resena bernardo souviron. el rayo y la espada i

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BERNARDO SOUVIRÓN GUIJO, El rayo y la espada II. Una nueva mirada sobre los mitos griegos, Madrid, Alianza, 2011, 434 pp. En este segundo volumen de El rayo y la espada, el autor sigue en la línea ya emprendida por el primero de narrar y explicar algunos mitos que, según su criterio, cimentaron parte de los rasgos de lo que podríamos denominar la civilización occidental. Si en el primer volumen (El rayo y la espada. Una nueva mirada sobre los mitos griegos, Madrid, Alianza, 2008) aquél se centraba en contar y desenmarañar algunos mitos sobre el nacimiento del mundo y las primeras generaciones de los dioses hasta llegar a algunos de los Olímpicos (concretamente Atenea, Hefesto, Hermes y Apolo), en este segundo trabajo aborda exclusivamente dos divinidades: Ártemis y Afrodita. El capítulo dedicado a cada una de estas diosas está a su vez dividido en dos: una parte narrativa, novelada, y otra ensayística, donde se explica el mito que se acaba de contar y se abunda en la historia y la naturaleza de la diosa. El estudio parte del convencimiento de que las divinidades femeninas han sido postergadas a un segundo plano a partir de la irrupción en la historia de Grecia de los micénicos, una sociedad patriarcal que de una manera meditada va situando sus dioses masculinos en posiciones predominantes y desproveyendo a las diosas de algunos atributos que tenían en un primer momento de su historia. En el caso de Ártemis, el ensayo aborda la historia y génesis de la diosa desde su “infancia” allá por el segundo milenio a.C. en Asia Menor, hasta su final como Diana cazadora. Para este fin, el autor expone con detenimiento las diferentes fases de la historia de la diosa, con especial hincapié en la parte dedicada a la denominada Ártemis efesia, cuyas connotaciones con Cíbele, la Gran Madre frigia, creemos que nunca se habían puesto tan de manifiesto. Llama poderosamente la atención la parte que trata sobre los sacrificios cruentos en honor a la diosa, concretamente sobre los sacrificios humanos en honor de la Ártemis Iphigéneia táurica, sobre todo, porque pocas veces la crítica se aproxima a este tema que a pesar de los años sigue siendo, de alguna manera, un tabú impuesto por nuestra ética cristiana. Otra parte que cabe destacar es aquélla en la que este estudioso desmonta la tradición según la cual Ártemis, la diosa virgen por excelencia, es la protectora del matrimonio y del parto. Las reflexiones que se hacen en este punto son muy convincentes, porque ¿cómo es que no nos parece raro que una diosa virgen proteja el

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Bernardo Souviron. El Rayo y La Espada

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Page 1: RESENA Bernardo Souviron. El Rayo y La Espada I

BERNARDO SOUVIRÓN GUIJO, El rayo y la espada II. Una nueva mirada sobre los mitos

griegos, Madrid, Alianza, 2011, 434 pp.

En este segundo volumen de El rayo y la espada, el autor sigue en la línea ya

emprendida por el primero de narrar y explicar algunos mitos que, según su criterio,

cimentaron parte de los rasgos de lo que podríamos denominar la civilización

occidental. Si en el primer volumen (El rayo y la espada. Una nueva mirada sobre los

mitos griegos, Madrid, Alianza, 2008) aquél se centraba en contar y desenmarañar

algunos mitos sobre el nacimiento del mundo y las primeras generaciones de los dioses

hasta llegar a algunos de los Olímpicos (concretamente Atenea, Hefesto, Hermes y

Apolo), en este segundo trabajo aborda exclusivamente dos divinidades: Ártemis y

Afrodita.

El capítulo dedicado a cada una de estas diosas está a su vez dividido en dos:

una parte narrativa, novelada, y otra ensayística, donde se explica el mito que se acaba

de contar y se abunda en la historia y la naturaleza de la diosa.

El estudio parte del convencimiento de que las divinidades femeninas han sido

postergadas a un segundo plano a partir de la irrupción en la historia de Grecia de los

micénicos, una sociedad patriarcal que de una manera meditada va situando sus dioses

masculinos en posiciones predominantes y desproveyendo a las diosas de algunos

atributos que tenían en un primer momento de su historia.

En el caso de Ártemis, el ensayo aborda la historia y génesis de la diosa desde su

“infancia” allá por el segundo milenio a.C. en Asia Menor, hasta su final como Diana

cazadora. Para este fin, el autor expone con detenimiento las diferentes fases de la

historia de la diosa, con especial hincapié en la parte dedicada a la denominada Ártemis

efesia, cuyas connotaciones con Cíbele, la Gran Madre frigia, creemos que nunca se

habían puesto tan de manifiesto.

Llama poderosamente la atención la parte que trata sobre los sacrificios

cruentos en honor a la diosa, concretamente sobre los sacrificios humanos en honor de

la Ártemis Iphigéneia táurica, sobre todo, porque pocas veces la crítica se aproxima a

este tema que a pesar de los años sigue siendo, de alguna manera, un tabú impuesto por

nuestra ética cristiana.

Otra parte que cabe destacar es aquélla en la que este estudioso desmonta la

tradición según la cual Ártemis, la diosa virgen por excelencia, es la protectora del

matrimonio y del parto. Las reflexiones que se hacen en este punto son muy

convincentes, porque ¿cómo es que no nos parece raro que una diosa virgen proteja el

Page 2: RESENA Bernardo Souviron. El Rayo y La Espada I

parto? La utilización de las fuentes y una fina interpretación de éstas nos llevan a una

explicación bien fundamentada y que, a nuestro juicio, es definitiva para entender por

qué Ártemis tiene una relación tan estrecha con el matrimonio y el parto sin necesidad

de ser su protectora.

Pasemos a Afrodita. Antes de comenzar con el estudio dedicado a la diosa, el

autor sitúa un relato en el que se cuenta la vida de Ariadne, una de las muchachas que

sirve como sacerdotisa de Afrodita en su templo de Pafos, e introduce el mito sobre la

desafortunada Mirra y su relación incestuosa con su padre, Cíniras. El tema es un tanto

escabroso y además está tratado con la dureza que le aporta el realismo de la narración,

que atrapa a un lector que difícilmente podrá postergar su lectura para otro momento.

La parte dedicada a esta diosa, como en el caso anterior, comienza situándonos

en Asia, en este caso en Oriente Próximo. Para hablarnos del origen de Afrodita, el

relato nos lleva hasta la diosa sumeria Ishtar y su papel en el poema Gilgamesh. El autor

pone en relación a Ishtar con Afrodita y nos introduce en un viaje de cultos y creencias

que va desde Uruk a Chipre, en concreto a Pafos, donde se encontraba el templo de

Afrodita más importante de la Antigüedad.

El estudio afronta el asunto un tanto espinoso de la “prostitución sagrada”, y se

ofrece una explicación desprovista de toda la maledicencia que han aportado algunas

teorías a este tema. Ya en la parte narrativa se trata esta cuestión, y la dureza con que se

expone, nos llevará a entender mejor si es verdad que estamos hablando de

“prostitución” cuando nos referimos a las funciones de las servidoras de Afrodita. Esta

parte resulta muy sugestiva debido a los claros paralelos que se formulan con la vida

más o menos contemporánea, lo que hace que podamos comprender mucho mejor cómo

era la vida y cuál era la situación de estas muchachas.

El ensayo se centra entonces en la isla de Chipre. El autor confiesa que ha tenido

que hacer un viaje hasta la isla para entender mejor cómo el rito y el mito afectan a esta

diosa a través de su historia. Aunque esta parte está tratada con mucho empeño y con un

fino examen de las fuentes arqueológicas, debido quizá a la complicación que plantea la

llamada Edad Oscura, cuesta trabajo hacerse una idea cabal de la mezcla de poblaciones

que rendían un culto a algo así como una Señora en época premicénica y que terminará

por asimilarse con Afrodita.

Para finalizar este volumen, se aborda el tema del amor en Grecia, centrándose

muy especialmente en el dios Eros y tomando como base fundamental el Banquete de

Platón. Basándose en la premisa que exponíamos más arriba, de que la sociedad

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patriarcal va dejando de lado a las divinidades femeninas, se expone una teoría que

parece muy convincente y que coloca a Eros y a Afrodita en distintos ámbitos del amor

según si es de tipo heterosexual u homosexual y según se entienda éste como un amor al

intelecto o un amor puramente sexual.

El libro está escrito con una gran claridad y además, el hecho de que cuente con

partes narrativas, lo hace más atractivo a todo tipo de público que se quiera acercar a sus

páginas. Por otra parte, creemos que el autor se hace preguntas fundamentales que le

llevan a sacar conclusiones que, en algunos casos, distan bastante de las que nos han

sido dadas por la tradición, lo que hace de este trabajo un acercamiento valiente a los

mitos y que realmente cumple con lo que nos promete al principio: es una nueva mirada

sobre los mitos griegos.

En definitiva, creemos que su lectura ayuda a los especialistas a desproveernos

o, al menos, a plantearnos de nuevo algunas teorías que tenemos asumidas como

verdades universales, y a los no especialistas, los acerca al mito y al rito de estas dos

diosas, Ártemis y Afrodita, desde un estudio completo y convincente.

Juan Piquero Rodríguez.

Universidad Complutense de Madrid.