RECUERDOS Y APUNTAMIENTOS

Publicaciones del Ministerio de Educación de Colombia.Departamento de Extensión Cultural y Bellas Artes.

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JOSE CAlCE DO ROJAS

R E e u E R D o S yAPUNTA~IIENTOS

BIBLIOTECA POPULAR DE CULTURA COLOMBIANA

Imp,'.e<> en la Editorial Iqueima. carrera 10t, No. 21-22, Bogotá

INTRODUCCION

EL COSTUMBRISMO EN LA LITERATURACOLOMBIANA

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En la historia de la literatura colombiana elcostumbrismo ocupa un lugar de indiscutible ysingular importancia. Su e::t:istencia aba/rca todala segunda mitad del siglo XIX y su influenciase prolonga, al través de diferentes alternativas,casi hasta nuestros días. Para definirlo, con suexcelente pTosa, ha dicho don Antonio José Res-trepo: "Género 'realista, debe ser saleroso al pro-pio tiempo para conserva'r su carácter de merocuadro de costumbres. No aspira a conmover pa-ra revolucionar, apenas si pinta, para corregircon suwue tono; ni tampoco cava en el estercolerosocial, con la pluma hecha piqueta o bordón fe-rrado, para extirpar inju,sticias, remover privi-legios y cambia?' instituciones: Tl'isca porent'rela marafía human(t, a,punta más bien Zos defec-tos que los "Jicios y retrata, Zas personas y las co-sas, dejando su huella tenue para consulta decuriosos y a,rtistas que quieran volver sobre elpasa,do ... " " ... De cuando en cuando un con-cepto filosófico del autOJ', ti1'ado aUí al desgaire,o una cifra, o un dato, un toque sociológico, pue-de revelarnos 6U alta c~,:,'ura, su escuela política,

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tju faz moral entera. Pero una rigurosa economíadebe presidir a estas verdaderas lícencias delgénero, que es peculíar,mente descriptivo, pinto-resco, ameno y literario". A esta rigurosa y exac-ta definición no se pued'3, en verdad, agregarnada.

Los más autorizados historiadores de nuestraliteratura coinciden en señalar como origen d3lcostumbrismo colombiano la influencia ejercidasobre sus principalse cultivadores por quienescrearon el género en España, es decir, MarianoJosé Larra (1809-1837), Ramón de MesonzroRomanos (1803-1882) y Serafín Estébanez Cal-derón (1799-1867), autores en su orden de Ar-tículos, Escenas matritenses y Escenas andalu-zas, libros donde fueron recogidas sus más nota-bles producciones publicadas antes en el popularperiódico El pobrecito hablador.

Esta influencia es innegable. Pero no resultaimpertinente, ni superfluo, agregar que si tanhondamente penetró en nuestro m3dio el costum-brismo, cuyos geniales exponentes del siglo pa-sado superaron, por la calidad de sus obras,' asus maestros españoles, tal fenó(Ynenoobedeció alhecho evidente de que aquella influencia encon-tró terreno con'lJenientemente abonado en lascondiciones económicas, políticos y sociales queprevalecían en la república de Nueva Granada yen la Confederación Granadina, nombr.es que poraquellos tiempos ostentó nuestra patria. En efec-to, tales condiciones eran estrictamente semejan-tes a las que existían en España. En ambas na-ciones, naturalmente con distintas peculiaridades,se desarrollaba entonces ~m complejo proceso 80-

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cial caracterizado por la lucha que libraban lasfuerzas que 'para asumir la dirección de la socie-dad se veían obligadas a eliminar el predominiodel absolutismo feudal.

En la literatura ,espafíola del siglo pasado -co-mo consecuencia del proceso social a que antes sealudü~- se produjeron vertiginosas transformarciones que no pudieron menos que reflejarse enl.a nuestra. El pseudo-clasicismo fue desalojadopor el romanticislmo. Pero al mismo tiempo éstefue desplazado por el realismo que irrumpió vi-gorosamente como una exigencia social. Todo es-to dentro de un lapso relativamente brev,e.

De esta manera surgió el costumbrismo que enle fondo es solamente una discreta manifesta-ción de realismo, una tendencia a observar a lasociedad objetivamente y a insinuar apenas eldrama humano que la agita y que se hace paten-te al través de múltiples formas.

II

"El grupo de costumbristas tuvo aquí por Clm-

tro la tertulia literaria de El Mosaicó d'3 caráctermuy familiar e íntimo pero que influyó grande-mente en las letras ... ", ha dicho don AntonioGómez Restrepo. Y monseñor Rafael María Carrrasquilla ha descrito aquella. tertulia con estaspalabras: "El Mosaico titulado así del nombredel mejor periódico literario que se ha publicadoen Bogotá se formó por los años de 18/58 y duróhaBta 1870. No tenía p'residente, ni secretario,ni mucho menos tesorero, carecía de estatutos,de reglamento, de local de sesion'3s 11 de día fijo

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en que reunirse. Cualquiera tarde uno de los indi-viduos que la componían mandaba a avisar 9, losdemás que había mosaico en su casa. Iban los quepodían o querían,. discurrían de cuanto es mate-ria de conveTSación, menos lo que ofende el de-coro y la urbanidad más exquisita; leían lo quetenían escrito, y censuraban o aplaudían con lamás absoluta libertad; tomaban chocolate ,mejoro peor acompaiíado de lo que el1 Bogota llamamosarandelas y en paz el alma y contento el espíritu,se retiraban antes de media noche a sus casas ..."" ... El Mosaico dirigió la con'iente desbordadadel romanticismo por los cauces del buen gusto;hizo amigos y hermanos de hombres de las másencontradas ideas religiosas y políticas; les ense-ñó prácticamente la virtud cristiana, de la tole-rancia, sin perjuicio de la integridad de los prin-cipios".

Numerosos eran lso contertulios de El Mosai-co. Allí alternaban José Caicedo Rojas, José Jod-quín Borda, José María Bergara y Bergara, Ma-nuel Pamba, Salvador Camacho Roldán, RicardoCarrasquilla, Eugenio Díaz, José David Guarín,Jorge Isaacs. José Manuel Marroquín, Felipe Pé-rez, Emiro Kastos, Ricardo Silva, Di3go Fallan,Teodoro Valenzuela y muchos otros que resulta-rIa largo enumel'ar. Las encontl'adas ideas reli-giosas y polííicas -a que alude monseñor Ca-rrasquilla- y que se perciben en el periódico qU9les se'rvía de óTgano d:~ D,¡;pres'ión, como es ape-nas natural produjeron tt?:ferentes tendencias ar-tísticas. Casi ninguno ele ellos se escapa a la in-fluencia del romanticismo cuya poderosa com-bustión espiritual es 8" inmediato antecedente.

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Pero tal influencia se encuentra atemperada porel dominio sobre las emociones que produce unasevera dÜJciplina intelectual y por el aporte delrealismo que ~eciben. Por eso puede afirmarse'que de la síntesis de estas opuestas tendencias-romanticismo y realismo- surge en toda suplenitud el costumbrismo .•

Como en España donde Larra, M esone1'ORo-manos y Estébanez Calderón, ,exhiben opuestostemperamentos, también entre nosotros, los crea-dores del costumbrismo orientan su actividad ar-tística.s ha.cia. las más va.ria.da.sdirecciones. Sinembargo, una. recóndita. corriente de unida.d sepercibe en la. obra. de todos ellos. Pero esta. cir-cunstancia. en ningún momento los coloca. en elter'reno de la monótona repetición. Por el contra-rio en sus producciones se pueden observar cua-lidades y defectos, rasgos y peculiaridades, con-forme a. la. cultura, a las ideas, las inclinacionesy el temperamento individual de ca.da.uno, quelas identifican plenamente y las diferencia. en-tre sí.

De esta manera en cada uno de nuestros C03-

tumbrista.s podemos encontrar caracteres defini-dos e inconfundibles, algo esencial que les perte-nece exclusivamente. Así en José Caicedo Rojas,su estilo y la tendencia a bl"Índar una grata i1n-presión de la vida; en José Joaquín Borda. lapreocupación encaminada a dar a la historia. una.prescnta.ción amena. y pintoresca.,· en CamachoRoldá,n la exactitud y belleza de la.s descripcio-ne.<:y el conocÍ'miento profundo de los problemaseconómicos y políticos de su época; en Carras-quilla su festiva. poesía, su fino humor del cual

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está ausente todo sentimiento de amargura; enEugenio Díaz su objetividad en la narración yuna incipiente inquietud por los problemas socia-les que se manifiesta en la pintura fiel que ofre-ce de la vida de los campesinos en su Manuela;en José David Guarín su ironía, a veces acerba,apenas atenuada un poco por su sentido de lo có-mico; en Jorge Isaacs la pU1'ezadel ,estilo, la exal-tación de nobles sentimientos iJ la preocupaciónpor los dramas humanos de los seres más humil-des que presenta en María al describi?"la vida delos esclavos,. en J.1arroquín su innata capacidadde versificador, su CandOl"OSOrealismo y su fes-tivo humor; en Felipe Pérez los vastos conoci-mientos históricos trasladados a sus novelas,. enEmiro Kastos la constante inconformidad con lasociedad donde le correspondió vivir,. en José1r!aría Samper su severa elocuencia, sus dotes depensador, su afán invcstigativo y su e1'udición.y así todos los hombres de esta prodigiosa pro-moción cuyo aporte a la cultura colombiana tieneun inestimable valor.

III

Edad de oro de las letras colombianas ha lla-mado, no sin razón, el padre José Joaquín Ortegaa esta época de nuestm historia literaria. Dentrode sus dilatados dominios la figura de don JoséCaicedo Rojas ocupa un destacado lugar. Suobra, hija ele fecunda (0(~tii)icladcreadora, es unaele las más extensas que puda j"egistrarse y e:r-hibe un indiscutible valor. Nacido en Bogotá el8 de agosto de 1816 y f :Zecidoen la misma ciu-

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dad el 20 de octubre de 1898, su vida recibió lapoderosa influencia de esa época tan rica enacontecimientos. Apuntes de Ranchería y Recuer-dos y Apuntamientos son muestra de ello.

La pluma de Caicedo Rojas ?'ecorrió todos losgéneros de la literatuf'u: poesía, novela, teatro,crítica, histoTia, bíogmfía. Y tuvo tiempo no sólopara producir su propia obm sino también peLraponer su prodig¿DE:a capacidad de trabajo al ser-vicio de otras personas. A propósito de este ras-go del escritor, don Antonio Gómez Restr'epo, hadicho: "La genial benevolencia de clan Pepe, co-mo lo llamaban cClTiñosamente sus amigos, lo lle-vó a presta?' su elegante pluma para redactar me-morias ajenas y así salieron los Recuerdos deTierra Santa' de don Rafael Duque Uribe y lascélebres Memorias de un abanderado de don JoséMaría Espinosa".

Cultivó Ca,iceclo Rojas la poesía con sencilla de-'voción. Sus poenws ocupan uno de los tres volú-menes del Parnaso Colombiano que editó Verga-ra y Vergara en 1867. Su poesía muestra tenden-cias clásicas vigorizadas por el ardiente espírituromántico de la época. El primer baño y La fueI\-te de Torca son poemas suyos ampliamente cono-'cidos. También fue autor de obras teatrales. Lasprincipales de ella8 fueron Gratitud de un artis-ta, Celos, amor y ambición !J Miguel de Cervan-tes. De las d08 últúna8 se sabe que fueron lleva-das a escena, pe¡'o ninguna de las tres fue pu-blicada y sus originares han desaparecido. Sobresu labor como poe/a 11 a1dor teatnil ha dicho donAntonio Gómez Restrepo: "Si como poeta líricoy como dmmaturgo la, ,','gura de Caicedo Rojas

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no ocupa un puesto de primer orden en nuestrahitoría literaria, en cambio es uno de nuestrosmás castizos y deleitosos prosistas".

Así es en efecto. Sus novelas y sus cuadros decostumbres se distinguen por la fidelidad con quelogró captar el medio social, por su estilo lim-pio, sin amaneramientos, por la agudeza de susapreciaciones y por el ingenuo humor que fluyede ellos. Su contemporáneo, don José ManuelMarroquín dice al respecto: "Las composicionesen que pinta escenas de la naturaleza, sucesos ycostumbres, son notables en el género descripti-vo. M ézclase en ellas del modo más agradable lagracia, la naturalidad y cierta amable ligereza,con la verdad, la observación y la filosofía". E11rtre sus obras de este género pueden citarse DonAlvaro, cuadros de costu'nbr'e de la época colo-nial y las ya mencionadas Apuntes de Ranchería,donde figuran sus novelas cortas Los amantes deUsaquén y El tiple, y Recuerdos y Apuntamien-tos que incluye El teatro en Bogotá, página maes-tra de fresco realismo, llena de anécdotas fiel-mente transcritas y de acontecimientos que alleerlos recobran verdadera actualidad gracias ala vida que su autor 8UPO imprimirles.

La b1:ografía ?J la critica literar1:a tuvierontambién en Caicedo Rojas un auténtico represen-tante. Sus biografías de fray Domingo de lasCasas y del al'tista Joaquín Guarín, su estudiosobre Luis VaTgas Tejada y su ensayo Algo so-bre la poesía épica nacional, así lo testimonian.

La larga m:da de don José Caíeedo RojaB es,ante todo, un caso ejemplar' de fecunda actividad.Además de su vasta olra liter'aria realizó una

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meritoria labor en la educación de la niñez y dela juventud. Tuvo también accidentales interven-ciones en la lucha polítiea en defensa de sus con-vicciones ideológicas, fue diputado al CongresoNacional, por la p1'ovincia de Bogotá en 1850 yocupó algunos cargos importantes de la adminis-tración pública. Como periodista llevó a cabo unalabor infatigab¿e. Ca/aGoró en todos los periódi-cos y revistas de su época y populctrizó los seu-dónimos de Yarilpa y Celta con los cuales solíafirmar sus artículos.

Entre todas lcts obras de don José Caicedo Ro-jas Recuerdos y Apuntamientos sobresale por ladiafanidad de su estilo, la sobriedad de sus con-ceptos y el valor inagotable que tiene como fU'3n-te para el estudio de una de las épocas más im-portantes de la historia nacional.

A mi señora D. A~B. de C.

Muy respetada señora y estimada amiga:Usted ha tenido la bondad de pedirme que

le informe por escrito sobre algunos puntosrelacionados con la historia de nuestro país.Deseo complacer a usted, y le doy las gracias.Los borrones que iré enviando a usted suce-sivamente con el título de Recuerdos y apun-tamientos, no son un trabajo conveniente-mente preparado, ni hay en ellos un plan re-gular, ni un orden rigurosamente cronológico:son una miscelánea o centón que por su va-riedad podrá hacer menos enojosa su lecturapara usted. Las señoras, por lo común, sonpocos amigas de lo viejo, y así, para no ha-blar de cosas añejas, me contraeré a algunosde los principales acontecimientos del siglopasado, mezclados con algo de los del pre-sente.

Como usted lo desea, la autorizó para quehaga de estas líneas el uso que a bien tenga,incluso el de echarlas al fuego; pero si asílo hiciera usted con mis recuerdos, espero queno haga lo mismo con los suyos.

De usted respetuoso amigo y admirador.Q. B. S. P.,

CELTA