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A. LARDIÉS. Hace 400 años, los diputados aragoneses encarga- ron a Bartolomé Juan Leonardo de Argensola, recién incorpora- do a su puesto como cronista del Reino, dos trabajos inmediatos. Por un lado, continuar con los Anales que Jerónimo Zurita había acabado en 1516 con la muerte de Fernando II de Ara- gón, el rey Católico, y, por otra parte, escribir una especie de historia contemporánea de la España del siglo XVII, centrada en Aragón pero mirando a una Europa por la que se extendían los territorios de la corona. De la edición crítica de ambas obras se ha ocupado Javier Ordovás, doctor en filología hispánica y experto en edición historiográfi- ca, que de la mano de la Institu- ción Fernando el Católico ha sa- cado a la luz el único texto sobre historia del menor de los Argen- sola que aún no había pasado por la imprenta, Comentarios para la historia de Aragón. A Ordovás, que hace tres años ya firmó la edición anotada de los Anales de Aragón, 1516-1520, de Bartolomé Argensola, le lla- mó la atención que «de autores tan importantes aún conociéra- mos alguna obra que no estaba editada. Cuando estaba haciendo la tesis puede examinar el ma- nuscrito y vi datos que pensé que merecían ver la luz». Su aná- lisis posterior, «que ha sido bas- tante duro», arrojó no pocas sor- presas comenzando por el hecho de que aparecen cuatro caligra- fías distintas, con lo que una obra cuyo mérito podría haber sido transcribir una caligrafía complicada, se convierte en algo más complejo. Cuando escribe Bartolomé, se- ñala este amante del siglo de Oro, «resulta asequible, se entienden bastante bien en buena parte de los casos. Todos tenemos dos tipos de caligrafía, cuando escri- bimos rápidamente y cuando pretendemos que alguien lo lea de manera clara. Cuando este hombre empieza, con los prime- ros capítulos, se entiende muy bien dentro de lo que es la tipo- grafía del XVII. Pero conforme coge soltura y se familiariza con su propio texto, va relajando la escritura porque ya ve que va a tener que pasarlo a limpio». Así, lo que parecía una escritu- ra definitiva se va complicando para el trabajo editor, que topa con tres anónimos amanuenses, algo que se distingue «claramen- te, por la forma de las letras, la separación, el tamaño, los ren- glones... Supuestamente serían escribanos profesionales o per- sonas de la máxima confianza de Bartolomé». Los cambios de la caligrafía se producen en mitad de la página, hay partes tachadas y cada uno de los escribas hacen de uno u otro modo las anotacio- nes, de tal manera que en algu- nos casos se han incorporado como parte del texto base «por- que se veía claramente que era el título del siguiente párrafo y en otros se veía que era una es- pecie de chuleta, una anotación marginal, para ver el hilo del que se hablaba en este momento». Otro de las curiosidades del original es que, insertos entre sus páginas aparecen cuatro impresos, uno de los cuales son las Viedas de la monera de oro y plata, un compendio de prohibi- ciones y derechos sobre la mo- neda aragonesa, escrito a finales del siglo XVI por el zaragozano Juan Luis Sora. No hay que olvi- dar que pese al matrimonio de Isabel y Fernando, Aragón se- guía siendo un reino, con Cortes, leyes y moneda propia. Las más de 1.500 anotaciones realizadas por Ordovás com- prenden elementos críticos co- mo salvar un tachón o una erra- ta, pero también la aclaración de un nombre propio, del significa- do de palabras, o de palabras que han cambiado su léxico –co- mo ocurre con la «luego», que entonces significaba «ahora mismo»; y ahora, «después»–. Y todas ellas contribuyen a hacer entender la obra realizada por Bartolomé Argensola, sobre he- cho ocurrido de 1615 a 1626. Acaba aquí el manucrito que se conserva, y no se sabe con certe- za si siguió con la obra o dejó de escribir, tesis que apoya el ex- perto porque «estaba muy en- fermo. Iba arrastrando una en- docarditis hacía diez años». Lienzo grande, pincel fino El catedrático Alberto Montaner, director de la tesis de Ordovás, prologa la edición, como lo hizo con los Anales, ambiciosa obra en la que el Argensola pretendía narrar los hechos acontecidos desde 1516 hasta sus días, pero que precisó de una década solo para completar el periodo de 1516 a 1520. «¿Cuántos años hubiera necesitado?», se pregun- ta, recordando las palabras del editor de las Alteraciones de Za- ragoza: Bartolomé es un pintor que necesita lienzos bien gran- des. «Yo añado que necesita un pincel muy pequeño, porque es tan minucioso, entra tanto al detalle y a explicarlo todo con tanta claridad..., que necesita mucho tiempo, mucho papel y explicación. Luego lo hace muy bien, porque la retórica le fun- ciona muy bien, el léxico es abso- lutamente exacto y es muy, muy efectivo. Es un gran escritor». Su admiración por el autor, le lleva a perseguir el objetivo de «sacarlo del olvido» porque «cuando un alumno llega a los estudios de Filología Hispánica se encuentra con Lope, con Tir- so, Calderón, Cervantes, Queve- do, Góngora, Santa Teresa, San Juan, Fray Luis... No acabaría. Creo que en Aragón se debería tomar más tiempo en focalizar a autores como estos dos herma- nos Argensola, y Gracián, figura imprescindible». A su juicio, su obra «nos apor- ta una manera muy clásica de entender la Literatura pero so- bre todo la Historia. La historia de los aragoneses es casi un tra- tado moral para él». Tanto es así que en los Anales «intenta acer- carse de una manera patriótica a los que considera grandes per- sonajes. A Hernán Cortés le atri- buye origen aragonés, una bar- baridad, con la que pretende lla- mar la atención sobre los valores aragoneses encarnándolos en fi- guras de aquel tiempo y tratán- dolas con máximo respeto. «Tan respetados como respetuosos», añade Ordovás, que admira «su forma de ver la historia, su trata- miento literario y la mezcla en- tre literatura e historia que a ve- ces es muy difícil de separar». Aunque ahora su trabajo está centrado en los cronistas, los «grandes olvidados de nuestra historia y nuestra literatura», no descarta una edición crítica de La conquista de las Islas Malucas, que editó la Institucion Fernan- do el Católico. Se trata del pri- mer trabajo de investigación his- toriográfica de Bartolomé, por encargo, de un hecho contempo- ráneo, sobre hechos que ocu- rrían en la otra parte del mundo, hace cuatrocientos años. CULTURA 5 DE ENERO DE 2017 El Cruzado Aragonés / 11 Javier Ordovás.. S. ESPECIAL JAVIER ORDOVÁS ESTEBAN. RESPONSABLE DE LA EDICIÓN CRÍTICA DE UN MANUSCRITO INÉDITO DE BARTOLOMÉ ARGENSOLA «Para Bartolomé Argensola, la historia de los aragoneses es casi un tratado moral» Muestra de las cuatro cali- grafías que aparecen en el manuscrito. «... en Aragón se debería tomar más tiempo en focalizar a autores como estos dos herma- nos Argensola»

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Page 1: Reseña de los Comentarios para la Historia de Aragón, de ... · por la imprenta, Comentarios para la historia de Aragón. A Ordovás, que hace tres años ya Firmó la edición anotada

A. LARDIÉS. Hace 400 años, losdiputados aragoneses encarga-ron a Bartolomé Juan Leonardode Argensola, recién incorpora-do a su puesto como cronista delReino, dos trabajos inmediatos.Por un lado, continuar con losAnales que Jerónimo Zuritahabía acabado en 1516 con lamuerte de Fernando II de Ara-gón, el rey Católico, y, por otraparte, escribir una especie dehistoria contemporánea de laEspaña del siglo XVII, centradaen Aragón pero mirando a unaEuropa por la que se extendíanlos territorios de la corona. De laedición crítica de ambas obrasse ha ocupado Javier Ordovás,doctor en filología hispánica yexperto en edición historiográfi-ca, que de la mano de la Institu-ción Fernando el Católico ha sa-cado a la luz el único texto sobrehistoria del menor de los Argen-sola que aún no había pasadopor la imprenta, Comentarios

para la historia de Aragón.A Ordovás, que hace tres años

ya firmó la edición anotada delos Anales de Aragón, 1516-1520,de Bartolomé Argensola, le lla-mó la atención que «de autorestan importantes aún conociéra-mos alguna obra que no estabaeditada. Cuando estaba haciendola tesis puede examinar el ma-nuscrito y vi datos que penséque merecían ver la luz». Su aná-lisis posterior, «que ha sido bas-tante duro», arrojó no pocas sor-presas comenzando por el hechode que aparecen cuatro caligra-fías distintas, con lo que unaobra cuyo mérito podría habersido transcribir una caligrafíacomplicada, se convierte en algomás complejo.

Cuando escribe Bartolomé, se-ñala este amante del siglo de Oro,«resulta asequible, se entiendenbastante bien en buena parte delos casos. Todos tenemos dostipos de caligrafía, cuando escri-bimos rápidamente y cuandopretendemos que alguien lo leade manera clara. Cuando estehombre empieza, con los prime-ros capítulos, se entiende muybien dentro de lo que es la tipo-grafía del XVII. Pero conformecoge soltura y se familiariza consu propio texto, va relajando laescritura porque ya ve que va atener que pasarlo a limpio».

Así, lo que parecía una escritu-ra definitiva se va complicandopara el trabajo editor, que topacon tres anónimos amanuenses,algo que se distingue «claramen-te, por la forma de las letras, laseparación, el tamaño, los ren-glones... Supuestamente seríanescribanos profesionales o per-sonas de la máxima confianza de

Bartolomé». Los cambios de lacaligrafía se producen en mitadde la página, hay partes tachadasy cada uno de los escribas hacende uno u otro modo las anotacio-nes, de tal manera que en algu-nos casos se han incorporadocomo parte del texto base «por-que se veía claramente que erael título del siguiente párrafo yen otros se veía que era una es-pecie de chuleta, una anotaciónmarginal, para ver el hilo del quese hablaba en este momento».

Otro de las curiosidades deloriginal es que, insertos entresus páginas aparecen cuatroimpresos, uno de los cuales sonlas Viedas de la monera de oro y

plata, un compendio de prohibi-ciones y derechos sobre la mo-neda aragonesa, escrito a finalesdel siglo XVI por el zaragozanoJuan Luis Sora. No hay que olvi-dar que pese al matrimonio deIsabel y Fernando, Aragón se-guía siendo un reino, con Cortes,leyes y moneda propia.

Las más de 1.500 anotacionesrealizadas por Ordovás com-prenden elementos críticos co-mo salvar un tachón o una erra-ta, pero también la aclaración deun nombre propio, del significa-do de palabras, o de palabrasque han cambiado su léxico –co-mo ocurre con la «luego», queentonces significaba «ahoramismo»; y ahora, «después»–. Ytodas ellas contribuyen a hacerentender la obra realizada porBartolomé Argensola, sobre he-cho ocurrido de 1615 a 1626.Acaba aquí el manucrito que seconserva, y no se sabe con certe-za si siguió con la obra o dejó de

escribir, tesis que apoya el ex-perto porque «estaba muy en-fermo. Iba arrastrando una en-docarditis hacía diez años».

Lienzo grande, pincel finoEl catedrático Alberto Montaner,director de la tesis de Ordovás,prologa la edición, como lo hizocon los Anales, ambiciosa obraen la que el Argensola pretendíanarrar los hechos acontecidosdesde 1516 hasta sus días, peroque precisó de una década solopara completar el periodo de1516 a 1520. «¿Cuántos añoshubiera necesitado?», se pregun-ta, recordando las palabras deleditor de las Alteraciones de Za-

ragoza: Bartolomé es un pintorque necesita lienzos bien gran-des. «Yo añado que necesita unpincel muy pequeño, porque estan minucioso, entra tanto aldetalle y a explicarlo todo contanta claridad..., que necesitamucho tiempo, mucho papel yexplicación. Luego lo hace muybien, porque la retórica le fun-ciona muy bien, el léxico es abso-lutamente exacto y es muy, muyefectivo. Es un gran escritor».

Su admiración por el autor, lelleva a perseguir el objetivo de«sacarlo del olvido» porque«cuando un alumno llega a losestudios de Filología Hispánicase encuentra con Lope, con Tir-so, Calderón, Cervantes, Queve-do, Góngora, Santa Teresa, SanJuan, Fray Luis... No acabaría.Creo que en Aragón se deberíatomar más tiempo en focalizar aautores como estos dos herma-nos Argensola, y Gracián, figuraimprescindible».

A su juicio, su obra «nos apor-ta una manera muy clásica deentender la Literatura pero so-bre todo la Historia. La historiade los aragoneses es casi un tra-tado moral para él». Tanto es asíque en los Anales «intenta acer-carse de una manera patriótica alos que considera grandes per-sonajes. A Hernán Cortés le atri-buye origen aragonés, una bar-baridad, con la que pretende lla-mar la atención sobre los valoresaragoneses encarnándolos en fi-guras de aquel tiempo y tratán-dolas con máximo respeto. «Tanrespetados como respetuosos»,añade Ordovás, que admira «suforma de ver la historia, su trata-miento literario y la mezcla en-tre literatura e historia que a ve-ces es muy difícil de separar».

Aunque ahora su trabajo estácentrado en los cronistas, los«grandes olvidados de nuestra

historia y nuestra literatura», nodescarta una edición crítica deLa conquista de las Islas Malucas,que editó la Institucion Fernan-do el Católico. Se trata del pri-mer trabajo de investigación his-toriográfica de Bartolomé, porencargo, de un hecho contempo-ráneo, sobre hechos que ocu-rrían en la otra parte del mundo,hace cuatrocientos años.

CULTURA5 DE ENERO DE 2017 El Cruzado Aragonés / 11

Javier Ordovás.. S. ESPECIAL

JAVIER ORDOVÁS ESTEBAN. RESPONSABLE DE LA EDICIÓN CRÍTICA DE UN MANUSCRITO INÉDITO DE BARTOLOMÉ ARGENSOLA

«Para Bartolomé Argensola, la historia de losaragoneses es casi un tratado moral»

Muestra de las cuatro cali-

grafías que aparecen en el

manuscrito.

«... en Aragón se

debería tomar más

tiempo en focalizar

a autores como

estos dos herma-

nos Argensola»