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Reflexión: Centros de práctica
Las prácticas pedagógicas que desarrollan los estudiantes en formación,
permiten descubrir una serie de aspectos que quizás nunca se revelarían si estas
prácticas no se llevaran a cabo, por ejemplo, tomar conciencia de que la labor que se
desarrolla es realmente una vocación, desarrollar valores como la admiración,
solidaridad, respeto, compañerismo, entre otros, y éstos valores, inculcarlos en los
niños por medio de la enseñanza y del ejemplo. En los centros se aprende de los
docentes mentores, pero por sobre toda, las prácticas pedagógicas dan la posibilidad
de mejorar nuestro desempeño como futuros docentes e ir perfeccionando las
falencias que nos dificultan el avance, permitiéndonos tener la oportunidad de ser
capaces de reconocer nuestras debilidades, pudiendo convertirlas en fortalezas a
medida que vamos trabajando en ellas, cada vez que se nos presenta una nueva
experiencia. La práctica, entonces, constituye una de las principales fuentes en las que
podemos aplicar lo aprendido, e irnos puliendo en indeterminados aspectos, los
cuales nos permiten y ayudan a formarnos como docentes íntegros.
En muchas ocasiones, los centros de práctica a los que estudiantes de
pedagogía asisten se asimilan a ruletas de azar, puesto que, nadie sabe con quién se
puede encontrar, con qué niños o niñas, y tampoco se sabe, cómo son los mentores
que allí nos esperan; en ocasiones, dispuestos a ayudarnos en nuestra formación,
guiándonos en el proceso, o de lo contrario, también, es posible encontrarse con
docentes un tanto egoístas y reacios a esa “invasión” que llegan a hacer los estudiantes
en práctica, incapaces de considerar a sus ayudantes como un aporte que apoyen la
formación de los estudiantes que se encuentran formando, cerrando las puertas a
quienes buscan aprender. Considerando esto, puedo señalar que me siento
beneficiada por esta ruleta, puesto que la docente mentora que se nos designó, se
muestra amable y dispuesta recibir nuestra ayuda.
Como docente en formación, debo ser consciente que la educación tiene la
responsabilidad de atender a todos sus educandos por igual, y nunca dejar de atender
a los niños y niñas que presentan distintos factores como: cultura, nivel
socioeconómico, entre otros aspectos que en el aula marcan las diferencias pues nos
encontramos con un mundo totalmente diverso, el cual debemos aceptar y
adaptarnos.
Reflexión: La multiprofesión
Boix (2007) “nuestra emocionalidad marca nuestro interés por las cosas, por
las personas y por la vida. Hace que un hijo(a) tenga ganas de estudiar o que una
maestra tenga ganas de asistir activa y dinámicamente a un claustro o bien que una
persona tenga ganas de ir a su casa o al trabajo (…) El clima emocional de un ámbito
de convivencia no sólo nos influye emocionalmente, sino que comporta que tengamos
más o menos ganas de estar en contacto con este ámbito” (p. 22).
El docente, por lo tanto, debe estar ahí, para ellos, para los estudiantes, para
enseñarles y guiarlos, pero también, para escucharlos, regalarles una o varias
sonrisas, para ser profesor, mamá, consejera, doctora, amiga, entre otras muchas
profesiones, dejando claro entonces que los profesores cumplen más que una función,
que desarrollan una de las profesiones a la que se puede denominar la
“multiprofesión” de las profesiones, quien tiene vocación de profesor puede hacer y
desenvolverse en esta profesión también, podrá ser todas las profesiones, porque en
su formación se le enseñó acerca de las diversas fuentes del currículo con las se iría
encontrando día a día, las cuales simplemente están recordándonos que dentro de la
sala tenemos a personas, que definitivamente presentarán características
individuales, que a su vez, estarán garantizando la riqueza de la diversidad.
Es importante establecer que dependiendo de la cualidad de las emociones que
en determinados lugares vivamos nos presentaremos alegres, tristes, atentos, entre
otras, lo cual, también interviene en las “ganas” que tengamos de quedarnos allí por
más o menos tiempo, y eso es quizás lo que me ocurre cuando asisto al colegio Innov-
arte, en el curso me siento a gusto, los niños y niñas son agradables, preocupados y
amables.
Es importante señalar que “una persona siempre muestra su emocionalidad,
incluso aquella que no quiere mostrarla. La vida es presencia y la presencia siempre se
muestra, se manifiesta. Una flor siempre se está mostrando, esté marchita o bien
florecida, siempre se está mostrando tal y como está, tal y como es. Un ser vivo
siempre se está mostrando. La persona, además de ser un ser vivo, es un ser vivo
emocional, y siempre se muestra como tal (p. 57). Boix (2007) “el ser humano es un
ser emocional. Nuestras emociones, biológicamente hablando, son el motor de nuestro
funcionamiento. No podemos vivir sin ellas, forman parte de nuestra condición
humana. Debemos trabajar para conocer nuestras propias emociones, esa es la puerta
de entrada a la gestión de las emociones. Al mismo tiempo, es posible señalar que
todos(as) estamos totalmente inmersos en una danza emocional que a menudo no
dirigimos ni somos conscientes de ella” (p. 58).
Reflexión: Conocimientos previos
Un profesor tiene la misión de conocer a sus estudiantes, para poder diseñar
desde una base sólida las metas a alcanzar posteriormente, esto quiere decir, que para
diseñar la enseñanza es necesario conocer el punto de partida. Es por ello, que
durante estas semanas me he preocupado en conocer las características e intereses
que presentan los estudiantes del 3º año básico A, curso compuesto por 42
estudiantes al que me corresponde acudir durante el segundo semestre del 2012.
Me he preocupado por buscar información acerca de cuáles son las
particularidades que los niños y niñas de entre 8 y 9 años presentan, tanto en el
desarrollo físico, social, tomando en cuenta además, las características
psicopedagógicas. He buscado y recopilado la información necesaria para conocer a
los estudiantes, de igual forma pero de manera oral, he consultado directamente con
los estudiantes y la docente mentora para conocer y tener más información que pueda
ser útil, también realicé observaciones que me han permitido detectar el
comportamiento de ellos, tanto fuera como dentro del aula.
En lo que respecta a conocimientos previos César Coll dice al respecto que
pueden ser el resultado de experiencias educativas anteriores (escolares o no) o de
aprendizajes espontáneos, éstos pueden estar más o menos ajustados a las exigencias
de las nuevas situaciones de aprendizajes y ser más o menos correctos. Es por ello que
durante las próximas clases pretendo llevar a cabo evaluaciones diagnósticas de los
sectores de Matemática, Ciencias Naturales y Lenguaje y Comunicación para
identificar sus conocimientos previos y desde allí comenzar a planificar el diseño de la
enseñanza que se llevará a cabo en el Proyecto de Aula.
Sé que es importante estar al tanto de los conocimientos previos, intereses y
experiencias de estudiantes para poder desarrollar clases más eficaces, puesto que, al
considerarlos se debe tratar de integrarlos y relacionarlos al momento de efectuar la
clase, porque teniendo en cuenta a Álvarez y otros (1999), se puede decir que como
paso previo al proceso de enseñanza aprendizaje, de efectuar la clase, el profesor debe
ser capaz de conocer el estado inicial del estudiante para identificar en su estructura
cognitiva conceptos previos, información relacionada aunque sea rudimentaria. Es
claro que los conocimientos previos favorecen un aprendizaje más significativo, ya que
a partir de lo que sepan o conozcan, se puede comenzar a trabajar con la nueva
información, estableciendo conexiones y relaciones. Por lo mismo, como estoy
consciente de la importancia de éstos, en el aprendizaje, se hace necesario
considerarlos antes de la planificación y durante el desarrollo de las clases. En este
sentido, me gustaría decir que antes de planificar realicé una evaluación para detectar
conocimientos y así conocer el dominio que poseían respecto de varios temas que
serían abordados en el desarrollo del Proyecto de Aula, y la verdad es que algunos de
los resultados no fueron muy alentadores.
Reflexión: Un profesor, todos los días aprende acerca
de algo con lo que podrá diseñar mañana
Cada vez que uno asiste al centro de práctica aprende cosas nuevas, ve, vive y
además puede ser protagonista de situaciones nunca antes experimentadas, y esta vez
observé una situación distinta, una que me ayuda a estar más familiarizada con mis
estudiantes, y reflexiono acerca de lo importante que es conocer a las personas que
con nosotros pasan la mayor parte del tiempo durante la semana, Lara (2005) señala
que “es evidente que las aulas se caracterizan por contener un grupo heterogéneo de
niños. Entre sí difieren en capacidades personales, ritmos de trabajo, motivaciones,
estilos de aprendizaje, intereses, personalidad, adaptación social, historia familiar,
carácter, sensibilidad, entre otras diferencias” (p. 78).
Por esto, conocer a los estudiantes implica desarrollar estrategias que
beneficien este proceso para alcanzar resultados, detectar éstas características que
hacen las diferencias entre ellos, conocer las características de cada no es una
circunstancia de menor importancia dentro del aula, porque ésta corresponde al
primer paso para poder diseñar la enseñanza, la cual siempre deberá estar adaptada a
las necesidades de quienes queremos enseñar, esto quiere decir que el profesor debe
considerar las características de sus estudiantes al momento de planificar,
considerando lo que plantea Diez (2006) “respetar la diversidad a partir de los puntos
fuertes detectados en los niños y proporcionar actividades apropiadas a la diversidad,
singularidad e intereses” (p. 83) sin lugar a dudas, en la sala existe una variedad de
estudiantes a los cuales enseñar. Por ello, es conveniente que el maestro diseñe las
actividades en función del aprendizaje de todos, lo cual indica que siempre se debe
tener presente a los más aventajados y así de igual manera a aquellos que poseen
dificultades en el aprendizaje, y para poder saber quiénes son esos niños, nosotros
como estudiantes en formación de Pedagogía Básica, debemos tomar en cuenta lo que
señala la Faceta A de los Estándares de Formación Inicial Docente, como primer paso
para posteriormente diseñar la enseñanza en función de las características que
nuestros estudiantes posean y creo que si he intentado cumplir con esta exigencia
desarrollando el diálogo, ya sea con las docentes a cargo y principalmente con los
estudiantes.
Personalmente he desarrollado más que nada, como señalaba anteriormente, el
diálogo con mis estudiantes, considero que la constante interacción me ha permitido
introducirme en sus realidades, también, a través de la observación logro detectar, lo
que ellos sienten en determinadas situaciones y la cultura que cada uno posee, ya que
se manifiesta en su forma de ser, comportamiento, entre otras. Pero también, “el
diálogo como señalan Catalán y Egaña (2004) es el principal articulador de la
formación de valores, y los profesores que llegan a realizar otra actividades, incluso
usando otros recursos, siempre terminan apoyándose en éste como herramienta de
mediación y comunicación (p. 45), es por esto, que el diálogo, nos sirve no tan solo
para conocer a nuestro estudiantes, sino que para el desarrollo de valores, y a su vez,
es la herramienta vital con la que el ser humano puede establecer una comunicación
con las demás personas.
Reflexión: Cuando te encuentres con la diversidad
salúdala e invítala a pasar
El docente debe trabajar dentro de la sala la valoración de la diversidad, como
uno de los elementos que enriquece el desarrollo personal y social, a través de unas
actitud de aceptación, respeto y valoración de las diferencias (Alcudia. et al, 2000),
puesto que si los estudiantes no ven al guía de la sala llevando a cabo estas actitudes
ellos no comprenderían por qué deben realizarlos, o simplemente quizás no los
reconozcan por ende, no los desarrollarán y solo se desenvolverían de manera
“natural”, sin preocuparse de caer en la discriminación, la falta de respeto o
intolerancia con el compañero; aunque también, esto debe trabajarse en los hogares
de los estudiantes desde que son muy pequeños, desarrollando una socialización
primaria que sea consistente, puesto que desde ahí proviene la enseñanza básica de
valores, y los docentes a parte de enseñar otros, deben trabajar en estos día a día, ya
sea con actividades o actitudes que presente ante situaciones especificas, que en el
fondo no deje de lado lo que el currículo Nacional, también exige de manera
transversal.
Debemos ser como aquel docente preocupado de que sus estudiantes
desarrollen valores como el respeto, la tolerancia, la amistad, la empatía, la aceptación
a lo diferente, entre otras, o sea, que trabaje constante y transversalmente en el
desarrollo integral de la persona que está formando, y no solo en el ámbito
conceptual, como en algunos casos dentro de la sociedad Chilena podemos evidenciar,
cuando vemos a docentes que solo se preocupan de enseñar el contenido porque
necesitan resultados pero se olvidan de éste otro aspecto que requiere con la misma
importancia ser desarrollado en la formación de personas. Es por esto, que en el
ambiente de la sala de clases, es necesario que nosotros, docentes en práctica y
docentes, seamos capaces de relacionarnos con nos niños como individuos,
demostrándoles respeto y cariño, puesto que ellos necesitan sentir que se les quiere y
acepta por lo que son a pesar de sus errores (Arancibia, 1997).
Personalmente, me he preocupado de distintas maneras de hacerles ver a mis
estudiantes que aun después de haber cometido errores ellos pueden mejorar, sino lo
vuelven hacer debido a que eso no es lo correcto, pero siempre intento hacerlo de
manera respetuosa y con afecto, de manera que al explicarles sus errores no se
sientan humillados, puesto que de esta forma quizás no comprendan cual es la
finalidad de la conversación y solo lo tomen como un reproche o acusación.
Al aceptar la diversidad, el docente puede practicar la motivación, la cual según
Llanes (2001) corresponde a aquella valoración que el docente provoca, desde afuera
(atracción, estímulo), acentuando la finalidad del bien, o desde dentro (el
inconsciente, un recuerdo, un valor), impulsado desde dentro al sujeto, pero a fin de
cuentas, surge el realce que el educador pone sobre un bien. Es por esto que luego de
que el ser humano sabe cuáles son las actitudes que pueden ayudar a llevar a cabo un
cambio de actitud en la otra persona intenta realizarlo, en este caso, para que esa
persona sepa que es capaz de realizar lo que él se proponga, y al momento de intentar
desarrollar esto en el camino va logrando ganarse su confianza, su cariño y su respeto.
Igualmente, el docente, es la persona que no puede dejar de desarrollar la empatía, ser
capaz de entender que la motivación, la preocupación por el estudiante va a generar
en éste un cambio positivo, en vez de estar siempre reconociendo solo sus errores,
puesto que, a lo único que llevará será a que el estudiante solo se siga “hundiendo” y
no pueda mejorar, porque no sabrá que él si puede cambiar y más si nadie se lo hace
saber; es por esto, que una de las características esenciales de los profesores efectivos
es que presentan una preocupación constante por sus estudiantes, y toma una
responsabilidad personal con respecto al aprendizaje de sus estudiantes (Arancibia,
1997).
Reflexión: Integración en el aula, aprendizajes para
mañana y no solo para el periodo de Matemática
La realización de Proyectos de Aula en los centros educativos potencian un
aprendizaje que puede llegar a ser más integrado y significativo para los estudiantes
que la manera convencional en la que se realizan hoy en día las clases, por el hecho
que a los niños les llama mucho más la atención realizar actividades que están
relacionas todas entre sí, que realizar una clase, luego la otra y así sucesivamente,
esto, porque al momento de aprender están haciendo cosas que les gustan, la mayoría
de las veces se trabaja en equipo, lo que fomenta la socialización entre los estudiantes
Comprender de otra perspectiva las actividades, la cual, se les hace más fácil, a
diferencia del modo “por separado”, lo que sucede en los sectores de aprendizaje cada
vez que uno entra en un centro educativo que no implementa proyectos de aula.
Entonces, los proyectos de aula dejan afuera y de alguna u otra forma cierran las
puertas a lo que comúnmente se realiza dentro del aula, separar los contenidos,
aprender Matemática en el periodo de Matemática, luego ir a la clase Ciencias
Naturales en la hora siguiente, en la cual solo aprenderemos Ciencias Naturales y todo
lo que el profesor escriba en la pizarra debe ser escrito por los estudiantes en el
cuaderno verde, no en el rojo, porque ese es el de Matemática
Lo anterior conlleva a que se deje de lado el modo holístico de aprender, en el
que todo está interrelacionado y tiene un sentido, no solo para ellos dentro de la sala
de clases, sino que puedan descubrirlo fuera de ésta, Salgado (2008) me respalda
estableciendo que los métodos y estrategias de la enseñanza, deben ofrecer a los
estudiantes la posibilidad de construir el conocimiento y de practicarlo en un contexto
de uso lo más realista posible, considerando esto, los niños y niñas logran primero,
relacionar todo lo de un contexto en diferentes sectores, segundo, aprenden lo que a
ellos les interesa, lo que no quiere decir que uno deje de guiarse con los contenidos
que el Ministerio de Educación propone y exige que cada niño deba aprender en cada
curso, dependiendo en el que se encuentre, pero son experiencias que las pueden
relacionar fácilmente en el contexto en el que ellos viven, se desenvuelven día a día y
que a la vez les sirva para la vida.
Que el docente con el tiempo adquiera confianza por parte de sus estudiantes
proporcionándole la posibilidad de acercarse a ellos de manera fácil para detectar la
realidad en la que estos están progresando en su proceso de enseñanza aprendizaje,
para superar cualquier situación hay que trabajar en conjunto siempre,
comprometerse con los estudiantes comprenderse entre sí, Day (2007) menciona que
“solo haciendo cosas juntas, las personas crean las condiciones para desarrollar
significados, valores y objetivos compartidos”. Creo que de esta forma se pueden
llegar a logran objetivos propuestos, y si bien, en algunos aspectos no logramos un
resultado optimo, pienso que prepararnos mejor para la próxima vez, y considerar
todos nuestros errores y fallas cometidas, nos proporcionan una futura mejora, que
nos beneficia a nosotros como futuros docentes y a los estudiantes.
Reflexión: Evaluación: proceso continuo e inherente al
proceso de enseñanza aprendizaje
Como docentes debemos considerar la evaluación, como uno de los puntos de
partida, mediante la cual, se puede dar respuesta a muchas preguntas que están a la
espera para poder realizar un pertinente accionar, el cual este acorde a las
necesidades que los estudiantes de un determinado establecimiento poseen. Tomando
las palabras de Sanmartí (2007), “evaluar es una condición necesaria para mejorar la
enseñanza. La evaluación debe proporcionar información que permita juzgar la
calidad del currículo aplicado, con la finalidad de mejorar la práctica docente y la
teoría que la sustenta” (p. 18). Por lo anteriormente establecido, es necesario
reconocer que “la evaluación no sólo mide los resultados, sino que condiciona qué se
enseña y cómo, y muy especialmente qué aprenden los estudiantes y cómo lo hacen”
(Sanmartí, 2007, p. 9), porque de qué sirve realizar evaluaciones si no se es capaz de
utilizar aquella información recopilada para comprender qué es lo que está haciendo
bien, además de reflexionar para identificar los errores que se están cometiendo y
aspectos que se están dejando de lado, puesto, no permiten el adecuado desarrollo del
proceso de enseñanza aprendizaje.
Simultáneamente a lo anterior, es importante tener en cuenta que el reto de un
establecimiento es descubrir los modos que puedan generar sentido y responsabilidad
en cada uno de los miembros de la comunidad educativa, ya sea en relación a las
acciones que deban realizar de manera conjunta con el centro o aquellas individuales,
sin dejar de reflexionar las consecuencias que estas generarán.
El éxito de una metodología de enseñanza y de los resultados obtenidos por los
estudiantes, fundamenta no tanto en la manera cómo se dan a conocer los nuevos
conocimientos, sino la evaluación, entendida como conjunto de actividades que
posibilitan identificar errores, comprender sus causas y tomar decisiones para
superarlas (Perrenout, 1993 en Sanmartí, 2007, p. 9). Y es evidente que el
reconocimiento del error solo se logra con un proceso de reflexión continua, en la que
se evidencia un compromiso por parte del docente, puesto que se preocupa por
levantar acciones que mejoren sus errores.
Sanmartí (2007) establece la actividad de evaluación como un proceso que se
caracteriza por recoger y analizar determinada información, para posteriormente
realizar la emisión de un juicio sobre esto y finalmente la toma de decisiones, ya sean
de carácter social o pedagógico. Además, es importante tener en cuenta que “la
evaluación es un proceso continuo, dinámico e inherente al proceso de enseñanza-
aprendizaje. Desde esta perspectiva, se puede establecer que existe una estrecha
relación entre el acto de evaluar y el acto de aprender” (Rioseco y Ziliani, 1998, p. 52).
Debido a lo anterior, es que la evaluación debe estar presente desde el
comienzo de las actividades de aprendizaje hasta su término, esto quiere decir, que los
educadores deben tener presente la evaluación como un antes, durante, y después de
todo proceso de aprendizaje; puesto que, la evaluación será un medio para los
educadores, no un fin, puesto que permiten mejorar gradualmente el aprendizaje de
los estudiantes gracias a que orienta el proceso de enseñanza (Rioseco y Ziliani,
1998). La evaluación corresponde a una forma de orientación, puesto que, como
establece Santos (1996), “proporciona una información que puede ser el punto de
partida para la toma de decisiones y la reorientación del aprendizaje” (p. 178),
mediante la cual se pueden corregir los errores, modificar las actividades, acelerar el
ritmo, entre otras.
La importancia de la evaluación es que se focaliza en regular y optimizar, por
todos los medios posibles, el aprendizaje y la enseñanza. Eisner (1985) en Santos
(1996) la define como “un proceso que, en parte, nos ayuda a determinar si lo que
hacemos en las escuelas está contribuyendo a conseguir los fines valiosos o si es
antitético a estos fines. Que hay diferentes versiones de lo valioso es indudablemente
verdad. Es uno de los factores que hace a la educación más compleja que la medicina”
(p. 23). Así pues, la evaluación corresponde a una actividad o proceso sistemático de
identificación, recogida o tratamiento de datos sobre elementos o hechos educativos,
cuyo primer objetivo es valorarlos y sobre dicha valoración, tomar decisiones (García,
1989).
Es posible un sustancial enriquecimiento de la evaluación escolar mediante la
creación y utilización de instrumentos más acordes con los logros de la psicología del
aprendizaje durante las dos últimas décadas (Bernard, 2000). Consecuentemente, el
docente que pretende llevar a cabo una evaluación, antes de ello, debe estar
consciente de cuál es la función que cumple esta actividad, identificar sus
benefactores y reconocer al servicio de quién se encuentra. Lo fundamental, no es
hacer evaluación, ni siquiera hacerla bien. Lo principal es conocer el papel que
desempeña, la función que cumple, saber quién se beneficia de ella y en definitiva, al
servicio de quién esta. Del mismo modo, es imprescindible reconocer que “todo
proceso evaluador debe finalizar con la emisión de un informe que recoja la
valoración de los datos más relevantes obtenidos durante el proceso y que refleje,
igualmente, los resultados alcanzados” (Casanova, 1995, p. 175).
En consecuencia, será la evaluación, “un instrumento que sirve al profesor para
ajustar su actuación en el proceso de enseñanza y aprendizaje, orientándolo,
reforzando los contenidos insuficientemente adquirido por los alumnos y realizando
la adaptación curricular necesaria” (Santos, 1996; p. 174). Desde este punto, se
comprende que la evaluación actúa como un proceso verificador o comprobador de
los conocimientos construidos por los estudiantes. Consecuentemente es que se
evalúa para comprender y transformar la práctica del docente y no como un
instrumento que sanciona y otorga poder a quien lo ejerce, como en algunas ocasiones
se sigue evidenciado en centros educativos.
Reflexión: La mejor arma para el profesor: la reflexión
Los profesores deben demostrar el profesionalismo docente, el cual tiene como
fin, que a través del tiempo, éste mejore su enseñanza, y logre planificar sus clases en
forma adecuada, es por esto, que se debe desarrollar la reflexión constantemente en el
profesor, siendo capaz de evaluarse y descubrir hasta qué punto se lograron los
objetivos planteados en cada clase, y qué tanto ayudaron en este proceso las
estrategias utilizadas, la respuesta de los estudiantes; tomando en cuenta aspectos
como estos nos permitirán a nosotros como futuros docentes explicarnos por qué y
cómo debemos volver a reorganizar la enseñanza en el futuro. Todo esto, con el fin de
lograr que todos los estudiantes, conforme su diversidad, logren aprender
construyendo sus aprendizajes individual y conjuntamente y a su vez desarrollen sus
potencialidades (MINEDUC, 2000).
Tomando en cuenta en acápite anterior, quienes desarrollan o pretenden
desarrollar la pedagogía profesionalmente en el presente o en un futuro, deben
aprender y apropiarse de la propia reflexión crítica, puesto que, el profesional
reflexivo, como señala Schön en Reynaga (1996), es aquel que reconoce la riqueza que
encierran las prácticas, pero a la vez, asume que dicha reflexión implica que el proceso
de aprender se extiende más allá del periodo legalmente sancionado y/o legitimado,
es un proceso que se lleva a cabo antes y después de la acción, donde el docente
mantiene un diálogo reflexivo con las situaciones en las que desarrolla su actividad, y
debe resolver problemas específicos. Ésta se desarrolla en y sobre nuestros actos, y si
no somos capaces de ver cuáles son nuestras falencias, la mejora no podrá
conseguirse, pero también influye, él que uno quiera cambiar sus debilidades por
otras actitudes positivas, el hecho de que uno sea capaz de reconocer aquellos errores
cometidos en marcha.
Conjuntamente a lo anterior, el docente debe tomar en cuenta aquellas críticas
constructivas que personas que observan el proceso del docente en formación realiza,
y es aquí también, cuando el docente “debe estar dispuesto a desarrollar numerosos
métodos” (Garrett, 1970, p. 101), esto significa que el docente primario debe buscar
soluciones para mejorar su desempeño dentro del aula, incursionando y aplicando
nuevas estrategias para poder lograr motivar, enseñar hábitos, disciplina, valores,
entre otros, pero también específicamente para mejorar él, buscando los métodos
para su propio perfeccionamiento, porque quizás los problemas que se le presentan
dentro del aula son de él.
Es importante además, que el docente de enseñanza básica, desarrolle el
interés por trabajar con niños pequeños, intentando siempre buscar los caminos para
cambiar algunos procedimientos, con el fin de que la enseñanza sea más atractiva para
los pequeños (Garrett John, 1970), personalmente estoy dispuesta a enseñar en todos
los sectores de aprendizaje y a responder a exigencias de sus intereses y motivaciones.
Considerando el conocimiento que el docente posee acerca de sus estudiantes
se hace vital que se planifique cómo conducir su clase hacia el verdadero aprendizaje,
y lo podrá hacer si hace un uso eficiente y adecuado de la las actividades y materiales
que llevara a cabo durante su clase (Garrett, 1970), el hecho de diseñar y ejecutar
clases debe conllevar siempre a la realización de una evaluación que se realiza luego
de haber ejecutado la enseñanza, pasos importantes para realizar una evaluación,
aquella que se convierte en nuestra mejor arma para que nos guíe hacia el camino de
la mejora, de los avances, de quizás alcanzar un mejor aprendizaje por parte de los
estudiantes, una mejor realización para los profesionales, pero también, una mejora
que influirá en el posterior desarrollo de la sociedad, porque el docente es uno de los
principales influyente dentro de lo que es la evolución, el cambio, entre otras, dentro
de un núcleo social, los docentes son quienes reciben a los estudiantes para poder
enseñarles, construir conjuntamente aprendizajes, interviene en aquella formación
que es precaria, o que está ausente, interviene, modifica y conlleva a mejorar los
niveles de calidad humana. Un docente con vocación por lo menos busca y tiene como
principal objetivo: elevar los niveles de calidad humana en las personas, el docente se
preocupa de enseñar valores, normas de comportamiento, de higiene, entre otras
muchas, y todo esto lo logran porque éstos profesionales requieren conocer una
amplia gama de saberes para poder a llegar a formar, deben saber de psicología,
sociología, epistemología, antropología, biología, entre otras.