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1 Nº53 24/02/2015 ACTUALIDAD Digitalización y desempleo, el nuevo orden una fractura que pasará Fracking:

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Revista TIC IES La Albericia

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A C T U A L I D A D

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l nue

vo orden

una fractura que pasaráFracking:

Se dice que los jóvenes vais a vivir

peor que vuestros padres

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D igitalización y Desempleo,

EL NUEVO ORDEN

Un nuevo orden eco-nómico con serias consecuencias para el empleo se ha ins-

talado entre nosotros sin que las autoridades europeas, por des-contado tampoco las españolas, ni las patronales ni los sindicatos parezcan haberlo comprendido. Incluso en Estados Unidos, cuna y eje del desarrollo digital, están disparadas las alarmas. Las siner-gias que se derivan del desarrollo de las ingenierías del software, robótica, telecomunicaciones y microelectrónica, han creado memorias más rápidas y baratas, mayor movilidad y ubicuidad de la información, máquinasinteli-gentesque combinadas con otras ramas del conocimiento como la medicina o la climatología, por ejemplo, han generado todo un universo nuevo: el de la digita-lización. Un universo que, como ocurriera en su día con la elec-tricidad, embebe los hábitos hu-manos y condiciona la cantidad y la calidad del empleo. Más que la sustitución del hombre por la máquina, es la aparición de nue-vos productos y costumbres los que asolan muchos empleos.Las implicaciones y preocupa-ciones de este nuevo orden han dejado de ser preocupaciones

exclusivas de los tecnólogos. Los economistas finalmente les prestan atención (Foreing Affairs, julio-agosto; The Eco-nomist, 4 de octubre) y ya acep-tan que el optimista principio de la “destrucción creativa de em-pleos” no se cumple esta vez. La pérdida de empleos provocada por la digitalización no encuen-tra contrapartida con la creación de otros que equilibrarían la ba-lanza. Ni siquiera las start up, tan pregonadas como fuentes de empleo, funcionan. El pasado mes de septiembre, en Boston,

la comunidad científica reco-noció, a partir del censo ameri-cano de empresas, que aquellas llevan años reduciendo su capa-cidad para generar empleo. Las que sobreviven son autoempleo o tienen menos de cinco traba-jadores. Instagram o WhatsApp no superan los cien empleados a pesar de haber alumbrado pro-ductos rompedores que fueron adquiridas por las “grandes ga-nadoras”, que pagaron cantida-des fastuosas por ella. Pero esos ingentes desembolsos de capital no tienen traducción positiva en

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D igitalización y Desempleo,

No estamos ante una suerte de Tercera Re-volución Industrial. Las máquinas ‘inteli-gentes’ han hecho desaparecer modelos de negocio. Habrá que administrar racional y democráticamente el trabajo, un bien escaso

el mercado laboral. Unas inver-siones similares durante la era industrial hubieran supuesto la creación de miles de puestos de trabajo. Cuando Eric Schmidt, presidente ejecutivo de Google, ante miles de emprendedores afirmaba hace unas semanas en la plaza de Las Ventas en Madrid que las start upgeneraban empleo no decía la verdad.Mientras Schmidt, cuya empre-sa, con sus portentosos desarro-llos tiene un modelo de negocio con preocupantes variedades de monopolio, niega la realidad, en Europa se la ignora directamen-te. Mario Draghi, presidente del

Banco Central Europeo, en su conferencia en Jackson Hole del pasado agosto sobre Desempleo en la zona euro, no dedicó ni un minuto de la hora larga en la que intervino a analizar los efectos sobre el mercado laboral de la tecnología. Draghi se limitó a la tradicional relación entre política monetaria y empleo, ignorando que la economía actual no puede explicarse solamente en términos propios de la era industrial. Esta carencia apareció de nuevo en la reunión de Milán de octubre del Consejo Europeo, incapaz de concretar presupuesto alguno para “medidas activas en favor del empleo”, una expresión acu-ñada en lo mediático pero hoy va-cía. Desgraciadamente, el empleo

disponible, como la energía, es un recurso escaso que habrá que administrar racional y democrá-ticamente. En la digitalización, la UE no sabe hacia dónde dirigir sus recursos. De hecho, muchos se preguntan si las líneas de I+D que financia, acaban siendo más productivas para las monopolís-ticas multinacionales digitales que para el empleo europeo. Una desorientación que puede llevar a repetir episodios como los vivi-dos en España, que ha dejado la discusión a empresarios y sindi-catos con muy dudosos balances sobre su eficiencia.El autoservicio es una fuerza im-

parable que nació con la gasoli-neray el supermercadoLa coincidencia temporal de la consolidación digital con la cri-sis económica complica el análi-sis cuantitativo de sus efectos en el mercado de trabajo; pero no parece temerario asegurar que la estructura laboral asociada a los extraordinarios desarrollos di-gitales implica que se destruyan más empleos de los que se alum-bran. La digitalización no debe confundirse como una suerte de Tercera Revolución Industrial. Frente a los cambios que dieron resultados tangibles, el universo digital lleva a cabo también ta-reas cognitivas de resultado in-material. Robots, ordenadores y

redes, conjunta o separadamen-te, han impregnado conductas haciendo desaparecer trabajos y modelos de negocio. El ritmo de cambio es impresionante: en la actualidad se hacen más foto-grafías en un minuto que en todo el siglo previo a la liquidación de Kodak en 2012, las relaciones interpersonales son radicalmente nuevas, existen robots que traba-jan respetando la seguridad de la persona, cursos masivos abiertos y gratuitos que ponen en tela de juicio el formato de enseñanza universitaria, se atisba el fin de la Galaxia de Gutenberg después de cerca de seis siglos de existen-cia…El producto digital, sorprenden-temente, aúna valor creciente y coste decreciente. Es casi inago-table y está siempre disponible para personas y máquinas; tiene una enorme capacidad de acu-mulación y crecimiento por su uso (el trabajo del propio cliente lo expande, lo mejora y produce ganadores únicos en un merca-do cuyos modelos de negocio sólo pueden comprenderse por su universalidad y monopolio); y un coste marginal casi nulo de su reproducción.La industria, además, ha cambia-do su cadena de fabricación: di-seña con programas escritos por otros, que trabajan lejos de quien fabrica; usa realidad virtual para hacer los costosos prototipos de antaño; la logística de proveedo-res y clientes se ejecuta telemáti-camente; la vieja factoría reduce su superficie con la robotización avanzada… Lo digital hace que lo industrial se haga terciario. Más allá de la deslocalización, la industria no disminuye, se rede-fine.Ni siquiera las ‘start up’, tan pre-gonadas como fuente de puestos laborales, funcionanEn las relaciones cotidianas

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desaparece la intermediación, y con ella centenares de miles de puestos de trabajo. El autoservi-cio es una fuerza imparable que nació con el supermercado y la gasolinera, siguió con el comer-cio electrónico y ahora se sitúa directamente contra el empleo al difuminarse los papeles de pro-ductor y consumidor de la inge-nuamente celebrada economía colaborativa. Los empleos se li-man (el usuario releva a taxistas, hoteleros o agentes inmobiliarios y hasta quiere fabricar objetos en casa con impresoras 3D). Nada de todo esto ocurrió porque sí. Al preguntarse ¿tendrán empleo quienes hagan Apps para Apple, conduzcan para Uber, sean hote-leros Airbnb, etcétera? Decidie-ron que sí. En España esta desin-termediación se practica a lomos de la economía sumergida, pro-pia del desempleado desespera-do, y de la autosatisfacción de un usuario, cada vez más ocupado y menos empleado.Participar, sin más, en una ca-rrera tecnológica con Estados

Unidos no es lo más inteligente, entre otras razones porque las condiciones de partida de Espa-ña son muy distintas. De entrada, los empleos en los que se ocupa la clase media española están muy afectados por la crisis eco-nómica. La única fortaleza resi-de en los servicios a la persona. La solución, se dice, está en la educación; pero a corto y medio plazo poco va a ayudar a los seis millones de parados. Si se elabo-ra una relación de empleos que: a) existan o puedan existir en breve. No los que podrían darse si hubiéramos actuado de otra manera en el pasado; b) que se ofrezcan en suelo español. No en California ni en China ni siquiera en Alemania, y c) que estén sin ocupar a causa de la supuesta fal-ta de formación de los millones de personas no empleadas o su-bempleadas que tenemos. La lis-ta es corta. La solución educativa ocupa al menos el tiempo de una generación para dar resultados; no resuelve el nuevo orden entre digitalización y empleo.

A lo lejos se vislumbra la alterna-tiva siempre polémica de repartir el trabajo. Una posibilidad que supera a la tecnología y que abre un arduo debate político. Mien-tras tanto, las élites deben enten-der el nuevo orden que ya se ha instalado con lo digital.Gregorio Martin Quetglas es catedráti-co jubilado de Ciencias de la Compu-tación y del Instituto de Robótica de la Universidad de Valencia.

La solución, se dice, está en la educación; pero a corto y medio plazo poco va a ayudar a los seis millones de para-dos.

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Se dice que

LOS JÓVENES VAIS A VIVIR PEOR QUE

VUESTROS PADRES

nos ha tocado vivir esta época, la época en la que estamos sobre-pasando los límites de la Tierra. La primera consecuencia de este hecho es que, desde hace algu-nas décadas, los sistemas na-turales están degradándose de-bido a su sobrexplotación y a su excesiva contaminación. La segunda es que, fruto de dicho deterioro, ha comen-zado un periodo de decreci-miento físico; hoy a cada uno de nosotros le toca menos ga-solina, menos tierra, menos alimento, menos agua, menos pescado, menos madera, etc. que ayer y más que mañana. Todavía es poco percepti-ble este decrecimiento, pero pronto veremos que los pre-cios de la gasolina subirán año tras año y lo mismo sucederá con los de otros productos.Por eso, la tercera conse-cuencia es que años después del decrecimiento físico llegará el decrecimiento económico y el sueño que teníamos de un creci-miento ilimitado se desvanecerá como un espejismo e incluso se podrá convertir en una pesadilla.

Entrar o no en un futuro de pesa-dilla depende de todos nosotros. Si los ciudadanos no tomamos conciencia de lo que está ocurrien-do, tampoco lo harán los poderes político y económico que nos go-biernan. Lo digo tan rotundamen-te porque la avalancha de datos de la degradación que sufren los

sistemas naturales es tan contun-dente que si no han tomado me-didas para solucionarla es porque no les interesa hacerlo o, sencilla-mente, les sobrepasa el problema.Tomar conciencia del problema

supone aceptar el decrecimiento, a partir de ahora, no solo los espa-ñoles sino todos los seres humanos tendremos que vivir cada vez con menos energía y productos durante una larga temporada. ¿Hasta cuán-do? Hasta que nuestra economía disminuya lo suficiente como para respetar los límites planetarios, o

sea, hasta lograr una situa-ción de sostenibilidad con la Tierra. Entonces la economía podrá estabilizarse, aunque con un nivel de consumo bastante menor que el actual.Si el decrecimiento se rea-liza de manera negociada, programada y controlada por todos los países –quizá por mediación de un organismo mundial, como una ONU con más poder- el decrecimiento no tiene por qué ser doloroso. Asistiremos a cambios polí-ticos y económicos trascen-dentales con el fin de poten-

ciar la democracia participativa y eliminar el enorme poder que han adquirido los grandes bancos y cor-poraciones empresariales. La eco-nomía y la vida serán más locales; el comercio entre países será limi-

Tendremos menos traba-jo pero más tiempo libre, menos dinero y estrés pero más calidad de vida, o sea, podremos vivir mejor aunque con menos

cosas

Quizá tú también lo ha-yas oído y pensado, pero no tiene por qué ser así.

Nuestra sociedad está azotada por la crisis económica y las fa-milias están sufriendo sus conse-cuencias. Aunque menos visibles, se nos echan encima dos crisis más profundas todavía, las crisis energética y ecológica, esta úl-tima con el cambio climático en ciernes. ¿Por qué ocurre todo esto ahora? Nos han hecho creer que el crecimiento económico de los Estados podía continuar ilimi-tadamente. Se sabe, desde hace tiempo, que esto es imposible, que la economía, en buena lógi-ca, no puede crecer y crecer sin toparse con los límites de nues-tro Planeta. Y, desgraciadamente,

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tado así como los viajes, el trabajo tendrá que ser repartido y también los salarios, el consumo de produc-tos será bastante menor. A cambio, trabajaremos menos horas, dis-pondremos de más tiempo para el ocio, el deporte, las relaciones sociales, el trabajo social, las acti-vidades creativas, etc. La contami-nación será mucho menor, se recu-perarán los paisajes, los bosques, los ríos y otros sistemas naturales. En definitiva, tendremos me-nos trabajo pero más tiempo li-bre, menos dinero y estrés pero más calidad de vida, o sea, po-dremos vivir mejor aunque con

menos cosas, como reza este es-logan a favor del decrecimiento.

Los valores individualistas y de competitividad a ultranza que do-minan en nuestra sociedad serán sustituidos por otros como la aus-teridad, la solidaridad, la amistad, la prudencia y sensatez, el gusto por estudiar y aprender, la crí-tica fundamentada, etc. valores que pueden proporcionar tanta o más felicidad que aquellos otros.La meta a alcanzar por la humani-dad es la sostenibilidad. La sosteni-bilidad tiene que ser la utopía que reemplace a la actual del progreso.

El progreso se ha convertido, de hecho, en un regreso. La sostenibi-lidad con el Planeta es la esperanza de la humanidad, ni más ni menos. Creo que es una bella idea para que la gente joven la incorpore en su vida y trabaje por ella: salvar el Planeta para salvarnos con él.

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FRACKING: una fractura que pasará

Hay una nueva palabra de moda en el mundo de los hidrocarburos, un nombre que se re-pite una y otra vez: fracking. Aunque se nos puede hacer extraño este término angló-fono, el fracking, o fracturación hidráulica, es una técnica que se está aplicando cada vez más a nivel mundial para aprovechar ciertos yacimientos de gas llamados no con-

vencionales que, aunque de más difícil extracción, han entrado con fuerza en la escena energética, social y mediática. De hecho, pese a las incertidumbres y cifras contradictorias so-

bre las reservas reales de gas no convencional, la Agencia Internacional de la Energía estima que las re-servas de estos tipos de gas representa ya la mitad de la base estimada de recursos de gas natural (2011).

El fracking, paso a paso

Una técnica pensada para el gas no convencionalCuando hablamos de fracking o fracturación hidráulica, estamos hablando de la extracción de gas no convencional, familia en la que se engloban yacimientos conocidos como gas de pizarra, gas de esquistos y gas de lutitas.

Técnicas de perforación convencional (a la izquierda) y desviado (en el centro).

Perforación: el primer objetivo cuando se realiza la perforación es lle-gar a la roca donde se encuentra el gas. Para ello es necesario realizar perfora-ciones en vertical y horizontal de varios miles de metros para poder sacar el gas.

Bombeo del líquido: una vez en la veta, el líquido, compuesto por agua y otros agen-tes, como arena y otros agentes, como arena y cerámica, es inyectado. La arena y la cerámi-ca permiten mantener abiertas las grietas, y el fluido inyectado a alta presión crea facturas.

Liberación del gas: una vez se haya aumentado el tamaño de las grie-tas naturales la mezcla de agua es bombeada de vuelta hacia la superficie y el gas liberado sigue el mismo trayecto que el agua a través de la red de tubos.

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Principales impactos del frackingLos riesgos e impactos detectados son múltiples y en ám-bitos diversos. Pasemos a continuación a detallarlos.

Riesgos durante la perforaciónEs necesario emplear técnicas de perforación especiales para poder proceder posteriormente a la fracturación hidráulica. Por todo ello, a los riesgos habituales de un sondeo de hidro-carburos, se unen los específicos de los sondeos desviados. Hablamos por lo tanto, de riesgos de explosión, escapes de gas, escapes de ácido sulfhídrico y derrumbes de la formación sobre la tubería. Este último es mucho más habitual en el caso de sondeos desviados como los que se realizan en este caso. Contaminación de aguaUna de las mayores preocupaciones de la fracturación hi-dráulica es la afección a los acuíferos subterráneos. Al fracturar el subsuelo, existe la posibilidad de que una de las fracturas inducidas alcance un acuífero, contaminando el agua con los fluidos de fracturación y con el propio gas de la formación. Además de este riesgo, existe también la posibilidad de que durante la fracturación se conecte con un pozo antiguo, mal abandonado, y de ahí el gas se co-munique bien con un acuífero, como con la superficie. Riesgo químico de los aditivosEn cada perforación es necesario emplear unas 4,000 to-neladas de productos químicos, la mayoría de ellos alta-mente contaminantes. Al diluirse a un 2% en agua, su nivel de toxicidad se ve fuertemente reducido. De todos modos, estos productos químicos llegan a la plataforma sin mez-clar. El riesgo de accidente durante el traslado debe tener-se en cuenta. La cantidad de trasiegos de camiones a rea-lizar para la densidad de pozos que se perforan es elevada. Aunque el riesgo de producirse un accidente con derrame del producto químico sea bajo, el gran número de opera-ciones a realizar lo convierte en un riesgo importante.Contaminación del aireDurante todo el proceso de perforación y fracturación, se utilizan una gran cantidad de aditivos, muchos de los cuales son compuestos volátiles. Lo mismo sucede pos-teriormente en la etapa de producción, en la que es ne-cesario acondicionar el gas extraído para inyectarlo en el gaseoducto. Todos estos compuestos pasan en mayor o menor grado a la atmósfera, pudiendo generar ozono.TerremotosEn aquellas zonas donde el desarrollo del fracking está más avanzado, se ha constatado un aumento de la sis-micidad coincidido con los periodos de fracturación hi-dráulica. Hay que tener en cuenta que durante las ope-raciones de fracking se presuriza el subsuelo en más de 100 ocasiones. Este sobreesfuerzo al que se le some-te puede ser suficiente como para provocar desplaza-mientos de fallas subterráneas, y por lo tanto terremotos.

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Efecto invernaderoEl gas no convencional, por las condiciones en las que se encuentra, suele estar formado casi en su totalidad por metano. Este es un gas de efecto invernadero mu-cho más potente que el propio CO2, en concreto, 23 veces más potente. Esto quiere decir que cualquier es-cape del mismo durante la perforación, fracturación, y producción es mucho más nociva que los gases que se generan posteriormente durante su combustión.El problema añadido de las técnicas de fracking con respecto a los escapes de gas, es el agua de fractura-ción en su retorno. Al haber estado en contacto con el gas en subsuelo, absorbe una cantidad de gas, que al retornar a superficie es emitido a la atmósfera. Ocupación de terrenoUn problema añadido es la gran ocupación de terreno de este tipo de explotación. Como se ha co mentado anteriormente, es necesario realizar un gran número de pozos para aprovechar co-rrectamente los recursos. Se suelen perforar de 1.5 a 3.5 plataformas por km2, con una ocupa-ción de 2 hectáreas por cada una. El impacto visual de esta acumulación de sondeos es muy grande. Situación en otros paísesEs EEUU el verdadero motor y exportador de esta técnica y el que está impulsando suexpansión en el resto del mundo. En otros países la situación legal está como sigue: En Europa ya se han declarado moratorias o prohibiciones al fracking , como por ejemplo en Francia, Bulgaria, Irlanda, Rumanía, Che-quia, o algunos estados alemanes. En otros, como Austria, se imponen límites ambien-tales muy severos para el uso de la técnica. En Estados Unidos, en donde se está usando ampliamente la fractura hidráulica desde hace una década, la oposición popular está muy ex-tendida tras comprobarse los peligros reales de esta técnica. El documental Gasland expu-so la situación y una campaña en contra del fracking ha reunido a un centenar de artistas como Lady Gaga, Yoko Ono, Paul McCart-ney o Susan Sarandon. En Francia y Bulgaria se celebraron manifestaciones multitudinarias en 2012 y el 22 de septiembre ha sido declara-do como día internacional contra el fracking.

Techo de producción del petróleo y del gas a nivel mun-dial. El gas no convencional es la franja superior.

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Reservas de gas no convencional en España.

¿Y en España? Aunque no exista en la actualidad una plataforma estatal que vinculen las diferentes luchas locales contra el frac-king, se han organizado diferentes movimientos antifrac-king en cada zona afectada. Ya sea en Cantabria, donde se dieron a conocer los primeros permisos y pusieron en marcha una página web con la mayor información en España sobre fracking, en Euskadi (principalmente en Álava y luego en Bizkaia) o en Burgos y Navarra más recientemente, la lucha social y política ha alcanzado un grado de conflictividad importante dificultando por un lado el rodillo político-económico y permitiendo por otro lado un mayor grado de concienciación e información de la sociedad. Además, gracias a esta labor, más de 15 municipios alaveses se han declarado libre de fracking, mientras que Vitoria-Gasteiz (¡capital verde europea 2012) reclaman un Estudio de Impacto Ambiental para todos los pozos o que en Cantabria varios ayuntamien-tos han recurrido los permisos en la zona de Arquetu.Es también de gran interés de cara a la construcción de alternativas más globales que la lucha anti-fracking demuestre de nuevo la confluencia y unidad de acción cada vez más normal y potente entre movimientos de justicia ambiental, social y democrática. Por ejemplo, en Euskadi participan en el colectivo anti-fracking asociaciones ecologistas (Ekologistak Martxan, Eguz-ki, Gaia, Mendialdetik, etc.), partidos políticos (Bildu, Equo, Izquierda Unida, Aralar), movimiento del 15M y personas a nivel particular, o en Cantabria donde cuentan con personas afectadas y organizaciones pre-ocupadas por el tema como el movimiento del 15M, Democracia Real Ya, Ecologistas en acción, ARCA, Asamblea contra el TAV, Agitación Rural o Regüelta.

La lucha social y política ha alcanzado un grado de conflictividad importan-te dificultando por un lado el rodillo político-económico y permitiendo por otro lado un mayor grado de concien-ciación e información de la sociedad.

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ConclusionesLa demanda mundial actual de combustibles fósiles y el cercano agotamiento de los yacimientos convencionales, ha empujado a la industria del hidrocarburo a apro-vechar nuevos tipos de recursos hasta ahora no explotados. Las nuevas técnicas de perforación han facilitado ese movimiento, que ha contado al mismo tiempo con el apoyo institucional en muchos países, cegados ante el descubri-miento de un nuevo El Dorado. En esta situación, el aprovecha-miento de los yacimientos de gas no convencional, mediante frac-turación hidráulica, es la que está recibiendo en estos momentos mayor atención. Sin embargo, esta técnica conlleva graves riesgos medioambientales y de salud pú-blica, que tanto desde las empresas operadoras, como desde las insti-tuciones implicadas, se están que-riendo obviar. La campaña de pro-paganda institucional simplemente las ignora, y descalifica a quienes exigen que se aplique el principio de precaución, y se paralicen las explotaciones hasta que se realice un buen análisis de los posibles impactos y las medidas a adoptar.Se está optando por seguir expri-miendo hasta el último litro de hidrocarburo de las rocas por no querer afrontar un problema que tenemos delante y es ineludible: la transición de una economía basada en los combustibles fósiles, hacia sociedades con baja huella ecoló-gica (en particular energética) y tecnologías renovables y no con-taminantes. Es necesario de una vez por todas asumir que el actual modelo es insostenible, por un lado porque las reservas de com-bustibles fósiles son cada vez más escasas, y por otro lado por todos los problemas ambientales asocia-dos a su exploración, explotación, producción y consumo. Ante todo esto, ¿merecen la pena los riesgos

que se van a correr con el uso de esta técnica ante la multitud de du-das y problemas que genera? ¿es-tán justificados estos riesgos mien-tras que la estrategia energética mundial tendría que dirigirse hacia un sistema basado en la reducción del consumo, las energías reno-vables y cada vez menos depen-dencia a los combustibles fósiles? Si bien el gas natural convencional puede representar una energía de transición útil, la apuesta por el gas no convencional no deja de estar demasiado basada en el no cambio de paradigma productivo y de con-sumo, y el espejismo tecnológico. De hecho, no se centra en el reto de nuestras sociedades energívoras y contaminantes: la construcción de un nuevo modelo energético capaz de afrontar a la vez el cambio cli-mático y el techo del petróleo (y de

todos los combustibles fósiles). En este camino, necesitamos objetivos claros: una reducción en 2020 del 40% las emisiones de CO2 y de un 90% en 2050, en la disminución de la demanda total de energía en un 30% para 2020 respecto a 2007 y el 100% de producción energética a través de fuentes renovables en 2040 (con el abandono al mismo tiempo de la energía nuclear). Estas metas se pueden alcanzar gracias a una serie de alternativas eficaces y seguras: la gestión de la demanda y la implantación de cuotas máxi-mas de consumo de recursos no renovables y emisión de gases de

efecto invernadero, la promoción de una “Ley del ahorro, energías renovables y eficiencia energética” que dé estabilidad y visión de futu-ro al sector energético, la descen-tralización energética para consu-mir localmente lo que se produce localmente, el incentivo del auto-consumo, el premio a los pequeños parques de energía renovable, la disminución de la competencia que ejerce el ciclo combinado, la eliminación de las subvenciones, direc-tas e indirectas, a los combustibles fósiles. Este modelo es además un vector central de otras políticas y va profundamente vinculado a una movilidad y un urbanismo soste-nibles, la agroecología, la reloca-lización de la economía, la cons-trucción de sociedades resilientes y autosuficientes, donde vivamos bien con menos, donde las activi-dades sean intensivas en mano de obra y sobrias en energía y emisio-nes de gases de efecto invernadero, y de forma global se circunscriban a los límites ecológicos del planeta.Al igual que no necesitamos bonos basura y activos tóxicos en la eco-nomía, tampoco los necesitamos en la política energética. No podemos permitir que esta huida hacia ade-lante tecnológica y energética pase factura a las generaciones presentes y futuras, en el Norte y en el Sur, aún menos cuando sabemos que ya existen alternativas sectoriales e in-tegrales para enfrentarnos a la vez al cambio climático y al techo de producción de los hidrocarburos.

Esta técnica conlleva graves riesgos medio-ambientales y de salud pública, que tanto desde las empresas operado-ras, como desde las ins-tituciones implicadas, se están queriendo obviar.

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