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1 ÓSCAR JULIÁN MOSCOSO MARÍN CEDULA 98554333 SEMINARIO BIOPOLÍTICAS PROFESOR: JORGE MÁRQUEZ MAESTRÍA EN HISTORIA UNIVERSIDAD NACIONAL SEDE MEDELLIN REPORTE PRESENTACIÓN DE DIEGO ARMUS El profesor Diego Armus es argentino, actualmente es profesor de Swarthmore College de los EEUU, con gran reconocimiento académico en estudios históricos relacionados con problemas urbanos y de la salud. La idea de la charla fue usar el material publicado en su libro 1 para señalar problemas teóricos y metodológicos de cómo se escribe historia, más allá del objeto directo de la charla que sería la historia de la enfermedad. Se parte del planteamiento de tres palabras claves a tomar en cuenta para la práctica de la historia: contextualización, cambio y continuidad. En el caso de los contextos se plantea que es un tema que responde al esfuerzo del investigador por situar las cosas en tiempo y espacio. La historia para el profesor Armus informa al presente pero no es una hoja de ruta, lo que la historia da es una idea de complejidad, una referencia para el reconocimiento de que el presente es una realidad compleja para la cual no hay soluciones fáciles y que el pasado no indica la receta para intervenir en el presente. El contexto implica establecer correlaciones, la búsqueda de una totalidad, en la definición de la disciplina está la aspiración de contextualización. Las otras dos palabras, cambio y continuidad, siempre han estado ligadas a la historiografía, que en los años sesenta estuvo obsesionada por el cambio, tal vez como una consecuencia de las experiencias políticas personales de la gente que escribía historiografía por aquella época, en la que había que buscar el cambio en el estudio del pasado. La realidad es que en la historia no hay cambio permanente, en realidad predomina la continuidad sobre el cambio. La obsesión por el cambio en la década de 1960 era por un cambio hacia adelante, un cambio progresivo, aunque también hay cambios que son regresivos, como las restauraciones conservadoras o los cambios experimentados en américa latina en la década de 1990. Hay que estar atentos al cambio en cualquier sentido, hay que estar abierto a lo que el trabajo empírico está implicando. Para el historiador Armus, la teoría por sí sola no es suficiente, hay que tener un sustrato empírico importante, hay que dialogar con la teoría. Si hay algo que aporta la historia es la utilización de las categorías teóricas en un lugar y un tiempo concretos, en un 1 Armus, D. 2007

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ÓSCAR JULIÁN MOSCOSO MARÍN

CEDULA 98554333

SEMINARIO BIOPOLÍTICAS

PROFESOR: JORGE MÁRQUEZ

MAESTRÍA EN HISTORIA

UNIVERSIDAD NACIONAL SEDE MEDELLIN

REPORTE PRESENTACIÓN DE DIEGO ARMUS

El profesor Diego Armus es argentino, actualmente es profesor de Swarthmore College de los EEUU, con gran reconocimiento académico en estudios históricos relacionados con problemas urbanos y de la salud. La idea de la charla fue usar el material publicado en su libro1 para señalar problemas teóricos y metodológicos de cómo se escribe historia, más allá del objeto directo de la charla que sería la historia de la enfermedad. Se parte del planteamiento de tres palabras claves a tomar en cuenta para la práctica de la historia: contextualización, cambio y continuidad.

En el caso de los contextos se plantea que es un tema que responde al esfuerzo del investigador por situar las cosas en tiempo y espacio. La historia para el profesor Armus informa al presente pero no es una hoja de ruta, lo que la historia da es una idea de complejidad, una referencia para el reconocimiento de que el presente es una realidad compleja para la cual no hay soluciones fáciles y que el pasado no indica la receta para intervenir en el presente. El contexto implica establecer correlaciones, la búsqueda de una totalidad, en la definición de la disciplina está la aspiración de contextualización.

Las otras dos palabras, cambio y continuidad, siempre han estado ligadas a la historiografía, que en los años sesenta estuvo obsesionada por el cambio, tal vez como una consecuencia de las experiencias políticas personales de la gente que escribía historiografía por aquella época, en la que había que buscar el cambio en el estudio del pasado. La realidad es que en la historia no hay cambio permanente, en realidad predomina la continuidad sobre el cambio. La obsesión por el cambio en la década de 1960 era por un cambio hacia adelante, un cambio progresivo, aunque también hay cambios que son regresivos, como las restauraciones conservadoras o los cambios experimentados en américa latina en la década de 1990. Hay que estar atentos al cambio en cualquier sentido, hay que estar abierto a lo que el trabajo empírico está implicando. Para el historiador Armus, la teoría por sí sola no es suficiente, hay que tener un sustrato empírico importante, hay que dialogar con la teoría. Si hay algo que aporta la historia es la utilización de las categorías teóricas en un lugar y un tiempo concretos, en un

1 Armus, D. 2007

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contexto concreto, y eso es especificidad. Lugar y tiempo definen coordenadas que solo se pueden explicar en un contexto específico. Se utilizan las categorías teóricas, pero ellas tienen significación en un tiempo y un espacio definidos.

De la mano del cambio y la continuidad está establecida la idea de transición, si hay algo que cambia es porque la continuidad empezó a transformarse, empezó a incorporar la variabilidad, ahora la pregunta es cómo la incorpora, y quizá ese es el momento más interesante para estudiar, cuando hay algo que estaba ahí, indefinido, invariable y empieza a transformarse. En qué momento se transforma, cuándo deja de ser lo que fue y empieza a ser algo distinto son preguntas relevantes. Algo común en la historia es que las transiciones suelen ser muy largas. Diferentes niveles de la experiencia humana tienen diferentes dinámicas de cambio, aunque estos niveles están totalmente interconectados, en historia sociocultural se hace evidente que diferentes aspectos de la vida social experimentan dinámicas distintas.

Del anterior planteamiento se deriva el problema de la periodización. ¿Cómo periodizar? Cómo organizar las transiciones? Cómo organizar la discusión del cambio y la discusión de la continuidad? Surge una cuarta palabra de gran importancia en el vocabulario de los historiadores - la periodización: de alguna manera hay que organizar los datos de la investigación histórica, de algún modo hay que organizar el pasado. La periodización se puede hacer con distintos criterios, para la periodización hay que estar abierto, porque si uno parte con una periodización a priori, al final se terminan forzando las cosas, es un momento de la investigación en el que hay que navegar en un océano que aparentemente no tiene límites. En la relación entre teoría y base empírica, hay que evitar repetir la teoría en el lugar y objeto que se investiga históricamente. Lo importante es entender la teoría, definir las categorías relevantes para leer la realidad, el tiempo y el espacio concretos, pero hay que estar atentos a lo que esa realidad empieza a devolver y para eso es imprescindible trabajar con fuentes. Es una invitación a darle un nuevo lugar al trabajo empírico.

En la historiografía tradicional desde el siglo XIX, la idea era juntar datos y es algo frente a los cual la nueva historia desde la década de 1930 empieza a reaccionar, planteando la idea de procesos y eso fue lo que llevó a la discusión sobre contextualización, totalidad, continuidad y cambio. Este juego por entender procesos en algún momento llevó a olvidarse del trabajo empírico. Se hablaba de procesos sin que éstos estuvieran enraizados en un tiempo y lugar específico, por eso el énfasis en combinar teoría con trabajo empírico, los trabajos históricos tienen que tener fuentes. Hay una importante relación entre fuentes y teoría.

Existen muy diversos tipos de fuentes válidas para la investigación histórica, pero las fuentes también hay que contextualizarlas. Cada fuente necesita de algún modo ser leída críticamente. La única forma de hacer una lectura crítica de las fuentes es entender lo que pasó en ese tiempo, entender las posibilidades y limitaciones que ofrecen los documentos. Hay un juego entre representaciones, políticas y experiencias, la sociedad genera una variedad de discursos que intentan representar la realidad, es lo que el mundo le transmite a aquel que

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organiza ese discurso en un tiempo y espacio específicos, de ahí el juego de las políticas en la lucha por el poder,2 y en este contexto el estado es un elemento de gran importancia. En esa perspectiva se ha producido cierto auge en las historias sobre el estado.

La experiencia responde a un esfuerzo por reconstruir la forma como la agente ha vivido. La experiencia está marcada por las representaciones, por la política. Toda la experiencia termina reducida a un discurso y especialmente en historia cultural, pero no es claro si toda esa experiencia cabe en los discursos históricamente producidos. Hay que ser claro que cuando se trabaja con representaciones se lo hace con discursos y no hay garantía de que ese discurso sea representativo de la experiencia.

En este punto surge la pregunta: Cómo escribir historia de la enfermedad? Habría tres niveles de la historia, historia total, historia global e historia local. Para hacer historia total no puede olvidarse de la política, ni de las representaciones, ni de las experiencias. Se establecen relaciones entre historia total e historia local y se aspira a una totalidad, aunque la totalidad es en el fondo inaprehensible. La idea de Armus con su libro es hacer una historia total de la tuberculosis en Buenos Aires. Las enfermedades tienen la particularidad de que viajan y la idea de globalidad está mucho más presente en este tipo de problemas. En el caso de la tuberculosis hay un trasfondo en la aspiración de la totalidad y la localidad que tiene que ver con la historia global. El historiador no puede olvidarse de la globalidad de la enfermedad pandémica. Una historia local puede ser total pero una historia global no puede ser total y una historia global puede incorporar lo local. El concepto de lo global en la enfermedad significa que está afectando en muchos lugares del mundo.

Se puede relacionar totalidad con localidad, localidad con globalidad, pero es muy difícil trabajar total y global. Una buena historia global de algún modo tiene que hacer un esfuerzo por incorporar lo local, y lo hace incorporando las dimensiones de cada lugar del mundo donde se hace presente, para ver cómo la enfermedad funciona con los mismos patrones en esos distintos lugares. Si yo quiero hacer una historia global centraría mi atención en los elementos comunes que aparecen en los distintos lugares. Si yo quiero hacer una historia total y local esos elementos aparecen en el fondo de la narrativa. Las experiencias locales permiten elaborar una narrativa general. Esto es importante para entender entre otras cosas, que el cosmopolitismo de Buenos aires es un cosmopolitismo de la periferia, no del centro, como el de París a principios del siglo XX. 2 Desde la sociología y partiendo desde una posición crítica con un concepto de cultura normativo, se ha

planteado y expongo aquí de manera en exceso simplificada, que las sociedades se organizan (o desorganizan) de acuerdo a estrategias, estas estrategias están determinadas por un conjunto de coyunturas históricas, y se hacen efectivas en forma de prácticas. Ahora bien, de acuerdo a esta teoría de la práctica, las representaciones son socialmente construidas y su relación con los discursos esencialmente se materializa en forma de estrategias para actuar sobre el mundo. Las condiciones de existencia producen “hábitus o sistemas de disposiciones duraderas, estructuras estructuradas y a la vez estructuras estructurantes”, (Bordieu, P. 2007 [1980]:86) y el hábitus tiene una expresión ulterior con la distinción. (Bordieu, P. 1998 [1979]).

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Qué es el ciclo natural de la enfermedad? Es un problema que tiene que ver con la historia de la biomedicina. Hay enfermedades que nacen, son visualizadas, impactan, matan gente y en algún momento han sido controladas por la biomedicina o simplemente desaparecen sin saberse las causas de la desaparición, este es un tema importante especialmente cuando se piensa en términos globales. Las enfermedades aparecen y desaparecen, es el ciclo natural de la enfermedad y es un tema fundamental para abordar la historia de las enfermedades.

El ciclo de la tuberculosis que Armus estudia termina con la entrada de los antibióticos, que para ese tipo de tuberculosis resultaron ser efectivos, aunque cuando llegan los antibióticos a Buenos Aires, la incidencia de la tuberculosis ya había bajado de intensidad, el problema sería explicar ese descenso. Con enfermedades asociadas a la pobreza, es muy difícil encontrar una explicación convincente de las curvas de incidencia del ciclo de la morbilidad y la mortalidad, de esta manera no es fácil explicar por qué la mortalidad tuberculosa en Buenos Aires descendió antes de la llegada de los antibióticos, sobre todo teniendo en cuenta que las intervenciones de la medicalización hechas hasta entonces no habían dado mucho resultado. Lo que si se explora en el libro es cómo funciona la tuberculosis en la sociedad y en la cultura de Buenos Aires y el trabajo partió de lo que decían las fuentes.

Lo que dicen las estadísticas es que en Buenos Aires, los hombres y las mujeres se morían en las mismas proporciones, sin embargo, según las letras de tango, las únicas que se mueren de tuberculosis son las milonguitas, es decir las mujeres jóvenes que trasgreden el orden doméstico, saliendo en las noches a ganarse la vida en los bares del centro. Lo primero que hay que destacar es que estas letras de tangos están escritas por hombres y contienen una ideología patriarcal, una mirada masculina, mirada que está incómoda con la afrenta de las milonguitas, que en su imaginario son mujeres debieran casarse con los hombres y no andar en los cabarets. En el imaginario de los tangueros hay un lugar para los hombres y un lugar para las mujeres y las que transgreden ese código terminan mal. La tuberculosis es un castigo para esas mujeres jóvenes que abandonan el mundo del hogar.

Lo que quiere evitar Armus es una historia basada únicamente en los textos, en el giro lingüístico. Lo que hay que destacar es que en la representación que hacen los hombres de la tuberculosis, las que se enferman son las milonguitas. Esta representación tiene más que ver con las relaciones de género que con la realidad de las tuberculosas y las milonguitas. Los estudios médicos no prueban una relación directa entre prostitución y tuberculosis. En el registro de los tangos donde se condenan a las mujeres jóvenes domina el discurso masculino de la tuberculosis, es un recurso discursivo de los hombres. Hay tres tipos de mujeres de la noche en Buenos Aires, las milonguitas que van y vuelven del barrio, las prostitutas de tiempo completo y las cantantes de cabaret. Lo que hacen las milonguitas es participar de la aventura del ascenso social. La imagen de la tuberculosis es la del exceso de trabajo y la explotación laboral.

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Entre 1910 y 1920 aparece una preocupación por la mortalidad infantil de cara a la construcción de la nación. También hay una preocupación por la eugenesia, una disciplina que tuvo su apogeo en el primer cuarto del siglo XX y que terminó muy desacreditada entre otras cosas por las barbaries del nazismo. Pero en América Latina la eugenesia tuvo siempre un color muy peculiar, una experiencia más positiva, con la idea de que no se trata de identificar los que no sirven y sacarlos, sino de inyectarle recursos a la población, fortalecerlos físicamente, alimentarlos, fortalecer a las madres, por medio de ello se puede forjar la niñez del futuro. Lo que no quiere decir que no existiera la discriminación étnica o racial, cada nación suramericana tiene sus “otros”.

Lo que se pensaba en Buenos Aires en aquel tiempo era que los chicos se debían fortalecer para que no se infectaran de tuberculosis, y un modo de hacerlo era incorporando y sistematizando la gimnasia en la escuela. Los profesores de educación física van a decir que son los que poseen el conocimiento para evitar que los niños se enfermen de tuberculosis por medio de la educación física. El planteamiento es que si los niños comen bien y descasan bien van a tener un nivel de inmunidad para evitar el contagio. La discusión es sobre cuál es la educación física que corresponde para los niños. Hasta ese momento la gimnasia que predominaba en las escuelas era la gimnasia militar. Se van construyendo los contenidos de una gimnasia argentina, se arma un menú de ejercicios de gimnasia que pretende fortalecer los pulmones.

Hay tensiones entre representaciones y experiencias evidenciadas en el papel ambiguo del futbol y en las realidades confrontadas con los discursos. El discurso no es suficiente para entender la experiencia. A veces el discurso va en una dirección y la experiencia va en otra, pero otras veces no es así. La eugenesia se expresa en Argentina con los discursos sobre a quien se acepta y a quien no, de entre los inmigrantes. Pero paradójicamente cuando más visible es ese discurso más gente entra de esos lugares considerados no convenientes como Europa Oriental. Hay una cuestión del estigma de los inmigrantes, que son “otros” que traen las enfermedades que no queremos. No todas las enfermedades producen percepciones de estigma, no hay una relación mecánica enfermedad-enfermo-estigma, la percepción de estigma también puede cambiar con el paso del tiempo.

Otro tema importante es la obsesión por el contagio. Se construye un discurso en el que la tuberculosis es una enfermedad de excesos, algunos excesos elegidos y otros impuestos. Un esfuerzo impuesto es el exceso de trabajo, que trae como consecuencia la enfermedad. Los excesos elegidos como causa de la tuberculosis son los sospechosos de la masturbación y el alcoholismo. El hábito de fumar era celebrado culturalmente en el Buenos Aires de aquella época.

Esta historia sociocultural de la enfermedad está vinculada a los enfermos de tuberculosis y en parte vinculada a los pacientes de tuberculosis, y la diferencia entre enfermo y paciente está precisamente en su inscripción en el mundo de la medicalización moderna, en la que no necesariamente está el enfermo pero sí el paciente. Las medicinas tradicionales o caseras están por fuera del campo de la medicalización y de los pacientes.

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En el caso de los corsettes hay una tensión entre el discurso de los médicos y las prácticas de las mujeres. Los médicos desde 1857 en una tesis de medicina, dicen que el corsette hace daño porque comprime los órganos del tórax. El discurso médico tiende a correlacionar la tuberculosis femenina y el corsette, sin embargo la publicidad alienta a las mujeres a usarlo. Este ejemplo ha llevado a relativizar el biopoder, dado que hay otros poderes enfrentados como el discurso de la publicidad y del comercio en este caso. El profesor Armus plantea que las mujeres usan el corsette como un recurso de seducción.

Otro aspecto muy importante al momento de hacer historia sociocultural es lanzarse a trabajar con la ambigüedad, los discursos no son cristalinos, cualquier discurso está cargado de ambivalencias. Hay una doble valencia del corsette, que efectivamente expresa un rol subordinado de la mujer en una sociedad patriarcal, y también hay una iniciativa de las mujeres para usar ese instrumento de tortura para ellas mismas.

BIBLIOGRAFÍA

Armus, D. “La ciudad impura: Salud, tuberculosis y cultura en Buenos Aires, 1870-1950” 1ª Edición, Buenos Aires, Edhasa. 2007.

Bourdieu, P. “La Distinción: Criterios y bases sociales del gusto” 2ª Edición, Santafé de Bogotá, Taurus, 1998.

Bourdieu, P. “El sentido práctico” 1ª Edición, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2007.