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RECOMENDACIONES PARA BAILAR

DANZAS DE ORIENTE

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EL APRENDIZAJE DEL OÍDO

Para aprender a bailar cualquier tipo de danza, es indispensable entrenar el oído para que

reconozca sus particularidades. En la danza oriental, este entrenamiento comprende

esencialmente el ritmo, la melodía y la dinámica de las distintas piezas musicales. Si consigues

reconocer estos elementos y sentirlos como parte de ti, la danza se convertirá en una forma de

expresar tus sentimientos y emociones, tu sensualidad y tu personalidad. De otro modo, será tan sólo un conjunto de poses y movimientos mecánicos.

El presente ejercicio te ayudará a desarrollar tu sensibilidad musical, al mismo tiempo que interiorizas los elementos básicos de la danza:

Pon una pieza de música, una que te gusta mucho, porque la vas a escuchar muchas veces. De

hecho, no deberías bailar nunca con música que no te anime. Si lo haces, será mucho más difícil

conectar con tu alma y a lo mejor dejarás de practicar más rápidamente. Tiéndete en el suelo y

trata de relajar tu cuerpo al máximo. Escúchala varias veces, hasta que sientas que “resuena” en

tus oídos. No trates de analizar la música, sino de sentirla con todas las partes de tu cuerpo.

Deja que tus emociones fluyan con libertad, pregúntate si las notas y los compases te suscitan

alegría, tristeza, nostalgia, etc.

EL ESPACIO FÍSICO Y LA VESTIMENTA:

Los movimientos de la danza oriental están centrados en el torso y, en principio, requieren poco

espacio para practicar. Sin embargo, es importante que el espacio físico te permita sentirte relajada y a salvo de interrupciones. Unos tres metros cuadrados son suficientes.

Debe utilizarse ropa cómoda pero femenina, una falda larga de gasa con volantes, unos

bombachos de fantasía o un calentador ceñido, un top o corpiño con ombligo descubierto para

poder ver los movimientos del vientre, un pañuelo en la cadera con monedas o bien sin nada para

marcar los movimientos de la misma, ayuda mucho también la utilización de maquillaje para la

clase. Lo mejor es estar descalza, si la temperatura lo permite. Se puede ambientar el espacio

con un palito de incienso o una vela.

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El calentamiento

La rutina de calentamiento es la preparación adecuada para poder realizar cualquier pose,

postura o movimiento.

Para hacer el calentamiento, deben elegirse piezas de música lenta y suave que ayuden a la

relajación y a entrar en contacto contigo misma.

Debes empezar con la toma de conciencia de tu estado físico. Debes observar la respiración, hay

que lograr que sea completa y profunda, porque es una clave en el crecimiento personal.

Postura básica para danzar:

Tomar esta postura significa evitar dolores de espalda, muy frecuentes en las bailarinas que no cuidan su naturaleza corporal.

Consiste en llevar la pelvis hacia delante y hacia arriba, flexionando y abriendo las rodillas, para

que queden alineadas con los pies. Estos se colocan poco separados, mirando al frente. Los

brazos semiabiertos y los codos como si estuviesen apoyados en una mesa. Fuerza en el

abdomen. El pecho y la cabeza erguidos, pero no tensos, pues la postura debe permitirte sentirte cómoda.

Para empezar a bailar la danza oriental

La danza árabe apunta a una conexión interior con la esencia femenina, revalorizar nuestra

condición y seducción. Amor hacia nosotras mismas y nuestro cuerpo, nuestro sexo y

nuestra expresión del mismo. Es una conjunción entre emoción y técnica, además de un trabajo

de creatividad de la aprendiz.

Cada mujer aprende a crear su propia danza, logrando así plasmar en el cuerpo lo que el alma

clama.

La danza está compuesta por posturas, desplazamientos y movimientos. Los desplazamientos

son los mismos que utilizaban las sacerdotisas creadoras de esta danza en el Antiguo Egipto, en

los cultos religiosos. De movimientos circulares y laterales derivan los "pasos de danza" que serán combinados según los ritmos de la música y la opción estética de la bailarina.

La música oriental se inicia lenta, suave, con instrumentos como el laúd, violín, cítara, flauta,

finalizando en un ritmo fuerte con instrumentos de percusión como el daff, tambor, derbaque,

sagat, pandero. Esto permite responder con cada parte del cuerpo a los sonidos de cada uno de

esos instrumentos. La bailarina debe ser una “extensión” de la música. Los movimientos

deben estar tan compenetrados con los acordes que permitan el aporte de una gran expresividad

y muestra de sentimientos.

El tiempo que lleva dominar la técnica es relativo a cada mujer. El espíritu objetivo de esta

danza es el de divertirse en el camino que lleva a la plenitud experimentada cuando el cuerpo está en movimiento.

Hay que practicar de manera sutil y suave, no venciendo al cuerpo sino consiguiendo su colaboración. Así se activa la energía vital.