resumen de "el arte de hablar en público"

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La necesidad imperiosa de preparar el discurso antes de pronunciarlo, y tener algo preciso y perentorio que decir, algo que haya dejado impresión en el nimo, algo, en fin, que no pueda quedar sin ser dicho. ¿No nos sentimos acaso atraídos por el orador en quien percibimos que tiene en su cerebro y en su corazón un mensaje real, un mensaje que trata ardorosamente de comunicar a nuestro cerebro y a nuestro corazón? He allí ́ una buena porción del secreto de hablar. Preparar el discurso: no sólo leer e informarse. Uno tiene que apropiarse del tema, reflexionar sobre él, ahondar en sus propias experiencias y pensamientos, formar una opinión propia, trabajarla y entonces sí se tiene algo que decir y el discurso fluye. Preparar un discurso significa reunir los pensamientos propios, las ideas propias, las convicciones propias, las necesidades propias. Y tenemos tales pensamientos. Tenemos tales necesidades. Toda nuestra vida est llena de sensaciones y de experiencias. Yacen en lo ms profundo del subconsciente, tan reales como los guijarros que yacen a la orilla del mar. La preparación significa pensar, considerar, recordar y escoger de estas sensaciones y experiencias las que nos parecen mejores; pulirlas, forjarlas, tejerlas unas con otras. Dejar a las ideas crecer. Escribamos todo lo que se nos ocurra respecto a un tema. Escribamos qué vimos en el texto cuando lo elegimos. Escribamos todas las ideas asociadas que se nos ocurran entonces. Anotemos todas estas ideas, en pocas palabras, las necesarias solamente para fijar la idea, y mantengamos la mente a la caza de otras, como si nunca fuéramos a ver otro libro en la vida. Esta es la manera de hacer productivo el cerebro. Merced a este proceso mantendremos los procesos mentales frescos, originales y creadores. Lincoln: De vez en cuando, durante este proceso de consideración v "procreación", anotaba algunas cosas, fragmentos, frases sueltas, en sobres viejos, pedazos de papel, retazos quitados de algún saco de cartón, cualquier cosa que estuviese a la mano. Estas anotaciones las guardaba luego en el techo de su sombrero de copa y no las volvía a ver hasta que tuviera tiempo para sentarse y 1

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Resumen del libro de Carnegie: El arte de hablar en público.

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La necesidad imperiosa de preparar el discurso antes de pronunciarlo, y tener algo preciso y perentorio que decir, algo que haya dejado impresin en el animo, algo, en fin, que no pueda quedar sin ser dicho.No nos sentimos acaso atrados por el orador en quien percibimos que tiene en su cerebro y en su corazn un mensaje real, un mensaje que trata ardorosamente de comunicar a nuestro cerebro y a nuestro corazn? He all unabuena porcin del secreto de hablar.Preparar el discurso: no slo leer e informarse. Uno tiene que apropiarse del tema, reflexionar sobre l, ahondar en sus propias experiencias y pensamientos, formar una opinin propia, trabajarla y entonces s se tiene algo que decir y el discurso fluye.Preparar un discurso significa reunir los pensamientos propios, las ideas propias, las convicciones propias, las necesidades propias. Y tenemos tales pensamientos. Tenemos tales necesidades. Toda nuestra vida esta llena de sensaciones y de experiencias. Yacen en lo mas profundo del subconsciente, tan reales como los guijarros que yacen a la orilla del mar. La preparacin significa pensar, considerar, recordar y escoger de estas sensaciones y experiencias las que nos parecen mejores; pulirlas, forjarlas, tejerlas unas con otras.Dejar a las ideas crecer.Escribamos todo lo que se nos ocurra respecto a un tema. Escribamos que vimos en el texto cuando lo elegimos. Escribamos todas las ideas asociadas que se nos ocurran entonces. Anotemos todas estas ideas, en pocas palabras, las necesarias solamente para fijar la idea, y mantengamos la mente a la caza de otras, como si nunca furamos a ver otro libro en la vida. Esta es la manera de hacer productivo el cerebro. Merced a este proceso mantendremos los procesos mentales frescos, originales y creadores.Lincoln: De vez en cuando, durante este proceso de consideracin v "procreacin", anotaba algunas cosas, fragmentos, frases sueltas, en sobres viejos, pedazos de papel, retazos quitados de algn saco de cartn, cualquier cosa que estuviese a la mano. Estas anotaciones las guardaba luego en el techo de su sombrero de copa y no las volva a ver hasta que tuviera tiempo para sentarse y ordenarlas; luego escriba y revisaba su discurso, y le daba el pulimento final para pronunciarlo.No incurramos en el error tan comn de querer abarcar muchos aspectos en una conferencia corta, que quien mucho abarca poco aprieta y todo se le suelta. Tomemos uno o dos puntos de vista y tratemos de desarrollarlos adecuadamente.Pensar en el tema todo el da: cuando nos baamos, nos afeitamos, salimos del elevador, platicarlo con los amigos. Hacernos todas las preguntas posibles con respecto al asunto. Si tenemos poco tiempo, escoger slo un aspecto y desarrollarlo en la mayor profundidad posible.Sobre todo, no hagamos de nuestro discurso una exposicin abstracta. Eso suele aburrir. Entremezclemos en el una sucesin de ejemplos y de juicios generales. Pensemos en los casos concretos que hayamos observado, y en las verdades fundamentales que esos ejemplos especficos ilustran. Veremos tambin que estos casos concretos son mucho mas fciles de recordar que los abstractos; que son mas fciles de exponer. Hacen mas brillante y mas fluida nuestra exposicin.Algunos alumnos, al pronunciar un discurso, cometen el error imperdonable de situarse, en el plano que slo a ellos interesa. No es su obligacin, acaso, hacer la "charla" amena, no para si propios, sino para sus oyentes? No deben hacer lo posible por satisfacer los intereses egostas del auditorio? Mientras nos preparamos, analicemos nuestro auditorio. Meditemos sobre sus necesidades, sus deseos. Esto, a veces, nos gana la mitad del xito.Reunamos mucho ms material del que pensamos emplear. Luther Burbank dijo, poco antes de morir: "A menudo he criado hasta un milln de plantas de una misma especie, para no encontrar mas que uno o dos ejemplares realmente buenos. Y entonces he destruido todos los otros." Los discursos deben prepararse con animo similar de profusin y entresacadura. Reunamos cien pensamientos y descartemos noventa.Si despus de pensar se investiga sobre el tema todo lo que se pueda, mejor, porque esto brindar un background valiossimo que, adems, dar seguridad al orador y enriquecer su discurso. Edwin James Cattell hace poco me confeso que si no se daba de puntapis despus de un discurso por todas las cosas interesantes que no haba dicho, no lo haca porque sabaque de haberlas dicho todas poda haber fracasado. Por que? Porque su larga experiencia le enseaba que los discursos de verdadero mrito son aquellos en los que hay un desbordamiento de material de reserva, una pltora, una profusin, mucho mas de cuanto el orador tenga tiempo de mencionar.Ninguna persona cuerda pensara en edificar una casa sin Hacer previamente un plano. Por que entonces se le puede ocurrir pronunciar un discurso sin haber redactado siquiera un bosquejo, un programa?Hacer preguntas al auditorio para que piense con l.Cuando conviene: A la gente hay que recordarle muchas cosas, dice Unamuno, que de puro sabidas las tienen olvidadas o deformadas.Exponer ideas en orden, pasar a una despus de la otra.Usar el tono adecuado.Orden del discurso:1. He aqu una situacin que debiera ser remediada. 2. Deberamos hacer tal y tal cosa.3. Ustedes debieran ayudar por tales y tales razones.

1. Atraigamos la atencin y el inters del pblico. 2. Ganmonos la confianza del auditorio. 3. Digamos lo que tenemos que decir; eduquemos a la gente respecto del mrito de nuestra proposicin. 4. Toquemos los resortes que hacen actuar a los hombres.

Grabar su discurso y escucharse.

Siempre revisar las ms veces posibles el discurso.

En la ltima leccin se nos aconsejo que tomramos notas. Una vez escritas en pedazos de papel las varias ideas y ejemplos que se nos hayan ocurrido, juguemos al solitario con ellas; separmoslas en grupos afines. Subdividamos estos grupos en otros mas pequeos. Vayamos quitando las ahechaduras hasta que slo quede trigo de primera calidad- y aun parte de este trigo tendr que ser dejado a un lado, sin emplearlo. Nadie, si procede como debe, es capaz de usar mas que una parte del material reunido.

Si hacemos notas que sean grandes y breves, para recordarnos cosas: les dir que se debe hacer tal cosa por tales razones... mencionar tal y tal punto.

Hace dos mil aos, Horacio escribi:"No busquemos palabras, sino hechos e ideas, Y copiosas vendrn las palabras no buscadas."

Luego que hemos fijado firmemente las ideas, ensayemos el discurso desde el principio hasta el final. Hagmoslo en silencio, mentalmente, mientras vamos por la calle, mientras esperamos que llegue un tranva o un ascensor. Encerrmonos solos en un cuarto y repitmoslo a voz normal, gesticulando. Imaginemos que estamos hablando frente a un auditorio real.

Renanse entre ustedes y ensayen.

1. Sacudir la pereza mental2. Respetar el hecho: observarlo como es.3. Observar antes de discutir (No creer lo que se desea creer).4. Comparar las cosas con afinidad de ellas.5. Situar el asunto.6. Recordar los hechos importantes y olvidar los otros.7. Proceder como en la guerra: reclutar idear, movilizarlas, concentrarlas, combate.8. Tener siempre presente a los hombres en la vida.9. Presentar el problema. Un problema bien presentado es un problema medio resuelto.10. Bosquejar, proponer las soluciones posibles.

Estar tranquilo al dar un discurso.

Dividir memorizacin en intervalos.

No quedarse en silencio si se olvida lo que se tena que decir: buscar ganar tiempo: escuchan bien los de atrs? hablo demasiado lento? / Comenzar el prrafo siguiente con la ltima palabra que se dijo (improvisacin). Mientras el orador escarba estas pero- grulladas en la parte mas superficial del cerebro, deber, al mismo tiempo, pensar cul era el prximo punto de su discurso planeado, que haba pensado decir en un principio.

El secreto de todo xito maysculo: "Las pasiones son los nicos oradores que con- vencen siempre -ha dicho La Rochefoucault-. Son como un arte de la naturaleza en que las reglas fuesen infalibles; y el hombre mas sencillo persuade mejor que el mas elocuente, si aqul esta entusiasmado y ste no lo esta."

"La elocuencia -deca Bryan- puede ser definida como el discurso de uno que sabe de que esta hablando, y siente genuino inters por lo que dice-se lo piensa con fuego... El saber tiene poca importancia para el orador que carece de vehemencia. El discurso persuasivo va de corazn a corazn, no de cerebro a cerebro. Es difcil para un orador engaar al auditorio en punto a sus propios sentimientos... Hace casi dos mil aos, uno de los mas grandes poetas latinos expreso este pensamiento cuando dijo: Si quieres arrancar lgrimas de los ojos de los dems, tu mismo debes mostrar las huellas del dolor."

Los nios que asistan a las conferencias polticas de Mart, sin entender lo que tan grande orador deca, rompan a llorar cuando le escuchaban. (Como las canciones).

Si nosotros nos sentimos lnguidos, ellos se sentirn lnguidos. Si nos- otros nos mostramos reservados, ellos se mostrarn reservados. Si slo tenemos un poco de inters, ellos slo tendrn un poco de inters. Pero si sentimos con vehemencia lo que decimos, y lo decimos con sentimiento y espontaneidad y fuerza y contagiosa conviccin, el auditorio no podr evitar el ser envuelto por nuestro espritu.

SINCERIDAD.

En esto fracasan muchos oradores. Carecen de conviccin; no hay anhelo, mpetu en su discurso. No hay plvora en la bala.

Cualquier oyente observador sabr en se- guida si el orador habla con impresiones superficiales, o si Habla lo que le surge de las profundidades. Conque, sacudmonos de nuestra inercia. Pongamos el corazn en cuanto hagamos. Clavemos. Busquemos las fuentes escondidas que yacen enterradas dentro de nosotros.Obtengamos hechos, y detrs de los hechos, sus causas. Concentrmonos. Pensemos en ellos, meditemos hasta que nos importen. En ltimo anlisis comprobemos que todo descanse sobre minuciosa preparacin, la verdadera forma de preparacin. La preparacin del corazn es tan indispensable como la preparacin de la cabeza.Lo mas importante en un discurso no es la fra fraseologa, sino el hombre, el bro, la conviccin que haya detrs de esa fraseologa.

Escuchemos estas palabras de Emerson! Hay en ellas un mundo de sabidura: "Cualquiera sea el lenguaje que empleemos, nunca lograremos decir otra cosa que lo que somos."

Postura y ademanes.

No gritar, pero hablar con suficiente volumen.

El apocamiento, el tono pusilnime, y las frases hueras, no engendran gran confianza ni conviccin. Imaginemos frases de propaganda como sta: "Visite Ro de Janeiro. Creemos que se divertir"; "Veranee usted en San Sebastin. Dicenque es uno de los balnearios mas pintorescos del mundo." "El que entra con seoro, ya en la conversacin, ya en el razonamiento -escribi Baltasar Gracin-, hcese mucho lugar y gana de antemano el respeto; pero el que llega con temor, el mismo se condena de desconfiado y se confiesa vencido; con su desconfianza da pie al desprecio de los otros; por lo menos, a la poca estimacin.

Cuando yo era pequeo, me llamaba la atencin que los candidatos presidenciales estuvieran tan seguros de su eleccin, y lo declararan as con tanto nfasis. La explicacin es simple. Estos hombres saban que la muchedumbre no puede hallar diferencia entre el nfasis y la prueba. Saban que, como ha dicho Gustavo Lebn, los hombres no pueden vivir sin certidumbres, y que, si repetan una cosa suficientemente a me- nudo y con el necesario vigor, la mayor parte de los oyentes acabara por creerla.

Querer al auditorio, tomarlo en cuenta, no pensar que son idiotas, apreciarlo.

Que la voz no sea plana. Matices, tonalidades. Cmo hablan ustedes? Tono natural.

Una buena ventana no atrae la atencin hacia si. Deja simplemente que pase la luz. Lo mismo debe hacer el orador. Debe ser tan natural que sus oyentes no reparen en su modo de hablar, sino solamente en la sustancia de sus razones.

Tenemos individualidad. Como oradores, sta es nuestra mas preciosa virtud. Aferre- monos a ella. Cuidmosla. Desarrollmosla. Ella es la chispa que encender la fuerza y la sinceridad en nuestro discurso.

La sinceridad, el entusiasmo y la vehemencia contribuyen tambin a la naturalidad. Cuando una persona esta dominada por la pasin, su verdadera personalidad surge a la superficie. Las barreras caen. El calor de sus sentimientos destruye todas las vallas. Procede con espontaneidad. Habla con espontaneidad. Esta natural. Conque, a la postre, hasta el problema de la elocucin se reduce finalmente a lo que ya hemos repetido con tanta energa anteriormente: hay que poner el corazn en el discurso.Variar el tono de voz. Variar la velocidad del discurso.

"Es preciso dominarse mucho para vencer la monotona de la voz. Cuando comenzamos en un tono y seguimos en el mismo, los que escuchan dejan de estar atentos al poco tiempo."

Probemos esto: digamos "dos millones de libros" rpidamente y con talante trivial, de modo que parezca una cantidad pequea. Digamos ahora "doscientos libros". Digmoslo lentamente, digmoslo con emocin; digmoslo como si estuviramos terriblemente asombrados de la enormidad del nmero. No es verdad que hemos logrado hacer de dos millones una cantidad mas pequea que doscientos.

Hay algo, aparte las simples palabras, que es decisivo en el discurso. Me refiero al sabor con que uno las dice. "No importa tanto lo que decimos, cuanto como lo decimos."

Muchos oradores no prestan atencin a sus oyentes y dirigen sus miradas a la pared del fondo o al suelo. Se dira que estn hablando solos. No hay sensacin de contacto entre el auditorio y el orador, falta el "tome y traiga". Semejante actitud sera fatal en una conversacin. No lo es menos en un discurso.

Si nosotros nos interesamos por nuestro auditorio, lo mas probable es que nuestros oyentes se interesen tambin por nosotros. Si les ponemosmala cara, seguramente, interna o externamente, ellos nos pondrn mala cara a nosotros. Si nos mostramos tmidos y un poco aturrullados, sin duda perdern la con- fianza en nosotros. Si las echamos de descarados y jactanciosos, se recubrirn de su propia defensa de egotismo. Aun antes de hablar, las mas veces, ya estamos condenados o aprobados. Es, pues, el partido mas razonable asegurarnos que nuestra actitud sea tal que coseche un clido recibimiento."

Si tenemos que hablar a un concurso reducido de oyentes, debemos elegir una sala pequea. Es mejor tener gente parada en los pasillos de un teatrillo que tenerlos desparramados entre los solitarios y desolados espacios de un saln in- menso. Si nuestros oyentes estn dispersos, pidmosles que se adelanten y se sienten cerca de nosotros. Insistamos en esto antes de comenzar a hablar.

No distracciones. Jugar dedos, conserje, gente que llega tarde, etc.

Preparar un comienzo interesante, algo que arrebate la atencin inmediatamente.

Principios de discurso:

Emilio Castelar. Era un pblico numeroso, haban hablado muchos oradores y ya era tarde, el pblico comenzaba a sentir sueo: "Seores:Voy a defender las ideas democrticas, si es que deseis orlas."

Nicols Avellaneda: "Nada hay dentro de la nacin superior a la nacin misma."

Si uno no es chistoso, no tratar de comenzar con un chiste (tipo pepito o la suegra) slo por creer que el auditorio va a rer. El chiste por s slo no es chistoso, es la manera en la que se cuenta y el momento el que lo hace chistoso. Chiste debe ir acorde con el momento, venir al caso:

El novelista Jos Zahonero, que es muy feo, comenz as una conferencia: "El hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios (aunque mirndome a mi es cosa de ponerlo en duda)", etc., etc.

Comenzar tal vez con una ancdota o experiencia que venga al caso con el discurso. Un cuento o narracin.

No comenzar con una disculpa: no soy orador no estoy preparado para hablar.

Despertar la curiosidad del auditorio:

"Hace ochenta aos, y aproximadamente por este tiempo, se publico en Londres un librito, un cuento, destinado a ser inmortal. Mucha gente lo ha llamado "el mas grande libro pequeo del mundo". Cuando apareci por vez primera, los amigos, al encontrarse en los lugares elegantes y cntricos de Londresst preguntaban unos a otros: "Lo has ledo?" Y la respuesta era, invariablemente: "Si, Dios lo bendiga, lo he ledo." Era el Villancico de Navidad de Charles Dickens.

El alumno que comenz su discurso con esta pregunta: "Saben ustedes que hay diecisiete pases en el mundo donde todava hoy existe la esclavitud? ", no slo despert la curiosidad, sino que adems asombro a los oyentes. "Esclavitud? Hoy? Diecisiete pases? Parece increble. Que pases?"

Pensar en los periodistas: Cmo atraen ellos la atencin del pblico? Los publicistas?

Comenzar con una pregunta, una cita de alguien famoso o algn ejemplo. El nombre famoso fija la atencin y la cita despierta la curiosidad: Qu intenciones tiene el orador? Hablar en contra o a favor de esto que ha dicho? Qu quiere decir con esto? El pblico querr conocer su opinin.

Comenzar con algo que muestre como el tema afecta los intereses supremos del auditorio.

La introduccin debe ser breve; constara, a lo sumo, de una o dos frases; a menudo se prescindir de ella. Entremos en el corazn de nuestro tema con el menor nmero posible de palabras.Nadie se opondr.

"Hay un viejo y sabio refrn que dice que "una gota de miel coge mas moscas que una azumbre de hiel". Esto se puede aplicar a los hombres. Si queremos ganar un hombre a nuestra causa, convenzmosle primero de que somos su sincero amigo. All ya hay una gotita de miel que agrada a su corazn; la miel, diga el lo que dijere, es el camino real que conduce a su corazn, el cual, una vez conquistado, nos permitir, con poco trabajo, con- vencerle de la justicia de nuestra causa, si, en realidad, tal causa es verdaderamente justa."

"Mi manera de iniciar y ganar una discusin -deca Lincoln-, consiste en hallar primero un punto comn de acuerdo." Lincoln descubri esta verdad cuando tena que discutir el harto inflamable asunto de la esclavitud. "Durante la primera media hora sus adversarios no podan menos que aprobar cuanto deca. Luego empezaba a desviarse, poquito a poquito, hasta que pareca tenerlos a todos de su lado."

Rockefeller:

"Este es un da inolvidable de mi vida. Es la primera vez que tengo la buena suerte de encontrarme con los representantes de los obreros de esta gran compaa, con los capataces y superintendentes, todos juntos, y puedo asegurar que estoy orgulloso de verme aqu, y que recordar esta reunin mientras viva. Si esta asamblea se hubiese llevado a cabo dos semanas atrs, yo sera un extrao para los mas de vosotros, y muy pocos rostros me seran familiares. Pero habiendo tenido la oportunidad en la ltima semana de visitar todas las minas de carbn del Sur, y de hablar con casi todos los representantes, slo exceptuados aquellos que estaban ausentes; habiendo visitado vuestros hogares, conversado con muchas de vuestras esposas e hijos, hoy nos reunimos aqu, no como extraos, sino como amigos, y es con ese espritu de mutua amistad que me congratulo de tener esta oportunidad para discutir con vosotros nuestros comunes intereses.

No es ya bien evidente que el orador que discute con el auditorio slo logra despertar la tozudez de ste, colocarlo a la defensiva y tornar casi imposible su intento de hacerle mudar de parecer? Es prudente comenzar diciendo: "Voy a proba- ros tal y tal cosa?" No es lo mas probable que al auditorio esto le sepa a reto, y se diga entre dientes: "Eso lo veremos"? No es, entonces, mas ventajoso comenzar afirmando enfticamente algo que tanto nosotros como el auditorio creemos, y luego traer algn problema pertinente que todos quisieran ver resuelto. Llevemos, entonces, al auditorio a buscar esa solucin con nosotros. Y mientras buscamos, vayamos explicando nuestros puntos de vista, con tanta claridad que inconscientemente los oyentes vayan aceptndolos como si les fueran propios. Tendrn mucho mayor apego por una verdad si creen haberla descubierto por su propia cuenta. "El mejor argumento es aquel que slo parece una explicacin."

Discurso Jefe Partido Comunista a la Asociacin de Banqueros:

"La pobreza ha sido siempre uno de los problemas mas crueles de la sociedad humana. Como ciudadanos de este pas, siempre hemos sentido que era nuestro deber mitigar, cuando quiera y dondequiera que fuese posible, los sufrimientos de los pobres. Somos una nacin generosa. Ninguna otra nacin del mundo ha abierto sus arcas con tanta prodigalidad y altruismo para ayudar a los desgraciados. Ahora, con esta misma generosidad mental, con este mismo desinters espiritual que ha caracterizado nuestras do- naciones en lo pasado, examinemos juntos la nueva realidad de nuestra vida industrial y veamos si no podemos hallar alguna frmula, razonable, justa y aceptable para todos, que tienda a impedir, as como a mitigar, los males de la pobreza."

1. Comencemos por un punto comn. Logremos que todos estn de acuerdo con nosotros desde el principio.2. No presentemos nuestro tema de tal modo que el pblico se diga entre si "No! No!" desde el principio. Cuando una persona ha dicho No una vez, su negra honrilla exige que no se retracte. "Cuantos mas ses podamos conseguir desde el principio, tanto mayor ser nuestra probabilidad de fijar la atencin sobre nuestras palabras y lograr nuestra finalidad."3. No comencemos diciendo que vamos a probar tal y tal cosa. Esto puede provocar oposicin. Los oyentes pueden pensar: "Eso lo veremos". Traigamos sobre el tapete algn problema pertinente y hagamos que nos sigan en la bsqueda de una solucin. . . "El mejor argumento es aquel que parece una explicacin."4. El discurso mas famoso que haya escritoWilliam Shakespeare es la oracin fnebre de Marco Antonio ante el cadver de Csar. La turba romana es partidaria de los conspiradores. Notemos con cunta astucia Marco Antonio convierte esta simpata en odio furibundo. Notemos que lo hace sin discutir. Presenta los hechos y deja que el auditorio forme sus propias opiniones.

El comienzo y el final de un discurso son lo ms difcil. La terminacin es realmente el punto mas estratgico de un discurso. Lo que uno dice lo ltimo, las ltimas palabras que quedan sonando en los odos del auditorio, son las que probablemente sern recordadas por mas largo tiempo. No terminar con Bueno, esto es lo que tena que decir. Hay que terminar sin terminar.

Algn poltico irlands annimo ha dado esta receta para hacer un discurso: "Primero digmosles que les vamos a decir. Segundo, digmosles. Tercero, digmosles que les hemos dicho". No esta mal. Por cierto que muchas veces es suma- mente ventajoso "decirles que les hemos dicho". Brevemente, desde luego, rpidamente, un simple bosquejo, un sumario.

Algunas opciones para concluir:

1. Resumir los puntos.2. Exhortar a la accin.3. Cita potica o cita adecuada.4. Galantera sincera al auditorio.5. Algn elemento humorstico. Provocar risas.6. Producir un clmax.

Busquemos una buena conclusin y un buen comienzo, y luego, no los separemos mucho. Terminemos siempre antes de lo que el auditorio desea. "El punto de hartazgo llega muy poco despus de haberse alcanzado la cumbre.Para obtener mayor claridad:

1. Usar comparaciones. Si el auditorio no conoce una cosa, explicrsela con algo que s conozca; por ejemplo: coco blanco en vez de nieve blanca y gotas de agua mediterrneo para tomos.2. Lenguaje que todos puedan entender. Esto no significa que no pueda ser interesante. Timn Portillo.3. Si se presta la ocasin, utilizar diagramas y dibujos. Representar visualmente las cosas. Ejemplos concretos: galgo caf en vez de perro.4. Repetir las ideas importantes con diferentes palabras:

Napolen deca que la repeticin es el nico principio serio de la retrica. El saba esto, porque una idea que para el era clara no siempre los dems la alcanzaban con igual facilidad. Saba que lleva tiempo comprender nuevas ideas, que la mente debe estar centrada sobre ellas continuamente. En fin, saba que era menester repetirlas. No al pie de la letra. La gente se fastidia con esto, y no sin razn. Pero si la repeticin viene envuelta en diferente fraseologa, si es variada, los oyentes nunca la considerarn una repeticin.

Veamos un ejemplo de Echegaray:

"Yo limpio a toda religin de toda mancha; toda religin para mi, en sus aspiraciones nobles y levantadas, es pura y blanca como la nieve."

5. Poner ejemplos. Decir las cosas de manera general tiene poco impacto, significa poco en los oyentes, es demasiado vago y dbil. Es necesario mencionar cosas concretas. En vez de decir hay cineastas muy buenos: Scorsese, por ejemplo, en su pelcula no s cual hizo tal y cual cosa. Seamos concretos. Seamos exactos. Seamos precisos. La exactitud no slo favorece la claridad, sino la eficacia, la conviccin y el inters.

"Todas las ideas, conceptos y conclusiones que entran en la mente -dice Walter Dill Scott, presidente de la Universidad del Noroeste-, son considerados ciertos a no ser que se oponga una idea antagnica. Si transmitimos cualquier suerte de idea a otra persona, no ser menester convencerla de la verdad de esta idea si logramos impedir que en su mente surjan otras disidentes. Si hago leer a alguien la frase las flores de cardo son las mas bonitas, esta persona creer a pie juntillas que son las mas bonitas, y esto sin necesidad de prueba, a no ser que en su mente se produzcan ideas contrarias."

La sugestin es uno de los recursos mas poderosos para influir con que cuenta el orador. Sugestin es hacer que la mente acepte una idea sin prueba ni demostracin. Si yo digo "El vino Equis es absolutamente puro y no tiene mezclas extraas", y luego no trato de probar este aserto, he recurrido a la sugestin. Si muestro el resultado de su anlisis, y el testimonio de varios catadores conocidos, entonces estoy tratando de probar mi aserto. Las personas que ms logran influir se apoyan ms en la sugestin que en el argumento. El arte de vender y la propaganda moderna se basan principalmente en la sugestin.Tomar usted caf? / No tomar caf, verdad? / Quiere que le traiga el caf ahora o ms tarde?

El problema de hacer que la gente acepte nuestras ideas u obre de acuerdo con nuestras sugestiones se reduce a esto: introducir la idea en sus mentes e impedir que surjan ideas contrarias y opuestas. El que tenga habilidad para esto, ser poderoso como orador y como profesional o poltico.

La insinceridad da al traste con cualquier discurso. Por muy bonitas frases que fragemos, por acertados ejemplos que reunamos, por mucha armona que tengamos en la voz y mucho donaire en los ademanes, si no hablamos con sinceridad sern los adornos muy brillantes pero muy huecos. Si queremos impresionar al auditorio, comencemos por impresionarnos a nosotros mismos.

Repetir las cosas: Yes, we can. Black Eyed Peas, Obama. Peligros de la repeticin: si oyente nota que se estn repitiendo las cosas se empezar a aburrir y perderemos su atencin. Es necesario ser muy hbil para repetir lo mismo de formas distintas.

Al pblico le gusta que el orador de nombres y fechas, algo que pueda examinar por su propia cuenta si as lo desea. Este proceder es franco, honrado. Gana confianza. Impresiona. Por ejemplo, supongamos que yo diga: "Muchos autoresfamosos comenzaron con poco xito su carrera." No he causado impresin. La proposicin es muy vaga. No salta de la pgina para darnos una conmocin. Pronto lo olvidaremos. No es ni clara ni interesante ni convincente. Proust, Van Gogh.

Acumulacin: Debe haber una sucesin de impresiones que recalquen la primera. Una y otra vez la mente debe concentrar su atencin sobre la idea de que se trata; se debe acumular experiencia sobre experiencia hasta que el mismo peso hunda la idea profundamente en los tejidos del cerebro. Entonces se convierte en parte de el, y ni el tiempo ni los acontecimientos lograrn ya borrarla. (Churchill)

Si hablan de cifras, cantidades, usar ejemplos visuales. (nmero de casas quemadas. NY a Chicago)

Procurar citar hombres que gocen del cario del auditorio. Citar a hombres que conocen les causar mayor efecto que el de un desconocido (hombres de su tierra natal, profesin, etc.).

Demostremos como lo que queremos hacer que el auditorio acepte se parece mucho a algo en que ya cree. (Ejemplo: Paley y el ateo; San Pablo en Atenas).

El inters de las personas lo despiertan ellos mismos. La razn por la cual tan pocas personas conversan bien es que slo hablan de lo que les interesa a ellas. Y eso suele ser terriblemente aburrido para los dems. Invirtamos el proceso.

-La gente es egosta -me deca-. Slo se interesan por si mismos. Poco les importa que el gobierno compre los ferrocarriles; en cambio, quieren saber de que modo pueden progresar, como pueden ganar mayor sueldo, como conservarla salud. (De ah la necesidad de conocer al auditorio).

No sermones. Ustedes tienen que entretenernos, de lo contrario dejaremos de prestarles la ms mnima atencin.

Ser concreto y preciso en el discurso para mantener la atencin y hacerlos interesantes: Qu resulta ms interesante, decir que Martn Lutero, siendo nio, era "testarudo y hurao", o decir que, segn sus propias confesiones, los maestros le zurraban hasta "quince veces por maana"?

Cataratas del Nigara: la energa perdida diariamente es pasmosa. O: Nos dicen que hay algunos millones de personas en la pobreza y mal alimentados y, sin embargo, aqu en el Nigara, se malgasta diariamente el equivalente de 250.000 panes por hora. Podemos ver con nuestra imaginacin 600.000 huevos frescos cayendo por el precipicio de hora en hora y convirtindose en una gigantesca tortilla en el fondo.

El orador fcil de escuchar es aquel que pone unas como figuras delante de nuestros ojos. El que emplea smbolos vagos, vulgares, inspidos, adormece al auditorio.

Para llevar a la accin:

6. Ganar la atenta atencin del pblico.7. Ganar la confianza de los oyentes: a) siendo sincero; b) relatando cosas de nuestra experiencia; c)creer algo con vehemencia.8. Tomar los motivos que hacen actuar a los hombres, descubrir sus deseos. Ejemplo hijo fumador que quiere ser atleta.9. Explotar orgullo, bondad, amabilidad, magnanimidad, cario, nobleza, justicia, etc. A nadie le gusta sentir que no lo es. (Ejemplo Lincoln muchachos).

Saber hablar: leer para enriquecer el vocabulario. Seamos exactos, precisos, elijamos las palabras que usamos. Tratemos de buscar sinnimos a palabras como bonito, feo. No usemos frases trilladas.