ritual de difuntos

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Una de las costumbres más extendidas con los fieles difuntos es rezar durante nueve días el rosario. Familiares y amigos del difunto se reúnen durante nueve noches para este acto religioso. Es una oportunidad para contactar a personas alejadas de la Iglesia. El(la) Rezandero(a) puede aprovechar este novenario para dar a conocer la Misión Continental y convocar a los asistentes a unirse a este proceso. Se le llama Ritual de Difuntos porque su autor ha enriquecido este rosario con una serie de acciones alrededor del rosario.Este y otros documentos y materiales puedes encontrar en http://www.misionemos.com

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Ritual deDifuntos

P. Amado Ruíz Gordón

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Para el uso de esta parte del manual del Agente de Religiosidad Popular en situación de acompañar la muerte de un ser querido, es necesario conocer las partes en que se divide.

Primero se presenta la hoja explicativa; ahí viene algo de historia sobre nuestras costumbres con los muertos. Se explica brevemente el signifi-cado de algunos ritos que se usan en la mayoría de los pueblos. (Aclara-mos que esto varía de acuerdo a las costumbres de los diferentes pue-blos y culturas; sobre todo en la forma de celebrarlo); algunos de estos elementos son: las cenizas, los nueve días, la flor de zempasuchitl, etc.

En estos rituales hay “kerigma” y que es tarea del agente de RP descu-brirlos y re-velarlos a la comunidad. Y se termina esta parte con unas preguntas que ayudan a profundizar un poco más sobre el sentido de la muerte.

En un segundo momento tenemos el: RITUAL DE DIFUNTOS. En él se encuentran los siguientes ritos:

» La oración del pésame » La procesión de la vivienda al panteón » Las exequias en el panteón » La oración junto al sepulcro o tumba » El rezo del rosario » El ofrecimiento y las letanías » La oración de los fieles » La ceremonia del levantacruz

En un tercer momento se presenta la hoja del círculo hermenéutico. Con la ayuda de los ritos y símbolos que se usan comúnmente en la ce-lebración de los muertos hacemos un intento de descubrir el “kerigma” para ayudar al agente de RP en la evangelización de las personas. Se explican el porqué de su presencia en la celebración, lo que significa y como se puede aprovechar ese elemento para la evangelización.

Por último se presenta lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica al respecto de la muerte. Con algunos números del CIC se presenta el sen-tido de la muerte cristiana:

» El sentido de la muerte cristiana » El fin de la peregrinación terrena » Prepararnos para la hora de nuestra muerte

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» Jesús y la resurrección de los muertos » La comunión con los difuntos » Lo que pasa con los que mueren con la gracia de Dios.

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1. HOJA EXPLICATIVA

A la hora de realizar esta celebración de los muertos hay que tener en cuenta algunos elementos que nos pueden ayudar para una mejor cele-bración:

1. Hay que tener en cuenta que existen diferentes maneras de ce-lebrar a los difuntos. Cada pueblo, cada cultura tiene sus propias costumbres. Debemos tratar, lo más que se pueda, respetar dichas costumbres. Sin embargo hay elementos que son muy comunes y eso es lo que vamos a aprovechar.

2. Hay muchos rezanderos en nuestras comunidades. No se trata de “hacerles la guerra” sino de ponerse en contacto con ellos para unir-los a nuestra labor de evangelización. Se trata de ubicarlos, contac-tarlos, reunirse con ellos y estudiar el siguiente “manual del Agente de Religiosidad Popular”, partiendo de su interés, que es el ritual de muertos. Si es posible el párroco sectorice el territorio parroquial para asignarles una zona de tal manera que se comprometan a “atender” a la gente en sus respectivos territorios con respecto a los difuntos.

3. A partir de entonces ya no es solo “rezandero” sino que es un “Agente de Religiosidad Popular” ya que pone a la gente en con-tacto con la parroquia, los evangeliza y colabora con la Iglesia en la extensión del Reino de Dios.

4. Todo agente de Religiosidad Popular debe tener clara sus tareas que son las siguientes:

» Dar el Pésame a las familias en nombre de la comunidad parro-quial

» hacer la oración del Pésame. » Acompañar a la familia al cementerio a nombre del Sr. Cura y

de la comunidad cristiana (procesión de la vivienda al panteón) » Hacer las Exequias en el panteón y bendecir la tumba. » Ofrecerse a rezar el novenario de rosarios » Ofrecerse a celebrar el Levantacruz » Poner en contacto a la familia con la parroquia para que se ini-

cie un proceso de evangelización y de perseverancia en ellos. (Se hacen colectas de nombres y direcciones para estar en con-tacto con la familia, se forman grupos de catequesis ‘de niños o de adultos’ con los miembros de la familia del difunto).

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5. Es bien importante tener bien claro que las interpretaciones que se hagan tienen que tener rasgos liberadores y no de opresión ni de sometimiento en la gente.

6. No podemos quedarnos solamente con lo que la gente hace, sino que debemos incorporar lo que la Iglesia dice al respecto sobre los muertos (Ver la hoja sobre lo que dice el Catecismo de la Iglesia Ca-tólica).

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2. RITUAL DE MUERTOS

Nuestros antepasados tenían muy bonitas costumbres con los muertos. Algunos todavía las conservamos.

En vida ellos dormían en petates.

Cuando alguien se moría lo envolvían en su petate y lo quemaban. A eso le llamaban “petatearse”. Hoy día todavía usamos esa manera de hablar cuando preguntamos “si ya se petateó”.

Las cenizas eran llevadas a la vivienda del difunto y con ella se hacía un signo de dos líneas: una raya, de oriente a poniente, que representa al dios sol, que es vida, que sale del oriente y se oculta en el poniente. Y la otra raya de norte a sur señala los pasos del ser humano.

Cuando fueron cristianos, llamaron a ese signo “cruz” porque mucho se le asemejaba

A los 9 días recogían esta ‘cruz’ de cenizas del muerto, amontonándo-las en el centro. Creían que de esta manera la muerte era el encuentro de los pasos de dios y los pasos del hombre. Este era el momento de la verdadera muerte.

Sobre su tumba ponen la flor que más se parece al dios Tonatiuh, dios que daba vida. Esta flor es el zempasuchitl

¿Por qué esperaban 9 días para enterrarlo? Porque según sus creencias, El número 1 era Cielo, el número 2 era Tierra, el número 3 era Aire. El aire era como la escalera para subir al cielo. Cuando había mucho aire: 3+3+3 = 9, era más fácil pasar de la tierra al cielo.

Actualmente se coloca cal o tierra en forma de “cruz”. A los 9 días se le-vanta esa cruz. Rito que señala que la muerte es como recoger los pasos del difunto y llevarlo a que se encuentre con los pasos de Dios.

Antiguamente, durante el novenario, la gente danzaba y simulaba co-merse al muerto. Para eso hacía calaveras y huesos de amaranto y los acompañaban con pulque.

En la actualidad, en noviembre, comemos pan de muerto y calaveras de dulce.

Hoy día, mucha gente coloca su altar del muerto; en él colocan los ali-mentos que le gustaban al difunto.

Actualmente conservamos muchas costumbres pero que en cada re-

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gión varía, en unas partes es mucho más fuerte toda esta riqueza de costumbres que en otras; sin embargo en todas ellas podemos encon-trar “kerigma”.

El interlocutor habla por medio de símbolos. Es necesario tener bien presente esto porque nos llevará a descubrir las “semillas del Verbo” que ahí se encuentran.

Para esta celebración la gente no tiene muchas “palabras”, dice poco, explica poco con palabras pero es muy expresiva con su simbólica. Aquí la gente no habla pero dice todo con signos.

La tarea es descubrir que en su simbólica la gente manifiesta su imagi-nario, sus anhelos (que su difunto todavía siga viviendo).

El “kerigma” está en la interpretación que se haga de su simbólica.

Hay que tener presente que el tema del kerigma lo pone el interlocutor, no la Iglesia. La gente pone el tema y el agente de Religiosidad Popular pone la Buena Noticia (que es lo que él espera).

El “día de muertos” es una verdadera fiesta, sobre todo en las casas y panteones.

En México la muerte no es tabú sino algo muy familiar. Los días 1 y 2 de noviembre, se celebra una fiesta de comunión con los “angelitos” (niños muertos) y difuntos (muertos grandes).

Todo nos habla de una estrecha relación con ellos. Los “angelitos” del Limbo (los no bautizados) llegan el 31 de octubre a las doce del día y se van a la misma hora del día primero de noviembre. Los otros “angeli-tos” llegan el día primero y se van al terminar ese día; en ese momento llegan los difuntos, que se irán hasta las doce de la noche del día dos.

Esta es la creencia popular mexicana. Para unos y para otros se arregla el altar de ofrendas. A los angelitos se ofrece galletas, atolito, frutas, dulces, pan…; a los difuntos, tamales, “memenchas” (gorditas de elote), mole, pulquito, fruta, pan, “chacualolli”… y otras cosas que les gustaban en su vida terrenal.

Qué bueno fuera que en el altar del muerto o en su tumba colocáramos también aquello por lo que murió: ¿droga? ¿Pistola? ¿Agua contami-nada? ¿Cuchillos? ¿Falta de dinero para comprar medicina?

Por favor, contesta estas preguntas:

» ¿De qué muere más gente en México?

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» Si es así, ¿por qué decimos que Dios se las lleva? » ¿Qué hacer para que no muera tanta gente antes de tiempo?

Hay que tener presente que estamos ante

interlocutores y no destinatarios

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3. LITURGIA DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN.

(La muerte de algún vecino es una gran oportunidad para que el grupo se relacione con familias que no asisten a las reuniones del grupo base.

El grupo, a través de sus Coordinadores, además de dar el pésame a nom-bre de la parroquia, del Señor Cura y del propio grupo, ofrece sus servicios a la familia del doliente. Si ésta acepta, avisa entonces al (la) promotor(a) de la Religiosidad Popular de la respectiva calle o sector, a fin de que éste (a) realice el servicio que en este Manual se presenta.

El promotor de la Religiosidad Popular debe considerarse como la presen-cia de la Iglesia. El (la) va a rezar a nombre de la Iglesia, o sea, la Iglesia usará sus palabras para orar por el difunto. Consecuentemente, él (la) debe procurar ser y crear un puente entre la parroquia y la familia dolien-te. No hay que olvidar que muchas de estas familias han estado alejadas de la parroquia-iglesia por mucho tiempo.)

A) LA ORACIÓN DEL PÉSAME.

CELEBRADOR: Hemos venido a rezar por el difunto (a) N……

ANIMADOR: Van a repetir: En tus manos, Señor, encomiendo su es-píritu (salmo 32,5).

TODOS: En tus manos, Señor, encomiendo su espíritu.

ANIMADOR: Estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos (1 Juan 3,14).

TODOS: En tus manos, Señor, encomiendo su espíritu.

ANIMADOR: Aunque camine por lugares oscuros, nada temo, porque Tú estás conmigo (Salmo 22,4).

TODOS: En tus manos, Señor, encomiendo su espíritu

ANIMADOR: Vengan benditos de mi Padre, tomen posesión del Rei-no preparado para ustedes (Mateo 25,34).

TODOS: En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

ANIMADOR: Quiero que donde yo esté, estén también conmigo, dice Jesucristo (Juan 17,24).

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TODOS: En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CELEBRADOR: Recemos:

Señor nuestro, que eres amor; recibe en tu presencia a tu hijo (a) N…. a quien has llamado de esta vida.

Perdónale todos sus pecados, bendícelo (a) con tu luz y paz eternas, levántalo (a) para que viva siempre con todos tus santos en la gloria de la resurrección. Por Cristo Nuestro Señor.

TODOS: Amén, Jesús.

LECTOR: Vamos a leer un pedacito de la Sagrada Escritura en la que se nos anuncia la esperanza de la resurrección para nuestro (a) difunto (a).

“El primer día de la semana, muy temprano, fueron al sepul-cro con los perfumes que habían preparado. Pero se encon-traron con que la piedra que cerraba el sepulcro había sido removida, y al entrar, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.

No sabían qué pensar, pero, en ese momento, vieron a su lado dos hombres con ropas fulgurantes. Se asustaron mu-cho y no se atrevían a levantar los ojos del suelo.

Ellos les dijeron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí. Resucitó. Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea. El Hijo del Hombre debe ser entregado en manos de los pecadores y ser crucificado y resucitado al tercer día. Ellas entonces recordaron las pala-bras de Jesús”. (Lucas 24, 1-8)

ANIMADOR: Vamos a responder a cada invocación que rece: Dale Señor, el eterno descanso.

TODOS: Dale Señor, el eterno descanso.

ANIMADOR: Salva, Señor, a tu hijo (a), de todas las tribulaciones.

TODOS: Dale Señor, el eterno descanso.

ANIMADOR: Salva, Señor, a tu hijo (a), como salvaste a Noé del dilu-vio.

TODOS: Dale Señor, el eterno descanso.

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ANIMADOR: Salva Señor, a tu hijo (a), como salvaste a Abraham de sus enemigos.

TODOS: Dale Señor, el eterno descanso.

ANIMADOR: Salva Señor, a tu hijo (a), como salvaste a Job de sus padecimientos.

TODOS: Sale Señor, el eterno descanso.

ANIMADOR: Salva Señor, a tu hijo (a), como salvaste a Moisés del po-der del opresor.

TODOS: Dale Señor, el eterno descanso.

ANIMADOR: Salva Señor, a tu hijo (a), como salvaste a Pedro y a Pa-blo de la cárcel.

TODOS: Dale Señor, el eterno descanso.

ANIMADOR: Por Jesucristo, nuestro Salvador, que padeció por noso-tros una muerte tan amarga y nos mereció la vida eterna, salva, Señor, a este (a) hijo (a) tuyo.

TODOS: Dale Señor, el eterno descanso.

CELEBRADOR: Recemos:

Señor nuestro Jesucristo, salvador del mundo, te encomen-damos a nuestro (a) hermano (a) N…. por quien viniste al mundo con tanta misericordia; recíbelo (a) bondadoso en la alegría de tu Reino: pues aunque ciertamente cayó en el pe-cado, sin embargo, no negó al padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo, sino que creyó y adoró fielmente a Dios, creador de todas las cosas.

ANIMADOR: Juntos recemos ahora a la Virgen María de quien nues-tro (a) difunto (a) fue muy devoto (a):

¡Dios te salve! Reina y Madre, Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. ¡Dios te salve! A ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llo-rando en este valle de lágrimas. ¡Ea, pues, Señora, abogada nuestra! Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre, ¡Oh clemente, Oh piadosa, Oh dulce siempre Virgen María!

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CELEBRADOR: (Si considera que la gente aceptará que él (ella) eche agua bendita sobre el ataúd, les dice lo siguiente):

El Señor Cura, nos dejó agua bendita para echarle a nuestros difuntos. Les quiero explicar lo que significa el agua bendita.

Todos nosotros fuimos bautizados con agua bautismal; el agua bautismal es el agua más sagrada que tiene nuestra Iglesia Católica. Con esta agua nos pusieron un nombre cristiano: desde ese día somos hijos de Dios; desde nuestro bautismo podemos completar el Reino de los cielos.

Ahora, con esta agua, bendecida por el agua bautismal, va-mos a recordar a nuestro Padre Dios, que nuestro (a) her-mano (a) N…. es un bautizado (a), que es su hijo.

CELEBRADOR Oremos:

Padre Dios, nuestro (a) hermano (a) N…. hace muchos años fue bautizado (a) con agua: desde ese día lleva un nombre cristiano y es tu hijo (a). No lo desconozcas en este momen-to, no lo rechaces.

Si el pecó e hizo mal en su vida, que ahora, al recordarte su bautizo, Tú te apiades de éste tu hijo (a).

Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor.

TODOS: Amén Jesús.

CELEBRADOR: (Rocía con agua bendita el ataúd diciendo:) Dale Señor el descanso eterno y luzca para él (ella) la luz perpetua. Descanse en Paz. Así sea. Amén Jesús.

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B) PROCESIÓN DE LA VIVIENDA AL PANTEÓN.

(Antes de partir para el cementerio)

GUÍA: Hermanos, al dar inicio a esta procesión, en la que vamos a acompañar a nuestro (a) hermano (a) N…. hacia su última morada, re-cordemos las palabras de San Pablo: “Nosotros no tenemos aquí nues-tra Patria definitiva sino que buscamos la venidera” (Hebreos 13,14). Es decir, nosotros estamos aquí solo de paso. No vamos a vivir siempre en este mundo. Nuestra Patria verdadera es otra; es el Paraíso. Por lo tan-to, tenemos que vivir en este mundo, pensando que un día lo vamos a dejar todo.

Ahora, al dirigirnos hacia el Panteón, cantemos (o recemos) el Salmo 42 (41), expresando nuestro deseo de acercarnos a Dios y pidiendo a favor de nuestro (a) hermano (a) N….

TODOS: Mi alma está sedienta de ti, mi Dios.

LECTOR: Como anhela la cierva estar junto al arroyo, así mi alma, Se-ñor, desea estar contigo.

TODOS: Mi alma está sedienta de ti, mi Dios.

LECTOR: Sediento estoy de Dios, del Dios que me da la vida. ¿Cuándo iré a contemplar el rostro del Señor?

TODOS: Mi alma esta sedienta de ti, mi Dios

LECTOR: Lágrimas son mi pan durante la noche y el día, cuando oigo que me dicen ¿Dónde quedó tu Dios?

TODOS: Mi alma está sedienta de ti, mi Dios.

LECTOR: ¿Qué te abate, alma mía? ¿Por qué gimes en mí? Pon tu con-fianza en Dios que aún le cantaré a mi Dios Salvador.

TODOS: Mi alma está sedienta de ti, mi Dios.

GUÍA: Hermanos, en este mundo no existe nada que nos pueda hacer felices como estar con Dios. El mismo San Agustín lo dijo: “Oh Dios, tu nos hiciste para ti y nuestro corazón no estará tranquilo hasta que des-canse en ti”.

A cada versículo del Salmo 63 (62), que ahora rezaremos, repitamos todos:

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TODOS: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco.

LECTOR: Mi alma tiene sed de ti, en pos de ti mi alma desfallece, cual tierra reseca, sedienta sin agua.

TODOS: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco.

LECTOR: Yo quiero contemplarte en el santuario, para contemplar tu gloria y tu poder.

TODOS: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco.

LECTOR: Pues es mejor tu amor que la misma vida, tu alabanza mis labios cantarán.

TODOS: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco.

LECTOR: Podré así bendecirte mientras viva y levantar mis manos en tu nombre.

TODOS: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco.

LECTOR: Cuando estoy acostado pienso en ti y durante la noche en ti medito.

TODOS: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco.

LECTOR: Pues tú fuiste para mí un refugio y me alegré a la sombra de tus alas.

TODOS: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco.

LECTOR: Mi alma se estrecha a ti con fuerte abrazo encontrando su apoyo en tu derecha.

TODOS: Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco.

GUÍA: Hermanos pidamos al Señor que perdone todos nuestros peca-dos y los pecados que en su vida cometió nuestro (a) hermano (a) N…. Cantemos (o recemos) el Salmo 130 (129). A cada versículo repitamos todos:

TODOS: Desde el abismo clamo a ti Señor.

LECTOR: Que tus oídos pongan atención a mi voz suplicante.

TODOS: Desde el abismo clamo a ti Señor.

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LECTOR: Señor, si no te olvidas de las faltas ¿quién podrá subsistir?

TODOS: Desde el abismo clamo a ti Señor.

LECTOR: Mas el perdón se encuentra junto a ti, por eso te veneran

TODOS: Desde el abismo clamo a ti Señor.

LECTOR: Espero en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra.

TODOS: Desde el abismo clamo a ti Señor.

LECTOR: Mi alma aguarda al Señor, mucho más que a la aurora el cen-tinela.

TODOS: Desde el abismo clamo a ti Señor.

LECTOR: Como aguarda a la aurora el centinela, así Israel espera en el Señor.

TODOS: Desde el abismo clamo a ti Señor.

LECTOR: Porque el Señor tiene misericordia y hay en El abundante re-dención

TODOS: Desde el abismo clamo a ti Señor.

LECTOR: EL Señor dejará libre a Israel de todas sus maldades.

TODOS: Desde el abismo clamo a ti Señor.

(Si hay tiempo, es oportuno rezar el Santo Rosario)

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C) EXEQUIAS EN EL PANTEÓN

(En la capilla o lugar de encuentro en el Panteón)

Canto.

CELEBRADOR: Hermanos, hemos llegado al panteón. Aquí deposita-remos el cuerpo de nuestro (a) hermano (a) N…. en espera del día de la resurrección. A cada versículo repitamos todos llenos de confianza:

TODOS: En mi carne contemplaré a Dios, mi Salvador.

LECTOR: Creo que mi redentor vive y que al final de los tiempos he de resucitar del polvo.

TODOS: En mi carne contemplaré a Dios, mi Salvador.

CELEBRADOR: Pensando en la resurrección, nuestro corazón se llena de alegría. Escuchemos la Palabra de Dios.

LECTOR: Lectura del Santo Evangelio según San Juan (Juan 14,1-6)

“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “No se turbe su corazón. Ustedes confían en Dios: confíen también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchos lugares; si no fuera así, ¿les habría dicho que voy allá a prepararles un lugar? Des-pués que haya ido a prepararles un lugar, volveré a buscar-los para que donde yo estoy, estén también ustedes. Para ir donde voy, ustedes saben el camino”.

Tomás les dijo: “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo va-mos a conocer el camino?”. Jesús le contestó: “Yo soy el ca-mino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mi”.”. Esta es Palabra de Dios.

TODOS: Gloria a ti, Señor Jesús.

Canto.

CELEBRADOR: Hermanos, Jesús nos ha precedido para prepararnos el lugar. Que los ángeles y los santos lleven el alma de nuestro (a) herma-no (a) N…. al encuentro de Cristo, para gozar con Él por toda la eterni-dad. A cada versículo repitamos todos:

TODOS: Reciban su alma, para llevarla a la presencia del Altísi-mo.

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LECTOR: Vengan, santos de Dios: salgan a su encuentro, ángeles del Señor.

TODOS: Reciban su alma, para llevarla a la presencia del Altísi-mo.

LECTOR: Que Cristo que te llamó, te reciba: y que el coro de los ángeles te introduzcan en el cielo.

TODOS: Reciban su alma, para llevarla a la presencia del Altísi-mo.

LECTOR: Dale, Señor, el descanso eterno

TODOS: Y brille para él (ella) la luz eterna.

CELEBRADOR: Oremos:

Padre clementísimo, te encomendamos el alma de nuestro (a) hermano (a) N…. apoyados en la certeza de que resucita-rá en el último día con Cristo y con todos los que han muerto en Cristo.

Que tu corazón misericordioso se conmueva, Señor, por nuestras plegarias; abre a tu hijo (a) las puertas del cielo, y a nosotros, que permanecemos en este mundo, consuélanos con las palabras de la fe, hasta que un día, todos encontre-mos a Cristo y permanezcamos con él y con nuestro (a) her-mano (a) N…. Por Cristo nuestro Señor.

TODOS: Amén, Jesús.

Canto: (Todos se dirigen hacia el sepulcro).

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D) ORACIÓN JUNTO AL SEPULCRO O TUMBA.

CELEBRADOR: Oremos:

Señor Jesucristo, que por estar tres días en el sepulcro san-tificaste todos los sepulcros de los que creen en ti, de tal manera que al descender los cuerpos a la tierra aumenta la esperanza de la resurrección, concédenos que en este se-pulcro duerma en paz tu hijo (a) N…. y aquí descanse hasta que tú, que eres la resurrección y la vida lo (la) resucites y pueda contemplar en el cielo la luz de tu rostro.

Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

TODOS: Amén, Jesús.

(Rocía el sepulcro con agua bendita)

(En este momento se coloca el cuerpo en el sepulcro. Enseguida el guía puede hacer alguna reflexión, que concluye con la siguiente oración comu-nitaria).

CELEBRADOR: Dios todopoderoso ha llamado a su presencia a nuestro (a) hermano (a) N…. y nosotros ahora acabamos de enterrar su cuerpo, para que vuelva a la tierra de donde fue sacado. Con la fe puesta en la resurrección de Cristo, primogénito de los muertos, creemos que Él transformará nuestro cuerpo humillado y lo hará semejante a su cuerpo glorioso.

A cada petición, contestemos todos:

TODOS: Escúchanos, Señor.

LECTOR: Tú que lloraste por la muerte de Lázaro, enjuga nuestras lágri-mas.

TODOS: Escúchanos, Señor.

LECTOR: Tú que llamaste a los muertos de la muerte a la vida, llama a este (a) hermano (a) N…. a la vida eterna.

TODOS: Escúchanos, Señor.

LECTOR: Tú que prometiste el paraíso al ladrón arrepentido, introduce en el cielo a nuestro (a) hermano (a) N….

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TODOS: Escúchanos, Señor.

LECTOR: Y a todos nosotros, que estamos afligidos por la muerte de nuestro (a) hermano (a) N…. anímanos con el consuelo de la fe y la es-peranza de la vida eterna.

TODOS: Escúchanos, Señor.

CELEBRADOR: Oremos:

Oh Padre celestial, que estás siempre atento a las súplicas de tus hijos y escuchas los deseos de nuestro corazón, con-cede a tu siervo (a) N…., cuyo cuerpo acabamos de depo-sitar en la tierra, participar con tus santos y elegidos de la recompensa eterna. Por Cristo nuestro Señor.

TODOS: Amén, Jesús.

CELEBRADOR: Dale, Señor el descanso eterno.

TODOS: Y brille para él (ella) la luz perpetua.

CELEBRADOR: Descanse en paz.

TODOS: Así sea.

Canto.

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E) EL SANTO ROSARIO PARA DIFUNTOS

GUÍA: Ave María Purísima

PUEBLO: Sin pecado concebida.

GUÍA: Recemos todos juntos… Por la señal de la Santa Cruz, de nues-tros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

GUÍA: Para que nuestra oración pueda agradar a Dios, purifiquemos nuestro corazón, arrepintiéndonos de nuestros pecados. Recemos to-dos juntos el Acto de Contrición.

PUEBLO: Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, creador y re-dentor mío; por ser Tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido, propongo enmendarme y confesarme a su tiempo; ofrezco cuanto haga en satisfacción de mis pecados y confío en tu bondad y misericordia infinitas que me perdones por tu preciosa sangre y me des gracia para nunca más pecar. Amén.

GUÍA: Abre Señor mis labios

PUEBLO: y mi boca proclamará tu alabanza.

GUIA: Atiende a mi sin tardanza

PUEBLO: dame tu auxilio y favor.

GUÍA: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

PUEBLO: Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

GUÍA: Abre Señor mis labios y limpia nuestros corazones de imperti-nentes pensamientos, ilumina nuestro entendimiento para que, atenta, digna y devotamente recemos este Santo Rosario; pidiéndote por el eterno descanso de nuestro hermano(a) N…

PUEBLO: Te damos gracias por la vida que le diste a nuestro hermano difunto(a) N. y muy especialmente por las personas que estamos pre-sentes.

GUÍA: ¡Oh Dios! Que perdonas y deseas la salvación de todos los hom-bres y mujeres, imploramos tu clemencia para que, por la intercesión de María Santísima y de todos los santos concedas a tu siervo (a) N…. la gracia de llegar a la Vida Eterna.

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PUEBLO: Amén, Jesús.

MISTERIOS GOZOSOS

(Lunes y jueves) 1

GUÍA: En el primer misterio gozoso, meditaremos sobre LA ANUNCIA-CIÓN DEL ÁNGEL A MARÍA SANTÍSIMA. (Lee Lucas 1, 26-38 o Juan 1, 6-18).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Así como María aceptó con valor y humildad la invitación a ser la Madre de Jesús, así también nosotros tenemos que aceptar con sencillez y decisión el llamado de Dios a ser sus hijos. Acordémonos de que se trata de un gran compromiso.

¡Oh María, dulcísima, consuelo de las almas! Este Padre-nuestro y diez Avemarías te los ofrecemos por el gozo que tuviste cuando, saludada por el ángel, te anunció la encar-nación del hijo de Dios en tus entrañas; por Él te suplicamos que el alma de nuestro(a) hermano(a) N. y todas aquellas al-mas que están en el purgatorio, reciban alegres noticias de la Gloria Eterna, a donde vayan a descansar. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amen, Jesús.

(Se reza un Padre nuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el segundo misterio gozoso meditaremos sobre: LA VISITA DE MARIA A SANTA ISABEL (Lee Lucas 1, 39-56 o Mateo 11, 2-10 o Juan 1, 19-28).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Al saber que su prima Isabel se encontraba en el sexto mes de su embarazo, de inmediato María fue a visitarla para ponerse a su disposición. Esto representa una gran lección para nosotros: pues cuanto uno más ama al prójimo, tanto más ama a Dios.

¡Oh María, refugio de pecadores! Este Padre nuestro y diez 1 En el nuevo orden que se ha hecho en la manera de rezar el Rosario, corresponde a los días Lunes y Sábado.

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Avemarías te lo ofrecemos por el gozo que tuviste cuando, visitando a santa Isabel, fuiste por ella reconocida como Madre de Dios, y por haber sido intermediaria para librar de la culpa al niño Juan; por este gozo te suplicamos que visites y consueles a nuestro (a) hermano (a) N…. y a los que están en el purgatorio para que intercedas por ellos ante tu Hijo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un Padre nuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el tercer misterio gozoso meditaremos sobre: EL NACI-MIENTO DE JESÚS EN UN PORTAL DE BELEN. (Lee Lucas 2,1-20 o Ma-teo 2, 1-12).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

¿Quiénes reconocieron en aquel niño al Mesías esperado? María, José y unos cuantos pastores, gente humilde que ha-bía puesto en Dios su confianza. Lo mismo pasará con noso-tros: si somos humildes y confiamos en Dios, sentiremos su presencia en nuestro corazón.

¡Oh María, estrella del mar, norte fijo de la Iglesia! Este Pa-drenuestro y diez Avemarías te lo ofrecemos por el gozo que tuviste cuando, naciendo de tu vientre, como de la au-rora, el Sol de Justicia, Cristo, alumbró a los que estaban en tinieblas; a El suplicamos que nuestro (a) hermano (a) N…. y todos aquellos que están en el purgatorio, merezcan salir de esas tinieblas y llegar a los resplandores de su Gloria. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un Padre nuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el cuarto misterio gozoso meditaremos sobre: LA PRESENTA-CIÓN DE JESÚS AL TEMPLO. (Lee Lucas 2, 22-40).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Según la Ley de Moisés, a los cuarenta días Jesús fue pre-

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sentado al templo. En esto María y José nos dan un ejemplo en el cumplimiento de sus deberes religiosos. También no-sotros, si queremos ser cristianos de verdad, tenemos que cumplir con la ley de Dios. No podemos decir que no tene-mos tiempo. Si el tiempo nos alcanza para las cosas de este mundo, ¿por qué no tiene que alcanzarnos para las cosas de Dios?

¡Oh Purísima María, que sin obligarte la ley de la purifica-ción, presentaste a tu Santísimo Hijo en el templo, con es-pecial gozo de verle reconocido como Verdadero Dios! Este Padrenuestro y diez Avemarías te los ofrecemos suplicando que nuestro (a) hermano (a) N…. y todos aquellos que están en el purgatorio, sean, por tu intercesión, purificados para entrar en el templo de la gloria. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un Padrenuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el quinto misterio gozoso, meditaremos sobre: JESÚS PER-DIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO (Lee Lucas 2, 41-52).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Para Jesús lo más importante era hacer la voluntad del Pa-dre. Por eso se quedó en el templo de Jerusalén, sin ni si-quiera avisar a María y a José. Esto nos quiere enseñar que primero está Dios. Por lo tanto, nadie, por obedecer a los hombres, ponga a un lado la obediencia hacia Dios.

¡Oh María, seguro medio para hallar a Jesús! Este Padre-nuestro y diez Avemarías te los ofrecemos por el gozo que tuviste al encontrar en el templo a tu hijo Jesús; por eso te suplicamos que nuestro (a) hermano (a) N…. y todos los que se encuentran en el purgatorio tengan, por tus ruegos, el ali-vio de sus penas y lleguen a mirar a Jesús en el templo de su gloria. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un Padrenuestro y diez Avemaría, un Gloria y Jaculatorias).

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MISTERIOS DOLOROSOS

(Martes y viernes)

GUÍA: En el primer doloroso, meditaremos sobre: LA ORACIÓN DE JESÚS EN EL HUERTO (Leer 14, 32-43 o Mateo 26, 36-49 o Lucas 22, 39-48).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Aunque Jesús era Hijo de Dios, sintió la necesidad de prepa-rarse a la muerte mediante la oración. Es precisamente en la oración donde Jesús encuentra la fuerza para enfrentarse con valor a los sufrimientos. Es un ejemplo para nosotros. No podremos superar las distintas pruebas de la vida si no tenemos la costumbre de orar. En realidad la oración en la fuerza del cristiano.

¡Oh dolorosísima Madre de Jesús, quien, despedido y apar-tado de tu compañía, oró con mortales agonías en el huer-to, donde por un ángel fue confortado! Este Padrenuestro y diez Avemarías te los ofrecemos, para que por tu interce-sión nuestro (a) hermano (a) N…. y aquellos que están en el purgatorio, sean conformados por Jesucristo en sus penas. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un padrenuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el segundo misterio doloroso meditaremos sobre: LA FLA-GELACIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO (Lee Marcos 15, 12-15 o Mateo 27, 20-26).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

En nuestra vida buscamos siempre las comodidades. Y, muchas veces, para conseguir más satisfacciones, nos olvi-damos de la Ley de Dios. Jesús tuvo que pagar todos estos pecados mediante la flagelación, que transformó toda su espalda en una inmensa llaga.

¡Oh María, mar de dolores! Este Padrenuestro y diez Ave-marías te los ofrecemos en memoria del inmenso dolor que

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tuviste, viendo desnudo y azotado cruelmente al Hijo de tus entrañas; por Él te suplicamos que intercedas para que nuestro(a) hermano(a) N…. y todos aquellos que se encuen-tran en el Purgatorio, sean liberados de sus sufrimientos. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un padrenuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el tercer misterio doloroso meditaremos sobre: LA CORONA-CIÓN DE ESPINAS DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. (Lee Marcos 15, 16-20 o Mateo 27, 27-31).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

El orgullo ha sido siempre la causa de muchos pecados. Para pagar nuestros pecados de orgullo. Jesús aceptó la humilla-ción de ser coronado con espinas, como un rey de burlas. Si queremos vivir como verdaderos cristianos, tenemos que luchar en contra del orgullo y la soberbia. ¡Cuántos pleitos y cuántos rencores se pueden evitar mediante la humildad!

¡Oh María, rosa entre espinas! Este Padrenuestros y diez Avemarías te los ofrecemos en desagravio por el dolor que tuviste viendo a tu Hijo, afectado y coronado de espinas; te suplicamos que, por este dolor, nuestro (a) hermano (a) N…. y los que se encuentran en el purgatorio, sean, por tu inter-cesión, libres de las penas que padecen y coronados en la Gloria. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un padrenuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el cuarto misterio doloroso meditaremos sobre: LA SUBIDA DE JESÚS AL CALVARIO. (Lee Marcos 15,21-28 o Lucas 23, 26-31 o Juan 19,14-24).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Por amor a nosotros Jesús cargó con la cruz y subió al Cal-vario. En lugar de juzgar y condenar a los demás, tenemos

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que hacer el esfuerzo por soportar sus defectos y ayudarlos a superarse. Sólo así imitaremos a Jesús.

¡Oh María, traspasada de dolor en la calle de la amargu-ra, por encontrar en ella a tu inocente Hijo, sentenciado a muerte y agobiado con el grave peso de la cruz! Este Pa-drenuestro y diez Avemarías te los ofrecemos suplicándote que nuestro (a) hermano (a) N…. y aquellos que están en el purgatorio, por tus ruegos ante Jesucristo sean libres de la cruz de penas que padecen. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un padrenuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el quinto misterio doloroso meditaremos sobre: LA CRUCI-FIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS. (Lee Marcos 15, 29-39 o Juan 19,25.37).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

“No existe amor más grande que éste: dar la vida por los amigos” (Juan 15, 13-15), había dicho Jesús. Y lo prueba su-friendo y muriendo por nosotros en la cruz. Jesús nos dejó la prueba más grande de su amor. Ahora depende de nosotros saber aprovechar este amor, renunciando a nuestra vida de pecado y tratando de empezar una nueva vida.

¡Oh desconsolada Reina, afligida Madre, desamparada Vir-gen! Este Padrenuestro y diez Avemarías te lo ofrecemos para que intercedas ante tu Hijo, que nos redimió con su muerte, a fin de que nuestro (a) hermano (a) N…. y todos aquellos que están purificándose en el purgatorio se vean aliviados por su sangre. Te lo pedimos por Jesucristo nues-tro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un padrenuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

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MISTERIOS GLORIOSOS

(Miércoles, sábado y domingo)2

GUÍA: En el primer misterio glorioso meditaremos sobre: LA RESU-RRECCIÓN DE JESÚS. (Mateo 28,1-7 o Lucas 24, 13-35 o Juan 20, 3-29).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Jesús murió y resucitó. Para Él los sufrimientos y la muerte fueron el camino para llegar a la resurrección y la gloria. Lo mismo pasará con nosotros: si aceptamos las pruebas de esta vida con paciencia lograremos un día el gran progreso que todos deseamos: morir y resucitar con Cristo.

¡Oh María, alegría de los justos y consuelo de los pecado-res! Este Padrenuestro y diez Avemarías te los ofrecemos en memoria de la alegría que tuviste al ver resucitado y glo-rioso a tu Santísimo Hijo: suplicándote, que así como, con la resurrección de Jesús, se alegraron todos los seres creados, así merezca nuestro (a) hermano (a) N…. y todos los que se encuentran en el purgatorio, la resurrección eterna. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un padrenuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el segundo misterio glorioso meditaremos sobre: LA AS-CENSIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO AL CIELO (Lee Marcos 16, 14-20 o Lucas 24, 44-53).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Subiendo al cielo, Jesús nos enseña que allá tenemos nues-tra patria verdadera. Por lo tanto, nuestra única preocupa-ción tiene que ser la de superarnos y progresar, según las enseñanzas y los ejemplos de Cristo para alcanzar la gloria del cielo.

¡Oh María, madre de Dios, llena de gozo en la subida a los cielos de tu Santísimo Hijo, en compañía de todos los que Él redimió con su gloriosa resurrección! Este Padrenuestro y diez Avemarías te los ofrecemos, suplicándote que nuestro

2 En el nuevo orden, corresponde a los días Miércoles y Domingo.

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(a) hermano (a) N…. y aquellos que están en el purgatorio, progresen, por tus ruegos ante Jesucristo, a la pascua Eter-na. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un padrenuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el tercer misterio glorioso meditaremos sobre: LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO. (Lee Hechos de los Apóstoles 2,1-3)

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Diez días después de subir al cielo, Jesús envió a los apósto-les el regalo del Espíritu Santo, que transformó toda su vida. Por fin lograron entender su mensaje y tuvieron la fuerza para vivirlo y anunciarlo con valentía. También nosotros, si queremos ser verdaderos cristianos, necesitamos la fuerza del Espíritu Santo, pidamos a la Virgen que interceda por nosotros y nos consiga este gran regalo.

¡Oh María, dulce esposa del Espíritu Santo! Este padre-nuestro y diez Avemarías te lo ofrecemos por el gozo que tuviste cuando bajó el Divino Espíritu sobre ti y sobre todos los apóstoles, para que al ausentarse Jesús no quedáramos huérfanos, suplicamos tu intercesión para que el Espíritu de Cristo resucite a nuestro (a) hermano (a) N…. y a todos los que están purificando su pecado en el purgatorio. Te lo pe-dimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un padrenuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el cuarto misterio glorioso meditaremos sobre: LA ASUN-CIÓN DE MARÍA AL CIELO. (Lee Lucas 1, 46-55 o Apocalipsis 12, 13-17)

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Después de haber terminado su periodo de vida en este mundo María fue llevada al cielo en cuerpo y alma. Se trató de un regalo especial que Jesús hizo a María, su Madre. En lugar de esperar el día de la resurrección final, Jesús quiso

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que pronto fuera a gozar con Él en cuerpo y alma. Así como ella se encuentra ya en la gloria en cuerpo y alma, así tam-bién nosotros esperamos estar después de la muerte. Para esto tenemos que imitar sus ejemplos.

¡Oh dichosa María, que entregaste tu espíritu en la hora de la muerte, en manos de tu Hijo Jesucristo, y después unido al cuerpo, resucitaste gloriosa!, este Padrenuestro y diez Avemarías te los ofrecemos, a fin de que intercedas ante tu Hijo Jesucristo, para que nuestro (a) hermano (a) N…. y los que están en el purgatorio, resuciten y lleguen a la vida ver-dadera. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un padrenuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el quinto misterio glorioso meditaremos sobre: LA CORO-NACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA. (Lee Apocalipsis 12,1-5 o 19, 4-16 o 21, 1-14).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

En este mundo nadie tuvo el privilegio de estar tan cerca de Jesús como María, su Madre, también ahora en el cie-lo, nadie está tan cerca de Jesús como ella. Siendo la Madre de Jesús, goza de un gran poder de intercesión: todo lo que pide a Jesús en nuestro favor, siempre se lo concede. Esto es lo que estamos haciendo al rezar este santo rosario. Por eso, acudimos a María con toda confianza, sabiendo que es nuestra Reina y es también nuestra Madre.

¡Oh soberana Virgen María, Madre de Dios, que resucitada en cuerpo y alma, fuiste sublimada a la gloria y coronada por Emperatriz de los ángeles y de los hombres! Este Pa-drenuestro y diez Avemarías te los ofrecemos, suplicándote que el alma de nuestro (a) hermano (a) N…. y las demás del purgatorio merezcan por tus ruegos ser libres de las penas que padecen, para que sean coronadas de gloria, y que en compañía de tu Santísimo Hijo te amen por todos los siglos.

PUEBLO: Amén, Jesús.

(Se reza un Padrenuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

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MISTERIOS LUMINOSOS

(Jueves)3

GUÍA: En el primer misterio luminoso, meditaremos EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL JORDÁN. (Lee Mateo 3,13-17).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Así como Jesús, cada uno de nosotros y nuestro hermano(a) N. hemos sido bautizados. El bautismo nos ha hecho Hijos de Dios, y por lo tanto, herederos de su casa y de su amor. Al morir creemos que volvemos a la casa del Padre para vivir en plenitud nuestra vida de Hijos suyos.

¡Oh María, dulcísima, consuelo de las almas! Este Padre-nuestro y diez Avemarías te los ofrecemos por la alegría que nos da el sabernos Hijos de Dios y herederos de su miseri-cordia, te suplicamos que el alma de nuestro(a) hermano(a) N…. y aquellas almas que están en el purgatorio, regresen alegres a la casa del Padre, en donde disfrutarán de la vida plena por siempre. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amen, Jesús.

(Se reza un Padre nuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el segundo misterio luminoso, meditaremos LA AUTORREVE-LACIÓN DEL SEÑOR EN LAS BODAS DE CANÁ. (Lee Juan 2,1-12).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Jesús se nos revela en las bodas de Caná como el que siem-pre dispuesto a escuchar a su madre y a socorrer nuestras necesidades. Jesús y María nunca nos dejan solos, aun en

3 Los misterios luminosos fueron recientemente incluidos en la manera de rezar en Santo Rosario, por lo tanto, no figuran dentro de los rituales que utilizan los rezanderos para el novenario de difuntos. Antes que todo hay que respetar la Religiosidad Popular, y en ella todavía no adquieren carta de ciudadanía estos misterios; los incluimos aquí por si en algún lugar ya se empiezan a tener en cuanta dentro de la Religiosidad popular. En el caso que no sea así, es más conveniente rezar los misteriosos gozosos que, en el antiguo orden, se rezan en este día. Las palabras y oración que se dicen después de cada misterio se han adaptado para incluir estos misterios en el manual, pueden mejorarse mucho más. Esta parte la realizó el P. José Fernando Vásquez García de la Diócesis de Tehuacán, Pue.

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los momentos de dolor y necesidad reconocemos su pre-sencia entre nosotros, presencia siempre amorosa y llena de ternura por los que más sufren.

¡Oh María, dulcísima, consuelo de las almas! Este Padre-nuestro y diez Avemarías te los ofrecemos por la tranqui-lidad y la esperanza que nos da el saber que, en compañía de tu Hijo Jesús, siempre estás cerca de nosotros para sos-tenernos y ayudarnos cuando más lo necesitamos; te supli-camos que el alma de nuestro(a) hermano(a) N…. y todas aquellas que están en el purgatorio sean bendecidas con la dicha de disfrutar de la Vida Eterna. Te lo pedimos por Jesu-cristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amen, Jesús.

(Se reza un Padre nuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el tercer misterio luminoso, meditaremos EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS Y LA INVITACIÓN A LA CONVERSIÓN. (Lee Marcos.1,14-15)

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Jesús, mientras estuvo con nosotros, nos anunció la llegada del Reino de Dios que no es otra cosa más que la vida que Dios quiere para todos sus hijos; pero para recibir esta vida era necesario convertirnos, es decir, abrir nuestro corazón a Dios. Hoy el sigue invitándonos a abrir las puer-tas de nuestro corazón y de nuestras familias para que esa vida que Él quiere para todos nosotros, la podamos disfrutar ya desde ahora.

¡Oh María, dulcísima, consuelo de las almas! Este Padrenuestro y diez Avemarías te los ofrecemos en agradecimiento por habernos dado al Hijo de Dios que nos trae una vida nueva y digna para todos; te suplica-mos que el alma de nuestro(a) hermano(a) N…. y todas aquellas que es-tán en el purgatorio disfruten en plenitud de esa vida, de ese Reino que Jesús vino a anunciarnos. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amen, Jesús.

(Se reza un Padre nuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

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GUÍA: En el cuarto misterio luminoso, meditaremos LA TRANSFIGURA-CIÓN DEL SEÑOR. (Lee Lucas 9,2-13).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Jesús se llevó al monte Tabor a Pedro, Santiago y Juan para manifestarles plenamente, en el resplandor de su rostro, que Él era el Hijo de Dios. Él quiso mostrarles, desde aquí, lo que verían después al regresar a la casa del Padre. Los apóstoles fueron fieles a la misión confiada y ahora gozan por siempre de aquella experiencia inolvidable que vivieron cuando Jesús se transfiguró en su presencia.

¡Oh María, dulcísima, consuelo de las almas! Este Padre-nuestro y diez Avemarías te los ofrecemos por la esperanza que tenemos de que, después de haber cumplido fielmen-te nuestra misión en esta vida, también contemplaremos cara a cara a tu Hijo Jesús; te suplicamos que el alma de nuestro(a) hermano(a) N…. y todas aquellas que están en el purgatorio contemplen ya a nuestro Señor como los após-toles lo hicieron en el monte Tabor. Te lo pedimos por Jesu-cristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amen, Jesús.

(Se reza un Padre nuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

GUÍA: En el quinto misterio luminoso, meditaremos LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA. (Lee Marcos 14,12-25).

(Después de leer la cita bíblica, se reza lo siguiente:)

Jesús se quedó entre nosotros. Lo encontramos en cada uno de nuestros hermanos, principalmente en los que más sufren; pero también lo encontramos, y de manera muy es-pecial, en la Eucaristía. En ella cumple su promesa de estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. En ella también se queda como alimento nuestro para que coma-mos y bebamos y así, tengamos Vida Eterna.

¡Oh María, dulcísima, consuelo de las almas! Este Padre-nuestro y diez Avemarías te los ofrecemos por el agradeci-miento que sienten nuestros corazones al saber que tu Hijo se ha quedado con nosotros en la Eucaristía; te suplicamos

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que el alma de nuestro(a) hermano(a) N…. y todas aquellas que están en el purgatorio, que ya desde esta vida se ali-mentaron del Pan que da la Vida Eterna, vivan para siempre en la presencia de nuestro Padre Celestial. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amen, Jesús.

(Se reza un Padre nuestro y diez Avemarías, un Gloria y Jaculatorias).

(Al terminar los misterios reza el siguiente ofrecimiento:)

OFRECIMIENTO

GUÍA: Por estos misterios santos, de que el alma hace recuerdo, te pedimos ¡Oh María!con tierno y devoto pecho,de nuestra fe sacrosanta, la conservación y aumento.

Torna tus divinos ojos hacia tu cristiano pueblo,da a tu Iglesia la victoria, y al mundo grato sosiego;serena las tempestades que airado descarga el cielo, y del Pontífice Augusto, mitiga el dolor acerbo.

Las terrenas potestades sigan de Dios los preceptos, porque la justicia torne y al bien vayan sus esfuerzos.Que a Dios el gentil conozca, su error abjure el soberbio que de la verdad aparta corazón y entendimiento.Que la culpa nos inspire dolor profundo y perfecto, halle puerto el navegante y la salud el enfermo.

Las almas del purgatorio gozosas vayan al cielo; y haz que este santo ejercicio tenga, ¡Oh María!, tal aumento en todo el orbe cristiano, que fiel adora al Dios bueno;

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y que de continua alabanza sean tus glorias objeto;y que por tu amor merezcamos gozar del eterno premio.

PUEBLO: Amén, Jesús.

GUÍA: Oh Soberano Santuario,Sagrario del Verbo Eterno,Libra Virgen del infiernoA los que rezan tu RosarioEmperatriz poderosaDe los mortales consuelosÁbrenos Señora el CieloCon una muerte dichosa

GUÍA: Padrenuestro que estas en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase Señor tu voluntad, así en la tierra como en el cielo

PUEBLO: Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofen-sas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden; y no nos de-jes caer en la tentación, más líbranos y guárdanos de todo mal. Amén, Jesús.

GUÍA: Dios te salve, María Santísima, hija de Dios Padre, Virgen Purísi-ma antes del parto, en tus manos encomiendo mi fe para que la ilumi-nes y el alma de nuestro (a) hermano (a) N….para que la salves, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre las mujeres y bendito sea el fruto de tu vientre Jesús.

PUEBLO: Santa María, Madre de Dios, ruega Señora por él (ella) y por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén, Jesús.

GUÍA: Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Pu-rísima en el parto, en tus manos encomiendo mi esperanza para que la alientes y el alma de nuestro(a) hermano (a) N…. para que la salves, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre las mujeres y bendito sea el fruto de tu vientre, Jesús.

PUEBLO: Santa María, Madre de Dios, ruega Señora por él (ella) y por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

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GUÍA: Dios te salve, María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto, en tus manos encomiendo mi cari-dad para que la inflames y el alma de nuestro (a) hermano (a) N…. para que la salves, llena eres de gracia el Señor es contigo, bendita eres entre las mujeres y bendito sea el fruto de tu vientre, Jesús.

PUEBLO: Santa María, Madre de Dios, ruega Señora por él (ella) y por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén, Jesús.

GUÍA: Dios te salve, María Santísima, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida en gracia, sin la culpa original; líbranos de vivir y morir en pecado mortal.

GUÍA: Ahora recemos todos La Salve.

PUEBLO: Dios te salve, Reina y Madre, Madre de Misericordia; vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterra-dos hijos de Eva; a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. ¡Ea! Pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y después de ese destierro, muéstranos a Je-sús, fruto bendito de tu vientre, ¡Oh clemente, Oh piadosa, Oh dulce Virgen María!

GUÍA: Ruega por él (ella) y por nosotros Santa Madre de Dios.

PUEBLO: Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y pro-mesas de nuestro Señor Jesucristo, Amén.

GUÍA: Recemos todos juntos El Sudario:

PUEBLO: Señor Dios, que nos dejaste las señales de tu Pasión Santí-sima, en la sábana santa, en la cual fue envuelto tu cuerpo santísimo cuando por José, fuiste bajado de la cruz; concédenos, ¡Oh piadosísimo Señor! Que por tu muerte y sepultura santa y por los dolores y angustias de tu Santísima Madre María, Señora nuestra, sea llevada a descansar el alma de tu siervo (a) N…. y todos los que están en el purgatorio, a la gloria de tu Resurrección, donde vives y reinas con Dios Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos de los siglos, Amén

GUÍA: Ahora vamos a pedir a la Virgen que interceda por tu siervo (a) N…. y por quienes se están purificando en el purgatorio, así como por los que aún vivimos; invocándola con los títulos más bellos, que durante siglos, el pueblo cristiano ha ido descubriendo en su honor. Pongámo-nos todos de pie para rezar la Letanía:

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GUÍA PUEBLO

Señor, ten piedad de él (ella) Señor, ten piedad de él (ella)Cristo, ten piedad de él (ella) Cristo, ten piedad de él (ella)Señor, ten piedad de él (ella) Señor, ten piedad de él (ella)Cristo, óyelo (óyela y óyenos) Cristo, óyelo (óyela y óyenos)Cristo, escúchalo (a) o (escúcha-nos)

Cristo, escúchalo (a) o (escúcha-nos)

Dios Padre Celestial Ten piedad de él (ella o nosotros)Dios Hijo, redentor del mundo “

Dios Espíritu Santo “

Santa Trinidad que eres un solo Dios

Santa María Ruega por élSanta Madre de Dios “

Santa Virgen de las Vírgenes “

Madre de Jesucristo “

Madre de la Iglesia “

Madre de la Divina Gracia “

Madre Purísima “

Madre Castísima “

Madre Virgen “

Madre Inmaculada “

Madre Amable “

Madre Admirable “

Madre del buen Consejo “

Madre del Creador “

Madre del Salvador “

Virgen Prudentísima “

Virgen Venerable “

Virgen Laudable “

Virgen Poderosa “

Virgen Clemente “

Virgen Fiel “

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GUÍA PUEBLO

Espejo de Justicia Ruega por élTrono de Sabiduría “

Causa de nuestra alegría “

Vaso Espiritual “

Vaso Precioso de la Gracia “

Vaso Insigne de Devoción “

Rosa Mística “

Torre de David “

Torre de Marfil “

Casa de Oro “

Arca de la Alianza “

Puerta del Cielo “

Estrella de la Mañana “

Salud de los Enfermos “

Refugio de los Pecadores “

Consuelo de los Afligidos “

Auxilio de los Cristianos “

Reina de los Cristianos “

Reina de los Ángeles “

Reina de los Patriarcas “

Reina de los Profetas “

Reina de los Apóstoles “

Reina de los Mártires “

Reina de los Confesores “

Reina de las Vírgenes “

Reina de todos los Santos “

Reina concebida sin la culpa del pecado original

Reina llevada al cielo “

Reina del Santísimo Rosario “

Reina de la Paz “

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(Se le pide a un familiar cercano (esposo (a), padres, hermanos (as), etc.) que rece la siguiente oración:)

FAMILIAR:

Dios mío, te llevaste a la persona que más amaba en este mundo; me privaste de ella para siempre: pero si lo dispu-siste de esta manera, cúmplase en todo tu santísima volun-tad así sobre él (ella) como sobre mí. El grande consuelo que me queda, es la esperanza de que lo (la) recibiste en el seno de tu misericordia y que te dignarás algún día unirme con él (ella). Si la entera satisfacción de sus pecados la detiene aún en las penas sin que haya ido todavía a unirse contigo yo te ofrezco, para que logre su salvación, cambiar mi mala conducta, hacer caridades a favor de los más necesitados y confesar mis pecados para comulgar el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

¡Arbitro supremo de nuestra suerte, dueño absoluto de nuestro destino! Dispón soberanamente de nosotros y de nuestros días, no somos de nosotros mismos, sino de Ti; n has hecho sino tomar lo que te pertenecía y nos prestaste por algún tiempo. Sean benditas y adoradas las disposicio-nes de tu Providencia.

Esta muerte que me hace derramar tantas lágrimas debe producir en mí un efecto más sólido y saludable; ella misma me advierte que llegará mi hora que debo prepararme sin tardanza y estar dispuesto en todos los instantes de mi vida; permite ¡Oh Dios de bondad! Que cuando llegue mi último momento me encuentre en estado de poder presentarme delante de ti y de reunirme a la persona que he perdido para bendecirte y alabarte eternamente con él (ella). Amén, Jesús.

GUÍA PUEBLO

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo

Perdónalo (a) (perdónanos) Señor

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo

Óyelo (a) (óyenos) Señor

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo

Ten piedad del él (ella o nosotros)

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GUÍA: Si por tu preciosa Sangre, Señor lo (la) has redimido. (Se repite 3 veces)

PUEBLO: Que lo (la) perdones te pido, por tu pasión dolorosa

GUÍA: Dale Señor el descanso eterno

PUEBLO: Y brille para él (ella) la luz eterna

GUÍA: Descanse en paz

PUEBLO: Así sea. Amén

GUÍA: Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no despre-cies las oraciones que te hacemos en nuestras necesidades

PUEBLO: Antes bien, líbranos de todos los peligros ¡Oh Virgen gloriosa y bendita!

GUÍA: Ruega por él (ella) y por nosotros, Santa Madre de Dios.

PUEBLO: Para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y pro-mesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén, Jesús.

GUÍA: Oremos:

Señor, concede a tus hijos gozar siempre de completa salud de alma y cuerpo y por la intercesión de la gloriosa siempre Virgen María, líbranos de las tristezas de esta vida y concédenos disfrutar de las alegrías eter-nas, por Cristo nuestro Señor.

PUEBLO: Amén, Jesús

(Si hay tiempo, el Guía puede solicitar a todos, rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria por las intenciones especiales; por ejemplo: por el Papa, por los enfermos, por la paz mundial, por los niños, por los pobres o por lo que se desee. Si siente que la gente está cansada se termina el Ro-sario con lo que sigue:)

CONCLUSIÓN

GUÍA: Y ahora hermanos, antes de terminar nuestro encuentro de ora-ción a favor de nuestro (a) hermano (a) N…. pidamos a Dios una vez más por su eterno descanso y por las necesidades de la Iglesia y el mun-do entero. A cada petición contestaremos todos:

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PUEBLO: Te rogamos Señor.

GUÍA: Por todos nuestros amigos y parientes difuntos, para que Dios limpie completamente su alma de toda mancha de pecado y le conceda el descanso eterno.

PUEBLO: Te rogamos, Señor.

GUÍA: Por todos los que están por dejar este mundo, para que se arre-pientan de sus pecados y entreguen su vida a Cristo, como ofrenda agradable.

PUEBLO: Te rogamos, Señor.

GUÍA: Por todos los que no conocen a Cristo, para que Dios mueva su corazón y les conceda la oportunidad de conocerlo y entregarse a Él, antes que sea demasiado tarde.

PUEBLO: Te rogamos, Señor.

GUÍA: Por todos nosotros, para que estemos siempre preparados para el gran encuentro con Cristo.

PUEBLO: Te rogamos, Señor.

GUÍA: Por los pastores de la Iglesia, para que prediquen con valentía y autenticidad la Palabra de Dios y así vayan despertando en los feligre-ses el sentido verdadero de la vida y de la muerte.

PUEBLO: Te rogamos, Señor.

ORACIÓN DE LOS FIELES.

GUÍA: Pidamos por nuestro (a) hermano (a) N…. a nuestro Señor Je-sucristo, que ha dicho: Yo soy la Resurrección y la Vida, el que cree en Mí aunque haya muerto vivirá y el que está vivo y cree en Mí no morirá para siempre.

GUÍA: Señor, Tú que oraste en la tumba de Lázaro dígnate enjugar nuestras lágrimas.

PUEBLO: Te lo pedimos Señor.

GUÍA: Tu que resucitaste a los muertos. Dígnate dar la vida eterna a nuestro (a) hermano (a) N….

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PUEBLO: Te lo pedimos Señor.

GUÍA: Tu que perdonaste en la cruz al buen ladrón y le prometiste el paraíso. Dígnate perdonar y llevar al cielo a nuestro (a) hermano (a) N….

PUEBLO: Te lo pedimos Señor.

GUÍA: Tu que has purificado a nuestro (a) hermano (a) N…. con el agua del bautismo y lo ungiste con el óleo de la confirmación. Dígnate admi-tirlo entre tus santos y elegidos.

PUEBLO: Te lo pedimos Señor.

GUÍA: Tu que alimentaste a nuestro (a) hermano (a) N…. con tu Cuerpo y tu Sangre. Dígnate también admitirlo en la Mesa de tu Reino.

PUEBLO: Te lo pedimos Señor.

GUÍA: Y a nosotros que lloramos su muerte. Dígnate confortarnos con la fe y la esperanza de la vida eterna.

PUEBLO: Te lo pedimos Señor.

GUÍA: Terminemos nuestra oración repitiendo la plegaria que el Señor nos enseñó. Recemos todos juntos: Padrenuestro…

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F) CEREMONIA DEL LEVANTA CRUZ

(Antes de empezar el último rosario)

CELEBRADOR: El novenario nos recuerda una creencia de nuestros antepasados indígenas, ellos creían que el noveno día, después de muerto, era más fácil pasar de la tierra al cielo. Por eso, cuando una persona moría, lo envolvían en un petate (todavía usamos la frase “ya se petateo” para indicar que una persona ha muerto), quemaban su cuerpo, llevaban sus cenizas a la casa y las ponían en forma de cruz; esto lo hacían recordando que el sol, que era su mas grande dios, cami-na de oriente a poniente y el hombre lo hacía de norte a sur. Las cenizas se quedaban así hasta el noveno día, cuando éste llegaba, las recogían para llevarlas a enterrar.

Hoy día, en lugar de las cenizas ponemos cal o tierra. Al recogerla, queremos indicar que recogemos los pasos de nuestro hermano(a) difunto(a) señalados por una de las líneas de la cruz. La otra línea son los pasos de Dios. Al encontrase la una con la otra, reconocemos que la muerte es el encuentro de los pasos de Dios y los pasos del hombre.

Esta ceremonia la realiza un matrimonio o persona soltera que la fami-lia del difunto ha escogido con anticipación. Ella debe dar testimonio de su fe en la Vida Eterna a todos los que ahora se entristecen por la muer-te de un ser querido. Estas personas se convierten en padrinos, esto quiere decir que, ellas deben cuidar, proveer lo necesario y velar por la formación corporal y espiritual de toda la familia que los eligió; sólo la muerte puede destruir este compromiso.

CELEBRADOR: La cruz que hemos tendido ya se encuentra vestida con flores blancas, ellas nos recuerdan la Sábana Santa con que envol-vieron a Jesús. Creemos que así como Jesús, nuestro (a) hermano (a) N…. será libre de todo mal.

Hemos puesto las flores blancas en forma de cruz y una roja en el centro como símbolo del corazón. Las flores blancas nos recuerdan a aque-llas que la Santísima Virgen de Guadalupe dio a Juan Diego; con este recuerdo encomendemos a nuestro (a) hermano (a) N…. a su bendita protección de Madre.

Rodeamos nuestra cruz con 9 veladoras o ceras blancas en recuerdo y agradecimiento a Dios por haberle permitido estar todavía con familia-res, vecinos y amigos por 9 días más.

También ponemos en los cuatro puntos de la cruz y una en el centro estas cinco veladoras rojas; esto nos recuerda las benditas llagas y la

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preciosísima sangre de Nuestro Señor Jesucristo derramada para nues-tra salvación.

ANIMADOR: También está aquí una cruz de metal o madera que después de misa se lleva al panteón y en la que se pondrá el nombre de nuestro(a) difunto(a). Así recordamos a Dios que nuestro(a) hermano(a) N…, aunque pecador(a), era un(a) hijo(a) de Dios.

CELEBRADOR: Toda esta ceremonia previa al Levanta Cruz la realizan los padrinos. ¡Recemos el último Rosario!

(Terminado el último rosario, se procede a la levantada de cruz)

ANIMADOR: Ahora los padrinos levantaran la cruz y la pondrán en una caja de buen tamaño vestida de negro. Preparamos también un listón negro o del color del vestuario del santo del que era devoto(a) nuestro(a) hermano(a) difunto(a) y una cera.

(Los padrinos hacen esto).

CELEBRADOR: Los padrinos ahora harán a un lado las flores que tiene la cruz. Con el recogedor y la escobetita, levantarán la cruz, siguiendo la forma como nos vestirnos, se empieza por la cabeza.

(Los padrinos hacen esto)

ANIMADOR: Hermanos, pidamos a Dios perdón por los pecados que nuestro(a) hermano(a) N…. haya cometido por no pensar en el bien de los demás; y nosotros no olvidemos que el orgullo y la soberbia pueden secar para siempre nuestras vidas.

CELEBRADOR: Ahora los padrinos recogen la parte correspondiente a la cabeza mientras cantamos.

ANIMADOR: Hermanos pidamos a Dios perdón por los pecados que con sus brazos y manos haya cometido nuestro (a) hermano (a) N…; y que a nosotros no se nos olvide que nuestras manos deben ser y estar siempre produciendo apoyos solidarios, brindando ayuda a los más ne-cesitados y tomando la mano de otros para vivir en unidad y fortaleza.

CELEBRADOR: Ahora recogen los padrinos los brazos, derecho e iz-quierdo, mientras cantamos.

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ANIMADOR: Hermanos pidamos a Dios perdón por todos los odios, chismes, mentiras y maldad que nuestro (a) hermano (a) N…. haya co-metido. Ojalá que a nosotros, que aún estamos con vida, no se nos ol-vide rectificar todos estos males que sólo desunen y son algunas veces, hasta causa de muerte.

CELEBRADOR: El centro es el corazón y ahora lo recogen los padrinos mientras cantamos.

ANIMADOR: Pidamos a Dios perdón por todos los caminos equivo-cados que nuestro (a) hermano (a) N…. haya tomado en lugar de seguir a Jesús, que es el camino, la verdad y la vida; hagamos nosotros el com-promiso de caminar, de hoy en adelante, por camino de la igualdad y de la justicia para construir el Reino de Dios en nuestro pueblo, en nuestra colonia o ciudad.

CELEBRADOR: Ahora mientras los padrinos levantan los pies, nosotros cantamos.

CELEBRADOR: Ahora ya no queda rastro de la cruz que habíamos ten-dido. Les pido a los padrinos que metan a la caja también las flores que la vestían, así recordamos que la Victoria de Jesucristo sobre la muerte es también nuestra victoria; por eso, la cruz de nuestro hermano(a) N. ya no está tendida, ahora está de pie, está triunfante.

ANIMADOR: Mientras los padrinos terminan de levantar todo y de amarrar el listón en forma de cruz, todos repetimos:

TODOS: ¡Dulces leños de la cruz! ¡Dulces clavos! ¡Dulce el fruto que nos dio!

CELEBRADOR: Ahora la madrina toma la caja y el padrino la cera y la dan a besar a todos los presentes. Esto se hace como una forma de despedida y de agradecimiento para los que acompañaron a nuestro (a) hermano(a) N…. hasta el final. Mientras el incienso y los cantos nos recuerdan que nadie sabe el día ni la hora de su muerte y que debemos esforzarnos día a día por ser mejores.

(Si es posible inciensa tres veces la caja negra con la ceniza y la cera).

LECTOR: Cantemos a esta alma cristiana: Levántate alma cristiana,

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despierta si estas dormida, que Dios te viene buscando y a su gloria te convida.

TODOS: Levántate alma cristiana, despierta si estas dormida, que Dios te viene buscando y a su gloria te convida.

LECTOR: ¡Ay! Pecador, hasta cuando te acercas a mi presencia, vamos a hacer penitencia, que Dios te viene buscando.

TODOS: Levántate alma cristiana, despierta si estas dormida, que Dios te viene buscando y a su gloria te convida.

LECTOR: Si queremos ser felices y gozar de su presencia, es fuerza siempre cristianos, el que hagamos penitencia.

TODOS: Levántate alma cristiana, despierta si estas dormida, que Dios te viene buscando y a su gloria te convida.

CELEBRADOR: (Si hay posibilidad de tener la misa en la capilla o templo; se hace la siguiente invitación:) Hermanos, vamos a oír misa con los úl-timos restos de nuestro (a) hermano (a) N…. Ahí va a confirmarse que esta alma cristiana ya pasó a mejor vida; y que está en espera de que sus familiares, amigos y vecinos le ayudemos a salvarse de hoy en ade-lante con nuestras oraciones y buenas acciones.

CELEBRADOR: (Si no va a haber misa, se les dice:) Vayamos en Paz a hacer el bien, este Levantamiento de Cruz ha terminado.

(Después de oír misa, o al día siguiente, se va al Panteón y se entierra la caja en los pies de la tumba, recordando: “Que polvo eres y al polvo has de volver”. Pero teniendo junto a él la cruz de Jesucristo, que es signo del paso a la Resurrección).

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4. HOJA HERMENEÚTICA.

Muchos católicos tienen la costumbre de poner a los muertos dis-tintos símbolos que ya no entienden. La totalidad de ellos tienen sus orígenes en las tradiciones de nuestros antepasados indíge-nas, ellos creían en la vida después de la muerte. A esta vida no-sotros le llamamos Vida Eterna o Estar con Dios. Vamos a explicar algunos de estos símbolos en las siguientes páginas.

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Las velas que se ponen alrededor del cuerpo del difunto, nuestros antepasados las ponían para iluminar el camino que el difunto va a recorrer hasta llegar a la otra vida. Para nosotros, la luz de la vela significa la fe que nos alienta, la esperanza que nos anima, pero sobre todo, la presencia de Cristo Resucitado, luz del mundo, que ha vencido las tinieblas del pecado.

Para los indígenas, la cruz era el signo con el que representaban al dios de la vida y el lugar santo en donde estaban los dioses. Cuando una persona moría, quemaban su cuerpo, llevaban sus cenizas a la casa y las ponían en forma de cruz. Esto lo hacían porque considera-ban que en la muerte se cruzaba el camino de dios (de oriente a poniente) con el del hombre (norte a sur). Para nosotros, la cruz nos recuerda el gran amor y entrega de Jesús que nos da Vida en abundan-cia, Vida Eterna.

En los ritos antiguos, los indígenas regaban con agua la cabeza del difunto diciéndoles: “Está es el agua con la que has de hacer este viaje”. El agua tiene mucha riqueza en su significado. Significa vida, bendición, gracia, progreso y muchos más. Es el líquido más sagrado por todo lo que significa por eso la rociamos sobre el cadáver.

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Nuestros antepasados creían que el Sol era el dios que daba la vida. Al ser la flor de Cempoalxochitl la más parecida al sol, se las ponían a los muertos para desearles vida, mucho sol, mucha vida futura

Al creer nuestros antepasados indígenas que los muertos vivían, les ponían comida y ofrenda para que no les faltara qué comer en la otra vida. Ellos creían que sus muertos perduran en la casa del dador de vida

Nuestros antepasados creían que los muertos vivían, tenían vida; por eso hacían calaveras y huesos de amaranto para comérselos a fin de comer algo de la vida y así ser felices. Ahora comemos calaveri-tas de dulce y pan de muerto pero sin saber el porque.

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5. EL SENTIDO DE LA MUERTE CRISTIANA4

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

CIC 1010 Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un sentido positivo. “Para mí, la vida es Cristo y morir una ganancia” (Flp 1, 21). “Es cierta esta afirmación: si hemos muerto con él, también viviremos con él” (2 Tm 2, 11). La novedad esencial de la muerte cristiana está ahí: por el Bautismo, el cristiano está ya sacramentalmente “muerto con Cristo”, para vivir una vida nueva; y si morimos en la gracia de Cristo, la muerte física consuma este “morir con Cristo” y perfecciona así nuestra incor-poración a Él en su acto redentor: Para mí es mejor morir en (“es”) Cris-to Jesús que reinar de un extremo a otro de la tierra. Lo busco a Él, que ha muerto por nosotros; lo quiero a Él, que ha resucitado por nosotros. Mi parto se aproxima... Dejadme recibir la luz pura; cuando yo llegue allí, seré un hombre (San Ignacio de Antioquía, Rom. 6, 1-2).

CIC 1011 En la muerte Dios llama al hombre hacia Sí. Por eso, el cristia-no puede experimentar hacia la muerte un deseo semejante al de San Pablo: “Deseo partir y estar con Cristo” (Flp 1, 23); y puede transformar su propia muerte en un acto de obediencia y de amor hacia el Padre, a ejemplo de Cristo (Cf. Lc 23, 46):Mi deseo terreno ha desaparecido…; hay en mí un agua viva que murmura y que dice desde dentro de mí “Ven al Padre” (San Ignacio de Antioquía, Rom. 7, 2). Yo quiero ver a Dios y para verlo es necesario morir (Santa Teresa de Jesús, vida 1). Yo no muero, entro en la vida (Santa Teresa del Niño Jesús, verba).

CIC 1012 La visión cristiana de la muerte (Cf. 1 Ts 4, 13-14) se expresa de modo privilegiado en la liturgia de la Iglesia: La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo. (MR, Pre-facio de difuntos).

CIC 1013 La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino. Cuando ha tenido fin “el único curso de nuestra vida terrena” (LG 48), ya no volveremos a otras vidas terrenas. “Está establecido que los hom-bres mueran una sola vez” (Hb 9, 27). No hay “reencarnación” después de la muerte.

CIC 1014 La Iglesia nos anima a prepararnos para la hora de nuestra

4 Este apartado se ofrece para que el Agente de Religiosidad Popular conozca la reflexión que la Iglesia hace acerca del sentido que tiene la muerte.

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muerte (“De la muerte repentina e imprevista, líbranos Señor”: anti-guas Letanías de los santos), a pedir a la Madre de Dios que interceda por nosotros “en la hora de nuestra muerte” (Ave María), y a confiarnos a San José, Patrono de la buena muerte: Habrías de ordenarte en toda cosa como si luego hubieses de morir. Si tuvieses buena conciencia no temerías mucho la muerte. Mejor sería huir de los pecados que de la muerte. Si hoy no estás aparejado, ¿cómo lo estarás mañana? (Imita-ción de Cristo 1, 23, 1).

Y por la hermana muerte, ¡loado mi Señor!

Ningún viviente escapa de su persecución;

¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!

¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!

(San Francisco de Asís, cant.)

CIC 575 Jesús confirma doctrinas sostenidas por los fariseos del pueblo: la resurrección de los muertos (Cf. Mt 22, 23-34; Lc 20, 39), las formas de piedad (limosna, ayuno y oración, Cf. Mt 6, 18) y la costumbre de diri-girse a Dios como Padre, carácter central del mandamiento de amor a Dios y al prójimo (Cf. Mc 12, 28-34).

CIC 632 Las frecuentes afirmaciones del Nuevo Testamento según las cuales Jesús “resucitó de entre los muertos” (Hch 3, 15; Rm 8, 11; 1 Co 15, 20) presuponen que, antes de la resurrección, permaneció en la mo-rada de los muertos (Cf. Hb 13, 20). Es el primer sentido que dio la pre-dicación apostólica al descenso de Jesús a los infiernos; Jesús conoció la muerte como todos los hombres y se reunió con ellos en la morada de los muertos. Pero ha descendido como Salvador proclamando la buena nueva a los espíritus que estaban allí detenidos (Cf. 1 P 3,18-19).

CIC 958 La comunión con los difuntos. “La Iglesia peregrina, perfec-tamente consciente de esta comunión de todo el Cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció por ellos oraciones `pues es una idea santa y provechosa orar por los difuntos para que se vean libres de sus pecados” (2 M 12, 45)” (LG 50). Nuestra oración por ellos puede no solamente ayudarles sino también hacer eficaz su inter-cesión en nuestro favor.

CIC 991 Creer en la resurrección de los muertos ha sido desde sus co-mienzos un elemento esencial de la fe cristiana. “La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer

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en ella” (Tertuliano, res. 1.1): ¿Cómo andan diciendo algunos entre vo-sotros que no hay resurrección de muertos? Si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vana es nues-tra predicación, vana también vuestra fe... ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron (1 Co 15, 12-14. 20).

CIC 1023 Los que mueren en la gracia y la amistad de Dios y están per-fectamente purificados, viven para siempre con Cristo. Son para siem-pre semejantes a Dios, porque lo ven “tal cual es” (1 Jn 3, 2), cara a cara (Cf. 1 Co 13, 12; Ap 22, 4): Definimos con la autoridad apostólica: que, según la disposición general de Dios, las almas de todos los santos... y de todos los demás fieles muertos después de recibir el bautismo de Cristo en los que no había nada que purificar cuando murieron;... o en caso de que tuvieran o tengan algo que purificar, una vez que estén pu-rificadas después de la muerte... aun antes de la reasunción de sus cuer-pos y del juicio final, después de la Ascensión al cielo del Salvador, Jesu-cristo Nuestro Señor, estuvieron, están y estarán en el cielo, en el reino de los cielos y paraíso celestial con Cristo, admitidos en la compañía de los ángeles. Y después de la muerte y pasión de nuestro Señor Jesucris-to vieron y ven la divina esencia con una visión intuitiva y cara a cara, sin mediación de ninguna criatura (Benedicto XII: DS 1000; Cf. LG 49).

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