resumen economía del siglo xviii

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Page 1: resumen economía del siglo XVIII

RESUMEN ECONOMÍA DEL SIGLO XVIII

La economía de esta época se caracteriza por una especie de

«edad feliz», debido al crecimiento económico, con múltiples

signos de progreso y prosperidad para la burguesía europea. En

Inglaterra es uno de los primero países que hace un esfuerzo por

acceder a la industrialización, pero sin haber abandonado todavía

las estructuras económicas del Antiguo Régimen, es decir el uso de

la agricultura. No obstante, se mejoran las condiciones de vida, ya

que desciende la morbilidad de las epidemias, gracias a una

higiene más sana, una mejor alimentación y a los avances en

medicina. Todo esto supone una reducción significativa de la

mortalidad, sobre todo infantil, con lo que se inicia la transición

demográfica, y por lo tanto aumenta la población.

En el siglo XVIII, y con motivo de la industrialización, se

imponen nuevas formas de organización del trabajo, que serán la

base de la revolución industrial. Los gremios entran en crisis, así

como el trabajo en casa; en favor del trabajo asalariado en las

fábricas. Comenzando de esta manera la monetización de la vida.

En donde todo se paga con dinero, aparece el papel moneda, y se

crean los primeros bancos nacionales. Este es un cambio muy

importante para las familias, ya que a partir de ahora necesitan

dinero para cualquier compra, y sobre todo, necesitan moneda

para pagar los impuestos a sus señores.

En esta época comienza, en ciertas regiones, una

especialización productiva, buscando ventajas comparativas; como

los relojeros de Ginebra (Suiza). La industrialización, incipiente,

implica unas nuevas formas de organización de la tarea, entre las

que destaca la división del trabajo, muy efectiva para el aumentar

la productividad en la fábrica.

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Se afianzan los usos capitalistas en la industria y el comercio.

El comerciante adquiere una posición dominante sobre el

fabricante, al ser él quien vende el producto. Se observa una

decadencia de la industria urbana, atrofiada por los gremios. Se

tiende a la concentración productiva especializada, en busca de

economías de aglomeración. Y, también, se reivindica la libertad de

comercio, anquilosado por los impuestos de paso sobre las

mercancías.

La industria textil es la más representativa del proceso, ya

que es la primera que se desarrolla; puesto que la siderurgia

siempre ha sido una industria rural, debido a la localización de las

fuentes de energía. La industria, en un principio, tiende a

instalarse en zonas rurales. Esta táctica la siguen, también, las

industrias de zapatos, relojes, etc.

El Comercio Marítimo

El comercio internacional del siglo XVIII se caracteriza por el

proteccionismo que practican los países. La mayor parte del

comercio interestatal se hace por mar. El tráfico marítimo es

fundamental en el transporte de mercancías, tanto para el

comercio internacional como para el de cabotaje.

Las grandes potencias marítimas de la época son: Inglaterra,

Holanda y la Liga Hanseática. Pero, en general, crecen todos los

puertos y metrópolis de Europa. En muchos casos gracias a los

regímenes con monopolios protegidos.

Los productos que se transportan por mar son los que

producen las plantaciones americanas: azúcar, algodón, café, entre

otros, la minería y la esclavitud. Los mercaderes dominaban a los

productores, ya que compraban los productos que se demandaba

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en la metrópoli. Aún así, algunos de los mercaderes se hicieron

productores. Nacen, así, las plantaciones especulativas, que sólo

cultivan aquello que se prevé que va a ser vendido, y cuando se

agota la demanda se cambia de cultivo. No obstante, los

productores hacen asociaciones para controlar el mercado y los

precios.

Una de las características del mercado marítimo, en el siglo

XVIII, es que los convoyes dejan de ser empresas en las que los

propios navegantes son capitalistas. Los financieros pasan a ser

grandes compañías, frecuentemente anónimas, y los navegantes se

convierten en personal asalariado. Estas compañías anónimas, en

un principio, tienden a ser prohibidas, ya que en caso de fraude o

accidente no se puede castigar a los responsables. Paralelamente,

se desarrollan las empresas de seguros para estos negocios.

Las Redes Financieras

En el siglo XVIII la circulación de metales preciosos por toda

Europa es muy importante, a pesar de que ya no hay un

incremento significativo de oro y plata. Este aumento de la

circulación de metales preciosos se debe al perfeccionamiento de

los pagarés y del papel moneda, que garantizan la disponibilidad

de dinero en metálico en cualquier ciudad sin necesidad de llevarlo

consigo en el viaje. Además, la acumulación de capital, que captan

los bancos, y las dificultades financieras del Estado, permite la

emisión de deuda pública, lo que incrementa el capital circulante.

Aparecen, en esta época, los préstamos a crédito. Estas novedades

suponen el fin de las finanzas clásicas, debido al cambio de escala.

El siglo XVIII es también la época en la que se estimula la

creación de un mercado nacional, haciéndose inversiones en

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infraestructuras de transporte, todavía no en ferrocarril, y en

industria, que se moderniza, aunque no se mecaniza hasta

mediados de siglo en Inglaterra.

Sin embargo, el talón de Aquiles del sistema financiero fue su

compromiso con el absolutismo. Esto le llevó a contraer grandes

deudas con él. Cuando cayó el absolutismo, cayó con él el sistema

financiero que lo sustentaba.

La Agricultura

Uno de los grandes problemas de la historiografía del siglo

XVIII es el de la revolución agrícola. La revolución agrícola fue

una condición necesaria para que poco después se produjese la

revolución industrial. Para esta época hubo un aumento de la

producción, necesario para alimentar a una población que estaba

aumentando. La agricultura sigue siendo fundamentalmente

autárquica y de subsistencia, pero comienza a generar excedentes

para alimentar a una creciente población urbana. Los nuevos

productos americanos están totalmente integrados en la dieta

humana, como la patata, el tomate o el maíz. Aparecen nuevas

técnicas agrícolas que mejoran las cosechas, como la asociación de

cultivos o el abono ganadero. Pero, sobre todo, aumenta la

roturación de campos nuevos, lo que modifica el sistema agrícola.

El sistema agrícola del Antiguo Régimen llega a su apogeo y

desarrollo máximo.

La teoría económica dominante, en esta época, es la de los

fisiócratas, que afirman que la riqueza de un país está, en última

instancia, en su agricultura y los recursos naturales brutos.

Esta es la época en la que se forman grandes empresas

agrícolas capitalistas, que a finales del siglo comienzan a utilizar

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maquinaria; en Inglaterra y en Francia. En Gran Bretaña, a

mediados de siglo, se impulsaría la revolución industrial gracias al

traspaso de capitales, fuerza de trabajo y mercancías, de la

agricultura a la industria. El cierre de los campos en Inglaterra

facilita la creación de grandes empresas agrícolas, y la emigración

a las ciudades de la población excedente.

Economía del siglo XVIII en Venezuela

El XVIII fue el siglo de mayor florecimiento de la colonia, que

recién entonces logró insertarse en el mercado mundial capitalista,

mediante la exportación de cacao y de otros productos de la

economía de plantación. El cacao, junto con el azúcar, era uno de

los productos más apreciados en el mercado internacional del siglo

XVIII. El tránsito de la sociedad llanera a la sociedad cacaotera

significó el traslado del epicentro social del campo a la ciudad.

Una de las luchas fundamentales de los cacaoteros

venezolanos en contra de la Compañía Guipuzcoana fue tratar de

impedir que ésta se apropiara del comercio con México. Mientras

esa compañía monopólica, instalada por gracia del rey en

Venezuela, exportó a España 171.000 fanegas de 1740 a 1749, los

criollos vendieron por su cuenta a México unas 258.000 fanagas.

Este mercado regional permitió a la burguesía criolla compensar el

deterioro en los términos de intercambio con la Cía. Guipuzcoana,

que arbitrariamente bajó los precios del cacao de 20 pesos en 1730

a 8 pesos en 1749.

Con el auge del cacao, Venezuela fue uno de los centros más

codiciado por las potencias europeas dedicadas al tráfico de

esclavos. La explotación del cacao se realizaba bajo relaciones

esclavistas de producción, que determinaron una compra de más

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de 40.000 esclavos en el siglo XVIII, que sumados a los anteriores y

a los introducidos por vía de contrabando daban un total de 87.000

a fines de la colonia.

Pero la economía de plantación de Venezuela no se reducía

solamente al cacao. Durante la segunda mitad del siglo XVIII

surgieron otros productos como el tabaco, café, añil, algodón y

azúcar. El tabaco recolectado en 1721 arrojó la cifra de 23.000

arrobas, gran parte de las cuales se vendió de contrabando, sobre

todo el tabaco de Barinas que era muy apreciado por los

holandeses. La monarquía estableció el Estanco en 1777, lo que

provocó el descontento de los hacendados, llegándose a celebrar

un congreso de municipalidades para dirimir la disputa. Según

Arcila Farías, "no hay en la historia fiscal de la colonia un impuesto

que hubiese hecho tan rápido progreso como el del tabaco". El

período de auge del café se inició en la década de 1780-90 gracias

a la liberación de impuestos decretada por la corona española.

Hacia 1810, solamente "la provincia de Caracas producía cerca de

60.000 quintales de café, que se equiparaban con la producción de

cacao".

El añil fue un producto que tuvo un rápido despegue no sólo

en Venezuela sino en otras colonias centroamericanas y del Caribe

porque era muy solicitado por la industria textil europea, en virtud

de sus cualidades para el teñido de telas. A fines del siglo XVIII se

promovió también el cultivo del algodón, otro de los productos

apreciados por la industria textil europea.