4 ● Artes & Letras ● HERALDO DE ARAGÓN ● 1 de febrero de 2018

INVENTARIO DE OTRAS PIEZAS

na, que trabaja de mecánico de mantenimiento industrial desde los 14 años y reside en Utebo con su compañera Leticia Gracia, ar-quitecta técnica, es como poco pintoresca. Es el caso de alguien que se ha hecho a sí mismo des-de muy joven por pura vocación, «peseta a peseta, euro a euro».

La curiosidad y la ansiedad «Desde muy joven soy aficiona-do al rastro. Me veo a mí mismo yendo con mi padre a los once años. Y me veo con la ansiedad de mirar todos los puestos. Íba-mos al rastro de la plaza de toros. Estudié la tuba en el Conservato-rio Profesional de San Vicente de Paúl, me gustaba su sonido, y em-pecé a coleccionar partituras or-questales. Poco a poco fui dando el salto hacia el patrimonio. Siem-pre me ha interesado mucho la re-volución industrial. Y así desem-boqué en la curiosidad por diver-sos documentos, facturas, planos, mapas. Empecé a trabajar a los 16

años, más o menos, y desde en-tonces no he parado», dice.

Carlos Marquina sospecha que llevaba en su ADN el interés por el patrimonio, la historia y la con-servación. Lo dice y se ríe. Tan-teaba, y mejoraba en calidad y cantidad. «Recuerdo la emoción que sentía paseando de puesto en puesto buscando las piezas más interesantes. Unos años más tar-de descubrí el mundo del arte del papel impreso, de su fabricación. Abrí mis horizontes para formar un pequeño archivo. Con los años, la habitación donde conser-vo los documentos se me quedó pequeña y continué en un peque-ño local. Tuve que cambiar de es-pacio, e ir de nave en nave para poder preservar la colección. Au-mentando más rápido de lo que me permitía gestionarla».

Confiesa que ahora su princi-pal foco de búsqueda es internet, pero nunca deja de visitar anti-cuarios. Y suele poner anuncios. «Entro en las tiendas y me em-

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HISTORIA EL MECÁNICO POSEE UNA FORMIDABLE SERIE DE 50 PIEZAS DE LA IMPRENTA

La colección de máquinas de Carlos Marquina

Una imprenta única en España: The Pedalette, Etienne Taesch Fils (1900). OLIVER DUCH

C arlos Marquina Arrieta (Villanueva de Gállego, Zaragoza, 1983) es un ca-

so insólito. En una nave de las afueras de Zaragoza posee una impresionante colección de má-quinas de imprenta, fechadas desde el siglo XVIII hasta finales del siglo XX. En ese mismo espa-cio, de alrededor de 1500 metros cuadrados, hay más cosas: un im-presionante, «y quizá algo caóti-co», archivo de pentagramas, pe-riódicos y revistas (del siglo XIX, del XX, y en concreto de la Tran-sición), fotografías de Aragón en papel y cristal, objetos de arqueo-logía industrial, juguetes de otra época, libros antiguos de los asuntos más diversos, antiguas radios. «La cultura, en todas sus formas, es necesaria para alimen-tar la vida. La historia es una de mis pasiones. Me gusta desde muy joven y tengo también una buena biblioteca de Historia de Aragón», explica. Y la muestra.

La peripecia de Carlos Marqui-

Otra pieza excepcional y bien cuidada: la Imprenta Imperial Press (1828). OLIVER DUCH

El mecánico. Carlos Marquina es mecá-nico. Pone las máquinas al orden del día: las revisa, las limpia y las hace funcionar.

Algunas de las otras piezas son:

?-Medidor de Hueco.

?-Prensa de prueba manual (1900).

?-Prensa de prueba manual (1940).

? -Mesa de encuadernación de (1800).

?-Cuadrante de corte de plomo.

?-Minerva pequeña para tarjetas.

?-Minerva Merkur de (1910), Poinier.

?-Minerva Diamante.

?-Minerva Hispania.

?-Minerva Estrella.

?-Heilderberg plana cilíndrica.

?-Heilderberg de aspas.

?-Minerva Grafopres.

?-Guillotina pequeña Rogol.

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«Qué emoción sentía paseando

de puesto en puesto, buscando

las piezas más interesantes»

Carlos Marquina Arrieta a los mandos de esta Linotype 5 Mentor (1960). OLIVER DUCH

El taller de encuadernación, recuperado del bombardeo de Guernica. OLIVER DUCH

Detalle del exuberante archivo de libros con leyenda del coleccionista. OLIVER DUCH

briago con ese olor particular a antiguo. Llevo 23 años recopilan-do material y he conseguido una gran colección de imprentas y objetos e instrumentos relaciona-dos con las mismas. Son más de 40 máquinas, muebles y utillaje de imprenta; y algunas de las pie-zas son casi únicas». O únicas.

Un experto en esta materia, co-mo el profesor de la Universidad de Zaragoza y antiguo periodista de HERALDO Rafael Bardají, asegura que es una colección magnífica con algunas piezas que no posee la famosa impresa Blas-co de Zaragoza.

«En el mundo de la imprenta, se han producido más cambios en estos últimos 20 años que en los últimos cinco siglos. La última adquisición ha sido un taller de encuadernación. En 1892, Anto-nio Egurrola fundó una impren-ta en Guernica. El 4 de octubre de 1937 la ciudad fue destruida en plena Guerra Civil y con ella la imprenta. Solo se pudo recuperar

el material y la maquinaria de en-cuadernación. Estaba en un cuar-to anexo que se salvó de la des-trucción. El material que se con-serva tiene un valor histórico muy importante. Se sacó de en-tre los escombros», dice, cons-ciente de que este set, tan evoca-dor, tiene un valor histórico y emotivo, pero también literario.

Variedad de objetos Carlos Marquina explica algunas piezas que posee, narra pequeñas historias y ofrece datos curiosos. «Tengo la Prensa Manual France-sa de grandes dimensiones. Aun-que su origen se desconoce, se sa-be que a principios de 1800 se en-contraba en Huesca; siguió luego su recorrido por Zaragoza y, fi-nalmente, recaló en Tauste don-de la adquirí. Se utilizaba para cartelería principalmente».

Habla, también de la Imprenta Imperial Press (1828). No mucho después de que Richard Cope construyera la exitosa prensa de

Albion, otra firma, Sherwin & Cope (Londres), fabricó una prensa de cierta similitud.

«En lugar de un resorte o con-trapeso, la Imperial usó muelles planos para devolver la platina a su posición vertical. Esto causó considerable molestia a John Hopkinson, el actual propietario, que mejoró la Albion, ya que Hopkinson sugirió que era él quien había pensado en la idea», señala. Construidas por primera

vez alrededor de 1828, las pren-sas imperiales se fabricaron has-ta la última parte del siglo XIX. Apostilla Carlos Marquina: «Es-ta imprenta está espléndidamen-te dotada de flora ornamental en su marco principal y las patas son pezuñas de leones. La pieza fue adquirida en Barcelona», agrega.

Una de las máquinas más suge-rentes es la Rotoplana Express (1827). Explica: «Tiene una gran rueda de dos metros. Una perso-na se dedicaba a dar vueltas a la rueda empujando una manivela para hacer funcionar la Rotopla-na. Otra persona se situaba en un lateral e introducía los pliegos de papel». Marquina se extiende: «Es una joya de la arqueología in-dustrial, ya que quedan muy po-cas. Es ostentosa por sus dimen-siones. Procede de una imprenta de Padrón, La Coruña. Se unió a la colección acompañada de un lote compuesto por más material como guillotinas, grapadoras y prensas manuales», dice.

The Pedalette, Etienne Taesch Fils (1900) sería quizá ‘la joya de la corona’. «Es una gran impren-ta y no tengo conocimiento de que exista otra en España. Es una de las máquinas que vienen de Padrón al igual que en el caso an-terior». Carlos explica otras pie-zas, les recompone la biografía, las arregla y las pone en marcha. «Linotype 5 Mentor (1960) pro-cede de una papelería del barrio de Las Fuentes en Zaragoza, pe-ro su verdadero origen es Barce-lona. Allí un mecánico de linoti-pias la compró y transportó a Za-ragoza donde la tenía en la tras-tienda para disfrute particular».

Otra pieza muy interesante es A B Dick M. 360. «Es una máqui-na de impresión offset. Fue cedi-da a la colección por la Confede-ración Hidrográfica del Ebro, gracias al técnico Félix Peláez Vi-llar. Le agradezco su interés en la conservación de las máquinas», expresa el joven coleccionista.

ANTÓN CASTRO