Diciembre 2011Año LXII • Núm. 744

Ejemplar gratuito

Un coreano devoto de la Virgen de

Guadalupe

La ayuda a Japón testimonia la fuerza

de la fe

Publicación de Misioneros de Guadalupe

Benedicto xvi

Homilía por la Solemnidad de Pentecostés11 de mayo de 2008

La paz de Cristo sólo se difunde a través del corazón renovado de hombres y mujeres

reconciliados y convertidos en servidores de la jus-ticia, dispuestos a difundir en el mundo la paz única-mente con la fuerza de la verdad, sin componendas con la mentalidad del mundo, porque el mundo no puede dar la paz de Cristo.

Reconciliación para conseguirla paz de Cristo

PapaBenedicto xvi

Diciembre 2011 1

General: La paz entre los pueblos

Para que todos los pueblos de la Tierra crezcan en la concordia y la paz, por medio del conocimiento y el respeto mutuos.

Misionera: Niños y jóvenes

Para que los niños y jóvenes sean mensajeros del Evangelio, y para que su dignidad sea siempre respetada y preservada de toda violencia y explotación.

Intencionesdel Santo Padre Benedicto xvi para 2011

P. Sergio César Espinosa González, mg

Durante el mes de diciembre vivimos el Adviento, que es el tiempo de preparación espiritual para la gran fiesta de Navi-dad. El Papa nos invita a extender nuestra mirada hacia otros pueblos de la Tierra y a pedir para que haya concordia y paz entre todos. Si la violencia nos atemoriza y nos encierra, nuestra respuesta no puede ser el uso de más violencia, sino el crecimiento de la esperanza y la apertura al conocimiento y el respeto de los demás, para encontrar el bien inmenso de la paz y la concordia entre los seres humanos, que es el gran regalo de Dios para todos en Navidad.

Al esperar el nacimiento de Jesús y celebrarlo a fines de este mes, los cristianos damos paso a la esperanza. Para el mundo y para la Iglesia, los niños y los jóvenes son también la es-peranza de una humanidad mejor. El Papa nos invita a rezar en este mes para que desde pequeños todos los cristianos aprendamos a ser discípulos fieles y misioneros audaces del Evangelio, con el fin de que los niños y los jóvenes sean portadores valientes de la Buena Nueva de salvación que nos anunció Jesucristo, que nadie los maltrate o explote, y que en todos los países se reconozca y valore su dignidad.

Publicación deMisioneros de Guadalupe

Ejemplar gratuitoProhibida su ventaAño LXII • Núm. 744

Diciembre 2011

6La ayuda continuaal pueblo japonés

P. Marco Antonio de la Rosa Ruiz Esparza, mg

8Navidaden silencio

P. Gabriel AltamiranoOrtega, mg

PortadaEl seminarista mg RafaelMejía T. y un grupo de

voluntarios provenientesde Sapporo colaboran en un centro de acopio para ayuda

a los damnificados, en Miyako, Diócesis de Sendai, Japón.

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Papa Benedicto xvi

Página del lector

Pastoral de la salud

Intenciones

Editorial

Vida mg

Centro de Orientación Vocacional

Desde el Seminario

Noticias breves

Sólo para niños. Club de Niños mg

Línea Misionera:01 800 00 58 100

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El Instituto de Santa María de Guadalupe para las Misiones Extranjeras fue fundado en 1949 por el Episcopado Mexicano y la Pontificia Unión Misional del Clero para formar y enviar misioneros a los países no cristianos que le señale el Santo Padre. El Papa Pío XII aprobó sus Constituciones. El Primer Superior General fue Mons. Alonso M. Escalante. El Instituto es sostenido por los católicos mexicanos.

14Un san JuanDiego coreano

P. José SandovalÍñiguez, mg

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A lo largo de este año hemos comentado la carta pastoral “Que en Cristo Nuestra Paz México tenga Vida Digna”. Este mes, en el que

recordamos el nacimiento de Cristo, queremos concluir con una invi-tación a que cada cristiano sea un agente de reconciliación.

El episcopado mexicano nos dice que la reconciliación está en el corazón de la vida cristiana y se expresa en los Sacramentos de la Penitencia –fuen-te de perdón– y de la Eucaristía –unión con Cristo, que nos capacita para desarrollar relaciones sociales pacíficas–. Nuestro pueblo necesita que las diversas entidades en conflicto pasen de una relación destructiva a una constructiva, con el fin de edificar el presente y preparar el futuro.

La reconciliación está ligada a la verdad y a la justicia. Los cristianos, mediante la promoción de nuestros valores, podemos ayudar a que todo mal sea reconocido y a que las víctimas obtengan justicia por par-te de las autoridades. Pero la mera justicia no fomentará un verdadero cambio. Se deben promover el perdón y la aceptación de la culpa como alternativas a la violencia, para evitar que la justicia quede en un simple ajuste de cuentas.

La forma de vida no violenta puede además apoyarse en la oración a partir de la Escritura, pues mediante ella podemos ver al otro como lo ve Dios. También es importante tener presente el acontecimiento gua-dalupano, pues su mensaje es un llamado a la promoción humana, a la reconciliación y a la paz.

Este mes el P. Marco Antonio de la Rosa reflexiona sobre la ayuda brin-dada a Japón tras los desastres naturales de marzo. El P. Gabriel Altami-rano narra su experiencia de una Navidad en China. Y el P. José Sandoval cuenta la historia de un fiel coreano devoto de la Virgen de Guadalupe. Esperamos que estos artículos inspiren la reflexión de nuestros lecto-res y les permitan celebrar Navidad con deseos de reconciliación para nuestro país.

Misión reconciliadora de la Iglesia

Editorial

Revista Almas4

Página del lectorQueridos Misioneros de Gua-dalupe, me da gusto saludarlos, espero que se encuentren con salud y felicidad. Les mando es-tas líneas para comentarles que mi mamá, Basilia M. V. de S., falleció el 26 de noviembre de 2010, a la edad de 89 años.

Ella era Madrina de ustedes des-de hace varios años y yo voy a seguir cooperando. Que Dios tenga en su Reino a mi madre, les pido que la recuerden y es-

pero que el Señor los llene de bendiciones.

Ma. de Inés S. M.

Queridos Misioneros de Gua-dalupe, además de saludarlos y desear el bienestar a cada uno de ustedes, les envío una foto de mi hija, una de las dos grandes ben-diciones que Dios me mandó.

Sanjuana Lizbeth H. C., origi-naria de Monterrey, nl, desde niña fue creyente de la Iglesia católica y tuvo gran fe en Dios. Casó el 3 de agosto de 2001 y tuvo dos lindas niñas. Era una persona que solía ayudar a quien lo necesitara y siempre irradiaba una gran sonrisa en su caminar.

Fue una madre muy amorosa y tierna, muy emprendedora y fuerte en todos los aspectos para sacar adelante a sus hijas.

En abril de 2010 enfermó y estu-vo un mes y medio hospitalizada.

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Al inicio estuvo totalmente se-dada y cuando despertó fue muy duro para nosotros, pues no re-cordaba algunas cosas. Luego tuvo una recaída y volvió a estar sedada, pero ya no pudo salir adelante. Partió a la casa de Dios el 19 de mayo del 2010. Su au-sencia ha sido un gran dolor, pero está gozando en el cielo.

Mi hija anhelaba encontrar tra-bajo (ya que estuvo casi un año

Estimados misioneros, esperando que gocen de cabal salud, les escribo acerca de mi madre, Ramona A. viuda de A. Ella fue Madrina por más de 20 años, sólo que ahora los apoya desde el cielo, porque Dios la llamó a su presencia en febrero pasado. Antes de partir nos inculcó a mí y a su nieta el apoyo a las Misiones.

Siempre fue muy devota de la Virgen de Guadalupe y recibir la revista Almas le daba mucho gusto. Al ver llegar al Promotor Misionero ya tenía preparado su donativo, además de que siem-pre los apoyó con sus oraciones. Con unos ahorros que su Ma-drina juntó y algún dinero que

aporté para completar la suma, les he enviado una beca a nom-bre de mi mamá.

Agradecemos las oraciones que han hecho por ella y por nuestra familia.

Josefina A. A.

sin empleo) pues quería apoyar a Misioneros de Guadalupe. Ese es un motivo más para se-guir apoyándolos. Agradecemos mucho que la recuerden en sus intenciones. Espero que Dios y la Virgen de Guadalupe los lle-nen de bendiciones para seguir anunciando el Evangelio.

María del Pilar H. C.

Revista Almas6

Misión de Japón

Padre Marco Antonio de la Rosa Ruiz Esparza, mg

Tras los acontecimientos ocurridos en Japón en marzo de este año, muchas y diversas personas han dado apoyo a los damnificados. En la Parroquia de Miyako, la gente continúa recibiendo ayuda.

LA AyUDA coNtiNUAAL PUEbLo JAPoNés

H ace algunos meses, Rafael Mejía T., semina-rista mg, vino a la comunidad de Miyako y

colaboró con otros voluntarios de la Diócesis de Sapporo. Él me llamaba “Padre viene-viene”, por-que debido al incremento de vehículos que entran y salen del pequeño estacionamiento de la iglesia, y como la salida es a una calle pequeña y muy tran-sitada, suelo ayudar a las personas que salen para evitar algún percance.

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El aumento de vehículos se debe a que hemos recibido muchos visi-tantes, entre los que se han conta-do sacerdotes alemanes, españoles y mexicanos, algunos provenien-tes de diócesis del sur de Japón, de la Diócesis de Tokio o de otras comunidades de esta misma Dió- cesis de Sendai. También nos han visitado Mons. Tarcisio Isao Kikuchi, svd, Obispo de Niiga-ta, Mons. Paul Yoshinao Otsuka, Obispo de Kioto, y Mons. Martin Tetsuo Hiraga, Obispo de Sendai. Han venido grupos que ayudan a personas con capacidades di-ferentes, grupos de protestantes estadounidenses y algunos japo-neses que viven en el extranjero, además de periodistas naciona-les y extranjeros.

Le doy gracias a Dios por acer-car a la Iglesia a tantas personas que han venido con la intención de ayudar tras el tsunami del 11 de marzo. La afluencia de visitas en la parroquia provoca que las per-sonas traten de enterarse acerca de lo que sucede, y hemos podi-do dar a conocer la Iglesia a más gente, pues proporcionar ayuda a los necesitados nos ha hecho vivir el ecumenismo y dar a co-nocer a Cristo a través de la ca-ridad de muchos cristianos y no cristianos que nos apoyan.

Amigos y bienhechores del Ins-tituto, les pedimos que oren por nosotros y por tanta gente que ofrece su ayuda desinteresada al pueblo de Japón. Cuenten con nuestras oraciones y nuestro agra-decimiento por su apoyo incon-dicional, que desde hace varios años está dando fruto en este país asiático. Como muestra, comparto una carta de agrade-cimiento enviada por un feligrés de Miyako al P. David Félix Uribe G., mg, Superior de esta Misión:

¡La paz del Señor!Queridos P. David Uribe y Mi-sioneros de Guadalupe: ¿Se en-cuentran bien? Soy Nakamura Misako, de la Parroquia de Mi-yako. El otro día me llegaron los electrodomésticos que me enviaron, de verdad muchas gracias. Estoy feliz de poder la-var ropa todos los días. En mi casa, desde hace mucho tiempo, hacemos y vendemos osembei1. Reciba los osembei que mi espo-so y mis hijos, con todo el cora-zón, han preparado. Los preparan con una técnica de cocimiento muy antigua. Es una muestra de nuestro agradecimiento. Esti-mados Padres, cuídense mucho. Con amor, en agradecimiento y oración.

Nakamura Misako

1 Osembei o sembei (leído sembe). Alimento tradicional japonés que consiste en una galleta de arroz horneada o asada al carbón, recubierta de diferentes condimentos.

Revista Almas8

Misión de Hong Kong

Padre Gabriel Altamirano ortega, mg

Al vivir la Navidad en un país no cristiano, un sa-cerdote misionero recuerda las circunstancias del nacimiento de Cristo, un hecho que quizá pasó des-apercibido para mucha gente, pero que marcaría el inicio de un mundo nuevo.

S i pensamos en la historia de Jesús de Nazaret, los hechos principales fueron su muerte y re-

surrección, pues se refieren a lo que, para nosotros los creyentes, es el misterio central de nuestra fe. Hubo muchos testigos que presenciaron la pasión y muerte de Jesús. Después hubieron también testigos de su resurrección, que lo experimentaron con una vida nueva. Pero es posible que su nacimiento haya tenido lugar en circunstancias muy distintas, como un hecho conocido solamente por unas cuantas per-sonas, las cuales –es casi seguro– no alcanzaban a

NAviDAD EN siLENcio

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comprender el alcance que ten-dría aquella vida que entonces se iniciaba.

La Navidad del año 2009 me en-contró en el Noreste de China, mientras estudiaba el idioma man-darín. En los programas escolares tanto el 24 como el 25 de di-ciembre eran días ordinarios de clase. Es verdad que en las calles y en los negocios podía escuchar-se música navideña, con cantos en inglés, pero para la gente del lugar, en general, se trataba de algo entendido y celebrado en Occidente, y en China solamente por algunos extranjeros.

El 24 de diciembre, al terminar las clases, varios compañeros co- menzaron a preguntar quién asis-tiría al día siguiente. Hubo grupos que decidieron, de común acuerdo, no presentarse. En el mío, una de las maestras se disculpó y nos dijo que al día siguiente no podría ir. No nos dio razones, pero pensé que tal vez era una maestra cris-tiana; más en concreto alguien perteneciente a una Iglesia pro-testante, pues algunas son muy estrictas en la observancia de los días festivos. ¡Esto me libró de pa-sar la primera Navidad de mi vida asistiendo a clase!

La mañana del 25 pude ir a Misa del día de Navidad en la iglesia a la que asistí regularmente los

domingos durante mi estancia en esa ciudad. Como oficialmen-te se trataba de un día ordinario de trabajo, solamente acudieron personas mayores que ya estaban jubiladas. ¡Qué contraste con lo que hasta entonces me había to-cado vivir en otros países: igle-sias repletas de cristianos y hasta de no cristianos!

Pensé en la primera Navidad, en el silencio que envolvió la llegada de Jesús al mundo. Pensé también en la alegría de aquel pequeño grupo –María, José, algunos pastores–, la cual pasó desapercibida para el resto del mundo, pero que fue la pequeña señal de alguien ya pre-sente, de aquel cuya llegada cam-biaría de raíz todas las cosas.

Envuelto por el frío del invierno volví a casa con la firme convic-ción de que el silencio que hoy cubre en China el nacimiento de Jesús –quizá semejante al silen-cio real, el desconocimiento o el desinterés que se vive en muchos países de Occidente– es algo tem- poral, porque ya ha resonado la voz del Verbo hecho carne, y las comunidades reunidas en cualquier parte del mundo, aun siendo pequeñas, proclaman que el Señor está realmente en me-dio de nosotros, que las cosas, aunque aparentemente no han cambiado, son distintas y que el mundo nuevo ya ha comenzado.

papa Benedicto xviPastoral de la salud

Padre José Sandoval Íñiguez, mg

Una etapa que termina

Parte de las laboresde la Pastoral de la salud

es preparara los enfermos terminales para aceptar la muerte,

lo cual es un procesoque podría servir

también a las personas sanas para disfrutarmejor la vida.

Q uisiera ofrecer a todos los lectores de Almas el testimo-

nio de lo que estoy sintiendo en es-tos últimos días, pues he dejado de manera definitiva la Misión de Co-rea para regresar a la patria. He colaborado con la Iglesia de este “País de la mañana tranquila” durante más o menos 30 años, primero con labor evangelizado-ra en distintas parroquias, tanto del campo como de la ciudad, y después en la Pastoral de la sa-lud que se desarrolla en algunos hospitales.

Revista Almas10

Diciembre 2011 11

Nunca como ahora me había en-contrado tan a gusto en este lugar, después de haberme adaptado a costumbres que me parecían ex-trañas, de asimilar la cultura, de haber adquirido cierto dominio del idioma y de haber conseguido muchas y muy buenas amistades.

Considero que dejar las cosas buenas a las que se había apega-do el corazón es una preparación para la muerte, cuando se tiene que dejar este mundo junto con las personas queridas y todo lo que aquí tenemos. En la Pastoral de la salud una de mis tareas era ayudar a los enfermos terminales para que aceptaran la muerte y pudieran dejar este mundo con serenidad y paz. Ese trabajo me hizo pensar que si quería ser au-téntico, primero tenía que aceptar mi propio deceso, de otra manera todo lo que yo dijera a los enfer-mos sería pura palabrería.

El trabajo en la pastoral de la salud obró un gran cambio en mí: ahora veo esta vida como lo que es: algo fugaz y pasajero. Viendo diariamente el dolor de tantos enfermos y la forma en que algunos de ellos morían, y sintiéndome con vida y gozando de buena salud, caí en la cuenta de que la vida y la salud no son sino un regalo de Dios.

Al sentirme objeto de la bondad de Dios, adquirí el hábito de darle gracias por la vida y la salud diaria-mente, y nació en mí el deseo de prepararme para la muerte e ir venciendo el miedo que natural-mente nos viene cuando pensa-mos en nuestro propio deceso. Por eso trato de tener muy presente a la muerte, como una meta a la que me dirijo con paso firme, quiéralo o no, y trato de verla como la “her-mana muerte”, a la manera en que la llamaba san Francisco de Asís.

El pensamiento frecuente de la propia muerte no debe ser algo que nos llene de amargura y de pesar. Al contrario, cuando se es consciente de que la vida es un regalo que un día se acabará, los días pasan con mayor alegría y se trata de gozarlos al máximo y sana-mente. La muerte es un evento que se acerca inexorable y al que llegará todo ser viviente. De ahí que es mejor reconciliarse con ella y aceptar que es parte de la vida, su coronación, su broche de oro.

Además para los creyentes la muerte es el comienzo de una nueva existencia en el Reino de nuestro Padre celestial. La vida no se acaba, se trasforma. Cristo re-sucitado nos hace partícipes de su nueva vida, que durará por toda la eternidad, sin llanto ni dolor.

papa Benedicto xvi

La vocación de una misionera laica

Paula Salazar, originaria de Ixtlán del Río, Nayarit, recibió formación para convertirse en Misionera Laica Asociada a Misioneros de Guadalupe y fue nombrada para apoyar en la Misión de Mozambique. Ahora com-parte un poco de la historia de su vocación.

N ací en febrero de 1965. Soy la tercera de ocho hermanos, cuatro hombres y cuatro mujeres. Concluí la licenciatura en Adminis-

tración de Empresas y una maestría en Administración de Negocios.

Recuerdo que a la edad de seis años me paraba en la puerta de la casa, en mi pueblo, y miraba hacia lo lejos, contemplando el cerro de Cristo Rey. Deseaba subir hasta la cima y tentar el cielo, quería saber si podía tocar a Dios. Tiempo después, el ambiente que viví durante

Vidamg

Paula Salazar García, mla

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mi preparación a la Primera Comunión fue muy hermoso. A los doce años comencé a preguntarme: ¿Por qué nací?, ¿por qué existo?, ¿qué tengo que hacer en este mundo?

Apoyé la catequesis en la parro-quia de Ixtlán del Río, durante aproximadamente diez años; a un grupo de jóvenes de la co-lonia Cristo Rey, durante unos cinco años; y ayudé a jóvenes en su proceso vocacional en la Ca-pilla del Sagrado Corazón, por alrededor de tres años. En ese entonces sentía el gusto de ser-vir a Jesús y reía sanamente; me cansaba, pero era un cansancio que disfrutaba y gozaba.

Sin embargo, debido a com-promisos laborales, dejé de dar apoyo a la Iglesia durante nue-ve años. Ese tiempo bastó para sentirme triste y deprimida. El trabajo no me llenaba ni me apasionaba. Tenía la necesidad de sentirme más cerca de Jesús. Después de un proceso de dis-cernimiento descubrí que lo que deseaba era volver a sentirme feliz y apasionada por la vida, es decir, servir a Jesús, poner mi ser y mi quehacer a su servicio. Mi intención era conocer más la Palabra y llenarme espiri-tualmente de Dios, para dar testi-monio con mi vida e ir a Misiones,

en la búsqueda de compartir el Evangelio con quienes no lo conocen. En enero de 2010 renuncié a mi empleo y tuve la fortuna de ingresar al curso del Premla meses más tarde. Sien-to que la Virgen de Guadalupe me encaminó a Misioneros de Guadalupe, donde me he senti-do apoyada y respaldada por una sociedad apostólica reconocida tanto por la Iglesia de México como por la Iglesia universal.

Creo que Dios está encaminan-do una parte de su proyecto en mi persona, para dar a conocer a Jesucristo a mis hermanos afri-canos, ayudar en la construc-ción de su Reino y fomentar los valores evangélicos en nuestro mundo. Creo que me hizo su llamado hace tiempo: recuerdo que cuando estaba en el gru-po de jóvenes y en el coro me gustaba cantar “Deja tu patria”, pues me soñaba haciendo lo que dice el canto. Ahora voy a Mo-zambique y, aunque es cierto que ir a la Misión es recorrer un camino difícil, donde también me acompañarán mis debilida-des y mis fragilidades como ser humano, sé que no camino sola, ya que Jesús va conmigo.

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Misión de corea

Padre José sandoval Íñiguez, mg

Hace varios años el Padre Juan Manuel Serrano co-noció a un joven no cristiano que con el paso del tiempo se ha convertido en un católico ferveroso, que incluso ha escrito poemas para la Virgen de Guadalupe.

UN sAN JUAN DiEGocoREANo

E n noviembre de 1987 el Padre Juan Manuel Serrano G., mg, fue a visitar a un enfermo ca-

tólico en un hospital de Seúl y trabó conversación con otro joven enfermo, un no cristiano de apellido Lee. Fue el inicio de una gran amistad que culminó con la entrada de Lee al catecumenado, para des-pués recibir el Bautismo bajo el nombre de Agustín. Se convirtió en un fervoroso cristiano que empezó

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a llevar a sus familiares y amis-tades a la Iglesia, consiguiendo que hasta la fecha sean ya más de treinta las personas que por su celo misionero han abrazado la religión cristiana.

De alguna manera cayó en ma-nos de Agustín Lee algo del poco material que hay escrito en len-gua coreana sobre la Virgen de Guadalupe, y a través de esa lec-tura nació en él, de manera ava-salladora, el amor a la Morenita del Tepeyac. Desde que lo conocí y lo escuché hablar de ella sentí que la quiere muchísimo. Al en-trar a su casa, lo primero que se ve es un cuadro de la Virgen de Guadalupe en tamaño natural, el cual cubre casi toda la pared de arriba abajo. Además, comenta que le gusta ir a las parroquias y pedir permiso al párroco para dar una plática sobre la Virgen de Guadalupe a los fieles.

Por otra parte, Agustín perte-nece a un grupo de poetas que se reunen periódicamente para compartir sus obras y animar-se mutuamente. Ha escrito dos poesías con motivos guadalupa-nos: “La Canción de Juan Diego” y “El Amor de la Rosa”. Es increí-ble cómo una persona que nunca ha estado en México ni ha visita-do la Basílica del Tepeyac pueda hablar tan hermoso sobre Nues-tra Señora de Guadalupe.

Sorprende, además, saber que Agustín no está dedicado a una actividad intelectual: es un cons-tructor que hace casas por con-trato y trabajos de reparaciones (remodeló la capilla de la Casa mg de Seúl). Se trata de un hombre hu-milde, que irradia bondad y sen-cillez; por ningún lado se le nota algún asomo ni de presunción ni de orgullo, es simplemente un hombre bueno y creo que así ha sido toda su vida. Ha publicado tres libros de poesía. El último se titula “El Amor Pobre” y todos los poemas tratan temas religio-sos (la mayoría son oraciones de acendrado contenido místico); ahí ha incluido sus versos a la Virgen de Guadalupe. Agustín afirma que nunca se propuso es-cribir ese libro, pero que sentía interiormente un impulso para escribir y, al hacerlo, sin saber por qué, fluían de sus ojos abun-dantes lágrimas y sentía que su mano trazaba las letras sola.

El atractivo que ejerce la Virgen de Guadalupe se da entre per-sonas de los más diversos países, como es el caso de Agustín Lee, en Corea. El Papa Juan Pablo ii declaró, en 1999, que el mensaje de amor, de consuelo y de espe-ranza que la Morenita nos dejó en el Tepeyac está dirigido a todo el género humano. Es decir, la Virgen nos encomendó difundir su mensaje por todo el mundo, y

Revista Almas16

* Rosa de Castilla: Se trata de las rosas que la Virgen de Guadalupe le mostró a san Juan Diego cuando se le apareció en la colina del Tepeyac, México. Estas flores las llevó el santo abrazadas en la tilma en la que quedó pintada la imagen de la Virgen.

no como una devoción particular mexicana. Ella quiere que todos los hombres sientan su amor y su protección, y que la invoquen porque ella es la Madre del ver-dadero Dios por quien se vive.

Estimados Padrinos, les compar-to uno de los poemas de Agustín Lee, esperando que los inspire a seguir colaborando con la Misión de la Iglesia.

El amor de la rosa

Soy Rosa de Castilla* que en el Tepeyac brotó.Córtame y ofréceme a esa Madre tú,

Y a ella comunícale mi amor.A ella irás de mi ardiente gozo henchido,

Que para alabar a esa Madre he yo nacido.Con el fin de encontrarla

Y ante todo para amarla he florecido yo.En las tentaciones del mundo, espinas broté yo.

A ella mi fragancia convídale tú,Que estoy sediento, anhelando su amor.Mis colores son por esa Madre la pasión.

Y tú ve hasta ella llevándome en tus brazos,Que hacia mi perfume tu corazón atrayendo estoy.

Tu paso que a la Madre se encamina,En mis pétalos grabado se quedó.

Vamos juntos a esa Madre.En el instante en que nuestra respiración se una a su amor,

Sus hijos seremos tú y yo.En el momento en que veamos la figura de la piadosa Madre,

Nuestro sueño será envuelto por el gozo del amor.Mira mis pétalos palpitantes, dáselos por favor.

Soy Rosa de Castilla que floreció de amor,Mi aroma y tu corazón a ella llévalos sin dilación.

Beca completaMedia becaAyuda anual

$12 000.00$6 000.00$1 000.00

Becasmisioneras

“Vayan por todo el mundoy proclamen la Buena Nuevaa toda la creación” (Mc 16, 15)

El trabajo de la evangelización entrelos no cristianos no ha terminado y continúa realizándose en muchoslugares. Los misioneros ancianosnecesitan que los jóvenes apoyeny prosigan su labor de proclamarla Buena Nueva. Ustedes puedenapoyar a quienes han decididoconsagrar su vida a la Misión ad gentes, al fundar una beca con la cual un seminarista completará su formaciónsacerdotal.

Línea Misionera (sin costo):01 800 00 58 100

Correo electrónico:padrinos@mg.org.mx

¡Ayudemosa la

evangelizacióndel

mundo!

Revista Almas18

E l “Día de la gran catástrofe”, como se le ha denominado

en Japón, me encontraba en Nagoya. Cuando empezó el sis-mo estaba en clase. Al principio se nos pidió que guardáramos calma, pero al ver la magnitud del terremoto salimos del edi-ficio. En la misma universidad nos informaron la posibilidad

DesDe el seminario

La fuerza de la naturalezay la fuerza de la fe

El 11 de marzo de 2011 será recordado como el día en que ocurrió uno de los mayores desastres naturales en la historia de Japón, pero también como el inicio de un impresionante movimiento de apoyo y de fe.

Seminarista Rafael Mejía Tadeo

de que hubiera un tsunami y nos pidieron regresar a casa.

Ya en el seminario, Padres y seminaristas, preocupados por la situación, nos dispusimos a ver los noticieros. Fue grande nuestra sorpresa cuando vimos cómo la fuerza del mar destruía casas, campos de cultivo y seres

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humanos. En ese momento me di cuenta de la magnitud de lo que nos tocaría enfrentar.

Si el movimiento de tierra y agua fue grande, gracias a Dios el movimiento de ayuda ha sido mayor. Gente de Japón y del extranjero comenzó a colabo-rar con quienes estaban en di-ficultad. En las calles de Nagoya los estudiantes de secundaria y preparatoria recolectaron dinero para las zonas afectadas. En la universidad se formó un grupo de estudiantes con la finalidad de hacer consciencia e invitar a los miembros de la comunidad a hacer donativos.

La Iglesia católica, a través de Cáritas Japón, se hizo pre-sente, desde el principio, en la zona afectada. En cordinación con Mons. Martin Tetsuo Hi-raga, Obispo de Sendai, se for-mó una base central de apoyo para damnificados en la Catedral de Sendai, y se formaron bases subalternas en terrenos de va-rias iglesias de las zonas de de-sastre. El apoyo no se limita a dar alimento o cobijo, se hace limpieza, se retiran escombros, se apoya a organizaciones de voluntarios, etcétera. Sin duda estas acciones han dado buen testimonio entre los bautizados y los no cristianos.

En este contexto, la labor de nues- tro Instituto se ha coordinado con el proyecto de la Diócesis de Sendai y de Cáritas Japón. En Miyako, cuyo párroco es el P. Marco Antonio de la Rosa R., mg, se encuentra una base de Cáritas donde apoyé por casi un mes. Fui testigo del poder que tiene la fe, pues movió muchos corazones para ayudar a quienes se encuentran en tribulaciones. Entre otras actividades, se llevó a cabo un bazar, donde se repar-tieron alimentos, ropa, enseres domésticos, con la participación de maestros del kínder que se encuentra al lado de la parroquia y de feligreses de parroquias cer-canas a Miyako.

El tiempo que estuve ahí pasó muy rápido. La entrega de los vo-luntarios, muchos de ellos adul- tos mayores, resultó inspiradora. Además, los cristianos vivimos intensamente nuestra vocación como bautizados, teniendo como fortaleza a Dios, que siempre nos acompaña. Aunque todavía hay mucha necesidad en las zonas afectadas, sigue llegando ayuda. Queridos Padrinos y Madrinas, Dios les pague su generosidad y sus oraciones para que seamos verdaderos discípulos de Cristo. ¡Que María de Guadalupe los bendiga siempre!

Revista Almas20

Ciudad de México, 8 sep 2011. En los últimos meses, en las diferen-tes oficinas de mg en el país, se han anunciado nombramientos para la Dirección de Desarrollo, encargada de la atención a nuestros bienhe-chores. El P. Salvador Arufe G., mg, fue nombrado Director general de Desarrollo; el P. Gerardo López V., mg, fue asignado a Guadalajara; el P. En-rique Arturo Álvarez M., mg, a Villa-hermosa; y el P. José Antonio García T., mg, a Monterrey.

Atencióna bienhechores

Narita, Japón, 27 ago 2011. Entre el 22 y el 26 de agosto, los Padres mg de las Misiones de Japón, Corea y Hong Kong se reunieron durante una semana de estudio dirigida por el P. Benjamín Bravo P., en la cual reflexionaron acerca del tema: “El método guadalupano de evangeli-zación”. Asistieron 36 sacerdotes, entre ellos el P. Raúl Ibarra H., mg, Vicario General, quien actualmente realiza una visita oficial a las Misio-nes de Asia.

Semana de estudioen Asia 2011

Ixmiquilpan, Hgo., 10 sep 2011. Este día se festejó el 40 aniversario de la Parroquia de San Nicolás de Tolentino, en Ixmiquilpan, Hgo., iniciada en 1971 por Misioneros de Guadalupe. La celebración comenzó a las cinco de la mañana y continuó a lo largo del día. Entre las diversas actividades religio-sas y culturales que se llevaron a cabo, destacó la Misa Solemne, celebrada a las 12 h, así como el cierre del festejo, con una presentación de la Orquesta Sinfónica del Estado de Hidalgo, realizada a las 17 h.

40 aniversario de San Nicolás

Noticias brevesFuente: Redacción de Almas

Los niños turkana, en Kenia, sueñan con un pueblo de paz y esperanza

Los turkana son un pueblo que vive en la parte Este de Kenia, don-de Misioneros de Guadalupe comparte el Evangelio. Los niños de esta tribu son alegres, sencillos y colaboradores. Como todos los niños, disfrutan de tener muchos amigos para los momentos de juego, dónde desarrollan su creatividad y echan a volar su ima-ginación; por ejemplo, en la elaboración de sus propios juguetes, para lo cual reciclan objetos de la basura. A pesar de la pobreza en que viven, los niños turkana comparten y se ayudan unos a otros. Les gusta trabajar en equipo para realizar obras de teatro infantil, en las que representan algunos temas del Evangelio y ex-presan su manera de pensar, además de mostrar sus habilidades naturales para el canto, el baile y la actuación.

Los conflictos que tienen con sus vecinos, los pokot, han desper-tado en ellos la capacidad de perdonar, de ser solidarios y ho-nestos en su trato con los demás. Ellos nos dan un gran ejemplo, al ser agradecidos con Dios por los más pequeños detalles; son personas de grandes valores morales y espirituales, que siempre tienen una sonrisa en los labios y llenos de esperanza sueñan con la paz.

En algunas ocasiones nos hemos preguntado quiénes son los santos. Durante este año hemos aprendido en este espacio acerca de la vida y la espiritualidad de los santos; hemos des-cubierto que, a lo largo de la historia, en todo el mundo, per-sonas sencillas han creído con fe los valores del Evangelio y los han vivido y mostrado en sus obras, algunos se han aleja-do de la sociedad para llevar una vida de oración y sacrificio. Sin embargo, muchos han sido sólo personas de fe dedicadas a las diferentes profesiones de la sociedad, han llevado una vida normal, pero apegada a las enseñanzas de Jesús. Los santos son nuestros guías y son ejemplos a seguir, no tanto por los milagros extraordinarios que han realizado, sino por la humildad y la entrega que han mostrado al servir a Dios y a los hombres.

Amigos misioneros, todos estamos llamados a la santidad. Aprendamos que los santos no son historia o teoría, son ejem-plos para vivir una vida cristiana, llena de humildad y sencillez, siguiendo los pasos de Jesús, nuestro mejor amigo.

Los santos son nuestros amigosy guías espirituales

La corona de Adviento es un símbolo que nos ayuda a vivir el tiempo de espera para el nacimiento de Jesucristo, quien ha venido a traer luz y vida para el mundo. Nuestro país y nues-tra sociedad necesitan de la paz, y esta corona de Adviento nos ayudará a recordar los valores cristianos, que son necesa-rios para construir la paz en nuestros hogares.

Elabora tu propia corona de Adviento con materiales recicla-dos, como los niños turkana. Necesitas una base redonda que puede ser de alambre, cartón o madera; hojas y ramas natura-les; cuatro velas de color rojo o morado y una blanca. Escribe los valores en cinco tarjetas, uno en cada tarjeta, y colócalas frente a cada vela. Enciende, a partir de la primera semana de Adviento, una vela cada inicio de semana. En Navidad encien-de la vela blanca, símbolo del nacimiento y la luz de Jesús.

Elabora una corona de Advientopara construir la paz

Justicia

Perdón Libertad

Amor

Fe

Joven mexicano,¿has sentido el llamado de Jesús

y quieres llevar su mensaje de salvacióna las personas que no lo conocen?

¡Tú puedes ser misionero!

Misioneros de Guadalupete invita a descubrir tu vocación.

cov MéxicoTel. (01 55) 5573 3000 • vocacionesmg@hotmail.comLínea Misionera (sin costo): 01 800 00 58 100

cov Guadalajara Tel. (01 33) 3601 0815 • vocgdlmg@hotmail.com

cov Monterrey Tel. (01 81) 8358 2101 • covmty@hotmail.com Línea Misionera (sin costo): 01 800 83 15 350 cov V i llahermosa Tel. (01 993) 315 2934 • covtabasco@hotmail.com

Participa en las actividades que organizasu Centro de Orientación Vocacional (cov).

Comparte experiencias recreativas y formativascon otros jóvenes que también buscan tomar decisiones

acertadas que darán sentido a sus propias vidas.

www.revistaalmas.com.mx

Nació en Tenancingo, Edo. de Méx., en 1951. Inició estudios en Ingeniería e ingresó al Se-minario de Misiones en 1979. Fue ordenado sacerdote en 1986. Ha colaborado en la aten-ción a bienhechores en Monterrey; en orientación vocacional en la ciudad de México y en el Seminario Mayor de Misiones. Ha trabajado en las Misiones de Angola y Brasil, y for-mó parte del grupo fundador de la Misión de Mozambique en el año 2000. Ahora vuelve a la Misión de Angola para colaborar en el trabajo misionero de la Iglesia en África. El Padre Antonio encontró su vocación cuando se preparaba como ingeniero y desde entonces ha seguido el llamado de Dios. Tú también puedes llevar la Palabra del Señor a los pueblos que la necesitan.

¡Responde al llamado de tu vocación!

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Padre Antonio Estrada SerranoMisionero de Guadalupe en Angola

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