revista edición 78 ago. 1993

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No. 78 AGOSTO 1993 SANTAFE DE BOGOTA. D.C. ESCUDO DE LA CAJA DE RETIRO DE LAS FUERZAS MILITARES Madrld-Espara , SERVICIO JUSTO Y OPORTUNO ORGAi\0 DE LA -\SOCI-\CIO:"\ COLOMBIANA DE OFICIALES EN RETIRO DE LAS FF .MM .

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Editorial: Justas inquietudes institucionales; Entre los laberintos de la paz y las anchas avenidas de la democracia. (Continuación)

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Page 1: Revista Edición 78 AGO. 1993

No. 78 AGOSTO 1993 SANTAFE DE BOGOTA. D.C.

ESCUDO DE LA CAJA DE RETIRO DE LAS FUERZAS MILITARES

Madrld-Espara ,

SERVICIO JUSTO Y OPORTUNO

ORGAi\0 DE LA -\SOCI-\CIO:"\ COLOMBIANA DE OFICIALES EN RETIRO DE LAS FF.MM .

Page 2: Revista Edición 78 AGO. 1993

ORGANO DE LA ASOCIACION COLOMBIANA DE OFICIALES DE LAS FF .MM. EN RETIRO

OFICINAS: Calle 70 No. 4·24 Teléfonos. 2488211 · 2556017 Apartado Aéreo No 17149

Resolución No. 001167 . (Sept./73) Mingobierno Resolución No. 0286. (Feb./82) . Perm1so No 318 Adpostal

Director: BRIGADIER GENERAL (r)

JOSE JAIME RODRIGUEZ R

Derector Editorial JAIME A . CUBILLOS C.

JUNTA DIRECTIVA

Presidente

CA. Luis Carlos JaramiUo Peña

Primer Vicepresidente

CO. Alfonso Barragán Amaya

Segundo Vicepresidente

TC. Jorge A. Sánchez Morales

Secretario General

TC. Ep .. rquio Tama~o B.

Revisor Fiscal

CO. Gu1llerrno Rodríguez Guzmán

Vocales

TE. Ah· aro Castañeda Rengifo CO. Ram1ro Valencia Aristizábal TC. Jorge A. Sánchez Morales MY . Roberto Rodríguez A costa CN. Augusto Vidales Durán MY. Leocadio Valencia

CONSEJO DE REDACCION

GR. Alberto Ruiz Novoa GR. Alfonso Mejía Valenzuela MG. Jaime Ourán Pombo BG. Gabriel Puyana García BG. José Jaime Rodríguez R. CN. Julio César Reyes Canal Sra. Gladys Behaine de Cendales

Las ideas y tesis expuestas por los au­tores de los artículos publicados son de la exclusiva responsabilidad de éstos y no reflejan necesariamente el criterio de la Asociación.

CONTENIDO

NOTAS EDITORIALES - Justas mquietudes institucionale~

Brigadier General (r) José Jaime Rodrigue¿ R.

POLITICA Entre los laberintos de la pal) las anchas aven1das de la democracia (continuación)

3

Dr. Jesús Antonio Bejarano . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Acore, Política o políti7ada? Vicealmirante (r) Carlos l:. Ospina Cubillos . . . . . 13 La Constitución~ las resenas de b fuerza Pilhlu:a Brigadier General ( r) Hernando Zuluaga Gar.:ia 15

JURIDICOS - Información sobre tutela (continuación)

Dr. Ciro A. Ochoa Oíal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 U na impugnación temeraria ~1ayor ( r) Abogado Luis Guillermo Galindo Quevedo 21

ECONOMIA - Comentarios al proyecto de nivelación salanal

Teniente Coronel (r) Jorge Arturo Sánche1 Morales 24

INSTITUCIONES - Caja de Retiro de las Fuer7as Militares . . . . . . . . . 27

FUERZAS MILITARES Nuestra Am1ada Capitán 1.~1. (r) Rodrigo Otálora B. . . . . . . . . . . . 35 El instrumento militar de Colombia en l <>32 General (r) Alfonso Mejía Valcnwela 36

GEOPOLITICA Una mirada al atlas histórico Coronel (r) Gustavo Rosales ,\rita

HISTORIA 43 Aniversario de la Guerra de Corea Discurso del Sr. l:.mbajador de Corea

42

Myung · Ha Chang . . . . . . . . . . . . . . . 48 Discurso del Sr. Capitán de ~avío Ir) Manuel Guillermo Torres Guzm:ín . . . . . . . . . . . 49

IN MEMORIAN Brigadier General Hernando Castro Ortega BrigadíerGenerall.M.(r)Jorgc \ Sán.::hez RamírcL . 51 Mayor Santiago Barriga G. Coronel (r) César Augusto Cuéllar Velandia . . . . . . 52

No. 78 S\\ TAFE DE BOGOT \ , D.C. AGOSTO DE 1993

NUESTRA CARA TU LA l SCl DO DE LA CAJ ·\ DI:. RETIRO O .E

LAS FUERZAS MI LIT ARES. HOMENAJE DE ACORE

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1 NOTAS EDITORIALES 1

JUSTAS INQUIETUDES INSTITUCIONALES

Por coincidir cort nuestras propias prcocupacionc.-; e interese.\· como colombia­nos y como miembros de esta . lsociación de Oficiales en retiro r/(' las FF .. \1.\1., nos referiremos brevemente a ciertos hechos que tienen que ver con la sobcran{a de la Patria y con el futuro inmediato de "JCORE", a ji"n de anotar algww.\- puntos que, a nuestro juicio. resulta indispensable precisar al respecto a \flber:

SAN ANDRES Y LA PRETENSION DE NICARAGUA

Sin que sea nueva la estrategia poHtzca del vecúw país de .Vicaragua. cada z·cz que una situación in tema obl(r:a a sus Gohicmos a buscar la tmidad nacwnal con .fines revanchistas ) pretensiones sobrranas sobre el archipiélago de San .lndrés y Providencia. la reciente actitud revisio11ista de su Pn•sidenta, f)oíia Violeta de Chamorro. vuelve a repetir argumento-; carentes de z•tzlidez jun'dica. a la lu:: del Derecho Intcmacional y del ele lo.~ propios países im·olucrados en esta cmttroz•er­_-;ia sin ra::ón.

Vecino paú, anotamo~. porque también Colombia limita por el .\'.E. cm¡ la República de .\'icaragua a lo largo del meridiano 82° Grcenwich f ijado por el tra­tado Bárcenas-Esguerra en 1928 (.Har::o 2-1) como curso clit'l\orio entre los do:. pmses, el e ual(uc jirmado y ratiji'cado con las solemnidades exigidas por ambos (;obiemos .

• lunque in material la Hnea serialada, 110 por ello impide estah/ccer nítidamente la.\ posesiones ) dommws territoriales de cada .\'anón; as{ lo conji'rmó la propia aclaración hecha por Nicaragua en su Decreto de ratlflcación, al se1ialar lo s(f(uiente:

"Rattfícase el tratado celebrado entre Xicaragua y la Reptiblica de Colombia el 2-1 ele .\lar:: o de 1928 que aprobó d poder Eje e u tivo el 2 7 del mtsmo mes y ario; tratado que pone término a la cuestión pendiente entre ambas Repúblicas sobre el archipiélago de San Andrés y Providencia y la J1o~quitia nicaragüense; en la intel(~encia de que el archipiélago de San Andrés que se menciona en la cláu­sula primera del tratado no se e ..... tiende al occidente del J1eridiano 82° de Green­wich de la Carta publicada en octubre de 1885 por la ojtcma hidrográfica de Washington bajo la autoridad del Secretario de la .'Harina de los Estados Unidos de la América del Norte. El presente Decreto deberá incluírse en el instrumento de Rattficación" ... Aclaración ésta que fue aceptada por el Gobierno Colombia· no, sin objeción alguna.

Así precisados los derechos legítimos logrados de común acuerdo por lo!> Gobiernos, Cancillerías y Congresos respectivos y debidamente protocoli::.aclos ante las demás .Vaciones del mundo, nuevamente permiten censurar la actitud de los dos últimos mandatos presidenciales mcaragüenses al buscar soluciones inter-

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nas apelando al manido recurso de atizar falsos nacionalismos, que sólo persiguen ocultar factores de impopularidad para lograr una unidad y respaldo no logrados por las gestiones gubernamentales.

Las declaraciones de nuestra Canciller '\ohemí Sanín de Rubio, al señalar que tratar de desconocer la soberanía colombiana sobre el archipiélago de San Andrés y Providencia resultaba tan fuera de luf_{ar como querer desconocer la nacionalidad de :\Jedellín o Barranquilla, bien reflejan la validez de nuestros derechos y la posi­ción del Gobierno colombiano a este respecto.

En igual sentido los destaca el Selior General Alvaro Valencia Tovar, a través de su columna semanal Clepsidra en el Diario "El Tiempo" del viernes 24 de julio p.p. al anotar que: "La diafanidad de nuestros títulos de soberanía sobre el archi­piélago de San Andrés y Providencia resisten el más minucioso análisis. Ciento noventa años de posesión ininterrumpida constituyen en sí mismos un derecho, ra­tzficado por la voluntad expresa de .ws habitantes, por si acaso existiese alguna duda jurídica''.

No obstante tales títulos, com•1ene recordar algunos hechos relacionados con el proceso histórico de la Jlosquitia. desde su pertenencia a la Capitanía General de Guatemala a partir de 15-13 hasta su segregación para anexarla al Virreinato de la Nueva Granada, según orden real de 1803 confi"rmada por nueva ordenanza del Rey en 1805, que seiiala:

"El Rey ha resuelto que las islas de San Andrés y la parte de la costa de Mosqui­tos desde el Cabo de Gracias a Dios, inclusive, hacia el río Chagres, queden segre­gadas de la Capitanía General de Guatemala y dependientes del Virreinato de S(L'ltafé, y se ha servido su .\1ajestad conceder al Gobernador de las expresadas Hlas D. Tomás O·Xeil/c el sueldo de dos mil pesos fuertes en lugar de los mil quinientos que actualmente dtsfruta ".

Tales referencias hzstórzcas. de incuestionable validez, fueron base para deli­mitar los domrnios sob anos de las anti[!uas Colonias Espai1olas en América, pl~1zamente reconocidos por a prop1a corona, al confirmar la legalidad de la tesis .. l!ti:, Possidetis Juri::. l"lO'".m o adapornuestro libertadora lafirmadelActa de Independencia.

De f!l!tonces para acá el destmo de la costa de Mosqurtra demaudó a los Go­úiemos Colombianos su in ten ención constante en defensa de la soberanía de estas tierras, twztas t•eccs im adidas por corsarws y aventureros en busca de for­tuna, pese a su dependencia administrativa y control inicial por la anti~ua Inten­dencia del J1agdalena y más tarde por la Provincia de Cartagena.

La independencia del Istmo Centrpamericano el 15 de Septiembre de 1821 y su equivocada orientación política al buscar inicialmente su anexión a Méjico; fundación luego de la Federación Centroamericana en 1828 y más tarde la sepa­ración por 1:!.'.\'tados, contribuyeron a crear sucesivas situaciones conflictivas so­bre el área referida, las cuales conviene analizar para mejor comprensión del tema que nos ocupa.

La nueva República de Nicaragua, a partir de su separación absoluta en 1838, comen::ó con sZ:,.;nos de apetito sobre su territorio por codicia de sus lagos para comunicación interoceánica por parte de Inglaterra que para ello ocupó la .Uosquitia entronizando un rey misquito títere, lo cual obligó a Nicaragua a fir­mar un tratado con Estados Unidos en 18-11 para defenderse de Inglaterra, hecho

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que condujo a la firma del tratado Cla\•ton - Bulwer en 1850, por el cual/as dos potencias se comprometieron a manten· •r total neutralidad en torno a la Atosquitia.

Estos antecedentes permitieron que Nicara~ua tomara actitudes soberanas sobre el área, a instancias también de la indtferencia de al~tmos funcionarios granadinos, que la llevaron a pr('tender las islas .\lall~les y a jirmar en 1860 el tratado lt'yke -Zeledón con la Gran Bretaria, reconociendo al Rey de Mosquitia para tomar después posesión de sus dominios al zgual que ocupar las isla.~ Mangles (grande y chica) en 1890 e incorporarlas a su territorio para arrendar/as [u ego a los Estados Unidos en 1914, a la par con una parte del Golfo de Fonseca para establecimiento de urta base naval, lo cual suscitó la protesta colombiana )' la demanda interpuesta por Honduras y el Salvador ante la Corte Centroamen'cana de justicia en 1916.

Buscando desconocer la soberanía coiombi'tma sobre el archtjJiélago d(' San Andrés y Providencia quiso también, ('11 actitud de abu•rto desafío, intervenir militarmente en la zona lo cual obl(~ó al Gobiemo del Presidente José Vicente Concha a responder con una expedición armada sobre el archipiélago, a ji"rt de restaurar su soberanía y afirmar lo.~ derechos de Colombta en drcha área.

Una amplia demostración jurídica aclarando los t1tulos de Colombia sobre el archipiélago y la costa de A1osquito.,·, suscrita por clmtemacionalista Raimundo Rivas, dejó en claro los princz'pios soberanos que respaldan las poseúones de Colombia en ultramar... Por fin en 1928 se jimza tratado B:írcenas- Esguerra. ya citado, para llegar a un acuerdo salomónico quc puso m a una sitz.cuón que exigía definiciones de consuno, como en t1erdad fu O(!radas.

¿Qué más podría agregarse para demostrar la sob ama colombrana sob , San .1ndrés y Providencia y para sustentar la posición on ndora } r('spctu JSa de Colombia al acceder a un acuerdo qtw le sif!mftco esrorz de terrrtorios. e11 aras de una buena vecindad, desconocida mue/zas veces por la e ontraparte ?.

REFORMA DE NUESTROS ESTATUTOS

Aunque este tema ha sido expuesto darament • p p te de la Presidencia y Junta Directiva, ('n los Editoriales del pen'ód o "ACORE" de los dos últi­mos meses, no podemos dejar de referimos a est t por la Importancia que reviste y por la incidencia que puede tener para la o 1tacrón futura dc rzuestra Asociación.

Frente a hechos recientes acaecido~ en el seno d esta OT!?ani:aetón )' lo~ cuales rto buscamos revivir, por elementales razones de proden 1a) respeto y porque pa­ra solucionarlos tuvimos que enfrentar el d1fícrl d ma espirztual impuesto por los imperativos de la razón y el sentimiento, es de urtr ra aceptar que la Asamblea General Ordz'naria de Socios celebrada en Bor!otá el pasado mes de J.Iar::o, tomó la determinación de reformar los Estatuto.\ de la .lsocración a {in de actualizarlos y someterlos luego a juicio de los socios. en Asamblea E:>:traordinaria convocada pa­ra el 30 de julio del año en curso y que debía reah::arse erz la sede de la Asociación en Bogotá.

La inexplicable actitud de un s io al impuvzar la Asamblea de J!a r:::o, ha crea­do una molesta situación de "Sta· u Quo" que rnt al ida cualquier gestión legal, mientras el Ministerio de Traba;o se pronuncia a f·n de aclarar la posición de "ACORE"... Ello determinó que lo,, directivos de la .tsociación, con muy buen criterz'o, aplazaran la fecha acordada para la Asamblea Extraordinaria, a fin de evitar una nueva impugnación alrzo haberse fallado la primera.

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El hecho en sí, si bien normal como recurso al cual se puede acudir en defensa de principios y derechos consagrados por los propios Estatutos, trasciende los Umites de nuestras formas de actuar y crea un clima de suspenso que afecta nues­tra.\ buenas relaciones.

El nuevo estilo impuesto por el Socio que buscó impugnar por impugnar los resultados de un consenso tomado en Asamblea, está inaugurando una forma de actuar que, de prosperar, nos llevaría a implantar procederes equivocados que fomentarán actitudes que ririen con nuestra condición profesional de honestidad y de compmierismo lm?n entendzdo, abriendo caminos de discordia que romperán ciertos principios t;tico\, .wcavando la moral, fomentando situaciones de conflicto, rompiendo la armonía de nuestros principios y entroni::ando, qui::á, factores disolventes y patrone~ de conducta inconvenientes.

Cinco razones d1• incidencia negativa en nuestro destino personal y en los pro­pios dC'stinos de la . bociación, invitan a una serena reflexión que permita t•olver a los caminos de la :wlidaridad y buen entendimiento.

Otras consideraciones sobre ", l CORE", permiten anotar la incom·enicncia de suprzmir el Artículo 2o. de sus Estatutos que prohibe me:::clar a la .4..wciaciórz, como tal, en aszmtos de política partzdista y confrontaciones relfttzo.W.\, por el alcance mismo de estos órdC'nes como factores de división o agmpw:ión por credos políticos o rel(((iosos.

Sm que SC' dcscmw::cmz o afecten nuestros derechos ciudadanos erz lo.\ actuales };sta/u tos, ¿qué finalidad tiene excluir wz artículo que busca asegurar la cohesión de los socios, por e11cima de cualquier dzferencia ideológica o de cultos?

Creemos-, C'n verdad, que lejos de lograr una finalidad ele reprC'sentación en lzues­tros Cuerpos Coll·giados, como noble propósito de co11tar con influencia polz'tica en (avor de nuestros derechos v a~tn'racionC's, sólo umscguiremos distanciamos. al desconocer el espíritu mismo de unidad que inspiró t•l \C'ntimicnto de los di![rws jimdadores de esta respetable .-hociaci/m.

Cabría agre(iar, por último, que ('/ .wpuesto de una Reforma Estatutaria er1 tal .H ntulo no conducirÍa a la zwammidad ideoló!!ica que se busca, ya que nadie re-111/llciaríaa sus propios fueros y libertad de opinión.

/Para qué, cntor1ce,, cntroni:ar fa< torC's de polémica en el seno de una organi­::ación pro¡esimzal que solo Iza bu.scado scn·ir a la Patria y a las Fucr::as .\Jilitares?

1'

]OSE JAIME~~ Brigadier General {~¡z R \

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IPOLITICAI

ENTRE LOS LABERINTOS DE LA PAZ Y LAS ANCHAS AVENIDAS

DE LA DEMOCRACIA REFLEXIONES SOBRE LOS PROCESOS DE

PAZ DE COLOMBIA Y EL SALVADOR

Dr. JESUS ANTONIO BEJARANO

CONTINUACION DEL NUMERO ANTERIOR

11. CARACAS Y TLAXCALA

No me propongo por cierto, hacer el relato pormenorizado de las ex­periencias de Caracas de las que fuí participante directo. Solo rescataré del proceso de negociación con la Coordinadora algunos aspectos per­tinentes para responder una pregun­ta: ¿Cuándo perdió pertinencia a la mesa de negociación y qué hechos sucedieron para poner en duda la posibilidad de una solución negocia­da desde el punto de vista de la agenda? Cabe recordar que las ne­gociaciones de Caracas se inician con el precedente de las ofertas uni­laterales hechas por el Presidente de la República en septiembre de 1990, y que se refieren a asumir como propias algunas de las reivindicacio­nes de los grupos alzados en armas, ofreciéndolas como concesiones unilaterales previas a la negociación. La ratificación de los protocolos de Ginebra I y II, la aceptación de una veeduría internacional, la creación de un clima de garantías políticas para los guerrilleros desmovilizados y una negociación directa y al más alto nivel y la conformación de una comisión de notables, de carácter exploratorio, para elaborar una agenda tentativa de negociaciones. En segundo lugar en la fase previa a las conversaciones de Caracas, el Gobierno estaba comprometido a iniciar el diálogo sin ningún condi-

cionamiento previo, a diferencia de los procesos anteriores con las or­ganizaciones ahora desmovilizadas.

Cabe también recordar que las discusiones alrededor del sitio de la negociación que muchos miraron como un tira y afloje de naturaleza caprichosa, tenía como trasfondo el tema de cese al fuego. Negoctar en Colombia, y así lo entendió la gue­rrilla, significaba o bien reeditar las experiencias de la Uribe como san­tuario del Secretariado, sin ningún hecho de voluntad que lo ameritara, o bien declarar un cese al fuego unilateral por parte de las Fuerzas Armadas para permitir las negocia­ciones. con el agravante de la descon­fianza sobre la voluntad real tic paz de las organizaciones guerrilleras.

Estos dos hechos, las ofertas de septiembre y la disposición a ne­gociar en el exterior, es decir sin cese al fuego, gravitaron todo el tiempo sobre las conversaciones de Caracas. De un lado, porque la gue­rrilla enredada en una concepción arrogante de la "bilateralidad", de­sestimaba permanentemente las propuestas unilaterales del Gobier­no, argumentando que solo eran materia de consideración, aquellas cosas que fueran resultado de una negociación y de acuerdos de ca­rácter bilateral. En segundo lugar, la manera como la guerrilla había usado la tregua bilateral en los años

84 y 85, utilizándola para desdoblar frentes y duplicar las áreas de presencia guerrillera, ponía en Cara­cas el cese bilateral al fuego (porque así fue aceptado por el Gobierno pese a los intentos de desinforma­ción de la guerrilla) como un proble­ma que al tiempo que permitía cesar el enfrentamiento armado, daba ga­rantías y confianza al Gobierno so­bre la continuidad del proceso de negociación. Como acaba de seña­larse. estos dos hechos, la caprichosa concepción de bilateralidad con la pretensión de aplicarla absoluta­mente a todos los temas, desesti­mando la::. conceswnes unilaterales del gobierno y el tema de cese al fuego como un ''test" de confianza, con:.tituyeron claramente los obs­táculos claves de las rondas de Caracas. por encima del forcejeo de la agenda y de las llamadas "apuestas de deslegitimación", con las que equivocadamente muchos analistas han observado tanto la actitud del gobierno como de la guerrilla.

En la pnmera ronda surge el problema de fondo, esto es, s, las conversaciones han de conducir a una solu ción al conflict v armado, \ por lo tanto a la desm ovi/i:::acíón de la ~uerrilla o a una solución. por la vía de la tte ..., ociacióu corz la gue­rrilla, de la llamada cri.1is nacional. Como lo pretendía la Coordinadora.

Desde luego en la medida en que el Gobierno se había comprometido de antemano a conversar sobre una agenda abierta, sin condicionamien­to ni limitaciones previas, fue relati­vamente fácil ponerse de acuerdo en los tema:. de la agenda, pero evidentemente el verdadero forcejeo se presentó en el punto ocho: "Di­seño de un proceso que permita evolucionar a una fase en la que se concreten acuerdos y medidas prác­ticas que materialicen la superación definitiva del conflicto armado en Colombia y garanticen el ejercicio de la actividad política, sin el recurso de las armas, dentro del marco de la vida civil y democráti­ca del país, una vez satisfechos los requisitos necesarios para este pro­pósito": obviamente el propósito del Gobierno en la inclusión de este

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que el de coro-guerrilla expresa­

propóslto de la conducir a su

mo el paso final efmittva del con­

Internamente, aún-F ARC parecían estar n relativa facilidad a

en la agenda, no ocurría n el ELN, organización

cual aceptar este compromi-rec a Sigllificar una concesión

estaba dispuesta a hacer, de que el punto 8o. terminó texto más bien críptico que

pezaba en todo caso a vislumbrar \erdaderas dificultades de la

nesroctac1ón. Por otra parte, fue relativamente

fa 11 convenir en que el punto prio­ntano a tratar era el tema de cese el fuego, sobre la base de que este debía ser bilateral, pero más allá de las discusiones sobre fórmulas, los dlStmtos criterios. señalados por el Gobierno, apuntaban a tener garan­tías de que cese al fuego no iba a ::-er utilizado como un elemento para obtener ventajas estratégicas por parte de la guerrilla, como en efecto había ocurrido en los años de 1984 y 1985; dentro de esta discusión, empezó a ser claro que la delimitación territorial para la localización de la guerrilla se iba a convertir en la traba principal.

La confidencialidad por otra par­te, fue un mecanismo propuesto desde el comienzo por el Gobierno, en el entendido de que una sobre­exposición de las negociaciones a los medios de comunicación y a la opinión pública, iba a generar pre­siones inconvenientes para la mesa de negociaciones. La guerrilla sin embargo, insistió en que la negocia­ción debía desarrollarse "De cara al país", involucrando en el escena­rio a la comisión del congreso y a la Comisión de la Constituyente. Pese a la insistencia del Gobierno sobre la inconveniencia de este procedi­miento. la verdad es que el Go­bierno aceptó, en aras de la conti­nuidad de las negociaciones, que la mesa se convirtiera en un espectácu­lo de protagonismo, no solo de la guerrilla y de los observadores sino

del propio gobierno que forzado por la opinión debía, responder permanentemente a los medios de comunicación, aún en la convic­ción de que esto no era bueno ni malo para el proceso, ni para la mesa de negociación ni para nadie; quienes insisten hoy en la confi­dencialidad como si fuera un des­cubrimiento, deberían advertir que solo para quien toma la negociación como un instrumento no para una ceremonia, sino para una solución, es posible esa confidencialidad, pe­ro al menos en las experiencias pasadas, la guerrilla no estaba dis­puesta a eso.

En definitiva en la primera ronda queda claro para el Gobierno, que es cuando menos dudosa la voluntad de la guerrilla para continuar las conversaciones en función de una solución que conlleve su desmovili­zación, en segundo lugar, la discu­sión del cese al fuego se iría a pro­ducir en términos de un "test de confianza" y en tercer lugar, cual­quier estrategia de negociación sub­siguiente por parte del gobierno, tenía que tener en cuenta el hecho por demás obvio, de que la guerrilla quería con la negociación misma, más que llegar a acuerdos, hacer protagonismo.

El cese al fuego es el tema prin­cipal de la segunda ronda, y de nue­vo la delimitación territorial. "las corralejas" como las llamó la gue­rrilla, se convirtieron en el punto límite de la discusión. Igual ocurrió con el acuerdo de verificación y veeduría, puesto que la discusión, pese a la amplitud del gobierno para examinar este tema, y pese a que fue el gobierno el que propuso por entero los términos del Acuerdo se centró en un aspecto que tenía que ver con la confianza, más que el contenido del Acuerdo de verifi­cación y veeduría, lo que en efecto se discutía era su temporalidad, es decir si este acuerdo debía aplicarse antes o después de logrados los acuerdos, o en otros términos, si la verificación y la veeduría iban a ser parte del espectáculo, o un mecanis­mo que ofreciera garantías a las partes para llevar a feliz término el proceso.

Como un asunto incidental, cabe anotar que en esta ronda, si bien la guerrilla demandó participación en la Constituyente, el Gobierno se ofreció a una audiencia especial, condicionando dicha participación a gestos mínimos de confianza ha­cia el proceso, graduando estos gestos según los niveles de participa­ción de la guerrilla. En la Constitu­yente (desde voceros representati­vos hasta miembros del Secretaria­do). La renuencia de la guerrilla pa­ra hacer el más mínimo gesto, para hacer la más mínima concesión, con­dujo al Gobierno a negarla. en el en­tendido de que no podía ser gratui­ta en las condiciones en que venían desarrollándose las negociaciones.

Pese a las opiniones de los comen­taristas, poca duda nos cabe sobre que en la tercera ronda, se estuvo lo más cerca que pudo estarse nunca de un acuerdo sobre cese al fuego; se aceptó la discusión del cese al fuego en términos de la delimita­ción de áreas territoriales, con cri­terios en los que logró avanzarse significativamente, intercambiando esa delimitación, por una movilidad política que le permitiera mantener la presencia política a la guerrilla, en las zonas que decían controlar, no obstante las profundas discusio­nes que se tuvieron respecto a la confusión que en opinión del go­bierno tenía la guerrilla entre movi­lidad y control. Sin embargo, la continuidad de estos considerables avances se vino al traste por las evidentes pugnas internas que reve­laban las fisuras entre el EL~ y las F ARC; estas últimas parecían estar dispuestas a avanzar en términos de delimitación y quizás también algún sector del ELN, pero las presiones de algunos frentes importantes del ELN imposibilitaron la consecución de los acuerdos y probablemente es­tuvieron en la base del atentado contra el Presidente del Congreso Aurelio Iragorri, hecho que motivó la suspensión de la tercera ronda.

La continuación de la tercera ronda se daría sobre unos términos bien distintos caracterizados por las tensiones internas entre los grupos, simultáneas a la persistencia por ne­gociar como coordinadora. mante-

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niendo una unidad que solo se preserva en el plano militar, pero que la negociación tiende a debilitar. Por una parte, se pretendió repro­ducir los términos del Acuerdo de Ginebra, entre el FMLN y su con­traparte, según el cual ninguna de las partes podía abandonar el pro­ceso de negociación y este debía ser ininterrumpido. Ello quizás hubiera sido factible si hubiera ha­bido gestos mínimos por parte de la coordinadora en el sentido de que la negociación efectivamente tenía como propósito la consecución de acuerdos; aceptar un acuerdo de esta naturaleza hubiera sido conde­narse al espectáculo permanente, con elevadísimos costos políticos para el Gobierno o arriesgarse a romperlo frente a la comisión de hechos graves, con costos igualmente elevados para mantener la credibili­dad en los compromisos.

Por otra parte, en la continuación de la tercera ronda, fue por lo de­más evidente la valoración que hizo la guerrilla del deterioro del clima social del país y del deterioro del Gobierno. De modo que como al­guno lo expresó, prefirieron "su­birse al andén" apostando al dete­rioro del clima sociaL Así mismo, en esta ronda se hizo clara y explí­cita la tesis de la guerrilla según la cual se estaba negociando de poder a poder, prevalidos de la tesis del empate militar y del empate polí­tico, convencidos de que se trata­ba de dos poderes equivalentes, si­tuación que desde luego no es necesario ni siquiera comentar. En el final de la ronda, la declaración firmada sobre el balance del proce­so y los términos del cese al fuego, no fueron más que un intento del Gobierno por aislar a la población civil de los efectos del conflicto armado, para poder crear un clima que aún en medio de una confron­tación estrictamente militar, permi­tiera avanzar en las negociaciones.

La reanudación de las conversa­ciones en Tlaxcala pese a las muy amplias concesiones del Gobierno en términos de la discusión de la agenda (la aceptación del cambio de ésta, la aceptación del no condi-

cionamiento de la discusión de la agenda a la puesta en práctica del cese al fuego). Estaban precedidas de una actitud de la guerrilla que revelaba dos cosas: por un lado, las profundas discrepancias internas que se habían ido suscitando en torno al proceso, no solamente ha­bían tensionado a las F ARC y al ELN generando agudos debates in­ternos, sino que además amenaza­ban con romper la unidad militar de la Coordinadora Guerrillera; de otro lado el hecho explícito de que la Coordinadora en Tlaxcala fue mucho más abierta en la conside­ración de apostar a ··subirse al andén ·•, esperando que la convul­sión social que pronosticaba se con­virtiera en un elemento favorable a su posición negociadora. Bajo estos presupuestos ciertamente, la continuación del proceso, Si no im­posible, tenía todos los visos de la inutilidad.

Las experiencias de Caracas y Tlaxcala, evaluadas en la perspecti­va de las posibilidades de una solu­ción negociada al conflicto armado, permiten algunas conclusiones~ de una parte, será en extremo difícil dada la experiencia que el país tiene en los procesos de negociación con la guerrilla, lograr avances en éstos mientras no se restituya la confianza sobre los verdaderos propósitos de la negociación y para éllo. gústenos o no, o bien se produce una altera­ción de la correlación de fuerzas tan­to militar como sociopolítica o bien la guerrilla tiene que hacer el gasto unilateral de gestos de confianza.

En segundo lugar, mientras no haya, en el interior de la guerrilla una revaluación de sus verdaderas posibilidades en el sentido de que no se está n~ociando de poder a poder, ésto es. entre poderes equi­valentes en el plano militar, políti­co y social, (puesto que la realidad no da para esa equivalencia) no ha­brá manera de definir una agenda viable que asegure la contmuidad de las negociaciones. En tercer lu­gar mientras la guerrilla siga confun­diendo la guerra de movimientos con el control territorial, (lo que desde luego es un despropósito),

ello, unido a la desconfianza, serán una limitación severa para cualquier fórmula de cese el fuego. Cabe aquí anotar para recurrir de nuevo a los contrastes, que el FMLN aceptó concentrar sus fuerzas (al igual que lo hizo el M-19 o el EPL), a pesar de su efectivo control territorial, como un hecho de confianza, de modo tal que el cese al fuego, no pudiera ser utilizado como un ele­mento de posicionamiento militar, sino como un hecho inevitable en el desarrollo de los acuerdos, sea que el cese al fuego estuviera al comienzo, o estuviera al final del proceso de negociación; ésto últi­mo en nuestro caso dependerá de la tolerancia de la sociedad hacia las negociaciones, correlativa a la intensidad del conflicto y a la co­rrelación real de fuerzas.

Finalmente después de Caracas y Tlaxcala caben dos escenarios posibles hacia el futuro: o bien la Coordinadora logra unificar su pro­yecto político y estratégico más allá de su aparente unidad militar o bien termina negociándose por separado; con cada una de las or­ganizaciones; lo que parece un contrasentido, en todo caso, es pre­tender negociar con una "Coordi­nadora" que no tiene criterios uni­ficados ni en términos de agenda ni en términos de los propósitos de la negoc1ación, ni en t(•rminos de su proyecto de sociedad ni en términos de sus proyectos políticos, ni de sus proyectos estratégicos.

j 111. LA PAZ DE LOS FILOSO FOS 1

El título de esta sección es, ato­das luces, respetuosamente provoca­dor y alude desde luego a los presu­puestos con que los académicos suelen mirar, tanto el proceso de paz como el cuadro de soluciones posibles; se entiende que haya en tales presupuestos según una acti­tud típicamente académica: la sub­valoración de la política como ejer­cicio práctico del poder; ya se sabe que en la academia, el conocimien­to avanza destruyendo verdades pa­ra formular otras verdades que a su vez serán destruidas, sin mayor

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preocupac10n sobre las condiciones de viabilidad de las proposiciones derivadas del análisis; la política de paz es parte del juego de poder, es decir de la construcción de con­sensos con los factores reales de poder. y no simplemente de consen­sos en términos de "tener razón" que es por supuesto, la comprensi­blemente principal preocupación de un académico. La construcción de los consensos requiere complejos procesos de negociación verticales y horizontales, es decir al interior del estado y con los sectores socia­les y políticos, que por lo demás para estos propósitos no pueden considerarse como conjuntos ho­mogéneos. En esta forma. la polí­tica de Paz, como parte del juego del poder, se convierte en un toma y daca de concesiones y demandas, de equilibrios transitorios, de seña­les y oposiciones, de protagonismos y oportunismos porque así como hay mercadaes de la guerra. hay también mercaderes de la paz y por lo tanto. las po-.ibilidades no se agi­tan simplemente en el análisis sobre las razones de unos y otros.

1. El empate m il itar negativo:

El concepto de empate militar se refiere a la imposibilidad de cada una de las partes de derrotar a su oponente, lo que conduce a una sin salida política, y hace por lo tanto obligatoria la negociación para am­bas partes. La extensión de este concepto, propio de conflictos in­ternacionales, al campo de los con­flictos internos lleva a apreciaciones como la siguiente: "en el caso co­lombiano se impone la negociación política. aunque hay una superiori­dad militar de las Fuerzas Armadas, hay al mismo tiempo lo que se denomina un empate militar nega­tivo (ni el ejército puede derrotar a la guerrilla, ni la guerrilla al ejér­cito): ésto lleva una amenaza muy seria de prolongación y de degrada­ción del conflicto (guerra sucia, masacres. etc. en el contexto de una onda crisis de legitimidad en las ins­tituciones políticas colombianas) ... sin embargo, las condiciones de em­pate negativo han llevado a imponer un proceso de negociación al mismo

tiempo que se mantiene el enfrenta­miento violento. El enfrentamiento armado se convierte en un medio para presionar soluciones que res­pondan a las expectativas de las partes en especial a la guerrilla" (García pag. 32). Es evidente, a la luz de estas consideraciones que comparten la mayoría de los aca­démicos, que no solamente se man­tiene el concepto de empate militar, que solo es aplicable a una situación de confrontación abierta y difícil­mente al accionar terrorista de la guerrilla, sino que se le añade el adjetivo de negativo, para significar los niveles de degradación del con­flicto; por otra parte, retengamos de la apreciación citada la conclu­sión de la necesidad de un proceso de negociación.

Cabe recordar que solo después de una ofensiva de un mes en la capital, de la toma de cinco ciuda­des y del intento de la guerrilla salvadoreña de llevar la ofensiva militar "hasta el tope" y no poder obtener una victoria contundente, ni siquiera una victoria, fue decla­rado el "empate militar". Será obvio que la sola imposibilidad del Estado para derrotar organizaciones insurgentes, no declara el empate militar, si así fuese, habría empate en España, en Irlanda del \lorte o pudo haberlo en Italia o AlC'mania durante los setentas.

A su vez, el calificativo de ·•nega­tivo" parece aplicarse a la simulta­neidad negociación-confrontación: de hecho en El Salvador. Durante 1990 se mantuvo el enfrentamiento violento en medio de las negociacio­nes, justamente gracias a las consi­deraciones d~l Acuerdo de Ginebra y a ésto no se le llamó "negativo"; si negativo significa por otra parte la degradación del conflicto, ello debiera implicar justamente, no que la solución política es la única po­sible, sino que precisamente es im­posible por la naturaleza misma de la degradación del conflicto, que desborda el marco de lo político.

Subrayemos, cualquiera sea la apreciación sobre el caso colom­biano y sin desdeñar la capacidad

ofensiva de la guerrilla. a) que sólo puede hablarse de empate, en el caso de conflictos internos, cuando existe un equilibrio estratégico en términos de espacio, tiempo y fuer· za, a partir del cual las partes poten­cian al máximo su capacidad ofen­siva de manera abierta "empatando .. en términos del equilibrio estraté­gico inicial. b) La sin salida que conduce a la negociación deriva sus posibilidades del equilibrio estraté­gico real, tanto en términos milita­res como en términos sociopolíticos cuando se trata de conflictos inter­nos, aún cuando lo militar es defini­torio en el caso de conflictos internacionales.

Será obvio entonces, que el con­cepto de empate militar (negativo o no, lo cual no parece relevante a la luz de la implicación que se le aso­cia) no es pertinente al caso colom­biano; y menos que de tal circuns­tancia se derive la necesidad de una negociación política de cualquier tipo; justo ésto último, el alcance de la negociación, el carácter de la agenda, es lo que en verdad está en juego en el concepto de ''empate", y no la negociación en sí misma, co­mo procedimiento de solución, que puede justificarse de múltiples ma­neras. más plausibles y razonable!:> que las nebulosas del inexistente empate militar.

2. El concepto de Paz. O e l huevo y la gall ina ..

Sigamos de nuevo a García, quien señala .. tenemos necesidad de aclarar un concepto de Paz"; lo que se pone de manifiesto con éllo "es la necesidad de pasar de una visión de la Paz como simple ausencia de violencia, (que puede ser la paz de los cementerios) a la paz como justicia y democracia" (García pag. 28); se trata por supuesto de saber si para poder aclimatar la paz. se requiere de una serie de transforma­ciones sociales y económicas previas o si hay que conquistar la paz pri­mero, es decir parar la guerra, para luego emprender la tarea de realizar las reformas necesarias; debiera ser evidente, que la búsqueda de la Paz entendida como paz social,

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debe ser una tarea de transforma­ciones permanentes, mientras que la paz entendida como la ausencia de guerra puede ser el resultado de una negociación. Pero el punto es que la paz entendida como una paz social, que resulte de los términos de una negociación, con un grupo irtsurgente, se hace viable como ob­jetivo, a partir de una determinada intensidad del conflicto y de una determinada correlación política y social, entre el Estado y las Fuerzas insurgentes que se expresan militar­mente. (Lungo 1991). El punto no es si queremos la paz como ar­monía, lo cual es obvio. O si que­remos la Paz como ausencia de gue­rra, lo cual también es obvio; el punto que una negociación para lo­grar la ausencia de guerra, que sea al mismo tiempo una negociación para crear las condiciones de la Paz como armonía (fue lo que se hizo en El Salvador), y que impli­que cambios sociales, económicos, políticos, institucionales, etc. como resultado del desarrollo de una agen­da de negociación no es un proble­ma de querencias, sino de correla­ciones militares y políticas precisas, que conduzca como en El Salvador a una suerte de "revolución nego­ciada" en la que la negociación construye la democracia, no por voluntarismo, sino por la objetiva­ción de las circunstancias que lo hacen posible.

Por otra parte, es apenas obvio que la profundización de la demo­cracia, la estabilidad de la democra­cia, deben ser siempre propósitos inherentes al Estado y a la sociedad y deben acometerse aún en la ausen­cia de conflicto armado, o aún si no es posible una negociación, aunque por supuesto la persistencia de la violencia se habrá de convertir en una severa limitación; así es co­mo funcionan las cosas en el juego del poder y no en la voluntad de los académicos, los hechos son que no hay empate militar, ni empate político; la sola existencia de una perturbación permanente, no signi­fica empate y menos significa un posicionamiento estratégico militar de la guerrilla, con alcances polí­ticos significativos.

3. Diferencias con otros procesos.

Prácticamente todos los analistas académicos del proceso de Paz, con­cluyen que el esquema de negocia­ción se agotó, implicando por lo general que el Gobierno no pudo establecer diferencias entre los pro­cesos de la Coordinadora y los pro­cesos de los grupos ya desmoviliza­dos; pero la pregunta es cuáles son las diferencias posibles, cuál es el alcance de tales diferencias, más allá de la presunción del "empate militar" que parecería implicar que las negociaciones ya realizadas obe­decieron a una derrota militar de la guerrilla, y más allá de la preten­sión de un concepto de paz q~e presupone un inexistente equili­brio estratégico social y político entre la guerrilla y el Estado.

Para empezar, debe ser claro que el Gobierno percibió y desarrolló las diferencias posibles entre los procesos de paz hasta donde tales diferencias son viables; no sola­mente las ofertas de septiembre de 1990 a las que se aludió anterior­mente, sino el cambio en la condi­ción básica de negociar sin cese al fuego previo y unilateral por parte de la guerrilla; pero además, el Acta de compromisos con la que finalizaron las rondas de 1991 , deja ver claramente como se fueron introduciendo diferencias significa­tivas, con los procesos anteriores. Los acuerdos logrados en tomo a veeduría y verificación internacio­nal, la creación de la Comisión Ase­sora de orden público y el comité nacional de reinserción, los artícu­los transitorios que aprobó la Asam­blea Nacional Constituyente para abrir espacios regionales y locales efectivos de poder, la favorabilidad política, la disposición del Gobierno para presentar al Congreso la apro­bación del Protocolo II de Ginebra y la disposición a considerar en la Agenda de negociaciones, las refor­mas políticas, económicas y socia­les que demandaba la guerrilla, la disposición a considerar la partici­pación de los distintos sectores de la sociedad civil y de los sectores políticos en el proceso de paz, a

través de múltiples instancias, tanto nacionales, como locales y regiona­les, como es fácil advertirlo en el Acuerdo sobre verificación y vee­duría. Así pues, no solo fue distin­to en término de las ofertas unilate­rales del Gobierno, sino en términos de la disposición a concesiones en el curso de las rondas de Caracas, pero también distinto en los procedimien­tos, de la negociación; qué otra di­ferencia puede ser posible? desde luego, no aquella que admita una negociación que no tenga como propósito final la desmovilización y la reincorporación a la vida civil. Eso sería tanto como jugar a la convivencia inevitablemente transi­toria, asegurando un escalamiento progresivo de la confrontación.

Otra diferencia pudiera ser la me­diación internacional, prescindiendo de ~u conveniencia o inconveniencia, y de si es pertinente cuando el Go­bierno ha mostrado su disposición al diálogo, personalmente pongo en duda que la guerrilla quisiera acep­tarla en el marco de las negociacio­nes (aunque desde luego la quisiera como parte del espectáculo) justa­mente por el carácter delincuencia! que ha adquirido la guerrilla.

4. El fortalecimiento de la Socie­dad Civi l.

Sin duda este es un propósito ne­cesario en cualquier democracia, pero volvamos a preguntarnos de qué se trata con esta proposición; citemos de nuevo a García quien por demás recoge de manera siste­mática los puntos de vista que pa­recen ser consenso entre los acadé­micos "de las mesas de negociación con los grupos guerrilleros no podían ni pueden salir sin más las transfor­maciones estructurales que necesita el país, estas, si quieren ser de ver­dad democráticas, solo pueden ser producto de un proceso que involu­cre a toda la sociedad civil y al Esta­do; no tiene legitimidad el que se negocien entre la Guerrilla y el Gobierno reformas que afectan a todos sin la participación de todos los afectados, es necesario involu­crar a la sociedad civil en las nego-

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ciaciones de tal forma que se pueda llegar a acuerdos más de fondo, so­bre el orden social" (Pag. 28). Es· tamos sin duda de acuerdo, excepto por una sutileza que vale la pena considerar; que sea necesario invo­lucrar a la sociedad civil en la cons­trucción de la democracia está fuera de toda duda. El punto es si hay que involucrarla por cuenta de la guerrilla, por cuenta de la nego­ciación con la guerrilla, colocándola (ha sido esa su máxima aspiración) como intermediaria entre la "socie­dad civil'' y el Estado. Concedién­dole por cuenta de la negociación, una capacidad de convocatoria que ha sido incapaz de conquistar en 40 años de lucha armada, se le conceda por cuenta de la negociación, asig­nándole un estatus de intermediaria como si en verdad representara a la socied'ld: ese es el punto. Cuál es la representatividad de la guerrilla como vocera de la sociedad civil; si la guerrilla se ha pretendido vocera de los intereses populares, es solo eso, una pretensión, no fundada en realidades políticas. sociales o mili­tares y antes por el contrario es cada día más patente el aislamiento y la soledad de la guerrilla como organización insurgente y como presunta vanguardia de nadie sabe qué.

5. Los d iálogos regionales.

Ya se dijo que toda la estrategia de la guerrilla en la negociación ha conducido a una sola cosa, preten· der que la mesa de negociación le proporcione el aud1torio que no ha sido capaz de ganarse durante mu­chos años de lucha; pretender que la sociedad civil la haga vocera de sus intereses y ganarse por la fuerzn una capacidad de convocatoria que ha sido incapaz de construir por las vías de la política, es el nudo de sus propuestas sobre diálogos regio· nales: deben por supuesto admitir­~e las bondades de los diálogos re­gionales para aclimatar la paz, pa­ra atenuar los factores de conflicto social local, pero el punto es si de­ben concertarse con la guerrilla, a través de los diálogos regionales, las decisiones de los Gobiernos na­cionales, municipales o departa-

mentales como se concierta con un contrapoder, por ejemplo, la dis­tribución de la inversión pública, lo que acabaría sin duda legitiman­do la lucha armada, sin contrapres­tación por parte de la guerrilla. Si no fuera así, ¿qué interés pudieran tener en los diálogos regionales?; ¿no sería eso tanto como buscar la tranquilidad transitoria y no la paz definitiva?; ¿no sería eso una polí­tica de convivencia con los grupos armados y no un elemento para construir la paz?.

6. El fa lso juego de las ilegit i­midades.

No son muchos pero los hay, observadores que tratan de poner en el mismo juego de la balanza la ilegitimidad de la guerrilla y la ile­gitimidad del Estado, que tratan de poner en el mismo juego de la ba­lanza las acciones en delincuencia· les de la guerrilla y las acciones que en una democracia imperfecta como la nuestra, pueden cometer agentes del estado. Ciertamente nuestra democracia, no es la mejor de las democracias posibles, pero en cualquier caso tiene unos funda· mentas de legitimidad que no son comparables a los de la guerrilla; y no hay nada más peligroso para la construcción de la democracia que poner en el mismo nivel de las ra­zones, la desobediencia civil de la sociedad. cuando las acciones del Estado no son justas y las acciones delincuenciales de la guerrilla como contrapoder. Académicos hay que en el colmo del extravío, han llega­do a formulat: la tesis del "empate delincuencia!" como correlato del empate militar negativo, como si el estado no tuviera mecanismos de autocontrol, de sanción, quizás im­perfectos y en algunos casos inefi­caces pero que significan una dife· rencia sustantiva como para apoyar en ello ilegitimidades equivalentes. El punto aquí no es el de los hechos, aún si fuesen similares, sino el de los mecanismos de autocontrol y su eficacia.

7. Guerra o Paz como falsos d ilemas.

Alguien dijo que ganar la guerra es un asunto militar, ganar la paz es un asunto político. Declarar la guerra es mucho más que descartar la vía de la solución política nego­ciada. No hay guerras ganables, sino desequilibrios producibles que suponen mantener permanentemen· te abierta la posibilidad de la solu· ción política. El resto, es ganar como Napoleón una guerra para empezar otra guerra, sin ganar jamás la Paz. La guerrilla podrá ser derrotable en el plano militar, pero. jamás será derrotable en la medida necesaria para alcanzar la paz por la vía militar; las guerrillas de Guatemala, Niéaragua y Perú, fueron militarmente derrotadas en la década del sesenta y el ELN en la década del setenta y de nuevo es ese el punto, independientemente de que se hayan cerrado transitoria· mente las posibilidades del diálo­go. El hecho es querámoslo o no, que la única solución posible es la vía política, ya sea porque la gue­rrilla tiene pérdidas estratégicas considerables que la obliguen a ne· gociar con una agenda viable, o bien sea que logre posicionamien­tos estratégicos que modifiquen la correlación de fuerzas, y que con­duzcan al Gobierno a hacer conce­siones que no son posibles hoy en las circunstancias actuales. Solo un esclarecimiento de los límites de la correlación de fuerzas, puede esclarecer el horizonte, sin dejarlo nublar de antemano por una insen­satez de perspectiva. La suma de violencias no hacen una guerra, ni la sola existencia de organizaciones armadas con capacidad de pertur­bación es suficiente para "estar en guerra". Se entra en guerra cuando ha sido posible una acumu­lación de fuerzas suficientes para poder expresar el equilibrio necesa­rio para entablarla, y no es ese el caso, hasta ahora, de las circunstan­cias que rodean las acciones de la Coordinadora.

(CONTINUARA EN EL PROXIMO NUMERO)

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ACORE ¿ Política o Politizada?

Vicealmirante (r) CARLOS E. OSPINA CUBILLOS

Los recientes cambios constitu­cionales y políticos, pero en espe­cial las nuevas inquietudes que en buena hora surgieron dentro de los Oficiales Retirados, han dado pie a interesantes polémicas sobre las funciones de ACORE en el campo político, discusiones éstas que den­tro de un buen entendimiento y res­peto mutuo imprimirán nuevos rumbos a nuestra Asociación.

Dentro de los cambios propues­tos para los nuevos Estatutos, quizá el más interesante se refiere a la posición de Acore, como Asocia­ción, formando un partido o movi­miento político, o quizá lo más rea­lizable, respaldando como tal a un determinado líder (ojalá propio) o a un partido ya establecido.

Esta modificación sería un cam­bio grande en el funcionamiento de Acore y bien vale la pena que se analicen sus pro y contras, partien­do del principio real de que a pesar que las metas planteadas y busca­das cumplen con las más ansiadas y justas aspiraciones de bienestar de los asociados, el camino político para llegar a ellas es totalmente in­cierto, no es una línea recta y nor­malmente implica caminos laterales, muchos de ellos con rutas difíciles de transitar. En nuestra Colombia clientelista y politizada, debe pre­veerse que cualquier movimiento o candidato político nuevo o inde­pendiente requiere de muchas lu­chas y campaflas antes de afianzarse y triunfar.

¿Cómo sería la actuación de Acore en un proceso político?

Esta pregunta debe responderse con la previa defmición de qué es lo que normalmente busca una Asocia­ción cualquiera. Una Asociación. ya sea de agricultores. de comer­ciantes, de cafeteros o de pensiona­dos, lo que busca es el bien común de sus asociados y para ello los reúne, sirve de foro, medio de co­municación, encauza sus inquietu­des, junta sus aspiraciones y facilita el proceso para que éstas sean escu­chadas por los directivos del país y los 1 íderes que busquen o encuen­tren conveniente servirle de voceros. Hasta aquí la labor de la Asociación ha sido ideal, ha sido de confrater­nidad, de unión de sus socios y de entendimiento ya que las aspiracio­nes de bienestar de sus integrantes y sus puntos de servicio a la comu­nidad son normalmente muy pareci­dos. En el proceso político, el paso siguiente sería el de escoger la per­sona, el partido o la ideología que busque solución a esas aspiraciones. Esto ya es algo delicado, en lo cual históricamente las Asociaciones se cuidan de tomar ingerencia porque son conscientes que cada sector presentará soluciones diferentes que implicarán una división entre los socios.

Como analizamos anteriormente vemos cómo las aspiraciones presen­tadas unieron a los integrantes de la Asociación, pero el paso siguiente o sea escoger a la persona, el parti­do o la ideología que busque solu­ciones a esos requerimientos, ya re­presentarán el punto de una real separación de criterios por la senci­lla razón de que cualquier político honrado no prometerá solamente

soluciones sino deberá considerar el cómo solucionar y fmanciar las me­didas propuestas, y aquí aflorarán puntos que afectan en un mayor o menor grado a los futuros votantes: ¿Nuevos impuestos? ¿Privatiza­ciones? ¿Recortes en otros campos sociales? ¿Nacionalizaciones? ¿Ca­jas de Retiro comunes? ¿Nuevos Estatutos de carrera?... Buenas, re­gulares y problemáticas soluciones que cada político debe negociar dentro de un concepto macro del Estado y de todos sus votantes, no sólo de sus electores militares retirados, que desafortunadamente y con el ejemplo de elecciones pasa­das no somos unidos ante un nom­bre (ejemplar y dignísimo en casos pasados) ó ante un ideal político. La escogencia del camino a seguir y la bandera política a defender según los intereses de cada persona. necesariamente implica profundas divisiones según las alternativas, ideología, metas, etc., de cada can­didato. Cada grupo defenderá la solución de sus metas con vehemen­cia y en algunos caso!. puede hacer­lo en forma radical. Es difícil pensar, conociendo nuestra idiosin­crasia, que la unidad que hubo al plantear las necesidades. se manten­ga cuando se hable de cómo resol-

ft V"> Mf\- IIC O Q¡,t t' De'"''~' f'St¡r e-r ,.,.ti C·UCS.~ • ur "' '"""' 1 f"!'\00 lf'\1ff911ndO V 'Obflr'\00 1 ll vfl w ~Qnd1 ll'ereet «re(bte vff~d) Utttd tl~t pi e~W•O ~ a;t orOductos '1 en fl "'O"'fru o rn.si'T'O en Qv« t1.t Cl eflle los ttl ' ' Ot ~""o he• N! ~ l•t·~tuO·,.,O' ..¿_... ~n,ipodov~•O'

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verlas administrativa, económica y que afectan en forma diferente a burocráticamente. Normalmente el cada individuo. Esta lógica división caso llega al enfrentamiento electo- no debe llegar ni afectar al núcleo ral con un grupo triunfador y varios mismo de la Asociación, porque derrotados, grupos que tras la dura ello significa sectorizarla y negar la contienda política. deberán seguir posibilidad de que tras el proceso unidos a través de una Asociación, electoral, vuelvan a aglutinarse ven­que ajena a los enfrentamientos cedores y vencidos en un centro partidistas, seguirá siendo el sitio imparcial, ya sea a festejar las ven­de reunión, discusión, consulta y tajas obtenidas o buscar nuevas es­análisis de lo sucedido política- trategias para el futuro político que mente, siendo punto de partida para normalmente no es pleno de éxitos continuar la búsqueda de soluciones en sus primeros pasos. y beneficios.

Hagamos de Acore un foro libre En conclusión podríamos decir y respetuoso donde podamos escu­

quc el proceso político tiene una char, reunir, analizar nuestras aspi­etapa inicial que requiere el conocer raciones y la de los directores polí­las necesidades y aspiraciones de los ticos del país, un foro donde pue­individuos. lo cual se facilita a tra- dan nacer líderes de nuestra propia ves de Organizaciones, Asambleas y familia, un foro que nos permita Asociaciones. Ellas unen la gente y escoger al mejor de nuestros reprc­pcrmiten hablar y escuchar a los sentantes, pero no matriculemos a políticos o surgir dentro de su mis- la Asociación con ningún movi­mo seno a sus propios líderes. El miento ni nombre en especial, roan­paso siguiente, desafortunadamente, tengámosla como eje central, curo­divide a la gente ya que implica pliendo la misión que le conocimos búsqueda de caminos y soluciones cuando ingresamos a ella. y que

NUESTRA CARATULA

ahora en nuestra vida ciudadana encontremos en ella orientación pa­ra la escogencia del mejor represen­tante; pero que su independencia, integridad y estabilidad no sea afec­tada por los naturales riesgos y divi­siones de la política, a la cual sin duda debemos ingresar y participar pero en forma individual e indepen­diente sin afectar lo ya establecido en nuestra Asociación.

Una respuesta a estas inquietudes sería aprobar una modificación a los Estatutos que dispusiera lo siguiente:

ARTICULO 2o.

Parágrafo: En los aspectos polí­ticos y religiosos', la Asociación facilitará, dentro de la ley y el res­peto mutuo, el intercambio de ideas y su libre exposición pero en ningún momento representará ni respaldará ninguna de ellas, manteniendo su independencia y neutralidad en es­tos dos campos.

Escudo de la Caja de Retiro de las Fuerzas Militares El Escudo de la Caja será el de una Orden

Militar de servicio superior, como corresponde a una entidad enfáticamente dirigida a ser so· porte moral y económico para quienes honro­samente pasaron a la Reserva de las Fuerzas Militares de Colombia.

Su forma es cuadrilonga, con punta en me­dio de la base y esmaltado todo su campo en el sinople que encarna la esperanza de que su· existencia será hasta la eternidad, llena de abundancia y libertad para amparar el bienes­tar de quienes dedicaron su vida al servicio del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea.

Sobre su campo y en el centro del Jefe, una trompeta en oro que representa la riqueza mo­ral de la institución, su fe en el futuro, su cons­tancia en la lucha para lograr sus objetivos y la invariable pureza de sus acciones. En esta trompeta, elemento de convocación por exce-

lencia dentro del medio castrense, se congre­gan los ideales de solidaridad de los tres com­ponentes de las Fuerzas Militares, que respon­den a un solo y unánime toque de reunión para librar su permanente lucha en beneficio de sus Reservas.

En la punta, tres figuras en oro así: coloca­do en palo y sobre el eje del centro, un fusil como símbolo del Ejército; en el cantón dies­tro de la punta un ancla en barra, representa­tiva de la Armada; y en el cantón siniestro de la punta, las alas en banda de la Fuerza Aérea.

Colocada en palo y sirviendo de soporte al Escudo, una espada en oro que por la natura­leza rica en virtudes de su metal representa la inmaculada justicia de sus acciones, por las cuales lucha sin término para perennizar su ideal de SERVICIO JUSTO Y OPORTUNO.

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LA CONSTITUCION libremente y difundir sus ideas y programas.

Y LAS RESERVAS DE LA FUERZA PUBLICA

Entonces, no se entiende que al­gunos de nosotros persistan en man- · tener para las reservas organizadas -dentro de los estatutos- la prohibi­ción constitucional que contiene el artículo 219. exclusivamente para la Fuerza Pública en servicio activo. en el sentido que no es deliberante y sus miembros no pueden ejercer la función del sufragio, ni interve­nir en actividades o debates de par­tidos o movimientos políticos. Es­te "autocercenamiento" ha sido inconveniente para las reservas de la Fuerza Pública. porque ha colocado a sus miembros en categoría inferior a la de ciudadanos y ha impedido que las directivas de las organizacio­nes sociales de las reservas busquen y obtengan espacios de poder públi­co a través del accionar político.

Brigadier General (r) HERNANDO ZU LUAGA GARCIA

Es un deber "participar en la vida política, cívica y comuni­taria del país". (Art. 95, num. 5 - Constitución Política de Colombza).

Son varios los artículos de la actual Constitución Política de Co­lombia que tienen que ver -directa o indirectamente- con las reservas de la Fuerza Pública. En efecto. algunos contienen expresiones taxa­tivas de derechos individuales y co­lectivos; y otros son susceptibles de interpretarse en tal sentido.

Una revisión somera de la Carta Fundamental nos ilustra sobre el tema, así:

El Artículo 14 se refiere al dere­cho de reconocimiento -que tiene toda persona- de su personalidad jurídica. Introduce, por consiguien­te. el derecho de asociación y la via­bilidad jurídica de nuestras organi­zaciones de la reserva.

El Artículo 23 consagra el dere­cho a la petición y a la pronta reso­lución de lo solicitado. Su contem­do empieza a dar sentido amplio al objeto social de nuestras organiza­ciones que, sin ver más allá, algunos han querido circunscribir al ámbito del afianzamiento de los sentimien­tos de solidaridad y compañerismo, que son lindos, pero en definitiva no conforman la totalidad de la

razón de ser de nuestras organiza­ciones de reservas.

El Artículo 38 garantiza concre­tamente el derecho de asociación para el desarrollo de las distintas ac­tividades que las personas realizan. Como reservas organizadas, nuestras actividades no pueden excluir o de­jar de lado en el objeto social la protección de los derechos adquiri­dos e intereses colectivos. de acuer­do a lo prescrito en los Artículos 88 y 89 de la misma Constitución.

El Artículo 40, por otra parte, se refiere al derecho que tiene todo ciudadano a participar en la confor­mación, ejercicio y control del Poder Público y. en forma taxativa. especifica lo que puede realizar pa­ra hacerlo efectivo: Además de ele­gir y ser elegido y tomar parte en todas las formas de participación democrática. puede constituir parti­dos, movimientos y agrupaciones políticas sin limitación alguna; pue­de, así mismo. formar parte de ellos

Para ratificar lo ilustrado en el párrafo anterior, desde otro ángulo. está el Artículo 9 5 el cual. refirién­dose a los deberes de la persona y el ciudadano -y ya no a los derechos-. en el numeral 5 obliga a "participar en la vida política, cívica y comu­nitaria del país".

Compañeros! Después de haber cumplido este ligero recorrido cons­titucional por los derecho:,, las ga­rantías y los deberes aplicable:, a las reservas como personas y como

SEÑOR SOCIO DE ACORE Promueva la defensa de nuestros

intereses atrayendo nuevos socios a la institución.

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asociaciones, entremos ahora a cier· tos artículos del Título que se refie· re a la participación democrática y de los partidos políticos:

El Artículo 107 garantiza a todos los nacionales el derecho a fundar, organizar y desarrollar partidos y mo­vimientos políticos; y a las organi­zaciones sociales, como las de las reservas, a manifestarse y a partici­par en eventos políticos. 1\o es ex­plicable, por consiguiente. seguir sosteniendo que los estatutos de las organizaciones sociales de las reser­vas deban mantener como prohibido lo que la ley de leyes manda o auto­riza como permitido.

El Artículo 108, complementando el contenido del 107. expresa en uno de sus incisos o párrafos que "Los movimientos sociales y grupos

significativos de ciudadanos tam­bién podrán inscribir candidatos".

En conclusión, los contenidos de Jos artículos esbozados quieren de­cir que las reservas de la Fuerza Pública. como organizaciones socia­les legales, pueden manifestarse y participar en eventos políticos y pueden inscribir sus propios candi­datos a los cargos y representaciones de elección popular.

¿Hasta cuándo nos daremos cuenta que sólo desde el poder po­dremos proteger nuestros derechos e intereses? Dejemos a un lado en nuestra vida civil el complejo de la no deliberancia, derrotemos de una vez por todas el miedo a la partici­pación política, reasumamos a ple­nitud nuestros derechos ciudadanos. Solo así. nos ahorraremos la vcr­guenza y el deshonor de estar

"mendigando" favores a las autori­dades, en lugar de exigirles nuestros derechos frente a su violación por acción u omisión; en cambio, lle­vemos a las ramas y órganos del Estado a auténticos representantes nuestros, a quienes podamos de­mandarles la salvaguarda de los de­rechos adquiridos so pena de revo­carles el mandato.

Para lograrlo, unámonos cuanto antes consciente y políticamente: así seremos fuertes y llegaremos al poder con muchos compatriotas de bien, para proteger nuestros dere­chos, la soberanía de nuestra patria hoy amenazada y la calidad de vida de nuestros compañeros -incluyen­do el servicio activo- y de todos los conciudadanos. a base de derrotar la inmoralidad y la corrupción im­perantes, ya sabemos donde y en quienes .

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l JURIDICOS 1

INFORMACION SOBRE TUTELA

DR. CIRO A. OCHOA DIAZ Auditor 25 de Guerra

CONTINUACION DEL NUMERO ANTERIOR

¿QUIEN PUEDE EJERCER LA TUTELA?

Según el artículo 86 de la Carta Política y los artículos lo. y 10 del primer decreto mencionado, (De­creto 2591 ), es titular del derecho de Tutela y puede ejercer la corre­lativa acción, toda persona humana, sin excepción, por sí misma o por quien actúe a su nombre, sin for­malidades y ritualidades, cuando sea vulnerada o amenazada en cualquier derecho fundamental; se­hace énfasis en que sólo la persona natural tiene este derecho, para excluir a las personas jurídicas; se da facilidad de acceso al J us Pos­tulandi - derecho de petición -a cualquier persona; aunque tenga limitaciones para otras actividades judiciales - interdictos, menores (Art. 14 Decreto 2591).

En el artículo 13 de la Constitu­ción, se prevé una especial protec­ción para quienes se encuentren en circunstancias de debilidad mani­fiesta por sus condiciones econó­micas, físicas o mentales, buscando no igualdad retórica ante la ley sino "igualdad palpitante ante la vida".

Cuando la persona se encuentra en situación física de no poder ejer­citar la acción, :-e faculta al defen­sor del pueblo para interponerla (Art. 46 Decreto 2591 ); en algunos eventos, también la pueden ejercer los personeros municipales (Art. 49 ibídem).

En el artículo 26 del mismo de­creto se mdica que la acción de Tute­la es desistible por quien la in .... tauró en cuyo evento se archivará el res­pectivo expediente.

Es importante aclarar que el JUez no puede iniciar o ejercitar la fun­ción que le corresponde. en la pro­tección de los Derechos Fundamen­tales, si no hay solicitud o petición; no hay acción oficiosa para poner en movimiento la acthidad del JUez; tiene que existir "reclamo·· de par­te interesada; en el desarrollo del proceso, es deber del juez impulsar el trámite de la acción y concluirla con pronunciamiento de fondo.

1 ¿cONTRA QUIEN SE DIRIGE? 1

Según los artículos 5 y 13 del decreto 2591 la acción de tutela

procede contra las autoridades de la República. contra el representante del órgano estatal que presunta­mente violó o amenazó un derecho fundamental.

También puede onentarse contra particulares, con las limitaciones es­tablecidas en el citado artículo 86 de la Carta, o sea, cuando están encargados de un serviCIO público; o cuando la conducta del particular afecta grave y directamente el inte­rés colectivo. o cuando el solicitan­te se halle en estado de subordina­ción respecto de quien se dirige.

La violación, en ambos casos, puede presentarse por acción o por omisión, por hacer o por no hacer; para ejercer la acción, no interí'sa que todavía no se haya manifestado la violación en acto jurídico (Art. 5 Decreto 2591 ).

El artículo 42 del Decreto 2591 especifica taxativamente cuáles son los derechos fundamentales protegi­dos con la acción de tutela contra particulares, a saber:

1) Cuando el particular (u organi­zaciones particulares) esté encarga­do del servicio público de educación para proteger los derechos consagra­dos en los artículos 13, 15, 16, 18, 19, 20, 23, 27. 29, 37 y 38 de la Constitución; si se trata de proteger otros derechos fundamentales no es procedente la acción.

2) Cuando el particular esté en­cargado de la prestación del servicio público de salud para proteger los de­rechos consagrados en los artículos 11, 13, 15 y 28, de la Constitución.

3) Cuando el particular esté en­cargado de la prestación de servicios públicos domiciliarios (agua, luz, te­léfono, gas, aseo, fax y similares); no se establece restricción en cuan­to a la naturaleza del derecho que se reclama.

4) Se puede dirigir contra una or­ganización privada (o contra el par­ticular que controla eficazmente la organización o sea el beneficiario

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Page 18: Revista Edición 78 AGO. 1993

real de la situación que originó la tutela) si el reclamante está en rela­ción de subordinación o indefensión con la organización; tampoco hay restricción en cuanto a la naturaleza del derecho que se busca proteger.

5) Cuando el particular viole o amenace violar el artículo 17 de la Carta Fundamental (libertad indivi­dual).

6) Cuando la entidad privada tenga banco de datos y deba corre­gir informaciones que hayan afecta­do al solicitante, (Art. 15 C.N.).

7) También procede la tutela contra particulares cuando se solici­te rectificación de informaciones inexactas o erróneas.

8) Cuando el particular deba actuar en ejercicio de funciones públicas.

9) Cuando el solicitante se en­cuentre en situación de subordina­ción o de indefensión respecto del particular, contra quien se interpu­so la acción, y actúe para tutelar la vida o la integridad personal.

lCOMO Y CUANDO SE EJER­CE LA ACCION?

El artículo lo. del decreto 2591 191 señala que "... todos los días son hábiles para interponer la ac­ción de tutela ... ", el artículo 10 ibídem agrega que dicha acción se puede ejercer ". .. en todo momen­to y lugar ... '; en el artículo 14 ejusdem se hace hincapié sobre el particular, al sefíalar que la acción se podrá ejercitar por escrito, o por telegrama, sin necesidad de Apode­rados y sin formalidad alguna; con ello se pretende acabar con el vicio muy arraigado en los funcionarios de dar prioridad a la forma sobre la esencia.

Sin embargo, para que la protec­ción pueda cumplir su cometido es conveniente o necesario que se aporten elementos ilustrativos co­mo: recuento claro de los hechos que la motivan; enunciación de los

derechos que se consideren viola­dos; nombre de la autoridad pública o del órgano estatal o del particu­lar, autor del agravio; nombre y lugar de residencia del solicitante y demás aspectos que se consideren importantes.

No se exige presentación perso­nal, ni autenticación aunque el pe­ticionario debe prestar juramento, de conformidad con lo previsto en el artículo 37 del decreto 2591.

La acción se puede ejercer ver­balmente cuando: a) en caso de urgencia; b) cuando el solicitante no sabe escribir; e) cuando el soli­citante es menor de edad.

Esta acción es procedente aún bajo los estados se excepción con­sagrados en la Carta Fundamental, a saber, en estado de guerra exte­rior (Art. 212 C.N.), en estado de conmoción interior (Art. 213 C.N.); y en estado de emergencia (Art. 214 C.N.) pues así lo contempla el artículo lo. del decreto 2591.

l QUIEN ES EL COMPETEN­TE PARA CONOCER DICHA ACCION?

El artículo 37 del decreto 2591, dispone, que son competentes to­dos los jueces de la República, to­mando el vocablo juez en sentido amplio, para incluir a jueces colegia­dos o magistrados de tribunales, Corte Suprema de Justicia y Corte Constitucional, con la única condi­ción de que tengan jurisdicción en el lugar donde ocurrieron los hechos que originaron la solicitud de tutela.

El Funcionario a quien le corres­ponde, debe sustanciarla "con pre­lación" a cualquier otro asunto (Art. 15 Decreto 2591); cuando deba realizarse reparto, éste se efectuará en "el mismo día y a la mayor brevedad ... " (Art. 8 Decreto 306); esta competencia no es dele­gable (Art. 15 Decreto 2591).

En estos casos, los jueces solo actúan como guardianes de la Cons­titución; se limitan a comprobar

que los actos u omisiones de las autoridades o de los particulares hayan causado o no agravio a un derecho constitucional fundamen­tal; esta función, por lo mismo, se puede ejercer independiente­mente de la especialidad que nor­malmente desempeñe el juez.

Este difuso control a cargo de los jueces es revisado por la Corte Constitucional; la inactividad de las partes (peticionario y autoridad acusada) no es pretexto para que el juez deje de realizar todas las actividades tendientes a no recaudar pruebas sobre lo afirmado por el peticionario y para no tomar de­cisiones de fondo.

Cuando se dirija contra la prensa y demás medios de comunicación, el competente es el juez del circui­to (inciso final del Art. 37 del De­creto 2591 ).

El artículo 40 del decreto 2591 contempla una competencia espe­cial, cuando se trata de tutelar de­rechos violados o amenazados en sentencias proferidas por jueces superiores (sic) tribunales, Corte Suprema de Justicia y Consejo de Estado; en estos casos, "será com­petente para conocer de la acción de tutela el superior jerárquico correspondiente".

Se indica, a renglón seguido, que de la providencia emanada de un magistrado conocerá el magistrado "que le siga en turno"; en otro pa­rágrafo, se dispone que de la sen­tencia de una sala o sección, cono­cerá la sala o sección "que le siga en orden".

En estos incisos, se prevé una competencia que no tiene superior jerárquico sino que regula la com­petencia entre iguales, magistrados, salas o secciones.

La Honorable Corte Suprema de Justicia, en providencia del 9 de diciembre de 1991, sin embargo, al estudiar una petición de tutela, formulada por Julián Peláez Cano y Luis Arias Castafío, contra una pro-

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encia del Tribunal Superior de edellín, se abstuvo de dar aplica­

ción al precepto señalado, basán­dose, al efecto, en la excepción de mconstitucionalidad, ya que el decreto, al parecer, viola los artícu­los 228, 234 y 235 de la Constitu­ción Nacional.

Es conveniente acotar, al respec­to, que la intención y decisión del constituyente del 91 fue la de con­sagrar la acción de tutela contra actos "de cualquier autoridad"; entre estos actos, se encuentran los pronunciamientos de cualquier sala o sección de las Altas Corporacio­nes de Justicia (Corte Suprema o Consejo de Estado).

La razón de ello estriba en que los derechos fundamentales de las personas pueden ser violados con providencias de altas corporaciones judiciales, que, como todo acto hu­mano, individual o colectivo, con­llevan al riesgo genérico de la equi­vocación y si no tienen medio de protección serían irremediables; además la supremacía de la Cons­titución no admite excepciones; se fija un término perentorio de 60 días, siguientes a la firmeza de la providencia, para instaurar la acción de tutela, bajo pena de caducidad de la acción, que es la pérdida del derecho de pedir tutela.

La Tutela es un mecanismo ex­traordinario y subsidiario que la constitución consagró en defensa de los derechos fundamentales, cuando no exista otra manera idónea para reclamar la protección del derecho vulnerado o amenazado, es decir cuando los medios ordinarios son insuficientes, en cada situación per­sonal y concreta.

Como se ha planteado que la acción de tutela contra providen­cias que ponen fin al proceso atenta contra el principio de cosa juzgada, causando así inconsistencia jurídi­ca, insoportable en una sociedad respetuosa del Estado de Derecho, se debe enfatizar que dicha acción está sometida a muchas condiciones, de modo que su campo de aplica­ción es reducido.

El profesor arriba citado enseña que para la aplicación de tutela con­tra providencias judiciales que pon­gan término a un proceso se requie­ren las siguientes condiciones:

"... que la lesión del derecho sea consecuencia directa de la providencia;

... que (la lesión) esté contenida en la parte resolutiva; . .. que sea manifiesta la violación del derecho; . .. que se hubieran agotado todos los recursos en la vía judicial; ... que no exista otro mecanismo idóneo para reclamar la protec­ción del derecho ... ".

En el inciso final, del parágrafo lo., del artículo 40 del decreto 2591, se dispone tajantemente que la acción de tutela, no es proceden­te, por errónea interpretación judi­cial, ya que para atacarla existen mecanismos apropiados en el desa­rrollo de las instancias, incluyendo la acción de revisión; ni para con­travertir pruebas, pues esta contro­versia debe adelantarse en el trámite ordinario.

En el parágrafo 2 se contempla que el ejercicio temerario de la ac­ción de tutela por parte del apode­rado genera sanción disciplinaria.

En el parágrafo 3 se aclara que la solicitud de tutela no suspende la ejecución de la sentencia.

En el 4 se enfatiza que no proce­de la tutela contra fallos de tutela.

La Sala 7 de revisión de Acciones de tutela de la Corte Constitucional, por mayoría, en una acción de tu­tela interpuesta por Jesús María Jiménez Rodríguez contra una pro­videncia de un juez de familia que le prohibía la salida del país, exten­dió la tutela aún a los autos interlo­cutorios, cuando se cumplan tres (3) requisitos:

a) Que el afectado haya apelado el interlocutorio conforme a la Ley; b) que su petición haya sido negada y e) que la violación flagrante del

derecho fundamental sea consecuen­cia de la decisión cuestionada (los doctores Ciro Angarita Barón y Eduardo Cifuentes Muñoz dieron la mayoría y el doctor Jaime Senón Greinffestein salvó el voto- El Tiem­po 27-Jun.-92).

Recordemos una vez más que es­ta acción se ejerce solamente para proteger derechos fundamentales individuales pues para los colectivos existen otras acciones (art. 88 y 89 C.N.).

Estando eleborado el presente trabajo, se conoció (Tiempo 2-0ct.-92) una información, según la cual "se cayó la tutela contra senten­cias" ya que la "tutela no puede concebirse como un instrumento que ponga fin a la seguridad jurídica y transforme en interminables los litigios civiles, penales, contencioso administrativo, etc ... "; la prolonga­ción indefinida de los expedientes en el tiempo viola también el dere­cho constitucional del acceso a la justicia "porque atiborra los despa­chos y les impide cumplir con los procesos en curso, por estar revisan­do los que ya se habían fallado".

1 lCOMO SE FRENA EL ABUSO? 1

El artículo 27 inciso final del decreto 2591 señala que si "la tu­tela fuere rechazada o denegada ... " se condenará al demandante al pago de costos cuando se estimare que incurrió en temeridad.

El artículo 38 del decreto 2591 prevé otra sanción para quien ejer­cite la acción con temeridad, consis­tente en que los fallos que se pro­duzcan le serán adversos, con pres­cindencia de las razones que apo­yen la petíción y de las pruebas que obren en el expediente.

Hay otra sanción dirigida a los abogados que promuevan la presen­tación de varias acciones por los mismos hechos y derechos, consis­tente en suspensión de la tarjeta profesional hasta por 2 años; si hay reincidencia, esta suspensión es de­finitiva, lo cual está en concordan-

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cia con el parágrafo 2 del artículo juez pueda ordenar que el derecho (art. 1 decreto 2591 y 2 del decreto 40, ya mencionado. cuestionado se ejerza libremente 306/92).

(art. 23); Se considera que hay temeridad

(atrevimiento, imprudencia, irre­flexión, osadía) cuando: a) las va­rias acciones de tutela se originan en los mismos hechos y se preten­dan los mismos derechos; b) se pre­senta ante varios jueces o magistra­dos; e) se presenta por la misma persona o por su representante le­gal (hay unidad entre reclamante y representante), ante varios jueces; d) no haya motivo expresamente justificado para ejercer la acción.

Quien instaure una acción de tutela debe cerciorarse previamen­te de que no existe otra vía para la defensa judicial de sus derechos porque si el juez establece que hay otros medios de defensa debe de­negar la tutela remitiendo a las vías comunes.

TRAMITE Y TERMINOS

La acción de tutela se tramita mediante un procedimiento prefe­rente y rápido; el funcionario que reciba la petición de tutela debe darle prelación, posponiendo cual­quier asunto de otra naturaleza, salvo el Habeas Corpus (art. 15 de· creto 2591 que tiene otro trámite más rápido con duración máxima de 36 horas, art. 30 y art. 430 y ss. del C.P.P.).

Esta misma norma garantiza la rapidez del procedimiento fijando brevedad de términos, así:

- 3 días para que el demandan­te corrija la solicitud (art. 17 );

- 3 días para que la autoridad o el órgano respectivo rindan in­forme o envíen la documentación requerida (art. 19);

- 3 días para rendir informa­ción adicional (art. 21);

- 10 días para concluir el trá­mite de la acción (art. 29);

- 48 horas para cumplir el fa­llo de tutela y 48 horas para que el

· 48 horas para que el superior cumpla el fallo que el inferior desa­tendió y 48 horas para abrir inves­tigación contra el superior renuente a cumplir el fallo de tutela (art. 27);

- 3 días para impugnar el fallo (art. 31);

- 2 días para enviarlo al superior; 20 días para fallar en Segunda Ins­tancia y 10 días para enviarlo a revi­sión a la Corte Constitucional (art. 32);

- Es necesario recalcar que estos plazos son improrrogables (art. 15 ).

El transcrito artículo 86 de la Carta Política prevé " ... que en nin· gún caso podrán transcurrir más de diez días entre la solicitud de tute· la y su resolución".

! IMPORTANCIA DE LA ACCION 1

No se crea que la acción de tutela sirve para todo; ella se ha estructu­rado para defender solamente los derechos de rango constitucional

La importancia de la acción va más allá de la que puedan tener los derechos que defiende; porque es un instrumento para garantizar la eficacia de los derechos fundamen­tales individuales consagrados en la Carta Política; no es un derecho más sino un mecanismo para defen· der el imperio de la Constitución, en lo referente a los derechos fun­damentales de las personas.

Los derechos consagrados en la Carta tienen su soporte en los pac­tos internacionales suscritos por Colombia.

BIBLIOGRAFIA

- Constitución Política de Colom­bia-1991

- Código Civil - Código de Procedimiento Penal ·

Decreto 2700 (30-Nov.-91) - La Tutela· Profesor Jorge Arenas

Salazar · 1992 - Los Derechos Fundamentales en

la Constitución de 1991 ·Manuel José Cepeda· 1992

- Decreto 2591/91 y 306/92

12-24-12 10-30-10 14-14-14 10-20-20 17-6-18-2

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UNA IMPUGNACION TEMERARIA

Mayor (r) Abogado LUIS GUILLERMO GALINDO QUEVEDO

Este escrito hace relación a la impugnación presentada el 30 de Marzo de 1993 y que pretendía dejar sin piso la voluntad soberana de la Entidad de máxima jerarquía cual es la Asamblea General Ordinaria, que marca la pauta o el destino de la "ASOCIACION DE OFICIALES EN RETIRO DE LAS FUERZAS MILITARES".

A manera de ilustración, quiero dejar registrados los hechos jurídi­cos y consecuencias de una impug­nación temeraria hecha a las deci­siones soberanas de la Asamblea General de Socios de ACORE, no sin antes anotar que la Asociación de la cual nos ocupamos es de las que la Ley contempla como sin áni­mo de lucro y de las que se ocupan para su estudio los Arts. 633 al 652 del Código Civil, dentro de los cua­les es importante resaltar el Art. 638 donde se deja expresa constan­cia que la mayoría de los miembros de una corporación con derecho a voto deliberativo constituyen la voluntad de la Corporación, volun­tad que es soberana e inalienable. Por esta razón fundamental no se puede ni siquiera pensar que en una Asamblea de la Asociación de Ofi­ciales en Retiro de las Fuerzas Mili­tares se den manipulaciones grotes­cas como las que hicieron parte de una impugnación, que afortunada­mente hoy es caso juzgado. Se de­cía en esa oportunidad que a causa de esa manipulación no se permitió hacer una investigación imparcial por un tribunal especial a fin de

determinar si se podría remover o nó el Presidente o representante le­gal de esta Asociación. Al respecto se anota que el hecho de remover un Presidente o revocarle el manda­to no es ni mucho menos la aplica­ción de una sanción disciplinaria; es simplemente la voluntad soberana de una Asamblea de socios, querer en este caso adoptado por abruma­dora mayoría.

Efectivamente el Art. 33 de los Estatutos, no estipuló procedimien­to especial para remover al Presi­dente de la Asociación, como sí es­tá determinado para los socios acti­vos y efectivos que no tienen dicha jerarquía. Lo cual quiere decir que para revocar el mandato a la perso­na que ostenta la jerarquía de Presidente no se requiere sino la simple y llana voluntad soberana de la mayoría de los socios.

Referirse al Art. 29 de la nueva Constitución Política de Colombia para hablar del debido proceso es desviar la voluntad soberana de la Asamblea General de socios al ám­bito judicial y administrativo. V ale

la pena ser claro cuando se afirma que en estas decisiones no se está juzgando a nadie; simplemente se está revocando el mandato del Presidente de la Asociación, como un acto potestativo de la Asamblea.

El punto segundo de la impugna­ción habla de que la Asamblea fue "manipulada" por un número con­siderable de socios. El diccionario de la real academia de la lengua, explica el término "manipular" como la acción de arreglar con las manos o de arreglar un negocio, acepciones que no tienen cabida en este caso porque poco y nada se puede hacer para provocar un acto de voluntad de los asambleístas, máxime si subrayamos que se trata de Oficiales de las Fuerzas Militares, maduros y con un criterio bien for­mado. Por eso hablar de que se ha violado el Art. 15 de la Constitución Kacional por el sólo hecho de revo­car un mandato, no tiene presenta­ción: no estamos, repito, ante la posibilidad de sancionar unas faltas sino ante el hecho histórico de revo­carle el mandato al Presidente de una Asociación, en defensa de la misma, para conservar su integridad y supervi\'encia. Ahora, si existen la conciencia y el conocimiento de que se cometieron faltas sanciona­bles, no se ha perdido la oportuni­dad para hacerlo y sería del caso darle aplicación formal e interpre­tativa al Art. 25 de los estatutos de ACORE.

Tampoco se puede argüir que se trata de actuaciones personales e íntimas del Presidente o de algún miembro de la Asociación porque el actuar en desarrollo de un puesto directivo como el de Presidente, despierta la expectativa de que ese actuar sea o nó en beneficio de la institución y por eso los hechos relacionados con el ejercicio del mandato de Presidente no pueden hacer parte de su vida íntima y per­sonal y no se puede abusar, a nom­bre de un mandato, para correr una cortina de humo que le quite clari­dad y nitidez a las actuaciones que requieren de estos atributos.

En el punto tercero de la impug-

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nación se invoca el Art. 258 de la Constitución Nacional que habla del voto como un derecho y un de­ber del ciudadano en todas las elec­ciones, desviando la atención al no mencionar que se está hablando de las elecciones y de la organización electoral en desarrollo de los pro­pósitos políticos de la Nación para proveer los altos cargos del Estado como Presidente de la República, gobernadores, etc. Sería despropor­cionado pensar que a la Asociación Colombiana de Oficiales Retirados le corresponde desarrollar una ma­quinaria electoral para manifestar la voluntad soberana de revocar el mandato al Presidente de la Asocia­ción. Los estatutos de la Asociación no establecen procedimiento alguno que nos lleve a la conclusión de po­der determinar que se violó norma alguna.

La Asamblea General, como máxi­mo órgano de la Asociación, toma sus decisiones soberanamente sin un procedimiento predeterminado. Por eso, cuando el mismo impugnante afirma que un número considerable

de socios formuló cargos contra el Presidente, lo que hace es demostrar que las decisiones allí tomadas con­taron con abrumadora mayoría.

Por las anteriores consideraciones, el Ministerio de Trabajo en la Reso­lución 2417 del 10 de Agosto de 1993, originaria de la División de Empleo y Seguridad Social, que se transcribe a continuación, resolvió:

MINISTERIO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL

RESOLUCION NUMERO 2417 (DE AGOSTO 10 DE 1993)

Por medio de la cual se resuelve una petición.

EL JEFE DE LA DIV ISION DE EMPLEO Y

SEGURIDAD SOCIAL (E) DIRECCION REGIONAL

SANTAFE DE BOGOTA, D.C. CUNDINAMARCA

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CONSIDERANDO

Que por Auto de fecha 4 de ma­yo de 1993, se comisionó al suscrito para adelantar las diligencias rela­cionadas con la Impugnación de la Asamblea General de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares "ACORE", celebrada el día 26 de marzo de 1993, según escrito radicado bajo el número 8330 del 30 de marzo de 1993. Que son argumentos de los Impugnantes: la violación en esta Asamblea de los siguientes artículos de los Estatutos: Artícu­lo 33 numeral e), Capítulo V, Ar­tículos 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26 (Régimen Disciplinario) y los si­guientes artículos de la Constitución Nacional: Artículos, 15, 29, 38, 258.

PARA RESOLVER SE CONSIDERA:

Sobre el primer aspecto para el Despacho es claro que la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares "Acore", está conformada como se puede ob­servar en el Capítulo II Artículo 4 de los Estatutos por los Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares, lo que nos lleva a pensar sin temor a equivocarnos que no es posible co­mo lo dicen los impugnantes mani­pular a personas con un grado de instrucción como lo tienen los afi­liados de "Acore"; ahora bien, es importante resaltar que lo dicho por el impugnante en su escrito a folio 14, en donde asevera que un número considerable de socios (subrayado del Despacho) formula­ron cargos al General Pinzón Caice­do, lo que según lleva a pensar que la Asamblea de Acore celebrada el 26 de marzo del presente año, se realizó y las decisiones tomadas fueron por mayoría, circunstancia de mucho valor para el suscrito por representar por sí mismo este hecho el de mayor importancia para resol­ver la presente investigación.

Otro aspecto a que hace alusión

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fue el de no permitirse por un tribu­nal especial hacer una investigación previa a la decisión tomada por la Asamblea; al respecto el artículo 33 de los Estatutos en donde se con­templa la figura de remover por mo­tivos graves, a juicio de la Asamblea, al Presidente de la Asociación no establece un procedimiento especial, como sí lo hace para los socios acti­vos y efectivos que no tienen la je­rarquía del Presidente, el Artículo 20 y subsiguientes. También es ar­gum<.>nto de los impugnantes el pre­cepto constitucional del Artículo 258 que hace referencia al sistema de votación; sobre este aspecto la norma estatutaria no establece pro­cedimiento alguno lo que nos lleva a concluir que en virtud a la facultad plena y soberana de la Asamblea General como máximo órgano de la Asociación ésta toma sus decisiones soberanamente sin un procedimien­to predeterminado.

Finalmente se deja constancia, que el Despacho citó para audiencia a los impugnantes: Héctor Ramírez

Sánchez, Germán Gutiérre:2. y Luis Becerra Riveras, compareciendo úni­camente el Señor Germán Gutiérrez.

Por lo anterior y analizados los documentos aportados por las par­tes, el !>uscrito considera que la Asamblea de la Asociaci0n Colom­biana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares, ·' Acore", cele­brada el 26 de marzo de 1993, se llevó a cabo dentro de la Ley y los Estatutos y así deberá pronunciarse el Despacho.

En mérito de lo expuesto,

RESUELVE

ARTICULO PRIMERO. No aceptar la impugnación presentada a la Asamblea realizada por la Aso­ciación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares "Acore", el día 26 de marzo de 1993, según escrito radicado bajo el No. 8330 del 30 de marzo de 1993, por lo expuesto en la parte motiva de la presente Providencia.

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ARTICULO SEGUNDO. Contra la presente Providencia proceden los recursos de Reposición y Subsi­diariamente el de Apelación inter­puestos fundamentadamente dentro de los cinco ( 5) días siguie"ltes a la notificaciÓn personal o a la desfija­ción del Edicto, el primero para ante este Despacho y el segundo pa­ra ante el Director Regional Santa­fé de Bogotá, D.C., Cundinamarca.

NOTIFIQUESE Y CUMPLASE

Dada en la ciud&d de Santafé de Bogotá, D.C., a los 10 días del mes de Agosto de 1993.

EDGAR CASTELBLAr-..:CO CARDO SO

Jefe División de Empleo y Seguridad Social (E)

BLANCA l. CORTES C. Secretaria

Mayor (r) Abogado lsaías León García Gerente

EDIFICIO BOCHICA CARRERA 13 No. 27-00 OF. 605 TELEFONOS: 286 23 09-283 88 82-283 88 62 SANTAFE DE BOGOTA, D.C.

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Page 24: Revista Edición 78 AGO. 1993

( ECONOMIA 1

Comentarios al proyecto de nivelación salarial

Tte. Coronel (r) JORGE ARTURO SANCHEZ MORALES 2o. V ICEPRESIDENTE A C O R E

COMENTARIOS AL PROYECTO DE NIVELACION SALARIAL

Con muchísima expectativa los Cuadros de las reservas de las distin­tas Fuerzas estábamos esperando un pronunciamiento del Sr. Ministro de Defensa con relación al Artículo 13 de la Ley 4a. de 1992 ( 18 de Mayo) que todavía está sin reglamentar.

Veamos primero que es la Ley 4a. de 1992 y su Artículo 13. En el mes de Febrero de 1992 el gobier­no nacional presentó al Congreso un proyecto de ley para pagar a to­dos los servidores del Estado y aca­bar con los regímenes especiales. Paralelamente, había en tránsito sendos proyectos de ley de nivela­ción salarial en las dos Cámaras y, a su vez, los Agentes de la Policía anunciaban un paro nacional requi­riendo mayores salarios. El gobierno como respuesta declaró la "emer­gencia económica" y expidió el de­creto 335 fijando nuevos sueldos y creando la Prima de Actualización como "retorno a la experiencia". Así, fue posible que a comienzos de Mayo, se gestionara el Artículo 13 de la Ley 4a. con la ayuda de varios parlamentarios, de todos co­nocidos, y el gobierno, a su vez, so-

licitara le aprobaran el Parágrafo al artículo en mención alegando la falta de presupuesto para atender la obligación en el momento.

Desde esa fecha, Mayo de 1992, hemos insistido en la reglamenta­ción de la Ley presentándole al Sr. Ministro de Defensa distintas pro­puestas que pueden sintetizarse en lo siguiente:

* Continuación de la Escala Gra­dual Porcentual Salarial ya estable­cida para los grados de General a Coronel y sus equivalentes en la Armada, para cubrir los rangos de Tte. Coronel hasta Cabo Segundo y sus equivalentes en la Armada, sobre el total de Jo devengado en todo tiempo como reza en el decre­to-ley 921 y no sobre los sueldos básicos.

** Como dice el espíritu, la fi­losofía y taxativamente la Ley 4a. en su artículo 13, establecer solo una escala gradual porcentual sala­rial del grado de General hasta Cabo Segundo y sus equivalentes en la Armada para el servicio activo y los retirados " ... para nivelar las remu­neraciones del personal activo y re­tirado ... " y cerrar la brecha estable­cida entre el grado de Coronel y Tte. Coronel a causa de las primas

fijas el primero y las primas varia­bles los segundos.

*** Gestionar la aplicación del "principio de oscilación" que los re­tirados tenemos derecho desde la Ley 2 de 1945, no se quiere aplicar y no podemos perder.

**** Establecer por escrito el aporte aproximado de esta nivela­ción salarial para el cumplimiento de la ley en mención para las próxi­mas vigencias fiscales. (Desde 1993 a 1996).

***** Aplicar el 45% como Sueldo Básico y el 55% como pri­mas a quienes en la actualidad están en los grados de General a Coronel y sus equivalentes en la Armada.

En la fecha y haciendo justicia a la verdad, es mucho lo que el Gobierno, nuestro vocero y amigos en el Parlamento han hecho por ha­cer cumplir esta ley, y como se trata de una Ley Marco que cobija grandes campos de la actividad na­cional, ésta tendrá que ser cumplida, analizada y reglamentada por el Gobierno nacional mediante decre­tos que faciliten su ejecución y es aquí, cuando el personal retirado debe ejercer la mayor vigilancia y toda la actividad que le sea posible, para no permitir que en las asesorías jurídicas se desvíe el sentido favo­rable que contiene la Ley para los militares y como ya ha ocurrido en otras ocasiones so pretexto de in­terpretarlas se cercenan los benefi­cios conseguidos.

Para 1993, el Gobierno expidió el Decreto 25 (7 de Enero) que cu­brió al personal de oficiales, subofi­ciales, agentes, soldados, alumnos, civiles al servicio de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional.

Bajo los parámetros de la "Teo­ría del Retorno a la Experiencia" se generaron los incrementos para los sueldos básicos y fue así como al sueldo básico del Tte. Coronel se le aplicó el 34.03% (el más bajo de todos los grados) y fue el punto de disloque de donde partieron to­dos los aumentos lo cual no cerró

24ACORE~~~~~==================================~~==~

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la brecha ni se le aplicó la teoría del retorno a la experiencia.

El mismo Decreto estableció para llevar a cabo el Programa de nivela­ción salarial tanto para el personal activo como al retirado el valor de su costo que es de $244.000'000.000, a precios del año 1992 aplicados en las vigencias de 1993 el 9%, en 1994 el35%, en 1995 el28% yen 1996 el 28% . Aunque parezca torpe y ofensivo explicar, es conveniente para muchos decirles que este por­centaje se refiere no a un aumento anual ni previsto sino al porcentaje por distribuir del gran monto total.

Para el pago del mes de Junio de 1993 la Caja distribuyó un boletín del Sr. Ministro de Defensa Nacio­nal, bien conocido por todos noso­tros, que nos produjo diferentes sentimientos. El Presidente de ACORE preocupado con esta situa­ción expuso en un almuerzo de tra­bajo a los Jefes de los Departamen­tos de Personal de las Fuerzas y del Comando General de las FF .MM. la situación que nos inquieta y luego trató el asunto por interme­dio de uno de sus Vicepresidentes con el ánimo de llevar a los respec­tivos Comandos las inquietudes de sus asociados. A su vez, teniendo en cuenta que el mismo Boletín afirma que pueden producirse cam­bios para mejorar lo anunciado. el suscrito le envió algunos comenta­rios al proyecto del Sr. Ministro de Defensa, con copia a los seño­res Generales Comandantes de Fuerza y al Comando General de

las FF.MM. y que pueden resumirse en lo siguiente:

* Resulta extrafio para el perso­nal de todas las Fuerzas la desar­ticulación de la estructura orgánica de la Fuerza Pública al sacar el gra­do de General del escalafón y de su respectiva escala salariaL dentro del sistema de asignaciones mensuales y ésto se ha interpretado como el deseo de asignarle emolumentos di­ferentes a la de los dos grados de General que le anteceden. Desde el nacimiento del Ejército hasta la fecha. el escalafón y sus salarios se han tratado como un todo; desde Cabo Segundo hasta General de la República u Oficial de Insignia.

Los inquietados hacen aparecer esta situación como un rompimien­to de lo tradicionalmente caracte­rizado por la unidad y el espíritu de cuerpo, condiciones que se cons­tituyen esenciales para facilitar el mando e incrementar la eficiencia en el trabajo y por consiguiente en el combatl!.

* El proyecto presentado no sa­tisface las expectativas en los grados de Teniente Coronel o Capitán de Fragata hacia los grados inferiores pues lejos de cerrar la brecha ya estabkcida este Proyecto de ~ive­lación Gradual Porcentu.il Salarial hace más exagerada la diferencia entre el grado de Coronel y Tenien­te Coronel que sin mediar condicio­nes especiales diferentes a tiempo y permanencia. para el año 1996. ten­drá una diferencia salarial la mayor

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y más exagerada de todos los grados de Oficiales y Suboficiales. Por consiguiente, la brecha sigue en donde estaba pero ahora acrecen­tando su valor diferencial.

* Los Decretos 921 del 2 de Junio de 1992 y el 025 del 7 de Enero de 1993, establecen para al­gunos grados el porcentaje tomado de la totalidad que por todo con­cepto devengan los Ministros del Despacho en todo tiempo.

Sin embargo. el proyecto referi­do determina como innovación que el porcentaje de la Nivelación se ha tomado del sueldo básico del grado de Mayor General o Vicealmirante sin fijarlo en porcentajes del total que en todo tiempo devengue este grado. Situación muy diferente a la que venía rigiendo para los gra­dos que han disfrutado hasta ahora de los beneficios de esa escala. Pa­ra que no tome cuerpo la discrimi­nación en este sentido lo ideal y lo ordenado por la Ley es que se defina el porcentaje salarial tomán­dolo no del sueldo básico sino del total de los haberes que en todo tiempo devengue el grado tomado como referencia

* La teoría del "retorno a la experiencia" no se cumple ni se ha cumplido para el Teniente Co­ronel o Capttán de Fragata, pues todos los grados lo obtienen en for­ma creciente menos en éste, en el que sin razón ni lógica se le ha de­jado la mayor diferencia salarial con el grado inmediatamente supe­rior. Cuando un Teniente Coronel, si de tiempo y experiencia se tra­ta. tenemos que tener en cuenta que lleva un mínimo de 22 años de servicio. es fruto también del curso de Lstado Mayor y es además quien se encuentra en contacto directo con las tropas y con las circunstan­cias del orden público en las dife­rentes y apartadas regiones del país. "o tiene diferencia con el grado de Coronel para un distanciamiento salarial tan grande. El proyecto, así también pretende abolir la cuan­tía de la Prima de Estado Mayor que es un estímulo de la profesión

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y dignidad creada para la jerarquía militar a partir de este rango.

La proyección incrementa el 232.5% en cuatro años para el gra­do de Mayor o Capitán de Corbeta. Es el más alto incremento de todo el escalafón militar y policial; no obstante no alcanza a llenar las ex­pectativas si se tiene en cuenta que la rama Ejecutiva, Legislativa y Ju­risdiccional lograron en el último año incrementos de más del 500%, reajustes éstos por demás cortos para los servidores del Estado; la Fuerza Pública para esta situación ya estaba rezagada antes de iniciarse el proyecto de Nivelación Gradual Porcentual Salarial.

* Se viene sosteniendo y comen­tando el gran peligro que representa continuar y reconfirmar algunos errores contemplados en los tres últimos decretos con estas brechas salariales las cuales no solamente están evidenciadas entre el Coronel

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y Teniente Coronel sino que ahora se abre la del General con la del Mayor General y la de éste con el Brigadier General y sus equivalen­tes en la Armada Nacional. Tam­bién se aprecia una brecha en forma desmedida entre activos y retirados, a todas luces inconveniente en una organización monolítica y ca­racterizada por su férrea disciplina, equidad, orden y ejemplo, que únicamente se rompe bruscamente cuando ahora se trata de asignación salarial. Es lamentable que se pre­tenda introducir con ella las divi­siones en la Institución que ha sido el pilar de la defensa de los de­rechos ciudadanos y de la democra­cia colombiana.

* El proyecto no contempla una información clara de la forma como se irá a desmontar la Prima de Ac­tualización del personal del servicio activo y de si ésta se hará respetan­do el "principio de oscilación".

* Tampoco es claro en el Pro­yecto cómo determinar la forma de aplicación de las primas fijas para unos grados y caprichosamente va­riables para los grados de Teniente Coronel a Cabo Segundo, y poder así cumplir el espíritu de la Ley 4a., artículo 13 de 1992.

Tratados pues estos asuntos en carta al Sr. Ministro, el 9 de Julio con oficio No. 6183 - MDSFR ­el Sr. Mayor General, Secretario General, cumpliendo instrucciones del Sr. Ministro de Defensa, comu­nica al suscrito que ese Despacho ha dispuesto que se estudien las propuestas.

Lo anterior, nuevamente nos obli­ga al reconocimiento de los esfuer­zos que el Gobierno nacional hace para propender por el bienestar de los servidores de la fuerza Pública a través de la tan anhelada Nivelación Porcentual Gradual Salarial.

, Unica obra hecha por colombianos para colombianos

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!INSTITUCIONES 1

CAJA DE RETIRO DE LAS

FUERZAS MILITARES

RESUMEN HISTORICO, CREACION Y DESARROLLO

La Ley 75 del 17 de noviembre de 1925, en su artículo 2o. instituyó el Sueldo de Retiro, para los Oficiales del Ejército, hecho que condujo a la creación de una Caja Espe­cial y particular dirigida por una Comisión de cinco miem­bros a saber: El Ministro de Guerra, el Comandante de Di· visión, el Intendente del Ejército, el Jefe de Servicio de Sueldos de Retiro, un Oficial Superior de la Guarnición de Bogotá y la misión militar extranjera que hubiere en el país, o uno de sus miembros. con derecho a voz en las deli­beraciones de la Junta.

Para atender el pago de los sueldos de retiro la Caja cons­tituyó sus fondos así: 1) Con las sumas pagadas por los oficiales; 2) Con una subvención de Ochenta ~1il Pesos ($80.000) que durante diez años daría la Nación a dicha Caja, y que sería pagada antes del 31 de diciembre de cada año, incorporándola el Gobierno en la Ley de Apropiacio­nes de la vigencia correspondiente; 3) Por cualesquiera otras donaciones o prestaciones que se le hicieran; y 4) Por los intereses que devengaran todas estas sumas.

Al fundar la Caja Especial, el Legislador previó que las donaciones privadas harían parte del patrimonio de la Co­misión de Sueldos de Retiro, circunstancia que motivó al señor Don Francisco Santamaría dignísimo nieto del señor General Pedro Alcántara Herrán a que por testamento, en el año de 1933, donara la mitad de sus bienes a la Caja. Estos bienes estimados en la suma de $17.092.22 y su inmediata valorización fueron la base de la estructura del Instituto.

La Ley de creación en su artículo ·12 estableció el aporte que debían hacer los oficiales del Ejército con derecho a sueldo, durante los cinco años siguientes a su retiro, equiva­lente al 10% de su sueldo mensual y para los oficiales en servicio activo un 3% también de su sueldo mensual.

Mediante la Ley 104 de l 927 se incorporó al personal militar de suboficiales del Ejército a la Caja Especial. para el pago de su sueldo de retiro, a quienes hubieren adquirido el derecho, destinándose anualmente y durante cinco años consecutivos, la cantidad de $30.000 pagados por el Tesoro Nacional a la Caja de Sueldos de Retiro de Suboficiales del Ejército. Los suboficiales en servicio activo aportaban con destino a la Caja de Retiro de suboficiales el 2% de su sueldo mensual.

Se consideró que con la subvención de S80.000 en 1 O años y con el aporte de los oficiales y suboficiales activos. la Entidad adquiriría la suficiente solidez económica para liberar al Gobierno de la obligación de recompensar presta· cionalmente a sus servidores militares. Las crisis fiscales nacionales, la situación de orden público interno, el creci­miento de las instituciones militares y la pronta jubilación del personal de oficiales y suboficiales no le han permitido lograr esta meta.

Con el transcurrir del tiempo la Caja de Retiro del Ejér­Cito se reestructuró con la incorporación de las otras fuer­zas. El Decreto 1680 de 1942 sumó a esta institución el personal de la Fuerza Aérea.

Posteriormente la Ley 100 de 1946 autorizó al Gobierno para reorganizar y unificar las Cajas de Sueldos de Retiro de las Fuerzas Armadas, con el fin de que funcionara una sola, que se denominaría "Caja de las Fuerzas Militares" la que tendría personería jurídica y patrimonio propio, cons­tituído por los capitales que se liquidaran y los recursos disponibles. El Decreto 240 de 1952 fusionó la Caja de Retiro de la Armada Nacional a la Caja de Retiro de las Fuerzas Militares.

El Decreto 1705 de 1960 vinculó la Caja de Retiro de las Fuerzas Militares al Ministerio de Guerra. hoy de Defen­sa Nacional. como Establecimiento Público. para efectos de dirección y control. lloy en día la Caja se adecúa a los supuestos legales de este tipo de entes descentraliLados :_ personería jurídica, patrimonio independiente, autonomía administrativa y desarrollo de funciones públicas, entendt· das como aquellas confiadas al Estado en razón de su natu­raleza intrínseca.

Desde la creación de la Caja en noviembre 17 de 1925 sus afiliados y beneficiarios han contribuido a su sosteni­miento con partes significativas de sus sueldos o asignacio­nes mensuales, gracias a las cuales ha sido posible que sus directivos obedeciendo al propósito en que se inspiró su afortunada creación. fueran conformando poco a poco el importante patrimonio que hoy posee y del cual deriva las rentas necesarias para completar las sumas que debe aportar mensualmente al pago de las asignaciones de retiro y pensio­nes a su cargo.

La Caja cumpliendo su objetivo fundamental, cual es el de reconocer y pagar las asignaciones de retiro y pensio· nes a sus beneficiarios como justa retribución que se otorga a este importante núcleo de la nacionalidad que es el perso­nal militar en uso de buen retiro, tras años de servicio a la Nación a través del reto y decoroso porte de las armas. ini­ció cancelando en 1927 cuatro sueldos de retiro y terminó el año pagando ocho asignaciones. En 1938. 192 oficiales

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Primera Página

tenían sueldo de retiro reconocido por Sentencia de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado; 60 suboficiales disfrutaban igualmente dicha prestación y en el Consejo de Estado cursaban trámite para el reconocimiento de sueldo de seis oficiales, lo cual indica que para dicho aiio los afiliados llegaban a la cifra de 258. En el año de 1946 la situación de beneficiarios era de 283 oficiales, 400 suboficiales. y 27 herederos para un total de 71 O bene­ficiarios. A 30 de junio del presente año la Caja contaba con 18.0b7 afiliados directos (3 225 oficiales y 14. 862 subofkiales) y 6410 beneficiarios. con un total de 24.497 personas que reciben los servicios de la Entidad.

PERSONAL MILITAR RETIRADO VINCULADO LABORALMENTE

A LA CAJA

CARGOS GRADOS

01rector General Señor General

NOMBRES

Pedro Nel Molano Vanegas

Ultima Pá¡lna

Subdirectores Señor Coronel

Seí'lor Coronel

Seí'lor Coronel

Jefes de Oficina Señor Coronel (Asesores)

Señor Capitán de Navío

Señor Coronel

Jefes de Sección Sefior Coronel

Seí'lor Coronel

Señor Teniente Coronel

Señor Mayor

Francisco J. Uribe Vargas Marco Livio Recalde J ácorne J osé Nehil Heredia Sabogal

Benjamín Castañeda Acosta

Ramiro A. Rodríguez Zarta Edgar Marino Motta Vargas

Annando A. F igueredo J irado

Hernán Zapata Vélet

Annando Avila Hernández

Efraín Santrich Manjarrés

28ACORE -------------------------------------------------------------

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Señor Mayor Guillermo Berna! Mendoza

Señor Mayor Luis G. Buitrago Martínez

Señor Mayor Henry Alvarado Constain

Señor Teniente Honorario Eduardo E.

Gourbert Laverde

Profesionales Señor Teniente Hugo Luis Anaya Peñaranda

Señor Subteniente José Ignacio Sánchez Orbegozo

Asistentes Administrativos Señor Sargento

Mayor José María Gómez López

Señor Sargento Primero Sergio

Pinzón Ochoa Señor Jefe Técnico José Darío

Correa Cadavid

Supervisores Señor Sargento Mayor Francisco J.

Zapata Castro Señor Sargento Primero José H.

Medina Arévalo Señor Suboficial Jefe Jaime Figueroa

Contreras Señor Sargento Primero Alvaro Vargas

López

Señor Sargento Primero José Luis

López González

Jefe de Almacén Señor Sargento Primero Jorge E.

Nova Calderón

Operarios Señor Jefe Técnico Nelson E.

Prieto Porras

Auxiliares Señor Sargento Viceprimero Gustavo

Montoya Ocan1po

POLITICAS DE LA DIRECCION GENERA L

- En todas las situaciones priman los intereses de la Caja de Retiro de las Fuerzas Militares.

- Para todos los actos y decisiones oficiales la norma es el estricto ceñimiento a la Ley y a la reglamentación vigente.

- Todos los asuntos relacionados con el bienestar del personal de planta y de los centenares de beneficiarios. se· rán motivo de prioritaria y permanente atención.

- Atender de la manera más cortés, rápida y eficiente posible a todas las personas que lleguen a la Caja de Retiro de las Fuerzas Militares, para solicitar alguna información o servicio.

Al contestar requerimientos telefónicos, hacerlo con la amabilidad y efectividad de que desearíamos ser objeto cuando nos correspondiera recibir respuesta por dicho me· dio. Tener presente que contactos telefónicos atendidos con responsabilidad aprestigian una institución.

- Las diferentes tareas rutinarias y eventuales, cuales­quiera que sea su importancia. se llevarán a cabo utilizando tan solo el tiempo necesario y los medios indispensables para desarrollarlas bien y oportunamente.

- Todos los trabajos deben adelantarse con base en un plan previo en el cual. las actividades de coordinación , re­quieren prioritaria atención .

- En los cargos directivos de todos los niveles la Previ­sión, la Coordinación y el Control. son insustituibles pro· motores del éxito.

- No obstante que se observa interés por atender bien a las personas que llegan a dependencias de la Caja en soli· citud de servicios. es necesario insistir en la conveniencia de mejorar aún más tan importante actitud, teniendo pre­sente que el factor tiempo (rapidez) es determinante para la evaluación del servicio recibido . Por lo tanto, es preciso tener presente la necesidad de servir siempre en forma acorde con el lema de la l:ntidad : "Servicio justo y opor­tuno", colaborando de esta manera en la conservación del prestigio de nue:>tra Caja de Retiro de las Fuerlas Mihtare~.

Participación permanente de todos, para propiciar y mantener excelentes relaciones personales y de traba· jo. entre los integrantes de la Caja, por ser ellos factor insus­tituible de éxito y bienestar.

- Permanecer alerta para identificar deficiencias inter­nas. corregirlas si corresponden al campo de las propias responsabilidades y atribuciones. o informarlas sin demora al Jefe inmediato. sugiriéndole soluciones.

El trabajo en equipo constituye una de las principales maneras de asegurar el éxito; por Jo tanto, debemos aprove­charla en el planeamiento y ejecución de nuestras funciones.

- Es preciso que la imaginación y capacidad de creativi­dad de los directivos de todos los niveles, y la mayor parte de su tiempo, sea utilizado diaria, paciente y sistemática­mente en actividades de Control.

- El estudiar cuidadosamente las iniciativas expuestas por el personal de la Caja es una de las principales obliga­ciones de todos los directivos de la Entidad; por lo tanto es necesario estimular a los colaboradores para que ex­pongan sugerencias encaminadas a mejorar el rendimiento, corregir errores, o solucionar problemas que se descono-

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cen o, por la rutina. pa~an desapercibidos. Cabe acordar que, para el efecto. el uso de los buzones de sugerencias viene dando resultados positivos.

Las observaciones negativas que los diferentes dtrec­tivos deban hacer a sus colaboradores. se llevarán a cabo en privado; por ningún motivo d<' manera pública. Lo anterior es tan obuio y justu que no requiere mas argumentaciones.

1 anto las decisione-, del Directm <..cneral. ..:omo la~ órdene~ o directrices que emite para ~u ejecución. tit·ncn que estar centdo:. a la Le} } a las normas administrativas vigentes. P\H lo anterior. nadie está autorizado para eje­cutar uinguna acctón ileg:¡l o era contra de las normas ex­ternas o internas que regulan el funciOnamiento de la Ca­ja. ni para disponer que otros la~ desarrollen. aduciemlu que El f)irator lo ordenó.

Como natural consecuencia de lo untes e\.puesto. todos los directivos y empleados de la Caja de Retiro de las hier­zas Militares tienen la oblif?ación de abstc 11crsc de actuar en contra de la Ley y de las normat ividades ya mencionadas.

1 odos Jos militare~ retirado~\ :.us beneficiarios tienen derecho a recibir el mejor servkiÚ po:.ible. por parte de la totalidad de funcionarios de la Caja

- Además de "Seruício JUSto y uportuno" como lo es­tablece el lema, deben ser objeto de trato gustosamente amable y considerado. como natural reconocimiento al hecho de haber dedicado lo mejor de sus vidas ai servicio de la República y de sus conciudadanos. y de que, Jo que en la actualidad son nuestras Fueoas Militares es el fruto de sus esfuerzos.

- las respuestas a las consultas. solicitudes. o requerí· mientos escritos o verbales que dil!hos militares retirados o sus beneficiarios presenten ante las diferentes dependencias de la Caja. deberán ser concebidas con objetividad. cabal ceíiimiento a la verdad. y a la normatividad ,·igente. dentro de un marco de real espíritu de colaboración y servicio.

Motivo de singular atención deben ser las sugerencias y críticas que se reciban por su conducto. con especial én­fasis cuando las críticas son negativas. por cuanto general· mente brindan la oportunidad de aprovecharlas. para co­rregir importantes deficiencias. Cuando sea posible y con· veniente se les contestará agradeciendo. dando explicacio­nes o informando sobre la acción tomada.

Por obvias razones. Jos inválidos. los ancianos y las damas serán objeto de particular atención; igualmente todos los que residan fuera de Bogotá y viajen con la as­piración de solucionar sus problemas.

- Cuando se trate de militares que ocupen posiciones directivas en las diferentes asociaciones que nos agrupan, nuestra reacción tendrá que ser eficiente al máximo, pues normalmente consultan problemas o presentan sugerencias conducentes, producto de juiciosos previos razonamientos y. conjuntamente con los asociados que representan, espe­ran soluciones.

- Es preciso tener siempre en mente nuestra obligación de atender a todos los afiliados como merecen y en la forma

como cada uno de nosotros desearía ser atendido.

El Director General analiza y acoge especialmente aquellas sugerencias que se le presenten en forma verbal o por escrito. pero de manera individual.

Consecuente con lo anterior, recomienda a todo el per· sonal, abstenerse d.! presentar solicitudes o sugerencias co· lectivas debido a que. con frecuencia, no son los suficiente· mente espontáneas y libres de presión.

Parte de nuestro tiempo disponible (quitás la ma}llr). transcurre en dependenc•as de la Caja: es necesario aprove-charlo al mhimo. ·

Debemos propiciar y mantener óptimas rela..:iones personales y de trabajo

Es nuestra obligación conocer a cabalidad las propias funciones. para poder ..:umpliiias.

Siempre hacer las C0$3S muy bien: nunca a medias.

Hacer las cosas ya: ~in demoras innecesarias.

Gozar a plenitud la satbfacción de ser útiles.

Ser estrictos con nosotros mismos en el cumplimiento de horarios y plazos.

Motivo de especial atenctón deberá ser el contenido de las "Ordenes del Día" .

Colaborar con los respectivos Jefes presentándoles iniciativas, directamente, o a través de los 4 buzones.

Lo que se observe que está mal. comunicárselo a su respectivo Jefe, en lo posible sugiriendo la forma de corregirlo.

- Produce dividendos el abstenerse de hablar mal de alguien; Jo contrario origina graves dificultades.

Siempre dar un trato amabilísimo a todas las perso· nas. especialmente en nuestras relaciones de trabajo.

- Los pensionados de la Caja o quienes trabajaron en ella. merecen especialísima atención.

- Por ningún motivo se puede atender mal. y menos ofender a un compañero de trabajo, aftliado a la Caja o particular. Quien incumpla tan justa norma demuestra su deseo de ser desvinculado de la Entidad.

- Los elementos y bienes de la Caja tienen que ser cuidados y protegidos como si fueran propios.

- La biblioteca de la Caja, recientemente creada, de­be ser motivo de permanente y máxima utilización.

- Participar y propiciar que también lo hagan. los colaboradores directos, en los grupos de teatro, danza y música; igualmente en las actividades deportivas.

- los diferentes asuntos administrativos que los fun­cionarios de la Caja gestionan ante el Director General por

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Page 31: Revista Edición 78 AGO. 1993

Edzficzo B. 1CHUE, una dl'' las rca/i::acionc.\ arquitectónicas de la Caja de Retiro de las Fuer::as Militares

escrito o verbalmente. tales como permisos. licencias. vaca· ciones. adelanto de cesantías. au-.ilios e~tudiantiles. promo­ciones y similares. deben llevarse a cabo siguiendo el con­ducto regular y no directamente ante el Director.

Lo anterior no rige para aquellos casos cuya gravedad. o necesidad de mantener la reserva así lo requiera. y cuando se trate de informar sobre maltratos de palabra o de obra.

El atender amable. rápida y efectivamente a toda' la~ personas. afiliadas o no. que requieran los servicios de la C'aja de Retiro de las Fuerzas Militares. constituye una per­manente obligación y objetivo de la totalidad de funciona· ríos vinculados laboralmente a la Entidad. sin excepción alguna. Dada la importancia de lo antes expuesto. el Direc­tor General recibe con especial agrado y atención cuanta sugerencia se le haga al respecto.

- Los señores Subdirectores y Jefes de Oficina deben proporcionar máxima facilidad a los empleados de la En­tidad, que laboran en sus respectivas dependencias. para que participen en los entrenamientos. ensayos y demás activida· des inherentes a los grupos art ísticos o deportivos de que hagan parte.

Lo anterior no solamente es justo y conveniente. sino indispensable para el logro de los correspondientes objeti­vos y para mantener un nivel creciente en el campo del bienestar del personal.

TAREAS PREVISTAS EN EL PROGRAMA DE MODERNIZACION

PARA DESARROLLAR ENTRE EL 01 DE DICIEMBRE DE 1992

Y EL 30 DE NOVIEMBRE DE 1993

1. Organización 1 nstitucional.

Evaluar. corregir y complementar el \ !anual de \pro­hadone' di~eñado para la lnstituc.:íón.

2. Organización y gestión financiera.

Recstmcturar el Plan Contable presentado a la Contra­loría General de la República en 1991. para su aprobación.

- Implementar una base de datos a Jli\el nacional que contenga información de las personas naturales~ JllrídJcas inhabilitadas para contratar con el Estado.

- Establecer innovaciones de tipo comercial. en los centros de producción de la CaJa.

- Evitar errores en las liquidaciones de las asignaciones de retiro, por concepto de descuentos mal procesados o· doblemente contabilizados.

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- Establecer las actuales cargas prestacionales de la Entidad, en relación con sus empleados.

Desarrollar programas de adquisición de materiales e insumos para periódos mínimos de seis meses.

Simplificación de todos los listados sistematizados de descuentos efectuados a las asignaciones de retiro y pensio­nes de beneficiarios.

- Descongestión y simplificación de procedimientos que se realizan sobre la cuenta de acreedores varios.

- Agilizar el cumplimiento de las decisiones toma­das por la Dirección en actos administrativos. respecto de haberes dejados de cobrar, restablecimiento y suspensión de cuotas partes.

3. Productividad y recursos humanos.

- Fortalecimiento del área de organización y métodos de la Oficina de Planeación .

Capacitar al personal del Almacén GeneraL en lo rela· cionado con la seguridad industrial y en el manejo y clasi· ficación de inventarios.

4. Diseño de sistemas de información y control.

Ststematización del archivo.

Organizar una base de datos para archivo y consul ta de jurisprudencia que sea de interés para la Caja.

Mejorar el procedimiento del proceso de información a los usuarios de la Entidad.

Formulación del Plan Estratégico Permanente de In­formación para la Caja de Retiro de las Fuerzas Militares.

Reestructurar la red de comunicación de la Caja de Retiro que en la actualidad se encuentra incompleta, y su tecnología no está acorde con las necesidades.

5. Mejoramiento de sistemas de atención a los u suarios.

- Agilizar el sistema de pago de la asignación mensual de retiro a los aftliados residentes en Bogotá.

- Mejorar la capacidad del conmutador de la Caja.

Descontaminación ambiental del segundo sótano de la Caja. correspondiente al parqueadero público de la Entidad.

Cambiar el sistema de pagos de las asignaciones de re· tiro a los oficiales y suboficiales en goce de este servicio y a sus beneficiarios en goce de pensión.

- Agilización del proceso de desembolso de préstamos personales.

- Hacer más ágil el giro > cancelación de los auxilios por gastos de inhumación, correspondientes a los señores oficiales y suboficiales fallecidos en goce de asignación de retiro.

Agilización del pago de descuentos, con destino a las diferentes asociaciones de militares retirados y cooperativas.

Agilizar el procedimiento que actualmente se adelanta para los envíos de carnets de servicios médicos a los benefi· ciarios que cobran su asignación de retiro en lugar diferente a Bogotá.

- Agilizar la elaboración de las certificaciones que se expiden para acreditar la calidad del oficial o suboficial como retirado de las f-uerzas Militares, así como Jos montos de sus asignaciones.

- Aumentar la vigencia de los documentos que los usua­rios de la Caja deben aportar periódicamente para acreditar la continuidad de sus derechos.

Optimizar la atención y orientación a los afil iados.

6. Supresión o racionalización de t rámites y regulaciones.

Simplificar y agilizar la elaboración de las certifica· ciones que requieren los diferentes despachos judiciales, re· ferentes a valores liquidados y pagados por asignación de re· tiro :> pensiones de beneficiarios.

· Modificar el trámite y los requisitos para la adjudica· ción de préstamos de vivienda. para los empleados de la Caja.

7. Bienestar y capacitación del personal de empleados de la Caja.

- Propender por el mejoramiento del bienestar del per· sonal y del ambiente laboral y social de la Caja.

- Intensificar la elaboración y desarrollo de los diferen· tes planes y programas de capacitación para el personal de la Caja.

8. Mantenimiento, conservación y empleo de medios y equipos disponibles.

- Elaborar el programa de manten imiento sistemático de las maquinarias y equipos de la Sección de Mantenimiento.

SINTESIS HISTORICA Y ORGANIZACIONAL DE LA SECCION DE INFORMACION,

CORRESPONDENCIA Y ARCHIVO

En 1987, cuando fue reest ructurado el Instituto, se de­terminó la organización del archivo teniendo en cuenta las técnicas necesarias para su óptimo funcionamiento. Orgá­nicamente la Sección que lo dirige depende de la Subdirec­ción Administrativa y su función general es, administrar el recurso de información de la entidad. Para el cumpli· miento de sus objetivos se encuentra dividida en seis unida­des de trabajo, descritas en la siguiente forma:

1. UNIDAD DE INFORMACION: Suministra informa· ción personal y telefónica sobre los diversos servicios que se prestan en la Caja. Dada la jerarquía de los Señores Ofi-

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ciales Generales y de Insignia y sus beneficiarios, en esta unidad mensualmente se efectúa el pago de sus asignaciones.

2. UNIDAD DE CORRESPONDENCIA: Controla la correspondencia que recibe y genera el Instituto a través de un proceso centralizado de radicación, codificación, micro­filmación, sistematización y reparto.

3. UNIDAD DE BIBLIOTECA: En el mes de agosto del ..ño pasado fue inaugurada una biblioteca, conformada inicialmente con donaciones de los funcionarios al servicio de la Caja y Entidades a nivel ~acional e Internacional que apoyan este tipo de proyectos. En la actualidad reposan en sus colecciones 1.300 volumenes entre obras de carácter general y publicaciones periódicas. Allí se ofrecen servicios de consulta en sala. asesoría en búsquedas de información.

préstamo a domicilio y préstamo interbibliotecario.

4. UNIDAD DE IMPRESOS Y PUBLICACIONES: Administra el servicio de fotocopias para el Instituto y es responsable de publicar mensualmente los boletines que se distribuyen los días de pago. a los Señores Oficiales y Sub· oficiales o a sus respectivos beneficiarios. Igualmente im­prime todas las circulares que periódicamente emite el Director General a sus funcionarios.

5. UNIDAD DE MICROFILMACION: En la actualidad la Caja cuenta con un completo programa de microfilma­ción, encaminado a dar seguridad y conservación al patri­monio documental que respalda su desarrollo histórico. En el pasado mes de abril se culminó con la aplicación de esta técnica, a Jos 21.637 expedientes de asignación de retiro, y es así como en este momento su consulta se efectúa a través de microfichas, quedando protegidos en su totalidad los documentos fisicos. La microfilmación se ha venido apli­cando a otras series documentales como el consecutivo de correspondencia, las Actas de la Honorable Junta Directiva, las resoluciones de la Dirección General y los expedientes extinguidos.

6. UNIDAD DE ARCHIVO: Allí reposan documentos desde el año de 1925. Con el fm de facilitar su consulta se encuentra dividido en tres edades. La primera denominada archivo activo o de oficina, ubicado en cada dependencia, donde se administra la información producida en el año corriente y el inmediatamente anterior, la segunda corres­ponde al archivo activo o administrativo. conformada con documentos remitidos por las dependencias de 1988 a 1991 y la tercera designada archivo inactivo o general, donde se encuentran registros de 1925 a 1987 y aquellos que a juicio dellnstituto poseen valor histórico.

RESIDENCIAS TEQUENDAMA, RESTAURANTE PISO 30,

SECCION DE OFICINAS Y LOCALES, Y APARCADERO

El Aparta-Hotel Residencias Tequendama cuenta con dos torres de apartamentos completamente dotados (sala, comedor, alcoba, baño, cocina, nevera, vajilla. teléfono local, TV por parabólica).

La Torre t-:orte de 30 pisos. dispone de 286 apartamen­tos (suites), los cuales varían de tamaño. desde 40 metros

cuadrados, hasta 172 metros cuadrados con capacidad de 1 a S personas.

La Torre Sur de 12 pisos, dispone de 99 apartamentos (suites), que varían de tamaño desde 39 metros cuadrados hasta 132 metros cuadrados con capacidad de 1 a 4 personas.

Las tarifas (incluidos los impuestos) son competitivas SI se tiene en cuenta el alto nivel de servicios que tienen las Residencias.

TORRE NORTE: Apartamento tipo G: con capacidad para una per­

sona. Valor mensual $623.000 (diario $20.767).

Apartamento tipo A: con capacidad para cinco personas. Valor mensual $2'078 .000 (diario $69.267) .

TORRE SUR: -\partamento tipo D: con capacidad para una perso·

na. Valor mensual S 510.000 (diario S 17 .000) .

Apartamento tipo A: con capacidad para cuatro per­sonas. Valor mensual S 1"281.000 (diario 42. 700) .

SERVICIOS BASICOS

Las tarifas ante~ relacionadas incluyen los \Íguientes ser­vicios básicos:

Camarera diaria (para arreglo de salas, alcobas. cocina y baños).

Dos cambios de ropa de cama y baño semanalmente.

Servicios de agua. energía eléctrica y tclétono local.

Servicio de recepción y admmistración.

SERVICIOS ADICIONALES

El REST AlJRANTE PISO 30. para degustar In meJor de la exclusi~a cocina francesa .

~tinibar (a pedido).

Cafetería Hachué ubicadu en el cuarto piso . .:nn servi­cio inclusive a las habJtacíones

Centro Esteuco (jasccuz1 sauna bano tur~o . belleza facial , corporal masaJe, sala de belleza ) peluquería). ubt· cado en el cuarto p1so de la Torre 1'\orte.

\par~adero cubierto con capacidad para 850 vehículos.

Circuito cerrado de TV.

Sentcio de lavandería a precios razonables. con pron · tltud y excelente calidad.

Servicio de telex y fax.

La ubicación del Aparta-Hotel en el Centro Internacional

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de la capital de la República, incide en beneficio de los huéspedes, quienes tienen a su disposición una serie de ser­vicios periféricos de gran utilidad, tales como: cafeterías, droguerías, supermercados, almacenes de antiguedades, joyerías, artículos para dama, caballeros y niños, productos de cueros, misceláneas, etc., agencias de viajes y turismo, casa de cambio y Telecom.

Huéspedes con más de un año ininterrumpido de estar vinculados al Aparta-llotel, tendrán una tarifa preferencial con un descuento aproximado al 40%.

PRIV ILEGIOS ESPECIALES

Concedidos a los oficiales y suboficiales de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, incluidas sus esposas o viudas, así:

RESIDENCIAS TEQUENDAMA Un 30% de descuento en hospedaje.

OFICI~ \S Y LOCALES C0~1ERCIALFS E~ LOS EDIFICIOS BACHÜE Y BOCHICA

Un 10% de des<.:uento sobre el canon de arrendamiento.

RESTAURANTE PISO 30 Un descuento del 30% en alimentos y bebidas.

SUGERENCIAS PARA UN MEJOR SERVICIO A SUS AFILIADOS Y BENEFICIARIOS

- Aporte oportunamente los documentos requeridos por la Entidad.

- Indique en las solicitudes y consultas que presente ante la Caja. el nombre completo y grado del titular de la asignación de retiro, así como la dirección actual y teléfono.

Verifique que las fotocopias de los documentos de identificación que se aporten sean legibles y completos.

Haga sus peticiones a máquina. o manuscritas en le­tras de imprenta.

Solicite los carnés de sanidad provisionales única y exclusivamente en casos de urgencia.

Reclame los carnés de sanidad en las dependencias don­de cobran la asignación de retiro o pensión de beneficiarios.

No olvide que sin el carné de servicios médicos no será atendido en el Hospital Militar ni en los dispensarios.

- Solicite la renovación de los carnés de sanidad, por lo menos, con un mes de antelación a su vencimiento.

- Informe oportunamente las novedades que se presen­ten en su núcleo familiar. Ejemplo: Matrimonio. indepen­dencia económica, fallecimiento, etc.

- Solicite rápidamente, ante la Caja de Retiro de las

Fuerzas Militares, el trámite de los auxilios funerarios por fallecimiento del titular de la asignación de retiro. Estos son reconocidos por el Ministerio de Defensa Nacional .

- Para solicitar información sobre préstamos persona­les, embargos y descuentos, apele a la Sección de Créditos, Embargos y Libranzas directa o telefónicamente (número 2866077 exts. 322 y 329).

- Para el otorgamiento de préstamos personales anexe el soporte correspondiente, según la modalidad (vivienda, educación o calamidad doméstica).

- Los reclamos y aclaraciones por aplicaciones, suspen­siones o modificaciones de descuentos en nómina de bene­ficiarios. deben hacerse directamente ante las entidades respectivas, quienes son las responsables de dichas noveda­des (Asociación. Fondo Rotatorio, Club o Cooperativa).

- Tramite directamente ante cada entidad las libranzas por otorgamiento de créditos por parte de ellas. La Caja de Retiro no certifica valores en libranzas utilizadas para el efecto.

- Recuerde que si el titular o el beneficiario de la asig­nación de retiro no puede cobrar directamente, puede ha­cerlo por intermedio de terceras personas, mediante poder debidamente autenticado ante Notario o ante Cónsul colombiano en el respectivo país

- No se necesitan intermediarios para tramitar las peti· ciones de asignaciones de retiro y pensiones de beneficia­rios. Hágalo directamente.

Los embargos y desembargos alimentarios de las asignaciones de retiro, los aplica la Caja de retiro única­mente mediante ordenamiento judicial.

. Para solicitud de descuentos voluntarios como cuota de alimentos o manutención para la esposa e hijos, el bene­ficiario debe enviar orden escrita con flrma autenticada ante Notario.

- Las certificaciones de asignaciones de retiro deben ser solicitadas por el titular o por el despacho judicial co­rrespondiente o el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

- Recuerde que la información contenida en los expe­dientes administrativ~s del personal de asignatarios o pen­siOnados es confidencial y solo se suministrará cuando medie petición del titular o sus beneficiarios o de autori­dad judicial y administrativa.

- Acójase a los horarios de atención al público, esta­blecidos en la Caja.

- Recuerde que la Caja de Retiro de las Fuerzas Mili­tares no tiene como función la prestación de servicios médico-asístenctales ni el suministro de medicamentos.

- En las asociaciones que agrupan a los militares re tira­dos, hay información escrita sobre las principales normas vigentes relativas al régimen prestacional para el personal militar, en goce de asignación de retiro, y sus beneficiarios; se recomienda consultarla.

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l FUERZAS MILITARES 1

NUESTRA ARMADA Capitán de I.M. (r) RODRIGO OTALORA B.

La Armada es Colombia y sus marinos e infantes de marina unidos a toda la familia naval celebran el 24 de julio, el día tradicional de la institución. La historia nos relata sobre la importancia de la hazaña naval colombiana en la Batalla del Lago de Maracaibo. El Almirante José Prudencio Padilla al mando de las naves patriotas tripuladas por sencillos y recios marinos e infantes logró destruir el poderío marítimo de España en América. Allí nació la tradición de nuestra Marina, porque aquellos hombres que lucha­ron en las maniobras del abordaje y ofrecieron sus vidas generosa· mente por la libertad y la identidad de Colombia continuarán ardiendo en el alma de nuestra gente de mar como una lección de fortaleza y de espíritu de cuerpo. Han transcurrí· do ciento setenta años hasta hoy y nuestro tricolor es orgullo y devo­ción en los mares, islas, ríos y leja· nas regiones en donde la Armada empeña toda su dedicación y es­fuerzos para cumplir y garantizar la soberanía nacional. Para los hombres y mujeres al servicio naval militar felicitaciones en su nuevo aniversario. Que sea este día tam­bién un real compromiso de los colombianos para apoyar de buena voluntad y con satisfacción nacio­nalista a los profesionales del mar que defienden nuestros océanos y litorales, buscan la paz para todos los compatriotas y entregan su bie­nestar y no pocas veces sus propias vidas, cuando el deber lo exige.

Con el propósito de que la ma­yoría de los colombianos conozcan mejor a su Armada y compartan

sus enseñanzas y progresos, pre­sento un resumen de la Institución como una ejemplar organización que podría servir de modelo al desarrollo empresarial en lo que toca a la formación y calidad del recurso humano y por ende el em­pleo con eficiencia y responsabili· dad de sus limitados recursos pre­supuestales para el mantenimiento y operación de la flota.

Basados en la voluntad por hacer las cosas siempre mejor y sentirse que desde el Grumete hasta el Almirante son personas muy im­portantes, cada quien sabe de ante· mano del nivel esperado de sacrifi­cios, del trabajo excelente que debe cumplirse, de un alto sentido del honor y moral profesional y de otros requisitos que se exigen a ca­balidad para lograr ascender y mere­cer cargos de mayor responsabilidad y dirección. Lo anterior busca garantizar la calidad humana de sus hombres. Las promociones por an­tiguedad y méritos, la estabilidad laboral, los estudios y entrenamien­tos para desempeñar nuevos puestos a bordo y en tierra, los traslados para mejorar el trabajo y la creativi­dad, el esfuerzo permanente de velar por la paz y en fin la búsqueda del desarrollo del hombre para benefi· cio del país, han creado en los ma­rinos fuertes lazos de unidad, per­manente motivación y orgullo de pertenecer a la Marina y de servir a Colombia con esmero y lealtad. La Armada para cumplir su misión ordenada en la Constitución Nacio­nal necesariamente requiere de la fuerza espiritual, convicción de la sana disciplina y de la formación

de sus valores. La vida del mar enseña que el trabajo eficiente requiere de su permanente equipo, confiable, seguro y altamente her­manado. Dada esta confianza del grupo, el comandante puede orien· tar o asesorar, instruir y dar soporte a la realización de las tareas de sus hombres cuando éstos requieren o vayan a incurrir en errores. A bor­do no existen marcados escalones en los cuales no se participe activa­mente en cada tarea o maniobra. Cada hombre es consciente de su profesionalismo y especialidad y sa· be que la ineficacia o un descuido puede ocasionar un serio siniestro a toda la unidad. Este sentido de fraternidad respetuosa y de com­pañerismo es indispensable para cumplir con éxito la tarea enco· mendada. No se puede tolerar aquí la incompetencia, ni fallar en el entrenamiento y trabajo diario. Todos se ayudan para que el hom­bre individualmente se concentre y cumpla sus objetivos.

En el mar no es útil demostrar valentía, sino sencillamente saber hacer las cosas muy bien )' por el bien de todos.

El marino sabe que las grandilo· cuentes frases y las medallas no son la meta de su ideal de servicio y progreso.

La Armada presenta vivos ejem­plos en sus filas de hombres que desde el grado de Grumetes han lle­gado a ser Almirantes de la Repú­blica. Realmente los grados y cate· gorías se ganan con dedicación y esfuerzo personal sin que por ello " lo cortés no quita lo valiente". Sería importante para la empresa privada o estatal promover el de­sarrollo de la gente al estilo de nuestra Armada.

Finalmente que el Dios de los mares guíe a los comandantes y a las gentes de nuestra Marina de Guerra para que todas sus misiones puedan culminar como una exitosa. maniobra marinera "de virada por avante" y que cumplida cabalmente, desde el puente se ordene pitar "afirma y aclara maniobra".

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EL INSTRUMENTO MILITAR DE COLOMBIA EN 1932

General (r) ALFONSO MEJIA VALENZUELA

Una somera reflexión sobre la ca­pacidad del Instrumento Militar de Colombia en 1932, permite la evo­cación de una experiencia cuya lec­ción se quiere esquivar, quizá para hacerle el quite a la aceptación de errores cometidos, o tal vez para soslayar responsabilidades en el futuro. El tema permite, pues, recordar algunos detalles de la organización, pié de fuerza, poder de combate y dificultades para la movilización de ese Instrumento Armado, así como las angustias nacionales que hubieran podido evitarse en el año citado, si se hubiese t~nido en cuenta la cono­cida verdad: sin poder disuasivo no hay seguridad para el manteni­miento de la paz.

CONSIDERAC IONES GENERALES

En documento elaborado en el año 1930, firmado por el Coronel Alejandro Uribe, Director de la Escuela Superior de Guerra, se pueden leer algunas de sus reflexio­nes sobre la preocupación que en­tonces existía con motivo de la inexistencia de un Instrumento Mi­litar capaz de asegurarle al país, la integridad de su territorio y la de­fensa de la dignidad nacional. En tal documento, el Coronel Uribe le expresa al mando superior su in­quietud por la confianza excesiva que parece depositarse en la seguri­dad de paz que ofrecen los conve­nios internacionales, pues considera que no obstante ser cierto que esos

convenios o tratados fijan los lími­tes fronterizos, también es verdad que ellos, no eliminan del todo las aspiraciones del vecino a las riquezas del territorio codiciado ni al domi­nio de las rutas que ofrecen el acce­so a tales riquezas y en consecuen­cia, los peligros de la guerra perma­necen y sólo pueden controlarse, si aquellas solemnes convenciones se hallan respaldadas en adecuadas fuerzas disuasivas. 1

No es, pues, extraño que el pri­mero de Septiembre de 1932, no obstante un Tratado de Límites, debidamente firmado, ratificado y canjeado por los gobiernos de Colombia y del Perú, un grupo ar­mado de peruanos hubiese ocupado militarmente el puerto colombiano de Leticia sobre el río Amazonas y, luego, su gobierno intentado obligar al de Colombia a la revisión del dicho Tratado. revisión que implica­ba para este país, la pérdida del territorio incluido en el llamado TRAPECIO DE LETICIA. de su acceso al Gran Río, de cien año::. de conversaciones· y de fracasados MODUS VIVENDI que siempre in­cluyeron el peligro de conflicto entre los dos pueblos.

Como no fue posible llegar a un acuerdo que pusiera fín a tan irra­zonable situación, Colombia se vió forzada a tomar medidas de carácter militar en un momento en que se­gún el historiador Abel Cruz Santos, "La impreparación militar de Co­lombia para afrontar el conflicto con el Perú, era manifiesta. El

país reposaba tranquilo sobre la so­lemnidad del Tratado Lozano-Salo­món. Nunca les dió importancia a las manifestaciones de inconformi­dad de las gentes de Loreto y de los periódicos de lquitos y de Lima" ... "Carecíamos de Marina de Guerra, de personal humano especializado en esa rama de la defensa nacional; nuestra Aviación Militar era exigua; no había vías de acceso a las regio­nes del sur". 2

La información precedente es una síntesis diáfana y precisa de la infortunada situación de Colombia para enfrentar una guerra. Una gue­rra que ingenuamente no esperaba y para la cual hasta 1932, no había considerado necesario prepararse, no obstante la existencia de sínto­mas que diari:lmente señalaban su creciente probabilidad. Sin embar­go nuestros gobiernos y clases diri­gentes no podían comprender la inminencia de una contienda arma­da, o no querían comprometerse en un esfuerzo de guerra que im­plicaba sacrificios económicos y por lo tanto, encontraban argu-

O Sin poder disuasivo no hay seguridad para el mantenimiento de la paz ~.___ ___ _____.J

mento.; para eludir la necesidad de un Instrumento Militar adecuado pru a defender la soberanía nacio­nal y el territorio patrio.

LA ORGANIZACION Y EL PIE DE FUERZA

Al terminar la década de los años veinte, el Ejército colombiano funcionaba con base en el Decreto 340 del lo. de Marzo de 1925 que reorgamzo el Ejército nacional, pues dispuso que a partir de esa fe­cha, tal Ejército, que de conformi­dad con el Decreto 2446 y con la

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Ley 91, ambos de 1919, estaba integrado por tres divisiones de Infanter ía, elevara su fuerza a cinco divisiones.

Conviene aquí reflexionar sobre la verdadera fuerza o poder de com­bate que sugiere la unidad operativa denominada División a la que se refieren las disposiciones legales ci­tadas, ya que según la doctrina mi­litar vigente desde Napoleón Bona­parte hasta la fecha, tal unidad debe estar conformada por tropas de todas las armas y dotada de su­ficientes elementos y servicios auxi­liares que le permitan adecuada autonomía en su desempeño opera­cional. Semejante capacitación para el combate requiere, normalmente, una fuerza integrada por tres briga­das o regimientos de Infantería, más las unidades tácticas de apoyo especial que en cada época y país se tengan disponibles en cuanto se refiere a Caballería, Artillería, Inge­nieros y otras. Los efectivos de esa fuerza operativa pueden variar dentro de un amplio margen, según los recursos humanos y económicos del país interesado, pero sin perder de vista el poder relativo de comba­te con respecto al adversario.

Es razonable aceptar que hacia los años 1925 - 1930, la reorganiza­ción del Ejército colombiano sufría un proceso lento. Se cumplía tan svlo en el aspecto teórico, pues, si era difícil para el país mantener un Ejército de tres divisiones de Infan­tería, imposible le hubiera sido aumentarlo a cinco, que tuvieran un modesto poder de combate. Se piensa en modesto poder de comba­te porque en estas reflexiones hay que imaginar el muy reducido tama­ño de la división de Infantería co­lombiana para el año de 1929, debi­do a que para dieciséis batallones de infantes, dos grupos de Artillería, tres regimientos de Caballería, un batallón de Ingenieros, tres de Fe­rrocarrileros y algunas unidades de servicios, apenas contaba el país con 400 Oficiales y 8.000 individuos de tropa, pie de fuerza que escasamen­te permitía organizar cada una de las cinco divisiones a que se refería el Decreto 340 de 1925 antes cita-

do, con una dotación promedio de 1680 hombres.

En el año 1931, mediante De­creto 1842, se prod6jo un nuevo cambio en la organización del Ejército. La unidad División, cuya composición se ha señalado anterior­mente, fue reemplazada por la uni­dad operativa menor, llamada BRI­GADA, y esta clase de unidad en número también de cinco, continuó el cumplimiento de las misiones que en sus respectivos territorios cumplían hasta aquel año treinta y uno, las Divisiones. La Brigada que se decretó y organizó, debía com­ponerse de un elemento de coman­do y servicios, tres batallones de Infantería, un grupo de Caballería, un grupo de Artillería y un batallón de Ingenieros. La nueva organiza­ción también se quedó lejos de su meta.

Es oportuno subrayar que el con­cepto poder de combate no sólo in­cluye el factor efectivos, ésto es, la cantidad de hombres disponibles para la acción bélica, sino muchos otros factores de que también care­cía el Ejército, como, el armamento de dotación individual, consistente en ese entonces de fusiles Mauser, modelo 1912, cuyas condiciones balísticas se habían anulado por el uso, y su reemplazo en las unidades del Ejército se había realizado, ape­nas, en un 50% . 3 Existían, además, otras graves carencias como la insu­ficiencia de unidades especiales de apoyo, ya que sólo se contaba con dos grupos de Caballería modesta­mente dotados y con uno de Arti­llería también reducido. Se podría sumar una batería de cañones anti­cuados, con la advertencia, que tanto estos cañones como los pro­piOs del precedentemente calificado como grupo, sufrían de pobreza con respecto a munición. Debe te­nerse en cuenta, así mismo, que los batallones de Ingenieros necesarios para apoyar cada una de las cinco brigadas, estaban en proceso de or­ganización y no disponían del material adecuado para instruir ofi­ciales y soldados en su especialidad, y menos para apoyar la unidad ope­rativa en situación de guerra.

LA ESCASEZ DE MEDIOS Y LA INCIDENCIA

DEL ORDEN PUBLICO

En las condiciones descritas, el Ejército de Colombia se hallaba in­capacitado para mantener el Orden Público gravemente alterado y, si­multáneamente, defender la integri­dad del territorio nacional. Además como agravante de su estrechez económica era considerado por algunos sectores de la opinión pública como un organismo, cuya inutilidad no correspondía al costo que demandaba.4

Es evidente que el precedente jUlcio sobre su costo era injusto. Pues la capacidad de unas Fuerzas Militares no se improvisa y los fac­tores de su poder son costosos y trabajosamente adquiribles. El lo. de Septiembre de 1932, cuando Colombia necesitaba con urgencia un instrumento armado confiable para recuperar la soberanía sobre una porción de su territorio, la falta de poder de combate de ese instru­mento era realmente preocupante. El pie de fuerza del Ejército para un país con nueve millones de habitantes era sólo de seis mil hom­bres, con los cuales el mando mili­tar colombiano debía organizar cin­co brigadas. Su presupuesto anual alcanzaba un máximo de cuatro millones de pesos, valor equivalen­te a un diez por ciento del presu­puesto nacional. El Ministro de Guerra de la época, cap1tán Carlos Uribe Gaviria, señala en su libro La Verdad so bre la Gu ctra, tan ne­gativa situación en los siguientes términos: " Colombia poseía en 1932 la fuerza armada terrestre" ... "más pequeña en América y tal vez en el mundo entero". 5

El capitán Uribe agrega que Colombia dedicaba, apenas, 75 cen­tésimas por 1.000 de su población para conformar esa fuerza, en tanto que el Perú servía su instrumento militar con un dos por 1.000 de su población y lo mantenía con un 20% de su presupuesto general. 6

Es decir, que la República peruana

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l

duplicaba a Colombia en el gasto que se hacía para la defensa nacional.

Pero, además, no puede soslayar­se el lastre que producía la arbitraria distribución de las unidades tácticas y comandos operativos en el territo­rio nacional, debido a que ella había sido realizada como consecuencia de las guerras civiles del siglo ante­rior y de las recurrentes turbaciones regionales del orden interno, lo cual hacía que la localización de tales Unidades no obedeciera a principios o conceptos estratégicos, relaciona­dos con la defensa nacional. 7

Para calificar la situación y capa­cidad del Ejército colombiano hacia el año 1932, con respecto al cumpli­miento de sus misiones, precisa re­cordar que en algunos departamen­tos, tales, como los dos Santanderes y Boyacá. se sufría cruenta violencia política, derivada del relevo en 1930 de conservadores por liberales en el gobierno de la Nación. Esa cruenta alteración del orden público motivó el Decreto 985 del 7 de Junio de 1932, que permitió elevar los efecti­vos de personal del Ejército para sa­tisfacer en prudente medida, al me­nos. las necesidades de la Quinta Brigada.

Y ese Ejército con dotaciones y poder de combate reducidos a nive­les precarios, que funcionaba en de­ficientes condiciones económicas, y que atcnd ía en creciente proporción la guarda del orden interno en las regiones citadas, donde la capacidad de las fuerzas de policía resultó des­bordada, ese Ejército tuvo que sufrir la violación sorpresiva de la sobera­nía colombiana en el Trapecio de Leticia. Tuvo que enfrentar un conflicto bélico sin preparación pa­ra ello, pues debía actuar intempes­tivamente en un Teatro de Opera­ciones que le exigía: organización militar adecuada, instrucción y en­trenamiento suficientes, armamento moderno y eficaz; vestuario, equipo y material de transporte apropiados para combatir en la selva, y de con­tera, otros elementos esenciales pa­ra alcanzar un equilibrio satisfacto­rio en cuanto a poder relativo de combate con respecto al adversario.

LA INSTRUCCION Y EL ENTRENAMIENTO

Conviene precisar que la adecua­da organización y el mejoramiento de la instrucción y el entrenamiento, no podían alcanzarse en el término de días, semanas o quizá meses, pues había que emprenderlos en di­versos niveles académicos y técnicos, empezando por la Escuela Militar de Cadetes donde al decir del Minis­tro de Guerra, capitán Uribe Gavi­na su organización, plan de estu­dios y metodología, no correspon­dían a las necesidades del Ejército, pues sólo graduaba anualmente de 12 a 30 oficiales, número muy in­ferior al que con respecto a subte­nientes, exigían las unidades tácti­cas y demás organismos militares. 8

También carecía el Ejército de Escuelas de Aplicación donde el ofi­cial subalterno pudiera perfeccionar su especialidad y así, quedar capa­citado para llevar la respectiva ins­trucción a suboficiales y soldados de su arma. Una consecuencia de la necesidad de tal instrucción fue el Decreto 9 S 1 del 1 o. de Junio de 1932. que transformó el Grupo de Caballería Páez No. l. en Escuela de Aplicación de esta arma. Por otro lado, como era imposible por limitaciones en el presupuesto na­cional. la creación de las otras es­cudas de aplicación, se iniciaron cursos en la especialidad de Artille­ría en el Grupo BOGOTA.9

En cuanto a los frutos de la Es­cuela Superior de Guerra, no era menos pe:-1rnista el Ministro: consi­deraba que muchos de sus alumnos a pesar de su espíritu de superación y esfuerzos meritorios, no podían asimilar las enseñanzas. Tal vez, de­bido a su deficiente preparación militar, y a porque habían ascendido en la carrera de las armas por méri­tos alcanzados en las pasadas gue­rras civiles. ora porque la Escuela de Formación de Oficiales no les había dado los fundamentos acadé­micos suficientes, o quizá por el ingreso irregular al escalafón de ofi­ciales del Ejército. 1 0

Conviene añadir que la capacidad técnica del MAN DO, en acciones de guerra de tipo internacional. era realmente deficiente. Los jefes mi­litares y comandantes en todos los niveles, carecían de experiencia pa­ra conducir en el combate. unidades tácticas y con mayor razón operati­vas. Según la última citada fuente. no habían tenido, " la menor opor­tunidad para mandar en el terreno unidades que se aproximaran en ta­maño y composición a aquellas que les correspondían según sus grados respectivos". 11

No obstante lo negativo de la si­tuación referente a instrucción y entrenamiento, y a la escasez de personal idóneamente preparado para la guerra, el Ejército pudo dis­poner en el momento cr ítico: de jefes, oficiales y suboficiales capa­ces. quienes con ejemplar patriotis­mo, espíritu de superación y aún de sacrificio, supieron cumplir con su deber en el Teatro de Operaciones.

EL ALTO MANDO Y EL ESTADO MAYOR

Lo dicho hasta este punto no in­cluye todo lo negativo que había que superar para conseguir el nivel militar necesario. El conflicto im­puso la necesidad de reorganizar el Ministerio de Guerra, el Estado Ma­yor General y muchos de los ser­vicios. En el Departamento No. 1, o Secretaría del Ministerio. la tra­mitacion de documentos era inade­cuada para atender la problemática de guerra, y se impuso el requisito de agilizar el papeleo y de centrali­zar su diligenciamiento en la ofici­na del Ministro. Con esta solución se afectó indebidamente el CON­DUCTO REGULAR, que constitu­ye un principio esencial para asegu­rar la Unidad de Mando y la delimi­tación de responsabilidades. Tan notoria fue esta falla técnica que, aunque no generó consecuencias graves que lamentar en el Teatro de Operaciones, llevó al historiador peruano, Teniente Coronel José Zárate Lescano a registrarla en los siguientes t érminos:

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"Lo más saliente, respecto a su organización militar era la dualidad de Dirección y Mando, entre la Inspección General del Ejército y el Estado Mayor General, cuyas funciones, no estaban bien defini­das con respecto a la autoridad y dependencia sobre los organismos subalternos"... "De igual manera, la ingerencia del Ministerio de Guerra en la directa conducción de las operaciones militares era manifiesta; en mucho mayor grado que en el Perú, dictó instrucciones directamente a las tropas en el fren­te, sobre el modo de combatir en la selva, la manera de defenderse y atacar a la aviación enemiga, en general dirigió de cerca todas las operaciones". 1 2

Con relación al Departamento No. 2, su organización y funciona­miento marchaban paralelos al de­sarrollo negativo del Ejército. Su trabajo carecía de técnica y de doc­trina. Faltaba la estructura adecua­da para disponer de la información necesaria con respecto a las capaci­dades y planes de los potenciales adversarios de Colombia. No se mantenía actualizada la apreciación estratégica nacional y por tanto se hallaban lejos de consideración y análisis cualesquier hipótesis de guerra internacional, así como la concepción de planes de guerra, de campaña y de operaciones relacio­nados con hipótesis semejantes.

En cuanto al Departamento No. 3, Inspección General del Ejército y Centro de la Reglamentación e Instrucción, puede afirmarse sin pecar de injusticia, que era inefec­tivo, al igual que el Departamento No. 4, cuya deficiente capacidad no sólo se reflejaba en la inexisten­cia de los almacenes básicos para una movilización, sino en la pobre­za de los necesarios para vivir al día con respecto a las dotaciones esenciales. 13

LA MOVILIZACION

El vocablo MOVILIZACION en el lenguaje militar tiene un significa-

do, cuyo alcance no es propiamente DESPLAZAMIENTO. El concepto que se quiere expresar es la acción de elevar todas las fuerzas vivas de una nación desde su nivel en tiempo de paz al nivel necesario para ganar la guerra. Tal acción incluye la or­ganización y adaptación integral de todas las entidades, servicios, indus­trias y demás recursos del Estado, apropiados para sostener el esfuerzo bélico hasta la victoria final.

No cabe duda de que en Septiem­bre de 1932, Colombia carecía de planes de movilización. Sus go­biernos no habían querido pensar en la posibilidad de un conflicto armado internacional y por ende, no existía la capacidad mínima para adoptar una movilización parcial, siquiera, en el Instrumento Militar. De contera y como un agravante adicional, el mundo entero sufría los efectos del receso económico de los años treinta, y Colombia con excepción del patriotismo de su pueblo, poco tenía para poner en pie de guerra de inmediato, unida­des militares terrestres, navales y aé­reas, además de otros elementos indispensables para alcanzar una victoria en el Teatro de Opera­ciones o en la mesa de convenios internacionales.

La movilización en el Ejército fue como en las otras fuerzas mili­tares, un proceso improvisado y contra el tiempo. Aparte de la fal­ta de armamento, equipo y material de transportes conveniente para un Teatro de Operaciones en la selva; de la carencia de vías para llegar oportunamente a los puntos críti­cos, y de la inexistencia de planes de movilización y de operaciones, fue preocupante la escasez de ofi­ciales, especialmente subalternos, quienes por otra parte también eran reclamados en las Unidades Tácticas que atendían el Orden Público en los Santanderes y Boyacá. 14

Pero no se improvisa un soldado y menos un oficial idóneo para conducir en combate la unidad co­rrespondiente a su grado. Surgía pues la necesidad impostergable de

producir soluciones y entre ellas se puede registrar la organización de los cursos de oficiales de reser­va con base en el Decreto 1585 del 28 de Septiembre de 1932, y la del curso especial para los alumnos de la antigua Escuela Ricaurte. Así mismo, la graduación anticipada del Curso Militar en la Escuela de For­mación de Oficiales y la promoción pocas semanas después al grado también de subtenientes. de los me­jores alumnos del Curso General. 15

En relación con Fuerzas ~avaks. sólo contaba el país con dos floti­llas fluviales, ya que la Marina de Guerra era inexistente. Hasta la Escuela Naval, fundada por el gene­ral Rafael Reyes en 1907 había sido cerrada inexplicablemente. Las dos flotillas fluviales navegaban: la una en el río Magdalena, integrada por el transporte Presidente Mosqucra y el cañonero Rarranquilla, y la otra, que estaba compuesta por los cañoneros Santa ,\tarta y Cartagena más los transportes NarÍlio y Huila, lo hacía en los ríos Putumayo y Amazonas, donde con indudable acierto había sido enviada en el afio 1931. 16

Es fácil. pues. aceptar que si para movilizar parcialmente el Ejército. hubo que improvisar y que confor­marse con inquietantes niveles en el poder relativo de combate, para movilizar una Marina de Guerra, cu­ya existencia era prácticamente CERO, la dificultad era descomunal, como claramente Jo explica el Sr Capitán de 'avío. Julio C. Reyes Canal en su libro Contra I·ic,zto y Jlarca, cuando dice:

"... En lo naval las cosas fueron mucho más difíciles. Como es obvio. los buques de guerra no están siem­pre listos para la venta ni son ObJeto de comercio inmediato; hay que di­señarlos, financiarlos y construirlos y éso por lo regular toma varios años". 1 7

Debido a la dificultad expresada en el párrafo que precede, fue ine­vitable adquirir la más variada co­lección de buques con el fin de al­canzar en el menor tiempo posible,

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una mtruma capacidad operativa. Entre tales buques formaron car­gueros, paquebotes de pasajeros y otras variedades que dotadas de al­gún armamento defensivo, fueron utilizados como medios de transpor­te, y distinguidos con los nombres de Bogotá, Córdoba, Boyacá, Gene­ral Mosquera y Mariscal Sucre. 18

La improvisación impuso también que el mando y la tripulación de esas unidades flotantes, tuviera que confiarse a indeseable cantidad de marinos extranjeros. pues los ofi­ciales navales colombianos no pa­saban de cinco, y los marineros de Ríohacha, San Andrés, Providencia y otros lugares nacionales eran insuficientes. 19

Con referencia a la Aviación Mili­tar no es exagerado decir que en Septiembre de 19 32. esa Fuerza en Colombia se hallaba recién nacida, no obstante que el avión como ins­trumento de combate había demos­trado durante la primera guerra mundial, sus posibilidades de acción exitosa tanto en el nivel táctico co­mo en el estratégico. En el Teatro de Operaciones amazónico era in­dispen:-,able. y el país la requería con angustiosa urgencia, pues sólo contaba con modesta aviación civil, cuya historia se remontaba a un 26 de Enero de 1913 cuando en Mede­llín se realizó el primer 'u el o en Colombia.2° El entusiasmo que causó este vuelo, generó nuevas ex­periencias que mcluyeron varios vuelos de una primera empresa de aviación colombiana hacia 1920. 21

y más tarde la fundación de la So­ciedad Colombo-alemana de Trans­portes Aéreos Scadta, cuyos pilotos de origen alemán, al mando del ve­terano de guerra Herbert Boy y en aviones de dicha Sociedad, hicieron los primeros vuelos militares al Tea­tro de Operaciones del Sur. 2 2

Es consecuente recordar que cuando surge el conflicto por el asalto al puerto de Leticia, la Escue­la de Aviación como la de la Arma­da, también se hallaba en receso. 23

Sin embargo es justo señalar que desde comienzos del año 1931 exis­tía alguna preocupación en el go-

Avión ]unkers W-33 adquin.do de la empresa Scadta para la Aviación .\Jilitar Colombiana en Noviembre de 1932

bierno, presidido por el Dr. Enrique Olaya Herrera, con respecto a la ocurrencia de algo anormal en la frontera sur, preocupación quemo­tivó se le asignara al Ministerio de Guerra el control de la aviación mi­litar,24 y surgiera la intención de adquirir tres aviones anfibios que debían ser recibidos en los Estados Unidos y llegar al puerto de Carta­gcna en los primeros días del mes de Julio de 1932. Los aparatos se hallaban armados y equipados de conformidad a las exigencias de un teatro de operaciones selvático. y se iniciaron gestiones para la contra­tación del personal que se suponía necesario para la instrucción y el entrenamiento de los colombianos que habrían de manejarlos25 . Como es costumbre en nuestro medio. to­do quedó en buenas intenciones.

La Escuela de Aviación en Ma­drid (Cundinamarca) que fue preci­so reactivar. contaba con algunos angares donde tenían abrigo ocho aviones WILD, anticuados como aparatos de combate. pero muy apropiados para instrucción > entre­namiento. Contaba también la Es­cuela para la enseñanza de pilotos con tres aviones Curtisjledlúts que tampoco eran aptos para misiones de combate.26

No es dificil aceptar, pues, que el proceso de movilización en la

Fuerza Aérea fue también impro­visado. Mientras se esperaba la llegada de aviones de combate, comprados en Alemania y Estados Unidos, se adaptaron aero-naves de la Empresa comercial Scadta;.se incrementó el entrenamiento de pi­lotos y mecánicos colombianos; se hicieron funcionar los servicios ne­cesarios, y antes de que se cum­pliera el primer aniversario del atentado contra nuestra soberanía en el Amazonas, Colombia pudo disponer para defenderla, de cin­cuenta aviones de combate debida­meo te tripulados? 7

LA ADQUISICION DE MATERIAL DE GUERRA

Es justo reconocer que una vez comprometida la dignidad nacional con la amenaza de perder territorio patrio. el gobierno central con el apoyo de toda la Nación se dedicó a la solución de las más apremiantes necesidades, como la de comprar las armas y demás elementos indis­pensables para sostener el esfuerzo de guerra. Mediante el Decreto 1548 del 26 de Septiembre del cita­do año 32, se creó la Sección de Control Previo, destinada a la fisca­lización del empleo de los fondos provenientes del empréstito para la Defensa Nacional. Con el Decreto

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1556 del 27 del mismo Septiembre, se le dió vida al Departamento de Sanidad del Ministerio de Guerra y comienzo a la organización de una compañía de sanidad, que debida­mente dotada se envió al Putuma­yo.28 Además, con el fin de aten­der la adquisición, suministro y distribución del material requerido, se creó la Oficina de Control de Municiones. 29

Pero es con respecto a la adqui­sición de armamentos donde se des­tacan las consecuencias indeseables de la improvisación, pues el mate­rial de guerra no está disponible conforme a la urgencia del solici­tante. Los gobiernos extranjeros. considerados como amigos. también lo eran del Perú 1y lógicamente, rehusaban intervenir en favor de al­guno de los dos contendientes. Las fábricas capaces de atender al­gunos requerimientos ofrecían posi­bilidades de entrega que no satisfa­cían nuestros anhelos.30 Afortuna· damente el gobierno de la época se impuso a las dificultades y logró ad­quisiciones estratégicamente impor­tantes. como la de los destructores Arztioquia y Caldas, que hicieron presencia en aguas del Océano Pací­fico el 24 de Mayo de 1934, y co­mo algunas otras que dentro del proceso de la movilización militar, elevaron la~ capacidades tácticas y operativas del brazo armado de la República y en consecuencia su po­der relativo de combate con respec­to al del Perú.

CONCLUSIONES

Es evidente que si un instrumen­to militar con capacidad disuasiva semejante a la disponible en Mayo de 1934 hubiese existido en Colom­bia a comienzos de 193:!, no se hu­biera presentado el conflicto fron­terizo que estamos recordando y por ende, se habrían ahorrado el costo y sacrificios nacionales que, debido a la impreparación militar. a la repentina movilización sí n planeamiento, a las dificultades po­líticas y económicas habituales, a la incidencia del orden público endé­micamente perturbado, y a la indi­ferencia tradicional de la sociedad

con respecto a la seguridad nacio­nal, tuvo que asumir el pueblo co­lombiano para defender la integridad del territorio patrio.

El conflicto bélico fronterizo de 1932. le impuso a Colombia la ne­cesidad de modernizar sus fuerzas armadas. Se mejoró su organiza­ción y equipo, la instrucción mili­tar, el entrenamiento, la disciplina, la mística institucional y en general. la capacidad táctica y operativa de su Ejército . Se elevó también el poder de combate de la Fuerza Aérea y de la Armada Nacional. a niveles modestos pero suficientes para la época. Ese conflicto arma­do internacional dejó una lección que no conviene subestimar, pues aunque se acepte desarrollo y mejo­ramiento en las Fuerzas Militares colombianas, surge siempre el inte­rrogante sobre su capacidad para enfrentar con éxito y sin repetir errores. situaciones similares a la de 1932. El interrogante es apenas na­tural, pues se observa que el país, tal vez ingenua o quizás irresponsa­blemente. prefiere confiar su inte­gridad territorial y su sobcran ía en los corrientemente violables Trata­dos Internacionales. olvidando que éstos sólo son válidos cuando se hallan apoyados en el poder disua­sivo de un adecuado instrumento militar. Posiblemente no se ha que­rido aceptar que el problema no consiste en ganar la confrontación bélica. sino en adoptar oportuna­mente las medidas necesarias para evitarla.

NOTAS

S. URIBE GA VlRIA. Carlos. La verdad sobre la Guerra. Bogotá· Editorial Cronos, 193S,Pág. 27

6 . Ibídem, Pág. 27

7. lbidem. Págs. 28-29

8. lbidem , Págs. 9-lO

9 . lbidem. Págs. 11-12

1 O. lbidem, Págs. 13·1-l

1 l . Ibídem. Pág. 14

12. ZARATE LESCA~O. José. Historia Jfilitar del Conflicto con Colombia de 1932. Lima: Bibho teca Militar del Oficial , ~o. 34. 1965, Pág. 9S

13. URIBE GAVIRIA. Carlos. Op. Cit. Págs. 1 S-22

14. Jbidem, Págs. 98-99

15. lbidem, Pág. 9~

16. lbidem. Pág. 23

17. REYES CANAL. Julio C. Contra Viento y Marea. Cuaderno Bitácora de la fundación de una Armada · Bogotá: Arte y l·otohto " ARfO" Ltda .. 198S. Págs.l4y 15

18. lbidem. Pág. 15

19. Ibídem , Pág. 15

20. LUl:'\A. José y Otros. Reportaje de la Historia de Colomina. Bogotá. Planeta Colombiana I::d•torial S.,\ ., 1989. Pág. 219

21. ECHA V ARRIA ~•liSAS . Glul!ermo y Otros. Reportaje de la Jlirtoria de Colombia. Bogotá : Planeta Colom­biana Editorial S.A .. 1989. Pág. 222

,.., REYES ( i\:'-JAL. Julio Op. Cit. Pág 13

23. URIBE CA VIRIA. Carlos. Op. Cit Pág. 24

24. ACADEMIA COLOMUIANA DE HISTORIA - Mchivo Enrique Olaya Herrera · Carpeta No. 17 (Ejército 1931)

l. ACADE 11A COLOMBIANA DE HIS- 25 . lbidem. Carpeta :\o. 42, Pág. 2 1 TORIA • Archivo Enrique Olaya He-rrera . Carpeta No. 17 (Ejército 1931) 26. URIBE ("\VI Rl A. Carlos O p. Cit.

2. CRUZ SANTOS. Abcl. Economía y

Hacienda Pi.bl:'ca ·T. 2 · Historia Ex· tensa de Colombia· Vol. XV. Bogotá: Ediciones Lerner, 1966, Pág. 271

3. ACADEMIA COLOMBIANA DE HIS­TORIA . Op. Cit.

4 . Ibidem (Introducción Informe · Págs. 146-166)

Págs. 24-25

27. Jbidem

28. lbidem. Págs. 101-104

29. ACADEMIA COLO\tBIANA DE HISTORIA. Op Cit.· Carpeta No. 24 (Minguerra) Pág. 25

30. URIBI: GAVIRIA. Carlos Op. Cit. Págs. 90-91

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IGEOPOLITICAI

UNA MIRADA

AL ATLAS HISTORICO

Coronel (r) GUSTAVO ROSALES ARIZA

"Un grande espacio no siem­pre ha proporcionado al pue­blo que lo posee un poder superior; pero donde quzera que ha e:>.Jstido una gran nación, ha sido dueña de un grande espacio"-

Robert Strauss

El mapa político del mundo de hoy no es igual al de hace cincuen­ta años. Es probable que tampoco éste sea el mismo en breve tiempo; sin embargo, el espacio geográfi­co no ha cambiado ni cambiará fundamentalmente.

¿Qué ha ocurrido entonces? Simplemente que sobre esos espa­cios geográficos han nacido, crecido y aún desaparecido los Estados. En algunas veces las nacionalidades han

tratado de congregarse alrededor de una sola entidad estatal. En otras un estado multinacional no ha resistido las presiones de sus diversas etnias y ha estallado dejando tras sí el re­cuerdo de su grandeza y realización histórica para dar paso a varios nue­vos estados. Invasiones inconteni­bles provenientes de Europa Orien­tal y del Asia durante las primeras centurias de nuestra era se precipi­taron sobre la Europa del Oeste y destruyeron el otrora poderoso Imperio Romano. Se inició la Europa de las tribus, precursora de la Europa de ciudades de la baja Edad Media y de la futura Europa de los Estados. Otros pueblos no menos fuertes, empujados a su vez por la fuerza bruta de asiáticos orientales, fueron desarraigados de su tradicional espacio geográfico para establecerse más al occidente; así los turcos otomanos acabaron

El autor. Coronel Gustavo Rosales Ariza, es Profesor de Geopolitica de la Universidad Militar y de Historia y Estrategia de la Escuela Superior de Guerra. Colaborador de los Centros de Estudios Estratégicos y de Geopolz'tica de estos Institutos, y miembro de la junta Directiva de la Academia de Historia Militar de Colombia. El artículo que se publica es el primero de tres ensayos que el autor incluirá en próxima obra.

con el Imperio de Bagdad, crearon su propio estado con sede en la an­tigua Constantinopla y frustraron, hasta nuestros días, la esperanza de un solo ente político islámico. Este último, de breve duración en el bajo medioevo, que se extendió desde la Península Ibérica hasta el Golfo Pérsico, que hizo del Mediterráneo del Sur su propio "mare nostrum" terminó con el correr del tiempo absorbido, no solamente por los turcos sino por la pujanza de una Europa fuerte que en Lepanto o a las puertas de Viena detuvo, quizá para siempre, al Islam cualquiera que fuesP su origen étnico, ya semi­ta, ya otomano.

Pero no solamente el furor de las corrientes humanas,' ávidas de nue­vas tierras para subsistir o imbuidas de fanatismo para imponer sus creencias han creado o desaparecido estados. También los intereses polí­ticos y económicos de poderes fuertes han hecho desaparecer, co­mo consecuencia de la guerra o de la presión, muchos estados. O han creado otros según su conveniencia. ¿Es por ejemplo, Kuwait un estado artificial, creado por Inglaterra para satisfacer, en su momento, sus in­tereses políticos y los económicos de sus empresas multinacionales?.

Baste tomar un atlas histórico para observar, no sin inquietud, la evolución de los Estados. ¿Qué de Sumer y Acad verdaderos centros originarios de la cultura?. ¿Y de Babilonia y su código Hammurabi, acepta.Jo como la primera expresión conocida sobre la organización so­cia1 y política de una civilización urbana? ¿Y del Imperio Asirio que tuvo una existencia mayor, en el tiempo, a cualquiera de los esta­dos que hoy conocemos?.

Partiendo del reparto espacial del mundo en la época de Alejandro Magno en Europa y Asia, podemos observar:

- 325 A.C. El Imperio de Ale­jandro (Próximo, Medio Oriente y Egipto incluido); el Imperio de Cartago sobre el Norte de Africa y la costa mediterránea de la Penínsu-

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Ibérica; los reinos Indios; los chinos de Yen, Chin, Han, Chad, Tsi y Chu; Armenia, Etruria, la República de Roma, la Liga de Co­rinto; una serie de asentamientos griegos en el Mediterráneo, el Mar ~egro y la Península de Anato­ha, Nubia y Etiopía. El resto, in­mensos espacios euro-asiáticos y no­rafricanos, habitados por diversas tribus.

- 230 A.C. El mismo espacio anterior ya presenta notorios cam­bios que, al desmembrarse el Impe­rio de Alejandro, dan inicio a gran­des estados herederos de la cultura helenística: El Imperio Seléucida, el Egipto de los Ptolomeos, el reino griego de Bactrania, Partía, Atropa­tena; la Península de Anatolia al­bergando varios reinos como los de Bitinia, Galacia, Ponto, Pérgamo y Capodocia. En la actual India apare­ce el Imperio Mauria; la China se consolida en solo dos estados: El Imperio Chin y el reino Chu. El actual Japón inicia su era feudal. Cartago se extiende al centro de la Península Ibérica y Roma su futuro enemigo mortal, con visos de impe­rio, absorbe Etruria y se consolida sobre toda la península italiana, Córcega, Cerdeña y Sicilia.

- 117 D.C. El mismo mundo, en la denominada época de los Atoni­nos y baJo el reinado de Adriano presenta rasgos definidos de los es­tados imperiales: Roma en pleno apogeo con el Mediterráneo a modo de lago interior se extiende por to­da Europa al sur del Rhin y el Da­nubio, Inglaterra, el norte a Africa y el Próximo o Cercano Oriente. El Imperio Parto ha reemplazado am­pliamente al Seléucida, el Sacio al reino de Bachanía; el Imperio Chino de los Han se ha extendido tanto que se asemeja a su forma actual; Etiopía se extiende paralela al Mar Rojo y en la India se destaca el Reino de Baitana.

- 500 D.C. Los grandes imperios han sido desmembrados. Las inva­siones de germanos, hunos y mon­goles han transformado el mapa político: Ahora tenemos sobre el espacio del antiguo Imperio Roma-

no de Occidente los reinos de los Visigodos, Francos, Ostrogodos y vándalos. Tribus celtras y anglosa­jonas ocupan Inglaterra. El Imperio Sasánida ha reemplazado a los Partos y el de los Hunos al Sac1o.

- 900 D.C. El Islam domina el mundo conocido y Carlomagno ha repartido su Imperio. Al de Bagdad, le sigue en importancia el Califato de Córdova y el ya reducido imperio Bizantino (ex-romano oriental). La cristiandad europea, en pleno auge del feudalismo, no posee aún la di­námica suficiente para constituir estados fuertes.

- 1.100 D.C. El Imperio Seld­yucida ha tomado. con mayor ex­tensión, el lugar del de Bagdad. Eu­ropa inicia a superar su período feu­dal y nombres que nos son familia­res aparecen en el mapa: Castilla, Navarra, Aragón, Francia, Inglaterra, Escocia, Gales, Polonia, Hungría, Suecia, Noruega, Dinamarca, Litua­nia, Servía, Croacia y el Sacro Impe­rio Romano-Germánico. Se reduce Bizancio, aparece el principado de Kiev (futura Rusia); el Japón y Corea se consolidan.

- 1.260 D.C. Ahora los Mongo­les son los dueños de toda el Asia conocida. Han conquistado el Im­perio Chino y constituido una serie de Kanatos inclusive sobre el Impe­rio Seldyucida. Como resultado de la declinación árabe en la península Ibérica, florecen Castilla y Aragón. Aparece Portugal.

- 1.550 D.C. Aménca ya ha si­do descubierta por los europeos. Buena parte del mundo occidental no es de uno o varios estados; es de la corona imperial de los Hamsburgo: Castilla, Aragón, Portugal, Sicilia y Nápoles, Austria, Hungría, Borgoña, los Países Bajos, el Norte de Italia, Alemania y sus principados cobija­dos por el nominal Imperio Romano­Germánico y por supuesto las pose­siones en América y Asia Insular. De una parte su imperio provenía de la herencia personal recibida de sus abuelos paternos Maximiliano de Austria y María de Borgoña y la de sus abuelos maternos Isabel de

Castilla y Fernando de Aragón. De otra, su habilidad política para ob­tener la Corona del Sacro Imperio, Bohemia y Hungría. No se ponía el sol en el estado universal de Carlos V; tampoco en el de sus sucesores españoles. Francia, Inglaterra, No­ruega, Dinamarca, Suecia, Rusia y Polonia y los estados pontificios caracterizaban a Europa.

Un Estado poderoso y nuevo se oponía ahora a la cristiandad: El ImpNio Otomano. Su permanencia se extendería por más de cuatro siglos y de su proceso de desintegra­ción heredaría el mundo de hoy, entre otros problemas, las áreas de conflicto de los Balcanes, el Próxi­mo Oriente y parte dell\ledio Orien­te; también la rivalidad greco-turca, aunque ésta bien puede considerar­se como milenaria y anterior al mis­mo Imperio Otomano, pues su ori­gen se halla en la presencia inmemo­rial de etnias griegas en la costa me­diterránea de la actual Turquía y de Chipre.

- 1.750. No obstante que los territorios del Norte de Italia y el centro de Alemania asemejan a un mosaico de pequeños estados; Espa­ña decadente, Francia, Gran Breta­ña, Prusia, Rusia, el Imperio Oto­mano (sector balcánico) se presen­tan como las entidades estatales más representativas. Un estado, re­lativamente nuevo, Provmcias Gni­das (Holanda) con escasa extensión geográfica en Europa, pero con un gran poder naval, ingresa al círculo de las potencias. Los hamsburgos de la rama austríaca se mantienen en la Europa Centro-Oriental, Sur de Italia y la actual Bélgica. y con­juntamente con Francia. constitu­yen el poder continental.

El mundo sigue siendo de Europa. Cna mirada al mapa así lo confirma: sobre el orbe se extienden los im­perios Español, Portugués, Holan­dés, Británico, Francés, Danés y Ruso.

- 1850. El espacio geográfico, objeto de este análisis, tiende a pre­sentar una división política más cer­cana a nuestros días. Alemania e

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Italia han cumplido sus procesos reunificadores. El Congreso de Berlín ha sido el escenario para pre­sionar al decadente Imperio Otoma­no a conceder libertad en los Balca­nes y en consecuencia aparecen ya Servía, Rumania, Bulgaria, Grecia aumentada, Montenegro y Albania. Los austro-húngaros adquieren Bor­nia-Herzegovina y con ello se labran su futuro final. Africa es práctica­mente absorbida por el neocolonia­lismo europeo. El nuevo mapa po­lítico no durará mucho. La PrimNa Guerra Mundial se encargará de alterarlo.

- 1.918. La mitad del antiguo mapa político de Europa ha cam­biado. Los Imperios Austro-Húnga­ro y Ruso han desaparecido y de sus ruinas se levantan Checoslova­quia, Yugoslavia, Finlandia, Litua­nia, Letonia, Estonia y Polonia. Rumania empieza su extensión a costa de Hungría y Rusia. Italia crece con un sector de la antigua Austria y ésta última y Hungría se constituyen en dos pequeños esta­dos centro-europeos. El Imperio Otomano queda reducido a Turquía y lo:; vencedores del conflicto mun-

Tomado de la "1-lzs toria Universal" de Piremt<'

dial se reparten las posesiones colo­niales de los vencidos.

- 1.945. La Segunda Guerra Mundial también deJa sus conse­cuencias. La U.R.S.S., absorbe Lituania, Estonia, Letoma y se ex­pande a costa de Finlandia, Alema­nia, Polonia y Rumania. Ahora tenemos dos Alemanías (RF A y ROA). Los territorios que Polonia pierde al oriente los compensa con territorios al Este, a costa de Ale­mania. Italia pierde su Imperio co­lonial en Africa.

Aún recordamos cómo el último Sha de Irán, Mahomed Reza Pahlevi, conmemoró fastuosamente, al lado de las ruinas de Persópolis, el tercer milenio del Imperio Persa. La ver­dad es que el extinto emperador pudo haber celebrado su fundación, pero no su existencia. La misma dinastía aqueménida que lo creara lo vió desaparecer; bastaron cuatro­cientos años, y en la historia no son muchos, iluminados por la estrella fulgurante de los llamados grandes: Ciro II, Darío I y Jerjes II para que el Imperio cumpliera su ciclo vital. De su muerte se encargó Alejandro

Magno. Darío III, Codomano (336-331 A.C.) y no M. Reza Pahlevi (1941-1979) fue su postrer gober­nante. En un intervalo de más de 1.500 años y sobre su espacio geo­gráfico nacieron, se desarrollaron y murieron, entre otros: El Imperio Seldyucida, con una existencia su­penor a los ocho siglos; el Parto; un nuevo y emífero Imperio Persa fragmentado; el de Bagdad; el Im­perio Mogol procedente del Asia Oriental; el Imperio Afgano por absorsión del territorio; el Otomano en lo que fueron los dominios persas en el Asia Menor. Y todo elb sin contar el breve dominio ini­cial de Alejandro Magno o el de fac­tor por ingleses y rusos anterior a la Segunda Guerra Mundial, aún a disgusto de la breve dinastía Pahlevi, sobre un Estado que ya había, con toda razón, cambiado su nombre: Persia por Irán.

Supuso García III, primer rey formal de Aragón (994-1.004) que su estado, que contribuyó a expul­sar los árabes de la península Ibéri­ca, se enseñoreó sobre Sicilia y Ná­poles, participó gloriosamente en el hallazgo y conquista de América,

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que existió por más de setecientos años, terminaría incorporado al rei­no de Castilla y que de esa unión re­sultara un nuevo Estado: ¿la España magnífica de siempre?.

¿Y qué de Armenia, que existiera ya en el siglo IX, absorbida por los bizantinos en el XI, por los mame­lucos en el Xll, por los rusos en el XIX y acomodada al régimen so­viético post-zarista dentro de la URSS en el XX, volvería a ser ver­daderamente soberana como en los tiempos de su dinastía bagrática de los siglos IX y X?

Ya no existen ni el Imperio Egip­cio, ni el Romano, ni el Bizantino, ni el Carolingio, ni el Germánico. Tampoco el reino Ostrogodo, ni el de León o el de Navarra; mucho menos los reinos Visigodo, Burgun­do o Franco. Ni siquiera algunos estados poderosos del siglo pasado como el Imperio Austro-Húngaro, ni las efímeras creaciones napoleó­nicas como las repúblicas Cisalpina, Partenopea o de Liguria; ni tan solo el Estado que fue creado expresa­mente para aislar el gran corso: el fugaz reino de la isla de Elba.

La desbordante corriente nacio­nalista del siglo XIX hizo desapare­cer del mapa político europeo un llamativo mosaico de estados para dar paso, dentro del llamado proce­so de reunificación, a estados más fuertes. Son los casos de los movi­mientos reunificadores de Italia y Alemania. La visión geopolítica del rey Víctor Manuel II de Cerde­ña con la colaboración decidida de su ministro Cavour y del patriota Garibaldi, fue el elemento impulsor que creó la Italia de hoy. Para ello fue necesario absorber los grandes ducados de Toscana, Parma y Mó­dena, los Estados Pontificios aún a riesgo de haber herido el senti­miento católico, el reino de las Dos Sicilias y desplazar a Austria-Hun­gría de su dominio sobre la región del Lombardo-Veneto. En el caso alemán, la genialidad de Bismarck hizo posible el nacimiento, tras la derrota francesa en Sedan y en ple­no Palacio de V ersalles, del Imperio de Alemania y de hecho del estado

más poderoso, ayer y hoy, de la Europa Continental. El subterfugio político de considerar al rey de Prusia cabeza del nuevo imperio, primero entre iguales, facilitó el que los reyes de Baviera, Sajonia y Wur­temberg aceptaran el proceso; el reino de Hannover ya había sido simplemente incorporado. Otras entidades pequeñas como Baden, Hesse o ~1eckemburgo ingresaron jubilosamente. El nuevo estado, ensanchado con la anexión de Alsacia y Lorena, nació formal­mente el 18 de enero de 1871 y al coronar el gran Duque de Baden al Rey de Prusia como emperador de todos los alemanes. se cumplió más que un simbolismo uno de los he­chos históricos y políticos más im­portantes de la era cristiana.

Contrario a los procesos anterio­res, en los Balcanes se deshizo la parte europea del Imperio Otomano. Presionada por las grandes poten­cias de la Europa tradicional, la des­gastada Sublime Puerta tuvo que aceptar el nacimiento d<• Grecia, Servía, Rumania, Montenegro, Bul­garia y Albania. Pero, como todos nacieron sin poder albergar la tota­lidad de sus etnias dentro del espa­cio asignado, también se inició con su nueva vida una cascada de con­flictos que aún no han cesado.

Asistimos hoy, con perplejidad. al proceso de desintegración de la Unión Soviética. Pnrece que sólo la Rusia Imperial pudo contener en cabeza de los zares el desborde de las nacionalidades. ¿Cambiará, en corto plazo. el mapa político de Europa con la aparición de nuevos estados como Ucrania, :\loldavia y Bielorusia? ¿Lograrán las regiones en Cáucaso como Georgia y Arme­nia sostener su independencia? ¿Mantendrán Lituania, Estonia y Le­tonia su nuevo estatus o regresando al pasado, a modo de la Liga Han­seática, se conformará una asocia­ción de estados del Báltico? O, ¿al otro extremo de Europa, los acon­tecimientos que ocurren en Croacia y Eslovenia conducirán a que Vene­cia o Tríeste, y por qué no Milán, sean líderes de una asociación del Adriático por donde se precipite

ya por medio de Austria o directa­mente por Alemania la tradicional aspiración germana de salir al Mediterráneo?.

El actual mandatario francés, Miterrand, ha advertido que el auspicio de los brotes de nacionalis­mo, sin control, podría permitir el regreso de su Continente a la Euro­pa de las tribus. Pienso que tal con­cepto es en el fondo, el deseo de evi­tar la desmembración de una Yugos­lavia que a su vez nació en 1918, con el beneplácito y el apoyo de Francia, como un Estado irreal que frenaría cualquier ambición política de una Austria revivida o una potente Alemania y serviría de freno a pre­siones del oriente. Futil esperanza. El asesinato del rey yugoslavo y del ministro francés de Relaciones Ex­teriores en Marsella en 1934 (octu­bre 9) por inspiración croata. así lo demostró. Ya en ese entonces se afirmaba que la convivencia de nacionalidades en Yugoslavia, es­taba lejos de ser fácil; nueve cultu­ras dentro de un solo estado, es demasiado.

No el> necesario recurrir al estudio cronológico e histórico de los pro­cesos de cambio en los Balcanes a lo largo de varios siglos para constatar lo inestable que han sido las crea­ciones e::.tatales en esa área. Báste­nos solamente tomar los primeros cincuenta años de este siglo. Dos guerras balcánicas (1912, 1913), dos guerras mundiales (1914-1918, 1939-1945), dos greco-turcas, varias intervenciones (Italia en Albania; Rumania en Hungría). tensiones internas constantes, reivindicaciones territoriales, alianzas inestables y un permanente estado de tensión expli­can las razones para que apareciera por fusión con uno y agregación de provincias de otro la actual Yugos­lavia, decrecieran territorialmente Bulgaria y Turquía y aumentaran de tamaño Grecia y Rumania. Y todo ello sin contar que la perma­nente tensión greco-turca en el Mar Egeo, a modo de prolongación es­pacial, y que se ha constituido en el punto frágil de la OT A~. Los cambios políticos de esta reg10n tan conflictiva constituyen enton-

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ISI.ANOIA

PAISES NO EUROPEOS

*PAISES CONSIDERADOS ASIATICOS PERO PERTENECIENTfS A LA CEI

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LA EUROPA ACTUAL

Desde1989, con la calda del Muro de Berlln, el mapa de Europa comenzó a cambiar: la fusión de las dos Alemanias, la separación de las Repúblicas Checa y

Eslovaquia, el fin de la URSS, el desangre de Yugoslavia .•• ¿Qué tal si conservan el mapa?

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RUSIA

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IRAK

Tomodo do El Toompo .. 23 08 92

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ces, un buen ejemplo de las teorías geopolíticas de Kjellen.

Nuestra América, aunque muchí­simo más estable, gracias a la adop­ción de principios como el Utis Positis de Jure y la adopción de me­didas integracionistas, también ha presentado ejemplos interesantes. Nacieron, escasamente se desarrolla­ron y murieron entes estatales como la Gran Colombia, la Confederación Perú-boliviana, la República de Texas y las Provincias Unidas de la América Central. Nació y existe aún, la República de Panamá; desa­pareció el territorio ruso de Alaska para ser incorporado a USA y ésta, como un aluvión sin control se pre­cipitó del este al oeste triplicando su territorio original. Las antiguas

colonias inglesas del Caribe y otras áreas han obtenido su independen­cia (?) y, al ingresar sin restricciones a la OEA, casi logran paridad entre anglo-parlantes e hispano-parlantes, situación llamativa y de efectos impredecibles.

Oriente y Oceanía, especialmente como producto de la descoloniza­ción posterior al último conflicto mundial. Otros estados cambiaron de nombre o se transformaron al fusionarse con su vecino, como es el caso de los Emiratos Arabes o del Yemen Umficado. O al contra­rio: Corea se dividió en dos esta­dos. Pero, sin duda, el hecho tras­cendente de la post-guerra, y a ni­vel mundial. lo constituyen la crea­ción de Israel y la fragmentación del subcontinente asiático en los estados de India, Pak1stán y Ban­gladesh. En consecuencia también podría afirmarse que todos estos cambios son básicamente el produc­to de la desaparición de los dos últimos imperios coloniales: El británico y el francés.

Descontado el hecho histórico de la unificación de Alemania, el esce­nario geográfico que nos ocupa, lue­go de la Segunda Guerra Mundial, no ha presentado variantes. Otras áreas del planeta sí; en algunos ca­sos dentro de procesos que obede­cieron a impulsos nacionalistas; por ejemplo la creación de la República Arabe Unida (RAU) de corta exis­tencia. Nuevos Estados aparecieron en Africa y el Sudeste Asiático, en el Caribe, Suramérica, el Próximo

POESIA A la memoria y recuerdo de .J.L. Borges. maestro de las letras castellanas, del cual tomo el título de una de sus grandes obras.

Qué Instes que suenan en esta noche, las notas del bandoneón; Recuerda <"zejo. recuerda, cuar1do Carlitas Gardel. can taba szu t•iejos tangos al Bue110s A ir es querido a la {u.: del farolito por la.\ callejas queridas al compás de las guitarras y de u11 lánguido acord('ón!

Dó11dc están los muchachos de ento11ces ,\ larl ín Fierro, d gaucho i11Ja11te, Garufita el burlador; y junto con el jinete de la pampa sin caminos oyendo siempre milo11ga.1 tras los silbidos del uic11to, el hombre de la carreta boyero de mil camium que JUnto con ese ciego cuando se hallaba muy solo miraba triste hacia el cielo soíiando historias de hombres que se jugaban la vida, por el amor de .\-1ireya o de esa rubia .\!argot!

ANECDOTARIO PARA UN TANGO

Mayor (r) MANUEL FLOREZ ORTEGA

Callcja1 que dan al r(o ca/leja1 de mi arrahal.' nláutas l'Cccs n tu vera pasaron como fantmmas, las .wmhra.\ de tu.\ amzgu.1 bohemios de pura ra::.a, ebrio.1 de t·ino, de ru11 \'amor por empedrados de pirita en bellas noche.\ de luna tras mariposas 110ctumas otra.\ la muerte segura e11 oscuros lances de machos mit'1!/ra.\ a lo lejo~ .H' oye11 las IlOtas tristes\' dulce-; de 1111 tongo sentimental.'

Callejas por m( c¡uen'das que siempre euocar1 recuerdos de los días ya leJaiiOI cuando al calor d(' tu tt('ra cantaba IGIH:{Os nacidos de lo profundo del alma, al compás de una guitarra y de mi viejo acordeón!

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1 HISTORIA 1

43 ANIVERSARIO DE LA GUERRA DE COREA

SR. MYUNG - HA CHANG

Cap. de Navío (r) MANUEL C. TORRES GUZMAN

Para conmemorar d cuadragésimo tercer aniversario de la inva­sión a Corea del Sur, ocurrida el 25 de Junio de 1950, se llevó a cabo crt el mmwmn1to cr(r:ido por el Gobierno coreano en la ciu­dad de Bogotá, el 17 dc Junio pasado, un severo acto militar, durante el cual prommciaron sentidos discursos el Sr. Embajador de Corea Mywzc:-lla Chang y el Sr. Capitán de Nav{o .\1anuel Guillermo Torres Gu::mán, los cuales se publican a continuación.

DISCURSO DEL SR. EMBAJADOR DE COREA

MYUNG - HA CHANG

Hoy estamos aquí reunidos para celebrar el 43o. (Cuadragésimo Ter­cer) Aniversario de la Guerra de Corea y el 42o. (Cuadragésimo Se­gundo) Anivcrsano de la participa­ción de Colombia. país que junto con quince naciones más. se hizo presente según decisión del Consejo de Seguridad de las Naciones Uni­das. siendo éste el primer intento por implementar el principio de se­guridad colectiva. con el fin de ga­rantizar la paz y la libertad del mundo.

muy unidos mediante el ideal con­junto de seguir luchando por defen­der la paz, la libertad y la democra­cia, tal como lo hicieron hace cua­renta y un años ustedes quienes escribieron con sangre una de las más gloriosas páginas de la historia luchando hombro a hombro con­fundidos con los coreanos en un só­lo ideal en su lucha por la libertad.

Por ello, deseo extender mi espe­cial saludo a todos y cada uno de los soldados colombianos que par ti­ciparon en la Guerra de Corea y ele­vo mis oraciones por aquellos que cayeron en el campo de batalla, quienes con su cuota de sacrificio con tribuyeron a que nuestras nuevas generaciones puedan vivir libres lu­chando por un futuro mejor.

Ahora que se aproxima la nueva era del Pacífico, yo creo que como miembros de esta comunidad, de­bemos hacer esfuerzos conjuntos con d fin de estrechar las relaciones de amistad que han existido entre nuestros dos países y así darle ma­yor valor y apreciación al gran sacri-

Perm ítanme expresar en esta me­morable ocasión mis más sinceros agradecimientos por su amable asis­tencia a este acto. como también mi complacencia por la estrecha amistad entre nuestros dos países; Colombia y Corea siempre estarán El Sr. Embajador de Corea, pronunáa su discurso.

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cio que realizaron aquellos que articiparon en la Guerra de Corea.

Quiero manifestar mi especial re­conocimiento a las Fuerzas Armadas de Colombia y a los Veteranos aquí presentes y, finalmente. espero que sea este el momento propicio para que en nombre de la tradición que nos une hagamos votos porque las relaciones de amistad existentes perduren y cont inuemos siendo compañeros de lucha por la defensa de la paz.

DISCURSO DEL SR. CAPITAN DE NAVIO (R)

GUILLERMO TORRES GUZMAN

• os hemos acostumbrado a venir, año tras año, a este lugar, engalana­do con el monumento de la gratitud coreana. para conmemorar la inicia­ción de esa guerra que enfrentó por un lado a las huestes invasoras de Corea del :-.=orte apoyadas por el ejército comunista de la China Continental, y por otro, a la nación agredida en cuyo apoyo acudieron las fuerzas aliadas de 19 países, que decidieron por voluntad de sus gobiernos, enfrentar y repeler la agresión, haciendo suyas la indigna­ción del mundo libre y la determi­nación inquebrantable de Corea del Sur para desalojar al enemigo de su territorio.

Los pormenores de la participa­ción colombiana en esa guerra, y las incidencias que rodearon la de­terminación de nuestro gobierno de ese entonces, de ofrecer, preparar y enviar al escénario de la guerra una fragata de la Armada l':acional y un batallón de infantería de nues­tro Ejército, han sido evocados y exaltados repetidas veces, aquí en este mismo lugar, por los más cali­ficados personeros y testigos de esa con tic nda: esos testimomos consti­tuyen por mérito propio. aportes elocuentes y claros para la historia de nuestras armas. Entonces cabe señalar el reconocimiento a quienes

De izquierda a derecha: Sr. Fmúajador de Corea .\fyung · /la Chollf(, Sr. Agregado Militar dt Cort•a, al Jcmdn BG. Raúl Mart{ne;: Espinosa y

l'A. f."duardo lfills 0., hacen el ofrt"Cimiento floral.

correspondió tomar aquella trascen­dental decisión.

Hoy sin embargo, transcurridos ya 43 años de la iniciación del conflicto, y 42 de nuestra partici­pación en el mismo, valdría la pena volver a meditar brevemente sobre las razones que mediaron para que un país como el nuestro, situado casi en la antípoda del conflicto y

con tan limitados recursos, se hu­hiera ofrecido para concurrir, con todas sus consecuencias. a esa !!esta inolvidable para quienes la vivi~os.

~aturalmente y en primer térmi­no, estaba la majestad de la palabra empeñada en los tratados suscritos por Colombia, que determinaron el deber sagrado de acudir en defen­sa de la nación amiga agredida.

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Pero hubo algo más; algo que sin duda alguna garantizó anticipada­mente a quienes formularon el ofre­cimiento, que la misión se cumpli­ría sin vacilaciones, con honor, con eficiencia profesional y con volun­tad inquebrantable de victoria. Y ese algo, fue entonces como lo es ahora, el patriotismo sin condicio­nes y el orgullo altanero que solo puede nacer del amor entrañable a la profesión de las armas y a la de­fensa de la libertad.

Así, fue apenas explicable, que enaltecidos con esos dos sentimien­tos, el empeño de la palabra y el amor a Colombia, al conocerse la determinación del gobierno sobre­viniera esa avalancha de solicitudes, de quienes voluntariamente quisie­ron hacer parte de las tripulaciones de los buques, así como de los man­dos y cuadros que constituyeron sucesivamE-nte los contingentes de nuestro batallón.

Y fue también así como se inició la preparación cuidadosa y los en­trenamientos exhaustivos en mar y en Lierra para que la presencia en el teatro de operaciones se cumpliera bajo las más altas exigencias de la técnica y los adelantos bélícos co­nocidos en el momento, lo cual per­mitió que ya en el escenario de las acciom's se cumpliera cabalmente el cometido propuesto.

Hay que admitir sin embargo que para ese entonces, y antes del pri­mer viaje, Corea era para la mayoría de nosotros un país desconocido y lejano, apenas dibujado en nuestra imaginación por los perfiles legen­darios de su cultura milenaria; pero también que la proximidad real de nuestra participación y la avidez de la aventura, nos impulsó, no sola­mente a estudiarlo y conocerlo, sino gradualmente a quererlo como nuestro y a sentir como ellos, los surcoreanos, toda la dimensión de su tragedia y la voluntad indeclina­ble de doblegar y hacer retroceder al invasor.

Y todos sabemos, cómo durante los años del conflicto ese afecto se multiplicó cuando en las muchísi-

mas ocasiones en que combatió nuestro batallón, o en las menos frecuentes de reposo entre las ac­ciones, sus oficiales y soldados se confundieron con los surcoreanos, sellando así una amistad eterna ru­bricada por la sangre, el heroísmo y la muerte.

En el mar entretanto, mientras se cumplían sin descanso las singla­duras de celosa vigilancia y bom­bardeo a la costa enemiga, pudi­mos también abrazar y despedir con emoción a los comandos coreanos que sigilosamente lanzábamos más allá de la línea de fuego para acer­tar golpes de mano en la retaguardia enemiga, muy al norte del paralelo 38.

Y cómo no recordar la algarabía con que cumplida su misión los re­cogíamos má:. tarde maltrechos y pintarrajeado:. en sus pequeños bo­tes atiborrados de prisioneros.

Luego también, durante los pe­ríodos de reaprovisionamiento en puerto, cuando una nave coreana se nos acoderaba, no faltaron las cele­braciones de los éxitos, cuyo albo­rozo hacía más vibrante la voz de los marinos hermanados por una causa común al entonar los himnos patrios.

Esa señores, era la amistad de la guerra que perdurará mientras viva­mos y que es en buena parte razón para reencuentros como el de hoy.

Entonces. bien vale la pena que sigamos en lo:. años que nos queden por vivir. rememorando esa contien­da y re\liviendo al hacerlo, el calor

del afecto que nos une a la nación por la cual luchamos; a la gloriosa Corea del Sur, cuyo resurgimiento portentoso la llevó a convertirse mi­lagrosamente en estos pocos años. de una nación devastada por la gue­rra a un país admirable cuyo trabajo. voluntad de superación y patriotis­mo la han llevado a ocupar hoy un lugar preeminente entre las naciones del mundo.

Recordemos hoy también cómo, en esa geografía distante se plasmó como nunca antes el afecto, la com­prensión y la hermandad entre las Fuerzas Armadas de la República que compartieron esa experiencia sin precedentes. Es que, hay que repetirlo, desde la ocasión memo­rable en que recibimos a bordo de la fragata Almirante Padilla, la be­llísima bandera de guerra obsequia­da por el Batallón Colombia, pa­sando por los encuentros fugases cuando coincidían los permisos o descansos, o cuando pudimos rendir nuestro tributo de respeto y venera­ción a las tumbas de nuestros sol­dados caídos en acción, en todas esas ocasiones, avivadas por la emo­ción de sentir presente como nunca la patria lejana se sublimó ese afec­to entre el Ejército y la Armada, que para honra nuestra perdura hasta hoy.

Reitero a nombre de la Asociación de Veteranos, nuestra admiración y afecto por la Nación coreana, y nuestra devoción sin claudicaciones a la Patria que nos honró sobrema· nera, permitiéndonos ser en una etapa inolvidable de nuestras vidas, sus hombres de guerra.

"He combatido t'J! tres guerras; pensé qw• nada me quedaría por ver en el campo de! heroísmo y de la superación humana; pero

cuán equivocado estaba ... ! me faltaba ttrr combatir al "BATALLOX COLOMBI.l"

General BLACKSHEAR BR YANT Comandante División 24 de Infantería

Ejército EstaJos Unidos

SOACORE -----------------------------------------------------------

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IIN MEMORIAN 1

Brigadier General HERNANDO CASTRO ORTEGA

Con sincero sent1m1ento de pesar registramos el fa llecimiento del Señor Brigadier General (r) de la Fuerza Aérea Hernando Castro Ortega (q.e.p .d. ), ocurrido en el Hospital Central Militar donde fue reclu ído buscando reponerlo de una grave dolencia que súbitamente aquejó sus últimos días.

Circunstancia penosa para sus deudos y para quienes fuimos sus amigos desde los bancos del colegio de San Bartolomé y más tarde en condición de Oficiales del Ejérci to, antes de su decisión de especializarse como Piloto de la F AC, nos permite destacarlo como asiduo colaborador de esta Revista a través de enjundiosos ensayos de interés nacional que supo siempre presentar con sere­nidad analítica y, más aún, exaltarlo como miembro de nuest ro Consejo de Redacción por varios años, durante los cuales supo prestarnos un concurso decidido que hizo más fácil y fecunda nuestra tarea editorial.

Queriendo honrar su memoria nos unimos por ello, con pro­funda y respetuosa señal de condolencia a su dign ísima esposa e hijos, a las palabras pronunciadas por el Señor Brigadier General de I.M. (r) jorge A Sánchez R., con ocasión de su sepelio reali­zado en esta capital el 7 de Mayo de 1993.

POSTRER DESPEDIDA DEL BRIGADIER GENERAL I.M. (r ) JORGE A . SANCHEZ RAMIREZ

Cómo es de dificil, hablar de dolor ~ de triste.w como en el presente. cuando nos congregamos en este campo santo y en la augusta presencia de Dios para darle la postrer despedida. al compañero de armas y al amigo entrañable que vivió entre nosotros y con quien compartimos tantas e'periencías } tanto~ momentos que pmás olvidaremos.

Su e'tstencia la consagró por entero a su Pa t ria. f-ueron 48 añ os al servicio de Colombia

El Senor Brigadier General Hernando

Castro Ortega. ha rendido su ültimo tri­buto a la Patria. a su querida familia. a sus compañeros y a su Fuerza 1\érea que tanto quiso y honró con su mística. con su consagración y con su mteligencia.

lloy nos deja el recuerdo de su merito­ria existencia, medularmente hincada en n uestro ser nacional; recuerdo imperece­dero que deja arraigado al bien de la Pa­tna como ninguno. unido a la suerte de Jos cielos.de Colombia de manera profun­da y entrañable.

Por ello. ante sus restos mortales. nos

descubrimos con dolor ) respeto. por todo cuanto él fue ~ stgnificó para la Patria ~ también para Jo~ que fuimos sus compa ieros > amigos del curso J uan José Rondon a qUJen represento en este mo· mento y tanto hemos querido.

Al despedirlo para siempre, y al orar por el descanso de su alma. sentimos ~acta uno de nosotros, como, c~a oración se e leva hacia el Dios 1 odo Podew~o v se transforma en una plegana de paz ), <.le afecto, que al ascender al ciclo se nm· vterte en un halo de ltll .. que llega hasta el Supremo Hacedor para confund irse con la eternidad.

HLRNANDO.

Paz en tu alma. > que tu ejemplo inol­vidable. quede como legado para imitar: Tú. que en todos los instantes de tu \ida llevaste enhiesta la bandera nacional en tu cora1ón ) lucha~te stempre por lo jus· to, lo correcto. y futste fiel a tu profesión y a tu Patria .

A su esposa Marina y a sus hijos Jll•es tra vol. de ~:ondolcncia.

~1arina. que el espíritu luminoso <.le su compañero de toda la vida le de fuer­La en el dolo r y gu íe los pasos d~ sm hijos J los que tanto amó. para que stgan s1endo hombres de bien y fieles herederos de las virtudes ) cualidades que tanto lo enaltecieron.

----------------------------------------------------------------- ACOR r SI

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Mayor SANTIAGO BARRIGA G.

(JUNIO 16 DE 1993)

Por Coronel (r) CESAR AUGUSTO CUELLAR V.

Quiso Dios omnipotente que la bandera Patria vistiera de luto nuevamente para despedir a un soldado de múltiples quilates, que desde hoy ingresa al coro celestial para rendir tributo y cantar sus alabanzas al Ser Supremo, creador de la vida y de la muerte!

Hénos aquí otra vez en este sagrado lugar para tribu_­tar el homenaje de despedida a quien fuera connotado Oft· cial de la Promoción ··coronel Manuel J. Sicard ' año 1934.

Cubierto con la enseria tricolor que tantas glorias ha con­quistado desde su nacimiento y escoltado por severos sol· dados de la noble arma de caballería se encuentra hoy ante nosotros el cuerpo inerte del gran amigo. del excelente Ca· ballero. del sin par esposo y sobresaliente padre de familia Mayor Santiago 13arriga Guevara.

Forjada su existencia en los últimos anos en el crisol del más duro dolor. tanto material como moral, no hizo que menguara un solo momento el amor a los suyos. la creencia en un Dios Todo Poderoso y el sentimiento fraternal hacia sus compaiieros.

El Sr. Mayor Barriga nos deja una enseñanza terrible y temida por cierto. cual es la de soportar con la paciencia de un Job. la sensación molesta de ver una parte de su cuerpo sin vida y el resto de su anatomía mutilada y sin movimiento.

No claudicó Santiago ante sus propios dolores; no dejó de amar a su Patria en su horrible sufrimiento; no quiso en ningún momento que su querida esposa e hijos se apartaran de su lecho, esperaba siempre la visita de sus amigos y com­pañeros porque éste era el temple de hombre verdadero con los sentimientos heredados de sus progenitores que en otra persona lo hubieran llevado a la desesperación o al desenfreno de sus facultades. El alma de este soldado es­taba edificada para desafiar las duras penas y los terribles dolores para ganar un cielo!

Quiso Dios en este día cumplir con el deseo que a diario le solicitara nuestro querido Santiago para que lo llevara a la otra vida -sin duda mucho mejor- donde el silencio, la paz, el decoro y el bienestar fueran el justo premio a todas las virtudes, a todas las penas y congojas que enaltecieron la existencia de Santiago Barriga.

Llega Santiago ante el Trono del Señor con méritos gana­dos en el sufrimiento; con votos obtenidos en el estoicismo; con armas legales en la abnegación; con títulos de honor por su marcada resignación y por sobre todo por la fé en el Altísimo que le concedió esta suprema prueba para lle-

vario en directa forma a disfrutar de la vida eterna, a gozar el beneficio de ver a Dios con alborozo y con la satisfacción de haber sido ejemplar esposo, modelo de padre, soldado de la Patria, eficiente ciudadano e incomparable compañero!

Por eso y sólo por eso estamos hoy ante el mandato inexorable del Creador, con la sumisión que nos dá la fé en la creencia inmutable de que existe otra vida, más bella, más preciosa, más digna de vivirse. más llena de encanto y más desprovista de dolores!

\luestro mejor homenaJe en este aciago día en honor de nuestro querido camarada Santiago, es mantener encendí· da esa antorcha del compañerismo que tanto pregonara y que encendida en lejano día del afio 1932 en nuestra le­gendaria Escuela de Cadetes. ha de sostener esa luz que irradia unión. fé en el porvenir y acrecienta nuestros votos por una Colombia mejor!

Siempre querido Santiago: amigo del alma, lleva el men­saje de nuestro perdurable recuerdo a todos los compañe­ros de la Promoción que están gozando de la paz eterna, dlles que siempre los recordamos con cariño, que siem­pre los nombramos en nuestras reuniones, y que jamás los olvidaremos.

El General Gabriel Reveiz Pizarro, junto al Coronel César Augusto !-erro Duque. el Teniente Coronel Efraín Peñaranda Yáñet y el Capitán Manuel Castilla. Oficiales de la heroica caballería que no fonnan parte de este mundo y que como integrantes de la Promoción "Coronel Manuel J Sicard". te esperan formando una calle de honor y al terminar el toque del clarín expresarán al Altísimo el parte usual de nuestros corazones "Cumplimos con nuestra mi· sión en la tierra y ahora con devoción venimos a tí para adorarte en el cielo"!

Está aquí la vieja guardia de que tanto hablamos, esta· mos aquí cumpliendo una antigua hermandad, sin recelos y con fervor porque supiste ser Prusiano en tus decisiones y colombiano en tus actuaciones.

Tuviste la gran suerte de encontrar, para que fuera tu compañera, una dama de excepcionales virtudes, un ángel con galas de mujer, una camarada y amiga en todos los mo­mentos; un ser con car,Jcterísticas de apóstol que día y noche acariciaba tu sueño y movía tu cuerpo con el cora· zón. Verla como la ví, solícita y esforzada para que no tu­vieras un momento de dolor, no había para ella noche para el descanso, sino que todas las horas y todos los días eran iguales para atenderte con un espíritu y una bondad verda· deramente cristianos!

Alicia querida: Tú ya ganaste el cielo prometido para los buenos, tú ya tienes la recompensa en tus manos. Tú encarnas con lujo de detalles el ideal de esposa concebida en la epístola de San Pablo. porque llevas el fuego del amor, la sincera comprensión, el poder de tu voluntad, el anhelo de servicio y la paz de tu conciencia: Sabes tú, Alicia, sa­ben tus hijos y los familiares de Daniel Santiago y María Cristina que la promoción Coronel Sicard, los acompafta de todo corazón, que somos solidarios en esa pena tan grande, que su dolor es también nuestro y que unidos a ellos deci­mos con ardor "dadle Señor el descanso eterno y brille para Santiago la paz eterna".