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Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=105117734009 Redalyc Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Escobar, Arturo MÁS ALLÁ DEL TERCER MUNDO: GLOBALIDAD IMPERIAL, COLONIALIDAD GLOBAL Y MOVIMIENTOS SOCIALES ANTI-GLOBALIZACIÓN NÓMADAS (COL), núm. 20, 2004, pp. 86-100 Universidad Central Bogotà, Colombia ¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista NÓMADAS (COL) ISSN (Versión impresa): 0121-7550 [email protected] Universidad Central Colombia www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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    RedalycSistema de Información Científica

    Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

    Escobar, Arturo

    MÁS ALLÁ DEL TERCER MUNDO: GLOBALIDAD IMPERIAL, COLONIALIDAD

    GLOBAL Y MOVIMIENTOS SOCIALES ANTI-GLOBALIZACIÓN

    NÓMADAS (COL), núm. 20, 2004, pp. 86-100

    Universidad Central

    Bogotà, Colombia

    ¿Cómo citar? Número completo Más información del artículo Página de la revista

    NÓMADAS (COL)

    ISSN (Versión impresa): 0121-7550

    [email protected]

    Universidad Central

    Colombia

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    * Este artículo es una traducción y edición de un texto más extenso originalmente escritoen inglés titulado Beyond the Third World: Imperial globality, global coloniality, and Anti-Globalization Social Movements

    ** Profesor del Departamento de Antropología de la Universidad de Carolina del Norte,Chapel Hill, Estados Unidos; Investigador asociado del Instituto Colombiano de Antropo-logía e Historia, Bogotá. E-mail: [email protected]

    *** Antropólogo. Actualmente, Director(E) de la Especialización en Estudios Culturales de laUniversidad Javeriana, e Investigador asociado del Instituto Colombiano de Antropologíae Historia –ICANH–.

    La creciente comprensión de que existen problemas mo-dernos para los cuales no hay soluciones modernas apunta ha-cia la necesidad de moverse más allá del paradigma de lamodernidad y, por tanto, más allá del Tercer Mundo. La ima-ginación del después del Tercer Mundo ocurre con dos proce-sos centrales como telón de fondo: Primero, el surgimiento deuna nueva forma de globalidad imperial, impulsada por losEstados Unidos, un orden económico-militar-ideológico quesubordina regiones, pueblos y economías en todo el mundo; laglobalidad imperial tiene su lado oculto en lo que puede serdenominado, siguiendo un grupo de investigadores latinoame-ricanos, colonialidad global, esto es, el aumento de lamarginalización y supresión del conocimiento de los grupossubaltenos. El segundo proceso social es la emergencia de redesde movimientos sociales auto-organizadas que operan bajo unanueva lógica, fomentando formas de globalización contra-hegemónicas. Es argumentado que en tanto se articulan conlas políticas de la diferencia, particularmente a través de estra-tegias políticas basadas-en-lugar aunque trasnacionalizadas, es-tos movimientos representan la mejor esperanza parare-elaborar la globalidad imperial y la colonialidad global enformas que hagan de la imaginación del después del TercerMundo, y del más allá de la modernidad, un proyecto viable.

    The increasing realization that there are modern problemsfor which there are no modern solutions point towards theneed for moving beyond the paradigm of modernity and, hence,beyond the Third World. Imagining after the Third Worldtakes place against the backdrop of two major processes: First,the rise of a new US-based form of imperial globality, aneconomic-military-ideological order that subordinates regions,peoples and economies world wide; imperial globality has itsunderside in what could be called, following a group of LatinAmerican researchers, global coloniality, meaning by this theheightened marginalization and suppression of the knowledgeand culture of subaltern groups. The second social process isthe emergence of self-organizing social movement networkswhich operate under a new logic, fostering forms of counter-hegemonic globalization. It is argued that to the extent thatthey engage with the politics of difference, particularly throughplace-based yet transnationalized political strategies, thesemovements represent the best hope for re-working imperialglobality and global coloniality in ways that make imaginingafter the Third World, and beyond modernity, a viable project.Palabras clave: Modernidad/colonialidad, movimientossociales, globalidad imperial, colonialidad global, políticasde la diferencia.

    MÁS ALLÁ DEL TERCER MUNDO:GLOBALIDAD IMPERIAL,COLONIALIDAD GLOBALY MOVIMIENTOS SOCIALESANTI-GLOBALIZACIÓN*Arturo Escobar**

    Traducción de Eduardo Restrepo U.* **

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    Para imaginar el más allá delTercer Mundo necesitamos tam-bién imaginar el más allá de la mo-dernidad, de alguna manera. Deahí que empezaré por discutir lastendencias dominantes en el estu-dio de la modernidad desde lo quepodríamos llamar “las perspectivasintra-modernas” antes de pasara ofrecer componentes de unencuadre alternativo. Soy cons-ciente de que la visión demodernidad presentada a con-tinuación es terriblementeparcial y controvertible. Lapresento sólo para resaltar elcontraste con los encuadresque buscan ir más allá de lamisma. En última instancia,la meta de esta breve di-gresión es política. Si,como la mayoría de la dis-cusión intra-moderna su-giere, la globalizaciónimplica la universaliza-ción y radicalización dela modernidad, enton-ces ¿qué nos queda?¿Una alteridad radicales imposible? De modomás general, ¿que leestá sucediendo aldesarrollo y la mo-dernidad en tiemposde globalización?¿Está la moder-nidad, finalmente,siendo universalizada o ha sidodejada atrás? La pregunta es másconmovedora porque se puede ar-gumentar que el presente es unmomento de transición: entre unmundo definido en términos demodernidad y sus corolarios, desa-rrollo y modernización, y la certi-dumbre por ellos instalada –unmundo que ha operado largamen-te bajo la hegemonía europea enlos pasados doscientos años, si no

    más; y una nueva realidad (global)que es aún difícil de asir pero que,en extremos opuestos, puede servista ya sea como la profundizaciónde la modernidad sobre el mundoo, al contrario, como una profun-da realidad negociada que com-prende múltiples formacionesculturales heterogéneas– y, por

    supuesto, muchos

    matices entreellas. Este sentido de transiciónestá bien captado por la pregunta:¿es la globalización el último esta-do de la modernidad capitalista oel comienzo de algo nuevo? Comoveremos, las perspectivas intra-modernas y las no-eurocéntricasofrecen una respuesta sustanti-vamente diferente a esta serie depreguntas.

    Globalización comoradicalización de lamodernidad. Una visiónintra-moderna de lamodernidad

    La idea de un proceso de globa-lización relativamente singular queemane de unos pocos centros hege-mónicos permanece dominante. Laraíz de esta idea subyace en la

    concepción de la mo-dernidad como unfenómeno esen-

    cialmente europeo.Desde esta perspec-tiva, la modernidadpuede ser caracteri-zada de la siguientemanera: Históricamen-te, la modernidad tie-

    ne orígenes temporal yespacialmente identifi-cados: el siglo XVII de

    la Europa del norte, al-rededor de los procesos dela Reforma, la Ilustracióny la Revolución Francesa.Estos procesos cristalizaronal final del siglo XVIII y seconsolidaron con la Revolu-ción Industrial. Sociológica-mente, la modernidad es

    caracterizada por ciertas ins-tituciones, particularmente elEstado-nación, y por algunosrasgos básicos, tales como lareflexividad, el desmembramien-to de la vida social del contexto

    local y el distanciamiento espacio/tiempo, desde relaciones entre ‘au-sentes otros’ que devienen más im-portantes que la interacción cara acara (Giddens 1990). Culturalmente,la modernidad es caracterizada entérminos de la creciente apropiaciónde las hasta entonces dadas por sen-tadas competencias culturales, porformas de conocimiento experto aso-

    José Guadalupe Posada (México, 1852-1913), cromolitografía, 1900

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    ciadas al capital y a los aparatos ad-ministrativos del Estado –lo queHabermas (1987) describe como unacreciente racionalización del mun-do-vida–. Filosóficamente, la moder-nidad implica la emergencia de lanoción de ‘Hombre’ como el funda-mento de todo conocimiento delmundo, separado de lo natural y lodivino (Foucault 1973; Heidegger1977). La modernidad es tambiénvista en términos del triunfo de lametafísica, entendida como una ten-dencia –extendida desde Platón yalgunos presocráticos hasta Descar-tes y los pensadores modernos, y cri-ticada por Nietzsche y Heideggerentre otros–, que encuentra en laverdad lógica la fundación para unateoría racional del mundo compues-to por cosas y seres cognoscibles ycontrolables. Vattimo (1991) enfa-tiza la lógica del desarrollo –lacreencia en el perpetuo mejora-miento y superación– como crucialpara la fundación filosófica del or-den moderno.

    ¿Existe una necesidad lógicapara creer que el orden tan esque-máticamente caracterizado arriba esel único capaz de devenir global?Para la mayoría de los teóricos, entodos los matices del espectro polí-tico, éste es exactamente el caso.Giddens (1990) lo ha argumentadoenfáticamente: la globalización im-plica una radicalización y universa-lización de la modernidad. Lamodernidad no es nunca más unpuro asunto de Occidente, pero,desde que la modernidad está entodas partes, el triunfo de lo moder-no subyace precisamente en haberdevenido universal. Esto podría de-nominarse ‘el efecto Giddens’: des-de ahora mismo, es la modernidad todoel camino, en todas partes, hasta el fi-nal de los tiempos. No sólo la alteridad

    radical es expulsada por siempre delámbito de posibilidades, sino quetodas las culturas y sociedades delmundo son reducidas a ser la mani-festación de la historia y culturaeuropea. No importa cuán variada-mente esté caracterizada: una ‘mo-dernidad global’ está acá paraquedarse. Investigaciones antropo-lógicas recientes de la ‘modernity atlarge’1 (Appadurai 1996) han mos-trado que la modernidad debe servista como desterritorializada,hibridizada, confrontada, desigual,heterogénea e incluso múltiple. Noobstante, en última instancia, estasmodernidades terminan siendo unareflexión de un orden eurocentradobajo el supuesto de que la moderni-dad está ahora en todas partes, cons-tituyendo un ubicuo e ineluctablehecho social2 . Esta incapacidad parair más allá de la modernidad es enig-mática y necesita ser cuestionadacomo parte de cualquier esfuerzopara imaginar un más allá del Ter-cer Mundo.

    Más allá de lamodernidad:postmodernismooposicional

    Boaventura de Sousa Santos haargumentado enfáticamente quenos estamos desplazando más alládel paradigma de la modernidad endos sentidos: epistemológica y so-cio-políticamente. Epistemológica-mente, este movimiento implicauna transición de la dominancia dela ciencia moderna a un panoramaplural de formas de conocimiento.Socialmente, la transición es entreel capitalismo global y las formasemergentes en las cuales nosotrossólo tenemos destellos en los movi-mientos sociales de hoy y en even-

    tos tales como el Foro Social Global.El punto clave de esta transición,en la rigurosa conceptualización deSantos, está en la insostenible ten-sión entre las funciones centralesde la modernidad de la regulaciónsocial y la emancipación social, entorno al creciente desbalance en-tre expectativas y experiencia. Ten-diente a garantizar el orden ensociedad, la regulación social com-prende una serie de normas, insti-tuciones y prácticas a través de lascuales las expectativas son esta-bilizadas, basadas en los principiosdel Estado, el mercado y la comu-nidad. La emancipación social retael orden creado por la regulaciónen nombre de un diferente ordena-miento; para este fin, ha recurridoa la racionalidad estética, científi-co-cognitiva y ética. Estas dostendencias se han vuelto tan con-tradictorias, resultando en un núme-ro de excesos y deficiencias nuncaantes tan evidente, particularmentecon la globalización neoliberal. El ma-nejo de estas contradicciones –prin-cipalmente en las manos de laciencia y la ley–, está él mismo encrisis. El resultado ha sido la hiper-cientifización de la emancipación(las demandas por una mejor socie-dad han sido filtradas a través dela racionalidad de la ciencia), y lahiper-mercantilización de la regu-lación (la regulación moderna escedida al mercado, ser libre esaceptar la regulación del mercado)y, más aún, un colapso de la eman-cipación en la regulación. De ahíla necesidad de una transiciónparadigmática que nos permita pen-sar de nuevo sobre la problemáticade la regulación y la emancipaciónsocial, con la meta última de des-occidentalizar la emancipación so-cial (Santos 2002: 1-20). Para estefin, es requerido un nuevo enfoque

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    de la teoría social, el “postmoder-nismo oposicional”:

    “Las condiciones que trajeron lacrisis de la modernidad no son to-davía las condiciones para superarla crisis más allá de la modernidad.De ahí la complejidad de nuestroperiodo de transición retratado porla teoría oposicional postmoderna:estamos enfrentando problemas mo-dernos para los cuales no hay solu-ciones modernas. La búsqueda deuna solución postmoderna es lo quedenomino postmodernismo oposi-cional [...] Es necesario comenzardesde la disyunción entrela modernidad de los pro-blemas y la postmo-dernidad de las posiblessoluciones, y convertir ta-les disyunciones en el im-pulso para fundamentarteorías y prácticas capacesde reinventar la emanci-pación social fuera de lasdestruidas promesas deemancipación de moder-nidad” (2002: 13, 14)3 .

    Santos apunta enton-ces hac ia ot ro para-digma, distinto de lamodernidad, incluso sino es aún totalmente vi-sible, que haga plausiblela imaginación del másallá de la modernidad.Su lectura de la moder-nidad distingue entreaquellas que postulan unfinal al capitalismo, in-cluso si es en un largotérmino; aquellas queabogan por prácticastransformativas, y aque-l las que conciben e lfuturo como una meta-morfosis del capitalismo,

    y quienes favorecen estrategiasadaptativas dentro del capitalis-mo (e.g., Castells 1996; véase San-tos 2002: 165-193). Para esteúltimo grupo, uno puede decir quela globalización es el más recien-te estado de la modernidad ca-pitalista; para el primero, laglobalización es el comienzo dealgo nuevo. Como veremos pron-tamente, la perspectiva latinoa-mericana de la modernidad/colonialidad sugeriría que lasprácticas transformativas estánproduciéndose ahora, y necesitanser amplificadas socialmente.

    La nueva fase delimperio global y elcrecimiento delfascismo social

    Para Santos (2002), una de lasprincipales consecuencias del co-lapso de la emancipación en laregulación es la predominancia es-tructural de la exclusión sobre lainclusión. Ya sea por la exclusión demuchos de quienes estaban anterior-mente incluidos, o porque a aquellosque en el pasado eran candidatos ala inclusión se les impide ahora serincluidos, el problema de la exclu-

    sión ha venido a acen-tuarse terriblemente, conun número creciente depersonas arrojadas en unauténtico “estado de na-turaleza”. El tamaño de laclase excluida varía porsupuesto con la centra-lidad del país en elsistema mundial, pero esparticularmente asombro-sa en Asia, África y Lati-noamérica. El resultado esun nuevo tipo de fascismosocial como “un régimensocial y civizacional” (p.453). Este régimen, para-dójicamente, coexiste consociedades democráticas,de ahí su novedad. Estefascismo puede operar devarios modos: en términosde exclusión espacial; te-rritorios disputados poractores armados; el fascis-mo de la inseguridad; ypor supuesto el mortal fas-cismo financiero, el cuala veces dicta la margi-nalización de regiones ypaíses enteros que nocumplen con las condicio-nes necesitadas por el ca-José Guadalupe Posada, La Cubanita, 1899

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    pital, según el FMI y sus fieles ase-sores (pp.447-458). Para el anteriorTercer Mundo corresponden los másaltos niveles de fascismo social deeste tipo. Esto es, en suma, el mun-do que está siendo creado por lacolonización desde arriba o laglobalización hegemónica.

    Antes de continuar, es importan-te completar esta escueta represen-tación de la modernidad capitalistaglobal de hoy al examinar la inva-sión a Irak liderada por los EstadosUnidos a principios del 2003. Entreotras cosas, este episodio presentados aspectos particularmente claros:primero, la voluntad de usar nivelesde violencia sin precedentes paraaplicar una dominación de escalaglobal; segundo, la unipolaridad delimperio actual. En ascenso desde losaños de Thatcher-Reagan, estaunipolaridad ha alcanzado su clímaxcon el régimen post septiembre 11,basado en una nueva convergenciade intereses militares, económicos,políticos y religiosos en los EstadosUnidos. En la convincente visión deuna globalidad imperial de AlainJoxe (2002), lo que hemos atestigua-do desde la Guerra del Golfo es eldesarrollo de un imperio que operacrecientemente a través del manejode una violencia asimétrica yespacializada, del control territorial,de las masacres sub-contratadas y delas “pequeñas guerras crueles”, lascuales en conjunto buscan la impo-sición del proyecto capitalista neo-liberal. En juego está un tipo deregulación que opera mediante lacreación de un nuevo horizonte deviolencia global. Este imperio regu-la el desorden a través de mediosfinancieros y militares, empujando elcaos hasta las afueras del imperio,creando una paz “predatoria” quebeneficia una casta noble global y

    pobre, dejando incalculable sufri-miento en su camino. Es un imperioque no asume responsabilidad por elbienestar de aquellos sobre los cua-les gobierna. Como Joxe (2002: 78,213) ha argumentado: “El mundoestá hoy unido por una nueva formade caos, un caos imperial, domina-do por el imperium de los EstadosUnidos, aunque no por ellos contro-lado. Carecemos de palabras paradescribir este nuevo sistema, mien-tras estamos rodeados por sus imá-genes... El mundo dirigido a travésdel caos, una doctrina que una es-cuela racional europea haría difícilde imaginar, necesariamente condu-ce al debilitamiento de los estados–incluso en los Estados Unidos– através de la emergente soberanía delas corporaciones y mercados”.

    El nuevo imperio opera enton-ces no tanto a través de conquista,sino a través de la imposición denormas (mercados libres, democra-cia estilo Estados Unidos, nocionesculturales de consumo y así en ade-lante). El anterior Tercer Mundo es,sobre todo, el teatro de una multi-plicidad de pequeñas guerras crue-les que, antes que retornos bárbaros,se enlazan a la actual lógica global.Desde Colombia y Centro Américaa Argelia, África subsahariana y elMedio oriente, estas guerras se pro-ducen en los estados o regiones, sinamenazar el imperio pero fomentan-do condiciones favorables para él.Para gran parte del anterior TercerMundo (y por supuesto para el Ter-cer Mundo en el centro), se reserva“el caos-Mundial” (Joxe, 2002: 107),la esclavitud del mercado libre, y elgenocidio selectivo. En algunos ca-sos, esto llega a un tipo de “paleo-micro-colonialismo” en regiones(157), en otras la balcanización, yen otras aun las internas guerras bru-

    tales y el desplazamiento masivohasta vaciar regiones enteras para elcapital transnacional (particular-mente en el caso del petróleo, perotambién de los diamantes, la made-ra, el agua, los recursos genéticos, ylas tierras agrícolas). A menudo es-tas pequeñas guerras crueles son ati-zadas por redes de mafia y tiendenhacia la globalización macroeco-nómica. Es claro que el nuevo Im-perio Global (“el Nuevo OrdenMundial de la imperial monarquíaestadounidense” (Joxe, 2002: 171)articula la “expansión pacífica” dela economía de mercado con la vio-lencia omnipresente de un nuevorégimen de globalidad económica ymilitar –en otras palabras, la eco-nomía global viene siendo sustenta-da por una organización global dela violencia y viceversa (Joxe, 2002:200)–. En el lado de la subjetividad,lo que crecientemente uno encuen-tra en los Sures (incluyendo el Suren el Norte) son “identidades frag-mentadas” y la transformación de lasculturas de la solidaridad en cultu-ras de la destrucción.

    Más allá de lamodernidad:subalternidad y laproblemática de lacolonialidad

    El aparente triunfo de la moder-nidad eurocentrada puede ser vis-to como una imposición de undesignio global por una historialocal, de tal modo que ha subal-ternizado otras historias locales ydesignios. Si este es el caso, ¿po-dría uno postular la hipótesis de quealternativas radicales a la moder-nidad no son una posibilidad histó-rica cerrada? Y si es así, ¿cómopodríamos articular un proyecto en

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    torno a esta noción?, ¿podría serque es posible pensar sobre, ydiferentemente desde, una “ex-terioridad” al moderno sistemamundo?, ¿puede uno imaginar al-ternativas a la totalidad imputadaa la modernidad, y esbozar no unatotalidad diferente hacia diferen-tes designios globales, sino como unared de historias locales/globalesconstruidas desde la perspectiva deuna alteridad políticamente enri-quecida? Esta es precisamente laposibilidad que puede ser vislum-brada desde el grupo de teóricos la-tinoamericanos que en la refracciónde la modernidad a través de loslentes de la colonialidad insertanun cuestionamiento de los orígenesespaciales y temporales de la mo-dernidad, desatando así el poten-cial radical para pensar desde ladiferencia y hacia la constituciónde mundos locales y regionales al-ternativos. En lo que sigue, presen-

    taré sucintamente algunos de los ar-gumentos principales de estostrabajos4 .

    La conceptualización de la mo-dernidad/colonialidad se ancla enuna serie de operaciones que la dis-tinguen de las teorías establecidasde la modernidad. Estas incluyen: 1)la localización de los orígenes de lamodernidad con la Conquista deAmérica y el control del Atlánticodespués de 1492, antes que los máscomúnmente aceptados mojonescomo la Ilustración o el final delsiglo XVIII; 2) la atención al colo-nialismo, postcolonialismo e imperia-lismo como constitutivos de lamodernidad; esto incluye una deter-minación de no pasar por alto la eco-nomía y sus concomitantes formasde explotación; 3) la adopción deuna perspectiva planetaria en la ex-plicación de la modernidad, en lu-gar de una visión de la modernidad

    como un fenómeno intra-europeo; 4)la identificación de la dominaciónde otros afuera del centro europeocomo una necesaria dimensión de lamodernidad; 5) una concepción deleurocentrismo como la forma de co-nocimiento de la modernidad/colonialidad –una representaciónhegemónica y modo de conocimien-to que arguye su propia universa-lidad, “derivada de la posicióneuropea como centro”– (Dussel2000: 471; Quijano 2000: 549)–. Ensíntesis, hay una re-lectura del “mitode la modernidad” en términos dellado oculto de la modernidad y unanueva denuncia del supuesto de queel desarrollo europeo debe ser segui-do unilateralmente por cualquierotra cultura, por la fuerza si es ne-cesario –lo que Dussel (e.g., 1993,2000) denominó la “falacia desa-rrollista”–. Las conclusiones princi-pales son, primero, que la unidadanalítica propia para el examen de

    José Guadalupe Posada, edición, s.f., zincografía y metal tipográfico

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    la modernidad es la modernidad/colonialidad –en suma, no hay mo-dernidad sin colonialidad, siendoesta última constitutiva de la prime-ra–. Segundo, el hecho de que la‘diferencia colonial’ es un espacioepistemológico y político privilegia-do. En otras palabras, lo que emergede este encuadre alternativo es lanecesidad de tomar seriamente lafuerza epistemológica de las histo-rias locales y pensar lo teórico a tra-vés de la praxis política de los grupossubalternos.

    Algunas de las nocio-nes claves que constituyenel cuerpo conceptual deeste programa de inves-tigación son entonces: elsistema mundo modernocolonial como el ensam-blaje de procesos y for-maciones sociales queacompañan el colonia-lismo moderno y lasmodernidades co-loniales. Colonialidaddel poder (Quijano),un modelo hege-mónico global depoder instaurado desde laConquista que articula raza y labor,espacio y gentes, de acuerdo conlas necesidades del capital y parael beneficio de los blancos euro-peos. Diferencia colonial y colonialidadglobal (Mignolo) se refieren al cono-cimiento y dimensiones culturales delproceso de subalternización efectua-do por la colonialidad del poder; ladiferencia colonial resalta las dife-rencias culturales en las hoy existen-tes estructuras globales del poder.Colonialidad del ser (más recien-temente sugerido por Nelson Mal-donado-Torres 2003), como ladimensión ontológica de la colo-nialidad, en ambos lados del encuen-

    tro; la colonialidad del ser apuntahacia el “exceso ontológico” que ocu-rre cuando seres particulares se im-ponen sobre otros y, además, encaracríticamente la efectividad de losdiscursos con los cuales el otro res-ponde a la supresión como un resul-tado del encuentro. Eurocentrismocomo el modelo de conocimiento querepresenta la experiencia históricaeuropea, la cual ha sucedido global-mente hegemónica desde el sigloXVII (Dussel, Quijano); de ahí la po-sibilidad de pensamiento y episte-

    mologías no-eurocéntricos.

    La preguntade si existe o no una ‘exte-rioridad’ al sistema mundo modernocolonial es de alguna manera pecu-liar a este grupo, y puede ser fácil-mente malentendida. Esta preguntafue originalmente propuesta porDussel en su clásico trabajo sobre lafilosofía de la liberación (1976) yretrabajada en los recientes años. Deninguna manera esta exterioridaddebe pensarse como un puro afueraintocado por lo moderno. La nociónde exterioridad no implica un afue-ra ontológico, sino que refiere a unafuera que es precisamente consti-tuido como diferencia por el discur-

    so hegemónico. Con la apelacióndesde la exterioridad en la cual eslocalizado, el Otro deviene en lafuente original del discurso éticovis a vis una totalidad hegemónica.Esta interpelación del Otro vienecomo un desafío ético desdeafuera o más allá del marco ins-titucional y normativo del sistema.Esto es precisamente lo que elgrueso de los teóricos europeos yeuro-americanos parecen poco dis-puestos a aceptar; tanto Mignolocomo Dussel encuentran acá un lí-mite estricto a la deconstruccióny a las críticas eurocéntricas del

    eurocentrismo.

    La noción deDussel de trans-modernidad indica

    la posibilidad tantode un diálogo no-eurocéntrico con laalteridad, un diálogo

    que permita plena-mente ‘la negación dela negación’ para lacual los subalternosotros han sido sujeta-dos. En este sentido sonimportantes las nocionesde pensamiento de fronte-ra, epistemología de fronte-ra y hermenéutica pluritópica

    de Mignolo. Estas nociones apun-tan a la necesidad de “una espe-cie de pensamiento que se muevaa lo largo de la diversidad de losprocesos históricos” (Mignolo 2001:9) y que “enfrente el colonialismode la epistemología occidental (dela izquierda y de la derecha) des-de la perspectiva de las fuerzasepistémicas que han sido conver-tidas en subalternas formas deconocimiento (tradicional, folcló-rico, religioso, emocional, etc.)”(2001: 11).

    José Guadalupe Posada, metal tipográfi co, 1892

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    Mientras Mignolo reconoce lacontinuada importancia de la críti-ca monotópica de la modernidad porel discurso crítico occidental (críti-ca desde un único y unificado espa-cio), él sugiere que ésta tiene queser puesta en diálogo con las críti-cas emergentes desde la diferenciacolonial. El resultado es una ‘herme-néutica pluritópica’, una posibilidaddel pensamiento desde diferentesespacios que finalmente rompe conel eurocentrismo como la única pers-pectiva epistemológica (sobre laaplicación de la noción de herme-néutica diatópica a tradiciones cul-turales inconmensurables, véasetambién Santos 2002: 268-274). Quesea claro, sin embargo, que el pen-samiento de frontera implica ‘despla-zamiento y partida’ (Mignolo 2000:308), doble crítica (tanto de Occi-dente como de las otras tradicionesdesde las cuales la crítica es lanza-da), y la afirmación positiva de unalternativo ordenamiento de lo real.

    El corolario es la necesidad deedificar narrativas desde la perspec-tiva de la modernidad/colonialidad“dirigidas hacia la búsqueda de unalógica diferente” (Mignolo 2001:22). Este proyecto se refiere a la rear-ticulación de los designios globalespor y desde historias locales; con laarticulación entre conocimientosubalterno y hegemónico desde laperspectiva de lo subalterno; y conel remapeo de la diferencia colonialhacia una cultura de alcance mun-dial –tal como en el proyectoZapatista que remapea el marxismo,el tercermundismo y el indigenismo,sin ser ninguno de ellos, en un ex-celente ejemplo de pensamiento defrontera–. Mientras “no hay nadaafuera de la totalidad... la totalidades siempre proyectada desde una his-toria local dada”, deviene posible

    pensar en “otras historias locales pro-duciendo ya sea totalidades alterna-tivas o una alternativa a la totalidad”(Mignolo 2000: 329). Estas alterna-tivas no jugarían en el par ‘globa-lización/civilización’ inherente a lamodernidad/colonialidad; sino másbien edificarían en la relación‘mundialización5 /cultura’ centradaen las historias locales en las cualeslos designios globales coloniales sonnecesariamente transformados. Ladiversidad de la mundialización escontrastada acá con la homogenei-dad de la globalización, tendientehacia múltiples y diversos órdenessociales en síntesis, pluriversa-lidad–. Uno puede decir, con Mig-nolo (2000: 309), que este enfoque“es ciertamente una teoría desde/delTercer Mundo, pero no sólo para elTercer Mundo…La teorización delTercer Mundo es también para elPrimer Mundo en el sentido de quela teoría crítica es subsumida e in-corporada en una nueva locaciónneocultural y epistemológica”.

    Algunas conclusiones parciales:la colonialidad incorpora el colonia-lismo y el imperialismo pero va másallá de ellos; es por esto que lacolonialidad no termina con el finaldel colonialismo (la independenciaformal de los Estados nación), sinoque ha sido re-articulado en térmi-nos del imaginario post SegundaGuerra Mundial de los tres mundos(el cual es a su vez reemplazo de lasarticulaciones previas en términosde Occidentalismo y Orientalismo).Similarmente, el “fin del TercerMundo” implica una rearticulaciónde la colonialidad del poder y delconocimiento. Como hemos visto,esta rearticulación toma la formatanto de una globalidad imperial (unnuevo enlace entre el poder econó-mico y militar) como de una colonia-

    lidad global (emergentes órdenesclasificatorios y formas de alteriza-ción que están remplazando el or-den de la Guerra Fría). El nuevorégimen de colonialidad es aúndifícil de discernir. Raza, clase yetnicidad continuarán siendo im-portantes, pero nuevas; y recien-temente, prominentes áreas dearticulación se están generando,tales como la religión (y el géneroasociado a ésta, especialmente en elcaso de las sociedades Islámicascomo lo pudimos apreciar en la gue-rra contra Afganistán). Sin embar-go, el más prominente vehículo dela colonialidad hoy parece ser am-biguamente dibujado por la figuradel “terrorista”. Asociado más enér-gico al Medio Este, y así a los másinmediatos intereses petroleros y es-tratégicos de los Estados Unidos enesta región (vis a vis la Unión Euro-pea y Rusia, de un lado, y China eIndia en particular del otro, comoel más formidable potencial de re-tos), el imaginario del terrorista pue-de tener un amplio campo deaplicación (lo ha sido ya a los mili-tantes vascos y a las guerrillas co-lombianas, por ejemplo). Más aún,después del 11 de septiembre, todossomos terroristas potenciales, a me-nos que usted sea estadounidense,blanco, cristiano conservador, y re-publicano –en realidad o epistemoló-gicamente (esto es, en el modo depensamiento)–.

    Esto significa que en la búsquedapor superar el mito de la modernidad,es necesario abandonar la noción delTercer Mundo como una articulaciónparticular de tal mito. Similarmente,la problemática de la emancipaciónsocial necesita ser refractada a travésde los lentes de la colonialidad. Laemancipación, como se mencionó, ne-cesita ser des-occidentalizada (y tam-

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    bién la economía). Si el fascismo so-cial ha devenido la condición perma-nente de la globalidad imperial, laemancipación tiene que enfrentar lacolonialidad global. Esto significa con-cebirla desde la perspectiva de la di-ferencia colonial. ¿Qué significa laemancipación –o liberación, el lengua-je preferido de algunos autores de lamodernidad/colonialidad–, cuandouno la aprecia a través de los lentesde la colonialidad, esto es, más alláde la exclusión definida entérminos sociales, econó-micos y políticos? Final-mente, si no el TercerMundo, ¿entonces qué?;“mundos y conocimien-tos de otro modo” basa-dos en las políticas dela diferencia desde laperspectiva de la co-lonialidad del poder,como veremos en lasección final.

    Otrosmundossonposibles:Movimientos sociales,política basada-en-lugar y colonialidadglobal

    “Mundos y conocimientos deotro modo” resalta el doble aspectodel esfuerzo que está en juego: edi-ficar las políticas de la diferenciacolonial, particularmente en el ni-vel del conocimiento y la cultura, eimaginar y construir mundos verda-deramente diferentes. Como el es-logan del Foro Mundial Social dePorto Alegre lo planteaba: “otromundo es posible”. En el pensamien-to más allá del Tercer Mundo estáen juego la habilidad de imaginar

    tanto “otros mundos” como “mun-dos de otro modo” –esto es, mundosque son más justos y sustentables y,al mismo tiempo, mundos que sondefinidos mediante otros principiosantes que aquellos de la moderni-dad eurocentrada–. Para hacer esto,al menos dos consideraciones soncruciales: ¿cuáles son los sitios dedonde provendrán las ideas de es-tas imaginaciones alternativas y di-sidentes? Segundo, ¿cómo son lasimaginaciones disidentes puestas en

    movimiento? Sugieroque una

    posible, y talvez privilegiada, manera en lacual estas dos cuestiones pueden serrespondidas es enfocarse en las po-líticas de la diferencia representa-da por muchos movimientos socialescontemporáneos, particularmenteaquellos más directa y simultánea-mente engranados con la globalidadimperial y la globalidad colonial.

    La razón para esta creencia esrelativamente simple. Primero,como es entendido aquí, “diferen-cia” no es un rasgo esencialista delas culturas no conquistadas aúnpor la modernidad, sino más bien

    la articulación misma de las formasglobales de poder con mundos ba-sados-en-lugar; en otras palabras,existen prácticas de diferenciaque permanecen en la exterioridad(nuevamente, no afuera) del sis-tema mundo moderno/colonial,incompletamente conquistadas ytransformadas, si así se quiere, ytambién producida parcialmente através de antiguas lógicas basadas-en-lugar que son irreductibles alcapital y a la globalidad imperial.Sugiero que pensemos esta dife-rencia en términos de diferencia

    cultural, económica y eco-lógica, corres-pondiendo alos procesos de

    conquista cul-tural, económi-ca y ecológicapor la globalidadimperial. Segun-do, muchos de losmovimientos socia-les actuales no soloson edificado en es-

    tas prácticas de di-ferencia, ellos llevana cabo una lógica di-ferente de política ymovilización colec-tiva. Esta lógica tiene

    dos dimen siones relacionadas: pri-mero, ellos a menudo implican laproducción de unas redes auto-or-ganizativas, no jerárquicas. Segundo,en muchos casos estos movimientosllevan a cabo una política del lugarque contrasta con las políticas gran-diosas de la Revolución y con lasconcepciones de políticas anti-im-periales que requiere que elimperio sea confrontado en su to-talidad (Gibson-Graham 2003).En otras palabras, me gustaríapensar que estos movimientossugieren su novedad en dos dimen-

    José Guadalupe Posada, metal tipográfi co

  • 95NÓMADAS

    siones: en la de la lógica organi-zativa misma (auto-organización ycomplejidad); y en la dimensión delas bases sociales de la moviliza-ción (basadas-en-lugar aunqueengranadas con redes trasnacio-nales). Permítanme explicar bre-vemente estas dos dimensionesantes de realizar algunas observa-ciones conclusivas sobre el con-cepto de Tercer Mundo.

    La nueva lógica de losmovimientos anti-globalización

    Al ser confrontados con nuevosfenómenos sociales, tales como losrecientes movimientos, los teóricossociales hacen bien en preguntarsesi contamos con las herramientasapropiadas para analizarlos. En elcaso de los movimientos anti-globalización (MsAG), ha sidocrecientemente claro que las teoríasexistentes sobre los movimientos so-ciales se encuentran en dificultadpara explicar las movilizacionesglobales de los recientes años(Osterweil 2003; Escobar 2000). Labúsqueda de nuevas teorías y metá-foras, sin embargo, ha empezado enserio. En el comienzo de la arduatarea de entender los actualesMsAG, he encontrado particular-mente útiles las teorías de la com-plejidad en las ciencias naturales (y,en menor alcance, las teorías delciberespacio). Introduciré acá soloel mínimo de elementos necesariospara plantear por qué estos movi-mientos –provisionalmente interpre-tados mediante los lentes teóricos dela auto-organización–, ofrecen talvez nuestra mejor esperanza de ima-ginar “mundos y conocimientos deotro modo”. En el examen de la re-ciente ola de protesta global, en

    términos de Polanyi del doble movi-miento de la transformación econó-mica y la protección social, McMichael (2001) plantea que, porqueellos se oponen tanto al proyectomodernista como a su epistemologíade mercado, deben también ir másallá del clásico contra-movimientode Polanyi. En otros términos, “unmovimiento proteccionista estáemergiendo”, pero no uno que po-dría simplemente regular mercados:al contrario es “uno que cuestionala epistemología del mercado en elnombre de alternativas derivadasdesde y más allá del sistema de mer-cado (2001: 3). Por esta razón, estosmovimientos pueden ser propiamen-te denominados “anti-globaliza-ción”, esto es, ellos implican unanegación del proyecto de globaliza-ción en términos de la universaliza-ción de la modernidad capitalista–al menos en su forma neoliberal(incluso si por supuesto otras etique-tas también hacen sentido)–.

    Pienso que es posible encontrarinspiración para interpretar la lógicade estos movimientos en dos domi-nios: las prácticas ciberespaciales ylas teorías de la complejidad en lasciencias biológicas y físicas. En los úl-timos siglos la modernidad y el capi-talismo han organizado la vidaeconómica y social en gran parte entorno a la lógica del orden, centrali-zación y construcción jerárquica (estotambién aplica en gran parte a los so-cialismos realmente existentes). Enrecientes décadas, el ciberespacio(como el universo de redes digitales,interacciones e interfaces) y las cien-cias de la complejidad, han visibi-lizado un modelo diferente para laorganización de la vida social (véaseEscobar 2000, 2003 para una mayorexplicación de este modelo y parareferencias adicionales; Peltonen

    2003 para una aplicación de la com-plejidad a un movimiento social par-ticular en Finlandia). En términos dela complejidad en particular, hormi-gas, enjambres, ciudades, ciertos mer-cados, por ejemplo, exhiben lo quelos científicos denominan “compor-tamiento adaptativo complejo” (mi-les de invisibles unidades formadaspor células singulares ocasionalmen-te se funden en un enjambre y creanuna visible forma amplia. Las colo-nias de hormigas desarrolladas porperiodos de largo tiempo sin unplanificador central. Mercados me-dievales enlazaron efectivamentemultitud de productores y consumi-dores con precios definidos por ellosmismos en una forma que fue enten-dida localmente). En este tipo desituación, los comienzos simples con-ducen a entidades complejas sin laexistencia de un plan maestro o unainteligencia central planificándolo.Ellos son procesos de abajo hacia arri-ba, donde los agentes que trabajan enuna escala (local) producen compor-tamientos y formas de más altas esca-las (e.g., las grandes demostracionesanti-globalización de los últimos años).Simples reglas en un nivel dan origena sofisticación y complejidad en otronivel de emergencia: el hecho de quelas acciones de múltiples agentes queinteractúan dinámicamente y siguien-do reglas locales antes que comandosde arriba hacia abajo, resulten en vi-sibles comportamientos macro o es-tructuras. Algunas veces estos sistemasson “adaptativos”; van aprendiendo alo largo del tiempo, respondiendo demodo más efectivo a las retadoras ne-cesidades de su medio.

    Una distinción útil entre diferen-tes tipos de estructuras de red es aque-lla entre jerarquías y mallas(meshworks). Las jerarquías involu-cran un alto grado de centralización

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    y control, rangos, planificación abier-ta, homogenización, así como metas yreglas de comportamiento conducen-tes a aquellas metas. Las mallas(meshworks), por el contrario, estánbasadas en una descentralización dela toma de decisiones, estructuras no-jerárquicas, auto-organización, y he-terogeneidad y diversidad –dosfilosofías de la vida muy diferentes–.Debería ser claro, sin embargo, queestos dos principios se encuentran mez-clados y en operación en lamayoría de los ejemplos dela vida real, y uno puededar surgimiento del otro.La lógica de la jerarquíay el control, sin embargo,ha tendido a predomi-nar en el capitalismo ymilitarismo como tota-lidad. El modelo de laauto-organización,no-jerarquía (o hete-roarquía), compor-tamiento complejoadaptativo, es cer-cano en espíritu alanarquismo filosó-fico y anarcoso-cialismo y puedeproveer guías ge-nerales para lainterconexión internacionalis-ta. Podría decirse, nuevamente de for-ma provisional, que este modelotambién confronta la izquierda conuna nueva política de la emergenciaque debería ser considerada.

    La política del lugarcomo una nueva lógicade lo político

    La meta de muchas (no de to-das) las luchas antiglobalización pue-de ser vista como la defensa departiculares concepciones históricas

    basadas-en-lugar del mundo y deprácticas de producción del mundo–más precisamente, como una de-fensa de construcciones particulares delugar, incluyendo la reorganización delugar que podrían se consideradas ne-cesarias de acuerdo con las luchas depoder en el lugar–. Estas luchas sonbasadas en lugares, aunque trans-nacionalizadas (Harcourt y Escobar2002; Escobar 2001). Las políticas delugar constituyen una forma emer-gente de política, un nuevo imagi-

    nario político en el cualse afirma

    una lógicade la diferencia y unaposibilidad que desarrollan multipli-cidad de actores y acciones queoperan en el plano de la vida diaria.En esta perspectiva, los lugares sonsitios de culturas vivas, economías ymedio ambientes antes que nodos deun sistema capitalista global ytotalizante. En la conceptualizaciónde Gibson-Graham (2003), estas po-líticas de lugar –a menudo apoya-das por mujeres, ambientalistas, yaquellos que luchan por formas al-ternativas de vida–, son una lúcida

    respuesta al tipo de “políticas delimperio” que es también común enla izquierda y que requiere que elimperio sea confrontado en el mis-mo plano de totalidad y que, encuanto tal, devalúe todas las formasde acción localizada, reduciéndolasa acomodación o reformismo. Comonos recuerdan permanentemente,“los lugares siempre fallan de ser to-talmente capitalistas, y en estosubyace su potencial de devenir enalgo diferente” (Gibson-Graham2003: 15). O, en el lenguaje delproyecto de la modernidad/colo-

    nialidad, existe una exte-rioridad a lag l o b a l i d a dimperial –unresultado tantode la colonia-lidad global yde las dinámicasculturales basa-das-en-lugar queson irreductibles alos términos de la

    modernidad capita-lista–.

    Como he analiza-do en otro lugar (e.g.,Escobar 2001), lalucha de los movi-mientos sociales de lascomunidades negras

    del Pacífico colombiano ilustran laspolíticas de lugar en el contexto dela globalidad imperial. Este movi-miento, que emergió a principios delos noventa como el resultado de laprofundización del modelo neo-libe-ral y en la estela de la nueva Cons-titución de 1991 que garantiza losderechos culturales y territoriales delas minorías étnicas tales como lascomunidades negras del Pacífico,fue desde el principio concebidocomo una lucha por la defensa de la

    José Guadalupe Posada

  • 97NÓMADAS

    diferencia cultural y de los territo-rios. El movimiento desde entoncesha enfatizado cuatro derechos: a suidentidad (de ahí, el derecho de serdiferente); a sus territorios (como elespacio para ejercer la identidad);a su autonomía local y a su propiavisión de desarrollo. En el encuen-tro con los agentes del Estado, ex-pertos, ONG, redes internacionalesde la biodiversidad, etc., el movi-miento ha desarrollado un singularencuadre de ecología política quearticula el proyecto de vida de lascomunidades de río –imbuido en lasnociones basadas-en-lugar de terri-torio, sistemas de producción y delambiente–, con la visión política delmovimiento social, encarnado enuna visión del Pacífico como un “te-rritorio-región de grupos étnicos”.De esta manera, el movimiento pue-de legítimamente ser interpretadoen términos de la defensa de lasprácticas de la diferencia cultural,económica y ecológica. Emergiendodesde la exterioridad del sistemamundo moderno/colonial –en el cuallos negros de regiones marginales hanestado siempre entre los más exclui-dos y “olvidados”–, este grupo de ac-tivistas puede también ser visto comopracticando una clase de pensamien-to de frontera desde el cual ellos searticulan con sus comunidades, deun lado, y con los agentes de la mo-dernidad, del otro. En la conexióncon otros movimientos continentaleso globales (e.g., afro-latinoamerica-nos y movimientos anti-globaliza-ción), ellos también vienen siendoparte del movimiento transnacionalde redes (meshworks) analizado enesta sección.

    Dos aspectos más del movimien-to de redes (meshworks) antes definalizar: primero, al confrontar laglobalización neo-liberal y la globali-

    dad imperial, los movimientos loca-les, nacionales y transnacionalespueden ser vistos como constituyen-do una forma de globalizacióncontra-hegemónica (Santos 2002:459ss). Estos movimientos no sóloretan la racionalidad de la globa-lización neo-liberal en muchos pla-nos, sino que también proponennuevos horizontes de significado(claramente en casos como el de losZapatistas con su énfasis en la hu-manidad, dignidad y respeto de ladiferencia) y concepciones alterna-tivas de economía, naturaleza y de-sarrollo, entre otras (como en el casodel movimiento social de comunida-des negras en el Pacífico colombia-no y muchos otros). La globalizacióncontra-hegemónica es un movimien-to tremendamente diverso, y no eseste el espacio para analizarlo. Sufi-ciente con decir que a menudo ellosbuscan al mismo tiempo metas porla igualdad (y justicia social en ge-neral) y la diferencia. Esta lucha pordiferencia-en-igualdad e igualdad-en-diferencia es un rasgo de muchosmovimientos contemporáneos, quelos distinguen de aquellos del re-ciente pasado.

    Pero esto también significa quees una necesidad tremenda, por loque Santos (2003) ha argüido poruna teoría de la traducción que pro-picie el mutuo entendimiento e in-teligibilidad entre los movimientosque confluyen en las redes pero concosmovisiones, mundos vida y con-cepciones que son a menudo dife-rentes y extrañas entre ellos, si noplenamente inconmensurables.¿Cómo puede ser promovido elaprendizaje mutuo y la transforma-ción entre las prácticas subalternas?Esto es crecientemente reconocidocomo un elemento importante parael avance de la globalización con-

    tra-hegemónica (por ejemplo, por lared mundial de movimientos socia-les que emergió del proceso del ForoSocial Mundial). Si es cierto quemuchos de los movimientos subalter-nos de hoy son movimientos deconocimientos que han sido margi-nalizados y excluidos, ¿no llegaráesto de alguna manera a una situa-ción de “terceros mundos transna-cionales de gentes y conocimientos”(Santos 2002: 234), cuya articula-ción podría producir nuevos tipos deagencia contra-hegemónica? Nuncamás concebidos como un rasgo cla-sificatorio en el orden epistémicomoderno, estos “terceros mundos degentes y conocimientos” podrían fun-cionar como la base para una teoríade la traducción que, mientras res-peta la diversidad y la multiplicidadde los movimientos (aunque cues-tionando sus identidades particula-res), podría permitir una crecienteinteligibilidad de experiencias entrelos mundos y conocimientos existen-tes, haciendo así posible un más altogrado de articulación de “mundos yconocimientos de otro modo”.

    Conclusión

    Imaginar más allá del TercerMundo tiene muchos contextos ysignificados. He resaltado algunosde ellos, como los siguientes:

    1. En términos de contexto, lanecesidad de ir más allá delparadigma de la modernidaden el cual el Tercer Mundoha funcionado es el elemen-to clave en la jerarquía cla-sificatoria del sistema mundomoderno/colonial. Si acepta-mos ya sea la necesidad de irmas allá de la modernidad oel argumento de que estamos

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    realmente en un período detransición paradigmática,esto significa que el concep-to del Tercer Mundo es algopasado. Dejarlo descansar enpaz, y con más tristeza quegloria. En este plano, necesi-tamos estar perplejos ante loque parece ser una tremen-da inhabilidad de parte de lospensadores eurocéntricospara imaginar un mundo siny más allá de la modernidad.La modernidad no puede másser tratada como la Gran Sin-gularidad, el atrayente gigan-te hacia el cual todas lastendencias gravitan inelucta-blemente, el camino a serandado por todas las trayec-torias conduciendo a un es-tado fijo e inevitable. Antesbien, “la modernidad y susexterioridades” si uno así lodesea, deben ser tratadoscomo una verdadera multipli-cidad, donde las trayectoriasson múltiples y pueden con-ducir a múltiples estados.

    2. Es importante empezar a pen-sar en serio sobre los nuevosmecanismos introducidos porel nuevo asalto de la colo-nialidad del poder y conoci-miento. Hasta ahora, estarearticulación de la globa-lidad y la colonialidad esprincipalmente efectuada através de discursos y prácti-cas sobre el terrorismo. Estasno son completamente nue-vas, por supuesto; en algunasformas, son edificadas(¡aún!) sobre el régimen declasificación que emergió enlos albores de la modernidad,cuando España expulsó a losmoros y judíos de la penínsu-

    la y estableció la distinciónentre cristianos en Europa ymoros en África del Norte yen otras partes. “Después delTercer Mundo” implica en-tonces que nuevas clasifica-ciones están emergiendo queno son basadas en una divi-sión del mundo en tres. Laimaginación más allá del Ter-cer Mundo puede contribuiren este proceso desde unaposición crítica.

    3. El análisis arriba realizadotambién sugiere que las polí-ticas de lugar deberían ser uningrediente importante deimaginar el después del Ter-cer Mundo (miedos de “loca-lismos” no obstante, pero porsupuesto tomando en conside-ración los riesgos). Las políti-cas de lugar son un discursodel deseo y posibilidad que seconstruye sobre las prácticassubalternas de la diferenciapara la re-construcción demundos socio-naturales alter-nativos. Las políticas de lugarson un imaginario apropiadopara el pensamiento sobre el“problema-espacial” definidopor la globalidad imperial y lacolonialidad global. Las polí-ticas de lugar también se pue-den articular con aquellosmovimientos sociales y redesque confrontan la globali-zación neoliberal. En esta ar-ticulación subyace una de lasmejores esperanzas para rei-maginar y re-hacer mundoslocales y regionales –en breve,para “mundos y conocimientosde otro modo”–. Las políticasde lugar también dan nuevossentidos a conceptos de globa-lización contra-hegemónica,

    globalizaciones alternativas otransmodernidad.

    4. Un número persistente decondiciones sociales continúasugiriendo que el concepto deTercer Mundo podría ser útil.El concepto de fascismo sociales una útil noción para pen-sar sobre este asunto. En estecaso, sería necesario hablar de“terceros mundos”, los cualesestarían compuestos de unvasto archipiélago de zonasreducidas a precarias condi-ciones de vida, a menudo(pero no siempre) marcadaspor la violencia. Si este esce-nario es correcto, será crucialhallar formas reales sin ante-cedentes de pensamiento so-bre estos “terceros mundos” yla gente que los habita, quevayan más allá de los predo-minantes lenguajes patolo-gizados (guetos, potencialescriminales y terroristas, “dese-chables”, los pobres absolutos,etc., todos los cuales son siem-pre completamente racia-lizados). Ellos bien podrían serla mayoría del mundo, y en-tonces tendrían que ser puntocentral en cualquier intentode hacer del mundo un mejorlugar. ¿Qué clases de lógicasestán apareciendo de talesmundos? Estos necesitan serentendidos en sus propios tér-minos, no como ellos son cons-truidos por la modernidad.

    Citas

    1 Expresión de Arjun Appadurai traduci-da al castellano como ‘modernidaddescentrada’ (por Fondo de Cultura Eco-nómica) o ‘modernidad desbordada’ (porPrometeo Libros) (N.T.).

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    2. Creo que una visión eurocentrada de lamodernidad está presente en el grueso delas conceptualizaciones de la modernidady globalización en la mayoría de los cam-pos y en todos los lados del espectro po-lítico, incluyendo aquellos trabajos quecontribuyen con nuevos elementos a re-pensar la modernidad (e.g., Hardt y Negri2000); en este último caso, su eurocen-trismo surfaces en su identificación de lasfuentes potenciales para la acción radical,y en su creencia de que no hay un afuerade la modernidad (nuevamente, a laGiddens). En otros casos, las nocioneseurocéntricas de la modernidad estánimplícitas en visiones de la globalizaciónque en otros sentidos son iluminadoras(e.g., Wallerstein 2000).

    3. Santos diferencia su posición de quienespiensan que hay mejores soluciones mo-dernas a problemas modernos (e.g.,Habermas, Giddens) y de aquellos “cele-bradores posmodernos” (Baudrillard,Lyotard, Derrida), para quienes la falta desoluciones modernas a los problemas mo-dernos no es en sí misma un problema,sino antes bien una solución tipo.

    4. En el mejor de los casos, esta es una muysintética presentación de las ideas de estegrupo. Véase Escobar (2003) para unamás detenida discusión, incluyendo sugenealogía, tendencias, relaciones conotros movimientos teóricos y tensionesactuales. Este grupo está asociado con eltrabajo de unas pocas figuras centrales,principalmente, el filosofo argentino/mexi-cano Enrique Dussel, el sociólogo perua-no Aníbal Quijano y, más recientemente,el argentino/estadounidense semiótico yteórico cultural Walter Mignolo. Sinembargo, hay un creciente número deacadémicos asociados con el grupo, par-ticularmente en los países andinos y losEstados Unidos. En años recientes, el gru-po se ha reunido en torno a numerososproyectos y lugares en Quito, Ciudad deMéxico y Chapel Hill/Durham y Berkeleyen los Estados Unidos. Para las principa-les ideas presentadas acá, véase Dussel([1975] 1983, 1992, 1993, 1996, 2000);Quijano (1993, 2000); Mignolo (2000,2001); Mignolo, ed. (2001); Lander, ed.(2000); Castro-Gómez (1996); Castro-Gómez y Mendieta, eds. (1998); Castro-Gómez, ed. (2000); Walsh, Schiwy y Cas-tro-Gómez, eds. (2002). Pocos de estosdebates han sido traducidos al inglés. Véa-se Beverly and Oviedo, eds. (1993) paraalgunos de los trabajos de estos autoresen inglés. Un volumen en este idioma hasido recientemente dedicado al trabajode Dussel (Alcoff and Mendieta, eds.2000). La revista Nepantla. Views fromSouth, fundada recientemente en la Uni-

    versidad de Duke, tiene un foco parcialen los trabajos de este grupo. Véase espe-cialmente el Vol. 1, No 3 del 2000. Otrovolumen en inglés, por Grosfogel ySaldívar, se encuentra en preparación.

    5 En castellano en el original (N.T.).

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