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Relatos cortos5La otra cara de la "Tropa Brava"Por Claudio Costanero
Enviado el 20/09/2015, clasificado en Cuentos
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La otra cara de la “Tropa Brava”
… Y mi primera “tropa” se inició cuando entré al colegio Bolivariano. Preciso
que fue en preparatoria, no recuerdo si era quinto de primaria o primero
bachillerato. Era una edificación vieja (ahora hay una espacio cultural).
Ahí cerca, en una esquina, quedaba el Liceo femenino. Mientras sonaba la
campana, nos quedábamos coqueteando a las colegiales.
Esa “tropa” fue conformada por los mompitas: Álvaro Cuartas, Álvaro
Ramírez, Lucas Quiroga, el “Mono” Gómez, Bohórquez, puedo agregar, Arturo
Ramírez, otros. Y también lo fueron cuando nos trasladamos a la edificación
nueva, moderna, bonita, en “la cancha de la Gerencia”, y fue cuando el
colegio, a los días, se volvió mixto. Se llevó a las sardinas del Liceo, pues era
su sede alterna.
El objetivo esencial fue el estudio. En los exámenes finales que se hacían
acabado el año lectivo, eran de padre y madre, pero nuestras memorias eran
prodigiosas. Dichas pruebas eran cada dos días.
Nuestra lucha con la evaluación final del quehacer epistemológico se iniciaba
tipo 11 p.m., cuando el parque estaba totalmente vacío. Llevábamos consigo
termos gigantes llenos de café, para espantar el sueño y el frío. Yo fumaba. No
recuerdo si ellos.
Me aprendía de memoria los problemas matemáticos. Ellos no. Eran mazos. A
mí nadie me ganaba en las demás materias. Estudiábamos hasta el amanecer
del otro día. Y luego echar ojo al estilo serenateros de las calles.
Aunque en una estadística, el 80% era el estudio, tampoco olvidábamos el
baile, el fútbol (Nació el primer equipo de pibes que se llamó River Plate,
fundado por el padre Correa; también se realizaron los dos primeros
campeonatos en esta categoría, el primero lo ganó Centinela y el segundo,
América), la recocha, los paseos en los charcos famosos, en el atletismo (En
mi terruño chico se hizo la primera vuelta por etapas de maratón. Un paradigma
fue Caicedonía-Barragán y viceversa). Fue un combo de hechos inolvidables.
La segunda “tropa” se dio simultáneamente. Quién no los recuerda?: Rómulo,
Freddy Correa, Jairo Llanos, Faully, el “Negro” Hincapié, el “Flaco Urrea“
“Guerrillero” “Torta”, Gaona, “Teno” (Fabio Ríos), Álvaro “Arepa” Osorio,
Hernando Escobar…
Nuestro grupito de mompitas tuvo otra firma. No era el estudio (Se cumplía)
sino el vacilón, la recocha al por mayor y al detal, el coqueteo a las sardinas, el
acomodo en las esquinas, figura de cocacolo haciendo piruetas con el llaverito,
exhibiendo nuestros bluyines americanos desteñidos; fumábamos como
murciélagos. Nos fascinaba el Mápleto, su olor era un imán para atraer a las
sardinas, el Lucky, Cinco Letras, Y cuando no había plata, pues a echar humo
con el Nacional y Pielroja; la hipérbole, arma caricaturesca en nosotros, pero
más acentuada en Jairo: “los siete caballos salvajes que guardó en finquita que
administraba el papá del “Flaco” Loaiza” / “una noche le robó las muletas al
papá para venderlas y así llevar a matinée y matinal, social y noche, a la
novia” / “Dizque cuando vino del extranjero pidió a la galladita que lo fueran a
espera al río Barragán porque llegaba en barco…” ¡Qué barbaridad, Barbarita!
En las noches, los sábados, viruteando las pistas de “los Bomberos”, el Club
y “La Terraza”, el alzar de copas, borracheras de un solo ojo (3 ó 4 días) en
cualquier fuente de soda, cantina o café, especialmente uno que estaba más
abajito de la librería de don Rubén Flórez. Tumbábamos las sardinas de ese
entonces (sin ser bonitos como Elvis ni tampoco feos como “Mandíbula”), y las
que no, pues quedaban ladeadas; dimos vueltas al parque sin contarlas, como
todos, por costumbre y por platicar con las sardinas... Y me gustaría saber cuál
ha sido la persona o personas que hayan dado más giros y por ahí derecho los
kilómetros recorridos. Sería digno enviar el resultado a los Records Guinness
Tal vez éramos fantoches, chicaneros, pinchados, para algunos, no lo creo;
de todas formas la vanidad, en mayor o menor proporción, es “un notable motor
del progreso humano, hasta Jesús fue vanidoso…” (Ernesto Sábato).
Y tantas cosas, ¡oh, loca juventud!, pero sin una insinuación, ni siquiera de
pensamiento, de que caminá fumemos marihuana, coca, estimulante alguno…,
caminá atraquemos, caminá le damos pescozones a aquel… Nada de eso.
“Es que no quiero hablar de mis amigos idos, de amigos muertos “, decía mi
escritor favorito Andrés Caicedo, sus razones tendría, no lo dudo. Yo en
cambio, si hablo de mis mompitas que se han ido, ellos merecen monumentos,
aunque sea con palabras, pero lo maravilloso es que hasta ahora, los de las
tropas, todos están vivitos y coleando (exceptuando Hernando Escobar), con
sus futuros hechos y derechos. Estos dones, quizás, son frutos de un pasado
sincero, limpio, sensato y no borrascoso.
Costain Costanero
La vida sin tiPor Piculino68
Enviado el 20/09/2015, clasificado en Amor / Románticos
268 visitas
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Algo me desgarraba por dentro.
Mis entrañas parecían adolecer del mismo sufrimiento que yo.
Un nudo en la garganta me impedía comer hace ya días.
Y el sólo recuerdo de tu presencia, provocaba en mi interior el dolor extremo al
que ningún hombre se podía enfrentar.
Cada imagen proyectada en mi retina era un recuerdo tuyo.
Cada paso andado del camino era a tu lado.
Y cada segundo vivido sin ti, era un paso más a una muerte deseada.
Nunca imagine que tu ausencia sería mi final, pero así lo veía yo.
Mi mundo se acababa donde tu y yo nos separamos.
La tierra se había convertido en plana, donde mi viaje se veía abocado a un
precipicio de dolor y sufrimiento sino te tenía mi lado.
Así que tomé la peor decisión de mi vida...continuar sin ti.
Borre todos mis recuerdos.
Eliminé todas tus fotografías.
Cambié la decoración de nuestra casa.
Rechacé las amistades en común.
Rehíce mi vida, o lo poco que quedaba de ella.
Le di una oportunidad al tiempo, a que la tierra se volviera redonda de nuevo.
Y entonces y sólo entonces el dolor poco a poco fue despareciendo.
Las penas se volvieron alegrías.
La tierra se redondeó.
Los amigos volvieron a ser mis amigos.
La casa volvió a ser mi casa, nuestra casa.
Y todo porque una luz me abrió los ojos y desperté de tan terrible pesadilla y
ahí seguías tú.
Tu dulce rostro despertaba a mi lado. La angustia vivida se había marchado
con las luces del alba y el más dulce de los besos nos unió si cabe aún mas.
Desde entonces, sólo le tengo miedo a dormir y soñar de nu