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LEIBNIZ (1646 – 1716) Intento de rescatar algunos conceptos de la Escolástica e integrarlos dentro de una filosofía propiamente Moderna. Tres problemas tradicionales retomados por Leibniz: 1. Problema de la individuación. Relación entre forma y materia en la constitución de los individuos. Materia como individuación, ya que la forma es compartida por varios individuos. Para Leibniz, la materia no va a ser sustancial, sino que son las mónadas que son inmateriales. El principio de individuación no va a ser la materia, sino formas sustanciales. La sustancia va a ser un individuo, pero el principio es la forma absolutamente determinada con infinitos predicados. 2. Problema del “laberinto del continuo”. Infinita divisibilidad del espacio. La materia es compuesta, pero si es compuesta, lo es por unidades últimas reales; pero a su vez la materia, en tanto extensa, es infinitamente divisible. El problema es como conciliar las dos posiciones. Leibniz propone que la materia tiene un carácter fenoménico: en parte se relaciona con la manera de representarlo. La extensión es cierta manera de representarnos la materia. Las mónadas son lo real y son inmateriales. La materia es un fenómeno del universo monádico, que se debe a la representación confusa del universo monádico a través de la sensibilidad. La infinita divisibilidad tiene que ver con la representación y no con las cosas en sí mismas. La realidad es discreta. 3. Problema de la libertad. Compatibilidad entre la libertad y la contingencia con la Providencia divina. Problema con la noción de sustancia y de predicación verdadera que lleva a la necesidad y no a la contingencia; y la existencia de la libertad. Para comprender el pensamiento de Leibniz, es necesario hacer un recorrido por la evolución de su pensamiento. 1

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Page 1: Resumen Leibniz

LEIBNIZ (1646 – 1716)

Intento de rescatar algunos conceptos de la Escolástica e integrarlos dentro de una filosofía propiamente Moderna.

Tres problemas tradicionales retomados por Leibniz:

1. Problema de la individuación.

Relación entre forma y materia en la constitución de los individuos. Materia como individuación, ya que la forma es compartida por varios individuos. Para Leibniz, la materia no va a ser sustancial, sino que son las mónadas que son inmateriales. El principio de individuación no va a ser la materia, sino formas sustanciales. La sustancia va a ser un individuo, pero el principio es la forma absolutamente determinada con infinitos predicados.

2. Problema del “laberinto del continuo”.

Infinita divisibilidad del espacio. La materia es compuesta, pero si es compuesta, lo es por unidades últimas reales; pero a su vez la materia, en tanto extensa, es infinitamente divisible. El problema es como conciliar las dos posiciones.Leibniz propone que la materia tiene un carácter fenoménico: en parte se relaciona con la manera de representarlo. La extensión es cierta manera de representarnos la materia. Las mónadas son lo real y son inmateriales. La materia es un fenómeno del universo monádico, que se debe a la representación confusa del universo monádico a través de la sensibilidad. La infinita divisibilidad tiene que ver con la representación y no con las cosas en sí mismas. La realidad es discreta.

3. Problema de la libertad.

Compatibilidad entre la libertad y la contingencia con la Providencia divina. Problema con la noción de sustancia y de predicación verdadera que lleva a la necesidad y no a la contingencia; y la existencia de la libertad.

Para comprender el pensamiento de Leibniz, es necesario hacer un recorrido por la evolución de su pensamiento.

Periodo de juventud: primera formación en la tradición escolástica.

1663: Periodo de madurez. Reacción contra la escolástica y conversión a la “modernidad”. Búsqueda de certezas a través de la claridad y distinción. Adopción del mecanicismo con respecto al mundo físico. Distancia del pensamiento cartesiano: interacción entre el alma y el cuerpo. Otro problema es que tiene que haber un principio de acción en la materia misma que origine el movimiento; y que se relacione con algo inmaterial en la materia, una especie de alma o mente como principio de acción y movimiento.

1672: Periodo de París. Desarrollo de las teorías matemáticas y contacto con cartesianos. Criticas a Descartes: la materia no es extensión, ya que lo propio de la sustancia es la unidad y la materia carece de unidad. La unidad de la materia es una unidad accidental, no es unum per se. La unidad es dada por la mente a la materia.

Lo propiamente sustancial no puede ser material, porque la materia es corporal. Lo propiamente sustancial va a ser inmaterial. Propuesta de Leibniz: metafísica que afirma la existencia de infinitas

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sustancias (mónadas), pero no hay dos tipos de sustancias. Lo sustancial es siempre inmaterial y posee un principio de acción en sí mismo. Otra idea que surge es que el mundo es creado libremente por Dios, y por lo tanto es contingente. La existencia del mundo no se sigue necesariamente de la esencia divina.

Distanciamiento de que la metafísica debe partir de principios evidentes. Se avanza a partir de proposiciones que permiten derivar de ellas el resto. En la matemática existen verdades eternas y certeza, pero en el plano de lo real no.

Principio de razón suficiente: todo tiene una razón (o causa). Principio in esse: en toda predicación verdadera el predicado tiene que estar incluido en el sujeto.

1686: Periodo de madurez. Discurso de Metafísica.

Definición de sustancia: modo básico de existencia.

Características

i. Independencia, por sí mismo. Sujeto último de predicación.ii. Actividad. La sustancia da cuenta por sí de la posibilidad de movimiento. Principio de

actividad, acción y fuerza. Entelequia primera.iii. Unidad. Simplicidad. Unum per se.iv. Persistencia. Se mantiene idéntico, persiste a través del cambio de sus

determinaciones.v. Individuación. Individuo inmaterial, a través de las especies ínfimas. Concepto con

infinitos predicados que solamente le corresponden a ese individuo. Noción completa y específica que incluye todo lo que se puede predicar de ella.

Principio de identidad de los indiscernibles: si no se pueden discernir conceptualmente dos sustancias, entonces son una. No pueden haber dos sustancias que difieran solamente en número: para que sean dos tienen que diferir en el conjunto de predicados.

La sustancia es un individuo absolutamente determinado. En su noción concreta está contenido todo lo que se puede predicar con verdad de ella; una mente infinita podría conocer a priori todo lo que le sucedió y todo lo que le va suceder.

vi. Huellas del pasado y marcas del futuro. Al no ser afectadas por otras sustancias, cada una tiene contenido todo lo que le sucedió y todo lo que le va a suceder. Todo lo que le sucede responde a su propia naturaleza, expresada en la noción completa.

vii. Expresan el universo entero. Hay una relación constante entre lo que se predica de ella y lo que se predica de todo lo demás. Las sustancias son espejos del universo entero. Hay una relación fija y constante entre el estado de una sustancia y el de las demás (Principio de Armonía Preestablecida - PAP). Una mente infinita puede deducir, a través de la noción completa, todo lo que le ocurrió y lo que está ocurriendo en el resto del universo.

Todo el universo tiende hacia el bien, por lo que funciona por causas finales. En el universo físico actúan causas eficientes, del movimiento en el plano de la materia. El universo físico es un fenómeno del universo metafísico, y hay una armonía entre ellos. No son dos órdenes ontológicos, sino que es uno percibido por el intelecto como es en sí mismo (universo monádico), o confusamente a través de la imaginación y la sensibilidad (universo físico).

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No hay interacción entre las sustancias, pero por el PAP todos los estados de las sustancias están coordinados. Hay una relación fija y constante de lo que se dice de una y de lo que se dice de las demás. De todos los universos posibles, el nuestro es el mejor: “mayor variedad con el mayor orden”.

La sustancia actúa cuando pasa de un estado de perfección a otro mayor o igual (acción). Si pasa a uno menor, padece (pasión). La perfección está asociada con una percepción de mayor grado de distinción. Es creada por Dios y no perece. No hay generación ni corrupción.

El espacio y el tiempo también pertenecen al plano fenoménico. El universo monádico es no relacional porque no existe interacción entre las sustancias. En el plano monádico no hay espacialidad ni temporalidad; lo relacional es puesto por la mente y pertenece al universo físico.

Todas las características de la materia (extensión, impenetrabilidad) son un fenómeno de fuerzas que son lo real en sí, el universo monádico.

Relación entre contingencia, libertad y Providencia

Problema: cómo puede haber verdades contingentes teniendo en cuenta la noción de sustancia como noción completa y la noción de predicación verdadera como la contención de los predicados en el sujeto.

Nociones completas: conceptos de individuos infinitamente complejos y exhaustivos. Análisis infinito.

Nociones incompletas: compartidas por varios individuos. Esencia: a través de una serie finita de pasos se puede explicitar todo lo contenido en el concepto. No alcanza para distinguir a un individuo. Análisis finito.

Dos tipos de verdades:

Verdades necesarias: en virtud de su necesidad. Principio de No Contradicción (PNC) e identidad. A partir del predicado se llega al sujeto “A = A”. Son verdaderos necesariamente en todos los mundos posibles (enunciados matemáticos). Los mundos posibles son mundo pensables, un enunciado contradictorio es impensable. No dependen de cómo se dan las cosas, de lo fáctico o de circunstancias particulares.

Verdades contingentes o de hecho: son seguras, pero no necesarias. Son seguras porque están contenidas en la noción completa, pero no son necesarias porque puede haber un mundo en el cual no se actualizan. La existencia implica una actualización del predicado. Verdades relacionadas con el mundo que se actualizó. Basadas en el Principio de Elección de lo Mejor (PEM). Para poder establecer que el predicado está incluido en el sujeto hay que realizar un análisis infinito; son indemostrables y no se pueden resolver en identidades.

El pecado de Adán, por ejemplo, es una verdad contingente. Aunque está incluido en su noción completa, puedo imaginar un mundo en el cual no pecó. Es hipotéticamente necesario, no metafísicamente necesario. Es hipotético porque es una consecuencia de un condicional:

Si Dios elige crear este mundo, entonces Adán peca.

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Si Dios elige crear a Adán conociendo que va a pecar, entonces va a pecar libremente, como consecuencia de su propia naturaleza. Depende del entendimiento de Dios, no de la voluntad. La Providencia es precognición, no predeterminación.La verdad contingente es contingente en sí misma, pero al ponerla como consecuente de un condicional, lo que es necesario es la relación de consecuencia.

Dios es libre, la creación es una elección divina. Es infinitamente bueno porque pudiendo elegir, elige el mundo mejor. El mundo real no es el único posible, y Dios elige guiado por el Principio de Elección de lo Mejor, no por el PNC. El mundo tiende hacia el bien, y las almas racionales persiguen el bien conscientemente. El mundo es moralmente necesario (porque es el mejor posible) pero no metafísicamente necesario (existen otras posibilidades).

Diferencia con el voluntarismo cartesiano: para Descartes Dios decide lo que es verdadero y bueno. No se somete a ninguna de las dos cosas. Para Leibniz, lo que es verdadero depende del entendimiento de Dios, no de su voluntad. Las verdades eternas dependen del entendimiento divino, no de su voluntad. Negación del voluntarismo.

Principio de Razón Suficiente (PRS): ningún hecho puede tenerse por verdadero o existente y ninguna afirmación por verdadera a menos que exista una razón suficiente para que sea así. A veces se expresa como principio de causalidad. Es necesario que todo tenga una causa, pero en el plano de lo existente las conexiones no son necesarias.

El PEM es el PRS de la existencia de este mundo, y de que sea como es.

1690: Evolución de la noción de sustancia. Concepción más dinámica: ley de la serie. En la noción completa no están solamente todos los predicados verdaderos, sino también el orden en el cual se van a ir dando. Importancia de la sustancia como unidad de fuerza.

Monadología (1714)

La sustancia es la mónada: sustancias simples que entran en los compuestos. No se generan ni perecen, sino que son creadas y aniquiladas por Dios. No hay interacción entre ellas, por lo que no pueden ser alteradas. Por otro lado, la diversidad se encuentra contenida en ellas, para explicar la diversidad cualitativa.

El modelo de sustancia y de mónada es el yo. Existen ciertos tipos de mónadas, las racionales, que tienen capacidad de reflexión sobre sí mismas. Hay una serie de ideas innatas que surgen de la reflexión de las mónadas sobre sí mismas; e implica la capacidad de conocer las verdades eternas. Las mónadas pueden ser tomadas en este sentido como almas. Acción inmanente que produce el pensamiento que cambia espontáneamente.

La percepción es la descripción de los estados de la mónada. Expresión o representación de la infinita multiplicidad del universo en la unidad de la mónada. La representación implica una relación fija y constante entre lo que se dice de esa mónada que tiene una percepción y lo que se dice del resto de las mónadas del universo. De acuerdo a los tipos de percepción es posible determinar una jerarquía de mónadas. Grado de distinción de las percepciones.

1. Mónadas desnudas: no tienen conciencia, son las que están en la base de la materia. La materia es un fenómeno que resulta de este nivel monádico.

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2. Mónadas con sensación: unión de la mónada con un cuerpo que posee órganos y recibe impresiones. Los estados de la mónada derivados de las impresiones son las sensaciones. Las sensaciones son estados de las mónadas que se explican por causas finales; las impresiones son estados de los cuerpos que ocurren por causas eficientes. No hay interacción entre el alma y el cuerpo. El cuerpo es afectado, pero la mónada no. Lo que sucede a nivel físico en el cuerpo puede ser explicado a través de causas mecánicas, causas eficientes.

Hay una armonía preestablecida entre el alma y el cuerpo, entre las sensaciones y las impresiones. Las impresiones se explican por causas mecánicas, leyes de movimiento y tiene que ver con la interconexión de la materia. El alma representa al universo entero en la medida que representa al cuerpo en el que está unida, y el cuerpo está interconectado con el universo.

El cuerpo es en última instancia un fenómeno y en el fondo son también mónadas, aunque percibidas de manera confusa. El universo físico es un fenómeno del universo monádico. En última instancia, cada mónada expresa a todo el resto del universo monádico. La percepción sensible es cuando la mónada se da cuenta que está teniendo la percepción, que está expresando el universo entero.

Postura contra Descartes: no hay influencia entre el alma y el cuerpo; todo ocurre de manera coordinada, armonizada.

Otro aspecto del estado de la mónada es la apetición: tendencia por la cual se pasa de una percepción a otra. En realidad sSe trata de un mismo estado, pero visto desde dos puntos de vista. La perspectiva representacional sería la percepción; y la perspectiva volitiva la apetición, la tendencia a pasar a los estados que le siguen.

Los estados de las mónadas (las sensaciones) se van sucediendo unos de otros con la misma fuerza de la mónada, desarrollando la Ley de la Serie o la noción completa. El principio que rige este despliegue es el Principio de Lo Mejor, que es su causa final.

La sensación se encuentra acompañada de la memoria. Las huellas del pasado se encuentran disponibles cuando la ocasión lo requiera. Posibilidad de asociar percepciones o ideas como mecanismo que imita a la razón. Las percepciones sensibles son confusas compradas con las intelectuales que son distintas. Fantasmas: se percibe como uno lo que en realidad no lo es.

Las pequeñas percepciones son inconscientes y se encuentran en la base de cualquier percepción sensible. Sus incrementos explican los cambios. Ley del Continuo: la naturaleza no da saltos; en cada cambio hay que pasar por los infinitos estados intermedios. Las almas animales tienen consciencia pero sin autoconsciencia.

Todas las características de la materia son fenoménicas, incluso la extensión.

3. Mónadas con pensamiento: Almas racionales. Incluyen las sensaciones y las percepciones inconscientes. Relación entre consciencia y apercepción: capacidad de los seres racionales de pensar, de formar conceptos, de concebir ideas innatas, de verdades eternas y de la ciencia demostrativa. Capacidad de reflexionar, noción del “yo” que percibe y descubrimiento como sustancia y de las operaciones como sustancia. Posibilidad de mantener la identidad después de la muerte y de ser sujetos morales.

La conciencia se relaciona con cierto grado de distinción y la posibilidad de acción, de realizar una actividad - tomar a la propia reflexión como objeto, percibir que se percibe; reflexionar.

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Apercepción como una actividad especial perceptual que consiste en notar las percepciones en tanto pueden reflexionar sobre ellas. La conciencia es una percepción consciente sobre la que se reflexiona, y la apercepción es una percepción de la percepción que ocurre en un momento diferente de la primera, sino sería una regresión al infinito de percepciones. También son necesarias algunas percepciones inconscientes, “pequeñas percepciones”.

Conciencia → apercepción → reflexión.

Consecuencias epistemológicas: conocimiento de ideas innatas; verdades eterna; reflejo del universo y de Dios. Percepciones del bien. Despliegue temporal en forma de serie, la reflexión ocurre en un momento posterior a la percepción de la cual tengo consciencia. Relacionado con la permanencia de la sustancia. La percepción implica unidad y multiplicidad: la multiplicidad del universo en la unidad de la mónada, y la percepción del “yo percibo” como unidad. Autoobjetivación de la mónada como sustancia metafísica. El yo funciona como modelo de la sustancialidad de todo lo demás.

Dos aspectos importantes: si la percepción consciente supone autoobjetivación, entonces el yo que reflexiona es el mismo que el yo sobre el cual se reflexiona; el despliegue temporal supone la identidad de la mónada. Permanencia del yo a través de las percepciones cambiantes. Relación con el concepto de noción completa. Identidad personal fundamentada por la metafísica a priori.

Relación entre el universo físico y el universo monádico

Hay un universo físico, en el que hay cuerpos y está regido por leyes mecánicas, por causas eficientes. Por otro lado, hay un universo monádico constituido por mónadas, que son unidades de fuerza y opera por causas finales. En principio, no hay influencia de un universo sobre el otro.

De acuerdo con este argumento, no hay relación tampoco entre el alma y el cuerpo. Hay una armonía preestablecida entre los dos órdenes, entre las causas eficientes y las causas finales. Armonía entre los estados de los cuerpos y los estados de las mónadas.

Hacia el final de su vida, Leibniz adopta una postura reduccionista, donde lo único que hay son mónadas; y lo que tenemos es un mundo percibido desde dos perspectivas diferentes. Tal como es en sí por el intelecto (universo monádico) y confusamente a través de la sensibilidad y la imaginación (universo físico). Por lo tanto, el universo físico no es real, es fenoménico: tiene que ver con el modo que lo percibimos y no como es en sí mismo.

Sin embargo, es semi mental y semi real, es un estrato intermedio. Las propiedades que percibimos en los cuerpos tienen algún correlato a nivel monádico. Son fenómenos para las mónadas y de las mónadas. La extensión es un fenómeno para, pero a su vez es un fenómeno de porque la materia está compuesta por mónadas. Hay un correlato entre lo que se me parece fenoménicamente y lo que hay en la base del fenómeno.

La relación entre el alma y el cuerpo puede considerarse como una relación entre mónadas, con el alma como la mónada principal que es dominante. La dominante es más perfecta, tiene percepciones más distintas. Hay una mónada dominante que percibe, que sería el alma, y percibe confusamente a las demás como si fueran su cuerpo; y como si fuera el cuerpo a través del cual actúa sobre el mundo físico.

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A su vez, las mónadas que conforman el cuerpo perciben el alma como mónada dominante. La imaginación es la que introduce la unidad en el cuerpo. La unidad del cuerpo es accidental, puesta por la mente. Por lo tanto, en el plano monádico no existen relaciones, no hay interacción. En el plano fenoménico hay relaciones, pero son ideales, es un universo semi mental.

El tiempo y el espacio son relaciones posibles de coexistencia y sucesión, entidades puramente ideales que resultan de una doble abstracción de la realidad monádica y del universo físico. Todo lo que es continuo, lo infinitamente divisible, es ideal. Si la materia es infinitamente divisible es porque no es real, sino fenoménica y tiene que ver con nuestra manera de representarnos las cosas. El laberinto del continuo se resuelve postulando que la materia es fenoménica, mientras que lo real está formado por las unidades indivisibles que son las mónadas.

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