revista momento atlántida número 2

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Revista electrónica de quilpueínas artes

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Page 1: Revista Momento Atlántida número 2
Page 2: Revista Momento Atlántida número 2

Momento Atlántida Revista Electrónica de Quilpueínas Artes Segunda de Agosto de 2011 Provincia de Marga-Marga Quilpué Colaboran Alianza de las Artes Taller de Literatura Casona Campbell Taller de Literatura Librería Fuegia Epifanía Literatis otros y otras. Editor i responsable i legal Gabriel Castro Rodríguez [email protected]

Page 3: Revista Momento Atlántida número 2

Este segundo número en Agosto

de Momento Atlántida

está dedicado a Shashanka Orellana.

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Hiperhiperkinésico amigo amigo bicicletero Teatrista amigo

amigo guirrateniente Cirquista amigo

amigo por correspondencia de Alcalde

Joven maestro amigo

amigo mutuo de un melón con vino

Silvestre Olivia amigo

amigo ecopoeta

descubierto chongo por el mismísimo Parra amigo

amigo en fin

te debemos una despedida amigo amigo cuando regreses del omphalus mundi

te la organizaremos amigo

amigo y con aquel gesto entonces te quedaríamos debiendo amigo

amigo una bienvenida

la cual te la brindaremos amigo amigo cuando vuelvas a irte.

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Shashanka Orellana en doble ataque doble. Al centro diztorxionado: Yan Li-Ra.

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Zona de Lirio

8 años de Literatura viva

de Bolaño

Muchos nos preguntamos el porqué de Bolaño y su narrativa singular.

En vida Bolaño en menos de diez años se impuso en el campo de las letras hispanoamericanas. Quizás no vislumbraba que ocuparía una existencia creada en una posición, de conciliar sus sueños y realidades que eran totalmente opuestos al lirismo y la tensión narrativa.

Roberto Bolaño, lo marca la suspensión del tiempo, enemigo de lo lírico y amigo de lo irónico, esta característica en sus inicios lo caracterizaban como un ser humano con realidades verdaderas, de sus propios miedos, su amor y su abadía a la muerte, el secreto bien guardado.

En su estadía en México Bolaño, conoce al poeta Mario Santiago, es unos de tantos linajes aztecas. Bolaño usa su ironía poética y se ve en su prosa narrativa, su temática, la búsqueda (“existen muchos personajes poetas o aspirantes a poetas”)

No duda en emplear imágenes sorprendentes, incongruentes o exorbitantes. Como los surrealistas, confía en los sueños, y los relata con gran naturalidad. Con sus frecuentes enumeraciones y variaciones sobre un tema proyecta el paradigma sobre el sintagma.

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Es interesante esta reflexión de este importante poeta. Lo llama una prosa poética o lírica, es decir, cargada, ornada o preciosa. Más bien, en su caso, los recursos poéticos están al servicio del relato, de manera que, junto con sorprender, las imágenes también profundizan la descripción de un ambiente o la caracterización de un personaje.

Para algunos Bolaño era un poeta niño en cuerpo de grande, la magia de los sueños surrealistas en pequeños textos sueltos, se aprecia su carácter de fragmentos enigmáticos.

Bolaño procede así en algunos textos poéticos (como Un paseo por la literatura), pero en su narrativa integra los sueños en la trama. Y en muchas ocasiones los sueños proporcionan una lectura lúcida de los hechos vividos por los personajes. En Estrella distante, por ejemplo, después de leer las revistas dejadas por el detective Romero, el protagonista sueña con el naufragio de un galeón. Ve a Carlos Wieder flotando, agarrado a un tonel de aguardiente y a sí mismo, agarrado a un palo de madera podrida (p. 131). Comprende que ha viajado en el mismo barco que Wieder, un barco que simboliza innegablemente la República chilena de los años setenta. (Se podría discutir largamente acerca de los sentidos simbólicos del tonel y del palo, pero cabe decir que el aguardiente es un veneno donde no hay agua dulce).

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Elegía y alegría

Tocó en suerte a Roberto Bolaño ser un escritor elegiaco. La historia le dio su gran tema: las desdichas de su generación perdida, la de los latinoamericanos que se hicieron adultos, a veces muy bruscamente, en los años setenta. Al final de Amuleto, Auxilio ve a una legión de jóvenes caminando hacia un abismo y cantando. ‘Quiso mi mente,’ dice Auxilio, ‘recordar un texto que hablaba de niños que marchaban a la guerra entonando canciones, pero no pudo’ (p. 152). Conjeturo que ese texto es La Cruzada de los niños, de Marcel Schwob, autor francés que estaba casi olvidado en Francia hasta las recientes reediciones de su obra, debidas en gran parte a la influencia de Borges. Los jóvenes idealistas de Bolaño son harto menos idealizados que la pequeña Allys de Schwob, guiando al ciego Eustace, pero su idealismo está igualmente abocado al fracaso. Las vidas que nos relata Bolaño, imaginarias o no, están llenas de esperanzas y proyectos fallidos. A él, como a Samuel Beckett, el éxito le parece pobre y monótono, comparado con la casi infinita variedad del fracaso. Y sin embargo, leer a Bolaño no es deprimente, muy por el CONTRARIO.

La narrativa de Bolaño, tan singular y valiosa en sí, pone también en duda las oposiciones con las que pensamos habitualmente el espacio literario, sea en América Latina o en el mundo anglosajón, y así abre paso a nuevas búsquedas, no todas abocadas al fracaso y a lo elegiaco.

Nota: (Vaya que mal podemos pensar que ISABEL ALLENDE GANO UN PREMIO MÁS AÚN QUE ES LA COMPARACIÓN A HARRY POTTER)

Texto delirado por Eduardo Embry Castro

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Podetas del Aquí y del Ahora

BUEN VECINO

Sí Es verdad

En donde yo vivo También hay cielos clavados en el cielo

Y desiertos húmedos en la arena Y reliquias sagradas en los hospitales

También hay calles ciegas en mi ciudad Y viejos que se pierden en los pasillos

Y niños encerrados en sus piezas sin postre Llorando Es cierto

También hay ciudades sin nombre Sin puntos en los mapas

Sin rascacielos ni playas ni aeropuertos Ciudades olvidadas por sus alcaldes

Sin censos ni vecinos ilustres Desterradas del lugar lejanas

Recreadas por arquitectos esquizoides Encarceladas por vagancia

Con borrachos en la plaza y gatos atropellados

Con monumentos destrozados por la indiferencia

De cada día y por la luz y por la lluvia y Remedios Varo por el viento

Con letreros escritos en idiomas raros Con postes arrastrados por el sol

Y con sus sombras marcadas en el suelo

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También hay ciudades como la mía En otras ciudades

Quizás en la otra esquina En alguna población cercana

En la próxima parada o en la estación siguiente Tal vez en otra ciudad esté mi ciudad

En la que pueda yo estar viviendo En paz como buen vecino

Guillermo Gronemeyer C.

Me encontré con un diccionario y me echó un juego de palabras yo me enojé y lo hice sopa de letras. Ethan Santos Vila

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MIS MEJORES AMIGOS Pedro Ferrer del Monte Mis amigos, los poetas, todos me cantan, me envuelven en cálidas notas, estoy entre ellos y me siento privilegiado.

Sin estrechar sus manos, he podido recibirlos en mis pensamientos y con gran regocijo, en mi corazón. ¿Cómo rechazar la invitación de Pablo para compartir un delicioso almuerzo que èl mismo preparó? Ese caldillo de congrio fue una alucinante experiencia gourmet. Nicanor, qué otra cosa podría ser, me invitó a subir en su montaña rusa. Difícil experiencia ¿cómo podría haberle dicho que no? Fui a Cartagena a visitar a Vicente, le llevé la más linda flor y, según lo prometido, con èl fuimos a contemplar el mar. Gabriela me confidenció que no vendría a Chile a causa de las Amandas y los Juvenales. Tuve que ir a Nueva Cork a saludarla yo. Recordando esto, aflora el vanidoso que llevo dentro: Lord Byron me invitó a una fiesta de la sociedad londinense. Yo, que me creo tan seductor, me di cuenta que él me llevaba mucha ventaja. ¡Cómo sucumbían las mujeres. sólo mirándolas de esa forma tan peculiar.. Tuve unos entreveros insólitos con Rimbaud ¡Era un chico especial! como así también, absurdo y genial. Apollinaire me contó un secreto: tuvo amores con una bella gitana, pero,

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al final, lo supo todo el mundo ¡Quièn iba a pensar! lo contaron las campanas de la iglesia Con Catulo, todo consejo era inútil, aunque, al fin, él mismo se dio cuenta de sus tonterías ¡pobre amigo! Porfiadamente enamorado de una infame. Llegué a comprender a Gustavo, cuando me enamoré tan perdidamente. El presumía de amar como ninguno y yo me burlaba. William me aseguró que él jamás creyó llegar a ser tan famoso y algo así como eterno. Mi amigo exageró su humildad. Yo estuve a fardo cerrado en solidaridad, cuando mi amigo Serrat no podía venir a Chile y lo fui a recibir al aeropuerto cuando, por fin, volvió. Confieso que siempre tuve envidia de Lope de Vega. ¿Cómo no voy a tenerla, si se vanagloriaba de escribir de corrido, sin corregir jamás. ¡EL Fénix de los ingenios! ¡Qué simpaticones chavales y qué grandes poetas, los hermanos Machado, y tan unidos, grandes amigos míos. Y Federico, mi amigo gitano. ¡Cuánto lloré el cobarde asesinato! ¡Doble crimen es matar un poeta! Alfonsina, te fuiste demasiado temprano, quizás si hubiera podido disuadirte ... para arrebatarte de las olas. Mi dolida Violeta ¿qué puedo decirte? Gracias por tu preciado legado y gracias por la arpillera que me regalaste.

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Es mi mayor tesoro. Los recuerdos de mis amigos poetas me entristecen y me alegran, llenan mi vida todos ellos. ********************

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extracto del poema Ciudades interiores de Claudia Vila

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SIN PAUSA CLAUDIA VILA

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Texto de Sarita Abramovich a partir de un trabajo plástico de Macarena Lazcano

Cabalgamos juntos cuando eras solo una conmovedora 

Escoba, no conociste las herraduras.

 El tiempo pasó y te convertiste en mi Caballito azul,

Yo montaba tu cuerpo de madera,  a tu larga cola

Se le caían las crines, que usabas para defenderme.

En mis correrías , mis piernas eran tus patas

Fuimos insuperables, hasta que llegó el momento

De mi partida, me hizo mucha falta tu silente compañía.

Hoy me sorprendo encontrarte en esa dimensión,

 

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Alguien te ha herido, tus lágrimas me lo cuentan,

Has perdido tu color que me cautivaba.

Despréndete de esa carga agobiante

Sacúdete y vuelve a mí donde recuperarás tu esencia.

En el rinconcito de los sueños que espera por tì.

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CAZA DE CITAS

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El mundo al Instante

Te llevo bajo la piel

De los polvillos que generan dependencia, el menos pensando se ha sumado a la lista de adicciones gracias al particular caso de Casie,

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una mujer de 26 años que reside en Fayetteville, Tennessee, Estados Unidos. Después de tres años de casada, la mujerona perdió a su marido Shawn meses atrás, cuando el amor de su vida sufriera un repentino y fulminante ataque de asma. Entonces, la chica lo encomendó al Señor, lo redujo a cenizas (incineración mediante) y comenzó a cargar la urna a todas partes. Si iba a hacer las compras, iba con (los restos de) Shawn. Al cine, con Shawn. Al restaurante, con Shawn.

Eso, sin embargo, sería la punta del iceberg. Porque un día Casie derramó parte de su preciado botín sobre sus manos y le pareció una falta de respeto limpiarse a su marido de su propio cuerpo: entonces se lamió los dedos y convirtió al gesto en hábito pues, desde entonces, come las cenizas de su Shawn como forma de consuelo. Se estima que, al momento, se ha embuchado una libra del que fuera su marido y aún le quedan cinco (libras, no maridos). Y aunque el incinerado tiene gusto a “huevos podridos, arena y papel de lija”, la norteamericana asegura haber desarrollado buen paladar para los restos.

Más allá del riesgo de convertirse en “la rarita de la cuadra” o que su familia política le retire la palabra cuando se entere que está lamiendo y comiendo a su esposo, el verdadero peligro para Casie es sufrir envenenamiento: las cenizas contienen químicos que podrían inducir una psicosis en la ingesta. Ella admite el problema; no lo esconde. Y ya se ha internado para tratar su adicción. Ayuda mediante, se espera que no sólo supere la insalubre dependencia; quizá pueda dar por tierra su negro período de duelo.

Ahora, ¿cómo saltó Casie a la luz? Pues, por obra y gracia de la TV. El caso fue emitido la semana pasada como final de temporada de My Strange Addiction, de la señal TLC, en EE.UU., programa harto conocido por presentar peculiares casos con un gancho que no resiste antidoping: como el de Kesha, fanática del papel higiénico, capaz de comerse un rollo por día en el auto, el cine o un bar. O Rhonda, una

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mujer de 24 años, incapaz de dejar de chupar su dedo gordo. O Crystal, ama de casa (desesperada) adicta –desde los 12– a degustar limpiadores de uso diario. O Adele, que lleva dos décadas saboreando... almohadones de sillón. En medio de todos ellos, Casie le puso un poco de corazón.

En Vale Decir

Suplemento cultural Radar del diar io Página 12

Buenos aires – Argent ina Domingo, 14 de agosto de 2011

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Momento crítico

Más actitud de cerro arriba, estimado cronista!

Valparaíso De la cintura para arriba

Patricio Aeschlimann

Ril editores & Fondo de Fomento del Libro y la Lectura

2011

Patricio Aeschlimann (Valparaíso, 1985) periodista formado en la Universidad de Playa Ancha, “porteño y scout de toda vida” ha publicado este libro del cual en la contratapa dice Cristóbal Gaete, otro periodista de la misma casa de estudios y también escritor: “…soluciona esta carencia [mirar parcialmente a Valparaíso desde su parte urbana, desde el mar, el plan] con textos cerro arriba, agazapados en la quebrada…”

Uno de los defectos encontrados después de leer este libro de nombre tan acertado es su redacción.

Incluso la ortografía en algunos casos. Y llama la atención esto en primer lugar por la

profesión del autor y luego por la labor de edición supuestamente realizada.

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Sin embargo el texto termina con un epitafio (sic) que dice: “Declaro que soy un pésimo redactor. Suelo confundir las letras y teclear grafemas inexistentes…” el texto sigue declarando trastornos que explicarían las erratas y descuidos. Hacia la mitad se vuelve literario, poético, erótico.

Se transforma en: “No sé poner cremillas, por ejemplo en tu cuerpo.¿Debiera espacirla por tu espalda hasta lubricarte? Ö debïerä utilizar comillas cuando te cuento una “verdad”…” Y sigue.

Entonces uno concede, entiende, acepta e incorpora esta característica de la estructura de De la cintura para arriba como un valor puesto concientemente por el autor en complicidad con los editores a fin de ser un hecho más de la causa estética de este libro.

Y entonces uno lector quien se quiere sagaz dice okey, así es cerro arriba, así debe ser cerro arriba, desde allá no se ven, no se quieren ver, no se deben ver las minúsculas pintas de tinta tales como tildes, puntos, comas que tan bien se observan en la Plaza Victoria sentado al sorcito. Y el discurso es quebrado como la geografía que narra y describe.

Bien, todo bien Patricio. Zómoz haviertos dementes. Sin embargo declaro que mi lectura de los textos, llamémosle crónicas que

hablan de curaditos, quiltros, circos gays, sedes sociales levantadas a puro pulso y dignidad, la quema del Judas, etc, esta vez advertido de su construcción y haciendo caso omiso… muchos y no todos, adolecen también a nivel de contenido, de profundidad y tiempo de mirada.

Esta vez no hay epitafio que advierta. Quizás si alguno de escritor exista que explique la prisa, la superficialidad, el descuido con los retratos y retratados.

Compromiso no falta. Amor por lo retratado que por lo demás es el propio espacio geográfico y

humano del autor. Sin embargo este no se traduce en pulcritud, profundidad, detención, atención. Patricio, esas son otras formas también del amor. Y lo sabes porque notables excepciones al defecto hay. Como cuando cerro arriba a celebrar un cumpleaños, el cronista se encuentra con

su compañero de pichangas de su cerro Mariposas, a quien no veía hace una década.

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El periodista, el escritor se encuentra con el narco como se encuentran dos cerros a penas separados por una quebrada en la primera adolescencia y que en la primera juventud se encuentran todavía juntos pero igualmente separados.

¡Esencia de Valparaíso! Ilustrado con belleza por Allan Gaymer, este libro quiero pensar que es solo el

comienzo a veces débil de este joven que lo quiera o no, compite con Joaquín Edwards Bello, Franklin Quevedo, Renzo Pechenino.

No con Manuel Peña quien puro escribe de la cintura para abajo, cerros alegres y

pastelerías stefanies (y esta última igual tiene delicias casi comparables a un pan batido con shancho armado in situ cerro arriba. Casi comparables).

Pero insisto, la vara la pusieron alto los tres grandes mencionados más arriba y

este nuevo cronista entiendo tiene el derecho y el deber de reescribir Valparaíso, de la cintura hacia arriba, esta vez con mucho mejor constante amor.

Como si aquella sede social levantada entre otros por el abuelo del autor en los

primeros setenta y visitada por el mismísimo compañero Chico se hubiera venido abajo por el viento norte porteño.

Actitud de cerro arriba, estimado cronista, volver a levantar lo varias veces débil,

una y otra vez hasta que nada ni nadie lo derrote!

Gabriel Castro Rodríguez

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