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rf'!o,oo Revista de Ciencias Sociales FLACSO-Ecuador Publicación cuatrimestral No 19, mayo, 2004 ISSN 1 390 1249 Los artículos que se publican en la revista son de exclusiva responsabilidad de sus autores, no reflejan necesariamente el pensamiento de ÍCONOS Director de Flacso-Ecuador Fernando Carrión Director de ÍCONOS Eduardo Kingman Editor de ÍCONOS Edison Hurtado Consejo editorial Felipe Burbano de Lara Mauro Cerbino Edison Hurtado Hugo jácome Eduardo Kingman Carmen Martínez Franklin Ramírez Alicia Torres Coordinación del dossier "Dolarización y desdolarización: elementos para el debate" Fander Falconí Producción FLACSO-Ecuador Diseño Antonio Mena Ilustraciones Gonzalo Vargas Margarita Escribano Antonio Mena Impresión: Rispergraf CA FLACSO-Ecuador Ulpiano Páez N 19-26 y Av. Patrta Teléfonos: 2232-029 1 030 /031 Fax: 2566-1 39 E-mail: [email protected]

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Revista de Ciencias Sociales FLACSO-Ecuador

Publicación cuatrimestral No 19, mayo, 2004

ISSN 1 390 1249

Los artículos que se publican

en la revista son de exclusiva

responsabilidad de sus autores,

no reflejan necesariamente el pensamiento de ÍCONOS

Director de Flacso-Ecuador Fernando Carrión

Director de ÍCONOS Eduardo Kingman

Editor de ÍCONOS Edison Hurtado

Consejo editorial Felipe Burbano de Lara

Mauro Cerbino

Edison Hurtado

Hugo jácome

Eduardo Kingman

Carmen Martínez

Franklin Ramírez

Alicia Torres

Coordinación del dossier

"Dolarización y desdolarización:

elementos para el debate"

Fander Falconí

Producción FLACSO-Ecuador

Diseño Antonio Mena

Ilustraciones Gonzalo Vargas

Margarita Escribano

Antonio Mena

Impresión: Rispergraf CA

FLACSO-Ecuador

Ulpiano Páez N 19-26 y Av. Patrta

Teléfonos: 2232-029 1 030 /031

Fax: 2566-1 39

E-mail: [email protected]

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Editorial

A partir de este número se reorganiza el equipo que hace Íconos. Luego de dar a luz a 1 8 números, el editor-fun­dador de la revista, Felipe Burbano, deja la dirección de Íconos -se mantiene en el consejo editorial- y da paso a

un nuevo director, Eduardo Kingman, y a un nuevo editor, Edison Hurtado. Esta renovación se complementa con el ingreso de dos nuevos miembros al consejo editorial, Carmen Martínez y Hugo jácome. Con esta renovación del equipo también se renuevan los esfuerzos y los comprom'1sos de la revista con la comunidad académica ecua­toriana y latinoamericana.

Quizás el único cambio introducido por la nueva dirección de la revista sea que a partir de ahora Íconos inclu­

ye un editorial. Esto no significa que, incluso. desde el nacimiento de la revista, no se hayan dado modificaciones, si­no que los cambios han sido concebidos de manera gradual como resul~ado del análisis del diseño, los contenidos y el sentido mismo de la publicación; algo que mantendremos en esta nueva etapa. Si se examina la revista desde el comienzo hasta sus últimos números, se podrá apreciar el esfuerzo de sus integrantes por construir una revista de ciencias sociales. ¿Pero qué significa construir una revista de este tipo? ¿Cuáles son sus cometidos? ¿A quién ha

de dirigirse? Una revista es el resultado no sólo de de la acción de un equipo de colaboradores, sino de su relación con un campo teórico-práctico y con un grupo de lectores. Todo esto supone un proceso de evaluación continuo.

Al decir que se trata de una revista de ciencias sociales de alguna manera estamos señalando un público. Por el momento diremos que nos interesa contribuir a crear un espacio de refiexión sobre lo social desde un campo específico: el de las ciencias sociales. Aparentemente, esto dice poco, pero en realidad marca un lugar, una perspec­tiva, una forma de análisis. Lo que hemos buscado desde un inicio es ampliar el campo de discusión de las ciencias

sociales; incorporar los trabajos del mayor número posible de cientistas, sin guiarnos por otro criterio de selección que no sea la calidad; convertir a la revista en un referente, un punto de apoyo en el proceso de constitución de un campo; algo nada fácil de lograr.

Las ciencias sociales son fundamentales para orientar los procesos de mejoramiento de la vida social, pero se encuentran en gran medida institucionalizadas, orientadas a la producción de informes, labores de consultoría, mientras que son cada vez menos las instancias dedicadas a la generación de pensamiento. Una expresión de es­to es el que muchas veces los cientistas nos dejemos llevar por la urgencia y por requerimientos externos. El pen­

samiento de lo social, por el contrario, requiere de independencia, lo que no debe confundirse con indolencia, y ha de responder a su propio ritmo, condiciones, canales de legitimación.

Nos inquieta, además, la ausencia de espacios de refiexión, comunicación y debate en el Ecuador. Buena parte de quienes tienen interés por desarrollar un pensamiento sobre lo social se encuentran aislados, sin oportunida­

des de discutir, de compartir ideas o preocupaciones. En el Ecuador no se debate pero lo que es más grave aún, no existen espacios para el debate. Los espacios para refiexionar, producir un texto, discutirlo, son cada vez más li­mitados; no obstante, existe una necesidad creciente de que se produzca un cambio, de que se pueda retomar el

sentido creativo y crítico del pensamiento. Nuestra necesidad ha sido entender el funcionamiento del país y de la vida social. pero al mismo tiempo nos

hemos interesando en introducir una perspectiva regional. El Ecuador no puede entenderse fuera del mundo, pe­

ro además mucho de lo que nos compete tiene que ver· con los Andes en su conjunto, con América Latina y el mundo. Gran parte de lo que nos sucede internamente se define en el exterior e incluso fuera de cualquier espa­cio determinado o determinable. Nuestra perspectiva de análisis ha de ser, en ese sentido, cada vez más compa­

rativa e integradora. Íconos se ha convertido, poco a poco, en una necesidad. Muchos de sus artículos son citados y sirven de base

para la discusión, al igual que otras revistas (en realidad son muy pocas en este campo) como Ecuador Debate. El sólo hecho de escribir para la revista ha permitido que muchos de nosotros salgamos del aislamiento. Estamos in­teresados en incorporar a nuevos investigadores a participar en ella. Queremos seguir produciendo una revista en la que la calidad sea la norma. Una revista que esté en condiciones de contribuir al desarrollo de formas de pen­

samiento crítico y que esté abierta al debate entre distintas orientaciones y tendencias de análisis.

Eduardo Kingman Garcés

Director de Íconos

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Indice Coyuntura

8 Violencia: peligros autoritarios y desafios democraticos Augusto Barrera Guarderas

13 Recursos genetlcos, conocimientos tradicionales y propiedad intelectual: piezas c1aves en los TLC Marfa Fernando Espinosa

Dossier

22 Dolarizaci6n y desdolarizaci6n: elementos para el debate Introducci6n al Dossier Fonder Falconi

25 Auge y derrumbe de la convertibilidad argentina: lecciones para Ecuador Soul Keifmon

35 America Latina: buscando el rumbo perdido Carlos Parodi Trece

43 Dolarizaci6n y desarrollo humnao en Ecuador Carlos Larrea M.

54 Dolarizaci6n 0 desdolarizaci6n iesa no es toda la cuesti6n! Alberto Acosta

66 Costos del abandono de la dolarizaei6n en Ecuador Marco P. Naranjo Chinbogo

71 EI d61ar vale mas Una reflexi6n sobre dinero, Estado e identidad Emilio Ferraro

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Debate

80 La construcci6n social y cultural de la musica Comentarios al dossier de konos I8 Hernon Iborra

87 La identidad colectiva y el proceso de modernizaci6n: entre coerciones universalistas y valores particularistas H,C. F. Monsillo

Dialogo

100 Otra globalizaci6n es posible Dialogo con Boaventura de Sousa Santos Fernondo Gordo y Miguel Chovorrio

Temas

114 Es la 16gica algo obsoleto? Un anal isis de los acuerdos sobre la base de Manta Teodoro Bustomonte

124 Sin el Fondo, lquien estara fuera del mundo? Teoria y practica de la intervenci6n del FMI en America Latina Francesco Mortone

132 Elaborando el silencio: la respuesta de Sor Juana lnes de la Cruz Mercedes Prieto

Frontera

137 La provocadora soledad de la teoria A prop6sito de la herencia intelectual de Norberto Bobbio Julio Echeverrio

141 Las busquedas de Norbert Lechner Felipe Burbono de Lora

148 Resefias

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ICONOS 54

Alberto Acosta1

“La autoridad pública que va perdiendo sumoneda no gobierna, sino que se vuelve unmero administrador que usa su fuerza legalpara garantizar la ‘gobernabilidad’ que exigeel poder económico para expandirse. La ciu-dadanía que debe cancelar sus créditos y deu-das recíprocos en una sociedad que no tienemoneda soberana, queda sometida al arbitriode los poderes económicos”.Rubén M. Lo Vuolo, 2001.

La dolarización se impuso en Ecuador en unmomento de desesperación, trasgrediendo elmarco constitucional y apoyándose en unasuerte de “terrorismo económico”. Se la justi-ficó como vacuna para enfrentar una inexis-tente hiperinflación, cuya proximidad se lapresentaba como inminente si no se dolariza-ba; una “posibilidad” simplemente imposibleen medio de la recesión que se vivía y cuan-do, además, no había aquellas condiciones so-cioeconómicas que han desatado normal-mente los procesos hiperinflacionarios2. Tam-

bién se dijo que no había alternativas, algoabsolutamente falso3. Y ahora, pasados másde cuatro años de su imposición, cuando losresultados de esta decisión irresponsable nocumplen los ofrecimientos iniciales, se tratade apuntalar la dolarización presentándolacomo la única opción para sostener el futurodel país, pues ésta, además, sería irreversible.Adicionalmente no faltan quienes pintancuadros terroríficos para el caso de la finaliza-ción de la dolarización, calculando incluso loscostos sociales que esta debacle provocaría yanunciando que todo será un desastre.

La dolarización más allá de la propaganda

En Ecuador, la inflación de un dígito, al cabode cuatro años de dolarización, no da para unentusiasmo desbocado. La inflación de 6,1%en diciembre del 2003 representa un valortres veces superior a la inflación en losEEUU. El nivel de precios de la economíaecuatoriana, que ahora “gozaría” de un índiceinflacionario de un solo dígito, es de los másaltos de la región; además, su inflación es su-perior a la de economías vecinas sin dolariza-ción: Perú, Colombia, Chile y la misma Ar-gentina para citar apenas cuatro casos. En tér-minos de estabilización este largo e inconclu-so proceso, que implicó una acumulación demás 150 puntos de inflación frente a 11 pun-

Acosta, Alberto, 2004, “Dolarización o desdolarización,¡esa no es toda la cuestión!”, en ICONOS No.19, Flacso-Ecuador, Quito, pp.54-65.

1 Economista (Universidad de Colonia, Alemania).Consultor internacional y del InstitutoLatinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS-FES) en Ecuador. Asesor de organizaciones indígenasy sociales. Profesor universitario. Dirección electróni-ca: [email protected] y [email protected]

2 Véase el aporte de Acosta y Schuldt (2000).3 Basta ver la propuesta elaborada por Acosta y Schuldt

(1999).

Dolarización o desdolarización

¡esa no es toda la cuestión!

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tos acumulados en EEUU, demuestra el fra-caso de la dolarización. La evolución de losprecios de los bienes transables se reducen -vía importaciones-, mientras que los de losbienes no transables se mantienen elevados:combinación que demuele aún más la com-petitividad del aparato productivo.

La calma conseguida por la ausencia de ladevaluación tampoco se refleja en una caídasustantiva de las tasas de interés en dólares,que superan para la mayoría del aparato pro-ductivo el 18%, más del 40% para los empre-sarios pequeños, aún el 80% en compras quese realizan en establecimientos comerciales ysobre el 100% en dólares a nivel de los presta-mistas informales4. La tasa de interés activa essuperior a las tasas también en dólares en va-rios de los vecinos -Colombia, Perú, Bolivia,Costa Rica-, que no han dolarizado sus econo-mías. Mientras tanto, los banqueros, principa-les promotores de la propaganda estabilizado-ra, tienen más de mil millones de dólares de-positados fuera del país y en el interior no de-jan de obtener enormes utilidades. Si bien au-mentaron los depósitos en la banca en los últi-mos años, el grueso de los créditos otorgadosva al comercio y a las importaciones, quedan-do menos del 25% para la industria y la agri-cultura. Y se dan el lujo que en el año 2003 lascaptaciones superen a los depósitos, algo ver-daderamente sui géneris, y pese a todo ello, au-mentan las utilidades.

La dolarización tampoco garantiza el equi-librio fiscal; basta ver la errática evoluciónmensual del saldo de las cuentas fiscales, sobretodo en el 2003. En efecto, se puede apreciarque desde que asumió el coronel Lucio Gutié-rrez la Presidencia, la evolución del saldo fis-

cal fue más inestable, aumentaron los déficitsmensuales y se amplió el rango entre superá-vit y déficit. Así, en el 2003 se registraron cin-co déficit mensuales, en febrero, mayo, agos-to, septiembre y noviembre; y el año habríacerrado con un monto cercano a los 500 mi-llones de dólares de atrasos.

Una verdadera estabilidad debería mani-festarse, también, en una política fiscal con-tracíclica, en la reducción de los costos deproducción a niveles competitivos en el con-texto internacional, así como en una estabili-dad laboral y salarial que mejore las condicio-nes de vida de la población (fin último de laeconomía), algo que está lejos de suceder.

Es ampliamente aceptado que la estabili-dad macroeconómica no se logra sólo aba-tiendo la inflación, sino que ésta debe reflejarla capacidad de una economía para enfrentarcon eficiencia la sucesión de auges y caídas.En este punto, a contrapelo del ingenuo ytendencioso optimismo reinante a nivel delos grandes medios de comunicación y porcierto en las esferas palaciegas y de la banca,hay que anotar el pobre desempeño de estaeconomía dolarizada que en el 2003 crecióapenas en 3%, a pesar de tener tantos ele-mentos externos a favor: los precios de petró-leo más altos de los 17 últimos años, el mayormonto histórico de remesas de los y las emi-grantes, las bajas tasas de interés en el merca-do internacional, la recuperación de la econo-mía de los EEUU, la devaluación del dólar, laconstrucción del nuevo oleoducto, los narco-dólares... Ese magro crecimiento, apenas su-perior al crecimiento de la población y logra-do exclusivamente por el repunte de la activi-dad petrolera,

4 Además, la eliminación de ladevaluación no terminó con laespeculación en el país, comoafirman los dolarizadores. Eincluso la tasa de interés activareferencial, establecida por elBanco Central para marzo del2004, luego de que ésta fueradeterminada por el oligopoliobancario, alcanzó el 19,77% ¡endólares!

Antonio Mena

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representa una tendencia declinante luego del5,1% alcanzado en el 2001, que fue seguidode un crecimiento del 3,5% en el 2002. Ade-más, debería preocupar el déficit comercialregistrado en los últimos tres años: por primera vez la economía ecuatoriana pre-senta un déficit comercial cuando hay eleva-dos precios del petróleo5. Cabe indicar que,de acuerdo a la CEPAL, la economía ecuato-riana fue una de las seis economías regionalesque menos creció en el 2003.

En suma, estamos frente a una ilusión deestabilidad macroeconómica lograda especial-mente por la sobrevaluación del tipo de cam-bio real y por el ahorro compulsivo para aten-der el servicio de la deuda pública, pero sobretodo por obra y gracia de la propaganda. En-tonces, sólo desde el desconocimiento o in-cluso por la mala fe se puede hablar de la exis-tencia de un círculo virtuoso en la economíadesatado por la dolarización.

En este punto, hay que reconocer algofundamental. Los problemas del país no sedeben sólo a la dolarización (y tampoco ex-clusivamente a causas externas). No podemoscaer en la trampa de creer que la dolarizaciónocasiona todas las dificultades. Sin embargo,el tipo de cambio rígido es nocivo en una eco-nomía impactada por la apertura de la cuen-ta de capitales y la apertura comercial, queaumentan su fragilidad.

En estas condiciones, el esquema dolariza-dor ecuatoriano sólo podrá sobrevivir mien-tras se garantice el ingreso abundante de re-cursos externos provenientes de exportacio-nes primarias, particularmente petroleras(inestables e impredecibles), crecientes remi-siones de emigrantes (que podrían comenzara estabilizarse y aún a caer como consecuen-cia de las crecientes barreras para el ingreso depersonas a Europa y los mismos EEUU, ocuando la migración afiance sus raíces en lospaíses de acogida) o si se logra mendigar per-manentemente el financiamiento externo ne-cesario para mantenerla en vida, a través deuna mayor deuda externa. Esto es financiar elproblema, no resolverlo6.

De todas maneras, esta apuesta no sóloque es riesgosa, sino que se perfila como difí-cil de sostener desde una perspectiva econó-mica, no se diga por las reacciones sociales ypolíticas que provocará. También resulta ilu-so pensar en un verdadero manejo económi-co alternativo con las ataduras de diversa ín-dole que representa la dolarización, a cuyasombra sólo una persona ingenua puede espe-rar que se pueda procesar un cambio estruc-tural profundo. Por eso hay que tener el valorsuficiente para desnudar las debilidades delesquema de dolarización y sus componentes

ICONOS 56

dossier

A la sociedad ecuatoriana le urge preparar y procesar una salida ordenada de ladolarización, sin creer que con eso se van a resolver todos los problemas.Tal salidaordenada, con costos relativamente controlados y equitativamente distribuidos, debe

contar con los consensos políticos necesarios.

5 Hay que manejar con cuidado las cifras estadísticas,no sólo porque se las manipula abiertamente oporque se hacen comparaciones a la ligera, sinoporque con frecuencia se las presenta incompletaspara fraguar argumentos destinados a demostrar lassupuestas bondades de la dolarización. Así, por ejem-plo, para minimizar los riesgos de un déficit comer-cial crónico, hay quien se pregunta cínicamente si sepodría decir que el año 1999 (el peor año de la crisis)habría sido el mejor porque se registró un superávitcomercial notable, cuando bien se sabe que esesuperávit fue producto de una masiva contracción delas importaciones, a causa de la recesión.

6 Tampoco asoma como una posibilidad cierta la intro-ducción de regímenes cambiarios rígidos -convertibil-idad o dolarización- en los principales socios comer-ciales del Ecuador; una situación que disminuiría laspresiones que sufre el Ecuador derivadas de las suce-sivas devaluaciones en dichos país. Es más, salvo quese produjera alguna situación inesperada imposible deanticipar en la actualidad, esta opción no tiene futuroal menos en lo inmediato; recuérdese que en el BancoInteramericano de Desarrollo, en Washington, losdías 1 y 2 de diciembre del 2003, se discutió en unseminario internacional el tema de “Desdolarizaciónfinanciera: opciones de política económica”, parabuscar mecanismos que permitan reducir la desdolar-ización espontánea de las economías regionales.

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ortodoxos, aún con el riesgo de ser tildadoscomo “apocalípticos”. En tanto la crítica sesostenga sobre análisis teóricos serios o sobrela rigurosa lectura de varias experiencias simi-lares, ésta será bienvenida para preparar el ca-mino alternativo. Y si las críticas (que nuncaserán la causa de los problemas de la dolariza-ción) aceleran el fin del esquema vigente,cuanto mejor; recuérdese “la lección final” delprofesor Kenneth P. Jameson de la Universi-dad de Utah, profundo conocedor de la ma-teria, quien afirma que mientras más esperaun país para enfrentar la disparidad entre elcrecimiento de la productividad, los incre-mentos de costos domésticos y la consecuen-te sobrevaloración del tipo de cambio, másduro será romper esta relación. Por lo tanto,siguiendo con su reflexión (y recordando quede la dolarización salimos ordenadamente oque lo más probable es que ésta nos saque apatadas, tal como sucedió con la convertibili-dad en Argentina7), la decisión a favor del ini-cio de la desdolarización (que por sí sola noresolverá los problemas nacionales) tendríaque ser asumida temprano, y la coalición deapoyo debería ser establecida antes de que sedeteriore más la economía.

A pesar de este cuestionamiento funda-mental a la dolarización, hay que mencionarque su sostenibilidad podría darse, al menospor un mayor tiempo, desde la vertiente polí-tica. Por el papel que cumple el Ecuador en ladivisión del trabajo regional impuesta porWashington dentro del Plan Colombia, cabepreguntarse si llegará a ocupar este pequeñopaís andino un puesto estratégico similar alde Panamá8.

La desdolarización ordenada,una posibilidad compleja pero posible

¿Se puede salir ordenadamente de la dolariza-ción? Sí, todo depende de cómo. Una salidaordenada, con costos relativamente controla-dos y equitativamente distribuidos, debe con-tar con los consensos políticos necesarios. Ypor cierto debe ser el resultado de una acciónplanificada a partir de una estrategia adecuada.

También es indispensable reconocer quesalir de la trampa cambiaria no es suficiente.Hay que pensar en una alternativa de desarro-llo, que tenga en mente atender las demandasbásicas del ser humano y no las exigencias deacumulación del capital. Estas son las que enúltima instancia atienden las políticas fondo-monetaristas, cuyo éxito se mide en los índi-ces de riesgo-país para determinar el nivel derentabilidad de los papeles de la deuda, o seael grado de sumisión frente a los acreedoresde la deuda externa y no el nivel de bienestarde la población en la escala del desarrollo hu-mano.

Habrá que tener claras las precondicionespara que funcione una desdolarización orde-nada, entre las que cabría considerar:1. El “consenso político”, no sólo para des-

dolarizar y sobre la forma de hacerlo, sinosobre todo sobre la nueva estrategia de de-sarrollo9

2. Una significativa reserva monetaria inter-nacional

3. Una baja inflación4. Una adecuada reforma fiscal y arancelaria

ICONOS 57

7 De muchos dolarizadores se escucha que Ecuador noes Argentina, y que toda comparación es inadecuadae inútil. Pero la analogía debe entenderse en la medi-da que compara dos economías latinoamericanas,ambas subdesarrolladas, que adoptaron un tipo decambio extremadamente rígido en busca de estabi-lización y en respuesta a una dura crisis. MientrasArgentina logró resolver su grave problema de hiper-inflación, Ecuador no logra controlar todavía un pro-ceso inflacionario que no fue nunca un asunto tancomplejo como el vivido por Argentina.

8 Un análisis de la realidad panameña permite desecharla posibilidad para que ese sea el referente delEcuador. Panamá, a más del canal y de todo lo queeste implica, a más de tener al FMI como prestamistade última instancia, cuenta, adicionalmente, con unarreglo para recibir al menos parte del señoreaje porno tener moneda nacional. Y los resultados de 100años de dolarización son realmente magros en térmi-nos de desarrollo.

9 La desdolarización puede darse también en el marcodel esquema neoliberal, incluso con la primacía deintereses oligárquicos. Entre otras razones por estemotivo hay que preparar salidas alternativas de unatrampa cambiaria alternativa.

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5. Y como es ingenuo creer que un gobiernova a llevar por si sólo las transformacionesnecesarias, se precisa la movilización social.

Hay que empezar por alentar la reactivación,la economía, con miras a aumentar sus nive-les de autodependencia; la reorientación delas inversiones hacia aquellos sectores con unamayor capacidad de reacción productiva, degeneración de empleo y de satisfacción de lasnecesidades vitales de la población, como ali-mentación, salud, vivienda; la redistribuciónde los ingresos y la riqueza; la resolución delsobreendeudamiento externo e interno; asícomo el diseño y aplicación de políticas es-tructurales destinadas a elevar la productivi-dad y competitividad sistémicas, fortalecer laeducación y la investigación tecnológica, de-sarrollar una concepción estratégica para in-tervenir en el mundo.

Un punto aparte: el Ecuador, a diferenciade Argentina, para empezar a caminar en lasenda de recuperación de la política moneta-ria y cambiaria, requiere reintroducir unamoneda nacional; tema que desarrollamos enforma esquemática a continuación.

Pero que quede absolutamente claro, nose propone recuperar la capacidad de emi-sión para financiar déficits fiscales o para unnuevo salvataje bancario o para que reduci-dos grupos de exportadores puedan benefi-ciarse permanentemente con incrementos es-purios de la competitividad vía devaluacio-nes. Para impedir complicaciones mayores,no conviene dar crédito a aquellos mensajesde quienes aseguran que la desdolarización, osea el retorno a la moneda nacional, necesa-riamente conducirá al país al anterior sistemaespeculativo en el manejo cambiario, que ex-plotó como consecuencia de la corrupciónen y alrededor del sistema bancario, tanto co-mo por efecto del reiterado ajuste neoliberal.Igualmente no se puede creer que la únicaopción existente sea el mantenimiento de larigidez cambiaria que, como demuestran di-versas experiencias, sistémicamente resultainsostenible10.

La emisión monetaria es una facultad delEstado que bien manejada contribuye a forta-lecer el crecimiento económico; por eso hayque recuperarla y preservarla como herra-mienta del desarrollo, no por alguna justifica-ción nostálgica. Y esa facultad sólo será acep-tada socialmente en el marco de una políticamonetaria que no sea arbitraria, pues la con-fianza en ella existe en tanto dicha políticacontribuye al bienestar de los miembros de lasociedad. Si bien el asunto de la confianzaexigirá algunos requisitos tangibles, como po-dría ser la existencia de una importante can-tidad de reservas y la aplicación de adecuadaspolíticas económicas, lo que sí debe estar cla-ro es que, en definitiva, se requiere construirun sistema de pagos y de relaciones comercia-les que sea consistente, confiable y dinámico.Se trata de establecer condiciones relativa-mente predecibles y manejables.

El proceso será complejo y de múltiplesrepercusiones, en el que no hay mucho espa-cio para improvisaciones. Los tiempos y con-tenidos estarán determinados por las fuerzaspolíticas que lideren dicho proceso, lo que re-quiere cuanto mercado sea posible y cuantaregulación sea necesaria. Por eso, luego deanalizar los riesgos para impulsar un procesoordenado, procurando identificar los posiblesgrupos afectados y los beneficiarios, hay quedesarrollar las capacidades necesarias paraajustar sobre la marcha la propuesta a partirde las cambiantes condiciones.

¿Cómo introducir una moneda nacionalpara desplazar al dólar y cómo hacerlo sin pro-vocar una descapitalización de la economía?He aquí un primer reto fundamental.

ICONOS 58

dossier10 Basta tener presente lo que sucedió en Argentina con

la convertibilidad, ejemplo mencionado varias vecesen este texto, o lo que aconteció en los EEUU que, en1971, de forma unilateral, terminó la convertibilidaddel dólar en oro porque Washington ya no podíaseguir manteniendo en forma rígida esa paridad.Durante el boom petrolero en Ecuador se tenía untipo de cambio rígido -25 sucres por dólar-, que sesostuvo mientras duró el flujo de recursos externos,incluido el endeudamiento externo. Luego, superadoel auge petrolero con todas sus secuelas, el proceso deajuste neoliberal resultó catastrófico.

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Tres deberían ser los principios para una sali-da ordenada:

1) a nadie se le obligaría a devolver sus dóla-res y a nadie se le debería congelar suscuentas en moneda extranjera;

2) resulta indispensable el fortalecimientodel Banco Central, con capacidad de emi-sión a partir de reglas claras; y,

3) el Estado requiere maximizar sus fuentesde financiamiento a partir de una reformafiscal progresiva y del control de la mayorcantidad de ingresos petroleros posible.

Respetando las premisas expuestas, la tarea espropiciar la tenencia de dinero en monedanacional y reducir la tenencia de dinero endólares. Eso implica estimular la preferenciapor activos en moneda nacional y desestimu-lar la tenencia de activos en dólares, al mismotiempo que se alienta la sustitución del dólarpor la nueva moneda nacional en las transac-ciones de la economía. En una primera etapacoexistirían el dólar y la moneda nacional (bi-monetarismo), en lo posible con un esquemade convertibilidad que algún rato deberá serrevisado, no para intentar vía devaluacionesapuntalar una competitividad espuria y me-nos aún para socapar la corrupción, como su-cedió durante el salvataje bancario. Por ciertoque esta definición es fácil plantearla en el pa-pel; la realidad puede provocar diversas situa-ciones complejas, que desembocarían en unadepreciación de la moneda nacional11.

Hay que tener siempre presente que conuna devaluación, que podría requerir la im-posición de impuestos especiales para que losexportadores no obtengan beneficios excesi-vos, lo que se busca es reajustar de una solavez la estructura de precios internos a lascambiantes condiciones internacionales, in-cluso con beneficios sobre la producción y elempleo por los impulsos que pueda provocaral alentar exportaciones y desalentar importa-ciones12.

Volviendo a la reintroducción de la mone-da nacional: para aumentar la tenencia de mo-neda nacional habría que incrementar el ren-

dimiento nominal de los conceptos moneta-rios denominados en moneda nacional y re-ducir los costos de las transacciones en mone-da nacional. Mientras que la reducción de latenencia de dinero en dólares exige la dismi-nución del rendimiento nominal de los con-ceptos monetarios denominados en dólares yel aumento de los costos de las transaccionesen dólares. La sustitución de activos deberíadarse a través del incremento del rendimientoreal de los activos denominados en monedanacional en relación a los activos en dólares yla reducción del riesgo cambiario implícito enla tenencia de activos en moneda nacional.

La tasa de crecimiento de la masa moneta-ria sería en base de la tasa anual de crecimien-to proyectada del PIB (por ejemplo con elempleo de “metas de inflación”, como haceChile actualmente). Dicha autonomía, sinembargo, no debe entenderse como una ga-rantía para sostener intocada la dictadura ma-croeconómica del pensamiento neoliberal.Nada indica que mecánicamente una amplia-ción de la emisión monetaria debe transmitir-se a los precios. Incluso el patriarca del mone-tarismo, Milton Friedman, reconoció que “elempleo de la cantidad de dinero como objeti-vo no ha sido exitosa”, concluyendo que “noestoy seguro de que hoy abogaría tan fuertecomo lo hice en el pasado” (Financial Times,7 de junio de 2003).

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11 Por cierto, no se está defendiendo la convertibilidad.Lo que se asume, para ponerlo en términos muy sen-cillos, es que para salir del “infierno” de la dolar-ización habría que transitar por el “purgatorio” de laconvertibilidad, al menos hasta reintroducir unamoneda nacional en la economía.

12 Basta con revisar las actuales experiencias de depre-ciación de los EEUU y de Argentina, que han con-tribuido a la recuperación de sus aparatos productivossin provocar procesos inflacionarios nocivos, sinoque, por el contrario, en el caso argentino -comoreconoció en enero de 2004 el economista argentinoAlberto Luque- han permitido cambiar “el clima deresignación y ajuste por un ambiente de optimismo yde propuestas de todo lo que se puede hacer conmoneda propia. Resurgen las empresas quebradas,hay cientos de rescates de empresas por sus propiosobreros, hay miles de proyectos de exportación”).

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En el campo financiero serán indispensa-bles diversas medidas, por ejemplo, encajesdiferenciados para los depósitos de ley, másaltos para dólares o menores para moneda na-cional (de ser del caso se tendría que introdu-cir un sistema de remuneraciones diferencia-do para el encaje en moneda extranjera y enmoneda nacional). Simultáneamente habríaque incrementar los costos de las transaccio-nes en dólares y también por la conversión dela moneda nacional en dólares. En paralelo,un alza del rendimiento real de los activos fi-nancieros denominados en moneda nacional,debe venir acompañada de una disminuciónde los denominados en dólares.

La banca de desarrollo, como banca deprimer piso, tendrá que jugar un papel crucialen el proceso, incluso con el fin de romper eloligopolio bancario. Esta banca colocaría -enforma selectiva, dependiendo de su impactoen la generación de empleo sobre todo- los re-cursos propios y los contratados en el exteriorcon plazos mayores o tasas de interés inferio-res a los créditos que se ofrecen en dólares; enotras palabras los créditos en moneda nacio-nal serán más baratos que los créditos en dó-lares. Medidas complementarias y que debenser oportunamente analizadas para no provo-car reacciones negativas o impactos inequita-tivos, son la desdolarización de las colocacio-nes en dólares y su transformación a monedanacional con tasas de interés más altas y en loposibles con plazos más amplios de repago.Esta transformación voluntaria de las cuentasen dólares en cuentas en moneda nacionalcontaría, a más de los posibles alicientes fi-nancieros, con ventajas de tipo tributarios.Una desdolarización ordenada debe evitar atoda costa un congelamiento de depósitos,que se anuncia como inevitable en un esque-ma de desdolarización desordenado.

Para estudiar cómo evitar situaciones in-deseables y plantear las medidas adecuadas, sedebería pensar en establecer una instancia en-cargada de diseñar los mecanismos que per-mitan salvaguardar los valores y liquidar lasoperaciones suscritas hasta ahora. Si no sepuede tolerar un nuevo congelamiento de de-

pósitos, tampoco sería aceptable una nueva“sucretización” de las deudas

13.

En lo relativo a las medidas que incidirándirectamente sobre la ciudadanía, la desdolari-zación deberá darse en bloque para las transac-ciones básicas: cobro en moneda nacional detributos, aranceles y tasas, así como de los bie-nes y servicios públicos; por otro lado habráque proceder al pago en moneda nacional desalarios, subsidios, seguros, etc.

La idea, en definitiva, es aumentar el cos-to del uso de los dólares y reducir el de la mo-neda nacional. El manejo de las tasas de inte-rés diferenciadas es muy importante paraalentar el uso de la moneda nacional, la que,incluso, podría subastarse colocándola con al-gún descuento para que aumente su atractivo;un punto a favor para impulsar la desdolari-zación radica en la disponibilidad de monedanacional fraccionaria emitida por el Estadoecuatoriano -moneda que no está ni puede es-tar denominada en dólares de los EEUU yque cuenta con la confianza de la sociedad-, apartir de la que se podría comenzar la emisiónsoberana de la nueva moneda nacional en ba-se a la ampliación del circulante existente eincluso acuñando monedas de mayor valor,paso previo a la impresión de billetes de di-versas denominaciones.

Se requiere una estrategia muy clara parala aplicación de las medidas mencionadas,pues deben darse en forma planificada paraevitar distorsiones y reacomodos indeseados,así como para disminuir las resistencias.Igualmente debe quedar muy claro que estasmedidas deberán venir acompañadas con ac-ciones que generen confianza productiva yque reduzcan la percepción del riesgo cam-biario. Lo que interesa es una sostenida recu-peración del PIB que podría contribuir a una

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13 Recuérdese la socialización de la deuda externa priva-da decretada en forma indiscriminada durante el gob-ierno de Oswaldo Hurtado Larrea y que luego secomplementó con nuevas prebendas por parte delgobierno de León Febres-Cordero. Una medida que,a más de ser un enorme subsidio a un grupo muyreducido de personas naturales y jurídicas, nacionalesy extranjeras, contribuyó a exacerbar la inflación.

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reducción virtuosa de la relación deuda/PIB,incrementando la propia capacidad de pagodel país, lo que resta recursos para la reactiva-ción, como se hace en la actualidad). Una re-cuperación vigorosa del aparato productivoincluso alentaría inversiones extranjeras, puescomo reconoce Joseph Stiglitz, Premio Nóbelde Economía, “los capitales van a los paísesque crecen, no a los modelos”, menos aún alos “modelos” -como el modelo dolarizadoecuatoriano- que generan tendencias recesivaspara atender las demandas de los acreedores -especuladores- de la deuda. Esta mención aSitglitz, empero, no puede ser entendida co-mo una aceptación de que las inversiones ex-tranjeras serían indispensables y tampoco co-mo que el autor de estas líneas adhiere acríti-camente al dogma del crecimiento económi-co como el único o el mejor mecanismo paraenfrentar los retos del subdesarrollo y para re-ducir la pobreza14.

Si Ecuador experimentó una dolarizaciónespontánea a través de una intermediación fi-nanciera alentada por una serie de reformasjurídicas, particularmente aprobadas desde1992, la recuperación de la moneda nacionaltambién se debe procesar por el camino de ladesdolarización jurídica; un asunto que por lodemás no reviste mayor dificultad si se re-cuerda que lo único que hay que hacer es po-ner en vigencia la Constitución, en la que elsucre sigue siendo la moneda nacional

15. Los

contratos dentro de la economía ecuatoriana,por ejemplo de arrendamiento, que quieranhacerse con protección legal deberán ser enmoneda nacional.

Una medida indispensable en este procesoemergente constituye el control de cambios -un “toque de queda” para situaciones de crisis,como plantea Paul Krugman-. Con este con-

trol se quiere respaldar el proceso de transi-ción y de reconstitución de la reserva moneta-ria internacional, que se alimentaría tambiéncon los ingresos petroleros que deberá recupe-rar el Estado; incluso se puede estudiar la po-sibilidad de una operación de facilidad petro-lera o una titularización de las reservas hidro-carburíferas exclusivamente para apuntalar elcanje monetario. Por cierto que este esfuerzode reintroducción de una nueva moneda nodebe ser ajeno a aquellas iniciativas regionalesorientadas a la constitución de una zona mo-netaria óptima a nivel andino y/o suramerica-no (aquí incluso cabría una unión monetariainicialmente con Colombia, que luego podríaampliarse al resto de la región16).

Otro espacio de acción radica en la resolu-ción del reto de la deuda pública, particular-mente externa. Por un lado, habrá que encon-trar respuestas inmediatas orientadas a frenarla sangría de recursos que implica el serviciode la deuda y, por otro, controlar el nuevo en-deudamiento externo, que obligadamente de-bería contemplar mecanismos para reducir elriesgo cambiario. Téngase presente que Ar-gentina está señalizando esquemas audacespara confrontar la voracidad de los acreedoresy que, además, está saliendo de la crisis a pe-sar del FMI (aunque quizás lo está lograndopor el hecho mismo de no contar con el “apo-yo” del FMI).

Como se ve, emitir una nueva moneda re-quiere de una decisión política muy fuerte;debe estar apoyada por un amplio consenso y

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14 El manifiesto divorcio entre el ritmo de acumulacióndel capital, por ejemplo en los ciclos tiempo-espaciode la industria, y el ritmo de reproducción de la nat-uraleza es uno de los factores fundamentales paracuestionar el dogma del crecimiento, pues éste, demantenerse las tendencias presentes, conducirá anuevas y mayores crisis ecológicas que ponen cada vezmás en riesgo la vida del ser humano en el planeta.

15 Por decir lo menos, es curioso observar cómo defen-sores de la dolarización, que dicen estar preocupadospor “el imperio de la ley en el Ecuador” (Steve Hanke2004), no se preocupan para nada por la permanenteviolación constitucional que representa la dolar-ización.

16 Cuando no se tiene soberanía monetaria y cambiariaes preferible recuperarla aunque sea en forma relativanegociando opciones de decisión en el ámbito region-al. Una unión monetaria con los países vecinos impli-ca una salida del entrampamiento del dólar y tambiénuna reducción de la influencia de la economíanorteamericana, pues las economías de los paísesandinos, mejor aún de toda América Latina, tienenmuchos elementos más en común con el Ecuador quela economía de los EEUU.

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puede ser preparado el camino con algunasacciones gubernamentales. Hay que tenermuy claro, tal como afirman Michel Aglieta yAndré Orleán, que la moneda no se sostieneni como mercancía, ni en el Estado, ni en uncontrato, sino en la confianza, tal como se re-saltó anteriormente. Es una suerte de fe socialel fundamento último que provoca la acepta-ción de la moneda por parte de la sociedad ode una comunidad, en tanto cada uno de susintegrantes asume como que todos los otrosmiembros la desean. Y la moneda, siguiendoa estos autores, en tanto instrumento, se con-solida como la institución primera entre losfundamentos de una economía de mercado,incluso del mercado mismo.

En este caso, imitando el ejemplo de lasprovincias argentinas, el gobierno, dada unasituación de desfinanciamiento externo o pa-ra prevenirlo, mientras la economía está dola-rizada, podría emitir “bonos internos” parapagar sueldos e incluso proveedores naciona-les17. Este bono, premiado con una tasa de in-terés atractiva, serviría para pagar impuestos,y debido a esto, sería requerido por el merca-do (el pago de impuestos con este bono po-dría incluso tener un descuento). Se suponeque se trata de un bono a corto plazo, comoun bono de tesorería. En el caso de la econo-mía dolarizada, el descuento es bajo, pero esun incentivo. Esto implicaría una inyecciónmonetaria interesante y serviría de puerta pa-ra empezar con la desdolarización sistemática.

El problema de esta propuesta es que se debedesafiar la posible negativa del FMI, por loque a lo mejor habría que impulsarla desdelos organismos seccionales, por ejemplo, des-de las municipalidades.

Aquí nuevamente es enriquecedora la ex-periencia argentina por el papel cumplido por“las despreciadas cuasimonedas”. Esas mone-das, con diferentes denominaciones -Pataco-nes, Lecop, Federales, Bocado, Lecor-, ayuda-ron a evitar una depresión aún mayor duran-te la vigencia de la convertibilidad y luego ac-tuaron como palanca inicial para la reactiva-ción. Como apunta Alfredo Zaiat (Página 12,Buenos Aires, 21.1.2004), estas monedas sir-vieron para

“poner en evidencia el absurdo dogma quepostula que la emisión monetaria es nocivaen sí misma. Esos papeles, que salvaron a laArgentina de la paralización total de la acti-vidad y, por lo tanto, de un caos de propor-ciones, nacieron para esquivar las restriccio-nes de la convertibilidad. Y luego para echarun poco de agua al incendio de una devalua-ción descontrolada”.

Queda claro que estos instrumentos mo-netarios -entre los que podrán incluirse op-ciones electrónicas- tendrán un papel subsi-diario, no competirán con la moneda de cur-so legal; sin embargo, estos sistemas moneta-rios contribuirían a incrementar los márgenesde solidez económica y de gobernabilidad de-mocrática desde las bases mismas de la socie-dad. El discurso contra la emisión monetariapor parte del Banco Central en la Argentina,continúa Zaiat,

“quedó grabado a fuego ante la experiencia dela hiperinflación, cuyo saldo fue la cárcel del1 a 1. Ese régimen sólo permitía crear pesos

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La emisión monetaria es una facultad del Estado que bien manejada contribuye afortalecer el crecimiento económico; por eso hay que recuperarla y preservarla comoherramienta del desarrollo, no por alguna justificación nostálgica.También hay que

pensar una estrategia de desarrollo alternativa a la neoliberal.

17 Incluso personas que han alentado y defienden ladolarización dejan abierta esta puerta para enfrentarlos problemas de la rigidez cambiaria: Walter Spurriercree que a partir de los CTES (certificados de tesor-ería), que servirían para que las empresas puedanpagar sus tributos, se podría dar paso a una emisiónde una nueva moneda nacional; Alberto March hablade un “bono de ineficiencia empresarial”, paracumplir la misma tarea.

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contra el ingreso de divisas a la arcas del Ban-co Central. Pero esa prisión acompañada defuga de capitales, como la registrada en el pe-ríodo 2000-2002, tuvo como resultado la des-trucción del aparato productivo. Como se en-seña en textos básicos de economía, en rece-sión o para fortalecer la salida del valle de unciclo económico la recomendación es expan-dir y no contraer la masa monetaria. La rece-ta de subir la tasa de interés y bajar el gastopúblico, vademécum del FMI y de economis-tas locales expertos en pronósticos errados,fue la aplicada en Estados Unidos que derivóen la Gran Depresión del ‘30. Y esa vía fue laque profundizó la recesión en Argentina des-de 1998 hasta un nivel que de haber conti-nuado, hubiera tenido como desenlace la di-solución nacional. Las cuasimonedas, desde laelemental función de alimentar el circulante,colaboraron en evitar ese trágico destino”.

Ese es el doble y oportuno mensaje de Zaiatpara Ecuador.

Vistas así las cosas, aceptando que el grue-so de la tarea para desdolarizar la economíarecae en el Estado, desde la sociedad tambiénhay mucho por hacer. A más de apoyar unaestrategia consensuada y comprometerse conel cambio, desde ahora las organizaciones so-ciales pueden sentar las bases para una salidamenos conflictiva y costosa, si en forma siste-mática consolidan los existentes esquemas dedineros alternativos, un asunto ampliamentepracticado a nivel mundial e incluso analiza-do detenidamente en los últimos años por di-versos especialistas (ver Schuldt 1997).

Este esfuerzo desdolarizador, que implica-rá un proceso revitalizador de la democracia yde la misma estructura social, deberá veniracompañado con programas de trabajo en to-dos los frentes. Esto implica -simplementepara enumerar algunos campos de acción-una política financiera selectiva, que aliente laproducción y no la especulación; una políticafiscal reactivadora y redistribuidora, coordi-nada con la política monetaria y cambiaria,que entre otros puntos restablezca y amplíe elinstrumental para poder intervenir contrací-clicamente; la reconstrucción del aparato es-tatal como actor activo -no exclusivo- del de-

sarrollo, incluso para poder viabilizar la mo-dernización efectiva de los mercados a travésde combatir las tendencias monopólicas exis-tentes; una política salarial dinámica parareactivar desde adentro el aparato productivo;reformas estructurales que tiendan al fortale-cimiento del mercado interno y que permitanaplicar una concepción estratégica para parti-cipar en el mercado mundial. Todo esto recla-ma reformas para incrementar la competitivi-dad sistémica del país y para sentar las basesde una sociedad solidaria, lo que exige refor-mas educativas y políticas de investigación,reformas agraria y urbana.

Para superar los problemas previstos porRubén M. Lo Vuolo cuando se pierde la so-beranía monetaria y por tanto cambiaria, elEstado tiene que recuperar su moneda pen-sando en mejorar su capacidad de gobernar,para dejar de ser un mero administrador queusa su fuerza legal para garantizar la “gober-nabilidad” que impone el Consenso de Was-hington. La ciudadanía, en suma, debe frenarel abuso de los poderes económicos y esto selogrará sólo con más democracia. No se pue-de olvidar que la imposición de la dolariza-ción no sólo que fue y sigue siendo inconsti-tucional -algo que al menos debería preocu-par a quienes se autoerigen como defensoresde la institucionalidad-, sino que fue un actoeminentemente antidemocrático, en tantoimplicó una claudicación del poder públicoante intereses de definidos grupos de poderdentro y fuera del país. Téngase presente que“si el poder económico neutraliza la políticamonetaria y tributaria, le quita al Estado loselementos para ejercer su autoridad. La polí-tica monetaria y la política tributaria son ele-mentos esenciales para ejercer el poder político”,insiste Lo Vuolo (énfasis mío). Esto no signi-fica que con moneda nacional, dependiendodel modelo de desarrollo, la ciudadanía no es-tará de ninguna manera sometida al arbitriode los poderes económicos, lo que si es ciertoque con un adecuado manejo de la monedaésta se protegería un poco más de dichos po-deres. En más, el propio manejo monetariono es socialmente neutro.

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En este camino habrá que arriesgarse conacciones propias y concertadas, discutiendo yproponiendo salidas en los temas planteados,así como en otros igualmente importantes co-mo son la democracia, los derechos humanos,la planificación, la función de las Fuerzas Ar-madas, la autonomía de poderes, el deterioroambiental, el papel de los medios de comuni-cación y la acción de la “sociedad civil”, la ca-lidad de los bienes y servicios y el respeto alconsumidor. Si la sociedad ecuatoriana plas-ma su capacidad vital en una salida sin mayo-res sobre saltos de la trampa cambiaria, estarádemostrando su capacidad para enfrentar consolvencia los retos planteados y otros quepuedan presentarse.

Este esfuerzo, que lo que busca también esimpulsar la equidad en la sociedad, deberácomplementarse con respuestas políticas quegeneren espacios y formas de participaciónigualitaria para los segmentos de la poblaciónactualmente marginados en las diversas ins-tancias de poder político y económico, tantopúblico como privado. Seguir una estrategiade desarrollo de este tipo pondrá a un país pe-queño como Ecuador en condiciones deplantear un esquema de acumulación diferen-te al planteado por el Consenso de Washing-ton, ajustado a sus necesidades y especificida-des (que además podría ser decidido demo-cráticamente).

La ingenuidad de las actuales estrategiasdel Banco Mundial, del BID y del FMI, radi-ca precisamente en la creencia de que toda laeconomía puede, de la noche a la mañana, in-corporarse activamente a la “nueva” divisióninternacional del trabajo; cuando, en reali-

dad, la “globalización neolibe-ral” en marcha margina en for-ma estructural a la mayoría dela población y a partes sustanti-vas del propio aparato produc-tivo; un asunto aún más difícilcon la actual inflexibilidadcambiaria. El sendero “ortodo-xo, conservador y prudente”de los neoliberales en el poder

debe ser cambiado. Y con seguridad no sólohabrá que marchar por un camino diferente,sino que la meta final deberá diferir de losimaginarios (imposibles) del neoliberalismo.

En este sentido, un punto clave radica enque no se trata de estimular simultáneamenteel crecimiento de todas las ramas productivasy de cada uno de los sectores, sino preferente-mente de aquellos que -vertical y horizontal-mente integrados- permitan configurar nú-cleos económico-tecnológico-financieros.Esos núcleos, endógenamente constituidos,surtirían tanto bienes de consumo masivo,como equipo, insumos y bienes de capital, in-tegrados a aquellos. Se trata, por ende, de unareconversión industrial y agrícola -en un sen-tido muy amplio- dirigida sustancialmente arevitalizar el mercado interno/subregional y agarantizar una creciente inserción de las acti-vidades exportadoras en la economía nacio-nal. Esto permitiría generar un crecimientoendógeno de la economía, evidentemente sinmenospreciar las exportaciones, que necesitanser diversificadas e integradas a otras ramaslocales.

Si alguien ve y comprende las amenazasque se ciernen por efectos de la dolarización ydel modelo económico, no puede permanecerimpasible y menos aún sumarse al coro de losque contemplativamente cantan sus excelen-cias, más imaginarias que reales. Por eso, aúnestando conciente de que será difícil alcanzarun grado de racionalidad y de consenso ade-cuados para impulsar una salida ordenada dela trampa cambiaria, con estas reflexiones loque se quiere es desmontar el discurso del “te-rrorismo económico” que pretende hacernoscreer que no hay alternativas a la dolarización

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y al neoliberalismo, o que necesariamente lasalida implica un retorno al escenario de cri-sis que vivió el país a fines del siglo XX o unasituación de recesión casi crónica vivida en lasdos décadas anteriores.

Esta propuesta -apenas esbozada en las lí-neas precedentes- no representa una receta in-discutible, ni es la única. Esta es simplemen-te una invitación para diseñar y construir enforma colectiva nuestro futuro, estando aten-tos para que los grupos oligárquicos que ga-naron con la dolarización no vuelvan a ganarcon la desdolarización. Lo que se quiere esprevenir que los representantes de la econo-mía “ortodoxa, conservadora y prudente” im-pulsen una salida cobijada en los principiosneoliberales.

En suma, a la sociedad ecuatoriana le ur-ge preparar y procesar una salida ordenadade la trampa cambiaria, sin creer que con esose van a resolver todos los problemas. A vie-jos retos hay que ofrecer remozadas respues-tas, que sean viables en tanto beneficien a lasmayorías, con la participación activa de di-chas mayorías que deberán hacer viables loscambios necesarios. Además, ya es tiempode proponer respuestas compartidas entrelos pueblos latinoamericanos, incluida laconstitución de una unión monetaria regio-nal, que tengan en su mira inmediata la su-peración del modelo neoliberal. El asunto,visto desde una perspectiva integral del desa-rrollo, no se reduce, entonces, a una simpleresolución del tema monetario y cambiario.Dolarización o desdolarización, ¡esa no estoda la cuestión!

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