relato de navidad 2010

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Navidad, 2010 El chiflado Ese chiflado con barbas que hablaba solo y deambulaba por las calles, sin reloj ni calendario, siempre sabía que era Nochebuena cuando, al atardecer, notaba el paso apresurado de los peatones refugiándose en los portales, como huyendo del frío, al que él se había acostumbrado de tanto llevarlo en los huesos. Y mientras avanzaba por la calle empujando su carro de baratijas y enseres, escaneaba los hogares con su mirada furtiva, capaz de atravesar los muros: un don tan excepcional como errático del que sólo había obtenido burlas.

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Por @agalorda

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Page 1: Relato de Navidad 2010

Navidad, 2010

El chiflado

Ese chiflado con barbas que

hablaba solo y deambulaba por las

calles, sin reloj ni calendario,

siempre sabía que era Nochebuena

cuando, al atardecer, notaba el paso

apresurado de los peatones

refugiándose en los portales, como

huyendo del frío, al que él se había

acostumbrado de tanto llevarlo en

los huesos.

Y mientras avanzaba por la calle

empujando su carro de baratijas y

enseres, escaneaba los hogares con

su mirada furtiva, capaz de

atravesar los muros: un don tan

excepcional como errático del que

sólo había obtenido burlas.

Page 2: Relato de Navidad 2010

Y esa noche, con una claridad

insólita, vio en una casa un festín

espléndido y alborotado, con trajes

de fiesta y joyas resplandecientes.

En la siguiente, dos ancianos

entrañables junto al fuego. Más

adelante, una pareja frente a una

estridencia televisada en directo.

Luego, una familia rota

disimulando su reunida desgracia

con superficial impostura. También

vio a unos niños cantando

villancicos. Y una emocionada

videoconferencia familiar con una

hija al otro lado del océano.

Siguió avanzando calle abajo y vio

a una gran familia en torno a una

mesa pequeña. Y a un joven

solitario recorriendo pasivamente

Page 3: Relato de Navidad 2010

los muros de Facebook. Y pocas

casas después, donde las farolas ya

no alumbraban, dudó al abrir el

portón de la suya, sorprendido por

la presencia de una mula y un buey.

Alvaro González-Alorda