revista de estudios de juventud. nº 72. jóvenes y campamentos de verano
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Marzo 2006. Coordinadores: Carlos Granero y Juan Carlos Lesmes.TRANSCRIPT
Directora
Leire Iglesias Santiago
Coordinación del número
Carlos Granero
Juan Carlos Lesmes
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ISSN: 0211-4364
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Impresión: LERKO PRINT, S.A.
Las opiniones publicadas en éste número
corresponden a sus autores.
El Instituto de la Juventud no comparte
necesariamente el contenido de las mismas.
REVISTA DE
ESTUDIOS
DE JUVENTUD
Jóvenes y campamentos de verano
72
EL TEMA | pág. 5
Introducción | pág. 7
1. De los campamentos de aire libre a las vacaciones en la naturaleza. | pág. 11
José Moreno Serrano
2. El campamento como medio educativo. | pág. 25
Andrés Mellado Santamaría y José Luis Mellado Santamaría
3. El progreso personal del adolescente en los campamentos. | pág. 39
Agustí Béjar Vernedas
4. La culminación de un viaje: los campamentos asociativos. | pág. 59
Fabian Mohedano
5. Reflexiones en torno a la dinámica interna campamental. | pág. 71
Carlos Granero y Juan Carlos Lesmes
6. La formación de educadores en el tiempo libre: campamentos y centros de vacaciones. | pág. 87
Adolfo Carnero Peón
7. Los campamentos internacionales y la construcción de la ciudadanía europea. | pág. 105
Santiago Fernández Martínez
8. La juventud y los campamentos formativos: el caso de los campamentos con idiomas. | pág. 117
Juan Manuel Marcos García
9. Jóvenes y multiaventura: un modelo de éxito. | pág. 129
Miguel Angel García Crespo
MATERIALES | pág. 139
COLABORACIÓN | pág. 147
≥ Marzo 06 | NºÍNDICE
Jóvenes y campamentos de veranoEL TEMA
Al reflexionar y describir a los campamentos de verano como objeto de
ocio juvenil estructurado, estamos analizando no sólo las actitudes, valo-
res y características de las diferentes generaciones de jóvenes que han
ido participando desde su desideologización paramilitar, sino también, a
la sociedad en su conjunto. Así, la evolución de las necesidades de las
familias, los cambios en los dispositivos del bienestar social, o las modas
en el ocio activo, son transformaciones sociales que se han reflejado en
los campamentos cada verano. El desinterés mostrado desde el mundo
académico por su desarrollo e impacto, tanto cuantitativa como cualita-
tivamente, hace de este medio educativo en el aire libre, una representa-
ción social y un hecho sociológico a investigar.
EL TEMA
El monográfico “Jóvenes y campamentos de verano”, es una aproximación, un análisis y una
reflexión actual sobre un fenómeno íntimamente relacionado con la juventud, un primer paso en
el estudio de una realidad compleja, que en constante evolución, creemos experimenta una
demanda creciente. Y que, posiblemente, merezca de una exhaustividad que no hemos podido
emprender.
Por tanto, atípico pero iniciativo, cada artículo recoge, tanto la experiencia condensada de un
mundo por descubrir, como la experiencia de muchos años de trabajo educativo directo con
jóvenes en el tiempo libre, la sistematización y la metodología de un tipo de ocio que mueve
cada verano a cientos de miles de participantes en todas las comunidades autónomas. Aún
abriendo todo lo posible el abanico de visiones, experiencias, temáticas y perspectivas, somos
conscientes de que se nos escapan realidades a tener en cuenta dentro de un campo tan polié-
drico. Los campus deportivos o campamentos urbanos, por poner un ejemplo, son modelos que
únicamente no aparecen por falta de lógico espacio. Nos ha sido necesario acotar y limitar el
concepto campamentos o colonias de verano, para poder así abordar con mínimas garantías de
profundidad las partes que lo conforman y definen, que pesan sobre sus repercusiones y hacen
nítida su evolución. Sin embargo, muchas de las reflexiones y propuestas metodológicas aquí
expuestas, son igualmente válidas para estos y otros ejemplos de ocio en el aire libre.
En el artículo que abre el monográfico, se jalonan los cambios sociales, y por tanto campamen-
tales, de los últimos 30 años. Un recorrido desde el fin de los campamentos ideológicos hasta
nuestros días. Una mirada crítica que desvela la pérdida de peso educativo de los campamen-
tos, en favor del mero entretenimiento, del concepto vacaciones, turismo, por mucho que quie-
ran poner detrás la palabra activo. El autor repasa las metodologías educativas más utilizadas,
desde las técnicas de aire libre como vivaquear, las marchas, supervivencias,…, acciones en la
naturaleza hechas actividades lúdicas, hasta el campamento como parque temático y extensión
turística de la vida en la ciudad. Donde la relación con el entorno se difumina y los objetivos de
aprendizaje y convivencia pasan a un segundo plano.
En el segundo artículo, Campamentos educativos, se rotula lucidamente el campamento como
una “experiencia educativa de primer orden”. La actividad se analiza y describe como un medio
ideal para el desarrollo personal de la juventud, donde el espacio abierto y natural, y las herra-
mientas metodológicas de los/as jóvenes monitores/as (palabra, juego, ejemplo) como forma y
fin, convierten a los campamentos en espacio feliz de aprendizaje y de adquisición de conoci-
mientos significativos. Propuesta radical en boca de los autores, que además de crear ciudada-
nía, se puede considerar escalón evolutivo, recurso socializador, hacia la independencia y
formación de personalidad de los y las adolescentes.
El campamento como marco de progreso personal, gracias a una intervención educativa capaz
de colmar las expectativas de los/as adolescentes, es el asunto central del tercer artículo dedi-
cado a los participantes, los cambios en sus perfiles y actitudes, y las características de los cam-
pamentos y del trabajo de los monitores como agentes educativos. Sistematización de la
práctica y reflexión sobre el objeto de las diferentes actividades campamentales, el autor indaga
en los valores de la juventud y la sociedad con una mirada valiente y limpia de prejuicios.
En el cuarto artículo, La culminación de un viaje: los campamentos asociativos, nos adentramos
Jóvenes y campamentos de verano 7
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en las naturales, antiguas e íntimas relaciones de los campamentos o colonias de verano y el
tejido asociativo, en este caso, como la culminación de un trabajo directo con jóvenes durante
todo el año. Como contraposición (cercana a la contracultura) a los valores dominantes de la
nueva economía, la actividad asociativa se muestra herramienta educativa indispensable, para
que las nuevas generaciones de jóvenes afronten los retos de un futuro donde, como se puede
concluir tras leer el artículo, cuestiones tan relacionadas con los campamentos asociativos como
la ecología, la reflexión, la tolerancia o desobediencia cívica, serán elementos imprescindibles a
tratar y ejercitar.
El dinamismo y la acción del campamento, las relaciones que se establecen y su impacto en la
actividad cotidiana, son algunos de los temas analizados en el quinto título del monográfico:
Reflexiones en torno a la dinámica interna campamental. A través de un modelo y de una siste-
matización de la práctica como método de estudio y evaluación, los autores señalan la creación
de un universo simbólico propio en cada actividad, representación social, y sus implicaciones
educativas como el tratamiento de la cotidianeidad y el recuerdo significativo.
El sexto artículo, dedicado a la formación de educadores en el tiempo libre que intervienen en
los campamentos y centros de vacaciones, examina la evolución de los aspectos formativos y
legales de una profesión todavía en periodo de crecimiento y asentamiento. Recorriendo los
eventos profesionales más importantes en la formación de monitores, el autor nos acerca a los
retos y las tareas pendientes de un sector de tradicional calidad educativa.
Los campamentos internacionales y la construcción de la ciudadanía europea, es el título, y la
declaración de principios, de un artículo que se centra en el fenómeno de los campamentos o
colonias de verano desde su vertiente más europea y ciudadana. Las experiencias vividas por
los y las jóvenes participantes, que no sólo viajan al encuentro en otra región o ciudad, sino que
interactúan en otro país, en otra cultura, enriquece y flexibiliza la forma de ver y entender al
diferente. Así, estos campamentos son, el ensayo y la esperanza, de un futuro más tolerante
donde los pactos y los acuerdos fluyan al ritmo de las necesidades.
El octavo artículo, La juventud y los campamentos formativos: el caso de los campamentos con
idiomas, expone un modelo de actividad educativa que está directamente relacionada con los
aspectos curriculares escolares. En este caso, el aprendizaje o perfeccionamiento de un idioma,
materia como temática campamental, que tradicionalmente ha ejemplificado la formación espe-
cífica en el tiempo libre de los jóvenes. El juego más que nunca, y el tratamiento cotidiano de la
materia, son las claves de unos campamentos que, explícitamente, proponen trasladar los conte-
nidos escolares al campamento.
Por último, cierra el monográfico otro modelo campamental exitoso; el de la multiaventura.
Término relativamente reciente, que directamente hace referencia a un conjunto de actividades
relacionadas con la naturaleza: raffting y escalada, trekking, tirolina o piragua. Experiencias ten-
dentes al reto donde los/as adolescentes encuentran una forma de canalizar la energía y acce-
der a un tipo de actividad “de riesgo”. Programaciones atractivas, necesidad de monitores
especializados y entornos adecuados, caracterizan a unos campamentos donde la aventura se
hace deportiva.
Carlos Granero
Juan Carlos Lesmes
Jóvenes y campamentos de verano 9
Jóvenes y campamentos de verano 11
De los campamentos de aire libre a lasvacaciones en la naturaleza
Reflexionar sobre los campamentos juveniles en los últimos veinte-veinticinco años es como mirar la
evolución de nuestra sociedad, de cómo ha sido y es nuestra juventud, de cómo han cambiado las rela-
ciones y comunicaciones familiares, de cómo ha sido el proceso del movimiento asociativo juvenil e
incluso cómo han avanzado las nuevas tecnologías.
Por regla general estas actividades han tenido una falta de reconocimiento social debido al desconoci-
miento de sus funciones educativas, y aunque sea un tópico, es obvio que no se ha observado más allá
de “la primera fila de árboles del bosque”. Un campamento ha sido, es y será algo más que una expe-
riencia lúdica, es ante todo una oportunidad única para potenciar las habilidades sociales y contribuir
en la formación integral de la juventud, un lugar donde contamos con la ventaja de la participación
voluntaria, el carácter lúdico de las actividades y la intensidad de las interrelaciones.
PPaallaabbrraass ccllaavvee:: Acción formativa, metodología, asociación, cambio, volunta-
rios, aire libre, profesionales, monitor.
Conceptos y metodologías
Las nuevas necesidades y exigencias sociales han hecho necesaria la perma-
nente adaptación de los programas y de todos aquellos elementos que inte-
gran una acción educativa como es un campamento. Intentaré desde este
espacio mostrar en gran medida aquellos aspectos básicos que han resulta-
do más destacables para alcanzar la situación actual.
En lo que respecta a las metodologías, no podemos dejar de lado la historia
de los campamentos juveniles, marcada por una herencia política que utilizó
estas actividades como impulsor de la ideología nacional y como formación
bajo el espíritu del Jefe del Estado, al igual que ocurre con todos los países
no democráticos.
Teniendo en cuenta que pocas organizaciones eran las que podían desarro-
llar este tipo de actividades, salvo el Estado y los movimientos eclesiásticos,
recuperar el sentido de estas actividades como acción formativa sin aspec-
tos ideológicos probablemente haya sido nuestro mayor obstáculo. No obs-
tante, el cambio político también trajo consigo las ansias por la recuperación
de las libertades, lo que supuso la diversificación del movimiento asociativo
juvenil con capacidad para organizar sus propias actividades en periodos
estivales.
La metodología generalmente se basó en una participación competitiva,
donde el recurso para alcanzar ciertos objetivos de los y las participantes
tenía siempre su valoración cuantitativa y cuyo resultado era premiar al
mejor al final del día y/o del campamento. Palabras como premio, competi-
ción, concurso, clasificación, etc. estaban presentes en un buen número de
José Moreno Serrano Coordinador de los Programas de Ocio y Tiempo Libre, Verano Joven yMultiaventura Joven de Castilla-La ManchaDOCUMENTOS
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actividades y momentos, como en el aseo personal y de las tiendas de cam-
paña, en el orden o la puntualidad e incluso en la participación de las activi-
dades, sin contar con otras herramientas que indujeran a la motivación que
no fuera la superación para ser los mejores. Evidentemente con esta fórmula
un campamento podría resultar más una competición deportiva y de perma-
nente supervisión que una experiencia lúdica, donde muchos de los que rea-
lizaban esfuerzos sin conseguir compensación experimentaban sentimientos
de frustración.
Los cambios en este aspecto han sido sustanciales, las actividades no han
estado exentas del proceso de adaptación a las necesidades sociales, a nue-
vas metodologías o a los perfiles de los/as participantes. Orientados ahora
por aspectos más participativos y motivadores, con un trabajo más grupal
que la búsqueda de los individualismos, el uso de lo lúdico como herramien-
ta de estimulación y la eliminación de las diferencias entre iguales, hacen de
la convivencia una experiencia agradable donde el objetivo principal es el
enriquecimiento de las relaciones personales y donde la visión hacia tus nue-
vos compañeros sea de amistad y no la mera competición.
Los premios pasaron de ser individuales y calificativos de un aspecto deter-
minado, a premios por valores de carácter positivo que todos los/as partici-
pantes podían recibir (a su simpatía, a su colaboración, a su amistad, etc.).
Éstos a su vez sirvieron a lo largo del campamento como motivo de taller o
de actividad diferente, donde los/as participantes elaboraban su propio
recuerdo.
Una aventura inolvidable
Independientemente del ámbito privado o público, de una metodología u
otra, generalmente los campamentos servían para vivir situaciones de aven-
tura, para experimentar momentos inolvidables por la satisfacción de conse-
guir ciertas metas, pero sobre todo servían para aprender de la naturaleza.
La aventura era en sí misma todo el campamento, la experiencia de una
vivencia en un espacio natural, desde el alojamiento en tiendas de campaña
hasta el cuidado de tus propios utensilios, el lavado de tu propia ropa o la
limpieza de tus cubiertos.
Las actividades en un campamento giraron en torno a las técnicas de aire
libre: aprovechar, conocer y respetar la naturaleza. Suponía salvar los incon-
venientes naturales en los desplazamientos, dormir al aire libre, vivaquear,
realizar una marcha, un raid, franquear un río o pasar un día de superviven-
cia. En algunos casos, ante la falta de recursos e instalaciones fijas, la princi-
pal actividad era la construcción de la propia instalación y sus servicios, de
su mantenimiento e incluso de la cocina. En estos casos la valoración y el
cuidado de las infraestructuras por parte de los y las participantes era infini-
to, algo realizado por sus propias manos no es tratado de la misma forma,
incluso la aparición de problemas se afronta desde otra perspectiva. Algo
más que aportar a nuestro aspecto educativo.
En lo que respecta a las actividades, generalmente el eje central de las pro-
gramaciones eran las técnicas de aire libre, la ecología y la naturaleza, com-
pletados con deportes, juegos y actividades nocturnas que se desarrollaban
alrededor del famoso “fuego de campamento”. Las “canciones de campa-
mento” también jugaban un importante papel, en cierta medida suponía la
identificación y la tarjeta de presentación de los grupos compuestos durante
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el campamento. Eran normalmente aquellas canciones que los/as participan-
tes seguían canturreando a su vuelta a casa, durante los dos o tres meses
siguientes al campamento.
Del riesgo y el compromiso a unas pseudo-vacaciones
Hasta la fecha la evolución de las actividades en los campamentos ha ido
variando en función de multitud de aspectos: desde las obligaciones sanita-
rias hasta las medioambientales, desde las relaciones familiares a las nuevas
tecnologías, desde los propios participantes hasta los/as monitores/as, de
quienes hablaremos más adelante.
El concepto de aventura, vivenciado durante los quince días, ha variado para
pasar al concepto de campamento como vacaciones, como momento lúdico
y de diversión en compañía generalmente de amigos o conocidos, donde la
ejecución de actividades sin carácter lúdico o práctico manual que requiera
un esfuerzo suponen un sacrificio.
En estos momentos hemos trasladado la palabra aventura a un concepto en
teoría con mayor amplitud pero más específica de la combinación de varias
actividades, es decir “la multiaventura”. La inclusión de actividades con
incremento de intensidad y motivación como por ejemplo la bicicleta de
montaña, las actividades náuticas, el tiro con arco, la escalada, las rutas a
caballo, el raffting, el descenso de barrancos, la espeleología, la orientación,
etc., supone la vivencia de experiencias puntuales y de gran interés, forman-
do en su conjunto una actividad de disfrute de la naturaleza en otras dimen-
siones.
Mientras hace años podíamos hablar solo de campamentos, todos ellos de
aire libre cuya única diferencia era la dificultad e intensidad del tipo de acti-
vidades en función de las edades de los y las participantes, ahora sin embar-
go podemos distinguir claramente dos tipos: los que llamamos campamen-
tos infantiles o juveniles, para niños menores de trece años con actividades
muy básicas de ecología y multitud de talleres y manualidades; y los llama-
dos ccaammppaammeennttooss ddee mmuullttiiaavveennttuurraa, normalmente para jóvenes entre trece y
diecisiete y con combinación de varias de las actividades anteriormente cita-
das.
En algunos casos se han utilizado anglicismos para olvidar antiguas expre-
siones y mostrarlas como nuevas actividades. La eterna “marcha”, renovada
por “senderismo” y después por “treeking”, ha estado y debe estar presente
siempre dentro de la filosofía de un campamento, no se concebiría ir a una
instalación en plena naturaleza y no realizar ninguna salida para explorar y
descubrir el entorno natural, social o cultural más cercano, o no conocer la
flora y la fauna de sus alrededores. La importancia de este tipo de salidas a
pie supone conocer inicialmente y de primera mano conceptos como ritmo,
adecuación de la vestimenta y del calzado, tiempos de reposo, posiciones de
descanso, etc. Pensar ahora en la realización de rutas de senderismo con una
intensidad media, es decir en torno a 10 kilómetros, supone que muchos
padres y madres duden de la capacidad de sus hijos o hijas para realizar este
esfuerzo, especialmente en una sociedad donde el uso del vehículo es per-
manente y el sedentarismo de nuestra juventud cada día más en aumento.
Tampoco debemos dejar de lado el resto de actividades que completaron los
programas y que han pasado a un mayor protagonismo en los últimos años,
me refiero a los talleres y juegos. Lo que venía siendo un complemento de
Jóvenes y campamentos de verano 13
las actividades de aire libre, ha pasado a ser el tronco central de las activida-
des, aquí el trabajo práctico manual y lo lúdico conforman el noventa por
ciento de las actividades. La escasez de monitores especializados, así como
otros motivos en el campo de la animación que se expondrán más adelante,
ha generado la transformación de las actividades de aire libre a campamen-
tos socioculturales.
No quisiera, ni mucho menos, que pareciera que por mi parte existe una
enérgica defensa sobre los campamentos que se realizaban con anterioridad,
todo lo contrario, me gustaría resaltar aquí la importancia que tiene para el
ser humano aprender siempre de la experiencia y es por esto que no debe-
mos dejar pasar aquello que nos resultó positivo y desechar lo negativo.
La experiencia será su grado
Entiendo que un campamento no debería suponer un desaprovechamiento
para el aprendizaje de valores, para la vivencia de nuevas experiencias fuera
de su entorno. No debería ser una continuidad o repetición a las actividades
que se realizan en su propia localidad, pues los talleres y manualidades pue-
den realizarlos durante el resto del año en actividades extraescolares o
extracurriculares, en su barrio y con amigos.
Es por esto que todo aquel que se plantee realizar un campamento no debe
desperdiciar la ocasión para aprender sobre convivencia y estancia en un
espacio natural. No tendrán lugares más adecuados para empezar a conocer
las estrellas, a respetar y querer la naturaleza, para que entiendan in situ del
peligro del fuego, o para que valoren la vida de los animales y de las plantas.
Debemos seguir manteniendo como filosofía del campamento su aprovecha-
miento y el conocimiento de la naturaleza y el medio ambiente, necesaria-
mente bajo la adaptación a las nuevas exigencias, tanto sanitarias como
medioambientales o de seguridad, así como olvidar aquellas metodologías y
acciones que no tengan como objetivos inculcar valores que sirvan para for-
mar a ciudadanos y ciudadanas más demócratas, pluralistas y solidarios/as.
El notable incremento de la demanda de participación en los últimos años,
quizá motivado por la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, ade-
más de factores sociales y culturales, hace que estas actividades ofrezcan a
nuestra juventud la posibilidad de pasar una parte del largo verano, indepen-
dientemente de la programación que se desarrolle. Es en cierto modo un
lugar de acogida o, sin que parezca una crítica, más bien un espacio de
“guardería”, donde los padres y madres envían a sus hijos o hijas para resol-
ver parte de sus problemas al finalizar la escuela, especialmente cuando
ambos trabajan, sin importarles si finalmente han aprendido de la naturaleza
o han realizado multitud de talleres de manualidades.
Han sido los campamentos, precisamente por el incremento de la demanda,
los que han obligado a incorporar otro tipo de instalaciones y una mayor
diversidad de actividades con el fin de ofrecer nuevas alternativas. Si bien
antes un/a joven podía volver a la misma instalación un año después, ya que
siempre encontraba una motivación en la intensidad de las actividades, en el
incremento de la aventura o asumiendo nuevos roles, en estos momentos la
amplia oferta, tanto de albergues, residencias o colonias, como de activida-
des especializadas (náutica, equitación, teatro, culturales, música, informáti-
ca, inglés), ha hecho que sean otros los factores a la hora de tomar una deci-
sión sobre su participación, aparte de las fechas o el lugar.
14 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Es evidente que las diferencias con las nuevas instalaciones son considera-
bles, pero sin lugar a dudas nunca llegarán a conseguir el nivel de conviven-
cia y aventura que aporta un campamento.
Cantidad y calidad en justo equilibrio
Otro de los aspectos que entiendo deberían ser tratados en este apartado es
la duración. Sobre este tema conviene dejar clara la diferenciación entre las
entidades que han venido realizando campamentos a lo largo de estos años;
por un lado los desarrollados por entidades privadas con ánimo de lucro y
por otro los convocados por las administraciones públicas. Mientras que los
primeros ya venían organizando desde hace años campamentos con una
duración de 10-12 días, más bien por objetivos lucrativos, las administracio-
nes han ido reduciendo los tiempos.
Varias son las causas que han motivado a algunas entidades públicas a esta
reducción, destaca sobre todo la necesidad de atender a un mayor número
de demandantes, tanto de manera individual como a nivel de grupos que
solicitan el uso de sus instalaciones en las denominadas “ofertas concerta-
das”. Con esta reducción las entidades privadas sin ánimo de lucro, asocia-
ciones, ayuntamientos, etc. tienen más posibilidades de utilizarlas al incre-
mentarse turnos, además de que supone una reducción de costes a la hora
de afrontar los gastos que supone la organización de un campamento.
La reducción está justificada, según qué edad, a la necesidad de adaptación
a la situación social actual, las relaciones familiares, y a un mayor aprovecha-
miento de los recursos de los/as monitores/as, cada vez con mayor escasez
en conocimientos sobre naturaleza y medio ambiente.
Tampoco quiero, ni mucho menos, olvidar a aquellas asociaciones juveniles o
recreativo-culturales, sin fines lucrativos, que mediante escasos recursos,
tanto económicos como de infraestructuras, han llevado a cabo excelentes
actividades en campamentos, especialmente por su tarea educativa con sus
jóvenes. Ellos son los que más han sufrido la falta de apoyos institucionales
para llevar adelante este tipo de actividades que servían como colofón a su
labor durante el resto del año, siempre desde el altruismo y el voluntariado.
En muchos casos han sabido aprovechar instalaciones con pocos medios,
como pueden ser áreas o zonas dependientes de las delegaciones territoria-
les de los departamentos de Medio Ambiente, incorporando sus propios ser-
vicios de limpieza y cocina, con el objetivo de abaratar costes y mantener su
autonomía sobre unas instalaciones compartidas.
Sus actividades, desarrolladas con metodologías similares pero con la parti-
cipación de sus propios jóvenes en grupos homogéneos, suponen un mayor
y mejor aprovechamiento de los objetivos educativos a conseguir. Hablamos
entonces de verdaderos y verdaderas jóvenes partícipes de su propio cam-
pamento, y no meros “clientes” cuya intención es la de recibir unos servicios
a cambio de una cuota.
Las Asociaciones Juveniles a la cabeza de los campamentos
No podía pasar por alto a estas entidades, ahora en decadencia quizá por la
falta de apoyos o por la existencia de una juventud generalmente apática y
poco comprometida. De la experiencia de estas organizaciones y de sus
Jóvenes y campamentos de verano 15
miembros se han beneficiado y siguen beneficiándose entidades y adminis-
traciones, especialmente por sus conocimientos y formación en el ámbito de
la educación no formal y en actividades de aire libre y naturaleza.
No es mi papel en este monográfico profundizar sobre la situación actual
del asociacionismo juvenil en nuestro país, de la cómoda juventud o de la
falta de planes por parte de las administraciones educativas para empezar a
introducir una “educación para el compromiso”, “una educación para la par-
ticipación social”, etc. ¿Pudiéramos ver algo de luz con la incorporación de
una nueva asignatura en las escuelas denominada “educación para la ciuda-
danía”? El tiempo lo dirá, hasta que no conozcamos sus contenidos y los
profesionales que lo desarrollen, me temo que no podremos emitir una valo-
ración.
Como citaba anteriormente, tanto entidades públicas como privadas han
aprovechado la experiencia del mundo asociativo y/o de sus miembros para
llevar adelante unas programaciones de actividades con calidad. No sólo la
posesión de las titulaciones oficiales en animación juvenil, sino su trabajo
continuado durante el resto del año, aportan en la mayoría de los casos
mayores conocimientos del trabajo con grupos y sobre todo de las técnicas
de animación y de actividades en la naturaleza y aire libre.
Si echáramos la vista atrás comprobaríamos que inicialmente solo contába-
mos con una normativa para regular las Escuelas de Aire Libre, obviamente
porque las únicas actividades reconocidas y con valor formativo eran las
acampadas y campamentos. Con el traspaso de competencias en materia de
juventud a las Comunidades Autónomas, cada Región, allá entre los años
1984 y 1988, procedió a regular las condiciones mínimas sobre las Escuelas
de formación y los contenidos mínimos de las materias que se deberían
impartir en los cursos de monitores y directores. Según qué Comunidad
estas escuelas pasaron a denominarse de Ocio y Tiempo Libre, de Animación
Juvenil, de Animación Sociocultural, etc., y en lo que se refiere a las titulacio-
nes dejaron de llamarse Directores de Campamentos y Colonias para deno-
minarse directores y monitores de ocio y tiempo libre, de actividades juveni-
les, de animación juvenil, etc.
Se entiende con estos cambios que las actividades de trabajo con jóvenes
no se debe limitar única y exclusivamente a las citadas actividades en la
naturaleza, comprendiendo que el abanico de actividades a realizar con este
colectivo y con fines educativos es muchísimo más amplio y por lo tanto se
hace necesario regular todos los aspectos. Es importante reconocer que con
estas nuevas normativas se sentaban las bases de la futura educación no for-
mal, de la importancia que puede tener el desarrollo integral de la juventud y
de la preparación de sus formadores en el tiempo libre.
Es posible que la citada regulación diese paso a la decadencia de las activi-
dades de aire libre, aunque cuando se pensó en la apertura a todas las áreas
del trabajo con jóvenes -sociocultural, técnicas, organizativas, psicológicas,
etc.- se tuvo en mente la capacitación de monitores especializados para
cualquier tipo de actividad, la necesidad de elaborar planes de formación
específicos en las distintas materias: medio ambiente, dinámicas de grupos,
teatro, etc. y cómo no, en la parte que nos interesa, “monitor de aire libre”.
Esto viene a demostrar que hoy en día podemos encontrar miles de monito-
res y monitoras de animación juvenil cuyos conocimientos en materia de
actividades de naturaleza y aire libre son escasos. De cualquier forma, por
16 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
muy buena que sea esta formación en aire libre y aun siendo muchos sus
conocimientos, lo que verdaderamente cuenta es su experiencia.
Por eso, las entidades, principalmente públicas, aprovecharon la experiencia
del mundo asociativo a través de sus actividades realizadas a lo largo de
todo el año. En muchos casos estos monitores y monitoras han encontrado
una fuente de ingresos y compensación económica por una tarea que gene-
ralmente en su asociación realizan voluntariamente.
Para algunas asociaciones, la contratación directa ha supuesto su manteni-
miento y la organización de actividades durante todo el año, e incluso la
posibilidad de sufragar su propio campamento de verano. A veces, el inter-
cambio de servicios ha facilitado la supervivencia de la asociación, parte de
la compensación se recibía por la organización y la animación de un campa-
mento, cuyos monitores y monitoras desarrollaban su trabajo de manera gra-
tuita o a cambio de una pequeña gratificación, y por otro lado cubrían gas-
tos a través del alquiler de materiales de su propiedad.
La profesionalización de las Asociaciones: un hecho
Hoy en día las cosas han cambiado bastante, aunque todavía quedan colecti-
vos que utilizan este sistema a través de contratación con empresas para su
subsistencia, podemos decir que hemos pasado del voluntarismo de las per-
sonas en el mundo asociativo a la profesionalización en muchos casos.
Algunas asociaciones encontraron en esta clase de actividades una forma de
autoempleo; unas crearon sus propias empresas de animación y actividades,
otras adquirieron sus propias instalaciones juveniles para la organización de
sus turnos de campamentos.
Es evidente que las actividades de campamento en época estival no son
suficientemente rentables para mantener el empleo, lo que ha generado por
un lado mayor diversidad de actividades y por otro la ampliación a colecti-
vos y fechas. Estamos hablando de la participación de centros de enseñanza
en estancias cortas en temporada de primavera y de la inclusión de nuevas
actividades con mayor atractivo como equitación, tiro con arco, visitas cultu-
rales, etc.
Para ello se transforma necesariamente el entorno de las actividades por ins-
talaciones mejor preparadas, en función de la climatología. En algunos casos
se habilitan edificios como albergues o casas de colonias, como se denomina
en Cataluña, en otros casos se dotan de cabañas de madera, comedores
cubiertos, aulas, etc.
No se puede generalizar sobre los monitores y monitoras de las distintas
Regiones a la hora de crear empresas. Si tuviéramos tiempo para realizar un
estudio exhaustivo podríamos comprobar que en regiones como Aragón o
Cataluña se han creado muchas empresas de aventura o actividades de ries-
go, pues cuentan a su favor con espacios naturales que permiten la realiza-
ción de actividades a lo largo de todo el año; esquí en invierno, raffting y
aguas bravas en primavera y otoño, y campamentos en verano, entre otras.
Hablamos aquí de actividades relacionadas con el tema que nos ocupa, por-
que es evidente que el desarrollo del trabajo social y de animación con ayun-
tamientos también ha motivado que algunas asociaciones se hayan inclinado
más por esta otra clase de empleo en el ámbito de la juventud.
Jóvenes y campamentos de verano 17
En definitiva, del voluntarismo de los equipos de animación hemos pasado a
su profesionalización, aunque en el caso de campamentos únicamente en lo
que respecta a nivel de su contratación laboral, donde estos reciben un sala-
rio por el desempeño de una función. En el caso de empresas es cierto que
las contrataciones son de mayor duración y por lo tanto estaríamos hablan-
do de verdaderos profesionales, aunque esto tampoco garantice mayor cali-
dad, pues la experiencia nos ha dicho que en aquellos campamentos en los
que el monitor o monitora lleva realizados varios turnos de diez o quince
días, aunque tuviera sus tiempos reglamentarios de descanso, no llega en las
mismas condiciones. De todos es sabido que es una tarea que genera can-
sancio y estrés, tanto por la intensidad de las actividades, como por la situa-
ción de las instalaciones, los conflictos, etc. En cualquiera de los casos, el
éxito de un campamento depende en gran medida de la vocación de estas
personas en el trabajo con jóvenes.
A una gran parte de este tipo de contrataciones temporales acceden estu-
diantes o titulados de las áreas profesionales relacionadas como educación
física, magisterio, educación social, animadores socioculturales (TASOC), téc-
nicos deportivos (TAFAD), etc. En el caso de la Comunidad Canaria la titula-
ción específica en materia de animación juvenil recae sobre los técnicos
deportivos. Lo que viene a demostrar que efectivamente puede ser la voca-
ción de estos formadores la que nos garantiza un mínimo de la calidad, aun-
que no se alcancen los objetivos educativos previstos que se deben contem-
plar cuando organizamos un campamento, como es todo lo relacionado con
la naturaleza y las actividades de aire libre.
Nuevos retos para los monitores
En cuanto a su tarea como educadores, conviene destacar que en todo
momento esta tarea ha tenido mucho que ver con el perfil de los “educan-
dos”, a quienes destinaremos el apartado siguiente, pero no podemos pasar
por alto otro aspecto, ya que debido a los cambios sociales y de nuestra
juventud producidos en los últimos años, se hace necesario cada vez más el
apoyo de profesionales especializados en situaciones de conflictos, de nor-
malización de los procesos de integración o de situaciones socio familiares.
Se están haciendo imprescindibles monitores y monitoras con habilidades
suficientes para detectar y tratar los nuevos problemas de la juventud, como
el consumo de drogas, la anorexia o el “bulling” (acoso).
Naturalmente durante el transcurso de diez a quince días que puede durar
una actividad, surgirán problemas de este tipo imposibles de resolver, pero al
menos existe el deber de detectarlo e intentar al menos controlarlo durante
la estancia, así como de comunicarlo a los padres o tutores.
Asimismo se están incorporando a nuestros campamentos recursos para el
aprendizaje intercultural y la diversidad, principalmente por la llegada de
jóvenes de otros países y la participación de jóvenes con distintas necesida-
des especiales. También nos vemos en la necesidad de tener conocimientos
básicos socio- sanitarios de las características de algunos/as participantes
alérgicos, con tratamientos alimentarios (celíacos, diabéticos, etc), o bien
discapacidades de cualquier tipo.
Me gustaría resaltar que en ningún caso debemos referirnos a estos colecti-
vos como enfermos con menos oportunidades, puesto que no lo son, y en
estas actividades deben ser tratados como jóvenes, al igual que el resto, sólo
18 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
tienen otras necesidades aparte. Debe quedar claro, aunque no me corres-
ponda en este monográfico, que un objetivo de estas actividades, especial-
mente las promovidas por entidades públicas, es la de “normalizar” las situa-
ciones para aquellos y aquellas jóvenes que lo requieran, bien sea por aspec-
tos sociales, económicos, culturales, psicológicos, físicos, etc., y donde los
animadores y animadoras no deben desaprovechar el aspecto educativo que
supone su participación para hacerles ver sus posibilidades de participación
social y al mismo tiempo romper prejuicios entre el resto de asistentes incul-
cando valores como solidaridad o tolerancia, y todos aquellos que sean sus-
ceptibles de ejercer una función educativa, como prevención de accidentes,
mejora de la salud, hábitos saludables, etc.
En estos casos “no podremos allanar el monte para un niño o niña en silla de
ruedas, pero al menos intentaremos que encuentre el menor número de pie-
dras en su camino”. Bastantes le pone la sociedad. Quiero destacar que,
mientras hace años era requisito imprescindible la presentación de certifica-
dos médicos demostrando su capacidad para realizar actividades en la natu-
raleza, esto se ha eliminado paulatinamente, si bien muy pocos y pocas jóve-
nes con dificultades se han atrevido a inscribirse, quizá porque desconocen
cuál es el papel de las Administraciones o seguramente duden de sus posibi-
lidades. Padres, madres, participantes e incluso monitores y monitoras se han
llegado a sorprender de los resultados de aquellos campamentos donde se
ha contado con su presencia, naturalmente allí donde contaron con todos los
recursos para la normalización.
En estos últimos años se está detectando un pequeño incremento en su par-
ticipación y ello genera la necesidad de adaptación y formación de los equi-
pos de animación. También es cierto que en muchos casos los monitores,
aun estando muy bien preparados para afrontar ciertas necesidades o pro-
blemas, no reciben la mínima ayuda de los padres, madres o tutores sobre
comportamientos o problemas mentales, por ejemplo, que les permitan
poder prever las necesidades, controlar las situaciones y en definitiva norma-
lizar para que todos y todas las participantes puedan disfrutar plenamente
de su estancia en el campamento.
Objetivo: La participación integral de la juventud
Por último y continuando con las funciones de los monitores y monitoras,
conviene no olvidar que todo lo que concierne al mundo actual de los y las
jóvenes influye en cierta manera en sus comportamientos durante un campa-
mento, y que sin lugar a dudas, ha hecho posible que también estos forma-
dores hayan visto complicada su función.
Una de las primeras funciones de los equipos de animación es conseguir
hacer de un número heterogéneo de jóvenes participantes, la formación de
un grupo homogéneo que facilite la participación y el disfrute de las activi-
dades. Hace no muchos años esto era posible. Se daba un proceso de inte-
gración en el grupo, en las actividades y en definitiva en la dinámica del
campamento, de forma que el participante se iba interrelacionando y adap-
tando. Ahora nos encontramos nuevos problemas que no facilitan esta tarea.
Me estoy refiriendo a los teléfonos móviles, un problema al que se buscan
cientos de soluciones, pero que es inevitable, lo que obliga a tratar la inte-
gración del participante desde el primer minuto del campamento. En la
mayoría de los casos, una comunicación telefónica puntual, casualmente
efectuada en un momento delicado como una comida que no gusta, un
Jóvenes y campamentos de verano 19
pequeño y absurdo accidente o enfermedad, o una situación de conflicto
con algún compañero, supone una alarma para los padres y hasta el abando-
no, no por deseo del participante sino por la preocupación de los padres y
su desconfianza sobre la resolución del problema por parte del equipo de
animación.
Se hace preciso igualmente para los monitores y monitoras un trabajo añadi-
do de comunicación directa y verbal con los familiares, complicado a veces
por sus exigencias.
Un cambio sustancial
He querido terminar el apartado anterior, dedicado a los equipos de anima-
ción, con algunos aspectos referentes a la evolución de los y las jóvenes, por
considerar que ésta ha influido notablemente tanto en las metodologías
como en la parte que concierne a las funciones de los monitores y monito-
ras.
Si nos centramos única y exclusivamente en los cambios de nuestra juven-
tud, podremos encontrar el reflejo de una gran parte de los cambios sociales
en la influencia de los avances tecnológicos. Como en toda sociedad, a lo
largo de veinte años se suceden cambios y progresos económicos, culturales
y sociales, y en este caso todos ellos son también palpables entre los que
participan en este tipo de actividades. Familias en las que ambos cónyuges
trabajan, poderes adquisitivos más elevados, nuevos tipos de familias (deses-
tructuradas, monoparentales, etc), participantes en un gran porcentaje pro-
cedentes de localidades con mayor número de población, nuevas enferme-
dades, etc. son aspectos que han cambiado el perfil y la actitud general de
los/as participantes.
Si hace años nos encontrábamos con jóvenes cuya intención a la hora de
asistir a un campamento era la de aprender, vivir nuevas experiencias, afron-
tar nuevos retos o asumir ciertas responsabilidades, en estos momentos
comprobamos la presencia de una juventud muy acomodada, apática a la
hora de asumir responsabilidades organizativas o actividades que supongan
ciertos esfuerzos físicos, bastante libre de asumir compromisos y arropada
permanentemente por lo general por unos padres que asegurarán siempre
que su hijo o hija “no puede” o “no hace esto o aquello”, tanto si es para una
actividad positiva como algo negativo, difícil de asumir por los padres y
madres. En definitiva una juventud “protegida” en exceso.
De la mochila a la samsonite
Revisando el día a día que supone para los y las jóvenes una actividad en la
naturaleza, podemos observar cómo ha cambiado el concepto de campa-
mento, empezando por los propios padres y madres, o por nuestra sociedad,
por no echar siempre la culpa a los mismos.
Si bien antes los y las participantes asumían gran parte de responsabilidades,
como por ejemplo el cuidado y lavado de su ropa y enseres, tareas básicas
sobre el orden y limpieza de sus espacios (tiendas, instalaciones y alrededo-
res), actividades con esfuerzo e intensidad, etc., hemos pasado a jóvenes
para quienes su estancia en un campamento no puede suponer la realización
de algunas de estas tareas básicas.
Mostrando todo esto con casos prácticos podremos comprender mejor estos
20 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
cambios. Podemos empezar por la ropa que los y las asistentes llevan al
campamento. Si bien antes asistían con un número de camisetas, pantalones,
ropa interior o calcetines contado, con el deber asumido de realizar su pro-
pia colada a lo largo del campamento, ahora hablamos de jóvenes que asis-
ten con una ingente cantidad de ropa, generalmente en mayor número de
camisetas o ropa interior que la duración del propio campamento, dispues-
tos a cambiarse en más de una ocasión al día y acompañarlo además con
complementos.
Esto ha generado nuevos problemas de diferente índole. Al generalizarse el
uso de grandes maletas surgen problemas de espacio en las tiendas de cam-
paña o cabañas, falta de capacidad de los maleteros de los autobuses en su
transporte de incorporación o regreso, exceso de peso del equipaje para el
propio participante que ni siquiera puede trasladarla del autobús a la tienda
o cabaña debido a que el terreno no facilita el arrastre de maletas con rue-
das. Pero sobre todo, se pierde uno de los objetivos educativos implícitos en
esta clase de actividades, como es que aprendan nuevas tareas, asuman
nuevas responsabilidades, empiecen a valorar y cuidar sus propiedades o a
saberse administrar durante los días que dura el campamento. Estamos
viviendo, si no lo hemos hecho ya, el proceso de pasar de la “mochila a la
samsonite”, expresión que creo define en gran medida todo este texto.
Del mismo modo ocurre con la participación en actividades que suponen
cierto esfuerzo físico o personal, generalmente considerada por los padres
excesiva o superior a la capacidad de sus hijos e hijas. Las pretensiones
entonces se muestran principalmente lúdicas, piensan en una estancia en
compañía de amistades y tiempo para hacer nuevos amigos, en muchos
casos una forma diferente de “estar” de vacaciones, y no de “aprovechar” las
vacaciones, motivo por el cual van aumentando los casos en los que una vez
iniciado el campamento aparecen las negativas a realizar determinado tipo
de actividades.
“No mobil – no Camp”
En lo que respecta a los cambios tecnológicos, destacar que las relaciones
y comunicaciones familiares a través del teléfono móvil son uno de los
avances con los que la juventud está más familiarizada. Son un elevado
número de jóvenes mayores de doce años los que en estos momentos
poseen móvil. Esto genera verdaderos problemas por pérdida, robo, impo-
sibilidad de recargar baterías, falta de cobertura, juegos,… son aspectos
que han pasado a formar parte del lenguaje campamental. Con su llegada
se han perdido momentos especiales que se vivían en los campamentos de
hace pocos años, por un lado los momentos de sentarse a escribir a sus
familiares y contarles cómo se encontraban o cómo se lo estaban pasando,
y por otro el reparto de cartas recibidas, momentos que suponían gran
expectación, alegría o desilusión.
Pero lo más importante indiscutiblemente no es ni mucho menos toda esa
tecnología que la juventud viene incorporando a su vida cotidiana, discman,
mp3, cámaras digitales, Internet, consolas, videojuegos, Messenger, etc. y
que lo importante en un campamento es que el o la joven tiene la oportuni-
dad de experimentar durante un número determinado de días que existen
otras formas de pasarlo bien y de ocupar el ocio, que ha podido pasar todo
ese tiempo sin echar de menos sus aparatos o sin ver la televisión.
Jóvenes y campamentos de verano 21
No obstante debemos sacar siempre las aportaciones positivas, no debemos
olvidar que un campamento es una oportunidad única para conseguir nuevas
amistades y conocer otras formas de vida. Sin duda estas tecnologías de la
información y la comunicación están ayudando en el mantenimiento de las
nuevas relaciones. Herramientas como Internet, Messenger, chats o mensajes
SMS y MMS facilitan un nuevo sistema de comunicación, con reuniones y
conversaciones virtuales, con intercambio de información y de material foto-
gráfico, están en definitiva contribuyendo en la prolongación de estas nuevas
amistades, que generalmente tenían una corta duración una vez finalizada la
convivencia.
Por último destacar como diferencia en aquellos campamentos en los que
participan jóvenes entre trece y diecisiete años, a los que, como citaba ante-
riormente, se han incorporado nuevas situaciones sociales; las drogas, la
anorexia, el alcohol, etc. son algunas de las consecuencias que se están
encontrando en algunos participantes. No debemos escandalizarnos sobre
esta situación, puesto que en definitiva es muy inferior a las que nos pode-
mos encontrar en la actualidad en los institutos o cualquier fin de semana
con jóvenes de su misma edad. Todo lo contrario, debemos aprovechar la
situación privilegiada que supone la intensidad de la convivencia diaria entre
monitores y participantes, para poder detectar situaciones de este tipo y
poder informar a los padres y madres.
Para finalizar quisiera volver a resaltar por encima de todo que los campa-
mentos han sido y serán siempre una oportunidad única para la formación
integral de nuestra juventud y por lo tanto una contribución importante en
su educación no formal. Miles de jóvenes participan anualmente y son cada
vez más los que desean asistir a estas actividades, resultando en escasa pro-
porción aquellos casos donde los objetivos no son alcanzados.
Vaya desde aquí mi convencimiento de que los campamentos deberían ser
promocionados por cualquier tipo de entidad y apoyados por los organis-
mos públicos, de forma que cualquier joven pudiera elegir en función de
gustos, actividades o ideologías.
Espero que al mostrar las distintas realidades de ayer y hoy, con todo lo
positivo y lo negativo de ambas épocas, no haya dado una visión negativa o
crítica hacia nuestra juventud o nuestros avances sociales, todo lo contrario,
mi propósito es lanzar un llamamiento a nuestro deber de saber adaptarnos
a las nuevas necesidades y estar siempre preparados para afrontar nuevas
situaciones sociales.
BIBLIOGRAFÍA:
Aparicio, Manuel (1997) “Aire Libre: un medio educativo”. Ed. CCS. Madrid.
Asín Castillo, Felix (1997) “Cómo organizar una colonia o campamento de verano”. Ed.Flash Book.
Valencia.
Frechoso Arranz, Ana Isabel. Martínez Solera, Maribel. García Gacía, J.J. (2004) “Guía de aire libre en
España”. Ed Madrid: Dirección General de la Juventud: La Cueva del Oso. Madrid
Vigo, Manuel. “Manual para dirigentes de campamentos organizados”. (1999) Ed Stadium.
22 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Jóvenes y campamentos de verano 25
El campamento como medio educativo
Los campamentos de verano han sufrido muchas transformaciones en los últimos años, tantas como
para permitirnos estar en el convencimiento de su vital utilidad para los/as niños/as, adolescentes y
jóvenes monitores/as en su proceso vivencial, de crecimiento y maduración respectivos. Por ello nos
gusta ponerle apellidos, el de educativos, porque estamos convencidos de que en un clima propicio de
afectos y al aire libre se pueden conseguir muchos de los objetivos pedagógicos que son impensables
en la enseñanza reglada. Apostamos por una metodología diferente, rabiosamente divertida, y compro-
metida con nuestras comunes señas de identidad. Una metodología que nos distancie de otras activida-
des similares concebidas como meros espacios de entretenimiento o socorridos “aparcaderos” de niños
y niñas. Una manera de hacer y actuar donde la palabra, el juego y la imaginación cobren determinante
sentido como imprescindibles herramientas de trabajo y comprometan e impliquen por igual a educan-
do y educador.
PPaallaabbrraass ccllaavvee:: Lúdico, educativo, juego, campamento, metodología
Introducción: La educación y el juego
Cada vez con más frecuencia se va incorporando la idea de los vínculos
entre lo que sería del ámbito lúdico y los aspectos estrictamente educativos.
No parece sensato en la actualidad el pensar que lo lúdico no tiene un
importante componente educativo. Bien sabemos que el ser humano
comienza su aprendizaje en el juego que establece con el medio, aspecto
por otra parte que es común en otras especies animales, sobre todo en las
más evolucionadas, aunque no es infrecuente el observar en algún tipo de
aves, por ejemplo, el mismo comportamiento. Este aspecto es compartido
por todas las disciplinas comprometidas en el proceso evolutivo-educativo
del ser humano. Tanto las teorías de lo radicalmente cognitivo, como las dis-
ciplinas dinámicas, la epistemología genética de Piaget, o todas las ciencias
de la pedagogía moderna, nos hablan de cómo el juego estructura la mente
del niño en los distintos momentos de la evolución, tanto en el área del
conocimiento como en el del afecto o el de las emociones. Pareciera que el
consenso está representado por la idea de que lo que se juega se aprende.
Pero por extrañas cábalas, probablemente de índole social o social-económi-
co, hay un momento en el desarrollo en que este vínculo entre lo lúdico y lo
educativo se rompe y empieza un tipo de enseñanza mucho más desarrolla-
da en su aspecto formal, con estructuras alejadas del juego y que sólo res-
ponden a la formación parcializada del aprendizaje del sujeto. Lo que hasta
un momento era válido entre el juego y el aprendizaje, se quiebra bajo la
forma de la escolarización. Bien cierto es que han cambiado algunas cosas y
no nos encontramos, en la mayoría de las veces, con formas victorianas de
educación, pero la realidad nos muestra la paradoja de que si, en la actuali-
dad, una persona que vivió hace quinientos ó mil años resucitara, con toda
seguridad donde no encontraría aspectos diferentes sería si reapareciera en
Andrés Mellado Santamaría Animador sociocultural
José Luís Mellado Santamaría Psicólogo y PsicoanalistaDOCUMENTOS
2
un aula de un colegio o de una facultad. En cualquier otro ámbito sería abso-
lutamente impactante, no sólo por la evolución tecnológica o las diferentes
modas o maneras, sino por la propia concepción de las cosas: el tiempo, el
espacio, las costumbres, la moral, la ciencia, la religión, han visto absoluta-
mente modificados sus ejes, tanto de transmisión como de la propia estruc-
tura. Si un hombre del siglo X pudiera volver a la vida, en sus formas actua-
les, sufriría un impacto posiblemente mucho mayor que si un hombre de hoy
pudiera toparse con los usos y costumbres de una civilización extraterrestre.
La única excepción sería si pudiera reaparecer dentro de cualquier aula de
cualquier colegio de hoy, excluyendo, por supuesto, los avances tecnológicos
(me refiero a la luz eléctrica, la calefacción, las vestimentas, etc.).
La enseñanza reglada a partir de la edad escolar (concepto que ya en sí
mismo está alejado de lo lúdico) rompe con lo que venía siendo la costum-
bre familiar y social con niños y niñas, de entender que la manera de soste-
ner un aprendizaje siempre establece un vínculo entre el juego y lo educati-
vo. Esto nos lleva a radicalizar un poco nuestra concepción, al punto de pre-
tender no sólo que lo lúdico sea educativo, sino que lo educativo sea lúdico.
Un aprendizaje en cualquiera de las áreas del conocimiento o de la experien-
cia, se multiplica hasta el infinito si es divertido.
El campamento como espacio de aprendizaje
Nuestra alternativa a lo anteriormente dicho, es la defensa de lo que hemos
dado en llamar campamentos educativos, campamentos con nombre y ape-
llido. El apellido, indisolublemente unido al nombre, parte de la radicalización
de conceptos que podrían ser determinantes en los procesos educativos
generales, no sólo en los llamados de ocio y tiempo libre, como en el caso
de los campamentos.
No defendemos solamente el concepto de que una cosa lúdica entraña una
educación, que ya es bien sabido, defendemos que el proceso educativo ha
de ser rabiosamente divertido. Los campamentos educativos pretenden jus-
tamente esta alianza (perturbada y pervertida en un momento de la vida),
entre lo lúdico, la diversión, el juego y el proceso educativo. El tiempo, si no
es libre, en la educación, no es tiempo. No se trata de divertir los tiempos de
ocio, se trata de utilizar el juego, todos los aspectos lúdicos y divertidos en
el proceso de aprendizaje, en la enseñanza. Cuando un niño o niña aprende
en un campamento a hablar en público, ante sus iguales, a sostener un dis-
curso, sea cual sea este, en un fuego de campamento, seguramente ha signi-
ficado un aprendizaje de la misma importancia que cuando aprende a des-
pejar una incógnita en una ecuación. Ha aprendido a transmitir un concepto,
una emoción, o un cúmulo de sensaciones, pero lo ha hecho con un método
que implica la aparición de un interés que emana del juego, de la diversión.
Su implicación en ese aprendizaje es mucho mayor que la que sostiene en
una labor pasiva intelectualizada o racionalizada, en la que nada le atañe, ni
en su participación, ni en su concepción, ni en su creación.
Lo verdaderamente curioso e interesante es que la mayor parte de los proce-
sos de formación, en cualquiera de las áreas que un muchacho/a pueda
estudiar en sus años escolares, tienen mucho más que ver con las cotidianei-
dades de la vida, que lo que señalaba anteriormente como actividades de un
campamento, como la de hablar en público, orientarse, saber protegerse de
la lluvia o del frío, apañarse sin la ayuda de los padres, construirse un vivac,
mirar las estrellas como si fueran mapas, tirarse por una tirolina, participar
26 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
con los compañeros en la creación de una representación, saber qué madera
es para un fuego y cuál es para una construcción, amarrar dos cosas que
sean después fácilmente desatables, hacer un puente o una escala, seguir
una pista de señales de rastreo, usar correctamente un saco de dormir,
aprender a caminar con lo necesario, eliminando lo superfluo para evitar el
exceso de carga, hacer bien una mochila y un larguísimo etc, son cuestiones
frecuentemente inusuales en la juventud actual, sobre todo de ciudad. Pero
despejar incógnitas, utilizar el lenguaje, saber del sitio en donde vives y de
fuera, conocer los antecedentes tanto personales como sociales, ver leyes
físicas inexorables, o conocer de qué están hechas las cosas que nos rodean,
es algo completamente usual, cotidiano, al alcance de cualquier mortal, ado-
lescente o adulto, lo que significa entrar en el mundo de las asignaturas
regladas de la matemática, la lengua, la geografía, la historia, la física y la
química. ¿Cómo es posible que algo tan cotidiano, tan usual, sea de tan difí-
cil aprendizaje?
Un campamento es una experiencia educativa de primer orden, pero con
algunas características particulares. La primera es que está limitada en un
corto periodo de tiempo. Además carece de un seguimiento posterior a
largo plazo, está separada y aislada de experiencias similares, no tiene profe-
sores a la usanza tradicional, se desarrolla normalmente en un medio desco-
nocido y más hostil que el cotidiano. Tiene, por otra parte, características
que hacen que el sujeto esté más comprometido con esa experiencia, dado
que es algo que normalmente eligen los propios/as chicos/as, están fuera del
dominio y la normativa estrictamente familiar, el nivel de tolerancia a las
cosas, por otra parte propia de la adolescencia, es mayor, dado que hay nor-
mas de carácter general adecuadas a un tipo de convivencia de mayores res-
ponsabilidades que en el ámbito doméstico, se vive fuera de la obligatorie-
dad reglada particular de cada familia, hay una serie de normas, muchas de
ellas pactadas por un acuerdo de convención y de facilitación social, no hay
exámenes, los horarios tienen que ver con la posibilidad de realizar muchas
más cosas; respetando el lógico descanso, las actividades son, como hemos
dicho, inusuales, se favorece el contacto y el intercambio entre ellos, se
fomenta de manera clara la creatividad, se pondera la originalidad y la diver-
sidad, se respeta y se potencia el hecho diferencial, se mezclan los más
variados aspectos y actividades en la vida campamental: aire libre, deportes,
juegos de habilidades, talleres activos de todo tipo, salidas fuera del campa-
mento, vivaqueos… Otra de las características que determinan la eficacia del
aprendizaje en la vivencia de un campamento estriba en el hecho singular de
que se aprovechan todos los agentes educativos existentes, así como todos
los recursos didácticos que puedan favorecer una mayor eficacia en la adqui-
sición de los objetivos que se marcan; son agentes educativos, desde el
monitor/a hasta el especialista de alguna actividad, pasando por personal de
servicio o no vinculado directamente al seguimiento de los chicos y chicas:
personal de cocina, administrativos, personas invitadas, encargados del man-
tenimiento de la instalación y los propios acampados que, en la transmisión
de algún tipo de conocimiento o habilidad, realizan una labor educativa muy
importante.
En lo referente a los recursos didácticos, se cuenta desde el propio medio al
aire libre hasta con todos los que la propia instalación tenga a su alcance:
una tienda de campaña puede ser desde un castillo hasta un laboratorio, y
una campa puede ser desde una pista deportiva hasta un lugar donde se
realizan justas y torneos medievales.
Jóvenes y campamentos de verano 27
En definitiva, como se podrá seguir en la exposición, de lo que se trata es de
incorporar el sentido lúdico y de diversión a todo lo que se realiza en un
campamento, desde la higiene personal, pasando por el cuidado y manteni-
miento de su hábitat temporal, hasta la hora de irse a dormir.
Por último, uno de los aspectos igualmente relevantes en la eficacia educati-
va de un campamento, es el hecho de que se aprovecha la propia experien-
cia del sujeto, sea de las características que sea, así como sus rasgos de per-
sonalidad. Cada uno de los acampados y acampadas puede saber algo que
puede a su vez trasmitir, enseñar a otros: desde sus habilidades a su humor,
desde su locuacidad hasta su capacidad de organización, desde sus viven-
cias a sus conocimientos.
El hecho de que el tipo de campamentos por el que abogamos tenga nom-
bre y apellido -“campamentos educativos”-, tiene que ver con la particulari-
dad de desvelar la redundancia de los dos términos, reforzando ambos. Bien
sabemos que el término campamento va indisolublemente unido al término
educativo, porque de no ser así flaco favor haríamos a los chicos y las chicas
en primer lugar, a la comunidad familiar en segundo, y a nosotros mismos en
tercero, pero dado que en los últimos tiempos la oferta campamental pare-
ciera destinada a una suerte de “aparcadero de niños/as, más o menos diver-
tido”, rescatamos el término campamento, por hacer referencia a un modelo
de aprendizaje al aire libre, temporal y de acogida de una serie de personas
en torno a un programa de actividades. Nos alejamos de cuantas connota-
ciones marciales pudiera haber tenido el término a lo largo de nuestra histo-
ria más reciente, pero reivindicamos justamente el término de acampar, de
acampada, donde diferentes personas se agrupan temporalmente, para
darse mutuamente apoyo. Incorporamos lo que hemos dado en llamar el
apellido, “educativo”, justamente porque no queremos situarnos en el con-
cepto de aparcadero, ni activista, en el que el reclamo de una serie de activi-
dades estelares pareciera ser el objetivo. Nuestra posición, tiene que ver con
el hecho que señalábamos al principio, de utilizar lo lúdico, el juego como
metodología para la consecución de una labor educativa, en torno a una
serie de objetivos, y utilizar todo lo que pueda constituir el universo de lo
educativo, como una manera de divertirse. Nuestra experiencia, con activida-
des realizadas bajo esta égida, así lo confirma en los últimos 20 años de
campamentos de esta naturaleza.
Diferencias entre una actividad lúdica en el aire libre y uncampamento de verano
Después de un largo recorrido en el mundo de los campamentos, de haber
sido parte activa en su transformación, paralela a la de la sociedad española,
cada vez nos parece más oportuno incluir esta actividad como un apartado
más del currículum escolar de niños/as y jóvenes en tanto en cuanto supone
un escalón más en esa gradual separación del núcleo familiar en el tiempo y
la distancia que toda persona experimenta a lo largo de su vida. Pero vaya-
mos al principio de esta idea:
Desde que nacemos hasta que morimos (la “separación” definitiva), vamos
transitando por una escala de separaciones cada vez más largas en el tiem-
po y la distancia: salimos del cuerpo de nuestra madre (primera separación),
de alimentarnos de su pecho pasamos a una alimentación que ya nada tiene
que ver con aquel contacto corporal, comenzamos a gatear, luego a caminar,
luego nos llevan a la guardería, luego al colegio, luego vamos – algunos- a la
28 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
universidad (antes, los varones, al servicio militar) y, finalmente, nos indepen-
dizamos del núcleo familiar que nos cobija hasta que esta penúltima separa-
ción se produce.
Pues bien, hay quienes pensamos que en este recorrido vivencial existe una
laguna importante que interrumpe y fractura la gradualidad de esa secuen-
cia. Según esta idea, desde nuestra incorporación al ámbito escolar, hasta
que vamos a la universidad -cuando es fuera de nuestra localidad, por eso
antes hacía la alusión a la “mili”, o se produce directamente la emancipación,
hay un espacio demasiado largo de nuestra vida en el que apenas hay varia-
ción de tiempo y de distancia en lo que deberían ser esas graduales separa-
ciones.
Este hecho, por sí sólo, daría más sentido del que pensamos a la existencia
de los campamentos de verano trascendiendo de la mera actividad lúdica;
parece la pieza adecuada que falta en ese puzzle secuencial que conformaría
una equilibrada y progresiva independencia de nuestras vidas: un lugar sufi-
cientemente distante de nuestra localidad, una separación total de nuestro
ámbito familiar y un período de tiempo que introduzca un escalón más
durante nuestra edad escolar (una semana, diez días, quince, un mes…).
Estas características marcan la diferencia ya de partida con otras actividades
lúdicas al aire libre y darían una de las respuesta válidas a nuestra primera
pregunta ¿Por qué un campamento de verano?
Empezaremos por recordar que la palabra “campamento”, en este país, aun-
que fuera acompañada de distintos adjetivos (juvenil, escolar, parroquial,
etc.), llevaba incorporado un inevitable significado casi más militar del que le
concede el diccionario de la real academia española en dos de sus posibles
acepciones. Aun hoy es frecuente escuchar, entre las razones que esgrimen
no pocos padres por las que envían a sus hijos e hijas a un campamento,
algunas como: “Para que se endurezca un poco”, “para que espabile”, “para
que coma de todo”… Suenan muy parecidas a las que escuchábamos aque-
llos que cumplimos el servicio militar.
No fue tarea fácil recuperar el término para lo meramente educacional y/o
vacacional y despojarlo de su connotación meramente disciplinar y excesiva-
mente jerarquizada, cometido para el que aquí estamos invitados.
Por otra parte, y atendiendo a otros de los posibles riesgos a los que se
enfrenta cualquiera que acomete esta actividad, ¿cómo conseguir realizar
campamentos sin sucumbir a lo comercialmente activista o, aún peor, a la
tentación adoctrinadora?
Un campamento debería servir para que sus participantes continuaran su
proceso de desarrollo tanto afectivo como intelectual y motórico, a ser posi-
ble equilibradamente, sin poner especial énfasis en los conocimientos (técni-
co-laborales, de idiomas…) o en el cuerpo (campamentos únicamente depor-
tivos). Huelga decir que elegimos decir campamentos educativos DE VERA-
NO, además de por las obvias bondades climatológicas, porque es el período
vacacional lo suficientemente largo para la temporalidad que exige la activi-
dad que defendemos.
Un/a niño/a, un adolescente, no paran de aprender de lo que les rodea en
vacaciones. Es más, es en el período de las vacaciones de verano, después
del ritmo impuesto durante todo el año por el estudio, cuando pueden estar
más despiertos a otros aprendizajes inabordables en la enseñanza reglada.
Jóvenes y campamentos de verano 29
Este aprender al aire libre, lejos de casa y junto a otros muchos chicos y chi-
cas de su edad viene a aumentar su capacidad de aprendizaje, viene a
ampliar el marco ambiental donde cabeza, corazón y cuerpo pueden cami-
nar simultáneamente.
El marco ideal en el que ubicamos el campamento del que hablamos, contie-
ne participantes de distintas procedencias geográficas, distintas condiciones
socioeconómicas, distintas culturas y diferentes edades, además de un espa-
cio al aire libre acondicionado y suficientemente dotado para ello, es decir, la
suma de más estímulos para esos “nuevos” aprendizajes.
Ejercitar la capacidad de observación de otras peculiaridades en los demás,
la capacidad de escucha, aprender a tomar decisiones sin la supervisión
familiar, manejar en un tiempo más amplio el dinero de bolsillo que posee,
comprobar algunos fenómenos naturales en directo -no en los libros-, practi-
car el compañerismo y respetar la intimidad, entre otras, son razones sufi-
cientemente poderosas para valorar la acción pedagógica de un campamen-
to correctamente planteado. Un campamento al que nos atrevemos a llamar
educativo.
La importancia de este valor pedagógico nos lleva irremediablemente a pen-
sar que sólo profesionales de la esfera de la educación y la salud, expertos
en asuntos infantiles y juveniles son quienes pueden y deben gobernar este
campamento. En los tiempos que corren, cuando más importancia damos a
una buena salud, una educación de calidad, no podemos reducir el campa-
mento de verano a un mero lugar de entretenimiento o un socorrido aparca-
dero de niños y niñas dirigidos por voluntariosos/as amateurs.
Progresivamente, atentos a las transformaciones sociales y tecnológicas, han
de irse incorporando nuevos recursos didácticos, pero sin hacer de ellos lo
fundamental, pues sólo son eso: recursos, medios. Contemplamos frecuente-
mente cómo se valoran campamentos en función de la gama de recursos de
que disponen, como si fueran parques de atracciones, carentes de progra-
mas educativos, de la mínima teoría pedagógica, para acabar por conducir a
sus participantes a una constatada desilusión, pues todos esos recursos, por
espectaculares que sean, carecen de “alma”, de afecto.
Y para hablar de “alma” y afectos, dirigimos nuestra mirada a un elemento
diferenciador de capital importancia que tiene que ver con las señas de iden-
tidad grupal. Una actividad grupal nace de manera natural, por una necesi-
dad de ese grupo, es imposible dotar de animación –en su sentido etimológi-
co- a un grupo desde el plano meramente teórico, de arriba a abajo, son los
propios grupos quienes se abren paso por su propia voluntad, por todo
aquello que les une: sus señas de identidad. Y es por ello que así, desde su
génesis, defendemos la existencia entre los componentes de cualquier grupo
de un mínimo vínculo afectivo que permita facilitar la tarea que se persigue
si este grupo nace para la realización de un campamento educativo.
En sentido contrario, observamos con frecuencia un buen número de campa-
mentos organizados, con la mejor de las intenciones, por distintas institucio-
nes públicas. Se lo encargan al funcionario de turno, del que depende esa
sección, y se contrata a un grupo de monitores/as que normalmente ni se
conocen entre sí y cuyas señas de identidad grupal, por tanto, no existen de
partida. Lo normal, en este tipo de actividades, es que cada uno intente
hacer lo mejor posible el trabajo para el que ha sido contratado, pero no
tenga más motivación inicial que su efímera incorporación al mercado labo-
30 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
ral y la posibilidad incierta de participar en una experiencia más o menos
grata.
La experiencia nos ha enseñado que la tarea educativa de un monitor o de
una monitora, en un campamento, crece como la levadura cuando su vínculo
con el grupo para el que desarrolla tan noble labor es algo más que contrac-
tual o económico.
Los proyectos, las asociaciones, los grupos, nacen en torno a una idea
común, no por el capricho institucional, cuya tarea debería limitarse a des-
plegar todos los medios posibles para que esos grupos ya existentes pudie-
sen desarrollar mejor sus objetivos.
Qué elementos hacen de un campamento una experienciaeducativa, más allá de la convivencia
Ya hemos hablado de la importancia intrínseca que, en lo educativo, tiene
cualquier actividad convivencial, pero somos más ambiciosos y, sobre todo,
estamos convencidos de que la propia convivencia abre un sinfín de posibili-
dades con las que dar un mayor lustre al campamento del que hablamos. Y
para empezar bien (“lo que bien empieza bien acaba”, decían nuestros
mayores), empecemos por tener en cuenta que toda programación de activi-
dades, también la de un campamento, debe dar respuesta a las siguientes
preguntas:
¿Por qué se quiere hacer? Donde abordamos los antecedentes, el origen y la
fundamentación por los que creemos necesaria esa actividad.
¿Qué se quiere hacer? La actividad en sí. Descripción y naturaleza del pro-
yecto. A quién va dirigido.
¿Para qué se quiere hacer? Objetivos que nos marcamos.
¿Cómo se quiere hacer? Metodología de trabajo.
¿Con qué se quiere hacer? Recursos materiales con los que queremos aco-
meter la actividad. Presupuestos.
¿Con quién se quiere hacer? Recursos humanos que necesitamos.
Contrataciones.
¿Cuánto se quiere hacer? Metas que nos trazamos. Sistemas de evaluación y
análisis que utilizaremos después de la actividad.
Y las más domésticas: ¿Cuándo? Temporalización, fechas. ¿Dónde? Lugar o
lugares donde se pretende desarrollar el proyecto.
De todas estas preguntas que nos hacemos para acometer cualquier proyec-
to, es la metodología un capítulo al que otorgamos capital importancia, y es
en el que queremos detenernos, por cuanto entendemos que es el factor
más diferenciador a la hora de acometer un campamento. Para ello es nece-
sario dotarla de aquellos elementos que nos permitan alcanzar el mayor
número de objetivos que nos trazamos cuando diseñamos y realizamos una
actividad. Algunos de estos elementos que nosotros consideramos funda-
mentales, y para los que el ámbito campamental facilita claramente la tarea
frente a otros marcos, son:
La Palabra. El primero de los recursos, porque estamos convencidos de que
emprender una labor educativa supone antes que nada transmitir una serie
Jóvenes y campamentos de verano 31
de valores. Proponemos una palabra discrepante, lejos de adoctrinamientos
o servilismos, una palabra para disentir, para abrir las puertas a la imagina-
ción, no para cerrarlas, para estimular, en fin, la conversación frente al monó-
logo, otorgando el mismo valor a la del educando que a la del educador,
pues ambos se encuentran inmersos en una actividad excepcional, mutua-
mente enriquecedora, a la que invita el marco campamental.
Dialogando, escuchando, permitiendo que a través de la palabra se regulen
los conflictos, se internalicen las normas para la convivencia, se intercambie,
es como damos la mejor de las funciones a tan valiosa herramienta.
Poniendo palabras a los afectos, a las emociones. Poniendo palabras allí
donde a veces sólo hay agresión como práctica educativa. Sabemos que es
más cansado, que exige más tiempo, temple, pero de nada serviría una tarea
educativa sujeta en el hacer por el hacer, en el predominio de lo imaginario
sobre lo simbólico.
El Juego. Tanto si son matemáticas como si es la interiorización del esquema
corporal, usar un juego nos conduce en línea recta a que nuestros adoles-
centes aprendan lo que les queremos enseñar. Por tanto, es jugando como
podemos estar todo el tiempo transmitiendo e intercambiando aprendizajes,
sin olvidar otras funciones de desfogue, funcionales (de desarrollo de áreas
motóricas…), de creación y sociales. Es a través del Juego como más fácil-
mente conseguimos reclamar su atención, convocarle a un sitio y a una hora
concretas, que mantenga un mínimo aseo personal u orden en el espacio
que comparte con otros.
A veces, a un chico o chica, le cuesta horas de estudio aprender una lista de
mamíferos o de ríos o la tabla de multiplicar, sin embargo comprobamos
cada año que, al final del campamento, es capaz de llevarse aprendidas las
letras inventadas de cinco a diez canciones, nuevas para él, que nadie le
impuso, sólo de escucharlas unas cuantas veces.
El Grupo. Allí donde se gestan la mayoría de las acciones educativas, las más
de las veces incluso sin la intervención del monitor/a. Del pequeño grupo
(tienda de campaña, cabaña) al gran grupo (aquellos momentos mágicos en
el que todos se ven las caras, como un fuego de campamento) pasando por
los grupos de edad (con sus programas específicos), en todos ellos tienen
cabida equilibrada las distintas actividades o reuniones que realiza el acam-
pado y la acampada desde que llega, reconociendo la misma importancia a
todos los aspectos de los que aquí hemos hablado. Impresiona ver, cuando
en una asamblea están sentados todos los grupos, cómo los más pequeños
absorben cada gesto, cada canción, cada parodia de los más mayores,
haciendo bueno el adagio que dice: “el mejor maestro de un niño es otro
niño”. Participar en un grupo supone intercambiar ideas, gestos, expresiones,
bromas, reflexiones…
Las Reuniones: Suponen un alto en el camino, el mejor momento para apren-
der a ser operativos, para tomar decisiones, para escuchar y ser escuchado,
para sentirse parte del grupo, tripulación en vez de pasaje. Por eso es impor-
tante no malgastar este recurso con sesiones interminables o innecesarias,
apostar por la calidad frente a la cantidad.
De entre estas reuniones, creemos imprescindible aquella que, una vez al día,
a ser posible cuando la jornada toca a su fin, reúne a todo el campamento en
torno a la palabra, donde hacer balance del día y poder expresar nuestra
opinión, nuestra alegría, nuestra satisfacción. O por el contrario, nuestra críti-
32 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
ca o descontento, como aquella costumbre del educador francés Celèstin
Freinet al final de sus clases, cuando proponía a sus alumnos que manifesta-
ran sus críticas, sus propuestas y sus felicitaciones.
Las Actividades Especiales. No podemos olvidar que cada grupo tiene su
“DNI”, sus características especiales e intransferibles, aquellas que va mos-
trando cada día, es por ello que debemos estar muy atentos al rumbo que
marca su orgánica condición. Por ello, por esa naturaleza cambiante, en oca-
siones es preciso cambiar parte del programa que habíamos planteado con
actividades especiales, nacidas de la reflexión a la que nos obligó esa especi-
ficidad del grupo. Estas modificaciones también pueden venir dadas, por
agentes externos al grupo (climatología, carencias en la instalación, etc.). En
este sentido, creemos que los programas de actividades están al servicio de
cada grupo, y no al revés.
La Memoria. Es el legado donde dejamos constancia de todas las aportacio-
nes de quienes participaron en un campamento. A pesar de que, desde hace
años, la estadística nos indica que sólo en torno al 40 % de participantes
repite en un mismo campamento, no podemos tirar a la basura todo ese
acervo que va conformando las señas de identidad grupal de las que antes
hablábamos. Nos van a ser de gran utilidad para ayudar a ese otro 60 % que
se incorporará por primera vez en la siguiente actividad, es la primera cuerda
que le tendemos al novato para integrarse con rapidez. A su vez, creemos
que la continuidad de un colectivo, una entidad, depende de cómo van
calando sus propuestas a lo largo de su historia, por eso es de capital impor-
tancia y de suma utilidad recogerlo en una memoria.
Al aire libre
Un campamento al aire libre invita a voces a usar de la tan manoseada ense-
ñanza globalizada. En un espacio más o menos reducido, en permanente
compañía, recibiendo un sinfín de estímulos excepcionales, en un clima sano
y afectuoso de permanente diversión ¿cómo separar lo cognitivo de lo afec-
tivo? ¿Cómo no aprovechar para incorporar simultáneamente todos aquellos
conocimientos que en otros ámbitos educativos son servidos por separado?
Y mejor aún: carecemos de la tiranía de una materia o un programa “que hay
que impartir” en determinado tiempo. No hay aprobados ni suspensos. Lejos
de nuestro ámbito familiar y social, en el campamento sólo nos diferencian
nuestras propias personalidades. Todo parece apuntar a una oportunidad
única de crecer en todo lo que nos diferencia de otras enseñanzas regladas,
de escarbar en aquello para lo que no están preparadas las escuelas y cole-
gios de invierno, por falta de tiempo, de recursos…o de ganas: el compañe-
rismo, la solidaridad, las buenas maneras en la mesa, los correctos hábitos
higiénicos y de salud, las ventajas de la cordialidad y la amabilidad, la socia-
bilidad, la tolerancia con las diferencias del otro o el respeto también se pue-
den aprender. Y lo que es mejor, se pueden aprender a la vez que mostramos
la Osa Mayor, enseñamos a hacer el nudo de los zapatos, a nadar, a distinguir
un petirrojo de una lavandera, un castaño de un roble, o por qué se produce
la tormenta que en ese momento empapa nuestra tienda de campaña.
En un grupo abierto y orgánico, en permanente debate, es el momento de
revisar prejuicios, vicios atávicos sobre los roles del educando y el educador.
Es el cobijo ideal para las permanentes transformaciones pedagógicas. Por
todo ello nos gusta, más que nunca, llamar educativos a los campamentos.
Jóvenes y campamentos de verano 33
La responsabilidad de los jóvenes monitores
Es notable el interés por mejorar la formación de monitores y monitoras de
actividades en el tiempo libre que se han tomado las administraciones de las
distintas Comunidades Autónomas a lo largo de los últimos años, pero nos
consta que cada vez hay más centros, asociaciones y empresas autorizadas
para impartir la parte teórica de los cursos a través de los cuales se obtiene
la titulación requerida, y menos de los mismos donde poder realizar la parte
práctica, lo que deja a una pléyade de jóvenes con el curso “a medias” –sólo
lo completan cuando un coordinador o director de actividades de tiempo
libre les firma las prácticas después de participar en alguna de las activida-
des autorizadas, sobre todo campamentos-, buscando desesperados donde
poder desarrollar la parte práctica y completar el curso. Creemos que ese
desamparo podría corregirse si quienes imparten la parte teórica asumieran
una mayor responsabilidad en la parte práctica de los cursos.
Aun considerando los temarios que se imparten en las distintas
Comunidades Autónomas bastante completos, la experiencia nos dicta,
como casi en todas las profesiones, que es con la práctica como más se
aprende y, como indicábamos anteriormente, si hay otros vínculos además
del contractual o laboral con el proyecto en el que se participa, la tarea se
torna más grata y por añadidura más eficaz.
De entre todos los recursos que niños y niñas, adolescentes o jóvenes valo-
ran después de un campamento -cuando el grupo que lo gobernó alcanzó
sus objetivos-, es a sus monitores y monitoras a quien dedica sus mayores
elogios, por muy sofisticados o espectaculares que fueran los otros recursos,
los materiales, que pasan a un segundo plano si aquellos desplegaron todos
sus conocimientos y, sobre todo, crearon el clima afectivo y la empatía gru-
pal suficientes.
Ese clima de afecto y empatía, del que también necesitan los/as
monitores/as para poder transmitirlos, no es fácil conseguirlo si estos se ven
por primera vez al comienzo de la actividad. No podemos olvidar que habla-
mos de jóvenes de 18 años en adelante, una edad en la que, habitualmente,
no están acostumbrados a asumir demasiadas responsabilidades, sus mayo-
res aportaciones son el entusiasmo y la energía, pero también necesitan del
clima propicio para desplegarlos.
Son muchas las líneas que se han escrito acerca del perfil ideal de un/a
monitor/a de actividades de tiempo libre, creemos que no es necesario
abundar más en ello, pero sí queremos incluir aquí algunos aspectos que en
nuestro grupo consideramos importantes, es nuestro particular libro de esti-
lo, algunas recomendaciones que ponemos a disposición de todos aquellos
que trabajan con nosotros por primera vez. Forman parte de nuestras señas
de identidad, de nuestra manera de entender la tarea del monitor/a, la suma
de aportaciones de muchas experiencias anteriores. No son tanto un catecis-
mo de obligado cumplimiento si no más bien una guía de recomendable lec-
tura:
“Para la realización de sus actividades y la consecución de objetivos que se
traza, nuestra escuela despliega un modo de actuar, una metodología, que es
la suma de aquellos principios que inspiraron su creación y la acumulación de
aportaciones de todos los que desarrollaron una tarea educativa en ella y
dejaron, inevitablemente, un poso, un eco que va transmitiéndose de genera-
ción en generación.
34 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Nuestra metodología pretende distanciarnos de aquellas convocatorias simi-
lares que conciben los campamentos como meros “aparcaderos” de niños, y
lo hace, sobre todo, a través del estilo, para lo que desde el principio, la
escuela propuso una serie de recomendaciones de obligada lectura, recogi-
das en lo que hemos dado en llamar así, “Libro de Estilo”:
- Respetando estilos personales, conviene mantener algunas actitudes, usos y
maneras en común por parte de todos los que transmitimos una acción cul-
tural en la Factoría de Acción Cultural.
- Los chicos son los auténticos protagonistas. Ceder, guardar silencio, obser-
varles, ser espectadores, aprendernos sus gestos, aplaudirles, animarles.
Somos espectadores y guías, no actores.
- Los adolescentes son acampados. Mimo, pero exigencia. Cariño, pero respe-
to. Tolerancia y firmeza en los límites. Escucha y diálogo, pero mucha motiva-
ción. Preparemos un estilo de futuro, un aprender rebelde y radicalmente
divertido.
- En el trato, dirigirse a cada uno por su nombre, y desde los primeros días, si
se puede. Es en los primeros momentos cuando más hace falta.
- En el vocabulario, en nuestras palabras, las que luego son como un eco en
sus bocas, ahí habla nuestro estilo.
- Si la palabra convence, el ejemplo arrastra. Difícilmente podemos inculcar
entusiasmo por la lectura si nunca leemos, o respeto al medio ambiente si
tiramos colillas al suelo, u orden en la tienda de campaña junto al caos en la
nuestra. Y así todo o casi todo.
- Cien ojos son pocos en la playa, en la carretera, en la tirolina... De mostrar
una actitud expectante y sin histerismos, tranquila pero al acecho, a una acti-
tud descuidada, de vacaciones, ensimismada con el mar o el paisaje, media
un abismo, en estilo... y en riesgos.
- Sin autoritarismo, menosprecio, injerencias en su intimidad, amenazas, con-
servemos hasta el final el capital infinito de autoridad que nos otorgan. No lo
malgastemos con voces, violencia o castigos. Usemos con agotadora pacien-
cia de la palabra.
- Detalles mínimos, como llegar un poco tarde, no madrugar o comer antes
que ellos, son observados con lupa. Y juzgados.
- Alejémonos con prudencia, busquemos el momento oportuno, lejos de las
miradas, para hacer aquello que discretamente ha de pasar inadvertido para
los acampados, incluidas las conversaciones personales entre nosotros.
- Cumplir horarios. Ser generosos en la entrega y prudentes en el sobrees-
fuerzo.
- Antes y después, cuantos debates y discrepancias sean necesarios, durante
la actividad es uso conveniente respetar las decisiones del Director y actuar
como una piña junto a él como último responsable de que la partitura que
escribimos entre todos no suene desafinada.
- Aportemos nuestro estilo individual al conjunto. Revisemos y cuestionemos
nuestros prejuicios.
- Si el estilo diferencia, que gradualmente nos diferenciemos de otros colecti-
vos... por el estilo.”
Jóvenes y campamentos de verano 35
Nos gusta recordar a los/as monitores/as más jóvenes que para los /as chi-
cos/as, en casi todas las ocasiones, son “supermanes”, pero deben tener muy
presente que no lo son, que también se hayan inmersos en su personal creci-
miento, en el que está presente el intercambio y la aportación de todos,
grandes o pequeños.
Estas recomendaciones abundan en la idea que preside nuestra concepción
de la relación entre educando y educador, no sólo en los campamentos, sino
en cualquier acción educativa, donde la honestidad del educador y el respe-
to por el educando deben establecer un vínculo de partida propicio para el
aprendizaje pero también para la vivencia de una experiencia feliz, donde
ambos se vean recompensados y gratificados.
Finalmente, volvemos a comprobar cuan difícil es ponerle letra a los senti-
mientos que circulan a lo largo de un campamento, a las pulsiones que se
agitan en cada rincón, a todas las vivencias de las que son protagonistas
todos y cada uno de los que participan en él. Hay tantos campamentos en
un sólo campamento como participantes hay en él, tantos prismas y pers-
pectivas como ojos que lo contemplan.
La recompensa de todos/as los que nos dedicamos a organizar campamen-
tos es comprobar que quien pasó por ellos vivió una experiencia feliz y se
llevó en la mochila un montón de nuevas cosas aprendidas.
Y la creencia de que aprendiendo se puede ser feliz, pero la certeza de que
es más fácil aprender siendo feliz.
BIBLIOGRAFÍA:
Ander-Egg, Ezequiel (1983). “Metodología y Práctica de la Animación Sociocultural” Publicaciones del
Instituto Ciencias Sociales Aplicadas.
Faure, Gérard y Lascar, Serge (1981). “El Juego Dramático en la Escuela” Editorial Cincel.
Freire, Paulo (1969). “La educación como práctica de la libertad”. Siglo XXI de España Editores, S.A.
Madrid
Lederach, John Paul (1983). “Educar para la paz” Editorial Fontamara.
Mellado Santamaría, J.L. y Martín Adúriz, F. (1992). “Campamentos Educativos. Ciudad del Nhorte.
Ideas y Propuestas” Fac. Nhorte.
36 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Jóvenes y campamentos de verano 39
El progreso personal del adolescente enlos campamentos
El autor reflexiona en torno a la intervención educativa como marco del crecimiento personal, las
expectativas que los campamentos generan en la juventud y las realidades que se derivan, haciendo
especial hincapié en la figura del monitor, el/la joven que con su apoyo posibilita el progreso personal
de otros jóvenes. También valora las estrategias de la pedagogía del proyecto y acaba analizando los
recursos que la educación no formal comparte con la educación formal.
PPaallaabbrraass CCllaavvee:: interacción, progreso personal, intervención educativa,
expectativas, convivencia interesada
Un mundo en transformación
La juventud cambia, evoluciona. Me repito esta máxima permanentemente,
no vaya a ser que se me olvide. Vivimos en un mundo sujeto a cambios per-
manentes: varían las ideas, se transforman los comportamientos, las costum-
bres cambian, las estructuras socioeconómicas se reforman y la tecnología
no nos da tiempo a sobreponernos de la última sorpresa, y ya nos sacude
con otra novedad revolucionaria. Las condiciones de vida del género huma-
no no cesan de variar. La juventud, evidentemente, no puede mantenerse al
margen de esas continuas variaciones.
La juventud cambia. Me lo repito una y otra vez. Y a veces se me olvida, por-
que es que cambia todo. Yo también. Pero el día a día en la práctica educati-
va me conduce inevitablemente a los mismos principios que me motivaron
desde que yo era uno de ellos: la intervención educativa con los/as jóvenes
se fundamenta en la interacción. Esta es una ley que, a mí entender, es uni-
versal. Y parece que no cambia.
El mundo de la juventud está cargado de tópicos seculares a los que no pue-
des mantenerte ajeno. Periodistas, padres, educadores, los mismos jóvenes
no cesan de repetir consideraciones en torno a la crisis que vive la juventud
actual, el aumento de la conflictividad... y a veces resulta difícil sustraerse a
tanto pesimismo social. No es la juventud lo que está en crisis sino la socie-
dad. Los problemas vienen provocados por el mismo contexto social, que no
ofrece respuestas claras y satisfactorias a las circunstancias que los crean. La
juventud siempre ha estado en crisis, porque es crisis, es inestabilidad, es
vivir el día a día, la provisionalidad, la contradicción. Es cierto que nuestro
entorno social ha traído nuevas circunstancias, pero creo que sólo son nue-
vas formas de presentarse problemas ya clásicos. El individualismo no es un
problema nuevo, ni la competitividad. Si hay algo realmente nuevo es la
sociedad de la información y de la comunicación, y ésta no crea verdaderos
problemas, sino que nos abre una ventana inmensa para ensanchar nuestros
horizontes de forma fácil y económica. Yo suelo responder a este pesimismo
Agustí Béjar Vernedas Profesor de secundaria y director de campamentosDOCUMENTOS
3
imperante con un discurso contrario. Nunca antes había habido tantos jóve-
nes participando a través de asociaciones, nunca antes había habido tantos
voluntarios/as en las ONG, nunca antes tantos jóvenes habían sacrificado
gran parte de su tiempo libre para encontrarse con otros jóvenes y organi-
zarse en clubes deportivos, asociaciones culturales, grupos creativos, campa-
mentos... En definitiva, exista o no la famosa crisis, el grado de implicación
nunca había sido tan alto. Mi objetivo, ahora, es reflexionar sobre éstos últi-
mos, los jóvenes que participan en los campamentos.
¿Cómo es la juventud que participa en campamentos?
Una de las aportaciones de la sociedad postmoderna ha sido la industrializa-
ción del tiempo libre. Ese espacio que puede convertirse en puro ocio y en
un negocio terriblemente lucrativo es también el marco de lo que la UNES-
CO llamó educación no formal. Un territorio donde siempre se han movido
con soltura las personas que fácilmente se animan a participar en proyectos
educativos. Antes era un territorio reservado para esos individuos que,
voluntariamente, sacrificaban parte de sus vacaciones para ofrecer una posi-
bilidad de desarrollo a los/as jóvenes que quisieran disfrutarlo. El objetivo
primordial era crear ese escenario donde los individuos encuentran oportuni-
dades de progreso personal y de auto educación. Los años ochenta aporta-
ron la mercantilización de ese espacio. Se crearon muchas empresas, algunas
serias y competitivas, con ideas frescas y objetivos realmente educativos,
pero la mayoría tan sólo pretendían ocupar el tiempo con actividades de las
que muchas veces no se desprendía ningún contenido formativo pero sí
beneficios sustanciosos. Las circunstancias me han llevado a participar y diri-
gir campamentos de todo tipo. A mi entender, si abordamos las distintas for-
mas de asumir la organización y programación de un campamento, llegaría-
mos a la conclusión de que existen en la actualidad tres modelos básicos de
campamento que conviven en el ámbito del tiempo libre juvenil.
1. Campamento comercial
Se trata de una tipología creada recientemente. No tendrá más de dos déca-
das de vida, pero ya ocupa un buen lugar en cuanto al ranking de participan-
tes. Es una oferta elaborada por una entidad o empresa cuyo fin último es
producir beneficios. Como es lógico, el fin es lícito, pero la forma de llegar a
él puede entenderse de maneras diversas. Algunas empresas explotadoras
de instalaciones contratan la planificación pedagógica a entidades pedagó-
gicas o grupos de monitores. Queda en manos de esa entidad contratada la
calidad del servicio, aunque las limitaciones de presupuesto son la coartada
que la condicionan. Nadie duda de la buena voluntad de los equipos que
quieren realizar su tarea de la forma más profesional posible, pero general-
mente es la empresa la que marca el carácter. Suelen asistir jóvenes que
acceden a través de la publicidad directa o indirecta, y algunos comerciales
que venden directamente el campamento disfrutan de suculentas comisio-
nes. Acostumbran a ofrecer actividades estrella y rellenan el resto del tiempo
con actividades baratas y poco ambiciosas. Muy a menudo se abusa del
balón (¿Hay algo más barato?). Ocasionalmente la calidad de las actividades
puede verse limitada porque se subcontratan a empresas cuyo interés es
económico y no pedagógico, y los monitores responsables de esas activida-
des corren el peligro de estar más pendientes del reloj que de los asistentes
al campamento. Para algunas de esas empresas lo más importante es que
40 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
pasen 50 jóvenes por hora por el rocódromo, no que aprendan a escalar. En
una ocasión un monitor que controlaba el freno de un puente tirolés abando-
nó su puesto a las seis en punto. Debía cumplir su horario. Faltaban sólo tres
chicos por bajar.
Otras empresas se plantean muy seriamente la calidad de su oferta. Eligen
bien al equipo responsable y se preocupan por la eficacia de las actividades.
Pero generalmente el precio es bastante alto, muy poco asequible para la
mayoría. Las instalaciones pueden variar desde cabañas hasta hoteles, pero
siempre con servicios amplios y comodidades, como lavandería. Algunos
campamentos gozan de subvención. Hay colegios privados que organizan
sus turnos de campamentos.
2. Campamento abierto
Una institución o una entidad sin ánimo de lucro son los titulares de este tipo
de campamento. La preocupación y el interés por la calidad formativa de la
oferta es muy superior al tipo anterior, así como la profesionalidad con que
se asumen los objetivos pedagógicos. Dado que todo gira alrededor de la
satisfacción del participante, las actividades se programan con responsabili-
dad y seriedad. La mayoría de estos campamentos entienden que su objeti-
vo fundamental es potenciar la formación del individuo, y plantean la estan-
cia como un proceso de enriquecimiento y progreso. Muchos de los monito-
res son personas motivadas que provienen de la propia estructura del cam-
pamento; es decir: que han avanzado desde la condición de participante a la
de responsable. Algunos de ellos son voluntarios y no reciben sueldo alguno,
aunque sí un buen bagaje de experiencias y mucha práctica. Otros miembros
del equipo son profesionales o se dedican a la educación en el tiempo libre a
tiempo parcial. Las instituciones subvencionan muchos de estos campamen-
tos, mediante convenios o aportación directa. La gran intensidad de las
vivencias suele motivar a algunos asistentes a repetir año tras año y a incor-
porarse a la estructura cuando la edad lo permite. Las instalaciones acos-
tumbran a ser fijas y básicamente cabañas de madera o tiendas sofisticadas,
con literas, armarios, etc. Pueden asistir jóvenes de procedencias distintas,
que se inscriben en la propia entidad o a través de las instituciones que los
apoyan.
3. Campamento como objetivo final
Es el origen de los campamentos. Se inspira en las prácticas de Baden
Powell, que impulsó la educación al aire libre de los muchachos y de las chi-
cas a principios del siglo XX. Su método, el escultismo, scouting en inglés, se
sigue en todo el mundo. El campamento se entiende como la fase final en el
proceso educativo del joven, que se realiza durante todo el año. Rara vez se
acampa en instalaciones fijas, sino que se civilizan terrenos libres. Siempre
plantan tiendas. Le dan mucha importancia al proceso de aprendizaje técni-
co y al juego institucional, que sirve en definitiva para formar individuos
independientes y dispuestos al liderazgo. La mayoría de grupos que siguen
esta metodología abandonaron hace años el carácter y la liturgia militares de
los principios. En España se practica mayoritariamente un escultismo moder-
no y abierto, pero el compromiso que exige a sus afiliados es algo rígido y
está suavizando sus formas para adaptarse a la sociedad del siglo XXI. Tanto
la metodología como los campamentos marcan una huella tan profunda
entre sus practicantes que sus equipos pedagógicos se nutren casi exclusiva-
Jóvenes y campamentos de verano 41
mente de jóvenes que proceden de sus filas. Generalmente participan en los
campamentos de verano tan sólo los miembros de los grupos constituidos,
aunque no se descarta realizar turnos paralelos con participantes ajenos a la
organización. Gozan de convenios con las instituciones y acostumbran a
tener peso en los Consejos de Juventud porque están muy organizados.
Existen, evidentemente, otros modelos, seguramente híbridos entre los tres
anteriores. Categorizar significa habitualmente simplificar.
El grado de implicación de los y las jóvenes que participan en el proceso de
realización de los campamentos y las vivencias que de ellos se derivan
depende, como es lógico, de la profundidad de su planteamiento.
La mayoría de participantes en el campamento comercial son jóvenes no
encuadrados en ninguna asociación juvenil, de padres comprometidos profe-
sionalmente, sin tiempo de dedicación fuera de las vacaciones. Para algunos
es una forma saludable y práctica de “aparcar” a su hijo/a durante un tiempo
para que esté controlado y no se desvíe del camino. Cabe decir que también
asisten jóvenes que han efectuado conscientemente su elección e hijos/as de
padres comprometidos en darles una educación completa que piensan que a
más coste, mejor servicio.
Al campamento abierto asisten también algunos jóvenes “aparcados/as”, que
a pesar de no estar muy motivados/as acaban integrándose bien en la
estructura campamental. La mayoría, sin embargo, son jóvenes activos que
buscan un espacio de convivencia y aventura que sólo allí pueden encontrar.
Muchos/as son asistentes fijos/as, fieles incondicionales que muy probable-
mente se incorporarán al equipo.
El campamento cerrado se reserva para los afiliados/as que han completado
el curso, jóvenes perfectamente motivados/as y concienciados/as de su res-
ponsabilidad.
¿Qué busca la juventud en los campamentos?
Las necesidades son una forma primaria de motivación. Nuestra conducta
tiene como finalidad la satisfacción de necesidades. Cuando hemos satisfe-
cho esas necesidades, dejan de ser elementos de motivación. Entonces el
ciclo se regenera y desarrollamos espontáneamente otras necesidades que
nos disponemos a satisfacer. A medida que desplegamos este proceso nos
desarrollamos como personas.
Cada persona realiza el proceso en forma y ritmo diferentes. Las motivacio-
nes de un individuo pueden diferir enormemente de las de otro, pero el inte-
rés y el deseo de satisfacción no varían.
Ante la idea de asistir a un campamento, como ante cualquier otra oferta
opcional, las personas encaramos las perspectivas con multitud de plantea-
mientos distintos. No sería muy atrevido afirmar que hay tantas maneras de
asumir las expectativas que se abren ante un joven que se prepara para el
viaje como personas que se lo plantean.
Cada uno/a tiene sus intereses, mayoritariamente conjugables con los de los
demás jóvenes, y el campamento dispone de herramientas suficientemente
persuasivas como para no defraudar a -casi- nadie.
Entre todas las expectativas que se abren ante sus ojos, yo destacaría:
42 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Diversión
La mayoría de los y las jóvenes a los que he preguntado por sus preferencias
han marcado ésta como la más importante. Casi todo el mundo procura ocu-
par su tiempo libre con actividades que resulten entretenidas, recreativas,
pero ante todo, divertidas. Naturalmente, buscar diversión no significa negar-
se a planteamientos serios ni eludir responsabilidades, pero el buen humor, y
el aire festivo deben presidir el tono general de las actividades que llenan
nuestras horas de vacaciones. Cabe destacar que uso el término diversión en
un sentido muy amplio, procurando alejarme de las connotaciones que los
adultos solemos atribuir al concepto. Debemos recordar que los y las jóve-
nes confiesan que se divierten, incluso, pasando largos ratos de inactividad
junto a los compañeros/as, charlando simplemente con un amigo/a, compar-
tiendo ratos y temas con otros jóvenes sentados en el respaldo de un banco
de un parque o plaza.
Acción
Es decir: movimiento. Incluso las personas más vivencialmente intelectivas
necesitan sus recesos. Lo más común es que las actividades programadas en
un campamento tiendan a motivar o promover la acción. Los juegos, las
rutas, los talleres, procuran que la mente y el cuerpo estén permanentemen-
te ocupados, y por lo tanto resulta natural que después de unos momentos
de relajación se desarrollen actividades que potencien el movimiento, el ejer-
cicio, la actividad física, la concentración.
Aprendizaje
Muchos adultos opinan que los/as jóvenes de hoy no manifiestan curiosi-
dad. Yo diría que tienen curiosidad, pero que sin embargo se centra en
otros intereses. Descubrir el mundo que les rodea sigue siendo una activi-
dad preferente entre los/as jóvenes, pero siempre orientado hacia su parti-
cular manera de ver y comprender el entorno, al mismo tiempo que se
plantea de forma libre y alejada de cualquier imposición. Durante un cam-
pamento internacional en Italia visitamos Ravenna y en especial la tumba
de Gala Placidia. Algunos de los jóvenes asistentes se habían preparado
una breve exposición para motivar la curiosidad de sus compañeros/as,
pero vieron –vimos- frustrados nuestros propósitos. Su curiosidad por el
mérito y la perfección en la colocación de los mosaicos que cubren las
bóvedas del mausoleo fue casi nula, y los responsables manifestamos nues-
tra sorpresa porque considerábamos que el grupo era bastante permeable
a la apreciación del arte y la cultura. Sin embargo, fuera ya del recinto artís-
tico, sin que nadie decidiera provocar una parada intencionada, nos encon-
tramos observando atentamente cómo un grupo de obreros colocaba con
paciencia y profesionalidad el pavimento en las calles. Se trataba de las
típicas pequeñas piedras en forma de media luna que cubren centenares de
calles y plazas en media Europa. Nuestros chicos y chicas contemplaban
extasiados cómo los trabajadores construían el pavimento casi con el tacto,
agarrando una piedra con la mano izquierda, midiéndola y calculando su
tamaño sin mirarla mientras con la mano derecha se procedía a implantar
una piedra en su sitio mediante pequeños golpes con un martillo. En aque-
lla situación la curiosidad brotó espontáneamente; antes no habíamos podi-
do cautivarla. Estoy convencido que si hubiéramos realizado la visita al
recinto histórico después de haber observado el trabajo complejo y eficien-
Jóvenes y campamentos de verano 43
te de los pavimentadores se hubiera producido una respuesta mucho más
motivada.
Los/as jóvenes tienden al aprendizaje de técnicas y conceptos nuevos.
Buscan constantemente, experimentan, innovan, replantean sus ideas. Por
ello los programas de los campamentos suelen ofrecer elementos apasionan-
tes que favorecen el aprendizaje artístico, musical, artesanal, etc., y habitual-
mente las actividades que giran en torno a ese eje suelen obtener triunfos
importantes.
Convivencia
La convivencia en grupos de características parecidas es una tendencia
natural de los seres vivos, pero en los/as jóvenes está quizá, algo acentuada.
Creo que ante estas circunstancias no son demasiado reflexivos, y cualquier
intento de profundizar demasiado en objetivos o estrategias por parte de los
educadores suele terminar chocando con la realidad. Los/as jóvenes se jun-
tan según los aspectos más imprevisibles: una mirada, un olor, una palabra
escuchada en un momento determinado, una prenda o un estilo de ropa,
cualquier excusa es válida para establecer un contacto y comenzar una rela-
ción interpersonal. Un campamento cuenta con numerosas actividades que
tienen por objetivo potenciar el sentido de grupo, la conciencia de colectivo
movido por unos intereses parecidos, pero también ofrece muchas posibili-
dades para el intercambio de vivencias no mediatizadas, espontáneas, que
habitualmente son igualmente enriquecedoras. Un campamento debe contar
con ratos de libertad que permitan que los/as participantes se agrupen a su
manera y nazcan posibilidades de profundizar en el conocimiento del otro y
la distribución del tejido social. Los/as jóvenes lo saben, y solicitan informa-
ciones de esta índole, como la cantidad de personas de su edad, su proce-
dencia geográfica, su sexo... La preocupación por conocer el ámbito de rela-
ción que se producirá en el campamento delata un interés por asumir un rol,
dentro de un grupo, por desarrollar el sentido de pertenencia.
Respeto
Si no es que se trata de un grupo de jóvenes que decide inscribirse en blo-
que a una actividad campamental, que presenta otras coordenadas, el y la
joven espera que su integración en el escenario donde se desarrolla la activi-
dad se basará en el respeto. El y la joven tiende a evitar el conflicto, por lo
que intentará aportar al grupo dentro de su personalidad pero sin alterar sus
principios. El candidato/a a asistente es a veces receloso cuando descubre
grados de competitividad que dificultan la integración. Los grupos cerrados,
o casi cerrados, los grupos de jóvenes que asisten juntos a un mismo campa-
mento desde hace años, suelen ser temidos por los recién llegados, porque
demandan mucho más esfuerzo de adaptación ya que tienen constituida una
dinámica interna difícil de romper. El y la joven velan por su seguridad, y por
ello agradecen que el marco en el cual van a integrarse sea abierto, conside-
rado y cordial.
Alternativas
Asistir a un campamento es también una forma de romper con la rutina. Por
ello un aspirante confía que participar sea una forma de practicar deportes
distintos a los habituales, realizar actividades que rompan con lo que gene-
44 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
ralmente se le ofrece a través de las entidades que a ello se dedican. Sin
duda existen ofertas que carecen de ideas innovadoras y ofrecen en su pro-
grama un exceso de balón y piscina. Esta pobreza de alternativas es detecta-
da con facilidad por el joven y acostumbra a provocar descontentos. En el
Pirineo, donde la densidad de actividades provoca coincidencias en el tiem-
po y el espacio de campamentos de titularidad y enfoques distintos, se dan
casos de transfuguismo difíciles de remediar: algunos/as jóvenes, atraídos/as
por la variedad y característica alternativa de las actividades del campamen-
to vecino, abandonan disimuladamente el grupo propio para integrarse de
forma camuflada en el campamento contiguo, hecho que provoca a veces
malestar entre los dos equipos de responsables. Los horizontes, por tanto,
deben ser cuanto más anchos, mejor, y las posibilidades de contrastar los
automatismos, los hábitos, las experiencias que pueden llegar a resultar
tediosas deben ofrecerse como un objetivo inmediato.
Utilidad
El sentido práctico que parece presidir la mayoría de las acciones de los/as
jóvenes se manifiesta también en relación a los campamentos de verano. Por
lo que parece, esa esperanza de utilidad de las actividades que se van a rea-
lizar es algo instintivo, ligado según mi opinión más a la diversión y al apren-
dizaje que a otros aspectos más sociales de las estancias veraniegas. No le
niego utilidad a la convivencia, por supuesto, simplemente constato que los
y las jóvenes perciben la relación con sus congéneres como algo natural que
nada tiene que ver con la utilidad, sino que más bien piensan que lo más
provechoso es lo que se desprende de una técnica aprendida o de un mo-
mento cargado de simbología, algo más palpable y evaluable, en definitiva.
Posibilidad de aportar
Un campamento es también una oportunidad para contrastar el yo de ese
ser en crecimiento y continua experimentación que es el joven, con los otros
yo que se encuentran en su área de influencia. Es un buen marco de afirma-
ción personal, un ámbito ideal para aportaciones espontáneas pero también
enriquecedoras. Creo que a estas ganas de merecer consideración se debe la
facilidad con que los jóvenes participantes en nuestras actividades se brin-
dan para colaborar en la organización, para participar en las decisiones, para
asumir responsabilidades que, en principio, suelen depositarse sobre miem-
bros del equipo dirigente. Los/as educadores/as sabemos bien cuán impor-
tante es contar con esas aportaciones voluntarias y desinteresadas y la
capacidad educativa de primera mano que nos brindan. Nadie debe abando-
nar su puesto y los equipos de responsables no deben renunciar a sus com-
promisos, pero tampoco debemos olvidar que sólo se puede aprender a ser
responsable si uno/a puede asumir responsabilidades.
Formar parte de un grupo donde desarrollar su seguridad
Relacionado con todo lo anterior, el grupo es el marco que permite afrontar
los retos y desenvolver un determinado protagonismo pero al mismo tiempo
es la masa donde uno puede esconderse, es el ámbito que da entidad a los
individuos que lo forman porque es una suma de identidades. El grupo es el
sitio donde nacen y se refuerzan los liderazgos pero también el lugar donde
se manifiesta con más claridad la uniformidad de la masa. Esta característica
poliédrica del grupo permite que cada cuál encuentre respuestas a sus nece-
Jóvenes y campamentos de verano 45
sidades particulares y la mayoría se sienta cómoda y satisfecha.
Naturalmente, el grupo no es un ente cerrado y estático, sino que, como el
joven, se encuentra en evolución constante, progresa y retrocede, pero gene-
ralmente ofrece atractivos para todas las sensibilidades.
Intimidad
Hasta ahora he procurado no plasmar de forma prosaica las opiniones que
he recogido durante los años que he estado al frente de campamentos de
toda índole. Seguramente el lector habrá echado de menos una de las moti-
vaciones más claras que los/as jóvenes manifiestan abiertamente cuando son
preguntados/as en relación a sus expectativas de cara a un campamento.
Muchos jóvenes afirman que un campamento es un buen sitio donde ligar, y
así esperan que sea la propuesta que tienen ante sí. Pero la mayor parte de
las veces que la conversación deriva hacia estas ideas, terminan por recono-
cer que lo que en realidad buscan no es otra cosa que un campo abierto de
convivencia que pueda llegar a tener carga sexual. Dicho de otra forma: lo
importante es que el grupo sea heterogéneo y lo suficientemente numeroso
para que se puedan obtener compensaciones respecto a la afectividad, la
intimidad o el sexo. Preguntados abiertamente, los interesados suelen res-
ponder que aunque les encantaría encontrar pareja, no desean alejarse del
grupo. La realidad suele ser otra, pero eso es una cuestión distinta.
Hasta aquí las expectativas. Pero, una vez dentro de ese torbellino cautiva-
dor que es un campamento, e incluso finalizado éste, ha llegado la hora de
las constataciones.
¿Qué encuentran los jóvenes en los campamentos?
El campamento es el escenario de una serie de descubrimientos que se enla-
zan: los demás, uno mismo, los jóvenes adultos (es decir, los monitores), el
sentido de grupo, la responsabilidad, la renuncia... Las expectativas disminu-
yen o se multiplican, según las realidades, pero la estancia genera un poso
que, si nos encontramos ante una actividad sólida y bien regida, pasa a ser
fundamental en la formación del individuo. En sus valoraciones, los jóvenes
suelen destacar lo siguiente:
La acción
Arriba. Abajo. No parar. Tener muy poco tiempo para uno mismo. Mucha
actividad física. Bastante actividad intelectual. Las canciones, el teatro, los
servicios a la comunidad. No parar. Falta de tiempo libre. Y la noche. Esa
magia que desprende, que nos empuja a las más íntimas confesiones, a
entregar algo que guardábamos celosamente para nosotros mismos... Creo
que la tónica general es que los campamentos actuales están repletos de
acción. En ese sentido, los educadores comentamos que un objetivo implíci-
to es que los/as jóvenes lleguen derrotados/as a la noche. Pero me parece
que esto es más una leyenda que una realidad objetivable. Desde luego, no
hay nadie tan insensato como para programar actividad tras actividad sin
dejar ratos para el descanso y la convivencia no mediatizada. Se percibe que
tras la concepción de la actividad los equipos de responsables incluimos
también esos ratos, esos momentos que pueden tomarse como un respiro
pero que no son un descanso, porque son muy importantes para el ritmo del
campamento y la consecución de los objetivos finales. Concretando: como
46 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
director de campamentos, pocas veces me he encontrado con un monitor/a
que, llegada la hora de la piscina, se siente en un rincón a tomar el sol y
abandone el grupo, desperdiciando unos momentos que son básicos para
que se estrechen lazos y se establezcan relaciones espontáneas. Esas pocas
veces he intentado reconducir la tarea pedagógica, pero hay que constatar
que si un monitor/a no entiende algo tan básico difícilmente llegará a ser un
buen educador.
Progreso
Generalmente, los/as jóvenes quieren expresar que han avanzado, que han
progresado, que han evolucionado, pero no saben con qué palabras definir lo
que les ha sucedido. Han experimentado una variación en su forma de ver el
mundo, de asumir sus responsabilidades, de relacionarse con los demás,
pero les faltan –como es lógico-, elementos de juicio para realizar un análisis
más profundo. Por ello he decidido que el progreso personal ocupe el
segundo plano en cuanto a los logros o consecuciones de un campamento.
Se trata de un enriquecimiento global que en campamentos de gran profun-
didad pedagógica es fácilmente evaluable por parte del equipo dirigente,
pero que en campamentos más “sueltos” resulta algo complicado de siste-
matizar. De hecho, los epígrafes que vienen a continuación lo desarrollan
convenientemente, pero me parece que se podría sintetizar definiéndolo
como un reto encadenado. La mayor parte de las veces el grupo se forma
progresivamente a medida que la estancia avanza. Al principio se trata de un
colectivo absolutamente heterogéneo (excepto en la edad, aunque a veces
incluso en ese extremo) de personas que esperan mucho y están poco dis-
puestas a dar. El primer reto es hacer comprender a los acampados/as que
ese grupo es como un cuerpo en desarrollo, y que su participación es abso-
lutamente indispensable para que el desarrollo sea exitoso. Como es obvio,
no son las palabras las que explican estos conceptos, sino la actitud educa-
dora de los responsables, las demandas de respuesta a los problemas que se
presentan a diario, la necesidad de adaptar a una realidad objetivable lo que
hasta entonces no era más que un proyecto imaginable. Yo soy de los que
piensan que el éxito de un buen campamento depende sobre todo de su
preparación. Incluso he llegado a afirmar que más de la mitad del campa-
mento es la planificación. Pero no olvidemos que la capacidad de conducción
de los procesos por parte del equipo responsable es la otra mitad del éxito.
En esto consiste el segundo reto, en conseguir que de una forma natural y sin
imposición el grupo se dote de una organización interna que asegure la
superación colectiva. Valen los razonamientos, valen argumentos y conviccio-
nes, pero no vale obligar, ni amenazar, ni sustituir a los jóvenes en su papel en
el grupo. El tercer reto vendría como consecuencia: se trataría de obtener un
compromiso tanto individual como colectivo de respeto a la norma que nos
hemos dado. Estamos construyendo una sociedad nueva desde abajo, desde
el principio. Los procesos naturales deben guiarnos hasta lograr un grupo de
jóvenes compacto y comprometido en sus responsabilidades y su crecimien-
to, su auto educación. El grupo no debe ser la excusa para la disolución de
las identidades individuales, sino la suma de esas identidades, el ámbito
donde cada cual ocupa su lugar y se siente cómodo ocupándolo.
Trabajo en equipo
La primera estrategia para reconducir la individualidad es el trabajo en equi-
po. Multitud de realizaciones dependen de una buena distribución del traba-
Jóvenes y campamentos de verano 47
jo, y generalmente las programaciones suelen incluir elementos de autoa-
prendizaje de estas técnicas durante los primeros días. Haciéndolo todo
entre todos se refuerza al individuo –porque encuentra una posición cómoda
de colaboración- y se refuerza al grupo –porque el éxito es debido a la coor-
dinación de tareas. El trabajo en equipo hace que surjan los aspectos más
elementales de la personalidad de sus miembros. Dado que es una herra-
mienta que explicita las responsabilidades, aclara el lugar que ocupa cada
uno y su grado de implicación. Ante el logro colectivo el líder natural refuer-
za su papel de coordinador y la persona tímida o insegura dispone de meca-
nismos para sentir el apoyo del grupo y avanzar hacia el autodominio y el
progreso personal.
Organización
La organización permite que cada cual pueda desarrollar su itinerario de
progreso personal de acuerdo con sus posibilidades. Las responsabilidades
se explicitan, de manera que los avances y retrocesos son directamente
comprobables. Si hay retrocesos, no se trata de culpar a nadie, sino de mejo-
rar la organización. Si se avanza, se debe resaltar el triunfo de todos basado
en el papel de cada uno.
Referencias de identidad
De esta manera, el grupo ofrece un manto donde cada joven puede sentirse
cobijado siendo él mismo, aportando según sus posibilidades, creciendo
según sus retos, comprometiéndose según sus capacidades. El grupo da por
superados aspectos que corresponden a etapas anteriores de la vida, como
la autogestión, para poner su acento en la cogestión. El sentido de pertenen-
cia al grupo puede manifestarse, y de hecho muchas veces se manifiesta,
mediante la competitividad con respecto a otros grupos. Siempre que esta
competencia sea sana y permita el desarrollo equilibrado del individuo
puede colaborar en el proceso del crecimiento personal y social. Se debe,
por tanto, huir de los conceptos primarios que conducen a algunos/as jóve-
nes y a los grupos que les dan amparo a autoafirmarse por exclusión. Es
decir, que los grupos deben existir por sus cualidades y no por oposición a
los demás grupos. Tienen que existir para si, nunca contra otros. Ello condu-
ce a la marginalidad, a la provocación de conflictos gratuitos, a la estupidez.
El placer de compartir
Se establece entonces una dinámica que genera satisfacción porque la per-
tenencia al grupo se basa en unas aportaciones que se apoyan en la satisfac-
ción general. Esto acarrea consecuencias como la renuncia voluntaria al indi-
vidualismo y se adquiere un profundo sentido de colectivo que promueve la
participación y la entrega. El grupo tiende a la madurez, y los esfuerzos se
centran en mantener esa intensidad de organización que está proporcionan-
do ventajas para todos. El sentido de grupo es el terreno en el que se mue-
ven todas las aportaciones. La colaboración de todos es importante y valora-
da de forma semejante.
La coeducación
El campamento es asimismo el marco donde se manifiestan hábitos que
tienden a mantener una distribución de los roles sociales de acuerdo con el
48 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
género de los componentes. La tarea educativa consiste en replantear todo
el sistema para llegar a una igualdad de responsabilidades en cuanto al sexo
se refiere. Este objetivo básico es muchas veces difícil de explicitar, y en
muchos casos no es el rol masculino, que acostumbra a ser más cómodo, el
que tiende a conformarse. El educador debe tender a ligar el principio de la
igualdad de sexos a la madurez del grupo, considerándolo un éxito más –si
se da el caso-, pero también un elemento básico de la organización.
El consenso
La democracia orgánica conduce a veces a la simplificación de los fenóme-
nos y a la destrucción de la participación. Es, por lo tanto, un principio que
debe revisarse de cara a la organización de un campamento. Porque en
muchas ocasiones la tendencia del joven participante es la de eludir las res-
ponsabilidades mediante la delegación. Al fin y al cabo es lo que ha visto a
su alrededor. Y todo ello se agrava en el momento en que la toma de deci-
siones se complica porque exige debate. Muchos participantes huyen del
debate porque exige esfuerzos y planteamientos claros: hace falta argumen-
tar, hay que saber ceder, hay que saber reconocer las razones de los demás...
La tendencia a tomar decisiones por la vía directa de la votación empobrece
la concepción del grupo. Un grupo maduro sabe que las decisiones se toman
por consenso, que hay que escuchar todas las opiniones, que hay que respe-
tar a la minoría... Los miembros de un grupo maduro entienden que su pro-
greso depende de los apoyos que saben dar y recibir, de la solidaridad que
son capaces de demostrar... La comodidad de cada uno dentro de esa
estructura tan ambiciosa depende de cómo se sienta aceptado. Por eso es
tan básico evitar la tan recurrente tendencia a solucionar mediante votacio-
nes que niegan el debate las problemáticas que el día a día del campamento
genera. El consenso es el valor de la cohesión del grupo. Muchos jóvenes
aprecian, en las inmediatas valoraciones que se hacen al finalizar un campa-
mento, pero también con el distanciamiento que proporciona el análisis
transcurrido un tiempo, como muy positivos los apoyos que como persona
han recibido, no tanto de parte del equipo pedagógico, que cumple con su
obligación, sino más bien por parte de sus compañeros de grupo. Algunos
chicos/as a los que les ha costado integrarse admiten que las decisiones to-
madas por consenso contribuyeron enormemente a conseguir que se consi-
derara parte integrante del grupo constituido. Pero no sólo eso. Algunos ase-
guran que saben leer con más profundidad la realidad que les rodea, otros
que ahora ven las cosas más claras, otros que hay que mojarse más, que hay
que intervenir, reivindicar, exigir. Pocos manifiestan abiertamente que han
adquirido sentido crítico, pero en el fondo todos saben que han aprendido a
mirar las cosas con ojos distintos y a proyectarse hacia los demás.
El éxito de los campamentos como elemento formador de la personalidad se
aprecia en tanto que uno comprueba el grado de persuasión que este
mundo de aventura planificada tiene sobre los/as jóvenes que los y las
empuja a adoptar una actitud participativa y comprometida ante la socie-
dad. Esta actitud participativa puede centrarse en ofrecer un servicio dentro
del mismo ámbito de los campamentos –llegar a ser monitor/a, en definitiva-,
pero también en su relación con las estructuras sociales o el tejido asociativo
juvenil. Muchos jóvenes han aprendido en los campamentos el respeto a la
naturaleza, la importancia de participar en la sociedad, la forma de organi-
zarse, el respeto a las opiniones de los demás, la pertenencia a un colectivo
que sabe gobernarse mediante sus propias normas... y se inscriben en aso-
Jóvenes y campamentos de verano 49
ciaciones juveniles, deportivas, ecologistas, organizaciones no gubernamen-
tales, etc. Naturalmente, todo eso no es exclusivo de los campamentos, y
puede aprenderse en la familia, en la calle. A mí me gusta decir que los cam-
pamentos son una especie de curso intensivo de civismo. Es un aprendizaje
concentrado, inyectado, vivido. Por eso crea adicción. Brinda oportunidades
para todos –los/as educadores/as también aprenden- y desarrolla aspectos
de la personalidad de forma rápida y definitiva. Participar en un campamen-
to enseña un estilo de vida.
El marco educativo del campamento: construyamos la ciudad
Cuando asistimos a un campamento abandonamos temporalmente un marco
de referencia –la familia, nuestra ciudad de procedencia, nuestro barrio- para
integrarnos a una nueva entidad, un nuevo barrio, una nueva ciudad. Existen
unas infraestructuras básicas que nos permiten no partir de la nada, pero
todo lo demás está por hacer:
- El espacio debe organizarse, debe quedar delimitado, hay que repartirlo,
distribuirlo, normativizarlo.
- El tiempo debe regularse, cada actividad tiene su momento, su duración,
hay que velar por la puntualidad, la simultaneidad.
- Las normas deben elaborarse, hay que prever todas las circunstancias, hay
que recordar que todos somos iguales, hay que concretar para facilitar, hay
que comprometerse a respetarlas.
- La organización: las tareas deben distribuirse, hay que constituir institucio-
nes, las decisiones deben tomarse en esas instituciones, hay que aceptar el
consenso, hay que respetar todas las opiniones, las asambleas...
Como habitantes de la nueva ciudad, debemos sentirnos participes de un
gran proyecto y participar con nuestro grano de arena. La ciudad que hemos
construido nos define, nos representa, nos exige.
Conseguir la civilización, crear la ciudad a nuestra medida, es un juego de lo
más estimulante, pero como es lógico, no se trata de una actividad inocente,
sino de una actividad apoyada en unos objetivos muy claros que se relacio-
nan con el rumbo hacia la madurez personal. Se establece un juego institu-
cional que hace crecer al grupo mediante fases estructuradas, proceso
comúnmente llamado pedagogía del proyecto. El proyecto no es un propósi-
to neutro, sino un mecanismo perfectamente estructurado para obtener ren-
dimientos formativos en cada fase:
La pedagogía del proyecto:
1. detectar las necesidades
2. proponer acciones
3. definir los objetivos
4. trazar los contenidos
5. realizar
6. evaluar para rectificar
7. revisar
50 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
La participación del educador es indispensable en este desarrollo, y debe ser
discreta y positiva, basada en la convivencia continua y próxima, buscando
más la empatía que el protagonismo, con una presencia estimuladora e inte-
rrogadora, ayudando a integrarse de forma crítica y activa en la sociedad.
Un/a joven llamado monitor/a
Hay distintos elementos que inciden en el gran potencial formativo de los
campamentos, pero sin duda el más significativo es el papel del monitor/a.
El/la monitor/a es un joven –y como tal, en proceso continuo de formación-
que por su grado de madurez y por su instrucción ha adquirido unas capaci-
dades que, en contacto con otros jóvenes, generalmente menores que él,
potencian los recursos educativos. Las motivaciones que empujan a un joven
a tomar el camino son múltiples, y de proyecciones distintas, desde los jóve-
nes que se dejan arrastrar por la inercia del grupo del que forman parte
hasta los que asumen el compromiso de intentar mejorar el mundo que nos
ha tocado vivir con su aportación modesta pero significativa.
Cualquier persona no es válida para la función de monitor/a, de la misma ma-
nera que no cualquier persona sirve para maestro/a, o para sacerdote. Se de-
ben dar unas cualidades básicas que en la mayor parte de las ocasiones pue-
den adquirirse en contacto con el método de los campamentos, más que en
los cursos de formación. Me interesan especialmente esos jóvenes que, afecta-
dos por una extraña enfermedad que los empuja a acercarse al mundo del
tiempo libre, van descubriendo poco a poco que su papel como formadores
en la relación con otros jóvenes es fundamental. Siempre he creído que existe
un instinto especial, realmente difícil de explicar, que permite que una persona
llegue a ser un buen educador/a. El primer paso, como es lógico, depende de
la voluntad y el interés personal, pero la comprensión del papel de monitor/a
en toda su complejidad se logra después de una etapa de aprendizaje práctico
y muchas horas de vuelo. Para mí siempre ha sido muy interesante asistir a la
evolución de los jóvenes que han formado parte de mis equipos, esperando el
momento en que sucede el milagro. Horas y horas de psicología, de técnicas
de animación, de teorías rebuscadas y a veces alejadas de la realidad no sue-
len ser el elemento catalizador que empuje al joven a descubrir la magia de su
tarea, a sentir sobre la piel el reto de situarse frente al grupo. No quiero pare-
cer esotérico, pero soy consciente de que resulta difícil de entender para los
no iniciados. A veces lo simplifico explicando que un buen/a monitor es aquél
o aquella que es capaz de estar de vuelta cuando el grupo comienza a cami-
nar. O que puede presumir de saber casi con certeza qué dirá tal componente
del grupo cuando toma la palabra, o cómo evolucionará la asamblea. O que es
capaz de anticiparse a un problema que se puede intuir. Llegado este momen-
to estamos frente al monitor/a en toda la extensión de la palabra, un ser que
como es lógico evolucionará pero que dispondrá ya en su interior de todos los
mecanismos que le permitirán ejercer el control sobre su progreso personal.
Ese potencial educativo del joven monitor le viene dado por su proximidad
al grupo y sus problemáticas, pero sobretodo por la conciencia que su convi-
vencia con el grupo no es inocente.
La convivencia interesada
En cualquier fase del proceso de configuración del grupo de jóvenes, las cir-
cunstancias exigen la participación de todos los miembros para que el grupo
Jóvenes y campamentos de verano 51
sea dinámico, que avance hacia un objetivo más o menos explicito. Como es
lógico, del monitor se espera más que de los demás miembros, pero su inter-
vención, que tiene siempre presente el interés por ofrecer elementos de
autoformación para el grupo, obedece a un empeño catalizador de procesos
más que a la función de resolución de dificultades. El monitor o la monitora
ayuda a centrar el tema, a delimitar los límites del conflicto, a establecer los
mecanismos necesarios para que sea el grupo el que se autorregule. Son
necesarias, en su bagaje de capacidades, unas dosis de capacidad de análisis
del entorno inmediato, que le ayuden a enfocar su intervención en un senti-
do u otro. Su participación por tanto tiene que parecer una más entre las de
todos los miembros, pero cualitativamente nunca debe ser una más, porque
en el trasfondo de su actuación está siempre el objetivo inmediato del per-
feccionamiento grupal.
Cada circunstancia exige una intervención distinta. Lo más importante, la
convivencia continuada y productiva con los demás jóvenes, le dará la segu-
ridad de conocer la dinámica interna del grupo y, por tanto, las expectativas
de éxito en el peregrinaje. Pero estamos ante un proceso, y por lo tanto, las
tareas concretas de la intervención, las estrategias que potencien la autorre-
gulación y la resolución de los conflictos, variarán no sólo por causa de la
fase en que nos hallamos, sino también en relación a otros parámetros, como
por ejemplo el grado de conflictividad del contexto, la actividad que se reali-
za o incluso la parte del día en que nos encontramos.
Siempre con la intención de clarificar y facilitar la comprensión de los ele-
mentos que conforman el proceso educativo, me he permitido resumir la
intervención educativa del formador en cuatro estrategias:
Enmarcar
Significa situar, dar las coordenadas, explicar dónde nos encontramos,
comentar lo que nos disponemos a hacer, clarificar las normas, exponer qué
se espera que suceda. En definitiva, poner un marco comprensible para
todos a la situación del momento. Estamos enmarcando cuando explicamos
las normas de un juego nuevo, estamos enmarcando cuando recordamos las
actividades previstas para el día, enmarcamos cuando recordamos las deci-
siones que el grupo tomó ayer, cuando presentamos algún cambio en la
situación, cuando introducimos a alguien en el grupo, cuando señalamos la
distribución del trabajo en equipo... Puede parecer una estrategia poco rele-
vante, pero la experiencia nos confirma que muchos problemas pueden deri-
varse de los errores en el enmarque: juegos que funcionan mal porque las
normas no están claras, lesiones derivadas de interpretaciones erróneas de
las medidas de seguridad...
Animar
Hay quien confunde animar con provocar jaleo. Gritar más no significa decir
cosas más interesantes. Para mí, ésta es la tarea más compleja del educador.
Supone proporcionar las condiciones necesarias para que todos los miem-
bros del grupo puedan aportar todo lo que tienen de creativo y de personal.
El animador –educador- debe disponer de los medios que permitan que el
joven crezca, que el grupo crezca, se desarrolle, construya su personalidad.
Como en tantos otros aspectos, el animador convence cuando está conven-
cido, por lo que la mayor parte de las ocasiones se anima al grupo a través
de la actitud, serena y responsable, siempre dispuesta y al mismo tiempo
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exigente, del monitor. No se trata de que el grupo sea un reflejo de lo que el
monitor diga, piense o desee. Se trata de que el grupo se contagie del buen
hacer de su animador, de su buen humor, del respeto que muestra por los
demás, de la atención que presta a los demás, de la equidad que manifiesta.
El animador debe ser capaz de crear un espacio donde comprenderse per-
mita descubrir nuevas experiencias, debe ser capaz de abrir una puerta para
que el grupo avance y se dote de una estancia complaciente y acogedora.
Animamos cuando apoyamos a alguien que se encuentra alicaído, animamos
cuando propiciamos el diálogo, cuando conseguimos que el tímido se lance,
cuando afloran problemas latentes, cuando reconducimos una situación para
que resulte enriquecedora, cuando conseguimos que el grupo valore su éxito
como un reto para seguir avanzando.
Coordinar
He conocido a jóvenes monitores/as que –como lógica etapa de su vida-
manifestaban ante el grupo del cual eran responsables un excesivo protago-
nismo. Seguramente es el error más básico que todos los que hemos asumi-
do la tarea de educadores hemos cometido en nuestros primeros tiempos.
Creo que superar este defecto tiene mucho que ver con ese instinto especial
que comentaba antes. Un buen/a monitor/ no se pone ante el grupo para
decidir por él, para imponer su criterio, para sentir el placer de mandar. El
monitor o monitora capacitado/a sabe conseguir que el grupo se distribuya
los roles, que las responsabilidades se asuman, que cada uno sepa en todo
momento dónde está y qué espera el grupo de su actuación. Coordinar es
repartir medios para que la organización funcione, para que las respuestas
mejoren, para que la participación sea automática. A veces es preferible un
fracaso, si es que la lección puede llegar a asumirse como elemento genera-
dor de motivos educativos, a un éxito rotundo derivado del control excesivo
del monitor sobre el grupo, del seguimiento implacable de cada miembro, de
la imposición –de nuevo- de una determinada dinámica de funcionamiento
que viene dictada por el responsable. Es esencial que el grupo encuentre su
camino, ayudado –animado- por el monitor, hasta encontrar su propia orga-
nización. La coordinación exigirá entonces el cumplimiento de las responsa-
bilidades, pero siempre de forma amable y abierta, sin culpabilizar ni drama-
tizar. Es decir: dentro del ámbito de la coordinación, el monitor debe ser
capaz de exigir el cumplimiento de las normas que el grupo se ha dado y de
las responsabilidades que cada uno ha aceptado, pero nunca debe olvidar
que está ante personas que aprenden continuamente de cada circunstancia
que viven, que reaccionan sólo ante los estímulos que son capaces de asimi-
lar, que cada uno debe dar hasta donde sea capaz de llegar. Monitores/as
demasiado exigentes pueden provocar conflictos que echen abajo los logros
anteriores en el proceso de constitución del grupo.
Revisar
Analizar los procesos por los que pasamos en nuestro camino es una activi-
dad altamente educativa. Celebrar los triunfos es conveniente, pero es
mucho mejor comprender las claves que nos han llevado hasta la superación,
y, sobretodo, valorar el papel que cada uno ha tenido con respecto a ese
éxito. Excelentes educadores se encuentran algunas veces algo descontentos
ante un éxito claro. Naturalmente, todo puede mejorar, las personas siempre
pueden evolucionar mejor, más rápido, más abiertamente. Es tarea del direc-
Jóvenes y campamentos de verano 53
tor, entonces, ayudar al monitor a que encuentre el término exacto de valo-
ración de su actuación, animarle a relativizar, afrontar la realidad desde un
punto de vista menos substancial. Porque los grupos de jóvenes sufren infini-
tas variaciones, siguen rutas contradictorias, avanzan pero a veces retroce-
den más de lo avanzado, se rigen por unas normas que raramente son unita-
rias ni gozan del mismo grado de respeto por parte de todos los miembros
del grupo. Revisar debe tener un aire de serenidad, de desdramatización. No
se trata de conseguir el efecto contrario, que sería contentarse con lo que
hemos alcanzado, negar la posibilidad de haber avanzado un poco más. Se
trata más bien de extraer las enseñanzas que las conquistas, por pequeñas
que sean, nos han proporcionado, y aprender de los pequeños errores que
hayamos podido cometer en un proceso que no tiene nada de sencillo. Más
bien al contrario: la complejidad de la evolución de los grupos de jóvenes
justifica en la mayoría de los casos las limitaciones del proceso, ese lastre
que debemos arrastrar. No en vano los educadores en el tiempo libre nave-
gamos contra corriente: potenciamos el grupo cuando la sociedad nos
empuja al individualismo; motivamos el compromiso mientras que la socie-
dad fomenta el conformismo; promovemos la auto educación cuando el
mundo parece tender hacia la deseducación... Revisar es, por tanto, un
engranaje importante del sistema, pero sin olvidar que puede ser más educa-
tivo un fracaso aleccionador, del cual se desprendan enseñanzas directas,
que un éxito irreflexivo que genere prepotencia o soberbia.
El campamento, concluyo, es el marco ideal para una formación personal y
humana, por partida doble: ofrece al joven participante los mecanismos ade-
cuados para progresar como persona y al monitor las oportunidades que le
permiten situarse en un plano de evolución personal capaz de motivar y con-
dicionar la evolución de la personalidad de otros jóvenes. Se genera, enton-
ces, una situación de retroalimentación, básica y trascendente: el monitor
progresa en cuanto que joven y en cuanto que responsable del grupo, pero
también, no debemos olvidarlo, gracias al grupo y a las oportunidades que
produce. El grupo es el marco donde cada uno desde su situación –también
el monitor- recibe ocasiones de crecimiento.
La intervención educativa en la educación formal
He comenzado diciendo que ante las continuas variaciones de los referentes
juveniles, yo sigo creyendo que la interacción con los y las jóvenes es básica
para su formación. Mi labor de profesor puede hacer suponer que digo esto
último con un cierto aire de paternalismo. No confundamos los términos. La
juventud es víctima del paternalismo obvio o enmascarado de la sociedad, y
reconozco que muchos profesores y maestros no han tomado conciencia de
ello e incluso colaboran desinteresadamente en el proceso. No es este el
espacio ni el momento de analizar el papel que juega la enseñanza secunda-
ria (por respeto a mí mismo y a los alumnos nunca llamo ESO a la etapa
educativa de la primera adolescencia) sino de reflexionar entorno a si es
posible aplicar a la enseñanza alguna de las metodologías que la educación
no formal nos ofrece.
En la educación formal el tiempo viene absolutamente marcado: tantas horas
por asignatura, tantos minutos de recreo, etc. Hemos visto antes que la inter-
vención educativa necesita de la convivencia continuada para obtener pro-
gresos. El tiempo de convivencia debe ser suficiente como para poder influir
en el ambiente. Pues en la enseñanza ese es el principal inconveniente: no se
54 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
dispone de tiempo no regulado para la interacción. Los últimos años las
tutorías se han reestructurado y contemplan aspectos que tienden a facilitar
procesos de progreso personal, pero depende del centro y de la persona del
tutor/a la seriedad de los planteamientos y el interés en realizarlos.
A pesar de estos escollos, creo que la actitud individual del profesor/a puede
generar situaciones educativas parecidas a las que se producen en la educa-
ción en el tiempo libre: ser autoexigente para poder ser exigente, respetar
escrupulosamente para ser respetado, mostrarse comprensivo sin renunciar
al nivel de exigencia, etc. Pero sobre todo, saber escuchar, saber leer en las
miradas, en los gestos, en las actitudes. Mostrarse siempre dispuesto a resol-
ver problemas, a ayudar en circunstancias que sobrepasen el ámbito escolar.
No todos los profesionales de la enseñanza están dispuestos a este esfuerzo,
ni tienen tiempo para ello. Pero creo que los afortunados que comprende-
mos los beneficios de la educación en el tiempo libre tenemos una tendencia
natural hacia estos métodos, y los alumnos y alumnas lo perciben y actúan
en consecuencia.
En las actividades extraescolares, las convivencias, los viajes de fin de curso,
las salidas culturales, etc., el marco referencial es otro. El papel educador del
profesor puede verse subrayado o disminuido, dependerá de la actitud que
adoptemos. En estas situaciones el tiempo no está estructurado de forma
tan meticulosa como en el instituto, y gozamos de un margen de libertad
que debemos aprovechar para interactuar en la convivencia con los/as jóve-
nes. En Cataluña se desarrollan desde hace unos años unas actividades lla-
madas Créditos de Síntesis. Son estructuras que parten de un tema y consi-
guen que el contenido de cada área académica gire entorno a ese tema. Se
parece, en su planteamiento, a los centros de interés o ejes de animación de
los campamentos. Muchos centros han optado por realizar estos créditos
fuera del centro, en un albergue con un equipo de monitores especializado.
Creo que es una experiencia positiva, sobre todo en el aspecto de la convi-
vencia entre profesor y alumno. Es evidente que el peso de la actividad lo
llevan los monitores contratados, pero los profesores no dejan de ser un
referente, y dependerá de la actitud de cada uno de los educadores el rendi-
miento pedagógico que esos días de convivencia puedan procurar. Dejando
el aspecto académico a un lado –eso no significa que no se asuma profesio-
nalmente-, los alumnos valoran muy positivamente la oportunidad de convi-
vir con sus profesores fuera del marco siempre estático y cerrado del aula. El
joven aprecia mucho esta oportunidad de cambiar el ámbito de relación con
los profesores y lo anima a menudo a cruzar esa frontera que los separa
habitualmente, busca su apoyo e integración en una estructura menos rígida
y más estimulante.
Creo que en estos últimos tiempos el adulto se está convirtiendo en una
molestia para los y las jóvenes. No sólo la opinión de los padres no cuenta
para nada, sino que la mayoría de los/as jóvenes evitan de forma sistemática
el contacto con adultos, procura vivir su propio mundo que ellos suponen
opuesto al nuestro. En los entornos urbanos esta situación se acentúa por
momentos. En los entornos rurales, por fortuna, el contacto con el adulto es
aún práctica natural. He conocido a muchos jóvenes literalmente abandona-
dos por sus progenitores, jóvenes cuyo ámbito de relación se limitaba a unos
cuantos colegas que no pueden recibir el nombre de amigos/as. Muchas
veces el adulto es considerado un enemigo, y cualquier aproximación es vista
con recelo. Algunos padres han desertado de educar a sus hijos en el abece-
dario del civismo e incluso adoptan actitudes de estupidez humana escon-
Jóvenes y campamentos de verano 55
diendo realidades que los educadores deberíamos conocer. Para mí esta
situación es grave porque los jóvenes en formación, y sobre todo en las pri-
mera etapas de la adolescencia, necesitan un referente próximo y cómplice,
una persona adulta u otro joven en una etapa superior de maduración que
pueda crear situaciones que contengan aspectos educativos. No hablo de
enseñarle a un adolescente lo que está bien o está mal, hablo de convivir con
él para que del contacto se desprendan enseñanzas continuas, para que el
joven deba responder –y por lo tanto plantearse- algunos porqués, para que
los referentes sociales no sean algo lejano e inhóspito. En este sentido, tanto
en campamentos como en la enseñanza reglada nos encontramos a veces
con problemáticas de difícil solución. Algunos jóvenes llevan años visitando al
psicólogo, incluso recibiendo medicación. Podemos encontrar individuos que
han desarrollado una capacidad extraordinaria de desempeñar un rol determi-
nado ante el profesional de la psicología, incluso saben perfectamente qué le
deben decir para generar expectativas y obtener su propia tranquilidad. No
soy quién para dudar de la profesionalidad de los psicólogos, pero he vivido
circunstancias que me demuestran que ese camino no acaba de resolver el
trance. Hace poco, la inadaptación de un joven al campamento y la provoca-
ción continua de conflictos que derivaban en violencia me empujó a departir
telefónicamente durante horas con su psicólogo, con el ánimo de comprender
y aprender qué rige la vida del educador. Al cabo de poco rato de charlar ya
me había dado cuenta de que estábamos hablando de un individuo distinto.
El psicólogo me describía unas pautas de comportamiento y reacciones que
nada tenían que ver con la actitud adoptada por el joven en cuestión durante
los primeros días de la estancia. Pronto nos dimos cuenta de la realidad: el
chico había aprendido a decirle al psicólogo lo que éste quería escuchar, por
lo que el profesional no lo conocía realmente. Pero eso no es todo: en cinco
días de campamento el equipo educativo había convivido con el sujeto
muchas más horas que en tres años de tratamiento, y además había podido
observarlo en su entorno natural, junto a los jóvenes de su edad, no en un
despacho con una mesa por medio. Analizando el expediente del chico, des-
cubrimos que nunca veía a sus padres más de una hora al día, y así venía
sucediendo desde hacía años. Que cada cual saque sus conclusiones.
En conclusión, la intervención educativa es esencial. La convivencia entre
adulto y joven es indispensable. No para marcar las etapas de su evolución,
no para mostrarle cómo es el mundo, sino para ayudarle a descubrirlo, para
apoyarle y exigirle, para vivir juntos –convivir- las situaciones y los proble-
mas de la vida actual. En este sentido, creo que los participantes en campa-
mentos pueden considerarse privilegiados.
BIBLIOGRAFÍA:
Avellaneda Aurensanz, I. Alonso Moreno, S. Caballero Gonzalez, Angela (2001) “Algunas ideas para un
campamento sostenible: tiempo libre sostenible y responsable: guía didactica para minimizar el impacto
ambiental de nuestras actividades en el entorno natural“.Asociación Española de Scouts de España.
Madrid.
Bernal Ruiz, J.A. (2003). “Organización de Campamentos en la escuela” Wanceulen. Sevilla.
Corpas, Pedro (1985) “El campamento” [Équipe nationale des scouts de France; versión y adaptación
española, Pedro Corpas... et al.]. El Manglar. Madrid.
Fichman, Laura, Koestner, Richard. Zuroff, David C. (1997) “Dependency and distress at summer
camp”. Journal of Youth and adolescence. (2), p. 217-232
Moré, Toni. Solé, Ramón. Sánchez, José y Miró, Jaume (1998 ). “Como preparar y organizar colonias
escolares”. Paidotribo. Buenos Aires.
Ventosa, Víctor J. (1998) “Manual del Monitor de tiempo libre”. CCS. Madrid.
56 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Jóvenes y campamentos de verano 59
La culminación de un viaje: Los campamentos asociativos
La transmisión de valores a la juventud deviene desde distintos agentes: Familia, medios de comunica-
ción, amigos… El consumo es la estrella en el firmamento y los medios para combatirlo se encuentran
estancados. Las asociaciones brindan a todos los que participan en ellas una oportunidad de ser más
libres, y les dota de mayor capacidad de reflexión. Otra de las grandes cuestiones de la actualidad es la
ecología, y el desarrollo sostenible, la enseñanza a la juventud del daño que uno puede hacer con sus
actos no es un tema que deba ser obviado. El asociacionismo puede tener un marcado carácter educa-
tivo que ayuda en el marco del tiempo libre a que la juventud se desarrolle plenamente y adquiera las
suficientes destrezas para vivir en la sociedad actual adquiriendo a la vez una mirada crítica hacia la
misma. El autor reflexiona sobre estas cuestiones y sus conexiones con el marco de los campamentos.
PPaallaabbrraass ccllaavvee:: Asociacionismo, compromiso, ecología, laicidad, escultismo,
esplai, valores.
1. A contracorriente.Los valores del asociacionismo: una apuesta por la transformación social
A pesar de que, en la actualidad, algunos de los mecanismos de transmisión
de escalas de valores se enmascaren bajo apariencias de modernidad o de
democracia, es bastante evidente que adolescentes y jóvenes pueden tener
dificultades para defenderse ante las oleadas de sumisión a los modelos
sociales dominantes, sobre todo cuando dichos modelos utilizan los méto-
dos que les proporcionan las nuevas tecnologías, o cuando pretenden des-
lumbrarles mediante la espectacularidad de la imagen, mucho más simple y
más fácil de ser rápidamente digerida que los razonamientos pautados. Y,
sobre todo, mucho más “fáciles” que la palabra libre y el debate abierto.
Con el fin de preservar una sociedad fundamentada en la consideración de
que las personas somos básicamente lo que tenemos, o lo que exhibimos, o
lo que somos capaces de consumir, por encima de lo que somos como per-
sonas, se transmite, continuamente, una visión de la vida centrada en el éxito
rápido, en el triunfo económico, en el egoísmo individualista, en la competiti-
vidad. Y todo ello dispone de muchos medios para filtrarse en las concien-
cias de los segmentos más jóvenes de la sociedad.
No es ninguna casualidad que sea el mundo de la gran empresa financiera o
industrial, muy a menudo dominadora de los grandes medios de comunica-
ción, el que filtre la gran mayoría de los esquemas mentales que, prefigura-
rán, en la conciencia de la juventud, el modelo de percepción de la realidad
de los futuros consumidores. Y, en ocasiones, demasiado a menudo, son
DOCUMENTOS
5
Fabian Mohedano President del Consell de la Joventut de Barcelona.DOCUMENTOS
4
incluso los mismos jóvenes y adolescentes quienes se convierten en consu-
midores mucho antes de que puedan desarrollar algún sentido de defensa
de las parcelas de vida libre e inventiva que podían quedarles, no tan sólo,
pero sí fundamentalmente, a través de los medios de comunicación audiovi-
suales, de la publicidad o de la televisión.
La familia o el entorno de relaciones inmediatas, en un contexto habitual-
mente muy poco dotado de oportunidades de tiempo real de convivencia y
de capacidad de profundización en las relaciones, pocas cosas puede hacer,
verdaderamente eficaces, para compensarlo. Suponiendo que, en verdad, se
quiera compensarlo de algún modo. Suponiendo que, en parte, la familia no
contribuya también a filtrar los mismos esquemas de comportamiento insoli-
dario y competitivo entre adolescentes y jóvenes. Es demasiado general el
hecho de orientar a los hijos en un solo sentido, porque, si no se hace así, se
cree que no sabrán adaptarse a las condiciones del mundo real. Que serán,
por tanto, unos inadaptados, unos marginados. Frente a esto, se les ofrece
una educación unidimensional, se les corta, también, por el único patrón del
individuo productor y consumidor. Y se les piden las ciertas obligaciones
(como las calificaciones académicas), con más interés que el que se les
demuestra por ellos mismos como seres, por sus inquietudes y problemas,
por sus amigos, por sus sueños. Es más fácil, probablemente, creer que se
evita cualquier tensión comprándoles aquello que piden o acomodándonos
juntos ante la televisión, con la aquiescencia compartida de la más absoluta
pasividad.
En ocasiones, los grupos de amigos son también un buen mecanismo de
reproducción de estos valores unidimensionales, porque se vertebran
siguiendo las pautas de comportamiento autoritario y triunfador que han
mamado desde pequeños, y no siempre pueden favorecer el despliegue de
aquellas potencialidades que en la vida asociativa hay que intentar dinami-
zar.
De los centros escolares y educativos, de los institutos, la mayoría de la
juventud recibe hoy en día una influencia menor. Su peso en cuanto a su
contribución a la formación de la conciencia y de los posibles modelos de
comportamiento social es quizás inferior al de la empresa, la publicidad, los
medios de comunicación –preferentemente la televisión–, la familia o grupo
inmediato y los grupos de relación espontáneos.
Con pocas excepciones, por otra parte, la educación no obedece, en la
actualidad, a las mismas lógicas competitivas y autoritarias, al menos en la
mayoría de los centros públicos. Pero los profesionales de la enseñanza lo
tienen muy difícil para contrarrestar, con escasos medios, el alud de influen-
cias que, desde los ámbitos con mayor capacidad de poder, se ejercen sobre
sus alumnos.
Sin embargo, en el espíritu de la participación directa de jóvenes asociados,
nadie debe confundir su rol con el de ninguna figura del mundo publicitario
agresivo –aunque se dirija fundamentalmente a un público joven-, ni de la
autoridad familiar, ni del liderazgo grupal o de clan. Pero sí, sin tapujos, con
el de quienes, en lugar de imponer, sugieren, incentivan y arriesgan. Por ello,
se asocian y participan. Y lo hacen porque quieren, porque son más felices
así, aunque no ganen dinero a cambio, aunque no se vean obligados a ello
por lazo de sangre alguno, aunque no sean los líderes naturales de ningún
grupo de sociabilidad preestablecido. La juventud –todos los seres huma-
nos– pueden aprender mucho de este modelo de comportamiento, si está
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suficientemente claro. Y a nadie debe darle vergüenza hablar de él. Al con-
trario.
La democracia, la solidaridad, la integración de las personas que puedan
presentar cualquier signo externo de diferenciación respecto a las caracterís-
ticas mayoritarias, el placer del aprendizaje, el riesgo de los nuevos horizon-
tes por descubrir, el interés por la cultura, el disfrute personal y de la vida en
grupo ante una tarea compartida y voluntaria, son mucho más fáciles y
aptos para ser desarrollados y vividos en el medio asociativo. Se correspon-
den con un tiempo más motivador y realmente más inmersos en la concien-
cia de la juventud, porque no está vinculado a ningún modelo formal. Se
pueden, por tanto, transmitir con mayor eficacia algunos de los valores.
La buena salud de la comunidad es indisociable del comportamiento demo-
crático, las herramientas de la persuasión y de la complicidad, que no de la
imposición autoritaria, por medio del diálogo, de la imaginación y del riesgo
–más intelectual que físico, evidentemente– se convierten en colaboración y
aprendizaje compartido, como en cualquier otro proceso formativo que lo
sea de verdad.
¿Qué mejor escuela de formación ética, cívica, humana y republicana, que la
del aprendizaje continuo e integral en el tiempo libremente escogido?
Porque la juventud lleva en sí misma todos los elementos necesarios para
elaborar una conciencia moral –una razón práctica– y una conciencia intelec-
tual, y ambas se perfilan en estrecha relación con el medio social. Por ello,
sus relaciones con aquellos con quienes interaccionan –especialmente si la
interacción no implica sumisión– son claramente formadoras. En la medida
en que este proceso de relaciones implique la adopción de estrategias
–maneras de actuar, tipos de proyecto, opciones de actividades– y de pautas
para vivirlas que sean adoptadas como fruto de la reflexión común y de la
participación de los sujetos que son sus mismos destinatarios, se estará
viviendo, de verdad, un método activo de asunción de códigos de comporta-
miento democráticos y responsables, fundamento real de la convivencia en
el respeto mutuo y en la tolerancia.
En el compromiso participativo asociado es más posible que en otros ámbi-
tos de espacio/tiempo que los sujetos sean los protagonistas y los autores
de sus propios criterios normativos. Esta es la base de la escuela de la ética
autónoma, modelo de vida libre y responsable que sería conveniente mante-
ner e impulsar también en el resto de la vida adulta.
Así pues, una concepción de educación activa mediante el compromiso par-
ticipativo, no sometida a principios de autoridad y abierta al despliegue de
las capacidades y las potencialidades de las que es portadora la juventud,
garantiza la superación de cualquier método paternalista y protector, carac-
terizado por el deseo de influir desde fuera sobre la conciencia de los más
jóvenes, moldeándola con supuestos valores que, a pesar de que puedan
responder, quizás, a buenas intenciones, no consiguen más que contribuir a
reforzar las dependencias heterónomas, anulando el alcance racional y críti-
co mediante el cual se desarrolla el propio proceso formativo. Lo cual, no
sería demasiado funcional ni efectivo, sino tan sólo el fruto de una preten-
sión de identificación con un determinado modelo adulto, que se da ya
como hecho, más o menos dotado de valores tal vez positivos pero nunca
elegido por quienes tienen que dar razón del mismo. No iremos a buscar
fuera lo que la juventud debe construir por sí misma. Ese es el camino del
crecimiento hacia la coherencia y la objetividad –en el plano intelectual– y
Jóvenes y campamentos de verano 61
hacia la reciprocidad, con el fin de sentirse reflejados en los otros, para no
rehuir la mirada del otro desde un yo únicamente egoísta –en el plano moral.
La juventud percibirá que, mientras proponen instrumentos mediante los
cuales autoformarse integralmente, mucho más que como seres destinados
tan sólo a la producción y al consumo, están proyectando la oportunidad de
que de ellos se genere también aprendizaje. De la juventud que construye y
que se autoconstruye participando, se aprende. Tal vez, cuando termine su
etapa de compromiso asociativo podrá pasar mucho tiempo hasta que vuel-
van a sentirse así y hasta que alguien pueda reconocérselo.
Una acción formativa activa e integral, al modo que puede ser vivida
mediante la participación, no es fácil de ser concebida si no es como una
forma de afirmación humanista de la vida, en el sentido citado. Una afirma-
ción de autoconstrucción que, al aspirar a más luz, se revela como transfor-
madora de la realidad, como inspiración, por tanto, de uno de los caminos
posibles hacia un mundo más habitable.
2. La relación con la naturalezaLos campamentos: una potente arma de cambio social
Vivimos inmersos en una cultura que se sostiene gracias a un modelo social
llamado paradigma de la sociedad industrial, que, si bien parte de la subordi-
nación de la naturaleza del hombre, afirma que los males causados en el
entorno deberían ser asumidos por quien los provoca. A pesar de esto, la
progresiva falta de recursos y el aumento de la contaminación, pone de
manifiesto una problemática ambiental, que terminará afectando a todos por
igual. La destrucción de la biosfera exige una respuesta educativa, que se
centre en la formación de una ciudadanía capaz de luchar por un futuro sos-
tenible, y que sean conscientes de la necesidad de una reformulación socio-
ecológica, con nuevos valores éticos, culturales y económicos.
El nuevo paradigma para hacer frente al desarrollo racional de los pueblos,
en el sí de un marco compatible con los bienes naturales del planeta, es el
que conocemos como paradigma de la sostenibilidad o paradigma del des-
arrollo sostenible, considerado como la gestión de los recursos del planeta
de manera que satisfagan las necesidades del presente sin comprometerse
los elementos vitales para las generaciones futuras. Para posibilitar esta sos-
tenibilidad, habrá que regular el consumo de los recursos disponibles. En
otras palabras, sólo puede asumirse a partir de la eficiencia energética, el
reciclaje, y el uso de las nuevas tecnologías en la generación de energía
(energías renovables).
Conseguir una sociedad sostenible exige la educación de las personas en el
ámbito ambiental, con el objetivo de hacerlas conscientes del problema eco-
lógico, y potenciar la participación activa. La percepción de los problemas
ambientales es el primer paso para poder diseñar soluciones adecuadas. La
educación, por tanto, tiene que aportar los conocimientos y los valores que
permitirán que nuestra sociedad supere el actual desajuste ambiental.
No es cuestión de potenciar ideas místicas del estilo “hay que salvar el pla-
neta” o “hay que retornar a la naturaleza para vivir de forma más saludable”.
Se trata más bien de potenciar la observación del entorno para descubrir de
qué manera nuestros comportamientos actuales afectan a la ecología. En
este sentido, el hecho de medir científicamente determinados parámetros
ambientales, como el grado de contaminación del agua, el aire, el suelo, la
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pérdida de especies biológicas, etc., es una forma de visualizar el impacto
que causa nuestro estilo de vida y la base para corregirlo. Así pues, promo-
ver la responsabilidad implica examinar nuestras actividades diarias en casa,
en el colegio, en la asociación educativa, en el pueblo o barrio…
3. La educación en el tiempo libre: asociacionismo educativo y campamentos asociativos
Existen diferentes expresiones de campamentos. Los tradicionales y más cono-
cidos son los campamentos asociativos educativos, aquellos espacios de en-
cuentro de los que se dotan las asociaciones educativas juveniles como activi-
dad final de proyecto o de curso, es decir como la culminación de un viaje que
concluye con la máxima actividad de convivencia y trabajo educativo del grupo.
Estas actividades responden a una dinámica continuada y tradicionalmente
establecida por todas aquellas organizaciones de educación en el tiempo
libre, democráticas e independientes, dirigidas por gente joven que llevan a
cabo su tarea desde la gratuidad y con intención educativa explícita. Su prin-
cipal núcleo de interés son las personas, principalmente chicos y chicas, y
recalcan fuertemente el sentido del compromiso y de la responsabilidad indi-
vidual en el proceso de crecimiento. Tiene en común una serie de caracterís-
ticas que refuerzan la motivación del individuo por participar activamente en
el proceso de aprendizaje: el carácter voluntario de las personas que deci-
den participar, el aprendizaje a través de la práctica, el establecimiento de
programas progresivos, la pertenencia a un grupo de compañeras y compa-
ñeros de edades parecidas, el fomento de la iniciativa y de la responsabili-
dad, y el desarrollo de un sistema de valores. En definitiva, el asociacionismo
educativo, como se autodenominan estas organizaciones de tiempo libre, es
una forma de participación ciudadana con fuerte tradición, basado en una
acción educativa, como su nombre indica, que se encuentran en un proyecto
ideológico con una propuesta pedagógica y organizativa.
Es necesario diferenciar el asociacionismo educativo de los servicios educati-
vos. Los servicios educativos son todas aquellas actividades, ofrecidas prin-
cipalmente por ayuntamientos y escuelas, con carácter educativo y asisten-
cial. Tienen en común el trabajo de personas contratadas y con una oferta
especializada a partir de una demanda tanto pública como privada.
La reivindicación por parte de las asociaciones educativas consiste en conse-
guir el reconocimiento de la dualidad existente entre los servicios educativos
y el asociacionismo educativo, pidiendo protección para la actividad realizada
desde la gratuidad y el carácter voluntario. Esta dualidad es muy importante,
ya que no se puede concebir el consumo de asociacionismo o campamentos
asociativos. En el asociacionismo y en los campamentos asociativos se parti-
cipa de forma comprometida, se ejerce una corresponsabilidad en el proyecto
educativo y asociativo. El joven es un miembro más implicado en el futuro de
los proyectos, de los éxitos y de los fracasos del colectivo. Difícilmente una
actividad remunerada y promovida por actores privados o institucionales con-
seguirá esa espontaneidad, ya que ha nacido como una actividad asistencial y,
en muchas ocasiones, con ánimo de lucro. Por el contrario, el asociacionismo
lo que pretende es educar en la participación y en ciudadanía, apostando por
la convivencia y el pluralismo en todos los sentidos.
De esta forma, y frente al cambio producido en el sector social, muchas aso-
ciaciones educativas han creado propuestas de servicios educativos con el
Jóvenes y campamentos de verano 63
objetivo de separar y diferenciar claramente la actividad voluntaria de la
actividad remunerada y proteger y fortalecer el asociacionismo, así como
hacer llegar su ideario a muchos más espacios de intervención; espacios
donde es difícil llegar inicialmente con una propuesta asociativa. Cabe desta-
car Entorno SCCL; propuesta del Movimiento Laico y Progresista, constituida
como cooperativa mixta de socios de consumo y de trabajo declarada sin
ánimo de lucro, dedicada a la gestión de proyectos educativos y de tiempo
libre. Los socios de consumo son los centros de esplai, los grupos scouts y
las casas de juventud de Esplais Catalans, Acció Escolta de Catalunya y
l’Associació de Casals i Grups de Joves de Catalunya respectivamente.
Obviamente, esta dualidad también hay que tenerla en cuenta cuando habla-
mos de los campamentos. Por un lado los campamentos asociativos como la
culminación del trabajo educativo con chicos y chicas durante el curso, y por
otro, la oferta de campamentos en los periodos vacacionales con carácter
asistencial y con educadores remunerados. Ambas propuestas son comple-
mentarias y necesarias teniendo en cuenta diversos factores ambientales,
sociales o económicos. Analizaremos el campamento asociativo educativo.
4. Los campamentos asociativos y la participación juvenil
Los campamentos organizados por el tejido asociativo juvenil tratan de favo-
recer el proceso de autonomía de los sujetos –la juventud– que son, en pri-
mera y última instancia, sus protagonistas y los únicos que le pueden llegar a
otorgar sentido.
Se participa en un campamento a través de una asociación juvenil porque se
quiere, evidentemente. Gratifica en tanto que individuos conscientes, activos
y libres, hacen aquello que quieren, porque emocionalmente se sienten más
realizados, más llenos de vida, compartiendo una parte importante del tiem-
po propio en que, juntos, tanto podemos aprender. Y en que tanto se apren-
de, efectivamente.
A diferencia de otros ámbitos, más restrictivos, impositivos y dogmáticos, la
participación en campamentos asociativos aspira a considerar a la juventud
como sujeto fundamental de este mismo proceso, en este caso como fin de
un proceso temporal, de proyecto o de curso. ¿Qué mejor vía de promoción
que la autoformación, el autoaprendizaje compartido en los campamentos
organizados por la propia juventud?
El campamento asociativo es la culminación de un viaje que empieza gene-
ralmente en septiembre, cuando las organizaciones se reúnen para planificar
el curso y ponen como horizonte el campamento de verano. Mediante el
método del proyecto y aplicando al máximo los criterios de aprendizaje en
ciudadanía, autoorganización, crítica diversa, solidaridad, cooperación, crea-
tividad y compromiso, se pone en marcha su propia aventura, su propio viaje
a lo largo del invierno. Sin duda si el curso ha sido un éxito, el campamento
asociativo lo será más. Ya que el campamento asociativo no deja de ser un
reflejo de todo el trabajo realizado. La culminación de un viaje.
5. El campamento: una actividad revolucionaria
No hay que ser muy espabilado para darse cuenta que acampar es una de
las actividades más antiguas del ser humano. En el inicio del siglo XXI, ante
la innovación tecnológica y la nueva sociedad de la comunicación, acampar
al aire libre parece una actividad revolucionaria, de insumisión a todo.
64 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Los humanos nos consideramos muy superiores a los habitantes del planeta
de hace cinco mil años. Tan sólo es necesario acampar para darnos cuenta
que, sin enchufes, nos planteemos esencialmente las mismas cosas. En unos
campamentos volvemos a ser personas sin electricidad, sin televisión, sin
teléfono, sin ordenadores, sin electrodomésticos, sin muebles, sin camas.
Los urbanitas necesitan, ahora más que nunca y durante unos cuantos días,
volver a la tierra de la cual surgimos. Vivir ecológicamente de acuerdo con
las horas de sol y luna. Un campamento ecológico bien planificado es la
mejor manera de educar en la libertad y la solidaridad. Educar en la libertad
porque rompemos todos los convencionalismos establecidos y esta nueva
situación nos obliga a replantearnos nuestra actitud. Educar en la solidaridad
porque, desnudos de todos los ingenios modernos, nos encontramos a nos-
otros mismos y con los que nos rodean. El campamento es pues una gran
ocasión para conocer nuestros límites y probar durante unos cuantos días la
naturaleza y los amigos. Chicos y chicas pueden encontrar en un campamen-
to asociativo un camino a la aventura de la naturaleza, la amistad y la vida.
El excursionismo, fenómeno que nació a finales del siglo XIX y que se des-
arrolló a lo largo del siglo pasado, incentiva y responde al deseo de conocer
y querer el patrimonio natural y rural desde la añoranza urbana. La recolec-
ción de productos forestales que no son fruto de la madera (setas, frutos sil-
vestres, plantas medicinales, etc.) es otra de las actividades el pretexto del
cual es acercarse a lo que es natural.
Pero sin duda las asociaciones juveniles educativas, inicialmente el movi-
miento scout, posteriormente otras organizaciones de tiempo libre como el
esplai en Cataluña, han constituido las células básicas de educación no for-
mal que contribuyen a la socialización de los futuros adultos y a promover
nuevos cambios de conducta.
Actualmente, el mundo ya va demasiado acelerado, y por tanto, las asociacio-
nes juveniles dedicadas a la educación han de ser responsables no solamente
de los valores morales, sino también de respetar el entorno. Si enseñamos a
valorar el arte, hemos de hacer lo mismo con la naturaleza. Observar la natu-
raleza es una actividad la visión de la cual aporta uno de los estímulos básicos
de nuestra sensibilidad por el arte y la cultura. Porque, en definitiva, amar la
naturaleza es una cuestión de cultura y de vivencias satisfactorias.
6. La convivencia en el campamento asociativo
Un valor importante es que se puede compartir con el resto del grupo todos
los momentos del día, desde el pipí de la mañana, hasta la siesta de después
de comer, la ducha, el cansancio de la noche, los despertares alegres o mal-
humorados, etc. Todo esto en un entorno que el grupo va haciéndose suyo
conforme van pasando los días. Efectivamente, es importante que el grupo
se sienta a gusto con el espacio, con las herramientas de trabajo, con sus
compañeros y compañeras.
Los campamentos tienen la misión de reforzar el sentimiento grupal. Si sali-
mos a la montaña nos servirán para trabajar el respeto y el interés por la
naturaleza y resultará un buen momento para comenzar a habituarnos a las
tiendas de campaña, material de acampada y material de montaña en gene-
ral. Las excursiones en las cuales se hace una caminata por el bosque o se
sube un pico constituyen también un reto muy interesante por la sensación
final que comportan de éxito individual y conjunto.
Jóvenes y campamentos de verano 65
Comporta la plena inmersión en el medio natural. Eso significa que deberán
organizarse para montar toda la infraestructura indispensable para cubrir las
necesidades (tiendas, cocina, comida, etc.) Para chicos y chicas, y también
para educadores, la sensación de vivir una aventura está muy presente, y los
sentimientos que se experimentan son muy intensos.
Mediante la estancia de unos cuantos días de campamentos, chicos, chicas y
educadores profundizarán en la convivencia. Además, les ofrecen múltiples
posibilidades de trabajar el entorno de las actividades: Tradicionalmente, se
utiliza un centro de interés para vertebrar los elementos de ambientación. El
centro de interés permite ligar las actividades y etapas del campamento.
7. El contacto con la naturaleza: reto y oportunidad
La vida en la naturaleza que proporciona un campamento asociativo es un
reto y una oportunidad. Es un reto, en un mundo dominado por la cultura de
la comodidad, vivir en un medio que obliga a la austeridad y a una adapta-
ción diferente que a la vez debería aprender a respetar. Es una oportunidad
de hacer ejercicio en un medio sano, de poner a prueba las propias capaci-
dades, de comprender las exigencias de la vida en sociedad, de formarse en
contenidos estéticos, y de descubrir, valorar y maravillarse del mundo que
nos rodea.
Uno de los grandes valores del asociacionismo educativo son las vivencias
que aportan a todos los que participan. En este sentido cabe destacar que
uno de los momentos en que se vive más intensamente la pertenencia al
colectivo es en las salidas, ya sea de uno, dos o más días. Especialmente los
campamentos, considerados como la culminación de un viaje a lo largo de
todo el curso cuya convivencia sirve para fotografiar los resultados educati-
vos obtenidos.
Los campamentos significan abandonar aquello que es próximo, cotidiano;
aquello que a cada uno nos da seguridad. Este hecho permite reforzar los
vínculos grupales y los roles individuales establecidos a lo largo del año.
Chicos y chicas y también educadores, buscan la seguridad personal en los
compañeros y compañeras. Cuando avanzan por un camino, aunque el mapa
y la experiencia aseguren que van bien, experimentarán inevitablemente
cierta sensación de desconcierto. De noche, a la hora de ir a dormir en la
tienda, a pesar del calor de los compañeros y las compañeras surge una sen-
sación de incertidumbre, de aventura y de conciencia de estar viviendo un
momento irrepetible.
A lo largo de estas actividades, viviremos situaciones que nos darán motivos
objetivos para aprender a valorar, en mayor o menor medida, las comodida-
des con las cuales estamos acostumbrados a convivir. Pero, al mismo tiempo,
y sobretodo en los campamentos asociativos, nos daremos cuenta de la can-
tidad de cosas que nos son prescindibles, y tendremos que poner a trabajar
nuestra capacidad creativa para resolver situaciones cotidianas sin las herra-
mientas a las que estamos habituados. Cierto es que hay momentos difíciles:
como el día que hay que comer dentro de la tienda o calarse hasta los hue-
sos en una ruta porque está lloviendo. Pero, curiosamente, estos serán
momentos que chicos y chicas recuerdan con más intensidad. Son pequeñas
cosas que van cuajando dentro de cada uno y que siempre se quedan en el
recuerdo.
66 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
8. La necesidad de reconocimiento y protección de la actividad al aire libre
En los últimos tiempos, el acceso al medio natural no se puede realizar con
las mismas facilidades y condiciones que años atrás. Los riesgos de incen-
dios, la masificación de las actividades turísticas y el ocio sobre espacios
rurales y naturales, o el aumento necesario de la sensibilidad por la protec-
ción ambiental, son algunos de los principales factores que han comportado
una mayor restricción en el acceso a los espacios naturales.
Es evidente que en la actual configuración de nuestra sociedad se hacen
necesarios mecanismos reguladores de la intervención y acceso sobre el
medio, pero asimismo, resulta también indispensable saber diferenciar, para
cada tipo de actividad y de agente que la desarrolla, cuáles son las particula-
ridades que las caracterizan y, en función de éstas, qué tipo de regulación
hay que aplicar.
Las asociaciones educativas juveniles son un conjunto de movimientos dedi-
cados contribuir a la educación de chicos y chicas a partir de un proyecto
educativo, de entre los cuales, cabe destacar la voluntad de llegar a ser
escuelas de ciudadanía y de valores para todas las personas participantes.
Entre el conjunto de medios de los que se dotan para realizar tal tarea, la
vivencia con compañeros y compañeras en el entorno natural se convierte en
un instrumento educativo imprescindible, que, además, contribuye a hacerlos
conocedores de la realidad medioambiental del país.
Los campamentos, las rutas, las excursiones..., son un conjunto de activida-
des que tiene un alto valor educativo, y por tanto debemos ser conscientes
que se han de desarrollar con la máxima calidad pedagógica y con el máxi-
mo de respeto por el entorno social y medioambiental. Pero también, hay
que hacer hincapié en la importancia educativa de estas actividades, princi-
palmente las que se encuentran con mayor problemática en materia de res-
tricciones normativas, es decir, los campamentos. Los movimientos de tiem-
po libre reivindican, de forma permanente y constante, encontrar mecanis-
mos adecuados que permitan disfrutar de los espacios educativos al aire
libre, tan necesarios para los cientos de miles de chicos y chicas que durante
todo el año participan en proyectos asociativos sobre el medio.
Es necesario pues que estas actividades sean reconocidas y legitimadas por
las personas, organizaciones y administraciones públicas, así como que los
educadores y sus movimientos educativos de procedencia, sepan minimizar
el impacto social y natural que las actividades generan.
9. Buenas prácticas de fomento
Sería interesante destacar experiencias muy interesantes en torno al fomento
de la acampada. Afortunadamente existen muchas y de muy diferente cala-
do en todo el territorio. Destacamos dos experiencias asociativas, la primera
es un ejemplo de proyecto social y educativo y la segunda una propuesta de
fomento de la acampada asociativa.
En cuanto a proyectos educativos de intervención y convivencia en la natu-
raleza autogestionados por asociaciones educativas, cabe destacar un ejem-
plo con reconocimiento y prestigio internacional, se trata de Griébal, gestio-
nado por Scouts de Aragón, perteneciente a la federación plural de organi-
zaciones scouts en España, ASDE, un proyecto de desarrollo comunitario
Jóvenes y campamentos de verano 67
cuyo objetivo es la reconstrucción de un pueblo abandonado en una zona
rural degradada convertido en campo de trabajo internacional permanente,
posibilitando que cientos de chicos y chicas pertenecientes al movimiento
scout pasen a lo largo del año por este singular punto de encuentro situado
en el Pirineo aragonés.
Por otro lado, en cuanto al desarrollo de políticas de fomento, existió duran-
te casi diez años ATAC, la Asociación de Entidades para el Fomento de los
Terrenos de Acampada de Cataluña, cuyo objetivo era el de sumar esfuerzos
a partir de la coordinación de la red de terrenos donde poder realizar las
actividades al aire libre propias de las asociaciones educativas juveniles.
Constituyó una excelente plataforma de desarrollo y fomento de la acampa-
da con un alto nivel de implicación de la Generalitat de Cataluña.
Desafortunadamente la falta de entendimiento y madurez de las organizacio-
nes llevó al fracaso un proyecto de trabajo en red.
10. Consideraciones finales
Los campamentos son aquellos espacios inmejorables de encuentro de los
que se dotan las asociaciones juveniles educativas como actividad final de
proyecto o de curso, la culminación de un viaje, máxima actividad de convi-
vencia y trabajo educativo del grupo.
Los campamentos y el asociacionismo juvenil son una alternativa a contraco-
rriente para los problemas de la juventud relacionados principalmente con
los modelos sociales dominantes que promueven el individualismo y el con-
sumismo.
La vida en la naturaleza es un reto en un mundo dominado por la cultura de
la comodidad, vivir en un medio que obliga a la austeridad y a una adapta-
ción diferente que a la vez debería aprender a respetar. También es una
oportunidad de hacer ejercicio en un medio sano, de poner a prueba las pro-
pias capacidades, de comprender las exigencias de la vida en sociedad, de
formarse en contenidos estéticos, y de descubrir, valorar y maravillarse del
mundo que nos rodea.
Se hacen cada vez más imprescindibles medidas que protejan el asociacio-
nismo educativo así como su actividad en el entorno natural. Por un lado, es
necesario diferenciar entre asociacionismo y servicio educativo, protegiendo
la actividad basada en la participación de la juventud de forma voluntaria.
Por otro, generar políticas que protejan la acampada asociativa y genuina
frente a otros usos más consumistas de la naturaleza.
BIBLIOGRAFÍA
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Jóvenes y campamentos de verano 69
Jóvenes y campamentos de verano 71
Reflexiones en torno a la dinámica interna campamental
Los campamentos de verano, como micromedios y representaciones de la sociedad, son un evento
sociológico de primer orden. Actividad dentro del ocio alternativo y la educación no formal antes de la
construcción de estos conceptos, tiene en la relación cotidiana entre el monitor y los/as acampados/as,
su marco educativo. Buscando un modelo y unas pautas metodológicas como consecuencia de una sis-
tematización de la práctica, los autores reflexionan sobre la dinámica interna del campamento; los ele-
mentos que la constituyen, el total socializador que representa, y su impacto, en los jóvenes
participantes, tanto en el transcurso de la actividad como tiempo después. En la parte final, y tras resal-
tar la importancia del grupo y del campamento como continuo de constantes influencias, el artículo
expone el tempo de la actividad desde la metodología de proyectos.
PPaallaabbrraass ccllaavveess:: universo juvenil, representación social, recuerdo educativo,
continuo de relaciones, evento sociológico, cotidianeidad, expectativas.
1. Introducción: La necesidad de un modelo
El anhelo de no caer en la informalidad cuando se trata un tema que educa-
tivamente es “no formal”, el de los jóvenes y los campamentos de verano,
nos sitúa en la necesidad de estructurar metodológicamente las reflexiones,
de partir de un modelo y de un tipo ideal al estilo Weberiano, como una
forma de acercarnos a la realidad.
Lo que vamos a exponer no pretende ser un manual de organización y plani-
ficación de actividades para jóvenes, materia ampliamente tratada en la
bibliografía sobre campamentos. Tampoco es la descripción de una expe-
riencia concreta, otra de las recurrencias. Nuestra intención es sistematizar la
experiencia y abordar el fenómeno de los campamentos desde su dinámica
interna (1).
La acción es inherente a la vida campamental, hay un dinamismo, un movi-
miento de relaciones interdependientes que constantemente irán determi-
nando la actividad. Conscientes de esta originalidad como característica de
los campamentos, es metodológicamente adecuado aceptar que la estructu-
ra planteada en el pre-campamento (en la planificación) no va a cumplirse
íntegramente. Elementos diversos como las características del grupo de
acampados, el conocimiento mutuo del equipo de monitores, los fallos
imprevistos de la instalación o la variabilidad de la meteorología, nos obliga-
rán a cambios en el hic et nunc, en el aquí y ahora de la actividad. Por eso
creemos importante apoyarnos en un modelo, no tanto como guía teórica
perfecta y cerrada (que cada educador no formal adopte las técnicas y las
tácticas que la experiencia y el sentido común le dicten), sino como cons-
trucción de un guión en el que basarnos cuando llegan las decisiones más
comprometidas. Dotemos así de cierto valor a nuestras acciones en el tiem-
Carlos Granero Chacón Diplomado en Trabajo Social y Director de campamentos
J. Carlos Lesmes Roldan Licenciado en Sociología y Director de campamentosDOCUMENTOS
5
(1)
Una buena lectura a este respec-
to es “Contra viento y marea:: la
vida cotidiana en campamentos
y colonias” Sebastà Marí. (1996)
Binissalem. Illes Balears.
po libre con jóvenes, contando con elementos desde donde evaluar, y arran-
cando un mecanismo para situarnos en la evolución de un campamento.
Este texto puede ser un modelo, posiblemente no será el mejor, pero, como
simple selección de lo que funciona y de lo que no en una dinámica grupal,
en y desde el divertimento de los jóvenes, directamente relacionado con un
proyecto educativo, nos permite aprender, evolucionar y perfeccionar. Y esto,
es válido para cualquier modelo campamental.
Siguiendo a Josep Mª Puig y Jaume Trilla, consideramos el campamento un
micromedio, es decir, un espacio reducido que constituido formalmente,
ofrece ocupaciones particulares y especializadas a sus usuarios (2). A partir
de esta definición, general pero esencial, desgajaremos breve y sintética-
mente, los anclajes de nuestro canon. No queremos resultar petulantes al
titular los siguientes ítems como “carta a un joven monitor (3)”:
- En un campamento se pone en marcha (de forma premeditada o incons-
ciente) una metodología de proyectos. Se trabaja desde la consecución de
un objetivo común, hay un proyecto que comparte un equipo de trabajo y en
el que se apoyan constantemente a la hora de decidir, sobre la marcha, cómo
se hacen las cosas. Así, hay un continuo, y finalizada la actividad, una posible
evaluación de todos.
- Los elementos educativos de la cotidianidad pasan por la creación de un
universo simbólico propio, y por tanto, de creación de cultura.
- Los y las jóvenes desarrollan una evolución en la relación con los demás
acampados. La estructura, la programación y las actividades van encamina-
das a este objetivo de crear comunidad.
- Todos y todas los que participan en él, tienen o adquieren un rol significati-
vo.
- Corto pero intenso, no acudas a un campamento con pocas energías ni te
dejes ninguna por gastar al finalizarlo.
- Planificar y preparar la actividad es no caer en el activismo, nunca habrá
pocas actividades para un grupo de jóvenes.
- Hacer un campamento es hacer un equipo de trabajo en torno a una idea y
en torno a una persona. Crea bien el grupo de monitores, debes tener ami-
gos en quien confiar en las dificultades.
- El trato con los/as jóvenes es el estilo que dota de sentido al proyecto edu-
cativo.
- Se convive trabajando y se trabaja conviviendo, el horario de los animado-
res es de 15 días seguidos 24 horas al día.
- La sensación de que el joven viva en una comunidad peculiar, es un objeti-
vo invariable por las temáticas.
- Afinemos la intuición. En un campamento vas a leer todos los días el perió-
dico de las relacionas humanas frente a hechos compartidos.
- Prepara todos los porqués que tengas sobre las acciones, la palabra es la
herramienta fundamental del monitor.
- Demostrar que el adulto también fue niño, es uno de los objetivos de todo
campamento.
72 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(2)
Puig Josep Mª y Trilla Jaume.
(1987) “La pedagogía del ocio”
Ed. Alertes, Barcelona.
(3)
“Cartas a un joven poeta”.
Rainer Maria Rilke.
Para no confundir a los lectores, hemos de aclarar que usaremos indistinta-
mente las palabras campamento, colonias, y actividad (esta última depen-
diendo del contexto), para referirnos a lo mismo. De esta manera, utilizare-
mos acampado/a, participante y joven (también este último dependiendo del
contexto), para nombrar el mismo concepto. Y por fin, los vocablos moni-
tor/a, animador/a y educador/a, serán la misma figura en todo el artículo.
2. Elementos influyentes en la dinámica interna campamental
Antes de desgranar y reflexionar sobre las interacciones que se dan en el día
a día de nuestro campamento ideal, y de profundizar en su dinámica interna,
debemos fijarnos en aquellos aspectos que, si bien los podemos considerar
exteriores o previos al inicio y al espacio de la actividad, influyen, y muchas
veces determinan, el tipo de situaciones e interacciones que nos encontrare-
mos. Así, variables como entorno e instalación, expectativas o perfil de los
acampados, serán elementos, muchas veces imprevistos, que modificarán
tanto la programación como nuestra forma de actuar en la vida cotidiana.
Nos los podemos encontrar o no, pero en todo caso, es mejor verlos venir.
Acerquémonos a estas variables, sabedores de que abrazamos a una ballena,
pues, evidentemente, no están todas como no hay dos circunstancias idénti-
cas. Pero sí una representación de aquellos factores o aspectos que se repi-
ten en el tiempo y que merecen conocerse. Realmente vamos contra la
inconmovible esencia de la vida campamental; surgirán problemas, se revela-
rán trampas, que necesitarán de soluciones y capacidades improvisadas y
espontáneas. No lo olvidemos.
El entorno del campamento: Paisaje y paisanaje
Las relaciones vecinales y la utilización de los recursos del municipio; paisaje
y paisanaje, son una actividad más del director de la colonia. Y es que el
entorno, rural o urbano, debe ser un aliado en las diferentes situaciones, difi-
cultosas o ventajosas, que nos podemos encontrar.
Como instalación, nuestro campamento ideal se integra en la comarca siem-
pre de forma beneficiosa para esta última. No es muy difícil hacer ver el pro-
vecho económico que puede suponer para una población la estancia estival
de grupos de jóvenes. Muchas veces, es una relación pactada de manera
informal; podemos distorsionar o molestar, pero dependiendo de los casos,
también podemos mejorar la economía y revitalizar un lugar.
Lo importante es que el entorno nos vea como un vecino más, que estemos
integrados, que más allá de los meses de verano, nos interesemos por parti-
cipar en la vida de la comunidad. Antes y después de una salida, excursión o
pedanía, es conveniente hablar con los vecinos de la zona y las autoridades.
Es muy importante que en estas actividades el grupo se comporte especial-
mente bien; nos jugamos la visión que se tenga de nosotros como institución
y la posibilidad de repetir o no la experiencia. Hay por tanto, un trabajo de
concienciación a los jóvenes; vamos a salir del campamento, ya no estamos
en nuestro recinto conocido de juegos continuos y ambiente distendido,
vamos a conocer y a disfrutar, pero sabiéndonos, en cierto sentido, invitados.
No es necesario advertir la relevancia de nuestras acciones, si, en algún
momento, nos vemos en la obligación de pedir ayuda o colaboración.
Jóvenes y campamentos de verano 73
Educación o terapia: las expectativas y el elemento social
Una de las características más prodigiosas de los campamentos, consecuen-
cia de la intensidad de la experiencia, capaz, por sí sola de educar a través
del recuerdo (4), es el amplio abanico de expectativas que surgen en el ima-
ginario de padres y participantes directos,
Objetivamente, existen muy pocos condicionantes externos sobre la activi-
dad y sobre la forma de ejercitar la animación. A diferencia de la educación
formal, donde parece muy claro qué se debe hacer en una clase; el educador
entra en un aula donde los educandos están ordenadamente sentados y pre-
dispuestos a escuchar, la lección se explica lo más claramente posible, se
resuelven las dudas, se hacen ejercicios… Todo el mundo se puede imaginar
de forma nítida una clase. En las colonias, las exigencias externas (además
de las pertinentes legislaciones) no pasan de unos mínimos de seguridad,
higiene, respeto y control. Las familias se interesan, evidentemente, por el
bienestar de sus hijos, sin embargo, nunca preguntan por la cantidad de jue-
gos que se saben los monitores, ni por la capacidad narrativa que tenemos
contando historias o por las pruebas que habrá en una gymkhana. De este
modo, al sumar el carácter mítico o legendario de los campamentos con el
relativamente lógico desconocimiento de la actividad propiamente dicha,
nos encontramos con expectativas deslumbrantes sobre la dinámica y su
impacto en el participante. Algunas, que no tienen por qué ser las más o
menos difíciles de conseguir o las que requieran una especialización de los
educadores, se acercan más a la realidad: que haga amigos, que haga ejerci-
cio, que aprenda algo, que se lo pase bien, que descubra un talento… Otras,
las menos, adolecen de osadía dependiendo del caso: si en casa o en la
escuela no lee, que lea todos los días; si es conflictivo, que se tranquilice; si
ha sufrido algún infortunio, que lo supere en 12/15 días de campamento. En
fin, expectativas que nos ayudan a comprender que, de alguna manera, la
idea de campamento como medio educativo, a pesar de ir mutando hacia
mero entretenimiento, hacia tiempo libre, sigue habitando en la comunidad.
No sabemos si continuarán estas atribuciones externas (de nosotros depen-
de), pero es evidente que en un campamento se “aprenden cosas”. Esto
dicho así, desde la humildad, las generalidades y el realismo, es tan fácilmen-
te realizable y demostrable, dado el andamiaje de la actividad, que no lo
vamos a tratar aquí explícitamente por falta de espacio.
Si bien la dinámica grupal como metodología, limita hasta cierto punto el
trabajo individual con aquellos jóvenes que demandan un tipo de aprendiza-
je específico, no debe ser esta la razón, o la excusa, para vaciar de contenido
educativo la relación monitor – acampado. La educación no formal, realmen-
te origen de la actividad, ha teñido, y luego definido, a los campamentos
mucho antes de que se desarrollara dicho concepto. Y es que es el propio
grupo, dinamizado por el animador, el que mediante su estilo y proyección,
ancla las bases para la modificación actitudinal y el aprendizaje. Ahora bien,
de aquí a lo que llamamos terapia hay un paso que no podemos dar. Los
monitores no pueden jugar a ser psicólogos, y el campamento, como recurso
de ocio creativo, alternativo, por usar una palabra de relativa actualidad, no
es el mejor sitio, si hablamos de eficacia, para que los servicios sociales lo
integren en su guía de recursos. No estamos diciendo que no se puedan
hacer campamentos con jóvenes con necesidades educativas especiales; hay
colonias de verano que los mismos que las promueven las denominan de
integración y que funcionan muy bien, donde grupos de jóvenes con diferen-
74 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(4)
Puig Josep Mª y Trilla Jaume. Ob
cit. (1987)
tes capacidades o discapacidades, de distinto estrato social y dispares pau-
tas de crianza, conviven, aprenden y se divierten juntos. Eso sí, su organiza-
ción, el número de profesionales y formación, las actividades, las instalacio-
nes o temática, vienen determinadas por una especificidad, ya sea física, psí-
quica o social. Un campamento que no esté diseñado bajo estas premisas,
tiene que trabajar, por ratios y dinámica, con grupos de jóvenes relativamen-
te homogéneos.
Si no es así, y si de un verano para otro, o de un mes para otro, queremos
hacer de nuestra actividad un modelo de integración más allá del tratamien-
to educativo de la cotidianidad, es muy probable que fracasemos en lo pri-
mero y dificultemos lo segundo. Tiene que haber un proyecto, tiene que
haber una reflexión y tienen que haber unas condiciones.
Un campamento ayuda al desarrollo personal, sirve para adquirir ciertas
habilidades sociales, mas sus profesionales no suelen estar (digamos gene-
ralmente) capacitados para diagnosticar sus carencias o disfunciones, por lo
cual, el nivel de conocimiento que un monitor obtiene sobre los miembros
del grupo, no le autoriza a hacer suposiciones gratuitas. En este sentido,
deberíamos ser muy cuidadosos con la nomenclatura utilizada. Dicha
nomenclatura, claro que nos facilita el entendimiento, pero puede llegar a
conformar una idea irreal al modular el lenguaje nuestro pensamiento. En
una charla entre monitores podemos escuchar: “ese chico es introvertido”, o,
“a esa chica no le gusta jugar”, cuando, posiblemente, se debería decir:
“mantiene una actitud introvertida”, o, “no le han gustado los juegos”. Puede
parecer formalmente exigente, pero es una buena herramienta para no enca-
sillar a los jóvenes y escaparse de atribuciones ligeras que marquen la inter-
acción.
Encuentros previos y perfil de los participantes
Los encuentros previos son reuniones relativamente formales, donde el o la
responsable de la actividad informa a los padres y a los/as jóvenes partici-
pantes sobre las actividades, instalaciones, horarios, viaje, datos de interés,
etc. Cada vez con más soportes tecnológicos (vídeos o imágenes proyecta-
das), sirven para mostrar dónde van a dormir y convivir los acampados.
Normalmente, hacia el final de la reunión, se resuelven dudas y se acogen
sugerencias. Esta es la parte más interesante del encuentro y cuando pode-
mos dejar muy clara cuál es nuestra propuesta lúdica y educativa, el momen-
to idóneo para explicar cómo y por qué haces lo que haces. Te puedes ade-
lantar a ciertos acontecimientos como robos o pérdidas, comportamientos
inadecuados o utilización de aparatos telemáticos, comunicando, al mismo
tiempo, procedimientos y formas de actuar. No es necesario adjuntar ejem-
plos, estas reuniones deben ser una forma de anticiparse a los problemas, de
esbozar el perfil de los/as acampados/as y de atender algún caso especial.
Pero, como reflejo de los cambios generacionales (un elemento indudable
para explicar parte de la dinámica interna), el campamento tiene ciertas
herramientas organizativas que hacen de espejo (alguno diría radiografía) de
los/as jóvenes y la sociedad. Y este encuentro, como una herramienta más,
tiene en la posible recopilación de fichas médicas, el formato de su reflejo
social. Si comparamos las actuales con las que leíamos hace cinco o siete
años, vemos que se parecen tanto como los Episodios Nacionales a una hoja
parroquial. Un síntoma, tanto de la paulatina profesionalización de la activi-
dad, como de un cambio en las características de las jóvenes generaciones.
Jóvenes y campamentos de verano 75
Sin entrar a valorar las causas o consecuencias de significativas modificacio-
nes en un corto espacio de tiempo, diremos que las alergias son ahora los
procesos más prevalentes en el total de las fichas, mientras que los trastor-
nos alimenticios, por sus connotaciones sociales, los que más se comunican
de viva voz por parte de los padres o madres. No ya como enfermedad, sino
como especificidad a tener en cuenta. Información muy valiosa que si no es
por este contacto directo y previo, tendríamos que saber intuirla durante la
actividad. Ya hemos hablado de la idea de campamento como medio educa-
tivo opuesto al concepto de terapia, si desde lo primero colaboramos en lo
segundo, ya habremos hecho mucho
Cabe subrayar el perfil y las particularidades de grupos provenientes de
empresas o ayuntamientos. Como colectivo, pues todos los participantes
comparten algo en común, los jóvenes pueden hacer valer la intermediación
de la institución, así, las propuestas y el peso de las inquietudes individuales,
parecen sobrepasar el caso aislado al posibilitarles la centralización de las
demandas. Es un modelo que permite la supervivencia de las empresas de
campamentos, cada vez se trabaja más sólo con grupos de jóvenes que se
apuntan a la actividad a través de entidades. De hecho, nos atreveríamos a
decir (otro síntoma que nos habla de los campamentos como parte del bien-
estar social) que la llamada “convocatoria libre” o individual, tiene tanto futu-
ro como los campamentos de quince días; económica y socialmente, son
muy “poco rentables”.
La instalación: Lugares comunes, lugares peculiares
Sin hacer referencia a las normas legales sobre instalaciones de campamen-
tos (éste sigue sin ser un artículo de planificación y organización de colonias
de verano), vamos a imaginar la instalación de nuestro campamento ideal.
Fogueadas a las características de la dinámica interna de la actividad coti-
diana, las siguientes sugerencias son aproximaciones y ejemplos a los que
cada uno puede darle la forma que quiera.
La actividad campamental necesita de lugares míticos, instalaciones peculia-
res que simbolicen un pasado, estancias que desplieguen connotaciones pro-
picias para lo fantástico: una cabaña de formas peculiares o pintada de un
modo especial, un tipi indio pertinente para las narraciones orales, restos en
buen estado de una locomotora o barco que sirva de zona de juegos.
Espacios que den un sentido o a la temática del campamento o a ciertas
dinámicas.
Saltamos al lugar de reunión de los monitores, un espacio para reunirse y
trabajar, y donde, si no es por alguna actividad concreta, no tienen por qué
entrar los acampados. No hablamos de una zona de descanso con un sofá y
ceniceros, no, hablamos de un lugar de trabajo. Cuando un monitor está muy
cansado (algo que suele ocurrir en una actividad que dura las 24 horas de
unos 12 días seguidos), se va a descansar a su tienda o cabaña. Ya lo senti-
mos, pero eso de tener una hora libre estipulada e irte a fumar o a ver la tele
a una sala, no es un campamento, es una forma de decir que no nos gustan
ni los jóvenes ni la vida al aire libre. Y si nos vamos a poner substanciales en
algún momento del artículo, que sea ahora; no está mal que en un campa-
mento no haya un lugar “especialmente cómodo” a no ser que sean los dor-
mitorios y el botiquín o enfermería. El cuerpo se hace al aire libre, a compar-
tir espacios, al mobiliario campamental integrado con la naturaleza. Afilamos
la inteligencia cuando tenemos que buscar la comodidad en el medio, cuan-
76 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
do no nos viene establecida, es nuestra capacidad adaptativa inherente al
ser humano. Gustamos de escuchar a animadores/as o acampados/as: “yo
me levanto rápido y me ducho más tranquilo”, o, “me fabrico una almohada
con la chaqueta en el vivaqueo”. Es un aprendizaje más.
Tiendas o cabañas. Defraudando a muchos; dos tercios que esperan que
continuemos con el tono del párrafo anterior para llamarnos irreales, y un
tercio que nos reputará de aprensivos, no entraremos a defender las tiendas
de campaña como la esencia de los campamentos. Para determinados luga-
res y circunstancias, nos parecen tan buenas como las construcciones (caba-
ñas o albergues) y viceversa. Lo que sí queremos recalcar, y que afecta
directamente a la dinámica interna, es la distribución de los y las participan-
tes en las estancias donde dormirán, ordenarán las pertenencias y, aunque
no sea la intención, pasarán horas de charla y juegos durante el “tiempo
libre” de la actividad. Lo ideal son habitaciones de 5 a 8 personas, así, la evo-
lución relacional (de la que hablaremos más adelante) del joven parte de un
núcleo de confianza. Además, si las edades no están bien diferenciadas en la
actividad, evitamos, por poner un ejemplo, que el/la acampado/a de 12 com-
parta con el/la de 17 un momento tan afiladamente socializador como el de
la noche campamental.
Pasamos al foro, al lugar de encuentro. Enclave a mitad de camino para reu-
nir a los/las acampados/as, hacer juegos y localizarse. Sí la instalación mítica
era lo poético, este espacio es lo prosaico.
Para terminar, nombraremos el espacio donde prende la magia: el fuego de
campamento.
3. Dinámica interna: ¿Cuántos campamentos hay en un campamento?
Nos adentramos en el análisis de las partes que componen la dinámica inter-
na del campamento, una reflexión sobre las fuerzas que protagonizan el
movimiento cotidiano campamental: Las actividades o los grupos, el equipo
de monitores o la estructura de la cotidianeidad.
Los grupos
Los elementos de un grupo están definidos por roles y normas, estatus, con-
trol, atracción y comunicación. Que en el campamento cada participante
esté mejor o peor, que aprenda más o menos, que se divierta o no, depende,
en gran medida, de su posición e interacción con los compañeros/as en la
vida comunitaria. Y es que los grupos en los campamentos, son la materia
con la que trabaja un/a monitor/a, y estos, deben plantearse como si fueran
entidades con vida propia.
La unidad que representan en la actividad depende de su intensidad y tempo-
ralidad, en cambio su personalidad, nos viene dada por el interés que generan
los miembros que lo forman. Del mismo modo que una ciudad, un campamen-
to es vida en comunidad dividida en grupos, donde cada uno de ellos siempre
es más que la suma de sus individuos, y el campamento entero, tiene una per-
sonalidad más fuerte y definida que la suma de los grupos que lo forman.
Normalmente los jóvenes son vistos en masa, están acostumbrados a un dis-
curso clasificatorio y, en muchas ocasiones, manifiestan sus quejas porque
no se identifican con lo que de ellos se dice. En grupo, al producirse una
Jóvenes y campamentos de verano 77
dilución de responsabilidades, la personalidad de cada joven parece más afi-
lada, y a veces, nos hace pensar que son más indiferentes, más revoltosos o
menos reflexivos de lo que en realidad son. Esta visión deformada, ayudada
por la inclinación que tenemos a contextualizar a los y las jóvenes desde el
pandillaje, desde la clase; desde lo grupal, es una tendencia que en muchas
ocasiones nos impide hablar con ellos de tú a tú, ya que existen visiones ses-
gadas y prejuicios por ambas partes. Normalmente la diferencia de edad
entre los/as monitores/as y los/as adolescentes acampados/as no es muy
grande, facilitando uno de los objetivos que nos planteamos a la hora de for-
mar un grupo: conseguir que sus miembros se vean reflejados, que se identi-
fiquen. De esta manera, lo que digamos sobre el grupo también lo diremos
sobre cada uno de sus componentes y ellos lo aceptarán.
El grupo recibe la personalidad de cada miembro, une todas y crea una pro-
pia que es devuelta a los que las aportaron. Se crea un proceso de retroali-
mentación, en el que sólo falta la capacidad o ganas de recepción para
cerrar el círculo. Una vez iniciado implica diversión, amistad, expresión, res-
ponsabilidad o conciencia, cada integrante decide de forma personal a cuál
de estas opciones se suscribe.
El abanico de edades y su número determinan los movimientos grupales y su
formación. La idea de entender el campamento varía dependiendo de la
posición de cada grupo de edad. Así, en una actividad con participantes de
6 a 17 años, el grupo de los más mayores sentirán más claramente la caracte-
rística que mejor les define frente al resto, y posiblemente, asumirán su papel
si el monitor sabe aprovecharlo.
Las tipologías de grupos hechas desde las diferentes ciencias sociales son
muy variables. En el clásico manual “Introducción a la sociología de grupos”
nos encontramos con una clasificación (5) que tiene en cuenta la cantidad
de personas, la intencionalidad de los miembros, y el grado de filiación hacia
la entidad en cuestión. Otras clasificaciones añaden factores como el nivel
económico, la posición geográfica o cuestiones más actuales como el acceso
a las nuevas tecnológicas.
Una clasificación de grupos para un campamento depende de aspectos
cuantitativos y cualitativos. Los primeros conforman el grupo físicamente,
son el tamaño, la edad y la temporalidad. Los segundos lo dotan de una
identidad reconocible, de un grado de interrelación entre los miembros, del
nivel de participación o de la capacidad para integrarse en otros grupos,
pero también nos hablan de su creatividad, forma de organizarse y otras
cuestiones más sencillas como la rapidez para moverse o guardar silencio.
Por nombrar alguno: grupos de comida, esporádicos, de actividades, grupos
de dormitorio o grupos de edad.
¿Por qué es beneficioso integrarse en distintos tipos de grupos?
Para conseguir que un/a acampado/a se lleve una vivencia plenamente satis-
factoria, debe pasar por distintos grupos y diversas etapas, compartiendo
experiencias con gente diferente. En muchas ocasiones los y las adolescen-
tes no son conscientes de esto, piensan que lo mejor sería tener tiempo libre
durante la mayor parte del día. Sin embargo la experiencia nos dice que
cuando hay un exceso de sesteo, los jóvenes se aburren. Un campamento
implica actividad y vida en grupo, y si ésta es buena y está bien dinamizada,
no puede haber nada mejor.
78 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(5)
Schaefers, Bernhard (1984)
“Introducción a la sociología de
grupos”. Ed. Herder. Barcelona,
pp 28-31
Si nos paramos a pensar con cuánta gente nos relacionamos en nuestra vida
cotidiana, nos encontramos con la familia, la pareja, los amigos, los compa-
ñeros de trabajo, los vecinos, grupos de conocidos, familia extensa, organiza-
ciones… Vivimos rodeados e integrados en grupos. Un campamento hace lo
mismo, rodea a la persona de grupos con distinta intensidad, algunos son
obligados y otros voluntarios. La reproducción de la vida cotidiana en un
contexto campamental ayuda a los adolescentes a comprender cómo son las
cosas normalmente, pero, en una esfera más reducida y manejable.
EEll ccaammppaammeennttoo ccoommoo uunniivveerrssoo jjuuvveenniill
Definir la actividad campamental como micromedio y universo simbólico, no
basta para explicar ciertas peculiaridades de su dinámica interna; es ineludi-
ble precisar, como determinante de las relaciones, la característica funda-
mental de la inmensa mayoría de las personan que lo hacen posible: “el uni-
verso juvenil”. Evidentemente, jóvenes (y niños/a) son los/as acampados/as;
jóvenes son los/as animadores/as, los y las responsables directos de los y las
primeros/as, los y las que, en definitiva, pasan más tiempo con ellos/as, y,
relativamente jóvenes, también son los/as coordinadores/as y directores/as
de campamento. Si sumamos las edades de un/a participante adolescente
(16 años), de un/a educador/a o monitor/a (22 años), y de un/a director/a de
la actividad (34 años), no llegamos, ni de lejos, a una vida.
Este factor, inherente a la actividad, es lo que permite que en muchas oca-
siones el equipo de monitores supere dificultades e imprevistos, se lleven a
buen término actividades a pesar del cansancio, se trabaje por inquietudes e
ideales, o que, porque también es importante, sobre esa chispa de arrebato
que hace no perder la ilusión y la sonrisa. Estas son las luces de una dinámi-
ca interna incitantemente juvenil; las sombras, que las hay, tienen que ver
con la intensidad de la experiencia, los sentimientos y las pasiones que se
puedan llegar a despertar. Aquí un equipo maduro (no digo con más edad)
es más eficiente.
Las relaciones entre los/as monitores/as pertenecen a un plano de la reali-
dad diferente del de la actividad programada, es otro campamento, que si
repercute en el de los/as acampados/as, lo ideal es que sea de forma benefi-
ciosa, como exhibición y ejemplo de felicidad y maneras de relacionarse. Los
y las jóvenes reproducen nuestros comportamientos y copian los modos de
acercarnos a los demás, el ejemplo, se convierte en otra herramienta educa-
tiva más.
Cualquier equipo de trabajo es más que la suma de actitudes y aptitudes de
cada miembro. Más completo y competente será, cuantas más cualidades
ponga en acción: la animación, la escucha, la reflexión, la diversión, el físico,…
Cada rol es importante y cumple su función en un fenómeno poliédrico
como el de la dinámica campamental. Las posibilidades de los/as animado-
res/as como educadores/as, tiene en la relación con el/la acampado su
mayor rédito; es el espacio de los aprendizajes más significativos. Con un rol
social flexible, adaptable y siempre asociado a lo lúdico, es fácil valerse de
las ventajas de lo no formal para controlar o evitar situaciones conflictivas.
Quizá por esto, la figura del monitor sufre en ocasiones distorsiones en su
percepción por parte de los y las participantes. No es extraño que algunos
(en el casos de niños pequeños) los vean como sustitutos de sus padres o
madres, otros los confundan con un policía, o que piensen que son profeso-
res o psicólogos.
Jóvenes y campamentos de verano 79
Búsqueda de autonomía de los adolescentes
Los/las adolescentes buscan su autonomía personal en el tiempo libre, junto
a su grupo de iguales, pelean (como lo hicieron las generaciones anteriores)
por ganarse momentos de experimentación de un poder autónomo respecto
al mundo de los adultos. En los campamentos, esta búsqueda se traslada, en
alguna ocasión, a los intentos de hacer lo que no pueden de vacaciones con
sus padres. Nos referimos a reasentar sus hábitos de tiempo libre de fin de
semana a 15 días con sus amigos, porque los comportamientos relacionados
con la exaltación del ocio institucionalizado, lo que hace más de medio siglo
George Devereux denomino “trastorno étnico” (6), no se crea en los campa-
mentos. Cuando un reducido grupo de jóvenes es descubierto consumiendo
tóxicos tras las actividades, debemos suponer que no es la primera vez que
lo hacen.
Esta dinámica de búsqueda de autonomía por parte de los adolescentes, es
una de las relaciones y uno de los trabajos más interesantes, dado su marca-
do carácter educativo, con el que se puede encontrar un/a monitor/a. Si bien
la autogestión y la participación activa del joven en su tiempo de ocio, pue-
den y deben ser uno de los objetivos del proyecto educativo, las propuestas
y las acciones por parte de los adolescentes, deberán, asimismo, ser perti-
nentes con el espíritu del proyecto y sus premisas educativas. Es interesante
que el grupo de acampados/as lo viva como un proceso de equilibrios y diá-
logos, donde (y aquí entra en juego nuestro oficio), si las interacciones son
significativas, el ambiente es de confianza y la actividad es estimulante, el
grupo tomará como propio aquello que hemos intentado trasmitir al mismo
tiempo que se divertían.
Esto no evita, que se pueda producir una situación donde sólo el conoci-
miento, como experiencia sedimentada, y la intuición, como velocidad punta
de la inteligencia, le haga saber al educador/a cómo se va a comportar un
grupo en determinadas circunstancias.
La Actividad
De forma estructurada, como tarea cotidiana, o como encuentro espontáneo
en un espacio de convivencia donde los grupos están en continuo movimien-
to, la acción es la reina de los campamentos, la llave que abre la puerta al
aprendizaje, teje en su seno el estado festivo como transfiguración de la vida
social en pública (7) y se concreta en juegos. Es el espacio natural del moni-
tor, donde se demuestra su fuerza dinamizadora.
Sin querer descubrir el Mediterráneo, diremos encantados que jugar llena la
vida de contenido más allá de la productividad, es un fin en sí mismo que
fomenta la imaginación y mejora las capacidades físicas y mentales, estimula
la perseverancia y enseña a ganar y a perder. Pero, sobre todo, divierte, y
éste es el objetivo del que dependen todos los demás. Si no conseguimos
entretener, disfrutar y hacer reír a los y las jóvenes, no les podremos enseñar
nada porque no nos escucharán.
Una programación por objetivos donde las actividades significan tanto por
su contenido como por su posición respecto a las demás, es lo que permite
en el campamento hacer muchas cosas sin caer en el activismo. Debemos
saber qué vamos a hacer, por qué, cómo lo vamos a hacer y antes o después
de qué. Esta es la diferencia entre una actividad intensa y coherente, y un
discontinuo de juegos inconexos que no reflejan realmente la temperatura
80 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(6)
Comas, Domingo. (2000)
“Agobio y normalidad: una mira-
da crítica sobre el sector ocio
juvenil en la España actual”
Revista estudios de juventud nº.
50 INJUVE. Madrid.
(7)
Gil Calvo, Enrique. (1991) “Estado
de Fiesta” Espasa-Calpe, S.A.,
Madrid.
anímica del grupo, y que, por tanto, son muy difíciles de evaluar. La evolu-
ción relacional de los participantes y su apertura a los demás, se facilita a
través de esta forma de proyectar, escalonando sus relaciones del pequeño
grupo de los compañeros de habitación o tienda, a la gran actividad con
todo el campamento, pasando por los grupos de edad. Ahora bien, dada la
voluble naturaleza de los campamentos, depende de las posibilidades que
tengamos de intercambiar o modificar las actividades, sin trastocar sus con-
secuencias relacionadas con nuestro modelo e impacto en la dinámica, el
que podamos o no sortear los infortunios o cambios inesperados con cierta
normalidad. Debemos ser flexibles, estar dispuestos a hacer papiroflexia con
la hoja del planning.
Parece fácil, pero si a esta actitud y metodología aún le sumamos la expe-
riencia, todavía es posible caer en las prisas y el parcheado de ir solucionan-
do urgencias, que exigen una actuación inmediata. Un angosto pasillo en
cuesta donde nos valemos de cualquier cosa para que la actividad salga
adelante, sin importarnos algunos objetivos o elementos básicos asociados a
la convivencia y a la vida en grupo. Estamos cometiendo un error y es bueno
saberlo; anteponemos el activismo al modelo educativo y, como un campa-
mento no para nunca, es un continuo donde todo afecta a lo siguiente sin
pausas, hay situaciones, prácticamente horas, en las que sólo podemos
correr y esperar el momento adecuado.
La rutina campamental
Las rutinas son la plataforma socializadora de nuestro micromedio, donde
el campamento se hace tratamiento educativo de la cotidianeidad (8). Los
campamentos se componen, siempre en grupo, de las situaciones propias
de la vida cotidiana, por lo tanto, podemos intervenir en aspectos adonde
no llegan otras instituciones educativas si exceptuamos la familia o los
internados (9). Del mismo modo que los juegos son un medio para educar
en valores, las comidas, la higiene o el cansancio, como rutinas sistematiza-
das; como actividad, nos permiten la educación en hábitos saludables de
vida.
Bien organizado, el momento de las comidas debería servirnos para transmi-
tir aprendizajes relacionados, tanto con los buenos modales en la mesa,
como con la cultura de una dieta equilibrada. Si la instalación nos lo permite,
que los y las jóvenes participen, de forma rotatoria, de las tareas asociadas
al comedor (poner y quitar la mesa, fregarse el plato…). Para crear el senti-
miento de grupo al que aludíamos antes, es bueno que todo el campamento
empiece y termine de comer a la vez.
Otra de las grandes cuestiones rutinarias es la higiene, el aseo personal y el
cuidado y mantenimiento de las estancias, lo que antes se llamaban las tare-
as comunes, que, envueltas en aspectos lúdicos, pueden ser un juego más
del campamento. La vida en naturaleza y el cambio de ambiente; el agua
que se bebe, el baño en un lugar inadecuado o la inspección de un bosque,
pueden convertirse en pequeñas molestias físicas para los/as acampados/as.
Vigilar y cuidar la higiene en toda actividad campamental, es una tarea coti-
diana que atañe a todos los miembros de la comunidad.
Hay otros ejemplos, más íntimamente ligados con el equipo de monitores,
que se pueden considerar propios de la dinámica interna como rutinas.
Tenemos espacio para contextualizar dos: el cansancio y las reuniones. El
Jóvenes y campamentos de verano 81
(8)
Puig Josep Mª y Trilla Jaume. Ob
cit. (1987)
(9)
Puig Josep Mª y Trilla Jaume. Ob
cit. (1987)
primero está asociado a la actividad, encarna las enfermedades y las con-
troversias entre los educadores. Dependiendo de las motivaciones y la pro-
fesionalidad, tiene que ver más con el carácter que con el estado físico, no
así en el campamento de los/as acampados/as, donde es el reflejo de cier-
to desequilibrio programático. Un campamento cansado es aquél donde los
pesos acción, descanso, felicidad e interacciones, no están bien compen-
sados.
Final de una jornada (o comienzo de otra) para el equipo de animadores, las
reuniones son el único encuentro y la única dinámica adulta de las colonias
de verano. Modificar, planificar o revisar el día siguiente, debatir y aprender a
través de la escucha activa, son algunas de sus funciones más obvias. Tiene
otras, también es momento para la distensión mediante relaciones simétricas
entre jóvenes. Lo importante es que cada reunión viene determinada por lo
que va sucediendo día a día, realmente no se pueden planificar de antemano,
hay que “leer el partido” del campamento y decidir qué reunión y cómo se
debe hacer.
El trato en la actividad no estructurada: El estilo
Acierta de lleno Agustí Béjar cuando señala en otro artículo de este mismo
monográfico (dedicado al progreso personal en los adolescentes), la impor-
tancia de los momentos de “actividad no mediatizada”, afirmando que se ha
encontrado con pocos monitores que desaprovechasen tan “básico momen-
to” para estrechar lazos y establecer relaciones espontáneas.
Creemos que la dinamización hace buena una programación, y, por encima
de esta última, está el trato, el estilo; la forma y el cómo interactuamos con
los jóvenes. La gran actividad estructurada es la puesta en escena que se
queda grabada en la retina, pero son las conversaciones distendidas, el
encuentro diario, los consejos y las confidencias tras la actividad, lo que deja
ese hondo poso en el joven que origina la experiencia memorable: el poder
educativo del recuerdo. Las vivencias y las relaciones generan por sí mismas
alguna clase de influjo educativo, “es como prolongar a través del tiempo la
proyección formativa de los actos y de las situaciones, que ya en su momen-
to habían producido efectos de educación” (10).
El monitor es un relojero que pone en hora unas manecillas invisibles, no
sabe cuándo, ni dónde, su comportamiento y forma de relacionarse harán
saltar la alarma educativa en forma de recuerdo. Confía en su tacto, y aun-
que se sabe pequeña pieza dentro del mecanismo, comprende que muchas
veces no sea reconocido porque ya no está, cuando puntual, su labor surte
efecto.
La intensidad de la actividad cincela ciertos recuerdos que se mantendrán
siempre en los resortes de la memoria, también impone una digestión lenta.
En un primer momento el acampado responde con monosílabos a las pre-
guntas acerca de la experiencia y los hechos vividos. Poco a poco, va verba-
lizando los juegos y las situaciones, los nombres de los amigos o las aventu-
ras, al mismo tiempo que se hace consciente de ello. Y así estará un tiempo
relativamente largo: es el poscampamento. Si un recreo descansa y una clase
magistral descubre, un campamento se cuenta. Por eso no es bueno que los
y las jóvenes realicen dos actividades seguidas, se desborda el contenido del
continente emocional, el recuerdo como elemento educativo, pierde su espa-
cio de acción.
82 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(10)
Puig Josep Mª y Trilla Jaume. Ob
cit. (1987)
4. Evolución de la dinámica interna campamental: Metodología de proyectos
En nuestro afán por sistematizar la práctica, como un ejercicio de confrontar
conocimientos relacionados directamente con la dinámica interna de cual-
quier actividad grupal, buscamos formas de trabajo en equipo que se pue-
dan comparar al de los campamentos. Ejemplos desde los que poder expli-
carnos e intentar objetivarnos, para reconocer mejor el qué y el porqué de
las acciones. Las características más coincidentes de las referencias examina-
das (rodaje de una película, organización de una vuelta ciclista por equipos,
gira de una banda de música…), casi siempre se anclan en la metodología de
proyectos, esto es, en una finalidad compartida que es el contenido y el
motor de las relaciones de un grupo que se torna equipo. En todas ellas hay
una evolución que, misteriosamente, y gracias a esta metodología de des-
arrollo, hacen que vivamos el total y el proceso como algo más que la suma
de las partes. Ambicionando este efecto cognitivo, parecido al de leer un
poemario sin pausas, vamos a terminar este artículo con una postal en movi-
miento remitida desde nuestro modelo ideal.
Todo comienzo y todo final son dinámicas especiales, donde hay que andar
más despierto y con más cuidado porque pisamos el frágil terreno de las
transiciones. Desde este punto de vista, el acogimiento es la forma de acele-
rar dicho impás, de hacer saber al participante que se adentra en una comu-
nidad peculiar, y que, por tamaño y acción, es cómoda y habitable a sus
necesidades e intereses. También que está por hacer, que hemos limpiado las
señas de identidad de la actividad anterior para que el joven protagonice y
personalice el espacio. Así, cada grupo se encuentra con un campamento,
que el último día será otro. Pero, ¿dónde están los límites, cuál es el pistole-
tazo de salida y la bajada del telón? Podríamos nombrar las dos actividades
informales y nocturnas, que por sus mitos, efervescencia y consecuencias,
pueden marcar todo un campamento: la primera y la última noche. (Pero,
sigamos el guión)
La transición de entrada es puro nerviosismo, los primeros contactos noctur-
nos no mediatizados por la actividad estructurada, excitan a un grupo que,
muy descansado, por fin está con sus iguales en el campamento.
Dado el primer paso, nos sumergimos en el micromedio. La actividad cam-
pamental se instala rápidamente, pasamos de hacer las cosas por primera
vez, más lentas y con más explicaciones, donde el monitor tiene mucha pre-
sencia, a que sea el grupo, con sus peculiaridades, el que las vaya definiendo.
El día a día es un engranaje fluido, los pequeños grupos se van formando, los
roles se hacen nítidos, parece que la instalación se achica, que se nos queda
pequeña: es el momento de salir de la instalación. Hemos construido, con
dobleces precisos, un barquito de papel encima de la mesa, coloquémoslo
con cuidado sobre el agua a ver cómo navega, descubramos el entorno y
desenvolvámonos en la naturaleza. Una pedanía o un vivaqueo tras el primer
tercio de la actividad (que no impide excursiones puntuales a la playa, a un
pueblo,…) funda y funde al grupo, es el momento de las aventuras, del viaje
dentro del viaje; andar por la montaña, descubrir paisajes, dormir al raso y
compartir incomodidades. Como un ciclón, el grupo regresará al campamen-
to (“a casa”) más unido, con la satisfacción de haber superado, dependiendo
del caso, pequeñas o grandes dificultades.
Llegamos al espacio de las grandes dinámicas de grupo, cuando, si lo hemos
hecho todo bien, nos jugamos el mantener el nivel de diversión y de “buen
Jóvenes y campamentos de verano 83
rollo” que hemos conseguido. No olvidemos que en una volata se gana (y se
pierde) una carrera, estamos en el último tercio del campamento, cuando las
relaciones son mucho más ricas y fáciles, nos movemos en un universo sim-
bólico propio y creado. Si tenemos guardada alguna gran actividad, es el
momento de realizarla, el momento de los fuegos de artificio. Lo más
extraordinario de la programación disloca la rutina campamental y confunde
a los grupos haciéndolos uno.
Nos acercamos al final, si nos ponemos de puntillas, atisbamos la última
curva del camino. El esprín se va ralentizando por un aire melancólico que
sin querer respiramos, aterrizamos en un breve pero intensísimo momento
de cierta reflexión y evaluación grupal; en la última vez que hacemos cada
actividad. La última comida juntos, preparar la mochila, la encuesta, la última
velada nocturna como instantánea final. Todo apunta a las despedidas y al
tono emotivo que conllevan, pero, no nos dejemos contagiar, el campamento
no termina hasta que los jóvenes no llegan a casa, no descuidemos la última
noche. Por su halo legendario de espacio donde “todo vale” porque acaba-
mos algo, es un lastre de bromas pesadas o novatadas tan antiguo como
desagradable, y aunque prácticamente ha desaparecido de los campamen-
tos, debe poner a los/as monitores/as en alerta. Una mala experiencia, entur-
bia el trabajo de toda la actividad, contradice los objetivos educativos y
reproduce los peores comportamientos de la sociedad.
Mucho más cansados que el primer día, nos juntamos una vez más en la últi-
ma reunión del equipo de monitores, última reflexión en grupo sobre la acti-
vidad que sirve de evaluación. Aunque las sensaciones están muy calientes,
es el momento de que todo el mundo participe y exponga su sincero pare-
cer. Recogido en un documento, puede ser otra herramienta de trabajo
sumado a la encuesta que se les pasa a los acampados. Sinceramente, no es
fácil evaluar un campamento, las vivencias se confunden y los recuerdos se
modifican inconscientemente, al fin y al cabo, hablamos de relaciones huma-
nas y de observaciones subjetivas. Variables como un número alto de partici-
pantes repetidores, o el contenido de las preguntas abiertas de la encuesta,
nos pueden ofrecer una visión realista. Quizá, lo mejor sea esperar a que días
después, en el poscampamento, mientras los jóvenes acampados asimilan lo
vivido a través del tamiz de la anécdota, aparezcan, entre sueños, situacio-
nes, caras, nombres y paisajes, que hagan más lúcidas nuestras suposiciones.
Tan limitado en el tiempo y tan intenso, el campamento, como sueño de
verano, tiene una lectura eficaz en el duermevela.
BIBLIOGRAFÍA
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84 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Jóvenes y campamentos de verano 87
La formación de educadores en eltiempo libre: campamentos y centrosde vacaciones.
Desde su perspectiva como profesional de la formación, el autor, en este artículo, pretende, a partir del
análisis de las distintas normativas de las CC AA, los eventos más significativos para el sector en los
últimos años, y la cantidad de certificaciones emitidas, plantear las características que deben de reunir
las personas que hacen de monitores y directores/coordinadores de actividades de T.L., su emergencia
social como educadores no-formales, la importancia de los procesos de enseñanza-aprendizaje de
estos perfiles, los retos y tareas urgentes a realizar a fin de garantizar la pervivencia y la calidad de las
actuaciones en el sector
PPaallaabbrraass ccllaavvee:: Escuelas de animación, formación, tiempo libre, monitor, ani-
mador, coordinador, Comunidad Autónoma (CC AA), educadores, educación
no formal.
Heterogeneidad - Homogeneidad: La búsqueda de unmodelo común
Desde la recuperación de la democracia y la configuración del Estado
Español descentralizado, las competencias en juventud corresponden a los
distintos gobiernos autónomos, los cuales han configurado de distintas y
variadas formas los organismos competentes en desarrollarlas, desde direc-
ciones generales a organismos autónomos, y con diferente peso dentro de
sus estructuras administrativas, según su ubicación dentro de los distintos
organigramas administrativos, ya sea dependiendo de Departamentos de
Presidencia, de Consejerías de Cultura y Educación, de Bienestar Social,
como Institutos cuya única competencia es Juventud o con más áreas.
Fundamentalmente a partir del Año Internacional de la Juventud, en 1985,
los Gobiernos Autónomos más audaces, y respondiendo a una necesidad
manifestada en sus territorios, se lanzan a regular la formación de los agen-
tes que van a intervenir directamente en el ocio y tiempo libre juvenil. En
especial, y concretamente, en los distintos tipos de actividades, programas e
instalaciones que en estas acciones se desarrollan. Hasta ese momento sólo
contaban con una normativa de la época tardo-franquista:
- Decreto 2253/1974, de 20 de julio, sobre organización e inspección de cam-
pamentos, albergues, colonias y marchas juveniles, BOE nº 195 de 15-08-74.
- Orden de la Secretaría General del Movimiento de 25 de noviembre del
1976, por la que se determinan las condiciones de idoneidad para dirigir
campamentos, albergues, colonias y marchas juveniles y se autoriza la cons-
titución de Escuelas para la formación de especialistas en dichas actividades
-BOE nº 287 de 30-11-76).
Adolfo Carnero Peón Profesor-coordinador de la Escuela de Animadores Juveniles en Alicante.DOCUMENTOS
6
La nueva situación político-institucional conllevó la incorporación en un
número considerable de personas a las estructuras administrativas, tanto por
su forma descentralizada, como por su modelo democrático en los tres nive-
les de las administraciones públicas existentes. Administración Central del
Estado, Administraciones Autonómicas y Administraciones Locales
(Diputaciones, Ayuntamientos, etc.). En las áreas de servicios directos a la
ciudadanía gran parte de ellas provienen del tejido asociativo vecinal, juvenil,
profesional e incluso confesional, el cual, como no podía ser de otra forma,
estaba fuertemente influido por tendencias y metodologías de tipo participa-
tivo, cooperativo, no-directivo, etc.; propias de una sociedad moderna.
En un principio los centros de formación se centran alrededor de tres perfi-
les, que con distintas denominaciones según los territorios corresponderían
a:
-Monitor/educador de centros de vacaciones/ actividades de tiempo libre
infantil y juvenil.
-Director/coordinador de actividades de tiempo libre juvenil.
-Animador/dinamizador socio cultural/comunitario.
Estamos hablando de mediados/finales de los años 80 y principios de los
90.
Quisiera significar como referentes históricos, y sin ánimo de ser exhaustivo,
algunos acontecimientos que, desde el punto de vista del autor, fueron
importantes en la clarificación del discurso sobre la formación de agentes
educativos que intervienen en y desde el ocio infantil y juvenil. A este res-
pecto hay que señalar, para quien no esté familiarizado con estos procesos
de enseñanza-aprendizaje que siempre nos estamos refiriendo a procesos de
educación no-formal, es decir, por un lado, no conducen a la consecución de
titulaciones académicas, y por otro, que sus diseños, si bien están realizados
por personal técnico y cualificado profesionalmente para ello, no provienen
de los departamentos de educación reglada de las distintas administracio-
nes, sino, y casi mayoritariamente, de los distintos organismos de Juventud,
en otros de Cultura, Participación y/o Acción Social.
- Se promueve desde el Ministerio de Cultura (Instituto de la Juventud), y a
instancias de las Direcciones Generales de Juventud de las CC AA, una reu-
nión sectorial (Madrid, 13-14 de junio de 1985), con la participación de repre-
sentantes de las Comunidades Autónomas, donde se aborda, entre otros
puntos, la “regulación de las Escuelas de Tiempo Libre, homologación de
titulaciones y actividades en el Tiempo Libre”, que conlleva la adopción de
una serie de acuerdos vinculantes.(…) ratificados en una posterior reunión
institucional de Directores Generales de Juventud de las CC AA (14 de octu-
bre de 1985),que sirvieron como base de regulación por parte de las Comu-
nidades Autónomas, tanto en la organización de las actividades de tiempo
libre infantil y juvenil, como en la estructuración de los perfiles formativos
(Monitor y Director de Actividades de Tiempo Libre) y su homologación (1).
- Las jornadas “La formación de educadores y agentes socioculturales”, des-
arrolladas en Barcelona del 25 al 28 de abril del 1988, donde se clarifican los
tres perfiles señalados anteriormente, y se sientan las bases de lo que más
tarde daría lugar a la configuración de los estudios de “educación social”
dentro de las disciplinas universitarias. A partir de estas jornadas se comien-
za a separar claramente la animación socio-cultural, entendida como una
88 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(1)
De Catalá, Ricard en “educación
Social: Viejos Usos y nuevos
retos”. Universitat de Valencia
(2003)
intervención desde la educación social, con las especialidades que más tarde
se configurarán la diplomatura universitaria de “Educación Social” y la licen-
ciatura en “Pedagogía social”, de la intervención en el tiempo libre infantil y
juvenil, en la que se pregona como metodología predominante la animación
socio-cultural, ya sea en el medio rural, urbano, en régimen intensivo, o “sin
albergue”, con unos planteamientos y lenguaje común a la primera, pero con
una propuesta de actividades diferenciada, un grupo humano de referencia
delimitado y una historia, que si bien tanto en las organizaciones como en
los profesionales han coincidido en determinadas épocas, se separan “sin
perderse de vista mutuamente”.
- En mayo y julio de 1991, respectivamente se realizan sendas reuniones téc-
nicas de trabajo en Jerez y Tenerife, organizadas por la Coordinadora de
Escuelas Públicas de Animación de las Administraciones Públicas (CEPAS),
que sin tener una cobertura legal clara ya antes había organizado otros foros
con la preocupación fundamental de reflexionar y clarificar este sector: En
estas dos reuniones se plantean como objetivo prioritario llegar a acuerdos
para poder avanzar hacia un modelo de formación integrado y homogéneo,
los técnicos de formación contrastan los diferentes desarrollos curriculares,
analizan y comparan las distintas denominaciones que se han dado a estos
cursos en las CC AA, los contenidos de los mismos, métodos, sus cargas
horarias, se realizan tablas comparativas que reflejan la diversidad y se anali-
zan las posibilidades de tránsito de los agentes que intervienen en la educa-
ción en el tiempo libre entre las distintas autonomías que configuran el
Estado.
-El Encuentro Estatal “Presente y Futuro de la Formación de Animadores
Juveniles” desarrollado en Valencia entre el 14-16 de junio de 1996,, en el que
participaron representantes técnicos de las distintas administraciones públi-
cas y representantes de escuelas de iniciativa social, generalmente asociati-
vas: ““Permitió, por un lado, revisar y actualizar los acuerdos adoptados en la
década anterior sobre perfiles y contenidos (1985); y por otra parte, estable-
cer criterios comunes que pudieran servir para un ordenamiento jurídico que
homologara la formación de Monitores y Directores de Tiempo Libre en todo
el Estado español, así como avanzar sobre la obligatoriedad de estas certifi-
caciones para intervenir en actividades de tiempo libre juvenil. Este encuen-
tro supuso un punto de inflexión para la reactivación de este sector de la for-
mación de animadores, que había entrado en una crisis a principios de los
años noventa, en consonancia con la detracción de las políticas sociales y
culturales” (2).
A los efectos del presente artículo quisiera resaltar algunas de las conclusio-
nes/propuestas del grupo de trabajo “la regulación de la formación de moni-
tores y directores de Actividades de Tiempo Libre Juvenil”:
- Poner en marcha una Comisión de Formación con representantes de todas
las CC AA, con el soporte del INJUVE, que revisaría los acuerdos tomados en
1985, las conclusiones de estas jornadas y que debería mantener reuniones
periódicas a fin de establecer una coordinación permanente del sector.
- Que las Escuelas de las Administraciones públicas actúen con criterios de
subsidiariedad. Realizando formación de monitores y directores en los casos
en que las escuelas de las asociaciones no lo puedan realizar; creando foros
y vías de comunicación entre las diferentes escuelas de sus CC AA; facilitan-
do la formación permanente y recursos técnicos al profesorado de las distin-
tas escuelas.
Jóvenes y campamentos de verano 89
(2)
De Catalá, Ricard obra citada.
- Se proponen mínimos de perfil tanto académico como de experiencia,
tanto para la dirección de las escuelas, como para el equipo de profesorado.
- A las direcciones generales de las CCAA se les pide que realicen funciones de
supervisión, seguimiento y control de las escuelas; que mantengan actualizado
sus registros de escuelas y a disposición, que expidan los correspondientes
certificados de monitor y Director/coordinador; que se reconozcan mutuamen-
te las titulaciones de otras CC AA, incluyendo este precepto en sus textos lega-
les; que se estudie en qué actividades de Tiempo Libre infantil y juvenil (en
adelante TLIJ) se ha de exigir estas titulaciones y en qué condiciones.
- Respecto a las nuevas titulaciones del ámbito de la educación reglada
señalar que el origen proviene del ámbito del TLIJ, es decir de la formación
no-reglada, que no se ha de entrar en competencia, independientemente que
ambas pueden ser complementarias. Pidiendo se establezcan las gestiones y
medidas adecuadas con la administración educativa y laboral para crear
puentes entre esta formación y las nuevas titulaciones establecidas por la
formación profesional y universitaria, a fin de que estos títulos puedan ser
valorados y reconocidos, como se ha hecho en otros campos de la forma-
ción en que se han dado situaciones parecidas (3).
- Congreso estatal de escuelas de educación en el Tiempo libre, desarrollado
en Palma de Mallorca del 10 al 13 de Marzo del 2005, con motivo del 25 ani-
versario del “Centre d’estudis de l’esplai”. Entre las aportaciones, experien-
cias y conclusiones destacaría (4):
- La necesidad de entender el concepto de tiempo libre desde un punto de
vista relacional y contextual, actualizado, lo que supone nuevos retos en el
ámbito de la formación e intervención en el tiempo libre, relacionada con
aspectos como las nuevas necesidades sociales y nuevas competencias tanto
para profesionales como voluntarios; un nuevo tipo de alumnado; el debate
sobre la calidad educativa, complejo por su carácter polisémico; y el papel
de las administraciones como compensadoras.
- Que en la formación en el tiempo libre lo fundamental no es la exigencia, la
acreditación codificada, no se persigue únicamente la capacitación como
educadores de tiempo libre, sino que hay otras motivaciones importantes:
formar a personas participativas, solidarias, trabajar el desarrollo personal, la
confianza en las propias posibilidades; que sólo la educación en el tiempo
libre ofrece espacios para la reflexión social, política (que no partidista) en la
línea de creación de una conciencia ciudadana; y que el tratamiento de la
interculturalidad en la formación de los educadores/as de tiempo libre, debe
ser un contenido trasversal.
- El papel de referente histórico que han tenido y deben tener las escuelas pro-
movidas por asociaciones y entidades prestadoras de servicios a la juventud.
- El reconocimiento social de los formadores de animadores, la formación
implicaría un proceso de reflexión continua y bidireccional que ciertamente
enriquecería nuestra labor formativa.
- La exposición del Instituto Nacional de las Cualificaciones (en adelante
INCUAL), en su trabajo de definición de las diferentes familias y cualificacio-
nes profesionales, que se convierte en una posibilidad más de reconocimien-
to de nuestras titulaciones básicas.
- El grupo de formación básica, trabajó sobre las competencias necesarias
de un educador de tiempo libre, labor que permitiría, de continuarse, revisar
90 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(3)
Extraído de la documentación
de las propias jornadas.
(4)
Extraído del material en soporte
informático proporcionado finali-
zadas las jornadas.
e incluso consensuar el diseño de los contenidos de nuestros cursos, la
homologación de las titulaciones básicas entre todas las Comunidades lo
que constituye una tarea compleja por la diversidad respecto de su duración
y metodología. Un camino podría ser el de la habilitación profesional entre
las diferentes Comunidades. Sobre la evaluación, se destacó la necesidad del
seguimiento y control por parte de la Administración dejando la evaluación
del alumnado exclusivamente en manos de las escuelas.
- La formación continua de monitores/as y directores/as, ha de ser optativa,
enriquecedora, voluntaria y no vinculada necesariamente a una certificación;
adaptándose a la realidad social y que distinga entre un formato de especia-
lización y actualización; que valore la experiencia e intervención dentro de
las mismas asociaciones encontrando fórmulas que posibiliten su reconoci-
miento. Abrir dicha formación a nuevos campos: grupos de edad, sectoriales
(personas con discapacidad, inmigrantes...), nuevos recursos, para el trabajo
cotidiano, patrimonio cultural… Se ve como una necesidad que las adminis-
traciones regulen esta formación de manera flexible y abierta, adaptada a la
realidad de cada momento y escuela.
- Desde la “Generalitat de Catalunya” se ha impulsado la creación del
“Consell asesor de formació en l’educació en el temps lliure”, con la intención
de fomentar y promocionar la voz de las asociaciones y servir de puente
entre las escuelas y la administración autonómica.
- Se presentó la propuesta de Convenio colectivo para el sector del tiempo
libre educativo y sociocultural en Catalunya, por parte de la “Fundació Pere
Tarrés”.
- En la nueva estructura de las titulaciones universitarias se deberá renego-
ciar el reconocimiento de nuestra formación a través de los créditos de libre
configuración o elección.
- La figura del educador de tiempo libre profesional está inevitablemente
ganando terreno a la figura del voluntario, aunque se reconoció que ambas
figuras deberán convivir.
- Debate sobre dos cuestiones, la formación on-line y el papel de las ETL,
cuando llevan a cabo su intervención en ámbitos geográficos que no son los
suyos.
- La posibilidad de creación de una red de escuelas de tiempo libre a nivel
estatal, que podría establecer diferentes modalidades o niveles de participa-
ción, teniendo en cuenta experiencias de redes autonómicas, la utilidad que
puede suponer para escuelas de reciente creación, posibilidad de redactar
un código deontológico.
Resumiendo este apartado podríamos decir que existe una heterogeneidad
respecto a las denominaciones y desarrollos de los procesos de enseñanza-
aprendizaje que llevan a la obtención de las certificaciones o títulos como
educadores en el Tiempo Libre (monitores y directores/coordinadores/ani-
madores juveniles) hecho sobradamente justificado por el hecho de que las
competencias en juventud son propias de las CC AA. El INJUVE, a quien en
algunas ocasiones y habiendo propiciado varias reuniones, se le ha deman-
dado que actúe, no tiene cobertura legal suficiente para legislar al respecto.
Los acuerdos de 1985, en los que había un compromiso verbal por parte de
los Directores Generales de Juventud, se han ido cumpliendo en mayor o
menor medida y con bastantes dificultades, ya que sólo algunas CC AA han
Jóvenes y campamentos de verano 91
normativizado en reconocimiento y/o homologación de procesos de forma-
ción realizados en otras CC AA; por otro lado si bien los procesos de forma-
ción regulados son diversos, no son, en su mayor parte, distintos, a partir de
las reuniones de CEPAS de 1991. Las modificaciones normativas se han ido
aproximando en gran medida a un modelo común, lo que podríamos deno-
minar “máximo común múltiplo”, tanto respecto de la carga horaria como en
los contenidos a desarrollar.
Personalmente pienso que existen una serie de retos de urgente tratamiento si
queremos que el sector evolucione y conserve un buen estado de salud. Entre
los grandes está por un lado, el asegurar la cobertura legal del reconocimiento
y/o homologación de las certificaciones en todas las CC AA del Estado
Español, y reafirmo el método propuesto en las jornadas de Valencia del 1996,
es decir, incluir esta posibilidad en la normativa, reconociendo la capacidad de
actuar como tal a quien venga así acreditado desde su CC AA, la idea es vieja
y también se emplea en otros procesos formativos a nivel de Unión Europea.
Otro método es la homologación, que conlleva un proceso más largo y buro-
crático; por otro lado, está el trabajo que desarrolla el INCUAL respecto al
diseño de las cualificaciones profesionales dentro de la familia de servicios
socio-culturales y a la comunidad, éstos deberían recoger el trabajo realizado
en estos últimos, como mínimo 20 años, y posibilitar el reconocimiento y la
posibilidad de acreditación de las personas formadas en estos procesos no
formales, pero regulados, de calidad, así como la experiencia acumulada sobre
el terreno. Esta vía también posibilitaría una cobertura al nivel de las distintas
CC AA del Estado, así como un “pasaporte profesional” de cara al resto de los
Estados de la Unión Europea. Entre los retos pequeños está el de la calidad de
la formación, para intentar asegurar la calidad de la intervención, que se está
atajando a través de la tipificación de las condiciones de acceso a los cursos y
requisitos para el equipo directivo y profesorado de las escuelas; y por los
programas, cada vez más exigibles, de formación de formadores en TL para
impartir sesiones de formación. Y para no cansar, y obviando otros, menciona-
ría la formación on-line (posibilidades y limitaciones) y el ya mencionado
panorama europeo que se abre en el 2007, con el reconocimiento de las cuali-
ficaciones profesionales y la movilidad geográfica.
La formación de educadores en el tiempo libre juvenil
En primer lugar quisiera caracterizar los dos perfiles de referencia, tal como
yo los entiendo.
- La persona que asume las funciones de monitor de actividades de tiempo
libre infantil y juvenil (5) (en adelante MTL, aunque recibe nombres diversos
según las CC AA) pivotaría sobre los siguientes ejes:
Es un aaggeennttee eedduuccaattiivvoo nnoo--ffoorrmmaall, con una clara intencionalidad, en sus
objetivos (educar en, desde, y para ese tiempo liberado, desde un punto de
vista integral de la persona, donde la comunicación, la creatividad, la diver-
sión, el respeto, la relación y la participación colectiva son ejes esenciales).
Trabaja en el espacio de ttiieemmppoo ssiinngguullaarr, liberado de los compromisos socio-
familiares, laborales, escolares, que se han denominado de Ocio y Tiempo
Libre, antiguamente “Aire Libre” (en referencia al lugar y los objetivos que se
planteaban); fuera de las reglas y normas determinadas en aquellos espa-
cios, donde está predeterminado el qué hacer (producto final), cómo llevarlo
a cabo (asignación de medios, recursos y métodos) y cuánto realizar. Donde
92 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(5)
Expresión aprendida del libro de
Franch, Joaquim y Martinell,
Alfons (1985) “Fer de monitor.
L’animació de grups d’esplai i de
vacances”.Edit. Laia. Cuadernos
de Pedagogía
los objetivos de las actuaciones están fuera del grupo de referencia (jóvenes
y equipo de monitores), con una estructura normalmente piramidal determi-
nada por un tercero (estado, administración, padres, empresario) y con poca
o nula posibilidad de influencia en la misma o con tipificadas relaciones
“horizontales”. Facilitando la realización de proyectos y aaccttiivviiddaaddeess ssiinngguullaa--
rreess que no se dan en el acontecer diario.
Desarrolla su trabajo con un ccoolleeccttiivvoo ppoobbllaacciioonnaall ddeelliimmiittaaddoo,, uunn ppeeqquueeññoo
ggrruuppoo ddee cchhiiccooss//aass, definido, con unas características psico-sociológicas refe-
renciales que ha de concretar en cada intervención, con una función esencial
de aaccoommppaaññaammiieennttoo y facilitando su seguridad en todos los sentidos y aspec-
tos, sirviendo de modelo referencial con su “presencia”; y en unos ccoonntteexxttooss
ffííssiiccooss ee iinnssttiittuucciioonnaalleess determinados. Y respecto del tema de este nº 71 de la
Revista, en espacios físicos singulares, ya sea en la naturaleza o en contextos
urbanos (donde se redefinen los usos de los lugares y se ven con “otros ojos”
y desde otro punto de vista), con una significativa intensidad de convivencia
(24 horas o en la modalidad de colonias sin albergue).
Su tarea la desarrolla normalmente en eeqquuiippoo, con otros monitores en una
relación de igualdad (coordinados por y con otra figura, que asume las fun-
ciones de coordinación/dirección del grupo, planificación y representación),
aunque también, y en ocasiones, puede desarrollar su acción personalmente
de forma casi-autónoma, desarrollando talleres o actividades concretas den-
tro de marco institucional o proyecto más amplio. Por ello, al trabajar coordi-
nadamente en grupo, se “especializa” en uunn sseeccttoorr ddee aaccttiivviiddaadd complemen-
tario con los de los otros miembros de su equipo de trabajo.
La persona que se forma y asume las funciones de director/coordinador/ani-
mador de actividades de T. L. (en adelante C/DTL, independientemente de la
denominación en cada CC AA):
Participa de los aappaarrttaaddooss aa)) bb)) yy cc)) que antes he mencionado para los MTL,
aunque tal vez con mayor profundización en su concepción y discurso, ya
que normalmente ha pasado por la función y formación como MTL antes de
realizar funciones de C/DTL, además son características propias que cual-
quier agente que pretenda intervenir en el sector debe conocer y dominar en
su discurso y actuación.
Sin dejar de realizar las funciones que en el apartado c) anterior se asignan
al MTL, aunque en un segundo nivel, de supervisión y de garantía; ssuu ggrruuppoo
ddee rreeffeerreenncciiaa eess eell eeqquuiippoo ddee MMTTLL, al que y con quien debe trabajar, impul-
sándolo, animándolo, dinamizándolo, proporcionándole reflexiones y herra-
mientas, coordinando sus acciones y propuestas, gestionando el equipo de
trabajo en que se convierte un equipo de monitores, y por qué no, promo-
cionándolo personal y grupalmente. Ha de ser su representante y su imagen
externa, su responsabilidad es mayor, y también ha de serlo su capacidad.
Si la visión del MTL es un sector de actividad en el que se centra, sin descui-
dar los recursos que las otras áreas de actividad les proporciona, para poder
aportar significativamente a la intervención, la visión del C/DTL ha de ser
más global y completa, su responsabilidad recae sobre eell ttoottaall ddeell pprrooyyeeccttoo,
con todos sus aspectos y matices, repartiendo, delegando, asesorando y
supervisando las distintas tareas y aspectos a tener en cuenta para garanti-
zar la calidad y el logro de los objetivos propuestos.
En segundo lugar, para desarrollar estos perfiles las CC AA han regulado el
reconocimiento de las escuelas según el cuadro adjunto (ver tabla- 1 (6))
Jóvenes y campamentos de verano 93
(6)
Tabla elaborada a partir de la
realizada por Inmaculada
Sanjuán, para la Revista electró-
nica “Animació Nº 14 Marc regu-
lador de la formació en animació
juvenil”. IVAJ. Generalitat
Valenciana. Modificaciones y
actualizaciones a cargo del
autor del artículo.
94 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Tabla 1. NNoorrmmaattiivvaa ddee llaass CCCC AAAA qquuee rreegguullaa eell rreeccoonnoocciimmiieennttoo ddee eessccuueellaass ddee ffoorrmmaacciióónn ddee mmoonniittoorreess yy ddiirreeccttoorreess ddee
ttiieemmppoo lliibbrree iinnffaannttiill yy jjuuvveenniill..
NNOORRMMAATTIIVVAA DDEE RREECCOONNOOCCIIMMIIEENNTTOO DDEE EESSCCUUEELLAASS AANNIIMMAACCIIOONN YY EEDDUUCCAADDOORREESS DDEE TTIIEEMMPPOO LLIIBBRREE
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MMUURRCCIIAA - LEY 8/1995, de 25 de abril, de Promoción y Participación Juvenil. BORM núm. 102 de 4-5-1995- DECRETO nº 36/1999, de 26 de mayo, de reconocimiento de escuelas de animación y educación en el tiempo libre dela Comunidad Autónoma de la Región de Murcia y de creación del registro de certificaciones, títulos y diplomas en estamateria. BORM núm. 133 de 12-6-1999
NNAAVVAARRRRAA - DECRETO FORAL 235/1999, de 21 de junio, por el que se regula el reconocimiento oficial de las Escuelas de TiempoLibre para Niños y Jóvenes, las relaciones entre estas Escuelas y la Administración de la Comunidad Foral de Navarra yla formación de los educadores en el tiempo libre. BON núm.88 de 16 -07-1999- ORDEN FORAL 17/2002, de 20 de febrero, del Consejero de Bienestar Social, Deporte y Juventud, por la que se esta-blecen las normas para el reconocimiento oficial de las Escuelas de Tiempo Libre, la relación de éstas con la EscuelaNavarra de Actividades con Jóvenes y el funcionamiento ordinario de las escuelas de tiempo libre oficialmente recono-cidas. BON núm. 41 de 03-04-2002
PPAAÍÍSS VVAASSCCOO - DECRETO 47/88, de 1 de Marzo, por el que se regula el reconocimiento de Escuelas de Animación Sociocultural. BOPVnúm. 53 de 16-3-1988- DECRETO 71/1998, de 7 de abril, de modificación del Decreto por el que se regula el reconocimiento de Escuelas deAnimación Sociocultural BOPV núm. 75 de 23-04-1998- DECRETO 419/1994, de 2 de noviembre, por el que se regula el reconocimiento oficial de Escuelas de Formación deEducadores/as en el Tiempo Libre Infantil y Juvenil y de los Cursos de Formación de Monitores/as y Directores/as deActividades Educativas en el Tiempo Libre Infantil y Juvenil, así como el acceso a los mismos BOPV núm. 218, 16-11-1994
AARRAAGGÓÓNN - DECRETO 101/1986 de 2 de octubre, de la Diputación General de Aragón, regulador de Escuelas de Animadores en elTiempo Libre. BOA, núm. 107, de 29-10-1986.
CC..AA.. CCEEUUTTAA - No ha desarrollado, por el momento, normativa al respecto.
CC..AA.. MMEELLIILLLLAA -ORDENANZA de 23 de mayo del 2003, por la que se regula el reconocimiento y funcionamiento de las escuelas de for-mación de directores y monitores de tiempo libre infantil y juvenil en el ámbito territorial de melilla BOME núm 3986, de30-05-03
CCAANNAARRIIAASS - No ha desarrollado, por el momento, normativa al respecto.
CCAANNTTAABBRRIIAA - DECRETO 9/1999, de 5 de febrero de 1999, por el que se regulan las Escuelas de Tiempo Libre. BOC, núm. 31, de 12-02-1999
CCAASSTTIILLLLAA-- - DECRETO 73/1999, de 22-06-99, por el que se regula la Animación Juvenil en Castilla-La Mancha. DOCM, núm. 42, deLLAA MMAANNCCHHAA 25-06-1999
CCOOMMUUNNIIDDAADD - DECRETO 60/2005, de 11 de marzo, del Consell de la Generalitat, por el que se regula la formación en materia de ani-VVAALLEENNCCIIAANNAA mación juvenil en la Comunidad Valenciana DOGV núm. 4966 de 15-03-05
- Orden de 03-02-06, de la Consellería de Bienestar social, por la que se regulan los cursos en materia de animaciónjuvenil y el procedimiento de reconocimiento y de pérdida de reconocimiento de las escuelas oficiales de animaciónjuvenil en la Comunidad Valenciana DOGV nº 5.205 de 25-02-06.
GGAALLIICCIIAA - DECRETO 50/2000, de 20 de enero, por el que se refunde y actualiza la normativa vigente en materia de juventud.DOGA, núm. 49, de 10-03-2000
PPRRIINNCCIIPPAADDOO - DECRETO 22/91, de 20 de febrero, por el que se regulan las Escuelas de Animación y Educación en el Tiempo LibreDDEE AASSTTUURRIIAASS Infantil y Juvenil. BOPA, núm. 56, de 8-3-1991
El desarrollo tanto de esta normativa como de las correspondientes Órdenes,
y en su caso Resoluciones de desarrollo, por parte de todos los entes auto-
nómicos, excepto dos, indica la importancia del sector, ya que ninguna admi-
nistración “perdería el tiempo” en legislar ninguna área, pues el esfuerzo
reglamentario implica la asignación de recursos humanos y económicos
(personal para las propias entidades de formación públicas, donde se han
creado, supervisión, asesoramiento y control, administrativos, etc; además de
las necesarias subvenciones). Refleja el dinamismo del sector y la constante
adecuación a la realidad y las necesidades sociales, es que nueve CC AA han
modificado su normativa de reconocimiento de escuelas desde 1996 (7),
derogando la anterior, tres la han modificado o la han desarrollado y una la
ha realizado totalmente nueva al carecer de ella anteriormente.
Otro aspecto a tener en cuenta es la cantidad de entidades formativas que
se han reconocido ante las diversas administraciones, supone un aumento de
93% en diez años, es decir, de casi el doble de las entidades reconocidas al
inicio del cómputo, y en el 2005 se incorporaron varias en distintos territo-
rios y otras están ahora mismo en proceso de ser reconocidas. (ver tabla 2)
Jóvenes y campamentos de verano 95
(7)
A partir de los datos recogidos
en El “Encuentro Estatal
“Presente y Futuro de la
Formación de Animadores
Juveniles” desarrollado en
Valencia entre el 14-16 de junio
de 1996.
(8)
Se toman los datos del año 1996
como primera referencia, recogi-
dos del estudio realizado para El
“Encuentro Estatal “Presente y
Futuro de la Formación de
Animadores Juveniles” desarro-
llado en Valencia entre el 14-16
de junio de 1996. De esta forma
se analiza un periodo de 10
años.
(9)
Se anota la cantidad de escuelas
que realizan formación sin un
reconocimiento explicito, con
cobertura legal por parte de
ente autonómico, si bien realizan
formación y expiden sus propios
certificados.
(10)
Su normativa es del 2003 y sólo
actúa de momento la escuela
pública.
(11)
Si bien creo su escuela pública
en 1985, no fue hasta el 1999
que publica el decreto que posi-
bilita el reconocimiento de
escuelas.
(12)
Al modificar su normativa en el
2001, la anterior era del 1986.
Tabla 2. EEvvoolluucciióónn ccuuaannttiittaattiivvaa ddee eessccuueellaass rreeccoonnoocciiddaass eenn llooss úúllttiimmooss ddiieezz aaññooss
((11999966--22000055))
CCOOMMUUNNIIDDAADD 11999966 (8) 22000055 IINNCCRREEMMEENNTTOOPPOORRCCEENNTTUUAALL
AANNDDAALLUUCCIIAA 8 21 162,50%
AARRAAGGÓÓNN 14 21 50,00%
AASSTTUURRIIAASS 9 25 177,78%
BBAALLEEAARREESS 7 20 185,71%
CCAANNAARRIIAASS (9) 4 4 0,00%
CCAANNTTAABBRRIIAA 12 13 8,33%
CCAASSTTIILLLLAA--LLAA MMAANNCCHHAA 18 51 183,33%
CCAASSTTIILLLLAA--LLEEÓÓNN 36 70 94,44%
CCAATTAALLUUNNYYAA 22 39 77,27%
CCEEUUTTAA,, CCIIUUDDAADD AAUUTT.. DDEE 0 0 0,00%
EEXXTTRREEMMAADDUURRAA 8 30 275,00%
GGAALLIICCIIAA 19 31 63,16%
MMAADDRRIIDD 44 74 68,18%
MMEELLIILLLLAA,, CCIIUUDDAADD AAUUTT.. DDEE (10) 0 1 100,00%
MMUURRCCIIAA (11) 1 18 1.700,00%
NNAAVVAARRRRAA 6 8 33,33%
PPAAIISS VVAASSCCOO 19 19 0,00%
RRIIOOJJAA (12) 11 8 -27,27%
VVAALLEENNCCIIAANNAA,, CCOOMMUUNNIIDDAADD 19 26 36,84%
TTOOTTAALLEESS 225577 447799 9988,,333300%%
La pervivencia de las entidades de formación en el Tiempo Libre Juvenil
viene determinada por la obligatoriedad, casi generalizada de realizar al
menos una actividad formativa anual, en el caso de MTL, o en periodos de
varios años en el caso de C/DTL.
Los modelos formativos, las exigencias para la creación, las condiciones del
equipo de profesorado y de dirección, son muy similares en todas las normati-
vas, salvo la de Castilla-León que ha ido más allá estableciendo también otro
tipo de cursos (monitores y coordinadores de nivel) en relación a la valoración
de riesgos y de la gestión de infraestructuras (legista y gestor de instalaciones
juveniles). También reflejan bastantes normativas canales de comunicación y
foros para facilitar la interrelación entre las escuelas y entre estas y las adminis-
traciones públicas, además de realizar procesos, algunas veces regulados y exi-
gidos explícitamente, de formación de formadores para los equipos de profe-
sorado y contar con un proyecto educativo propio, que en el nivel más bajo de
exigencia se concreta en un documento de régimen de funcionamiento interno.
El título de monitor y los campamentos como yacimientode empleo para jóvenes en verano
La entrada de los campamentos, campos de trabajo, marchas, acampadas,
escuelas de verano y demás actividades de TL en el mercado, como un pro-
ducto más de consumo, atendiendo así a necesidades de armonización de la
vida laboral de las familias, sobre todo en periodos vacacionales, ha conlleva-
do el surgimiento ya sea de entidades prestadoras de servicios, en su forma
de empresas o de asociaciones, ya sea de empresas de servicios que han
engrosado su paquete de productos. Ofertan estos servicios, con fines lucrati-
vos, perdiendo, a veces, su esencial componente de educación intencional y
global, para convertirse en actividades, insisto que a veces, pero permítaseme
la crítica, de mera “recreología”, aumentando significativamente la oferta.
Posibilitando la profesionalización ocasional de MTL y de C/DTL, que en su
mayor parte provienen del movimiento juvenil asociativo con un claro compo-
nente educativo (13), de los procesos de formación no-formales reflejados en
el apartado anterior, o de los ciclos formativos del TASOC, TAFAD, etc.
El otro sector que interviene está formado por las actividades promovidas
por entidades y asociaciones con más historia, son las realizadas por las aso-
ciaciones de los llamados movimientos juveniles tradicionales, que trabajan
normalmente desde el voluntariado (aunque pueden recibir una gratificación
compensatoria por sus servicios) y que realizan una labor que va más allá
del entretenimiento y que desarrollan una tarea educativa clara, dentro de un
proyecto concreto.
Tanto los “vacacionales” como los “voluntarios” no deben perder de vista la
calidad de sus actuaciones, aunque sus motivaciones sean distintas. Sino se
plantean otra cosa que el entretenimiento, que su oferta sea rica, variada,
coherente con sus destinatarios y el entorno físico en el que se realicen las
actividades, segura, atractiva, sugerente, en el segundo caso, que los objeti-
vos educacionales sean los que guíen el proyecto, centrado en los chicos y
chicas de referencia, con su estilo, su metodología, su rica oferta de activida-
des, que no se programan para “llenar el tiempo”, sino para intervenir de
forma educativa junto a la realidad de los participantes.
Las actividades de tiempo libre infantil y juvenil también están tipificadas y
reguladas en la mayoría de las CC AA, por su singularidad y por la función
de tutela que las administraciones deben realizar. (Ver tabla 3 (14))
96 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(13)
Este aspecto llevaría a una refle-
xión que si bien es muy intere-
sante e importante escapa a los
objetivos de este artículo.
(14)
Tabla elaborada a partir de la
realizada por Inmaculada
Sanjuán, para la Revista electró-
nica “Animació Nº 14 Marc regu-
lador de la formació en animació
juvenil”. IVAJ Generalitat
Valenciana. Modificaciones y
actualizaciones a cargo del
autor
Jóvenes y campamentos de verano 97
Tabla 3. NNoorrmmaattiivvaa ssoobbrree aaccttiivviiddaaddeess ddee TTiieemmppoo LLiibbrree,, qquuee hhaaggaann rreeffeerreenncciiaa aa llaa eexxiiggeenncciiaa ddee ttííttuullooss//cceerrttiiffiiccaacciioonneess
ppaarraa rreeaalliizzaarr eessttaass aaccttiivviiddaaddeess.. (15)
CCOOMMUUNNIIDDAADD AAUUTTÓÓNNOOMMAA NNOORRMMAATTIIVVAA QQUUEE RREEGGUULLAA LLAASS AACCTTIIVVIIDDAADDEESS DDEE TTIIEEMMPPOO LLIIBBRREE ((CCAAMMPPAAMMEENNTTOOSS,, AACCAAMMPPAADDAASS......))
AANNDDAALLUUCCÍÍAA - DECRETO 45/2000 de 31 de enero, sobre la organización de acampadas y campamentos juveniles en Andalucía. BOJAnúm. 21, 19-2-2000- ORDEN de 11 de febrero de 2000, por la que se desarrolla el Decreto 45/2000, de 31 de enero, sobre Organización deAcampadas y Campamentos Juveniles en Andalucía. BOJA núm. 21, 19-2-2000 y ORDEN de 1 de Julio del 2005, quedesarrolla el Decreto 45/2000, de 31 de enero, modificando los anexos de la anterior Orden BOJA núm. 150 de 3-8-05.
AARRAAGGÓÓNN - DECRETO 68/1997 de 13 de mayo, del Gobierno de Aragón, por el que se regulan las condiciones en que deberán rea-lizarse determinadas actividades juveniles de tiempo libre en el territorio de la Comunidad Autónoma de Aragón BOAnúm. 58, de 23-05-1997
CCAANNAARRIIAASS - No ha desarrollado normativa específica.
CCAANNTTAABBRRIIAA - DECRETO 23/1986, de 2 de mayo, por el que se regulan los campamentos y acampadas juveniles en el territorio de laComunidad Autónoma de Cantabria [BOC] núm. 94, de 13-05-1986. Corrección de errores BOC núm. 111, de 5 -06-1986- DECRETO 33/1996, de 15 de abril, de modificación parcial del decreto 23/1986, de 2 de mayo, regulador de los campa-mentos y acampadas juveniles en el territorio de la Comunidad Autónoma de Cantabria. BOC núm. 80, de 19-04-1996
CCAASSTTIILLLLAA -ORDEN FAM/657/2005 de 4 de Mayo, por la que se desarrolla el Titulo III,”De las actividades juveniles de tiempo libre” YY LLEEÓÓNN del Decreto 117/2003, de 9 de Octubre, por el que se regulan las líneas de promoción juvenil. BOCYL núm. 98 de 24-05-
2005.
CCAASSTTIILLLLAA-- No ha desarrollado normativa específica.LLAA MMAANNCCHHAA - Decreto 73/1999, de 22-06-99, establece en el artículo 2, las Condiciones de idoneidad “Se considera que reúnen las
condiciones de idoneidad para dirigir actividades juveniles en Castilla-La Mancha los titulados como Director deActividades Juveniles. La Consejería competente en materia de juventud regulará las actividades juveniles y los requisi-tos mínimos de la participación de los agentes de intervención en estas materias” BOCM núm.-42 de 25-06-99
CCAATTAALLUUÑÑAA - DECRETO 137/2000, de 10 de junio, de regulación de las actividades en el tiempo libre en las cuales participen meno-res de 18 años. DOGC núm. 3.910, de 23-06-2003.
CCEEUUTTAA CC.. AA.. - No ha desarrollado normativa específica.
CCOOMMUUNNIIDDAADD - No ha desarrollado normativa específica. VVAALLEENNCCIIAANNAA
EEXXTTRREEMMAADDUURRAA - DECRETO 52/1998 de 21 de abril, por el que se regulan las instalaciones y actividades de ocio y tiempo libre juvenil enla Comunidad Autónoma de Extremadura. DOE núm. 47 de 28-04-1998
GGAALLIICCIIAA - DECRETO 50/2000 de 20 de enero, por el que se refunde y actualiza la normativa vigente en materia de juventud.DOGA núm. 49 de 10-03-200
IISSLLAASS - DECRETO 29/1990 de 5 de abril, de regulación de actividades de tiempo libre infantiles y juveniles BOCAIB núm. 47 BBAALLEEAARREESS de 17-04-1990
- DECRETO 40/1998, de 20 de marzo, por el que se modifica el decreto 29/1990, de 5 de abril, de regulación de activi-dades de tiempo libre infantil y juvenil BOCAIB núm. 43 de 31-03-1998
LLAA RRIIOOJJAA - No ha desarrollado normativa específica. Residualmente se pide el cumplimiento de una resolución antigua.
MMAADDRRIIDD - DECRETO 7/1993 de 28 de enero, por el que se aprueba el reglamento sobre regulación de las acampadas juveniles enel territorio de la Comunidad de Madrid. BOCM de 8 de febrero de 1993. Corrección de errores: BOCM de 19 de mayo de1993)
MMEELLIILLLLAA CC.. AA.. -ORDENANZA de 26 de diciembre del 2004, por la que se regulan las actividades de ocio y tiempo libre juvenil en laciudad autónoma de Melilla BOME núm.4.125 de 28-09-2004
MMUURRCCIIAA - No ha desarrollado normativa específica.
NNAAVVAARRRRAA - DECRETO FORAL 147/1998 de 27 de abril, por el que se regulan determinadas actividades juveniles al aire libre en elterritorio de la Comunidad Foral de Navarra. BON núm. 60 de 20-5-1998
PPAAÍÍSS VVAASSCCOO - DECRETO 170/1985, de 25 de junio, por el que se regula el régimen de campamentos, colonias abiertas, campos detrabajo y marchas volantes infantiles y juveniles BOPV núm. 134 de 29-6-85
PPRRIINNCCIIPPAADDOO DDEE - DECRETO 76/1998 de 17 de diciembre, por el que se regulan las actividades juveniles en el Principado de AsturiasAASSTTUURRIIAASS BOPA núm. 10 de 14-01-1999
98 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Tabla 3. EExxiiggeenncciiaa ddee cceerrttiiffiiccaacciioonneess ppaarraa rreeaalliizzaarr aaccttiivviiddaaddeess ddee TTiieemmppoo lliibbrree..
CCOOMMUUNNIIDDAADD DDIIRREECCCCIIÓÓNN//CCOOOORRDDIINNAACCIIÓÓNN RRAATTIIOO MMOONNIITTOORREESS RREELLAACCIIÓÓNN CCEERRTTIIFFIICCAADDOOSS//AANNIIMMAADDOORR//AA PPRRAACCTTIICCAASS UU OOTTRROOSS
AANNDDAALLUUCCÍÍAA NO, con diploma de Monitor se puede dirigir/coordinar -1MTL/10 asistentes (<12 años). Monitores en prácticas campamentos. -1MTL/15 asistentes (>12 años) < al 33% del equipo
responsable
AARRAAGGÓÓNN SI, también se acepta técnico superior en Servicios -1MTL/12 o fracciónsocioculturales y a la Comunidad, o Licenciatura en Ed. Física y deportiva.
AASSTTUURRIIAASS SI, < 20 participantes puede ser MTL. -1MTL/10 asistentes o fracción
BBAALLEEAARREESS SI, con <18 años y >10 personas y 4 noches. También -1MTL/10 asistentes o fracción 50% en prácticas (<33% establece ratio otras actividades no tipificadas de aire del equipo).libre.
CCAANNAARRIIAASS No ha desarrollado normativa específica.
CCAANNTTAABBRRIIAA SI, según tipo de actividad deberá existir un responsable que esté en posesión del título correspondiente homologado por la Consejería. Jefe de acampada o Director de Campamento
CCAASSTTIILLLLAA--LLAA SIMMAANNCCHHAA
CCAASSTTIILLLLAA--LLEEOONN SI, >30 asistentes/1coordinador 1/10 (+100 asistentes) No MTL en prácticas +que >9jóvenes,> 4dias 1/13 (-100 asistentes) titulados.-En act. T.L. no tipificadas de Aire Libre 1Mtl ó F.P Establece otros perfiles: animación juvenil ó tit. univers. en sociales /25asistentes. Monitor y coordinador de 1 coord/+100 asistentes +1 cord. Nivel de riesgo nivel, Expertos en actividades
Tiempo libre.
CCAATTAALLUUNNYYAA SI, <25 asistentes/MTL puede coordinar/dirigir -1MTL/10 asistentes o fracción 40% del equipo con titulo de actividad), se asimila técnico o TASOC si ha cursado Mtl o Coord.créditos relacionados con t.l. infantil y juvenil a MTL.
CCEEUUTTAA,, CCIIUUDDAADD No ha desarrollado normativa específica.AAUUTT.. DDEE
EEXXTTRREEMMAADDUURRAA SI -1MTL/10 asistentes o fracción 2 Mtl por tutor de prácticas y 4 por actividad.
GGAALLIICCIIAA SI,<25 asistentes/MTL puede coordinar/dirigir actividad) -1 técnico dirigente/10 deportivo 25% MTL)asistentes (el 50% con titulo de MTL, sin contar el responsable. En Act. con fin cultural, docente o 50% en prácticas
MMAADDRRIIDD SI, <25 asistentes/MTL puede coordinar/dirigir actividad -1MTL/10 asistentes o fracción El 50% de los monitores esta-rán en posesión del título de Monitor de Tiempo Libre
MMEELLIILLLLAA,, SI -1MTL/10 asistentes o fracciónCCIIUUDDAADD AAUUTT.. DDEE
MMUURRCCIIAA No ha desarrollado normativa específica.
NNAAVVAARRRRAA SI, <20 asistentes/MTL puede coordinar/dirigir actividad. -1MTL/10 asistentes o fracción
PPAAIISS VVAASSCCOO SI, <10 asistentes/MTL puede coordinar/dirigir actividad. -1MTL/15 asistentes o fracción 40 % certificados
RRIIOOJJAA No ha desarrollado normativa específica. En aplicación de una resolución se pide la composición del equipo dirigente con especificación de titulación.
VVAALLEENNCCIIAANNAA,, CCOOMMUUNNIIDDAADD No ha desarrollado normativa específica.
Únicamente tres entes autonómicos no han desarrollado normativa específi-
ca de aplicación (16), todas las normativas hacen referencia al equipo direc-
tivo/ educativo y/o responsable, con una exigencia de elementos directivos
cuando hay una media de más de 20 asistentes y de una relación media de
un MTL por cada diez participantes, independiente de otras figuras, monito-
res de nivel, especialistas, personal sanitarios, etc. (la exigencia de títulos y
certificados en lo que corresponde a MTL y C/DTL se puede ver en la
tabla 4 (17)).
Todas las CC AA han legislado sobre las condiciones de realización y autori-
zación de actividades de Aire Libre, a excepción de Canarias, La Rioja,
Murcia, la Comunidad Valenciana y la Ciudad Autónoma de Ceuta.
En todas se exige la presencia de un responsable o equipo directivo, requi-
riendo la presencia de una persona que asuma la C/DTL según los casos,
que van, dependiendo del número de asistentes, desde diez a treinta, y en
éstos se pide la presencia de un MTL, en algunas normativas también se
aceptan acreditaciones de Técnico superior correspondiente a las Familias
profesionales de Servicios socioculturales y a la Comunidad, o de actividades
físicas y deportivas, así como la licenciatura en ciencias de la educación físi-
ca y deportiva (Aragón, en Cataluña también si han cursado créditos relacio-
nados con el TL), o en ciencias sociales (Castilla-León, quien por cierto ha
desarrollado la normativa más extensa, con monitores y coordinadores de
nivel, según la evaluación del riesgo que se realice, especialistas en Aire libre,
etc.). Esto supone la apertura a las nuevas realidades formativas que se han
configurado, reconociendo la capacidad de actuación a personas formadas
en otras estructuras que no sean las escuelas de formación de educadores
Jóvenes y campamentos de verano 99
(15)
Nos referimos a la establecida
desde los organismos compe-
tentes en juventud, sin perjuicio
de las que se desarrollen desde
otras áreas administrativas como
medio ambiente, sanidad, etc.
(16)
Se exceptúa el caso de la Rioja,
que aplica una antigua resolu-
ción, pero no tiene normativa
propia.
(17)
Tabla elaborada a partir de los
datos recogidos por Inmaculada
Sanjuán, para la Revista electró-
nica “Animació Nº 14 Marc regu-
lador de la formació en animació
juvenil”. IVAJ Generalitat
Valenciana. Modificaciones y
actualizaciones a cargo del
autor del artículo.
(18)
Texto traducido por el autor. Al
final de las equiparaciones o
definiciones del las categorías
profesionales relevantes para el
contenido de este artículo se
han consignado los salarios fija-
dos en el convenio para el ejerci-
cio del 2006, los cuales están
confeccionados por 14 pagas.
RREESSOOLLUUCCIIÓÓNN (18) TRI/1652/2005, de 16 de mayo, por la que se dispone la inscripción y la publicación del Convenio colectivo de trabajodel sector del ocio educativo y sociocultural para los años 2005-2007 (código de convenio núm. 7902295).D.O.G.C. núm.-4.396 de 1 dejunio del 2005.
AArrttiiccuulloo 22
ÁÁmmbbiittoo ffuunncciioonnaall
El presente convenio regula las relaciones laborales en las empresas y/o entidades privadas que tengan como actividad principal la presta-ción de servicios de ocio educativo y sociocultural para terceros, consistente en actividades complementarias a la educación formal quecon el objetivo de desarrollar hábitos y habilidades sociales como forma de educar integralmente a la persona, comprendiendo las siguien-tes actividades:
a) Actividad de educación en el ocio dentro o fuera del marco escolar: de guardia y custodia en período de transporte escolar, actividadesde mediodía, de comedor, de patio y extraescolares.
b) Organización y gestión de servicios socioculturales, tanto de equipamientos como de programas sociales y culturales, como los dirigi-dos a centros cívicos y culturales, bibliotecas, salas de lectura, servicios de información juvenil, ludo tecas, “casals” infantiles, casas de colo-nias y albergues infantiles y juveniles, actividades y programas de educación medioambiental, actividades extraescolares, semanas cultura-les, exposiciones, actividades de dinamización del patrimonio, talleres sociocomunitarios y “casals” de vacaciones y, en general, cualquieratipo de gestión de equipamientos, programas y acontecimientos de acción social comunitaria y cultural de educación en el ocio y paratodas las edades.Igualmente quedan afectadas por este convenio las divisiones, líneas de negocio, secciones u otras unidades productivas de las empresasdedicadas a la prestación de los servicios del ámbito funcional del presente convenio.La relación efectuada no se entiende cerrada, por la que cosa se considera incluida cualquiera otra actividad que exista o de nueva crea-ción, siempre que su función pueda ser encuadrada en la relación anterior.
AAnneexxoo 11 CCaatteeggoorrííaass pprrooffeessiioonnaalleess
GGrruuppoo 33
PPeerrssoonnaall ddee aatteenncciióónn eedduuccaattiivvaa yy ddee oocciioo::
CCoooorrddiinnaaddoorr//aa ddee aaccttiivviiddaaddeess yy pprrooyyeeccttooss ddee cceennttrroo::
Es quien coordina y supervisa los equipos de monitores/se, en el conjunto de sus tareas al centro de trabajo teniendo presencia continuadaen lo centro de trabajo y/o en el espacio físico donde desarrolla su actividad. (13.950 €)
MMoonniittoorr//aa ddee eedduuccaacciióónn eenn eell oocciioo: Es la persona que, con la titulación académica requerida por la legislación vigente y/o experiencia acre-ditada en la actividad, ejerce su actividad educativa en el desarrollo de los programas, dentro el marco pedagógico establecido por la acti-vidad de acuerdo con la legislación vigente, y desarrolla su función educativa en la formación integral de los infantes y jóvenes, y tiene cui-dado de la orden, seguridad, alimentación y limpieza personal y esparcimientos de los infantes. Esta categoría es de aplicación al personalcomprendido en las actividades de Servicios de acogida, Transporte Escolar, Refuerzo a la aula, Comedores, Programas y proyectos en elmedio natural, Actividades extraescolares, Talleres, Aulas de estudio, y de otros asimilables dentro y fuera del marco escolar. (11.500 €)
en el TL, asunto no exento de polémica, tanto desde el punto de vista teóri-
co como desde el análisis de las experiencias realizadas.
Un dato muy relevante a la hora de analizar las figuras de los educadores de
tiempo libre como yacimiento de empleo, ocasional o duradero, es la publi-
cación del convenio colectivo del sector de ocio educativo y sociocultural de
Cataluña, del mismo extraigo los aspectos referidos al “ámbito funcional” y
parte del Anexo-I, grupo 3, que desarrolla las categorías profesionales del
Personal de atención educativa y de ocio:
Estadísticamente (ver tabla 4), según los datos que he podido recoger gra-
cias a la colaboración de los y las técnicos de los distintos organismos autó-
nomos de juventud, podemos afirmar que, con pequeños matices (19) y
desde el año 1994 se han formado doscientos ocho mil quinientas cincuenta
personas como MTL, lo que supone un 89’8% de las certificaciones emitidas;
y veintitrés tres mil seiscientos ochenta y nueve como C/DTL, un 10’2%. Un
total de doscientos treinta-y-dos mil doscientos ochenta y nueve educadores
en el Tiempo libre en doce años, a una media de diez-y-nueve mil trescientos
cincuenta y tres por año. Este dato cuantitativo, nada desdeñable, debe
hacernos pensar sobre la importancia y relevancia del sector, su repercusión
en las personas formadas y más aún si pensamos en la cantidad de chicos y
chicas, niños y niñas que han participado de sus servicios, desde las asocia-
ciones, las administraciones públicas y las empresas de servicios.
Las certificaciones como MTL en el año 2005, sufren una disminución del
16’70% respecto de la media del periodo de referencia (20) (1994-2004),
posiblemente atribuible a la progresiva formalización de procesos formativos
dentro del sistema educativo, en el caso de los C/DTL se experimenta un
aumento del 15’33%, reafirmando la consideración e importancia del sector,
sobre todo teniendo en cuenta que en la mayoría de las CC AA, es necesario
para realizar los cursos de C/DTL tener la acreditación como MTL o acreditar
experiencia suficiente en el sector. Aspecto, no menos relevante al respecto
es que desde el Encuentro Estatal en Valencia del 1996, la mayoría de las
Escuelas de las Administraciones públicas no han realizado cursos de MTL y
C/DTL directamente, y cuando lo han hecho ha sido de forma subsidiaria.
100 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(19)
En Andalucía y el País Vasco se
contabilizan otros procesos for-
mativos con otras denominacio-
nes (animador socio-cultural,
comunitario, etc.), pero cursos
similares e impartidos por los
mismos organismos reconoci-
dos. En Canarias, aunque existen
entidades de formación asociati-
vas que expiden sus propios cer-
tificados no se han consignado
certificaciones al no ser expedi-
das por el organismo de juven-
tud correspondiente, pero nos
consta que existen los centros,
los cursos y las personas con
suficiente capacidad, pero de ha
elegido esta opción para unifi-
carlos datos con el restote CC
AA, caso similar puede ocurrir
en la C. A. de Ceuta. En el caso
de las CC AA de Madrid y
Extremadura, se ha realizado
una proyección simple a partir
de los datos facilitados (desde
1997), ya que se han expedido
certificados, desde el 1985 y 86
respectivamente, pero hay
muchas dificultades para cuanti-
ficarlos, idéntico caso es el de
Navarra; en Asturias se han pro-
yectado los datos a partir del
2005, si bien su normativa inicial
es del 1991. Melilla legisló en
2002, por lo que se han refleja-
do los datos existentes desde
ese año. En Murcia se reconocen
escuelas desde Junio del 1999,
por lo que antes sólo tenia lega-
lidad los cursos de la escuela
pública, que estuvo algunos
años sin poder realizar acciones
formativas de MTL y C/DTL.
(20)
Se ha elegido este periodo ya
que las primeras normativas
antinómicas se desarrollan
desde el 1984/85, y se ha queri-
do evitar el efecto “tirón” que
podría tener el cubrir las necesi-
dades de acreditación que per-
sonas y organizaciones tenían al
iniciarse este periodo.
AAnniimmaaddoorr//aa SSoocciiooccuullttuurraall: Es quien, reuniendo la formación específica correspondiente, desarrolla aspectos prácticos de un programa oproyecto, ejerciendo su función de dinamización, teniendo una visión global del medio en el que trabaja que le permite planificar, gestionary evaluar programas de desarrollo comunitario dentro del campo del ocio sociocultural. (14.670 €)
TTaalllleerriissttaa: Es quien, reuniendo la formación específica correspondiente, imparte programas o realiza actividades monográficas dentro delmarco de un proyecto lúdico o sociocultural (actividades escolares no regladas, de actividades socio-formativas y de cualquiera otra espe-cialidad asimilada).” (144.670 €)
IInnffoorrmmaaddoorr//aa: Es quien, estando en posesión de la titulación requerida, realiza actividades de divulgación e información sociocultural (decentros cívicos, acontecimientos socioculturales y cualquiera otra especialidad asimilada). (12.330 €)
TTiittuullaaddoo//ddaa ddee ggrraaddoo ssuuppeerriioorr:: Es quien reuniendo el requisito de titulado de grado superior, es contratado para cumplir una función espe-cífica de su titulación, dentro del ámbito de desarrollo de las actividades de la empresa. (16.200 €)
TTiittuullaaddoo//ddaa ddee ggrraaddoo mmeeddiioo:: Es la persona que se encuentra en posesión de un título o diploma oficial de grado medio, que está unido a laempresa por razón de un título que posee, por tal de ejercer las funciones específicas para las que le habilita este título. (15.120 €)
Reflexiones a modo de propuesta de conclusiones
Tanto en el sector de la formación como en el de la intervención en el
Tiempo libre infantil y juvenil hay unos principios y realizaciones “históricas”
que es importante mantener, reivindicar y actualizar. Sus planteamientos de
educación no-formal, integral, de disfrute, de aventura, de socialización, y de
carácter popular. Realizaciones que tienen una importante incidencia social
fortaleciendo la llamada “sociedad civil”. Se han actualizado adoptando otras
formas estructurales como los centros de ocio y de vacaciones sin albergue.
Han introducido planteamientos de interculturalidad, ecología, atención a la
diversidad, creación y participación colectiva, compensación de desigualda-
des, asunción de necesidades sociales emergentes, así como el tratamiento
educativo del ocio (no sólo la custodia) y la conciliación de la vida laboral y
familiar.
La aparición de nuevas instancias interventoras en el sector, con legítimos
intereses lucrativos, como son las empresas de servicios, no debe, sino al
contrario, ser un lastre y motivo del descenso de la calidad de las actuacio-
nes (aquí las administraciones públicas deberían jugar un claro papel de
Jóvenes y campamentos de verano 101
Tabla 4. DDaattooss eessttaaddííssttiiccooss ddee llaass ttiittuullaacciioonneess ddee EEdduuccaaddoorreess eenn eell TTiieemmppoo LLiibbrree
COMUNIDAD MMTTLL--11999944//22000044 MMTTLL 22000055 CC//DDTTLL 11999944//22000044 CC//DDTTLL 22000055
ANDALUCIA 6588 168 580 88
ARAGÓN 9365 1026 990 58
ASTURIAS 2618 238 286 26
BALEARES 2399 578 348 46
CANARIAS 0 0 0 0
CANTABRIA 569 125 245 29
CASTILLA-LA MANCHA 6902 1149 990 204
CASTILLA-LEÓN 13029 1467 2309 208
CATALUNYA 33028 2872 5522 813
CEUTA, CIUDAD AUT. DE 0 0 0 0
EXTREMADURA 3972 603 224 39
GALICIA 11160 810 1005 80
MADRID 30259 3137 2741 239
MELILLA, CIUDAD AUT. DE 2 53 2 0
MURCIA 2525 162 400 0
NAVARRA 4518 221 363 14
PAÍS VASCO 54585 719 1025 52
RIOJA 1822 113 301 8
VALENCIANA, COMUNIDAD 10528 1240 4110 344
TOTALES 193869 14681 21441 2248
tutela de los servicios que se prestan), sino más bien un acicate y ser un fac-
tor de complementariedad más que de competencia.
La formalización de procesos de enseñanza en el sector educativo manifiesta
que la necesidad social de intervención en el sector, requiere de personas
bien formadas y acreditadas. Es necesario que se revisen los programas y las
competencias de los mismos si se quiere que actúen en las actividades de
Tiempo libre, ya que la singularidad de estas acciones no queda clara en sus
currículos. Es necesario crear puentes entre los diversos sistemas y procesos
formativos (entre los procesos de enseñanza-aprendizaje formalizados por
las administraciones educativas y los no-formales, incluso con el reconoci-
miento de la experiencia). No hay que olvidar que antes de la configuración
de una profesión y su desarrollo formativo, ha habido personas que, previa-
mente, han desarrollado acciones que han hecho evidentes las necesidades
sociales que pretenden cubrir esos estudios, por medio de formaciones com-
plementarias, reconocimientos de créditos, etc., aprovechando inteligente y
necesariamente las sinergias creadas y por crear.
El horizonte que plantea el reconocimiento de procesos formativos y de
competencias profesionales desde la Unión Europea para el 2007, exige un
trabajo coherente y urgente, a fin de no perder este tren que sin lugar a
dudas va a pasar por nuestra estación.
Los planteamientos respecto de la calidad de las intervenciones directas, los
campamentos, campos de trabajo, etc., pasan forzosamente por un plantea-
miento serio y coherente de las entidades formativas, por la necesaria cualifi-
cación y actualización permanente de sus equipos formativos, por crear
departamentos de innovación metodológica y de propuesta de actividades;
por desarrollar programas de formación permanente.
La interrelación entre escuelas, entre éstas y las administraciones públicas es
una urgente necesidad, porque sólo si crecemos todos crecerá el sector,
entrando en dinámicas de colaboración y olvidando la competencia y el
exclusivismo.
Es importante plantearse estrategias para obtener el reconocimiento social
del sector y de los profesionales (21).
BIBLIOGRAFÍA:
Catalá, Ricard (2003) “educación Social: Viejos Usos y nuevos retos”.Universitat de Valencia. Valencia.
Franch, Joaquim y Martinell, Alfons (1985) “Fer de monitor.L’animació de grups d’esplai i de vacances”..
Cuadernos de Pedagogía. Edit. Laia.
Sanjuán, Inmaculada, “Marc regulador de la formació en animació juvenil” Revista electrónica
“Animació” Nº 14. IVAJ Generalitat Valenciana.
102 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(21)
Por profesionales quiero enten-
der aquella persona que realiza
una acción con conocimiento y
calidad, que sabe, sabe ser, sabe
hacer y sabe estar, no aquella
que se “gana la vida” haciendo
una cosa. Reivindico desde aquí
esta condición, la de profesiona-
les, para todas las personas que
trabajan desde el sector del
voluntariado, independiente de
cual sea su fuente de ingresos
habituales.
Jóvenes y campamentos de verano 105
Los campamentos internacionales y laconstrucción de la ciudadanía europea
El año 2006 quiere ser, para el Consejo de Europa, el año europeo de la movilidad. Pasear, recorrer los
caminos de la Unión Europea es fortalecer el proceso histórico que estamos viviendo, es hacernos más
ciudadanos de este espacio común de paz y de libertad. De las distintas maneras en que esta propues-
ta de movilidad se nos ofrece, la que tiene lugar en los campamentos internacionales cuenta con algu-
nas ventajas: primero que convoca a los/as jóvenes que son quienes tienen que apostar definitivamente
por esta casa común y quienes la dirigirán en algunos años, segundo que reúne a jóvenes de distintos
países con idiomas, costumbres y formas de ser diferentes lo que convierte al campamento en una
auténtica escuela de comunicación, tolerancia y respeto y tercero que el tipo de movilidad que propone
tiene que ver con el lento disfrutar del paso a paso, con la pequeña incursión a fondo por los rincones,
sin prisas y tomándose el tiempo que sea necesario hasta situar a las personas en sus paisajes y todo
ello entre nuestros intereses preferidos. Llevar qué enseñar, traer qué contar, los campamentos interna-
cionales son una aventura enriquecedora en una época que se distingue por el encuentro inevitable
entre gentes de distintas culturas.
PPaallaabbrraass ccllaavvee: ciudadanía europea, amplitud de miras, tolerancia, comunica-
ción, ceder.
Campamentos Internacionales:
Si existe una forma de pedagogía basada en las experiencias personales,
seguro que es la que se desarrolla en los campamentos. Oí hablar por primera
vez de una erlebnis pädagogik, de una pedagogía de la experiencia, en mi pri-
mer campamento internacional de boca de un monitor alemán que trabajaba
sobre ella con la intención de ayudar a los más jóvenes a encontrar el sentido
de las cosas, cuando parecía probado que la educación de las aulas se mani-
festaba muchas veces insuficiente para este objetivo tal y la idea francamente
me gustó. Por eso en las líneas que siguen voy a contar lo que significan para
mí los campamentos internacionales a partir de mis propias experiencias, más
algunas ideas que el diálogo con otros monitores ha estimulado.
Quiero insistir desde el primer momento en que los campamentos internacio-
nales son una actividad de jóvenes y para jóvenes. Con respecto a la perspec-
tiva general de otros campamentos supone una primera diferencia ya que la
convocatoria no se dirige a niños y niñas sino a quienes ya han superado esa
etapa de su vida y dan un paso más en su crecer, abriéndose a un mundo que
supera generalmente las fronteras entre las que hasta entonces se movió.
Suscribo no obstante el hecho de que en los últimos 10 años, ha crecido entre
los participantes españoles el número de jóvenes que ya ha visitado algún
país antes de subirse al autocar, cosa bien extraña hace una década y también
que ha aumentado la demanda entre chicos y chicas más jóvenes, lo que
supone que también sus padres están interesados en que sus hijos/as salgan
Santiago Fernández Martínez Director del Área de Nuevos Proyectos de F.a.c NhorteDOCUMENTOS
7
antes de casa para tener una experiencia de este tipo. Los/as monitores/as de
los campamentos internacionales también son jóvenes que en muchas ocasio-
nes probaron con escepticismo y se quedaron por unos años tras descubrir el
sabor especial de este tipo de actividad. Cada vez son más los/as jóvenes
monitores/as que saben a dónde van y a lo que van, que conocen las peculia-
ridades del campamento internacional y que se sienten cómodos entre ellas.
Hay hoy más jóvenes preparados y concienciados para realizar funciones de
dirección y coordinación en campamentos internacionales y no cabe duda
que su interés por mejorar la calidad del encuentro les ha llevado a ser más
abiertos y creativos, al tiempo que ha ido echando raíces entre la mayoría un
sentimiento positivo hacia el proyecto europeo como no podría, por otra
parte, ser de otra manera: es fácil entender que podamos sentirnos colabora-
dores, aunque sea mínimamente, en la tarea de construcción de la Unión
Europea puesto que, como se verá a continuación, es una labor que hemos
vivido muy de cerca desde nuestros campamentos internacionales.
CON ALGO DE PARTICULAR
En el año 1989 participé como coordinador en mi primer campamento inter-
nacional, fue en Córcega, en una pequeña instalación con sus tiendas de
campaña junto al mar, en la Marina de Sisco, al norte de la isla. Allí nos dimos
cita un grupo de húngaros, otro de españoles y uno de alemanes que coordi-
naba la actividad y llevaba la administración de las infraestructuras, o lo que
es lo mismo, eran los que recibían.
Desde entonces he realizado otros muchos campamentos internacionales
pero algunas cosas de aquél se repiten como elementos que identifican
estos campamentos tan especiales:
- la participación de jóvenes de al menos dos países distintos.
Mi experiencia se refiere siempre a participantes europeos de ambos sexos
en una escala de edades que se ha movido entre los 13 y los 22 años. Creo
que puedo decir que en todos estos años, en los grupos de los que he sido
el más directo responsable, ha habido jóvenes de todas las comunidades
autónomas de España y que allá donde hemos ido hemos sido identificados
como “los españoles”, lo cual no está exento de una cierta responsabilidad.
No me cabe duda de que los estereotipos funcionan, de que tenemos una
idea preconcebida de la gente de otros países que vamos a encontrarnos y,
lo que es más, de la generalización que se va a hacer de los habitantes y de
las costumbres de todo un país a la vista de la convivencia en dos semanas
con un pequeño grupo de 50 jóvenes representantes de todo un país. Me
consta que éste es un sentimiento compartido por todos los monitores, tam-
bién por los de otros países.
En los campamentos internacionales que conozco, vienen a juntarse dos o
más organizaciones que convocan a los/as jóvenes en su país de origen, en
cierto modo se trata de un campamento de campamentos pues el represen-
tante de cada país participa con su propio estilo, monitores que trabajan en
una cierta línea, especialistas en ciertas habilidades. Por eso lograr la atmós-
fera de un único campamento es señal de éxito en estas actividades y algo
que no siempre se consigue.
- la existencia de un grupo anfitrión
Uno de los países es siempre el que recibe y el otro, o los otros, “los que
vamos”, “los que viajan”, “los invitados”. Aceptamos que las normas por las
106 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
que se rige la vida cotidiana en el campamento, los horarios para las comi-
das y los descansos, así como el grueso del plan de actividades son cosas
que fija el país anfitrión. Sin esta confianza original no podríamos ponernos
en camino y es algo que a veces les cuesta comprender a los/as jóvenes:
que no estamos en casa. El anfitrión se reserva así mismo el derecho a
hacernos convivir con las especificidades de su país, a menudo consideradas
como “rarezas” y que nos sumergirán en la verdadera dimensión de la tierra
que pisamos. En cualquier caso la administración de este derecho a fijar las
pautas en mayor o menor consonancia con los hábitos, las preferencias y las
expectativas de los que llegan de otras tierras definirá finalmente la calidad
del intercambio. Volveremos sobre ello.
- el modo de vida campamental
La vida al aire libre, el contacto con la naturaleza, compartir tienda de cam-
paña, la comida que más que nunca suele ser distinta de la de casa, recorri-
dos por la zona, canciones, juegos, poca luz al llegar la noche, el fuego… los
campamentos internacionales son antes que nada ccaammppaammeennttooss y siempre
veo jóvenes disfrutar al margen del aditivo internacional sólo porque adoran
este modo de vida.
Llegados a este punto no podemos evitar una referencia a otro tipo de
actividades para jóvenes vinculadas al ocio de carácter internacional, como
los cursos de idiomas, los campos de trabajo, los intercambios con partici-
pación de familias, los viajes organizados para jóvenes, los campeonatos y
escuelas de deportes, los encuentros multinacionales… La oferta es amplísi-
ma y la idoneidad la marcan solamente las expectativas de la juventud y de
quienes les inscriben es estas modalidades de aprovechamiento del tiempo
libre. Algunos de los objetivos generales que todas ellas se plantean son
comunes (animar al joven a conocer otras culturas, estimular la práctica de
un segundo idioma, enriquecer al joven con una visión más amplia de su
mundo, generar sentimientos positivos respecto a lo extranjero) y también
muchos de los específicos, por lo que educativamente hablando no hay
razones de peso para despreciar o sobreponderar una sola de ellas. Ser de
asfalto es tan noble como ser de monte, ver un país desde la ventanilla de
un autobús puede ser tan grande como verlo subido en unas botas de tre-
king, no es extraño que haya quien prefiera la comida de hotel aunque
otros gusten de la servida en plato de aluminio y en cuanto a la cama pare-
ce haber demostrado ser una alternativa apreciable con respecto al duro
suelo.
No sé si se nota mucho qué es de todo esto lo que yo prefiero, pero si
estamos hablando de experiencias que conducen a conocer y respetar las
diferencias no podemos ser exclusivos en la modalidad elegida cuando se
dan realizaciones de calidad con respecto a los objetivos y me consta que
hay actividades dignas de alabanza en todos aquellos terrenos: citaré úni-
camente una reciente, del verano de 2005, Open Stage Weeks,
(www.openstageweeks.de) un encuentro internacional de jóvenes de 20
países (españoles e italianos pero también japoneses y coreanos) celebra-
do en Unterkirnach, Alemania donde se aprovecharon las instalaciones de
un colegio que cierra en verano. No puedo negar que cuando uno de los
coordinadores de esta actividad me contaba la riqueza que había aportado
a todos los participantes tal miscelánea cultural se despertó en mi una cier-
ta envidia y por eso la traigo aquí a pesar de no tratarse de un campamen-
to propiamente dicho.
Jóvenes y campamentos de verano 107
- el jaleo de los idiomas…
Porque si el intercambio es entre países con diferentes idiomas realmente es
un jaleo: no es extraño que suenen tres o más idiomas de manera cotidiana,
muchas veces hay que traducir lo que se está diciendo y eso alarga las reu-
niones y las conversaciones, hay cosas de las que directamente no te enteras
y por si fuera poco cuando te vas a dormir quizás sueñes en inglés y eso
cansa. Para una buena parte de los participantes es la primera ocasión en la
que se enfrentan al test “¿cuánto sabes, de verdad, de ese segundo idioma?”.
Este tema merecería un capítulo aparte para él solo pero diré únicamente
algunas cosas que me ha enseñado la experiencia:
1.- Una parte de la juventud española que vi en estas actividades, tras años
de estudio de un segundo idioma en escuela e instituto, presentan importan-
tes carencias en la práctica del mismo: “lo entiendo todo pero no sé cómo
decirlo” será, a este respecto, la frase más pronunciada. Otro tanto habla,
comprende, lee y se desenvuelve dignamente en otro idioma. Sólo una
escueta minoría “lo borda”.
2.- No ser un “hacha” de los idiomas no incapacita para ir a un campamento
internacional, en esto como en otras muchas cosas de un campamento se
trata de “apañarse” y el que quiere se arregla para lo que le interesa.
3.- No es cierto que en otros países todos los/as jóvenes estén mejor que
los/as españoles/as. Hay algo de mito en la fabulosa habilidad para los idiomas
de todos los demás, que muchas veces tiene más que ver con mayor interés y
en ocasiones con cierta analogía de la segunda lengua con la materna.
4.- Los campamentos internacionales son una excelente oportunidad para
enfrentar a los jóvenes a su verdadero nivel de idiomas, un buen momento
donde aprender y revisar conocimientos y un estímulo para los más despier-
tos de aumentar el interés por esta disciplina.
- …y lo que el lenguaje no puede
Como el uso de un segundo idioma requiere un esfuerzo extra incluso para
quienes se arreglan bien, al poco de iniciarse la actividad se ponen en mar-
cha otros mecanismos de comunicación no verbal que van desde las miradas
o la mímica hasta los juegos improvisados en los que hay que decirse muy
poco y disfrutar mucho como por ejemplo tirarse agua; aunque a mis 40
años he de decir que empieza a cansarme un poco este juego (prefiero la
versión organizada con globos de agua), he visto muchas veces cómo des-
pués de una buena “batalla” se han roto barreras entre los participantes.
Sin embargo creo que nada funciona tan poderosamente como una agrada-
ble sonrisa. Ligera, ocasional, gratuita, sincera, espontánea, personal, cariño-
sa, la sonrisa lo tiene todo para hacer sentir la complicidad amistosa entre
quienes se la brindan. Aderezada con un saludo en el idioma de quien se te
cruza tiene el sabor de la torpeza simpática de quien necesita del otro, mien-
tras que el saludo propio le pone el dulzor de la invitación y la llamada. La
sonrisa a solas y sin venir a cuento es regalo que alegra y que se ve recom-
pensado con más sonrisas, deshaciendo la extrañeza que separa a los recién
conocidos. La sonrisa inspira confianza en el monitor y aporta seguridad al
participante en el campamento. Su hermana mayor la risa, más abundante y
descarada, debe usarse con tacto pues tiene un carácter más invasivo y
amenazante aunque su triunfo es inapelable cuando inunda la atmósfera del
grupo entero.
108 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
No me es posible recordar la voz de la mayor parte de la gente que he cono-
cido en estos campamentos pero tengo muy vivas imágenes de docenas de
caras con sonrisas mudas de monitores/as y acampados/as que dicen todo
lo que necesito oír con el paso del tiempo.
- el valor educativo
Para quienes contemplamos los campamentos como una experiencia educa-
tiva, el campamento internacional nos abre a un nuevo campo de aprendiza-
jes y de reflexiones. Todos los participantes nos reconocemos un poco igno-
rantes ante la infinidad de cosas nuevas que nos llegan (imágenes, sonidos,
sabores,…) y también un poco maestros capaces de comunicar algo sobre lo
que sí sabemos y que es nuestra cultura. Todos somos descubridores de un
nuevo mundo que sabíamos que existía y dónde pero no exactamente cómo.
Todos estamos en el mismo barco con nuestras expectativas y con nuestros
miedos y la necesidad de llevar el barco a buen puerto fuerza el diálogo, las
actitudes generosas y el reconocimiento de las capacidades de los demás.
El avance de la amistad y la sintonía entre monitores/as y acampados/as se
convierte en la grasa que lubrica los motores de la vida cotidiana y las activi-
dades tienen presente este objetivo en todo momento. El desarrollo de algu-
nos valores se hace imprescindible para convivir e insisto en algunos:
* Respeto a las diferencias e incidencias, en las cualidades que los acercan.
* Capacidad de diálogo.
* Reconocimiento de la capacidad de los demás.
* Flexibilidad de las propuestas y los puntos de vista.
* Generosidad en las negociaciones y en los temas económicos.
* Compostura de las formas (ya habrá momento para saltárselas).
* Atención a la comodidad dentro de los márgenes campamentales.
* Comprensión ante la extrañeza que produce la novedad.
* Disposición a la participación en todo momento.
* Empatía.
Básicamente todas estas cosas tan valiosas apuntan a una idea que pondrá
en práctica quien esté decidido a participar en una aventura exitosa: predis-
posición a cceeddeerr siempre un poco.. Que no siempre se imponga una sola
forma de pensar o de actuar ampliará nuestra perspectiva y nos sorprenderá
con seguridad ver cómo los demás también saben algo. Cuento a este res-
pecto un curioso ejemplo sacado de un libro sobre Alexander Fleming que
invita a dejar hacer a otros sin temer que eso suponga una catástrofe:
“En aquella época, los alumnos no discutían las teorías y opiniones de los
profesores. Era frecuente, sin embargo, que las enseñanzas de algunos de
éstos se contradijesen entre sí. Se cuenta el caso de cierto ¨especialista¨ que
trataba las neumonías aplicando bolsas con hielo sobre el pulmón afectado.
En una ocasión en que tal profesor se encontraba ausente, su sustituto,
siguiendo la costumbre de respetar con escrupulosidad la terapia del titular,
continuó con esas aplicaciones; sin embargo, uno de los enfermos se agravó
súbitamente al afectársele el otro pulmón. El suplente, entonces, aplicó su
¨experiencia¨ personal en forma de cataplasmas calientes sobre la zona, de
manera que en un pulmón tenía un apósito caliente, y en el otro uno frío. A
Jóvenes y campamentos de verano 109
pesar de tan contrarias soluciones, resulta curioso saber que el enfermo
sanó, aunque curiosamente muy a pesar de los tratamientos que se le admi-
nistraron.” (1)
LOS MIEDOS
En el terreno de las relaciones con gentes de otros países operan dos mie-
dos muy peligrosos: el primero es por supuesto el miedo a lo desconocido y
el segundo es el miedo al menosprecio.
Hay una parte del miedo ante lo desconocido que es muy razonable: cuando
la madre de un acampado, antes de un campamento en la Selva Negra de
Alemania me preguntaba que con qué clase de fieras se iban a encontrar allí
los chicos, obviamente se estaba dejando llevar por la imagen que de “la
selva” tenía de las viejas películas de Tarzán y no podía imaginar que aquello
es sólo un espeso bosque, desafortunadamente hoy con muy poca vida.
Considero necesario tener un amplio conocimiento del lugar en el que se va
a acampar, de la región y si es posible del país cuando se coordina el grupo
que sale ya que en los días previos a la marcha se han de escuchar todo tipo
de preguntas que habrán de contestarse trasmitiendo seguridad y prepara-
ción.
Por otra parte hay un miedo más irracional derivado del hecho de que se
abandona el entorno seguro y dominado que nos es propio, de la certeza de
que nadie que nos quiera de antemano nos espera a la llegada y del prejui-
cio de que no hay nada en el mundo “como lo de uno” por lo que hasta que
se demuestre lo contrario, lo otro es siempre peor. En la misma línea aunque
en sentido contrario uno se arma contra el invasor que, si viene es porque
espera llevarse algo de lo de aquí. El convencimiento de que todos estos
leviatanes no atestan ya los mares cercanos, la confianza en un encuentro
deseable y amistoso superando todos esos miedos es lo que muy bien
podría llamarse aammpplliittuudd ddee mmiirraass.
Y sin embargo, mientras esta amplitud llega, los primeros momentos de un
intercambio internacional están marcados por algunas desconfianzas (“nos
darán las peores tiendas”, “nos harán fregar más veces”, “si alguien se queda
sin piscina seremos nosotros”), que el espíritu de grupo de los jóvenes de un
mismo país ayuda a amortiguar y las primeras dinámicas de grupo de todo
el campamento tendrán que resolver definitivamente.
Hay que destacar el trabajo previo al campamento, el dirigido a los/as acam-
pados y sus familias y el dirigido a los monitores. Para los primeros y como
la información corrige el desconocimiento, avanzarles algo de lo que se van
a encontrar les será tranquilizador y formativo. Los/as monitores/as no sólo
deberán tener acceso a esa información sino que además sería deseable que,
los de todos los países participantes, se conociesen previamente y que tuvie-
sen ya una buena relación entre ellos/as. Es frecuente que los/as jóvenes
pregunten durante el viaje si sus monitores/as conocemos el lugar al que
vamos y a los/as monitores/as de los otros grupos y sin duda inspira con-
fianza a todos que cuando los grupos se bajen del autobús los monitores de
todos los países se saluden de forma fraternal y no fríamente.
Creo que este es un buen momento para concluir la conveniencia de los
encuentros previos de los/as monitores/as de los grupos que participarán en
el campamento internacional. Son el momento ideal para estrechar lazos y
para conocer el terreno que se va a pisar durante el campamento. También
110 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(1)
CAMACHO ARIAS, José:
Fleming. La prodigiosa penicili-
na. Madrid, Nivola,
2001.Colección Científicos para
la Historia 3. p. 40.
lo son para matizar algunas reglas y cuestiones de orden o para negociar
detalles relativos a los horarios. Las diferencias culturales pueden llevar a
situaciones incómodas planteadas cuando el campamento ya ha empezado
a andar: si en el campamento hay posibilidad de baño, sea en la piscina o en
la playa (los españoles esperaremos un par de horas para saltar al agua, una
costumbre que no tienen otros pueblos de Europa); el horario de las comi-
das español va retrasado con respecto al de nuestros vecinos, en otros paí-
ses nuestros jóvenes cenarán bastante antes y a media noche sentirán ham-
bre si el último bocado lo tomaron a las 7 de la tarde. Pero además de pulir
un sinfín de detalles y de realizar una crítica constructiva de posibles activi-
dades pasadas, los encuentros de monitores son un estímulo para éstos y
sirven para divertirse formando un único grupo sin las exigencias a que obli-
gan las funciones en el campamento, todo lo cual es salud para el futuro
intercambio.
LAS NORMAS
Quizás el lector se haya quedado con ganas de saber cómo resolvimos cues-
tiones como la del respeto al periodo de la digestión antes del baño o la del
horario de las comidas. Pues bien, en cuanto a la primera, en España termi-
namos admitiendo que los jóvenes alemanes se bañasen según es su cos-
tumbre y que disfrutasen así todo lo posible de la playa que no tienen en su
país y de la piscina que sí que tienen. En Alemania todos comemos a la una
y media en vez de a las doce del mediodía y cenamos entre las siete y media
y las ocho en vez de a las seis de la tarde. Todos cedemos un poquito desde
la base de que es preferible buscar el disfrute o el acomodo de quien hace
una reclamación razonable a cambio de progresar en eso tan bonito que es
convivir con gentes venidas de lejanas tierras.
En realidad, a la hora de negociar, casi todo el mundo tiene buenos argu-
mentos, lo que hace falta saber es quién, además, está dispuesto a compren-
der y a ceder. Al resultado de todo esto es a lo que llamamos ttoolleerraanncciiaa.
En cualquier caso es bien sabido que a los/as jóvenes, en general, no les
gustan mucho las reglas y en los campamentos internacionales no suelen fal-
tar los debates en torno a ellas. Un joven, contra la norma del campamento
en Schmitzingen (Alemania), insistía en su derecho a salir de la instalación
por la noche para ir al bar más cercano en el pueblo próximo y se escudaba
en que su padre le había dado permiso. Yo intentaba explicarle que incluso la
potestad de su padre tenía que rendirse ante las normas por las que se rigen
otros, en su terreno y que por más que su padre le autorizase a caminar cal-
zado por todo el ancho mundo, tendría que descalzarse un día si quería
entrar en una mezquita. No supo contestarme y aunque sé que no le conven-
cí no abandonó el campamento, quizás porque me vio firme en la defensa de
una norma que otros habían impuesto.
En un intercambio de alta calidad, en el que prime el entendimiento y los
valores democráticos, habrá normas indiscutibles pero también habrá otras
más flexibles, habrá excepciones, habrá cambios de reglas y habrá un coor-
dinador justo que tendrá la última palabra con respecto a las normas y que
procurará que el uso de las mismas haga realmente más feliz la estancia a
todos los participantes, si fuera posible. Le asistirán en su tarea cuantos
foros libres de acampados, de monitores y de acampados y monitores, sean
necesarios. Qué más se puede pedir (2).
Jóvenes y campamentos de verano 111
(2)
A veces cuando hablamos del
sentido y de la riqueza de nues-
tros contactos con otros jóvenes
europeos nos salen “discursos
sonoros” que disculpamos con
gusto porque creemos que van
cargados de algo tan deseable
de contagiar como eso que
Sloterdijk llama “pasión
Europea”: “La gran Unión
Europea es algo más que una
empresa de grandes dimensio-
nes. El nombre de Europa desig-
na una región del mundo en la
que de un modo indiscutible-
mente singular, se ha pregunta-
do por la verdad y la buena vida.
Ni siquiera en los tiempos
modernos los europeos dejarán
de creer del todo que sólo aque-
llo que es justo y digno del ser
humano dispone a la larga de un
derecho al éxito. No es casual
que en sus conceptos de ciencia,
democracia, Derechos Humanos
y arte, ellos busquen expresar
algo de esta idea de verdad tan
idiosincrásica. Estos conceptos
se entreveran en el envite euro-
peo lanzado al género humano:
crear formas de vida que dignifi-
quen al hombre como un ser
capaz de aspirar radicalmente a
lo grande y más rico. En este
envite en el que se miden consi-
go mismo los buenos europeos,
la pasión europea constituye el
eje central inmemorial. Sólo
cuando la pasión entra en liza
pueden los europeos querer con
tenacidad sus éxitos y apreciar-
los sin interrupciones; y sólo
después de escapar de su can-
sancio y de su nihilismo. ¨Poder
querer el éxito¨ significa saberse
impulsado por una verdad que
resiste a las depresiones.” SLO-
TERDIJK, Peter: Si Europa des-
pierta, Valencia, Pre-Textos,
2004, pp. 76-77.
HACIENDO EUROPEOS
Como indiqué al principio las actividades internacionales en las que tengo
experiencia se ciñen al espacio europeo: en concreto podría hablar de un
espacio comprendido entre cuatro esquinas que serían Alemania, Hungría,
Córcega (Francia) y España. Y esto no es así por casualidad. Desde el princi-
pio hubo una sintonía con nuestros primeros socios, los alemanes de la aso-
ciación FFöörrddeerrkkrreeiiss FFeerriieennzzeennttrreenn,, en el objetivo de acercar, de poner en
contacto a jóvenes europeos de distintos países. Cuando en 1992 planifica-
mos nuestro primer auténtico programa conjunto de campamentos de vera-
no, el concepto de ciudadanía europea estaba aun muy poco desarrollado:
existía un Informe Tindemans, Hacia la ciudadanía europea del año 1976 y un
Informe Adonnio, Una Europa del pueblo de 1985 para nosotros absoluta-
mente desconocidos, y sólo tras la entrada en vigor del tratado de
Maastricht de Noviembre de 1993 la ciudadanía europea adquiere entidad
legal.
En el Artículo 8 del Tratado de la Unión Europea (que así empieza a llamarse
definitivamente tras Maastricht), se recoge el derecho esencial del ciudadano
europeo a la libertad de movimiento y de establecimiento dentro de todo el
territorio de la UE (3), algo realmente fundamental para que los jóvenes sin-
tiésemos como nuestro el espacio europeo. Sin embargo, hasta el 26 de
Marzo de 1995 no entra en vigor el Convenio de Schengen por el que se
suprimían los trámites de aduana y de policía para las personas que circula-
sen dentro de la Unión (4). Realmente hemos vivido estos cambios “grandi-
locuentes” con nuestra mochila a la espalda y hemos dado fe de momentos
realmente históricos.
¿Qué decir de la llegada del euro? Tras años perdiendo dinero en el cambio
el 1 de enero de 2002 me cogió con un grupo de jóvenes españoles, de
regreso de un intercambio con la asociación NNIITTEE, de Budapest, (hoy inte-
grada en PPeeooppllee TTeeaamm) con la que hemos realizado muchos campamentos
en verano. En el aeropuerto de Munich, nuestro trasbordo, pudimos pagar
con euros por primera vez: ¡la cosa realmente funcionaba! (5).
Por lo mismo era comprensible nuestra alegría cuando Hungría pasó a for-
mar parte de la Unión Europea el 1 de Mayo de 2004, en la última ampliación
hacia la Europa de los 25. Las felicitaciones mutuas fueron inmediatas y
ahora deseamos que el forinto sea pronto sustituido por el euro y que con él
paguemos en un nuevo campamento junto al lago Balaton.
PASIÓN POR EL MOVIMIENTO
Aquel derecho a moverse libremente por los países de la UE que se recogía
entre los derechos del ciudadano de Maastrich, aparecería nuevamente en la
Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (artículo 45:
Libertad de circulación y de residencia) propuesta en el tratado de Niza de
febrero de 2001 y más tarde en la Constitución Europea firmada en Roma en
Octubre de 2004 por los 25 jefes de estado y de gobierno de los Estados
Miembros (Parte Primera, Titulo II, Artículo I-10, 2 a), y en la Parte Segunda,
donde se recoge la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión
Europea, (Título V, Artículo II-105, 1). Se trata del reconocimiento de un dere-
cho pero también de una tradición europea a la apertura de sus caminos y
para quienes encontramos un placer en los campamentos internacionales
por el continente, además, una invitación a conocer, a salir y a recibir.
112 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
(3)
REDOLI MORCHÓN, David Cf.
Juventud ciudadana en la Unión
Europea Madrid, Consejo de la
Juventud de España, 2002, p.
20. En ese Artículo 8, se recogen
además el derecho a votar y a
ser votado en sufragios europe-
os, el derecho a la protección
diplomática y el derecho al
amparo del defensor del pueblo
europeo.
(4)
FONTAINE, Pascal, 10 Lecciones
sobre Europa, Luxemburgo,
Oficina de Publicaciones
Oficiales de la Comunidades
Europeas, 1998.
(5)
También, por desgracia, en
aquellos días se examinaba y
cacheaba a algunos viajeros,
descalzado incluido, un tanto al
azar, antes del embarque, aun-
que la policía alemana se mostró
siempre con un trato extremada-
mente educado.
Ortega y Gasset ya destacó esa querencia del europeo a ocupar el espacio
continental todo:
“Y es que para estos pueblos llamados europeos vivir ha sido siempre –clara-
mente desde el siglo XI, desde Otón III- moverse o actuar en un espacio
común. Es decir, que para cada uno vivir era convivir con los demás.” (6)
De modo que las genialidades peculiares de cada cual iban conformando un
repertorio común de ideas hasta el punto de vivirse en la paradoja de que
para los europeos la homogeneidad no fuese ajena a la diversidad (7). Han
sido ideas de este tipo las que hicieron pensar en la de una “casa común”
cuyas habitaciones nos sentimos impelidos a recorrer quizás también para,
con nuestros pasos en grupo, certificar que el suelo que pisamos es espacio
amistoso, seguro y de libertad.
“En la medida en que nosotros, en tanto que sujetos modernos, a priori
entendemos libertad como libertad de movimiento, sólo podemos concebir
el progreso como ese movimiento que conduce a una mayor capacidad de
movimiento.” (8)
Por eso fue un acontecimiento esencial en nuestra cultura europea la caída
del muro de Berlín en 1989, un obstáculo paralizador que nos separaba de
jóvenes excelentes como los de la organización JJuunnggee HHuummaanniissttllnnnneenn con
quienes vivimos felices días de campamento en los veranos de 1998 a 2002
y junto a quienes comprendimos el pesar que supone no poder ir y venir con
libertad: realmente sigue siendo necesario oírles hablar de un mundo que
estuvo tan cerca y tan lejos.
La forma tradicional de movimiento asociada a los campamentos es el cami-
nar, la actividad que se hace paso a paso, la aventura que se encuentra en el
camino y por eso me siento aludido por George Steiner quien, en un trabajo
recientemente publicado en España, cita la condición de espacio paseable
como una de las 5 señas de identidad europeas.
“Europa ha sido y es paseada. Esto es fundamental. La cartografía de Europa
tiene su origen en las capacidades de los pies humanos, en lo que se consi-
dera son sus horizontes. Los hombres y mujeres europeos han caminado por
sus mapas, de aldea en aldea, de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad.”(9)
Ésta, que es una actividad inexcusable en todo campamento que se precie,
confirma a los jóvenes en una región propia, y la forma de vivir los itinera-
rios, alegre y confiada, corrobora que se está recorriendo un espacio seguro.
La idea más abstracta de Europa como espacio seguro es la de un continen-
te caminable y caminado. De hecho estoy también de acuerdo con Steiner
en que una parte de nuestro carácter se juega en esta actitud:
“Algunos elementos integrantes del pensamiento y la sensibilidad europeos
son, en el sentido originario de la palabra, ¨pedestres¨. Su cadencia y su
secuencia son las del caminante.”(10)
Muchas veces, en distintas regiones de Europa, vi salir gente a la calle para
ver pasar una fila de jóvenes con sus mochilas. La imagen tiene algo de tran-
quilizador que enorgullece a la vez a quien mira, ya que su territorio es digno
de ser caminado por quien puede elegir el mundo entero para visitar.
Quizás pueda parecer que se peca de ingenuo al dibujar una imagen idílica
cuando es sabido que para muchos, las columnas de caminantes vistas
desde las ventanas de los pueblos y ciudades de Europa, fueron las de sol-
Jóvenes y campamentos de verano 113
(6)
ORTEGA Y GASSET, José:
Meditación de Europa Madrid,
Alianza Editorial, 1983, en Obras
completas, tomo 9, pp. 255-256.
(7)
Cf. Id, O.C. p. 255.
(8)
SLOTERDIJK, Peter:
Eurotaoísmo, Barcelona, Seix
Barral, 2001, pp. 29-30.
(9)
STEINER,George: La idea de
Europa, Madrid, Siruela, 2005,
p. 41.
(10)
Id, O.C., 44.
dados que se enfrentaron hasta no hace tanto en sangrientas guerras. Sin
embargo es así porque la experiencia vivida en quince años de campamen-
tos y otros encuentros con jóvenes de este continente obliga por una parte a
proclamar la excelente calidad humana de los pueblos que nos dimos cita,
en la forma de sus representantes, dispuestos a apreciarnos más cuando nos
conocíamos mejor y a reconocer, por otra, la necesidad de seguir fomentan-
do esta forma de contacto, piel a piel, entre jóvenes europeos para ser men-
sajeros de la bondad de las gentes que conocimos y con la que convivimos.
En nuestro caso el intercambio de ideas, metodologías, críticas y formas de
hacer nos ha enriquecido enormemente sin que por ello hayamos tenido que
dejar de ser quien somos y sin que podamos afirmar que nuestros campa-
mentos sean una balsa de aceite en los que todo va rodado, porque cada
año, cada nuevo grupo multinacional de jóvenes en campamento es un
nuevo reto y una nueva puesta en marcha. Pero ya es un paso que los acam-
pados se encuentren siempre envueltos, desde un primer momento, en un
ambiente de compenetración sincera y buena sintonía que es el resultado de
todos estos años de trabajo.
HISTORIAS FANTÁSTICAS Y REALES
Hay una imagen de cuento de Las mil y una noches o de historias de comer-
ciantes fenicios que siempre me ha entusiasmado y es la de aquellos que
cargaban caravanas de camellos o barcos con los mejores productos de los
lugares a los que viajaban. Ni las joyas más bellas, ni el vino más sabroso, ni
la seda más vistosa procedían del mismo lugar y era prurito de sabio comer-
ciante el hacer propaganda de los géneros escogidos en sus orígenes más
afamados. No se trataba en modo alguno de pregonar que lo de los demás
sitios era siempre mejor y sí, en cambio, uno reconocía la buena calidad de la
mercancía cuando en medio del pregón escuchaba que el aceite que ofrecía
procedía de la mismísima Al-Andalus, cosa que se cuidaba mucho el comer-
ciante si vendía en las costas andaluzas.
Que uno no puede ser poseedor de todo lo mejor, que en casa no puede ser
que lo sepamos todo de todo pero también que algo podríamos tener aquí
que le interese llevarse a Simbad el marino, parece de razón.
Esta forma de pensar es hoy aceptada de modo silencioso, porque las estan-
terías de los supermercados siguen la misma filosofía ultramarina que respe-
tamos con agrado como consumidores. La apuesta ahora pasa por acercarse
a Córcega a ver qué más saben hacer además de la mejor harina de casta-
ñas, o a Hungría donde además del Tokaj y los baños turcos tienen que
poder enseñarnos algo, o a Alemania, en donde cargaríamos la caravana a
medias si sólo nos trajésemos salchichas y cerveza. Todo ese género humano
que no llena las bodegas del barco tiene que ser visto y tiene que ser ense-
ñado y vivido.
Los campamentos internacionales han hecho a muchos/as jóvenes ser un
poco más europeos/as y sobre todo han ayudado a conocer a otros pueblos
con los que ahora comparten un espacio común con proyectos comunes. Si
es cierto, como creo, eso de que los jóvenes de hoy serán quienes ocupen
mañana los sillones del Parlamento Europeo, del Consejo y de todas las
demás instituciones de Europa, bueno es que vayan con una parte de la
tarea hecha, la de conocerse y desearse sinceramente lo mejor y la de haber
superado aquellos primeros miedos propios del primer contacto.
114 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Naturalmente, nuestros políticos europeos de hoy no tuvieron la oportunidad
de hacer campamentos internacionales: no compartieron tienda de campaña
ni tuvieron que llevarle un rato la mochila a otro yendo de marcha ni se
ducharon juntos, no lavaron los platos de otros ni bebieron de las mismas
cantimploras, no hicieron causa común contra sus monitores para quedarse
un rato más en el pueblo ni se vieron colgados de una cuerda que sostenía
otro compañero que había recorrido mil kilómetros para sujetarle, no achica-
ron el agua del mismo velero cuando la mar se embravecía, ni se enamoraron
nunca de otro o de otra joven de su edad que le enseñaba palabras que no
olvidaría nunca a la luz de una hoguera. Por eso son tan largas y tan tediosas
las negociaciones, de quienes toman hoy las decisiones (lo digo sin ánimo de
crítica, sólo como justificación).
Pero la mayoría de estos jóvenes que vivieron cualquier tipo de intercambios
internacionales no llegará a las esferas de la política y sin embargo tendrán
más fácil dotar de pleno sentido el concepto de ciudadanía europea y con
mayor probabilidad garantizarán una Europa más fraternal y más pacífica. Y
si no es así, al menos estoy seguro de que ampliarán sus horizontes como
para que cuando escuchen la información meteorológica o la vean en un
periódico, se interesen por el tiempo que tienen los/as amigos/as que hizo
más allá de sus propias fronteras.
Para narrar aventuras emocionantes o describir lugares fabulosos ya no es
necesario pasar las penurias que vivió Simbad, puede que sólo baste con
salir de campamento.
BIBLIOGRAFÍA:
Camacho Arias, José (2001). Fleming. la prodigiosa penicilina., colección: científicos para la historia, 3.
Nivola. Madrid.
Fontaine, Pascal (1998). “10 lecciones sobre Europa”. Oficina de publicaciones oficiales de las comuni-
dades europeas, Luxemburgo.
Ortega y Gasset, José (1983). “Meditación de Europa” Alianza editorial, en obras completas, tomo 9.
Madrid,
Redoli Morchón, David (2002). “Juventud ciudadana en la unión europea”. Consejo de la juventud de
España. Madrid.
Sloterdijk, Peter (2001). “Eurotaoísmo”. Seix Barral. Barcelona.
Sloterdijk, Peter (2004). “Si Europa despierta”. Pre-textos. Valencia.
Steiner, George (2005). “La idea de Europa”. Siruela. Madrid.
Jóvenes y campamentos de verano 115
Jóvenes y campamentos de verano 117
La juventud y los campamentos formativos: el caso de los campamentoscon idiomas
Saber del interés de nuestra juventud por los campamentos, y en especial de los campamentos formati-
vos es uno de los objetivos que nos ha llevado a realizar este trabajo. En estas líneas queremos exponer
la necesidad que hay en la sociedad actual, de que los/as jóvenes tengan en sus momentos de ocio y
tiempo libre una serie de actividades formativas que les ayuden en su currículum académico y en su
realización como persona. Queremos reflejar las diferencias entre los campamentos con idiomas, los
cursos de idiomas y el resto de las acciones formativas que se desarrollan en los campamentos. Como
objetivo les planteamos un conocimiento de cómo se desarrollan este tipo de campamentos y sus dife-
rencias con el resto.
PPaallaabbrraass ccllaavvee:: Campamento, formación, idioma, educación no formal.
CAMPAMENTO: Definición
Antes de profundizar en el epígrafe del articulo: Los jóvenes y los campa-
mentos formativos: campamento de idiomas, lo primero que nos pregunta-
mos es ¿qué es para nosotros, un campamento? y qué entendemos por él.
Hay gente que lo entiende como el lugar donde sus hijos/as realizan una
serie de actividades de ocio y tiempo libre en contacto con la naturaleza,
con amigos/as, compañeros/as y el personal que trata de hacer la experien-
cia positiva y enriquecedora. Otros lo entienden como el lugar donde dejar a
sus hijos/as durante un tiempo, porque las obligaciones profesionales o de
otro tipo, no les permiten atenderlos personalmente. Algunos como el lugar
donde van a imponer unas normas y unos estímulos que van a ayudar a los
padres en la futura educación social de sus hijos/as. El diccionario de la Real
Academia Española define campamento como: “Acción de acampar o acam-
parse”, “Instalación en terreno abierto, de un grupo de excursionistas, etc”.
Pero todas estas definiciones resultan incompletas si no consideramos el
conjunto de ellas. La unión de los cuatro puntos anteriores es lo que real-
mente conforma un campamento, Lugar donde:
• Los/as jóvenes hacen y encuentran amigos.
• Se fomentan valores personales: respeto, tolerancia...
• Entran en contacto con el entorno y la naturaleza que rodea al mismo.
• Reciben hábitos: Sociales, higiene, etc.
• Reciben formación: lingüística, deportiva, etc.
• Juegan.
Pero sobre todo donde se educa y forma a los participantes.
Juan Manuel Marcos García Maestro y Coordinador de Ocio y Tiempo LibreDOCUMENTOS
8
¿Y nuestros jóvenes, qué tipo de campamento prefieren?
Son muchas las variables que hay que tener en cuenta. ¿Qué oferta les llega,
a ellos/as o a sus padres? ¿Cuál es el presupuesto familiar del se que dispone
para acudir al campamento? ¿Van los amigos? Y otras similares.
En el mercado actual, la oferta de campamentos nos inunda sobre todo
cuando se acercan las fechas, nos llegan propuestas desde el colegio, la
empresa donde trabajamos, los ayuntamientos, las comunidades autónomas,
y también las podemos encontrar en Internet, etc...
En cualquier caso lo primero que debe hacerse, es elegir teniendo en cuenta
lo que quieren los/as adolescentes (principales interesados/as de la cues-
tión), cuál es la opción más interesante, valorando no sólo aspectos sociales,
o de comodidad y ahorro, sino que hay que tener en cuenta las expectativas
que queremos cumplir con ese campamento.
¿En qué se diferencian los campamentos formativos?
Seguro que nada mas leer el titulo de este articulo, la pregunta que alguien
ajeno a este mundo se va hacer es: ¿Qué pasa, hay campamentos que for-
man y otros no?
No es esta la cuestión, partimos de la base que todos los campamentos tie-
nen como uno de sus objetivos generales la formación integral de sus parti-
cipantes, pero además de esa formación, hay otros que intentan dotar a los
jóvenes de una serie de herramientas que les ayuden en esta sociedad cada
vez más competitiva y muchas veces deshumanizada. La sociedad actual
pide que nuestros jóvenes tengan una serie de hábitos y destrezas, que en
otras épocas no eran tan necesarios, pero que en la actualidad casi son
imprescindibles. Tener más de una carrera universitaria, dominar varios idio-
mas, tener conocimientos de informática, etc… son algunos de los conoci-
mientos cada vez más valorados.
Para dar a la juventud todas estas herramientas, se han ido programando
dentro de los campos de actuación con los chicos/as una serie de actividades
formativas que son el complemento de la actividad educadora en la escuela.
Algunas de estas actividades han salido a otros ámbitos educativos y encon-
trado su hueco dentro de una de las actividades estrella del verano, “EL CAM-
PAMENTO”, y según ha sido la actividad programada en los mismos, nos ha
llevado a denominar con nombre propio. Se han programado Campamentos
donde el fin fundamental es el aprendizaje de un deporte y así han nacido los
campus deportivos (baloncesto, fútbol, balonmano, natación, etc.) Otros tie-
nen como objetivo, el conocimiento de la naturaleza por medio de actividades
como senderismo, juegos medio-ambientales, talleres, reciclado, etc. Son los
denominados campamentos medio-ambientales. También existen los que nos
ayudan a recorrer y conocer diferentes lugares de carácter cultural e histórico,
suelen ser campamentos itinerantes. Otros donde priman ciertos valores,
como la interculturalidad, la integración, las relaciones humanas... Y así hasta
la gran diversidad de campamentos que podemos ver en la publicidad que
nos llega por los diversos medios, prensa, radio, TV, Internet, etc.
Los campamentos de idiomas: un aprendizaje curricular
Los campamentos forman, y uno de estos campamentos formativos, tiene
como base el uso y aprendizaje del idioma, actividad cada vez más necesaria
118 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
e importante debido a las nuevas técnicas y la influyente globalización. Los
idiomas son cada vez más el vehículo o nexo de unión entre los diferentes
pueblos que habitan este mundo, pero no todos los idiomas tienen la misma
importancia dentro de la sociedad actual. Hay algunos que solo tienen una
dimensión local, provincial o autonómica y no han salido, todavía, al exterior.
Hay otros que han superado las fronteras del propio país, bien porque sus
antecesores conquistaron y repoblaron las naciones conquistadas o porque
la potencia económica actual de los países donde se habla es de las más
importantes.
Éste es el caso del inglés, español, francés, alemán... Pero no basta con tener
potencial humano para que un idioma sea, digámoslo de alguna forma,
exportable. De ser por este motivo en la actualidad todos estaríamos estu-
diando chino. Hay otras razones que llevan al estudio y conocimiento de
estos idiomas, que es la fuerza económica y el desarrollo de programas que
ayuden al conocimiento y práctica del mismo. Bajo todas estas premisas se
plantean los CAMPAMENTOS CON IDIOMAS.
Lo primero que debemos diferenciar es: Campamentos con Idiomas y Curso
de Idiomas. Los primeros son aquéllos en los cuales hay gran variedad de
actividades y una de las que se realizan a lo largo de la estancia de los y las
jóvenes en el campamento, es el aprendizaje de un idioma.
En algunos esta actividad es complementaria al resto del esquema general
del campamento, y se la otorga la misma importancia que a otras activida-
des como hacer escalada, o cualquier taller de manualidades, medioambien-
te, etc. Sin embargo en otros es el eje fundamental sobre el que giran el
resto de las actividades. Nosotros particularmente creemos más positiva y
con una mayor idea formativa esta última y es de la que versarán las siguien-
tes reflexiones.
Al mismo tiempo y aprovechando las mismas fechas veraniegas, tenemos
otra actividad que tiene como objetivo el aprendizaje de idiomas. Estos son
los Cursos de Idiomas de inmersión lingüística, que se realizan de dos formas
diferentes: Por un lado se pueden desarrollar en el país donde el idioma
seleccionado es la lengua materna de sus habitantes, y que cumple dos
objetivos generales:
• Conocimiento del idioma.
• Descubrimiento de un país nuevo.
La otra manera de llevarlos a cabo es, en el propio país. En éstos el objetivo
principal es el aprendizaje de los idiomas y por esto todas las actividades y
juegos son en el idioma elegido y muchas veces no dejan tiempo para la cre-
atividad de los más jóvenes. En este caso es como si trasladásemos una
parte del país al nuestro y los/as adolescentes estuvieran inmersos en el
mismo.
Tanto los campamentos como los cursos de idiomas, nos llevan a un aprendi-
zaje de la lengua en cuestión que ayudará a nuestros/as jóvenes en su currí-
culo académico y en su más o menos cercano proyecto de futuro. Pero tam-
bién conviene destacar las diferencias que existen en la metodología entre
ambas actividades debido sobre todo a los objetivos que tienen cada una de
ellas.
En los CURSOS DE INMERSION LINGÜÍSTICA, ya sean en el propio país
donde se habla el idioma que queremos aprender o en España, la metodolo-
Jóvenes y campamentos de verano 119
gía que se utiliza es muy similar a la utilizada durante el curso escolar. Los/as
chicos/as no ven grandes diferencias entre las actividades normales del
curso y las actividades del verano. Sí hay algunas diferencias, y es que las
horas dedicadas al idioma son muchas más que las que dedican diariamente
en el curso escolar. Que las actividades, de realizarse esta inmersión en el
país, se desarrollan dentro de un ambiente diferente, Que el profesorado en
algunos casos es diferente, son nativos, y finalmente que los medios a utili-
zar para este aprendizaje son más unipersonales, (ordenadores, etc.).
La metodología que se utiliza en los CAMPAMENTOS DE IDIOMAS es más
directa y cercana al joven, las posibilidades del desarrollo creativo son mayo-
res que en la anterior.
Lo lúdico frente a lo académico; ¿es bueno seguir estudiando en verano?
Cuando los padres deciden enviar a sus hijos/as a un campamento (contan-
do o no con la aprobación de los/as chicos/as), sobre todo si es la primera
vez, surgen miedos, incertidumbres que como padres es lógico que sientan.
Las preguntas por la entidad, los responsables, los lugares, las actividades…
son normales. Ante todo lo primero que hay que hacer es informarse y ver
distintas referencias para así poder comparar y elegir lo mas adecuado a
nuestros intereses y los de nuestros/as hijos/as. Y debemos preguntarnos:
• Qué profesionales llevan a cabo la actividad.
• Dónde van a estar nuestros/as hijos/as.
• Qué tipo de actividades van a realizar.
• Qué seguros tiene la actividad, etc.
Estas premisas deben tenerse en cuenta en consonancia con los gustos y afi-
ciones de los/as chicos/as, y de común acuerdo con ellos seleccionar el pro-
grama más adecuado. Si se pide a los adolescentes que elijan entre un cam-
pamento con actividades lúdicas, multiaventura, manualidades, excursiones...
y un campamento con clases y actividades de idioma, la mayoría de los/as
chicos/as se inclinaría por la primera opción, no por nada en especial simple-
mente porque las clases de idiomas le suenan a continuación de colegio o
escuela, y además la climatología del verano también influye ya que el cuer-
po pide aire libre y lugares donde prime el buen tiempo.
Por esta razón los que colaboramos en la organización y desarrollo de los
campamentos con idiomas, nos debemos esforzar en hacer de esta actividad
formativa, una cuestión amena y a la vez, la más “productiva” para los ado-
lescentes. Los padres deben orientarles hacia una u otra opción, teniendo
claro que no se trata de un lugar donde van a dejar a los/as chicos/as duran-
te un tiempo y ya está, sino que se trata de una actividad educativa que les
va a servir para madurar. Tampoco los padres deben plantearse este tipo de
campamentos formativos como la panacea gracias a la cual sus hijos e hijas
en un periodo corto de tiempo, van a salir con unos conocimientos lingüísti-
cos fantásticos. Aunque sí podemos tener en cuenta que van a adquirir los
aprendizajes necesarios que les ayuden por un lado a asentar los conoci-
mientos adquiridos durante el curso, y por otro a poner las bases para
adquirir otros nuevos frente al siguiente curso escolar.
Los campamentos son un tiempo en el cual los adolescentes rompen con sus
horarios, actividades y amigos/as habituales de todo el año y toman contac-
120 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
to con nuevas costumbres, pero este contacto no debe de ser una ruptura
total con todo lo realizado durante el periodo escolar. Tiene que ser un tiem-
po en el cual los/as jóvenes desarrollen otra serie de hábitos, o intensifiquen
los que ya tienen: el gusto por la lectura, por la creatividad en todas sus ver-
tientes, escritura, dibujo, modelado, pintura etc. Las relaciones humanas,
voluntariado y salir un poco y tratar de sacarlos de la burbuja en la que algu-
nos se encuentran inmersos, donde lo único que quieren es: videojuegos,
ordenador, móvil y televisión.
El día en verano dispone de suficientes horas con luz natural, para realizar
todo tipo de actividades y desarrollar estos hábitos. ¿Por qué no entre estas
actividades las que tengan un carácter formativo y, como base de esta for-
mación, los idiomas?
Este tipo de alternativas campamentales tienen que ser parte de la educa-
ción integral que queremos para nuestra juventud y ellos/as deben desarro-
llar, crear y fomentar los hábitos y habilidades que cada un/a tiene, y que de
otra forma seria muy difícil, tal vez, expresarlos. Debemos ayudarles a que se
comuniquen y se relacionen con sus compañeros/as y el entorno, que no
sólo sean presas de las maquinitas y teléfonos móviles, que sean capaces de
colaborar voluntariamente, de ayudar y a la vez fomentar en ellos/as el
voluntariado, y en muchas ocasiones para desarrollar todo lo anterior necesi-
tamos el idioma o los idiomas.
La diferencia que puede existir entre la gran variedad de campamentos que
todos conocemos y los campamentos con idiomas puede radicar en la mez-
cla existente entre la educación no formal y la educación formal. Sabemos
que el curso escolar es cada vez más exigente y que los adolescentes deben
y necesitan cambiar de actividad. Este cambio en el verano no debe ser una
ruptura total, el periodo vacacional es muy largo y van a tener tiempo para
todo. Éstos son los motivos que nos inducen a creer que tener una actividad
de idioma durante la estancia en los campamentos es positiva.
Los que hemos decidido llamar campamentos formativos no tienen grandes
diferencias con el resto de opciones campamentales, simplemente se man-
tienen y ayudan en los hábitos formativos formales de los más jóvenes.
También es verdad, que los adolescentes deben tener esa pequeña ruptura
que existe entre la educación formal y la no formal, pero esta se puede dar
por medio de una diferenciación metodológica. No creemos que trasladar el
método académico de los centros escolares al campamento sea lo más ade-
cuado. Hay que cambiar y realizar actividades novedosas, con el fin de que a
los/as chicos/as les sirva de estímulo y no lo vean como una continuación
del curso escolar. Por este motivo dentro del horario general del campamen-
to es conveniente introducir alguna actividad formativa encuadrada dentro
de la educación formal como son los idiomas y sobre esta actividad organi-
zar y generar el resto de actividades del campamento, el nexo común es la
actividad formativa “el idioma”. Se deben crear actividades, juegos, cancio-
nes etc. En los cuales los/as chicos/as sean los protagonistas de las historias
y de las actividades. No tiene que ser una confrontación entre lo lúdico y lo
académico, al contrario tiene que ser una mezcla de ambos porque eso ser-
virá para enriquecer el campamento y el aprendizaje curricular. Para la reali-
zación de todas estas actividades los grupos, al frente de los cuales hay un
monitor/profesor, no han de ser grandes. Diez, doce alumnos/as es el núme-
ro ideal. Un ejemplo de día normal en la planificación de este tipo de activi-
dades es:
Jóvenes y campamentos de verano 121
0088,,3300 LLllaammaaddaa ppaarraa lleevvaannttaarrssee..
Aseo personal, recogida de habitaciones.
0099,,3300 DDeessaayyuunnoo..
Ésta es una de las comidas más importantes del día y hay que educar a
los/as chicos/as, para que tomen el aporte energético imprescindible para el
desarrollo de las actividades de la mañana.
1100,,0000 CCoommiieennzzoo ddee llaass aaccttiivviiddaaddeess ddee IIddiioommaa..
En las sesiones de la mañana, se tratan los aspectos menos lúdicos de dicha
actividad, vocabulario, conversación, gramática, se refuerzan los conocimien-
tos que se han trabajado durante el curso y se crean nuevas pautas con el fin
de poder aumentar estos conceptos.
1111,,3300 CCaammbbiioo ddee aaccttiivviiddaadd..
Se pasa a la realización de juegos deportivos, medio ambiente, talleres,
deportes, multiaventura. Cada día esta actividad será diferente, con el fin de
no caer en la monotonía y tratar de que la participación por parte de los/as
acampados/as sea la máxima posible. A la hora de programar estas activida-
des hay que tener en cuenta las edades de los participantes en cada una de
las mismas.
1133,,0000 BBaaññoo..
Es un momento de relajación del grupo, no de los/as monitores/as, los cua-
les tienen que estar pendientes de los que se bañan y de los que no, los/as
chicos/as salen de la estructura de las actividades regladas y se juntan con
sus amigos/as. Juegan de una forma libre y a la vez controlada por los res-
ponsables del grupo.
1144,,0000 CCoommiiddaa..
Debemos de reponer fuerzas, la mañana ha sido intensa y el desgaste físico
y mental grande. Ésta tiene que ser variada y deberá aportar todos los
nutrientes necesarios en una buena dieta, no se debe de dejar a los adoles-
centes que consuman solamente lo que les gusta, deben comer de todo
pues la dieta ha de ser equilibrada.
1155,,0000 TTiieemmppoo LLiibbrree..
Los jóvenes necesitan esos momentos de intimidad en los cuales se relacio-
nan, hablan con sus padres, con sus familiares más cercanos, éstos por
medio de las modernas fórmulas de comunicación, Internet, teléfono móvil, o
las que con la llegada de las nuevas tecnologías han quedado en desuso, la
carta y el teléfono fijo. Es también el momento en el cual entablan relaciones
con los nuevos amigos y amigas, preparan las actividades de grupo y juegan.
1166,,0000 CCoommiieennzzaann llaass aaccttiivviiddaaddeess ddee ttaarrddee..
En éstas debemos tener en cuenta, el entorno y situación de la instalación.
No son lo mismo las actividades en Pirineos, por poner un ejemplo que las
que se pueden realizar en Cádiz. Solemos comenzar con la actividad de idio-
ma. En esta ocasión al contrario que las mañanas se trata de una actividad
más lúdica, donde la creatividad y las habilidades de cada uno se mezclan
con la adquisición de conocimientos. Se utilizan medios técnicos como DVD
o similar con el fin de organizar video forum, que ayudará a los acampados a
soltarse en conversación y vocabulario y se organizarán diferentes activida-
des para su puesta en común con el gran grupo.
122 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
1177,,3300 BBaaññoo..
Aprovechando que estamos en verano, un baño en la piscina, en la playa o
simplemente con una manguera dará a los/as chicos/as la suficiente vitalidad
para llegar hasta el final del día y además un tente en pie a modo de merien-
da, eso sí, variado y diferente cada día.
1188,,3300 DDeeppoorrtteess..
El sol ha bajado y podemos correr y jugar sin grandes problemas. Es el
momento para realizar deportes y ejercicios donde el desarrollo físico sea
necesario en un mayor o menor grado. Hay que tener en cuenta que no
todos los/as chicos/as son iguales ni tienen las mismas condiciones, es por
esto por lo que debemos conjugar juegos en los que unas veces destaquen
unos y otras sean los otros.
1199,,3300 AAsseeoo ppeerrssoonnaall..
Todos debemos pasar por la ducha. Ha sido un día intenso y cargado de
actividad, es en este punto donde a los/as acampados/as se les da educa-
ción para la salud y se les hace ver que la higiene personal es un bien para
él, ella y para los que les rodean.
2211,,0000 CCeennaa..
Llega la última comida del día pero no por eso la menos importante. Hay
que tener en cuenta que hasta la mañana siguiente no van a ingerir ningún
otro alimento, y en las horas nocturnas hay que intentar que no se consuma
ningún tipo de golosina o comida que ellos hayan llevado al campamento.
Esto nos ayuda en sus hábitos de alimentación.
2222,,0000 AAccttiivviiddaadd nnooccttuurrnnaa..
El día ha sido intenso pero seguimos con energía y con ganas de disfrutar de
lo que resta de la jornada. Tenemos que programar actividades nuevas y
diferentes cada día. No se debe repetir durante la estancia de los participan-
tes en el campamento ninguna actividad nocturna: discoteca, concursos,
grandes juegos, veladas, cuentacuentos son algunas de las que llenarán
estos momentos y en las mismas podemos mezclar las actividades en el
idioma que hemos ido a perfeccionar o aprender.
2233,,3300 AA llaa ccaammaa..
Es la hora del descanso y tenemos que hacer entender a los/as
acampados/as que dormir es una necesidad vital por que al día siguiente
tenemos otro montón de cosas por hacer.
Dentro de esta planificación entran los días especiales, en los cuales nos
vamos de excursión, realizamos salidas fuera de la instalación, proyectamos
actividades culturales y en otras entramos en contacto con el medio que nos
rodea, etc.
Un ejemplo lúdico
Las preguntas que pueden hacerse los padres responsables, son: ¿En qué
consisten las actividades lúdicas del Idioma? ¿Quién o quiénes son los res-
ponsables de llevarlas adelante? Un ejemplo de esto pueden ser las diferen-
tes actividades que nuestros monitores y profesores llevan a cabo en los
campamentos. Si explicamos de una forma académica, dentro del aula y con
el libro de texto encima de la mesa, por ejemplo, el Tema LA CIUDAD:
Jóvenes y campamentos de verano 123
• ¿Qué es una ciudad?
• ¿Cuáles son los diferentes servicios y recursos que tenemos en nuestras
ciudades?
• ¿Qué personajes encuentran dentro de la misma?
Con probabilidad los/as acampados/as lleguen a aburrirse en la clase si a
esto añadimos las condiciones en las cuales estamos desarrollando la acti-
vidad, es decir, día de calor y compañeros/as realizando otras actividades
al aire libre y que apetece más la piscina que el aula, al profesor le va a ser
casi imposible tener concentrados a los/as chicos/as durante esas horas
de clase. Pero demos un giro lúdico a todo esto, y después de contar y
marcar una líneas de actuación a los/as chicos/as, digámosles que vamos
a crear nuestra propia ciudad en el entorno que nos rodea, y en lugar de
ver las calles en el libro o dibujadas en el cuaderno; salgamos, y busque-
mos en los recursos de los que disponemos para crear esa calle y los ser-
vicios que se encuentran en ella, construyamos los personajes que pueblan
la ciudad.
Nosotros como educadores y responsables de la actividad tenemos que
poner atención en la conversación de los/as acampados/as, así podremos
apreciar que la relación entre ellos/as, entre la imagen y el vocabulario, son
muy diferentes a las respuestas que teníamos dentro del aula, porque
ellos/as han creado y construido el banco, la agencia de viajes, la frutería, el
hospital, etc... y además hay tiempo para JUGAR dentro de la ciudad. Unos
serán policías, otros comprarán en la frutería, otros son panaderos, crearán
su propia moneda, etc... Siempre bajo nuestra supervisión, de los profesores
y monitores que coordinarán las actividades y las acciones de los adolescen-
tes en el JUEGO. No tenemos que olvidar que además de jugar hay que cola-
borar, ayudar y corregir en aquellas actitudes que no sean las más adecua-
das para el aprendizaje. Todo esto nos lleva al reforzamiento del idioma a
través del juego, de lo lúdico, de lo que los/as jóvenes quieren hacer en su
época vacacional, y también a lo académico. De esta forma tan sencilla y al
mismo tiempo tan educativa alcanzamos uno de los objetivos que nos plan-
teamos en este tipo de campamentos formativos.
Otro de los ejemplos que se puede realizar es la creación de un periódico o
emisora de radio, con una periodicidad conocida por los participantes en el
campamento. Se trata de que todos los grupos colaboren en la puesta en
marcha y funcionamiento de cualquiera de ellos o de ambos. Al igual que en
el ejemplo anterior los/as chicos/as que participan tienen que desarrollar
vocabulario, comprensión, creatividad para que el resto quiera escucharlos y
entenderlos.
Éstos son algunos de los muchos ejemplos que podemos realizar en los
campamentos formativos y lo que nos demuestra que en ningún caso lo lúdi-
co y lo académico deben estar reñidos, sino ser el complemento ideal para el
aprendizaje. Es al mismo tiempo lo que diferencia muchas de las veces al
campamento de la escuela. En el campamento tenemos más tiempo, grupos
más pequeños, posibilidades y recursos que muchas veces nos faltan en la
escuela para llevar a cabo estos programas.
Lo que debemos tener en cuenta son las posibilidades y recursos de que dis-
ponemos en el entorno para la realización de las mismas. No se trata de
crear decorados ficticios y al mismo tiempo costosos en material y esfuerzo
de los acampados, ya que esto nos llevaría a ir en contra de otros objetivos
124 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
que se persiguen en el campamento. Como resumen de todo este proceso
manifiesto la opinión de que el aprendizaje y el estudio durante la época
vacacional son buenos y además ayudan a los/as jóvenes en sus tareas y
hábitos posteriores.
Los profesionales en la actividad
Para llevar a cabo estas actividades dentro de un programa planificado y
programado al 100 % es esencial una figura: la del MONITOR / PROFESOR.
Estas personas tienen que estar preparadas académicamente para que pue-
dan dar las clases necesarias, aunque con una metodología diferente a la del
curso escolar, y también necesitan una preparación en materia de ocio y
tiempo libre adquiriendo así los recursos suficientes y necesarios para llevar
a buen puerto la planificación prevista. Los MONITORES en todas las activi-
dades de OCIO Y TIEMPO LIBRE han de ser TITULADOS, titulación que se
consigue por medio de los diferentes cursos que las Escuelas de Animación
y Tiempo Libre de las diferentes comunidades autónomas imparten a lo
largo del año.
Estas entidades pueden tener un carácter público o privado. Las públicas
dependen de Ayuntamientos, Comunidades, etc. Las privadas son más
heterogéneas, hay escuelas vinculas a órdenes religiosas, a organizaciones
juveniles laicas, a ONG’s y otras dependen de empresas privadas que las
tienen con el fin de preparar profesionalmente a las personas que van a
dirigir y llevar a cabo las actividades de su programación. Dentro de estas
escuelas hay algunas que tienen como parte de sus contenidos la forma-
ción específica de monitores para la realización de este tipo de campamen-
tos. Esta formación es complementaria de todas las áreas troncales del
curso, incluyen psicología, pedagogía, técnicas y recursos, educativa, que
ayudan a comprender, entender, y animar a los participantes de las distin-
tas actividades. Además de esta formación se les pide formación académi-
ca, en la gran mayoría de los casos son maestros por la rama de Idiomas, o
licenciados en filología (dependiendo del idioma), con una gran base de
conocimiento de la lengua a enseñar. También tienen cabida los profesiona-
les que vienen de países cuya lengua sea la que pide y enseña el campa-
mento y que tienen una serie de títulos y certificados que nos pueden ser
útiles en el desarrollo de la actividad. Todo esto debe estar coordinado o
dirigido por otra figura no menos importante: El COORDINADOR de activi-
dades juveniles.
Por otra parte debemos considerar que estas personas son humanas y aun-
que tratan en todo momento de dinamizar, enseñar, animar y ayudar a los/
acampados/as, necesitan del apoyo por un lado de los/as chicos/as que
asisten al campamento y por otro de los padres. ¿Cómo pueden ayudar los
padres? Hay que tener en cuenta que los acampados necesitan de un
periodo de adaptación inicial en todas y cada una de estas actividades, que
no suele ser igual en todos/as, ya que depende de su propia madurez y de
las experiencias anteriores. Los padres suelen encontrarse al otro lado del
hilo telefónico y no están ante la situación de lo que realmente esta suce-
diendo: ante cualquier problema, y mucho más si la situación es grave,
todo se magnifica. Hay que tranquilizarse y no interpretar al pie de la letra
lo que reflejan los/as chicos/as durante la conversación, es conveniente
hablar con los responsables de la actividad antes de tomar cualquier deci-
sión.
Jóvenes y campamentos de verano 125
Otras actividades formativas dentro de los campamentos:deportes, vela, ecología, expresión artística, multiaventura…
En uno de los primeros apartados de este artículo hemos hablado que
muchos de los campamentos que se hacen en la actualidad, partieron en un
primer momento como una actividad complementaria dentro de los mismos.
Pero por la ley de la oferta y la demanda de la sociedad actual, han pasado
de ser una actividad más a ser LA ACTIVIDAD principal del campamento. Al
igual que a lo largo del presente artículo he comentado los campamentos
formativos de idiomas, en este último epígrafe quiero comentar otra serie de
actividades formativas que ayudan a la maduración como personas de los
adolescentes.
Dentro de las actividades formativas que podemos ofrecer en los campa-
mentos hay actividades de marcado carácter deportivo; éstas son las más
usuales, no por nada especial sino por la época en las cuales se realiza y por
la fuerte demanda que existe de las mismas en la actualidad. Algunas de
ellas no se las puede denominar con toda la extensión de la palabra como
campamentos, éste es el caso de los CAMPUS DEPORTIVOS. En la mayoría
de los casos este tipo de actividades tienen entre un 80 y 90 por ciento de
actividad deportiva, dejándose el otro 10 por ciento para actividades de ocio
y tiempo libre y en gran parte de ellos estas no son tan variadas y ricas en
recursos como las primeras. Dentro de esta oferta tenemos deportes como:
Fútbol, Baloncesto, en los cuales nos encontramos adolescentes que asisten
a los mismos teniendo en cuenta:
• Primero, el nombre de la entidad que lo organiza. Estamos en una época
en la cual la marca vende y si quien vende es un club de renombre,
muchas veces sin fijarnos en otras cuestiones. Los/as chicos/as son apun-
tados a dicha actividad sin tener en cuenta el resto de los objetivos que
dentro de los niveles formativos nos planteamos.
• En otros casos movidos un poco por el orgullo de que nuestros/as
hijos/as sean los beneficiados de una selección para formar parte de
dicho clubes.
Este mercado está muy copado por los equipos de élite, tanto de uno como
de otro deporte. No ocurre lo mismo con los deportes de carácter minorita-
rio, donde son las federaciones tanto estatales, como autonómicas las que
en la mayoría de los casos llevan el peso de este tipo de actividades.
Hay otro tipo de campamentos formativos donde lo que prima, no es la acti-
vidad física, sino el cuidado del medio ambiente, la expresión artística, en
todas sus modalidades. Éstos ya no son tan mayoritarios como los anterio-
res. Sus grupos están formados por un volumen de adolescentes menor que
los campus, pero la ventaja que en ellos encontramos es que los participan-
tes están más comprometidos con lo que realizan. Dentro de esta clase de
campamentos podemos encontrar:
• Campamentos medioambientales.
• Campamentos musicales.
• Campamentos culturales.
Además están los campamentos en los cuales a los acampados se les forma
en unos ideales o filosofía de la vida. A éstos también se les puede denomi-
nar formativos. Finalmente hay otro tipo de campamentos, que no están diri-
126 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
gidos a adolescentes sino a otro tipo de público más adulto como jóvenes
universitarios/as, y se trata de los Campos de Trabajo.
Lo que como padres y madres responsables de la educación integral de
nuestros/as hijos/as debemos tener en cuenta, es que la estancia de los/as
chicos/as en uno u otro campamento debe ser una opción elegida de común
acuerdo. Nunca ser una imposición o ser la mejor opción y única porque el
ayuntamiento nos subvenciona; sino porque nuestra filosofía de vida va de
acuerdo con uno u otro campamento. Para que la actividad formativa sea
aprovechada por los más jóvenes, y en años sucesivos quieran repetirla y no
sea una experiencia negativa, debemos ayudarles a elegir.
Como conclusión final a todo lo comentado anteriormente podemos sinteti-
zar diciendo: Los campamentos y actividades del verano es un tiempo en el
cual los adolescentes deben adquirir y potenciar una serie de hábitos forma-
tivos que les sirvan de ayuda y aprendizaje para enfrentarse a los retos que
van a ir encontrando en su vida.
BIBLIOGRAFÍA:
Coordinadora Infantil y Juvenil de Tiempo Libre de Vallecas (2000) “Campamentos de verano: diseño y
organización” Popular. Madrid.
Gómez Palacios, J.J, De Diego, Salomé, De las Heras, Juan. B. (1993). “Entre jóvenes: campamentos,
deportes, campos de trabajo” CCS. Madrid.
Hernando Castañeda, Luis (2004). “Campamentos” Kinesis. Colombia.
Martínez Abellán, Rogelio (1998) “Educar en el tiempo libre” Comunidad educativa. - n.; 252 (junio
1998); p. 13-33.
Villegas, Jesús, Mateos, F. Javier (1992). “Un campamento de fábula. Qué es y cómo se programa un
campamento”. CCS. Madrid.
Jóvenes y campamentos de verano 127
Jóvenes y campamentos de verano 129
Jóvenes y multiaventura: un modelo deéxito
A partir de la pasada década de los 90, la práctica de algunos deportes caracterizados por realizarse
en la naturaleza y por llevar añadido un componente de riesgo, empieza a generalizarse en campamen-
tos para jóvenes que piden nuevas fórmulas de entretenimiento, y que quieren imitar las aventuras de
expertos deportistas adultos que viven experiencias emocionantes. Escalar, navegar, descender por
barrancos o tomar pendientes de vértigo sobre una bicicleta requieren entrenamiento y conocimiento
de técnicas precisas, todo lo cual puede ir aprendiéndose junto a chicos y chicas de la misma edad de
la mano de monitores bien preparados para ello. Los campamentos de multiaventura suponen otra
vuelta de tuerca en un mundo que cita cada año a quien más necesidad tiene de emociones fuertes y
de amistades inolvidables.
PPaallaabbrraass ccllaavveess:: Reto, compañerismo, deportividad, ecología, aventura.
Los campamentos multiaventura
El desarrollo y la estabilidad económica que a partir de finales de los años
setenta se da en nuestro país, permite que algunos deportes minoritarios y
por muchos considerados de “locos” vieran incrementado su número de
practicantes de forma lenta pero paulatina. Esta evolución no es más que
una consecuencia, y una característica, del nivel adquisitivo que posee una
sociedad, y, sobre todo de una mayor disponibilidad de tiempo de ocio. Con
el paso de los años, ya a finales de los ochenta, la tendencia vacacional no se
dirige únicamente hacia las abarrotadas playas, sino que busca espacios
naturales poco alterados en los que se puedan vivir experiencias donde el
riesgo a primera vista es elevado, y por tanto muchas veces atractivo, pero
que se encuentran bajo control de especialistas. Así, se ofrecía, la posibilidad
de vivir unas situaciones que hasta hace pocos años eran privilegio de quie-
nes se atrevían a afrontarlas por su cuenta tras un largo periodo de aprendi-
zaje y entrenamiento.
Para atender a esta creciente demanda de “deportes de aventura” nacen
empresas especializadas que emplean a trabajadores más o menos especiali-
zados, y que, en muchos casos, no poseen ningún tipo de titulación. El vacío
legal que en aquellos años se da y que aún hoy existe en muchas comunida-
des autónomas, favoreció el florecimiento de un gran número de empresas,
más o menos legales, que intentaron atender esa nueva demanda social.
Los campamentos multiaventura nacen motivados también por el interés que
muchos padres tienen de que sus hijos “prueben”, experimenten y se divier-
tan, con esos deportes de riesgo que tan de moda se han llegado a poner,
como competencia al modelo tradicional de campamento donde actividades
son más lúdicas y menos fuertes emocionalmente hablando.
Miguel Ángel García Crespo Director de la escuela de alta montaña de Castilla Y LeónDOCUMENTOS
9
Las actividades ofertadas en los campamentos multiaventura
La oferta dentro de los deportes de aventura es muy variada e incluye
deportes que no entrañan a priori ningún tipo de riesgo, como por ejemplo,
el tiro con arco o los paseos a caballo. Son deportes o técnicas deportivas
que se desarrollan por lo general al aire libre, y que en gran parte, ese com-
ponente de riesgo viene dado por lo impredecible y vulnerable que es el
hombre en relación con la naturaleza.
En la siguiente relación se citan y explican los deportes normalmente inclui-
dos dentro de los campamentos multiaventura. Hay que señalar que, lógica-
mente, la oferta de un campamento viene determinada por el punto geográ-
fico donde se desarrolle la acampada, en lugares de costa o cercanos a
embalses, se suelen incluir disciplinas deportivas como el wind-surf, la nave-
gación en embarcaciones a vela o el buceo.
Las actividades multiaventura más usuales dentro de los campamentos son:
Rafting. Se trata de descender un río de aguas bravas gracias a lanchas neu-
máticas, para ello se cuenta con un equipo individual que consta de casco,
chaleco salvavidas y pala; habría que añadir en caso de que la temperatura
del agua fuese baja un traje de neopreno, chubasquero y escarpines. Cada
embarcación va dirigida por un guía especializado.
Piragüismo. El objetivo de esta actividad es que los participantes adquieran
las nociones básicas para poder manejar una piragua en aguas tranquilas. En
un segundo paso y para aquellos individuos que poseen unos conocimientos
previos la práctica del piragüismo se pasa a desarrollar en aguas bravas. Para
ello, el acampado debe contar con una piragua por participante, chaleco sal-
vavidas, casco y pala.
Vela. Navegar es sin duda una experiencia llena de atractivos, se realice en el
mar o en las aguas de un pantano. Existe una amplia variedad de modalida-
des en función del modelo de embarcación y de los conocimientos del parti-
cipante pero sus versiones más sencillas permiten la práctica a cualquier
joven en grupos o tripulaciones. En el velero todos los navegantes deben lle-
var puesto el chaleco salvavidas y tener acceso a un contenedor estanco con
instrumentos sonoros o de otro tipo para comunicación de emergencias.
Wind-surf. Una primera instrucción se lleva a cabo en aguas poco profundas,
que permitan subir y bajar de la tabla muchas veces con facilidad. Con la
adquisición de una destreza suficiente se podrán hacer recorridos más lar-
gos, siempre bajo la mirada atenta de un monitor. Generalmente, el uso de la
tabla con su vela es individual, y todos los/as participantes, deben vestir
siempre su chaleco salvavidas que permita flotación en caso de sufrirse
algún golpe que lo impida de forma autónoma.
Buceo. Es posible practicar atractivas inmersiones o recorridos de costa con
un material básico (aletas, gafas submarinas, salvavidas). El buceo deportivo
con bombonas y mayores profundidades requiere entrenamiento y un mate-
rial muy específico siendo menos común su práctica en meros campamentos
de aventura.
Escalada. Los participantes se mueven por un plano vertical de la mano de
monitores especializados y con la seguridad de estar asegurados mediante
una cuerda. Cuentan para ello con arnés y casco. Este deporte se puede rea-
lizar tanto en un medio natural como en una instalación artificial o rocódro-
mo.
130 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Rapel. No es un deporte en sí; se trata de una técnica utilizada en el alpinis-
mo y la escalada para descender por paredes o terrenos escarpados gracias
al uso de cuerdas. El participante en esta actividad se desliza por una cuerda
ayudado por un dispositivo que mediante rozamiento de la cuerda sobre él,
controla la velocidad de descenso. La persona que baja se encuentra asegu-
rada de modo que ante cualquier eventualidad no ocurra ningún tipo de per-
cance. El material necesario para cada persona es arnés, casco, mosquetones
de seguridad y descendedor.
Senderismo. Recorridos a pie por diversos parajes. Es posible que se incluya
alguna ascensión que no ofrezca ninguna dificultad técnica ni requiera el uso
de cuerdas ni otros elementos de seguridad. Aquí el material es inexistente y
cada participante debe aportar un calzado apropiado para transitar por
terreno accidentado y una mochila.
Espeleología. Esta actividad, mitad deporte y mitad exploración, consiste en
penetrar en cuevas de desarrollo horizontal para que los y las jóvenes pue-
dan observar las diversas formaciones (coladas, estalactitas, estalagmitas,
microlagos...) que el poco conocido mundo subterráneo esconde. Para ello
van provistos, como mínimo, de un casco que incorpora un sistema de ilumi-
nación que puede ser eléctrico o mediante gas (carburero).
Descenso de barrancos. Aquí se combinan, en ocasiones, distintas técnicas
como el rápel o la escalada. Consiste en descender un río por su mismo
cauce. Suele tratarse de ríos que salvan grandes desniveles en cortos trayec-
tos, y además, se encuentran encajonados entre paredes más o menos verti-
cales. Para su práctica es necesario un traje de neopreno completo, calceti-
nes de neopreno, casco, arnés descendedor, cabos de anclaje y mosqueto-
nes de seguridad a parte de la cuerda.
Bicicleta de Montaña. Quizás sea este el deporte más accesible al gran públi-
co, sin embargo muchas personas demandan esta actividad para poder dis-
frutar de una serie de paisajes de forma rápida, y, que de otra manera, les
llevaría varias jornadas recorrer. Como actividad para campamentos multia-
ventura, la bicicleta de montaña es una de las prácticas deportivas que más
riesgos entraña. La bicicleta es un elemento de transporte que el monitor no
puede controlar directamente y que puede ocasionar accidentes por la
negativa del joven a llevar a cabo los consejos e indicaciones que los/las
monitores/as les hacen. Lógicamente, la bicicleta es parte esencial del mate-
rial necesario, pero además se debe entregar un casco y chaleco reflectante
en caso de circular en algún tramo por una carretera.
Todas estas actividades se enfocan hacia dos vertientes:
• Vertiente lúdica. En este caso se busca el entretenimiento de los jóvenes
con la práctica deportiva de los denominados deportes de aventura,
dando a conocer al mismo tiempo otras alternativas de ocio. Cada activi-
dad se trata como un juego, intentando que los/as jóvenes se diviertan e
informando de las diferentes posibilidades con que pueden contar en
caso de que algún deporte determinado sea de su interés y deseen prac-
ticarlo de forma particular en un futuro.
• Vertiente formativa. En el transcurso de la actividad se muestran y expli-
can una serie de pasos básicos que pueden aprender los/as participantes,
y así, adquirir los conocimientos mínimos para que en un futuro continúen
haciendo ese deporte por su propia cuenta. En todo caso, no se tratan de
cursos en sí, ya que la vertiente lúdica no se debe olvidar en ningún caso.
Jóvenes y campamentos de verano 131
Recursos humanos
Los campamentos multiaventura tienen como principal aliciente la práctica
de deportes considerados de riesgo. Estos deportes requieren un conoci-
miento de técnicas complejas para su realización, de modo que en caso de
surgir algún problema, el monitor reaccionará oportunamente de acuerdo
con la destreza que le ha ido dando un entrenamiento continuado. Esto
garantiza unos márgenes de seguridad muchos más que aceptables.
Sin lugar a dudas, el problema de la formación y de las titulaciones exigibles
a estos/as monitores/as, es algo de lo que me ocuparé más tarde. Digamos
ahora unas palabras sobre las condiciones y perfiles de este/a educador/a
tan especializado.
En primer lugar, se requiere conocimiento teórico y práctico de la disciplina
deportiva que se va a desarrollar, además, el monitor conocerá cuáles son las
dificultades y los problemas más comunes con los que se puede encontrar
en una actividad, y las soluciones y actitudes que hay que mostrar ante los
mismos. Por otra parte, nuestro monitor debe ser un elemento motivador y
estimulador para participantes que, en muchas ocasiones, se van a iniciar en
aquellas disciplinas o que en su deseo de progresar deben encontrar en todo
momento el apoyo que necesitan. Por tener entre manos una actividad de
riesgo, el monitor o la monitora debe inspirar en todo momento seguridad y
confianza y mantener una actitud serena y firme a la vez. Veremos en
muchas ocasiones cómo los y las jóvenes dependen de sus monitores y
cómo reconocen en éstos su autoridad en la materia que aprenden y ejerci-
tan. Esto ayuda a que se cree una relación especial con el monitor deportivo
junto al que van a vivirse seguramente experiencias inolvidables.
Fuera ya de la faceta deportiva y como apoyo a las actividades multiaventu-
ra debería contarse con un buen equipo de monitores de tiempo libre que se
encarguen de la organización de veladas y sobre todo de la coordinación y
buen funcionamiento del grupo en los periodos de tiempo en los que no se
está realizando ninguna actividad deportiva. Si bien puede afirmarse que
éstos no llevan el peso temático del campamento no debe menospreciarse
su labor pues su presencia a lo largo de la jornada aportará colorido y buen
tono en la atmósfera campamental.
Recursos materiales
Al tratarse de actividades de riesgo, el material específico para su práctica
ha de ser de la mejor calidad y por descontado que cumpla con la normativa
actual vigente.
En este aspecto se pueden distinguir dos grupos dentro del material. Los
equipos de protección individual (E.P.I.) en donde estarían cascos, arneses,
chalecos salvavidas…, y por otro lado, aquellas partes del equipo que son de
uso o protección común (cuerdas, mosquetones, balsas, carbureros…). Entre
este equipo de grupo es bueno recordar la conveniencia de llevar siempre un
pequeño botiquín que ayude a realizar pequeñas curas ya que la actividad
de aventura se vivirá muchas veces en lugares alejados del campamento.
A todo el material se le debería realizar un minucioso examen después de
cada actividad, para posteriormente almacenarlo dentro de unas condiciones
determinadas que no alteren su resistencia o mermen su vida útil. Esta tarea
no es exclusiva de los monitores, aun más, debe concienciarse a los partici-
132 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
pantes de que el aprendizaje de los cuidados que merece cada material tam-
bién permitirá reconocer a un deportista completo.
El porqué de los campamentos y jornadas de multiaventura
A principios de los años 90 comienzan a instaurarse en nuestro país, de una
forma definitiva y general, los campamentos juveniles con práctica de los lla-
mados deportes de aventura.
Se puede decir de estos campamentos que son el resultado de la tendencia
de una sociedad, que cada día dispone de más tiempo libre, a vivir este
tiempo de ocio en la naturaleza, ya sea como una afición prolongada y con-
solidada o bien por divertimento puntual en actividades de riesgo controla-
do. En cierto modo podría decirse que lo que empiezan siendo prácticas
deportivas adultas en disciplinas aisladas, deriva en ofertas multideportivas
para jóvenes, cargadas de un fuerte atractivo por la variedad de experiencias
y de emociones que prometen. Son además un catálogo práctico en el que
los jóvenes de ambos sexos pueden seleccionar las actividades deportivas
que les son más atractivas, y hacia cuya práctica particular, pueda dedicarse
más tarde. En cualquier caso, el objetivo primero será siempre el de procurar
un disfrute en la naturaleza que sirva de llamada a la persona por muchos
años.
Programación de los campamentos
Los clásicos campamentos veraniegos donde los muchachos pasaban sus
días realizando juegos y talleres de tiempo libre y en contadas ocasiones
algún rápel, tirolina o escalada continúan desarrollándose verano tras verano,
y en mi modesta opinión, creo que así seguirá. Hasta los 12 ó 13 años existen
ciertas limitaciones para la práctica de los deportes de multiaventura; por
ejemplo un niño o niña de 8 años no tiene la suficiente fuerza física como
para remar durante unos minutos en una piragua en aguas tranquilas o se ve
limitado por motivos de seguridad en un descenso en lancha neumática (raf-
ting) al volumen de agua que tenga el río.
Para la programación de un campamento multiaventura partimos de la edad
a la que va dirigido, del número de participantes y por último de la duración.
En primer lugar, la edad seleccionará los deportes y la manera de enfocar su
práctica. De este modo se buscarán una serie de juegos que conviertan cada
sesión deportiva en algo divertido y lo menos monótono posible.
El número de participantes total del campamento marcará la posible división
en grupos. El desarrollo de ciertas actividades deportivas limita el número
total de practicantes por varios motivos; por espacio físico, por limitaciones
de material, y por el propio deporte en sí. Por ejemplo, para la escalada un
monitor solo puede atender a un niño que este escalando y si fuese un
grupo numeroso los momentos de espera serían eternos.
La duración del campamento también determina el número de deportes a
practicar y las sesiones que a cada uno de ellos e dedican. En campamentos
en los que algún deporte de realiza en varias ocasiones se puede dar un
enfoque mucho más pedagógico a las sesiones con el fin de que su práctica
no se convierta en un mero pasatiempo, sino que sirva para conocer con
mayor profundidad ese deporte y que incluso si el joven está interesado con-
tinúe por su cuenta realizándolo.
Jóvenes y campamentos de verano 133
Un día normal de campamento multiaventura
Los monitores de tiempo libre son los encargados de despertar a los/as
participantes y que estén puntuales a la hora del desayuno. Un breve
periodo de tiempo sirve a los acampados para terminar su aseo personal y
prepararse para la actividad que esa mañana les corresponda. Son tam-
bién los monitores de tiempo libre quienes organizan los diferentes grupos
y, ya junto con al monitor deportivo, se dirigen al lugar indicado para des-
arrollar la actividad. El regreso al campamento se realiza con un margen
suficiente de tiempo para que los y las jóvenes se organicen para la
comida.
Al menos una hora separa la finalización de la comida con la sesión deporti-
va de la tarde. Durante este tiempo los chicos se encuentran descansando o
realizando algún tipo de juego de tiempo libre bajo la atenta mirada de sus
monitores. El deporte de la tarde será, por supuesto, diferente al de la maña-
na, aunque su organización es similar siendo la única diferencia el reparto de
la merienda. Ya de vuelta en la instalación tendrán tiempo para ducharse
antes de la cena.
Las veladas suelen estar amenizadas con diferentes juegos, proyecciones de
diapositivas o videos y alguna de las noches, fiesta.
Las actividades deportivas irán rotando por los grupos, intercalando en oca-
siones visitas culturales, recorridos de senderismo, o medias jornadas de
descanso en piscinas o con algún taller de tiempo libre.
Comercialización; a quién van dirigidos los campamentos de multiaventura
Los campamentos y jornadas multiaventura van dirigidos a todos aquellos
grupos y colectivos organizados previamente, ya que la demanda particular
es mínima. Así, son las administraciones locales (comunidades autónomas,
diputaciones, ayuntamientos y juntas municipales), las asociaciones juveniles,
culturales o deportivas, las federaciones y clubes de diferentes deportes,
colegios e institutos y sociedades recreativas, los que más solicitan estos
tipos de campamentos.
Cómo se realiza
Dos son las formas principales de vender estos “productos”. La primera de
ellas es la visita por parte de comerciales de los posibles clientes. En este
primer contacto se hace una presentación de quién es la empresa, cuál es su
trayectoria profesional y cómo trabaja. Todo esto apoyado por medios
audiovisuales. A partir de ese momento, y en sucesivas reuniones, se irá per-
filando el campamento.
La publicidad en diferentes medios y en páginas web es la segunda opción
de comercialización, aunque se puede decir que se trata de un paso previo a
la visita del comercial.
Problemática
•• SSoobbrree llaass iinnssttaallaacciioonneess
No es fácil encontrar, en un mismo punto geográfico, las posibilidades para
practicar un buen número de deportes de aventura. Si a esto añadimos otra
serie de factores como unas vías de comunicación en buen estado y no limi-
134 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
tadas únicamente a la carretera, o un centro de salud próximo, podremos
darnos cuenta que las “poblaciones ideales” son un bien muy escaso.
Localizado el lugar tendremos que contar con una instalación digna. Los clá-
sicos campamentos de tiendas de campaña, son cada vez menos demanda-
dos en beneficio de las comodidades que pueden ofrecer los albergues o las
cabañas. Debemos pues armarnos de paciencia para conseguir permisos,
licencias, autorizaciones para poner en funcionamiento nuestra instalación.
Una instalación de la que, si tenemos suerte sacaremos rendimiento cinco
meses al año, por lo que su periodo de amortización real se alargará más
tiempo del deseado.
•• SSoobbrree eell ddeessaarrrroolllloo ddee llaass aaccttiivviiddaaddeess
La práctica de los deportes de aventura se lleva a cabo en entornos natura-
les que suelen estar sometidos a diferentes figuras de protección ambiental.
Este aspecto que en parte resulta beneficioso por la llamada de atención
turística que estos espacios conllevan, tiene una cara negativa para la explo-
tación empresarial que esos recursos naturales ofrecen. Por lo general, la
normativa resulta muy estricta a la hora de realizar deportes al aire libre y
más aún desde una perspectiva de aprovechamiento económico que supone
la utilización de la naturaleza por un elevado número de personas. Está claro
que el respeto por la naturaleza ha de ser un aspecto primordial a la hora de
realizar nuestras actividades, pero una estricta normativa acaba, en muchos
casos, por desertizar pueblos y regiones cuya única salida es un turismo
rural activo pero, eso sí, al mismo tiempo, respetuoso.
Si la presión sobre los espacios naturales es una realidad innegable, también
lo es que sólo una educación medioambiental adecuada concienciará a
generaciones futuras del trato amable que la naturaleza merece por nuestra
parte. Hay que defender el valor educativo de los campamentos de multia-
ventura, proponerlos como recurso didáctico en esta difícil tarea de preser-
vación y mantenimiento de un medio tan amenazado. La experiencia nos
dice que las agresiones más graves a la naturaleza, al margen de las provo-
cadas por intereses económicos, vienen más de quienes la ocupan de forma
dispersa, tanto en el espacio como en el tiempo, que de aquéllos que han
desarrollado desde muy jóvenes una fuerte sensibilidad de respeto y son asi-
duos habitantes de este medio. Además del disfrute de documental y sillón,
la naturaleza invita a un disfrute cercano, profundo, que será menos agresivo
cuanto más se descubra su belleza más impactante.
•• SSoobbrree llaass ttiittuullaacciioonneess ddee mmoonniittoorreess yy gguuííaass
Los campamentos multiaventura tienen como principal aliciente la práctica
de deportes considerados de riesgo. Deportes que requieren un conocimien-
to de técnicas complejas.
Hasta hace muy pocos años los técnicos deportivos se formaban dentro del
seno de las diferentes federaciones, y llevaban a cabo su función pedagógica
en ellas. Con el auge del turismo activo estos técnicos pasaron a engrosar las
plantillas de incipientes empresas, que funcionaban en un gran vacío legal,
trabajando al lado de otras personas sin ningún tipo de titulación. Con el
paso del tiempo ese vacío legal se ha ido cubriendo en dos aspectos; por un
lado, una estricta regulación del funcionamiento de las empresas de turismo
activo, y por otra, la creación de leyes de educación encaminadas a la forma-
ción de técnicos deportivos. Actualmente, y dependiendo de qué comunidad
Jóvenes y campamentos de verano 135
autónoma se trate, podemos afirmar que existe una regulación para el ejerci-
cio profesional de los técnicos deportivos, y por tanto, de las empresas que
ofrecen sus servicios en actividades multiaventura.
Todo esto se complica cuando en determinadas comunidades autónomas se
cruzan normativas de diferentes consejerías, siendo las más habituales las
de Juventud, Turismo y Deportes. Por ejemplo, en Castilla y León ha surgido
hace poco tiempo la figura de los Monitores y Coordinadores de Nivel, cuya
competencia únicamente son los campamentos y actividades juveniles en
los que existan prácticas de riesgo (escalada, tirolinas, rapel…). Su formación
específica en este campo se limita a un curso de 75 horas lectivas y para
acceder a él no son necesarios conocimientos previos de escalada o técni-
cas de montaña. Por el contrario, para desarrollar este tipo de actividad en
otra comunidad autónoma, Aragón por nombrar ejemplos reales, sería nece-
saria una formación en deportes de montaña y escalada de al menos 1.000
horas.
Acabar con este problema creo que es muy sencillo, existe una legislación a
nivel estatal sobre titulaciones de técnicos deportivos que las comunidades
autónomas han desarrollado o deberían haberlo hecho. Por otro lado, la
enseñanza de diferentes deportes o técnicas deportivas, incluso su práctica
bajo una perspectiva lúdica, debería ser realizada por los técnicos deportivos
correspondientes, no importando si se realiza con niños, jóvenes o adultos, o
si se hace para un campamento o unos clientes particulares que se alojan en
una casa de turismo rural.
La repercusión de estos campamentos en la juventud
Toda convivencia con otras personas, y más si éstas no se conocen anterior-
mente, es una experiencia enriquecedora desde el punto de vista personal. A
esta intensidad y tratamiento educativo de la cotidineidad, los campamentos
de multiaventura añaden una serie de ingredientes que creo deben ser resal-
tados.
En primer lugar, al tratarse de deportes en cierta medida exigentes, la ayuda
prestada ente sí por los acampados/as es mucho más valorada, creándose
lazos de amistad y respeto muy fuertes y duraderos. El trabajo en grupo
para salir airoso de ciertas situaciones “comprometidas” rompe el carácter
individualista y cerrado que la actual sociedad crea en los y las jóvenes.
En segundo lugar, al superar dificultades físicas, los jóvenes de ambos sexos
toman conciencia de la necesidad de encontrarse en buena forma, de las
diferencias que marcan los buenos hábitos de salud y de respeto del propio
cuerpo en un momento tan importante de su crecimiento.
Es importante destacar el enfrentamiento al que se someten chicos y chicas
contra sus miedos, la energía positiva que se libera en la superación de los
mismos y el carácter beneficioso en la formación de la personalidad del
reconocimiento de los propios límites. Lecciones que trascienden la enseñan-
za en las aulas y que conviene recibir más pronto que tarde. Los distintos
niveles a los que pueden plantearse las actividades en los campamentos de
aventura permiten que éstos se dirijan a jóvenes de muy distintas edades,
cualquiera que sea su estado de forma, condición física o preparación previa:
el campamento correctamente dirigido buscará que nadie se sienta frustrado
o defraudado ante un programa de actividades.
136 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Ya se apuntó la relación tan especial que debe ir creciendo entre acampa-
do/a y monitor/a: al participante le queda el ser buen discípulo, el saber que
el seguimiento de las indicaciones de quien le dirige en una práctica deporti-
va le lleva a concluir con éxito una jornada al aire libre, sin competir, y esto
es importante, más que consigo mismo.
Para muchos jóvenes resulta muy atractivo realizar actividades que denomi-
namos al principio del artículo “de locos”. Ningún lector estará tan lejos de la
juventud como para haber olvidado el sabor de un reto fuera de lo normal o
la huella que deja el hacer algo digno de la admiración de sus compañeros y
compañeras. No pocos incurrieron en la temeridad con la exposición de sí
mismos a un peligro innecesario. En el campamento de multiaventura ejerce-
mos de administradores de este ansia de locura, canalizándola por el cauce
de la técnica y de la medida, conforme a las condiciones globales de monito-
res/as, acampados/as, materiales y entorno natural.
Intencionadamente no se incluyeron en el elenco de actividades de un cam-
pamento multiaventura algunas tan atractivas como el puenting o el para-
pente. La primera representa a aquéllas que no son realmente actividades
deportivas sino la perversión lúdica de una parte de otras (en este caso es
desafío de la caída que no desea nunca el escalador); en cuanto al parapen-
te, la distancia con respecto al suelo del deportista y la falta de control del
monitor en relación con quien está sujeto del cielo, aconsejan que sean cur-
sos especializados los que miren a estos otros deportes sin lugar a dudas
maravillosos y excitantes.
Un aprendizaje de futuro
A modo de conclusión, podríamos destacar el doble valor de los aprendiza-
jes realizados en los campamentos de aventura: el valor presente, el que ser-
virá a los participantes a lo largo de esta etapa del desarrollo que es la
juventud, ha sido desmenuzado en el párrafo anterior; el joven y la joven
quieren vivencias que les aporten una satisfacción intensa e inmediata, que
les hagan sentirse capaces y les reafirmen en lo que de interesante tiene su
momento vital, rico y abierto al mundo. Todas estas cosas pueden encontrar-
las en su paso por una variedad de disciplinas deportivas que no les dejarán
indiferentes. Pero además existe un valor futuro pues si el aguijón de una o
más de las actividades practicadas cala lo suficientemente hondo, fácilmente
habremos ganado por muchos años un amigo de la naturaleza en su sentido
más amplio y un buen compañero en su actividad profesional que dé su
justo valor a las relaciones que aparezcan en el camino.
Quizás, también, aprenda a descubrir lo que de aventura encierra cada
momento de su vida.
Jóvenes y campamentos de verano 137
Jóvenes y campamentos de verano 139
Jóvenes y campamentos de veranoMATERIALES
Jóvenes y campamentos de verano 141
DOCUMENTOS
5 Selección de referencias documentalessobre jóvenes y campamentos de verano
Esta relación está formada tanto por libros, como por artículos de revista o documentos de distinta
procedencia, ingresados recientemente y seleccionados en la base de datos de la Biblioteca del
Instituto de la Juventud.
Caso de estar interesados en alguno de los documentos pueden solicitar copia del material susceptible
de reproducción, según la legislación vigente, así como la realización de otras búsquedas retrospecti-
vas, dirigiéndose a: BIBLIOTECA DE JUVENTUD. Marqués de Riscal, 16.- 28010 MADRID.
Tel.: 913637820-1; Fax: 913637811. E-mail: [email protected]
Aparicio Sánchez, Manuel
AAiirree lliibbrree:: uunn mmeeddiioo eedduuccaattiivvoo:: ppeeddaaggooggííaa,, ttééccnniiccaass yy eexxppeerriieenncciiaass / Manuel
Aparicio Sánchez. — Madrid: CCS, D.L. 1997
271 p. — (Escuela de animación; 8)
Bibliogr.: p. 271
Tras presentar los aspectos pedagógicos que hay que tener en cuenta en las
actividades de tiempo libre, se presentan una serie de técnicas y experien-
cias concretas en la naturaleza como: campamentos, marchas, raids, etc.
ISBN 84-8316-055-2
AAllgguunnaass iiddeeaass ppaarraa uunn ccaammppaammeennttoo ssoosstteenniibbllee:: ttiieemmppoo ssoosstteenniibbllee yy rreessppoonn--
ssaabbllee:: gguuííaa ddiiddááccttiiccaa ppaarraa mmiinniimmiizzaarr eell iimmppaaccttoo aammbbiieennttaall ddee nnuueessttrraass aaccttiivvii--
ddaaddeess eenn eell eennttoorrnnoo nnaattuurraall / ASDE; coordinación, Ignacio
Avellaned Aurensanz, Susana Alonso Moreno, Angela Caballero González. —
Madrid: Federación de Asociaciones de Scouts de España, D.L. 2001
172 p.
Bibliogr.: p. 169-171
Propuestas a tener en cuenta para llevar a cabo una actividad respetuosa
con el entorno natural a través de fichas didácticas y juegos. Se añade un
estudio comparativo de las distintas legislaciones autonómicas en materia de
acampadas y otras actividades de tiempo libre.
ISBN 84-87568-53-X
CCaammppaammeennttooss ssaalluuddaabblleess
La carpeta. — n. 124 (junio 2004); p. 6-7. ISSN 1136-887X
Información obtenida del Programa Municipal de Prevención de las
Adicciones del Ayuntamiento de Zaragoza.
Los lugares de ocio y tiempo libre son escenarios para promover iniciativas
de prevención de las adicciones, desarrollando alternativas y reduciendo los
riesgos del abuso o el uso indebido de drogas que provocan accidentes y
otros problemas de salud. La educación en el tiempo libre representa en sí
misma una estrategia preventiva, aprovechando los espacios educativos no
formales y promoviendo el asociacionismo.
MATERIALES
Deltoro Rodrigo, Enrique
CCóómmoo hhaacceerr pprrooyyeeccttooss ddee aanniimmaacciióónn ppaarraa ttrraabbaajjaarr ccoonn nniiññooss yy jjóóvveenneess /
[autor, Enrique Deltoro Rodrigo]. — Zaragoza: Libros Certeza, [2003]
96 p.: gráf. — (Animación sociocultural; 1)
Análisis de cada uno de los apartados que constituyen un proyecto de ani-
mación, ofreciendo instrumentos, pautas y sugerencias para su elaboración
por parte de los equipos de monitores.
ISBN 84-88269-67-0
Miralles, Jordi
CCoommppaarrttiirr aammbb llaa nnaattuurraa:: ccoomm oorrggaanniittzzaarr uunn ccaammppaammeenntt eeccoollòòggiicc / Jordi
Miralles, Mireia Mena. — Barcelona: Fundació Francesc Ferrer i Guàrdia, 2004
176 p.
La recuperación del interés por la naturaleza y su protección exige unos
conocimientos básicos que contribuyan positivamente al aprovechamiento
de las actividades recreativas, en beneficio del propio entorno.
ISBN 84-87064-27-2
Mena, Mireia
CCoommppaarrttiirr ccoonn llaa nnaattuurraalleezzaa:: CCóómmoo oorrggaanniizzaarr uunn ccaammppaammeennttoo eeccoollóóggiiccoo /
Mireia Mena, Jordi Miralles. — Barcelona: Fundación Francisco Ferrer, 1997
158 p.: il.
Manual que facilita la organización de un campamento, desde la elección del
terreno y el montaje de las instalaciones, hasta el avituallamiento y el trata-
miento de los residuos o la programación de actividades.
ISBN 84-87064-17-5
Fichman, Laura
DDeeppeennddeennccyy aanndd ddiissttrreessss aatt ssuummmmeerr ccaammpp / Laura Fichman, Richard
Koestner, and David C. Zuroff. — [S.l.]: [s.n.], 1997
En: Journal of Youth and Adolescence. — v. 26, n. 2 (April 1997); p. 217-232
Tablas y gráficos
Bibliogr.: p. 231-232
Investigación acerca de las relaciones de dependencia y angustia psicológica
en la primera experiencia de los jóvenes en un campamento de verano. Con
los resultados se debate la estructura de un modelo de vulnerabilidad depre-
siva acorde con el desarrollo de la personalidad del adolescente.
ISSN 0047-2891
EEdduuccaarr eenn ttiieemmppoo lliibbrree / Coordinador: Rogelio Martínez Abellán. — [S.l.]:
[s.n.], 1998
En: Comunidad educativa. — n. 252 (junio 1998); p. 13-33
Contiene: Ocio, tiempo libre, animación sociocultural y campamentos de
verano: una aproximación conceptual / Rogelio Martínez Abellán, Josefina
Navarro Reina.- Intercambios juveniles: una forma de aprendizaje de las len-
guas extranjeras y de educación en la diversidad a través del ocio / Antonio
Martínez Abellán..
Las actividades de ocio configuran la personalidad de niños y jóvenes. Según
la utilización de ese tiempo libre, se adquieren y potencian determinados
valores. En este caso, se realiza una propuesta práctica en el que se presen-
tan diferentes alternativas que pueden ayudar a conjugar adecuadamente
tres elementos básicos: tiempo de ocio, diversión y educación.
ISSN 0212-2650
Penacho Gomez, Ana Mª
EEll ppeerrffiill ddeell mmoonniittoorr ddee ttiieemmppoo lliibbrree / Ana Mª Penacho Gómez, Sonia Pérez
142 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Gil. — Zaragoza: Gobierno de Aragón, Departamento de Presidencia y
Relaciones Institucionales, Instituto Aragonés de la Juventud, 2002
158 p.: gráf., tab. — (Temas de Juventud; 6)
Bibliogr.: p. 127-130
Estudio sobre la evolución del tiempo libre en la sociedad actual, el perfil de
la figura del monitor, las escuelas de formación, las posibilidades laborales en
la actualidad y los nuevos yacimientos de empleo, a partir de los
Observatorios Ocupacionales de Aragón, desde el año 1997 al 2000.
EEll ttrreebbaallll eedduuccaattiiuu aammbb aaddoolleesscceennttss:: ll’’eexxppeerriièènncciiaa ddeellss cceennttrreess dd’’eessppllaaii / [ha
coordinat i redactat David Horts]. — Barcelona: Esplac, 2004
78 p.: il. — (L’esmolet; 1)
Directrices para monitores de tiempo libre que tienen que trabajar con ado-
lescentes, para motivarles en la participación y la responsabilización progre-
sivas, a través de proyectos en común, que contribuyan a potenciar su
crecimiento en todos los niveles.
ISBN 84-609-0269-2
EEssccuueellaa ppúúbblliiccaa ddee aanniimmaacciióónn yy eedduuccaacciióónn eenn eell ttiieemmppoo lliibbrree iinnffaannttiill yy jjuuvveenniill
ddee MMaaddrriidd. — [S.l.]: [s.n.], 2001
En: Entrejóvenes. — n. 68 (noviembre-diciembre 2001); p. 30-31
Actúa como centro de recursos para formadores, mediadores, entidades
públicas como los municipios, y privadas relacionadas con los y las jóvenes.
Se ocupa de la formación de monitores y otros profesionales especializados
en tiempo libre, pero su actividad más llamativa es la investigación con y
para los jóvenes.
Guerra, Cecilia
FFuueerraa ddee ccaassaa:: ttiieemmppoo ddee lliibbeerrttaadd,, ttiieemmppoo ddee ccaammbbiioo / Cecilia Guerra. —
[S.l.]: [s.n.], 1998
En: Zaguán. — n. 9 (septiembre 1998); p. 8-10
Cerca de 200.000 jóvenes españoles viajan en verano para estudiar idiomas
y otros se dirigen a campamentos, albergues o residencias. Estos viajes se
convierten en oportunidades únicas para que muchos adolescentes apren-
dan a romper con los estrechos lazos familiares y a valerse por sí mismos.
ISSN 1137-1161
Frechoso Arranz, Ana Isabel
GGuuííaa ddee aaiirree lliibbrree eenn EEssppaaññaa / [elaborado por, Ana Isabel Frechoso Arranz,
Maribel Martínez Solera y Juan José García García; y en el que ha colabora-
do, Guadalupe Sáez Arance]. — Madrid: Dirección General de Juventud: La
Cueva del Oso, [2004]
592 p. — (Guías link)
En la cub.: Instalaciones de aire libre
Incluye desplegable
Directorio que contiene información precisa de recursos para disfrutar del
tiempo de ocio en contacto con la naturaleza, presentando de forma detalla-
da y por Comunidades Autónomas las instalaciones de aire libre en toda
España, así como los albergues, áreas de acampada, refugios y granjas
escuela, entre otros.
ISBN 84-451-2642-3
Rivas Fernandez, José Manuel
IInntteerrvveenncciióónn eedduuccaattiivvaa ddeessddee llaa nnaattuurraalleezzaa:: rreeccuurrssooss ttééccnniiccooss ppaarraa eell aanniimmaa--
ddoorr / José Manuel Rivas Fernández. — Madrid: CCS, D.L. 1999
228 p. — (Escuela de animación; 17)
Jóvenes y campamentos de verano 143
Bibliogr.: p.227-228
Guía de educación ambiental con pistas para la elaboración de un programa
de desarrollo de valores y actitudes en la educación en la naturaleza. Se pre-
sentan y desarrollan algunas actividades posibles que pueden realizarse en
el medio natural con niños y jóvenes.
ISBN 84-8316-208-3
MMaannuuaall ddee ssuuppeerrvviivveenncciiaa ppeerr aa mmoonniittoorrss//eess
Estris: d’educacio en el lleure i animació sociocultural. — n. 120 (julio-agosto
2001); p. 1- 44
Número monográfico
Trabajo dedicado a los monitores y educadores de tiempo libre donde se
dan las claves para conseguir el éxito a la hora de planificar excursiones o
campamentos. Se explica cómo preparar las actividades, los materiales nece-
sarios, la motivación, la dinámica de grupos. También se plantean situaciones
de conflicto, ya sea entre el grupo, entre monitores o por falta de organiza-
ción y se ofrecen recursos para resolverlos.
MMaannuuaall ddeell mmoonniittoorr ddee ttiieemmppoo lliibbrree / Víctor J. Ventosa [coord.]; [autores:
Benito Pascual Asensio. [et al.]]. — 2ª. — Madrid: CCS, 1998
452 p. — (Escuela de animación; n. 10)
Incluye anexos
Se presentan los contenidos de los programas oficiales de formación de
monitores, adjuntando una propuesta didáctica propia denominada PREPIAE
(presentar objetivos, plantear interrogantes, informar de contenidos, aplicar
y evaluar). Su estructura permite diferentes usos: guía didáctica para impartir
cursos de monitores; manual de formación; libro de consulta orientado a
educadores y animadores, etc.
ISBN 84-8316-093-1998
Rodríguez Santamaría, Pilar
NNii ccaabbaalllleerrooss nnii ddoonncceellllaass:: GGuuííaa ddee ccooeedduuccaacciióónn eenn eell ttiieemmppoo lliibbrree ppaarraa
MMoonniittoorreess yy MMoonniittoorraass / Pilar Rodríguez Santamaría, Merche García Ortega,
Isabel Gandarillas López-Pasarín. — Santander: Consejo de la Juventud de
Cantabria, D.L. 2004
59 p.
Publicado con la finalidad de ampliar y actualizar la metodología en el tiem-
po libre y ser un instrumento válido de orientación para profesionales cen-
trado en dinámicas y juegos, que es como se educa en lo no formal, para
lograr el objetivo común, coeducar.
González, Fran
NNoocchheess ddee ffiieessttaa:: vveellaaddaass,, jjuueeggooss nnooccttuurrnnooss,, ffuueeggooss ddee ccaammppaammeennttoo / Fran
González. — 5ª. — Madrid: CCS, 1999
136 p. — (Ocio y tiempo libre; 4)
Se presentan diversos juegos y propuestas para que educadores y animado-
res puedan ofrecer un gran abanico de actividades en las veladas de los
campamentos de jóvenes. Se explica cómo estos juegos, festivales o fiestas
deben estar bien planificados para asegurar su éxito.
ISBN 84-7043-785-2
PPrroojjeeccttee eedduuccaattiiyy dd’’EEssppllaacc:: MMèèttooddee ppeeddaaggòòggiicc ii mmooddeell ddee cceennttrree. —
Barcelona: Esplais Catalans, 2002
162 p.: il., fot.;
Pensado para los monitores de tiempo libre que quieren educar en la laici-
144 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
dad y el progreso social, para potenciar la reflexión y orientar las interven-
ciones educativas.
ISBN 84-607-3926-0
Burgui, José Miguel
RReeccuurrssooss ppaarraa eell ttiieemmppoo lliibbrree:: jjuueeggooss,, hhuummoorr,, aaccttiivviiddaaddeess,, ccaanncciioonneess / José
Miguel Burgui. – 2ª ed. — Madrid: CCS, D.L. 1999
124 p.: il. — (Escuela de animación; 11)
Recopilación de juegos, dichos, chistes, adivinanzas, curiosidades y cancio-
nes para la animación de grupos de niños y jóvenes en actividades de tiem-
po libre.
ISBN 84-8316-099-4
RReedd ddee iinnssttaallaacciioonneess jjuuvveenniilleess ddee CCaannttaabbrriiaa 11999999 / Gobierno de Cantabria. —
Santander: Gobierno de Cantabria, Dirección General de Juventud, D.L. 1999
47 p.: mapas
Guía de campamentos, albergues y refugios juveniles en la Comunidad
Autónoma de Cantabria. Se señalan además rutas de senderismo y lugares
de interés en las zonas donde se sitúan los diferentes alojamientos indicados.
Llull Peñalba, Josué
TTeeoorrííaa yy pprrááccttiiccaa ddee llaa eedduuccaacciióónn eenn eell ttiieemmppoo lliibbrree / Josué Llull Peñalba. —
Madrid: CCS, 2001
428 p. — (Escuela de animación; 21)
La importancia del ocio en las sociedades contemporáneas es el tema que
recoge éste trabajo, realizado a lo largo de cuatro años. Se encuentra dividi-
do en tres líneas argumentales: definición de los fundamentos teóricos; des-
cripción de algunos modelos de educación en el tiempo libre y actividades
de aire libre realizadas en la naturaleza.
ISBN 84-8316-260-
Jóvenes y campamentos de verano 145
Otros materiales:
Internet
http://www.acampamos.com/
Buscador con información de campamentos y campings.
http://www.accac.es
Asociación de Casas de Colonias, Campamentos y Albergues de Cataluña
http://www.eduso.net
Dentro de la página hay una sección de campamentos.
http://www.campaments.org/
Buscador de campamentos en Cataluña
http://www.redcreacion.org/relareti
En esta página podemos encontrar dos pequeños artículos en relación con
los campamentos.
http://www.mysummercamps.com
Buscador de campamentos en Estados Unidos y otros países.
http://www.wilderdom.com
Pagina con multitud de artículos y estudios sobre campamentos. En ingles.
http://www.summercamps.com/
Otro buscador de campamentos en Estados Unidos. Es interesante ver la
variedad de modalidades de campamento ofertada en ese país.
http://www.acacamps.org/
Asociación americana de campamentos. En la página hay artículos, busca-
dor…
http://www.campexperts.com
Pagina de asesoramiento de campamentos en Estados Unidos. La Web tam-
bién se puede ver en Castellano.
http://www.todocampamentos.com
Buscador de campamentos en España.
http://www.cyberpadres.com/
Pagina con distintas cosas sobre niños, incluye un buscador de campamen-
tos y albergues.
http://www.pasoapaso.com.
En esta pagina podemos encontrar algunas ideas para hacer posteriormente
en el campamento.
CD-ROM “En el campamento” [Recurso electrónico] = “Al campament” /
[basado en las ilustraciones de Gusti ; texto, Ricardo Alcántara] Colección
Juanito Jones. Editorial [S.I] : Crosoma, DL. 2004. Nota: En español, catalán
e inglés.
146 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 06 | nº 72
Jóvenes y campamentos de veranoCOLABORACIÓN
Jóvenes y campamentos de verano 149
DOCUMENTOS
5 Colaboran en este número:
AAgguussttíí BBééjjaarr VVeerrnneeddaass
Licenciado en Filología. Profesor de Lengua y Literatura del IES Pobla de
Segur (Lleida). Ha editado varios libros de texto. Se formó como Director de
Campamentos y Animador Sociocultural dentro del escultismo. Dirigió
durante 14 años los campamentos municipales de Ayuntamientos del Área
Metropolitana de Barcelona. Ha participado en campamentos internacionales
en Suiza, Austria e Italia. Desde 1989 dirige el campamento Summer
Adventure, el primero que conjugó la inmersión al inglés con los deportes de
aventura. Coordina varios Créditos de Síntesis en el Pirineo de Lleida. Es pro-
pietario de un Albergue de Juventud en Sálas Del Pallars (Lleida)
AAddoollffoo CCaarrnneerroo PPeeóónn
Licenciado en Pedagogía y en Psicología, desde 1985 se encarga de la sede
en Alicante de la Escuela de Animadores Juveniles, hoy dependiente del
Instituto Valenciano de la Juventud de la Generalitat Valenciana, donde con-
tinua trabajando como profesor-coordinador. Realizó los proyectos y fue su
director, en varias ediciones, de los campos de Trabajo que se desarrollaron
en la Reserva Marina de la Isla de Tabarca, gerente en dos ediciones de la
Universidad “Los Jóvenes y Europa” desarrollada en Guardamar del Segura.
Ha participado en reuniones y foros sobre la formación de animadores socio-
culturales y específicamente de las figuras de educadores en el tiempo libre
y como formador en muchos cursos de monitores y directores/coordinado-
res de actividades de tiempo libre infantil y juvenil.
SSaannttiiaaggoo FFeerrnnáánnddeezz MMaarrttíínneezz
Licenciado en filosofía por la Universidad Pontificia de Salamanca, promotor
del proyecto Fac Nhorte que echa a andar en febrero de 1991 y de su sección
de campamentos internacionales desde 1992.
MMiigguueell ÁÁnnggeell GGaarrccííaa CCrreessppoo
Director de la escuela de alta montaña de Castilla y León. Director técnico
de la federación de deportes de montaña, escalada y senderismo de Castilla
Y León. Director de campamentos desde 1993. Profesor de escalada en roca
y alpinismo por la escuela de alta montaña de Castilla Y León. Presidente de
la Asociación Leonesa de Escalada. Colaborador especialista en las revistas
Desnivel, Escalar y Grandes espacios. Autor del libro “Picos de Europa: 100
vías de escalada”. Coautor del libro “57 escaladas invernales en Picos de
Europa y cordillera Cantábrica”. Socio de Kayak Pico Azul S.L
CCaarrllooss GGrraanneerroo CChhaaccóónn
Diplomado en Trabajo Social y técnico en resolución de conflictos sociales.
Monitor y director de campamentos, supervisor de actividades de tiempo
libre. Educador de menores protegidos y dinamizador de un punto de infor-
mación juvenil. Coordinador de proyectos de ocio y tiempo libre. Presidente
de la Asociación Cultural Figadellu.
COLABORACIÓN
JJuuaann CCaarrllooss LLeessmmeess RRoollddáánn
Licenciado en Sociología por la universidad de Salamanca. Monitor de cam-
pamentos desde 1992, y director desde 1997. Supervisor de la campaña de
campamentos del Ayuntamiento de Las Rozas (Madrid) durante los tres últi-
mos veranos. Coordinador de actividades de ocio nocturno y otros proyec-
tos de carácter Lúdico en el marco del tiempo libre.
JJuuaann MMaannuueell MMaarrccooss GGaarrccííaa
Maestro y Coordinador de Ocio y Tiempo Libre.. Director de las Escuelas de
Animación y Tiempo Libre Ideotur.. Director de programas de Ideotur SLL
AAnnddrrééss MMeellllaaddoo SSaannttaammaarrííaa
Animador Sociocultural y Director de Actividades de Tiempo Libre.
Miembro fundador y actual codirector de la Factoría de Acción Cultural
Nhorte, donde dirigió más de 30 Campamentos desde 1991 y participó en
otros tantos.
Antes trabajó como Animador Sociocultural en la Asociación de Amigos del
Monasterio de Aguilar y en la posterior Escuela Taller desde la que se impul-
só para toda España el programa de Escuelas Taller, bajo la Dirección del
Arquitecto y Humorista gráfico José Mª Pérez González “Peridis”, y donde
desarrolló distintas actividades culturales (Programas de Radio, Profesor de
Teatro, Semanas de Cine, Corresponsal de Prensa, Publicaciones de la
Asociación, etc.)
JJoosséé LLuuííss MMeellllaaddoo SSaannttaammaarrííaa
Psicólogo Clínico y Psicoanalista en ejercicio continuado durante 28 años.
Miembro de la Fundación Europea para el Psicoanálisis y miembro fundador
de Psicoanálisis en el Sur.
Autor de varias publicaciones relacionadas con el Psicoanálisis: “La clínica
del autismo” “Las Pasiones del ser” “La poesía como heterodoxia en el psico-
análisis” y otros, así como con temas concernientes a la Educación como el
“Campamentos Educativos. Ciudad del Nhorte. Ideas y Propuestas”.
Es además Coordinador de Tiempo Libre y ha dirigido numerosos campa-
mentos. Es uno de los fundadores de la Escuela Nhorte. Factoría de Acción
Cultural.
FFaabbiiaann MMoohheeddaannoo
Actualmente preside el Consell de la Juventut de Barcelona (CJB) y es coor-
dinador de programas de la Fundación Francesc Ferrer i Guàrdia
(Movimiento Laico y Progresista). Los inicios en el asociacionismo fueron en
el Agrupament Escolta Skues (Barcelona) hace aproximadamente 25 años.
Fue el primer presidente de Acció Escolta de Catalunya (organización laica y
progresista de escultismo federada a ASDE). Editó el libro Educar en la lli-
bertat des de l’Escoltisme, 1r Congrés d’Acció Escolta de Catalunya, 2003.
Forma parte del equipo de columnistas del diario 20 minutos y tertuliano del
programa Amb molt de gust de RNE – Radio 4.
Anteriormente, trabajó en el Consell Nacional de la Joventut de Catalunya
(CNJC) y en la Fundació Autònoma Solidària (Universitat Autònoma de
Barcelona).
JJoosséé MMoorreennoo SSeerrrraannoo
Coordinador de los Programas de Actividades de la Dirección General de
Juventud de Castilla-La Mancha, Verano Joven desde 1992 y Multiaventura
Joven desde 2000, programas especiales de actividades Expo-Lisboa 1999,
Xacobeo-99 y Jornadas “la Europa de los Jóvenes”.
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Finalizando estudios de Educación Social, Director de Actividades Juveniles,
Monitor de Medio Ambiente, Animación Sociocultural.
Responsable del Programa Comunitario Juventud en Castilla-La Mancha
desde 1996 y del Concurso Euroscola de la Oficina del Parlamento Europeo
en España.
Como Animador Juvenil ha desempeñado funciones de monitor y director
de varios Campamentos.
Como formador, ex profesor de Escuela de Animación Juvenil, ha colaborado
con Escuelas de Animación en la formación de animadores durante su res-
ponsabilidad de la Escuela de Animación Sociocultural y posteriormente
como encargado del área de animación juvenil en Castilla-La Mancha hasta
1999.
Como formador del Programa Comunitario Juventud ha participado como
Coordinador y ponente en distintos encuentros y cursos regionales, naciona-
les e internacionales en la formación de monitores de intercambios juveniles
internacionales y de iniciativas juveniles del programa. Ha colaborado como
ponente con las Escuelas Públicas de Animación de la Comunidad
Valenciana y de la Comunidad de Madrid en estas actividades formativas, así
como con la Dirección General de Juventud de Extremadura.
Jóvenes y campamentos de verano 151