reflexion del 27 de junio al 1 de julio

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Martes 8 de junio: DzLa Familia: Una Proclamación para el Mun- dodz El ser parte de una familia es una gran bendi- ción. Tu familia te puede proporcionar compa- ñía y felicidad, ayudarte a aprender principios correctos en un ambiente de cariño y prepararte para la vida eterna. Las familias fuertes requieren esfuerzo. Tu fami- lia será bendecida a medida que hagas tu parte para fortalecerla. Sé alegre, servicial y conside- rado o considerada con los miembros de tu fa- milia. Muchos de los problemas que surgen en el hogar ocurren cuando los miembros de la familia hablan y actúan de manera egoísta o descortés. Procura ser paciicador ȋaȌ pelear o discutir. Demuestra amor por los miembros de tu familia todos los días; comparte tu testimo- nio con tu familia por medio de palabras y ac- ciones. Tu buen ejemplo puede marcar la dife- rencia en el fortalecimiento de tu familia. (onra a tus padres, demostrándoles amor y respeto; obedécelos a medida que te guían con rectitud. Ayuda en casa de buen grado y partici- pa en actividades y tradiciones familiares sanas. Únete a tu familia en la oración familiar. Si los integrantes de tu familia no hacen esas cosas juntos, ora y estudia la Biblia por ti mismo ȋaȌ; tu ejemplo puede alentarlos a unirse a ti. Lunes Ϯ7 de junio: Perdón Si permitimos que un mal sentimiento penetre en nuestras entra- ñas, dejamos lugar a ese rencor que se añeja en el corazón. La fra- se logízetai to kakón signiica «toma en cuenta el mal», «lo lleva anotado», es decir, es rencoroso. Lo contrario es el perdón, un per- dón que se fundamenta en una actitud positiva, que intenta com- prender la debilidad ajena y trata de buscarle excusas a la otra per- sona, como Jesús cuando dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» ȋLc ,Ȍ. Pero la tendencia suele ser la de buscar más y más culpas, la de imaginar más y más maldad, la de suponer todo tipo de malas intenciones, y así el rencor va creciendo y se arraiga. Cuando hemos sido ofendidos o desilusionados, el perdón es posi- ble y deseable, pero nadie dice que sea fácil. La verdad es que «la comunión familiar puede ser conservada y perfeccionada sólo con un gran espíritu de sacriicio. Exige, en efecto, una pronta y genero- sa disponibilidad de todos y cada uno a la comprensión, a la tole- rancia, al perdón, a la reconciliación. Ninguna familia ignora que el egoísmo, el desacuerdo, las tensiones, los conlictos atacan con vio- lencia y a veces hieren mortalmente la propia comunión: de aquí las múltiples y variadas formas de división en la vida familiar». (oy sabemos que para poder perdonar necesitamos pasar por la experiencia liberadora de comprendernos y perdonarnos a nosotros mismos. Tantas veces nuestros errores, o la mirada crítica de las personas que amamos, nos han llevado a perder el cariño hacia no- sotros mismos. Eso hace que terminemos guardándonos de los otros, escapando del afecto, llenándonos de temores en las relacio- nes interpersonales. Entonces, poder culpar a otros se convierte en un falso alivio. (ace falta orar con la propia historia, aceptarse a sí mismo, saber convivir con las propias limitaciones, e incluso perdo- narse, para poder tener esa misma actitud con los demás. EX(ORTA- C)ÓN APOSTÓL)CA POSTS)NODAL AMORIS LAETITIA DEL PAPA FRANCISCO # 5-7). Cada mañana 5 minutos de reflexión

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Page 1: Reflexion del 27 de junio al 1 de julio

Martes 8 de junio: La Familia: Una Proclamación para el Mun-

do

El ser parte de una familia es una gran bendi-ción. Tu familia te puede proporcionar compa-ñía y felicidad, ayudarte a aprender principios correctos en un ambiente de cariño y prepararte para la vida eterna.

Las familias fuertes requieren esfuerzo. Tu fami-lia será bendecida a medida que hagas tu parte para fortalecerla. Sé alegre, servicial y conside-rado o considerada con los miembros de tu fa-milia. Muchos de los problemas que surgen en el hogar ocurren cuando los miembros de la familia hablan y actúan de manera egoísta o descortés. Procura ser paciicador a pelear o discutir. Demuestra amor por los miembros de tu familia todos los días; comparte tu testimo-nio con tu familia por medio de palabras y ac-ciones. Tu buen ejemplo puede marcar la dife-rencia en el fortalecimiento de tu familia.

(onra a tus padres, demostrándoles amor y respeto; obedécelos a medida que te guían con rectitud. Ayuda en casa de buen grado y partici-pa en actividades y tradiciones familiares sanas. Únete a tu familia en la oración familiar. Si los integrantes de tu familia no hacen esas cosas juntos, ora y estudia la Biblia por ti mismo a ; tu ejemplo puede alentarlos a unirse a ti.

Lunes 7 de junio: Perdón

Si permitimos que un mal sentimiento penetre en nuestras entra-ñas, dejamos lugar a ese rencor que se añeja en el corazón. La fra-se logízetai to kakón signiica «toma en cuenta el mal», «lo lleva anotado», es decir, es rencoroso. Lo contrario es el perdón, un per-dón que se fundamenta en una actitud positiva, que intenta com-prender la debilidad ajena y trata de buscarle excusas a la otra per-sona, como Jesús cuando dijo: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» Lc , . Pero la tendencia suele ser la de buscar más y más culpas, la de imaginar más y más maldad, la de suponer todo tipo de malas intenciones, y así el rencor va creciendo y se arraiga. Cuando hemos sido ofendidos o desilusionados, el perdón es posi-ble y deseable, pero nadie dice que sea fácil. La verdad es que «la comunión familiar puede ser conservada y perfeccionada sólo con un gran espíritu de sacriicio. Exige, en efecto, una pronta y genero-sa disponibilidad de todos y cada uno a la comprensión, a la tole-rancia, al perdón, a la reconciliación. Ninguna familia ignora que el egoísmo, el desacuerdo, las tensiones, los conlictos atacan con vio-lencia y a veces hieren mortalmente la propia comunión: de aquí las múltiples y variadas formas de división en la vida familiar». (oy sabemos que para poder perdonar necesitamos pasar por la experiencia liberadora de comprendernos y perdonarnos a nosotros mismos. Tantas veces nuestros errores, o la mirada crítica de las personas que amamos, nos han llevado a perder el cariño hacia no-sotros mismos. Eso hace que terminemos guardándonos de los otros, escapando del afecto, llenándonos de temores en las relacio-nes interpersonales. Entonces, poder culpar a otros se convierte en un falso alivio. (ace falta orar con la propia historia, aceptarse a sí mismo, saber convivir con las propias limitaciones, e incluso perdo-narse, para poder tener esa misma actitud con los demás. EX(ORTA-

C)ÓN APOSTÓL)CA POSTS)NODAL AMORIS LAETITIA

DEL PAPA FRANCISCO # 5- 7).

C a d a m a ñ a n a 5 m i n u t o s d e r e f l e x i ó n

Page 2: Reflexion del 27 de junio al 1 de julio

Miércoles 29 de ju io: U a fa ilia Crisia a.

Jueves 0 de junio: La oración en la familia.

Un miembro de la familia que reza, es un tesoro. Cuando un hijo o el esposo no rezan, hay que rezar por él con mayor empeño.

La fuerza de la oración es tan grande, que ha hecho grandes san-tos, también en la familia. Santa Mónica, con sus lágrimas y ora-ciones, logró la conversión de Agustín, que llegaría a ser un gran santo en la )glesia.

Ese rato de oración personal se ha considerado muchas veces como la caldera de la vida interior. Cuando una casa de un país frío, funciona, el hogar está caldeado y da gusto. En cambio, si permanece apagada, reina el frío. En la vida interior ocurre algo similar. Si dedicamos buenos ratos de oración, la vida interior sube de temperatura, y bastarán otras prácticas de piedad –la Santa Misa, el Santo Rosario, etc. – para estar vibrantes y conver-tirse cada uno en un foco de evangelización.

Una familia que reza unida, permanece unida , se ha dicho mu-chas veces y con gran sabiduría. Porque se unen así a Cristo. Por eso es conveniente rezar el Santo Rosario. Y bendecir la mesa para agradecer todo alimento, pues viene de Dios. Y, siempre que sea posible, acudir a Misa los domingos toda la familia. Y así, cuando el amor se hace grande, se descubren mil modos de rezar juntos. Por ejemplo, cuando hay una contrariedad o un pariente enfermo, o los padres cuando saben afrontar sobrenaturalmente las diicultades de un hijo acudiendo al Señor.

Rezar juntos es amar. Y a una familia que ama, Dios no la aban-dona.

Viernes de julio:

FAM)L)A LASALL)STA

La Familia Lasaliana se reiere a todos los que participan en el proyecto educativo lasaliano, especialmente a los que asumen el proceso de compartir el espíritu y de la misión de San Juan Bautis-ta de La Salle . ° Capítulo General, Circ. .

La misión de la familia lasallista es la educación humana y cristiana de los niños y jóvenes, especialmente pobres.

La Familia Lasaliana es como un para-guas bajo el cual encuentran cobijo cris-tianos provenientes de diversas culturas que representan la diversidad propia de nuestro mundo. Asimismo, la Familia Lasaliana reconoce y acoge a personas de otras religiones, pero que comparten la Misión Educativa Lasaliana y reconocen a San Juan Bautista de La Salle como el fun-dador e inspirador de la escuelas bajo la administración de los (ermanos de las Escuelas Cristianas.

Se puede afirmar que una familia es cristiana cuando alguno de sus miembros hace presente a Cristo en ella.

Supongamos una familia muy deteriorada, con graves proble-mas de diverso tipo. Si uno de sus miembros quiere hacer presente a Cristo en ella, y persevera en este esfuerzo, la irá transformando por la Comunión con Cristo.

Ese miembro de la familia sabe que por sí solo, nada puede. Pero que unido a Cristo, todo lo puede alcanzar. Y que la vía para ser otro Cristo es practicar la oración personal y frecuen-tar los sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaris-tía.