reflejo del etnocidio de 1932 en la literatura salvadoreña como contrapunto de la historia oficial

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    UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

    FACULTAD DE CIENCIAS Y HUMANIDADESDEPARTAMENTO DE LETRAS

    REFLEJO DEL ETNOCIDIO DE 1932 EN LA LITERATURA SALVADOREA COMOCONTRAPUNTO DE LA HISTORIA OFICIAL

    TRABAJO DE GRADO PRESENTADO POR:SILVIA

    DINORA ALEMN RIVERA

    PARA

    OPTAR AL TTULO DE LICENCIADA

    EN LETRAS

    DIRECTOR DOCENTE:DOCTOR LUIS MELGAR BRIZUELA

    CIUDAD UNIVERSITARIA, SAN SALVADOR, 14 DE DICIEMBRE DEL 2006.

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    AUTORIDADES DE LA UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR

    RECTORA

    Doctora Mara Isabel Rodrguez

    VICE-RECTOR ACADMICO

    Ingeniero Joaqun Orlando Machuca

    VICE-RECTORA ADMINISTRATIVA

    Doctora Carmen Rodrguez de Rivas

    SECRETARIA GENERAL

    Licenciada Alicia Margarita Rivas de Recinos

    AUTORIDADES DE LA FACULTAD DE CIENCIAS Y HUMANIDADES

    DECANA

    Master Ana Mara Glower de Alvarado

    VICE-DECANO

    Master Carlos Ernesto Deras

    SECRETARIA

    Licenciada Oralia Esther Romn de Rivas

    AUTORIDADES DEL DEPARTAMENTO DE LETRAS

    JEFE

    Licenciado Jos Lus Escamilla

    COORDINADOR GENERAL DEL PROCESO DE GRADUACIN

    Licenciado Rafael Antonio Lara Valle

    DOCENTE DIRECTOR

    Doctor Lus Melgar Brizuela

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    DEDICATORIA

    *A mis padres, hermanos (as), por su lucha incansable para darme su mejor herencia:EDUCACIN.

    Porque hablar y escribir con veracidades llenar de claridades el silencio.

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    AGRADECIMIENTOS

    *A Dios Todopoderoso, por permitir mi existencia en el mundo y conducirme en el caminodel bien, la sabidura y el progreso.

    *A mis padres, por haberme dado la vida, por su paciencia, confianza, apoyo moral,espiritual, socioeconmico y estar conmigo en los momentos que ms lo he necesitado.

    *A mis hermanos y hermanas, por su cario. Adems, porque incondicionalmente hancontribuido econmicamente a la herencia ms eximia: EDUCACIN.

    *A toda mi familia, por el afecto y confianza en mis ideales.

    *A mis catedrticos en general, que de una u otra forma compartieron sus conocimientos,especialmente al Dr. Lus Melgar Brizuela, quien ha corregido e inculcado los aportes

    necesarios para con el desarrollo acadmico durante la carrera y sobre todo para llevar a cabo lapresente tesis. Adems, agradecimientos especiales al Jurado Calificador de este trabajo.

    *Al escritor y poeta Jos Roberto Cea, por sus consejos.

    *Con respecto a la investigacin de campo, debo agradecer a las diferentes personas delmunicipio de Izalco que desinteresadamente apoyaron en este valioso informe. As, a laDirectora de la Casa de la Cultura, Licenciada Iris Lidibeth Larn Cruz, quien de maneraparticular manifest su confianza y apoyo siempre que fue necesario; de la misma manera a losAlcaldes del Comn, seores Ricardo Najo (primer alcalde) y Manuel Pasasin (segundoalcalde), quienes como sus familias y toda su comunidad indgena, adems de interesarse por

    mantener sus tradiciones y hablar del pasado, estuvieron siempre dispuestos a brindar su amablecolaboracin y hospitalidad en los momentos oportunos.

    *Al distinguido investigador izalqueo Carlos Leiva Cea, por sus valiosas entrevistas.

    *A las autoridades de las iglesias parroquiales: Asuncin y Dolores, quienes al igual queotros brindaron hospitalidad y contribuyeron con informacin de carcter poltico-religioso de lalocalidad. A toda la poblacin, particularmente a informantes privilegiados, desde nios,jvenes y sobre todo a los adultos mayores que confiaron en la investigacin y dieron a conocersus recuerdos histricos, creencias, experiencias, secretos, reflexiones, consejos. En general porcompartir su visin de mundo, lo cual ha sido la materia prima para obtener los logros que se

    incluyen en este documento.

    *A mis compaeros(as) con quienes compartimos ideas, experiencias, sueos, etc.; enespecial a Miladis Yamileth Daz, David Pineda y otros, con los que ms sobrevivimos enarmona durante los cinco aos de carrera universitaria.

    *A mis amigos(as) que han estado conmigo en los momentos oportunos.

    *A mi esfuerzo y a todas las personas que, significativamente muestran afecto y validacinde mis logros. Reconozco que sin la colaboracin de todos(as) estos resultados no habransido posibles y quedarn como una pieza artesanal para las presentes, futuras generaciones de

    estudiantes y a quienes interese este tipo de indagaciones.

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    REFLEJO DEL ETNOCIDIO DE 1932 EN LA LITERATURA SALVADOREA COMO

    CONTRAPUNTO DE LA HISTORIA OFICIAL

    Figura 1

    Pero vinieron a apurar nuestra paciencia y desbaratar la resignacin que nos contena yestallamos sin esperar ya ms. Nos despertaron de la fascinacin dulce del marasmo; noshicieron volver las caras al horizonte, al espacio, al viento librrimo, y de golpe nos hallamosenfrentando un tiempo ausente y una oportunidad inexistente y as nos estrellamos contra la

    muerte.

    Nota: No obstante su apariencia de paisaje nevado, el propietario relata que este cuadro le fueinspirado por los amontonamientos de cadveres de indgenas tras la revuelta de 1932.

    Fuente:Lindo, Ricardo (autor de edicin). Salarru, el ltimo seor de los mares. Asociacin Museo de Arte de El

    Salvador. Primera edicin. San Salvador, 2006.

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    INDICE

    Contenidos: Pgs.:

    INTRODUCCIN..7Prembulo del corpus de anlisis..8

    CAP. I Contexto historiogrfico y etnocultural...11

    1.1Contexto de 1932, dcada de 1920 y 1930.111.2Oposiciones y relaciones intertnicas.14CAP. II Interpretacin de la esttica narrativa de 1932 y

    su relacin con la tradicin oral..24

    2.1 Las cosas de verdad segn el prlogo de Catleya Luna..242.1.1 La vertiente regionalista y el estilo metafrico hacia la verosimilitud del 32

    en Catleya Luna..282.1.2 El problema poltico y sexual de 1932 en Balsamera, Matapalo y

    El venado..312.1.3 El ensueo barajador de Salarru en los cuentos: Matapalo, El ngel del espejo,

    El espantajo, El venado; la relacin con Balsamera, caps. 7 y 8 y la novelaCenizas de Izalco, con respecto al 32.33

    2.2 Significaciones de la literatura oral y escrita sobre: el coro de los estruendos como

    metfora principal, en relacin con la mitologa del volcn..442.2.1 El volcn como insignia identitaria y su reflejo en la literatura oral...442.2.2 De cmo la naturaleza se vuelve cmplice de la tragedia de 1932, segn la narrativa...47

    CAP. III Convergencias y divergencias entre las caractersticas del testimonio y laFiccin narrativa sobre el 32. Su contrapunto histrico oficial.55

    3.1 Convergencias y divergencias entre la literatura escrita y testimonios orales de 1932..553.2 La autenticidad de Roque Dalton en cuanto reflejo del 32 enMiguel Mrmol y las

    crticas sobre el gnero literario..60

    3.2.1 Visiones diversas y comunes del etnocidio, sobre todo la valoracin indigenista,segn Salarru y Roque Dalton..63

    CAP. IV De cmo se refleja la problemtica del 32 en el gnero potico..69

    CONCLUSIONES..73BIBLIOGRAFA75ANEXOS.77

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    INTRODUCCIN

    Frente a la diversidad de componentes culturales encontrados en cada rincn de la sociedad,esta investigacin pretende ser un aporte a la cultura salvadorea hacia un camino derecuperacin de valores que generan un mejor porvenir a travs del anlisis e interpretacin dela literatura del 32, pues all se reflejan dichos acontecimientos que han estado al margen de laverdad; pero que la ficcin es determinante para comprender y relacionar la historia oficial denuestro pas.

    La recuperacin de la identidad y la memoria histrica es una tarea apremiante para quienesvivimos en sociedad. Con las investigaciones literarias y su contexto historiogrfico yetnocultural podemos reconocer cmo la identidad debe jugar entre la percepcin colectiva deun nosotros opuesto, a la vez, a los otros. En ese sentido se determina y se comprende quesi ese otro no existiera en la realidad no pudiramos reconocernos como nosotros frente a l.

    Todo ser humano, entonces, acta dependiendo de la mirada interior y exterior: conocindosey hacindose conocer, afirmando la diferencia y acentuando los contrastes. En esa lnea trata deprofundizar este ensayo monogrfico.

    Los objetivos principales que se exponen al lector constituyen un aporte desde el punto devista literario, en los gneros: narrativo, lrico, el testimonio, tanto oral como escrito; paraestablecer la relacin textual y contextual que encierra la coyuntura de 1932. De esa manera sefortalece la actualizacin de la memoria histrico-cultural.

    No menos importante es el acercamiento interpretativo y comparativo de los valores estticosde la literatura del 32, en su forma oral y escrita. As lograr un contraste con la historia oficial.

    Al descubrir caractersticas intrnsecamente literarias y las testimoniales se identifica laperspectiva etnocultural del levantamiento. Adems se demuestra que las identidadesnacionales, religiosas, tnicas, ideolgicas, dependen del contacto con la otredad sin la cual laespecificidad de lo nuestro no se puede definir.

    Por esa razn en este ensayo desarrolloel mtodo integrativo-comparativo general con el quese trabajan las investigaciones en el Departamento de Letras. Hago algunas consideraciones conrespecto a la lingstica, pero el enfoque es ms especfico de las reas literaria y semitico-antropolgica.

    Por tanto, en el captulo I presento la sntesis de la historia local en relacin con la nacional,la dinmica sociocultural y los procesos simblicos en el seno de la vida social de la realidad eintegridad de los izalqueos, as como el funcionamiento global de toda la comunidad porquepara interpretar la temtica del 32 se requiere una descripcin somera de su propia estructuraetnocultural, desde el punto de vista literario-historiogrfico y la realidad que hoy da sevisualiza en el lugar, incluidas las descripciones resumidas por los mismos izalqueos, lahistoriografa oficial y otras fuentes que ayudan a comprender situaciones poltico-sociales yeconmicas.

    Obviamente esos datos sirven nada ms para dar cuenta del contexto historiogrficoalrededor de la literatura. As pretendo establecer de cerca o a distancia una crtica muy

    particular. En ese sentido, los mtodos literarios representativos que utilizo para definir las

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    caractersticas encontradas en los textos, son: En el gnero narrativo la interpretacin sedesarrolla a partir del trabajo realizado por Helena Beristain ( Anlisis Estructural del RelatoLiterario, UNAM. Editorial Limusa. Mxico, DF, .2002), que permite analizar sistemticamentelos textos y encontrar variedad de datos con los que acceder a la comprensin tanto de las

    caractersticas de la historia relatada con sus protagonistas, como de las del discurso o procesoartstico enunciado en la historia relatada (narrador-lector). Es decir, en los apuntes de Beristainse encuentra una gua para la bsqueda sistemtica del significado de los textos literarios, paraconstituir un comentario y servir de punto de partida para trascender el texto mismo, hallando elsentido de significacin o manifestacin de la visin del mundo de los autores.

    En el gnero potico me baso en las connotaciones y denotaciones que determinan laconciencia nacional. No tanto me interesan las caractersticas del estilo, sino el contenido socialque evocan los poetas acerca de la vida y las aspiraciones del pueblo salvadoreo.

    De ah que como contrapunto del estudio especficamente literario el mtodo etnogrfico-

    cualitativo y descriptivo facilit la informacin, desde dentro de la comunidad, es decir desdelos propios portadores, creadores y transformadores de la cultura.

    El mtodo interpretativo tambin juega un papel preponderante para articular los datosbibliogrfico-literarios y de campo; ya que la idea de esta tesis surgi precisamente con elobjetivo de aprovechar la informacin obtenida a travs de la tcnica de observacinparticipante, tal como se hizo en la investigacin realizada durante los aos 2003 y 2004, connumerosas visitas al municipio de Izalco, especialmente cuando se trataba de celebraciones decofradas, festividades patronales, Semana Santa y otros eventos representativos de la localidad.

    Se llev a cabo una gran cantidad de entrevistas directas y a profundidad con cuenteros,

    hablantes en general, recitadores, profesionales o ms bien a las autoridades de la municipalidadcomo: mayordomos de cofradas, prrocos, directores de centros educativos, dirigentesgremiales, etc. Aqu fueron importantes las grabaciones, filmaciones, fotografas y otrosregistros que sirven como apoyo bsico para el proceso de elaboracin de este ensayoAsimismo hice otro registro bibliogrfico y de campo, seleccin de informacin y entrevistas apersonalidades expertas en la rama literaria, historiogrfica y antropolgica.

    Por otro lado, he correlacionado las indicaciones y revisiones del director de investigacinasignado, las cuales han sido constantes en el proceso de elaboracin del ensayo.

    Prembulo del corpus de anlisis

    Desde luego y a medida que especifico las caractersticas de la literatura del momento, comoya lo dije arriba, los gneros primordiales son: narrativo en mayor proporcin, lrico ytestimonial. Este ltimo en su forma oral y escrita.

    El centro de estudio modlico dentro de los gneros literarios, captulo II, es la narrativasalarrueriana (1899-1975), porque al desentraar su obra estamos ante una perspectiva muyparticular con respecto a la visin indigenista. De hecho se enlaza fielmente con la historiaetnocultural en el contexto del 32.

    Ante todo encontramos dos puntos de vista correlativos: ficcin y verosimilitud, pero ms

    bien al centrarnos en los ismos est, por un lado, el enfoque regionalista y, por el otro, un

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    enfoque esotrico o metafsico que merece su caracterizacin. Entindase como esotricaaquella doctrina que requiere de valores o conocimientos iniciales para comprender lo oculto oreservado en las obras literarias. Salarru, por su parte, posea inclinaciones filosficas hacia lametafsica y el yoga; dichas inclinaciones lo impulsaron hacia la literatura fantstica.

    Estas caractersticas estn plasmadas en la novela simblica Catleya Luna (1974), pues seinterpreta aqu por ser el libro que mejor ocupa el relato indgena de 1932, la visin del otro,del vencido, sus creencias religiosas y mticas (terreno esotrico), pero con una importanciasignificativa: se trata de una alegora al indgena y su holocausto en 1932, la que l mismocalifica como novela de desvn. Ya ver adelante la significacin de dicho trmino y el porqu de una tarda publicacin.

    Por lo tanto, parto del acercamiento interpretativo desde su prlogo, asimismo el valor de sucontenido sobre todo los captulos 7 y 8, titulados Balsamera I y II. Luego los interrelacionocon interesantes cuentos como Matapalo, El Espantajo, El ngel del Espejo y El

    venado, con el fin de detallar el enfoque verosmil alrededor del 32.

    A travs de esos cuentos se evidencia el conocimiento directo que el escritor tena respecto alos nahua-pipiles de aquella poca y con ello el regionalismo, pues permite la exploracin,reafirmacin, descripcin, etc. de temas y sistemas que configuran la cotidianeidad y el mediorural o etnocultural.

    El fin de la literatura regionalista es volverse portavoz de esos personajes que da tras da seven envueltos en diversas situaciones socioculturales, pero sin lugar a dudas tienen que recorrerlos rincones ms humildes del pas obligados a callar sus ideas, cubrindose bajo su mundonatural.

    En concreto, la narrativa salarrueriana atae a la caracterizacin de una poca determinantede la identidad salvadorea porque marca la transicin entre realismo regionalista (incluido elesoterismo) y el realismo social; cuya actividad literaria se destaca desde 1919 hasta principiosde los aos setenta.

    Entre los escritores de la poca estn: Francisco Herrera Velado (1876-1966), prosistaizalqueo a quien retomo en su momento (sobre todo al relacionar la literatura oral y el hablapopular testimonial) porque su obra, especficamenteAgua de Coco, plasma las tradiciones yproblemas que surgen en la regin occidental del pas: Sonsonate e Izalco. En tanto que seretratan personajes de una sociedad rural con mucho de la picaresca colonial y espaola. En ese

    sentido el texto narrativo que tiene relacin con la coyuntura del 32 es El volcn. All serefleja el modo de produccin coherente con el sistema etnocultural global, en donde lashaciendas eran las entidades controladoras de las tierras que antes eran de los indgenas.Adems, retoma de la mitologa popular las connotaciones que para ellos expresa el volcn,razn por la cual este cuento lo considero, sobre todo en el subcaptulo 2.2, p. 44.

    Despus de interpretar la narrativa salarrueriana en los textos arriba mencionados, enfatizo laliteratura de protesta social o realismo vanguardista, de forma breve con la clsica novelaCenizas de Izalco de Claribel Alegra y Flakoll. Esta novela es un reflejo de toda la sociedadsalvadorea y testimonia los hechos ocurridos alrededor de 1930 y a la vez intercala la protestacon respecto a la invariabilidad de los procesos socioculturales e ideolgicos del pas que no

    cambiarn si no es por medio de la revolucin.

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    Aparece el descontento del campesino salvadoreo y objetivamente el levantamiento deenero de 1932, que sin lugar a dudas, dichos acontecimientos son la base principal delcontenido, el horror de una doble tragedia; o sea la rebelin de las masas campesinas y lapresencia del volcn de Izalco activo en ese entonces arrojando sus cenizas a muchas leguas, las

    cuales tornaron ms funesto el ambiente de la poca. Por esa sincrona entre la erupcinvolcnica y la tragedia de 1932, en este captulo (II), se valora la riqueza de tradicin oralcontempornea en la cual se manifiesta tambin la tendencia indigenista, se revalora el volcncomo insignia identitaria, tema que est plasmado, no slo en el relato oral, sino ademspictrico y herldico. De tal suerte, el corpus mencionado permite interpretar las metforas ysegmentos narrativos que indican cmo la naturaleza se vuelve cmplice de la tragedia de 1932.

    El contrapunto literario en los dos gneros ms conocidos: narrativo y potico, lo establezcosegn la necesidad de caracterizar, relacionar o diferenciar el testimonio oral recopilado, conideas oficiales que constituyen un soporte referencial o contextual. Asimismo, con el testimonioescrito por autores reconocidos. Aqu es donde tomo en cuenta la obra Miguel Mrmol. Los

    sucesos polticos de 1992, de Roque Dalton; principal punto de inters para verificar lacomponente testimonial en la literatura del 32 y la historia oficial.

    El objetivo primordial al enfrentarme con Roque es dilucidar el paralelismo de los gnerosdiscursivos sobre el 32, tomando en cuenta que la narrativa salarrueriana refleja la ficcin y elrealismo mgico, mientras que en el testimonio de Mrmol hay un reflejo militante o realismopoltico. As la comparacin se lleva hasta determinar la visin comn del etnocidio sobre lavaloracin indigenista de ambos escritores.

    Evidentemente la produccin literaria de Roque Dalton (1936-1975) se ha calificado comode protesta, de denuncia, comprometida, de vanguardia, por el hecho de denunciar las

    injusticias, las arbitrariedades, los problemas sociales en general de la realidad salvadorea.

    Pero tanto la poesa como el discurso poltico-testimonial son importantes en Roque, porquel rompe con formas, mitos, valores y tabes. Su temtica principal versa sobre el pas y la luchapor cambiarlo. Asimismo, otros temas son: los intelectuales, la funcin social del escritor, lavida bohemia, el amor, la revolucin, la literatura moderna, expuestas obviamente desde laptica realista y demoledora que contradice la cultura oficial salvadorea. En esa lnea cuestionacon una continua irona a los prceres, a escritores consagrados como Alfredo Espino, AlbertoMasferrer, Hugo Lindo y Miguel ngel Asturias, entre otros.

    Por ello, para entender la originalidad, la fuerza expresiva, los hallazgos de estilo en la poesa

    de Dalton, es necesario partir de su entrega a la causa poltica. Se sabe por entero que Roquedesde muy joven se decidi a dar batalla en contra del sistema establecido, como militante ycomo escritor. Es esa toma de conciencia que lo lleva a identificarse con el pueblo, a asumir unanueva visin irreverente y aguda, a decir su verdad con coraje, con desenfado. En l la formanace autnticamente sin rebuscamientos y artificiosidades. Es precisamente ese tipo decaractersticas que llevan a la discusin su obra Miguel Mrmol. Los sucesos polticos de 1932.A decir verdad del gnero narrativo en discusin es un libro con una importante fuerza temticaalrededor del 32, pero el grado de indigenismo difiere con respecto a Salarru en cuanto a lamanera como penetra en la cuestin tnica y es la correlacin precisa que ver adelante en elcaptulo III.

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    Dentro de la literatura de protesta social se encuentran caractersticas particulares: nuevaforma de expresarse, construcciones de imgenes y versificaciones, retomo el gnero potico, enmenos proporcin que el gnero narrativo; sin embargo es un corpus de poemas que reflejan latemtica del 32, entre los que se destacan: La segura mano de Dios y Todos, de Roque

    Dalton. El primer poema de Roque es del libro Taberna y otros lugares, y, el segundo estcontenido enHistorias prohibidas del Pulgarcito. Siguen Ests con nosotros y Capitn de lapatria, de Oswaldo Escobar Velado (1919-1961), dos poemas representativos que dan lugar ala identificacin e interpretacin de la realidad sociocultural a travs de la funcin potica, cuyametfora significativa es el coro de los estruendos en relacin con la erupcin volcnica y ellevantamiento indgena. Asimismo, el poema Ojo de cuervo, de Claribel Alegra, El Izalco,de Francisco Gavidia y culminar este captulo con cuatro estrofas principales del poema IndioCruz, de Claudia Lars, porque constituye una valoracin de la memoria y la conciencianacional.

    El panorama literario presentado, que retoma el tema indgena y social de nuestro pas, as

    como el contenido verosmil de 1932 en comparacin o en contraste con el testimonio oral yescrito en su momento y la historia oficial publicada en ese marco situacional, son la base pararesponder interrogantes especficas.

    De acuerdo con esta interpretacin, pretendo aportar conclusiones precisas y a la vezexhortar sobre la importancia que tienen los estudios literarios en el pas para desarrollar temascomo el de 1932 y otros que en su poca no tuvieron la apertura coherente que se requeraporque se convirtieron en tabes. Sin embargo en la actualidad han cobrado auge y han abiertoespacios a variadas investigaciones.

    I. Contexto historiogrfico y etnocultural

    1.1Contexto de 1932, dcada de 1920 y 1930Hablar de 1932 induce de inmediato al episodio central de la historia del siglo XX, la

    insurreccin campesino-indgena del occidente de El Salvador. En su contexto debenasociarse, adems, aquellos procesos y acontecimientos polticos o socioculturales acaecidosdesde mucho antes de 1932, los cuales condujeron al levantamiento.

    Si el recorrido histrico se conduce desde antes de la llegada de los espaoles, determinamosque los grupos de indgenas se encontraban consolidados en su politesmo naturalista, crean en

    muchos dioses del mismo ambiente ecolgico y su sistema sociopoltico se basaba en loscacicazgos, aqu la divisin del trabajo ya exista y laboraban de modo voluntario e involuntario.

    Los espaoles, no tanto agregaron la explotacin del campesino-indgena, pues sta habaavanzado; ms bien fue elemental la opresin cultural. Los indgenas se encontraban con unavisin de mundo fundamentada, no slo en la unin comunitaria y religiosa, sino tambin atravs de lazos culturales y tnicos. Los espaoles, por su parte, introdujeron una jerarqua en lacual los indgenas fueron cristianizados: se les oblig a someterse a las leyes y costumbresespaolas. Asimismo se les insert en su economa, a trabajar para sus nuevos amos por mediodel sistema tributario de las encomiendas, los repartimientos y el trabajo forzado. Msadelante stas se sustituyeron por el sistema de esclavitud.

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    De ah que el proceso poltico causal ms prximo al levantamiento, se resume desde laeleccin de Carlos Melndez, en 1915, hasta las elecciones de enero de 1931, que llevaron a lapresidencia a Arturo Araujo y que culminaron con el golpe militar de diciembre del mismo ao.

    En ese contexto la economa del caf haba experimentado un alza dramtica, aument laextensin de tierra dedicada al cultivo del caf y la mayor parte estara en manos de la lite.

    Ya para el ao de 1929, an antes de la gran crisis, los precios del caf comenzaban adescender. En ese sentido hay que destacar los lmites espaciales de la insurreccin.Bsicamente se dieron en el occidente del pas, por el hecho de existir mayor poblacin indgenay una gran densidad de produccin cafetalera, antecedido por un proceso de enajenacin de lastierras ejidales y comunales que afect sobre todo a los campesinos indgenas. Lleg la crisis de1929 y agudiz la precaria existencia de los pequeos agricultores. Dicha tendencia se agravan ms en 1930, hasta el punto que muchos de los productores, segn lo expresaron algunosinformantes izalqueos y tambin referido por Thomas Anderson, preferan que las cosechas se

    perdieran en los rboles y como muchas de las fincas o plantaciones de caf se encontrabanhipotecadas, a menudo los propietarios perdieron sus tierras.1

    A partir de 1930 y 1931 la crisis ascendi, sobre todo en el campo, a travs de los preciosaltos y bajos del caf, los estratos sociales golpeados por el desempleo, los bajos salarios y lasausencias de expectativas reales no esperaron mucho, y se sintieron conmovidos por la bsquedade nuevas alternativas. Como fue el sector rural salvadoreo quien finalmente sufri lasconsecuencias, se sum a ello la naturaleza estacional, es decir, el colono se vio obligado acambiar constantemente de patrono o a emigrar a las ciudades en busca de una mejor forma devida, lo cual envolvi todo un contexto liminar bastante depresivo.

    Lo anterior contribuy a la insurreccin para expresar el descontento en una manifestacinextrema y de una manera muy particular del que Hctor Prez Brignoli cataloga como motn yconsiste en las protestas sociales que no tienen ni objetivos ni mtodos muy definidos. Por lotanto pueden ser dominados con relativa facilidad por las fuerzas del rgimen, las cuales, entodo caso, cuentan con recursos militares mucho ms patentes que la masa campesina armada demachetes, piedras y palos2

    Erik Ching describe los hechos del 32 en trminos muy similares: La rebelin tuvo ms laapariencia de un conjunto de tumultos locales y aislados, producto de quejas particulares, que deuna revolucin grande con organizacin centralizada y objetivos nacionales. En cadamunicipalidad donde se produjo el levantamiento, los insurgentes atacaron los smbolos de

    opresin local, como los ricos y sus casas, el alcalde y el cabildo municipal.3

    En efecto, el desenvolvimiento de la revuelta aporta una nueva condicin de carcter internode las etnias. Demuestra que los indgenas no se enfrentaron en un primer momento al ejrcito,sino a sus oponentes: ladinos o blancos.

    Sonsonate (como ya lo especifiqu) fue un punto neurlgico del levantamiento indgena, yaque fue la zona ms afectada del pas por la cada del precio del caf. Los lugares donde se

    1 Anderson, Thomas. El Salvador, 1932. Los sucesos polticos. EDUCA, CA, 1976, p. 74.2 Prez Brignoli, Hctor. La rebelin campesina de 1932 en El Salvador; en Thomas Anderson. Ibd., pp. 19-43.3 Erik Ching. Los archivos de Mosc, una apreciacin de la insurreccin de 1932; en Anderson. Ibd., p. 62.

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    dieron levantamientos fueron: Tacuba, Nahuizalco, Izalco, Ahuachapn, y otros lugares, dondeexista mayor poblacin indgena.

    Se consideraron como dirigentes principales a Feliciano Ama, Mario Zapata y Alfonso Luna,

    a quienes errneamente se les ha llamado comunistas. En realidad slo estos dos ltimos erandel Partido Comunista Salvadoreo (PCS). Adems, se sabe por entero que el PCS no fue elprotagonista principal en 1932. Erik Ching afirma al respecto que el estallido de la rebelinsorprendi al Partido de la misma forma que al resto del pas, [porque el PCS] era muy pequeo,de reciente creacin y sumamente dividido por discrepancias internas como para haber lideradoun movimiento de la magnitud de 19324

    Acto seguido, Roque Dalton, con comentarios agregados al testimonio de Miguel Mrmolsobre los acontecimientos que le toc vivir y analizando el porqu de la insurreccin y suderrota, dice: La falta de coordinacin, la desaparicin de la direccin nacional en el momentoms lgido, el descuido de las medidas de seguridad conspirativa, la falta de organizacin anivel nacional para las tareas netamente militares de la insurreccin, fueron, creo yo, las

    principales causas del fracaso militar, base del fracaso total.5En ese sentido, la agitacin comunista pasa a segundo plano o ms bien queda desplazada

    como algo ms circunstancial y es el problema campesino-indgena que ocupa el lugar central.As, Segundo Montes prefiere hablar de levantamiento campesino y darle prioridad a lascondiciones sociales, polticas y econmicas que imperaban en el pas como las causasprincipales del levantamiento y no la expansin de la ideologa comunista. Cita en apoyo de sutesis, aparte de la opinin de otros autores, el hecho de que el Partido Comunista se habafundado muy recientemente. Seala, adems, que exista una desorganizacin interna.6

    Sin embargo, la poblacin indgena s conservaba formas de organizacin muy particulares,algunas de las cuales tuvieron un papel protagnico en el levantamiento. Al contrastar con la

    ficcin de Salarru en su novela Catleya Luna, con esta y otras opiniones, estamos ante unproceso poltico y etnocultural; por ejemplo en Balsamera, captulo 8, dice:

    La Revolucin es expresin renovadora de un ncleo humano impelido en forma consciente aprovocar un cambio definido en el medio ambiente. Las masas ignaras siguen a varios leaders(sic) en forma hipntica, generalmente. Toman la idea o el ideal por induccin. En el caso de losIzalcos los leaders de una supuesta revolucin (comunista o no) eran desconocidos y estabanausentes. Haban trabajado bajo de agua, como se dice, indirectamente y a la hora de la accinpermanecieron ocultos. Lo que prueba que la masa indgena se haba preparado como unseuelo nicamente para estimular la verdadera expresin revolucionaria en los estratos deladinos y blancos, si es que tal revolucin exista ah en forma potencial. Fueron los cabecillas dela consanguinidad los que aparecieron: Los Felicianos y los Chicos y los Toos, caciques y jefesde cofradas conocidos de antao, sin alcances que superaran los intereses de la tribu y de lacomarca.7

    Thomas Anderson agrega que la identidad poltica y social de que gozaban los indgenasantes de 1932, se puede resumir en dos palabras: el cacique y la cofrada8. Veamos, entonces,cual es el contexto que conducen estas dos palabras, enfocndonos sobre todo en Izalco,epicentro de la zona del levantamiento.

    4 Ibd., p. 58.5 Dalton Garca, Roque.Miguel Mrmol. Los sucesos polticos de 1932 en El Salvador. UCA editores, SanSalvador; 2000, p. 327.6Montes, Segundo. El compadrazgo. Una Estructura de Poder en El Salvador. UCA. 1987, p.180.7 Salarru. Catleya Luna, (novela). DPI, MINED, San Salvador, 1974; p. 165.8Anderson, Thomas. Op. cit., p. 32.

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    1.2Oposiciones y relaciones intertnicas (entre poblaciones indgenas y ladinas)Los indgenas han jugado un papel antagnico culturalmente hablando, es ms, han llevado

    consigo un resentimiento latente contra los ladinos, el cual tena sus bases en los tiempos deAlvarado, pues los indgenas nunca estuvieron de acuerdo con la dominacin espaola y hasta lafecha parte de la asimilacin de esas costumbres, se convierte en una mscara para sus propiasprcticas culturales de antao. Es muy bien sabido que durante la conquista, los indgenastambin tuvieron escenas trgicas y sombras de persecucin violenta, mezclada con hechosheroicos y otras hazaas, las cuales trajeron consigo sentimientos de odio y venganza por partede la raza conquistada.

    Un ejemplo tpico (al realizar un registro histrico) que muy poco se ha relacionado con larebelin de 1932, es la rebelin de 1833 o rebelin nonualca, dirigida por Anastasio Aquino,contra la dominacin blanca, cuya causa fue, esta vez, por la anarqua de los primeros aos deindependencia, debido a que las condiciones de vida de los indgenas empeoraban cada vez ms.

    El significado que en ese momento tena la independencia no fue ms que el fin de la leveproteccin que la corona les ofreca y en ese momento se encontraba a merced de la aristocraciacriolla que slo crea en la libertad de su propia clase. No obstante, sucedi tambin la similarrepresin a 1932 porque Aquino despus de haberse coronado a s mismo, fue derrotado yahorcado por orden del gobierno. Sus seguidores, desde luego, castigados y dispersados.

    Entonces, la rebelin de 1932 ms alude a una guerra racial que viene dada porcaractersticas diversas, no tanto fsicas, sino en todo el mbito sociocultural.

    En el municipio de Izalco, por ejemplo, es obvia la distincin entre la poblacin que allhabita. El trmino mestizo no tiene uso, ya que desde la conquista y la colonia los espaoles

    establecieron la contradiccin de indios o naturales vrs. blancos o ladinos. Estos trminosproducen divergencias en ambos grupos, entre los cuales a primera vista se destacan algunosrasgos fsicos propios de la etnia natural (nahua-pipil): color de la piel, su vestimenta endeterminadas actividades, como rituales religiosos y culturales. All los indgenas usan su trajetpico: el cotn y sombrero (los hombres), refajo (mujeres), caites o sandalias. Mientras que losladinos usan un sistema vestimentario moderno, como el de las principales ciudades del pas.

    De hecho la diferencia tnica o etnogrfica entre ladinos y naturales, an cuando seobserve en la ciudad un asentamiento poblacional integrado e igualmente unificado, siempre vaa persistir, porque ambos grupos constituyen su propia subcultura y diferente estatussocioeconmico. Izalco se caracteriza por una particular segregacin espacial con la existencia

    de dos barrios. Estos comnmente se mencionan como dicotomas con el trmino depueblos:El Pueblo de Dolores (arriba) y el Pueblo de Asuncin (abajo). Cada barrio tiene, adems supropia iglesia parroquial (vase figura 2). Dichas dicotomas tienen sus bases en el perodo deconquista y colonizacin, pues desde sus inicios hubo dos asentamientos: los indgenas vivanabajo y los nobles o espaoles residan arriba. A este respecto, Clar de Guevara afirma quelos naturales se ubicaban hacia el sur y la periferia de la ciudad.9

    9 Clar de Guevara, Concepcin. Exploracin Etnogrfica de Sonsonate. MINED. 1975, p. 205.

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    Figura 2

    Pintura en la que se observa la iglesia Pintura en la que se observa la iglesia Dolores, una procesin del Jueves Santo Asuncin y las ruinas del antiguo templo.y el volcn El Izalco.

    Iglesia Asuncin, Abajo.Izalco, 14 de septiembre del 2004.

    Iglesia Dolores, Arriba.Izalco, 14 de septiembre del 2004.

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    En un tiempo hubo prohibiciones que limitaban el contacto de unos con otros, a tal grado,dice Julia Ama, que un ladino no poda pasar al Pueblo de Abajo o viceversa porque les estabaprohibido; adems, a los vecinos del Barrio Dolores les llaman Chipilineros y a los del BarrioAsuncin, Garroberos.10

    En el barrio Dolores la gran mayora de habitantes se consideran diferentes a los deAsuncin. A este ltimo se agregan otros barrios como Cruz Galana, habitados por indgenas(diferentes a los de Asuncin) aparentemente de menos recursos econmicos. Se observanviviendas de adobe, tabla y lmina, habitadas por familias extensas en condiciones dehacinamiento.

    Si bien es cierto que en Asuncin hay viviendas de este tipo, tambin es cierto que cuentacon cmodas casas de concreto habitadas por indgenas de buena condicin econmica; puedehablarse de una clase media indgena, pues el proceso de transformacin sociocultural a travsde la modernidad en los ltimos aos ha influido en los habitantes, ms que todo por las remesas

    que les envan sus familiares del exterior. Esto adems de la insurreccin de 1932 ha tenidoincidencias en la extincin del idioma nhuat, la vestimenta y otros sistemas culturales de laetnia.

    De ah que un parmetro no menos importante de los indgenas con respecto a los ladinos, esel sistema poltico organizacional. La poblacin de naturales posee su propio gobierno internoque tiene como unidad bsica la cofrada, creadas con fines religiosos tras el proceso decolonizacin y posterior expansin del cristianismo, por medio de las cuales se pretenda inducira las comunidades indgenas las creencias del catolicismo. A dichas organizaciones se lesadjudicaba el nombre de un determinado santo catlico al que le ofrecan misas, y festejaban deacuerdo a sus costumbres ancestrales.

    Pero la aceptacin de estas nuevas creencias, muy diferentes a las de sus antepasados, porparte de los indgenas, trajo como resultado la fusin y utilizacin de elementos naturales, quepara ellos tienen un significado particular. Adems idearon medios que les ayudaran a solventarlas necesidades econmicas para dichas celebraciones, tal es el caso de la adquisicin deterrenos para poder vender y utilizar sus cosechas. Todos los indgenas se asocian a ellas, segnel santo patrono que seleccionan.

    Las autoridades de esta comunidad estn constituidas por: el primer Alcalde del Comn,Ricardo Najo, actualmente, el segundo Alcalde del Comn, Manuel Pasasin (vase figura 3),dos regidores y un secretario. El Alcalde del comn es elegido por las asambleas generales de

    la comunidad, y dura tres aos, pero segn la forma en que estn trabajando, se les da mstiempo.11

    10 Entrevista con Julia Ama de Chile (sobrina de Feliciano Ama y directora), realizada en el Centro Escolar Dr.Mario Calvo Marroqun, el 2 de septiembre del 200311 Entrevista con Ricardo Najo, primer Alcalde del Comn, 63 aos de edad. Realizada en Izalco, el 11 de agosto

    del 2004.

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    Figura 3

    De izquierda a derecha: Ricardo Najo, Primer Alcalde del Comn y Manuel Passasin, SegundoAlcalde. Izalco, 14 de agosto de 2004.

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    Lo cierto es que la organizacin de las cofradas sigue un patrn establecido y slo vara enalgunos casos debido al nmero de socios(as), la situacin econmica y otros factorescircunstanciales. En general, dicha organizacin incluye: El mayordomo principal o jefe decofrada, un segundo o tercer mayordomo, las mayoras y las capitanas que son seoras de los

    mayordomos. Estos planifican y dirigen todas las actividades correspondientes a su grupo. Loscargos de mayordomos en la mayora de veces vienen de generacin en generacin o hasta eltiempo que las personas decidan tenerla a cargo.12

    El resto de personas, miembros o amigos de una cofrada, participan a travs de las famosasentradas, es decir grupos que se organizan con una mayora para llevar su ofrenda ocolaboracin a la casa de la cofrada. Las entradas pueden ser tanto de los barrios de la ciudadde Izalco, como de los cantones o pueblos cercanos que son devotos de la imagen celebrada.Para anunciar que llega una entrada revientan cohetes y los mayordomos de la cofrada salen arecibirlas. Llegan acompaadas con msica de banda, pito, tambor, marimbas y guitarras.

    Las ofrendas de las entradas pueden ser en dinero o en especie, segn lo hayan acordado elmayordomo y la mayora.

    As, vemos que las cofradas religiosas han constituido desde sus inicios un lazo fundamentalde solidaridad en cuanto resistencia cultural y desarrollo del mestizaje entre los indgenas,quienes a travs de ellas se mantienen en comunin, gracias a las diferentes celebraciones a lossantos catlicos.

    La contienda que como ya mencion se ha manifestado en Izalco entre indgenas y ladinoses un fenmeno que se ha querido apaciguar con la intervencin de los prrocos de ambasiglesias (Asuncin y Dolores), ya que se realizan algunas actividades religiosas para tratar de

    unir a las dos comunidades.13 Ejemplo de ello es la peregrinacin que se realiza en honor a lavirgen de Concepcin, en cuya celebracin ambas parroquias se unen para la realizacin de lamisa, con ello adems logran unificar una relacin bilateral.

    Aunque en la prctica, sobre todo cuando se trata de celebraciones de cofradas, cuyaafluencia es indgena, porque los ladinos participan ms en las celebraciones oficiales delmunicipio, es notable el aislamiento y no la comunin entre grupos. Estos signos han podidoverificarse cuando los indgenas estn presentando ritos, pues se escucha a ms de algn ladinodecir: esos indios estn locos, o bien que les gusta celebrar las cofradas para emborracharsecon la chicha. Entonces, vemos que los ladinos como grupos dominantes han marcado la pautaen la construccin de diferencias tnicas. Por tanto los indgenas (vase figura 4) son los que se

    consideran a s mismos como indgenas y que tambin son considerados como tales por losdems, mientras que los otros (los ladinos) son los que niegan las races indgenas, llmenseblancos o ladinos.

    De modo que, al regresar a las afirmaciones anteriores con respecto al problema racialencontramos una total coherencia del caso; interpretando, asimismo la forma organizacional quelas comunidades indgenas han practicado a lo largo de los aos. Si actualmente estn vigentes,como no iban a tener repercusin en 1932.

    12 Ibd.13 Entrevista realizada al Prroco de la Iglesia Asuncin, Jos Antonio Rivera, Izalco, 17 de abril de 2003.

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    Figura 4

    Milicia de la comunidad indgena de Izalco, junto a la piedra del Sol, a la cual rinden homenajedurante la cofrada de Asuncin y visten sus trajes tpicos. Parque Saldaa, Izalco, 14 de agosto

    del 2004.

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    Recurdese que la jefatura de Ama sobre las cofradas le dio mucho poder sobre lasasociaciones similares supeditadas a su mando, convirtindolo en un verdadero cacique enmedio de un rgimen de apariencia republicana. Por medio de las cofradas obedecan a Amams de 30,000 indios, razn por la que los polticos procuraban traerlo a sus filas 14

    Feliciano Ama era el cacique ms importante, el nico que gozaba del mayorreconocimiento en El Salvador. Era uno de los que posean tierras comunales y as otrosindgenas que para los aos de la rebelin del 32 vivan en mejores condiciones que los ladinos,y la mayora eran propietarios de sus tierras, como bien afirma Julia Ama (entrevista citada).

    Por lo tanto, las causas fundamentales de la rebelin se descubren con ms facilidad, puesincluyen el profundo antagonismo existente entre campesinos y terratenientes, el problemaradical donde chocaban las culturas ladinas e indgenas, adems queran saciar el hambre. En lopoltico, era la incompetencia gubernamental.

    Lo cierto es que en Izalco, la noche del 22 enero de 1932, desenfrenados campesinos

    recorran las calles, especialmente en el Barrio Dolores, irrumpiendo en tiendas, cantinas yfarmacias. Y como siempre se presencia la intervencin de los prrocos. En esa poca el padreSalvador Castillo, prroco de Asuncin, tena mucho prestigio entre su rebao. Gracias a suintervencin en la comuna del 32 Izalco no fue incendiada por los militares15. Asimismo tratde persuadir a los indgenas para que moderaran su conducta, y hacia el amanecer estaban msquietos, porque al parecer la regla de comportamiento en Izalco fue el saqueo y no lasviolaciones o asesinatos, pero muchos ciudadanos huyeron o se escondieron para evitar lacaptura de las turbas. Aqu cabe mencionar el caso del seor alcalde de Izalco don Miguel Call,quien fue asesinado por las turbas indgenas.

    Sin embargo, no menos trgicas fueron las matanzas efectuadas por las famosas cvicasorganizadas por el general Maximiliano Hernndez Martnez. Este proceso se detalla en el libroHistorias Prohibidas del Pulgarcito16, como una matanza horrorosa en la que no se escaparonnios, ancianos, ni mujeres.

    En Juaya -dice- se orden que se presentaran al Cabildo Municipal todos los hombres, honradosque no fueran comunistas, para darles un salvoconducto, y cuando la plaza pblica estaba repletade hombres, nios y mujeres pusieron tapadas en las calles de salida de la plaza y ametrallaron aaquellas multitudes inocentes, no dejando vivos ni a los pobres perros que siguen fielmente a susamos indgenas. El jefe que dirigi aquella terrible masacre, pocos das despus, refera con lujode detalles aquel hecho macabro, jactndose de ser el hroe de tal accin.

    No se sabe a ciencia cierta el nmero de indgenas que murieron, pero, segn lo manifiestaDalton en el libro arriba citado las crnicas publicadas por distintas personas afirmaron que el

    nmero de muertos ascendi a mas de 30 mil, pero en realidad no bajaron de 24 mil losasesinados.

    14 Anderson..., publicacin de CONCULTURA. DPI, San Salvador, 2001, p. 36.15 Alvarenga Venutulo, Patricia. Religin, cultura popular y radicalizacin: la experiencia de los pueblos de Izalcoy Nahuizalco, El Salvador, 1970-1998; en:Revista Humanidades, # 5. San Salvador, UES, 2004, p. 24.16 Dalton, Roque. Hechos, cosas y hombres de 1932, en:Historias Prohibidas del Pulgarcito. UCA Editores. SanSalvador, 2004, p.115-117. Este libro es una recopilacin de textos y poemas (collage), los cuales poseen unavisin revolucionaria de la historia de El Salvador. Contra las versiones idlicas que tienden a formar una imagenvendible a los turistas, Dalton rastrea entre las crnicas de la explotacin del folklore, de la literatura, de lacriminalidad, cuya lnea central es la injusticia estructural en un pas dependiente que clama implcitamente por la

    liberacin nacional.

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    Feliciano Ama fue capturado por unos soldados y llevado a la comandancia. Los burguesesofendidos dice Anderson, p. 187- llegaron a sacarlo para lincharlo. Fue llevado al parque(frente a la iglesia Asuncin), fotografiado y colgado de un rbol (vase figuras 5 y 6). Dasms tarde agrega Galindo Pohl- en Sonsonate se vendieron a quienes quisieran, las

    fotografas, una de Ama de pie, rodeado por guardias cvicos y otra cuando penda de la rama deun rbol.17

    Antes de su muerte Ama fue golpeado tan salvajemente que muri sin haber llegado a sudestino18, por lo cual se han construido muchas leyendas, algunas personas manifiestan que lossoldados ahorcaron su cadver. Adems en Miguel Mrmol, p. 313, se expresa que para elahorcamiento del respetado lder indgena, llevaron a presenciar el espectculo a los nios de lasescuelas para que no olvidaran lo que les pasaba a quienes osaban levantarse contra sus patronesy las autoridades establecidas.

    Para reforzar lo antes dicho transcribo a continuacin un segmento de testimoniosimportantes en los que se advierte el dolor perdurable en la conciencia colectiva:

    Por este levantamiento nos est costando bastante levantarnos ya que nos afect de gran maneraen la cultura indgena, se nos prohibi hablar el nhuat, el vestuario indgena, los bailes algunosse han venido a rescatar, y cuando pasaban los soldados y escuchaban hablar nhuat les pegabanculatazos en la cabeza o los mataban. En las ruinas de la iglesia Asuncin se hizo el cementerioindgena de todos los asesinados. All se hicieron como veinte fosas hondas para los muertos. AFeliciano Ama lo engaaron y lo metieron preso, despus lo mataron; tambin ya muerto loahorcaron en un rbol del parque de abajo.

    Otra versin sobre la muerte de Feliciano Ama aparece en Matapalo de Salarru, texto querefleja el conflicto tnico entre el indgena y el ladino o mestizo de Izalco.

    Dicen que Feliciano se cur antes de que lorcaran, pues. La cabeza del anciano fue sacudidadulcemente por una risa torcida:

    Aju!,... Cres que siba dejar colgar tantito sinoms?... Nuera el jefe,pue? No ba recibidoel carrizu, pue? Llevaba el chinastlepreparadu, mojada el punta diun aguja. Es un voladoque mata en unparpadeyar.

    Con respecto a los indgena-campesinos, puede interpretarse, que no hubo proceso judicialalguno, sino ms bien una represin tan violenta por parte del ejrcito enviado por el generalMaximiliano Hernndez Martnez que acab fsicamente con ellos.

    A excepcin de los dirigentes, la mayor parte de los rebeldes no eran identificados confacilidad, pero a todos los que encontraban con machetes, los consideraban culpables; asimismoa quienes tenan fuertes rasgos indgenas, a tal grado que para facilitar la tarea invitaron a todos

    los que no haban participado en la insurreccin a que se presentaran a la comandancia paraobtener armas. Al llegar los examinaron y a quienes presentaron las caractersticas mencionadas,

    17 Galindo Pohl, Reinaldo.Recuerdos de Sonsonate. Crnicas del 32. 3 de abril de 2000, p. 240.18 Anderson. Op. cit., p. 240.

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    Figura 5

    Feliciano Ama antes de su muerte.Retomada de: Revista La Universidad. Ao 97 marzo-abril, p.47.

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    Figura 6

    Feliciano Ama durante su asesinato.Fue colgado en un rbol del Parque Saldaa. Revista La Universidad, p. 59.

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    les ataron los dedos pulgares por la espalda, luego amarrados en fila unos a otros los llevaron engrupos al muro posterior de la iglesia Asuncin, Izalco y fueron abatidos por los pelotones defusilamiento.

    En la plaza frente a la comandancia (hoy parque Menndez y Saldaa), tal como indican lostestimonios orales, a los indgenas los obligaron a cavar una tumba comn y luego fueronexterminadas por el fuego de las ametralladoras montadas sobre los camiones (vase figura 7).Ese predio (alrededor de la iglesia Asuncin) que en un tiempo se conoca como El Llanito,comnmente se menciona como cementerio indgena, por constituir un asiento histrico en laactualidad. All se encuentra la gruta (ermita) de la Virgen de Guadalupe en honor a los cadosen 1932; razn por la que se celebra un rito conmemorativo ao con ao.

    Todos estos sucesos han producido una transformacin de la cultura e identidad indgena,provocando disminucin en el nmero de personas que portaban su indumentaria, seguan suscostumbres y tradiciones, la extincin del nhuat, uso de refajo y cotn, etc.

    Sin embargo, las cofradas en Izalco son todava organizaciones fuertes en las que losindgenas se resisten a perder totalmente sus costumbres y tradiciones mtico-mgicas yreligiosas, obviando aquellos comentarios errneos de quienes ven estas prcticas con desprecio,sobre todo muchos ladinos, pues han considerado y an consideran que los indgenas formanparte de las culturas atrasadas, porque son seres ignorantes y conformistas. Entonces, vemos quesus sentimientos son oscuros, debido a que buscan una forma de vida en la cual se acepten todaslas nuevas tcnicas para el subdesarrollo del pas, segn su estatus. Sin embargo, no valoran supropia identidad. Viven arraigados en un mundo diferente y por lo tanto su deseo ha sido que laraza indgena desaparezca por completo para que no pueda impedir el progreso de la nacin.Para ellos se vuelven seres de instintos salvajes y que no debieron aceptarse comociudadanos. Esto se debe al resentimiento que an se percibe en algunos ladinos, sobre todo porlo ocurrido en 1932.

    II. Interpretacin de la esttica narrativa de 1932 y su relacin con la tradicin oral

    Voy a referirme a la obra salarrueriana, principalmente a la novela Catleya Luna, en sus doscaptulos centrales: Balsamera I y II; asimismo los cuentos Matapalo, El Venado, Elngel del espejo, El Espantajo, para descubrir la cadena de procesos histricos ysocioculturales que reconstruye la ficcin escrita e interrelacionarla con otras fuentes fantsticascomo la novela Cenizas de Izalco, la relacin con la oralidad, smbolo de la tradicin popular dela regin medular del epicentro, hasta indicar parmetros especficos con el testimonio escrito.He aquMiguel Mrmol de Roque Dalton y el testimonio, tanto oral como periodstico.

    2.1 Las cosas de verdad segn el prlogo de Catleya Luna

    Cmo se percibe la actitud de Salarru con respecto a la visin etnocultural del 32 enrelacin o en contraste con otros escritores?

    Obviamente es una actitud muy particular y para interpretar lo que realmente dice se debepartir de la lectura cuidadosa, solo as pueden desentraarse las cosas de verdad, como l mismodej escrito en el prlogo de CatleyaLuna en el cual anticipa la astucia del posible lector, unlector reflexivo y comprensivo que sabe identificar cundo se refiere a la verdad y cundo a laficcin.

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    Figura 7

    Indgenas asesinados por la oligarqua en 1932.Comprese con la figura1.

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    Si no veamos por qu titula el prefacio En el desvn. Evidentemente porque hay un juegoparadjico, diversidad de expresiones y frases que envuelven contradicciones. El significado dedesvn es la parte ms alta de la casa inmediata al tejado. All slo hay un espacio intermedio,liminar en trminos antropolgicos, ese es el cielo donde l aprende el vuelo para saber como

    vuela, es el rincn de los ensueos19 y as sucesivamente juega como buen mago a las paradojasde la palabra, donde lo negativo se acerca ms a lo positivo, el no, al s, etc.

    El lector es quien debe analizar su propia realidad ideolgica para identificar a qu o aquines se refiere, pues no especifica un grupo o sector social determinado. En el mismoprefacio expresa: En resumen el cuento se lo cuenta el poeta a s mismo y es su odo el queatiende en todos los objetos que lo escuchan, paradoja en la cual no manifiesta compromisoalguno, ms bien es una forma de aislarse. No obstante, adelante ya veremos cmo sigue jugando con frases muy simblicas que s dan a entender el sector social que l defiende conamor y ternura, ms que con dolor.

    En el prefacio es muy fcil identificar el temor de Salarru para decir directamente qu es loque quiere expresar en su novela, pero el cuento maravilloso es, dice, para los nios adultos.Implcitamente sus posibles lectores modelos son los jvenes imberbes a quienes estimula laimaginacin con la novela de desvn y se conmueve hasta la lgrima a las muchachasromnticas y a las damas que aspiran a lo noble y a lo bueno .

    El espritu imaginativo, segn lo expresa Salarru, es la clave principal para ordenar el sinnmero de ideas, de pensamientos y palabras que estn revueltos pero que dice algo si se siguela lectura de principio a fin. En ningn momento explica que la idea central de su novela es laalegora al holocausto del 32. Sin embargo afirma que en su obra hay las personas, los lugares,las situaciones, las sugerencias; cosas de verdad y cosas de mentira. Lo realmente histrico (o

    que se tiene por tal) y lo imaginativo; lo que pudo suceder y no sucedi [...] Por qu ha de serla vida slo lgica y la novela slo realista, moldeada en moldes de geografa y de historia? Yohe barajado en uno de los dos naipes hasta no saberse dnde anda cada cual[...] Es decir quelos dos naipes corresponden a la fantasa y la realidad. En su habilidad de escritor integral juegacon el estilo para construir un edificio total sobre el contexto del 32.

    Simblicamente hay un trasfondo de valores espirituales y por eso anota que hay un hacer ydevenir de situaciones filosficas y sicolgicas y aunque es una novela sencilla todo estrevisado y comparado, as pide al lector que no se confunda porque hay mucha curva y plenitudde adjetivos, un estilo muy usual y agradable para lectores poco exigentes en la forma y amantesdel buen fondo lleno de inters, por el dibujo del personaje, por el paisaje y por la ancdota.

    Aspira y exige que la lectura de su novela sea profunda para descodificarla como se debe. Heah la constante humorstica, (caracterstica dentro de la mayora de sus obras) al valorar sunovela excelentementeinimportante o inimportantementeexcelente.

    Al final del prefacio reitera a los posibles lectores que entretengan la imaginacin con losrelatos anecdticos pero a la vez, tomen entre los dedos y con ternura los ptalos que son de loalto, de lo que en el poeta es lo que l no es . En efecto, es su trasfondo espiritual, su otro yo,planteamiento esotrico-teosfico. Los ptalos que caen de lo alto son las aspiraciones que ellector se propone descodificar, en su momento el aroma le suscitar la verdad histrica, laesencia del acontecimiento el cual no menciona en el prefacio pero est implcito adelante en la

    19 Salarru.Op. cit., p. 7.

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    respecto a la investigacin etnogrfica o antropolgica, a partir de la cual recupera diversasancdotas y luego las convierte en cuentos fantsticos.

    La realidad se observa a travs de los personajes y el habla de los mismos, como si de

    pronto estuvisemos conversando con uno de los habitantes de nuestro terruo, especialmentede los pueblos que antao estaban poblados por indgenas.

    Por otro lado, es referencial el hecho de presentar con fidelidad los acontecimientos a travsde la palabra. He ah la relacin entre lenguaje y realidad. Todo acontecimiento, sea histrico ode otra ndole, no puede darse a conocer si no es por medio de expresiones lingsticas. Sinembargo, esto no quiere decir que todo hecho que pretende expresar Salarru est explcito y esverdico, que por ello se diga que su contenido es casi espontneo. Al contrario el plano de ladescodificacin es el determinante para explicar la descripcin situacional en la que penetra elalma campesina, la realidad mitologizada del hombre y la mujer indgena-agrcolas, captadosdentro de una dimensin en la que se funden: la dureza de la realidad concreta y el pensamiento

    mgico, que si bien es ficcional, est arraigado como una frontera objetiva sobre la concienciasocial.

    Por esa razn en Balsamera, captulo 8, despus de que se narra todo el proceso de enerode 1932 y de cmo los indios eran ajusticiados y moran impvidos, mostrando valor yherosmo, pidiendo la muerte a voces; ah mismo la violenta muerte de Feliciano Ama, tantascosas de verdad que es difcil ver la ficcin desde otra perspectiva. El literato al respecto narra:Apuntes, notas, ms notas, relatos anecdticos, Cmo poder con todo esto tan escueto hacer loque l intenta?-Digo que a ratos esto me resulta imposible. Esto es querer diluir un poemapico en una novela semitrgica. La historia es una visin externa, como fotogrfica de unsuceso. La tragedia, en forma escnica o novelada, es una visin desde dentro adems. Es

    ambas cosas; sopesa y compara, distribuye en forma equitativa el significado de uno y otroaspecto. Slo la forma poemtica dara la esencia del suceso y sus alcances trascendentales. 21

    En efecto, una de las caractersticas estilsticas ms importantes en la que no debemosconfiarnos al interpretar la literatura salarrueriana referente al 32, es la imagen o la metforaporque es el soporte instrumental que utiliza para transcribir la palabra de ese otro que estuvopor mucho tiempo en silencio, toma la palabra y se expresa ese personaje reservado, tmido, elque call para siempre, el Izalco vencido. Dialoga porque encuentra un interlocutor que loescucha con paciencia y retransmite su mensaje con un estilo directo e indirecto a la vez.

    2.1.1 La vertiente regionalista y el estilo metafrico hacia la verosimilitud del 32 en

    Catleya Luna

    Por consiguiente se representa la vertiente regionalista de la primera mitad del siglo XX, yaque surge el esfuerzo de revalorar la cultura popular y con ello crear una conciencia reflexiva,al mismo tiempo generar la reconstruccin de la identidad nacional porque a partir de 1932 esalucha se contrapone y no fue otro sino el Estado quien se encarg de destruir los sistemasculturales indgenas. La destruccin se inici, primero con la violencia, luego se sumaron lasprohibiciones del uso de la lengua, la indumentaria, los instrumentos musicales autctonos y engeneral todos aquellos sistemas de normas y valores que conformaban su identidad cultural.Realidades como sta son las que Salarru deja entrever en su literatura.

    21Catleya Luna, op. cit., p. 160.

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    Retomemos el valor de su estilo metafrico para descubrir el sentido verosmil. Entindase lametfora, entonces, como la traslacin del significado apoyndose en una relacin de semejanza(smil) mediante una imagen pintoresca de la realidad: El bosque se rebel porque adivin enello, intuitivamente, una manera de liberarse de aqul montono existir sin sentido (Catleya,

    p. 138). Las imgenes poticas no se requieren slo para una funcin ornamental (aunque noniego que exista); su propsito es aclarar lo que quiere hacer comprender, acercar al lector elobjeto que describe, destacar cierto rasgo o caracterstica, adems, capaz de dar una valoracin atravs de dichas figuras literarias.

    As, en la literatura salarrueriana los objetivos y las cosas se reflejan los unos a los otros,aunque el smbolo del espejo es importante porque a travs de ste se observa el verdaderoreflejo de la realidad porque es quien dicta las leyes que gobiernan el devenir de lacorrespondencia mutua:

    La fascinacin no siempre nos vence amargamente [], aprendemos a darle la espalda al intruso

    construyendo un crculo de reserva y desconfianza; miramos hacia el centro queriendo serindiferentes; [] volvemos los ojos al suelo que es la cara de nuestra madre tierra [] Llevamoseste cacaxtle invisible que agobia nuestros hombros e inclina nuestra frente [] Es la cruz delindio [] El presente era un espejo que slo le devolva la imagen personal (Catleya, pp.136-142).

    De hecho sabemos que en todo el universo hay imitacin y el smil es capaz de calcar ocopiar fielmente. Sin embargo esa afinidad alrededor de la analoga no permite afirmar unparecido nico entre todos los seres, (esto es parte de la dialctica esotrica salarrueriana, vaseprefacio sobre el ejemplo del negativo fotogrfico), no sustenta necesariamente el bosquejo y eldibujo de caractersticas afines. En ese sentido, al exhibir la imagen de lo semejante, el tropo

    metafrico forma parte de lo que no es nuestro, de lo que no nos corresponde. La imitacin deluniverso slo contribuye a estructurar una imagen de la diferencia, la visin del otro, laconcepcin del indgena que no podra reconocerse como tal si ese otro no existiera. A partirde lo cual Salarru se opone con delicadeza a los propsitos gubernamentales y el indgena o sise prefiere, el campesino al borde de la asimilacin cultural que da tras da se le impone, esquien modeliza el estilo de la diferencia.

    Por tal razn, la voz narrativa se invierte en el plano de la enunciacin de los narradores, as:yo t. En este caso la presencia de t que sera el lector implcito representado, el que escucha,por fin toma la palabra. Segn Rafael Lara Martnez (texto citado, p. 9), cuando Salarru ofrecela visin del otro, gracias a ese acto enunciativo es un proyecto que se opone de manera sutil alos propsitos gubernamentales. En l, el que escucha (T) es el que habla (Yo). El indio o, si seprefiere el campesino al borde de la aculturacin, toma la palabra; se expresa [...] Incluso el quecay para siempre, el Izalco vencido, recupera la palabra, porque ahora hay un interlocutor quelo escucha con paciencia: el que retransmite su mensaje. Dichos contenidos los modela elcampo, donde los hbitos lingsticos rurales adquieren una representacin del verdadero idiomade nuestra raz cultural.

    El espaol es, en la narrativa salarrueriana, reciente en cuanto influencia castellana, porque(como se ver en las siguientes notas, 24 y 25 del cuento Matapalo, adems cfr. Cuentos deBarro, Cuentos de Cipotes, entre otros escritos salarruerianos) est cargado de nahuatismos, laexpresin del indgena se estructura con una sintaxis corta y su uso reiterado de decticosadverbiales y pronominales que adquieren su derecho propio. En este caso s habra una relacin

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    con la tradicin oral o el habla popular. Ahora, la escritura salarrueriana slo recrea el impactometafrico para darle realce igualitario o bien la caracteriza mejor que el habla culta.

    Al transcribir el habla popular o coloquial casi a la letra, eleva a las capas desposedas al

    rango de actores dramticos y sociales, a una generacin que est a punto de desaparecer. Portanto, es una manera de rescatar ese ncleo o al menos darle voz a los sin voz como bien lodijo Monseor Romero22. Si esa vertiente regionalista Salarru la combina con la literaturafantstica y metafsico-filosfica es para enriquecer sus escritos e insertarnos en ese sueoimaginativo que al parecer no tiene referencia precisa. Sin embargo, se debe a la integracin devertientes, por un lado la regionalista y por el otro la esotrica. Es la forma en que l describe elmundo rural salvadoreo.

    Esa descripcin es como un pequeo aparato ptico que nos hace ver y sentir el campo (aquienes lo amamos) colorearse, encenderse o azularse, segn las intenciones e incidencias delrelato porque all existe una sencillez alucinante. En su don de narrador y como buen mago sabe

    despertar el inters del lector. Con su visin de artista saca a flote lo que yaca escondido en loms recndito de nuestra tierra. Lo intil lo cubre con primor y construye joyas increbles por subelleza (vase subcaptulo 2.1.3).

    Rafael Antonio Lara Valle, catedrtico del Departamento de Letras (UES) en el rea literaria,agrega al respecto que como Salarru es pintor tiene una gran facilidad para formar imgenes ymetforas en el lenguaje, material esttico de tipo impresionista, caracterizado as porquesabemos que est expresndose en lenguaje figurado, pero a pesar de ello en nuestra menteformamos la imagen de lo que est diciendo, es decir, da la impresin de que realmente esas23. Pero no quiere decir que el lenguaje salarrueriano sea impresionista porque haya unlenguaje refinado o rebuscado, al contrario, el lenguaje es semejante al habla coloquial. Lo

    impresionista est en la forma como presenta los personajes, las situaciones, los objetos y si bienes sinttico, al mismo tiempo logra enlazar sus conocimientos pictricos con cuadros muy biendelineados que construyen un juego entre la lectura, la imaginacin y la descripcin de larealidad. En su capacidad sinttica reduce el cuento a dimensiones justas, breves y penetrantescon el impacto metafrico valioso con el que esquematiza y se acerca a lo esencial de larealidad.

    Ese acercarse a la realidad lo logra a travs del objeto deseado especfico. En trminosnarratolgicos y enfatizando la novela Catleya Luna, (especficamente en Balsamera, cap. 8) apartir del objeto simblico transforma la realidad en cuanto Pedro Juan, el hroe, est en labsqueda de la mujer ideal, lo que se llama alma gemela, segn las imgenes arquetpicas. Pedro

    Juan se dedica a pintar, a imaginarse quin llegar a ser su compaera de vida, con lo cualrecrea su espacio referencial, el ensueo. Es decir que cuando la encuentra y se completa larelacin amorosa, la pintura ya no tiene importancia porque el descubrimiento de SelvaMahogany, smbolo de la feminidad, metafricamente cobra fuerza existencial, real o espiritual,a travs de quien cuenta lo visto.

    22 En sus homilas expresaba la palabra viva, estaba de acuerdo en que el criterio de verdad de las reformas debebuscarse en la apertura y sinceridad para con el pueblo. En nombre de Dios suplic siempre el cese de larepresin. Su asesinato se produjo el 24 de marzo de 1980, para acallar a quien era la voz de los pobres. Lamuerte de Monseor Oscar Arnulfo Romero polariz an ms la situacin del pas, dando inicio a la guerra civil.23 Lara Valle, Rafael Antonio. Entrevista. Departamento de Letras, UES. San Salvador, 26 de octubre de 2005.

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    La feminidad en este caso representa el conocimiento y la relacin del escritor con su pueblo.Slo por medio de l Pedro Juan habla de la experiencia real que ha vivido, la visin concreta yno precisamente el encuentro amoroso; sino ms bien es momento de referir el conflicto tnico.Desde luego, el hroe retoma su novela Balsamera y narra lo sucedido en 1932, cuando la

    bsqueda del objeto es un problema que versa entre lo poltico y lo sexual, implcito en laficcin que ahora refiere el tab o verdad oculta.

    2.1.2 El problema poltico y sexual de 1932 en Balsamera, Matapalo y El venado

    Pero por qu Salarru utiliza la sexualidad como smbolo de sumisin del vencido? Pararesponder veamos que lo ertico no tiene una insistencia precisa, hay un registro psicolgicovariado porque la imaginacin y la fantasa le permiten fascinar a sus lectores con temas decontenido diferente, por eso recrea los personajes de su imaginacin y ante todo hay una crticaa las atrocidades que vienen dndose a partir de la conquista. Obviamente desde all se

    establece el vnculo de reproduccin. El conquistador tiene ya un poder dominante y surge unaserie de procedimientos en cuanto a la sumisin sexual del vencido, que constituye una huelladifcil de borrar.

    Una relacin que aqu debe mencionarse respecto al smbolo de sumisin es en el cuentoMatapalo, en el que a travs del intruso dominador sobre el vencido surge la reproduccin,esto es el nacimiento del hijo de Petrona, esposa de Feliciano, la india que dio hospedaje a unblanco de nombre Cristbal de quien se convierte en sirvienta en todos los aspectos.Evidentemente cobra fuerza la violencia y la pureza reproductora pierde valor. En consecuenciahay rechazo por parte de los dems indios, sobre todo Cipriana, la vieja nana. Mientras tanto,no sucede lo que se esperara por parte del esposo. Feliciano acepta al nio como smbolo

    estratgico de lucha de resistencia, honor a su apellido y al rango al cual pertenece. Vase elsiguiente segmento:

    El seor Cristbal era el viejo espaol que estuvo aqu no ha mucho dirigiendo lalza del templo.Claro, ai jue la cosa! La tuerta le dio hospedaje y la india le puso la mesa y Dios sabe qums Feliciano era el cacique y, teniendo que trabajar tieso, viva con ella, pero la dejaba solamuy a menudo. La anciana en la cocina. La casa tena buenos rincones. Las ponedorascacareaban escandalosamente todas las maanas. Pero Feliciano Ama se call y nadie supo supensar. Chiniaba al Cipote en las horas libres y pareca aceptarlo sin sospecha, haciendo honor asu apellido y a su rango.24

    La visin significativa, en ese sentido, es de carcter tnico-potico-narrativo, y unaconstante lucha por conservar radicalmente la pureza, algo inevitable porque ese nio ahora essemejante al matapalo, sinnimo de ladinos o blancos:

    No me gusta. Indio con hiju de ladino nus de convinencia. Son traccioneros; no guardan secretoen su tecomate; se van creciendo encima como el matapalu, quial son de ayudar se lo vacogiendo, cogiendo tudito, chupando, chupando hasta topar. Ladino es matapalu que trepa; chelees matapalu cabal, gordo y raizudo, que sencaram por el muertupafloriarl.25

    24 Salarru. Matapalo, en: Obras Escogidas. Editorial Universitaria, San Salvador, 1970, p. 206.25 Ibd., p. 208.

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    Obsrvese que hay una oposicin y una lucha interna, si no preguntmonos por qu esterelato culmina con la muerte de Feliciano y encontramos como respuesta coherente que ese es elresultado de la violencia; el fin del conflicto tnico es la muerte, solucin nica segn losinvasores: el etnocidio de 1932, la sumisin del Izalco vencido; razn por la cual, Salarru

    relata la historia a travs de la metfora y el nahualismo que hace referencia inmediata al dobledel grupo indgena. De hecho, el smbolo del venado como nahual en CatleyaLuna adquieresignificaciones mgico-realistas.

    Primero lo describe como la insignia utilizada en la cofrada ms importante del pueblo,smbolo sagrado de la raza. Luego es la vctima propiciatoria porque representa a los ltimospipiles que en lneas opuestas se agrupaban con los jefes del gobierno y los jefes religiososdesde los dioses ms antiguos de la mitologa nhuat hastaFelicianoAma. Menciona una seriede dioses que se contraponen unos a otros.

    Y es que en Salarru se observa un escritor que muestra mayor sinceridad en cuanto al amor,

    tanto a su tierra, como a quienes la fecundaron, razn por la cual sufre por las injusticias que seproducen hacia los indgenas y se identifica plenamente con ellos. En parte es la filosofametafsica o esotrica salarrueriana, pero en ese mismo encuentro entre conquistadores, existeun resultado narrado por el literato as:

    Hay un residuo vacilante: las mujeres. Han sufrido, han llorado a mares al hombre y al hijo deque han sido privadas con o sin razn. All no haba culpables e inocentes, slo haba indios,eran alineados contra los paredones, en los cerros de sus propios terrenos y fusilados con prisainexplicable. Andando los das y meses la herida est cerrando, es ya una cicatriz casi. An sevuelven de espaldas las indias en la calle o en el camino cuando pasan los coches automvilesdonde (segn ellas) van los enemigos, los blancos, los ladinos, los malditos, los malos, los feosPero, como poco antes de la refriega, la india volver (impelida por una fuerza magntica en granparte de pura necesidad que ahora ser mayor) a ser el petatillo, en un mercado negro deesclavitud; volver a entregarse, a dejarse poseer del blanco y mestizo y a ser madre de aquellainsospechada y descolorida prole. Es as que este aspecto negativo de la raza pipil sucumbetambin, por la pena de la vida y no por la pena de muerte. Nuevos hijos, esos nios inocentesde todo pecado racial, nuevo ncleo de servidores y sembradores que llenarn la ranchera yoirn el rugido intermitente del Izalco sin entender el verdadero motivo.26

    Esa realidad tan obvia sobre la violencia del venado indefenso, se presenta tambin en elsegmento sobre Higinio Naba, el Hoisil, quien perdiera la vida antes de la alzada el 2 denoviembre de 1931, pero convertido en venado se le presenta a Nana Genaya y le comenta losucedido, adelante veremos ms detalles de esta secuencia narrativa, pues es un acervo de

    apuntes y selecciones que dan muestra del esoterismo salarrueriano.

    Pero otro cuento clave, con excelente trama, lleva ese nombre: El venado, y presenta unaescena bastante realista, la temtica del adulterio con una amplia tendencia feminista y se sabeque en esa poca haba en nuestro medio un machismo muy marcado. A pesar de ello, Salarru,con gracia y agilidad presenta a la coqueta en el marco de una finca del trpico cafetalero. Ellaes el venado, a quien el cazador su marido- no se atreve a disparar cuando la descubre enapartado lugar con el ingeniero Davis.

    26 Balsamera, 8. Op. cit., p. 167.

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    El ingeniero Davis y Julia [] estaban arrellanados sobre el csped al pie de una enormehornacina natural. Tenan las manos enlazadas y parecan decirse palabras amorosas a juzgar porcada uno de sus movimientos. De golpe cay sembrada de punta en el nimo de Federico, unacomo espada de celos, espada que se qued vibrando trgicamente. Su mano cay lenta,

    instintivamente, sobre la culata de su pistola automtica. No obstante, de all no se movi: Porfin me ha puesto los cuernos, pens con cierta amargura. Pasada la primera oleada roja parecainvadir su nimo un nuevo sentimiento no exento de auto piedad [] Haba una solucin, sinduda. La vida era as, algo nuevo sucedi siempre []27

    En este caso y de acuerdo con la versin dada sobre Balsamera, captulo 8, la infidelidad,de igual forma que en Matapalo, tiene justificacin. Por qu no dispara el cazador? Porquees obvio que Davis es la bala traidora que ha exterminado al venado indefenso, desarmado, yes una manera de expresar la accin antagnica en la cual los valores morales se desprenden deese hecho histrico concreto.

    2.1.3 El ensueo barajador de Salarru en los cuentos: Matapalo, El ngel delespejo, El espantajo, El venado; la relacin con Balsamera, caps. 7 y 8 conrespecto al 32

    El alma de las cosas, de la gente y del paisaje cuzcatleco, como puede notarse, tiene siemprealgo entraable y sencillo qu comunicarnos: as como sus indios hablan, tambin las nubes, elvolcn, el cerro, el rancho, etc., alzan una fuerte voz en sus escritos. Csmicamente envuelvetodo lo que su pupila azul alcanza a ver y capta su poderosa intuicin. Las imgenes sensorialesdicen mucho metafricamente. Por esa razn, en su ensueo barajador, los cuentos queclaramente reflejan la temtica del 32 inician con una serie de catlisis descriptivas28constantesen las que hace reflexionar que despus de la lluvia el cielo se torna gris.

    En Matapalo, por ejemplo, despus de que haba llovido por mucho tiempo da y noche,la oscuridad se agit an ms con el temporal, hasta tornar el cielo opaco y gris que haba giradocomo resortes de viento y lluvia una eternidad, es el contexto simblico en el cual nace el niomestizo que ya ha sufrido una transformacin: Pues blanco se vea entre los indios aquellos delrancho, que como todos los de esta tierra, son del color del cerro cuando est recin arado y hacado una tormenta.29As contina la trama de transformacin etno-cultural.

    En El espantajo, por su parte, no es la lluvia pero s un yagual de cerros y al fondo losmaizales de fresco verdor, pero ste se vuelve oscuro al caer la tarde, pues la brisa vienedespeinando la milpa con sus manos de espulgadora, con giles dedos buscando el piojo de lapiedra; apartando las madejas sonoras sin encontrarlas. Sin embargo con la sombra de la nochevenan por varios rumbos acorralando otros rumores lejanos. Eran -dice- (entre balidoslgubres) el croar de los sapos de hierro, las ametralladoras intermitentes, signos de que en elcampo haba guerra pues eran los das rociados de cenizas del gran alzamiento de losIzalcos.30

    27 Salarru. El venado. Op cit., p. 174.28 Entindase por catlisis a aquellas acciones del relato en las cuales el narrador se detiene a describir cualidades odetalles sobre la ambientacin y creacin de atmsfera29 Matapalo. Ibd., p. 205.30 El espantajo. Ibd., p. 475.

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    En ese orden de cosas, aparece la irona salarrueriana y narra las peripecias de un dundo en elcontexto de la represin de 1932. Es decir que el drama del dundo es un accidente imprevistoque cambia el estado de las cosas porque un accidente de esa misma naturaleza sucedi enrealidad, como lo veremos adelante al establecer relaciones con los testimonios contemporneos

    y se apoya tambin con el segmento anterior de Catleya Luna, esas peripecias son las quevivieron los indgenas al momento de la represin. Los hombres tenan que salir y dejar a susmujeres, sus hijos menores y los abuelos en sus ranchos porque ellos eran objeto de bsquedapara reprimirlos. Tenan que huir a otros lugares por los montes y veredas peligrosas,arriesgndose a cualquier atrocidad, pues las ametralladoras disparaban a diestra y siniestra, sintemor a que las balas atravesaran los cuerpos de quienes no deban nada o bien reclamaban loque les perteneca. Por ello algunas familias vestan de mujeres a algunos hombres o viceversa,los envolvan con atuendos especiales para evitar que el ejrcito los descubriera. En el caso deldundo en este cuento, el espantajo le sirvi de ayudante un instante, pero las balas intermitenteseran ms peligrosas que cualquier otra situacin.

    En el cuento El venado, las imgenes como la tarde, la lluvia sobre la montaa, el sol, losgrises de nubes en una combinatoria con la tormenta, que deja las copas de los rbolesescurriendo y con el viento los pajonales quedan despeinados. En ese lapso surgi el venadolento de entre los matorrales y vino paso a paso, ligeramente alerta, a beber el agua amarilla delcharco (vase los smbolos del venado en la figura 8). En trminos opuestos si bebi agua delcharco, lgicamente surge una contaminacin, es agua sucia, no es agua cristalina. All surge latrama adltera como ya se dijo arriba.

    Por consiguiente, Salarru reitera la comunin entre la mitologa, el nahualismo y la historia.Asimismo en otro de sus cuentos modlicos, titulado El ngel del espejo, las connotacionesvan ms all del mito. Si bien hace ver cmo el indio valoraba a sus dioses, las imgenes

    tambin permiten establecer la diferencia porque el otro transforma la creencia natural.

    En ese sentido es que las imgenes se relacionan en torno a una noche estrellada, al monteque suea con la distancia, envuelto en una manta gris-azul, porque es la forma como vio a susdioses despus de que le exigen olvidarlos por completo. Este cuento relata la llegada a ElSalvador de un profesor universitario, norteamericano, llamado Dr. Harris. l es un gelogo queha sido consultado e invitado por un amigo salvadoreo para que investigue un sucesosorprendente en las inmediaciones del pueblo indgena de Izalco, donde se ha venidoproduciendo una serie de apariciones inverosmiles. La labor iniciada por el profesor es la deentrevistar a los vecinos del lugar para obtener informacin sobe el fenmeno. Pero es la versinindgena que se convierte en la idea ms contundente de los hechos, no slo por el mito de

    creacin que forma parte de la cosmogona indgena. Cuando refieren haber visto una luznocturna, movindose con bastante libertad en las afueras del pueblo, especialmente en lasfaldas del volcn de Izalco, lugar sagrado para ellos la luz recibe sus propios nombres, comoTecolote Luminoso, ave que habita en una cueva abajo del volcn, cuya presencia anuncia ungran acontecimiento. He aqu tambin el esoterismo metafsico salarrueriano, pues aparece eldesdoblamiento de una de las ms grandes divinidades indgenas: Tezcatlipoca, quien produceel fenmeno eruptivo del volcn.

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    Figura 8

    Venados, amates de elaboracin indgena.Fuente:

    Melgar Brizuela, Lus y otros. Sonsonate (oralitura y tradiciones). Caso Izalco. Consejo de investigacionesCientficas, CIC. Departamento de Letras, FF de CC y HH. 2003-2004.

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    Por lo tanto, anuncia una nueva destruccin del universo, pues los indgenas lo considerancomo el dios de la destruccin. Llega a interpretarse que esas fumarolas no son, cientficamentehablando, fenmenos elctricos debido a la composicin del subsuelo, sino que, de acuerdo conla cosmovisin indgena, representan a las osamentas acumuladas desde el levantamiento

    indgena de 1932, cuando las autoridades gubernamentales lo reprimieron y enterraron en fosascomunes los cadveres de los supuestos insurrectos:

    Don Rogelio le haba informado por cordillera, por estafetas (por decirlo as) del portentosohallazgo, del increble descubrimiento zoolgico: el Mistiricuco del cuevern, as aludido encastizo. Tepalteclot. El Tecolote de Seda segn la versin etimolgica. El Mistiricuco delcuevern se deca ser un extraordinario espcimen, un ejemplar nunca antes conocido quemoraba en El Cuevern, sitio no lejano al volcn y tal vez unido a l por el subsuelo unido conlas infernales chimeneas del Izalco, (p. 220).

    Efectivamente, Salarru, valora la nacionalidad sin mucho detalle descriptivo, es autntico.

    Con su literatura podemos recobrar el pasado inmediato, es decir que la historia del Cuzcatlntpico se puede visualizar a travs de la ficcin y el realismo. Cuando se refiere a la regincuzcatleca es muy importante porque trasciende el contexto nacional. Aunque su vertientenativista trate sobre un minucioso anlisis de las costumbres y de la vida cotidiana delcampesino, no quiere decir que ms all del cuento regionalista haya un movimiento artstico ypoltico bastante amplio. Ese dominio tambin abre un intento de recuperacin histrico-cultural y es regional en cuanto elaboracin y revalidacin de las culturas indgenas (conciencianacional), literalmente en el cuento El ngel del espejo, p. 215, narra:

    El sueo de Izalco no es ya de fuego, es un pesado sueo de lava, de techcal, entre gris y azul, yalo dijimos antes, sueos de zafiro o de lapislzuli [] Nosotros los indios as lo entendimos yQuetzalcohual (sic) ha sido siempre el smbolo- en su viril aspecto- de la noche temprana, lavencedora del Sol, la noche hirviente en llama y luz, enardecida y jadeante despus de la luchacon el Da. Se siente potente y exaltado cuando toma posesin de sus dominios infinitos, antes deecharse a descansar en el sagrado lecho del silencio, con los pies hundidos entre pliegues delmar: Tunanzinatl-ptat.

    Existe una lucha intensa entre la noche y el da pero finalmente el relato sobre las aparicionesque surgen de la cueva son los indgenas asesinados en 1932. Por esa razn El ngel delespejo se ve desde otra perspectiva. El espejo, como antes se dijo, slo es un reflejo de. Asla naturaleza, la flora y la fauna actan en remedo a la humanidad (vase, adems, el contenido2.2). En este cuento, como ya pudo notar, hay dos voces combinadas entre s que conforman untodo, caracterstica esencial en la narrativa salarrueriana: est, en primer lugar la voz del

    cientfico representando la ptica externa y objetiva de la historia. En segundo lugar, el enfoquemitolgico con una visin de los indgenas, quienes vivieron y experimentaron la tragedia. Esuna visin subjetiva, entrega literaria que m