revista actas pedagógicas nº10

118

Upload: publicaciones-universidad-de-ibague

Post on 22-Mar-2016

232 views

Category:

Documents


6 download

DESCRIPTION

revista, diez

TRANSCRIPT

Page 1: Revista Actas Pedagógicas Nº10
Page 2: Revista Actas Pedagógicas Nº10

ISSN 0123 - 2088 Actas Pedagógicas Revista del Centro de Estudios de Didáctica y Pedagogía, Cedip Universidad de Ibagué Ibagué, Colombia, No 10. Junio de 2004. Tiraje, 300 ejemplares Presidente del Consejo Superior Dr. Roberto Mejía Caicedo Rector Ing. Leonidas López Herrán Vicerrector Académico Ricardo Pesca Angulo, MA Editora Luz Angela Castaño González, MA Comité Editorial Federico García Posada, Luceli Patiño Garzón, Martha Fajardo Valbuena, Rodrigo Parra Sandoval, Francisco Parra Sandoval, Luz Angela Castaño González. Colaboran en este número Josefa Aguirre García, Jan van Aalst, Humberto Arbona Lorenzo, Luz Stella Castañeda Naranjo, Luz Ángela Castaño González, Raúl Cuadros Contreras, Edgar Delgado Rubio, Martha Fajardo Valbuena, Juan Fernando Fandiño Ramírez, Miriam González Pérez, José Ignacio Henao S, Cher M. Hill, Willler Ferney Montes Granada, Paola Andrea Peña Patiño, Luceli Patiñ Garzón, Rómulo Polo Flórez, María Cristina Solano de Ojeda. Corrección de estilo María Mercedes Barrera Casís Diseño, diagramación e impresión El Poira, Editores e Impresores, S.A. Correspondencia y suscripciones Universidad de Ibagué, Centro de Estudios de Didáctica y Pedagogía, Cedip. [email protected] Los conceptos y opiniones de los artículos firmados son de exclusiva responsabilidad de los autores y no comprometen la política del Cedip. Se autoriza la reproducción de los artículos, siempre que se cite la fuente. Agradecemos el envío de la publicación que cite nuestros artículos.

Tabla de contenido

Page 3: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Presentación

Reflexión

Generaciones del conocimiento científico y procesos de investigación Josefa de las

Nieves Aguirre García, MA. Humberto Arbona Lorenzo, Esp.

¿Cómo propiciar una evaluación formativa del aprendizaje de los estudiantes?

Myriam González Pérez, PhD

EL Taller en el consultorio jurídico: Una opción para la formación académica del

derecho penal. María Cristina Solano de Ojeda, Esp.

El Simil de la caverna: Una imagen de la paideia. Edgar Delgado Rubio, Esp

¿Metodología en filosofía? O el arte de aprender a leer y escribir. Lectura y escritura

en filosofía. Raúl Cuadros Contreras, Esp

El Taller Vertical: Metodología de fusión. Juan Fernando Fandiño Ramírez, MA

Formar Diseñadores: Necesidad de un contexto informado Rómulo Polo Flórez

Entrevista

Martí, el maestro.

Informes de investigación

La formación en composición escrita: Panorama de tendencias. Estado del arte

Grupo investigativo Cedip

Concepciones de los estudiantes sobre evaluación informe de investigación Paola

Andrea Peña Patiño

Ponencia

La interpretación y la producción textual como bases para la formación profesional.

Luz Stella Luz Stella Castañeda Naranjo y José Ignacio Henao S

Traducción

Page 4: Revista Actas Pedagógicas Nº10

El profesor experimentado como constructor principiante de conocimiento: Hacia

una agenda investigativa para la formación de profesores. Cher M. Hill, MA* Jan van

Aalst, PhD. Luz Angela Castaño González, MA. Trad.

Notas

Evolución tecnológica de la civilización del siglo XX Willler Ferney Montes Granada,

MA

Page 5: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Presentación

Cuando en 1997 se preparó el primer número de Actas Pedagógicas, el Cedip soñaba

con una revista para docentes, en la cual la reflexión, la investigación y la producción

intelectual fueran los elementos articuladores de la docencia. En su número diez,

podemos afirmar que la revista ha logrado convocar a la comunidad universitaria

alrededor del tema de la pedagogía y que en sus volumenes reposan las ideas de un

equipo de docentes, que se convierten en apoyo y punto de partida para los trabajos

sobre el tema en la región y el pais.

Trabajos como éste, de perseverancia y deseo de aglutinar el pensamiento en una

propuesta pedagógica, permiten hacer posible la pedagogía en la universidad. El mismo

nombre de Actas nos induce la idea de memoria, de registro histórico, que sirve como

norte para la proyección con sentido.

Debemos reconocer que el ejercicio juicioso de mantener la Revista durante esta década

ha fortalecido el proceso escritural de los profesores al interior de la Universidad de

Ibagué y ha incentivado el aprendizaje de la escritura como base para la docencia.

Además, ha permitido crear vínculos con otras comunidades académicas del país y del

exterior, a través del texto escrito. Leer y escribir son, entonces, las invitaciones más

sentidas que han ofrecido la decena de revistas y sus múltiples artículos. La consigna del

Cedip podría sintetizase en la frase por un maestro que lea y escriba.

Asi las cosas, las ilustraciones de esta revista les ofrecen un homenaje a los lectores de

tradición, a aquellos que han hecho de la lectura y de los libros una parte fundante de su

vida. Los Ex libris, vocablo latino que significa Este libro pertenece a son imagenes

personales que marcan los tesoros escritos, que determinan las caracteristicas

personales del poseedor y que, de algun modo, anuncian esas secretas relaciones entre

las ideas del autor y las del lector.

En esta ocasión, y junto a los ex libris de gatos, buhos y colinas femeninas, el profesor

lector encontrará artículos alrededor de temas como el conocimiento, la evaluación y la

tecnología, así como reportes de investigación sobre escritura y lectura. Todos ellos son

producto de lectores que desean compartir ideas y dejar registro de su pensamiento. Es

por ello que sus direcciones electrónicas aparecen al final de sus escritos, para que el

lector interesado inicie el contacto y el diálogo que sabemos será enriquecedor. Los

invitamos entonces a dialogar con los autores y los textos de esta entrega.

Page 6: Revista Actas Pedagógicas Nº10
Page 7: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Reflexión

¿Cómo propiciar una evaluación formativa

del aprendizaje de los estudiantes?

Miriam González Pérez, PhD*

Resumen:

En este artículo se enuncian algunas orientaciones de trabajo para potenciar el carácter

educativo y formador de la evaluación del aprendizaje de los estudiantes, que se

sustentan en resultados de investigaciones realizadas por diversos investigadores y por la

autora. Su propósito es el de ofrecer a los docentes, sugerencias concretas que puedan

ser útiles para transformar la práctica evaluativa en forma positiva.

Abstract

The autor presents suggestions for using the learning evaluation process in the classroom,

according to research results from the author and other researchers. Her purpose is to

offer professors, suggestions that can be helpful to transform evaluative practices.

Palabras clave: función formativa de la evaluación, aprendizaje,

Key words: Formative function of evaluation, learning.

En el presente artículo se condensan algunas sugerencias y propuestas, orientadas a

elevar la función formativa de la evaluación del aprendizaje de los estudiantes, sustentada

en la convicción de que, para ello, se requiere transformar las concepciones y modos de

actuar tradicionales en el campo educativo. El propósito que anima estas propuestas es el

de estimular la reflexión y la generación de ideas, para mejorar el quehacer de la

evaluación en diversas dimensiones, tales como su planificación, realización y resultados.

Se trata de propuestas que constituyan puntos de referencia. Su valor radicará en la

potencialidad que puedan ofrecer para generar, adecuar, modificar y enriquecer la acción

específica de cada profesor en su contexto. Son varias las posibilidades de direcciones de

trabajo que aquí se ofrecen:

En la planificación de la evaluación del aprendizaje.

Se busca diseñar el sistema de evaluación en cada nivel (asignatura, disciplina, año,

carrera) de modo colegiado y con un carácter de proyecto, esto es, de propuesta abierta a

los cambios que emanen de su aplicación a las condiciones concretas y específicas, a la

confrontación y concertación con los estudiantes en relación con los objetivos,

Page 8: Revista Actas Pedagógicas Nº10

indicadores, vías, momentos y formas de evaluación. Se trata de una planificación que

oriente y regule, de modo abierto y democrático, en la que los participantes tienen

derecho a comprender los argumentos que la sustentan y a tomar parte en las decisiones;

no, de un sistema que se impone y resulta inamovible. La planificación no es completa

hasta que ésta no se discuta con los estudiantes.

Dicha planificación del sistema de evaluación requiere de una clarificación, por parte de

los involucrados en la misma, alrededor de lo qué significa evaluar, de la consideración de

sus múltiples funciones y la decisión consciente de aquellas que se requiere priorizar en el

caso concreto, de modo que se puedan determinar los fines de la evaluación. Busca,

asimismo, prever las circunstancias y las condiciones apropiadas para el logro de los

fines.

El diseño del sistema de evaluación del aprendizaje implica un análisis de su objeto como

un asunto central. Dicho análisis parte de los objetivos y contenido de enseñanza, los que

orientan aquello que se debe evaluar pero, en rigor, no constituyen el objeto. Ellos,

objetivos y contenido, informan sobre el aprendizaje al que se aspira y sus cualidades,

pero el objeto de evaluación es el aprendizaje mismo: su proceso y resultados. Por tanto,

al planificar la evaluación hay que clarificar también, qué se entiende por aprendizaje y

debatir sobre los indicadores que pueden mejor informar sobre dicho aprendizaje,

teniendo en cuenta los objetivos y el contenido de la asignatura, disciplina, o la instancia

de que se trate y las regularidades del aprendizaje.

En este último sentido, constituyen puntos de análisis, la naturaleza interactiva del

aprendizaje, las regularidades del proceso de apropiación por parte del estudiante del

contenido por aprender, las características de las formaciones psicológicas que se deben

tener en cuenta para su formación, y, especialmente, el contenido y maneras de

expresión (exteriorización, “objetivización”) de dichas formaciones psicológicas. Este

análisis se debe reflejar en las decisiones sobre indicadores, técnicas, procedimientos y

criterios de evaluación.

En este mismo sentido se incorpora también el carácter integral del aprendizaje, en la

dirección de la unidad de lo afectivo y cognitivo. Por tanto, se requiere prever indicadores,

medios y procedimientos que permitan obtener información, su interpretación y valoración

con referencia a un estudiante que actúa, conoce y siente a la vez. Hay que develar la

dimensión afectivo-valorativa de los conocimientos y habilidades de los estudiantes y el

de las relaciones que establece con los demás, es decir, con profesores, estudiantes,

profesionales o personas con las que debe trabajar según corresponda.

El diseño del sistema de evaluación debe ser lo suficientemente flexible como para

garantizar la evaluación de aprendizajes no previstos en los objetivos, así como para

admitir el hecho de que los estudiantes pueden llegar a similares objetivos por diferentes

Page 9: Revista Actas Pedagógicas Nº10

vías individuales pertinentes; también, es importante tener en cuenta que un objetivo se

puede valorar de diversas formas.

Los medios e instrumentos de evaluación se deben diversificar. Es importante conferir un

mayor peso a modos de evaluación informales, a tareas evaluativas con validez ecológica

(en condiciones de la práctica profesional o que la modelen), a los exámenes de libro

abierto, los proyectos individuales y colectivos, la evaluación de ejecuciones durante un

período prolongado de trabajo del estudiante y otras formas innovadoras. Estas

alternativas permiten desplazar, hasta donde sea posible y conveniente, los exámenes de

papel y lápiz, en el aula.

En particular, es tarea del profesor estimular el uso y prueba de la evaluación de

ejecuciones, también llamadas portafolios, en aquellas materias en las que sea factible

hacerlo. El ejercicio puede incluir ejecuciones diversas como ensayos, experimentos,

informes, monografías, tareas investigativas de diversa índole, trabajos multimedia y

otros, seleccionados con el criterio de que muestren los mejores trabajos o producciones

del alumno en el área, así como las contradicciones, limitaciones y avances que han

presentado en el curso de su desarrollo. La selección la hace el estudiante solo, o con

orientación del profesor, lo que da margen de libertad al alumno en sus decisiones y

promueve la reflexión crítica y la autovaloración de su trabajo.

Asimismo, es importante prever procedimientos e instrumentos que eviten la

fragmentación en esferas o ámbitos, y en aspectos demasiado puntuales, como es común

encontrar en exámenes compuestos por numerosos ítems o preguntas específicas y de

detalles; también, es importante instrumentar situaciones o tareas integradoras, que se

centren en aspectos esenciales del contenido y en las formas de proceder con el mismo;

que exijan determinadas relaciones del sujeto con el objeto y de interacciones con otros

involucrados en dichas situaciones, para poner de manifiesto cualidades de dichas

relaciones.

El diseño de preguntas o problemas que exijan el manejo de datos y hechos de forma

reflexiva y razonada deja en evidencia, para el alumno, la significación y necesidad de su

conocimiento. Esto lleva a eliminar las preguntas memorísticas que aparecen con

frecuencia en los cuestionarios de exámenes y a variar el formato y condiciones de las

mismas; así, permiten que el estudiante haga uso de fuentes de información que le

proporcionen los datos necesarios para solucionar problemas o dar respuesta a las

preguntas planteadas.

En la organización de las tareas evaluativas se deben prever las variaciones en contenido

y formato, de modo que resulten en instrumentos seguros para explorar direcciones

diversas del desarrollo potencial del estudiante. Lo anterior implica romper, en

determinada medida, la estandarización de la situación de examen y de los criterios de

Page 10: Revista Actas Pedagógicas Nº10

evaluación. El contenido y la forma de la evaluación no tienen que ser iguales para todos

los estudiantes y grupos, aunque estén regidos por fines comunes. Difieren por la

especificidad individual y la multiplicidad de direcciones posibles de desarrollo en el

contexto socio-histórico dado y dentro de los límites que permiten los objetivos y las

condiciones reales de la enseñanza.

Las tareas de evaluación que se diseñen deben prever una gradación en los niveles de

demanda de aprendizaje, a partir del nivel superior, de manera que incluyan los objetivos

de formación, sin ignorar que los resultados del aprendizaje pueden trascender el nivel de

los objetivos. Un recurso para ello es la introducción de ayudas demandantes, entendidas

como información que se le ofrece al estudiante, de requerirse, para provocar la

generación y reestructuración de sus conocimientos. Dicha información puede diferir en

contenido, extensión y formato; y en cualquier caso, ésta se debe prever en la

planificación, como parte de la concepción de los instrumentos de evaluación.

Es necesario, también, ampliar y diversificar los indicadores de la evaluación del

aprendizaje, así como delimitar y dar prioridad a aquellos que informen sobre el desarrollo

de los estudiantes. Algunos de estos indicadores serían los siguientes: actuación

independiente, autonomía de criterio, reestructuración de la base de conocimiento;

reflexión crítica, creatividad, significación que confiere a lo que está aprendiendo y a cómo

aprende; patrones y papel de las interacciones con sus compañeros, con los profesores y

consigo mismo; la distancia entre el nivel inicial y final o cualquier momento posterior

determinado; la magnitud de los cambios (cuantitativa y cualitativamente), sus

direcciones, el ritmo de progreso y, en definitiva, su capacidad de aprendizaje o de

autodesarrollo así como la capacidad de autovalorarse y de evaluar a sus compañeros.

Todos estos aspectos se deben analizar en su vínculo con las materias de estudio, las

que imprimen sus particularidades.

La planificación de los cursos y clases debe prever el tiempo requerido para el análisis de

la evaluación: sus propósitos, las formas de entenderlos, los procedimientos, la

realización, la calificación, la retroalimentación de los resultados y efectos. Estos asuntos

se deben tratar durante las clases, como algo inherente, propios del proceso de

enseñanza y de aprendizaje. Por lo tanto, es importante erradicar la errónea concepción

de que abrir el espacio para debatir los problemas y resultados de la evaluación durante el

curso, roba el tiempo necesario para enseñar los contenidos de las asignaturas.

Los elementos anteriores van a permitir reevaluar la organización del proceso docente en

la dirección de definir la conveniencia de asignar un número considerable de semanas, de

cada curso, para realizar evaluaciones finales, así como valorar otras posibles

alternativas.

Page 11: Revista Actas Pedagógicas Nº10

En la ejecución de la evaluación del aprendizaje.

En cuanto al proceso mismo de ejecución de la evaluación, se sugiere introducir la

autoevaluación y la heteroevaluación (entre estudiantes, entre profesor y estudiante)

como formas de evaluación que desempeñan un importante papel como medio de

aprendizaje. Colateralmente, éstas producen un efecto multiplicador del papel del

profesor, en especial, frente a grupos numerosos.

Una posibilidad que aquí se presenta es la de desarrollar la evaluación en colaboración, y

establecer patrones de interacción diferentes entre profesores y estudiantes. Se sugiere

desplazar paulatinamente al profesor como centro en la toma de decisiones y la

responsabilidad en la evaluación, y trabajar hacia una actividad conjunta y compartida con

los alumnos, soportada en la argumentación y el debate de las metas, procedimientos,

indicadores y calificación. Sin demeritar el papel y la participación de los profesores, se

abriría un espacio para que el estudiante comprenda y asuma las metas contenidas en los

objetivos y, a su vez, pueda establecer sus metas individuales.

Otra sugerencia va orientada a compartir significados que propicien una comunicación

respecto a las intenciones. Dado que una misma tarea, acción evaluativa o

comportamiento se puede interpretar de modo diferente por los sujetos de los procesos de

enseñanza y de aprendizaje y, por tal causa, provocar efectos diversos, es necesario

clarificar su intencionalidad de forma que se potencie su influencia educativa. La

transformación en el sentido de mejora, de algún aspecto de la evaluación, puede no

surtir los efectos deseados porque no se comprendan o compartan sus fines.

Durante la ejecución se precisan y enriquecen los indicadores y formas de evaluación.

Las fuentes de aprendizaje no son solo los contenidos temáticos sino, además, la

experiencia que vive el estudiante, la situación concreta y específica que se da, el aquí y

ahora. Dicha singularidad, por su riqueza, ofrece nuevos aprendizajes, nuevos

indicadores para los ya previstos y diversas maneras de obtención de la información.

Un mismo instrumento o procedimiento puede utilizarse para cumplir diversas funciones y

varios fines de la evaluación simultáneamente, lo que aumenta su racionalidad, ya que

posibilita que el sistema de evaluación no se sobrecargue de numerosas tareas

evaluativas y favorezca a estudiantes y profesores, porque aumenta la disponibilidad del

tiempo de ambos y disminuye tensiones y ansiedades.

El sistema de evaluación tiene posibilidades de utilizarse no solo para saber hasta dónde

ha llegado el estudiante, sino para provocar el propio avance y para modificar y constatar

tal modificación, como indicadores del desarrollo que emerge de y en la colaboración

conjunta, en la relación con el otro. Las tareas y las formas en que se aplique deben

poner en tensión al estudiante, de modo que constituya un reto para avanzar y tomar

conciencia de la distancia entre el nivel de aprendizaje alcanzado y los límites y metas

Page 12: Revista Actas Pedagógicas Nº10

que busca lograr. Se crea, entonces, un conflicto cognitivo que lo impulsa a estudiar y le

ofrece información sobre posibles direcciones en su desarrollo.

Al integrar las dimensiones cuantificables y cualificables del aprendizaje, actividad que

debe estar prevista desde el diseño, se contribuye a erradicar la práctica de basar la

evaluación, en lo que respecta a las técnicas de obtención de información y a la

calificación, en formas estandarizadas y parciales, y en las cifras que se obtienen al

asignar convencionalmente valores numéricos a las preguntas o tareas evaluativas para

establecer una nota mediante la adición. La objetividad, principio válido de la evaluación,

aumenta con la combinación de instrumentos, fuentes y agentes (multiangulación de la

información) y con la integración de datos cuantitativos y cualitativos.

Al utilizar, en forma combinada, diferentes sistemas de referencia para emitir un juicio

evaluativo, no se busca comparar las realizaciones de cada estudiante con las de la

media del grupo o con los estándares de los objetivos de enseñanza. Se trata de fusionar,

sobre todo éste último, con los sistemas de referencia centrados en el individuo, porque a

la evaluación no le interesa tanto dar información sobre un estado, como sobre la

dinámica del desarrollo del estudiante y su potencialidad.

En los sistemas de referencia se incluye el contexto de aprendizaje. En la evaluación, y

sobre todo en la emisión del juicio evaluativo, se deben tener en cuenta la situación de

aprendizaje y las condiciones reales en que transcurre el mismo, particularmente en el

sentido de las posibilidades de promover el aprendizaje. La consideración del contexto es

legítima en tanto forma parte del concepto de aprendizaje. Ello no se debe entender como

una disminución de las exigencias para el estudiante; por el contrario, éste las aumenta,

sobre el supuesto de que la enseñanza se orienta a crear las condiciones adecuadas para

promover aprendizajes.

Por último, la calificación y la obtención de determinadas notas, como expresión de la

misma, deben dejar de ocupar el lugar central en la evaluación. Se sugiere evitar las

escalas de cero a cien, o similares, ya que éstas introducen distinciones arbitrarias en

niveles de aprendizaje; más bien, se recomienda utilizar escalas de calificación que

permitan expresar una medición cualitativa del aprendizaje. La atención a los estudiantes

y demás participantes se debe desplazar al proceso evaluativo y sus diversas funciones,

al logro del aprendizaje, a valorizar el conocimiento y no, a la nota.

En el uso de los datos que aporta la evaluación.

La interpretación de los datos que aporta la evaluación permite tomar y aplicar decisiones

de modo más consciente y orientado a fines educativos. Por ello es necesario conferir

más valor a la regulación del aprendizaje de los estudiantes y del proceso de enseñanza

en general.

Page 13: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Es sabido que un estudiante puede avanzar hasta un límite, y no más, quizás porque la

forma, organización del curso, la disponibilidad de literatura y medios, la estructuración del

objeto de conocimiento, la posibilidad de interacción con otros estudiantes y con el

profesor, y otros aspectos, imponen dichos límites. O, podría avanzar más de lo supuesto,

precisamente porque los elementos mencionados permiten o facilitan dicho avance. La

regulación, por tanto, atañe no solo a la actividad del estudiante sino además, a todos los

elementos que intervienen en el proceso de enseñanza y de aprendizaje.

Es necesario atender la necesidad del estudiante de precisar o de reafirmar su situación

en el proceso o en los logros que alcanza, de recibir la valoración de otros y de sentir el

reconocimiento social de sus compañeros y profesores, cuando lo merezca. A su vez,

garantizar que la calificación tenga un sentido para el alumno, acorde con las finalidades

del proceso de enseñanza, que lo oriente en sus debilidades y fortalezas; que lo incite a

mejorar; que contribuya a su autoevaluación y que vea en los errores o insuficiencias una

razón para avanzar.

El uso de la evaluación por el profesor, con un carácter compulsivo, de amenaza, para

penalizar a los estudiantes conspira contra el clima psicológico favorable que se requiere

para un despliegue de las funciones formativas de la evaluación. No se trata de una

menor exigencia, dado que la amenaza y la exigencia son dos aspectos diferentes que no

guardan relación causal directa o unívoca.

Se requiere reflexionar sobre el valor de la calificación como indicador del aprendizaje de

los estudiantes y de generar formas alternativas a la calificación, que complementen la

información para la toma de decisiones administrativo-docentes, tales como aquellas

relacionadas con promociones, graduaciones, ubicación laboral de los graduados

universitarios. La calificación no aporta toda la información del aprendizaje que se evalúa

y a las certificaciones que se emiten sobre su base no se les debe extraer más

información ni conferir más valor del que realmente ofrecen.

El índice académico puede ser cuestionado como indicador de rendimiento docente de los

estudiantes y también, de su valor predictivo. Como consecuencia, debe disminuir su

peso en las decisiones académicas, en la valoración del estudiante y en su repercusión

profesional.

En la preparación de los profesores.

La evaluación se debe someter a evaluación. Es necesario reflexionar sistemáticamente

sobre el material que se evalúa y la selección del contenido de enseñanza que va a ser

objeto de evaluación; se deben aclarar los datos que se buscan del aprendizaje del

estudiante y la forma como se van a valorar; también se debe establecer la relación entre

evaluado y evaluador, la manera como influyen sus percepciones mutuas y las

intencionalidades que los orientan, entre otros aspectos. Como práctica cotidiana se debe

Page 14: Revista Actas Pedagógicas Nº10

incorporar la reflexión sobre la función de aprendizaje que desempeña la evaluación, e

intentar responder a la pregunta siguiente: ¿Aprendieron mis estudiantes de esta

evaluación?

En síntesis, la evaluación educativa del aprendizaje debe orientarse a explorar, valorar y

coadyuvar al desarrollo de las potencialidades de cada alumno y a la búsqueda de vías de

desarrollo a partir de la diversificación de oportunidades y espacios que la enseñanza y la

propia sociedad brindan o deben brindar.

BIBLIOGRAFIA

Alvarez Méndez, J. M. (1985): Didáctica, currículo y evaluación: ensayos sobre cuestiones didácticas. Alamex. Barcelona.

Castro Pimienta, O (1996) Evaluación en la escuela ¿Reduccionismo o desarrollo?. ISPETP, La Habana.

Fernández Sierra, J. (coord.) (2002). Evaluación del rendimiento, evaluación del aprendizaje. Akal, Madrid.

Gimeno Sacristán, J. (1993): La evaluación en la enseñanza. En: Gimeno y Pérez Gómez (comp.) Comprender y transformar la enseñanza. Morata, Madrid

González, M. (2002) La evaluación del aprendizaje de los estudiantes en la enseñanza superior. CEPES- UH.

Rico Montero, P. (1991): La formación de acciones de control y valoración de la actividad de aprendizaje en escolares primarios. En Revista Cubana de Psicología. Vol. VIII, 1, La Habana.

Villarroel, J. (1990): Evaluación educativa. Estudio crítico. Universidad Técnica de Ibarra, Ecuador.

Vizcarro, C. (1997). La evaluación como parte del proceso de enseñanza y aprendizaje: la evaluación tradicional y sus alternativas. En Vizcarro y León (comp.) Nuevas tecnologías para el aprendizaje. Edición Pirámide, Madrid, 1997.

* Myriam González Pérez, es psicóloga egresada de la Universidad de La Habana, en

1971, Master en Ciencias de la Educación Superior y PhD en Ciencias Pedagógicas de la

misma Universidad. Lleva más de 30 años dedicada a la docencia universitaria de pre y

postgrado y a la investigación educativa. Ha laborado en estudios de postgrado en

distintas universidades latinoamericanas. Es autora o coautora de varios libros y artículos

sobre temas relativos a la enseñanza universitaria. Actualmente trabaja como profesora e

investigadora del Cepes de la Universidad de La Habana, Cuba. Recibido: Octubre 17 de

2003. Aceptado febrero 17 de 2004.

Page 15: Revista Actas Pedagógicas Nº10

El Taller en el consultorio jurídico:

Una opción para la formación académica del derecho penal

María Cristina Solano de Ojeda, Esp*

Resumen

La enseñanza práctica del Derecho Penal, en el Consultorio Jurídico de la Universidad de

Ibagué, encuentra en el sistema de aprendizaje conocido como el taller su mejor

instrumento. Con este método, los alumnos del área aplican, a casos concretos, los

conocimientos científicos adquiridos en los semestres anteriores.

Abstract

The workshop seems to be the best practice for teaching Penal Law in the University of

Ibagué. Based on this methodology, students can apply, in concrete cases, the scientific

knowledge that they gathered in their school periods.

Palabras claves: Práctica judicial penal, taller jurídico penal, Consultorio Jurídico.

Key words: Judicial practice, judicial workshop.

En Colombia para obtener el título de Abogado es preciso cumplir algunos requisitos,

como el ejercicio práctico del Derecho, que se realiza en los consultorios jurídicos. Estos

centros se han autorizado mediante el artículo 30 del Decreto 196 de 1971. La Facultad

de Derecho de la Universidad de Ibagué ha organizado el suyo, con los estudiantes de los

dos últimos semestres de la carrera de Derecho.

Los consultorios jurídicos son, entonces, los primeros escenarios donde los estudiantes

inician el ejercicio de la profesión de abogados. En cuanto a la práctica del Derecho

Penal, el estudiante cumple en ellos una etapa de adiestramiento que le permite ejercer la

profesión en casos reales. Por lo tanto, este ejercicio es el complemento necesario a las

enseñanzas científicas del Derecho Penal iniciadas en los semestres anteriores.

Como punto de partida, en el ejercicio penal a favor de terceros, los estudiantes lo hacen

de la mano de la Universidad porque, como lo ha expresado la Corte Constitucional, en

sentencia unificada, las facultades legales, para asistir a terceros, están supeditadas a

que los “estudiantes que pertenecen a los consultorios jurídicos actúen bajo la

coordinación de profesores designados al efecto y atendiendo orientaciones del propio

consultorio jurídico, que les asiste en la elaboración de alegatos, sin que pueda el

estudiante ejercer en forma incontrolada o carente de orientación jurídica y académica, lo

Page 16: Revista Actas Pedagógicas Nº10

cual garantiza la idoneidad de la defensa o intervención, a favor de la persona que

requiere de su representación”. (SU.044/95).

La práctica, entonces, es el complemento necesario para la formación del profesional del

Derecho. Sin embargo, es preciso encontrar un punto de equilibrio entre el ejercicio

práctico y la ciencia jurídica penal porque, como lo anota el profesor Jaime Jaramillo

(1990:25), "la ciencia y la formación del razonamiento lógico tendrán que ser siempre

elementos de toda pedagogía". En consecuencia, no es conveniente impartir una

educación “rígidamente intelectualista y cuentista, (porque) empobrece la personalidady la

mutila", como tampoco una educación exclusivamente fundada en el ejercicio práctico, ya

que se pueda caer en el empirismo.

De esta manera, la práctica penal debe conducir al diseño de un perfil profesional que

identifique y diferencie a los graduados de los pares egresados de otros centros

educativos. Así mismo, debe constituir un espacio de motivación de maestros y discípulos

para fomentar una discusión permanente sobre la solución de casos penales y el abordaje

de temas jurídicos relacionados con la materia. El método de enseñanza empleado es el

taller. El taller1 penal por lo tanto, además de ser un medio de experiencia práctica e

investigación científica, debe ser una alternativa que facilite la adquisición de una

identidad propia; aquella que espera alcanzar para sus egresados, la Universidad.

La práctica en los talleres penales es personalizada pero, aunque se trabajen casos

individuales, que son responsabilidad de cada alumno, los resultados obtenidos deben

irradiar al grupo, que los debe recibir y asimilar como experiencia que ayuda a la

formación del modelo profesional esperado. Sólo de este modo se cumplen los objetivos

trazados por la Facultad de Derecho, para quienes se han matriculado en

Coruniversitaria.

Pero, para que el Consultorio Jurídico sea el escenario donde se logre la consolidación de

objetivos mediatos e inmediatos académicos, éticos, de perfil profesional y de

compromiso social, los estudiantes deben fortalecerse tanto en los valores transmitidos,

como en el conocimiento y depuración de los conceptos del área. Unos y otros forjan de

manera progresiva desde la iniciación de los estudiantes en el proceso de adiestramiento

litigioso y a partir de la prestación de un servicio social a favor de personas de escasos

recursos económicos; también lo hacen mediante la depuración y profundización del

conocimiento en temas jurídicos puntuales, para lo cual se hacer necesario un continuo

proceso de investigación sobre los cambios en la jurisprudencia y la doctrina en general.

Con ello se indica que no se excluye el conocimiento de otras áreas del Derecho,

necesario para la formación integral del penalista.

Por lo tanto, para alcanzar un perfil de abogado penalista integral, es preciso adoptar un

método que permita concebir como unidad, tanto las orientaciones académicas,

Page 17: Revista Actas Pedagógicas Nº10

impartidas desde la Facultad, como las propias del Consultorio Jurídico y las exigencias

prácticas y sociales del momento. Por ello, corresponde al docente del área penal,

orientar al estudiante, en la búsqueda de argumentos que conjuguen los conocimientos

adquiridos en los semestres anteriores, con la defensa de derechos e intereses de los

usuarios, los valores éticos de la profesión y el interés en la investigación del Derecho.

Actualmente, la práctica penal en el Consultorio se inicia cuando el estudiante recibe la

solicitud de asistencia profesional, identificada, en el léxico interno, como caso2 y frente al

cual adquiere un compromiso igual al deber del abogado que ofrece este tipo de

asistencia desde su oficina. Por lo tanto, teniendo como fundamento al sujeto que lo

concierta y el problema que lo envuelve, el estudiante lo analiza y elabora un proyecto de

propuesta, que se conoce en el lenguaje del aula como estrategia jurídica3. Esta

propuesta de acción se presenta y discute con un monitor, que es un estudiante de

semestre superior o egresado, como parte del cumplimiento del año de servicio social.

Agotada la primera revisión por parte del equipo, conformado por el estudiante y el

monitor, lleguen o no a un acuerdo de gestión, la propuesta del estudiante se plasma en

un documento escrito, que pasa a revisión del asesor de área. Allí, se imparte la

aprobación definitiva, antes de llevarse al estrado judicial, donde el estudiante del área de

penal la expone en forma oral o escrita.

De las varias tesis que puedan surgir, y que seguramente se exponen como argumento a

favor del usuario, es preciso que el estudiante derive un tema de indagación penal, para

despertar y mantener en él, el espíritu de investigación. De allí se espera como resultado,

un nuevo documento, que sea fruto de la investigación académica, con soporte en la ley,

en la jurisprudencia o en la doctrina, y que tenga valor como elemento de consulta. Por lo

tanto, el taller se convierte en garantía, tanto para los estudiantes como para los usuarios

del servicio. Para los primeros, porque ofrece la oportunidad de resolver interrogantes

propios de cada caso y para los segundos, debido a que la representación judicial penal

no se limita a la asistencia formal.

La experiencia penal que se logra a partir de la atención de casos reales, aunada al

recuerdo del usuario y su caso, son marcas indelebles en el corazón y la mente de los

estudiantes. Por lo tanto, no se cumple con la formación profesional cuando el trabajo del

consultorio se deja a la exclusiva iniciativa del estudiante; es preciso aprovechar el taller y

extenderlo a la obtención de otros objetivos, como la producción científica y la formación

ética del estudiante.

Consecuente con esa responsabilidad, es política de la Facultad que, en el área de penal,

el Consultorio Jurídico no se limite a proponer soluciones a los casos que llegan dentro de

la competencia, sino que debe ser, además, un espacio para la investigación, lo cual es,

precisamente, uno de los objetivos de la enseñanza mediante el taller. Sobre el uso de

Page 18: Revista Actas Pedagógicas Nº10

este método de aprendizaje en la formación científica, señala la profesora Luceli Patiño

(2002:25), "...la utilidad de la teoría en el taller para iluminar la práctica” y agrega que

“...se puede convertir en un espacio de reconstrucción de las experiencias, para teorizar

sobre interpretaciones y explicaciones de las actividades, con lo cual se puede construir el

saber pedagógico." Por lo tanto, es posible, con la metodología del taller, unificar las

varias propuestas de gestión, en torno a la solución de casos similares, lo que equivale a

elaborar doctrinas penales propias del Consultorio Jurídico de la Universidad. En efecto,

mediante la consideración y análisis de problemas similares, las respuestas de solución

se orientan con igual sentido, no copiando, porque no son otra cosa que el afianzamiento

de los conocimientos y orientaciones filosóficas adquiridas en los años que anteceden a la

práctica penal.

Si bien es cierto que se han presentado las ventajas del taller, no debe caerse en una

idolatría del mismo. Esta práctica penal, necesaria para la formación de los futuros

abogados, no puede convertirse en un obstáculo para la cultura científica adquirida en los

semestres anteriores. Es importante llevar al estudiante a que, una vez observe el caso,

se desprenda del conocimiento sensible y lo eleve a una categoría superior, que

necesariamente tiene que ser científica. Es decir, el maestro debe encontrar mecanismos

tendientes a evitar que el alumno anteponga la experiencia sobre la crítica. En otras

palabras, hay que conducirlo a “que el espíritu abandone el empirismo inmediato”

(Bachelard, 1983:23), esto es, a que tome la experiencia como algo útil pero nodefinitivo

en su formación profesional.

Con todos los escritos se intenta lograr la publicación de los mejores documentos,

elaborados por los estudiantes del área de penal. Por lo tanto, es preciso abrir canales de

publicación para que tales textos sean conocidos por quienes se interesen en temas

penales. Un escenario de lanzamiento pueden ser los semestres anteriores en los que se

estudie el Derecho Penal, para que, con los profesores de las materias que conforman el

semestre respectivo, los sometan al rigor y a la crítica científica. Finalmente, los escritos

aprobados o rechazados deben retornar al Consultorio como material de consulta.

El proceso de publicación es un paso necesario en el conocimiento porque "para que

exista debe circular, es decir ser apropiado en contextos culturales diversos" (Patiño,

2002: 25). Esta aspiración se facilita en la Universidad por el sistema modular que

concentra la enseñanza del Derecho Penal en un solo semestre. Para consultas

posteriores es preciso registrar el proceso en las memorias del Consultorio Jurídico.

Notas 1 Para los fines académicos, el Consultorio utiliza el taller como método. Su nombre es

tomado de una de las acepciones de la palabra “taller”. Esta, según el Diccionario de la

Real Academia de la Lengua Española, proviene del francés, atelier y este del latín

“astellariun”, astillero, de astilla por astilla. Sin embargo, cuando expresamos la palabra

Page 19: Revista Actas Pedagógicas Nº10

taller nos podemos referir a: 1. Lugar donde se trabaja una obra de mano, 2. Escuela o

seminario de ciencias, donde concurren muchos a la común enseñanza y 3.. Conjunto de

colaboradores de un maestro. 6.Escuela o seminario de ciencias. Por lo tanto se

identifica con un lugar y un tiempo donde se discute, trabaja, enseña y aprende. En otras

palabras, es un aquí y un ahora, donde el profesor y los alumnos intercambian conceptos,

opiniones, resultados de experiencias, hasta lograr la síntesis que integra la teoría y la

práctica. Es una oportunidad para la reflexión y la argumentación permanente sobre los

asuntos conocidos y sometidos a su representación, con lo cual, no solo se logra la

continuidad del proceso de aprendizaje en el Derecho penal, sino una mejor respuesta

social, para beneficio de los usuarios del servicio.

2 En el Consultorio Jurídico se conoce como “caso” el problema que una persona lleva a

consideración del estudiante para que le presente una solución o lo represente ante el

estrado judicial. El caso llega porque el propio interesado acude al Centro o porque las

autoridades judiciales elevan solicitudes en este sentido.

3

“Estrategia Jurídica” es la propuesta de solución al caso concreto que el estudiante

defiende ante el monitor y el asesor de área.

Bibliografía

BACHERLARD, Gaston. “La Formación del espíritu científico.”, Siglo 21 Editores. Bogotá, 1983.

JARAMILLO URIBE, Jaime. Historia de la Pedagogía como Historia de la Cultura. Ed. Fondo Nacional Universitario. Bogotá, 1990.

PATIÑO GARZON, Luceli. “La práctica de la enseñanza”.En: Notas Universitarias. Corporación Universitaria de Ibagué. Ibagué 2002.

* María Cristina Solano de Ojeda es abogada especializada en Derecho Penal y en

Ciencias Penales y Criminológicas de la Universidad Externado de Colombia. Ha sido

profesora de Criminología y Derecho Penal General y actualmente se desempeña como

Asesora en Derecho Penal del Consultorio Jurídico de la Universidad de Ibagué.

[email protected] Recibido: Noviembre 2 2003. Aceptado Febrero 17, 2004.

Page 20: Revista Actas Pedagógicas Nº10
Page 21: Revista Actas Pedagógicas Nº10

El Simil de la caverna: Una imagen de la paideia

Edgar Delgado Rubio, Esp*

“La educación no es otra cosa que la forma aristocrática,

progresivamente espiritualizada, de una nación” W. Jaeger

Resumen

El artículo tiene como objetivo señalar la relación entre conocimiento y bien, a partir del

Libro VII de la República de Platón. Allí, el autor muestra, a manera de pilar fundamental

del ethos griego, la ascensión al conocimiento como medio para depurar al individuo de la

tiranía del error, de la ignorancia y del mal. Desde este principio sustancial se tejió la

urdimbre de lo que sería el ideal clásico de excelencia, conocido bajo el nombre de

paideia, concepto que tiene un amplísimo sentido, desde lo moral, lo estético, lo político y

lo científico, como aquello que cristaliza las más nobles aspiraciones del género humano.

Abstract

The article shows the relationship between knowledge and good, taking Book VII of

Platon´s The Republic as a reference. The author indicates that knowledge, as the strong

foundation of the Greek ethos, is the way to take man away from error, ignorance and evil.

Form this fundamental principle, he begins to construct the classic ideal of excellence

known as paideia. This concept covers a wide range of meanings that include the moral,

aesthetic, political, scientific ones and it is considered the element that envelops human

beings highest aspirations.

Palabras claves

Idea, forma, bien, experiencia, sentidos, libertad, conocimiento, educación, ética, política,

ciencia, ethos.

Key words

Idea, form, good, experience, senses, freedom, knowledge, education, ethics, politics,

science, ethos.

El presente texto tiene como telón de fondo el Libro Séptimo de la República de Platón

(Platón, 1993), conocido como el “Mito de la Caverna”. Me propongo dar cuenta de este

texto desde una perspectiva en la que sea factible establecer relaciones de sentido entre

una teoría de la Ciencia que, en última instancia, es el tenor del texto y una teoría de la

Educación, como una dialéctica entre la ignorancia y el acceso a la ciencia. Para Platón,

la ignorancia es una condición antinatural y, por ello, la ascensión a la realidad, al mundo

Page 22: Revista Actas Pedagógicas Nº10

de lo supratemporal es un retorno a su verdadera naturaleza, una especie de segundo

nacimiento.

Pide Platón que nos imaginemos una caverna subterránea que presenta una abertura por

la que penetra la luz. En esta caverna viven unos seres humanos, con las piernas y los

cuellos sujetos por cadenas desde la infancia, ubicados de tal modo que miran el muro del

fondo de la gruta y nunca han visto la luz del sol. Por encima de ellos y a sus espaldas, o

sea, entre los prisioneros y la boca de la caverna, hay una hoguera; entre ellos y el fuego

cruza un camino algo elevado y hay, también, un muro bajo, que hace de pantalla. Por el

camino elevado pasan hombres que llevan estatuas, representaciones de animales y

otros objetos, de manera que èstosaparecen por encima del borde de la paredilla o

pantalla. Los prisioneros, de cara al fondo de la cueva, no pueden mirarse entre sí, ni

tampoco pueden ver los objetos que, a sus espaldas, se transportan: sólo ven las

sombras que aparecen reflejadas en la pared a la que miran. Únicamente ven sombras.

Estos prisioneros representan a la mayoría de la humanidad, a la muchedumbre de gente

que permanece durante toda su vida en un estado de oscuridad, viendo sólo sombras de

la realidad y oyendo únicamente ecos de la verdad. Su opinión sobre el mundo es de lo

más inadecuada, pues está deformada por sus propias pasiones y prejuicios, y por los

prejuicios y pasiones de los demás. Y, aunque no se hallan en mejor situación que la de

los niños, se aferran a sus deformadas opiniones y no tienen ninguna intención de

escapar de su prisión. Es más. Si de repente se les libertase y se les dijese que

contemplaran las realidades de aquello cuyas sombras han percibido, quedarían cegados

por el fulgor de la luz y se figurarían que las sombras eran mucho más reales que dichas

realidades.

Sin embargo, si uno de los prisioneros logra escapar y se acostumbra poco a poco a la

luz, después de un tiempo será capaz de mirar los objetos concretos y sensibles, de los

que antes sólo había visto las sombras. Este hombre podrá contemplar a sus compañeros

al resplandor del fuego (representa al sol visible) y se hallará en un estado de luz, y se

habrá convertido, desde el mundo de sombras, que era el de los prejuicios, las pasiones y

los sofismas, al mundo real, aunque todavía no haya ascendido al mundo de las

realidades no sensibles, sino inteligibles. Verá a los prisioneros tales como son, es decir,

como a prisioneros encadenados por las pasiones y los sofismas. Por otro lado, si

persevera y sale de la cueva a la luz del sol, verá el mundo de los objetos claros e

iluminados por el sol (representa las realidades inteligibles), y, finalmente, aunque sólo

mediante un esfuerzo, se capacitará para ver el sol mismo, que representa la idea de

Bien, la forma más alta, causa universal de todas las cosas buenas y bellas, la fuente de

la verdad y de la razón.

No obstante, observa Platón que si alguien, después de haber subido a la luz del sol

vuelve al interior de la caverna, será incapaz de ver bien a causa de la oscuridad y, con

Page 23: Revista Actas Pedagógicas Nº10

ello se hará ridículo, mientras que si tratase de liberar a algún otro y de guiarle hacia la

luz, los prisioneros que aman la oscuridad y consideran que las sombras son la verdadera

realidad, le darían muerte. Es ésta, sin duda, una clara alusión a Sócrates quien trató de

iluminar a todos los que quisieron oírle y procuró hacerles comprender la verdad y la

razón, en vez de dejar que quedasen sumidos en las sombras de los prejuicios y los

sofismas.

Por eso mismo, sus insistencia en la gran importancia de la educación, por medio de la

cual sea conducido gradualmente el joven a la contemplación de las verdades y los

valores eternos y absolutos, y, de este modo, se libere a la juventud de pasar la vida en el

sombrío mundo del error, la falsedad, el prejuicio y la ceguera para los verdaderos

valores. Tal educación es de capital importancia para quienes han de ser hombres de

Estado. Los políticos y los gobernantes serán ciegos que guían a otros ciegos si se

quedasen en el plano de la ignorancia o en el de las sombras. Así, pues, el naufragio de

la nave estatal sería algo inevitable y mucho más catastrófico que el de cualquier otra

nave. En consecuencia, el interés que pone Platón en la ascensión hacia la ciencia, es

decir, al plano de las verdades eternas e inmutables, a la contemplación de la esencias no

es un mero academicismo, sino que la contemplación de la Verdad implica también

alcanzar el Bien. El hombre que no realiza el verdadero bien del hombre no vive ni puede

vivir una vida verdaderamente humana y buena y, el político que no realiza el verdadero

bien del Estado, que no ve la vida política a la luz de los principios eternos lleva a su

pueblo a la ruina.

Por consiguiente, para Platón es condición esencial liberar al hombre de su ignorancia y

de sus cadenas mediante el conocimiento para alcanzar la verdad: las formas o ideas

arquetípicas. Las cosas sujetas a transformación, los objetos degenerados son copias

imperfectas que inducen al engaño y al error. Por tal motivo, es necesario que el hombre

se acostumbre, se habitúe a ver las cosas de arriba, pues su estancia en el mundo

subterráneo lo ha vuelto torpe para ver y conocer las cosas en su esencia: “Necesitaría

acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba” (Platón,1993:325).

Sin embargo, es preciso insistir en que la forma o idea no constituye una idea en nuestro

pensamiento, ni un fantasma, ni un sueño, sino un objeto real. Es, de hecho, más real que

todas las cosas u objetos ordinarios sujetos a cambios que, pese a su aparente solidez,

están condenados a perecer, pues la forma o idea es un objeto perfecto y, por tanto,

imperecedero. No debe creerse que las forma o ideas se encuentran situadas, al igual

que los objetos perecederos en el espacio y el tiempo; por el contrario, se hallan fuera del

tiempo porque son eternas. La idea platónica es el original y el origen del objeto, es su

fundamento, la razón de su existencia, el principio estable y sustentador en virtud del cual

existe; es la virtud de la cosa, su perfección.

Por consiguiente, considera que es condición esencial obligar a las mejores naturalezas a

que busquen el conocimiento y que, una vez que han podido degustar del placer de lo

Page 24: Revista Actas Pedagógicas Nº10

noble, lo perfecto y acabado lo hagan extensivo a las otras naturalezas privadas del

mismo, pues se trata de compartir la felicidad que trae como recompensa la verdad.

Empero, permítaseme un breve paralelo que tiene como fin establecer una relación de

sentido entre esta concepción, la platónica, y la que, siglos después, presentará Kant,

pues es interesante hallar en uno y en otro la misma preocupación: la relación entre

verdad y moral.

Para Kant, el problema de la libertad entendida como el ejercicio de la autonomía se

conecta directamente con el ejercicio de una razón autónoma, con la capacidad que tiene

el individuo de “pensar por si mismo”, o lo que él mismo denomina Sapere Aude

(Argumentos: 1986). Este modo de ser del individuo y del pensamiento podría

caracterizarse como un Ethos filosófico, condición de posibilidad para alcanzar un estado

de autonomía que supere la ignorancia y el error. No obstante, es preciso señalar que el

conocimiento, la verdad no es un asunto que pueda ser regido por principios férreos y fijos

sino que éste debe ser sometido al severo análisis de la crítica. En efecto, se trata,

entonces, de establecer un tribunal supremo, en este caso la razón en su dimensión

pública, para permitir el progreso en el orden del conocimiento y, así mismo, en el orden

de lo moral. Confrontemos lo dicho con el sentir de Kant en aquel famoso opúsculo del

año de 1784 ¿Qué es la Ilustración? “Una época no se puede obligar ni juramentar para

colocar a la siguiente en una situación en la cual le sea imposible ampliar sus

conocimientos (sobre todo los muy urgentes), purificarlos de errores y, en general,

avanzar en la Ilustración. Eso sería un crimen contra la naturaleza humana, cuya

determinación... consiste en ese progresar” (Argumentos,1986:37).

Ahora bien, centramos nuestra atención en Platón para poder evidenciar la misma

preocupación:

“Pero a vosotros os hemos engendrado nosotros, para vosotros mismos y para el resto de

la ciudad, en calidad de jefes y reyes... mejor y más completamente educados que

aquellos capaces y más capaces, por tanto, de participar en ambos aspectos1. Tenéis,

pues, que ir bajando uno tras otro a la vivienda de los demás y acostumbraros a ver en la

oscuridad. Una vez acostumbrados, veréis infinitamente mejor lo que es cada imagen2 y

de lo qué lo es, porque habréis visto ya la verdad con respecto a lo bello y a lo justo y a lo

bueno. Y así la ciudad nuestra y la vuestra vivirá ahora la mayor parte de ellas por obra de

quienes luchan unos con otros por vanas sombras o se disputan el mando como si éste

fuera algún gran bien” (Platón, 1993: 332).

He querido subrayar este aspecto, pues pone el sentido de la ciencia en una perspectiva

política, es decir, que el conocimiento habilita al individuo para que participe activamente

en la construcción de la ciudad. Al mismo tiempo, el ejercicio de gobierno, del poder, no

es un fin en sí mismo sino un instrumento que debe ser orientado a fines públicos; en ello

se funda su ejercicio y su razón de ser. “Mas la verdad es, creo yo, lo siguiente: la ciudad

Page 25: Revista Actas Pedagógicas Nº10

en que estén menos ansiosos por ser gobernantes quienes hayan de serlo, ésa ha de ser

forzosamente la que viva mejor y con menos disensiones que ninguna; y la que tenga otra

clase de gobernantes, de modo distinto” (Platón, 1993:333).

En consecuencia, Platón esta pensando en el filósofo, estos amantes de la verdad:

“Entonces, ¿a qué otros obligarás a dedicarse a la guarda de la ciudad sino a quienes,

además de ser los más entendidos acerca de aquello por medio de lo cual se rige mejor el

Estado, posean los honores y lleven una vida mejor que la del políticos?” (Platón,

1993:334). El filósofo rey, amante de la verdad en su calidad de sabio, debe como rey, ser

“más valiente”, puesto que ha de tener la determinación suficiente para administrar los

súbditos con principios éticos ya que, a decir verdad, la moralidad lo gobierna todo,

incluso la definición, la idea de filósofo.

Ahora bien, la educación para Platón es un asunto capital, pues estaba persuadido de que

la degeneración moral y política dependía fundamentalmente, por lo menos a su juicio, de

la degeneración moral y la falta de conocimientos. Creía que la decadencia moral

conducía fácilmente a la corrupción política; empero, esperaba el advenimiento de un

gran legislador cuyas facultades de raciocinio y cuya voluntad moral fueran capaces de

poner fin a este período de decadencia.

Así, en este orden de ideas, Platón esperaba superar el mundo de la doxa, es decir, de la

opinión, por el del conocimiento, un saber racional, puro, libre de cambios. Pensaba que si

todas las cosas se hallan sujetas a un flujo incesante, entonces no será posible decir nada

definido acerca de ellas; jamás tendremos un conocimiento real de las mismas, sino, en el

mejor de los casos, unas cuantas opiniones, vagas y engañosas. Este problema de igual

modo había preocupado a Heráclito y a Parménides, quienes ejercieron una influencia

importante en Platón, pues habían enseñado que el conocimiento puro de la razón, a

diferencia de la de la engañosa opinión basada en la experiencia, sólo podía tener por

objeto un mundo libre de cambios, y que el conocimiento puro de la razón revelaba, de

hecho, dicho mundo.

Sin embargo, este tipo de conocimiento no era suficiente para Platón, quien buscaba un

conocimiento que pudiera ser utilizado para investigar este mundo en que

vivimos,especialmente nuestra cambiante sociedad, y las transformaciones políticas con

sus extrañas leyes históricas. Platón aspiraba a descubrir el secreto de la ciencia regia de

la política, del arte de gobernar a los hombres. En esta situación se percibe con claridad la

influencia de Sócrates, pues a éste le interesaban los asuntos de la ética y era, ante todo,

un reformador ético, un moralista que acosaba a toda clase de gentes y las obligaba a

pensar, a justificarse y a explicar los principios de sus actos.

En consecuencia, el problema capital de Platón expresado en el Timeo consiste en

encontrar un método científico adecuado para el estudio de los objetos sensibles, ya que

Page 26: Revista Actas Pedagógicas Nº10

insiste en adquirir un conocimiento puro de los objetos sensibles. El conocimiento de las

formas o ideas satisfacía esta exigencia, puesto que la forma se hallaba relacionada con

sus objetos sensibles del mismo modoque un padre lo está con sus hijos. La forma era la

representante responsable de los objetos sensibles.

Por lo anterior, corresponde al conocimiento o ciencia, el descubrimiento o la descripción

de la verdadera naturaleza de los objetos, esto es, de su realidad oculta o esencia. Era

creencia peculiar de Platón que la esencia de los objetos sensibles podía hallarse en otros

objetos más reales, vale decir, en sus progenitores o formas. Así también pensaba

Aristóteles, al menos en el sentido de la ciencia, como un conocer aquello que constituye

la cosa misma y sin la cual no es. De este modo, se percibe en el ambiente de la época

una clara unidad conceptual en cuanto a que el fin del conocimiento es el descubrimiento

de la naturaleza oculta, la forma o esencia de las cosas. Dichas esencias podían ser

descubiertas y discriminadas con la ayuda de la intuición intelectual.

Así, a estas alturas de la exposición es posible establecer dos aspectos puntuales en

torno al sentido de la educación. La primera es que ésta muestra una clara dimensión

ético-política, pues le permite al individuo liberarse de su ignorancia, o lo que es igual,

trascender del mundo de la doxa al mundo de la ciencia, de la episteme. Por otra parte, la

educación habilita al individuo para el conocimiento de lo esencial, que supone un tipo de

educación que le ayude a ver más allá de lo contingente, de lo múltiple y el alcance de la

esencia de las cosas.

Finalmente, huelga señalar que la educación consiste en una conversión, es decir,

consiste en volver o hacer girar “toda el alma”, hacia la luz de la idea de bien, que es el

origen de todo. Para Jaeger, “El sentido político originario de toda paideia griega triunfa

precisamente en el momento de su máxima tensión en el contenido ético y espiritual que

Platón infunde de nuevo” (Popper, 1994: 50)

Notas 1 Es decir, de los asuntos públicos y de la filosofía. 2 Aquí la palabra eidola abarca juntamente las sombras y los objetos que las producen,

esto es, el mundo entero de la caverna.

Bibliografía

PLATON. La República. Atalaya, Barcelona, 1993. POPPER,Karl. La sociedad abierta y sus enemigos. Barcelona, Paidos, 1994. KANT,Emmanuel. Respuesta a la pregunta qué es la ilustración. En: Rev. Argumentos 14-15-16-

17- Bogotá. Universidad Nacional. 1986

Edgar Delgado Rubio es licenciado en Filosofía de la Universidad Santo Tomás de

Aquino, Especialista en Filosofía de la Universidad del Tolima y profesor del Centro de

Humanidades de la Universidad de Ibagué.

Page 27: Revista Actas Pedagógicas Nº10

¿Metodología en filosofía? O el arte de aprender a leer y escribir.

Lectura y escritura en filosofía

Por: Raúl Cuadros Contreras, Esp*

Resumen

El artículo trata de responder a la cuestión del método en filosofía a partir de la

consideración de ésta como una disciplina no normalizada que vive en un permanente

caos ideográfico, el mismo que le da vitalidad. De allí que “el método”, si es que podemos

hablar de esa manera, es, ante todo, un asunto de lectura y escritura, de interpretación;

de un preguntar incesante que nos reclama a una búsqueda vital y que no le queda más

remedio que tornarse en escritura. Aprender filosofía tiene que ver, entonces, con

aprender a reconocer las distintas maneras de preguntar, problematizar y argumentar de

los distintos autores y corrientes. Es, en este sentido, que se escribe para leer y se lee

porque se escribe.

Abstract

The author tries to answer the question about method in philosophy from the point of view

of a non-normalized discipline, in a permanent ideographic chaos that gives it its vitality.

The method, then, would be, above all, a problem of reading and writing, of interpreting; of

a permanent asking, that looks for a vital search, which has to turn into writing. Learning

philosophy has to do, then, with learning to recognize different ways that authors and

currents of thought have when asking, questioning and arguing. In this sense, we write so

we can read and we read because we write.

Palabras claves Filosofía, método, interpretación, preguntar, lectura, escritura.

Key words: Philosophy, method, interpretation, questioning, reading, writing.

“ …en cuanto a la escogencia entre métodos o corrientes, si de eso se tratara, contestaría

por las razones que he expuesto!:Nada de métodos únicos!, así sacrifiquemos la

posibilidad óptica de creer que progresamos. En lugar de cerrar nuestro horizonte, estoy

decididamente a favor de abrirlo, de hacerlo lo más amplio posible. (...) Ante la fuerte

inclinación de nuestro talante al dogmatismo, el único lujo que no nos podemos dar en

filosofía es el de la unilateralidad.” (Gutiérrez, 1997:93)

Una declaración como ésta, tan certera como apasionada, se ajusta a la medida de

nuestras posiciones. Dado que los asuntos de método están determinados por el carácter

de las disciplinas y por la naturaleza de sus problemas, no puede haber otra

consideración para ordenar las cosas en filosofía. Esta misma posición la sostiene Ulises

Page 28: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Moulines, para quien lo propio de la filosofía es un estado de “caos ideográfico”

permanente en el que no hay lugar para una comunidad única de problemas, de principios

o de métodos. Si hoy en día resulta difícil hablar en ciencias naturales de”el método”,

perseguir algo así en filosofía es simplemente inaceptable.

“No hay nada parecido a la última palabra en filosofía, precisamente porque la filosofía,

por si misma, está siempre predispuesta a cuestionar todo lo que se haya producido hasta

el momento en el campo del pensamiento (...) Es natural que ante tal proceso no surja

una uniformidad de principios filosóficos, tanto más cuanto que los métodos mismos con

cuya ayuda reflexionamos sobre temas filosóficos se convierten en objeto de reflexión

misma. Todo ello no es sino una consecuencia más, perfectamente previsible, de la

recursividad ilimitada del pensamiento filosófico que hemos descrito al principio. (...) En la

medida en que las circunstancias externas lo permitan, el caos ideográfico es el estado

permanente de la filosofía, y no existe ningún síntoma de que este estado vaya a cambiar

pronto. Al contrario: en la medida en que la actividad filosófica pueda seguir en paz la

propia lógica de su desarrollo, la tendencia a la heterogeneidad de contenidos y

argumentos sin duda aumentará en vez de disminuir” (Moulines, 1991:25)

En lo anterior coinciden Moulines y Carlos B. Gutiérrez, pues para ambos semejante

estado de cosas es la principal fuente de riqueza de la filosofía.

“La tradición de las diferentes respuestas a sus preguntas es el campo donde se

muestra la capacidad de regeneración del filosofar. La historia de la filosofía pone también

en evidencia que su crisis permanente de legitimidad es un rasgo de vida, no de muerte.”

(Gutierrez, 1997: 90)

“El estado siempre insatisfactorio de la filosofía sensibiliza entonces de manera

especialmente fuerte a los críticos a la pluralidad de corrientes e interpretaciones siempre

presentes en la filosofía, pluralidad que tiende a ser vista como caos improductivo, inocuo

o “romántico”, percepción que a su vez da pábulo a que reformistas, casi siempre bien

intencionados y más o menos mesiánicos, encuentren el nuevo camino o método único

que al cabo de siglos de estancamiento dogmático permita, por fin, el anhelado progreso.

A la nueva propuesta ya sabemos lo que le espera.” (Gutiérrez, 1997: 87)

No podemos, pues, aspirar a una normalización de la filosofía que pudiera definir una

manera, unos criterios o métodos estándares para el trabajo filosófico. Lo que se impone,

entonces, es la pluralidad, la diversidad, la abundancia de perspectivas. En concordancia

con este estado de cosas y con el espíritu propio del oficio filosófico, de lo que se trata es

de ponerse a tono y hacer todo el esfuerzo por enseñar a reconocer las distintas maneras

de problematizar, de preguntar y argumentar, de los distintos autores y corrientes.

Page 29: Revista Actas Pedagógicas Nº10

“(...) en filosofía no existe una comunidad filosófica ni unos métodos estándares,

homogéneos, reconocidos por esa comunidad. De allí que el filósofo sea, hasta cierto

punto, un solitario. Cada uno, y esto lo han hecho los grandes filósofos, trata de plantear

los problemas que le preocupan a su sociedad, problemas de toda índole, que no han

podido resolver (los científicos) y trata de inventar las soluciones y los métodos que él

cree apropiados” (Gómez, 2000: 59)

Entonces, el aprendizaje y la enseñanza, y la llamada cuestión metodológica de la

filosofía, dependen inextricablemente del carácter y del sentido de la actividad filosófica.

Esta consideración nos conduce, de frente, a la pregunta por el sentido de la filosofía.

¿Para qué la filosofía?

O quizá, ¿Cuál es el sentido de la actividad filosófica? “Podría caracterizarse esta actitud

como “crítica”, y por lo tanto la filosofía como una actividad de crítica generalizada

incluyendo (en razón de la recursividad de principio) una autocrítica infinita” O la

de“promoción de la incertidumbre generalizada” (...)La empresa filosófica que surge de

esta actitud de base puede caracterizarse como una tarea cuya misión primordial consiste

en poner una y otra vez en cuestión todo lo que aparece en el horizonte de nuestro

conocimiento y experiencia”. (Moulines,1991:43)

Según esta aproximación, la filosofía se ocupa profesionalmente de una actividad que es

propia del pensamiento en cierto grado de su desarrollo. En ese sentido se trata de algo

inevitable en la cultura o, al menos, en nuestra cultura. Se trata de pensar el pensar y de

pensar la acción, es decir, criticar. Y ésta es entendida, entonces, como una actividad

metadiscursiva o de segundo orden, de un pensamiento o de una actividad que se ocupa

de otras actividades o de otros sistemas de pensamiento.

“El primer mandamiento para el filósofo, así entendido, consiste en someter sus propias

ideas y las de los demás a un rigor sin compromisos .Ésta es la tradición con la que

estamos comprometidos. Así entendieron su tarea las grandes figuras históricas de

nuestro gremio, desde Sócrates a Wittgenstein. Generalizando a Hegel: sea lo que sea

aquello sobre lo que filosofamos, en cualquier caso debemos ´asumir el esfuerzo del

concepto” (Moulines, 1991:49)

Esta preocupación por el concepto, que no es otra cosa que una inevitable actividad

corrosiva del pensamiento, constituye el punto de enganche con lo que podríamos llamar

la metodología de la disciplina filosófica, que no puede ser otra que la actividad de lectura

y escritura.

Para aprender y para hacer filosofía, el trabajo de lectura y de escritura es la única y

fundamental estrategia. Esto se aclara si asumimos este trabajo como un diálogo intenso

y esforzado en el que lo determinante sea la busqueda de la comprensión. Debemos,

Page 30: Revista Actas Pedagógicas Nº10

entonces, recordar que leer y escribir no son posibles si uno no se hace preguntas, si no

se tienen inquietudes que nos persigan, como lo pensaba Estanislao Zuleta comentando a

Nietzsche: “Declara muda, inaudible, invisible, toda palabra en la que no podemos leer

algo que ya sabíamos; ilegible todo lenguaje que no sea el lenguaje de nuestros

problemas. Si nuestros conflictos y nuestras perspectivas no han llegado a configurarse

como una pregunta y una sospecha de la que ese lenguaje es expresión, desarrollo y

respuesta, nada podemos oír en él.” (Zuleta,1985:93)

Nuestro trabajo tiene que ver, pues, ante todo, con ayudar a formar buenos lectores,

lectores que sean, ante todo, escritores. Trabajadores de la interpretación, que no

consumidores -como reclama Nietzsche- que no escritores de habladurías -como reclama

Heidegger-. Dóciles rumiantes y no lectores modernos de esos que viven de afán y sólo

leen para informarse, y al mismo tiempo “dóciles oyentes del argumento” como reclama

Hegel (1974:39), capaces de seguir un pensamiento desde sus primeras premisas hasta

su últimas consecuencias. Y, por ello, no lectores fáciles de esos que leen desde el

sentido común o desde las ideas dominantes, sino intérpretes capaces de establecer un

diálogo con el texto, de construir un “código común” con él.

Bajo esta perspectiva, el asunto de leer es una experiencia vital en la que está

comprometido todo nuestro ser en su esfuerzo por interpretar el mundo, por

comprenderlo; un trabajo que tiene que ver con la búsqueda del sentido. Quien se

encuentra en esta circunstancia lee para escribir, esto es, lee desde alguna perspectiva

que es siempre una búsqueda:

“Esa perspectiva tiene que ser una pregunta aún no contestada, que trabaja en nosotros y

sobre la cual nosotros trabajamos con una escritura (sólo se debe escribir para escritores

y sólo el que escribe realmente lee). Una pregunta abierta es una búsqueda en marcha

que tiene un efecto específico sobre la lectura. (...) En este caso mi inspiración consciente

más próxima, es también Nietzsche: ´Un siglo más de lectores y el espíritu mismo olerá

mal´ dice Nietzsche. Qué cantidad de lectores: Se lee desde un trabajo, desde una

pregunta abierta, desde una cuestión no resuelta; ese trabajo se plasma en una escritura;

entonces, todo lo que se lee, alude a lo que uno busca, se convierte en lenguaje de

nuestro ser” (Zuleta, 1985:94)

Lo anterior no es otra cosa que enseñar a pensar, a problematizar, como tarea inveterada

de los seres humanos. Pero, no está claro cómo puede hacerse tal cosa. Nuestro trabajo

tiene que ver con poner en contacto a quienes estén dispuestos, con una tradición de

autores que se han dedicado a eso y han construído, cada uno, su propia manera de

hacerlo. Éste es un trabajo insalvable. Sin ese contacto constante, renovado y persistente,

con esa tradición no es posible hacer filosofía; para entrar de verdad en contacto con esa

tradición es preciso aprender a leer.

Page 31: Revista Actas Pedagógicas Nº10

“…el pensamiento, con toda seguridad, sería mucho más débil si cada uno se negara a

exponerse a semejante prueba personal y prefiriese hacer las cosas a su modo y sin

volver, en absoluto, la mirada hacia atrás”. “No hay más remedio que admitir”, concluye

Gadamer, “…que en la comprensión de los textos de esos grandes pensadores se conoce

una verdad que no se alcanzaría por otros caminos, aunque esto contradiga el patrón de

investigación y progreso con el que la ciencia acostumbra a medirse” (Gutiérrez, 1997: 90)

Y más aun: “La reflexión en el pasado no es de tal naturaleza que la filosofía pueda

subsistir limitándose a relatar su propia historia. La filosofía que Heidegger avista quiere

ser la preparación de un preguntar radical, es decir, de un tomar muy en serio lo dicho

anteriormente. Aristóteles -o un otro autor ejemplar- nos fuerza, más allá del relato

histórico, a llenar lo que él dijo con el máximo de sentido de que hoy seamos capaces.

Originalidad cuestionante. Sólo hay preguntas allí donde no hay respuestas.” (Gutiérrez,

1997:91)

Por supuesto que esto requiere, como pensaba Sócrates, del deseo de conocimiento,

pues de otra manara no hay búsquedas, no hay preguntas. Si sólo hay satisfacción,

contento o estado de llenura, no hay lugar para la búsqueda. Es necesario, entonces, que

tenga lugar una ruptura, un desgarramiento con nuestras certezas, una crisis. La filosofía,

como ninguna otra actividad del pensamiento, no es posible sin la crisis que la acompaña

porque, como pensaba Aristóteles, la filosofía es la disciplina que se busca.

Lo anterior quiere decir que la propia filosofía se pregunta por su sentido, y esa pregunta

por el sentido implica una crisis que inaugura una búsqueda. De una u otra manera, todo

gran pensador ha tenido éste como el punto de partida de su reflexionar. No es cosa

distinta para el filosofante, para el que quiere dedicarse a la filosofía, si no está en crisis,

de alguna manera cierta. Si no se encuentra en contradicción con algo de su existencia

que lo reclama a un preguntar constante y radical no se dedicará a estudiar filosofía.

Enseñar filosofía supone ayudar a encontrar las maneras de desatar la crisis, de romper

el estado de ingenua satisfacción. Esta actitud se relaciona también con el oponer

resistencia del que habla Adorno, (1986: 45) porque hace falta desconfiar y romper con la

propia satisfacción que se adapta bien a las formas establecidas del vivir en el mundo sin

pensar, para que uno pueda leer y hacerse preguntas, y esto supone siempre una crisis;

Enseñar filosofía es, entonces, ayudar a que acaezca la circunstancia de la pregunta, y lo

anterior tiene que ver en gran medida con asumir la lectura filosófica como una

oportunidad para la indagación y no como un receptáculo de respuestas, Lo que palpita

en toda gran obra es un preguntar que no se resuelve y que, por ello, se torna escritura.

De lo que se trata, entonces, es de enseñar a interpretar.

Page 32: Revista Actas Pedagógicas Nº10

“La historia de la filosofía nos entrega presunciones de sentido, de las que sin duda hay

que partir. „Comprender‟, así lo define Heidegger, „no significa el mero constatar, sino el

reiterar originariamente lo comprendido en el sentido de la más propia situación y para

ella. (...) Comprender es siempre un comprenderse a sí mismo. Comprender significa así

tanto como aplicar un sentido a nuestra situación, relacionarlo con ella y con nuestras

preguntas. No hay primero un comprender puro y objetivo de sentido, que gane luego

significación adicional en la aplicación a nuestros interrogantes. (...) Comprender un texto

del pasado significa, como ya dije, oír en él una respuesta diciente a las preguntas de

hoy.” (Gutiérrez, 1997: 92).

Ese esfuerzo de comprensión de los textos filosóficos nos lleva a la circunstancia de que

se escribe para leer, es decir, para comprender; se trata de un ejercicio en el que se

fuerza al pensamiento para que organice el tejido de las representaciones, en el que se

articulan sentidos para construir una cierta unidad, un cierto recorrido. En estos casos

escribimos para leer, para comprender.

Pero también sólo es posible leer cuando se escribe, cuando se está en una búsqueda

que nos sobrecoge y que hace posible el reconocer, el relacionar, el sintetizar y conjugar.

Y, según hemos intentado proponer siguiendo a Zuleta, para Nietzsche existe una

relación muy estrecha entre escribir y leer en la que el escribir lleva la voz cantante; luego,

interpretar, en cuanto búsqueda de sentido de la propia existencia - en sus múltiples

manifestaciones y rodeos - es también leer para comprender, para escribir.

“Porque no puede encontrar nada el que no está buscando y si por azar se lo encuentra,

¿cómo podría reconocerlo si no está buscando nada, y el que está buscando es el que

está en el terreno de una batalla entre lo consciente y lo inconsciente, lo reprimido y lo

informulable, lo racionalizado o idealizado y lo que efectivamente es válido? Si no está

buscando nada, nada puede encontrar. Establecer el territorio de una búsqueda es

precisamente escribir, en el sentido fuerte; no en el sentido de transcribir habladurías.

Pero, escribir en el sentido fuerte es tener siempre un problema, una incógnita abierta,

que guía el pensamiento, guía la lectura” (Zuleta,1985:101).

El trabajo filosófico supone ambos momentos: Un escribir para leer y un leer porque se

escribe -leer para escribir. Este segundo momento, que supone el anterior, nos acerca al

filosofar originario en el que el diálogo - y a veces alegato - intenso con la tradición, nos

hace posible un preguntar propio.

A la pregunta por el método hemos respondido con una teoría de la lectura y de la

escritura que se relacionan íntimamente con nuestra consideración del carácter y con el

estado de las cosas en filosofía pero también, con una concepción pedagógica. Junto con

esto deben tenerse en cuenta ciertas condiciones favorables para el diálogo y el debate,

que hagan posible una colaboración estrecha entre discentes y docentes. También se

Page 33: Revista Actas Pedagógicas Nº10

pueden tomar en cuenta algunas actividades -”técnicas”- que deben contribuir a la tarea

central de ayudar a reconocer las distintas maneras de problematizar y de argumentar de

los distintos autores y corrientes.

Bibliografía

Adorno, Theodor W. y Becker, Hellmut.,” Educación para la mayoría de edad”. En: Argumentos No. 14/15 16/17. Bogotá, 1986.

Gómez, Adolfo León, Seis conferencias sobre teoría de la argumentación. Cali. AC Editores, 2000.

Gutierrez, Carlos B., “No al método único”. En: Ideas y Valores. No 104. Bogotá, 1997.

Hegel, Guillermo Federico, Ciencia de la lógica. Ediciones Solar. Buenos Aires, 1974.

Moulines, Carlos Ulises. Pluralidad y recursión. Madrid. Alianza Universidad, 1991.

Zuleta, Estanislao., “Sobre la lectura”. En: Sobre la idealización en la vida personal y colectiva y otros ensayos, Bogotá, Procultura, Presidencia de la República, Nueva biblioteca colombiana de cultura, 1985.

* Raúl Cuadros Contreras es filosofo de la Universidad del Valle y especialista en

Filosofía de la Universidad del Tolima. Es profesor de tiempo completo adscrito al Centro

de Humanidades de la Universidad de Ibagué. En la actualidad cursa una maestría en

Análisis del Discurso, en la Universidad de Buenos Aires, Argentina.

[email protected]. Recibido, noviembre 19, 2003. Aprobado, febrero 17, 2004.

Page 34: Revista Actas Pedagógicas Nº10
Page 35: Revista Actas Pedagógicas Nº10

El Taller Vertical: Metodología de fusión

Juan Fernando Fandiño Ramírez, MA. Arq*

Resumen

El proceso de enseñanza y aprendizaje de la Arquitectura se debate entre la práctica y la

teoría de la disciplina. Este documento presenta un marco conceptual teórico-práctico que

pretende evidenciar las fortalezas del Taller vertical como metodología, mediante la

conceptualización del ejercicio y la descripción de sus modalidades. Establece, además,

el proceso de fusión entre lo teórico y lo práctico como factor potencial de competencias

disciplinares. Este documento pretende ser un material de apoyo para el ejercicio de

docentes y estudiantes.

Abstract

Teaching and learning processes in Architecture circles around theory and practice of the

discipline. This paper presents a conceptual framework that shows the strengths of the

vertical workshop as a methodology, through a conceptual exercise, and the description of

its modalities. It also shows the fusion between theory and practice as a factor of the

disciplinary competences. This text is meant to be used for teachers and students alike.

Palabras claves:

Taller, taller vertical, metodología pedagógica, taller de arquitectura, fusión teórico-

práctica

Key words

Workshop, vertical workshop, methodology, architecture workshop, theory-practice fusion

El Taller. Concepto

El Taller es una metodología de enseñanza activa y participativa, concebida como un

espacio colectivo en el que docentes y estudiantes trabajan cooperativamente con el

propósito de reflexionar y conceptuar sobre un tema de interés común. Funciona como

una interfase entre los conocimientos, destrezas y habilidades teóricamente adquiridos y

la aplicación de dichos conceptos en la solución de situaciones problema.

Pedagógicamente, es un elemento integrador de doble vía, en el que las actividades de

enseñanza y aprendizaje se retroalimentan para la producción de conocimientos teóricos

y prácticos.

El vínculo entre teoría y práctica es fundamental en esta modalidad metodológica, ya que

el componente teórico permite una argumentación sistemática, en la resolución de

problemas y necesidades de las situaciones problema extraídas de la realidad. Es decir,

sustenta la producción social de conocimiento en un contexto espacio-temporal definido, y

Page 36: Revista Actas Pedagógicas Nº10

permite que dichos conocimientos sean asimilados por estudiantes y docentes de manera

apropiada y significativa a su entorno cultural.

L. Patiño (2001:25) plantea que “... al incorporar los conocimientos previos de los

estudiantes y las formas de comunicación, esta metodología induce a la relativización de

los conocimientos y de las ciencias para reconstruirlos de manera significativa y propiciar

la interpretación y la construcción de sentido para el estudiante y no sólo como

reproducción de un conocimiento como dato”.

De manera similar, el arquitecto Francisco Vizcaya G. en el artículo Ensayo Ideográfico

(2001:33) cita a Arnobio Maya (1991) con el siguiente comentario: “Sobre la razón de ser

del taller, la disciplina se explora en función de las experiencias comprendidas. Resulta

claro entender la praxiología como la práctica reflexiva, el actuar consciente, el hacer

dialéctico que resuelve situaciones de realidad. Por eso, la actividad mediada por el taller

posibilita un proceso de educación en que el sujeto va redescubriendo, reelaborando,

reinventando, haciendo suyo el conocimiento, apropiándolo en forma espontánea”.

Estos dos autores concuerdan en su aproximación constructivista del ejercicio del taller, y

promueven la práctica reflexiva como generadora de sentido. La reflexión sobre la

práctica del taller potencia la asimilación cognoscitiva del sujeto activo, mediante el

despliegue de habilidades, destrezas, y actitudes que permiten la asimilación elaboración

y construcción de una serie ordenada de contenidos y experiencias interiorizadas en

competencias profesionales, que podrá replicar a voluntad.

Así pues, uno de los propósitos del taller es afianzar los conceptos adquiridos, mediante

la resolución de problemas o la consideración y análisis de situaciones problemáticas, en

una relación dinámica entre docentes y estudiantes involucrados en el proceso de

enseñanza y aprendizaje. Es fundamental el trabajo en grupo y la participación activa de

los actores involucrados, con el ánimo de aprender de la experiencia mediante la reflexión

sobre la propia práctica.

Este método permite concebir como unidad, en la formación integral del arquitecto, tanto

las orientaciones académicas, impartidas desde el programa de Arquitectura y las

exigencias prácticas y sociales que demanda el ejercicio profesional, contempladas en los

componentes y asignaturas del currículo de la carrera.

Modalidades de Taller

Diferentes modalidades del taller han sido empleadas como recurso pedagógico y

didáctico en las escuelas de Arquitectura. Veremos algunas de las tipologías más

utilizadas; cada una caracterizada en función del tiempo, recursos y actores involucrados

en el proceso.

Page 37: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Taller Vertical Modalidad metodológica en la que se vinculan los actores (docentes y

estudiantes) y contenidos curriculares de todos los componentes y sus asignaturas, de

diferentes semestres en la resolución de problemas o la consideración y análisis de

situaciones problemáticas. Usualmente se desarrolla durante una jornada, cuya duración

máxima puede ser de una semana.

Taller Horizontal: (Taller semestral) En esta categoría podemos tipificar el taller de

diseño arquitectónico que se lleva a cabo durante todo el semestre en el programa de

Arquitectura. A diferencia del anterior, en éste, la resolución de problemas o la

consideración y análisis de situaciones problemáticas se asigna a un grupo específico de

actores, los cuales comparten los mismos contenidos curriculares y asignaturas durante

un período académico.

Taller Diagonal: Esta modalidad es la más experimental. En ella, los actores abordan la

resolución de problemas o la consideración y análisis de situaciones problemáticas desde

una perspectiva temática. Para ello, los contenidos curriculares de un mismo componente

y sus asignaturas de diferentes semestres se integran en la exploración reflexiva de

alternativas pertinentes de resolución.

El autor, en este documento, intenta estructurar un marco conceptual, que permita

plantear el desarrollo del taller vertical desde una perspectiva sistémica, para lograr los

mejores resultados en la formación de profesionales de arquitectura.

Este enfoque propiciará en los actores involucrados, la creación de sentido crítico sobre la

realidad, y el coherente desarrollo de actitudes para interpretar el contexto, identificar

situaciones problema y desarrollar alternativas pertinentes de solución.

Taller Vertical

De acuerdo con lo anterior, el taller vertical es una modalidad metodológica que permite

unificar e integrar los conocimientos adquiridos por los estudiantes en los componentes1

del currículo del programa de Arquitectura de Coruniversitaria en forma vertical. Implica

que los estudiantes y docentes, de los niveles inferiores y superiores, conjuntamente

proponen una solución a problemas o la consideración y análisis de situaciones

problemáticas, que se materializan en un proyecto.

Dicha resolución deberá abordar alternativas de tipo conceptual-teórico y de la práctica

del ejercicio del diseño urbano-arquitectónico. Esta orientación permite que los trabajos

que se elaboren tengan siempre una referencia superior y otra inferior (sistémica). Este

referente posibilita, de una forma natural, comprender que todo elemento que se ubica en

el espacio, para cubrir las necesidades del hombre o de la comunidad, constituye un

1

Page 38: Revista Actas Pedagógicas Nº10

complejo en sí mismo (teoría de la complejidad), pero a su vez es órgano de un complejo

de superior jerarquía, que incide sobre nosotros y sobre el cual incidimos.

Dentro de este concepto, el Taller Vertical debe investigar en su materia específica, la

composición arquitectónica y también en las didácticas para mejorar los procesos de

enseñanza y de aprendizaje. Cabe señalar la importancia de que se integren los alumnos

de todos los semestres y todos los docentes de la escuela de arquitectura. Es importante

destacar que este tipo de actividades tiene tradición en varias escuelas de diseño en todo

el mundo.

La intención de realizar el primer Taller Vertical durante una semana de clases del

semestre académico es la de generar un ambiente de convivencia competitiva entre los

alumnos del programa de Arquitectura. La idea es que esta semana se convierta en una

promoción del diseño, y sea la bienvenida al semestre académico, particularmente para

los alumnos de nuevo ingreso.

Objetivos

Esta modalidad metodológica busca integrar en un ejercicio académico a los docentes de

las asignaturas que conforman los componentes del currículo del programa y a los

estudiantes de diferentes semestres, para la solución de una “situación problema”

específica.

Además, pretende desencadenar procesos de enseñanza y aprendizaje no tradicionales

en arquitectura, y fomentar procesos creativos, innovadores y sinérgicos en la comunidad

académica del programa, mediante acciones tendientes a promover la praxis del ejercicio

de la arquitectura. El marco conceptual propuesto para el taller vertical se desarrolla bajo

los siguientes conceptos básicos:

Fusión

En este documento se entiende por fusión el proceso de combinación, de los contenidos

teóricos y prácticos, en los procesos de enseñanza y aprendizaje, para formar un núcleo

pedagógico más denso, que aprovecha la dinámica sinérgica de los componentes teóricos

y prácticos y de los actores involucrados, docentes y estudiantes.

Lo teórico

Inicialmente, estos procesos de combinación se identifican por el contenido teórico y el

contenido práctico de cada uno de los componentes caracterizables que entran en acción.

El primero de ellos, el componente teórico, promueve prever en perspectiva, es decir, en

dimensiones espaciales y temporales diferenciales, la acción del proceso de enseñanza y

aprendizaje como capacidad aleatoria de generar conocimiento. Esta combinación media

la relación de los sujetos activos, docente y estudiante, con el contexto en que se ejecuta

Page 39: Revista Actas Pedagógicas Nº10

la acción, mediante signos, simbologías y palabras que conforman el lenguaje particular

de la disciplina estudiada, en este caso, la arquitectura y el urbanismo.

En otras palabras, el contenido teórico del taller permite anticipar la acción mediante el

empleo de información y conocimientos almacenados previamente, dentro o fuera del

sujeto activo, mediante procesos de abstracción, con diferentes niveles de significación,

que permiten conocer y reconocer la realidad de existencia individual o colectiva del actor,

sintetizada en situaciones problemáticas que requieren soluciones.

Es decir, la capacidad de teorizar permite conocer fenómenos, sus causas y efectos y, a

su vez, generar acciones y reacciones en un circulo virtuoso de carácter infinito. Este

conocimiento explicito, codificado y sistematizado en un lenguaje académico, mediante

prácticas regularizadas, permite incorporar la información acumulada (el saber) en el

cuerpo social o individual, en transformaciones y productos de conocimiento que alteran el

entorno y las relaciones de los sujetos involucrados.

La adquisición, uso y aplicación de conocimiento teórico permite ejercer una conciencia

plena y una presencia activa clasificatoria, de forma prevenible y anticipable, necesarias

para alterar la realidad conocida por mutación de acontecimientos tendenciales,

adaptación organizada, contraste con lo existente, aplicación de conceptos o redes de

interacción, sin el consumo de recursos externos al actor.

Lo práctico

El conocimiento práctico es fundamental en la formación del arquitecto. Este conocimiento

está caracterizado por producir un beneficio o una utilidad material inmediata, mediante la

aplicación de facultades, que enseñan el modo de hacer una cosa. El aprendiz, por medio

de la experimentación directa, adquiere la destreza necesaria que lo acredita como apto

para ejercer un arte, facultad o trabajo, sin supervisión o dirección.

Estas destrezas se adquieren por el ejercicio o uso continuo, costumbre o estilo de una

cosa, mediante un modo o método que particularmente observa el sujeto activo, en sus

operaciones. El practicante logra, por la repetición de labores, la apropiación de la

experiencia necesaria para ejercitar, ejecutar, hacer o llevar a cabo, una actividad u

operación que se ha aprendido y especulado continuamente por un tiempo determinado, y

que se instruye en el sujeto activo por el “haciendo” en contraste con las experiencias

teóricas.

Así pues, el taller vertical es el escenario para el ejercicio práctico de la disciplina en un

ambiente controlado, mediante la simulación y adiestramiento en el quehacer profesional,

como complemento necesario a las enseñanzas teóricas adquiridas en semestres

anteriores. Dichas simulación (situación problemática) y adiestramiento (aplicación de

conceptos, habilidades, destrezas) se realiza bajo orientación académica del cuerpo

Page 40: Revista Actas Pedagógicas Nº10

docente, lo cual garantiza la idoneidad del ejercicio y la mayor o menor intervención de

cada actor involucrado en el ejercicio académico.

En este sentido, en el aprendizaje y la enseñanza de la Arquitectura, se hace

indispensable la práctica como el complemento fundamental para la formación del

arquitecto. No obstante, el equilibrio entre el ejercicio práctico y la adquisición de

conocimiento teórico, deben ser manifiestos en la búsqueda de nuevas tendencias

cognitivas, que conduzcan al perfil profesional requerido, en un proceso de doble vía,

desde lo individual a lo colectivo, y de lo local a lo global. Adquirir y aplicar conocimiento

es el objetivo, el método; es el taller vertical.

Esta combinación de experiencia práctica, entendida, como proceso de cambio y

transformación directa de la realidad objetiva, de los actores involucrados, por la actividad

que ejecutan y con el ejercicio praxiológico, podrá convertirse en una alternativa viable,

que coadyuve a la adquisición de perfiles profesionales más competitivos (Solano, 2001).

En otras palabras, el taller vertical constituye un espacio de motivación de docentes y

estudiantes, para fomentar la discusión permanente de la práctica, sobre la solución de

situaciones problemáticas, y la producción de conocimiento sistematizado, que permita

adquirir una metodología eficiente para solucionar situaciones análogas, opuestas o

contradictorias.

En este sentido, la metodología del taller en su modalidad vertical, surge como una

estrategia de pensamiento, por el uso de la inteligencia individual, social y corporativa.

Esta estrategia, encaminada en una reflexión consciente, permitirá aplicar al fenómeno o

situación problemática, motivo de estudio, una racionalidad que articula las experiencias

prácticas y teóricas almacenadas en individuos y colectivos académicos en redes de

pensamiento validadas desde la imaginación y la lógica (Morin, 2000)

En otras palabras, esta metodología permite construir a partir de lo cotidiano aprendido,

sea teórico o práctico, pautas para interactuar o intervenir la realidad, en la que las

diferencias entre los sujetos de la acción se fusionan para reconstruir la realidad, en redes

comunicacionales y conversacionales dinámicas (Maturana, 1990), que trascienden el

medio donde se genera el proceso y permiten la difusión de su conocimiento.

En las escuelas de arquitectura, “...El marco educativo en el que se desenvuelve

habitualmente un taller de diseño es el de un prácticum reflexivo. Los estudiantes

aprenden en estos talleres principalmente a través de la acción con la ayuda de un tutor.

Su prácticum es “reflexivo” en dos sentidos: se pretende ayudar a los estudiantes a llegar

a ser capaces en algún tipo de reflexión en la acción, y, cuando las cosas funcionan así,

ello implica un diálogo entre el tutor y el alumno que adopta la forma de reflexión en la

acción recíproca.” (Schön, 1992:10)

Page 41: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Así pues, la dinámica del ejercicio esta mediada por la capacidad de manejo del lenguaje

propio de la disciplina. Los tres tipos de interacción propiciada por los actores (docente-

docente/docente-estudiante/estudiante-estudiante), se materializarán en la

sistematización de experiencias reflexionadas. Ellas se transformarán en discursos

transferibles para enriquecer el proceso de enseñanza y de aprendizaje en la escuela de

arquitectura.

De otro lado, el conocimiento práctico está inserto en un contexto estructurado social e

institucionalmente, que define, comparte y valida una comunidad académica de prácticos

y teóricos. La estructura de este conocimiento se organiza en función de sus unidades

características de actividad y sus protocolos de situaciones de la práctica. Ello implica que

el contexto social, económico y ambiental en el que se ejecuta la acción determine

características endógenas a esta estructura, que serán limitadas o definidas por su propio

sistema de labores, o forma de “hacer las cosas”.

La aplicación de este conocimiento práctico, que define D. Schön (1992) como práctica

competente, se interesa siempre por problemas instrumentales, de los cuales se obtiene

algo, y su eficacia se mide por su éxito en encontrar, en cada caso, las acciones que

producen los efectos deseados que son consecuentes con sus objetivos.

El proceso de fusión

La competencia profesional aplica teorías y técnicas derivadas de la investigación

sistemática, preferiblemente científica, a la solución de los problemas instrumentales de la

práctica. En este sentido, la forma como el sujeto activo asume las situaciones de la

práctica y la manera como aplica el conocimiento teórico o práctico adquirido,

determinarán el potencial de éxito y competencia profesional desarrollados durante su

proceso de aprendizaje.

De esta manera, la distancia entre lo abstracto o teórico y lo concreto o práctico en el

proceso de producción, uso, y transformación del conocimiento individual y colectivo

tiende a disminuir. De tal suerte que, la manera de ver y resolver una situación problema,

ya no estará limitada por el hábito de ver o visualizar dicha situación, sino que se gestiona

dinámicamente, en un proceso de co-aprendizaje entre los actores involucrados, que se

ubican en un entorno espacial y temporal determinado.

Esta doble dimensión de ser parte de la situación (lo concreto o práctico), pero además

simultáneamente, poder tomar distancia (lo abstracto o teórico) permite develar la

habilidad organizada del individuo y su colectivo, en un doble sentido desde lo práctico a

lo teórico, como adquisición, uso y aplicación de conocimiento en el devenir de adaptación

individual y social al mundo circundante, mediante la resolución de situaciones problema

identificadas.

Page 42: Revista Actas Pedagógicas Nº10

En este documento, y siguiendo los planteamientos de D. Schön (1992:42) se propone

agrupar las situaciones de la práctica del ejercicio profesional en tres grupos: situaciones

típicas, atípicas y situaciones de identificación compleja.

En primer lugar, las situaciones típicas son aquellas que se caracterizan por su fácil

identificación, resultan familiares y reconocibles, y su grado de complejidad es bajo. El

sujeto activo puede dar una respuesta casi inmediata para resolver el problema

planteado, mediante la aplicación rutinaria de acciones, reglas y procedimientos

adquiridos previamente a la exposición del sujeto a la situación problema. Estos

conocimientos teóricos y prácticos son el cuerpo central del conocimiento profesional de

la Arquitectura.

En segundo lugar, las situaciones atípicas son aquellas que no resultan fáciles de

identificar; resultan extrañas e irreconocibles, y su grado de complejidad es medio. El

problema resulta inicialmente difuso y presenta dificultades para ajustar o hacer coincidir

las características de la situación y el conocimiento adquirido por el sujeto activo, o el

corpus disponible de teorías y técnicas a su alcance.

Por último, las situaciones de identificación compleja son aquellas cuya definición y

diagnóstico son extremadamente difíciles de reconocer y su grado de complejidad es muy

alto. Para su resolución, el sujeto activo deberá demostrar capacidad de dar sentido a

estas situaciones tan singulares e inciertas, mediante el seguimiento de procesos que no

son explícitos, ni desde la teoría ni en la práctica. De tal suerte que, la inclusión de

novedades en la indagación de la situación problema estudiada y la aplicación del corpus

disponible propiciarán la invención de nuevas acciones, reglas y procedimientos sobre la

marcha, que generarán nuevos protocolos de acción.

Es así como, la indagación del hecho que se está investigando tiene como objetivo

averiguar, develar y hacer explícito la estructura ontológica del fenómeno. Para el

cumplimiento de este fin se requiere que el sujeto activo recurra, en primera instancia, al

conocimiento disponible validado por la práctica y luego, a los antecedentes en los que la

aplicación ha resultado problemática. Esta secuencia permitirá al actor, desde el

conocimiento teórico y la experiencia práctica acumulada, la búsqueda de patrones

característicos de razonamiento para determinar frecuencias de ocurrencia y precedentes

pertinentes para su resolución de la situación problema.

Este proceso, que requiere de una disponibilidad proactiva del sujeto, involucra varias

etapas que son necesarias para la sistematización de la acción, mediante la reflexión en

conocimiento transferible.

Determinarán el tipo de acción a seguir, la observación, el diagnóstico, la inferencia de

acciones, la comprobación de experiencias acumuladas, y el establecimiento de

Page 43: Revista Actas Pedagógicas Nº10

conexiones entre situaciones concretas y el cuerpo de conocimiento profesional de la

Arquitectura, en donde tales conexiones resultan inicialmente problemáticas o caóticas.

En este proceso, la observación del fenómeno, que el sujeto activo realiza con base en

sus percepciones, apreciaciones y creencias, configura de forma singular el diagnóstico

de la situación problema en estudio. En consecuencia, este reconocimiento o

reconstrucción de la realidad estudiada genera la orientación de una nueva acción, a

través de procesos de inferencia, invención o prueba; Este, a su vez promueve, el

descubrimiento de otras nuevas acciones y sus respectivas reacciones de ajuste al

proceso.

En el proceso de aprender haciendo, de ajustar la acción en la acción, el sujeto activo

establece su relación con una realidad que desconoce y que empieza a develar. El actor

empieza configurando y aceptando, como “realidad” emanada de la práctica, los actos de

atención, descuido, denominación, clarificación, ajuste, establecimiento de límites, y

mecanismos de control de la acción, hasta lograr repetir todo el proceso de una forma

pensada y dispuesta por la experiencia acumulada.

Lo anterior significa que, el sujeto adquiere la habilidad de abstraer el proceso de

ejecución de una tarea aprendida por hábitos de pensamiento y acción. Este aprendizaje

a través de la exposición directa a la acción se desarrolla con frecuencia sin un

conocimiento consciente del sujeto activo. No obstante, los estudiantes aprenden

mediante la práctica de hacer o ejecutar aquello en lo que buscan convertirse en expertos.

En este proceso, son ayudados por otros prácticos con mayor experiencia, que les inician

en las tradiciones de la práctica.

En este sentido, Juan F. Guzmán, en su artículo El trabajo como método pedagógico,

plantea que “muchas teorías pedagógicas, tales como las de Jean Piaget, Lev Vigotsky y

David Ausubel reconocen en el hacer un valioso recurso para la enseñanza, ya que los

conocimientos tangibles son más aprehensibles por el educando que los simbólicos”

(Guzmán, 2004:1). Según el autor, por ello, el momento educativo en el que los procesos

de enseñanza y de aprendizaje se presentan con mayor intensidad y riqueza es aquel en

el cual alumnos y docentes convergen en el trabajo, en el hacer, en plena interacción con

la realidad que implica.

J. Marín (2004) analiza esta relación entre los actores del proceso y establece que el

alumno en el taller se transforma en sujeto activo de su propio aprendizaje, y que el rol del

docente será, sobre todo, el de acompañar, coordinar y desencadenar procesos

cognitivos, utilizando para ello el diálogo y el debate. Como resultado de esta dinámica,

que toma en cuenta tanto el criterio de realidad o visión critica del adulto, como también, y

en igual jerarquía, el criterio de ilusión o las utopías de los jóvenes, se generarán

procesos más creativos, re-elaboradores y re-constructores de la realidad circundante.

Page 44: Revista Actas Pedagógicas Nº10

A modo de conclusión, el taller vertical entendido como fusión entre teoría y práctica,

fomenta la reflexión sobre la realidad, estimula el juicio crítico y es un vehículo para la

organización y promoción individual y comunitaria. Así también, esta metodología

desarrolla habilidades instrumentales que acreditan al estudiante para su futuro acceso a

los sectores productivos.

Notas

Los componentes del currículo del programa de arquitectura en Coruniversitaria son el

componente de proyectos, componente de representación y expresión gráfica,

componente urbano-ambiental, componente teórico, componente tecnológico, y el

componente de ejercicio profesional. Cada uno de ellos engloba un conjunto de

asignaturas agrupadas por su afinidad, temática y correspondencia con el quehacer

profesional del arquitecto en la sociedad.

Bibliografía:

GUZMÁN, Juan F. El trabajo como método pedagógico. En http://www.monografias.com/trabajos5/mepe/mepe.shtml . Descargado 09.02.04

MARÍN,Jorge. El Aula Taller. En http://www.monografias.com/trabajos11/autaller/autaller.shtml.Descargado el 09.02.04

MATURANA, Humberto. El árbol del conocimiento. Editorial Universitaria, Santiago, Chile 1.990.

MAYA, Arnobio. El taller Educativo. Editorial Gente Nueva. Bogotá 1991.

MORIN, Edgar. Los Siete Saberes Necesarios Para La Educación del Futuro. Unesco 1999. En Orientaciones Universitarias No. 28. Pontificia Universidad Javeriana. Santa Fé de Bogotá, D.C. Octubre 2000

PATIÑO G., Luceli. El taller, un continuum entre enseñanza y aprendizaje articulo publicado en La Práctica de la Enseñanza. Notas Universitaria.Centro de Estudios de Didáctica y Pedagogía, cedip. Coruniversitaria. Ibagué. Febrero de 2001.

SCHÖN, Donald A. La formación de profesionales reflexivos. Hacia un nuevo diseño de la enseñanza y el aprendizaje en las profesiones. Ediciones Piados Ibérica, S.A. Barcelona 1992.

SOLANO de Ojeda, María Cristina. El taller en el consultorio jurídico: Una opción para la formación académica del derecho penal. En: Notas Universitarias “Reflexiones alrededor de la Docencia Universitaria (II). Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales. Serie Cedip. Coruniversitaria. Ibagué. Diciembre 2001

VIZCAYA Guarín, Francisco. Ensayo Ideográfico En: Notas Universitarias. Centro de Estudios de Didáctica y Pedagogía, cedip. Coruniversitaria. Ibagué. Diciembre 2001.

* Juan Fernando Fandiño Ramírez es arquitecto de la Universidad Piloto de Colombia,

con maestría en Urban Management de la Universidad Erasmus / IHS (Institute for

housing and urban social studies) de Rotterdam, Holanda. Es especialista en Gestión de

Entidades Territoriales de la Universidad de Ibagué, especialista en Docencia

Universitaria de la Universidad de Ibagué-Universidad de la Habana, Cuba y diplomado en

Lineamientos de Desarrollo Regional del Instituto Latinoamericano de Planeación

Económica y Social de Chile. Actualmente se desempeña como profesor de tiempo

completo adscrito a la Facultad de Artes Integradas, Programa de Arquitectura, de la

Universidad de Ibagué.

Page 45: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Formar Diseñadores: Necesidad de un contexto informado (*)

Por Rómulo Polo Flórez, Diseñador**

Resumen

R. Polo analiza las condiciones generales en las cuales se ha dado la inserción del diseño

como objeto de la formación académica de nivel superior, particularmente en países en

desarrollo. Explora las características disciplinarias del diseño como un tipo particular y

diferente de conocimiento, y propone una metodología para caracterizar los elementos

que lo definen como tal; sugiere la conveniencia de replantear los modelos vigentes de

clasificación de la ciencia y el conocimiento, que aprecia como obsoletos y excluyentes de

las nuevas disciplinas, y plantea un modelo para evaluar las disciplinas, por sus modos de

operar, sus razones para hacerlo y su capacidad de generar nuevos conocimientos, a

partir de su apreciación y propuesta sobre lo que él considera que diferencia al diseño de

otros modos de pensar. Finalmente, analiza los procesos generales de diseño y hace

algunas consideraciones y recomendaciones sobre los procesos de formación de esta

disciplina.

Summary:

The author analyzes the general conditions in which the insertion of design as an object of

academic formation at the university have occurred, particularly in developing countries;

he explores the disciplinary characteristics of design as a special type of knowledge, of a

different kind, and suggests a methodology to characterize the elements that define it. He

also suggests the convenience of rethinking traditional science and knowledge

classification models which he considers obsolete and restrictive for the new disciplines;

so, he suggests a model to evaluate disciplines, by its ways and reasons to operate, and

its capacity to generate new knowledge, from the point of view of his idea of design.

Finally, he analyzes design general processes and offers some suggestions to improve

formation processes in the discipline.

Palabras clave:

Diseño, disciplina, conocimiento, pedagogía, aprendizaje.

Key words:

Design, discipline, knowledge, pedagogy, learning.

La formación en Diseño1 y su inserción en las universidades han sido procesos tardíos en

la gestación de estructuras de pensamiento de los educandos. Las herramientas básicas

de sensibilización, actitud y desarrollo de estrategias de pensamiento deberían

consolidarse desde la infancia, en el hogar, en el preescolar, como ocurre en Japón e

Inglaterra, por ejemplo.

Page 46: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Para transformarse eficazmente, el sistema educativo debería incorporar fundamentos de

Diseño en todos sus niveles; tan importante es, como aprender matemáticas, lenguajes,

ciencias o historia. Así, contribuiría a resolver varios problemas: El más vital de ellos es

crear una actitud proyectual 2 de transformación de la realidad, que apoyaría en la

formación de una comunidad mejor informada, porque sabe aquello que necesita. En

términos de la formación especializada se lograría un valioso resultado: La educación

superior sería de verdadera profundización en niveles superiores de ejercicio profesional,

en especial para los diseñadores.

En la vida real, la inserción del Diseño está obstaculizada por el desconocimiento general

sobre la importancia de la disciplina. Ello tiene que ver con la ausencia de elementos de

Diseño en el sistema educativo general, con la pobreza interdisciplinaria de los enfoques

universitarios en su conjunto, y con la formación de los diseñadores sin conexión con

otras disciplinas y con la realidad.

Para resolver esta encrucijada propongo llevar el Diseño a la periferia de su aplicación

profesional: Enseñarlo a ingenieros, administradores, economistas, profesionales de la

salud, a los maestros, e incluso a los abogados y científicos sociales: No para que se

conviertan en diseñadores, sino para que consideren el Diseño como recurso para exigir

como clientes o para realizar sus propios proyectos y hacer eficaces los procesos que

dirigen; también, para trabajar en forma interdisciplinaria y lograr claridad en el

perfeccionamiento de nuestro propio desempeño.

¿Qué tipo de conocimiento es el Diseño?

La formación de los diseñadores surgió tardíamente en el sistema educativo,

condicionada por modelos, esquemas y visiones pedagógicas, metodológicas, de enfoque

y estrategia preexistentes o ajenos a la nueva disciplina, y distorsionados por

concepciones institucionales y expectativas vigentes en la sociedad sobre lo que debe ser

la educación y el desempeño profesional. La praxis heterogénea del Diseño- surgida de

grandes cambios de poder, tecnológicos y de mercado- resalta la imprevisión e ineficacia

de esos moldes académicos. A la vez, la lenta y aleatoria definición disciplinaria en lo

formativo y en su ejercicio problematiza la participación de los egresados de la academia

tradicional, y presiona tendencias y matices en los enfoques y perfiles de la formación y

desempeño.

En los contextos subdesarrollados hemos asimilado con retraso los modelos educativos

europeos, por ejemplo, el modelo de artes y oficios en el Siglo XIX; Bauhaus, Ulm en el

Siglo XX3 con lo ingenuo o perverso de copiarlos, o de considerar el Diseño como variante

o apéndice4 de otras reputadas pero no más consolidadas disciplinas, tales como la

Ingeniería, Arquitectura o Bellas Artes. Paradójicamente, por su integralidad y capacidad

de síntesis, el Diseño se ha hecho atractivo para otras áreas más distantes como Gestión,

Page 47: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Mercadeo, Ciencias Sociales y algunas tecnologías como la Ergonomía y la

Comunicación, ávidas de herramientas para acercarse a la realidad tangible.

En otro sentido, por su carácter disciplinar y las condiciones de su desarrollo real- la

industria, lo cotidiano- la generación de contenidos y conocimientos propios ha sido un

proceso a la inversa de otras disciplinas que dieron origen a la institución académica con

pretensiones de paradigmas del pensamiento humano: La praxis ha generado la teoría,

afectada por el peso de modelos tradicionales de formación, transmisión, validación y

valoración del saber, estructurados sobre la concepción de las ciencias del Siglo XVIII.

El Diseño como disciplina y tipo particular de conocimiento surge en nuestro medio de

esos débiles fundamentos institucionales, educativos y del pensamiento premoderno que

lo sustenta, en la coyuntura típica que favoreció su reciente expansión en la región: No

brota como necesidad social real o del sector productivo. Nació, sobrevive y crece como

concepción académica, variante de programas preexistente. En pocos casos, como actos

de conciencia aislados o, por excepción, de visiones idealistas pero sin una fuerte y

sostenible relación con industria.

Así, conviene reconceptuar el modelo de ciencia y conocimiento prevalente para crearle

espacio a nuestra disciplina y permitirle a la sociedad desarrollar medios que respondan a

sus dinámicas reales —las de hoy, claro, pero sobre todo las del próximo futuro, en la

perspectiva de considerar el Diseño como un tipo de conocimiento fundamental para que

la especie desarrolle su relación con el entorno -cada vez menos natural, más objetual y

artificial- y resolver la compleja interrelación entre ser humano / hábitat, individuo /

sociedad / planeta. Más aún, cuando la inmediatez del hábitat ingrávido abre expectativas

que se sobreponen a viejas carencias e inequidades que caracterizan a los países no

desarrollados. Tal contradicción describe la principal divergencia que debe afrontar el

Diseño en los próximos años, en especial en Latinoamérica.

El Diseño: un tipo de conocimiento, una disciplina

Los programas convencionales de Diseño evidencian agregación y variedad de

contenidos, en forma inversa a su integración dentro de propósitos formativos claros.

Incluyen, por ejemplo, matemática, ciencias o historia por prejuicios de “espíritu científico

o humanístico” 5, sin adecuar su rol en la gestación de pensamiento y competencias del

diseñador ni su aplicabilidad en los procesos de Diseño. Se añaden o suprimen temas de

ecología, economía, leyes, filosofía, ergonomía, semiología, sistemas, entre otros, según

el buen entender de quien decide y las tendencias predominantes en las metrópolis de

moda. En nuestra región no abundan o carecen de difusión las experiencias de

instituciones con perfil y vocación hacia la pedagogía del Diseño, desde el Diseño, ni se

asumen la investigación, la promoción y los servicios como ejes de lo académico y muy

pocos programas enfatizan el desarrollo de pedagogías apropiadas a la disciplina.

El Diseño, no obstante, es conocimiento, actitud, conjunto de habilidades, modo de

aproximarse y cambiar la realidad, no un contenido informativo. La gran dificultad que

Page 48: Revista Actas Pedagógicas Nº10

encuentra como objeto y objetivo de los procesos educativos formales es ese punto de

partida: Se le ha insertado en instituciones definidas para otras necesidades, modos de

conocer o tipos de saber, forzando la estructura de los programas para adecuarlos a los

moldes institucionales y mentales dados, no a lo disciplinario6. Lo anterior pesa sobre la

debilidad del Diseño para definir su cuerpo conceptual, pero acusa su riqueza y potencial

articulador de conocimientos provenientes de diversas fuentes.

Lo disciplinario en el diseño

Añadiendo nuevas variables a la difundida concepción de M. Bunge, propongo mirar las

condiciones o elementos generales que definen a las ciencias y establecer cómo se

cumplen en la actividad de Diseño, diferenciándolo del arte y la ciencia, a partir de lo

siguiente:

Objeto general: El Diseño se propone: a.- satisfacer necesidades humanas, mediante

elementos tangibles y perceptibles; viables económica, tecnológica, social y

semióticamente; conformar la „cultura material‟; b.- crear referentes culturales,

tecnológicos, sociales; y, c.- interpretar información y traducirla al „lenguaje de la forma‟;

diferenciar (usos, valor, pertenencia, etc.).

Ámbito de interés: El Diseño opera en el ámbito de la modificación del entorno humano.

Campo de acción: El Diseño actúa en el campo del desarrollo de la cultura material.

Alcance: El Diseño procura suplir deficiencias de la condición humana, potenciando las

capacidades individuales y sociales; facilitando su dominio racional de la naturaleza; y,

sustentando el espíritu de trascendencia humano.

Lenguaje disciplinar propio, la Forma: El Diseño opera sobre el dominio del lenguaje de

la forma tangible, que surge de la realidad objetiva como recurso de conocimiento y

comunicación. Este lenguaje se capta y procesa como sensaciones, percepciones,

imágenes, asociaciones mentales -visuales, táctiles, auditivas, térmicas, sinestésicas,

cinetoscópicas, estereoscópicas- a través de elementos tangibles o representables de

modo sensible -espacio, volumen, planos, aristas o líneas, puntos o intersecciones; color,

textura- y mediante cualidades perceptibles -tamaño, proporción interna y con el

observador, posición, unidad, armonía, variedad, ritmo, ejes- utilizando reglas de

composición y lectura (sintaxis), en condiciones circunstanciales -de tiempo y movimiento;

ideas y significados; contexto, medio cultural; sistemas de simbolización y significación.

Método: El Diseño es estructuralmente método, entendido como los criterios que orientan

enfoques y procesos que parte de la divergencia, en casos concretos. Está condicionado

por el punto de partida; por la complejidad funcional, tecnológica y metodológica del

problema o caso; por el carácter del resultado, el tipo de intervención y el enfoque

profesional. El método en Diseño no es una fórmula y tiene carácter proyectual,

Page 49: Revista Actas Pedagógicas Nº10

anticipatorio; su desarrollo es heurístico y su enfoque holístico; esencialmente se aplica

por prueba y error y mediante la validación de alternativas, y se orienta realizar la síntesis

o convergencia a través del lenguaje de la forma (objetos, representaciones de objetos).

Procesos: Los procesos en Diseño no son rígidos ni estables. Dependen del caso y del

punto de partida, del tipo de proyecto, tamaño y escala, así como de la complejidad del

caso (producto, „obra‟ o resultado); de las tecnologías aplicadas, los lineamientos

corporativos, las consideraciones económicas, los sistemas de gestión, normas y

procedimientos; de la solvencia profesional (formación y experiencia, complejidad del

equipo, nivel de autonomía), la capacidad de innovación y de las especialidades y modos

de ejercicio profesional, tendencias modales, etc.

Resultados: El Diseño genera por lo menos tres tipos de resultados, a saber: Los

cognitivos, de tipo experiencial, referencial y de habilidad resolutiva, referidos a

conocimientos aplicados sobre los temas y condiciones en que estos se abordan y

resuelven, y como know how , o saber como; los productos tangibles (objetos, medios,

escenarios), que integran la cultura material y tienen un impacto social, económico,

tecnológico y ambiental.

Leyes y Principios: El Diseño es una lógica del pensamiento humano, y no tiene leyes o

principios rígidos, estables y demostrables. Asume, integra, aplica los de otras ciencias o

disciplinas. Desarrolla tendencias, desarrolla „know-how‟, depende y retroalimenta la

comprensión sociocultural estética y semiótica.

Especialidades: Son los modos de desempeño: Proyectista, desarrollador y otros, como

contratista, proveedor, intermediario, interventor, empresario, autoridad, investigador,

docente, comunicador.

Tipos de conocimiento.

Evitando el bizantinismo de las definiciones, aclararemos si el Diseño es un contenido, un

tema 4 dentro de otros más generales, o si tiene características propias, exclusivas o no,

que lo diferencian.

Al margen de las clasificaciones vigentes de ciencias y conocimientos5, surgidas desde

finales de la Ilustración y comienzos de la era industrial, propongo analizar las variables

que señala el modelo, (Ver Figura 1) caracterizando cuanto de ciencia, saber y disciplina

ofrece el Diseño. Se parte de la base de que los saberes, según su índole y enfoque,

deben mirarse a la vez desde perspectivas diversas.

El modelo comprende dos escenarios: Lo inherente a la disciplina, que se explica desde lo

inseparable de ella y lo relacionado, que lo condiciona, afecta o posibilita, pero está

Page 50: Revista Actas Pedagógicas Nº10

vinculado con otro tipo de saberes. A su vez se sugiere abordarlos tridimensionalmente,

así:

Un plano funcional, el por qué del conocimiento, que abarcaría las categorías de lo

explicativo-descriptivo, causa/efecto, y lo analítico, o discernimiento, crítica, raciocinio y

reflexión. Un plano operacional, el cómo del conocimiento, es decir, los procesos y

habilidades necesarias para su comprensión, uso y desarrollo como conocimientos. Aquí

nos referimos a lo comunicativo, o la percepción y expresión, que incluye diversos

lenguajes y medios, y lo relacional, o la gestión y lo metodológico. Por último, un plano

proposicional o innovativo, el para qué del conocimiento, de aporte y transformación,

esencialmente conceptual, en el sentido de si el proceso y el resultado cognitivo

trascienden el punto de partida. Incluye lo especulativo, lo proyectual, lo aplicativo y lo

constructivo -abstracción, imaginación, creatividad, o lo reconstructivo de nuevas

categorías de conocimiento, situaciones para su consideración y realidades ideales -al

modo platónico- pero posibles de llevar a su realización tangible.

Con estas referencias sugiero hacer el ejercicio de construir un mapa conceptual que nos

permita establecer las tendencias del Diseño en cuanto al tipo de conocimientos que le

son propios, inherentes unos, relacionados otros, para lo cual se plantea una proximación

a sus principales temas o contenidos cognoscitivos.

En principio, se parte de la consideración del Diseño como disciplina, y queda al análisis

de cada cual establecer cuanto o no se aproxima a la ciencia, a los métodos e, incluso, a

técnicas particulares

El Diseño, la disciplina 6

Diseño es una disciplina centrada en la interrelación de actividades mentales, sensoriales

y motrices. Se desarrolla como un conjunto de procesos cognoscitivos7 orientados con

propósito creativo 8 que deben generar alternativas de solución a problemas dados.

En estos procesos convergen diversas acciones del diseñador9 para identificar y

comprender la situación planteada, estructurar el problema por resolver, trazar una

estrategia para resolverlo, desarrollar ideas 'solución' y evaluarlas, seleccionar y

desarrollar la solución y plantear las condiciones en que pueda llegar a ser viable.

El contexto estructural de los problemas de Diseño es el proyecto10, definido por sus

aspectos esenciales, que son los siguientes: Un punto de partida, que es la situación, el

problema como se plantea; una meta, o la solución; unos objetivos, o la caracterización de

la solución; unos recursos y condiciones y una pauta metodológica, que se refiere a los

criterios.

Page 51: Revista Actas Pedagógicas Nº10

El trabajo por proyectos no es exclusivo del Diseño, pero es característico de su ejercicio

o profesión11 y de su proceso formativo. Aplica los métodos de taller12, esenciales para

desarrollar las habilidades proyectuales del diseñador, y genera un tipo de pensamiento

que se define por su alto sentido crítico de la realidad a través de la relación hombre / ob-

jeto, hombre / entorno; por la necesidad de producir cambios en esa realidad; por su

capacidad de manejo y síntesis de información; por la alta capacidad de observación y

análisis; la gran facilidad para establecer relaciones causa / efecto y asociaciones entre

diferentes factores de un problema, y por la destreza para realizar series de

valorizaciones o confrontaciones de datos para validar o realizar soluciones.

El Diseño es de naturaleza interdisciplinaria13 y constituye una actividad de enlace,

relación y síntesis14 de datos y criterios provenientes de todas las ciencias y disciplinas

en mayor o menor grado, según el caso.

Orientando el aprendizaje.

La enseñanza convencional, centrada sobre la transmisión del conocimiento -su

enseñabilidad- no responde a una estructura 'natural' en el Diseño, ni es un proceso

esclarecedor, aunque se proponga como algo progresista, supuestamente científico:

Exige ingentes esfuerzos a unos educandos que no se forman en ambientes estimulantes

y que, frecuentemente, son opacados y aminorados por actitudes prepotentes, a veces

mezquinas o improvisadas de 'maestros' que desconocen el potencial humano y

disciplinario. Es urgente revertirla. Muchas de estas fallas surgen del origen y contexto de

los programas y se explican en la carencia de un enfoque auténtico, consistente con el

tipo de conocimiento y los procesos apropiados para desarrollar los propósitos formativos.

Ya es hora de que la pedagogía del Diseño se desarrolle desde sus bases científicas,

haciendo transparentes sus procesos.

El aprendizaje del Diseño necesita que la relación docente-discente explicite los

procedimientos y recursos utilizados y genere conciencia y reflexión sobre las relaciones

causa-efecto entre estrategias, métodos y técnicas aplicadas y sus resultados formales y

cognoscitivos. En este orden, el seguimiento y evaluación deben centrarse prioritaria, no

en forma excluyente, en el proceso y sus componentes. Enfatizar en la calidad formal de

los objetos resultantes per se es un riesgo formativo, que centra la evaluación en la

apariencia y no, sobre lo aprendido. El mayor beneficio educativo provendrá de la mayor

conciencia y rigor analítico sobre la experiencia seguida en cada caso.

Tratándose de la formación de los maestros que orientan procesos formativos en Diseño,

considero más importante fundamentar la actitud analítica y crítica. Esto no elimina en los

maestros la necesidad de buena expresión, manejo de la forma y talento proyectual, ni los

exime del ejercicio profesional real. Por el contrario, la formación de pensamiento y actitud

hacia el Diseño dependen en alto grado del dominio de la forma como lenguaje, de su

expresión bi y tridimensional y experiencia en el hacer, sin limitarse al análisis conceptual

Page 52: Revista Actas Pedagógicas Nº10

y su expresión literaria. Un docente de Diseño debe ser ante todo un diseñador que dé

importancia al conocimiento que se genera en la experiencia de diseñar y que sea capaz

de orientar la autorreflexión de los aprendices que dirige.

Conclusión

Es fundamental diferenciar el Diseño como profesión y actividad de los procesos

educativos encaminados a desarrollar las capacidades para ejercerlas. Aunque diseñar

equivale a aprender a diseña15; por otro lado, no es lo mismo enseñar Diseño16 que

aprender sobre Diseño y enseñar sobre Diseño 17 es diferente a diseñar.

Este juego de palabras es el trasfondo del complejo entrabe conceptual que conduce al

despertar de conciencia y responsabilidad en líderes, formadores e instituciones

educativas sobre sus roles en el desencadenamiento de la fuerza creativa individual y

social. Desde allí, podría explicarse la opción académica por metas profesionalizantes —

competencias certificables— o de transformación humana mediante el proceso formativo,

primero, y desde allí en los modos de vivir y resolver la relación con el entorno, con las

consecuencias sociales, culturales y económicas que de ello se derivan. La primera

aseveración, meollo de este documento, incluye tres postulados básicos: Sólo diseñando

se aprende a diseñar. El Diseño no se puede enseñar —al menos en los términos

convencionales de la educación tradicional y a estructura cognitiva de cada problema de

Diseño es, en sí y por sí, la de un problema de aprendizaje.

El segundo aserto apunta a dar perspectiva al proceso educativo, definir el interés de los

actores y superar el ciclo vicioso de que se enseña lo que y como se aprende, sin

ajustarse a las coyunturas, contextos y actores, como un hecho aislado de la realidad, sin

dinamismo y trascendencia. Enseñar a no es lo mismo que aprender sobre, en especial

en temas de Diseño que involucran un complejo número de variables, afectados por la

subjetividad de quien los enfrenta y por las condiciones en que se plantean.

La tercera afirmación parece obvia, pero grave: Resume una realidad frecuentemente

omitida en el principal proceso formativo en Diseño, el desarrollo proyectual, en el cual se

dan intervenciones indebidas de los profesores en la actividad creativa y de generación de

conocimiento de los educandos.

Page 53: Revista Actas Pedagógicas Nº10

¿Cómo enseñar lo que sólo se puede aprender?

Con frecuencia se discuten las aparentes o reales oposiciones entre 'cajas negras o de

cristal', subjetividad u objetividad, sensibilidad o razón, racionalismo o estilo, forma o

función, endógeno o exógeno, entre otras, centradas en problemas cruciales del Diseño,

sí, pero que no apuntan a los requerimientos y condiciones del proceso formativo, formal

o informal de los diseñadores. Se ha privilegiado la metodolatría como eje orientador del

proceso resolutivo del Diseño, aunque sea imposible generalizar un método, más allá de

la estructura ´general` para la cual se desarrolló. En las justificaciones de los programas

académicos —tan diversos e iguales— no se profundiza en las cuestiones que podrían

llamarse pedagógicas del Diseño, o ello se divulga poco.

Tales programas se preocupan por los contenidos -materias- y su orden curricular; lo

cuantitativo -horas o créditos, por ejemplo, y apenas sí enuncian los métodos y cuestiones

atinentes al cómo de los procesos de cognoscitivo, creativo y de aprendizaje. El contacto

profesor-alumno es tema de estadísticas, no de calidad de la relación académica. Los

sistemas de evaluación ignoran los procesos para centrarse en los resultados: Pocas

veces se explora el qué experimental y los cómos cognitivo y creativo ya que lo que

importa es el resultado: ¿Qué hizo? y no, ¿Cómo? O, ver si coincide con el gusto de quien

dirige o evalúa.

Problemáticas que demandan investigación y planteamientos educativos

Finalizando, enuncio algunas problemáticas que permitirían "explorar la posibilidad de un

intento consciente por reducir, institucionalmente, la indeseable arbitrariedad latente en la

mayor parte de los procesos docentes de diseño, transformándolos, en alguna medida, en

procesos del tipo 'caja transparente', con la plena convicción de intentarlo, evitando caer

en aquella ingenua visión reduccionista y maniquea que presuponía al proceso de diseño

como totalmente clarificable”, como señala la convocatoria del I SEDI / UAM -A. Entre

ellas:

El sujeto de la formación: La formación de estructuras de pensamiento creativo, de

asimilación e interpretación de otros conocimientos y puntos de vista que afectan los

procesos y resultados que él debe obtener; el desarrollo de habilidades creativas,

expresivas y de sensibilidad; la creación de actitud y habilidad interdisciplinaria para la

integración de conocimientos. Y, la capacidad de gestión, coordinación y trabajo en

equipo.

El sujeto que orienta la formación: Un proceso de formación previo y específico para

ser educador, que le permita desarrollar actitud y habilidad para planear, coordinar y dirigir

procesos en los cuales no debe intervenir directamente. Esto incluye una concepción de

respeto por el proceso y personalidad, logros y errores de los dirigidos.

El modelo de la formación: Pertinencia de los formatos convencionales de educación,

investigación y desarrollo; enfoque y manejo de la actividad interdisciplinaria; integración

Page 54: Revista Actas Pedagógicas Nº10

de los conocimientos provenientes de otras disciplinas desde la perspectiva de su

funcionalidad, necesidad y aplicabilidad a los requerimientos formativos reales. Desarrollo

de estructuras ligadas a la realidad social y productiva; y programas flexibles,

comprehensivos, que respondan a la dinámica de la sociedad y a los requerimientos de

desarrollo individual.

El ambiente formativo: Centrado en los educandos y en función de la perspectiva de

desarrollo propia de su futuro desempeño; desarrollo de un concepto de autoridad basada

en el respeto por el individuo que se forma y sus logros; y, con un carácter experimental,

creativo, crítico, participativo.

El contexto institucional: Replantear la función de las instituciones: no son un fin en sí

mismas, son un medio para y al servicio de la sociedad, no de la 'ciencia' en abstracto, o

de quienes las dirigen; fomentar estructuras adecuadas a las características de las

ciencias, saberes, disciplinas; y proveer recursos y medios apropiados.

El contexto general: Replanteamiento del sistema educativo general, que permita utilizar

herramientas, conocimientos, etc., de las disciplinas que pueden contribuir a una actitud

general de cambio en la relación con el entorno, uso de los recursos, estímulo de la

creatividad y aprovechamiento de las capacidades reales de la sociedad y las personas;

y, de la función del sistema educativo, procurando una mayor integración de este con los

sectores productivos económicos y culturales.

Notas

1. Formación en diseño. Tanto la de los profesionales en Diseño como las

necesidades formativas en esta materia para otras disciplinas y, en general, como un

aspecto de la formación básica de todas las personas.

2. Actitud proyectual. Socialmente hablando, dirigida a la capacidad de imaginar

y proponer caminos para realizar lo imaginado. En términos de calidad de vida, promover

una comunidad que pueda, en su conjunto, realizar una relación más armoniosa con su

entorno.

3. Bauhaus es paradigma del esfuerzo autónomo que no tuvo la continuidad

necesaria, no obstante los desarrollos posteriores en la URSS, en Ulm-Al y Boston, Mass,

más tarde, y en otros casos que se pueden vincular en apariencia o espíritu con aquella

pionera experiencia.

4. Puede entender el Diseño, como una rama de otras disciplinas o ciencias tales

como el arte, comunicación, economía, matemática, o el Diseño como tema considerado

desde aquellas, como la Historia del Diseño, Economía y Diseño, Gestión del Diseño,

Diseño para la Comunicación, etc., según la perspectiva que se asuma

5. Ciencias y conocimientos. Las ciencias básicas, aplicadas, humanas, sociales,

administrativas, económicas.

Page 55: Revista Actas Pedagógicas Nº10

6. Disciplina: El ejercicio y cultivo metódico de una actividad diferenciada, más

allá del simple oficio.La rutina del quehacer propio de la actividad, tanto práctica como

teórica, que implica reflexión, autocontrol y sentido crítico del qué y el cómo, relacionado.

7. Procesos cognoscitivos: Basados en la obtención, análisis, crítica,

transformación, generación, uso y aplicación de conocimientos.

8. Propósito creativo: Se origina y busca introducir un nuevo valor en una

situación o un objeto.

9. Diseñador: Quien se ha formado y ejerce el diseño como profesión -actividad

central de su productividad económica, intelectual, socialmente reconocida- aplicando un

conjunto de conocimientos, actitudes y habilidades prácticas y de pensamiento; que

soluciona un tipo particular de problemas, con determinadas herramientas y procesos y

dentro de un rango diferenciado de respuestas; quien dirige o coordina el proceso de

crear satisfactores materiales o referidos a una expresión tangible para superar la

carencia o desajuste que lo origina.

10. Proyecto: Proceso consciente de estructuración y anticipación de un resultado.

Un proyecto es un postulado coherente, potencialmente viable, dadas unas condiciones,

una finalidad definida y unos recursos -tiempo, inversiones, técnicos, humanos, entre

otros.

11. Profesión: El ejercicio sistemático y reconocido de una disciplina o una área de

conocimiento aplicado.

12. Taller: El Taller es un método de análisis y solución de problemas, centrado en

un proceso cognoscitivo basado en el principio de aprender haciendo. En realidad es un

proceso de auto-aprendizaje dirigido. La estructura de proyecto-problema-caso establece

una coyuntura de investigación-experimentación que genera muchas opciones creativas y

versatilidad en el manejo de los recursos. El taller no debe confundirse con el lugar donde

se realiza la actividad proyectual.

13. Interdisciplinario. Se generaliza aquí el sentido y la necesidad del Diseño de

actuar desde, con y para otras disciplinas, sobre las cuales debe ganar una comprensión

tan profunda como sea necesario y posible, para interpretar datos, valores, criterios, leyes

o normas que cada especificidad del conocimiento aporta a una solución de Diseño. El

sentido integral que tiende a asumir el diseñador en sus enfoques, puede considerarse

intradisciplinario en el conjunto de las especialidades del Diseño -productos, ambientes,

comunicación- e interdisciplinario en cuanto a los conocimientos asociados a cada tema,

problema, caso.

14. Enlace, relación y síntesis. El trabajo proyectual supone un manejo amplio de

información-datos, conocimiento- relevante para comprender y solucionar el problema, y

existe una relación positiva y directa entre el dominio de dicha información y la respuesta

que se pueda lograr. La calidad de la respuesta no es una consecuencia algorítmica del

manejo de la información sino que depende de la calidad del proceso creativo -destrezas

de pensamiento y relación- y de factores subjetivos, como el talento.

Page 56: Revista Actas Pedagógicas Nº10

15. Aprender a diseñar. Supone la intención de lograr un nivel consciente dentro

del proceso creativo de resolver problemas de Diseño, obtener un conocimiento sobre tal

proceso y estos problemas y las circunstancias y factores que intervienen

16. Enseñar Diseño. Supone la intención de transmitir un conocimiento ya

adquirido por quien lo transmite de modo que pueda ser asimilado por quien lo recibe, tal

como lo adquirió o desarrolló quien lo da. Queda la duda de sí la experiencia es

transmisible, o si sólo se comunica la descripción de lo hecho, incluso de su proceso y

resultado, no propiamente la vivencia y sentido de quien lo hizo, ya que, precisamente, es

la vivencia del proceso creador —algo eminentemente subjetivo— lo que define la

capacidad de diseñar. Algo que resulta casi imposible 'enseñar', como se enseñan otros

temas y tipos de conocimiento.

17. Enseñar sobre Diseño. Se plantea aquí la distinción entre lo propiamente

informativo —el conocimiento que se adquiere 'sobre' algo, incluso con niveles críticos, de

adaptación o enriquecimiento del mismo— y el desarrollo de habilidades para ejecutar

procesos de pensamiento y para aplicar ese saber a problemas o casos específicos. Es el

caso del artista y el crítico de arte. El primero aprende y sabe sobre su oficio, el segundo

puede observarlo, valorarlo, comprenderlo pero no hacerlo. Cabe la extensión a enseñar,

con el mismo sentido, p.e. Historia del Diseño.

Bibliografía

AICHER, O. 1994. El mundo como proyecto. Barcelona: G. Gili. .

ARCHER, B. 1965. Systematic method for designers. London: International Council of Industrial Design.

ARCHER, B. 1986. "Qué se n´ha fet de la metodología del disseny?" Temes de Disseny (1) : 61-66.

BONSIEPE, G. 1978. Teoría y práctica del diseño industrial. Elementos para una manualística crítica. Barcelona: G. Gili. .

BONSIEPE, G. 1990. “Memo para la educación del diseño en los años 90”. Florianópolis. Brasil: Gui Bonsiepe.

BONSIEPE, G. 1990. "Perspectivas del diseño industrial y gráfico en América Latina". Temes de Disseny (4).

BONSIEPE, G. 1991. “Sobre función, forma, diseño y software”. Temes de Disseny (5):

BONSIEPE, G. 1993. “Las siete columnas del diseñ”. México: UAM. Universidad Autónoma Metropolitana.

BONSIEPE, G. 1995. "Tendencias en el discurso de diseño". TipoGráfica (27)

BONSIEPE, G 1996. Maestría en teoría del diseño. TipoGráfica (28)

BÜRDEK, B. E 1977. “Teoría del design. Procedimenti di problem-solving. Metodi di pianoficazione”. Processi di strutturazione. Milano: Mursia editore.

COSTA, J. 1994. “Diseño, comunicación y cultura”. Madrid: Fundesco.

COSTA, J. 1998. “La esquemática. Visualizar la información”. Barcelona: Paidós.

CURRÁS, E. 1985. “Documentación y metodología de la investigación científica”. Madrid: ED. l Paraninfo.

DAUCHER, H. 1978. “Visión artística y visión racionalizada”. Barcelona: G. Gili. .

DE BONO, E.1997 “Aprende a pensar por ti mismo”. Barcelona: Paidós.

Page 57: Revista Actas Pedagógicas Nº10

DE LA TORRE. 1992. “El lenguaje de los símbolos gráficos. Introducción a la comunicación visual”. México: ED. Limusa.

DINHAM, S. 1991 "La enseñanza del Diseño: el diseño de la enseñanza". Temes de Disseny (6)

DOHR, J.H. y PORTILLO, M.B. 1991. “Marco de diseño asociativo para la educación”. Temes de Disseny (6)

DORFLES, G. 1974. “Las oscilaciones del gusto”. Barcelona: ED. l Lumen.

ELLIOT, D. y CROSS, N. 1980. “Diseño, tecnología y participación”. Barcelona: G. Gili. .

GARCHICK, M. 1982. Creative visual thinking. How to think up ideas fast. New York: Art Direction Book Co..

GILL, B. 1982. Olvide todas las reglas que le han enseñado sobre Diseño Gráfico, incluso las de este libro. Barcelona: G. Gili.

GILDO G. BIESELE “Graphic design education”.

HEATH, T. 1993. "Sobre como no hacerlo mal: ciencia y diseño en arquitectura". Temes de Disseny (9)

ISERN, A. 1984. "El diseño que pudo haber sido". De Diseño (5)

JACOBSON, ED. 1999. “Information Design”. Massachusetts Institute of Technology.

JONES, C. 1985. “Diseñar el diseño”. Barcelona: G. Gili. .

KROHEL, H. 1987. “Communication Design 2000”. Zurich: ABC Verlag.

LAWSON, B. 1990. “How designers think”. 2 ed. Cambridge: The University Press.

LLOVET, J. 1979. Ideología y metodología del Diseño. Barcelona: G. Gili. .

LOGAN, B. 1995. "Entender la estructura de problemas como formación heurística en diseño". Temes de Disseny (12)

LUPTON, E / ABBOT MILLER, J. 1993 “El ABC de la Bauhaus y la teoría del Diseño”. Barcelona: G. Gili. .

MARCÉ, F. 1989. "Objeto, diseño e investigación comunicativa". Temes de Disseny (3)

MARGOLÍN, V. 1992 "Los estudios de diseño y la educación de los diseñadores". Temes de Disseny (6) MOLES, A. 1975. “La comunicación y los mass media”. Bilbao: Ediciones Mensajero.

MOLES, A. y CAUDE, R. 1977. “Creatividad y métodos de innovación”. Madrid: Ibérico Europea de Ediciones.

MUNARI, B. 1976. “El arte como oficio”. 3 ed. Barcelona: Labor.

MUNARI, B. 1979. “Diseño y comunicación visual, contribución a una metodología didáctica”. 5 ED. Barcelona: G. Gili. .

MUNARI, B. 1983. ” ¿Como nacen los objetos? Apuntes para una metodología proyectual”. Barcelona: G. Gili.

NORMAN, D.A. 1998. “La psicología de los objetos cotidianos”. Madrid: Nerea.

OCATA, GRUPO. 1993 "El diseño, herramienta de futuro". Temes de Disseny (8)

PETROSKI, H. 1993. "El diseño como manera de obviar el fracaso". Temes de Disseny (9)

RAND, P. 1993. “Design form and chaos”. New Haven (EUA): Yale University Press.

RICARD, A. 1982. “Diseño, ¿Por qué?”

RICARD, A. 1985. ”Diseño y calidad de vida”. Barcelona: Fundación BCD.

RICARD, A. 1985. “Hablando de diseño”. Barcelona: BCD.

RICARD, A. 1989. "Diseñar por cuenta ajena". Temes de Disseny (3)

RODRÍGUEZ, G. (s.f.).”Manual de diseño industrial”. México: G. Gili. .

Page 58: Revista Actas Pedagógicas Nº10

ROUKES, N. 1988. “Desing synectics. Stimulating creativity in design”. Massachusetts (EUA): Davis Publications Inc.

SATUÉ, E. 1988. “¿Diseñamos o trabajamos? Hacia una antropología del diseño gráfico”. U. Internacional Menéndez Pelayo. Sevilla: Centro de promoción de diseño y moda. Min. de Industria y Energía.

SATUÉ, E. 1988. “El diseño gráfico. Desde los orígenes a nuestros días”. Madrid: Alianza ED.

SATUÉ, E. 1997. “El diseño gráfico en España. Historia de una forma comunicativa nueva”. Madrid: Alianza ED.

(*) La versión original de este artículo es una Ponencia del mismo autor denominada “Lo

aprendible y lo enseñable en Diseño / Condiciones de aprendizaje / enseñanza del Diseño

Industrial en un país en desarrollo”, para el Seminario Virtual “Huecos en la caja negra” de

la Universidad Autónoma de México- Azcapotzalco / UAM-A / CYAD / EVALUACIÓN.-

2001

** Rómulo Polo Flórez es diseñador, con estudios de Arquitectura en la U. Nacional de

Colombia. Fue fundador y primer Director de la Carrera de Diseño Industrial de la

Universidad Javeriana, en Bogotá; asesor de las universidades Pedagógica Nacional y

Los Andes en Bogota en el área de Diseño; Ha sido profesor de Teoría de Diseño en

varias universidades y profesor invitado en facultades de Diseño en varios países. Ha sido

asesor y consultor, fundador y primer presidente de la Asociación Latinoamericana de

Diseño / ALADI; Investigador y promotor de procesos pioneros del Diseño en Colombia;

ha publicado diversos artículos en publicaciones especializadas.Tiene premios en Arte,

Diseño Gráfico y Teoría del Diseño. Ejerce como consultor en gestión del Diseño a través

de su empresa ITEMS-Design en Bogotá, Barranquilla y Cali. Actualmente es consultor de

la Universidad de Ibagué, en el área de Diseño. Recibido Noviembre 30, 2003. Aprobado,

en marzo 24, 2004

Page 59: Revista Actas Pedagógicas Nº10

La entrevista

Martí, el maestro

Resumen

Con esta entrevista, Actas Pedagógicas busca presentar algunas de las ideas de José

Martí, cubano, considerado como el Gran Maestro por parte de sus conciudadanos. La

entrevista resume las ideas de seis cubanos sobre sus ideas y alrededor de aquello que

Martí ha significado para sus vidas personales y profesionales.

Abstract.

The purpose of this interview is to present José Martí´s revolutionary ideas about life and

the Cubans in different fields. The interview presents a summary of six Cuban citizens‟

ideas about Martí and what his ideas have meant for their personal and professional lives.

Palabras claves. Martí, educación, honestidad, trabajo, maestro, sociedad, Cuba

Key words: Martí, education, honesty, work, master, society, Cuba.

José Martí nació en La Habana, Cuba, en agosto de 1853. Muy comprometido

políticamente durante su vida, Martí comenzó a publicar escritos alusivos a la lucha de los

cubanos por su independencia. En marzo de 1870 fue condenado por un consejo de

guerra a seis años de prisión y trabajos forzados en las canteras de La Habana y, luego,

indultado, fue trasladado a Isla de Pinos, desde donde salió para Cádiz, condenado a

destierro.

En España, publicó su denuncia El presidio político en Cuba, mientras estudiaba su

bachillerato (1874) y cursaba sus estudios de licenciatura en Filosofía y Letras. Viajó por

Inglaterra y México, donde contrajo matrimonio; estuvo en Guatemala y volvió a Cuba

donde permaneció hasta 1879, cuando, nuevamente deportado, viajó a España. Un año

después, en New York, hizo parte del Comité Revolucionario Cubano. Continuó viajando

por los países americanos: publicó en Buenos Aires y México. Fue Cónsul de Uruguay,

Argentina y Paraguay en New York; editó una revista mensual para niños de América

Latina; publicó crónicas y trabajó con la palabra escrita, hasta 1892, cuando comenzó a

preparar los estatutos del Partido Revolucionario Cubano. Con las bases programáticas

de la revolución, el 11 de abril de 1895 desembarcó en Playitas, provincia de Oriente. El

15 de abril recibió los grados de Mayor general del Ejército Libertador y murió en el

combate de Dos Ríos en La Habana, en diciembre de 1895.

Martí ha sido una guía y fuente de aprendizaje para los cubanos y para Latinoamérica.

Algunos lo consideran el maestro, el modelo que ha guiado sus vidas en un marco de

honradez, justicia y libertad. Admiran su patriotismo, valentía, decisión, el amor que

irradiaba en lo que le rodeaba. Su obra brinda una enseñanza que los cubanos han

Page 60: Revista Actas Pedagógicas Nº10

aprendido a valorar. Les asombra la universalidad de su pensamiento pues,

prácticamente se pronunció sobre casi todas las actividades humanas y lo hizo con ideas

de progreso y de avanzada. Se preguntan, con frecuencia, cómo pudo lograrlo, en

condiciones difíciles de salud y en una época y dentro de un entorno en los que,

pronunciamientos como los suyos, no aparecían con facilidad.

Actas Pedagógicas entró en contacto con varios cubanos para conocer el significado de

este pensador en sus vidas. Fue un comentario generalizado entre nuestros entrevistados

el querer saber más de su obra y el lamentarse de no haberle dedicado todo el tiempo

que el estudio de su obra merece.

Actas Pedagógicas. ¿Cuáles son los aspectos más significativos de la obra de

Martí?

José Martí fue un hombre que incursionó prácticamente en todos los campos de la

actividad humana. Su forma de pensar se adelantó a la época que le tocó vivir. Tuvo una

visión futurista prodigiosa y una gran capacidad de crítica; ésa es, tal vez, la razón por la

cual su pensamiento tiene tanta vigencia. En sus Versos Sencillos, y en cualquier libro de

carácter epistolar que se haya publicado podemos encontrar versos, prosa lírica, poesía,

ensayo, crítica, dramaturgia, periodismo, literatura infantil, un pensamiento político

profundo, un consejo... Prácticamente, no quedó campo de la actividad humana acerca

del cual Martí no se pronunciara con una proyección tan avanzada, tan de futuro, que

verdaderamente asombra. Fue un brillante orador, traductor y pedagogo.

En particular, vale la pena destacar su proyección política. Fue un visionario de la

situación de América Latina y del papel de los Estados Unidos en la región y supo prever

los peligros que el ser absorbidos económica, cultural y políticamente acarrearían al

continente. Fue un político relevante, un revolucionario, que supo llevar a la práctica sus

ideas y, para ello, fundó el Partido Revolucionario Cubano como elemento unificador de la

voluntad de los cubanos, para conseguir la independencia de Cuba y luchar por la de

Puerto Rico. Era un partidario ferviente de la unidad de los cubanos y también de América

Latina como alternativa para enfrentar la potencia norteamericana. Aún y cuando Martí

realizaba un grupo numeroso de tareas para la Revolución, admitió las representaciones

diplomáticas de tres países: Argentina, Paraguay y Uruguay.

AP. ¿Cuáles son las tesis de Martí sobre el trabajo?

Para Martí, la finalidad de todo trabajo es la justicia social y “la única fuente de toda

riqueza”. Si la unimos a su frase “Nada fatiga tanto como el reposo” vemos que ambas

reflejan su punto de vista acerca de que todo lo que el hombre debe poseer debe ser

resultado de su trabajo. No concebía la apropiación de otros, del resultado del trabajo

ajeno y consideraba el acceso al trabajo como un derecho inalienable de todos.

Concebía el trabajo como elemento educativo y formador “que engrandece al hombre y lo

Page 61: Revista Actas Pedagógicas Nº10

hace digno”, pues, a través del mismo, el hombre se desarrolla, se hace fuerte y es capaz

de lograr lo que se propone. Las tesis sobre el trabajo se relacionaban con la importancia

del trabajo honrado. Toda persona que se dedique honradamente al trabajo será capaz de

mejorar sus condiciones sociales, profesionales y de vida, y aplicará sus conocimientos a

su propio desarrollo. A partir de estas ideas surgió el principio del estudio y del trabajo, en

los centros educativos actuales.

AP ¿Qué pensaba Martí sobre la sociedad y la cultura?

Martí concebía que la sociedad estaba integrada por todos los individuos en igualdad de

condiciones, y que todos tenían el mismo derecho a la educación, al trabajo y la cultura.

El modelo de sociedad planteado por Martí se basaba en la más estricta equidad y

afirmaba: "Patria es eso: Equidad, respeto por todas las opiniones y consuelo al triste".

Consideraba como defectos, la generación de miseria y la acumulación de riquezas en

manos de pocos. En este sentido afirmó: "No es rico el pueblo donde hay algunos

hombres ricos, sino aquel donde cada uno tiene un poco de riqueza”, y agregaba que "la

miseria no es una desgracia personal; es un delito público". La sociedad es la encargada

de elevar el nivel cultural de su pueblo y un pueblo culto será siempre un pueblo libre.

Censuró las formas de discriminación por raza, y afirmaba que “hombre es más que

mulato, más que blanco y más que negro. Dígase hombre y ya se habrán dicho todos los

atributos”. En particular se destacan sus ideas sobre el papel de la mujer en la sociedad y

condenó la discriminación de la misma. Al respecto manifestaba que "las campañas de los

pueblos sólo son débiles cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer; pero cuando

la mujer se estremece y ayuda,… anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge

la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible”. Martí situaba el disfrute de la

libertad del individuo en la sociedad como su razón de ser, su sentido para la existencia.

Daba vital importancia a la dignidad del hombre. Para Martí la cultura era la piedra angular

del desarrollo del ser humano y la concebía, no como patrimonio de minorías, sino como

un derecho accesible a todos y de goce por parte de todos.

Veía en la cultura la forma de lograr la verdadera libertad. Para él, en una sociedad con

sectores marginados, sin educación, sin elementos de juicio sobre las cosas, no existe

verdadera libertad: “Ser culto es el único modo de ser libres”. Si las personas no tienen

libre acceso a ella, no se puede hablar, de una conciencia social, ni de una sociedad

culta. En últimas, la sociedad necesita tanto de la cultura como de su propio desarrollo

económico. A su vez, la cultura necesita de la sociedad ya que de ella se nutre, se

alimenta.

AP ¿Son vigentes los planteamientos de Martí sobre la educación?

Martí era un promotor de la universalización de la enseñanza, y de su carácter popular y

accesible a todos, como un derecho elemental de todas las personas. Pensaba que toda

persona tiene derecho a que se le eduque pero que, a la vez, en pago, debe contribuir a

Page 62: Revista Actas Pedagógicas Nº10

la educación de los demás. Daba capital importancia al trabajo de los profesores y tenía

concepciones muy avanzadas acerca del carácter de la educación, alejada del

escolasticismo y de la memorización. Creía en la educación como una vía para formar a

los hombres para la vida, cuando afirmaba que educar era “depositar en cada hombre

toda la obra humana que le ha antecedido; es hacer a cada hombre resumen del mundo

viviente, hasta el día en que vive; es ponerlo a nivel de su tiempo, con lo que podrá salir a

flote; es preparar al hombre para la vida”. Era partidario de una educación con carácter

politécnico, aplicado y vinculado al trabajo.

Una forma de ejemplificar la vigencia del pensamiento martiano en Cuba es la de revisar

los siguientes postulados en los que se fundamenta el sistema educacional cubano: El

principio del carácter masivo y equitativo de la educación; el principio de estudio y trabajo;

el de la participación democrática de toda la sociedad en las tareas de la educación del

pueblo; el de la coeducación y el de la escuela abierta a la diversidad; el enfoque de

género; el principio de la atención diferenciada y la integración escolar y el principio de la

gratuidad.

AP ¿Cuál es la concepción de Martí sobre el papel de los maestros y de los adultos

como formadores de generaciones?

Martí concebía la educación como un proceso continuo que se iniciaba en el hogar, se

continuaba en la escuela y sólo terminaba con la muerte. Situaba el ejemplo y la virtud en

un lugar relevante para la educación; en particular, concedía gran importancia a la

educación recibida de los padres. En una conocida carta a su madre, un poco antes de

iniciar un largo viaje, ya iniciada la Guerra de Independencia afirmaba: "Hoy 25 de marzo,

en vísperas de un largo, viaje estoy pensando en usted... Usted se duele, en la cólera de

su amor, del sacrificio de mi vida: ¿Y por qué nací de usted, con una vida que ama el

sacrificio?”.

Martí profesaba una vocación de educador que lo acompañó no sólo frente a un aula de

estudiantes, sino en plena campaña independentista. Destacaba el carácter creativo de la

labor de maestros y educadores. La concepción de Martí sobre el papel de los maestros

la resume una de sus frases: "Ser maestro es ser creador". Destaca también la

importancia de incorporar el ejercicio físico a los planes de estudio del sistema escolar.

Así, la Educación Física ha sido la tercera asignatura de más intensidad académica en

todo el plan de estudios, desde el preescolar hasta el bachillerato. Baste recordar una

frase de Martí cuando afirmaba que “a la casa del conocimiento debe dársele fuertes

columnas que la soporten”.

Las personas adultas y los maestros tienen una gran responsabilidad como formadores y

creadores de las nuevas generaciones, ya que el niño sigue el patrón de la persona adulta

que está cerca de él. La base ideológica se logra desde los primeros años de la vida de

un menor, lo mismo que los conocimientos básicos sobre la existencia humana; después,

Page 63: Revista Actas Pedagógicas Nº10

y progresivamente, tanto padres como maestros, ayudan a desarrollar, en los menores,

las aptitudes de cada uno para que, cuando sean adultos, estos transmitan sus

conocimientos e ideas a las siguientes generaciones. Es una cadena permanente.

De esta manera, el ejemplo se constituye en la mejor posibilidad de formar personas

honradas. Cada quien debe ser un ejemplo y debe ser capaz de compartir con todos, los

problemas y alegrías. Un niño, para Martí, era el caballero del mañana y una niña era la

madre del mañana. Una de sus obras fundamentales esta dirigida a los niños: La Edad de

Oro de la cual se puede asegurar que es un libro que no falta en la casa de un cubano.

AP ¿Cuál es el impacto del pensamiento de Martí en la sociedad cubana?

La sociedad cubana incluso en la época de la república mediatizada, la época

neocolonial, leyó a Martí. Su pensamiento caló muy profundo en casi todos los sectores

de la sociedad cubana desde finales el siglo XIX y ha tenido una influencia profunda en

las sucesivas generaciones de cubanos, desde entonces. El pensamiento de José Martí

es portador de ideas de avanzada y progreso, en relación con la justicia social y la

igualdad. Por lo tanto, el pueblo cubano, caracterizado por su vocación independista y

solidaria, lo asimila, de manera natural, lo hace suyo y lo utiliza como ideal para sus

realizaciones políticas. Martí se entregó en cuero y alma a la causa de la independencia y

es por eso por lo que lo consideramos el apóstol de nuestra independencia. .

Su obra se divulgaba, a veces, de manera muy limitada en las escuelas, pero su grandeza

se imponía. Los líderes más destacados de la lucha independista del pueblo cubano, sin

excepción, eran profundamente martianos. En la actualidad, los planes educacionales, los

programas sociales y el sistema democrático cubanos, se convierten en una

manifestación práctica del pensamiento martiano.

En Cuba existen instituciones profesionales dedicadas a investigar y profundizar en el

pensamiento de Martí, a rescatar documentos, darlos a conocer, divulgar nuevos hechos

de su vida, sistematizar su obra, para que cada día sea más accesible a todos.

Anualmente tiene lugar el Seminario Nacional de Estudios Martianos con el que culmina el

proceso de estudio de la obra de Martí en el año, desarrollado por los diversos sectores

de la sociedad cubana. En el encuentro se exponen los trabajos realizados por niños,

jóvenes, intelectuales, amas de casa, campesinos, estudiosos, cátedras martianas de los

centros educacionales, centros de trabajo de todo tipo, unidades militares. El que se

sienta cubano y martiano es antiimperialista, así viva en los Estados Unidos de Norte

América. Eso era algo que nos enseñaban los maestros en la primaria, cuando Cuba era

una colonia yanqui, hacia 1956.

Las ideas, rl ejemplo y la dedicación de José Martí han logrado mantener en la sociedad

cubana un modelo ideológico fijo, firme, constante, perdurable y fuertemente enraizado.

Será muy difícil hacer cambiar la conciencia cubana, si no se tiene como premisa el

pensamiento martiano.

Page 64: Revista Actas Pedagógicas Nº10

AP ¿Qué lugar ocupan la lectura y la escritura en la obra de Martí?

Leer infatigablemente y casi siempre en forma reflexiva y rítica era una exigencia para

todos. Lectura y escritura son actividades vinculadas entre sí. La lectura tiene un lugar

prioritario, porque, a partir de ella, el ser humano conoce, se informa yPor medio de la

escritura se expresa aquello que pensamos y queremos decir. Con respecto a la

importancia de los libros y la lectura declaró: “Los libros calman, consuelan, enriquecen y

redimen”.

Josefa Aguirre García, M.A Magíster en Planificación y Administración del Desarrollo

Regional de la Universidad de los Andes. Colombia. Profesora de Tiempo Completo del

Programa de Economía de la Universidad de Ibagué.

Humberto Arbona Lorenzo, Especialista en Dirección y Gestión Deportiva. de la Escuela

Nacional del Deporte de la Ciudad de Santiago de Cali. Colombia. Profesor Asociado del

Programa de Licenciatura en Educación Física, Deportes y Recreación de la Universidad

del Tolima.

Arcelio Hernández Ferreira, PhD en Ciencias Técnicas del Instituto Politécnico de Kiev,

Ucrania en 1984. Es Profesor Titular de la Universidad de Cienfuegos, Cuba.

Milenes Calderón García, Licenciada en Química, de la Escuela Secundaria "Mártires

del Escambray, Cuba.

Victoria García, Licenciada en Educación Preescolar, jubilada.

Santiago Calderón, ingeniero en sistemas y vinculado a Prensa Latina en La Habana,

Cuba. Recibido Noviembre 25, 2003. Aceptado, febrero 17, 2004.

Page 65: Revista Actas Pedagógicas Nº10

La formación en composición escrita:

Panorama de tendencias.

Estado del arte

Por: Grupo CEDIP*. Investigación en formación para la escritura académica

Resumen: La formación en escritura ha dependido de los avances en diferentes

disciplinas y de las visiones y paradigmas que se han presentado a lo largo de la historia.

El trabajo presenta un estado del arte del tema con énfasis en Latinoamérica y en las

relaciones de la formación en composición escrita con la escritura académica propia de la

universidad.

Abstract. Processes of academic writing have been dependant on the advancement of

the disciplines and the different visions and paradigms throughout history. This paper

presents a state of the arts in the topic, with an emphasis on Latin America and the

relationships between formation processes in written composition and academic writing in

the university.

Palabras clave: Escritura, composición, modelos de enseñanza, metacognición,

universidad, escritura académica.

Key words: Writing, composition, teaching models, metacognition, university,academic

writing.

Consideraciones histórico-contextuales

A nivel mundial, la preocupación por la escritura en el ámbito escolar es uno de los

grandes temas de discusión de la segunda mitad del siglo XX. Desde diversas

perspectivas, y a lo largo del tiempo, el desarrollo de las habilidades escriturales ha sido

motivo de análisis y de teorización por parte de diferentes disciplinas; los gramáticos, en

un primer momento, los lingüistas en segunda instancia y los pedagogos y psicologos en

una tercera fase.

En este sentido, podemos asegurar que el fenómeno de la escritura ha sido estudiado

desde enfoques desarticulados que, con sus teorías, han impactado las concepciones que

se manejan sobre el asunto de escribir y enseñar a escribir. Durante las tres primeras

décadas del siglo XX, las concepciones sobre la escritura y su enseñanza estuvieron

dominadas por visiones parcializadas que, desde su disciplina específica, enfocaban el

asunto y lo estudiaban para proponer modelos de enseñanza y enfasis de estudio.

Page 66: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Sin embargo, solo en los últimos veinte años del siglo XX y, debido al surgimiento de

paradigmas científicos más amplios e integradores, se puede hablar de un enfoque que

no contempla la escritura como un asunto aislado sino que, por el contrario, entiende la

necesidad de aunar esfuerzos y descubrimientos de disciplinas como la lingüística, la

composición, la gramática, la psicología del aprendizaje, la textolingüística, la

sociolingüística, la psicolingüística y la teoría pedagógica, entre otras, para ofrecer una

propuesta de enseñanza que impacte el sistema escolar y posicione la escritura como eje

del proceso de aprendizaje y de desarrollo de la inteligencia, asi como elemento

fundamental de la participación ciudadana.

A nivel mundial, existen diferentes tendencias en cuanto al abordaje del asunto de la

escritura: mientras algunos países han desarrollado una política que cruza los grados

escolares y que permite avanzar en las investigaciones, otros aún no descubren la

uniformidad en sus planes escolares. Estos altibajos generan diferencias notables entre

las cualidades escritoras de las distintas generaciones y estratos sociales. Se puede

afirmar que los países del Norte, o desarrollados, han trabajado más en el establecimiento

de didácticas eficientes para la escritura y que los países del Sur o en vías de desarrollo,

en su condición de dependientes, no han consolidado políticas claras al respecto y aún no

elaboran programas uniformes que contemplen la diferentes aristas del problema.

Aún en el comienzo del siglo XXI, mientras los países del Norte se preocupan por una

alfabetización que incluya el desarrollo de las ideas y que permita a los jóvenes

argumentar y producir textos científicos, los países del Sur todavía no tienen la cobertura

básica y sus preocupaciones se centran en la alfabetización inicial. A este asunto

podemos agregarle la división alarmante entre la educación privada y la pública. El

capitalismo ha generado estratificaciones para la calidad de la educación que un ser

humano recibe, dependiendo de sus ingresos. En este sentido, mientras los ciudadanos

de escasos recursos acceden a una educación memorística y repetitiva, que tiende a lo

mecánico, los jóvenes de mayores recursos económicos se preparan para ser dirigentes,

tomar decisiones y desarrollar al máximo su creatividad e inteligencia propositiva.

La expresión escrita de las ideas y la preparación para los procesos de composición es,

hoy en día, una de las lineas teóricas de investigación más prominentes en la lingüística y

en la psicología del aprendizaje (metacognición). A partir de los años 80, el movimiento

liderado en Latinoamérica por Emilia Ferreiro devolvió a los maestros escolares la

preocupación por la enseñanza de la escritura. En su trabajo Los sistemas de escritura en

el niño, Ferreiro y Teberosky (1980) revolucionaron el concepto de enseñanza de la

escritura y de la escritura misma al plantear que aún los pequeños no letrados poseen

sistemas de codificación y manejan estructuras composicionales. Los trabajos posteriores

en esta línea han generado una revolución en el modo de concebir la enseñanza de la

escritura y han producido un sinnúmero de experiencias sobre la enseñanza inicial de la

composición. Se puede afirmar que a la universidad latinoamericana estan ingresando las

Page 67: Revista Actas Pedagógicas Nº10

primeras generaciones educadas bajo la influencia de las ideas de Ferreiro y de su

propuesta acerca de la escritura infantil.

En el mundo, la preocupación por la lectura y por la escritura fue una constante en los

años ochenta y de ello dan cuenta los innumerables planes de formación de maestros de

lengua materna que incluyeron en sus programas las tesis de Walter Ong (1978), Ferreiro

(1979), Kaufman (1988), Goodman (1991), entre otros. Esta preocupación permeó otros

ámbitos escolares y llegó a la secundaria y a la universidad a tal punto que, en 1990, las

investigaciones sobre la escritura en los univesitarios surgieron en el panorama

americano. Desde aquellas centradas en estadisticas, se llegó a la conclusión de que el

asunto de la formación en escritura tenía preponderancia frente a su relación con los

modos de estudio escolar conocidos por nuestra civilización. Los escritos de Farris, 1987;

Bridwell-Bowles, 1991; Scott, 1991; Smagorinsky, 1994; Witte y Cherry, 1994 dejaron en

claro que la escritura debía trabajarse en todo el ambito escolar incluida la universidad.

A partir de la década de 1990, el ánimo estadístico y la revisión de las tendencias de

enseñanza no se hicieron esperar. Surgieron, en esa década, numerosos estados del arte

y diagnósticos que cumplían el rol de impulsadores y dinamizadores de la investigación y

la producción en el campo. El trabajo más consolidado y de mayor impacto en

Latinoamérica era el de un grupo de maestros de Chile quienes, por primera vez,

generaron un marco teórico integral para la enseñanza de la lectura y la escritura. El

grupo Ecouen, liderado por Jolibert (1995) dejó abierta la inquietud acerca de la formación

de maestros en escritura; sin embargo, el enfoque aún entiende que la formación del

maestro se orienta a que éste enseñe a escribir.

La formación en escritura: Un panorama de la escuela a la universidad

En la actualidad, en Latinoamérica existe una amplia población de maestros que no ha

sido preparada para escribir. Entre ellos, los maestros universitarios, que en la mayoría de

los casos, no son egresados de una facultad de Educación. En nuestro país y en

Latinoamérica los programas de preparación de maestros en escritura son escasos y las

reflexiones más estructuradas sobre el maestro escritor prácticamente se limitan a las

investigaciones del grupo Ecouen, mencionado anteriormente, y a los llamados de M.

Dubois sobre la necesidad de convertir al maestro en escritor (1995). De otro lado, la

cátedra Unesco para la lectura y la escritura desarrolla un esfuerzo importante en cuanto

a la formación de profesores de lengua que enseñen a sus estudiantes a argumentar y a

escribir, asií como a leer. Sin embargo, adolecen de nuevo del espacio para educar al

maestro en escritura.

En Estados Unidos, la situación es un poco diferente ya que la formación inicial de los

profesionales implica un alto componente de escritura, lo que hace suponer que cualquier

profesional, que luego sea maestro universitario, está capacitado para escribir. Además,

existen cursos de escritura avanzada que, en muchas oportunidades, forman parte de los

Page 68: Revista Actas Pedagógicas Nº10

cursos de formación en servicio ofrecidos para los profesores universitarios.

En América Latina, la formación inicial en escritura presenta debilidades y éstas se

reflejan en el bajo perfil de escritor que poseen nuestros profesionales y, por tanto,

nuestros profesores universitarios. En un documento titulado "Formación Continua de

Educadores: Nuevos Desafíos" María Eugenia Nordenflycht (2000) asegura que los

nuevos desafios de la formación continuada de los educadores tienen relación directa con

la formación escritural. El informe de la Unesco, 1996, ya también había señalado la

necesidad de la conformación de comunidad académica a través de la escritura y los

aportes del grupo de la Universidad Nacional de Colombia en cabeza de Antanas Mokus

(1989), inspirado en las ideas de la teoría comunicativa de Habermas, apuntan a la

recuperación de una cultura de la escritura en la universidad latinoamericana y

colombiana.

De la gramática a la composición escrita.

Lenguaje, escritura y enseñanza son tres conceptos intimamente relacionados cuando

los circunscribimos a la escuela. Cada concepción sobre lenguaje y enseñanza genera

una imagen acerca del concepto de escribir y sobre aquello que la escritura misma

significa. El lenguaje ha sido estudiado y asumido desde multiples perspectivas, primero

por la gramática, luego por la lingüística y, más tarde, por la semiótica. Asimismo, la

escritura ha evolucionado en su concepción y, hoy en día, ya no se habla de escritura sino

de composición escrita, al referirse a los mecanismos por los cuales un sujeto traslada su

pensamiento al codigo escritural.

De igual modo, la didáctica específica de la escritura ha estado cruzada siempre por las

elaboraciones teóricas de la gramática, la lingüística y la semiótica Éstas, con sus teorías,

han determinado los énfasis en los que el maestro debe direccionar su enseñanza. La

definición de lo que para cada una de las escuelas constituye el lenguaje está

intimamente relacionada con los modos como éste se enseña y se aprende en el ámbito

escolar.

En la actualidad, se puede afirmar que existe un cambio radical en la concepción del

lenguaje, que se asume como un proceso, y del aprendizaje del mismo, que se entiende

como una construcción social (Camps, 2003:15) . También existe una nueva visión de la

escritura o lenguaje escrito, cuya unidad de funcionamiento ya no es la palabra o la

oración sino el texto, concepto que engloba todas las demás estructuras. "Los textos son

organizados en tipos de texto (recetas, cuentos, ...) que corresponden a situaciones

reales de uso, a variadas situaciones de vida (versus textos escolares

descontextualizados)". (Jolibert,1998: 205)

Las definiciones de lenguaje, de composición de textos y lectura generan también una

idea diferente de lo que es aprender a escribir y a leer." Aprender a leer es, desde el

Page 69: Revista Actas Pedagógicas Nº10

inicio, aprender a buscar significados, textos completos encontrados en situaciones reales

de uso y desear, es decir, tener necesidad de elaborar su sentido. Aprender a producir es

aprender a elaborar un texto que tenga significado para un destinatario real y para un

propósito dado". (Jolibert-Jacob,1998:205)

Asi las cosas, la lectura sería " la búsqueda, desde el comienzo, del significado de un

texto, en función de los intereses y de las necesidades del lector, utilizando éste varias

categorías de información (no sólo las letras) y distintas estrategias." (Jolibert,1998:207).

A su vez, la escritura ya no sería un proceso estático y reproductivo. Incluso, el término

deja de ser escritura para convertirse en un proceso dinamico de producción de textos.

"Esto, concebido como la búsqueda, de entrada, de la adecuación de un texto producido

para un destinatario, al propósito del autor, al tipo del texto elegido (carta afiche, noticia,

cuento, etc.)" (Jolibert,1998:206)

Sin embargo, llegar a esta elaboración teórica no significa necesariamente que la práctica

cotidiana haya logrado la misma evolución. Para comprender por qué hay tendencias tan

diversas acerca de la enseñanza de la escritura y de la lectura habría que atisbar un

panorama histórico que diera luces acerca de cómo se ha construido el concepto de

enseñar a leer y a escribir en Latinoamérica y en el mundo en general. Los primeros

esbozos de formación en escritura tienen como enfoque el gramatical. En este período

lejano, los estudiosos asumieron una visión prescriptiva que se guiaba por normas que se

enseñaban a los estudiantes de modo mecánico y con privilegio de la memoria. Son

famosas en Latinoamérica las gramáticas de Bello (1847) y de Caro (1869) quienes,

además, representaron el bien decir y escribir de generaciones de jovenes

latinoamericanos. La enseñanza de la escritura o composición escrita se reducía a la

trasposición de las leyes de la retórica que funcionaban desde los tiempos del trivium y el

quadrivium griegos. En este sentido, la tradición argumental en todas las culturas es oral y

no, escrita.

Otra característica, heredada de la tradición grecolatina, era el carácter reproductivo de

las prácticas lectoescriturales, a la par con la concepción memorística del aprendizaje y la

visión pasiva del rol del estudiante. La enseñanza se realizaba sobre fragmentos

microestructurales que privilegiaban la construcción de oraciones antes que las de

parrafos o macroestructuras. Se partía del supuesto de que el manejo de la parte

implicaba un correcto manejo del todo. Esta visión fragmentada produjo escritores con

grandes habilidades ortográficas, pero con pocas comunicativas y contextuales.

Los buenos habitos escriturales se asumían como propios de un don del sujeto, o de la

inspiración creadora y no, del trabajo de correccion y edición. En Latinoamérica, la

escritura, además se asociaba con las bellas artes antes que con la exposición

argumentada de ideas (Cassany,2000:59); en consecuencia, se enseñaba y se enseña a

partir de las clases de literatura y se toman como referencia los modelos literarios; en

Page 70: Revista Actas Pedagógicas Nº10

palabras de Cassany, paradojicamente, en la escuela se pretende que con la lectura de

Cien años de soledad el estudiante aprenda a escribir un ensayo de corte académico

(Cassany,2000:58).

Estas prácticas de enseñanza de la escritura o composición escrita se derivan de una

visión sobre lo que es escribir, propia de las diversas disciplinas que se han encargado

del asunto. En un comienzo, los profesores de retórica tienen la visión oral que da pie a su

forma de enseñar la escritura. Acto seguido, los gramáticos describen las lenguas y las

prescriben. Luego, los lingüistas aparecen con un enfoque científico, influenciado por la

concepción newtoneana del universo, que genera importantes cambios en el manejo de la

gramática y en su enseñanza, (Dubois,1999). Las investigaciones sobre las lenguas y los

universales lingüísticos apuntan rápidamente a las propuestas sobre modelos lingüísticos

y sígnicos (Saussure,1915) y a posiciones que, unidas a los planteamientos piagetianos

sobre la adquisición del lenguaje, generan la escuela Transformativa Generacional de

Chomsky (1957) quien influirá grandemente sobre el modo de concebir y enseñar la

composición escrita.

"Chomsky cree que el lenguaje es consecuencia de una facultad humana innata y que,

por lo tanto, la finalidad de la lingüística consiste en determinar qué propiedades

universales existen y también en establecer la "gramática universal" que pudiera explicar

el amplio espectro que abarca todas las lenguas humanas posibles. Sus análisis del

lenguaje parten de las oraciones básicas que se desarrollan y terminan en una variedad

de combinaciones sintácticas, al aplicar unas reglas que él formula. Cuando acaba de

aplicarse la cadena de reglas sintácticas, se aplican las reglas fonológicas que rigen la

pronunciación”. (Zamora, 1999:3)

En la segunda mitad del siglo XX, Chomsky, que había recibido una formación

estructuralista en la escuela de Bloomfield, buscaba la forma de analizar la sintaxis del

inglés dentro de los principios estructurales. Su esfuerzo lo condujo a concebir la

gramática como la teoría de la estructura y no, como la descripción de unas oraciones

concretas. La entiende como un mecanismo que produce una determinada estructura,

que no es sólo de una lengua determinada, sino que pertenece a la competencia, es decir

a la capacidad que tienen las personas para emitir y entender las oraciones que forman

parte de su lengua o de cualquier otra. Su teoría, de carácter universal, está relacionada

con las de los estudiosos de los siglos XVIII y XIX, quienes buscaban la raíz lógica de la

gramática, para que fuera el punto central que analizara el pensamiento. A esa escuela

perteneció el filósofo británico John Stuart Mill, quien ya, en 1867, creía que las reglas

gramaticales de una lengua eran la forma que correspondía al modo en que estaba

organizado el pensamiento humano universal. (Zamora,2000:23)

La influencia de la gramática generativa transformacional acentúa el aspecto sintáctico

que, por años, se enseña en la microestructura, es decir en la oración. Asi, las clases de

Page 71: Revista Actas Pedagógicas Nº10

lengua se enfocan a descubrir las relaciones lógicas al interior de los elementos de la

oración, sin tener en cuenta aspectos contextuales y de macroestructura. Se asume,

entonces, que escribir es pegar oraciones una tras otra (Camps,2003: 20). Previo al

período moderno, entre 1950 y 1960, la escasa investigación empírica que se había

llevado a cabo se centraba en aspectos parciales de segmentos del lenguaje; los temas

frecuentemente estudiados incluían capítulos separados sobre tópicos tales como la

oración, el párrafo, la ortografía, la puntuación (Bridwell-Bowles, 1991). Este énfasis

prevaleció en la enseñanza de la escritura en Latinoamérica hasta comienzos de la

década de los 80. Hacia la segunda mitad de la década, los planteamientos de los

enfoques comunicativos y de los estudios semióticos y de textolinguistica comienzan a

cambiar la concepción de la enseñanza de la lengua e incluyen los conceptos de texto y

contexto como esenciales para la producción escrita (Van Dick,1985).

En paralelo, las consideraciones de Ferreiro y Bravlasky(1979) sobre la enseñanza inicial

de la lengua escrita y los avances de la teoría constructivista, una vez asimilados,

generan un giro en la enseñanza y en la concepción de la misma en la mayoría de países

latinoamericanos durante la década de 1990. El concepto de producción de textos

comienza a surgir en el panorama (Jolibert, 1998) con el de escritura significativa o en

contexto. Para María Eugenia Dubois (1999) hay una ruptura en la concepción vigente de

la lectura y la escritura, causado por el surgimiento del paradigma orgánico propio de las

ciencias naturales que se impone frente a las concepciones mecanicistas de Newton. El

concepto de texto y de contexto, así como la Teoría Transaccional de Rosemblat (1988),

recuperada por los estudiosos de la textolingüística, unidos a la nueva visión orgánica,

generan un enfoque interesado por la macroestructura, el texto en su totalidad y el

contexto, es decir, las leyes de uso o enfoque pragmático. Éstas se imponen como

categorías que deben enseñarse a los estudiantes, lo mismo que el caracter comunicativo

de las producciones escolares. Se habla, entonces, de hechos reales de comunicacion y

de textos en contextos reales.

La producción comienza a unirse a la circulación y a la edición, como categorias y

procesos reconocidos en el aula escolar (Ecouen,1998). En este momento se puede

comenzar a hablar de enseñanza de la composición escrita mas que de enseñanza de la

escritura (Casanny,1999). Éste es un aporte asumido de los planteamientos de las

investigaciones de Flower y Hayes (1980) que indudablemente han ejercido una influencia

en muchos investigadores latinoamericanos, dado el rigor de sus estudios y la posibilidad

de que sus reflexiones se conviertan en pautas de enseñanza de escritura.

Flower y Hayes, en 1980, contribuyen a dar un vuelco a la visión de la escritura cuando

plantean su modelo y concluyen que antes que escritura debe hablarse de composición

escrita y de pautas de experticia, es decir, de comportamientos que hacen que unos

escritores sean más expertos que otros. Este modelo, junto con el de Kellogg (1996)

privilegian la tendencia a unir la escritura con procesos de pensamiento de orden superior,

Page 72: Revista Actas Pedagógicas Nº10

y dan paso a un enfoque cognitivo de la misma. Tanto Flower y Hayes como Kellogg han

tenido una gran repercusión en las tendencias de lengua española gracias a las

apropiaciones que ha hecho Daniel Cassany sobre sus modelos.

El enfoque comunicativo se complementa con los trabajos de metacognición que surgen

en la década de 1990 y que, en un comienzo, se refieren a la lectura y la formación de

habilidades de pensamiento para luego volcarse sobre la escritura como proceso

cognitivo (Scardamalia y Bereiter,1998). Al tiempo, surge una preocupación por el trabajo

con la escritura universitaria y se concibe la necesidad de la llamada alfabetización

académica: Escribir para la ciencia, que propone el énfasis de la escritura en la

enseñanza universitaria, pues se reconoce en ella un elemento transformador a nivel

cognitivo. (Carlino, 2000).

En conclusión, nos encontramos en un momento en el que se puede hacer referencia a

una concepción integral del proceso de escritura que incluye aspectos que en epocas

anteriores estaban desligados. M. Dubois (1999) acierta al enfocar el asunto de la lectura

y la escritura como aspectos que deben ser retomados desde una visión orgánica que

aune esfuerzos en la preparación de los jovenes y los adultos para el desarrollo de estos

aspectos. Por su parte, el grupo Ecouen (1998) plantea un marco teórico en el que, a la

hora de enseñar a escribir, se tengan en cuenta, por un lado, una concepción del

aprendizaje y la enseñanza; de otro, una mirada psicogenética y socioeducativa de los

aprendices y sus posibilidades y, en un tercer lugar, una visión sociolingüística en cuanto

a la construcción social del lenguaje, y una base lingüística que determine una

conceptualización de la lengua escrita, además de una base psicocognitiva de los

procesos de escritura.

En el momento actual, la enseñanza y el aprendizaje están determinados por los

planteamientos del constructivismo, especialmente por las ideas vigotskyanas. Lo anterior

se une a que existen planteamientos sociolinguísticos que apoyan las posibilidades de

que el entorno social influya en el aprendizaje y en las oportunidades de los estudiantes.

Se incorpora, además, la nueva concepción psicogenética que apunta a un enfoque

comunicativo en la construcción del lenguaje que privilegia la acción y el contexto.

También, una orientación que parte del texto como unidad fundamental de la lengua

escrita y, sobre todo, un enfoque psicocognitivo que determina la escritura como un

proceso y un asunto de producción de textos. (Jolibert, 1998).

En este sentido, la cátedra Unesco, con sede en la Universidad del Valle, en Colombia, y

liderada por la profesora María Cristina Martínez ha centrado su atención en el

componente de la argumención como eje central en el proceso de composición. Este es

un paso hacia el enfoque de desarrollo de habilidades de pensamiento. No se trata, en

este momento, de enseñar a escribir teniendo la corrección como centro e ideal sino

entendiendo los procesos de composición como elementos de expresión de ideas y

Page 73: Revista Actas Pedagógicas Nº10

razones. Desde esta perspectiva, asegura Cassany (2000) que enseñar a escribir es

enseñar a participar pues en la enseñanza de la escritura está el germen de la

participación.

Además, el paradigma orgánico ha generado movimientos que plantean las reformas

curriculares desde la lógica transversal. Es así como la escritura ha comenzado a tomar

un papel preponderante en el diseño de los currículos y se ha convertido en un elemento

integrador. El movimiento Escritura a través del currículo (Writing across the curriculum)

ha logrado integrar la preocupacion por la escritura como factor de desarrollo de la

inteligencia en la universidad (Carlino, 2002). Para este equipo, la escritura académica es

una opción pedagógica valiosa.

Otro movimiento norteamericano que ha valorado la escritura en la universidad es el

conocido como la pedagogía del proceso o process pedagogy, (Murray 1982). Desde su

perspectiva, la escritura es la práctica más representativa del conocimiento como un

proceso complejo e inacabado. Tambien el enfoque de generos textuales o genre

approach, planteado por Swales (1990) y Dudley-Evans (1994) aporta a la discusión su

perspectiva acerca de la necesidad de enseñar generos de escritura académica, como el

ensayo, propios de la universidad y de la comunidad científica.

Luego de una investigación exahustiva en treinta universidades norteamericanas, la

profesora Carlino (2000) coincide con los planteamientos iniciales de Flower y Hayes

(1967) al asegurar que "el asunto no es la escritura sino la reescritura". Las conclusiones

de Carlino expanden la idea original de composición escrita y la unen a la de pedagogía

del proceso para obtener un planteamiento epistémico sobre la enseñanza y el papel de la

escritura en la universidad y en el conocimiento universitario. Aquí, Carlino se vale de los

planteamientos de Scardamalia y Bereiter quienes han comenzado a sugerir una visión

metacognitiva de la escritura (1999). Sin embargo, es de anotar que el trabajo de Carlino

es meramente descriptivo, aunque es valioso contar con un estado del arte tan completo

sobre las practicas de la enseñanza de la escritura en la universidad americana. No se

puede desconocer, además, que en este panorama exhaustivo se encuentra una

propuesta de fondo que es significativa para las universidades latinoamericanas.

En esta misma dirección están las definiciones metacognitivas del acto de escribir que lo

declaran como "... una actividad de resolución de problemas enmarcada en una situación

comunicativa particular y en un contexto sociocultural específico”. De allí que exija

procesos complejos de razonamiento, para dar respuestas a los condicionamientos y

limitaciones del entorno. Por ello, requiere una representación precisa y consciente de la

tarea a fin de atender adecuadamente las demandas pragmáticas, semánticas y de

formulación del texto, en sus distintas fases de producción" (Lacon de Lucia, 2000:34).

Page 74: Revista Actas Pedagógicas Nº10

La visión de la complejidad del acto escritor involucra elementos de distintas disciplinas.

Heineman y Vieweger (1994) determinan que escribir requiere de unos saberes entre los

que se encuentran un saber enciclopédico, que permite el conocimiento del mundo y de lo

específico de la disciplina tratada en el escrito; un saber lingüístico que incluye la parte

gramatical y lexical y da soporte a lo escrito; un saber interaccional, que determina el acto

ilocucionario y la dosificación de la información según el público lector y un saber de

esquemas textuales que permite la organización de la información con un formato

adecuado.

La formación del docente escritor en la universidad

Estos análisis de la década de 1990 son los que conducen a entender el fenomeno

escritor como un asunto propio del desarrollo de la inteligencia y a plantearlo como eje de

la enseñanza universitaria. Sin embargo, son escasos los acercamientos a la escritura de

los profesores. Se asume el compromiso con la escritura de los universitarios jóvenes

pero no, con la de los profesores universitarios, quizá por dos razones: La primera, porque

se parte del supuesto de que el profesor sabe y debe saber escribir y la segunda, porque

existe un tabú que impide cuestionar ese saber del maestro pues podría hacer desconfiar

de la calidad de la educación impartida y restaría autoridad al profesor. Excepto los

planteamientos de Dubois (1999) y Jolibert (1998) sobre la necesidad de formar

profesores escritores y productores de texto y del llamado de Carlino (2000) hacia la

alfabetización académica en la universidad es dificil encontrar reflexiones que inviten a la

formación en escritura de los profesores universitarios .

Unido a estos dos factores existe un tercer aspecto relacionado con la tradición oral de la

docencia. El origen de la universidad latinoamericana la liga directamente con una

tradición oral en la que el saber del maestro se trabaja en el aula como predominante y la

escritura, con fines de registro, pasa a ser ejercicio exclusivo del estudiante. Tambien se

asume tácitamente una actitud de dependencia de los saberes foráneos que llegan en los

libros especializados y que el maestro estudia y repite frente a sus estudiantes; valida, de

este modo, el rol transmisor más que creador de nuestro sistema educativo.

En el año 1996, Rosa María Torres asegura que " A medida que avanza la reforma del

sistema escolar, la formación docente debe seguir cumpliendo su función remedial,

colmando las insuficiencias críticas dejadas por la educación básica del propio personal

docente. Entre ellas, las competencias lingüísticas de los profesores ( expresión oral,

lectura comprensiva, escritura autónoma y creativa) son esenciales no sólo para su

desempeño profesional sino para su autoconfianza y su formación permanente".

(Torres,1996:499)

Sobre el tema del maestro universitario como escritor, en Colombia, en 1990, el Icfes

publica su documento La calidad de la educación y el desarrollo de una tradición de

escritura y lectura en el cual plasma las reflexiones de la década sobre la relación entre

saber y escritura dentro del marco universitario. Entre otros, destaca los siguientes

Page 75: Revista Actas Pedagógicas Nº10

factores como cruciales para la toma de decisiones y el diseño de programas de

formación: " El hecho de que tengamos una tradición oral, no significa necesariamente

que nuestros docentes sean de bajo nivel; lo que quizás significa es que estamos

perdiendo la posibilidad de conservar y difundir el mejor conocimiento de nuestros

profesores y corremos el riesgo de estar reiniciando discusiones superadas, de dificultar

una acumulación sistemática del saber y de fomentar una dependencia cultural y científica

tanto a nivel docente como de producción científica". (Icfes,1990:8). Añade tambien que

"la escritura abre puertas y espacios inéditos para la difusión y el intercambio científico

nacional e internacional. Crea una imagen visible de la universidad, según la línea de

producción escrita que se tenga. Fundamenta el prestigio de los docentes frente a los

estudiantes. Genera meritocracia (se puede identificar y reconocer a los mejores) y, en

muchos casos, representa una margen importante de ingresos tanto para la institución

como para los docentes". (Icfes,1990:9)

La Unesco(1996) ha contemplado la escritura como la mejor forma de participación

docente. En sus publicaciones acerca del personal docente considera que la escritura

permite la cohesión de las ideas y la circulación y almacenamiento de practicas

importantes en el ámbito docente. El documento de la OEI, Organización y estructura de

la formación docente en iberoamérica (2003) por su parte, brinda un panorama

desconsolador, pues muestra de qué modo la formación docente de los países

iberoamericanos no contempla la escritura como elemento esencial y reconocido dentro

de los procesos de capacitación magisterial. Es preocupante saber que países como Chile

y Bolivia contemplan en la formación de actualización, elementos como manejo de

televisión y de nuevas tecnologías mientras que la escritura se desconoce como prioridad

en la formación.

La producción escrita en la universidad se encuentra ligada con los indices de producción

intelectual y desarrollo de los países. En este sentido, la preocupación por la escritura en

la formación docente universitaria es un asunto político, económico y social. En los datos

de la Unesco sources de 1990 se asegura que el número de títulos publicados por los

países desarrollados es de 2,74 veces mayor que los publicados por los países en vías de

desarrollo. Este dato se convierte en altamente significativo si se tiene en cuenta que los

países en vías de desarrollo tienen tres veces el número de habitantes que los países del

primer mundo. En cuanto a estos datos, el BIC (1988:7) compara la producción científica

de Colombia con la de México (que nos supera ocho veces en producción); Venezuela,

cuatro veces y Chile, siete. En el rango de iguales, Colombia se encuentra en igualdad de

condiciones con Jamaica. Los datos anteriores refuerzan la preocupación por la formación

del docente en escritura, ya que la circulación de las ideas es una de las bases de la

democracia y del desarrollo de los países.

Desde esta perspectiva, M.Dubois, en Venezuela, centra su atención en la formación de

maestros escritores y lectores. En un primer llamado (1995), Dubois considera que la

Page 76: Revista Actas Pedagógicas Nº10

formación en escritura ha olvidado a los agentes principales, los maestros, quienes han

sido formados para enseñar a escribir, mas no, para que ellos sean sujetos que escriben.

Dubois pone el acento en la autonomía y la experiencia transformadora que brinda la

escritura a la praxis docente. El grupo Ecouen (1998), unido a los trabajos de la Catedra

Unesco para la lectura y la escritura, propondrá un cambio en la formación inicial de los

maestros. Este cambio tendrá gran acogida en las universidades argentinas que,

auspiciadas por la Unesco, revisaran sus planes de formación inicial para maestros y

llevaran a cabo reformas importantes en sus facultades de Educación. Entre ellas cabe

destacar los trabajos de la universidad del Cuyo, sede de la Cátedra Unesco; la revista

Lectura y escritura, nuevos desafios y el Instituto de Lingüística de la Universidad de

Buenos Aires

Sin embargo, en Latinoamérica, la atención sobre la formación de maestros en ejercicio

se demora aún en llegar a las prácticas. De hecho, los esfuerzos en cuanto a los cursos

de formacion continuada han comenzado hasta ahora, producto de las mismas reflexiones

de los grupos susbsidiarios de la Cátedra Unesco. Este interés ha concentrado su

atención en la formación inicial de profesores de bachillerato y ha dejado de lado el papel

del profesor universitario con respecto a la escritura. Solo hasta el 2001, en Canadá, se

ha logrado consolidar un movimiento que luego de plantear la escritura como un asunto

de cognición (Scardamalia y Bereiter,1992) ha despertado el interés acerca de la

alfabetizaciòn científica, (Carlino,2001) y de la necesidad de incorporar el interés por la

escritura al ambito profesoral universitario.

Bibliografia

BADANO,María del Rosario.La investigación en los institutos de formación docente . Panel la lectura y la escritura en la formación docente.panel la lectura y la escritura en la formación docente.I simposio internacional de la subsede universidad nacional del Cuyo V regional de la sede argentina.Cátedra Unesco. „lectura y escritura:Nuevos desafios“.www.educ.ar/educar/superior/ biblioteca_digital/autores/.Tomado en abril de 2003

BEREITER, C. y M. Scardamalia Dos modelos explicativos de los procesos de composición escrita En. Rev. Infancia y Aprendizaje 58: 43-64. 1992

BETTELHEIM, B. y Zelan, K. Aprender a leer. Grijalbo.Barcelona:1982

BONO, A. 1993. Descripción del proceso de comprensión de textos en estudiantes universitarios avanzados. Rev:de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Año 13, nº 2: 225-231.

BLANCO,Rosa. Situación de los docentes en América latina y el caribe durante las dos ultimas décadas y desafios hacia los próximos quince años. UNESCO.Santiago de chile 2001.

CASTRO DE CASTILLO,Ester. La lectura y la escritura en la formación de profesores para el tercer ciclo de la EGB y para la educación polimodal en la carrera de letras de la facultad de filosofía y letras de la UN Cuyo.. Panel la lectura y la escritura en la formación docente.panel la lectura y la escritura en la formación docente.I simposio internacional de la subsede universidad nacional del Cuyo V regional de la sede argentina.Cátedra Unesco "lectura y escritura:Nuevos desafios“www.educ.ar/educar/superior/ biblioteca_digital/autores/ Tomado en abril de 2003

CASSANY,Daniel et al. Enseñar lengua. Grao. Barcelona 1994.

Page 77: Revista Actas Pedagógicas Nº10

CASSANY Daniel. Describir el escribir. Anagrama. Barcelona 1999

CASSANY Daniel. La cocina de la escritura. Anagrama. Barcelona. 1996

CASSANY, Daniel. Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir. Paidós.Barcelona, 1989

CASSANY. D. "Enfoques didàcticos para la enseñanza de la expresión escrita". Comunicación, Lenguaje y Educación, 6. pp. 63-80.Madrid: 1990

CASSANY, Daniel . Describir el escribir. Paidós. Buenos Aires. 1995

CASSANY, Daniel. Decálogo didáctico de la enseñanza de la composición. <http://sedll.org/doc-es/publicaciones/glosas/n4/danielcass.html>. Tomado en octubre de 2003

CARLINO, P. y SANTANA, D. (Coord.) Leer y escribir con sentido. Visor.Madrid,1996

CARLINO.P."hacerse cargo de la lectura y la escritura universitaria en las ciencias sociales y humanas" Ponencia presentada en las jornadas sobre la lectura y la escritura como prácticas académicas universitarias.Universidad Nacional de Luján. Junio de 2001.www.unlu.edu.ar/redecon/ <<http://www.unlu.edu.ar/redecon/>>. Tomado en agosto de 2003

CARLINO P. Enseñar a escribir en la universidad cómo lo hacen en Estados unidos y por qué? Revista iberoamericana de educación versión digital. Agosto de 2002 Http://www.campus-oei.org/revista/deloslectores/279carlino.pdf <<http://www.campus-oei.org/revista/deloslectores/279carlino.pdf>>. Tomado en agosto de 2003

CARLINO P. Enseñar a escribir en todas las materias: Cómo hacerlo en la universidad. Agosto de 2002. <<http://educ.ar/educar/superior/biblioteca_digital/>>. Tomado agosto de 2003

CARVAJAL Pérez, F. y RAMOS GARCIA, F. (Coord.) Vol I y II ¿Enseñar o aprender a escribir y a leer? M.C.E.P.Sevilla, 1999

CANDLIN, C. Learning to write. Logman. Ed. Freedman.U:S:A: 1983

CAMPS, Anna. "Algunas observaciones sobre la capacidad de revisión de los adolescentes".En : rev Infancia y aprendizaje, 58. pp. 65-81. Barcelona: 1992

CAMPS, Anna. "Miradas diversas a la enseñanza y el aprendizaje de la composición escrita" En: Rev. Lectura y Vida. Año 24,No 4. Diciembre de 2003. Buenos Aires. Pág.14-21.

CASSIDY, M. y BAUMANN, J.F. Cómo incorporar las estrategias de control de la comprensión a la enseñanza con textos básicos de lectura". Comunicación, Lenguaje y Educación, 6. pp. 63-80. Madrid: 1980

CASTELLÓ Badía, M. El conocimiento que tienen los alumnos sobre la escritura. En Pozo, J. y C. Monereo (Coord.) El aprendizaje estratégico. Santillana. España: 1999

CAPITTANELLI, María Susana. la lectura literaria en la formacion docente. www.educ.ar/educar/superior/ biblioteca_digital/autores/ . Panel la lectura y la escritura en la formación docente.panel la lectura y la escritura en la formación docente.I simposio internacional de la subsede universidad nacional del Cuyo V regional de la sede argentina.Cátedra Unesco. „lectura y escritura: Nuevos desafios“ Tomado en abril de 2003

CASTAÑO Luz Angela et al. Es posible la transformación de la practica docente universitaria a través de la escritura: Una propuesta para la formación en servicio.Corporación Universitaria de Ibagué, CEDIP, Material ligero. Ibagué: 2000.

COLOMER, T, y CAMPS, A. Enseñar a leer, enseñar a comprender. Celeste/MEC.Madrid, 1996

DIARIO EL CLARIN.Suplemento Cultura y Nación. 13 de Noviembre. Buenos Aires. 1994

DUBOIS, M. El proceso de lectura: de la teoría a la práctica. Aique. Buenos Aires. 1989

DUBOIS M.E. Lectura, escritura y formación docente.En: rev. Lectura y Vida, año 16, nº 2. Buenos Aires, 1995

FERREIRO, E. y TEBEROSKY, A. Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño. Siglo XXI.México:1979

FERREIRO, E. y GOMEZ Palacio, M. (Comp.) Nuevas perspectivas sobre los procesos de lectura

Page 78: Revista Actas Pedagógicas Nº10

y escritura. Siglo XXI.México: 1982

FERREIRO, E. et al Haceres, quehaceres y deshaceres con la lengua escrita en la escuela rural. México: Secretaría de Educación Pública.1991

FERRREIRO, E. Alfabetización. Teoría y práctica. Siglo XXI. Asociación Internacional de Lectura.México: Año 16, nº 2: 5-11. 199

FERREIRO, E. Diversidad y proceso de alfabetización: de la celebración a la toma de conciencia. Revista Lectura y Vida. Asociación Internacional de Lectura. Año 15, nº 3: 5-14. 1994

FOUCAMBERT, J. Cómo ser lector.: Laia.Barcelona, 1989

FLOWER, L. & J. HAYES La teoría de la redacción como proceso cognitivo. Asociación Internacional de Lectura, Buenos Aires. 1994

GOODMAN Y. (Comp.) Los niños construyen su lectoescritura. Aique.Buenos Aires,1991

GUTIERREZ,Cristina. La lectura y la escritura en la formación docente.www.educ.ar/educar/superior/ biblioteca_digital/autores/ . Panel la lectura y la escritura en la formación docente.panel la lectura y la escritura en la formación docente.I simposio internacional de la subsede universidad nacional del Cuyo V regional de la sede argentina.Cátedra Unesco. "lectura y escritura:Nuevos desafios“ Tomado en abril de 2003

GRAVES, D.H. Didáctica de la escritura. MEC/Morata, S.A. Madrid:1991

GONZALEZ FERNÁNDEZ, A. "Aprendizaje autorregulado de la lectura". Revista de Psicologia General y Aplicada, 47. pp. 351359.1994http://www.iespana.es/gaiaxxi/nm-bigrafiaChomsky.htm

JOLIBERT, J. et al Formar niños lectores de textos. Dolmen. Santiago de Chile,1995

JOLIBERT, J. et al Formar niños productores de textos. Dolmen.Santiago de Chile,1995

JOLIBERT,J . Jacob Jeannnette. Interrogar y producir textos auténticos: vivencias en el aula. Dolmen estudio.Valparaiso. 1998

KAUFMAN, A. M. La lecto-escritura y la escuela.Santillana Buenos Aires.1988

KAUFMAN, A.M., Castedo, M., Teruggi, L., Molinari, C. Alfabetización de niños: construcción e intercambio. Aique.Buenos Aires:1991

KAUFMAN.M. y Rodríguez, M.E. La escuela y los textos. Santillana.Buenos Aires:1993

KAUFMAN, A. Escribir en la escuela: qué, cómo y para quién. Revista Lectura y Vida. Asociación Internacional de Lectura. Año 15, nº 3: 15-32. 1994

LACON DE LUCIA. Nelsi. ¿Enseñar a escribir? Una propuesta metodológica.2000. Http://educ.ar/educar/servlet/dounloads/

La escritura en la formación de maestros investigadores. En: Revista Dimensión educativa. Bogotá, No 51, julio de 1997.

LERNER, D. y PALACIOS A. El aprendizaje de la lengua escrita en la escuela.: Aique. Buenos Aires, 1992

LERNER, D. ¿Es posible leer en la escuela? Lectura y Vida, año 17, nº 1. Buenos Aires, 1996

MARUNY Curto, Ll. , Ministral Morillo, M. y Miralles Teixidó, M. Escribir y Leer. Edelvives-MEC.Madrid,1995

NARVAJA DE ARNOUX,Elvira y otras.La lectura y la escritura en la universidad. Eudeba. Buenos Aires, 2003

NEMIROVSKY, M. La integración de contenidos. El papel de lo general y de lo específico: ¿un problema didáctico? En: La atención del niño preescolar,M. Arroyo. (Coord.). IEEPO y F. SNTE.México:1995

NEMIROVSKY, M. Las actividades didácticas tienen autores.En Rev: Textos, nº 14. Buenos Aires, 1997

NEMIROVSKY, M. Aprendizaje extraescolar - aprendizaje escolar.En: Rev. In-fan-cia, nº 43. Buenos Aires, 1997

Page 79: Revista Actas Pedagógicas Nº10

NEMIROVSKY, M. El aprendizaje del lenguaje escrito a través de la interacción.En: rev, Textos, nº 17. Buenos Aires, 1998

NEMIROVSKY, M. Sobre la enseñanza del lenguaje escrito... y temas aledaños. Paidós: México.1999

OEI. Organización y estructura en la formación docente en Iberoamérica. OEI. Chile, Septiembre de 2003.

ORTEGA DE HOCEVAR,Susana. La lectura y la escritura en la formación de formadores de educación básica y especial . Panel la lectura y la escritura en la formación docente I simposio internacional de la subsede universidad nacional del Cuyo V regional de la sede argentina.Cátedra Unesco. “lectura y escritura:Nuevos desafios www.educ.ar/educar/superior/ biblioteca_digital/autores/ Tomado en abril de 2003

OLSON, D. La cultura escrita como actividad metalingüística. En Olson, D. y N. Torrance (Comps.) Cultura escrita y oralidad.Gedisa. Barcelona, 1995

PALACIOS, A., Muñoz, M. y Lerner, D. Comprensión lectora y expresión escrita: una experiencia pedagógica. Aique, Buenos Aires, 1990

PARIS, S.G. y otros. :"Un marco de referencia para una evaluación fiable de la lectoescritura".En : rev, Comunicación, Lenguaje y Educación,No 18. España, 1993

PENNAC, Daniel. Como una novela. Anagrama. Barcelona:1993

REY, Alicia, et al. La argumentación en el discurso del maestro. Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Bogotá, 2003.

ROSENBLATT, L. 1988 Writing and Reading: the transactional theory. Technical Report nº 416. Urbana. Illinois Universtity.

SALVO DE VARGAS, María Estela. Algunos aspectos de la formación linguistica en la facultad de educación elemental y especial. 2002. panel la lectura y la escritura en la formación docente.I simposio internacional de la subsede universidad nacional del Cuyo V regional de la sede argentina.Cátedra Unesco. “lectura y escritura:Nuevos desafios“. www.educ.ar/educar/superior/ biblioteca_digital/autores/ Tomado en abril de 2003

ROCA, N.; Simó, R.; Solsona, R.; González, C.; Rabassa, M. Escritura y necesidades educativas especiales.En : rev Fundación Infancia y Aprendizaje.Madrid,1995

RINAUDO, M. C.La lectura en la universidad. Viejos problemas, nuevos desafíos. En Gibaja, R. y A. Eichelbaum de Babini (Comps.) La educación en la Argentina. Trabajos actuales de investigación.La Colmena, Buenos Aires, 1994

RISEMBERG, R. Reading to write: Self-Regulated Learning: Strategies when Writing Essays from Sources. Reading Research and Instruction 35.Canadá, 1996

ROSALES, P. y VASQUEZ, Alicia. , Escritura de textos académicos y cambio cognitivo en la enseñanza superior.En: Revista del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación 8 -15.Barcelona, 1999

SCARDAMALIA, C. y M. BEREITER Dos modelos explicativos del proceso de composición escrita. En Tolchinsky, L. y A. Teberosky (Comps.) Más allá de la alfabetización. Infancia y Aprendizaje .Aiqué.Buenos Aires. 1992

SMITH, Frank. Para darle sentido a la lectura. Visor. Madrid, 1990

SOLÉ, Inés. Estrategias de lectura.Graó-ICE. Barcelona, 1992

TEBEROSKY, A. Aprendiendo a escribir.Horsori. Barcelona, 1992

TEBEROSKY, A. y TOLCHINSKY, L. (Comp.) Más allá de la alfabetización.Santillana Buenos Aires .1995

TOLCHINSKY, L. Aprendizaje del lenguaje escrito.Anthropos, Barcelona .1993

TORRES, M. y UlRICH, S. Qué hay y qué falta en las escrituras alfabéticas de los chicos. Aique, Buenos Aires .1991

Page 80: Revista Actas Pedagógicas Nº10

TORRES.Rosa María. Sin reforma a la formación docente no habrá reforma educativa. En Rev: Perspectivas. Vol XXVI,No 3,Septiembre,1996.

VÁSQUEZ, A.; M. C. MATTEODA y P. ROSALES Tareas de escritura y estrategias interactivas para favorecer el procesamiento de la información científica. Lectura y Vida 21,: 18-29.2000

VÁZQUEZ, A. y M. C. MATTEODA Escribir para aprender: escritura y aprendizaje de conceptos científicos. Memorias del IV Congreso de las Américas sobre Lectoescritura. Lima - Perú. 1999

ZAMORA.Sergio. Chomsky y lka gramática generativa transformacional.<http://www.geocities.com/sergiozamorab/quesla.htm>. Tomado en mayo de 2003

ZIMMERMAN, B. & R. RISEMBERG RESEARCH FOR THE FUTURE. Becoming a Self-Regulted Writer: A Social Cognitive Perspective. Contemporary Educational Psychology 21, .1996

*El Grupo CEDIP. Grupo investigativo en formación para la escritura académica,

conformado por las profesoras: Martha Fajardo Valbuena, Luceli Patiño Garzón y Luz

Angela Castaño González. Como grupo han sido merecedoras a dos premios nacionales

de ensayo académico patrocinados por el ICFES en los años de 2001 y 2002 . Las tres

profesoras dirigen el Diplomado Interno en Docencia Universitaria ofrecido por la

Universidad de Ibagué a sus profesores [email protected],

[email protected],[email protected]. Tel 0982750011ext 326

Page 81: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Informe de investigación

Concepciones de los estudiantes sobre evaluación

Paola Andrea Peña Patiño*

Resumen: Este estudio reconoce los enfoques evaluativos en la educación actual e

indaga sobre las concepciones de algunos estudiantes de bàsica primaria en la ciudad de

Bogotá. A partir de este análisis se puede reconocer algunas de las dificultades de la

práctica evaluativa que esta mediada por concepciones de los estudiantes y los docentes

sobre la misma.

Abstract: The author acknnowledges the different approaches that prevail in education

nowadays and analizes conceptions on evaluation that primary school kids have in some

schools in Bogotá. From this analysis on, is is possible to recognize some of the difficultes

around evaluation practices mediated by students and teachers`conceptions.

Palabras claves: Evaluación, teorías implicitas, aprendizaje

Key words: Evaluation, implicit theories, learning

Referente teórico

Las políticas actuales en educación a nivel mundial exigen que exista una educación de

calidad. Esta idea ha repercutido de manera que se siente la necesidad de llevar a cabo

un replanteamiento en las formas de enseñanza y de la evaluación del aprendizaje. En la

educación colombiana, en respuesta al espíritu de la Ley General de Educación (Ley 115

de 1994) y a los requerimientos mundiales, se hace necesaria una evaluación

comunicativa, intencionada, holística y cualitativa sobre el tema. Sin embargo, al intentar

precisar el concepto de evaluación del aprendizaje se evidencia que existen múltiples

formas de entenderlo, así como de llevarlo a la práctica, y esa multiplicidad de

significados va en concordancia con la variedad de contextos, propios del ámbito

educativo, en los cuales se concibe y realiza (Caballero, 1994; Carrillo, 1994; Gimeno

Sacristán, 1994).

Con respecto a la evaluación del aprendizaje pueden identificarse dos enfoques básicos:

por un lado están los convencionales o tradicionales, los cuales se interesan en buscar

información acerca del rendimiento de los alumnos a través de instrumentos objetivos,

Page 82: Revista Actas Pedagógicas Nº10

pues hacen énfasis en la cuantificación de resultados. Por otro lado se encuentran los

enfoques cualitativos, que entienden la evaluación del aprendizaje como un proceso

dinámico en el que priman la comprensión, la reflexión y el análisis constante (Santos

Guerra, 1996; Niño, 1997; Patiño, 1999).

Es muy importante considerar que estos enfoques evaluativos, cuantitativo y cualitativo,

se han polarizado debido a las profundas diferencias en sus prácticas, así como en sus

fundamentos teóricos, epistemológicos, y metodológicos. En Colombia, las actuales

demandas de la educación (Ley General de Educación y decretos reglamentarios) exigen

que la evaluación del aprendizaje se convierta en un elemento orientador de toda la

acción educativa, y destacan su relevancia para la formación integral de los alumnos

(Rodríguez, 2000).

Es por lo anterior que actualmente se busca trabajar la evaluación del aprendizaje desde

una mirada compleja, abierta, cualitativa e integral, que permita tener en cuenta las

características particulares de los alumnos, la especificidad en los procesos de

aprendizaje de cada uno de ellos y las condiciones propias de cada contexto.

Pero, la transformación de las prácticas evaluativas presenta también algunas

dificultades: A pesar de que desde la legislación se busca que la evaluación ofrezca unos

fines mucho más amplios que los cuantitativos, es muy distinto lo que sucede diariamente

en la realidad escolar y, seguramente debido a esto, ha sido complicado que se logren

comprender completamente las implicaciones de optar por una tendencia evaluativa

cualitativa determinada.

De esta manera, aunque se quiera propender por una evaluación del aprendizaje con

criterios cualitativos y se diseñen estrategias con base en ellos (como es el caso de las

pruebas de logros y de competencias desarrolladas en el país), en la práctica cotidiana es

usual que esos criterios se desdibujen y se termine evaluando de manera cuantitativa, de

acuerdo con la tradición evaluativa centrada en los resultados que ha existido en el país.

En la práctica evaluativa que se construye diariamente en las escuelas, maestros y

alumnos actúan de acuerdo con sus creencias, pensamientos y experiencias previas con

respecto a la evaluación del aprendizaje.

Los alumnos frente a la evaluación del aprendizaje son capaces de reconocer las

expectativas de los maestros y de responder a ellas adecuadamente (Porlán, 1993;

Caicedo, 1998). Así, es posible afirmar que las ideas que los alumnos tienen sobre la

evaluación del aprendizaje les sirven como guías útiles y eficaces para interpretar,

predecir y actuar en su entorno; estas se organizan a manera de teorías implícitas

(Rodrigo, 1993) con base en las cuales los estudiantes pueden responder exitosamente a

las demandas de la evaluación del aprendizaje.

Page 83: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Las teorías implícitas son las concepciones de las personas sobre determinados aspectos

de la realidad, que utilizan para interpretar e inferir acerca de sucesos y planificar su

comportamiento. Estas teorías implícitas muestran un grado relativo de organización y

consistencia interna de las ideas. Su carácter implícito está dado por el hecho de que el

individuo no tiene conciencia de esas concepciones ya que no han sido formuladas

verbalmente de manera sistemática y sus argumentos son tácitos y sin especificar

(Rodrigo, Rodríguez y Marrero, 1993). Las representaciones y modelos mentales que los

alumnos construyen a partir de sus teorías implícitas son determinantes en la forma en

que toman las prácticas evaluativas y, por tanto, son constitutivas de la realidad educativa

que viven.

No hay que olvidar que la evaluación se muestra en la práctica cotidiana como un proceso

que recae principalmente y casi en forma exclusiva en los alumnos, de manera vertical y

no participativa (Santos Guerra, 1996). De esta manera, son los alumnos quienes se ven

afectados más directamente pues, en realidad, son ellos los evaluados y, de igual forma,

son quienes le dan sentido a la evaluación del aprendizaje.

Resultados de un estudio

Las informaciones recogidas por medio de las entrevistas, tanto las focalizadas como las

no directivas, se estudiaron a través del método de análisis de contenido temático. El

análisis de contenido, como lo describen Pourtois y Desmet (1992), busca comprender las

significaciones más profundas que se encuentran en las comunicaciones de los sujetos y

se desarrolla, básicamente, en dos fases. La primera consiste en un análisis categorial, de

carácter descriptivo, de acuerdo con el cual se ordenan los datos según las categorías

establecidas. En la segunda fase se realizan inferencias acerca de las ideas expresadas

por los sujetos, dando paso a la interpretación, que es el proceso que posibilita encontrar

las significaciones que están implícitas en los relatos de los individuos.

Se ha optado por un análisis de contenido de tipo temático, dado que se ha demostrado

que es rápido y eficaz para discursos directos, y útil en estudios sobre opiniones,

creencias, valores y motivaciones (Pourtois y Desmet, 1992). No sobra aclarar que, para

esta clase de análisis, se toma en cuenta el tema como unidad de análisis, partiendo de

una categorización inicial, realizada con base en la teoría, que permite la lectura de los

datos; para desarrollar este proceso se tuvieron en cuenta las categorías y subcategorías

que se definieron a partir de la fundamentación bibliográfica.

La principal categoría del estudio, denominada Teorías implícitas de la evaluación del

aprendizaje, encierra las concepciones que los estudiantes han construido, a partir de su

experiencia, acerca de la evaluación del aprendizaje; dichas concepciones se activan en

los alumnos para comprender las situaciones a las que se ven enfrentados

cotidianamente en relación con el dominio de la evaluación del aprendizaje (Rodrigo,

Page 84: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Rodríguez y Marrero, 1993). Esta categoría fundamental se desagrega en tres

subcategorías, que se consideran constitutivas dentro de la conceptualización que se

desarrolló para la investigación.

La primera subcategoría se denomina Experiencias en torno a la evaluación del

aprendizaje y está referida a las vivencias de los estudiantes en las situaciones

evaluativas, sus valoraciones acerca de lo que sucede en dichos momentos evaluativos y

las formas en que los alumnos hacen uso de tales apreciaciones para planificar su

comportamiento. Las experiencias de los estudiantes, como protagonistas de los

momentos evaluativos, son las que les sirven de base para construir su propio marco

conceptual acerca del campo de la evaluación del aprendizaje. A través de las entrevistas

realizadas, se logró obtener la información que más tarde se presenta.

La subcategoría denominada Conocimientos sobre la evaluación del aprendizaje abarca

las ideas que tiene el estudiante sobre la evaluación del aprendizaje, las cuales estarían

constituyendo sus modelos culturales acerca del tema: lo anterior, teniendo en cuenta

que, en este nivel, los alumnos reflexionan sobre sus ideas de una manera declarativa e

impersonal (Rodrigo, 1993).

Pero, en las entrevistas también se encontraron ideas surgidas desde lo aplicado, lo cual

corresponde a la última subcategoría, denominada Creencias acerca de la evaluación del

aprendizaje; ésta, justamente, hace referencia a la forma en que los estudiantes hacen

uso de los conceptos para interpretar las situaciones evaluativas en las que participan;

con base en esas interpretaciones los niños logran realizar inferencias prácticas para la

comprensión y predicción de los sucesos, así como para planificar su conducta (Rodrigo,

1993).

Discusión

En lo cotidiano, la mayoría de las prácticas evaluativas están sustentadas en relaciones

de poder de corte vertical, en las que se vigila el comportamiento de los niños a la vez que

se les somete a unas rutinas que privilegian la heteronomía. De esta forma, se estaría

concibiendo la evaluación del aprendizaje como un conjunto de acciones útiles para

mantener el orden institucional, confirmando así que las instituciones educativas, en lugar

de involucrar al estudiante como constructor y regulador de su propio proceso de

aprendizaje, se han dedicado a transmitir contenidos y a perfeccionar formas de control y

supervisión (Caballero, 1994).

Las declaraciones de los alumnos señalan, en cambio, otros espacios alternativos de

relación, cuando se les permite autoevaluarse y evaluar a otros compañeros y, en

ocasiones, a sus maestros. Estos comportamientos son propios de la evaluación

cualitativa que se ha implementado en la educación básica, con el objeto de involucrar al

estudiante en la valoración de su desempeño y de promover en él una posición activa y

Page 85: Revista Actas Pedagógicas Nº10

crítica frente a su aprendizaje (Patiño, 1999).También se intenta desde la evaluación

participativa del alumno (Santos Guerra, 1996) desplazar la imagen del maestro como

juez; sin embargo, los estudiantes insisten en que ellos pueden evaluarse, pero quien

califica es el profesor.

La evaluación del aprendizaje genera en los alumnos manifestaciones emocionales que

van desde el miedo hasta la angustia y la incertidumbre. A pesar de la aceptación de la

evaluación como un evento importante para el aprendizaje, los niños señalan la necesidad

de que se disminuyan las situaciones de evaluación porque éstas alteran su disposición y

su comportamiento; lo anterior, sin duda, afecta igualmente el sentido y significado que le

otorgan a la evaluación no tanto por la importancia para el aprendizaje sino por sus

implicaciones sociales.

No se debe olvidar que los niños entrevistados están en una edad (9 a 11 años) en la que

su sistema de creencias tiene una base más afectiva que racional. Cognitivamente se

encuentran en un momento de su desarrollo, propicio para elaborar conclusiones

derivadas de la experiencia y están favorablemente dispuestos para interpretar la norma,

pues tratan de amoldarse a obligaciones y formas convencionales, cuya formulación

comprenden, aún cuando no siempre saben justificarlas (Secadas y Román, 1981).

La evaluación del aprendizaje tiene un trasfondo cultural, social y político que determina

unos valores, pautas de conducta y formas de relación que inciden en los procesos

formativos de los individuos. Así, las comprensiones que realizan los estudiantes desde

sus teorías implícitas acerca de la evaluación del aprendizaje están relacionadas con el

nivel de análisis e interpretación que pueden hacer de la información que recogen como

producto de los intercambios en que participan en los contextos socioculturales más

próximos que son, en este caso, el sistema familiar y el escolar (López Ruiz, 1999).

La evaluación del aprendizaje, entendida como resultado, conduce a la consideración de

que el conocimiento también es un resultado. Con la aplicación de pruebas para

comprobar los resultados del aprendizaje se mantiene una visión tecnológica de la

evaluación (Caballero, 1994; Santos Guerra, 1998) y se sigue resaltando en ella la

búsqueda de un conocimiento homogéneo, es decir que todos los estudiantes deben

comprender lo mismo y, de acuerdo con esto, el maestro no puede tomar decisiones sin la

nota. Esto mismo es asumido por los estudiantes quienes, al diferenciar entre evaluación

y calificación, subrayan que con la evaluación conocen acerca de su proceso de

aprendizaje, pero finalmente la nota otorgada por el profesor es la que, en verdad, estaría

definiendo su desempeño.

Así pues, la concepción de la evaluación del aprendizaje como resultado ha generado en

muchos alumnos la idea de que en la calificación se encuentra el verdadero sentido de la

evaluación y esto indudablemente marca la forma en que asumen su vida académica,

Page 86: Revista Actas Pedagógicas Nº10

pues trabajan para obtener una nota y dejan de lado sus intereses, curiosidad e

inquietudes; también, por eso, es tan importante que sus maestros informen a sus

alumnos cuando van a tener una evaluación, de manera que ellos puedan estudiar.

Debido a que las teorías implícitas que los niños manejan sobre la evaluación del

aprendizaje inciden en su forma de asumir el conocimiento y el aprendizaje, cuando estas

teorías están construidas a partir de la importancia que se atribuye a la calificación y a las

formas de evaluar en función de los resultados, se logra perpetuar la idea de que, al

evaluar, se deben mantener los métodos que promueven la repetición, la memorización

mecánica y la adquisición pasiva de la información. Sin embargo, de manera alternativa,

también se encuentran en las entrevistas, manifestaciones de los estudiantes en las

cuales la evaluación del aprendizaje se sitúa al nivel de una conquista individual en la cual

se reivindica la actividad reflexiva como fuente de conocimiento, al utilizar diferentes

formas de aproximarse a la realidad.

Se puede afirmar que los niños que manejan este tipo de conceptos poseen unas teorías

implícitas construidas con base en la idea de que la evaluación del aprendizaje es un

proceso cultural que da cabida a la integración y la reflexión de todos los aspectos que

contribuyen al desarrollo del alumno a nivel personal, intelectual y social; también, al

avance hacia una cultura general y a la adquisición de unos valores que faciliten la

convivencia social (Lozano, Gómez y Hewitt, 1998).

Desde esta perspectiva, la evaluación del aprendizaje se desarrolla a partir de la

valoración de los procesos y esto incide en crear condiciones para que los estudiantes

actúen frente al conocimiento, trabajando a su propio ritmo y, gracias a esto, conozcan

sus avances y dificultades, siendo ellos los gestores de su propio aprendizaje. Lo más

importante de lo anterior es que estas creencias de los estudiantes sobre la evaluación

del aprendizaje y, por tanto, sus teorías implícitas acerca del tema, agregan efectos

particulares a los procesos de conocimiento, que derivan en beneficios para su desarrollo

psicológico; algunos de ellos son ayudar a fomentar la disposición, la capacidad

intelectual y la motivación en los niños (Secadas y Román, 1981).

Las creencias y percepciones de los estudiantes sobre la evaluación del aprendizaje son

permeadas por la subjetividad y la afectividad; las estimaciones afectivas de los

estudiantes acerca del proceso evaluativo tienen relación directa con la necesidad de

responder a las exigencias del medio y la presión social ejercida por maestros, padres y

compañeros, pero también están mediadas por su reflexión acerca de las condiciones en

que se lleva a cabo la evaluación del aprendizaje.

Es por esto que se debe tener en cuenta la manera como cambian los valores y la

particularidad de cada uno de los involucrados, es decir, su punto de vista específico

como sujetos que tienen una historia y unas dimensiones cognitivas, sociales, políticas y

Page 87: Revista Actas Pedagógicas Nº10

culturales diferentes a los demás. Cada uno de los actores tiene su propio universo

simbólico y, en consecuencia, los problemas que se presentan en las situaciones

evaluativas son producto de las particularidades de una relación profesor-alumno en la

que, como es natural, se presentan choques al encontrarse diferentes comprensiones y

concepciones acerca de la evaluación del aprendizaje.

En los juicios de los estudiantes entrevistados hay evidencias por la preocupación

alrededor de variables distintas a la calificación, como son los procesos de formación, las

habilidades y valores intrínsecos del efecto de la evaluación del aprendizaje. Unas

prácticas evaluativas que ritualizan el poder de la calificación sin importar los verdaderos

aprendizajes no ayudan a consolidar en los estudiantes, proyectos formativos en los

cuales estructuren su mente y su personalidad con principios, fines y criterios que los

lleven a elegir, decidir y obrar con base en valores auténticos. En cambio, al otorgarle el

verdadero valor a la evaluación del aprendizaje, que es el de servir de soporte para la

educación, se fomentan unas formas de relación más humanas y dignificantes en el ser

humano; además se ayuda a fortalecer procesos de conciencia desde el propio sujeto de

la educación.

Bibliografía

Bustamante, G. (1996). Reflexiones sobre la evaluación, a propósito del lenguaje en la escuela. En Pérez Abril, M. y Bustamante, G. (Comps.), Evaluación escolar ¿Resultados o procesos? Bogotá: Magisterio.

Caballero, P. (1994). La evaluación escolar. En Universidad Pedagógica Nacional, Procesos evaluativos y cultura escolar. Bogotá: UPN-CIUP.

Caicedo, L. y Bustamante, G. (1998). Construcción social de la evaluación escolar. Bogotá: IDEP.

Carrillo, I. (1994). Evaluación-pedagogía-cultura: una relación a construir. En Universidad Pedagógica Nacional, Procesos evaluativos y cultura escolar. Bogotá: UPN-CIUP.

Carrillo, I. (1996). Sobre las concepciones de evaluación que se prefiguran en la ley general de educación. En Revista Puntos Alternativos, N° 2, págs. 25-29. Riohacha: Universidad de la Guajira.

Erickson, F. (1997). Métodos cualitativos de investigación sobre la enseñanza. En Wittrock, M. C. (Comp.) La investigación de la enseñanza, II: métodos cualitativos y de observación. Barcelona: Piados.

Gimeno Sacristán, J. (1994). La evaluación en la enseñanza. En Gimeno Sacristán, J. y Pérez Gómez, A. I., Comprender y transformar la enseñanza. Madrid: Morata.

López Ruiz, J. I. (1999). Conocimiento docente y práctica educativa: el cambio hacia una enseñanza centrada en el aprendizaje. Málaga: Aljibe.

Lozano, M., Gómez, M. y Hewitt, N. (1998). Estado del arte de las investigaciones, estudios y escritos sobre evaluación del aprendizaje en Santafé de Bogotá en la década de1987 a 1997. Bogotá: IDEP.

Ministerio de Educación Nacional (1996). Factores asociados al logro de los estudiantes, grados 3° y 5°, 1993-1994. Serie Publicaciones para Maestros. Bogotá: MEN.

Ministerio de Educación Nacional (1997). Evaluación de logros en lenguaje. Lineamientos teóricos. Serie Publicaciones para Maestros. Bogotá: MEN.

Page 88: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Niño, L. et al. (1997). Evaluación, proyecto educativo y descentralización de la educación. Bogotá: UPN.

Patiño, L. (1999). Notas Universitarias. Reflexiones sobre la evaluación. Ibagué: Coruniversitaria.

Pérez Gómez, A. I. (1994). Los procesos de enseñanza-aprendizaje: análisis didáctico de las principales teorías del aprendizaje. En Gimeno Sacristán, J. y Pérez Gómez, A. I., Comprender y transformar la enseñanza. Madrid: Morata.

Pourtois, J.-P. y Desmet, H. (1992). Epistemología e instrumentación en ciencias humanas. Barcelona: Herder.

Rodrigo, M. J. y Correa, N. (1999). Teorías implícitas, modelos mentales y cambio educativo. En Pozo, J. I. y Monereo, C. (Coord.), El aprendizaje estratégico. Madrid: Aula XXI/ Santillana.

Rodrigo, M. J., Rodríguez, A. y Marrero, J. (Eds.) (1993). Las teorías implícitas, una aproximación al conocimiento cotidiano. Madrid: Visor.

Rodriguez, R., Marín, M., Rodríguez, F. y Torrado, M. C. (2000). La evaluación en el aula, elemento para identificar y replantear formas de enseñanza en la institución. Bogotá: IDEP

Santos Guerra, M. A. (1996). Evaluación Educativa 1 y 2. Buenos Aires: Magisterio del Río de la Plata.

Santos Guerra, M. A. (1998). Evaluar es comprender. Buenos Aires: Magisterio del Río de la Plata.

Secadas, F. y Román, J. M. (1981). Psicología evolutiva. Barcelona: CEAC.

teorías implícitas, una aproximación al conocimiento cotidiano. Madrid: Visor.

Torrado, M.C. (2000). El desarrollo de las competencias: una propuesta para la educación colombiana. En Bogoya, D. (Ed.), Hacia una cultura de la evaluación para el siglo XXI. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

* Paola Andrea Peña Patiño es psicóloga egresada de la Pontificia Universidad

Javeriana de Bogotá. Participó en una investigación sobre prácticas vinculares con el

ICBF en Bogotá y ha desarrollado trabajo comunitario en varias localidades de la misma

ciudad. [email protected] Recibido: Noviembre 30, 2003. Aceptado: Febrero 17,

2004.

Page 89: Revista Actas Pedagógicas Nº10

La interpretación y la producción textual como bases

para la formación profesional

Por: Luz Stella Castañeda N*

José Ignacio Henao S **

Resumen

La representación básica del conocimiento científico se hace a través del lenguaje verbal.

A partir de esta afirmación, los autores encuentran en la lectura y escritura el camino para

lograr la formación de jóvenes científicos en la universidad colombiana. La capacitación

en literacia es fundamental para el desenvolvimiento intelectual de los universitarios y la

universidad ha incurrido en fallas al desconocer tanto lo esencial de este aspecto como

los mejores caminos para brindar el desarrollo de este saber a sus estudiantes. Lo

anterior implica, en palabras de los autores, que todo docente universitario debe ser, ante

todo, un profesor de lengua, que maneje con destreza el discurso, que sea capaz de

elaborar documentos propios y de inducir al estudiante al uso adecuado del lenguaje de

su disciplina.

Abstract

The basic representation of scientific knowledge is structured through verbal language.

From this starting point, the authors find, in reading and writing, a way to shape young

scientists in Colombian universities. Education in literacy is fundamental to the intellectual

development of college students; however, the school has failed to recognize not only the

essence of this issue but a way to develop this ability in students. All this implies that a

college professor should be, first of all, a language professor with the ability to use

discourse, elaborate his own papers and help students use language in his discipline in a

proper way.

Palabras clave: Lectura, escritura, literacia, conocimiento científico, universidad.

Key words: Reading, writing, literacy, scientific knowledge, university.

Introducción

Tomando prestadas unas palabras del mensaje La patria amada, aunque distante, que

nuestro Premio Nóbel de literatura envío a la Universidad de Antioquia con motivo de su

bicentenario, decimos con Gabriel García Márquez: Creemos que Colombia está

aprendiendo a sobrevivir con una fe indestructible, cuyo mérito mayor es el de ser más

fructífera cuanto más adversa. Pensamos que, con respecto a la investigación, nunca

antes las universidades y, de manera especial las públicas, habían presentado un balance

que mostrara tan claramente los progresos en este campo. La última convocatoria de

Colciencias para grupos de investigación, realizada a finales de 2002 así lo demostró.

Page 90: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Tampoco habíamos visto antes un número tan representativo de profesores y de

estudiantes involucrados en proyectos de investigación ni se publicaban tantos libros y

artículos como se hace ahora.

Sin embargo, todavía estamos lejos de contar con las condiciones óptimas para la

investigación y la docencia y, aunque quisiéramos otros resultados, la universidad

colombiana, por lo general, no está formando profesionales idóneos para desenvolverse

de manera innovadora y creativa en la esfera laboral y en la producción y socialización del

conocimiento científico, porque no está formando lectores autónomos, capaces de

actualizarse al ritmo que lo exige el desarrollo de la ciencia y de la técnica, ni productores

de textos coherentes, cohesivos y adecuados, que permitan una comunicación clara y

precisa, esencial para la difusión del conocimiento y de la cultura.

Aún no existe en el marco de la educación superior una conciencia generalizada de que la

representación básica del conocimiento científico se hace, como lo afirma Cassany,

(2002:360), a través del lenguaje verbal. Tampoco existe una concepción claramente

comprometida con la necesidad de formar estudiantes y, por tanto, profesionales con una

base sólida en el manejo del lenguaje, que les permita producir e interpretar textos de la

manera más adecuada y eficiente, no solo para cumplir con los requerimientos

académicos, sino para ser capaces de desenvolverse con soltura en esta sociedad, que

cada vez nos demanda una mayor capacidad de lectura y de escritura.

Reflexiones sobre la literacia en la universidad

Inexplicablemente, en la universidad colombiana se ha olvidado que el profesional

requiere una alta calificación en literacia, porque debe actualizarse a través de la lectura

de múltiples materiales, que le llegan por diferentes medios impresos o virtuales: libros,

revistas, periódicos, páginas web, correos electrónicos, eventos científicos, informes de

investigación, entre otros. Además, debe participar en investigaciones, elaborar informes,

escribir artículos, ensayos y ponencias, y cumplir otras tareas, todas ellas íntimamente

relacionadas con la producción e interpretación textual.

Otro de los factores que afectan el desarrollo de la lectura en el medio universitario es la

proliferación de las fotocopias, que muchas veces se manejan sin la bibliografía que

acredite la propiedad intelectual de las mismas. Por esto, se ha llegado a plantear la

hipótesis de que es posible que un estudiante se gradúe en alguna carrera sin haber leído

un libro completo sobre su área de estudio.2

De acuerdo con un estudio del Centro Regional para el Fomento del Libro en América

Latina y el Caribe, (Cerlalc), sólo en la Universidad Nacional, en 1994, el promedio de

páginas fotocopiadas en un semestre fue de 714.530.764. El Tiempo (1997: 6C). En la

actualidad, el número de fotocopias debe ser mucho mayor. Todos somos testigos del

Page 91: Revista Actas Pedagógicas Nº10

crecimiento que han tenido los centros de copiado y de la falta de control con que se

manejan: Aquí se reproducen libros recientes sin ninguna restricción.

Aunque, como profesores, en algunas ocasiones, por necesidad, recomendamos el uso

de las fotocopias, no deja de preocuparnos este asunto, porque si bien ellas, a veces,

constituyen la única posibilidad de acceder a materiales que no circulan en el mercado

editorial, o que en las bibliotecas son escasos o de circulación restringida, también, por lo

general, se convierten en el enemigo número uno de la lectura de libros y , y llevan al

alumno a satisfacer sus necesidades académicas sólo con fragmentos de libros, que

salen más baratos y exigen menor esfuerzo. Por esto, nos preguntamos: ¿Hasta qué

punto uno de los factores responsables de la lectura fragmentada y descontextualizada

por parte de los estudiantes y de los profesores en el ámbito universitario es el uso

extendido de fotocopias? Estas se han convertido en la continuación del texto guía, que

tradicionalmente se ha utilizado en la educación básica.

Aunque el Fondo de Cultura Económica (1996:48) hace énfasis en lo monetario, vale la

pena mencionar su preocupación por la pérdida del estímulo a la producción intelectual,

debido a la proliferación de las fotocopias y hace un llamado a los lectores para que no

fotocopien libros, porque esto implica que los autores y los editores no reciban lo que les

corresponde. Considera que el ejemplar pirata o la fotocopia ilegal contribuyen al lucro de

quienes se aprovechan ilegalmente del esfuerzo de otros.

Para nosotros, los textos fotocopiados pierden interés y no invitan a su relectura. Cuántas

veces recordamos un documento y no lo encontramos en la arrume de fotocopias; en

cambio, los libros nos motivan e invitan a releerlos. Además, percibimos rápidamente su

ubicación en la biblioteca, recordamos el color de su pasta, su tamaño y hasta el lugar

donde lo habíamos dejado. También, cuando buscamos en una biblioteca un libro

recomendado por un profesor o porque lo encontramos referenciado en otro material,

muchas veces localizamos textos fundamentales para nuestros trabajos. Por esto,

creemos que el uso desmedido de las fotocopias aleja al estudiante de las bibliotecas y de

la búsqueda de nuevos materiales bibliográficos.

Sin embargo, el problema de las fotocopias tiene una marca social fuerte. Leonardo

García, estudiante de Español y Literatura de la Facultad de Educación de la Universidad

de Antioquia, realizó para el curso de Sociolingüística un trabajo sobre el uso de

fotocopias en la universidad. Parte del trabajo consistió en visitar las casas de sus

compañeros. A partir de esta experiencia descubrió que, en la medida en que aumentaba

el nivel económico, aumentaba el número de libros y disminuía el de fotocopias. Encontró,

también, al revisar los documentos en las fotocopiadoras de la Universidad de Antioquia,

que el 56.6% carecía de referencia bibliográfica y que en la Universidad de , el 50% tenía

el mismo problema; además, que el 80% de los materiales teóricos de los cursos de la

Page 92: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia lo conformaba el material en

fotocopias.

También, consideramos que el profesor universitario que no se capacita, que no investiga

e innova puede convertirse en un lector de textos guía y de fragmentos de textos

fotocopiados, en un repetidor de conocimientos envejecidos y carentes de vigencia. A

veces, revestidos de un lenguaje aparentemente científico.

Así mismo, debemos preguntarnos qué tan actualizada es la bibliografía que los

profesores presentamos en los distintos programas. ¿Cuántos textos sobre los temas de

las materias o áreas que tenemos bajo nuestra responsabilidad leemos en un año?

¿Cuántos libros sobre temas distintos a los de las materias que dictamos leemos durante

el mismo período? Porque, no sólo debemos preocuparnos por los niveles de lectura y de

actualización de los estudiantes, sino también por los de nosotros, los profesores.

Todo lo anterior, nos lleva a pensar que el problema de la formación académica y

profesional no solo incluye a los estudiantes, sino al profesorado. Además, es necesario

considerar que todo docente universitario debe ser, ante todo, un profesor de lengua, que

maneje con destreza el discurso, que sea capaz de elaborar documentos propios y de

inducir al estudiante al uso adecuado del lenguaje de su disciplina.

Pero, además de este trabajo colectivo que debemos hacer los docentes de la educación

superior, debe elaborarse, en cada universidad, un programa de lengua materna, que

tenga como objetivo principal desarrollar las habilidades lingüísticas del estudiante y

prepararlo para su desempeño académico y para el futuro ejercicio profesional. La

propuesta anterior se fundamenta en la evidencia, confirmada a través de la investigación,

de que la mayoría de los estudiantes llegan a la universidad sin la formación de hábitos de

lectura y sin las herramientas conceptuales y metodológicas necesarias para la

producción y la interpretación textual, tal como lo exige la academia.

Ahora bien, vale la pena preguntarnos cuál debe ser el nivel de lectura y de escritura de

los estudiantes universitarios y de los egresados. Y a esto respondemos: los estudiantes

universitarios y los profesionales deben ser lectores con capacidad de captar lo esencial

de los textos y de encontrar en ellos las múltiples relaciones que se establecen entre sus

partes, para poder integrar en su comprensión todos los aspectos que los hacen

entendibles; además, deben tener la capacidad de incorporar en su interpretación el

cúmulo de experiencias y de conceptos que hacen parte de su formación cultural.

También, deben poner a disposición de la comprensión e interpretación todos los

esquemas conceptuales ya asimilados, para que la lectura no se quede en la superficie,

en un acercamiento ligero y vago al contenido de los textos.

Page 93: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Hemos dicho lo anterior, porque creemos que el estudiante de la universidad no puede

ser un simple repetidor de ideas aisladas, sino que debe ser un creador de conceptos y de

nuevas formas de ver y entender la realidad para poder transformarla, apoyándose en

toda la rica herencia teórica y experimental que ha acumulado la sociedad a través de la

historia.

El estudiante universitario debe ser un lector capaz de filtrar vastas cantidades de

información y de extraer de los textos que consulta lo esencial, lo que es pertinente para

el trabajo académico que está llevando a cabo; por lo tanto, debe ser muy cuidadoso en la

selección e incorporación de citas en sus propios trabajos, en los cuales éstas deben

cumplir un papel muy concreto, pero sin hacerle perder originalidad y estilo personal.

Se hace esta afirmación, porque, por lo general, los estudiantes escriben trabajos

saturados de citas sin ninguna relación con el tema que desarrollan ni con los objetivos

que persiguen. Creen que, mientras más páginas y citas ofrezcan los trabajos, serán de

mayor calidad, cuando en realidad, los buenos trabajos son sólidos, bien sustentados y

poseen la extensión estrictamente necesaria para desarrollar el tema.

A esto de agrega que, en relación con la cultura escrita, un estudiante universitario debe

tener la habilidad y la capacidad para producir textos de variada extensión y complejidad,

desde comentarios, informes y artículos cortos hasta trabajos de grado, artículos para

revistas y libros. Esta variedad requiere un buen desarrollo de la habilidad para resumir

información y expandirla cuando sea necesario. Para cumplir con éxito la tarea anterior,

debe saber que los textos no se producen en forma espontánea, sino a partir de un

proceso textual, que involucra la planeación, la elaboración de borradores, la revisión y,

por último, la elaboración del texto definitivo. Las ideas, al comenzar el proceso de

escritura no resultan ordenadas, como lo plantea Daniel Cassany (1996:71).

Siguiendo la idea de Cassany, la escritura como proceso se convierte en una herramienta

más del aprendizaje y de la formación profesional. Para redactar hay que seguir una serie

de etapas, ya mencionadas, por medio de las cuales se llega a ordenar las ideas en

forma coherente, a utilizar los marcadores textuales que le dan cohesión y coherencia a

los textos, o sea, a pensar y a organizar las ideas en forma sistemática. También, en la

elaboración de los textos se depuran las ideas, se amplía el campo conceptual. De ahí

que el estudiante universitario debe poseer una inmensa capacidad para interpretar los

cambios que se van operando en la sociedad y en la cultura.

Antes de continuar el análisis que venimos presentando, vale la pena recordar que la

mayoría de los estudiantes de la Universidad de Antioquia, en particular, y de las

universidades públicas, en general, pertenecen a los estratos dos, tres y cuatro; del

estrato uno, muy pocos acceden a la educación superior y los de los estratos cinco y seis

casi todos ingresan a universidades privadas. La procedencia social de los estudiantes de

Page 94: Revista Actas Pedagógicas Nº10

las universidades públicas determina unas limitaciones, relacionadas especialmente con

el presupuesto para la compra de materiales bibliográficos y con el acceso a los

computadores, a internet y al estudio de una segunda lengua, aspectos muy importantes

para los procesos de producción e interpretación textual en la universidad.

También es necesario considerar que las bibliotecas universitarias en Colombia, aunque

hay algunas buenas, en general tienen muchas carencias, lo que hace difícil la cultura del

libro y del material impreso o electrónico porque, según Marco Fidel Rocha, citado por

Cubillos (1998:171), las bibliotecas de las universidades deben tener un promedio de 25

libros por estudiante, y en Colombia el promedio no alcanza a los dos libros por

universitario.

Vale la pena anotar aquí que, en la Universidad de Antioquia, el promedio de lectura de

libros de la biblioteca por estudiante es de 1.5 libros al año, lo que indica que no se han

logrado formar hábitos de lectura y que los profesores no hemos utilizado, en gran

medida, la biblioteca como herramienta de trabajo. Ahora, con respecto al uso de internet

y las nuevas tecnologías, no tenemos datos precisos, pero estamos seguros de que su

uso, aunque en aumento, es todavía minoritario.

Por eso, la universidad tiene que propiciar las condiciones para que los estudiantes

puedan incorporar en su bagaje intelectual la capacidad de comprender y producir textos,

cada vez más complejos, que les ayuden a transformar su propia identidad, porque si los

textos no influyen en sus autores y en sus lectores, la lectura sería prácticamente inútil.

Así, es responsabilidad de la universidad, con sus alumnos y con la sociedad, procurar

formar egresados con un dominio cada vez más completo de literacia.

El estudiante y el profesional deben tener la formación en cultura escrita que les permita

manejar con destreza las diferentes estructuras textuales para leer textos expositivos,

argumentativos, científicos, de opinión, literarios y descriptivos. Es cierto que ellos se

especializan en un área y que deben dominar el discurso específico de su campo, pero no

pueden desconocer los otros discursos si quieren adquirir una cultura poco restringida y

universal.

Así mismo, en el proceso de lectura, el estudiante debe aprender a distinguir los textos

bien elaborados y con una sólida sustentación científica, de los que aparentan serlo pero

que, en el fondo, falsean la realidad y se revisten de un lenguaje y de un conjunto de

citas, aparentemente bien construidas, que dan la impresión de un rigor que no poseen.

Otro punto importante para el lector universitario es ubicar y precisar las partes de los

textos que no comprende, detectar las razones que impiden una adecuada comprensión y

buscar las estrategias para lograrla. Por eso, es esencial volver a los textos y releerlos las

veces que sea necesario, hasta lograr su comprensión; y si no se logra la comprensión

Page 95: Revista Actas Pedagógicas Nº10

total, tener muy claro cuál es la dificultad, porque ésta no siempre indica un problema de

lectura, sino puede mostrar que el lector no posee las bases suficientes para su

comprensión, por desconocimiento del tema, de la terminología específica o del tipo de

texto; tanto el contenido como la estructura textual, no hacen parte de su formación ni de

sus intereses académicos.

Ante esta dificultad, los estudiantes tienden, en las evaluaciones, a inventar las

respuestas o a parafrasear de manera incoherente partes del texto, como una alternativa

a la falta de comprensión, en lugar de identificar el problema de lectura y buscar las

estrategias para resolverlo. Este tipo de respuestas obedece también a la forma como se

evalúa en la universidad, donde simplemente se premia el acierto y se sanciona el error,

sin tener en cuenta el proceso.

También, el estudiante universitario tiene que manejar con habilidad las fuentes

bibliográficas, necesarias para la elaboración de trabajos. Debe aprender a seleccionar

aquellas que le son útiles y a descartar las que, aunque sean de mucha calidad, no sirven

para el objetivo propuesto. Muchas veces, los estudiantes fracasan en sus trabajos,

incluyendo los de grado, porque no saben manejar la bibliografía, ni integran, en un texto

coherente, su propio pensamiento y el de los autores que les sirven de referentes.

Un buen nivel de lectura es esencial para establecer una relación sistemática de las áreas

afines con el objeto de estudio y para el empalme de éste con el mundo social, cultural,

tecnológico y científico. Por eso, el estudiante debe leer, inclusive, textos que no sean de

su agrado o, también, aquellos para cuya lectura debe consultar, asesorarse y

complementar la información. Por otra parte, el estudiante debe ser consciente de sus

vacíos y de la dificultad para apropiarse de la totalidad de los sentidos que poseen los

textos. Estas carencias tienen que convertirse en un reto para releerlos. Es importante

resaltar que, en este ámbito, de acuerdo con la carrera, hasta los textos literarios, políticos

y afines deben leerse con métodos de análisis tan rigurosos como los que se aplican a los

textos científicos.

Lo anterior nos lleva a plantear un aspecto de vital importancia, la función primordial que

cumple la lectura en la universidad. Consideramos que la lectura libre y espontánea tiene

una función lúdica, aspecto importante en el mundo universitario, porque complementa la

actividad académica del estudiante; sin embargo, en la universidad, la lectura cumple

principalmente una función epistémica, pues está al servicio de la formación del

estudiante y de los profesores, en un área específica del conocimiento.

Evaluación, experiencias y propuesta de trabajo

Partiendo de las reflexiones que acabamos de presentar, formulamos la siguiente

pregunta: ¿Hasta qué punto el estudiante que ingresa a la universidad está en capacidad

Page 96: Revista Actas Pedagógicas Nº10

de leer y de escribir tal como lo exige la academia, en esta época en que los retos

intelectuales y las nuevas tecnologías exigen un manejo diestro del lenguaje?

Responder a esta pregunta implica revisar dos aspectos muy importantes: en primer

lugar, conocer el nivel de desarrollo en lectura y escritura de los estudiantes que ingresan

a la universidad y, en segundo lugar, hacer una evaluación de los cursos de lengua

materna, con el fin de determinar si logran dotar a los estudiantes de los elementos

teóricos y metodológicos necesarios para potenciar al máximo sus habilidades lingüísticas

y, en especial, la producción y la interpretación textual.

Con respecto al primer asunto, ya se realizó una investigación en la Universidad de

Antioquia, para la cual se escogieron, en forma intencional, tres grupos que estaban

viendo el curso de lengua materna: el primero, de la Facultad de Educación; el segundo,

de Economía y el tercero, de Medicina. Durante el semestre se realizaron seis pruebas de

comprensión de lectura: tres, al comenzar el semestre y tres, al finalizar. Las conclusiones

pueden resumirse así:

Si consideramos el período de escolarización que han tenido los estudiantes

universitarios y la experiencia en literacia, podríamos pensar que son expertos en

interpretación y en producción textual; pero esta investigación muestra todo lo contrario,

es decir, que en la educación superior hay que trabajar de manera intensa con los

estudiantes, para que adquieran estrategias de comprensión textual, y mejoren las

habilidades y los hábitos de lectura.

Una de las fallas más notorias que presentan los estudiantes universitarios, de los

grupos estudiados, es la dificultad para captar la coherencia textual, porque, a veces, no

logran conectar adecuadamente las ideas del texto. La investigación deja ver que es

necesario que los programas de los cursos de lengua materna en la Universidad orienten

el trabajo con los estudiantes para que realicen resúmenes, aplicando unas técnicas

adecuadas para hacerlo. También, que amplíen su bagaje cultural y lingüístico, con el fin

de que efectúen una lectura contextualizada.

Al ingresar a la Universidad los estudiantes llegan preparados para la lectura literal,

pero presentan dificultades serias para integrar los diferentes tipos de sentidos y para

inferir.

La propuesta de programa que elaboramos para los grupos experimentales de lengua

materna en Educación, Economía y Medicina fue muy útil y mostró que influye

positivamente en el desarrollo de las habilidades y de las estrategias para leer y escribir,

pero también deja ver claramente que no es suficiente para desarrollar el nivel de lectura

que debe tener un estudiante universitario.

Page 97: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Creemos entonces, que los estudiantes universitarios deben recibir al menos tres

cursos de Lengua Materna a lo largo de su carrera, con el fin de trabajar la comprensión

textual, la elaboración de resúmenes, la producción de textos y la relación texto y contexto

porque, de lo contrario, es muy difícil formar lectores eficientes, críticos y autónomos.

La comprensión del texto argumentativo presentó mayores dificultades en las tres

facultades que los otros dos. Esto es lógico, porque los estudiantes tienen poca

experiencia en la lectura de este tipo de textos; además, porque el escrito argumentativo,

generalmente presenta más información implícita y requiere de un bagaje cultural amplio

para su comprensión.

Cuando el estudiante cuenta con experiencia en la lectura de un tipo de texto y

conocimientos previos sobre su contenido, tiene un desempeño más eficiente en la

comprensión y la elaboración del resumen. Esto ocurrió con el primer texto literario en las

tres facultades y con el texto científico en la Facultad de Medicina.

Los estudiantes de todos los grupos experimentales respondieron con cierta facilidad

a los cuestionarios de preguntas de selección múltiple, pero mostraron serias dificultades

para resolver los cuestionarios de preguntas abiertas, ya que se enfrentaban a un doble

trabajo: interpretar la pregunta y encontrar y redactar la respuesta. Entre las respuestas a

las preguntas abiertas predominó la respuesta incompleta, lo que confirma la hipótesis de

que los estudiantes están familiarizados con la lectura fragmentada y no, con la lectura

global, como debe ser.

Las dificultades que presentan los estudiantes para la comprensión global del texto se

demuestran en la forma de resumir pues, aunque mejoraron a través del curso, los

resultados de las pruebas finales indican que subsisten fallas, porque predomina la

comprensión parcial y la dificultad para construir la macroproposición.

Los resultados de las pruebas iniciales demostraron que la mayoría de los estudiantes

que ingresan a la Universidad son portadores de estrategias inadecuadas de lectura,

originadas por la deficiente orientación de esta habilidad en la educación primaria y

secundaria. Esta inadecuada orientación se manifiesta en la invención de las respuestas,

la paráfrasis sin ninguna coherencia y la respuesta con lo más cercano a la palabra clave

de la pregunta. Las pruebas finales demostraron que, la mayoría de los estudiantes que

ingresaron con estos problemas, los solucionaron.

Al ingresar a la Universidad, los estudiantes de las tres facultades analizadas

presentaron diferencias socioculturales y lingüísticas que incidieron en el nivel de

comprensión de lectura y en la elaboración de resúmenes, pero el trabajo con los grupo

experimentales en el curso de lengua materna mostró que, a pesar de las diferencias, sus

estrategias lectoras mejoraron y la tendencia se dio hacia la homogeneización del nivel de

lectura.3

Page 98: Revista Actas Pedagógicas Nº10

A pesar de que un curso de lengua materna no es suficiente para lograr una

formación sólida en lectura, esta investigación mostró que un trabajo sistemático en el

área de lengua materna, orientado desde la lingüística textual y el análisis crítico del

discurso, logra atenuar las diferencias en lectura que, por razones socioculturales, se dan

entre los estudiantes de la Universidad de Antioquia.

En relación con el segundo aspecto, mencionaremos los resultados de algunas

experiencias en diferentes dependencias de la Universidad, especialmente una

evaluación que se desarrolló en la Facultad de Economía,4 cuyos resultados dejaron en

evidencia que los estudiantes de los semestres segundo y tercero, que habían recibido un

curso de lengua materna centrado en aspectos teóricos de la lingüística y de la

antropología, y no en la lectura y la escritura, presentaron dificultades para resumir, para

darle coherencia a sus escritos y para utilizar, en sus propias reflexiones, las ideas que

contienen los materiales de lectura que se utilizan en los cursos.

En cambio, un grupo de estudiantes de primer semestre, que recibió un curso de lengua

materna, centrado en la lectura y la escritura, desde la orientación que propone la

lingüística textual, pudo resumir mucho mejor; los estudiantes articularon con mayor

coherencia sus escritos y aprovecharon los documentos de apoyo para incluir ideas de los

autores en sus reflexiones, sin que se confundieran con las propias. Esta evaluación tuvo

como resultado un replanteamiento de los objetivos y de la metodología de los cursos de

lengua materna en esta Facultad y, en consecuencia, se está impulsando la elaboración

de un micro currículo para un semestre cero, que tendrían que realizar los estudiantes

que al ingresar al programa académico no demuestren un excelente nivel de lectura y de

escritura. Este replanteamiento obedece a que la administración de la Facultad considera

que, al mejorar la producción y la interpretación textual, se mejorará la calidad académica

y el nivel de investigación; por tanto, egresarán profesionales más competentes.

Para finalizar, informamos que, en la actualidad, estamos empezando un trabajo orientado

hacia la creación de microcurrículos de lengua materna, para diferentes facultades, ya

que estas mismas dependencias han solicitado un cambio en la orientación de los cursos,

porque consideran que la manera como se estaba trabajando, no favorecía la formación

en literacia que requieren hoy los profesionales.

A partir de las evaluaciones que hemos realizado y de las quejas generalizadas, nos

proponemos elaborar, conjuntamente con un grupo de estudiantes de la Maestría en

Lingüística, propuestas de trabajo, por facultades, para la enseñanza de la lectura y de la

escritura en la educación superior. Dichas propuestas se inscribirán como proyectos de

investigación, en la línea de producción e interpretación textual.

Page 99: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Notas

1. Profesores de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia.

Integrantes del grupo de estudios lingüísticos Regionales.

2. Aquí traemos a cuento el famoso doctor en fotocopias del que nos habló Jaime Alberto

Vélez, en su último artículo, en la revista El Malpensante, diciembre 16 a enero 31, 2002-

2003.

3. Los fundamentos teóricos y la propuesta de programa se encuentran en el libro, de

nuestra autoría, El papel del lenguaje en la apropiación del conocimiento. Bogotá: ICFES,

2002.

4. Una información más completa de esta evaluación se encuentra en el artículo La

lingüística textual como alternativa para mejorar la lectura y la escritura en la educación

superior. Estudio de un caso. Publicado en la revista Actas Pedagógicas. Ibagué:

Corporación Universitaria de Ibagué, volumen 2, número 9, 30 de junio de 2003, pp 76-84.

Bibliografía

CASSANY, Daniel Construir la escritura. Paidós. Barcelona, 1999

_____ La Cocina de la Escritura. Anagrama. Barcelona, 1999

____La formación de revisores de textos en el IV Congreso de la Sociedad Española de Didáctica de la Lengua y la Literatura (Didáctica de la Lengua y la Literatura para una sociedad plurilingüe del siglo XXI), Barcelona: del 27 al 29 de noviembre de 1996; Universitat de Barcelona.

_______. Reflexiones y prácticas didácticas sobre divulgación de la ciencia. En: Parodi, Giovanni (editor). Lingüística e interdisciplinariedad: Desafíos del nuevo milenio. Valparaíso: Universidad Católica de Valparaíso, _2002 Pp 355-374.

CASTAÑEDA NARANJO, Luz Stella y HENAO SALAZAR, José Ignacio . La lectura en la universidad., Universidad de Antioquia. Medellín, 1995

_______. Niveles de comprensión textual en la Universidad de Antioquia. En: Lingüística y literatura.: Universidad de Antioquia Año 19, No. 33, enero-junio, Medellín 1998 Pp 151- 189.

_______. El resumen como habilidad esencial para el trabajo académico. En: Revista Interamericana de Bibliotecología. Medellín: Universidad de Antioquia, volumen 22, No. 1, enero-junio, 1999 Pp 77- 95.

_______. Consideraciones sobre la lectura en el medio universitario. En: Íkala. Medellín: Universidad de Antioquia, volumen 5, Nos. 9 y 10, enero-diciembre, 2000.pp 7- 24.

_______ El papel del lenguaje en la apropiación del conocimiento. ICFES. Bogotá, 2002

CUBILLOS REYES, Constanza. Saldo en rojo. Planeta, Santafé de Bogotá,1998

DUBOIS, María Eugenia. Lectura y formación docente. En: Hojas de Lectura. Santafé de Bogotá: Fundalectura, No. 32, febrero, 1995, pp 8-13

EL TIEMPO. Fotocopias ¿Y, dónde están los autores? Santafé de Bogotá: 30 de abril, p.6C 1997

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA. Azteca Boletín Bibliográfico. México: año 1 No. 3. agosto, 1996 P. 48

HINESTROZA, Fernando. Los rectores tienen la palabra. En: El Espectador. Santafé de Bogotá: agosto 30, p 8D.1998

KAMHI-STEIN, Lía D. Las estrategias de resumen de alumnos universitarios de alto riesgo. En: Lectura y Vida. Buenos Aires: No. 4, año XVIII, diciembre de 1997, pp 17-24.

LÓPEZ, Gladys Stella La lectura: estrategias de comprensión de textos expositivos.Universidad del Valle, Santiago de Cali:. 1998.

Page 100: Revista Actas Pedagógicas Nº10

MANGUEL, Alberto Una historia de la lectura. Norma.Santafé de Bogotá, 1999.

MARTÍNEZ, María Cristina La construcción discursiva de la realidad: una perspectiva discursiva e interactiva de la significación. Universidad del Valle. Santiago de Cali. 1998

MELO, Jorge Orlando . Mensaje de error: la educación superior y las bibliotecas. En: elmalpensante. Santafé de Bogotá: No32, agosto 1-septiembre 15, p 26-41.2001

PARDO ABRIL, Neila Graciela Procesos Textuales: En busca de calidad en la enseñanza del español. En: Lenguaje. Cali: No.22, agosto, pp 68-79. 1995.

PERONARD THIERRY, Marianne et al. Comprensión de textos escritos: de la teoría al aula de clases.. Andrés Bello.Santiago de Chile, 1997

PIERRE, Regine . Saber leer hoy: de la definición a la evaluación del saber-leer. En: La Lectura. Cali: Univalle, pp131-164.1997

RINAUDO, María Cristina . Relaciones entre investigación educativa y práctica pedagógica. Consideraciones desde el área de la comprensión de textos. En: La Educación. Washignton: OEA, No. 121 Vol. II, p 261-272.1995

SALLENAVE, Danièle . Letras Muertas. Losada, Buenos Aires,1997

SARLO, Beatriz La vuelta al siglo en bicicleta. En: Magazín Dominical, del Especador. Santafé de Bogotá: No 746, julio 31, p 3-7. 1997

STEINER, George. El Lector no Común. En: Revista Universidad de Antioquia. No. 250, octubre diciembre de 1997, pp 25-37

_____ Libros en una era de postanalfabetismo. En: Revista Universidad de Antioquia. Medellín: No. 255, enero-marzo de 1999, pp 7-15

TORO A., José Bernardo. “La calidad de la educación universitaria y el desarrollo de una tradición de escritura y lectura”. En: Revista Educación y Pedagogía. Medellín, Vol. 2, No. 5, octubre-enero p.111-153. 1990-91

UNESCO, Informe de la Comisión internacional sobre la educación del siglo XXI, presidida por Jacques Delors . “La Educación encierra un tesoro”Santillana, Madrid:.1996

VAN DIJK, T. La ciencia del texto. Paidos.Barcelona, 1991

_________. Ideología: Una aproximación multidisclinaria.Gedisa, Barcelona: 1998

Luz Stella Castañeda Naranjo y José Ignacio Henao S, son licenciados en Español y

Literatura de la Universidad de Antioquia y magisters en Sociología de la Educación de la

misma Universidad. Tienen un diploma de Estudios Avanzados en Teoría del Texto y su

Contexto de la Universidad de Lérida 2001. Son especialistas en Logopedia del Instituto

de Ciencias del Hombre de la Universidad Complutense de Madrid. 1987.

[email protected] Fecha de recepción. Octubre 27 de 2003. Fecha de aceptación

Febrero 17 de 2004

Page 101: Revista Actas Pedagógicas Nº10

El profesor experimentado como constructor principiante de

conocimiento: Hacia una agenda investigativa

para la formación de profesores

Cher M. Hill, MA*

Jan van Aalst, PhD**

Luz Angela Castaño González, traductora ***

Resumen

Este estudio de caso se desarrolló para identificar los factores que influencian el uso de

enfoques constructivistas en la enseñanza de la ciencia. En un curso de formación de

doce semanas, dieciocho profesores experimentados trabajaron en la construcción de

conocimiento, un enfoque específico que incluye debates de problemas en foros en línea.

El artículo describe la experiencia de un profesor. Los factores identificados desde la

experiencia y convicciones del profesor incluyen sus conocimientos sobre el aprendizaje,

el sistema educativo y la naturaleza del conocimiento, la disponibilidad de computadores

en su clase, sus ideas pedagógicas sobre tecnología y sus propias preferencias de

aprendizaje.

Abstract

A case study was conducted to identify factors that influence teachers‟ implementation of

constructivist approaches to science teaching. In a 12-week in-service course, 18

experienced teachers were introduced to knowledge building, a specific approach that

involves the discussion of problems in an online discussion forum.This article describes

the experience of one teacher. Factors identified from the teacher‟s experience and views

included her beliefs about the nature of knowledge, learning, and the educational system,

the availability of computers to her class, her pedagogical beliefs about technology, and

her own learning preferences.

Palabras claves: Constructivismo, construcción de conocimiento, creencias pedagógicas.

Keywords: Constructivism, knowledge building, pedagogical beliefs.

Muchos investigadores han basado sus estudios en los resultados positivos del

aprendizaje asociado con enfoques constructivistas presenciales (Christianson & Fisher,

1999; Lord, 1999; Lord, 1997); otros lo han hecho con el apoyo de ambientes virtuales de

aprendizaje (Vye, Schwartz, Bransford, Barron, & Zech, 1998; Scardamalia, Bereiter,

Brett, Burtis, Calhoun, & Smith Lea, 1992). Sin embargo, las estrategias constructivistas

Page 102: Revista Actas Pedagógicas Nº10

de aprendizaje no siempre se han aplicado de la forma más efectiva posible ( Roling & de-

Jong, 1998).

Con respecto a la aplicación de innovaciones educativas, Brown y Campione (1996)

alertan sobre el hecho de que “si no se toman en consideración los principios básicos, se

tenderán a adoptar, adaptar y ritualizar los rasgos superficiales de tal forma que dejarán

de cumplir la función de „pensar‟, que originalmente debían fomentar” (p. 291).

Recientemente, se han hecho llamados a desarrollar más investigación alrededor de los

factores relacionados con el profesor, que ejercen un impacto en la puesta en marcha de

métodos basados en preguntas. (Keys & Bryan, 2001).

Las convicciones de los profesores y sus experiencias como aprendices pueden

influenciar su práctica con un enfoque constructivista. De acuerdo con Tobin (1990), las

prácticas educacionales de los profesores son guiadas por los “mitos de la cultura de la

enseñanza” (P 33). En realidad, las creencias filosóficas de los profesores sobre la

naturaleza de la realidad se relacionan con sus estilos de enseñanza (Robin & Harris,

1998). Se ha encontrado que sus orientaciones pedagógicas tienen que ver con la forma

como los estudiantes usan los sistemas de computación basados en preguntas (Maor &

Taylor, 1995). Además, sus conocimientos sobre las estrategias constructivistas pueden

también influenciar sus prácticas. Bereiter and Scardamalia (1991) y Hakkarainen (2003)

encontraron que los profesores mostraban diferentes ideas acerca de la manera como los

principios de construcción del conocimiento (un acercamiento constructivista) se

ajustaban a sus prácticas educativas.

Las experiencias de los docentes como aprendices pueden constituir un factor importante

en la adopción de prácticas constructivistas. Chan (1999) encontró que los profesores que

participaban en la construcción colaborativa de conocimiento de manera seria, en un foro

en línea, experimentaron un cambio más fuerte hacia las ideas constructivistas que los

profesores que participaron de manera más individualista y superficial. Las preferencias

de aprendizaje de los educadores también se han relacionado con sus estilos de

enseñanza (Robin & Harris, 1998; Galbraith & Sanders, 1987). Además, de acuerdo con

Pellegrino y Altman (1997), los profesores, generalmente enseñan de la misma forma

como a ellos les enseñaron.

Los factores socioculturales pueden, también, ejercer un impacto en las decisiones de los

docentes sobre la adopción de métodos constructivistas en sus clases (Keys & Bryan,

2001). Las niñas están menos interesadas en participar en discusiones científicas que los

niños (Guzzetti & Williams, 1996). Catsambis (1995) encontró que los niños latinos

sienten más temor de hacer preguntas en las clases de ciencia que los caucásicos o los

africanos-americanos. Bianchini (1997) y Cohen y Lotan (1995) reportaron que los

estudiantes de bajo rendimiento participaban menos en discusiones científicas basadas

en preguntas que los niños de niveles medio y alto, aunque algunos de los estudiantes de

Page 103: Revista Actas Pedagógicas Nº10

rendimiento bajo algunas veces hicieron contribuciones importantes. Debido a que los

estudiantes que participaban menos en proyectos basados en preguntas obtuvieron notas

más bajas en los exámenes parciales (Bianchini, 1997), los profesores, con frecuencia,

prefirieron desarrollar actividades más centradas en el profesor, en las que ellos pudieran

asegurar igualdad de oportunidades de participación para todos los alumnos. Así, para

entender la adopción de enfoques de aprendizaje constructivista es importante

comprender las creencias de los profesores, sus convencimientos y experiencias como

aprendices y docentes.

Hemos comenzado un programa investigativo basado en la construcción de conocimiento

(Bereiter & Scardamalia, 1993), que hemos definido como un enfoque constructivista y

social de la educación, que enfatiza los procesos utilizados por los expertos para

acercarse al aprendizaje nuevo, en las diferentes disciplinas. A pesar de que los niños

saben menos que los expertos, muchas de las estrategias de aprendizaje de estos se

pueden aplicar a los pequeños (Scardamalia, 2002). Un rasgo central en la construcción

del conocimiento está en que los estudiantes puedan identificar vacíos en las ideas que

circulan en las clases y, en forma colectiva, puedan mejorar sus ideas a partir del

discurso. Para apoyar esta construcción colectiva, los estudiantes escriben en una base

de datos apoyada por computador.

Este estudio se enfoca en las experiencias de una profesora en un programa de

formación en servicio que completó un curso de 12 semanas en Educación para la ciencia

en el cual ella conoció la propuesta sobre la estrategia de construcción de conocimiento.

El curso se reunía cada dos semanas dos veces por semana y usaba el “Knowledge

Forum™ (ver www.knowledgeforum.com, revisado, por última vez el 10 de febrero del

2004) para las discusiones en línea. El estudio buscaba identificar algunos de los factores

que ayudan a definir la adopción, por parte de los docentes, de dicho enfoque; pretendía,

además, entender las necesidades de aprendizaje de los profesores experimentados que

comienzan a adoptar este enfoque en sus clases, y comenzar a articular una propuesta

de investigación alrededor de la formación de los profesores.

Método

Los participantes eran profesores practicantes de una comunidad industrial en la parte

Norte de British Columbia, estudiantes universitarios de un curso de pregrado en

enfoques constructivistas de la enseñanza y el aprendizaje de la ciencia. Ocho de

dieciocho miembros de la clase aceptaron ser entrevistados. Durante el curso, los

profesores completaron una unidad sobre la construcción de conocimiento y tuvieron la

oportunidad de construir, en forma colaborativa, conocimiento pedagógico y científico en

el tema de corriente eléctrica en clase y en el Foro del Conocimiento.

Este artículo presenta las concepciones, creencias, experiencias y prácticas de una

profesora participante en el curso. La docente se escogió para un análisis de estudio de

Page 104: Revista Actas Pedagógicas Nº10

caso, por la profundidad de su relato y la riqueza de su experiencia. La profesora en

referencia, Tess, un seudónimo, dictaba grados seis y siete y contaba con trece años de

experiencia como maestra en el momento de la iniciación del curso. Había cursado seis

años de educación postsecundaria y había completado una maestría en Administración

Educativa.

Después de la terminación del curso, se le aplicó una entrevista semiestructurada en la

cual Tess respondió preguntas acerca de sus concepciones pedagógicas, sus

experiencias en el curso, su comprensión sobre la estrategia de construcción de

conocimiento y sus ideas en relación con la implementación de este enfoque en su propia

clase. La transcripción de la entrevista y sus contribuciones a la base de datos del Foro

del Conocimiento se analizaron para ganar comprensión sobre sus experiencias alrededor

de la construcción del conocimiento, como aprendiz y como profesora. Tess revisó el

borrador del documento y, luego, participó en una segunda entrevista, no estructurada. En

ella agregó nueva información sobre su experiencia, corrigió las interpretaciones erróneas

de sus ideas y revisó el lenguaje usado en sus citas textuales para llegar a una mayor

coherencia lingüística.

Resultados

Las convicciones pedagógicas de Tess han evolucionado de una perspectiva tradicional a

una más constructivista. Como resultado de sus experiencias en el curso, desarrolló

mayor aprecio por el aprendizaje centrado en el estudiante y se dedicó a continuar

avanzando en sus prácticas educativas constructivistas; sin embargo, a pesar de sus

intenciones, notó que había ocasiones en las que era necesario aplicar el enfoque

centrado en el profesor. El cambio en sus creencias es evidente, en la descripción de su

práctica:

“Me gusta mucho mi estilo ahora, ya que me encuentro, a mí misma, actuando más como

facilitadora que como la persona que transmite el conocimiento y ése es un avance

enorme para mí —no ser la trasmisora, la profesora que presenta la información al frente

del curso…Algunas veces hay que hacerlo, pero he avanzado y me siento muy bien de

haberlo hecho”.

Tess tuvo experiencias positivas al integrar su nuevo enfoque centrado en el alumno y

cree que, de esta manera, ha acrecentado la experiencia de aprendizaje de sus

estudiantes. Ponía como ejemplo el caso de un estudiante que tenía poca facilidad para

expresarse y participaba muy poco en las actividades de clase. Cuando Tess cambió su

enfoque, el estudiante los sorprendió a todos, demostrando un amplio conocimiento sobre

ciencia. “Se parece…a Einstein.” Cuando ella le manifestó al estudiante su sorpresa sobre

sus habilidades en el campo de la ciencia, él le respondió: “Pero...usted nunca me

preguntó...”

Page 105: Revista Actas Pedagógicas Nº10

“Sé que es increíble y que nunca lo hubiera creído si no lo hubiera hecho de esa manera

porque, antes de esta clase,,, yo era una transmisora de conocimiento sobre la ciencia y

ahora, que he cambiado y le he pasado la responsabilidad a los estudiantes, noto que han

avanzado y que están más motivados por aprender”.

Tess vivía el proceso de incorporar una nueva filosofía constructivista a sus

conocimientos pedagógicos más tradicionales. Sin embargo, también se dio cuenta de

que su nuevo enfoque no siempre era consistente con aquellos de otras personas del

sistema educativo. Había discrepancia entre sus nuevas intenciones y las expectativas de

los estudiantes, de los padres y del Ministerio de Educación. Por ejemplo, frente a una

pregunta sobre el papel educativo de los estudiantes, Tess mencionó que el alumno

debería “ser curioso…asumir riesgos y hacer preguntas”. Pero, afirmó que sus

estudiantes tenían una idea de educación más centrada en el profesor. Ella percibía que

sus alumnos creían que su papel en el sistema educativo era el de seguir las

instrucciones del docente. A pesar de lo anterior, hasta cierto punto, Tess también estaba

de acuerdo:

“Creo que ellos, a partir de su conocimiento anterior y sus experiencias previas en el

colegio creen que esto es lo que se espera de ellos; que su tarea es hacer el trabajo que

se les ha asignado. Y, yo supongo que también espero que ellos cumplan, en el sentido

de que si estamos trabajando en Astronomía, por ejemplo, quiero que el trabajo se haga.

Y, su tarea es seguir los criterios del ejercicio y alcanzar los resultados esperados porque

esa es mi tarea”.

Tess también se refería a cómo sus alumnos están muy centrados en la tarea, más que

en el aprendizaje, lo cual refleja una perspectiva más tradicional de la educación: “Ellos no

trabajan a menos que puedan ver una nota en la tarea. Con frecuencia preguntan „¿Por

qué tenemos que hacer esto?‟ y, a menos que haya una razón válida para ellos, es muy

difícil motivarlos hacia el conocimiento”.

Las reacciones que recibió Tess de algunos de los padres de sus alumnos también

mostraron discrepancias con su nuevo enfoque. Algunos padres hicieron afirmaciones

como la siguiente: “Es mejor que usted le enseñe a mi hijo lo que necesita saber para que

le vaya bien el próximo año”. Comentarios como el anterior le hacían pensar en la presión

que sentía alrededor de desarrollar el currículo, más que en permitirles a los alumnos que

dirigieran su propio aprendizaje.

Su estilo pedagógico también tenía que incluir los requerimientos definidos por el

Ministerio de Educación. En British Columbia, el Ministerio ha creado los llamados

Paquetes Integrados de Recursos (PIR) para las asignaturas de cada grado escolar.

Estos paquetes consisten en “currículos requeridos por la Provincia, (resultados de

aprendizaje) ideas sugeridas de instrucción, una lista de recursos de aprendizaje

Page 106: Revista Actas Pedagógicas Nº10

recomendados, tales como libros, videos y medios electrónicos, y posibles métodos de

enseñanza para evaluar el progreso de los estudiantes” (Ministerio de Educación de

British Columbia, 1999, http://www.bced.gov.bc.ca/irp/, revisado el 10 de febrero de 2004).

Cuando se le preguntó sobre la naturaleza de su papel como profesora, Tess contestó:

“Mi papel es el de guiar y orientar la consecución de recursos y de asegurar que los

estudiantes aprenden, a partir de las orientaciones del PIR. Creo que esa es mi tarea. Sé

que el Ministerio está realmente mirando a los profesores y su sentido de

responsabilidad”.

Tess, como profesora de escuela primaria intermedia, también se refirió a cómo se sentía

“amarrada por el currículo”. Debido a los requerimientos del Ministerio, ella enseñaba

Ciencia como un contenido, más que como parte de un grupo de unidades

interdisciplinarias basadas en temas, a la manera como lo hacía cuando enseñaba en la

escuela primaria.

Además, parecía tener una clara comprensión sobre algunos de los principios de la

construcción del conocimiento, incluyendo la importancia del aprendizaje colaborativo.

“Entiendo que se comienza con una presentación, una especie de punto de referencia o

algo que yo les pido a mis alumnos que averigüen--- una pregunta sobre un tema, por

ejemplo. Y, se les da a los estudiantes para que hablen de ello y construyan sobre el

conocimiento de todos. Si yo fuera a trabajar así, a manera de discusión, les haría una

pregunta y ellos decidirían sobre la forma de llegar a una respuesta o preguntar sobre

cómo alcanzar una conclusión alrededor del tema”.

Sin embargo, Tess no se refirió a la naturaleza de la construcción de conocimiento

centrada en el alumno. En actividades constructivistas, aunque el profesor decide el tema

que se va a tratar, las preguntas las dirigen los estudiantes. (Bereiter & Scardamalia,

1993; Scardamalia, 2002).

En la medida en que Tess continuaba experimentando con principios de construcción de

conocimiento en su clase, otros factores influían en la puesta en marcha de este enfoque

educativo: Las herramientas disponibles en la escuela, sus conocimientos sobre los usos

pedagógicos de la tecnología y sus propias preferencias de aprendizaje. Como sólo

contaba con un computador en su clase, no podía considerar la utilización del Foro del

Conocimiento como plataforma para construir conocimiento. Y, aún si su clase hubiera

tenido acceso a los computadores y a Internet, no parece probable que Tess hubiera

escogido usar la basa de datos del Foro.

“No es que yo esté en contra de la tecnología sino que creo que…que los niños, en

general, pasan mucho tiempo frente al televisor o jugando con el computador. De la única

Page 107: Revista Actas Pedagógicas Nº10

manera como ellos pueden llegar a ser gente de verdad con interacciones cara a cara

puede ser en el colegio. Yo creo que necesitamos apoyarlos en esto, más que en las

conversaciones por computador”.

Las experiencias de Tess en el Foro del Conocimiento pueden haber ejercido una

influencia en su concepto sobre tecnología y educación y, como consecuencia, pueden

haber afectado la forma como ella considera la construcción del conocimiento. Tess

prefería discusiones presenciales, frente a aquellas mediadas por computador. No le

gustaba interactuar con el computador y extraña la falta de realimentación inmediata y de

contacto humano cuando trabaja en un ambiente en línea. “Honestamente, para mí era

una tarea ENORME escribir diez líneas… y, por eso, no me gustaba desde el principio”.

Tess tuvo una experiencia en línea muy negativa. Varios compañeros enviaron correos

criticándola por interrumpir una discusión en clase y por cuestionar las ideas del instructor

sobre el manejo de los conceptos errados de los alumnos. Aunque ella no respondió a las

críticas, sí estaba preocupada: sentía que los compañeros que la criticaron

probablemente habían violado el Código de Ética de la Federación de profesores de

British Columbia, que establece que no se debe criticar a un profesor en público, sin

confrontarlo en forma directa antes. Además, dijo que el incidente tenía repercusiones a

nivel distrital. “Desafortunadamente, ha creado inconformidad entre los profesores de este

distrito”. Sentía que las confrontaciones de este tipo ocurrían por el anonimato que existe

en el ambiente en línea entre estudiantes y que un conflicto de este tipo no habría

sucedido en una discusión en clase. También, que en ambientes presenciales, a

diferencia de los virtuales, un profesor está en posibilidad de referirse en forma inmediata

a la naturaleza inapropiada de los ataques personales.

“Sentí que, cuando esto pasó una vez, se debería haber resaltado enseguida y el

instructor debería haber dicho, inmediatamente…‟ Ésta es la etiqueta apropiada de la

relación en línea; cuando uno habla sobre sus colegas, no lo debe hacer de esta forma si

hay un problema‟. Creo que por eso, para mí, la discusión cara a cara tiene mucho más

valor; porque uno recibe realimentación instantánea”.

El instructor sólo respondió al comentario original 48 horas después de haberlo enviado

pero su comentario se orientó en relación al relación a la contribución de Tess en clase y

no se discutió el protocolo de la conducta en línea. Tess lo manejó desde una ética de

consideración por el otro en su clase, y sintió que deberían haberse incluido una etiqueta,

una guía y límites para los aportes en línea en su clase.

Después de la experiencia, Tess participó menos en clase y solamente envió un correo a

la base de datos al final del curso, un mensaje de su grupo desde su cuenta. Lo mandó

por solicitud del grupo y ella consideró que el hecho de que fuera en representación de su

grupo le daba seguridad. Con esto, ella quería protegerse de los ataques y señalamientos

Page 108: Revista Actas Pedagógicas Nº10

que podría recibir al enviar un correo pues éste reflejaba el consenso del equipo. Durante

el tiempo en el que participó en la base de datos del Foro de Conocimiento no la

impresionaron la calidad de las contribuciones. Sentía que la base de datos se estaba

utilizando como una sala de chats.

También prefería los debates a la reflexión. “Aprendí hablando y haciendo; soy más

kinestética e...intrapersonal...y me cuesta trabajo la reflexión escrita. Sé que la

Universidad la prefiere pero mi estilo es el de “hablar sobre el tema”. Esa es mi manera de

aprender”.

Su preferencia por las comunicaciones presenciales puede haber ejercido influencia en la

forma como ella presentó los principios de construcción de conocimiento en su clase.

Aunque se habló del uso de diagramas en papel y diarios para que los estudiantes

registraran ideas en actividades futuras de construcción de conocimiento, parecía que ella

utilizaría más las discusiones en clase.

También le preocupaba el enfoque de construcción de conocimiento en su clase, pues no

tenía clara la forma de asegurar la participación de todos sus estudiantes en las

actividades. En experiencias anteriores había notado que no todos los alumnos se

involucraban de la misma manera en debates científicos centrados en el estudiante.

“Pocos participan... porque tienen facilidad para explicar ideas, pensar con claridad y

rapidez y poseen conocimientos previos; otros, que no son tan buenos para expresarse,

escriben mejor…Encuentro que a los niños, con excepción de una o dos niñas, les

interesa más la ciencia, desafortunadamente. Estoy tratando de que las niñas desarrollen

ese amor por la ciencia. No sé con seguridad por qué sucede esto y sé que, en otros

lugares, sucede lo contrario- a las niñas les va mejor. Encuentro que a mis alumnos...les

interesa más el tema que a las niñas”.

Pensaba que necesitaba más apoyo para aplicar estas técnicas en la clase. “Usarlas en

clase y recibir información sobre ello son dos cosas diferentes.” Hubiera preferido que el

énfasis hubiera estado en facilitar la construcción de conocimiento, más que en participar

en actividades sobre dicha estrategia durante el curso. Por ejemplo, se preguntaba cómo

se usaría el Foro del Conocimiento a través del currículo y cómo podrían los profesores

llegar a un equilibrio entre reflexión y discusión en la construcción del conocimiento. Tess

comenzó a utilizar dichas actividades en su clase después de haber terminado el curso

sobre el Enfoque constructivista en la enseñanza y el aprendizaje de la ciencia. Sin

embargo, le hubiera gustado haber tenido la posibilidad de utilizar actividades de

construcción de conocimiento con sus estudiantes como parte del curso. De esta manera,

podría haber tenido realimentación y apoyo de sus compañeros y del instructor, cuando

hubiera tratado de usar la estrategia por primera vez.

Page 109: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Discusión

Tal como se mencionó anteriormente, los enfoques instruccionales de los profesores se

han asociado con los conceptos pedagógicos que maneja el docente. (Tobin, 1990; Robin

& Harris, 1998; Maor & Taylor, 1995). Éste es el caso de la profesora del estudio.

Después de haber terminado el curso sobre los enfoques constructivistas del aprendizaje

y la enseñanza, Tess comenzó a reemplazar su orientación centrada en el profesor por

una más centrada en el estudiante. Sin embargo, los conceptos y valores de otros en el

sistema educativo- estudiantes, padres y el Ministerio de Educación- influenciaron sus

intentos de cambiar su práctica. Ella percibió que, cuando sus prácticas pedagógicas

cambiaron, los estudiantes tuvieron dificultades de adaptación al nuevo ambiente de

aprendizaje. Se requiere de más investigación para identificar la manera como los

docentes pueden ayudar a que los estudiantes se adapten a los ambientes

constructivistas de aprendizaje. Por su parte, los profesores en programas de desarrollo

profesoral necesitan información y apoyo en relación con la forma de adaptar la cultura

del salón de clase a su nuevo ambiente. Adicionalmente, los docentes requieren apoyo en

el desarrollo de ambientes de aprendizaje centrados en el estudiante, frente a un currículo

basado en contenidos.

Tess parecía entender algunos aspectos del enfoque, tales como la colaboración y la idea

de que el conocimiento se construye, pero no mencionó otros aspectos importantes como

el hecho de que las actividades de dicha estrategia son dirigidas por los estudiantes. Muy

pocos de los profesores entrevistados hablaron del tema. Es posible que este principio no

se hubiera comunicado con claridad durante el curso. El instructor era un profesor nuevo y

era la primera clase que enseñaba en el área.

El aprendizaje dirigido por el estudiante es, tal vez, un concepto novedoso para muchos

profesores de práctica y es posible que se requiera un mayor énfasis en él, como parte de

los programas de desarrollo profesoral. Es posible que pocos profesores se enfocaran

sobre este aspecto de la construcción del conocimiento, debido a que no hay consistencia

con las responsabilidades de los docentes, tal como las define el Ministerio de Educación.

No es fácil que los docentes utilicen este tipo de actividades cuando tienen que seguir un

currículo, dentro de un tiempo limitado. Independientemente de las razones por las cuales

no se hizo énfasis en este principio, es importante que los programas de desarrollo

profesoral comuniquen con claridad la importancia de aplicar todos los principios de la

construcción del conocimiento para asegurar que los profesores no pongan en marcha

este enfoque de manera superficial.

La tecnología disponible en el salón de Tess, sus convicciones pedagógicas sobre la

tecnología y sus preferencias personales sobre el aprendizaje pueden haber influido en la

forma que utilizó para implementar actividades de construcción de conocimiento en el

aula. Además de falta de acceso a los computadores, no es claro si la profesora hubiera

Page 110: Revista Actas Pedagógicas Nº10

usado el computador para facilitar el aprendizaje, debido a sus propias creencias sobre el

uso pedagógico de este herramienta.

Se ha encontrado que las convicciones de los profesores sobre la relevancia educativa de

los computadores se relacionan con el uso que de él hacen en sus clases (Marcinkiewicz,

1993). Entre menos valor le den a los computadores como herramienta educativa, es

menos probable que lo utilicen en el aula. Tess no creía mucho en su uso educativo y su

experiencia no le ayudó a cambiar de idea. La razón de esta actitud puede haber estado

en que en el curso no le comunicaron claramente los roles diferentes que juegan el

discurso presencial y el virtual en la construcción del conocimiento.

Los ambientes en línea hacen posible que se produzcan experiencias diferentes de

aprendizaje a las que ocurren en conversaciones presenciales. Debido a la naturaleza

asincrónica de la comunicación por computador, los aprendices tienen mayor oportunidad

de reflexionar sobre sus ideas y de contribuir a los debates a su propia velocidad; también

podrán elaborar con más profundidad sus ideas ya que la realimentación no se da en

forma inmediata. Adicionalmente, la discusión mediada por computador ofrece la ventaja

de que el proceso queda escrito. De esta manera, los alumnos podrán reflexionar más

sobre sus propias contribuciones y las de sus compañeros. Los programas de desarrollo

profesoral necesitarán asegurar que los docentes entiendan con claridad la diferencia

entre los discursos en línea y los presenciales y los beneficios educativos asociados con

cada uno.

Es probable que Tess hubiera desarrollado una opinión más positiva sobre el uso

pedagógico de los computadores y sobre el valor del proceso de reflexión inherente a la

comunicación asincrónica, si hubiera tenido una experiencia más agradable en la

construcción de conocimiento en ambientes en línea. Sus contribuciones al Foro del

Conocimiento fueron pocas debido al tiempo y a las limitaciones tecnológicas; sin

embargo, la crítica que recibió en el ambiente virtual bloqueó su participación en línea y

sus aportes en el salón de clase. Este enfoque busca que los estudiantes expandan el

conocimiento del grupo en forma colaborativa (Bereiter & Scardamalia, 1993). Si algunos

de los participantes se sienten criticados o alienados, dicho trabajo se detendrá. Por lo

tanto, se necesita más investigación para mostrar cómo pueden los profesores

entusiasmar a los alumnos para que apoyen a otros en el desarrollo de sus ideas,

especialmente en ambientes virtuales, en los que faltan sugerencias sociales, y en los que

los desacuerdos se pueden percibir de manera más crítica.

Tess también expresó su preocupación sobre la participación desigual durante los

debates en clase y el impacto que ésta podría reflejar en las actividades de construcción

de conocimiento. Lo anterior también lo mencionaron muchos profesores entrevistados;

sin embargo, Tess fue la única profesora que se refirió a un sentido de inequidad

relacionada con el género. Las preocupaciones de los docentes en relación con una

Page 111: Revista Actas Pedagógicas Nº10

participación inequitativa durante este tipo de actividades centradas en el estudiante

pueden limitar la disposición con las que ellos quieran explorar la construcción de

conocimiento. Se sugiere que los docentes que participen en programas de desarrollo

profesoral cuenten con más apoyo para trabajar de manera más equitativa y participativa.

La investigación actual ofrece sugerencias para aumentar la participación equitativa en

debates de grupos científicos. Guzzetti y Williams (1995) sugieren que el uso de grupos

femeninos puede aumentar la participación entre las mujeres; Además, Cohen y Lotan

(1995) encontraron que los estudiantes de bajo rendimiento participaban más en debates

de ciencias y matemáticas, cuando los profesores promovían la teoría de las inteligencias

múltiples de Gardner (1983) en sus clases y hacían un reconocimiento público a dichos

alumnos de bajo rendimiento. También insinúan que asignar el papel de facilitador a los

alumnos de bajo rendimiento ayuda a su participación. Sin embargo, se requiere más

investigación que permita documentar con claridad la forma como los profesores pueden

asegurar una participación equitativa en actividades de construcción de conocimiento.

Tess sintió que habría sido benéfico para ella el habérsele permitido practicar la estrategia

de construcción de conocimiento en su propia clase durante el curso. Tal vez, si hubiera

tenido esta oportunidad, hubiera generado soluciones con sus alumnos alrededor de sus

propias preocupaciones. Por lo tanto, además de proveer oportunidades para que los

docentes experimenten la construcción de conocimiento como estudiantes, puede ser

importante también que los programas de desarrollo profesoral ofrezcan a los profesores

practicantes la posibilidad de hacerlo con sus propios estudiantes, en sus clases

regulares.

A partir de la experiencia de un solo profesor hemos aprendido sobre muchos factores

que pueden influenciar la implementación del enfoque de construcción de conocimiento

en las aulas; sobre las convicciones de la profesora alrededor de la naturaleza del

conocimiento y la educación; sobre el clima cultural del salón de clase y de la forma como

el sistema educativo ejerció una influencia en su práctica. Las herramientas disponibles,

sus convicciones pedagógicas sobre la tecnología y sus propias experiencia de

aprendizaje pueden haber influido en la manera como ella implementó la estrategia en su

clase. Los profesores practicantes requieren más apoyo en la comprensión de los

principios del enfoque y las diferencias entre el discurso presencial y en línea, así como

en la puesta en marcha de la estrategia dentro de los climas culturales de la clase durante

los programas de desarrollo profesoral. Es necesario hacer más investigación sobre

procedimientos que ayuden a los estudiantes en este tipo de actividades.

Agradecimientos

Este trabajo se desarrolló con el apoyo del Consejo para la Investigación en las Ciencias

sociales y las Humanidades del Canadá y de la Universidad Simon Frazer, otorgado al

segundo autor.

Page 112: Revista Actas Pedagógicas Nº10

References

Bianchini, J. A. (1997). Where knowledge construction, equity, and context intersect: Student learning of science in small groups. Journal of Research in Science Teaching, 34, 1039-65.

Bereiter, C. & Scardamalia, M. (1991). Models of educational uses of a communal database. Paper presented at NATO Advanced research workshop, Advanced educational technology: Instructional models in computer-based learning environments, University of Twente, The Netherlands.

Bereiter, C., & Scardamalia, M. (1993). Surpassing ourselves: An inquiry into the nature and implications of expertise. Chicago, Illinois: Open Court.

Brown, A. L., & Campione, J. C. (1996). Psychological theory and the design of innovative learning environments: On procedures, principles, and systems. In L. Schauble & R. Glaser (Eds.), Innovations in leaning: New environments for education (pp. 289-325). Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum.

Catsambis, S. (1995). Gender, race, ethnicity, and science education in the middle grades. Journal of Research in Science Teaching, 32, 243-5.

Chan, C. (1999). Knowledge building and belief change in computer supported collaborative learning. Paper presented at the meeting of the European Association for Research on Learning and Instruction, Goteborg, Sweden.

Christianson R. G. & Fisher, K. M. (1999). Comparison of student learning about diffusion and osmosis in constructivist and traditional classrooms. International Journal of Science Education, 6, 687-98.

Cohen, E. G. & Lotan, R. A. (1995). Producing equal-status interaction in the heterogeneous classroom. American Educational Research Journal, 32, 99-120.

Galbraith, M. W. & Sanders, R. E. (1987). Relationship between perceived learning style and teaching style of junior college educators. Community Junior College Quarterly of Research and Practice, 11, 169-77.

Gardner, H. (1983). Frames of mind: The theory of multiple intelligences. New York: Basic Books.

Guzzetti, B. J. & Williams, W. O. (1996). Changing the pattern of gendered discussion: Lessons from science classrooms. Journal of Adolescent and Adult Literacy, 40, 38-47.

Hakkarainen, K.(2003). Emergence of progressive-inquiry culture in computer-supported collaborative learning. Learning Environments Research, 6, 199-220.

Keys, C. W. & Bryan, L. A. (2001). Co-constructing inquiry-based science with teachers: Essential research for lasting reform. Journal of Research in Science Teaching, 38, 631-645.

Lord, T. R. (1999). A Comparison between traditional and constructivist teaching in environmental science. Journal of Environmental Education, 30(3), 22-27.

Lord, T. R. (1997). Comparison between traditional and constructivist teaching in college biology. Innovative Higher Education, 21, 197-216.

Marcinkiewicz, H. R. (1993). Computers and teachers: Factors influencing computer use in the classroom. Journal of Research on Computing in Education, 26, 220-37.

Ministry of Education (1999). Programs and services: K-12 curriculum and learning resources (Integrated Resource Packages). Available: http://www.bced.gov.bc.ca/irp/

Pellegrino, J. W. & Altman, J. E. Information technology and teacher preparation: Some critical Issues and illustrative Solutions. Peabody Journal of Education, 72, 89-121.

Robin, B. R. & Harris, J. B. (1998). Correlates among computer using teacher educators' beliefs, teaching and learning preferences, and demographics. Journal of Educational Computing Research, 18, 15-35.

Roling, N. & de Jong, F. (1998). Learning: Shifting paradigms in education and extension studies. Journal of Agricultural Education and extension, 5, 143-61.

Page 113: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Scardamalia, M. (2002). Collective cognitive responsibility for the advancement of knowledge. In B. Smith (Ed.), Liberal education in a knowledge society (pp. 67-98). Chicago: Open Court.

Scardamalia, M., Bereiter, C., Brett, C, Burtis, P. J., Clahoun, C. & Smith Lea, N. (1992). Educational applications of a networked communal database. Interactive Learning Environments, 2, 45-71.

Tobin, K. (1990). Social constructivist perspective on the reform of science education. Australian Science Teachers Journal, 36(4), 29-35.

Vye, N. J., Schwartz, D. L., Bransford, J. D., Barron, B. J., & Zech,L. (1998). SMART environments that support monitoring, reflection, and revision. In D. J. Hacker, J. Dunlosky, &

A. C. Graesser (Eds.), Metacognition in educational theory and practice (pp. 305-346). Hillsdale, NJ: Erlbaum.

*Dr J. van Aalst, es Físico con maestría en Física de la Universidad de Alberta, Canada y

PhD en Estudios Curriculares de la Universidad de Toronto. En la actualidad es Profesor

Asistente en el área de Tecnología de la educación, de la Facultad de Educación de la

Simon Fraser University en Canadá. [email protected]

** Cher M. Hill candidata a doctorado en Estudios Curriculares de la Simon Fraser

University, Canada.

***Luz Angela Castaño González, MA en Literatura Comparada, es directora del Centro

de Pedagogía de la Universidad de Ibagué. [email protected]. Artículo enviado

especialmente para Actas Pedagógicas. Recibido, febrero 28, 2004. Aprobado, marzo 17,

2004.

Page 114: Revista Actas Pedagógicas Nº10
Page 115: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Evolución tecnológica de la civilización del siglo XX

Por: Willler Ferney Montes Granada*

Resumen

Aunque parezca extraño, aún en el mundo moderno de hoy encontramos una situación

parecida a la descrita por Darwin en su trabajo sobre la Evolución de las especies. En ella

sostiene que “especie que no logre evolucionar para luchar contra las dificultades de su

medio ambiente tiende a desaparecer”. En el presente artículo se plantea la analogía con

una civilización en la que se está en una lucha constante por la supremacía tecnológica, y

en la cual la computadora es la principal herramienta para “evolucionar”.

Abstract

This article refers to the computer as an important tool for any community that wants to

advance to higher instances of knowledge and science, nowadays.

Palabras claves:

Computadora, herramienta evolutiva, sistemas completos, velocidad, máquina pensante,

autonomía.

Key Words

Computer, evolutive tool, complete systems, speed, thinking machine, autonomy.

La tecnología puede pensarse como un suplente artificial para la evolución natural en el

proceso de ajustarnos a nuestro medio ambiente. El ser humano moderno es el resultado

de un proceso evolutivo largo que empezó con la existencia de células simples

individuales y que culmina en el organismo complejo de hoy. Los, cada vez, más

complejos especímenes que se desarrollaron son los sobrevivientes de una selección

natural que hizo más dominantes a esas especies equipadas con posibilidades de luchar

en contra de las dificultades que el ambiente presentaba.

Afortunadamente, el hombre ha encontrado la forma de continuar esta evolución; así, ha

aprendido a aprovechar el conocimiento científico para generar herramientas que lo

ayuden a lograr sus fines. Casi todos los campos de la ciencia, como la biología, la

matemática, física, química, astronomía, entre otros, han hecho sus contribuciones

importantes a la evolución tecnológica de la civilización, y han logrado una interdisciplina

que permite que el hombre extienda su dominio muy por encima de la naturaleza y del

ambiente en el que debe vivir.

Los campos de la electrónica y las telecomunicaciones, que presentan una contribución

grande a este esfuerzo, dependen principalmente de los conocimientos en los campos de

Page 116: Revista Actas Pedagógicas Nº10

la física y química para el estudio de los materiales, conductores, semiconductores y

aislantes, y de la creación de sus dispositivos, como son los tubos electrónicos,

dispositivos de estado sólido, circuitos integrados y una infinidad de otros componentes;

para su desarrollo y lógica subyacente también se valen de los conocimientos en

matemáticas, teoría electromagnética, teoría de circuitos, teoría de técnicas digitales.

La computadora, herramienta evolutiva

En los últimos cien años se ha generado y controlado una cantidad casi ilimitada de

energía, particularmente eléctrica, y se ha dirigido su uso para los propósitos sociales.

Simultáneamente se han desarrollado medios eléctricos para la comunicación, primero

entre individuos y luego entre sistemas, en los que se explota la alta velocidad de

transferencia de grandes volúmenes de información.

En estos desarrollos tempranos, el hombre ha aprendido a reforzar sus propias

capacidades físicas, a reemplazar el esfuerzo humano con máquinas y a extender

acciones de control a distancia por encima de las que él pudiera hacer con eficacia. Más

recientemente, tecnologías como el control discreto y técnicas predictivas de error, la

robótica y sistemas expertos de computación, la inteligencia artificial y las redes

neuronales, los sistemas de telemetría y telecontrol, las redes de comunicaciones

inalámbricas, entre muchas otras, se han desarrollado e integrado para eliminar la

necesidad de realizar una variedad de rutinas personales engorrosas, difíciles o que

involucren peligro físico o gran precisión, tales como manipular material radiactivo, dirigir

un avión, guiar una máquina, leer códigos de barras de diferentes artículos, regular una

fundición de acero y otro sinnúmero de aplicaciones industriales.

La computadora es la herramienta que hace posible lo anterior, y por tanto es el desarrollo

de la electrónica el más importante de las últimas dos décadas y el que, sin duda alguna,

tendrá consecuencias extendidas en el avance de nuestra civilización; se emplea para

realizar una variedad de algoritmos y rutinas de cómputo, procesamientos de información

y funciones de almacenamiento que refuerzan la capacidad del cerebro del hombre y que

apenas han empezado a explotarse.

El atributo más importante de la máquina computadora moderna es su gran velocidad

comparada con sistemas de cómputo biológico, una ventaja que es fácil de entender. Las

señales en las fibras nerviosas viajan a velocidades hasta de 300 metros por segundo;

además, las neuronas, o relevos neuronales, poseen una respuesta máxima del orden de

cien impulsos por segundo, mientras que se han logrado proporciones de conmutación

electrónicas mayores a unos mil millones por segundo.

El desafío: máquinas pensantes autónomas.

Las computadoras deben ofrecer ventajas adicionales, además de velocidad. Cuando,

con técnicas de microelectrónica como la nanotecnología, se desarrollen eficientes

Page 117: Revista Actas Pedagógicas Nº10

componentes electrónicos de tamaño molecular, la memoria de una computadora podrá

mejorar la del hombre en, por lo menos, dos aspectos: Por un lado, en una mejor retentiva

y un acceso más rápido a la información guardada. Progresivamente, también podría

presentar mayores posibilidades de almacenamiento de información, aunque la capacidad

de la mente humana es tan grande que podría no existir esta necesidad.

Las consideraciones anteriores justifican la conclusión de que el hombre debe poder

finalmente crear “máquinas pensantes” con inteligencia y sensaciones casi humanas, si

actualmente no aparecen las limitaciones imprevistas en el plan lógico de construcción de

estas computadoras.

En la actualidad, nuestra tendencia a usar máquinas en lugar de la capacidad mental

humana en muchas tareas, particularmente en aquellas que involucran visión, intuición y

toma de decisiones se limita por nuestra falta de comprensión de los procesos lógicos

involucrados; pero, existe un inmenso esfuerzo de investigación en este campo

desafiante. Las máquinas y los sistemas de cómputo actuales ya se están ayudando en

su propia programación y desarrollo con técnicas de inteligencia artificial aplicada a

sistemas expertos; cuando estas técnicas se optimicen podrá entonces extenderse el

alcance de las aplicaciones de las computadoras, y delegar en ellas, funciones que,

además de exigir gran capacidad de procesamiento y almacenamiento, velocidad y

precisión, involucren raciocinio e, incluso, autonomía para tomar decisiones importantes y

ratificarse, así, como la principal herramienta evolutiva de la civilización.

Bibliografía

ABBATE, Janet. The Electrical Century. En: IEEE Proceedings. Vol. 87, No. 11 (New York, U.S.A, Nov. 1999) p. 1999-2002.

COMERFORD, Richard. Computing. En: IEEE Spectrum. Vol. 37, No.1. (New York, U.S.A, Jan. 2000) p. 45-50.

COMERFORD, Richard. A new species of hardware. En: IEEE Spectrum. Vol 37, No. 3. (New York, U.S.A, March 2000) p. 35-48.

DUTTA-ROY, Amitava. Computers. En: IEEE Spectrum Vol. 87, No. 11 (New York, U.S.A, Jan. 1999). p. 46-51.

FOGEL, David D. What is evolutionary computation?. En: IEEE Spectrum. Vol. 37, No. 2. (New York, U.S.A, February 2000) p. 26-32.

GEPPERT, Linda. Life after silicon: the solid-state molecular IC. En: IEEE Spectrum. Vol. 36, No. 10 (New York, U.S.A, Oct. 1999) p. 24-26.

__________ Semiconductors. En: IEEE Spectrum Vol. 47, No. 10 (New York, U.S.A, July 1999). p. 24-55.

__________ Electronic Design Automation. Vol. 56, No. 8 En : IEEE Spectrum (New York, U.S.A, Jan. 1999). p. 70-74.

SWEET, William. Power & Energy. En: IEEE Spectrum Vol. 66, No.7 (New York, U.S.A, Jan. 1999). p. 62-67.

YAO, Xin. Evolving Artificial Neural Networks. En: IEEE Proceedings. Vol 87, No. 9. (New York, U.S.A, Sep. 1999). p. 1423-1425.

Page 118: Revista Actas Pedagógicas Nº10

Bibliografía Complementaria

KLEIN, Artur. Atlas de Informática. Bogota: Edissa, 1988.

LEVINE, Guillermo. Computación y programación moderna. México: Pearson Educación, 2001. p.610.

LONG, Larry y LONG, Nancy. Introducción a las computadoras y a los sistemas de información. 5 ed. México: Prentice Hall, 1999. p. 300.

Sitios web

http://www.ieee.org/portal/index.jsp

http:// www.spectrum.ieee.org

http://www.sil.edu.py/alumnos/

http://www.pchardware.org/memorias.htm

http://www.tecnologia.eud.com/glosario/

Willer Ferney Montes Granada, es ingeniero electrónico, con énfasis en

Telecomunicaciones, de la Universidad de Antioquia. En la actualidad desarrolla la tesis

de grado para recibir el título de Magister en Ingeniería Electrónica de la Universidad

Central de las Villas (Cuba) y cursa el Diplomado de Docencia Universitaria del CEDIP de

la universidad de Ibagué. Actualmente se desempeña como coordinador del Área de

Comunicaciones y es profesor de tiempo completo del programa de Ingeniería Electrónica

de Coruniversitaria. Recibido: Noviembre 30, 2003. Aceptado: Febrero 17, 2004.

[email protected] - [email protected]