una parte lejana del jardn en la que haba unagran roca y le dijo:-Esta roca lucira bien en el jardn de rocas M Amado. Si quieres una tareapesada, llvala hasta ah.

    Asombrse el Discpulo pues le pareci que aquella roca era demasiado grandecomo para que algn hombre la pudiese mover, sin embargo se avergonz de nointentar al menos darle debido cumplimiento a la tarea que se le habaasignado. As es que, al retirarse el Amante, luch todo el da por mover la roca

    y, al cabo y con el mayor esfuerzo, logr moverla unos centmetros. Al caer lanoche, y hallndose del todo exhausto, se acerc el Amante y, con todafacilidad, alz la roca en sus brazos y la llev hasta el jardn de rocas. Atnito,

    djole el Discpulo al Amante:

    7

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    8/21

    -Seor, te ruego que me expliques el significado de esta tarea y el origen de tumaravillosa fuerza.El Amante replic:-Tanto mis msculos como mi fe se han fortalecido poco a poco al realizar misdiarias labores en el jardn, pero t, al pedir una tarea para la que no ests

    preparado, has desperdiciado todo un da que bien podras haber utilizado endesmalezar el jardn del Amado.Por lo que el Discpulo comprendi que un hombre debe primero empearse enpequeos actos de amor, y slo cuando stos han acrecentado su pericia y susfuerzas puede emprender las tareas mayores.

    VII

    El Discpulo y la Corona de Espinas

    Un da, al cabo de una larga jornada de trabajo en el jardn, se acerc elDiscpulo al Amante y le dijo:-Seor, deseo sufrir por causa del Amado.

    A lo que el Amante contest:-A menudo he odo que te quejas de las espinas que rasguan tus brazos y delas ortigas que pican tu rostro y de la pala que desuella tus manos; qu estodo esto sino sufrir por causa del Amado?-Eso -replic el Discpulo- no son ms que los gajes comunes de la labor de

    todo jardinero. Yo querra sentir los sufrimientos que padecen los Amantes delAmado.El Amante no le contest sino que le mir con tristeza y, le llev a una parteamurallada del jardn desconocida hasta entonces para el Discpulo. En elmedio del recinto se alzaba una cruz. Al verla, llense de terror el Discpulo yse puso a temblar violentamente, pero el Amante le cogi por un brazo y,llevndole hasta el pie de la cruz., le dijo:-Esta es la cruz del Amado, y en ella deben sufrir todos sus Amantes.Cay entonces sobre el Discpulo una gran angustia y un gran temor, y no

    poda hablar y las piernas a duras penas podan soportarle. El Amante cogiuna corona de agudas espinas y la puso suavemente sobre la cabeza delDiscpulo. Tan pronto como las espinas tocaron su carne, experiment elDiscpulo un tormento de agona como si todo el sufrimiento del mundo sehubiera juntado sobre el. Tal fue su miedo y su dolor que se desmay y nosupo ms de s. Cuando se recuper, hallse tendido sobre la suave yerba del

    jardn y al Amante sentado junto a su cabeza que le miraba compadecido.Entonces, por primera vez, vio el Discpulo las heridas en las manos, pies yfrente del Amante, y las manchas de sangre que oscurecan su tnica debajode ambos brazos.

    Hijo mo -dijo el Amante-, cmo esperabas soportar los padecimientos de losAmantes si an eres incapaz de llevar con alegra las pequeas mortificaciones

    8

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    9/21

    que por causa del Amante te trae el trabajo de cada da? De verdad te digo quecon tal suavidad puse la corona de espinas en tu frente que ni una sola lleg aherir tu piel.

    As fue como el Discpulo comprendi que el Amado permite que sobre cadaAmante caiga slo aquel sufrimiento que cada uno puede soportar y, desde ese

    da, el Discpulo llev con alegra las pequeas mortificaciones que le deparabasu labor en el Jardn.

    IX

    La consolacin del Discpulo

    Sola el Amado visitar a menudo el jardn, tanto por la gran alegra que le

    causaba como por el amor que senta hacia el Amante y su Discpulo. Y enestas ocasiones hablaba con el Amante, pero el Discpulo, cuyo amor no eraan perfecto, no poda or ni ver al Amado, y slo experimentaba una raraalegra que no saba a qu atribuir. Esto acongoj al Discpulo pues le parecique, por causa de sus pecados, nunca podra encontrar al Amado. Llorando, seacerc un da al Amante y le dijo:-Seor, s que soy un gran pecador y mucho me temo que por ms que busquetoda mi vida nunca llegar a encontrar al Amado por causa de mis pecados.

    A lo que el Amante le respondi sonriendo con dulzura:

    -Hijo mo recuerdas cmo estabas aquel da en que llegaste al jardn?_S -dijo el Discpulo-, lo recuerdo. Fue un da oscuro y triste, como si el solnunca hubiese entrado en el jardn._ Qu ocurri cuando empezaste a despojarte de tus ricas vestiduras? -siguipreguntando el Amante.-Pareci -contest el Discpulo- como si el sol hubiese perforado las nubes ytodo el Jardn se hubiera inundado de una luz celestial y gloriosa, una luzcomo la que diariamente ilumina el jardn.

    Y dijo el Amante:-Has de saber que el Amado mismo es la luz del jardn, y desde que comenzastea buscarle ya le habas encontrado, porque nadie puede sentir el deseo de

    buscarle si l antes no se le ha revelado.Con lo que el Discpulo experiment un gran consuelo al saber que, aun sinorle ni verle, ya haba hallado al Amado y, con ello, psose a trabajar con msalegra an en el servicio del Amado.

    X

    La Belleza

    Djole el Discpulo al Amante:

    9

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    10/21

    -Seor, antes de abandonar el mundo o a unos hombres tenidos en alta estimay que crean conocer la voluntad del Amado, que decan que aquellos que amanla Belleza no amaban al Amado sino a dolos; no obstante aqu, en el Jardndel Amado, estamos siempre luchando por crear Belleza para placer del Amado. Decan aquellos hombres la verdad?

    Contest el Amante:_ Los que as dijeron nunca vieron ni de cerca al Amado ni siquiera le buscaronde verdad, porque toda belleza no es ms que el reflejo de la belleza del

    Amado, aunque vista tenuemente y como en un espejo oscuro y fallado y de lamisma manera como todo bien es slo un tmido reflejo de la bondad del

    Amado. Y as ocurre que quienes aman la belleza y la bondad reconocenoscuramene en ellas la forma del Amado y , a pesar de su ignorancia, quienes

    buscan la Belleza y la bondad reconocen oscuramente en ellas la forma delAmado y, a pesar de su ignorancia, quienes buscan la Belleza y el bien buscan

    tambin al Amado.

    XI

    Las Polillas

    Una noche, estando el Amante y el Discpulo sentados a la luz de una vela,vino una polilla y psose a revolotear en torno a la llama pareciendo como si enella quisiera calentarse. Viendo esto dijo el Discpulo:

    Seor, esa polilla es en verdad como un Amante que gusta de calentarse juntoal amor del Amado.-No, hijo mo -dijo el Amante-. Ella es como un indigno buscador que, viendo elamor del Amado, no se le aproxima por temor de perder cuanto posee al calorde Su amor.Se alej la polilla volando y, al poco tiempo, acercse otra y tan prxima estuvode la llama que sus alas se chamuscaron y perdieron sus bellos colores, con loque tambin sta se alej volando hacia la oscuridad.Entonces dijo el Discpulo:-Seor, esta polilla s que es como un verdadero Amante del Amado porque,como has visto, ella ha dejado que se chamuscaran sus alas y ha perdido todossus bellos colores por causa del gran amor que la atraa a la llama.-No hay tal -dijo el Amante-. Esa polilla es como un Amante timorato que, apesar de haber gustado las delicias del Amado, huye de la llama y abandona al

    Amado cuando siente los primeros ardores del amor.Se acerc por ltimo otra polilla y sta, tan pronto vio la vela, no se entretuvocomo las otras en revolotear en su torno sino que vol recto hacia ella ylanzndose de lleno inmolse de manera que se hizo una con la llama.-Ved -dijo el Amante-, as es el verdadero Amante del Amado que, sin pensar en

    nada ms, se arroja por entero en el amor abrasante del Amado.

    10

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    11/21

    XII

    El caballo sobrecargado

    Pas un da junto al jardn un hombre y un caballo de carga que se vea flaco ydbil y hambriento y su lomo hallbase desollado por los arreos y llevaba unacarga de tal manera pesada que, a pesar de los continuos golpes que su dueole atizaba con un palo, apenas poda avanzar con extrema lentitud. Cuando el

    Amante vio esto, sali fuera del jardn y dijole al hombre:-Hermano por qu le pegas a tu pobre caballo? No ves que es por causa desu debilidad y por lo pesado de la carga que no puede acelerar el paso?El hombre replic:-Forastero, no tengas compasin de este caballo, porque es una mala bestia.

    Tiempo atrs yo cuidaba muy bien de l, le daba cuanto trigo era capaz decomer, le haca trabajar slo con cargas livianas, lo lavaba y cepillaba cada da

    y le dejaba descansar en cuanto mostraba la menor rasmilladura, as y todo sehizo indmito e imposible de conducir y cuando le pona encima alguna cargadbale por destrozar los arreos y por atacarme cuando le montaba,despidindome lejos de su lomo y golpendome con sus cascos. Si vea alguna

    yegua no haba hombre que pudiera con l y, soltndose, haca cuanto daopoda. As es que me jur que yo domara su bravura y sus caprichos con pocotrigo, mucha carga y ms golpes, pero ahora que lo he domado se ha puesto

    taciturno y no hay golpe que le saque de su lento paso, de tal manera que meestoy temiendo que llegar tarde al mercado y perder todo el esfuerzo que hepuesto en este viaje.Entonces dijo el Amante:-Amigo, en este caso no has actuado con sabidura, porque no es de extraarque tu caballo se haya sublevado cuando le dabas todo el trigo que quera y lepermitas perder el tiempo ociosamente, pues as malcuidaste su carne y ahoraeres t el que ms ha perdido, ya que por hambriento y descuidado, tu caballose ha hecho demasiado dbil para llevar la pesada carga que le has impuesto.Sigue mi consejo, deja conmigo la mitad de tu carga y ve con la otra mitad almercado, de manera que no llegues demasiado tarde y pierdas todo tu trabajo.El hombre hizo lo que el Amante le haba aconseja; el caballo, al sentir sucarga tan notablemente aligerada, emprendi a buen paso el camino delmercado y el hombre pudo llegar puntualmente para vender sus mercancas a

    buen precio. Volvi luego al jardn para recoger las cosas que haba dejado conel Amante y le dijo:-Muchas gracias por tu buen consejo, porque si hubiera llevado la cargacompleta no habra llegado a tiempo al mercado y habra perdido todo el frutode mis esfuerzos.

    Le contest el Amante:

    11

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    12/21

    -Permite que te d an otro consejo: lleva a casa tu al caballo y alimntale bien,no con avena de la mejor calidad sino con pienso normal y buen pasto; curaSus heridas y ponlo a trabajar cada da, no con labores excesivas sino contareas apropiadas a su fuerza, pero no le permitas holgazanear. No sigasgolpendole como lo has hecho hasta ahora, porque si le castigas cuando se

    conduce bien no tendrs remedio para cuando lo haga mal.El mercader prometi que hara como se lo aconsejaba el Amante. March a sucasa y mantuvo su promesa. Tiempo despus, el Amante y el Discpulo vieronal hombre y a su caballo que pasaban junto al Jardn una y otra vez. El caballohaba engordado y se vea en buenas condiciones, pero como coma slo losuficiente y no se le permita holgazanear, no haca ningn intento por escapar.Pronto le vieron recuperar sus fuerzas y ser capaz de llevar cargas muchomayores que las que poda soportar antes cuando primero pasara por el jardn,pero ahora no le parecan excesivas y marchaba a buen paso hacia el mercado.

    Le dijo el Amante al Discpulo:-Ves en todo esto alguna parbola?El Discpulo contest:-No, Seor, te suplico que me lo expliques.-El caballo -dijo el Amante- es como nuestro cuerpo que lleva cargas de deberes

    y buenas obras porque el alma es su amo; pero si el cuerpo se emplea enplaceres sensuales y holgazaneras, llega a ser caprichoso e ingobernable. Porello, muchos que desearan servir al Amado cometen el error opuesto ycastigan y debilitan sus cuerpos logrando, claro, someterlo, pero al mismotiempo lo incapacitan para servir a sus amos y soportar grandes cargas de

    buenas obras para el Amado, pues ya has visto que es vano trabajo cargar a uncaballo ms all de sus fuerzas. Da por lo tanto al caballo -tu cuerpo- lo quenecesite para su manutencin, pero no le mimes en demasa; oblgale atrabajar, pero no lo fatigues ms de lo necesario, recuerda que l tambin es unservidor del Amado.

    XIII

    El Ministro Orgulloso

    Un da vino al jardn un hombre con sus vestiduras destrozadas, cubierto decontusiones y heridas, quien dijo al Amante:-En el nombre del Amado, aydame.El Amante y el Discpulo le hicieron entrar, curaron sus heridas y cocinaron lasmejores verduras del jardn para alimentarle. Una vez curadas sus heridas yque hubo comido y descansado, le pregunt el Amante qu le haba ocurridopara llegar a semejante estado, a lo que el hombre replic:-Yo era Ministro del Amado en una ciudad cercana a este lugar; predicaba Suevangelio y explicaba Su doctrina a las gentes. Les haca ver cmo sus pecados

    les haban hecho odiosos al Amado y cmo, por lo tanto, habanse situadofuera del alcance de Su amor y l les condenara a los tormentos eternos, conlo que algunos desesperaron y lloraron amargamente y otros muchos

    12

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    13/21

    pusironse muy indignados. Un da me llamaron los magistrados para quecompareciera ante ellos y me rogaron que abandonara la ciudad y que me fueraa predicar a otra parte, pues dijeron que yo haba enojado tanto a unos ydesesperado tanto a otros, que teman que pudiese surgir una revuelta de laque ellos no podran protegerme. Yo, sin embargo, lleno del celo del Amado y

    creyendo que los magistrados slo intentaban ocultar sus propios pecados,prediqu an con ms vehemencia, denunci a los magistrados y dej bien enclaro que toda esa malvada ciudad estaba condenada al castigo eterno por la

    justa voluntad del Amado. Acto seguido, un populacho, aguijoneado sin dudapor los corruptos y venales magistrados, se avalanz sobre m con estacas ypiedras, casi terminaron conmigo y luego me expulsaron de la ciudad en elestado en que ahora me encuentro.-Amigo -dijo el Amante-, no est bien lo que hiciste, porque adems de negar lainefable compasin del Amado, con tu obstinacin fuiste causa de que esa

    gente cometiera un grave pecado, y no puede agradar al Amado el hecho de quepor ti, que profesas ser su Ministro, esa gente haya quedado peor de lo queestaba antes de conocerte. Con seguridad recordars lo que l mismo dijo: "Site persiguen en una ciudad, vete a otra".Entonces el hombre se enfad mucho e insultando al Amante, dijo:-Veo que ha sido falso cuanto me haban dicho de ti y no creo para nada queseas un servidor del Amado. Cuando vine a ti, malherido por causa del Amado,slo me diste yerbas y fruta a pesar de que el jardn est repleto de aves quepodras haber matado para prepararme una comida digna. Proclamar a todoslos vientos que no eres un verdadero servidor del Amado sino un farsante queno se atreve a sufrir por el Amado. Puedes estar seguro de que ests destinadoa los tormentos eternos de quienes nada sufren en esta vida.De tal manera estaba cegado aquel hombre por su propio orgullo que no pudopercibir las cicatrices en las manos, en los pies y en la frente del Amante, nicmo estaba teida de rojo su tnica debajo de los brazos. As es que sali del

    jardn profiriendo gritos e insultos.El Amante, entristecido, dijo:-Un hombre as hace mucho dao a la causa del Amado, porque al hablarfalsamente sobre el Amado puede inducir a muchos a temerle pero no a

    amarle, y al Amado slo se puede llegar por el amor.

    XIV

    LA Muerte del Amante

    Por muchos, muchos aos trabaj el Discpulo en el Jardn del Amado yaprendi del Amante la sabidura del Amor. Aunque an no haba visto al

    Amado ni odo Su voz, cada vez que el Amado visitaba el jardn el Discpuloperciba Su luz maravillosa y reconoca la inefable alegra de Su presencia.

    13

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    14/21

    Pero el Amante se haba hecho viejo y sus ojos se haban debilitado de tantomirar el esplendor del Amado, y su cuerpo se haba casi consumido en el fuegode Su amor; no obstante, y por la alegra que le causaba el servicio del Amado,an haca todo el trabajo que poda en el jardn, pero en la medida en quedisminuan sus fuerzas, caa ms y ms trabajo sobre los hombros del

    Discpulo, que se haban hecho tan resistentes a las ms pesadas labores ycuya fuerza haba aumentado de tal manera, que ya era capaz de realizar todaslas tareas extrayendo de ello gran alegra al as servir al Amado.Un da llam el Amante al Discpulo y le dijo:-Algrate conmigo, hijo mo, porque hoy marchar donde el Amado.El Discpulo se entristeci cuando supo que el Amante le dejara, sin embargose alegr tambin al ver la dicha del Amante al marcharse donde el Amado.Entonces dijo el Amante:-Cuida bien del jardn por causa del Amado, pero ya s que as lo hars, y

    algrate con los trabajos y tormentos con que el Amado te probar, porque creoque tu hora se acerca.Dicho lo cual, el Amante se tendi para descansar y en sus labios haba unasonrisa de paz que sobrepasaba el humano entendimiento. Y as march dondeel Amado cuyo fiel Amante haba sido.El Discpulo llor por el amor que le tena al Amante. Pero pronto se avergonzde esas lgrimas egostas que haba derramado ante la dicha del Amante y,cogiendo su cuerpo, y a pesar de que no era ste ms que un caparazn vaco,lo enterr en la ms bella parte del jardn y, en adelante, cuid del Jardn conms dedicacin an que antes, tanto por el amor que senta por el Amantecomo por el amor que senta por el Amado. Las palabras del Amante le hacanguardar esperanzas de que l tambin ira pronto donde el Amado, pero en estoestaba muy equivocado.

    XV

    La Pasin del Discpulo

    Poco tiempo despus de la muerte del Amante, estando el Discpulo atareadoen desmalezar el jardn del Amado oy golpes en la puerta y encontr a unhombre vestido de seda y acompaado por siete jvenes pero no tan ricamente

    vestidos como aqul. El hombre llevaba en su mano un edicto sellado, alparecer, con el sello del Amado, por el cual se autorizaba a su portador parahacerse cargo del jardn del Amado y a elegir a los asistentes que mejor leparecieran. El Discpulo examin cuidadosamente el edicto y el sello del Amado

    y ambos le parecieron estar en orden; tampoco le pareci extrao ni enojosoque el Amado hubiese designado a otro en lugar de l para que se hiciera cargodel jardn, ya que l no tena suficiente virtud para or al Amado ni para ver Su

    rostro, y aun cuando en verdad le pareci raro que un jardinero vistiera tnicade seda, saba por experiencia que no se debe juzgar por las apariencias y

    14

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    15/21

    prefiri, humildemente, darle la bienvenida al desconocido y preguntarledespus quines eran los siete jvenes que le acompaaban. El hombre replic:-Son mis nuevos asistentes en el jardn.Se asombr el Discpulo de que el nuevo jardinero necesitara de tantos paraasistirle en el jardn que, por tanto tiempo, slo l y el Amante haban atendido,

    pero como aquel hombre era ahora su maestro, no lo interrog acerca de sudecisin sino que le ense el jardn y todas sus hermosas flores y las yerbas

    benficas y las mariposas y los pjaros de brillantes colores y el ruiseor cuyasnotas otorgaban tal dulzura a la meloda del jardn, y la cueva de losmurcilagos y todas las dems cosas que haba en el jardn, y le habl de todocuanto haba aprendido acerca del trabajo del jardn para mayor alegra del

    Amado. Pero el nuevo jardinero permaneci en silencio durante todo estetiempo y, por ltimo, cuando hubieron visto todo y vuelto al centro del jardn,dijo:

    -Veo que eres un jardinero ineficiente y que has derrochado los recursos deljardn.El Discpulo se sinti muy avergonzado al escuchar que haba sido tan malservidor del Amado. Pero el jardinero continu y esta vez dirigindose a susasistentes:-Las plantas que crecen en el jardn carecen de valor. Las arrancar y plantaramapolas y camo, tabaco y mandrgoras, para todo lo cual hay abundantemercado y buenas ganancias, y destruir las mariposas cuyos gusanos daanlas plantas. Las brillantes plumas de los pjaros son valiosas y negociables,pero coged a ese intil pjaro marrn y retorcedle el cuello; no alimentar aninguna boca intil. Encended un fuego para que el humo espante a esosrepugnantes murcilagos y limpiad sus cuevas, porque instalar en su interior

    bellas mujeres que arrojen ganancias y den a los hombres agrado y placer.Al or esto dijo el Discpulo al hombre:-Seor, qu esto que has dicho que hars? Porque las criaturas que quieresdestruir son servidores muy queridos del Amado, y las flores y yerbas benficasson de todo su agrado.El rostro del hombre volvise como el de un demonio y, riendo burlonamente,replic:

    --Y a m qu me importa el Amado, Sus servidores, o Sus preferencias?Astutamente te he engaado. El edicto y el sello fueron hbilmente falsificadospara permitirme entrar en el jardn y usarlo en mi provecho. Los servidores del

    Amado son estpidos y obtienen escasas retribuciones por sus trabajos; sinembargo, la tierra del jardn es rica y se puede extraer de ella mucho dinero.Entonces contest el Discpulo:-T, Engaador, mientras me halle con vida no permitir que profanes el jardndel Amado.El Engaador volvi a rer con crueldad y dijo:

    -No me importa si vives o no, pero sigue mi consejo y nete a nosotros en estenegocio; como eres fuerte y hbil te nombrar mi segundo y vers loconveniente que te resulta.

    15

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    16/21

    _No -dijo el Discpulo-, jams traicionar al Amado por procurarme unaganancia.Con lo que el Engaador, perdiendo su paciencia, se llen de ira y dijo a susseguidores:-Id y buscad en el jardn algo con lo que pueda yo reducir a este estpido y

    obstinado jovenzuelo que as se ha atrevido a burlarse de los cargos yrecompensas que le he ofrecido.Marcharon en seguida sus seguidores y uno de ellos al abrir la puerta del

    jardn interior, vio la cruz y los clavos y la lanza y la corona de espinas y vueltodonde el Engaador le dijo:-Ven a ver, he hallado los instrumentos capaces de proporcionar a este bellacouna muerte digna de l.

    Acto seguido se echaron brutalmente sobre el Discpulo y le golpearon sinpiedad, salvo el ms joven de los seguidores del Engaador, quien se abstuvo

    hasta que sus compaeros se burlaron de su timidez y entonces l tambin seles uni a su violencia.Arrastraron al Discpulo hasta el jardn interior y quitndole su tnica seburlaban de su desnudez; pero el Discpulo no sinti la menor vergenza puesno le pareci afrentoso soportar estas injurias por causa del Amado.

    Y el Engaador volvi a dirigirse al Discpulo con estas palabras:-Cambia de parecer ahora que has visto el destino que te espera. Soy hombrecompasivo y quiero dejar abierto mi ofrecimiento si consientes en acatar miautoridad. Muy generoso soy al decirte esto pues perfectamente puedo llevar acabo mis designios con o sin tu ayuda.-No -dijo el Discpulo-, jams traicionar al Amado.Entonces el Engaador solt su ms cruel risotada y replic:-Ya le traicionaste al hacerme entrega de Su Jardn. -Y cogiendo la corona deespinas agreg-: He aqu una digna corona para tan buen servidor -y asdiciendo encajle la corona en la cabeza, no con suavidad, como lo haba hechoantao el Amante, sino con tal fuerza que le pareci al Discpulo que lasespinas se le clavaban en su cerebro, y la agona que entonces cay sobre lsobrepasa las posibilidades de mi pluma para describirla. No obstante, laspequeas heridas y rasguos recibidas en su trabajo en el Jardn le haban

    proporcionado, tal resistencia al dolor, que no se desmay como le ocurriera laotra vez en que su agona, comparada con sta, no haba sido nada. Todo losoport con paciencia. Le alzaron y le clavaron a la cruz, y los clavos ardieronen sus manos y pies como si fueran de fuego. Luego le clavaron la lanza en elcostado y creo que nunca hubo en el mundo una agona peor que sta.Sin embargo, la agona de su cuerpo, con ser la peor que un hombre hayapodido soportar, era suave comparada con la de su alma, pues diose cuenta deque su sacrificio era del todo intil y que, por su descuido, haba rendido alEngaador el jardn del Amado, confirmndose como un indigno servidor y,

    peor an, como un traidor al Seor. Al mismo tiempo haba entregado a lamuerte en manos del Engaador a todos los dems servidores del jardn ycompaeros suyos, ya que saba que el Engaador arrancara las flores y las

    16

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    17/21

    yerbas benficas y plantara en su lugar malignas drogas para perdicin de loshombres. Le pareci ver ante sus Ojos al ruiseor con su cuello roto y a lasmariposas con sus alas arrancadas y a todos sus compaeros del jardndestruidos por su culpa, y ello hizo que los tormentos de su cuerpo se leantojasen menores que los que mereceran sus pecados. Tinieblas del cuerpo y

    del alma se cirnieron entonces sobre l mientras llegaban a sus odos lossarcasmos de sus verdugos.Entonces, de pronto, vio al Amado.Maravillado, olvid su agona y mir con tal adoracin al Amado que su dolorlleg a ser para l alegra. Cunto tiempo estuvo as arrobado no lo s, pero porltimo la visin se extingui.Una meloda de inexpresable dulzura continu sonando en sus odos, abri losojos y vio a los pjaros del jardn que cantaban a su alrededor y, en medio deellos, el ruiseor; ascendi hasta l el perfume de las flores y las vio pobladas

    de mariposas. El Engaador y sus seguidores haban huido del jardnperseguidos por el horror de su propio crimen, salvo el ms joven de ellosquin, arrodillado al pie de la cruz, pareca extraer fuerzas de la contemplacindel rostro del Discpulo. Habase sacado sus vestiduras de seda y puesto latnica del Discpulo, rasgada y manchada por la violencia que su dueo habarecibido. Entonces, con mucho cuidado, arranc el joven uno a uno los clavosde los pies y de las manos del Discpulo y lo recost sobre la suave yerba, letrajo agua para que bebiera y le cur las heridas. Arrodillado junto a l, le dijo:-Seor, te lo ruego, ensame este maravilloso amor del Amado.

    Y se alegr mucho el Discpulo porque en ese momento oy la voz del Amadoque le deca:-Fiel Amante, haz tambin esto por amor a M.Pero tan dbil se hallaba, que slo pudo susurrar:-Hijo mo...

    17

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    18/21

    18

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    19/21

    19

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    20/21

    20

  • 7/24/2019 Robert EWayel Jardin Del Amado

    21/21

    21