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COLECCIÓN JESÚS T. PIÑERO COLECCIÓN DE HISTORIA ORAL Entrevistada: Regina Urdaneta del Valle Entrevistador: Jaime Partsch McMillan Fecha de la entrevista: 25 de noviembre de 2008 Esta entrevista se llevó a cabo en el hogar de la Sra. Regina Urdaneta del Valle en la Calle Apeninos de Puerto Nuevo. Jaime Partsch: Hoy es martes, 25 de noviembre del 2008 y estamos en Puerto Nuevo, en el hogar de Doña Regina Urdaneta quien nos va a hablar del espiritismo y su experiencia del espiritismo. Yo quería comenzar desde el principio. ¿Cómo usted empezó en este camino? ¿Dónde aprendió del espiritismo? ¿Cómo fue que usted empezó este proceso? Regina Urdaneta: Empecé desde mi casa, de mi hogar. Porque mi papá y mi mamá eran espiritistas. Y mi mamá era un médium y tenía su templo en casa. Mi tío, espiritista también. Iba también. Y así, otros tantos también iban y yo empecé a ver, a oír. Seguí asistiendo y viendo a todos estos que iban a casa, intelectuales y todo, con preparación académica. Y los fui es- cuchando. Fui viendo. Fui analizando y me convencí. Por eso es que yo digo que yo no soy espiritista de herencia, sino por convicción. JP : En su casa, ¿qué tipo de actividades se llevaban a cabo? RU : Las reuniones y los estudios porque iban también a estudiar y a aprender del espiritismo. Y también aprendí, y vuelvo a repetir, de mi mamá, porque mi mamá decía que sus puertas estaban abiertas para todo el mundo. Y nosotros vivíamos en San Juan y venía gente de La Perla, de esa perla nombrada y todavía siguen nombrando La Perla. Y a todas esas personas, tan necesitadas, ella les abría sus puertas. Y yo lo hago ahora igual. JP : ¿Ella les daba consejos a la gente? RU : Ella les daba consejos. Ella los sentaba. Trabajaban. Y yo fui viendo todo eso. Fui aprendiendo. Fui viendo. Y me convencí a pesar de que yo fui bautizada católica. Me convencí, bautizada católica. Me casé católica. También católica. Y vi en esos espíritus, esos ángeles, que eran espíritus también. Son espíritus elevados. Fui aprendiendo todo esto. Y aprendí también cómo ayudar uno a su prójimo. Y seguí. JP : Usted dice que en la casa de su mamá se reunían y estudiaban.

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entrevista de historia oral

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Page 1: Regina Urdaneta espiritista

COLECCIÓN JESÚS T. PIÑERO

COLECCIÓN DE HISTORIA ORAL

Entrevistada: Regina Urdaneta del Valle Entrevistador: Jaime Partsch McMillan

Fecha de la entrevista: 25 de noviembre de 2008

Esta entrevista se llevó a cabo en el hogar de la Sra. Regina Urdaneta del Valle en la Calle Apeninos de Puerto Nuevo. Jaime Partsch: Hoy es martes, 25 de noviembre del 2008 y estamos en Puerto Nuevo, en el hogar de Doña Regina Urdaneta quien nos va a hablar del espiritismo y su experiencia del espiritismo. Yo quería comenzar desde el principio. ¿Cómo usted empezó en este camino? ¿Dónde aprendió del espiritismo? ¿Cómo fue que usted empezó este proceso? Regina Urdaneta: Empecé desde mi casa, de mi hogar. Porque mi papá y mi mamá eran espiritistas. Y mi mamá era un médium y tenía su templo en

casa. Mi tío, espiritista también. Iba también. Y así, otros tantos también iban y yo empecé a ver, a oír. Seguí asistiendo y viendo a todos estos que iban a casa, intelectuales y todo, con preparación académica. Y los fui es- cuchando. Fui viendo. Fui analizando y me convencí. Por eso es que yo digo que yo no soy espiritista de herencia, sino por convicción.

JP : En su casa, ¿qué tipo de actividades se llevaban a cabo? RU : Las reuniones y los estudios porque iban también a estudiar y a aprender

del espiritismo. Y también aprendí, y vuelvo a repetir, de mi mamá, porque mi mamá decía que sus puertas estaban abiertas para todo el mundo. Y nosotros vivíamos en San Juan y venía gente de La Perla, de esa perla nombrada y todavía siguen nombrando La Perla. Y a todas esas personas, tan necesitadas, ella les abría sus puertas. Y yo lo hago ahora igual.

JP : ¿Ella les daba consejos a la gente? RU : Ella les daba consejos. Ella los sentaba. Trabajaban. Y yo fui viendo todo eso. Fui aprendiendo. Fui viendo. Y me convencí a pesar de que yo fui bautizada católica. Me convencí, bautizada católica. Me casé católica. También católica. Y vi en esos espíritus, esos ángeles, que eran espíritus también. Son espíritus elevados. Fui aprendiendo todo esto. Y aprendí también cómo ayudar uno a su prójimo. Y seguí. JP : Usted dice que en la casa de su mamá se reunían y estudiaban.

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RU : Sí. También. JP : ¿Qué cosas estudiaban? RU : Del espiritismo. JP : ¿Habían textos que estudiaban? RU : Sí, sí. JP : ¿Se acuerda de cuáles eran algunos de esos textos? RU : Bueno. Estaba El evangelio según el espiritismo que yo tengo todavía. Lo tengo y lo uso. Tengo el Devocionario donde hay oraciones. Tengo El libro de los médiums. Tengo El libro de los espíritus. JP : ¿Y en la casa de su mamá estudiaban esos textos? RU : Mire, para decirle, que en casa de mi mamá no estudiaba. Yo me puse a estudiar después de que, después de que mi mamá muere. Mi mamá muere en el 60, aquí en esta casa. Y en la salita, que entonces no estaba todo esto [Se refiere al salón en la parte trasera de la casa donde tiene su templo.] . Ella hacía reuniones. Y venían las personas. Y yo iba porque a ella la llevaban como a mí también, como médium, le llevaban (05:52) a otros sitios. A ver en otros templos. Y ella me llevaba a mí y a Vicky. [la hermana] JP : Ella entonces era médium. RU : Sí. JP : ¿Cómo usted define, qué es un médium? RU : Nosotros somos, ¿cómo yo le diría? Nos toman los espíritus. Como decirle, un médium es el que recibe esas vibraciones del espíritu. Se ven. Unos ven. Escuchan. Después toman. Escriben. Hay un montón de médiums, que también está escrito, médiums parlantes. Yo soy una médium parlante. JP : Descríbame qué es un médium parlante. RU : Pues, yo soy un médium que habla lo que siente, lo que ve, lo que le dicen (07:14) a uno. Y le quiero explicar eso. Mi mamá muere en el 60. Y mi hermana Vicky, mi hermano, que descanse . . . mi hermana Vicky y su esposo, Guilla, mi hermana, con su esposo también, porque todos fuimos. . . .

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Porque quedamos. . . . Mi mamá se reunía los jueves. Vamos a sentarnos, nosotros, y oramos. Después que ella murió. Y así lo hicimos. Aquí no, porque yo empecé a hacerlo en la marquesina. Yo empecé a sentir unas cosas. Yo cogía un papel, que todavía lo cojo, por eso es que yo lo hago. Yo cojo un papel y se empezaba a orar, que para eso está el Evangelio. Hay que abrir ese evangelio. Leer ese capítulo, como la Biblia. Las oraciones, orar, con nuestros seres queridos también, que han

partido. Orar por el enfermo, orar por el recién fallecido. En esos momentos, cuando se está orando, yo hablo. Empecé a sentir, y no digo, yo veo, porque decir que yo veo, no. Oigo que me dicen esto, esto, esto y esto. [Mueve la mano como si estuviera escribiendo.] Vamos a poner que ‘yo veo una cosa, siento tal cosa’, lo que sea. Y se sigue, se sigue, y se sigue uno orando. Y así pues, yo tuve, ya había muerto mi marido, y mi hermana vivía en Caguas. Y en Caguas había una señora, que se llamaba Pura, el marido Julio Díaz, y esa señora tenía un templo e iba a distintos sitios. Entonces, mi hermana, . . . yo empecé a ir y a sentarme en las últimas porque yo no quería . . . Y allí fue que yo empecé a desa-

(10:24) rrollarme más. Ella tiene en Caguas, le dicen todavía el Barrio Bairoa, pero allí pasa una quebradita, pues una señora que era espiritista había muerto, había dejado el templo y era algo así pero de madera. Y así pasa una quebrada, y ella y su marido hacían reuniones allí. Y en esas reuniones iban Doña Manola, la mujer de Ramos Antonini, iban abogados, y doctores. El doctor Meléndez, de aquí, del Hospital Meléndez, que él también iba. Casualmente este libro dice, que yo lo tengo de esa parte, mire. Este librito, mire como está. [Señala varios libros deteriorados.] Pero ellos cantaban canciones. Mírelas aquí. [Señala un cancionero.] Yo lo saqué todo, de estas canciones que ellos cantaban. Y ellos se ponían, era en bancos así, y estaba lleno, lleno. Entonces ella me dijo, cuando yo empecé, ella me dijo, ‘Regina, vamos para el templo allá. Me sienta al lado de ella. Era así como alto así, y abajo así. [Señala la forma de una tarima.] Estaban sentados todos. Y ella me sentaba. Esa señora me sentó aquí, al lado de ella. Allí se sentaban los médiums, allí cantaban. Bueno, a mí me encantaba. Era un domingo y se pasaba casi todo el día en una . . . allí. Entonces, ella, pues, empezaban y cantaban, muy bonito, muy bonito. A mí, como siempre, cantaban y hasta poesías. Una cosa bien bonita. Mientras ellos hacían eso, yo estaba recibiendo. Entonces yo escribía. Vamos a suponer que yo veía uno, ‘Aquel de la camisa . . .’ y allí lo ponía. Y, qué pasa, todo lo que me daban era negativo. Negativo. Todo negativo. Todo lo que se me presentaba a mí, negativo. Tan es así, que yo fui cogiendo como más confianza, porque cuando empezaban, y me decían, las oraciones, no sabía quién era. Una vez, y siempre me acuerdo de ese caso, llamaron a una persona, y yo no la había . . . yo tenía escritos de ella, negativos. Ahora, no me acuerdo, pero negativos. La llama ella allá y todos los que estaban allí la estaban ensalzando y yo ‘Ay, Dios mío.’ Y yo, pero ‘Ay, Dios mío.’ Todo lo veo

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negativo. Yo veo esto, esto, esto y esto. Después que terminaron ellos, dije, ‘Yo quisiera decir lo que yo veo.’ Y la muchacha me dijo, ‘Usted tiene razón.’ Yo decía que ‘Esta es una cosa que ahora mismo yo lo digo.’ Yo sé que son espíritus. Yo sé que quien me alimenta a mí en eso, tienen (14:48) que ser espíritus. Porque yo no me los puedo imaginar. Y ellos, y el mismo doctor Meléndez, él tenía allá abajo en su casa en Bayamón, él tenía un templo. El era espiritista también. Entonces me decían que yo decía, ‘Pero, miren todo lo malo. Todo lo negativo.’ Y él me dijo, ‘Regina, usted va a ser una médium de causa.’ JP : ¿Quién le dijo eso, el doctor? RU : Sí. Ellos me lo decían allá. ‘Es que usted es médium de causa. Usted ha venido a ayudar.’ JP : Usted es un médium de causa. RU : De causa. De causa suya. Porque yo me pongo a ver, como me pongo ahora. [Busca entre los papeles donde había escrito ‘mensajes’.] Déjeme decirle de este. [Señala uno de los papeles con dibujos y palabras.] ‘Pretenden amarrarlo.’ Mire. ‘amarrarlo.’ No lo suelten. No lo sueltan.’ Es decir, amarrarlo en todo lo de él. Entonces, eso que yo escribo, sigo buscando. Pero si la persona está allí en el templo, nos sentamos acá. Mire [Señala otro papel con escritos y dibujos.]. Puse, ‘Entidad negativa . . . sobre de ellos’ una pareja. Hay una entidad negativa sobre ustedes. Puse, ‘Ojo, Margarita triste.’ Ella. ‘Enferma, abandonada, sorpresa, para Ramón, para el compañero, Cuando . . .abra los ojos. Si no abre los ojos, todo habrá terminado, devuelto al hogar’ dice. Y eso se lo (17:50) digo yo. Ella, la sentamos allí porque queremos saber más de eso. ¿Qué es eso? Porque hay que ir aclarando [Interrupción. Llamada telefónica.] Porque eso es algo que no se resuelve allí enseguida. Eso es causa. Hay que ver el porqué, qué es lo que usted está haciendo, de aquel lado, ¿ qué está haciendo también? Entonces es que vienen esas cositas personales, que no las tengo que decir. Por eso es que yo digo que soy como un sacerdote. Porque me dicen, ‘Pasa esto, esto, esto y esto.’ ¿Ve? ¿Se fija? Y yo digo, ¿pero porqué si yo no sé nada de eso? Después me dicen, ‘Usted dijo . . .’ y yo digo, ‘Yo no sé.’ JP : Esas palabras que usted va escribiendo . . . RU : No sólo eso, perdón. Yo lo hago y entonces tenemos aquí, y él también, [Se refiere al Dr. Fragoso de Carolina que está sentado cerca.] está el que exhorta a los espíritus, porque yo los tomo. ¿No vio que yo escribí

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‘una entidad’? Una entidad es un espíritu. Y hay veces que esos espíritus se nos presentan, a veces, como yo les digo a las personas, ‘Si ustedes ven un tigre, díganlo.’ Porque se nos están enseñando la magnitud de eso negativo, que es fuerte. Para que la personas sepa, que uno va a ayudarle, cómo se ayuda. A veces, cuando vengo a ver, cuando abro los ojos no sé de lo que he dicho. No sé. Ellos son los que exhortan a los espíritus. De eso puede hablar él. [Dr. Fragoso] Porque yo de allí no sé nada. Yo tomo al espíritu, si viene, si no viene, no. Si no vienen, vamos a dejarlo allí. Vamos a seguir orando. Yo no puedo hablar lo que a mí me dé la gana Porque yo no sé. JP : Esas palabras que usted escribe, ¿otra persona interpreta esas palabras? RU : No, no, no. No las interpretan. Nos las van dando, me las van dando, entonces voy sacando, entonces tomo esa entidad y esa entidad es la que habla y ellos son los que exhortan a los espíritus y hablan. Lo buscan. Le imploramos para convencerle a ese espíritu equivocado. Y ahí es que entra el grupo. Y como son causas, vienen de otras existencias. Venimos aquí a tratar de reparar los desaciertos ya vividos en otras existencias. Eso (22:15) nos comprueba de que sí, que reencarnamos. Me parece que en una forma uno dice, ‘¿Y qué yo habré hecho a este ser para que me trate mal?’ Uno tiene que ir aprendiendo cada uno. Por eso digo que lo bonito es que vayan aprendiendo para que se puedan ir a purificar, para que haya paz, que no la hay. JP : Usted me dice que en esa etapa de su vida . . . RU : En esa etapa de mi vida, no fue tan solo en esa . . . Mire, yo vi a esta señora, que era maestra en Caguas, era médium de transporte. Esos son los que ven y los que traen. Esa médium traía las cosas. Y yo vi una de las cosas que ella trajo. Y un amigo de muchos años me ha dicho, ‘Mire, yo he visto a doña Pura traer velas calientes.’ Por eso este señor que está aquí, yo vi en una reunión, él estaba con su esposa y sus cuatro hijos, cuatro hijos pequeños. Le estoy hablando de cuando eran pequeños. Y yo vi que doña Pura, porque ella se le conoce así, no usaba ni manga ni bolsillo para sentarse, porque ella podía traer objetos. Y yo vi como ella

trajo. Llamó a él y le dijo, ‘Ven acá. ¿Qué le traigo?’ No tenía nada, nada, nada en sus manos. Y ella hizo así - ¡pa! – y lo cierra así. Y le dice a la esposa de . . . y le echó en la bolsa, que lo vimos todos, que ese muchacho empezó a gritar llorando, el crucifijo que él le había puesto a su mamá en la caja. Eso mismo que ello le devolvió, que era de su mamá, pues, se lo devolvió. Eso yo lo vi en ella. Y dicen que había médiums así,

(25:11) muchísimos. Yo digo lo que yo vi. Allí fui yendo a distintos templos y pasaba lo mismo. Yo decía . . . mire, sentada aquí, lo que estaba pasando a él, lo que estaba pasando a aquella.

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Hay que seguir, porque eso no es así solo. Yo como me parlo, no sé que lo que el espíritu dijo, lo que trajo. Entonces a cada rincón que iba, esos que están allí, esos que están allí, esos textos, eran lo que esta señora . . . [Busca una carta enviada por una amiga.] Puede leer lo que ella puso allí. JP : [Después de leer la carta.] Noventa y nueve años tiene. RU : Sí. Estaba aquí en mi templo. Yo la conocí a ella en todo eso que yo iba a templos, en Humacao. Mire, ¿cuántas personas de Humacao no venían a mi templo, o vienen a mi templo? De verme trabajar en el templo en Humacao. Y ella trabajaba en todo eso. Esa era su fe, eso era lo que ella

adoraba. Ella vivía en San Gerardo. Tenía una casa allí. ¿Y qué dijo ella? ‘Mire, Regina, que me pongas que allí yo los tengo.’

JP : ¿Desde cuándo usted tiene el templo aquí? RU : Desde el 60. Y yendo a todos los templos. Mi mamá nos enseñó también ‘Vayan a todos los templos. Pero miren y dénse cuenta, si no es bueno, no

vuelvan.’ Y por eso hay templos que no permiten que vayan otras personas. Y se lo estoy diciendo para que usted se de cuenta que a veces hay personas . . . y yo no voy a cambiar mi forma. Yo no voy a cambiar. Yo no voy a quitar eso. Ni esto [Se refiere a ciertas imágenes que tiene

(28:34) en su templo.] Esto me lo regaló a mí un muchacho. Que no, que se quede aquí. Y esto también. Si tienen fe. . . Ahora, para hacer daño, no. Pero, mientras tanto, yo sigo. Y sigo abriéndoles las puertas a todos. El que venga. No importa quien sea. Y no me gusta tampoco que me digan, para que venga alguien al templo, ‘Mire, si es un abogado.’ Mire, no me diga eso. No me digas eso porque para mí me ofendes. Yo no tengo que ver que sea doctor ni si sea abogado ni que sea uno del capitolio. Yo aquí

tengo que atender a todos. Por eso es que yo trabajo así y seguiré trabajando. Nadie lo puede decir. Si aquí vienen doctores, si viene esto, si viene lo otro. Que venga todo el mundo. Que si se le puede ayudar, se le ayuda y se le enseña. Cuando se me da todo eso, que yo no lo sé . . . una persona nueva que yo no conozco. ¿Por qué yo llevo esos puntos tan importantes en la vida? Cuando le pongo a esa persona, yo la acabo de ver . . . eso yo lo iba a decir a ellos, explíquenme qué pasa en mi cerebro. Porque yo no me invento nada. Yo no me invento nada. Eso me enseña a mí a ser todavía más fuerte en el espiritismo. ¿Qué me enseñan? ¿Qué me han enseñado? A no juzgar. A no calumniar. Sé que hay un por qué de todo. ¿Por qué?

(31:03) Por las imperfecciones que tenemos, que las traemos. ¿Por qué las trae- mos? Para tratar de corregirnos poquito a poco. No maldecir. Cuántos casos uno los ve, y todavía yo los veo, de peleas con la mamá, los hijos, esto, los insultos.

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JP : Me imagino que cuando visitaba a ciertos templos, si veía a algunas cosas que no le gustaban, no regresaba a esos templos. ¿Qué le motivaría a usted a no querer volver a X o Y templo? RU : Esa es una parte que yo no he explicado y yo me he convencido de que es así. Toda persona que venga, si viene y me dice, ‘Yo le quiero hacer un trabajo al marido de aquella porque se lo quiero quitar.’ Le digo, ‘Está en un camino equivocado.’ Esto no es para eso. Y es así. Yo no permito a nadie, a nadie, y por eso se va la gente, pero yo no trabajo así. Y hay quien trabaje. Hay quien trabaje. Porque yo lo sé que hay quien trabaja así, de esa forma. ‘Vamos a hacer un trabajito a aquel. Y vamos a hacer un trabajito a aquella.’ Cada cual tiene que responder. Yo nunca respon- deré así. Y no boto a nadie tampoco de aquí. Aquí puede venir el homo- sexual, la prostituta. Ahora que digo eso, recuerdo a una persona, una muchacha joven y llegó. Yo también soy muy prudente. Cuando viene una persona que yo sé que me está dando, lo mismo hombre que mujer, y esa persona está un poco descarriada, ¿tú crees que yo se lo tiro allí? No. Yo lo tengo dicho. Hay que saber hacerlo. No así esplayado. No, señor, eso no se lo permito a nadie. Por eso es que tengo ahora lo que tengo. Aquí no lo pueden hacer. Hay que llegar a esa persona de una manera que no sea así. JP : ¿En privado? RU : No, no. Fíjese, yo soy una que les digo, llámeme. Y yo vi esto, esto y esto. Con los muchachos yo he sido así. ¿Qué yo vi en esa muchacha? Yo dije, ‘Ay, pero esta muchacha, jovencita y bonita’ y yo la vi como con hombres, con muchos hombres. Yo dije, no. Le dije, ‘Te voy a decir algo, mi hija. Sigues por ahí con muchos hombres y no puedes.’ Me dice, ‘Sí, es verdad. Yo voy a. . .’ esto de música en San Juan, que ponen sillas

para que vaya el público. Pues, ella cogía e iba y al primer hombre que se le sentaba al lado, a ella no le importaba. Y esa insistencia de ella. ‘Y se vas a hacer lo mismo que hiciste en la otra, pues no ha adelantado nada, mi hija. ¿Y aquello? Trata. No es fácil, pero trata. Y tú te tienes que ayudar y tienes que ayudar a esos espíritus, porque si no quedan inscritos en causas.’ Por eso es que me dicen que soy de causa. Que vienen detrás de ella, persiguiéndola. Y hay que ayudarse.

JP : En todos estos años de vida espiritista, usted, por ser espiritista, ¿ha sen- tido que la gente la malinterpreta, no la comprende, por sus creencias? RU : Bueno, sí, siempre se encuentra. Y se encuentra en los vecinos. Y eso (36:45) molesta, pero yo he sabido vivir con ello. Y cuando me dicen, ‘No, si eso es un pensamiento malo.’ Lo se. Pero también, como decía mi mamá, échele bendiciones a todo aquel. Tú lo sabes. Tú conoces a tus ene-

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migos. Uno conoce a quien no quiere a uno. Uno conoce en su hogar los pleitos, quien entra. Y eso, como decía mi mamá, ojo. Ayúdate. Bendice. No maldigas nunca. Al contrario, a todas estas cosas negativas, bendiciones. Por más que tú veas que aquel te quiere coger el cuello, por eso es que yo veo también, que si están haciendo un trabajo, que hay una cabeza, que hay una de esto, . . . Mira, lo que tiene que hacer es ayudarse. A esos espíritus negativos, que vamos un poquito para allá, que somos lo mismo, que nos agrupemos después a querer hacer daño, para ayudar a esos seres y ayudarse uno. No le cojan miedo. Sigan echándoles bendi- (38:12) ciones. Que sigan orando. Que sigan con la perseverancia. Mire, nosotros tenemos un himno, y que yo lo puse. Me lo publicaron en . . . y ahora no lo encontré. Esto fue en El Vocero. Ese era el himno de mi mamá. El de la perseverancia. Yo lo tengo por aquí. [Busca entre sus papeles.] La perseverancia. [Canta.] Perseverancia. Ese es el himno de mi mamá. Lo tengo. Yo lo canto y lo cantamos aquí cuando terminamos la reunión. Perseverar, perseverar. Tenemos que seguir allí perseverando y perseverando y perseverando. Y muchos conocen el himno. JP : Y su familia, los hijos, los nietos, ¿han seguido también el camino? RU : Sí, ellos creen pero no son como uno dice, ahí, ahí, ahí. Pero ellos sí creen. JP : ¿Y participan aquí? RU : No crea. Participan a veces. Pero no es una cosa que estén ahí, ahí, ahí. Pero, al menos, aprendieron de mí. Trabaja uno en el capitolio hace cuarenta años y como ha trabajado. ¿Por qué? Por la forma en que yo aprendí y que aprendió mi mamá, cómo bregar, cómo ver uno, uno no

cegarse. Tan es así que no te estés creyendo que todo el mundo te esté echando el brazo. No, no. ¿Por qué? Por la envidia. El odio. Estoy

(40:30) hablando del presente más lo que nos viene del pasado. Tú tienes que saber bregar con todo ese grupo con que tú te reúnes, con que tú tienes que estar allí trabajando para chequear a aquel que te quiere lastimar, porque te lastima. Con lo que hace, ¿no está haciendo daño? Claro que está haciendo daño. Y después van a las sectas, a su religión, a darse golpes de pecho. Pero están haciendo daño. Pero tú – atento. Así han hecho mis hijos. Gracias a Dios ya tengo tres jubilados. Han aprendido. ¿A qué? A que tenemos que saber bregar con lo que tenemos porque a veces . . . aquí venía una muchacha, con buena preparación, que adonde iba, a los trabajos que iba, nadie la quería. ‘Y que nadie me quiere. Y que

aquella no me mira. Y que esto y lo otro.’ [imitando la voz de la muchacha] Y yo le decía, ‘Mira, entonces, ¿es a todos los trabajos?’ Y me dice, ‘Sí, en todos los trabajos.’ ‘¿Y tú qué haces? ¿Cómo tú te com- portas? Tú también te tienes que corregir. Tú no puedes trabajar así en esa forma. ¿Y qué viene de un pasado contigo? El orgullo, el creerse que, tú sabes,’ . . . Eso nos va trayendo que podemos tocar el punto, ya usted

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leyó allí, donde dicen lo que han aprendido y cómo lo han aprendido. Ese muchacho [señala una foto de una pareja] vino a traer prueba de su esposa de 15 años. El es un enamorado. ¿Tú sabes lo que es que después de 15 años quiere separarse de ella? Le dije, aguántate allí. Tranquilo, tranquilo. ¿Por qué? Porque así es que me dan. Porque lo que quieren . . es que lo maten. Por eso es que yo sigo trabajando aquí. Yo seguiré. Yo seguiré. Seguiré de esa forma y con la ayuda que tenga.

[Interrupción. Llamada telefónica.] Termina la grabación. Se grabó luego la canción de la “perseverancia” cantada por Doña Regina: Paz y amor deseamos Paz y amor nada más. Paz y amor se consiguen En la roca firme De la perseverancia Perseverancia Perseverancia. Amén.

ÍNDICE Página ángeles 1 El evangelio según el espiritismo 2 El libro de los médiums 2 exhortar a los espíritus 4, 5 “hacer trabajos” 7 hijos 8 médium de causa 4 médium de transporte 5 médiums 2 Meléndez, Dr. 4 La Perla 1 reencarnación 5