revista los géneros literarios

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LA PRINCESA GIGANTE DE HANGHSLOM

A muchísimos años luz de la Tierra, en el lejano planeta de Hanghslom, en la galaxia de

Andrómeda, vivían los slamdens, una raza de hombrecitos metálicos plateados muy brillantes

y belicosos, a los cuales les gustaba pelearse por cualquier tontería. Siempre estaban en

guerra y su planeta se parecía mucho a la Luna, no porque fuese un planeta árido y sin

atmósfera, sino por los destrozos que sus batallas constantes le ocasionaban.

No es que los slamdens pelearan con otros pueblos, no. Era tal su costumbre guerrera, que estos hombrecitos se peleaban entre ellos todo el tiempo. Peleaban con sus vecinos, con sus amigos, parientes e incluso con el rey, que era el más peleador de todos y gustaba tomarse a los golpes en cualquier lugar. Como ya se habrán imaginado, Hanghslom se parecía bastante a la Tierra aunque luciera diferente. Allá todo era ultra futurista. Las máquinas y ciudades estaban construidas con materiales que aquí ni siquiera imaginamos, no poseían mecanismos, ni siquiera programas que las comandaran. Todo era regido por la mente y podía hacer lo que los slamdens desearan. A pesar de su tecnología tan avanzada, en Hanghslom no existían las armas, porque a los slamdens les gustaba pelear a los puñetazos y vociferar. Para ellos, las peleas eran el sustituto del ejercicio físico y los deportes, porque ellos no conocían estas actividades. Así que cuanto más peleaban, en mejor estado físico se encontraban. Al principio, todo empezaba con dos ciudadanos que se peleaban por alguna razón. Luego se sumaba algún vecino o pariente que trataba de ayudar a uno de los contrincantes. Después se

GENERO LITERARIO DE

PRIMARIA

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sumaba otro y otro más, hasta que gran parte de los ciudadanos terminaban metidos en una trifulca descomunal, haciendo trizas las casas y los edificios comunitarios. Estas batallas solían terminar cuando todos estaban demasiado cansados para pelear. Y aquí es dónde viene lo extraño, cuando terminaban la pelea, se iban todos a sus casas muy tranquilos y contentos, como si no hubiese pasado nada. Salvo que la ciudad estaba a la miseria y debían repararla. Con esta forma de vida, debían construir nuevas ciudades cada poco tiempo, pues las que tenían no podían soportar tanto destrozo. Construían una ciudad nueva y brillante, y al poco tiempo comenzaban a derribarla con sus peleas masivas. Así se completaba el ciclo. Cuando la ciudad ya no podía ser reparada, entonces buscaban otro lugar en buenas condiciones y trabajaban mucho para levantar una nueva ciudad. Lamentablemente, a pesar de sus adelantos, los pequeños hombrecitos de metal no tenían mucha conciencia de su planeta y de cómo cuidarlo, por lo que se estaban quedando en la ruina y al borde de la extinción. Los alimentos se estaban terminando y ya no quedaba mucho territorio para mudar su ciudad. Pero como ya les dije, no se daban cuenta de esto y seguían peleando y peleando. La única que parecía darse cuenta de todo era la princesa Ulíah, que detestaba las peleas y jamás había participado de una. En realidad, la pobre princesa vivía recluida en el palacio debido a su deformidad, para que nadie la viera y se asustara. No es que fuera fea, todo lo contrario, era la más hermosa del planeta, pero tenía una anomalía que para los slamdens era grave. La princesa era mucho más grande que sus congéneres y eso nunca había ocurrido antes, por lo que el rey decidió que se quedaría en palacio hasta que los médicos encontraran una cura para ella. Esto nunca sucedió, así que la princesa permaneció toda su vida encerrada y separada de los slamdens, excepto por los guardias de palacio, que se habían acostumbrado a ella desde pequeñita. Pero volvamos a los problemas de Hanghslom. Como ya dijimos, la princesa estaba preocupada por lo que iba a ocurrir con su planeta, por eso había dedicado su vida a estudiar la forma de salvar a su pueblo. Era una científica brillante y había creado una nave enorme capaz de alojar a todos los habitantes del reino y mantenerlos con vida en el espacio durante mucho tiempo, a menos claro, que se pusieran a pelear y la destruyeran. El gran problema de Ulíah era convencer al rey y a los súbditos de abordar la nave y comportarse como es debido. Ya tenía un planeta al que podían viajar para comenzar una nueva vida, pero necesitaba cambiar las costumbres de los slamdens, o de lo contrario no llegarían vivos a su nuevo hogar. Por más que lo pensaba, la princesa no imaginaba la forma de mejorar el comportamiento de los ciudadanos, ni siquiera el de su padre, que por mucho que la quisiera, seguía siendo un peleón de lo peor. Ulíah pidió consejo a uno de los guardias de palacio, que era su amigo de la infancia y la conocía muy bien. La respuesta del pequeño guardia la dejó pasmada, pues ni se le había pasado por la mente que tal cosa pudiera suceder. - Su alteza, la única forma de que los slamdens dejemos de pelear es que un monstruo terrible nos obligue a ello.- dijo el guardia. - ¡Pero no existe ningún monstruo en Hanghslom!- respondió la princesa. - Tú eres el monstruo. Nadie en el reino sabe cómo eres y tampoco conocen tu bondad, por lo que creerán tus amenzas. - Pero, ¿qué les puedo decir para convencerlos?

- Que te los comerás de un bocado. Con tu tamaño no sería difícil que lo hicieras. - ¡Qué cosas más horribles dices! - Pero es la única solución princesa Ulíah. Es por el bien de tu pueblo. - Tienes razón. Es la única solución que tenemos. Convoca al pueblo que saldré y los asustaré para que suban a la nave. Dicho esto, la princesa se fue a sus habitaciones a ponerse lo más fea y amenazante que pudo, mientras el guardia salía a las calles a poner el llamado real para que el pueblo se reuniera en la plaza de palacio. El único que estaba sobre aviso era el rey, porque no iba a creer las amenazas de su hija. Por lo demás, el pueblo esperaba que el rey les diera un aviso de rutina y nada más. Mientras el soberano hacía su discurso habitual, la princesa Ulíah se presentó en la plaza con un enorme estruendo. Ayudada por algunos efectos especiales, parecía un verdadero monstruo lanza rayos y su aspecto era realmente amenazante. De modo que cuando vociferó al pueblo que si no obedecían sus instrucciones se los comería sin pensarlo, todos le creyeron y acataron sin protestar. La princesa emprendió el viaje hacia el planeta Xkorn, un lugar muy bonito lleno de praderas azules y mares transparentes como cristales, donde podrían vivir, cómodos y felices por muchísimo tiempo. El viaje resultó mejor de lo que el propio guardia había esperado. Los ciudadanos no solo se comportaron tranquilamente, sino que, para sorpresa de todos, comenzó a gustarles vivir en paz. Para cuando llegaron a Xkorn, todos estaban ansiosos y esperanzados por comenzar una nueva vida completamente diferente de la que habían llevado en Hanghslom, su hogar nativo que estaba a punto de estallar debido a los daños que le habían ocasionado. Apenas bajaron de la nave, comenzaron a trabajar afanosamente para construir una nueva ciudad donde vivir. Mientras tanto, la princesa permanecía encerrada en su enorme nave, que

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sería su nuevo hogar y del que no planeaba volver a salir, a menos que los disturbios requirieran de su presencia para calmar los ánimos. Cuando la ciudad estuvo terminada y el rey ubicado en su nuevo palacio, todos acordaron en dar una gran fiesta de inauguración. Los preparativos se hicieron muy pronto y para la noche la fiesta comenzó. Antes de comenzar la deliciosa cena que habían preparado con alimentos que habían encontrado en el nuevo planeta, el rey pidió para decir unas palabras. - Queridos súbditos. Estoy muy orgulloso por la forma en que se han comportado y por la hermosa ciudad que han construido. Por mi parte, quiero confesarles algo.- dijo el rey y guardó un momento de silencio para crear expectativas. El pueblo quedó mudo aguardando lo que el monarca les iba a decir. Ni el viento se atrevía a cortar aquel silencio tan solemne y espeso. - En primer lugar quiero recordarles que estamos aquí gracias al monstruo que nos trajo en su nave.- el rey fue interrumpido por la ovación del pueblo que estaba totalmente de acuerdo con sus palabras. - Lo que ustedes no saben, es que no se trata de un monstruo…Es mi hija, la princesa Ulíah, que nos ha salvado a todos. El murmullo subió de tono hasta hacerse ensordecedor. Todos exclamaban y replicaban, pero nadie entendía nada de lo que decían, hasta que un hombrecito que estaba al frente del grupo los hizo callar y tomó la palabra. - Su majestad. Nosotros pensamos que la princesa debería estar aquí, celebrando. Y también, que ya no debería esconderse. La hemos conocido y vimos lo buena que puede ser. Queremos que forme parte del reino como todos. Su tamaño no nos molesta. Será bienvenida. Apenas escuchó esto, el joven guardia salió corriendo para avisarle a la princesa y llevarla a la fiesta. Ulíah estaba tan sorprendida que olvidó cambiarse las ropas de monstruo para ir a la fiesta, pero a nadie le importó. Todos estaban felices de verla y poder conversar con ella. La fiesta duró hasta muy, pero muy tarde y fue la mejor en toda la historia del pueblo de los slomdens. Desde ese día, los slomdens son conocidos por ser un pueblo pacífico y feliz que vive en el planeta Xkorn, en una galaxia remota muy lejos de la Tierra. Autora: Andrea Sorchantes

MEGAN MAXWELL

En el 2011 se publica la novela que tituló como “Las ranas también se enamoran” y nos

cuenta la historia de Marta Rodríguez, una mujer joven y divertida que se encontró siendo

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madre soltera de pronto y con muy poca edad, pero que aprendió a vivir esa experiencia lo

más saludablemente posible, trabajando y creciendo.

Marta trabaja en un taller de moda flamenca, el de Lola Herrera y es característico verla

conduciendo su Honda CBF 600, tiene una vida simple pero agradable, luchando siempre por

salir adelante siempre poniendo buena cara a los inconvenientes de la vida cotidiana. Sus

habilidades le permiten diseñar y coser el que se reconoce como el mejor vestido de flamenca,

y su vida transcurre solucionando los problemas que tiene con el banco.

Toda la realidad de Marta y de los que comparten su entorno de pronto da un giro inesperado

cuando Phillip Martínez, el hijastro de su jefa se cruza en su camino. El es un empresario

ingés, un hombre misterioso, diferentes, sumamente apuesto y sofisticado que llama

poderosamente su atención, tal y como en un cuento de princesas, ni ella ni él al parecer

tienen idea de emprender ninguna relación, pero el destino es el que se encargará de unirlos

una y otra vez.

Phillip parece ser el príncipe azul, el hombre adinerado que lleva una vida vacía, y la mujer de

vida sencilla que ha conseguido sacarle partido a todo lo que la rodea, pero Marta deberá

descubrir si se trata de eso o si en cambio se trata de simplemente un sapo más que se

cruzará por su camino y al que deberá pasar por alto.

Anita soñaba con vivir en la calle Almanzor, la avenida más elegante del pueblo. Situada en la parte alta, sobre una colina que miraba hacia el mar y bordeada por alamedas frondosas, esta calle era el hogar de las personas acomodadas de Valle Cariuzka. La casa de Anita quedaba al otro lado del pueblo, en la zona donde vivían los trabajadores. No es que la pequeña pasase hambre, no. Pero si bien tenía siempre un plato de comida, no todas sus necesidades estaban cubiertas. Anita había quedado huérfana desde muy pequeña y fue su abuela quién debió cuidarla. La abuela trabajaba muy duro para su nieta, pero ya estaba vieja y enferma. La buena señora pasaba casi todo el día cocinando deliciosas comidas que Anita salía a vender en la calle Almanzor, dónde eran muy apreciadas. A pesar de que la niña ayudaba en todo lo que podía, la abuela se iba poniendo más débil, tanto, que ya le costaba levantarse por las mañanas. La pequeña se encontraba desesperada por la situación y decidió hacer todo lo que estuviera a su alcance para que su abuela mejorara. Sin ninguna pereza, Anita se arregló una mañana y fue a hablar con el Dr. Honnen, un renombrado médico que estaba fascinado con la comida

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que preparaba su abuela. Al llegar a la puerta de la calle Almanzor, Anita tomó coraje y pidió hablar con el doctor. El Dr. Honnen escuchaba atentamente a la niña, con la mano apoyada en el mentón. Al cabo de un rato, le dijo: - Creo que tengo la solución a tu dilema, Anita.- dijo el doctor y la miró con alegría. - ¿En serio?- preguntó Anita esperanzada. - Tu abuela necesita descansar y tener una vida tranquila…

- Pero somos muy pobres.- interrumpió Anita. - Déjame terminar pequeña.-replicó afectuosamente el doctor y continuó. - Yo vivo solo en esta casa enorme. Y no me hago más joven. La señora Asdrub, quién ayuda con la casa, no puede quedarse todo el día. - Entiendo.- dijo Anita, que todavía no comprendía nada de lo que el doctor le decía. - La verdad, es que me haría bien la compañía. Tú y tu abuela pueden venir a vivir aquí. Tu abuela sólo deberá cocinar para nosotros y yo podré cuidarla adecuadamente. ¿Qué te parece? Anita no pudo contestar. Saltó de su asiento y abrazó al doctor. Sin decir palabra, salió corriendo para su casa a contarle a su abuela. La abuela estaba renuente al principio, pues creía que su nieta se había tomado un atrevimiento imperdonable. Pero tuvo que ceder, cuando el propio Dr. Honnen apareció en su puerta a formalizar la invitación. A la semana siguiente, Anita y su abuela se mudaron para la casa de la calle Almanzor. Las cosas estaban mejorando para ellas. Con ayuda del doctor, la abuela volvió a estar en forma. Y ni que hablar del doctor, que estaba feliz de tener gente en casa y con las comidas que la abuela preparaba. Todo salió tan bien, que ese mismo año, al terminar la escuela, Anita fue transferida a un colegio privado para hacer la secundaria y luego la carrera de medicina, para beneplácito de su abuela y del Dr. Honnen. Así, de este modo, todos fueron felices y obtuvieron lo que deseaban. De más está decir, que compartieron una vida llena de amor y felicidad. Autora: Andrea Sorchantes

LA LEYENDA DEL REY ARTURO

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En lo que actualmente se conoce como la Gran Bretaña, según la leyenda, vivía el rey Uther

Pendragon, quien llevaba un largo conflicto con el duque de Tintagel. Un día decidió firmar la

paz, para lo que invitó al duque y la duquesa al castillo. Al ver a la duquesa Ingrayne, Uther se

enamoró perdidamente de ella.

Uther enfermó de amor y solicitó ayuda al mago de la corte, Merlín, quien realizó un hechizo con el cual hizo creer a Ingrayne que Uther era su esposo. De esta unión nació Arturo, quien fue tomado por Merlín y entregado a Sir Héctor para que lo criara como propio. Ingrayne y Gorlias tenían ya tres hijas Morgause, Elaine y Morgana, las hermanas mayores de Arturo. Morgana fue enviada a la isla de Ávalon con Merlín y la Dama del Lago, donde se convirtió en sacerdotisa y sucesora de la Dama del Lago. Las otras dos hermanas se casaron. Cuando Arturo tuvo 16 años, su padrastro lo llevó junto con su propio hijo, Sir Kay, a Londres, donde caballeros de toda la Bretaña, intentaban liberar una espada de su prisión de piedra. Según la leyenda, quien liberara la espada sería el rey de toda la Bretaña. Nadie tuvo éxito, excepto Arturo, quien logró sin esfuerzo, sacar la espada y fue proclamado rey. Arturo fue un rey justo y noble, se rodeó de los caballeros más valientes y honestos entre los que destacaban: Lancelot, Perceval y Gawain. Los caballeros se reunían en torno a una mesa redonda, donde debatían los problemas del reino, durante doce años, el reino estuvo en paz. Hasta que los caballeros marchan a la búsqueda del Santo Grial, que es hallado por Perceval, Galahad y Bors. Arturo se casó con Ginebra, hija del rey de Cameliard, que tuvo un romance secreto con Lancelot. Durante los años que los caballeros estuvieron en batalla, Arturo fue ayudado por Merlín, quien luego desapareció junto a su amada Nimue (Dama del Lago). Morgana utilizó su magia para acostarse con su hermanastro Arturo, de cuya unión nació Mordred, quien denuncia los amores de Lancelot y Ginebra. Ante la acusación, Arturo debe condenar a su esposa a la hoguera, como lo disponía la ley. Lancelot salva a Ginebra y huye con ella a Francia. Arturo sale entonces a perseguir a la pareja, dejando el reino en manos de su hijo natural Mordred. Cuando Arturo regresa a Camelot, debe luchar para recuperar el trono de manos de Morded. Padre e hijo se enfrentan en la batalla de Camlann, donde Arturo mata a Morded, pero este alcanza a herirlo fatalmente. La leyenda dice que Morgana llevó el cuerpo de Arturo en una barca hasta orillas de Ávalon, junto con otras dos reinas misteriosas. Cuando más tarde muere Ginebra, Lancelot lleva su cuerpo para sepultarlo junto a la tumba del rey Arturo.

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Hace muchísimo, pero muchísimo tiempo, existían unas criaturas maravillosas, los unicornios.

Vivían en la India y tenían el cuerpo de caballo, con patas de antílope, barba de chivo y un cuerno recto en la frente. Los unicornios eran de color blanco. Estos seres no podían ser vistos por cualquier persona, sino por aquellos que fueran bondadosos y puros de corazón. Se supone que sólo las jóvenes doncellas podían cuidarlos y protegerlos. También es por este motivo, que emplearon a estas doncellas para atraparlos. El cuerno del unicornio tenía poderes curativos, podía combatir enfermedades incurables, servía como antídoto para venenos y otras leyendas le atribuyen poderes de elixir de la eterna juventud. Para desgracia de estos animales, si se les quitaba su cuerno, morían al instante. Durante la Edad Media, muchos nobles buscaban este trofeo y ofrecían grandes recompensas para quién pudiera conseguirles un cuerno de unicornio de la India. Esta práctica llevó a la extinción de estos animales mágicos. El unicornio era un animal solitario y tímido, sin embargo, podía ser muy agresivo, por lo que su captura resultaba particularmente difícil. Se consideraba que brindaba protección contra todos los venenos conocidos y también contra las enfermedades incurables. Era creencia que quien ingiriera alguna poción preparada con cuerno de unicornio, viviría eternamente. Los nobles consumían el cuerno molido preparado con la comida o la bebida, y su acción era más intensa si la copa estaba hecha con un cuerno de este animal. En realidad, las copas de cuerno de unicornio debían estar hechas con cuernos de rinoceronte o con el colmillo de la ballena narval. La narval macho desarrolla uno de sus colmillos más que el otro, pudiendo llegar a medir hasta tres metros de longitud, este colmillo es torneado. El unicornio es símbolo de libertad, pureza, la fuerza, el valor y la magia.

Los cochinitos dormilones

Los cochinitos ya están en la cama, muchos besitos les dio su mamá,

y calientitos los tres en pijama

dentro de un rato los tres roncarán. Uno soñaba que era Rey

y de momento quiso un pastel su real ministro le hizo traer

quinientos pasteles nomás para él.

Page 9: Revista Los Géneros Literarios

Otro soñaba que en el mar en una barca iba a remar

más de repente a embarcar se cayó de la cama y se puso a llorar. Los cochinitos ya están en la cama, muchos besitos les dio su mamá,

y calientitos los tres en pijama

dentro de un rato los tres roncarán. El más pequeño de los tres

un cochinito lindo y cortés

ese soñaba con trabajar para ayudar a su pobre mamá. y así soñando sin descansar los cochinitos pueden jugar

ronca que ronca y vuelve a roncar al país de los sueños se van a jugar.

Este precioso poema, está escrito en cuartetas con rima impar. El tema son los sueños de

grandeza de una vaquita coqueta que desea ser reina de belleza. Disfruta de este precioso

poema que homenajea a uno de los animales más nobles que conocemos, la vaca.

La vaca Catalina La vaca Catalina

me dio la primicia

y yo les aseguro

que será noticia. Va a concursar en

un certamen de belleza

para ser “La Vaca 10” del rabo a la cabeza. Todas las mañanas

hace mucha gimnasia

para poder desfilar con soltura y elegancia. Se la pasa todo el día

mirándose al espejo

Page 10: Revista Los Géneros Literarios

y tratando de lustrar las

manchitas del pescuezo. Para estar bien en línea

come y come sin parar. Mientras más gordita

será más fácil ganar. En el charco de la noche

toma sus baños de luna

con sales de sombras

y estrellas de espuma. Cada uno de sus días

es un vivo alboroto. Vive haciendo poses

se ejercita para las fotos. Ella está convencida

de llegar a la final, ser tapa en las revistas

y la envidia en la Rural.

EL LEON

ENAMORADO

Hoy te hemos traído una de las fábulas de Esopo, el escritor griego que tantas enseñanzas

nos dejó. Disfruta de lafábula, “El león enamorado”, para que puedas aprovechar las

enseñanzas morales que este escritor nos dejó.

Un león se enamoró una vez perdidamente de la hija de un labrador y decidido a concretar su amor, pidió la mano de la joven. El labrador no tuvo coraje para rechazar a semejante pretendiente, pero en cambio, solicitó al felino que se cortase las uñas y se arrancase los dientes como prueba de su amor, ya que estos atemorizaban a su hija.

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El león estaba tan enamorado que aceptó la petición y finalmente se presentó ante el labrador desprovisto de sus armas. Viéndolo completamente indefenso, el labrador lo echó a golpes de su casa.

Moraleja No te expongas al desprecio de quienes te respetan, mostrándote indefenso ante ellos

Bubba era un conejito blanco que vivía en una preciosa casita al borde del camino.

Todos los días, salía al patio a tomar sol junto al pozo. Se sentaba sobre el brocal y cerraba los ojitos muy satisfecho. Así pasaba las horas, muy tranquilo, sin que nadie lo molestara. Cierto día, apareció por allí un lobo ladrón. El conejito se moría del miedo, tenía gansa de salir corriendo y encerrarse en su casita, pero ya era tarde. Tenía que inventar alguna historia para distraer al lobo, porque sabía que no la iba a pasar bien. Estaba seguro de que el lobo Rififí, quería dinero y si no se lo entregaba, lo castigaría dándole una gran paliza. Cuando estuvo cerca, el lobo le apuntó con un trabuco que llevaba: - ¡Levanta las manos, conejito! Dame lo que tengas, o te rompo la cabeza. - ¡Qué triste estoy, señor lobo!- dijo Bubba, fingiendo que no había oído al lobo- Perdí mi jarrón de plata. - ¿De qué hablas? ¿Un jarrón de plata?

- ¡Un jarrón de plata maciza! Fue herencia de mi abuela. Vale una fortuna. ¡Ay, qué dolor! Yo era rico, y ahora soy pobre. - ¿Por qué, conejito?

- Se me ha caído en el pozo y no puedo recuperarlo. ¡Qué horror!- suspiraba Bubba. - Pero, ¿estás seguro que es de plata maciza?- preguntó el lobo lleno de codicia. - Sí, certificada. Como veinte kilos de plata, y ya no los podré sacar. - ¡Pero mi amigo!- exclamó el lobo- Yo sacaré el jarrón. El lobo era ladrón y tonto, pues comenzó a sacarse la ropa, para que no le estorbara en los movimientos. Dejó todo sobre el brocal del pozo, incluso el trabuco cargado. - Voy por el jarrón.- dijo al conejito. Se metió en el cubo para sacar el agua y se dejó caer, deslizando lentamente la cuerda.

Page 12: Revista Los Géneros Literarios

- Conejito, ya llegué. Pero no veo el jarrón. ¿Para qué lado cayó?

- Fíjate por la derecha.- contestó Bubba, conteniendo la risa. - No veo nada. ¿Estás seguro?

- Entonces mira por la izquierda.- decía muerto de risa. - Estoy buscando bien y no veo nada. ¿Por qué te ríes?- preguntó molesto Rififí. - Me río de ti, tonto ladrón. Pero sobre todo, de lo que te va a costar salir de allí. Te lo tienes merecido, por codicioso y bandido. No hay ningún jarrón de plata. Querías robarme, pero el robado, serás tú. Me llevaré tu ropa y tu trabuco. Fue así, que el conejito se marchó con las pertenencias del lobo y las vendió en el mercado. El lobo quedó aullando de rabia, y nadie sabe cuánto tiempo le tomó salir del pozo.

Las canciones infantiles fueron creadas para divertir y entretener a los niños. Estas canciones provenientes generalmente de la tradición, buscan educar a los niños mientras juegan. Por eso te hemos traído hoy esta preciosa canción, “Al pasar la barca”, que nos habla sobre la belleza

Letra de la canción “Al pasar la barca”

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Al pasar la barca me dijo el barquero las niñas bonitas no pagan dinero. Yo no soy bonita ni lo quiero ser

tome usted los cuartos y a pasarlo bien.

Al volver la barca me volvió a decir las niñas bonitas no pagan aquí.

Yo no soy bonita ni lo quiero ser

las niñas bonitas se echan a perder. Como soy tan fea

yo le pagaré.

Arriba la barca de Santa Isabel.

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Letra de la canción infantil: “Cu-cú, cantaba la rana”

Cu-cú, cantaba la rana, cu-cú, debajo del agua,

cu-cú, pasó un caballero, cu-cú, con capa y sombrero,

cu-cú, pasó una señora, cu-cú, con traje de cola, cu-cú, pasó una criada,

cu-cú, llevando ensalada,

cu-cú, pasó un marinero, cu-cú, vendiendo romero, cu-cú, le pidió un ramito, cu-cú, no le quiso dar,

cu-cú, se metió en el agua, cu-cú, se echó a revolcar.

A mí burro:

Canciones infantiles

A mi burro, a mi burro

le duele la cabeza

y el médico le ha dado

una gorrita gruesa

Page 15: Revista Los Géneros Literarios

una gorrita gruesa

mi burro enfermo está

mi burro enfermo está A mi burro, a mi burro

le duelen las orejas

y el médico le ha dado

un jarro de cerveza

un jarro de cerveza

mi burro enfermo está

mi burro enfermo está A mi burro, a mi burro

le duele la garganta

y el médico le ha dado

una bufanda blanca

una bufanda blanca

mi burro enfermo está

mi burro enfermo está A mi burro, a mi burro

le duele el corazón

y el médico le ha dado

gotitas de limón

gotitas de limón

mi burro enfermo está

mi burro enfermo está A mi burro, a mi burro

le duelen las rodillas

y el médico le ha dado

un frasco de pastillas

un frasco de pastillas

mi burro enfermo está

mi burro enfermo está

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Himno Nacional

Letra: Rafael Núñez Música: Oreste Sindici

Coro

¡Oh gloria inmarcesible! ¡Oh júbilo inmortal! ¡En surcos de dolores El bien germina ya.

Primera estrofa

Cesó la horrible noche La libertad sublime Derrama las auroras De su invencible luz. La humanidad entera, Que entre cadenas gime, Comprende las palabras Del que murió en la cruz

Segunda estrofa

"Independencia" grita El mundo americano: Se baña en sangre de héroes La tierra de Colón. Pero este gran principio: "el rey no es soberano" Resuena, Y los que sufren Bendicen su pasión.

Tercera estrofa

Del Orinoco el cauce Se colma de despojos, De sangre y llanto un río Se mira allí correr. En Bárbula no saben Las almas ni los ojos Si admiración o espanto Sentir o padecer.

Cuarta estrofa

A orillas del Caribe Hambriento un pueblo lucha Horrores prefiriendo A pérfida salud. !Oh, sí¡ de Cartagena La abnegación es mucha, Y escombros de la muerte desprecian su virtud.

Quinta estrofa

De Boyacá en los campos El genio de la gloria Con cada espiga un héroe invicto coronó. Soldados sin coraza Ganaron la victoria; Su varonil aliento

De escudo les sirvió.

Sexta estrofa

Bolívar cruza el Ande Que riega dos océanos Espadas cual centellas Fulguran en Junín. Centauros indomables Descienden a los llanos Y empieza a presentirse De la epopeya el fin.

Séptima estrofa

La trompa victoriosa Que en Ayacucho truena En cada triunfo crece Su formidable son. En su expansivo empuje La libertad se estrena, Del cielo Americano Formando un pabellón.

Octava estrofa

La Virgen sus cabellos Arranca en agonía Y de su amor viuda Los cuelga del ciprés. Lamenta su esperanza Que cubre losa fría; Pero glorioso orgullo circunda su alba tez.

Novena estrofa

La Patria así se forma Termópilas brotando; Constelación de cíclopes Su noche iluminó; La flor estremecida Mortal el viento hallando Debajo los laureles Seguridad buscó

Décima estrofa

Mas no es completa gloria Vencer en la batalla, Que al brazo que combate Lo anima la verdad. La independencia sola El gran clamor no acalla: Si el sol alumbra a todos Justicia es libertad.

Undécima estrofa

Del hombre los derechos Nariño predicando, El alma de la lucha Profético enseñó. Ricaurte en San Mateo En átomos volando " Deber antes que vida", Con llamas escribió