revista verde

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Sierra de Guadalupe: el oasis de la zona Norte de la Ciudad de México Clausura la UNAM Año Internacional de la Biodiversidad Pequeñas acciones, para cambios globales Revista mensual sobre el cuidado del medio para niños/ Mayo 2011/ núm. 3/ 25 pesos m/n

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Revista verde trecer número

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Sierra de Guadalupe: el oasis de la zona Norte de la Ciudad de México

Clausura la UNAM Año Internacional de la

Biodiversidad

Pequeñas acciones, para cambios globales

Revista m

ensual sobre el cuidado del medio para niños/ M

ayo 2011/ núm. 3/ 25 pesos m

/n

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La Sierra de Guadalupe

es el pulmón más

importante de la

Zona Norte de

la Ciudad de México,

pero se va perdiendo

poco a poco por culpa del

crecimiento poblacional desmedido,

mientras la ciudadanía y las autoridades no hacen nada por

rescatarla, al contrario la deterioran

o venden con fines políticos, sin

preocuparse por el futuro de nues-

tra ciudad, ¿qué estás haciendo por

el planeta?

La Sierra de GuadalupeFotoreportaje

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fotos: Eduardo Daniel

Directorio

ColaboradoresGerardho P., Cartoon Ruiz, Rafael Barret, Evert Provoste

FotosMildred Yazmín Mendoza

DiseñoMildred Yazmín MendozaEduardo Rodríguez

ReporterosEduardo Daniel R. T.Mildred Yazmín M. V.

DirectorJosé J. J

México, DF, mayo de 2011

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•“La creación de residuos orgánicos e inorgánicos son casi en igual cantidad”: SMA•El 20 % de la basura producida termina en las calles.

La basura: un problema de alcances globales, pero de soluciones localesDaniel Rodríguez/reportaje

La ciudad, un gran tiradero…

El Río de los Remedios despide un olor a putre-facción, es penetrante, la basura es su princi-pal paisaje, no hay otra cosa qué observar, ya que los pocos árboles de la zona han sido ta-lados para dar paso al progreso: una carrete-ra de peaje; o han sido pelados y muertos por la lluvia ácida. La fau-na nociva como ratas, cucarachas y jaurías de perros son sus habitan-tes cotidianos, pero no sólo ellos, sino también miles de seres humanos conviven con él.

Por sus aguas corren en-vases de suavizante de

ropa, bolsas de papas sabri-tas y botellas de PET que alguna vez sirvieron como contenedores del líquido que apagó la sed de algún au-tomovilista o de un vecino, pero hoy son el tapón per-fecto de las compuertas del canal.

El Río de los Remedios dia-

riamente es receptor, además de las aguas negras, de toneladas de basura y desechos que podrían ser reutilizados, pero la gente no lo sabe y los tira sin miramientos al cauce del río. Lo cual causa, casi año con año, fisuras en el borde del canal, provocando desborda-miento de las aguas pestilentes, la cual entra sin ningún obstáculo a las casas que se encuentran en sus inmediacio-nes.

Un ejemplo de ello se vive en la co-lonia Juan González, de la delegación Gustavo A. Madero, donde las perso-nas viven en constante zozobra ante las inundaciones, y es casi seguro que ocurran durante la temporada de llu-vias, pero la culpa la tienen los vecinos, asegura la señora Elisabeth Maravillas, ya que menciona que “nosotros mismos causamos que se inunde, pues muchos vecinos cochinos echan su basura al canal y ése es el principal problema de la zona”.

En la actualidad, diariamente en la capital mexicana y su zona conurbada se producen alrededor de 27 mil to-neladas de basura, lo que equivale a casi 10 millones de toneladas por año, de la cual sólo el 2.5 % se recicla. En 2001, de acuerdo con un reporte

del Centro de In-vestigaciones de Diseño Industrial

de Forma de la Universidad Nacio-nal Autónoma de México (UNAM), se producían poco más de 21 mil to-neladas diarias, con lo que tenemos que en un período de 10 años la pro-ducción de basura se ha incrementa-do en un 22 % cada día.

Ese aumento en la creación de basura, se ha dado principalmente por el consumo irracional de produc-tos que en la mayoría de los casos son innecesarios, según presenta la investigación del maestro José Ángel Mora Reyes que lleva por título “El problema de la basura en la Ciudad de México”. Los residuos de los produc-tos chatarra van a parar a las calles, donde crean basureros clandestinos, o peor aún, a las coladeras, tapándolas y produciendo inundaciones a la postre.

La polución por basura en la Ciudad de México y su área metropolitana es muy alta, ello debido a que sólo el 80% del total de los residuos producidos se re-colectan de manera correcta, y van a un lugar apropiado para su procesamiento, mientras que el 20% restante, esto es 5,400 toneladas de basura van a parar a las calles, coladeras, parques o reservas ecológicas, según men-ciona el mismo reporte del maestro en Planeación y Políticas Metropoli-tanas por la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco,

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Es por ello que se ha venido atacando por diferentes puntos la problemática, desde la implica-ción directa del gobierno capita-lino con leyes como la de residuos sólidos de 2004 que no fue bien acogida por la población, ya que a más de 7 años de su aprobación

se tuvo que recurrir a otra, pues la falta de participa-

ción tanto de la ciuda-danía como de los reco-

lectores. El problema ra-

dicaba desde la producción de los desechos, pues

no existía una sepa-ración y si la había los trabajadores de

limpia la mezclaban, y se éstos la separaban la

central de transferencia se encargaba de echar a perder

el trabajo iniciado con mucho esfuerzo.

En la Ciudad de México fue a par-tir de 1940 cuando se inició con programas encaminados al trata-miento de los desperdicios produ-cidos, pero las medidas han sido abandonadas, ya sea porque la gente no lo toma en serio o porque las medidas resultan insuficientes e inadecuadas para el contexto y cultura de la población en que se intentan aplicar.

Según sea el lugar, se debe im-plementar la medida, y se debe tomar en cuenta muchos factores antes de iniciar los proyectos.

Uno de los primeros

es desarrollar las técnicas ade-cuadas y escoger cuál se adapta mejor al lugar y ver así la manera de tratar los desechos.

Un diagnóstico con respecto al tratamiento de los residuos só-lidos, hecho por la Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Fe-deral (SMA) en 2007, muestra lo caduco del sistema de recolección de basura, ya que en la Ciudad de México sólo existen “13 estaciones de transferencia de residuos y sólo una pequeña fracción de los mismos se recupera en las tres plantas de selección que se localizan en Bor-do Poniente, San Juan de Aragón y Santa Catarina, o se envía a la única planta de composta con que cuen-ta el Distrito Federal. Al final, la mayor parte de los residuos son dispuestos en el relleno sanitario Bordo Poniente”.

La próxima clausura del Bordo Po-niente, el 31 de diciembre de 2011, pone en aprietos a la Zona Metropo-litana del Valle de México (ZMVM), ya que no cuenta con un verdadero sistema que haga frente al problema de los residuos sólidos, aunque algu-nas propuestas están siendo puestas en marcha, tanto por el Estado como por ONG’, como la Sierra de Guadalu-pe o Tepito recicla, Tepito sustenta. Algunas de ellas son:

La separación adecuada de la basura en inorgánicos y orgá-nicos, con implementación de la campaña “Vamos a separar para respirar mejor” emprendida por el gobierno capitalino en marzo del presente año, ello con la fi-

nalidad de que cuando lleguen los residuos a la planta de separa-ción sea más fácil clasificarla y se reutilice gran parte de ella, prin-cipalmente la orgánica.

La creación de compostas ca-seras, que serviría para reducir la basura en un cincuenta por ciento, pues el mismo reporte realizado por el SMA, se da a notar que “en México la producción de basura inorgánica y orgánica van casi a la misma medida, pues en México a diferencia de otros países se consume productos frescos, en lo que se lleva todo una preparación de los alimentos, con lo cual se producen muchos residuos de tipo orgánico, pues hay una porcenta-je de 60% inorgánico y 40% or-gánicos en la producción produc-ción de desechos”. producción de desechos”. El investigador José Ángel Mora Reyes, miembro de la Fundación de Estudios Urbanos y Metropolitanos Adolfo Christlieb Ibarrola A.C. propone algunos puntos para revertir el daño o hacer que éste sea menor con los siguientes puntos:

• Rediseñar los procesos pro-ductivos y los productos de con-sumo en envases, embalajes y em-paques.

• Identificar nuevos materia-les que puedan sustituir a los insumos que más contribu-yen a generar residuos o a la peligrosidad de éstos

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A través del Programa Universitario de Me-

dio Ambiente (PUMA), la UNAM clausuró sus activ-idades por el Año Interna-cional de la Biodiversidad con el Festival Nacional del Conocimiento Tú, Bio-diversidad, celebrado en la Plaza de la República, frente al Monumento a la Revolución, el viernes 15 y el sábado 16 de abril.

Los asistentes pudieron convi-vir de cerca con colecciones bi-ológicas, réplicas de los ecosiste-mas mexicanos, exposiciones de ciencia y tecnología verde, con-ferencias de ciencia y muestras de arte como danza, teatro, performance y música. Todo con la transversalidad de un mismo tema, el cuidado del ambiente.

A pesar de que la tarde del se-gundo día fue sorprendida por una de las más fuertes lluvias en lo que va del año, esto sirvió de reflexión para las familias que ahí se encontraban, pues “para muestra basta un botón, aquí mismo podemos ver las conse-cuencias d e l

cambio climático, y es bueno que nos reunamos para conocer la riqueza de nuestra naturale-za y las soluciones que están en nuestras manos”, como comentó Griselda García antes de diri-girse con sus amigos a la estación del Metro adentrándose en la granizada.

En la plaza, los transeúntes es-pontáneos hicieron de las suyas explicando al público cómo será la vida en 2054, de donde decían provenir. Llevando a cuestas su sonda de suministro vitalicio de agua y su careta para filtrar oxígeno, explicaban que las “Ca-sas EGO” eran la mejor opción para vivir en un planeta sobrepo-blado, pues ocupaban el mismo es-pacio que una persona de pie.

Además, estos simpáticos ac-tores instruían a los niños acerca de la diferencia entre la basura,

que ya no se puede utilizar, y los residuos, materiales reciclables o reutilizables que se podían inter-cambiar por garbachos, la moneda del futuro.

Los estudiantes de nivel medio superior montaron la exposición de trece ecosistemas mexica-nos. Con materiales tan sencillos como papel crepé o cartón, edifi-caron réplicas de los arrecifes, el bosque mixto, el bosque de niebla, la selva alta perennifolia, la selva baja caducifolia, el matorral xe-rófilo, el desierto, la pradera de alta montaña, el manglar, las cue-vas, los pantanos y la tetechera. Como comentó la expositora pre-paratoriana Fabiola Campos, a la gente le agradó mucho los dife-rentes paisajes y se topaba con algunos nombres de especies de animales que no conocía.

En otras carpas se mostraban diversos desarrollos tecnológi-

cos, como el proyecto de co-nectar la tarja para lavar

los trastes en un nivel alto, con el lavabo del

baño en una altura media, y final-

mente con la caja del re-

trete has-ta abajo.

Nota / Mildred Mendoza• Promovió la apreciación de los recursos naturales de México

La lluvia del final de la jornada incentivó la reflexión

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También había planos arquitec-tónicos de proyectos sustenta-bles diseñados por arquitectos de la UNAM, así como de proyectos de energías alternas, vehículos solares, plantas de composta, nue-vos materiales y reciclaje de PET.

En la misma carpa se exponían carteles de diferentes artis-tas sobre las consecuencias de la voraz acción del hombre en su medio, por parte de la UNESCO y de la Bienal Internacional. A un costado, el templete montado fue escenario para el Ballet de la Es-cuela Nacional de Danza Folklóri-

ca, Juan Gregorio Luke en el área multimedia, y las Escamas al res-cate, con teatro; también se pre-sentó una charla acerca de Darwin y la evolución.

En otra carpa, el Jardín Bo-tánico llevó como protagonista a la planta Echeveria, de la que la conocida siempreviva es una es-pecie. Ahí, el investigador Javier Medina comentaba a los observa-dores que “la población no tiene por qué esperar que las soluciones lleguen desde arriba, porque las políticas públicas no son la única alternativa, sino que las acciones

deben ser tomadas desde abajo”, al hablar acerca de las azoteas verdes, y advertía que si regala-ban las plantas la gente no las val-oraba y las descuidaba.

Mireya Ímaz Gispert, coordi-nadora del PUMA, dijo en la inau-guración que el encuentro se de-rivó del trabajo de la comunidad universitaria con el objetivo de que el público pudiera disfrutar y aprender

Asegura el ingeniero Ricard Estrada que se ha observado un incremento en la entregade residuos orgánicos

Recibirán recolectores apoyo económico por separación de basura

Nota / Mildred Mendoza

A partir del tres de marzo pasado, se planteó un esquema en el que el sin-dicato de limpia recibe un apoyo económico adicio-

nal a su sueldo de 50 pe-sos por cada tonelada de residuos orgánicos que ll-evan al centro de transfer-encia, explicó en entrevista el ingeniero Estrada. Esto ha funcionado y ha provo-cado que el mismo recolec-tor hable con la ciudadanía y le pida que le entregue por separado los residuos.

El gobierno central está contabilizando las cantidades de estos residuos y ha nota-do un incremento significa-tivo. “Los días de recolección de orgánicos, martes, jueves y sábado, antes se enviaba alrededor de 300 toneladas

• Preocupa la falta de incineradores en Méxicopara el tratamiento de residuos no reciclables

• A otros sitios de disposición final, si no se reduce la basura de aquí a diciembre

La innovación del Gobierno del Distrito Federal para incen-tivar el separado de los desechos es un apoyo económico

a partir de este tres de marzo para los trabajadores de re-colección, que son quienes hablarán con la población, asegura el ing. Ricardo Estrada, subdirector de Reciclaje de la Secre-taría de Obras y Servicios del Distrito Federal. Agregó que la respuesta ha sido positiva, de cara al inminente cierre del Bordo Poniente en diciembre de este año.

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a la planta de composta para el procesamien-to de este material; pero a partir del tres de marzo, con este nuevo esquema, estamos me-tiendo como mil 200 toneladas.” La población sí ha respondido, aunque no masivamente.

Para tratar los desechos que no van a composta ni se reciclan, lo que hace falta es una incineradora, que son muy escasas en América Latina. “Pero si no logramos reducir el volumen de basura para diciembre, que es cuan-do se cierra el Bordo Poniente, va a ser una tragedia porque tendríamos que enviarla a otros sitios de disposición final más lejanos que nos van a cobrar, encare-ciendo el proceso, además del costo del transporte, sin que esto implique cobro por el ser-vicio de recolección a los habi-tantes”, comenta el funcionar-io. Entonces el dinero se tomaría de la desaparición de algún otro pro-grama del Gobierno del Distrito Federal.

Comenta que el tipo de residuos que se generan en la ciudad -60 por ciento inorgánicos y 40 por cien-to orgánicos-, es muy acorde a los hábitos de consumo y a las costumbres de cómo se preparan los alimen-tos en México. En otros países, por ejemplo Estados Unidos, regular mente la basura orgánica no pasa del 10 por ciento de sus residuos, pues no hay casi nada que la gente deseche, porque todos los alimen-tos se compran preparados, sólo sobra el envase.

Nuestro alto porcentaje en basura orgánica ob-liga al gobierno a pensar en su tratamiento, explica el ingeniero, después de que los recolectores, de ju-risdicción delegacional, reúnen los residuos que la población debe separar y los llevan a uno de los trece centros regionales de transferencia; y es ahí donde interviene la Secretaría de Obras y Servicios, que debe decidir qué hacer con esos residuos orgánicos.

“Los tráilers de las estaciones de transferen-cia tienen la capacidad de cinco a seis camiones recolectores, y 500 de estos tráilers parten dia-riamente hacia el sitio de dis-

posición final.” El Distrito Federal cuenta sólo con uno, el Bordo Poniente, “que ocupa un terreno como de 15 hectáreas, y ahí mismo –gracias a la gran exten-sión- se ubica la planta de composta que procesa todos los desechos orgánicos de la capital.” Sería un prob-lema tener que abrir otra planta por el requerimiento

de grandes espacios que no hay en la ciudad.La planta de composta que existía en

Aragón, asegura el ingeniero Estra-da, era operada por la delegación con trabajadores sindicalizados,

que comenzaron a sabotearla al sentirse encerrados en las in-stalaciones sin poder obtener las propinas adicionales que recibían por hacer trabajo de barrenderos o recolectores en los camiones.

Una vez separados los residuos orgánicos e in-orgánicos, se observa en el

mundo una tendencia al in-cremento en la recuperación de

materiales y la consiguiente re-ducción en el volumen de desechos. Estos mis-

mos materiales están siendo aprovechados, por ejem-plo, como energías alternas, pensando a futuro, y eso hace que valgan cada vez más. En México hace falta eso, solucionar los problemas a corto plazo pero paralelamente pensar también en el largo plazo.

“Un claro ejemplo es el PET, que puede elevar su valor dependiendo del precio del petróleo, del que es un derivado, y es un material que antes nadie volteaba a ver”, comenta el subdirec-tor de Reciclaje. En países europeos, de hecho, se le cobra a la población por recoger su basura, por no reciclar práctica-mente, por lo que se pro-cura desde casa reducir los desechos

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El día apenas clarea y las aves de corral dan la bienvenida a los

osados en atreverse a recorrer la Sierra de Guadalupe. Los pájaros no paran de trinar, se oyen inc-esantes, para muchos es encanta-dor. Los cerros de la montaña se alternan entre el oscurecer y la luminosidad, juegan a opacarse la una a la otra, son las 11 de la ma-

ñ a n a

y e l

camino se encuentra lle-no de corredores, de niños que saltan y ríen, de señoras que dicen ¡cuidado escuincle!

Los columpios, el subibaja y la resbaladilla tienen una enorme fila; una alberca improvisada ya ha cerrado, pues no cabe nadie más. El cerro conocido como “La Piedra” ofrece por un momento una piad-

osa sombra, fresca y

ligera. El sol se empieza a impon-er, y ahí está una de las entradas a la Sierra, el único pulmón de la zona Norte del Valle de México.

Pequeñas florecillas blancas, salidas de un pequeño tallo, im-pregnan el suelo reseco, agrieta-do por la falta de agua. Un clima áspero es lo que domina la vista. Los pirules hacen contraste, su verdor casi eterno, con lo adusto de los arbustos que piden a gri-

tos una chispa para dejar esa existencia miserable. Se ve y huele a tizne, aún se percibe

a la entrada, nopales tostados, queriendo imitar en altura a los ár-boles, y caracoles cocidos por un fuego asesino, eso es la antesala.

El mugir de una vaca nos ins-ta a dejar la última unidad hab-itacional y adentrarnos a un ter-reno descuidado y olvidado por la mano Dios, pero recordado por la del hombre que construye sus viviendas en este tipo de paraísos casi extintos. Luego se pregunta, ¿por qué no iré a él?

Los riscos impresionantes y las elevaciones estrepitosas son inimaginables en la cotidianidad

del capitalino. Verse

rodeado por la naturaleza y olvi-dar un poco el asfixiante humo que enrarece el medio es impen-sable para quienes han aprendido a tolerar el día a día en el Dis-trito Federal. Dejar el paisaje gris es imposible, sólo cuando se huye de la ciudad durante el período vacacional, en especial en la parte Norte que ha sido considerada desde siempre la zona del vulgo, y donde las ca-sas se han levantado sin control.

Pero en medio de la gran mancha urbana podemos encontrar un des-canso, un respiro, para ti, para la ciudad, para todos. Y, ahí, la majes-tuosidad de la naturaleza aflora, se siente en la piel, en la soledad, y el encuentro cara a cara con ella impactante. La Sierra de Guadal-upe es una zona aún no invadida por el desmedido descontrol po-blacional, pero siempre, en una constante lucha por sobrevi-vir, batalla que tiene perdida desde hace mucho, pero ahí continúa, enclavada en una gi-gantesca mácula opaca pidiendo a gritos piedad a varios municipios mexiquenses y una parte de la delegación Gustavo A. Madero.

Pequeñas acciones, para cambios globales

Siguiéndole la pista

Rodríguez Trejo Eduardo Daniel/Crónica-reportaje

La Sierra de Guadalupe

El oasis de la zona Norta de la Ciudad de México• Sin protección ante los embates de la urbanización.• Nuestro último pulmón en riesgo.

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El 12 de abril del año de 1996 el área de la Sierra de Guadalupe fue decretada como área natural protegida y en preservación, en el documento se compromete tanto el gobierno federal como el es-tatal a hacer frente al deterioro ecológico que está sufriendo la zona en cuestión, pero don Ricar-do, un lugareño, comenta “hace 40 años vivo aquí… he visto cómo lle-ga la gente y empieza a construir, recuerdo, no hace mucho todavía corría el río de acá abajito”, da un sorbo a un bote de yogurt col-mado de pulque, y las moscas lo rodean a él y a un montón de tiras de cecina que cuelgan de tend-ederos improvisados en aquella casa que sirve de tienda a la en-trada de la reserva ecológica.

El aire pútrido de la ciudad, y lo grisáceo de ella, apenas si toca el pie de monte, pero pronto, según estudios realizados por asocia-ciones ecologistas como el grupo ambientalista Sierra de Guada-lupe A. C, las cumbres se verán inundadas por casas, ya que di-cen “en menos de diez años se ha perdido más del 10 % del área de Sierra” de poco más del total de su superficie de 7,000 hectáreas, entre la que podemos encontrar las siguientes elevaciones Picacho Moctezuma, Chuquihuite, Tlalayo-tes, Picacho Grande, El Jaral, El Fraile, Picacho Tlacomulco, San-ta Isabel o Zacatenco Tenayo, Vicente Guerrero, Gachupines.

Pero la Sierra de Guadalupe al ser considerada Área Natural

Protegida (ANP), la cual forma parte del Suelo de Conservación (SC), obliga a los gobiernos fede-rales, locales y estatales a com-prometerse a hacer lo posible por su conservación, pero ello no su-cedió sino hasta el 2 de diciembre del 2003, cuando se publicó en la Gaceta Oficial del Distri-to Federal el acuerdo del programa de manejo del área natural protegida con la categoría de zona sujeta a conservación ecológica denominada Sierra de Gua-dalupe, encaminado a “pro-teger y conservar los re-cursos naturales del Área Natural Protegida, a través de acciones orientadas a un manejo planificado e in-tegral del área, así como regular las actividades que se desarrollen en ella”.

El olor a estiércol de vaca y el aire que pega en el rostro, son tan refres-cantes que los visitantes se apresuran a hacer una parada y ver lo asombroso del ecosistema. Entre los mon-tes, en la joya, se encuentran al-gunas represas que sirven para captar el agua de lluvia y evitar la erosión del suelo, un alivio para matorrales y pastizales se combi-nan con gigantescas piedras cal-cáreas, un arroyo producido por el escurrimiento del agua pluvial hace que las orillas del cauce se llenen de una lozanía inusitada an-teponiéndose al amarillo desabri-

do del terreno menos favorecido.La vegetación y fauna nativa

de la sierra han desaparecido con el tiempo por culpa del ser humano, en un principio fue la deforestación en pro de la pro-ducción agrícola y el pastoreo, hoy por conseguir un pedazo de

tierra en el cual construir la vivi-enda. La mancha urbana que ro-dea a la serranía ha provocado que la población se asiente en el área talando los árboles para hacer leña, como la familia Casa-res, que hace dos décadas llega-ron de Puebla y hoy día tienen una pequeña tienda donde venden pulque, pero siguen yendo por madera para hacer fuego y cocer algunas comidas o calentar agua.

Pequeñas acciones, para cambios globales

Siguiéndole la pista

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“Llegamos y, pues, nos manda-ron para acá”, mencionan. El cami-no de su casa a la entrada de la Sierra es inundado por el hedor a perro pudriéndose, toneladas de basura se deslizan de uno y otro lado de la ladera, en algunos puntos se eleva de forma retadora al cie-lo, convirtiendo aquel lugar en un basurero, principal problema para la existencia del pulmón citadino.

En una de los represas para captar el agua, se forma una laguna más o menos grande, y no faltan los niños jugando, nadando o tratan-do de atrapar a uno de lo charales que se asoman para tomar aire.

La familia Pérez va con seis niños, y dicen que cada año en la temporada de calor se van ahí, a pasar el rato. “Vivimos acá cerca, ahí bajando nomás, cada año veni-mos a divertirnos, casi siempre está solo”, la respuesta del por qué está solo es sencilla, de en-ero a abril del presente año han perdido la vida cinco personas en las pequeñas presas, debido al lodo que se asienta en el fondo

de aquélla, y cuando la persona entra le es i m p o s i b l e volver a salir, eso nos lo cuen-ta el señor R i c a r d o quien con un cacho de cecina

entre los dientes y el bote del pulque en la mano comenta “hace como una semana casi se queda uno de la montada, por andar de valiente el cabrón”, suel-ta una carcajada estrepitosa.

Un chivo, un par de gallinas, una pareja de cerdos y una vaca lechera se escoden temerosos en la casa improvisada de tienda y pulquería, en la mesa las moscas se llevan un festín con los res-tos de la carne y la sangre es-parcida, las garrafas de veinte litros de la bebida de los dioses, que ahora es el manjar de los tres señores que junto con Ri-cardo cuentan, “esa casa que ves ahí, arriba, -esa de color adobe con franja color rojo-óxido, que sirve para atrapar el polvo-, era de un hacendado que cultivaba toda la zona de allá, de la sierra, pero ya se fue y se quedó sola”.

El pastoreo fue una de las causas que modificó el clima de la Sierra, exterminó a la fauna y flora nativa, llevan-do al nicho ecológico a de-teriorarse, y después a la extinción. Con los años se introdujeron especies no en-démicas con la finalidad de conservación, pero ello sólo ha causado un desequilibrio.

En la época de lluvias un manto verde cubre toda la serranía, pero no así en la época seca donde los in-cendios, provocados por las personas o por el im-placable sol, han ido aca-

bando con lo que era natural de ahí, la flora nativa es pírrica, los animales hoy se reducen a es-pecies de anfibios, reptiles y roedores, las especies grandes han desaparecido por completo.

Los niños se asombran, jue-gan y preguntan. Observan y se divierten, se admiran con tanta majestuosidad. De conocer el con-creto y el ruido automovilístico de una ciudad en constante lucha contra el ambiente, se ven ahí, en contacto desnudo con natura, en medio de su imponencia. Y es du-rante la época de Semana Santa y otros períodos vacacionales que se realiza en los alrededores de la serranía algunos talleres so-bre conservación y cuidado del ambiente, sobre reforestación y la importancia de tener espa-cios verdes en la ciudad. Aunado a ello se hacen recorridos en los que se enseña a los niños la impor-tancia de la Sierra de Guadalupe.

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Pero igualmente se les mues-tra el funcionamiento del nicho ecológico: “los suelos como el de la sierra sirven de captador de agua, que es absorbida hacia los mantos freáticos para recar-garlos, y los árboles purifican el aire que respiramos”. También se les enseña a criar animales de granja de una manera sus-tentable, esto es, hacerlo sin acabarse los recursos natura-les existentes, para dejárselos a las futuras generaciones.

El eco de los gritos, risas y llamados se oyen por toda la mon-taña, un aplauso, un quejido, una indiscreción sería escuchada por todos los visitantes, sus sinuosas caídas hacen que el ruido, cu-alquiera que sea, se esparza con una rapidez inusitada. Las fo-gatas se van alternando por el

camino, la basura también, son los visitantes que vienen, acam-pan y no se llevan sus desechos.

Los niños de la laguna impro-visada siguen alegres tratando de pescar a los charales, mientras una familia se ve en la lejanía del otro cerro, en la joya del río se alcanza a ver la mancha urbana del municipio de Coacalco, y el agua pútrida de más abajo destila un olor insoport-able. Síntoma irreductible de que la ciudad, la civilización, está cerca.

El sol se encuentra en su punto más álgido, la sombra de los pir-ules, alternada con la de los no-pales y sus flores color rosa o amarillo chillante invitan a que-darse un rato más, en la cima del cerro se alcanza a ver lo im-presionante, pero también lo vil-lano del ser humano al destru-ir aquello que le da vida.

Pero hay asociaciones no gu-bernamentales que buscan la preservación del único pulmón de importancia en la zona Norte del valle de México como lo es el Grupo Ambientalista Sierra de Guadalupe que nació en el año 2004 y busca resarcir los daños producidos por el hombre, desde la fecha de su creación hasta el día de hoy se ha encargado de la reforestación de dicho nicho ecológico con la siembra de 70 mil árboles endémicos, aunado a la enseñanza de la población, que participa en los talleres y técni-cas novedosas como la hidroponía.

El grupo ambientalista cuenta con el apoyo de diferentes em-presas comprometidas con el me-dio, ya que, como reza en su pá-gina de internet, su intención es que la gente aprenda a producir alimentos a base de las eco-téc-nicas, sistemas que usan menos agua, tierra, aprovechando mejor la luz natural, empleando menos recursos naturales para su pro-ducción, reciclando materiales, de tal manera buscan se despierte la imaginación en favor del medio

En el verdadero campo. Un retacito de natura-leza, lo suficiente para revelar la sabiduría y la

bondad de Dios. Animalitos vulgares, pero en liber-tad. Yo también ando suelto. Es la hora de la siesta; arrastro mi butaca de enfermo al ancho corredor, al amparo de las madreselvas; me tiendo con delicia, y procuro no pensar en nada, lo que es muy saluda-ble. Un centenar de gallinas picotean y escarban sin cesar la tierra; los gallos padecen la misma voraci-dad incoercible; olvidan su profesional arrogancia, y hunden su pico.

Esa gente no alza la cabeza sino cuando bebe;

entonces mira hacia arriba con expresión religiosa. Un tábano hambriento se me adapta a la piel; lo aplasto de una palmada, cae al suelo y, agonizante aún, se lo llevan las hormigas al tenebroso antro donde almacenan los víveres. Los elásticos lagartos se fían de mi inmovilidad; densos, redondos, visco-sos, avanzan en rápidas carreras, interrumpidas por largos momentos de espionaje petrificado. Parece a primera vista que toman el sol; lo que hacen es ca-zar moscas... conitnua pág. 14...

Mi zoo Rafael Barrett/cuento

Pequeñas acciones, para cambios globales

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Preocupado por el ambiente, un joven llamado Gerardo Pineda realizó en su casa lo que hoy día se considera un huerto urbano, pero él inició con ese proyecto hace más de seis años, cuando viendo las problemáticas

ecológicas por las que atravesaba el planeta decidió poner manos a la obra para ofrecer una solución. Y sí, tú, igual que él, estás preocupado por nuestro futuro, aquí te damos unos pequeños tips de

cómo hacer tu cultivo y sobre todo cómo es que a él le funciona, y verás que a ti también. Gerardo, habitante de la urbe más grande del mundo, nos menciona que la hortaliza casera es una cosa sencilla de realizar ya que sólo necesitas:

• Un recipiente de plástico, él usa las cajas utilizadas para transportar el pollo,• un poco de aserrín (para que absorba el exceso de humedad),• tierra, que tú mismo puedes realizar con la materia orgánica,• semillas de lo que desees cosechar. Y • un espacio, un poco de tiempo y muchas ganas de ayudar al planeta.

Él mismo comenta “el primer paso para el proyecto es colocar en el fondo de la caja una capa de aserrín y sobre esa verter la tierra, ya sea

hecha por ti, por medio de la composta, o que la compres”, él te recomienda la primera, para que veas todo el proceso. El siguiente paso es sencillo, “es colocar las semillas para que comience el ciclo de germinación”. Pero Gerardo pone énfasis en que “no se puede realizar si no tienes la voluntad de hacerlo, dedicación y tiempo para cuidarlo”. Ya que si bien, no necesita mucho, sí unos diez o quince minutos diarios.

El pequeño horticultor ha mantenido su sencillo, pero efectivo, huerto de esta manera y de él ha sacado gran provecho ya que de sus diez cajas ha obtenido chiles de diferentes variedades entre ellos el piquín, serrano y habanero, si la tierra y el tiempo están a punto se puede cultivar un poco de jitomate, romero, nopal, chilacayote y té limón. Además de esas verduras, logra obtener las delicio-sas especias que le dan tan buen sabor a nuestra comida, como el orégano, epazote, yerbabuena y cilantro.

Arguye Gerardo, que para no olvidar las raíces prehispánicas de nuestro pueblo se ha encargado “de guardar una sección de la pequeña hortaliza a las plantas medicinales, tales como la ruda, la manzanilla para cuando te duele el estómago, la sábila para cuando sufres una quemadura, tomillo, menta, es-tafíate, aloe para refrescar la piel, epazote de zorrillo para cuando has comido demasiado, siempreviva por si te duele un diente o si te salió una postemilla”.

• Una manera de contribuir al gasto familiar• Ayuda al medio y a tu salud

Crea tus propios alimentosDaniel Rodríguez/nota-tips

En la azotea o en tú jardín…

Pequeñas acciones, para cambios globales

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12 no. 3 mayo 2011

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Además, ahí mismo, ha obtenido leguminosas y legumbres, como verdolagas, quelites, frijol, quintoniles, lengua de vaca, calabaza, tomate verde y algunos árboles frutales como chirimoya, granada, zapote blan-co, limonero y guaje, aunado a las plantas de ornato como malvones, rosales, crisantemos, entre muchas otras más que lucen en su casa, dándole un toque bello.

El incipiente cultivador se motivó por distintas razones, pero él mismo nos dice que su principal motor fue hacer algo por el planeta. Pero no es sencillo, comenta, “ya que debes tener mucho cuidado con el-las, las plantas, porque la tierra que se saca de los residuos orgánicos –composta- tarda mucho en de-

gradarse, y las cochinillas que se la comen encuentran un manjar en los retoños”, así que, si te aventuras, debes cuidarlas mucho y controlar la población de estos insectos que ayudan, pero también pueden perjudicar.

Con respecto a que la gente tenga su propio vergel, nos menciona, la población se ayudaría en varios sentidos, uno sería, y el principal, que los restos de plantas, frutas y verduras no vayan a la basura o se conviertan en ella, ya que si se hace una buena separación de residuos sirven de com-posta que con el tiempo se convierte en tierra de la cual se alimentarán nuestros pequeños cultivos.

El segundo sería obtener comestibles y ahorrar unos cuentos pesos, en vez de comprar, en especial aquellos que tienen una constante fluctuación en el precio, asevera Gerardo.

Otro punto, y por él cual él le entró, es el cuidar el ambiente, pues las plantas purifican el aire, además de que una casa se ve mucho mejor con plantas por todos lados en vez de toda gris y fea. Por último Gerardo nos dice que el aroma que despiden las plantas, sean comestibles o no, por las noches o cuando aclara el día es de lo mejor, te revitaliza y comienzas siempre con buena cara

EcocuentoEn medio de la feria popular

del barrio, de sus pregoneros, puestos de venta, y de los animales mirando, comprando, y circulando de un lado para otro, la cachorra llamó la atención de su progenitor con un tierno y diminuto ladrido, para pedirle que le comprara uno de los bebés que ofrecía un gato de aparentes malas pulgas.

– ¡Perropá, mira los bebés, qué

lindos! ¡Qué tiernos! ¡Cómprame uno! ¿Sí?

– No-, dijo su papá perro, con un ladrido seco y fuerte.

– ¡Pucha! ¿Por qué? Te prometo que lo cuido, le doy comida, lo baño y le cambio sus pañales.

– No, porque no creo lo que es-tás diciéndome, eres enferma de irresponsable. Y no, porque los be-bés humanos no se deben comprar.

– ¿Y si me lo regalan?-le pre-guntó nuevamente la cachorrita a su perropá.

– Tampoco. Mira -diciendo esto, el perropá de la cachorrita detuvo su tranco, y se agachó para estar a la altura de su cachorra-, los hu-manos nacen libres, igual que no-sotros los animales, ¿me entien-des? ¿Te gustaría que un humano anduviera vendiéndote por ahí en algún puesto de venta, tal como ese gato con esos bebés humanos?

– No.– ¿Te gustaría vivir encerrada

en una jaula, como los humanos pa-racaidistas?

Everth Provoste/cuento

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13no. 3 mayo 2011

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Viene de pág. 13– No.– ¿Te gustaría vivir encerrada

en una jaula, que los humanos co-braran dinero por ver cómo vives, darte comida de humanos, y reírse de ti, por el color de tu pelaje, o por la contextura de tu cuerpo, como los humanos que viven así en el humanoológico?

– No.– ¿Te gustaría ser una esclava

de los humanos, trabajando a gol-pes para ellos, como las personas de los humanocircos?

– No.– ¿Te gustaría andar tirando los

carros de feria cómo ese que está ahí, como ese humano que está ahí?

– No.– ¿Te gustaría que te botaran

a la calle, igual que todos esos humanos que andan pidiendo comida, y rompiendo las bolsas con basuras que nosotros botamos, para ver si encuentran comida podrida o basura para comer?

– No.– ¿Te gustaría que te mataran

idénticamente como a los humanos que matan los animales cazadores, sólo para divertirse?

– No.– Entonces, ¿quieres que te

compre de verdad un bebé huma-no?

– No. Tienes razón perropá. Mejor cómprame ese hueso, mira, es para morderlo -le dijo la ca-chorrita, apuntando con su pata derecha el puesto de venta de una jirafa mal vestida

Viene de página 11...Es triste, en pleno siglo XX, dominar los aires y

perecer entre las fauces de un reptil fangoso, ana-crónico, pariente extraviado de los difuntos saurios de la época jurásica. De pronto, un zumbar agudo me llama la atención.

En el muro, cuyo revoque se ha desprendido a trechos, dejando a la intemperie el barro lleno de grietas profundas, un moscón azul, cautivo de tela-rañas, se agita con desesperadas convulsiones. Los finísimos hilos grises, untados de una pérfida goma, le envuelven poco a poco, espesando su madeja in-fernal; y las pobres alas prisioneras vibran en un es-pacio cada vez más chico, lanzando un gemido cada vez más delgado y más débil. Y salen y se acercan y retroceden al cubil, acechando su presa, las pa-tas negras y velludas del monstruo, los brazos de la muerte. Un minuto más, y la catástrofe se habrá consumado. Yo puedo salvar al insecto… Mas, ¿quién soy yo para intervenir en este drama, para pertur-bar tal vez los planes de la Providencia? ¿Quién sabe los crímenes que el moscón tiene sobre su espíritu? Además, si nos dedicáramos a salvar moscones en-telarañados, ¿para qué servirán las telarañas, las arañas y quizá los moscones mismos? No alteremos el orden maravilloso del Universo. Pero ya cesó de

oírse el gemido de las alas; la víctima sucumbió.

Tarde hermosa y feliz… Los toros mugen a lo lejos; mugen lúgubremente; rodean el sitio en que carnearon a un compañero, y se lamentan sin comprender por qué, olfatean-do la sangre. En busca de la mía me acosan los mosqui-tos de la vanguardia; los que clavan la trompa y se hacen matar heroicamente mientras hartan su sed. Y el sol baja enrojeciendo el mundo. La transparencia de la atmósfera encanta mis ojos. ¡Qué bellas curvas describen en lo alto los halcones, persi-guiendo a los murciélagos!

Mi alma se impregna de un vago sentimentalismo; la magnificencia del crepúsculo excita mi literatura; el astro se acuesta “fatigado y ardiente”, como dice Chateaubriand, y me enternezco con elegancia. Y he aquí que suenan unos pasos en el corredor. Es Panta, la cocinera, con el cadáver de un pollo en la mano. ¡Miserable cuello estrangulado, siniestras plumas to-davía erizadas del espanto supremo! La buena mujer me contempla con ternura, y me pide órdenes.

– Sí… con arroz; no se le vaya a quemar. Me sien-to con un apetito excelente

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Cultíva

te com

o el m

aíz

14 no. 3 mayo 2011

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cuánto falta para que sólo sientas salir

El AGUA

de tus ojos

El 70% del cuerpo muere al perder tan

crees que le qu

humano es agua, y sólo el 5%... ¿Cuánto

ede al planeta?

“Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha”

Víctor Hugo

Cartel que participó en el concurso de UNAMirada por el agua de la Facultad de Estudios Superiores Aragón