recordando al sacerdote jesuita jose martin cuesta

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RECORDANDO AL SACERDOTE JESUITA JOSE MARTIN CUESTA Por : Luis Otilio García Hernández El RVDO. Padre José Martín Cuesta Sj. durante muchos años, entregó su vida como sacerdote en la Provincia de San Ignacio, y nuestra gratitud es por su espíritu humanitario, por su contribución a la educación y por la misión evangelizadora en la selva peruana. Tuve la suerte de conocerlo cuando era niño, yo estudiaba en la escuela parroquial y el padre era el Director ( 04 de abril de 1963) actualmente Institución Educativa No. 16470 en la ciudad de San Ignacio . El Padre José Martín Cuesta con una mentalidad progresista, fiel al evangelio, defendió los derechos de las comunidades nativas del Distrito de San José de Lourdes, en la Provincia de San Ignacio, Región de Cajamarca – Perú. En una ocasión llegaron un grupo de nativos, traídos por el padre Martín Cuestas, cuando los mirábamos trataban de esconderse, estaban casi desnudos, con sus coronas adornadas de plumas multicolores de aves silvestres, el padre los había ubicado en una pequeña casa cerca de la parroquia, y apenas se les podía ver por momentos cuando sus cabezas asomaban por la puerta. Recuerdo que al padre nos llamó la atención y nos dijo sonriendo: no los molesten , dejadlos tranquilos , ustedes iros a casa … , nunca habíamos visto a nativos, y como todo niño llevados por la curiosidad nos parecía extraño ver seres humanos aún no civilizados y en esas condiciones , pero a la vez nos parecía bien que vengan a visitarnos . Escuchábamos que

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RECORDANDO AL SACERDOTE JESUITA JOSE MARTIN CUESTA

Por : Luis Otilio García Hernández

El RVDO. Padre José Martín Cuesta Sj. durante muchos años, entregó su vida como sacerdote en la Provincia de San Ignacio, y nuestra gratitud es por su espíritu humanitario, por su contribución a la educación y por la misión evangelizadora en la selva peruana.

Tuve la suerte de conocerlo cuando era niño, yo estudiaba en la escuela parroquial y el padre era el Director ( 04 de abril de 1963) actualmente Institución Educativa No. 16470 en la ciudad de San Ignacio . El Padre José Martín Cuesta con una mentalidad progresista, fiel al evangelio, defendió los derechos de las comunidades nativas del Distrito de San José de Lourdes, en la Provincia de San Ignacio, Región de Cajamarca – Perú.

En una ocasión llegaron un grupo de nativos, traídos por el padre Martín Cuestas, cuando los mirábamos trataban de esconderse, estaban casi desnudos, con sus coronas adornadas de plumas multicolores de aves silvestres, el padre los había ubicado en una pequeña casa cerca de la parroquia, y apenas se les podía ver por momentos cuando sus cabezas asomaban por la puerta. Recuerdo que al padre nos llamó la atención y nos dijo sonriendo: no los molesten , dejadlos tranquilos , ustedes iros a casa … , nunca habíamos visto a nativos, y como todo niño llevados por la curiosidad nos parecía extraño ver seres humanos aún no civilizados y en esas condiciones , pero a la vez nos parecía bien que vengan a visitarnos . Escuchábamos que eran seres temibles, que reducían las cabezas de sus enemigos al tamaño de un puño y tantas versiones propias de sus creencias y costumbres que solamente el Padre José Martín Cuesta daba cuenta de su veracidad, por ser el único sacerdote jesuita que logró en aquellos años ser aceptado por las comunidades nativas.

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La iniciativa de escribir sobre el mencionado sacerdote, es a la poca información que existe sobre su vida, y todo lo que hizo por el progreso de San Ignacio, es merecido el monumento en su memoria ubicado en la Plaza de la Ciudad de San Ignacio , en la Región de Cajamarca ( Perú) .

En su obra “Entre el Cóndor y el Marañón” , el sacerdote escribe muchas anécdotas del proceso evangelizador con los aguarunas y jíbaros asentados en la región pre-amazónica del Marañón.

El Padre José Martín Cuesta nace el 5 de marzo de 1911 en Tornavacas ( Cáceres) , Diócesis de Plasencia , España. Sus padres fueron Luis Martín Cuesta y María Cuesta Cruz. Fue bautizado el 13 de marzo de 1911 en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Tornavacas.Ingresó en el Seminario de Ciudad Real en el año 1924. -Noviciado Jesuita: 7 de junio de 1928 en Aranjuez, ordenado sacerdote el 13 de mayo de 1942 en Granada y marcha a las misiones en el año 1944.

El Padre General de la Compañía le dio el nombramiento de marchar a Japón de misionero. Estando en Perú, dispuesto a embarcarse, recibe una comunicación para que no se embarque, porque ha estallado la guerra de Japón contra Estados Unidos.

Después de unos meses en el Perú le comunican de Roma que se prepare durante un año para penetrar en los territorios de los Aguarunas en Perú, que se la considera una de las misiones más difíciles de la Iglesia. Entra, por fin, entre los Jíbaros y allí permanece durante cuarenta años con ellos haciendo una labor de evangelización y de civilización asombrosa.

El Padre José Martín Cuestas , falleció en la ciudad de Lima en marzo de 1996 a los 85 años de edad , antes de morir visitó a su familia en el Valle de Jerte- Tornavacas – España , en una entrevista en España un periodista lo presentó como el último de los conquistadores extremeños en la América Hispana. Efectivamente él fue un conquistador, no de tierra en el sentido humano, sino conquistador de almas, transformando a aquellos salvajes en donde ningún misionero se había atrevido a entrar en los siglos XVII y XVIII porque al que se atrevía le cortaban la cabeza.

Así como él hay otros sacerdotes jesuitas a quienes conocí en mi adolescencia, que comprometidos con el evangelio trabajaron organizando el Movimiento de Catequistas, Los Promotores de Salud, la Juventud Estudiantil Católica-JEC , durante las décadas del 70,80 y 90 del Siglo XX , tales como : Jaime López Dóriga , José María Iguzquiza , José María Gil Rubio, Patricio Casey Litle , Javier Uriarte Centaño, Fernando Jiménez Figueruela;

MEMORIAS DEL PADRE JOSE MARTIN CUESTAS Sj.

“Nunca jamás se me había ocurrido escribir mis Memorias. Tan triviales y ordinarias me parecían mis cosas que no creía merecieran relatarse. Incluso cuando Dios quiso que yo fuera el primer misionero moderno que entró a los JIBAROS, reductores de cabezas humanas y me establecí con ellos en su tierra, ni una sola vez pasó por mi mente escribirlas.

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Es verdad que cuando intenté penetrar por primera vez en su medio, en noviembre de 1945, oía repetir una y otra vez a los cristianos fronterizos de San José de Lourdes esta frase proverbial, transmitida de padres a hijos: “Entrar en la Jibaría es muerte segura”. Pero pronto pude darme cuenta que sí había peligro para la vida por motivo de enfermedad, ríos, insectos, fieras y serpientes venenosas, pero no por los Aguarunas, si se entraba para ayudarlos a su desarrollo y no para su explotación".

Y cuando Dios permitió que estuviera en peligro grave de ahogarme en el Marañón en 1946, tampoco pensé que pudieran interesar para la posteridad mis entradas y viajes misionales, hasta que en diciembre de 1980 me inquietaba en Roma el misionero alemán P. José Shhütte.

Desde el principio de mi vida misionera el P. Juan Albacete me había recomendado que, siempre que pudiera, sacara copia de mis primeras relaciones y cartas con recuerdos de mis actividades misioneras, que me han servido ahora en mis Memorias.

Tantos viajes y cambios de casa me obligaron a ciertas purgas periódicas, sin criterio alguno técnico metodológico. Felizmente pudieron salvarse del cesto de papeles y polilla algunas de las más importantes notas de mi época de Santa María de Nieva, gracias a los buenos servicios del Hno. Felipe Nevado, que al verlas medio podridas por la humedad en el desván y pasto del comején (polilla) le vino en mente traérmelas un día a La Coipa, parte de las cuales he podido aprovechar.

Ojala se leyeran con el gusto y agrado que dicen se leían mis primeras relaciones en los comedores jesuitas del Perú y España, que sin duda se debía más a la novedad del momento histórico, que al valor intrínseco y extrínseco de ellas. Algunas de ellas se publicaron en la revista misional jesuita “Siglo de las Misiones”. Me daría por contento y satisfecho si acaso pudieran ser actualmente de alguna utilidad pública por los diversos temas sociológicos, religiosos, antropológicos e históricos, que me tocó vivir. Reconozco que todo fue obra exclusiva del Señor, fuente de vida y bien, como lo fue toda mi labor misional durante mis 38 años seguidos. A El se las consagro para que tengan vida y fructifiquen.

No descarto en ellas errores subjetivos míos, hasta materiales, de los que difícilmente podemos vernos libres los seres humanos. Pido disculpas por cualquier desliz u omisión involuntaria, latente o manifiesta. Sólo cuando nuestras almas se iluminen con la luz esplendorosa del Creador, nos veremos enteramente libres de semejantes errores e ilusiones. Jesucristo el Señor quiera irradiar sobre ellas algún destello de su luz y verdad, que siempre traen consigo paz y dicha sin fin.

El primer bloque, en que divido mis Memorias Misioneras, que titulo EN CAMINO MISIONERO, podrá servir quizás al lector amigo de ambientación, para percibir el entorno rural de tan cristiana raigambre familiar, la trayectoria de mi vocación misionera, así como los medios de que se valió Dios para traerme al Perú y escogerme para ser uno de los fundadores de la Misión moderna Jesuita del Marañón. Y a partir del segundo bloque se inician ya propiamente mis Memorias Misioneras.

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EL ÚLTIMO ADIOS

Al final de mi vida terrena, cuando ya he cumplido el 7 de junio del 88 mis 60 años de vida religiosa en la Compañía de Jesús y estoy para cumplir el próximo 5 de marzo mis 80 años de edad y están cercanas mis bodas de oro sacerdotales el 13-5-92, me siento en la obligación de reconocer y proclamar sin la menor duda, que todo cuanto bueno, extraordinario y fructífero, aparezca en mi larga vida misionera y en estos mis últimos años de escritor y operario es todo, absolutamente todo, del Señor, dueño de la mies y fuente de todo bien; y que todo aquello defectuoso e imperfecto o errado que resalte lo mismo en mi vida que en mis libros y memorias, es ciertamente propio mío, de mi nada y egoísmo.

Estoy convencido de que Jesucristo en mi vida ha sido y es toda mi razón de ser, mi corazón y mi única esperanza para el porvenir. Mi natural corpóreo y mi vivir terreno siento ya que se desmorona. Me agradaría que mi Padre Dios no tardara en llamarme a su Reino eterno, para participar ya sin temor alguno de su bondad, poder y sabiduría infinita. Y juntarme con todos los seres queridos que me antecedieron.

Sólo así podrá alcanzar su plenitud mi ser creado y se colmarán las ansias de felicidad, amor y saber del corazón humano. Entonces será cuando, ya sin rodeos y trabas, llegaré a participar de la naturaleza divina.

En varias oportunidades he pensado y hasta soñado y deseado que mis restos mortales descansaran en San Ignacio, junto a los del P. Albacete; pero en estos momentos me inclino y prefiero que sea mejor dónde y cómo mi Padre Dios quiera, porque para Dios y las almas ya no hay espacio ni distancias en la otra vida. ¡Que se haga ahora y siempre, Señor, tu voluntad! Amén, amén.

Despedida última

Como recuerdo póstumo de estas mis Memorias, quiero que mi despedida última sea de la tierra y familia donde nací, en la que el Señor me hizo Hijo de Dios y me llamó a ser su sacerdote misionero en la Compañía de Jesús. Acepto gustoso todos los planes y designios amorosos de Dios sobre mí en la vida religiosa y misionera, para los que me dio salud corporal y espiritual. Por todo ello, ¡mil gracias, Señor!

Estoy ya en los umbrales de mis Bodas de oro sacerdotales. Repito que no me disgustaría que mis restos mortales descansaran en San Ignacio frente a los del P. Juan Albacete, para hacerle compañía, en el sitio reservado sin mi anuencia. Y sobre esto y todo lo demás, prefiero siempre que sea esto donde el mismo Señor determine.

Al leer en sus mismas palabras del Padre José Martín Cuestas, siento cuan profundo fue su amor por Jesucristo, su vida de oración, su bondad, la valoración al ser humano , la defensa de sus derechos y de sus bosques .

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Recuerdo a mi padre Segundo García Pintado al primer gestor de la carretera San Ignacio – Namballe y mi madre Hilda Hernández García que en la actualidad viven en el Caserío de Marizagua , en San Ignacio, hablar del Padre Juan Albacete y del Hermano Pedro López, hermanos cristianos , que pusieron las bases para consolidar la religiosidad católica en la provincia de San Ignacio.

SEMBLANZA QUE HIZO DEL PADRE MARTIN CUESTA EL GENERAL DE LOS JESUITAS, PADRE ARRUPE, AL CUMPLIR LAS BODAS DE ORO EN LA COMPAÑIA DE JESUS

“Fue usted el primero que entró en contacto con la tribu Aguaruna en Chingusal, saliendo para aquella memorable expedición desde San Ignacio en Compañía del buen hermano Pedro López. Bajó varias veces por los terribles pongos del Marañón desde el puerto de Bellavista en las frágiles balsas de entonces y fundó el puesto misional de Santa María de Nieva. Nadie, como usted, conoce los ríos Marañón, Nieva y Santiago. Innumerables veces los ha recorrido sembrando la Buena Nueva del Señor en tantos hombres ignorados por la civilización y asistiéndolos con competencia y cariño en sus enfermedades y epidemias.

Ha sido usted un misionero de corazón, de recia personalidad y espíritu emprendedor, como lo prueban últimamente los proyectos y realizaciones sobre las cooperativas, que usted asesora acertadamente desde la Coipa. San Ignacio también sabe de su actividad apostólica y de su preocupación evangelizadora.

El Señor sabrá premiarle tantos servicios como ha cumplido en la compañía. Al unirme personalmente a su alegría, quiero también agradecerle, en mi nombre y en el de la Compañía, la fiel y constante dedicación al servicio de los más pobres y la alegría y sencillez con que ha vivido su entrega”.

+ P. Pedro Arrupe,

General de la Compañía de Jesús

(7 de junio de 1978)

Espero, y es mi deseo que estas menorías del Padre José Martín Cuestas , sirva para que los peruanos y especialmente los sanignacinos y jaénos reconozcamos , valoremos y expresemos nuestra gratitud, a una persona que entregó su vida lejos de su familia y de su patria , sirviendo a la luz del evangelio a los más humildes y necesitados de la selva peruana.