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    TESTIMONIO, RECUERDOS Y REFLEXIONES Raimundo Fernndez-Cuesta

    TESTIMONIO, RECUERDOS YREFLEXIONES

    Raimundo Fernndez-Cuesta

    Digitalizado por Triplecruz

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    TESTIMONIO, RECUERDOS Y REFLEXIONES Raimundo Fernndez-Cuesta

    Explicacin necesaria .............................................................................................................................. 5

    PRIMERA PARTEI. Aos de juventud ....................................................................................................................... 7II.El acto fundacional y mi incorporacin a F.E. de las J.O.N.S................................................. 12III Personalidad de los fundadores .............................................................................................. 17IV. Jefatura Nacional de Jos Antonio........................................................................................ 20V. El semanario "Arriba" ............................................................................................................ 24VI. Disyuntiva para la Falange: rebelin o elecciones?.............................................................28VII. La Falange, encarcelada....................................................................................................... 32VIII. El Tribunal Supremo confirma la legalidad de la Falange ................................................. 36IX. Prisin atenuada y nuevo encarcelamiento ........................................................................... 40X. Alzamiento Nacional .............................................................................................................. 43XI. La tragedia del 22 de agosto.................................................................................................. 46XII. Mi peregrinaje carcelario ..................................................................................................... 50XIII. Testimonio de herosmo ..................................................................................................... 55XIV. Traslado a Valencia y entrevista con Prieto ....................................................................... 58

    XV. Canje y libertad.................................................................................................................... 63SEGUNDA PARTEXVI. Entrevista con Franco y mi incorporacin al Movimiento................................................. 67XVII. Mi nombramiento de secretario general de F.E.T. y el caso Hedilla ................................ 71XVIII. Mis relaciones con Serrano.............................................................................................. 76XIX. Insobornable patriotismo de Franco................................................................................... 79XX. Franco y los intentos de rescatar a Jos Antonio................................................................. 82XXI. Franco. Falange y Movimiento Nacional........................................................................... 87XXII. El primer Gobierno de Franco .......................................................................................... 91XXIII. Mi criterio sobre el 18 de julio ........................................................................................ 94XXIV. Mi primera embajada: coronacin de Po XXII .............................................................. 97

    XXV. Autocrtica y balance ...................................................................................................... 100XXVI. Embajador en Ro de Janeiro......................................................................................... 103XXVII. Cambio poltico: mi embajada en Roma...................................................................... 107XXVIII. Intrigas palaciegas: el Gran Consejo Fascista............................................................. 111XXIX. La cada de Mussolini.................................................................................................... 115XXX. Peticin a Espaa: mediar en el armisticio ..................................................................... 119XXXI. Ministro de Justicia y secretario general de F.E.T ........................................................ 123XXXII. Embajada extraordinaria, los sucesos de 1956 y mi cese............................................. 128XXXIII. Mi trabajo en las Cortes.............................................................................................. 132XXXIV. Asesinato de Carrero Blanco ...................................................................................... 136XXXV. Enfermedad y muerte de Franco.................................................................................. 139

    TERCERA PARTEXXXVI. El cambio.................................................................................................................... 144XXXVII. Renacimiento de F.E. de las J.O.N.S......................................................................... 148XXXVI. Reflexiones sobre la Falange...................................................................................... 154XXXVII. El crimen de Atocha y legalizacin del P.C.............................................................. 158XL. La Falange, vctima del terrorismo .................................................................................... 165XLI. La Falange, ante la Constitucin....................................................................................... 168XLII. Coalicin electoral...........................................................................................................173XLIII. La crisis del 23 de febrero de 1981 ................................................................................ 177XLIV. Mi retirada poltica......................................................................................................... 183

    APENDICE DOCUMENTAL .................................................................................................. 187

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    A la memoriaDe Jos Antonio Primo de Rivera

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    EXPLICACIN NECESARIA

    El escribir estas memorias no obedece a ningn propsito de protagonismo ni de vanidad.No busco tampoco justificar mis actos, sino contar cmo y por qu los realic, y que el lectorlos juzgue como mejor le parezca. Slo la creencia de poder aportar alguna informacin sobreel perodo de la historia de Espaa que me ha tocado vivir, algunos datos que contribuyan aconocer con mayor veracidad y exactitud los hechos que relato -que unas veces he presenciado

    y otras conocido por testimonio de primera mano- han sido las razones que han impulsado midecisin de escribir las pginas que siguen.Tengo en mi contra para hacerlo, no haber tenido la precaucin que tantas personas

    tuvieron de anotar por escrito los hechos ms destacados y dignos de mencin de mi diariovivir, lo que ahora hubiera facilitado mi labor. He de confiarme, por tanto, slo a la memoria,con lo cual, aunque pueda recordar los hechos ms importantes, forzosamente escaparn deaqulla detalles o precisiones que aumenten el inters y la concrecin que el relato pudieraencerrar.

    Por eso, tambin de antemano, pido perdn al lector por cualquier error involuntario enque pudiera incurrir, y me someto a las posibles correcciones de su veracidad. Tratar deenjuiciar los hechos y sus protagonistas con la mayor objetividad y sinceridad posibles, sin

    dejarme llevar al hacerlo por la simpata o antipata que unos y otros pudieran inspirarme, y sinque la sinceridad del enjuiciamiento quede empaada por la insidia o la pasin o el ataque

    personal. No busco el escndalo ni la polmica, y todos mis juicios o alusiones personales hanperdido con el transcurso del tiempo la acritud, si alguna tuvieron, y quedan reducidos a unvalor puramente informativo.

    Estas memorias estn escritas en lenguaje llano, con un estilo espontneo, y sencillo, sinpretensiones literarias, pues me gua el deseo de dar testimonio correcto y claro, para que seaentendido por todos los lectores que se interesen por ellas.

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    PRIMERA PARTE

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    IAOS DE JUVENTUD

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    Antes de entrar propiamente en el contenido de estos testimonios y recuerdos, considerooportuno dar a conocer algunos datos biogrficos y del ambiente en que se desarrollaron losaos de mi juventud, pues ello ha de servir de explicacin de muchas de mis actuaciones

    posteriores.Nac en Madrid, el 5 de octubre de 1896, en una familia de altos funcionarios y deintelectuales. Mi padre era mdico de la Armada, carrera en la que lleg al grado de general,habiendo asistido al combate de Cavite como secretario del almirante don Patricio Montojo,que mandaba la escuadra espaola. Escritor distinguido, dirigi en Toledo el peridico titulado"Heraldo Toledano", fue jefe del manicomio y en dicha ciudad vivimos algunos aos alcomienzo de siglo, por haber ingresado su madre, es decir, mi abuela, al quedarse viuda, en elconvento de Religiosas Agustinas de Santa Ursula. Como mdico, fue un profesional de granvala. Actu en poltica afiliado al Partido Liberal que diriga don Manuel Garca Prieto, yocup los cargos de consejero de Instruccin Pblica y comisario regio de la Escuela delHogar.

    Mi abuelo paterno era magistrado del Tribunal Supremo, y haba colaborado durantemuchos aos en el bufete de don Cristino Martos. Un hermano suyo, don Nemesio FernndezCuesta, personalidad muy destacada en la revolucin de 1868 dentro del grupo del Duque deMontpensier, era un polglota, autor de diccionarios, traductor, entre otras, de obras de CsarCant y Vctor Hugo, y autor de trabajos literarios y periodsticos de singular vala.

    Por parte de mi madre, mi abuelo fue don Manuel Merelo, catedrtico de Historia,senador del Reino y de ideas tambin muy liberales,,

    Se ve, pues, que estos antecedentes familiares no parecan los ms adecuados para laformacin de una mentalidad y vocacin poltica en el sentido que posteriormente semanifest, aunque circunstancias de mi vida, que ms tarde relatar, explican perfectamenteesa contradiccin. Las primeras letras y el bachillerato, salvo un ao que estuve en el colegio

    de Padres Escolapios, de Getafe -por vivir con mi abuela, que haba salido temporalmente delconvento-, los hice por libre, con la ayuda de mi madre, mujer de gran inteligencia ydiscrecin. La carrera de Derecho la curs en la Universidad de Madrid, parte tambin comoalumno libre, y otra, como alumno oficial, lo que me permiti terminar los estudios delicenciatura en cuatro aos, a los veinte de edad. Tambin curs y aprob las cuatro asignaturasque se exigan entonces para el doctorado, y, aunque las super todas, no alcanc ese gradoacadmico por no haber hecho la tesis doctoral indispensable para la obtencin del ttulo. Erancatedrticos del doctorado: Fernndez Prida, Olariaga, Mendizbal y Urea. En 1920 ingres

    por oposicin en el Cuerpo Jurdico de la Armada, y fui destinado a la Capitana General delDepartamento Martimo de Cdiz, como secretario de Justicia del capitn general, almirantedon Pedro Vzquez de Castro, persona de gran prestigio en la Marina, con fama de enrgico y

    autoritario. Posteriormente, pas a Madrid, al Ministerio de Marina, con el almirante donFederico Ibez, y luego volv de nuevo a San Fernando, para saltar, desde all, a laComandancia de Marina de Sevilla.

    Mientras estuve destinado en Sevilla escrib un manual de Derecho Martimo para lasEscuelas de Nutica, que, aunque no fue el premiado, me vali la concesin de la Cruz delMrito Naval con distintivo blanco. Estando en Sevilla solicit el pase a supernumerario, queme fue concedido, y me dediqu a la preparacin de oposiciones a Notara, que super, siendocomandante del Cuerpo Jurdico de la Armada.

    Por cierto que, en relacin con mi ingreso en el Notariado, se da una ancdota de la queahora me arrepiento, y que me trajo consecuencias perjudiciales en mi carrera notarial, puesrevela en m un orgullo injustificado, a la par que un desconocimiento de la vida. El ao 1926efectu la oposicin al Notariado.

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    Haba dos vacantes en Madrid, otra en Talavera de la Reina y varias en diferentespueblos de inferior categora. Yo aspiraba a la de Talavera de la Reina, y cre haberla merecidopor los ejercicios que efectu, pero no la consegu, pues la puntuacin que me dieron erainferior en unas centsimas a la otorgada al opositor que obtuvo dicha plaza. Naturalmente, eracasi imposible apreciar la justicia o injusticia de esa diferencia en la calificacin, pero yo me

    indign y renunci a la plaza obtenida, que era la de Cifuentes, caso inslito en el Notariado, locual me oblig a hacer algn tiempo despus una nueva oposicin que gan otra vez, pero conla prdida de varios aos de antigedad en la carrera.

    Otro aspecto de mi vida en los aos de juventud fue la dedicacin al deporte de laesgrima, que practiqu mucho y con toda asiduidad hasta mi alejamiento de Madrid, cuando fuidestinado a Cdiz como oficial del Cuerpo Jurdico. Empec la prctica de tal deporte comoalumno del famoso maestro de armas Afrodisio Aparicio, en la Sala de Armas del CasinoMilitar de Madrid, instalado en el que haba sido palacio de los Condes de Montijo, en la plazadel Angel, y que hoy ocupa el Hotel Victoria. Despus, cuando tal maestro abri una sala dearmas particular en la calle Echegaray, continu siendo su discpulo. Por ello tuve contactosdeportivos y trab amistad con los mejores y ms conocidos esgrimistas de aquellos aos.

    Unos, compaeros de sala; otros, discpulos de los maestros Angel Lancho, Pepe Carbonell,Pablo Arandilla. Recuerdo a Pepe Delgado, Carlos Daz de Mendoza, Carlos Revenga, DiegoDez de Rivera, Arniches, Conde de Asmir, Daz Agero, Antn de Olmet, por no citar a todos,que fueron muchas veces mis contrincantes sobre la plancha de la sala de armas, y, aunquellegu a alcanzar cierta destreza en el manejo, especialmente del sable, no fui rival demasiado

    peligroso para alguno de ellos ni llegu a batirme en duelo, aunque estuve a punto de hacerlo acausa de una violenta discusin personal con Angel Cabeza de Vaca, hijo del Marqus dePortago. Este me envi a los padrinos, que fueron Eduardo Proper y Luis Alvarez Estrada, mstarde Barn de las Torres; los dos llegaron a altos puestos en la diplomacia, y,desgraciadamente, ambos han muerto. Yo trat de encontrar mis padrinos y acud a tal fin aFernando Primo de Rivera, el que despus fue hroe de Monte Arruit, y a Luis Cienfuegos,caballerizo de Palacio, los cuales, con muy buen acuerdo, dada mi corta edad -tena entonces19 aos-, rechazaron el encargo y me aconsejaron resolviese la cuestin con unas "bofetaditas".

    Paso ahora a relatar unos hechos aparentemente anodinos, que, sin duda, tanto haban deinfluir en mi vida posterior. Tena mi padre una prima hermana, Carmen Porta, casada con uncoronel de Caballera, Carlos Senespleda, que haba sido ayudante del capitn general donFernando Primo de Rivera, primer Marqus de Estella.

    Era don Fernando Primo de Rivera una personalidad destacadsima en la vida poltica,social y militar de Espaa. Haba nacido en 1833 y muri en 1920. Durante la guerra carlistafue gravemente herido en la batalla de la. toma de Estella, accin por la que fue nombradomarqus de tal nombre. En 1874, cuando Martnez Campos dio el golpe de Sagunto que

    propici la restauracin de la dinasta borbnica, don Fernando era capitn general de Madrid yse adhiri al mismo. Luego fue capitn general de Filipinas y firm con Aguinaldo la paz deBiacnabat. Tambin fue dos veces ministro de la Guerra. Alcanz la dignidad militar decapitn general del Ejrcito y Caballero del Toisn de Oro. Cuando yo ingres en el CuerpoJurdico de la Armada, don Fernando me dedic el sable, con las palabras "Recuerdo delMarqus de Estella" grabado en la hoja. Este recuerdo me fue sustrado durante la guerra civil,en el saqueo de mi domicilio.

    Por tal razn, el matrimonio Senespleda eran personas de gran amistad con la familia dedon Fernando, en especial de sus hijas Dolores, Mara y Juana. La segunda, casada con donFederico Cobo de Guzmn, tena una hija, Pilar, nieta nica del Marqus de Estella y tres aosms joven que yo, que por entonces tena nueve aos. Por intermedio de mi ta Carmen Porta,

    fui presentado a la familia de Primo de Rivera hacia el ao 1905, y pronto se estableci una

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    ntima amistad con Pilar, hasta el punto que pasaba ms tiempo en su casa que en la ma, y losveranos, en la finca "El Encinar" que el general tena en Robledo de Chavela.

    Durante los aos 1906 y 1907, don Fernando Primo de Rivera fue ministro de la Guerra,y puede decirse que en ese tiempo yo viva en el Ministerio, donde resida el general con sufamilia, y con Pilar y otros amigos de la misma edad, de los cuales sobreviven -y sea por

    muchos aos- las hoy seora viuda de Ussa, Blanca Molins, y la seora viuda de Marroqun,Artemisa Alonso, condesa de Buena Esperanza, as como Ins Sanjuanena, princesa dePignatelli, que vive en Italia. Realizbamos verdaderos actos que ahora llamaramos degamberrismo, y provocaron disgustos que, alguno, pudo ser de gravedad. As, por ejemplo, unda que se reuni en el Ministerio de la Guerra la Junta de Defensa Nacional, a la que asista el

    presidente del Consejo de Ministros, don Antonio Maura, no se nos ocurri cosa ms inocenteque llenar de harina su sombrero de copa, y arrojar por los suelos los perdigones que llenabanlos vasos de cristal en que se dejaban las plumas, para provocar as resbalones y cadas de los

    personajes asistentes a la reunin y otras gracias por el estilo. Tngase en cuenta que Pilar,nieta nica de don Fernando, era la debilidad de ste y gozaba de absoluta libertad para hacersu voluntad y caprichos, libertad que ella haca compartir a los amigos que la acompaaban y

    formaban su pandilla.Mi amistad con Pilar Cobo de Guzmn termin con su trgica muerte, al perecer ahogada

    en accidente ocurrido en la laguna de Medina (Jerez), por vuelco de la lancha en que iba. De nohaber Muerto, habra sido Marquesa de Estella, como heredera de su abuelo. Ello, sin embargo,no interrumpi mis relaciones con la familia Primo de Rivera, que segu frecuentando con lamisma asiduidad de antes, hasta el punto de que, cuando ya tena yo 18 19 aos, ayudabamuchas veces como secretario en el despacho de su correspondencia a don Fernando, quien mehaba tomado gran cario.

    Fue en aquellos aos cuando conoc a Jos Antonio, a todos sus hermanos y,naturalmente, a su padre, el que despus habra de ser dictador. Ellos pasaban tambin muchosveranos en la finca de Robledo, de modo que mi relacin con esta rama de los Primo de Rivera,as como con la del hroe de Monte Arruit, fue, igualmente, muy ntima. Pronto, entre JosAntonio y yo naci una recproca y especial simpata, quiz debida a la coincidencia de gustosy de carcter. Por la diferencia de edad -yo era seis aos mayor que l-, me trataba, dentro de laconfianza juvenil, con cierto respeto; incluso se decidi a seguir la carrera de Leyes por haberlaseguido yo. Siempre me demostr su cario y recuerdo, y, como prueba de su afecto, dir que,estando yo gravsimo a consecuencia de unas fiebres tifoideas, y habindoseme prescrito baosde agua fra para contrarrestar las altas temperaturas, l vena a casa a ayudar a mi familia en laaplicacin de la teraputica de la poca, no obstante el carcter contagioso de mi enfermedad.

    Por aquel entonces tendra yo 22 aos, y, l 16.Durante los aos de la Dictadura de su padre, nuestras relaciones fueron menos

    frecuentes a causa de las distintas residencias, pues yo viva en San Fernando y en Sevilla,donde haba contrado matrimonio, el 5 de mayo de 1923, con una joven sevillana, de familiacubana, Carmen Casanueva Navarro, a la que haba conocido por puro azar dos aos antes, al ira Granada para inaugurar la Sala de Armas del Casino Militar de dicha ciudad. Claro es que,siempre que Jos Antonio iba a Sevilla o yo a Madrid, nos visitbamos.

    El ao 1932 volv a residir en Madrid, y con este motivo vea a Jos Antonio msfrecuentemente.

    Jos Antonio inici su vida poltica presentndose a las elecciones para las CortesConstituyentes como candidato a diputado por Madrid, en competencia con don BartolomCosso. Defendi la memoria de su padre, el general Primo de Rivera, y su obra poltica contracalumnias y tergiversaciones. Era el fin que persegua, sin una filiacin poltica determinada.

    Aunque no result elegido -no poda serlo contra competidor de- tanto arraigo en los ambientesgubernamentales-, alcanz una lcida votacin. Ms tarde, incorporado al grupo de la Unin

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    Monrquica Nacional, en la que figuraban personalidades destacadas de los gobiernos de laDictadura, cmo Guadalhorce, realiz algunas campaas propagandsticas. Por ser obediente aese deber de defensa de la memoria paterna y a su pasin espaola, sacrific su vocacinautnticamente sentida. Me revel una vez que la mxima aspiracin de su vida hubiera sidodesempear una ctedra de Derecho Civil en una Universidad de provincia. Igualmente,

    sacrific el gnero de vida cmoda y refinada a que estaba habituado.

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    IIEL ACTO FUNDACIONAL Y MI

    INCORPORACIN A FE DE LAS JONS

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    En 1933, al fundarse Falange Espaola,. asist, desde el escenario del teatro de laComedia, al acto fundacional, especialmente invitado por Jos Antonio, y despus a la comidaque, para celebrar el acontecimiento, tuvo lugar en el restaurante Amaya, en la Carrera de SanJernimo.

    Entre los asistentes figuraba don Vctor Pradera, destacado prohombre deltradicionalismo, quien, al or a uno de los comensales que se levantaron a hablar -RamiroLedesma Ramos- defender la necesidad de hacer en Espaa la revolucin, se retir indignadode la comida, por una expresin que l consideraba heterodoxa y reprobable desde su punto devista doctrinal. Poco despus, don Vctor Pradera, en un nmero de "Accin Espaola",

    public el conocido artculo titulado "Bandera que se alza?", en el que haca resaltar lasemejanza entre la doctrina del tradicionalismo y la de la Falange expuesta por Jos Antonio.

    Tambin merece recordar que Alfonso Garca Valdecasas, uno de los tres oradores delacto de la Comedia, hombre de gran cultura, inteligencia y sensibilidad poltica, por causasignoradas -al menos por m-, a partir de esa intervencin no volvi a tener actividad alguna enel movimiento que l, con Jos Antonio y Ruiz de Alda, acababan de fundar.

    Cmo fue juzgado el acto de la Comedia? Qu efecto produjo en las esferas y en laopinin poltica de la poca? Desde luego, tanto por el enfoque de los problemas y de lassoluciones propugnadas, el lenguaje de los oradores y salirse del marco en que hasta entoncesestaban encuadrados los actos polticos de la derecha y de la izquierda, caus verdaderasorpresa y dej a la gente desconcertada. El discurso de Jos Antonio, pese a su innegablenovedad, careca an de la garra revolucionaria y social que supo dar a sus intervenciones

    posteriores, la conferencia del Crculo Mercantil y, especialmente, los discursos de mayo ynoviembre de 1935, en el cine Madrid, cuando ya su personalidad se haba decantado y habaasumido enteramente el liderazgo poltico de Falange Espaola de las J.O.N.S. Del discursofundacional, sus enemigos polticos han extrado, obsesivamente, una frase clebre entre sus"queremos", y, desgajndola del contexto en que fue dicha, la han utilizado para atribuir a laFalange un culto a la violencia que en ningn caso se ajusta a la realidad, como puedeapreciarse cuando se la enuncia en su contexto general y genuino. Conviene recordarla:

    ... "He aqu lo que exige nuestro sentido total de la Patria y del Estado que ha de servirla."Que todos los pueblos de Espaa, por diversos que sean, se sientan armonizados en una

    irrevocable unidad de destino."Que desaparezcan los partidos polticos. Nadie ha nacido nunca miembro de un partido

    poltico; en cambio, nacemos todos miembros de una familia; somos todos vecinos de unmunicipio; nos afanamos todos en el ejercicio de un trabajo. Pues si esas son nuestras unidadesnaturales, si la familia y el municipio y la corporacin es en lo que de veras vivimos, para qunecesitamos el instrumento intermediario y pernicioso de los partidos polticos, que, para

    unirnos en grupos artificiales, empiezan por desunirnos en nuestras realidades autnticas?"Queremos menos palabrera liberal y ms respeto a la libertad profunda del hombre.Porque slo se respeta la libertad del hombre cuando se le estima, como nosotros le estimamos,

    portador de valores eternos; cuando se le estima envoltura corporal de un alma que es capaz decondenarse y de salvarse. Slo cuando al hombre se le considera as, se puede decir que serespeta de veras su libertad, y ms todava si esa libertad se conjuga, como nosotros

    pretendemos, en un sistema de autoridad, de jerarqua y de orden."Queremos que todos se sientan miembros de una comunidad seria y completa; es decir,

    que las funciones a realizar son muchas: unos, con el trabajo manual; otros, con el trabajo delespritu; algunos, con un magisterio de costumbres y refinamientos. Pero que en unacomunidad tal como la que nosotros apetecemos, spase desde ahora, no debe haber

    convidados ni debe haber znganos.

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    "Queremos que no se canten derechos individuales de los que no pueden cumplirse nuncaen casa de los famlicos, sino que se d a todo hombre, a todo miembro de la comunidad

    poltica, por el hecho de serlo, la manera de ganarse con su trabajo una vida humana justa ydigna.

    "Queremos que el espritu religioso, clave de los mejores arcos de nuestra historia, sea

    respetado y amparado como merece, sin que por eso el Estado se inmiscuya en funciones queno le son propias ni comparta -como lo haca, tal vez por otros intereses que los de la verdaderareligin funciones que s le corresponde realizar por s mismo.

    "Queremos que Espaa recobre resueltamente el sentido universal de su cultura y de suhistoria.

    "Y queremos, por ltimo, que si esto ha de lograrse en algn caso por la violencia, no nosdetengamos ante la violencia. Porque, quin ha dicho -al hablar de "todo menos la violencia"-que la suprema jerarqua de los valores morales reside en la amabilidad? Quin ha dicho quecuando insultan nuestros sentimientos, antes que reaccionar como hombres, estamos obligadosa ser amables? Bien est, s, la dialctica como primer instrumento de comunicacin. Pero nohay ms dialctica admisible que la dialctica de los puos y de las pistolas cuando se ofende a

    la justicia o a la Patria." _Al enjuiciar aquel discurso, inslito entre los de la poca, unos vieron en Jos Antonio al

    hijo del dictador que vena a continuar una poltica solamente de autoridad y de ordbn. Y otroslo calificaron de "fascismo" imposible en el rgimen republicano, y menos acaudillado por unhombre perteneciente a la aristocracia. Slo las juventudes comunistas y socialistas, aunque nolo confesaron, atisbaron el riesgo y bien pronto empezaron a dar seales de vida y realizaractos de agresin.

    El 4 de marzo de 1934 tuvo lugar, en el teatro Caldern, de Valladolid, otro gran actopoltico con motivo de la fusin de la Falange con las J.O.N.S. (Juntas de Ofensiva NacionalSindicalistas), creadas por Ramiro Ledesma Ramos, de gran arraigo en Valladolid por laaportacin a ellas de Onsimo Redondo, residente en dicha ciudad.

    El acto, en el que intervinieron como oradores principales Julio Ruiz de Alda, OnsimoRedondo, Ramiro Ledesma Ramos y Jos Antonio, con breves palabras de Gutirrez Palma, enrepresentacin de los obreros, y de Martnez de Bedoya, por los estudiantes, provoc, a lasalida, violentos enfrentamientos e incidentes callejeros promovidos por los elementossocialistas, que atacaron a los asistentes a pistoletazos. En uno de los choques, result heridode un balazo en' una pierna el jefe falangista Alvargonzlez, y en ellos se puso a prueba lacapacidad de lucha y de accin de los falangistas. El mitin tuvo, adems, una gran repercusin

    poltica; pues en los discursos pronunciados se continu perfilando con ms detalles el carcterdel movimiento y su significado eminentemente nacional y revolucionario. Hoy constituyeun.hito muy importante en la historia de la Falange y una efemride de gran recuerdo. En

    efecto, tanto las J.O.N.S. como la Falange constituan dos concepciones polticas anlogas ycoincidentes, sus fines eran muy semejantes, sus programas tenan muchos puntos de contacto.Ms intelectual y espiritual la Falange. Ms garra revolucionaria las J.O.N.S.

    Integrada la primera por gentes de mayor edad, aunque no viejos: pequeoscomerciantes, industriales, militares, empleados, miembros de profesiones liberales, escritores;constituidas las J.O.N.S. casi exclusivamente por miembros jovencsimos, en su mayoraestudiantes o jvenes profesores. Ambas se completaban formando un cuerpo de doctrina quese reflej en los 27 puntos de la Falange. El yugo y las flechas, el Espaa Una, Grande y Libre,el sindicalismo nacional provenan de las J.O.N.S.; el hombre portador de valores eternos,Espaa como unidad de destino, la familia, el municipio y el sindicato como unidades naturalesde convivencia base de representacin en lugar de los partidos, eran aportacin de Falange

    Espaola, nombre que acept el movimiento despus de muchas dudas y discusiones, asugerencia, al parecer, de Julio Ruiz de Alda, por servir tambin para formar la primera letra de

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    cada palabra, la de "fe", expresin de la que tenan los fundadores en el resurgir de Espaa, atravs de su doctrina y de su actitud.

    Con este nombre de "F.E.", sali el primer semanario de la Falange, que inici supublicacin el 7 de diciembre de 1933. Su venta callejera fue obstaculizada por las juventudessocialistas, cuyos pistoleros atacaban sistemticamente a las escuadras de voluntarios

    falangistas, generalmente estudiantes del Sindicato Espaol Universitario (S.E.U.), quehubieron de asumir la venta del peridico ante el boicot decretado por el sindicato devendedores de la U.G.T.

    Fue as como la Falange registr sus primeros cados, asesinados arteramente por lasmilicias socialistas; encabeza la lista Francisco de Paula Sampol, a quien los socialistasmataron porque haba comprado ".E." y lc llevaba doblado en el bolsillo de su gabn; y lesigue en la larga relacin abierta del martirologio Matas Montero y Rodrguez de Trujillo,estudiante de Medicina y cofundador del S.E.U., cuya muerte conmocion a h opinin pblicay, sobre todo, a los jvenes universitarios de Madrid Ambos entierros fueron presididos porJos Antonio, quien ante la tumbe de Matas Montero pronunci una bellsima oracin, quefinalizaba con esta invocacin que ha pasado al ritual de la Falange:

    "Hermano y camarada Matas Montero y Rodrguez de Trujillo Gracias por tu ejemplo."Que Dios te d su eterno descanso y a nosotros nos niegue el descanso hasta que

    sepamos ganar para Espaa la cosecha que siembra tu muerte." El semanario "F.E." concitpronto las iras de la censura gubernativa ejercida por los gabinetes de centro-derecha, y siguipublicndose con diversas alternativas hasta el 19 de julio de 1934. Despus de un intentofrustrado por sacar a la luz un peridico diario para el que Jos Antonio haba previsto el ttulode "S", apareci, el 21 de marzo de 1935, el primer nmero de un nuevo semanario: "Arriba",que se convirti en el rgano oficial del movimiento y fue clausurado en marzo de 1936, tras eltriunfo del Frente Popular. Su ltimo nmero se public el da 5 de dicho mes y ao,

    prcticamente una semana antes de que toda la Junta Poltica de F.E. de las J.O.N.S. fueseencarcelada por el Gobierno. Tambin en marzo de 1935, concretamente el da 26, apareci el

    primer nmero de "Haz", semanario universitario que, a semejanza de "Arriba", public sultimo nmero el 14 de febrero de 1936. Las tres publicaciones falangistas se impriman en lasinstalaciones de "El Financiero", cuyos talleres funcionaban en la calle de Ibiza, nmero 11, deMadrid.

    Pocos das despus del acto del teatro Caldern, de Valladolid, concretamente, el 19 demarzo de 1934, da de San Jos, fui a felicitar a Jos Antonio a su despacho de la calle deAlcal Galiano, nmero 8, con motivo de su onomstica, y fue entonces cuando me dijo quetena pensado confiarme la Secretara General de la recin creada F.E. de las J.O.N.S., queestaba dirigida por un triunvirato formado por l, Ramiro Ledesma y Julio Ruiz de Alda. Meexplic cmo entenda l el nuevo movimiento, las razones que le haban llevado a crearlo, sus

    ideas, la esencia de su pensamiento.Muchas veces despus le he odo o he le ledo, en mtines o artculos, pero nunca mepareci ms elocuente, sincero y convincente. Quiz quisiera transmitirme su propia fe yentusiasmo ante el temor de que yo no participara de ellos o no quisiera comprometerme enempresa tan difcil, dada mi situacin personal de ser miembro del Cuerpo Jurdico de laArmada y notario, a la par que estar casado y tener dos hijas.

    Sin embargo, inmediatamente se convenci de lo contrario, pues, sin dudarlo unmomento, acept la propuesta y le expres mi total identificacin y entrega a la tarea que en mdepositaba. Pronto me di cuenta de sus dificultades y escollos. No obstante que la superior

    personalidad de Jos Antonio era reconocida tcitamente por los otros dos triunviros,realmente, desde el punto de vista legal, stos tenan iguales poderes que aqul sobre la

    organizacin, y, aunque en lo esencial estuvieran de acuerdo, existan entre ellos diferencias demtodo, actuacin, tcnica y criterio derivadas de la diferente formacin social, cultural y

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    temperamental, aptas para crear entre los mismos recelos, discusiones y camarillas. En estehorizonte, comprend que Jos Antonio buscaba, en m, persona en quien poder confiar

    plenamente, por identificacin con su lnea de pensamiento y accin directiva, y que no sedejara influir por quienes quisieran o creyeran conveniente actuaciones diferentes a las que lconsideraba las mejores.

    F.E. de las J.O.N.S., como sucede en los primeros momentos de una organizacinpoltica de sus caractersticas, se form por aluvin de gente de diferentes procedencias, a lasque ya antes alud. No todas tenan igual concepto de lo que Falange significaba y habaninterpretado igual el pensamiento de los fundadores. Esto produjo diversas tendencias ycorrientes en la organizacin, que se polarizaron en torno de aquel de los triunviros ms afncon la respectiva inspiracin, polarizacin que se reflejaba despus en las relaciones entreaqullos. Esto me lleva a dedicar algunas lneas a explicar la personalidad de Jos Antonio, deJulio, de Ramiro y de Onsimo.

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    III

    PERSONALIDAD DE LOS FUNDADORES

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    Era Jos Antonio valeroso, pero no jactancioso. Su valor se mostraba ms reflexivo queimpulsivo, proporcionado a los hechos, y en la medida que exiga dejar a salvo la propiadignidad y la reparacin de la ofensa. Modesto, sencillo y afable en el trato, pero consciente desu propia vala, lo que le haca perder aquella afabilidad cuando crea que la vala era

    menospreciada. Entonces explotaban sus conocidos arrebatos de "clera bblica", si bien prontose desvanecan y la ira era sustituida por la cordialidad. Absolutamente sincero, deca lo quepensaba, defenda lo que senta y por eso le repugnaba lo falso, lo artificial, lo puramenteretrico. Cada situacin, cada momento, cada problema vital encontraban en l, sin exceso nidefecto, con clsica medida, la respuesta emocional, lgica, serena o violenta que merecan.Por eso, en otra ocasin dije, y repito ahora, porque no encuentro palabra con que reflejarmejor su manera de ser, que Jos Antonio era la armona. Esa armona temperamental sereflejaba en su obra poltica, impregnada de un afn de unidad que le fue trgicamenterepudiado. Unidad sin claudicaciones, sin eclecticismos borrosos e incoloros, sin toleranciascon el mal a conciencia de que ste lo fuera, sino buscando esa unidad en la juventud, porquesaba que ella se mueve generalmente por impulsos nobles y generosos y poda llegar a tener la

    mentalidad de integracin espaola que l tan sinceramente buscaba.Inteligencia privilegiada con rasgos geniales, capaz de reducir los ms intrincados

    problemas a sntesis clarsimas. Poco inclinado a la matemtica, al fichero y a las estadsticas ypapeleo burocrtico. De imaginacin potica y, sin embargo, esclavo de la norma. Por eso susescritos y sus discursos, cuajados de ideas, tienen la lrica precisa que los reviste de ,laexpresin literaria exacta e insustituible para hacerlos atractivamente comprensibles.

    En religin, sincero creyente, como puso de manifiesto en las pginas de su testamento.No era oo ni beato ni clerical. Quera una Espaa alegre y faldicorta -qu intuicin la suya!-, y proclamaba que lo religioso y lo militar eran las dos maneras serias y completas de entenderla vida.

    Audaz y tmido a la vez, el hombre que se enfrentaba, pistola en mano, a sus agresores,que saltaba los escaos del Congreso de Diputados para castigar a puetazos una injuria contrasu padre, era el mismo que dudaba ntimamente de tener las condiciones necesarias paraacaudillar a la Falange, o el que se dejaba impresionar por la presencia de Unamuno cuandoste asisti al mitin de la Falange en Salamanca.

    De educacin esmerada, gustos refinados, gran sensibilidad, era un seor autntico.Quiso realizar una transformacin de la vida espaola que trajera justicia social y una Patria

    para todos los espaoles aun a costa de perder l las ventajas que su condicin social podaproporcionarle. Fue vctima de la incomprensin de las izquierdas, que le odiaron; de lasderechas, que le consideraron como un desertor de ellas, cuando lo que buscaba era unir lo

    bueno y autntico que en ambas exista, liberndolas de cuanto las haca inaceptables por

    disgregador, falso o injusto.Julio Ruiz de Alda, aviador de fama mundial, hombre intuitivo, de gran inteligencianatural y simpata, baqueteado por la vida, obstinado en sus propsitos y muy querido en elsector estudiantil del S.E.U., del que fue promotor, era el hombre que estuvo con Jos Antoniodesde los meses previos a la fundacin de la Falange. Persona dotada de grandes cualidades deorganizacin, a l se debe la idea de la manifestacin iniciada por la Falange el 7 de octubre de1934, con motivo de la revolucin socialista de Asturias y del alzamiento separatista de laGeneralidad catalana. Sin ser orador, tena ideas claras y saba imprimir a sus palabras un tonode sinceridad que convenca. Fue, fundamentalmente, leal a Jos Antonio, y estuvoidentificado con l hasta la muerte. Muri asesinado en la crcel Modelo de Madrid, en elasalto a la misma del da 22 de agosto de 1936.

    Ramiro Ledesma Ramos, de origen modesto, empleado de Correos, autodidacta,discpulo de Ortega en la carrera de Filosofa, de la que era licenciado universitario, muy

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    inteligente y sabiendo bien lo que quera; fantico en sus ideas, que podramos clasificar dentrode una izquierda nacional por su pasin espaola y social. De carcter independiente, pocoinclinado a la disciplina y, quiz consciente de su vala doctrinal, origin disgustos e incidentesque terminaron con su separacin de Falange Espaola. Ramiro nunca acep sinceramente la

    jefatura de Jos Antonio, y Jos Antonio nunca tuvo plena confianza en Ramiro, del que lf

    separaban caractersticas humanas antagnicas. No obstante, un ao despus de su separacinde la Falange, Ramiro y Jos Antonio volvieron a confluir en el diagnstico de la situacinespaola, reconcilindose tras la visita que Ramiro hizo a 3 os Antonio cuando ste

    permaneca preso en la crcel Modelo. Al iniciarse el Alzamiento, Ramiro fue detenido yencarcelado en la prisin de las Ventas, de donde le sacaron en la noche del 28 al 29 de octubre

    para ser fusilado. Con gran valor se enfrent a los milicianos que le mataron a la puerta de lacrcel. Est enterrado, junto a Ramiro de Maeztu, en el camposanto de Aravaca.

    Otra de las personalidades ms destacadas de Falange Espaola, Onsimo Redondo,proceda de las Juntas Castellanas de Actuacin Hispnica y, posteriormente, de las J.O.N.S.,se senta polticamente ms inclinado a Ramiro que a Jos Antonio. De profunda formacinreligiosa, podramos situarlo en la lnea de un socialismo cristiano. Hombre tambin muy firme

    en sus ideas, de carcter igualmente independiente, como Ramiro. tampoco aceptaba consinceridad una jefatura absoluta de Jos Antonio, y en este aspecto exteriorizaba a vecesalgunas reservas, originando los naturales incidentes. De gran honestidad intelectual y poltica,era muy querido en Valladolid, donde haba fundado el peridico "Libertad" y donde habadesarrollado principalmente su actividad poltica. Muri asesinado el 23 de julio de 1936 poruna patrulla enemiga que se infiltr hasta el pueblo de Labajos, en la carretera de Valladolid.

    Rafael Snchez Mazas es otro de los personajes que merecen ser mencionados en estasmemorias, no slo por tener una original personalidad y talento literario, sino por la graninfluencia que ejerciera sobre Jos Antonio. quien, no obstante conocer los defectos de sucarcter y manera de ser, admiraba su creacin literaria a la parque la conversacin, para l, ungoce intelectual. Escribi la "Oracin a los Cados" y el Juramento de la Falanee. as como unagran cantidad de trabajos literarios que contribuyeron, indudablemente, a modelar la doctrinadel naciente movimiento.

    Eugenio Montes, Jos Mara Alfaro, Agustn de Fox y Ernesto Gimnez Caballeroconstituan, tambin, el grupo de intelectuales que tuvieron una extraordinaria y constante

    participacin en la vida de F.E., aunque la valoracin que de ellos haca Jos Antonio,especialmente en cuanto a comportamiento e identidad poltica, no era la misma. Respecto alos tres primeros. les concedi su mxima confianza y no dud nunca. Hacia el ltimoguardaba alguna reserva, pues, entre otras cosas, Ernesto secund la escisin de Ramiro y, mstarde, se present en las elecciones de 1936 como candidato de un partido patronal, el P.P.,

    protegido por Manuel Portela Valladares.

    La acusada y fuerte personalidad de estos falangistas haca que las relaciones entre ellosy Jos Antonio, especialmente en los primeros tiempos de la Falange, con muchos problemasque resolver e incluso por enfocar, fueran complicadas y sujetas a presiones. Por regla general,en la lnea o posicin de Jos Antonio, solan estar Julio Ruiz de Alda, Rafael Snchez Mazas,Montes, Alfaro y Fox, mientras que Onsimo, las ms de las veces, participaba en la deRamiro.

    Se comprender con estos antecedentes que mi tarea no estaba exenta de dificultades. Altrabajo inherente a mi cargo, comunicacin con las organizaciones provinciales, propaganda,mtines, etctera -trabajo en el que era inmediato, leal y eficaz colaborador Mariano Garca-,tena que sumar el ejercicio de una labor pacificadora, procurando encontrar solucin a loscriterios diferentes, limar asperezas y, sobre todo, que stas no trascendieran a los afiliados ni

    degenerasen en rupturas irreparables. Mi lealtad e identificacin con Jos Antonio, por encima

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    de toda duda, me daba autoridad para conseguirlo, incluso hacindole ver, con toda libertad, laequivocacin de su punto de vista, cuando, a mi juicio, as exista.

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    IVJEFATURA NACIONAL DE JOS ANTONIO

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    La eleccin de Jos Antonio para la Jefatura Nacional fue llevada a cabo en la reunindel Consejo Nacional celebrada en octubre de 1934. Se someti, primeramente, al Consejo si laJefatura haba de ser de una sola persona o ejercida por un triunvirato, decidindose el primersistema, por la escasa diferencia de un voto. Decidido el mando nico, recay ste en JosAntonio, a quien respaldaron de inmediato todos los presentes, incluido Ramiro Ledesma.

    Igualmente, el Consejo aprob los Estatutos de la Organizacin, y, por decisin de JosAntonio, se adopt el uso de la camisa azul mahn como prenda distintiva, por su semejanzacon el traje de trabajo de los obreros, a quienes quera demostrarse as la identificacin de laFalange con ellos.

    El Consejo Nacional coincidi con la revolucin marxista de Asturias y el intento desecesin de la Generalidad de Catalua. Por cierto que la noche del cuatro o del cinco, en quela Generalidad de Catalua, por boca de su presidente Companys, lanz el grito de separacinde Espaa, nos reunimos a cenar Jos Antonio, Julio y yo en el hotel Savoy, situado en la callede Moratn, esquina al paseo del Prado, y que era entonces uno de los hoteles de moda. Nosdisponamos a cenar cuando Jos Antonio nos pregunt si un comensal que estaba en la mesade enfrente no era el famoso agitador estudiantil y revolucionario Sbert, simpatizante con los

    separatistas catalanes. Comprobada por los tres su identidad, nos levantamos y, dirigindonos asu mesa, le dijimos que no poda comer, y menos en aquellos momentos, donde nosotros lohacamos, y que, por lo tanto, abandonara el local inmediatamente o le expulsbamos nosotros.

    Sbert, sin duda, comprendi que estbamos resueltos a hacerlo y, sin la menorresistencia, se march. Lo gracioso es que un matrimonio extranjero que cenaba en otra mesanos pregunt si tena tambin que marcharse. Naturalmente, le dijimos que no.

    En una de las sesiones del Consejo, la celebrada el da 6 de octubre, cuando ya laintentona estaba yugulada, Julio Ruiz de Alda -como antes he indicado- tuvo la idea de que, alda siguiente, aniversario de la victoria de Lepanto, la Falange se echara a la calle en un acto deafirmacin nacional. La idea fue acogida con entusiasmo, y a las doce del medioda del dichoda siete, sin previa autorizacin gubernativa, imposible de obtener, dadas las circunstancias deestado de guerra en que estaba el pas, salieron los falangistas del local social instalado en el

    palacete situado en la calle del Marqus del Riscal, esquina al paseo de la Castellana. Ya enste, la manifestacin, integrada tan slo por unos centenares de jvenes, se puso en marchaencabezada por Roberto Bassas, jefe de la Falange catalana, que enarbolaba un cartel con elgrito de " Viva la unidad de Espaa!", escoltado por Emilio Alvargonzlez, jefe de toda laorganizacin provincial, que llevaba una bandera nacional, y seguido de los falangistas en cuya

    primera fila, y cogidos del brazo, iban Jos Antonio, Julio Ruiz de Alda, Ramiro Ledesma,Jos Mara Alfaro, Vicente Gaceo, Luis Pelez, Manolo Valds, yo y algunos ms que ahorano recuerdo y a los que por ello pido perdn si viven.

    Al llegar la manifestacin a la altura del edificio que ocupan las dependencias de la

    Presidencia del Gobierno, a la entrada de la plaza de Coln, hoy del Descubrimiento, noscerraron el paso fuerzas de guardias de Asalto, encaonndonos con sus fusiles. Fue unmomento de gran tensin, ya que poda haber estallado una situacin dramtica. Por fortuna,no fue as, pues el jefe de la fuerza, despus de cambiar unas palabras con Jos Antonio, se diocuenta que la manifestacin era de signo contrario a los revolucionarios y de apoyo alGobierno, y retir las fuerzas dejndonos el paso libre.

    Poco despus, al desembocar la manifestacin en Cibeles, pero estando todava en elpaseo de Recoletos, ocurri otro incidente digno de contar. Un muchacho de aspecto estudiantilapareci en medio del paseo avanzando solo en direccin a la comitiva con el puo cerrado yen alto. Sobre l se echaron algunos de los manifestantes, y mal lo hubiera pasado si JosAntonio no le hubiese abrazado para protegerle salvndole de la ira de aqullos. La

    manifestacin, cada vez ms nutrida, pues a los falangistas que la iniciaron se haba idouniendo una multitud a lo largo del recorrido, lleg a la Puerta del Sol con miles de personas.

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    Jos Antonio, ante el edificio del Ministerio de la Gobernacin, y subido en una valla de lasobras del "Metro", en medio del delirante entusiasmo de la multitud, se dirigi al jefe delGobierno, Alejandro Lerroux, que apareci en el balcn central del edificio, y pidi alGobierno no desaprovechase la oportunidad de realizar una enrgica poltica de signo nacionaly de justicia social.

    Estos acontecimientos, la jefatura de Jos Antonio y el indudable xito pblico de lamanifestacin nos trajeron optimismo, entusiasmo y homogeneidad de accin, disipando, o, almenos, atenuando, las dificultades a que antes aluda.

    Sin embargo, la empresa no era sencilla, y en ella no caba el desfallecimiento. Losproblemas se multiplicaban. Penuria econmica, atentados a camaradas, detenciones,registros... Era milagroso cmo podamos atender a los gastos inherentes a la organizacin, por

    pequeos que fueran. La fuente de recursos estaba en las cuotas y donativos de simpatizantesque nos queran ayudar. Entre stos, hubo alguno que lo hizo mientras crey que ramos o

    podamos ser una fuerza de choque, unos muchachos audaces que daban la cara; un valorfsico, pero no poltico ni doctrinal, cesando en esa ayuda cuando se dieron cuenta de que larealidad era diferente. Contribuy a esta creencia la entrada de Juan Antonio Ansaldo, aviador,

    Laureado de San Fernando, ntimo de Ruiz de Alda y partidario resuelto de la accin directa yla represalia inmediata. Ansaldo fue ms tarde el piloto que deba traer a Espaa al generalSanjurjo, al iniciarse el Alzamiento Nacional, y que sufri el accidente al despegar en lasinmediaciones de Lisboa, en el que el general pereci.

    Encargado de la jefatura de milicias, quiso dar a la organizacin un carcterpredominantemente de accin directa, formando equipo con otros jefes militares retirados queeran afiliados nuestros, tales como el coronel Rada, Arredondo, Ribera, Tarduchi, EmilioAlvargonzlez, Tormoye, Zayas y otros ms. Jos Antonio, sin dejar de comprender lanecesidad de reaccionar enrgicamente ante la agresin, quera conquistar la adhesin poltica,en especial de los obreros, estudiantes e intelectuales, mediante una propaganda inteligente quehiciera comprender la necesidad de llevar a cabo una revolucin de signo nacional. Estasdiferencias de criterio, as como el objetivo, tambin importante para Ansaldo, de unarestauracin monrquica inmediata, hizo que ste abandonara la Falange. Siguieron a Ansaldoalgunos afiliados -no muchos- situados en su misma lnea. Concretamente, Rada, Arredondo,Ribera y alguno ms que no recuerdo, a quienes expuls Jos Antonio cuando comprenditenan una actitud e idea sobre Falange contraria a la suya.

    Poco antes, el Marqus de la Eliseda, Francisco Moreno Herrera, que fue Conde de losAndes tras el fallecimiento de su padre, y que, junto a Jos Antonio, eran los dos diputados aCortes con que contaba la organizacin, se dio de baja explicando, en una nota enviada a la

    prensa, que lo haca por discrepar del punto de la norma programtica de la Falange referido alas relaciones entre la Iglesia y el Estado. La nota caus algn revuelo, y Jos Antonio se vio

    forzado a salir al paso de toda especulacin con una rplica enrgica que inclua una sarcsticaobservacin inapelable:"El Marqus de la Eliseda buscaba hace tiempo pretexto para apartarse de Falange

    Espaola de las J.O.N.S., cuyos rigores comparti bien poco. No ha querido hacerlo sin dejartras de s, como despedida, una ruidosa declaracin que se pudiera suponer guiada por el

    propsito de sobresaltar la conciencia religiosa de innumerables catlicos alistados en laFalange. "Estos, sin embargo, son inteligentes de sobra para saber: primero, que la declaracinsobre el problema religioso contenido en el punto 25 del programa de Falange Espaola de lasJ.O.N.S. coincide exactamente con la manera de entender el problema que tuvieron nuestrosms preclaros y catlicos reyes, y segundo, que la Iglesia tiene sus doctores para calificar elacierto de cada cual en materia religiosa; pero que, desde luego, entre esos doctores no figura

    hasta ahora el Marqus de la Eliseda."

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    La rplica de Jos Antonio, publicada en "ABC" el 1 de diciembre de 1934, fue comidilladurante algn tiempo en todos los mentideros polticos y sociales.

    Por cierto que, a estas alturas de la Historia, no hace falta poner especial acento ensubrayar que a Jos Antonio -y a la Falange- le asista toda la razn en su planteamientoestricto de separacin de funciones entre el Estado y la Iglesia, as como en la formulacin de

    la voluntad de "concordar" sus facultades respectivas. El magisterio de la Iglesia, generado enaos posteriores y hasta hoy, respalda la rectitud y ortodoxia de la postura falangista.Todas estas separaciones, voluntarias unas; forzadas otras. que podan interpretarse como

    debilitacin de la Falange, dada la personalidad de sus protagonistas, a la larga fueronbeneficiosas, pues contribuyeron a perfilar ms su verdadero objetivo, depurndola deinterpretaciones opuestas al contenido que Jos Antonio quera dar a la organizacin. Esta seiba haciendo ms definida e independiente, y de ms claros propsitos. Mucho ayudaron a ellolos actos de propaganda celebrados con gran frecuencia por toda Espaa, as como lasintervenciones de Jos Antonio en el Parlamento y la publicacin del semanario "Arriba", quevino a sustituir a "F.E.".

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    EL SEMANARIO ARRIBA

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    El nuevo semanario fue fundado por Jos Antonio, como ya he dicho, despus del intentofallido de editar el diario "S". El era el principal animador y director, y en l volc todo su

    pensamiento poltico y cualidades de escritor, dejando pginas de antologa periodstica. Noshabamos mudado ya, por aquel entonces, al local de la calle Cuesta de Santo Domingo,

    nmero 3, y para conseguir el permiso preceptivo de la autoridad Jos Antonio hubo de recurrira un subterfugio legal, ya que si el Gobierno de centro-derecha haba suspendido la revista"F.E.", no pareca lgico que diese autorizacin a una nueva publicacin falangista si lasolicitud se haca frontalmente. En consecuencia, Jos Gmez Fernndez, que haba sidoasistente del general Primo de Rivera y era fidelsimo de Jos Antonio, fue el encargado defigurar como peticionario, y as fue, en efecto. La instancia dirigida al gobernador civil deMadrid llevaba fecha 5 de marzo de 1935, y fue sellada en el registro de entrada del organismo

    provincial el da 6. Su texto era el siguiente:"Jos Gmez Fernndez, mayor de edad, con domicilio en Madrid, calle del Molino de

    Viento, nmero 23, primero derecha, provisto de cdula personal de 8. clase, nmero 429.368,expedida en Madrid, el 11 de diciembre de 1934, en pleno uso de sus derechos civiles y

    polticos, tiene el honor de comunicar a ese Gobierno Civil:"Que se propone publicar un peridico semanario titulado "Arriba", que saldr los jueves,

    y que se tirar en la imprenta establecida en la calle de Ibiza, nmero 11, titulada "ElFinanciero".

    "Que dicho peridico es propiedad del que suscribe y se ha de publicar bajo su direccin,siendo su carcter de orientacin poltica, literaria y de informacin.

    "Que las oficinas de redaccin y de administracin estn en la Cuesta de Santo Domingo,3, 1.

    "Lo que pone en conocimiento de ese Gobierno Civil, a los efectos de la vigente Ley deImprenta."

    "Arriba" concit inmediatamente las mismas manas persecutorias del Gobierno quehaba padecido "F.E.", y su venta fue, igualmente, arriesgada, a veces, heroica. En l escriban,aparte de Jos Antonio, Rafael Snchez Mazas, Eugenio Montes, Jos Mara Alfaro, FelipeXimnez de Sandoval, Jos Luis Gmez Tello y Vicente Gaceo, el cual, en unin de VicenteCadenas, Julio Fuertes y Mariano Garca, llevaban el peso de la confeccin, laborverdaderamente digna del mejor elogio y recuerdo.

    La penuria econmica de la Falange fue tal, que cortaron el suministro de luz en el localsocial de Marqus del Riscal y haba que servirse de velas para nuestras reuniones. Tampoco se

    poda pagar el alquiler del edificio, y se lleg a un acuerdo con la propietaria para abandonarlo.Fui encargado del acto de entrega a su duea, la cual, al contemplar el estado poco cuidado delhotel -cosa lgica, cuando en l entraban y salan diariamente cientos de personas y se haban

    realizado trabajos de adaptacin para celebrar reuniones, procurarse refugios y salidas deurgencia en casos de registros policiales-, la propietaria, digo, sufri un desvanecimiento y tuveque consolarla y prestarle auxilio. Fue entonces cuando nos mudamos a la Cuesta de SantoDomingo. Con el tiempo, aquella seora fue recompensada por su generosidad, pues el

    palacete de la calle del Marqus del Riscal fue adquirido, al terminar la guerra, para el Frentede Juventudes, al precio que ella pidi, a travs de unas negociaciones con su yerno, jefe delArma de Caballera, Martnez Freire.

    La vida de la Falange discurra as, difcil, accidentada, con ms disgustos quesatisfacciones, que ponan diariamente a prueba el temple y la fe de sus hombres, en especialde sus jefes. Entre estos disgustos, uno de gran importancia fue la escisin de Ramiro y elgrupo de sus seguidores. Entre stos haba antiguos cenetistas, el ms conocido, Nicasio

    Alvarez de Sotomayor, muerto despus durante la guerra, y este grupo predominantementesindicalista, hasta entonces incluido en F.E. de las J.O.N.S.. tena su local en un piso de la calle

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    del Prncipe. Al independizarse, Jos Antonio quiso reivindicar para Falange esas instalacionesque se haban realizado originalmente para ella. Como los independientes no 'accedan, JosAntonio y un grupo de falangistas fuimos al citado local, y Jos Antonio consigui por lafuerza lo que por la razn no se haba podido lograr.

    El local, las instalaciones y casi la totalidad de los agrupados, entre ellos algn cenetista

    destacado, como Moldes, se reintegraron a la disciplina falangista.Por aquellos tiempos Ramiro escribi su libro "Fascismo en Espaa?", que es una crticadura contra Jos Antonio y sus hombres. Acontecimiento tambin importante por aquellos aosfue el atentado que, en el verano de 1934, sufri el jefe provincial de la Falange guipuzcoana,Manuel Carrin, industrial, dueo de un hotel en San Sebastin. Su muerte caus granimpresin, dada la personalidad de la vctima. Impresin aumentada porque, al da siguiente,caa tambin muerto, vctima de otro atentado, en Pamplona, Manuel Andrs, personalidadmuy destacada en el campo republicano, y que haba sido director general de Seguridad. Enmedio de gran tensin dramtica, se celebr, presidido por m, el entierro del jefe falangista yel funeral, asistiendo a este ltimo Jos Antonio con Ruiz de Alda, Aguilar y otros camaradasllegados de Madrid expresamente para el acto, y yo, que veraneaba en San Sebastin, en donde

    me haban sorprendido tales sucesos. Los autores de uno y otro atentado nunca fuerondescubiertos.

    Otro suceso tambin produjo gran conmocin entre los falangistas y tuvo pblicarepercusin. Fue la muerte del falangista Cullar, que trabajaba en la secretara general deFalange. Este muchacho, en unin de otros camaradas, haba ido a baarse en el roManzanares, en la zona prxima a la carretera de El Pardo. Miembros de las JuventudesSocialistas, los llamados "chbiris", que acostumbraban a realizar excursiones campestres poraquellos lugares en los das festivos, al enterarse de la filiacin poltica de Cullar y de suscamaradas, les agredieron, matando a aqul, mutilando su cadver y hacindole objeto de

    profanaciones y vejmenes. La tarde de ese mismo da, Juanita Rico, joven socialista que, conotros compaeros, regresaba de su excursin campestre, y que se haba ensaado con elcadver de Cullar, fue vctima de un atentado que le cost la vida en la calle Eloy Gonzalo.

    Todos estos sucesos, como antes deca, muestran la vida tan azarosa y llena de peligrosque la Falange llevaba, peligros que se polarizaban, principalmente, en Jos Antonio. El tenaque hacer frente a todas las responsabilidades; su prspero bufete qued desatendido, lasamistades sociales de otro tiempo le desertaban, haba abandonado voluntariamente, su vidacmoda y brillante para entrar en un mundo de riesgos, intrigas y luchas. A medida que eltiempo avanzaba, los camaradas falangistas caan o sufran persecuciones, y aquellasresponsabilidades aumentaban, adquiriendo, a veces, dimensiones abrumadoras y trgicas.

    Nunca como en aquellos aos se puso de relieve el temple moral de Jos Antonio; nada, pues,ms natural que sus preocupaciones le hicieran dudar a veces de sus fuerzas para tamaa

    empresa. Yo me daba cuenta de ello, me haca cargo de su situacin y procuraba ayudarlecuanto me fuera posible, creando para l una zona tranquila y de seguridad donde encontraracompensacin de las otras intranquilidades e incertidumbres.

    Jos Antonio comprenda y agradeca mi actitud, aunque no me lo dijera, pero lodemostraba con las constantes pruebas de confianza que me daba y sus ntimas opiniones sobrehechos y personas que me transmita.

    Mi vida estaba consagrada a la Falange, y en ella trabajaba, salvo el tiempo en que iba ami notara de Cifuentes y las horas de la maana que dedicaba a la preparacin de alumnos denotaras, entre los cuales tuve a Carlos Miralles y otro cuyo nombre no recuerdo, pero de talfidelidad como alumno, que continu yendo a la crcel cuando yo ingres en ella, para recibirmis lecciones durante el perodo de marzo a julio de 1936, en que tuve una mayor libertad de

    comunicacin en la prisin.

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    Al regresar Calvo Sotelo del exilio en Francia, ya elegido diputado a Cortes, se form elllamado Bloque Nacional, integrado principalmente por elementos de Renovacin Espaola yTradicionalistas. A Jos Antonio le hicieron proposiciones para entrar en l con la Falange,

    pero no acept la sugerencia por no ver suficientemente definidos en el programa del Bloquelos objetivos sociales y revolucionarios que l propugnaba, y por querer conservar la

    independencia de accin de la Falange bajo su nica jefatura y responsabilidad. Al llegar aqu,me viene a la mente un tema que no quiero soslayar, cual es las relaciones entre Calvo Sotelo yJos Antonio. Estas relaciones, polticamente, nunca fueron buenas. Esa falta de bondad tenasu origen en algunas reservas, no se si fundadas o no, de Jos Antonio respecto alcomportamiento poltico de Calvo Sotelo en relacin con el general Primo de Rivera, ytambin las diferencias temperamentales y de formacin de Jos Antonio y Calvo Sotelo, dos

    personalidades muy fuertes y definidas ambas, lo que haca que ninguno de ellos reconociera lasuperioridad del otro, ni menos una posible jefatura poltica. Ello no afectaba a la correccin desu trato personal, y Calvo Sotelo visit en la crcel a Jos Antonio, y ste, despus delasesinato de Calvo, hizo, en el peridico clandestino "No importa", grandes elogios de su

    personalidad, y escribi frases de sincero dolor por el magnicidio.

    Pero no todo eran dificultades y contrariedades en la vida de Jos Antonio duranteaquella etapa, sino que tuvo tambin grandes satisfacciones. En primer lugar, la inmensamayora de los falangistas senta por l veneracin, y estaban dispuestos hasta el sacrificio desus vidas, lo cual haca a Jos Antonio cada vez ms exigente consigo mismo. Su presencia ysu palabra despertaban el entusiasmo por ciudades y pueblos de Espaa que recorra en actosde propaganda.

    Toda la geografa espaola escuch la doctrina de la Falange, explicada con su verbopreciso y apasionado a la vez. De esta propaganda tuvieron especial importancia los actoscelebrados en Madrid, en el cine de este nombre, situado en la plaza del Carmen, los das 17 demayo y 19 de noviembre, as como los simultneos de los cines Padilla y Europa, en los queintervinimos, adems de Jos Antonio, Julio Ruiz de Alda, Rafael Snchez Mazas y yo,celebrado en vsperas de las elecciones de febrero de 1936, que trajeron el triunfo del FrentePopular.

    En el primero de los actos citados, los oradores fuimos, por este orden: yo, Julio Ruiz deAlda, Onsimo Redondo y Jos Antonio. En el segundo, Roberto Bassas, jefe provincial deBarcelona, yo y Jos Antonio. En ambos actos Jos Antonio complet la doctrina falangistacon aportaciones ideolgicas precisas y concretas sobre los diversos problemas polticos,sociales y econmicos de la vida espaola de aquel tiempo; discursos que podran considerarsecomo desarrollo del fundacional de la Falange y de los puntos de su norma programtica. Estoshaban sido redactados por Jos Antonio casi exclusivamente, y no satisficieron por completo aOnsimo Redondo cuando los conoci, encontrndolos de alguna vaguedad, demasiado

    literarios y con escaso tratamiento del problema agrario. Fue ste un comentario de tipo generalenunciado por el dirigente castellano, pero sin proponer soluciones concretas que sustituyeran alos redactados.

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    VIDISYUNTURA PARA LA FALANGE:REBELIN O ELECCIONES?

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    En la primavera de 1935 se agudizaron los sntomas de descomposicin de la coalicinradical-cedista, razn por la que crea Jos Antonio, y con l muchos de sus colaboradores, quela situacin poltica era cada vez ms confusa y peligrosa y estaba francamente inclinada adesembocar, como luego sucedi, en una catstrofe. Con unas fuerzas de izquierda unidas, con

    objetivos bien definidos y accin perfectamente orientada a sus logros, y con las derechasdivididas, con metas anticuadas, egostas, sin propsitos verdaderamente sugestivos yatrayentes por modernos y renovadores, no era posible vislumbrar una salida armoniosa. Antetal situacin, la Falange deba realizar una labor enrgica de rebelin declarada que aun en elsupuesto de no tener xito momentneo servira de revulsivo y ejemplo como grito de alarma

    para despertar la opinin y la conciencia nacional, y sus consecuencias, tarde o temprano seranbeneficiosas.

    Para preparar un plan de actuacin y estudiar el proyecto, Jos Antonio convoc a laJunta Poltica a una reunin en el parador de turismo de la sierra de Gredos, que haba deiniciarse el 15 de junio. Llegamos al punto de concentracin la noche anterior. Yo hice el viajecon Julio Ruiz de Alda y Rafael Snchez Mazas. Por la noche entramos en el comedor para

    cenar, el cual estaba casi vaco, pues slo una mesa se hallaba ocupada por una joven pareja.Con sorpresa, observamos en Jos Antonio un gesto de asombro o contrariedad y que se dirigaa la mesa para saludar a sus ocupantes, que resultaron ser unos recin casados, a quien JosAntonio-conoca, por haber estado muy enamorado de la seora, hasta el punto que, de habersecasado con ella, seguramente no se hubiera dedicado a la poltica o, al menos, en la forma quelo hizo. Ironas del destino.

    Al da siguiente, a la sombra de unos rboles y en un lugar situado en las proximidadesdel parador, sentados en el suelo formando un crculo, comenz la deliberacin. Se sopesaronlos pros y los contras, los medios de que disponamos, tanto de hombres como de armamento,contactos militares y con posibles fuerzas afines. Y se tom despus la decisin de llevar acabo un acto de fuerza contra el Gobierno por la parte de Extremadura, prxima a Portugal,concretamente en Cceres, donde el capitn Luna, jefe de la Falange, tena gran predicamento

    por su vida ejemplar y por su mstica falangista, dndose un voto de confianza a Jos Antoniopara que llevara la suprema direccin.

    El proyecto, al fin, no se pudo realizar por fallar algunos elementos, cosa que ahora, conla distancia del tiempo y la experiencia de lo ocurrido, fue una suerte, pues se puede considerarque valorbamos nuestras mnimas posibilidades muy por encima de la realidad, y el intentohubiera sido un fracaso de consecuencias muy graves para nosotros. Ahora bien, el hecho en smuestra el temple y la decisin de salvar a Espaa que tena la Falange, que le haca noarredrarse ante dificultades ni obstculos, por grandes que fueran.

    Al formar gobierno don Manuel Portela Valladares, a mediados de diciembre de 1935,

    tras la dimisin de Joaqun Chapaprieta, la situacin poltica era ya insostenible. Se habanproducido los escndalos del "straperlo" y del "asunto Nombela", que Jos Antonio denunciduramente en el Parlamento, y la crisis no slo afectaba al Gobierno, que cay, sino tambin alsistema, acosado revolucionariamente por las fuerzas del Frente Popular, crecidas despus delimpunismo en que desemboc la revolucin socialista y separatista de octubre de 1934. Azaaera, de nuevo, un valor en alza, y los socialistas hacan profesin pblica de marxismoradicalizado por la pasin sectaria de Largo Caballero. En este ambiente amenazador eintranquilo se perciba una inquietud y nerviosismo militar ms o menos velado. Jos Antonio,entonces, inici una serie de contactos en respaldo de su ya expresada idea de que no existams salida que un acto de rebelda nacional.

    A tal fin, nos encarg a Jos Mara Alfaro y a m furamos a Toledo y propusiramos al

    gobernador militar de la plaza, el entonces coronel Moscard, a quien para nada conocamos,que l con los cadetes de la Academia Militar, junto con la primera lnea de la.milicia de

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    Falange de Madrid, se encerraran en el Alczar y por radio lanzaran un llamamiento a losespaoles para que se alzaran.contra el Gobierno y la situacin de Espaa. Obedientes a suencargo, fuimos a la Ciudad Imperial, donde buscamos al jefe provincial de Falange en Toledo,Jos Sainz Notnagell, que era tambin jefe de la Oficina de Turismo, y le pedimos nos

    presentara al coronel Moscard. As lo hizo, para lo cual nos trasladamos a la Escuela Militar

    de Gimnasia, en la Vega. Expusimos a Moscard el objeto de nuestra visita, con una mezcla deaudacia y temor, pues esperbamos lo rechazara o nos detuviera por conspiradores. Pero culno sera nuestra sorpresa cuando nos dijo que el plan le pareca magnfico, pero que no podaaceptar sin consultar previamente con una alta personalidad militar, que a tal fin tomaba elautomvil, se diriga a Madrid, que le esperramos en Toledo, y por la tarde, al regresar, nosdara la respuesta.

    En efecto, al llegar la tarde nos envi al despacho de Sainz, en Zocodover, dondeesperbamos, a su ayudante, entonces capitn o comandante, Carvajal, fallecido despus dealcanzarla graduacin de general, quien, de parte de Moscard, nos dijo que la personalidadcon la que haba consultado (result ser el general Franco, a la sazn jefe del Estado MayorCentral), aunque, conforme con el proyecto, no le pareca estaba suficientemente preparado ni

    el momento era el oportuno para llevarlo a efecto con xito. Fue una premonicin de lo queunos meses ms tarde habra de convertirse en realidad y gesta inmortal.

    Pocas semanas despus, tras la disolucin de las Cortes, Portela convoc eleccionesgenerales, fijando la fecha de los comicios para el 16 de febrero de 1936.

    Jos Antonio plante a los altos mandos de la Falange, en reunin celebrada en sudespacho del local social de la Cuesta de Santo Domingo, si debamos ir o no a las elecciones,teniendo en cuenta que la gran mayora de los afiliados careca del derecho a voto por razn desu edad, y tambin si el ir a ellas no implicaba una contradiccin con nuestra doctrina opuestaal sufragio inorgnico y a los partidos polticos.

    Despus de amplia discusin, se decidi por la solucin afirmativa, teniendo en cuentaque en poltica no se pueden desaprovechar las oportunidades y que, con las elecciones,tenamos la de hacer recuento de fuerzas y, ms especialmente, la de llevar a cabo una

    propaganda excepcional de nuestros ideales. Estas ventajas deban primar sobre cualquierescrpulo de doctrina, puesto que, en definitiva, contribuan a la difusin de sta.

    Tomado el acuerdo, empezaron entonces las dificultades inherentes a su realizacin.Medios econmicos, designacin de candidatos, provincias donde ir a la lucha, relacin conotras fuerzas polticas... ...

    Falange decidi presentar candidaturas independientes en Oviedo, Santander, Sevilla,Jan y Madrid. En todas ellas figuraba el nombre de Jos Antonio y el de aquellos camaradascon mayor arraigo en la correspondiente provincia. En la de Madrid, con Jos Antonio, fuimosJulio, Ramiro, Snchez Mazas y yo, que tambin qued incluido con Francisco Rodrguez

    Acosta, jefe provincial, en la de Jan, una de las provincias donde Falange tena mayor nmerode afiliados.Sabamos que nuestras posibilidades de triunfo eran muy escasas. No habiendo llegado

    Jos Antonio a ningn acuerdo, tanto con los dirigentes del Bloque Nacional como con los dela C.E.D.A., referente a la inclusin de algn candidato falangista en las listas de las referidasorganizaciones polticas, nuestras candidaturas tenan que luchar solas entre las de los bloquesde izquierda y las de las derechas.

    En esta situacin, yo tuve que hacerlo en Jan. En la candidatura de derechas figuraban elConde de Argillo, el doctor Palanca, Jos Moreno Torres, conde de Santa Marta de Babo, y unabogado del Estado de filiacin monrquica, cuyo nombre creo recordar era Marn. Tambinfiguraba como candidato independiente entre los dos bloques citados Acua, que se presentaba

    con la denominacin de mescrata, y que utilizaba como emblema o distintivo de suorganizacin una cuchara.

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    La campaa electoral de Jan fue fortsima, en dura competencia con los candidatos deambos bloques. Acompaado por dos camaradas de Madrid, recorr los pueblos de la provinciacon gran xito de asistencia, luego reflejada en el resultado de la votacin obtenida, que fue lams alta de los candidatos falangistas: ms de 16.000 votos, habiendo votado a favor de lacandidatura falangista el censo entero del pueblo de Guarromn.

    Jos Antonio me haba entregado 8.000 pesetas para los gastos electorales, de las que ledevolv la mitad. Ello prueba la austeridad y concepto de servicio que presidan nuestros actos.El triunfo fue de la candidatura de izquierdas por un margen inferior a los votos por mlogrados, lo cual prueba que si me hubiesen incluido en la candidatura de derechas el triunfohabra sido para ella, ya que, de no haberme presentado, es ms que dudoso que mis votantes lohubieran hecho en su favor.

    En cuanto se conoci el triunfo izquierdista, la situacin en Jan se hizo difcil, y lapermanencia en la provincia, en extremo peligrosa para m, a la par que intil, por lo que lanoche del 16 de febrero, y en medio de grandes tumultos, en el coche del camarada y jefe delArma de Caballera Manuel Bellido, march a la estacin para tomar el tren que me condujo aSevilla, y desde all, a Madrid. A partir de la citada fecha, y con el triunfo del Frente Popular,

    la vida de la Falange se hizo imposible. Se intensificaron las persecuciones, se clausur y sellel centro social, que haba sido trasladado desde la Cuesta de Santo Domingo a NicasioGallego, nmero 1. El atentado y la agresin se convirtieron en norma. Jos Antonio, por quienel jefe del Gobierno, Portela Valladares, senta gran simpata, quiso aprovechar la circunstanciay ver de influir en su nimo para que, despus del resultado de las elecciones, no dimitiera ehiciera frente a la situacin defendiendo el poder y manteniendo el orden pblico. A tal fin, meencarg fuese a visitar a Portela al hotel Palace, donde viva. Era ya de noche, y al anunciarmeme hizo subir a la "suite" donde se alojaba, recibindome vestido con un batn, pues se habalevantado de la cama, en la que pude ver a su esposa que llevaba el pelo recogido con bigudes.Le expuse el encargo que traa, y me contest expresara su gratitud a Jos Antonio por elconsejo, pero que era ya todo intil, pues el pueblo, enardecido por el triunfo, estaba en la calley quera un cambio de Gobierno. Sobre un velador haba un cubo con hielo, dentro del cual seenfriaba una botella de "champagne", de la que me ofreci una copa. La rechac y abandon elhotel en el estado de nimo que es de suponer.

    El futuro se presentaba poco alentador, y era fcil prever cuanto despus ocurriera a JosAntonio y a sus ms inmediatos colaboradores. Nos reunimos en sesin permanente en el localsocial, an no clausurado, y acordamos la mayor unidad de accin y comunicacin permanentecon las organizaciones de Madrid y provincias, estar atentos al menor incidente, y dispuestos ahacer frente a los acontecimientos, por graves que fueran. No tardaron en llegar.

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    VIILA FALANGE, ENCARCELADA

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    El da 13 de marzo de 1936, el diputado a Cortes por Madrid, miembro destacadsimo delPartido Socialista, catedrtico de Derecho Penal de la Universidad Central, Luis Jimnez Asa,fue objeto de un atentado al salir de su domicilio, en la calle de Goya, del que result ileso. No

    as el polica de su escolta, que cay muerto. El atentado fue atribuido a elementos de laFalange, desatndose contra ella la inmediata ofensiva gubernativa. Se cursaron rdenes dedetencin contra los miembros de la Junta Poltica, directivos y mandos; se cerraron suscentros, fueron suprimidos los peridicos y aumentaron los atentados contra los militantes.Jos Antonio y el resto de la Junta fuimos detenidos el da 14 del citado mes. Por lo que a mrespecta, a las diez de la maana de ese da se presentaron en mi domicilio de la calle deO'Donnell, nmero 7, unos agentes de Polica que, correctamente, pero con gran aparato de

    precauciones, como si fuera persona de peligrosidad, me metieron en un coche en concepto dedetenido y me dijeron que bamos a arrestar a Julio Ruiz de Alda, en su domicilio de la calleAbascal, nmero 48. Al llegar a l, me indicaron subiera por Julio. Este no se encontraba encasa, pero la sirvienta me indic que lo hallara en la oficina en que trabajaba, representacin

    de la Vickers, situada en la calle de Lealtad, hoy Antonio Maura. All nos dirigimos los agentesy yo, quienes me dijeron, nuevamente, fuera yo solo a buscar a Julio, mientras ellos esperabanen las escalinatas del edificio de la Bolsa de Valores, situada enfrente. Llegu a la oficina,encontr a Julio, le dije que vena en calidad de detenido a detenerle a l, y los dos, obedientesa las rdenes de los agentes, nos presentamos a ellos, que ya no tuvieron ms remedio quellevarnos a la Direccin General de Seguridad, situada en la calle Vctor H u`o. esquina aInfantas. .

    Por lo relatado, se comprender que los policas deseaban nos hubiramos escapado, acuyo fin nos brindaban todas las oportunidades que tuvieron, pues no es procedimiento normalde detencin el que se enve a efectuarlo a uno de los detenidos. Ms tarde, y ya en Salamanca,uno de los citados agentes, que haba pasado a la zona nacional, as me lo confirm, comotambin confirm la opinin que ya tena, de que nos habamos comportado como unosingenuos revolucionarios.

    En la Direccin de Seguridad, despus de sacarnos la ficha antropomtrica, nos bajaron alos stanos, en los que ya se encontraba Jos Antonio, que haba sido detenido aquella mismamaana, con anterioridad, y en cuyo rostro se adivinaba una ira contenida que le daba unaexpresin ms dura de la normal en l.

    El lugar era repelente, no ya para los habituados a tales antros, sino para cualquier serhumano. Alumbrado por la tenue luz de bombillas sucias de polvo y de escaso voltaje; el suelo,con una mezcla grasienta de tres dedos de espesor formada por restos de comida yexcrementos, en la que se hundan los pies, sin ms sitios en que sentarse o descansar que unos

    bloques de cemento en los que uno se poda apoyar o recostar; el hedor era nauseabundo, y loscompaeros de encierro, salvo los falangistas, no desdecan del lugar. Entramos a la Direccinal filo del medioda. En las primeras horas de la tarde baj a los stanos, para saludarnos, donAntonio Goicoechea, autorizado para hacerlo por su condicin de diputado a Cortes, y al

    preguntar a Jos Antonio la causa de su detencin, ste dio suelta a su clera contestando, envoz bien alta, para ser escuchado por todos, que supona que haba sido por haber aparecidolevantados los sellos puestos por la autoridad en el local social de Falange, cuando la realidadera que quien los haba quitado haba sido el director general de Seguridad, Alonso Mallol, conlos cuernos.

    Excuso decir el escndalo que se arm entre nuestras voces, que corearon a JosAntonio; las carcajadas de los dems oyentes, y el estupor e indignacin de los agentes, que

    presenciaban la escena tragicmica. Uno de esos agentes, cabo de las llamadas Fuerzas de

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    Asalto, llevado, sin duda, por su fervor gubernativo, se dirigi furioso a Jos Antoniodicindole: "Se han acabado las chuleras de seorito flamenco, y va a saber lo que le cuesta! "

    Termin, de momento, el incidente, pero no sus consecuencias, pues Jos Antonio fueprocesado y juzgado ms tarde por desacato a la autoridad.

    Pasamos la noche en los stanos de la Direccin, a los que haba llegado el resto de los

    componentes de la Junta Poltica, entre quienes recuerdi a Valds, Barrado, Salazar yRdenas, y ya todos juntos, a la maana siguiente, fuimos trasladados en el coche celular a lasdependencias del Juzgado de guardia, sito en el Palacio de las Salesas. Nos metieron en loscalabozos, pero stos se encontraban en las condiciones normales del destino a que estabandedicados, por lo que a nosotros nos pareci entrbamos en un hotel de lujo. Fuimosinterrogados por el juez encargado del sumario, seor Carbajosa, y, mientras esperbamos paraserlo, en el antedespacho, pensamos unos momentos en escaparnos saltando por la tentadoraventana abierta de la habitacin, situada en la planta baja del edificio, aunque al fin no lohicimos.

    Toda la Junta Poltica fue procesada por asociacin ilegal y, decretada su prisin, noscondujeron a la crcel Modelo, situada en el solar que hoy ocupa el Ministerio del Aire.

    Pasadas en celdas aisladas las horas de incomunicacin reglamentaria, nos instalaron en eldepartamento de presos polticos, que era una galera acristalada, y a la que daban diversashabitaciones con comunicacin libre a la citada galera, en la que comamos y estbamos demanera que el aislamiento con el resto de la crcel comenzaba con la puerta de la galera dondese encontraba el vigilante de servicio.

    Realmente, aparte del hecho de estar en la crcel, no podamos quejarnos del trato ni dela instalacin. La comida nos la enviaban de nuestras casas o amigos generosos. Recuerdo unos

    pollos riqusimos del caf Mara Cristina, de la calle Mayor, con los que nos obsequiabanuestro amigo Aritio, conocido financiero. Ms tarde, contratamos un servicio de alimentacinen una taberna establecida frente a la crcel, cuyo propietario se llamaba Ananas Calzn,taberna que hoy creo subsiste en la calle de Galileo. Una de las ceremonias ms importante dela jornada consista en la eleccin del men, en la que intervenan decisivamente nuestrosgustos culinarios y los recursos particulares de nuestro bolsillo, pues es de advertir que losgastos se sufragaban individualmente por nosotros. Mis recursos no eran muy cuantiosos.Declarado oficialmente cesante en la notara, sin posibilidad de continuar las clases de

    preparacin, quedaba reducido a mi sueldo de comandante jurdico de la Armada, retirado, porhaberme acogido a la Ley de Retiros Militares de Azaa, y a la ayuda de la familia de mimujer. En situacin parecida se encontraban los dems compaeros, pero, ante la magnitud delos acontecimientos que vivamos y los que preveamos, esos problemas econmicos quedabandesvalorizados. Todos los das entraban en la crcel nuevos falangistas; algunos venan aaumentar en nuestra galera la lista de presos polticos, pero la mayora pasaba a las galeras de

    presos comunes, en especial la segunda.La hora de la comunicacin era, naturalmente, la ms deseada, porque ella nos permitaver a nuestras familias, amistades y camaradas. Realmente, aquello era un jubileo, no obstantelas restricciones para visitarnos y el peligro de ser fichados como simpatizantes nuestros.Aparte de las visitas ordinarias, tanto Jos Antonio como los dems, tenamos audiencias

    particulares, y debo proclamar que el entonces director de la crcel Modelo, seor Elorza, secondujo con nosotros lo mejor que la obligacin de su cargo y las circunstancias lo permitan.Fuera de las horas de visitas, emplebamos el tiempo de recreo enjugar al ftbol, para lo cualse haban formado dos equipos, uno de los presos polticos y otro de los comunes.

    En el primero, Jos Antonio jugaba de delantero centro, y Villapecelln, un camarada deValladolid, y yo, como defensas. Julio Ruiz de Alda, de portero. Hay que reconocer que no lo

    hacamos demasiado bien; por eso, ganar el partido nos traa la alegra de lo inesperado, sobretodo a Jos Antonio, que pona en el juego, como en todo, gran amor propio, e incluso, un da

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    que durante el partido fue llamado a comunicar, se neg a hacerlo para no interrumpir aqul.Tambin hacamos gimnasia sueca colectiva, y el tiempo que estbamos recluidos en la galeralo dedicbamos a la lectura, a jugar al ajedrez, a despachar la correspondencia, y yo, a ayudar aJos Antonio en el estudio de un pleito contencioso administrativo que tena a su cargo.Llevbamos, pues, una vida perfectamente organizada, sometida a la rgida disciplina que Jos

    Antonio impuso, pues ste, con r