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ÁREA DE CONSERVACIÓN LA AMISTAD CARIBE – ACLAC

Con el apoyo de:

SISTEMA NACIONAL DE ÁREAS DE CONSERVACIÓN – SINAC MINISTERIO DE AMBIENTE Y ENERGÍA – MINAE

PROYECTO PARA LA PROMOCIÓN DEL MANEJO PARTICIPATIVO EN LA CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDAD – MAPCOBIO

AGENCIA DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL DE JAPÓN – JICA

Limón, 2017

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Reconocimientos …………………………………..…..………………………………………..……………….………..……

Presentación………………………..…..………………………………………..……………………..…………….….…………

Introducción………………………..…..………………………………………..……………………..…………….….…………

Metodología ……………………..…..………………………………………….…………………..………………..……………

Capítulo 1. Características generales……………………………………………………..………..………………

Capítulo 2. Antecedentes y llegada de un conflicto……………………………..………..………………

Capítulo 3. Alcanzando un acuerdo para caminar juntos…………………..………..……….………

Capítulo 4. Conformación del Comité de Manejo ………………………………..………..………………

Capítulo 5. Manos a la obra……………………………………………………………………..………..………………

Capítulo 6. Cancelando una deuda ………………………………………………………..………..………………

Capítulo 7. Rechazo al modelo de manejo compartido……………………..………..…………..……

Capítulo 8. Reconocimiento del manejo compartido y derechos ancestrales……………

Capítulo 9. Vuelven a aparecer los duendes…….…………………………………..………..………………

Capítulo 10. Alerta y movilización comunal……….…………………………………..………..………………

Capítulo 11. Cambios ocurridos en el tiempo………………………………………..………..………………

Capítulo 12. Lecciones aprendidas …….………..…..………………………………………………..………………

Anexos..……………………………………………………………………………………………………………..……………………

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AUTORA DE VERSIÓN ORIGINAL

Maylin Mora Arias COLABORADORES

Olman Morales Dionni Palmer Brown FACILITADORES

Un agradecimiento al sociólogo Carlos Brenes Castillo y a Victoria Soto Navarrete por su apoyo en la facilitación del taller inicial de este proceso de sistematización.

SINAC, ACLAC. (2016). Sistematización del Proceso de Co-Manejo del Parque Nacional Cahuita, Talamanca, Limón, Costa Rica.

(506) 2758-6612 y 2758-6619; Tel Fax (506) 2758-6631. Limón; Limón. Apdo. 1077-3000, Limón, Costa Rica.

www.sinac.go.cr

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El Área de Conservación la Amistad Caribe (ACLAC) del Sistema Nacional de Áreas de Conservación del Ministerio de Ambiente y Energía (SINAC-MINAE), ha elaborado este documento de sistematización con el apoyo del Proyecto para la Promoción del Manejo Participativo en la Conservación de la Biodiversidad (MAPCOBIO), financiado por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA). El objetivo es documentar los conocimientos sobre la conservación participativa de la biodiversidad y su exitosa experiencia en el Área de Conservación, incluyendo actores sociales de la comunidad de Cahuita y funcionarios del SINAC-ACLAC quienes compartieron sus experiencias, contribuyendo a este proceso con sus vivencias, retos y lecciones aprendidas. Desde su creación en 1998, el ACLAC ha confiado en la capacidad de las comunidades para fortalecer y

respaldar los esfuerzos del Estado en materia de conservación. Una comunidad consciente del valor de sus recursos es una comunidad empoderada, comprometida, decidida a colaborar con la ejecución de buenas prácticas en beneficio de sus familias y del ambiente. A continuación, se expone el caso del Parque Nacional Cahuita, sector de Playa Blanca, un ejemplo de manejo efectivo de los recursos provenientes de un área silvestre protegida. Este caso es un modelo de gobernanza que integra el uso y manejo sostenible de los recursos naturales y la conservación de la biodiversidad, producto de un enclave histórico desarrollado en las hermosas playas del Caribe costarricense, en conjunto con los habitantes de la zona y el Estado. Esto lo ha convertido en un ejemplo de manejo participativo a nivel nacional e internacional.

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Para las Áreas de Conservación, la sistematización es una herramienta fundamental y un apoyo en la conservación de la biodiversidad, considerando que el Sistema cuenta con funcionarios y actores locales que son “libros vivientes”. Ellos guardan historias muy valiosas y, con su retiro, se llevan la experiencia generada y las vivencias compartidas en procesos de construcción de modelos de gobernanza, como es el caso del Parque Nacional Cahuita.

De ahí la necesidad de documentar los aportes y experiencias adquiridas sobre la participación de actores sociales, que ayuden a mejorar la gestión por medio del conocimiento y aprendizaje continuos. Con base en la descripción de su propia historia es posible elevar la toma de conciencia, la responsa-bilidad compartida y la capacidad en la toma de decisiones, desde un enfoque de mejoramiento y comprensión del proceso. También es factible el motivar a otras comunidades con el fin de conformar modelos como este.

El SINAC-ACLAC, en conjunto con actores de la sociedad civil, se planteó el reto de gestionar un área silvestre protegida mediante la figura de co-manejo, que por más de 20 años ha caracterizado al Parque Nacional

Cahuita y que constituye un elemento fundamental de la cultura del pueblo cahuiteño.

Sin embargo, el sentimiento de pertenencia de la comunidad de Cahuita respecto de su Parque Nacional no fue suficiente para generar buenas relaciones entre la Administración del Estado y el pueblo.

La negociación para llegar a este momento de la historia ha atravesado una serie de discrepancias y conflictos, pero la intervención del AC y de diversos personeros de diferentes administraciones del Estado ha propiciado un ambiente de buenas relaciones, convencidos de que la interrelación entre comunidades y áreas silvestres es una manera efectiva de obtener el mejor provecho de los recursos ecosistémicos. A continuación, la historia de este modelo de gobernanza.

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La metodología utilizada para esta sistematización consistió en los pasos señalados por el “Manual para Sistematizar Experiencias de Manejo Participativo en la Conservación de la Biodiversidad en el Sistema Nacional de Áreas de Conservación”, herramienta facilitada por el proyecto MAPCOBIO para documentar y fortalecer la participación de los actores sociales en el país. De previo a realizar este trabajo documental, fue necesario comprender la importancia de la participación ciudadana en la toma de decisiones, así como dimensionar lo que este aporte significa en el ámbito social y en la consolidación de la acción colectiva como afirmación de un desarrollo institucional. Posterior a ello, se procedió a alimentar cada una de las fases metodológicas. El primer paso consistió en definir “qué se va a sistematizar”, considerando aquellas experiencias o procesos de conservación de la biodiversidad relevantes según las dinámicas de participación de diversos actores y agentes, que mediante la acción colectiva han logrado innovar y generar resultados significativos para

consolidar la gestión participativa de la conservación. Seguidamente, se identificaron los “participantes de la sistematización”: aquellas personas, actores o agentes involucrados en los procesos participativos de conservación de la biodiversidad, incorporando a las personas más indicadas debido a su conocimiento sobre las acciones que se llevan y se llevaron a cabo. Como tercer paso, se inició la “construcción del proceso vivido”, con la elaboración de un mapa de proceso que fue dirigido por los actores, el cual contenía el punto de partida, la identificación de los hitos, el punto de llegada y la expectativa futura. En cada hito (evento) se identificaron los siguientes elementos: el contexto; el concepto de conservación y su enfoque; los propósitos y objetivos; las actividades de conservación registradas; los actores involucrados; los métodos y estrategias de participación; los medios y recursos económicos; y los mecanismos de evaluación, monitoreo y seguimiento. Se continuó con la definición de las “fuentes de información” a utilizar,

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entre ellos los informantes, documentación del proceso, talleres, reuniones, entrevistas, fotos, recorridos por el área de acción, grupos focales y la información obtenida en una matriz de registro. Posteriormente, se elaboró la “matriz de información”. Esta es la herramienta central del proceso de sistematización, ya que contiene los aspectos clave o variables a sistematizar, como los

diversos momentos o hitos identificados en el mapa del proceso. Como paso siguiente, se analizó la matriz a fin de detectar cambios en las líneas descriptivas. En este punto, se logró alimentar la matriz para incluir aspectos o situaciones más recientes; además, se le asignaron los nombres a los capítulos de la presente sistematización.

Figura 1. Matriz: resumen de nuestra experiencia

MOMENTOS Y ASPECTOS A

SISTEMATIZAR

Momento 1

Punto de Partida

Momentos del camino: los hitos del

camino recorrido

El resultado final. Cambios y lecciones

aprendidas

Momento futuro: Cómo vamos a

seguir

Contexto

Concepto y enfoque de

conservación

Propósito y objetivos

Actividades de conservación

Sujetos, actores y agentes

involucrados

Métodos y estrategias de participación

Medios y recursos

económicos

Mecanismos de evaluación y monitoreo

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Continuando con el proceso de construcción del insumo, se revisó la matriz para incluir nuevos acontecimientos y revisar la cronología de los mismos. También se identificaron las primeras lecciones aprendidas.

Dado que se realizaron adiciones a la matriz, se regresó a la revisión del mapa del proceso, con el fin de incluirle aspectos importantes que le dan solidez al documento de sistematización.

Se continuó con la redacción en prosa de la información recopilada, de manera que cada hito se convirtiera en un relato agradable y descriptivo de la situación, incluyendo fotografías que ilustraran las actividades.

Al final, se proyectaron las expectativas, las tendencias hacia dónde apuntan los cambios y las consecuencias de los hechos descritos anteriormente.

Luego se concluyeron las lecciones y el aprendizaje del proceso vivido, dando

paso al punto culminante del trabajo: consolidar la construcción de un verdadero conocimiento, facilitando la revisión del documento de manera integral mediante un taller final con un grupo ampliado de actores, donde se recibió retroalimentación.

En este momento del proceso, se integraron las observaciones realizadas en el taller de validación, incluyendo las recomendaciones y alternativas de réplica o mejora. Finalmente, con el aval de los involucrados, se procedió elaborar el documento de sistematización, utilizando diversas formas comunicacionales, tales como la local, formal e institucional y abierto a la opinión pública, con el objetivo de dar a conocer esta maravillosa experiencia.

Participantes en los talleres de sistematización.

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El Parque Nacional Cahuita se encuentra en la región Caribe Sur de Costa Rica, en la provincia de Limón, cantón de Talamanca y distrito Cahuita, a 42 kilómetros al sureste de la ciudad de Puerto Limón. Administrativamente, forma parte del Área de Conservación La Amistad Caribe (ACLAC), la cual está adscrita al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC). Primero se creó como Monumento Nacional, mediante el Decreto Ejecutivo Nº 1236-MAG del 24 de septiembre de 1970, y luego se declara como “Parque Nacional Cahuita” por medio del Decreto Ejecutivo No. 8989-A del 27 de abril de 1978.

Esta área silvestre protegida cuenta con 1.068 hectáreas en el área terrestre y 23.195 Ha en la parte marítima, de las cuales 600 Ha corresponden a zonas de arrecife. El área marina del Parque alberga uno de los arrecifes coralinos mejor desarrollados del litoral Caribe de Costa Rica.

En su porción terrestre, el Parque Nacional Cahuita (PNC) alberga una muestra de bosque pantanoso con

rodales puros de Yolillo (Arecaceae), Sangrillo (Fabaceae) y bosques de mangle, así como una gran diversidad de plantas epífitas y remanentes de bosque muy húmedo, típico de una Zona de Vida Bosque Húmedo Tropical (bh-T). Si bien es un área relativamente pequeña, en cuanto a su componente terrestre, el PNC presenta una alta diversidad de especies, lo cual es concordante con lo que sucede en toda la Zona Caribe de Costa Rica.

Como parte de la diversidad biológica que alberga esta área protegida, se destacan especies de mamíferos como el puma (Puma concolor), manigordo (Leopardos pardalis), mono cara blanca (Cebus capucinus), mono congo (Alouatta palliata), mapaches (Procyon lotor) y martillas (Potos flavus); también algunos anfibios como ranas arbóreas (Hyla sp.), ranas de lluvia (Eleutherodactylus sp.), serpientes venenosas como la terciopelo (Bothros asper) o la oropel (Bothriecis schlegelii), y culebras como la boas (Boa constrictor).

En el área marina del Parque residen y/o transitan especies de reptiles marinos como la tortuga baula

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(Dermochelys coriacea), la tortuga verde (Chelonia mydas) y la tortuga carey (Eretmochelys imbricata). En la zona de arrecife de coral es posible encontrar agregaciones coralinas de especies diversas, praderas de pastos marinos Thalassiatestudinum y

Syringodium filiforme y especies de peces como Sparisoma viridae y S. rubipinne (peces loro), Acanthurus coeruleus (cirujanos), Lutjanus apodus (pargo), entre otros. (Plan General de Manejo Parque Nacional Cahuita, 2013).

Mono cara blanca y arrecife de coral en Parque Nacional Cahuita.

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En el año 1492, el navegante Cristóbal Colón, de origen italiano y contratado por los reyes españoles, hizo un viaje en el cual descubrió un mundo nuevo; lo que creyó eran las Indias Orientales. En su cuarto viaje llegó a Costa Rica, el 12 de octubre de 1502, a una bella isla llamada por los indígenas Quiribrí, actualmente la Isla Uvita. Por su belleza y abundancia de especies, el navegante la bautizó como La Huerta. Y por toda esa exuberancia y riquezas naturales, también la bautizó como Costa Rica. Esa riqueza se refleja en las playas de Cahuita, en su belleza y variedad de especies, lo que atrajo a piratas, quienes se escondían en los grandes acantilados que se forman en las orillas de las playas en el Caribe Sur. Prueba de ello es un barco hundido en el fondo del mar en la costa de Cahuita. Según cuentan los pobladores, existe la posibilidad de que tenga tesoros. También de Nicaragua y de la Isla de Bocas del Toro, en Panamá, venían hombres a Cahuita a pescar y cazar tortugas; algunos de origen afro caribeño e indios misquitos los otros. Hacían campamentos que utilizaban

durante la temporada de pesca, de marzo a setiembre.

Cada temporada, estos pescadores se sentían más atraídos, ansiosos y tentados por habitar permanentemente estas tierras cahuiteñas. Sembraban productos para cosechar en la próxima temporada, tales como yuca, ñame, ñampí y gran variedad de frutas.

En 1828, un pescador cuyo nombre fue William Smith, decidió quedarse y se estableció con su familia en Punta Cahuita. Fue el primer afro caribeño en vivir en la zona. Construyó una casa, vivía de la pesca y de los productos que sembraba y cosechaba.

Con el paso de los años, se unieron diferentes familias de pescadores y tortugueros, creándose así y aumentando la población de cahuiteños.

El nombre de la comunidad fue elegido por la abundancia de árboles de sangrillo. Es originario de los primeros pobladores misquitos de la zona, quienes llamaron al lugar “Kawe Ta, kawe” que significa árbol de sangrillo y “ta” que es punta.

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En 1915, el Presidente de Costa Rica, Alfredo González Flores, y su tripulación realizaron un viaje por el litoral del Caribe. Las corrientes del mar y las fuertes lluvias provocaron que la embarcación naufragara en el sector conocido como Tuba Creek.

El Presidente y su tripulación fueron rescatados por los pobladores de Cahuita, quienes sin ningún interés les dieron alimento y albergue. En agradecimiento por el rescate, don Alfredo compró parte de las tierras de Cahuita en el sector llamado The Bluff a William Smith, quien se lo vendió en quinientos colones.

El señor González Flores envió sus trabajadores a trazar los cuadrantes y donárselos a los habitantes de la zona, como muestra de agradecimiento por las atenciones y el rescate.

La producción de cocos, ñame, ñampí, sesos vegetales, fruta de pan, cítricos y otros, era el sustento diario de los pobladores, además de la pesca. Estos

productos eran almacenados para vender en el centro de la provincia de Limón.

También se sembraba bananos, yuca y el cacao, que llegó a ser la mayor fuente de ingresos de los pobladores.

Las mujeres participaban en estas actividades y eran las responsables de secar el cacao y cuidar los cacaotales.

Lamentablemente, a finales de 1970 una enfermedad atacó las plantaciones de cacao de Cahuita y sus alrededores. La enfermedad causada por el hongo Moniliophthoraroreri destrozó las plantaciones, afectando a gran escala la economía del pueblo de Cahuita. Los habitantes se vieron obligados a sobrevivir de otra forma.

En ese lapso de crisis económica, en 1970 se declara el coral que bordea la Punta de Cahuita como Monumento Nacional Cahuita, según Decreto de Creación No. 1236-A, publicado en La Gaceta No. 213 del 24 de setiembre de

Belleza escénica y riqueza cultural de Cahuita.

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1970; esto sin consulta previa a los habitantes del lugar. Después de la gran pérdida de los cacaotales, los pobladores buscaron otras alternativas para subsistir, por lo que se comenzó a desarrollar el turismo aprovechando la gran belleza de los paisajes de Cahuita. Esto atrajo a personas de toda Costa Rica y el mundo entero. Años después se reforma la categoría de manejo de Cahuita, el 24 de mayo de 1978, y se declara Parque Nacional Cahuita, según Decreto Ejecutivo No.8986-A, igualmente sin consentimiento de los cahuiteños. La declaratoria de Parque Nacional, que tenía dentro de sus límites terrenos privados, la falta de pago de las tierras expropiadas por parte del Estado y la no existencia de documentos de muchos propietarios para demostrar su posesión dieron origen al conflicto entre comunidad-Estado en Cahuita. Como un complemento a la gestión del Parque Nacional Cahuita, y buscando la manera de palear la controversia, el 29 de julio de 1986 se expidió el Decreto Ejecutivo Nº 17.104-MAG que dio origen a la Comisión Asesora del Parque Nacional Cahuita. A la luz de este Decreto y ya para finales de la década de los ochenta, la comunidad limonense manifiesta interés de participar en el desarrollo y mejora del Parque Nacional Cahuita. El gobierno de entonces acogió con agrado este

tipo de participación, para así fortalecer las acciones de conservación de los recursos naturales protegidos. En este contexto, a la Comisión Asesora del Parque Nacional de Cahuita se le encomendó la función de promover, apoyar y asesorar al Servicio de Parques Nacionales, que en ese momento era parte del Ministerio de Agricultura y Ganadería. Posteriormente, en 1977 se dicta la Ley de la Zona Marítimo Terrestre, que establece más restricciones para los locales respecto del uso de terrenos. El 1 de setiembre de 1994 se decreta un aumento diferenciado de tarifas de ingreso para extranjeros de $15.00 en todas las áreas silvestres protegidas del país por parte del Estado, por lo que la reacción de la comunidad no se hace esperar; se organiza y toma acciones para evitar el aumento de tarifas en el Parque Nacional Cahuita. Esta acción se consideró un abuso de parte de la autoridad, al aumentar desmedidamente la cuota de ingreso, lo que podría causar que los turistas se fueran de la comunidad, por los altos precios del ingreso al área protegida. Por otro lado, se avecina un cambio de filosofía en la administración de los recursos naturales del país al dictarse en 1995 la Ley de Biodiversidad (Ley N°7788), mediante la cual se unifican las tres direcciones: Forestal, Vida Silvestre y Parques Nacionales, conformando el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC).

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Un año después, en 1996, se gesta un movimiento que estaba en desacuerdo con el cobro de las tarifas de ingreso, llamado Comité de Lucha del Parque Nacional Cahuita, conformado por líderes comunales. Esto desencadenó la toma de la caseta de ingreso y la administración del sector de Playa Blanca por parte de la comunidad, levantando la voz en contra del abuso en las tarifas (y su impacto en la dinámica socioeconómica de la comunidad) y reclamando el pago de sus tierras (situación pendiente desde la creación del Parque en 1970). Esa manifestación rindió frutos pues permitió un espacio para negociaciones entre el Estado y la comunidad, donde el primero, como ente administrador del Parque Nacional, escuchó las peticiones de la comunidad. En este proceso de negociación interviene la Defensoría de los Habitantes como ente mediador. No fue fácil llegar a un punto medio, donde los actores se sintieran satisfechos con los acuerdos. Transcurrió un año hasta llegar a la firma de un Convenio entre el MIRENEM (hoy día MINAE) y la Asociación de Desarrollo Integral de Cahuita, el cual se formalizó el 13 de febrero de 1997. Este importante paso hacia las buenas relaciones, contemplaba dos compromisos muy importantes: el libre acceso a 2 kilómetros de playa en el sector de Playa Blanca y el pago de las tierras a sus dueños.

El 20 de mayo de 1998, la entonces Ministra de Ambiente y Energía, Elizabeth Odio Benito, logró que el gobierno pudiera indemnizar a la población que había entregado sus tierras para la conservación.1 Además, se fijó la cuota en $10 dólares por concepto de ingreso al Parque por el Sector de Playa Blanca, y se creó el Decreto Ejecutivo N°26929-MINAE “Reglamento para el Manejo de Recursos y Servicios en el Parque Nacional Cahuita”, que daría participación a la comunidad en la gestión del área protegida. Mediante este Decreto se estableció un Comité de Manejo de Recursos y Servicios, al cual se le asignó la responsabilidad de velar por el funcionamiento y la calidad de los servicios prestados en todo el Parque, sugerir tarifas y generar recomendaciones al Director del Área de Conservación La Amistad Caribe, con el fin de mejorar la prestación de servicios del Parque Nacional Cahuita y así tener injerencia en el desarrollo socioeconómico del pueblo, que a este punto dependía completamente del turismo.

1 Esta indemnización se logra como producto de una propuesta de negociación para el pago de las tierras realizada entre el director general del SINAC de esa época, Luis Alberto Rojas, y representante de The Nature Conservancy (TNC), Carlos de Paco, donde TNC y el Gobierno de Costa Rica se comprometieron a compartir los costos para el pago de esas tierras en el Parque Nacional Cahuita. La negociación fue avalada por la Ministra de Ambiente, Elizabeth Odio Benito.

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A partir de la implementación de la Ley de Biodiversidad en el año 2000, se migra del concepto de “Comité de Manejo” a un Consejo Local del área protegida. En este punto, el compromiso comunal para consigo y con el Parque, les exigía intervenir y participar de la administración de un activo natural mancomunado, de algo que siempre fue del pueblo. Muestra de ese interés en conservar, participar, promover, colaborar y servir en la gestión del área protegida, es la seguridad que brindaban los pobla-dores al visitante, la ayuda para el

mejoramiento de la infraestructura del Parque, el apoyo en actividades de control y protección, así como la capacitación, las acciones de voluntariado y las donaciones que se canalizaban en beneficio del área silvestre y la comunidad. Las personas, y actores sobresalientes de este episodio fueron el Comité de Lucha del Parque Nacional Cahuita, la Defensoría de los Habitantes, la Asociación de Desarrollo de Cahuita y funcionarios del Área de Conservación, encabezados por su Director, el Ingeniero Edwin Cyrus.

Comunidad organizada de Cahuita.

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Las acciones que realizaba el Comité de Manejo en ese entonces, se lograban con el voluntariado de los locales y utilizando lo recaudado con la tarifa de ingreso a Playa Blanca. Esto se invertía en la mejora de infraestructura para los servicios del Parque y en la contratación de funcionarios para las labores de control y protección. La elección asertiva de verdaderos líderes comunales, quienes supieron

llevar orgullosamente la bandera de un pueblo luchador y visionario, permitieron que el sistema de rendición de cuentas fuese de conocimiento general, mediante reuniones abiertas, asambleas para presentación de informes, elaboración de boletines informativos, aportes de conocimiento a investigaciones universitarias y, por supuesto, la entrega e interés en este proceso para documentar su experiencia.

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En todo conflicto, lo importante es llegar a una solución a través de acuerdos y, en este caso, el trabajo conjunto y la predisposición de las partes interesadas fue un componente imprescindible, pues sus aportes y experiencias para alcanzar el propósito planteado incidieron en el estado actual del manejo compartido como modelo de participación. En el proceso de construcción de este modelo de participación se dieron acciones importantes, que fueron moldeando la forma en que se trabajaría. Los siguientes elementos son antecedentes de ese acuerdo:

En el año 1998 se creó el Comité de Manejo de Recursos y Servicios (conocido como el Comité de Co-manejo), mediante el Decreto Ejecutivo No.26929-MINAE “Reglamento para el Manejo de Recursos y Servicios en el Parque Nacional Cahuita”.

Convenio entre el MIRENEM (hoy día MINAE) y la Asociación de Desarrollo Integral de Cahuita.

Se designaron funcionarios regionales o locales para que, en conjunto con la Defensoría de los Habitantes, emprendiesen un diálogo con la comunidad.

La constitución del Sistema Nacional de Áreas de Conservación, SINAC (fusión de las direcciones de Parques, Forestal y Vida Silvestre), a partir de la Ley de Biodiversidad N°7788.

Se establecen principios de participación.

Mientras en Cahuita se daban los primeros pasos para la formalización de un modelo de participación, a nivel mundial se ejecutaban acciones importantísimas en el marco de la Cumbre de Río, conocida como la Agenda 2, donde se plantean los principios de participación en la gestión ambiental para el uso racional y conservación de la Biodiversidad. Estos principios dieron fuerza al proceso llevado a cabo en Cahuita con la comunidad, trazando el camino correcto y dando líneas al Estado, representado a través del SINAC-

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MINAE, a fin de encontrar un acuerdo en el que ni la comunidad ni los recursos naturales se perjudicaran por acción institucional. Se conceptualizaron las bases del acuerdo en los Principios de Participación de la Agenda 21, teniendo como objetivo conservar con la gente y respetando un pacto conocido en el contexto de la negociación como “Pacto de Caballeros”, el cual consistió en el compromiso del Estado y de las autoridades de cancelar la deuda que se tenía con los dueños de terrenos en Cahuita. Estaba claro que el propósito siempre sería trabajar en conjunto, crear espacios de diálogo y entendimiento entre las partes, así como tomar decisiones conjuntamente para mejorar los servicios que se ofrecían en el Parque. Otro aspecto importante que dio solidez a los acuerdos tomados fueron las acciones de conservación que se concretaron en esta fase, tales como:

Seguridad para el visitante.

Mejoras de los servicios.

Mejora de la infraestructura del parque.

Apoyo a actividades de control y protección de los recursos.

Voluntariado.

Donaciones. En esta segunda etapa del proceso se recuerdan como principales actores: los líderes comunales, el Gobierno de la República representado por la

Ministra del MINAE (en ese entonces Elizabeth Odio) y la Asociación de Desarrollo. Se resalta la participación de algunos caballeros en el acuerdo (posteriormente se incorporan mujeres en el proceso); entre los nombres más sobresalientes figuran: Alphius Buchanan, Rolando Books y Tony Mora por parte de la comunidad de Cahuita, y Edwin Cyrus, Director del ACLAC-SINAC-MINAE, por parte de los funcionarios locales. Dado que uno de los compromisos más importantes del acuerdo era cancelar lo adeudado, se buscaron recursos económicos provenientes del presupuesto ordinario del Estado y fondos de The Nature Conservancy (TNC) para este propósito.

En cuanto a la metodología de participación aplicada en este pacto, se destacan las mesas de negociación, facilitadas por la Defensoría de los Habitantes, la comunicación estrecha y la designación de representantes del Estado que fueran afro descendientes

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(muchos con arraigo en la región), a fin de que se comprendiera mejor la visión de la comunidad de Cahuita. Para documentar los avances de los acuerdos, así como para evaluar lo ejecutado, se realizaron reuniones para constatar los avances y se elaboraron actas con los acuerdos de cada

reunión; se hicieron las convocatorias a las reuniones por escrito y se llevó un registro de toda información relacionada. Es de suma importancia indicar que el proceso de negociación se dio en el sitio del conflicto; es decir, en la comunidad de Cahuita.

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La conformación del Comité de Manejo fue un gran paso y fue de vital importancia las personas elegidas para intervenir en la negociación. Eran verdaderos líderes comunales, que le dieron credibilidad a lo actuado. En este proceso se establecieron líneas de entendimiento entre los negociadores, que permitieron una buena comunicación, propiciando confianza para trabajar. Para este momento, el objetivo continuaba claro: los representantes de la comunidad de Cahuita pretendían la participación en la toma de decisiones respecto del recurso natural de su Parque Nacional. Conscientes de que para lograr una verdadera incidencia con este grupo era necesario tener un equipo de trabajo consolidado, que estuviera en contacto permanente bajo un ambiente de confianza mutua y que propiciara el trabajo conjunto, se redacta el Decreto Ejecutivo 26929-MINAE “Reglamento Para El Manejo de Recursos y Servicios en el Parque Nacional Cahuita”, donde se

establecieron las actividades y formas de trabajo que seguirían ambas partes. Parte del éxito se debió a la consistencia de los actores, manteniéndose en esta etapa los siguientes miembros de la comunidad: Rolando Brooks, Tony Mora y Rodolfo Enríquez inicialmente; luego se incorporan Enrique Joseph, Walter Watson, Irma Humphrey, Zoraida Bonilla, Julia Simmons, Silvia Hudson y Pilar Villa, entre otros. En la representación institucional se mantenían Edwin Cyrus, como cabeza del Área de Conservación, Gina Cuza, Donald Campbell, Alberto Jenkins, Mario Cerdas y Olman Morales, entre otros. En este momento se continuaba gestionando las donaciones y la cuota voluntaria recibida en el sector de Playa Blanca, las cuales fueron administradas con un concepto sin fines de lucro, siguiendo una metodología de participación de grupo colegiado para su manejo.

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Precisamente, la intención en la gestión del Parque siempre fue hacerlo de manera activa y transparente, por lo que las reuniones periódicas, la toma de actas y acuerdos, la incorporación de auditorías financieras internas, los servicios contables permanentes, así como los informes contables anuales, se mantenían como mecanismos de rendición de cuentas, evaluación y

monitoreo de las acciones realizadas por el Comité de Servicios. Este Comité le dio estabilidad y continuidad a este proceso durante más de 20 años; de ahí que este modelo de gobernanza tiene un fundamento histórico exitoso y es ejemplo de una práctica ambiental a replicar en otras realidades.

Juramentación del Comité de Manejo del Parque Nacional Cahuita.

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Gracias a la emisión del Decreto 26929-MINAE “Reglamento para el Manejo de Recursos y Servicios en el Parque Nacional Cahuita”, en 1998 se inician las acciones de trabajo conjunto al amparo de esta seguridad jurídica. En este lapso de la historia se da una relativa calma, considerando el respaldo legal que se había establecido y con el cual ambas partes se encontraban satisfechas, al reconocer la verdadera participación conjunta como una buena práctica. La claridad en las responsabilidades y deberes de cada parte permitió trabajar de manera ordenada, bajo la premisa de apoyo conjunto, fortaleciendo las relaciones actuales. A medida que pasaban los años, era mucho más evidente que la inserción de la comunidad en el apoyo a la gestión del área protegida fue un acierto y un motor para el beneficio de las familias cahuiteñas, rehabilitando su economía y generando una actividad productiva durante todo el año.

Por esta razón, las fuerzas se centraban en mejorar las condiciones y el servicio ofrecido en el Parque Nacional, así como en generar beneficios para la comunidad y para el área protegida, mediante las inversiones que realizaba el Comité.

Algunas de las actividades tangibles que se realizaron de manera conjunta entre la Administración del Parque y el Comité de Manejo fueron:

Inversión en la comunidad.

Construcción de senderos.

Capacitación de guías locales.

Construcción del sendero marino.

Apertura del modelo de participación como laboratorio de estudio para universidades.

Incursión en el Programa Bandera Azul Ecológica.

Intercambio de experiencias a nivel nacional e internacional.

Elaboración del Plan de Negocios del Parque Nacional Cahuita.

Elaboración de estudios de capacidad de carga del Parque Nacional Cahuita.

Gestión y ejecución del proyecto de electrificación del Parque Nacional Cahuita.

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Construcción del acueducto.

Construcción de sendero elevado.

Equipamiento del Parque para actividades de control y mantenimiento.

Mantenimiento de infraestructura.

Dotación de mobiliario.

Elaboración del Plan de Residuos Sólidos.

Contratación de personal local para apoyar la gestión del Parque Nacional.

Inversiones en infraestructura comunal.

Apoyo a las actividades culturales, deportivas y educativas.

Rotulación y difusión de información relacionada con la gestión del Comité de Manejo.

En esta importante fase, donde se ejecutaron varios proyectos de fortalecimiento del Parque, se mencionan como principales actores: el Comité de Manejo, funcionarios SINAC y la comunidad.

La inversión realizada durante este período se alimentó de los recursos

económicos provenientes de la contribución voluntaria recaudada en el sector de Playa Blanca, destacando una gran responsabilidad y transparencia en el manejo de los fondos.

La ordenanza en temas administrativos y legales continuó, por lo que se elaboró un reglamento de operación para el Comité donde se establecía la forma de operación así como la Junta Directiva.

El seguimiento de las acciones realizadas se efectuaba mediante mecanismos de evaluación y monitoreo, tales como: actas, acuerdos, cuentas bancarias, informes de gestión e informes financieros. En la parte operativa del modelo, se dio participación a más personas de la comunidad interesadas en el proceso para fungir como delegados y ejecutores de los acuerdos, asumiendo sus responsabilidades y comprometidos con el bienestar común de la comunidad.

Equipo de trabajo e infraestructura construida.

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El compromiso respecto al pago de las tierras aún no se había logrado concretar, debido a la falta de recursos económicos del Estado para adquirir estos terrenos, por lo que el malestar de los propietarios estaba latente y preocupaba a los involucrados. A raíz del incumplimiento del acuerdo, se tiene claro que para legitimar el proceso y para tener acceso a estas tierras como parte del Parque Nacional, era necesario un compromiso para pagar las tierras. Por ello, se establece un tiempo límite hasta el año 2002 para efectuarse el pago; de lo contrario, los afectados regresarían a sus fincas (sus tierras). En este caso, era obligación legal y moral del Estado cancelar dichas deudas, con el fin de consolidar el objetivo de protección y conservación del Parque Nacional Cahuita, así como respetar los acuerdos basados en la confianza comunal y el modelo de participación. Se retomaron entonces las acciones dirigidas a preparar los expedientes, realizar los planos y avalúos

correspondientes, y delimitar las fincas en campo. El trabajo consistente del grupo de funcionarios y comunidad logró la disponibilidad de fondos para el pago de tierra en dos ocasiones; sin embargo, para la cancelación del tercer tracto de fincas, se canceló el presupuesto.

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En esa liquidación de deuda participaron el Ministerio de Ambiente, el Sistema Nacional de Áreas de Conservación, el ACLAC, los propietarios de fincas y organizaciones no gubernamentales como la Fundación de Parques Nacionales y The Nature Conservancy (TNC). TNC colaboró con el cincuenta por ciento de los recursos económicos que fueron sumados al presupuesto del Estado, y se canceló el noventa y nueve por ciento de los terrenos adeudados. La cancelación efectiva de la deuda se realizó tomando como referencia los avalúos y reconociendo los derechos de posesión de sus dueños. Todas las fincas que ahora formaban parte del Parque Nacional Cahuita y que pertenecían ya al Estado, se incluyeron en el inventario patrimonial utilizando planos, escrituras y los expedientes elaborados para su pago.

Al haber cancelado la mayoría de las tierras pendientes, los miembros del Comité de Manejo consideraban en peligro su participación en la gestión del Parque, creyendo que al haberles cancelado sus fincas, y estar el Estado en posesión legal, su papel se vería limitado por la administración y restringida su participación en el manejo del área protegida. Sin embargo, la Dirección Regional del Área de Conservación siempre tuvo claro que el camino hacia la conservación se recorre con la gente, por lo que la instrucción fue continuar con las acciones y el trabajo a través del Comité de Manejo del Parque Nacional Cahuita, con otra perspectiva y sin la preocupación del pago de sus tierras. Esta muestra de confianza del Estado fue bien recibida y agradecida por la comunidad, cuyos miembros continuaron y reforzaron su compromiso con la protección de los recursos del Parque y el apoyo a la administración.

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En el año 2012, se realiza una manifestación del Sindicato de Trabajadores del Ministerio de Ambiente y Energía (SITRAMINAE), quienes alegaban que el Sistema Nacional de Áreas de Conservación estaba dejando de percibir un monto importante de dinero por concepto de cobro de la tarifa de ingreso en el sector de Playa Blanca, en el Parque Nacional Cahuita. Esto genera una atmósfera de rechazo al modelo de participación, al alegar que el Estado estaba delegando una responsabilidad de imperio, al permitir que la comunidad de Cahuita administrase el sector de Playa Blanca. Esta situación da un giro total al trabajo que se estaba realizando, al producir desconfianza, dudas del modelo de participación e incertidumbre legal al respecto. El Sindicato presenta una denuncia en contra del modelo de manejo compartido del Parque Nacional Cahuita, impulsando una iniciativa que pretendía la desaparición del Comité de Manejo del Parque Nacional y, con

él, la experiencia participativa de más de 20 años instaurada en Cahuita. Por otro lado, la Contraloría General de la República emite el Informe Nro. DFOE-AM-38/2005 del 14 de diciembre de 2005, denominado “Informe sobre los resultados del estudio especial efectuado en el Ministerio de Ambiente y Energía sobre el Comanejo del Parque Nacional Marino Ballena”, cuyas recomendaciones son aplicadas al Parque Nacional Cahuita, a pesar de no ser el objeto de estudio, en el que se concluyó que el comanejo debía desaparecer por no tener asidero legal. Como resultado de esta situación, se generó angustia e inquietud, tanto a nivel comunal como en los funcionarios del ACLAC, pues hubo una diferencia de opiniones y, en muchos casos, las aseveraciones de los mandatos de la Contraloría ponían en riesgo la legitimidad del modelo. Las acciones regionales no se hicieron esperar; el objetivo era regular y proteger este modelo de gobernanza,

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buscando las vías legales para su ordenamiento y es así como se conforma el Consejo Local del Parque, adecuando sus funciones a lo dispuesto en la Ley de Biodiversidad N°7788, y buscando la voluntad política para resolver esta situación de la mejor manera. En varias ocasiones, el Área de Conservación emitió criterios que fueron rechazados por la Auditoría Interna del SINAC, que sería la encargada de dar seguimiento a los informes de la Contraloría General de la República. Asimismo, los actores comunales tomaron acciones dirigidas a demostrar

la transparencia de la labor del Consejo Local del Parque, así como los beneficios del área silvestre y la comunidad, producto de esta alianza simbiótica. Esta ola de cuestionamientos fue suficiente para que iniciara una persecución del modelo de manejo compartido, la cual demostró que algunos funcionarios de la administración activa, específicamente en oficinas centrales (San José) no creen en la participación ciudadana ni en alianzas con las comunidades y, mucho menos, en el manejo compartido, manifestando un total rechazo a este modelo.

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Conscientes de que los retos a enfrentar eran cada vez más difíciles, se aboga por crear conciencia en las autoridades respecto de los derechos ancestrales que habían adquirido los habitantes de Cahuita desde hacía más de un siglo, que el legado de las familias no es solo por la posesión de sus tierras sino por el uso cultural, las costumbres y la convivencia, apegadas a un uso sostenible de los recursos; y que la relación y apoyo brindado durante tantos años había mejorado el mecanismo de diálogo, por lo que era preciso la búsqueda de soluciones. Durante cuatro años la Dirección Regional, con su equipo de trabajo y apoyada en la estructura social del Consejo Local del Parque Nacional Cahuita, se abocó a presentar informes, oficios, solicitudes y documentos que respaldaran las acciones del Co-manejo llevado a cabo por más de 20 años, buscando la forma de demostrar que no solo había sido un logro en temas de participación ciudadana sino también en manejo

compartido de los recursos naturales de un área silvestre protegida. Con este matiz de empoderamiento de la comunidad y con el apoyo que recibe de la autoridad regional, se inició un proceso de convencimiento a la Administración Central, que consistió en demostrar el derecho hereditario de los afro descendientes, en el cual ha persistido, como parte de sus costumbres, el respeto a los recursos naturales, el conocimiento tradicional y la conservación de sus raíces ancestrales, elemento fundamental que ha sido una fortaleza para unificar la relación de manejo compartido durante estas dos décadas. Estos esfuerzos de conciliación y de convencimiento realizados por la Asociación de Desarrollo, miembros del Consejo Local y personas de la comunidad en general, así como los pronunciamientos, informes y solicitudes del Área de Conservación, pretendían dotar al modelo de manejo compartido de una seguridad jurídica,

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con el fin de consolidarlo y mantenerlo a futuro. En el año 2014, la comunidad invitó al presidente de la República, Luis Guillermo Solís Rivera, con el afán de mostrarle en el sitio la realidad de Cahuita y su Parque Nacional. El mandatario fue recibido en agosto del 2014 en el Salón Comunal de Cahuita con un festival cultural, y allí los habitantes le describieron ampliamente la relación entre comunidad y Parque Nacional, y le solicitaron su apoyo al Modelo de Gobernanza que se tiene en Cahuita. A raíz de esta visita, se conformó una Comisión de Trabajo que involucraba al Ministerio de Justicia y Paz, la Defensoría de los Habitantes, que aparece nuevamente en esta parte de la historia, algunos funcionarios de la Secretaría Ejecutiva del SINAC, otros funcionarios del Misterio de Ambiente,

el Viceministro de Aguas, Costas y Humedales, Fernando Mora, y la Viceministra de Ambiente, Patricia Madrigal Cordero. Por su parte, también el Consejo Regional y el Área de Conservación, designaron una batería de funcionarios capacitados y conocedores del tema de participación, encabezados por el Director Regional, Edwin Cyrus Cyrus; entre ellos Mario Cerdas Gómez, Mirna Cortés, Gina Cuza Jones, Magdalena Melegatti Pereira, Maylin Mora Arias y Olman Morales Soto, entre otros. Estos funcionarios se abocaron a generar antecedentes, informes, entrevistas, documentos, así como análisis de la situación y de la legislación vigente, con el objetivo de realizar un plan de trabajo que permitiera avanzar en la elaboración de documentos y productos de respaldo al Modelo. El financiamiento de estos esfuerzos se realizó mediante presupuesto ordinario

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del SINAC y con el apoyo de organizaciones como Costa Rica por Siempre, e incluso del mismo Consejo Local. Por cuestión de agendas y tiempo, la Comisión no se reunía ni estaba logrando los resultados esperados en el tiempo que se requería, por lo que se decidió reducir el número de involucrados institucionales y continuar con el plan de trabajo definido. El Presidente de la República estuvo muy pendiente de los avances en el tema de Cahuita, visitando en varias ocasiones la zona Caribe, lo que generó un gran compromiso de su parte y su interés en solucionar definitivamente la situación del co-manejo. Gracias a esto, el 14 de noviembre del 2014 se emite la Directriz Presidencial Acuerdo N°26-2014-MINAE, en la cual se instruyó al Consejo Nacional de Áreas de Conservación para que, en un plazo de hasta seis meses y en

conjunto con los representantes de las organizaciones de la comunidad de Cahuita vinculadas al Co-manejo, se establezcan las condiciones técnicas y legales necesarias para que el modelo de Gobernanza de Co-manejo en el Parque Nacional Cahuita continúe operando. Lo anterior, incluyendo las condiciones necesarias, los procedimientos, la adecuada representatividad de las organizaciones locales, la normativa y mecanismos de control para asegurar el modelo de gobernanza de Co-manejo en el Parque, como una forma de gestión y gobernanza de un área silvestre protegida en Costa Rica. En cumplimiento de lo instruido por la Presidencia de la República, se realizaron reuniones e informes de avance conforme al plan de acción propuesto; avances que permitieron desarrollar opciones para fundamentar la legalidad del Modelo de Manejo Compartido en el Parque Nacional Cahuita.

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Hasta este momento, se estaban realizando acciones en busca de legitimar el Co-manejo del Parque Nacional Cahuita, lo cual iba viento en popa, hasta que en enero del 2015 la Contraloría General de la República emite el Informe número DFOE-AE-IF-02-2015, denominado “Auditoría de Carácter Especial acerca de la Razonabilidad del Avance en la Implementación del Crédito Externo Nº BID 1824/OC/CR: Programa de Turismo en Áreas Silvestres Protegidas”, en el cual señala que la inversión en el Parque Nacional Cahuita no era viable. El Parque Nacional sería una de las áreas protegidas donde se realizaría inversión para fortalecer los servicios brindados y así ofrecer un mejor producto al visitante; sin embargo, en este informe se aseveró que la inversión no era viable, dado que el Estado dejaba de percibir un importante ingreso económico en el sector de Playa Blanca, dada la existencia del Co-manejo. Este criterio produce nuevamente confusión y genera nuevos cuestionamientos sobre la continuidad del modelo de manejo compartido.

Para este momento ya había vientos turbulentos en el ambiente y se sumaban otros factores, aumentando la incertidumbre y oscureciendo el camino hacia la solución del caso de Cahuita, entre ellos:

Se analizaba la opción de concesionar los servicios no esenciales del Parque al Consejo Local como una salida, lo que no era bien recibido por la comunidad.

La Asociación de Desarrollo en un momento estuvo conformada por muchos extranjeros, lo que le restaba participación a las personas autóctonas, debilitando el interés del gobierno local en mantener el Co-manejo; esto restaba importancia al proceso histórico y a los objetivos de uso por derecho de su patrimonio, su derecho de participar en la gestión ambiental.

Se estaba en el proceso de actualización del Plan de Manejo del Parque, en el cual se establecía la categoría de protección absoluta, indicando la prohibición de la pesca en área protegida, y un uso tradicional artesanal que ha sido sostenible a través del tiempo para la comunidad y el recurso, lo

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cual generó no solo molestia en la comunidad sino un elemento que se unía a la controversia del Co-manejo.

En el documento del Plan de Manejo no se visibilizaba el papel del manejo compartido llevado a cabo por más de 20 años en el Parque Cahuita, al no haber sido incluido en el documento de manejo del área protegida, como si no existiera.

Por último, el Parque presentaba problemas ecológicos debido a la erosión de la playa, generada por los cambios bruscos del clima, lo cual causó problemas a los senderos, a la dinámica de playa, a las estructuras de uso público, a la calle de acceso e incluso a los servicios de luz y agua potable.

Este nuevo intento por desaparecer la gestión comunal del área protegida puso en claro que el Estado no cree en la participación ciudadana y que, por el contrario, no estaba dispuesto a ceder ante las presiones comunales. La situación evidencia que la administración del Estado estaba valorando los Parques Nacionales únicamente por su aporte económico, ignorando la importancia enorme que tienen los servicios ecosistémicos generados por estas áreas en el ámbito social y ambiental. Este escaso análisis situacional causa gran desconcierto a los involucrados en la gestión del manejo compartido del Parque Nacional Cahuita, dado que no sólo ponía en peligro el fortalecimiento del Parque como sitio de visitación nacional e internacional, sino que presentaba al modelo de Co-manejo

como un obstáculo para hacer la inversión; es decir, se condicionaba a la administración a desaparecer el Co-manejo a cambio de realizar inversión en el Parque Nacional. Esas aseveraciones se fundamentaban en los informes emitidos por la Contraloría General de la República, en los estudios de factibilidad realizados para el Proyecto de Turismo en Áreas Silvestres Protegidas del Parque Nacional Cahuita y en denuncias anónimas interpuestas contra el Co-manejo. El involucramiento de nuevos actores es inevitable, entre ellos los responsables de las consultorías del Plan de Manejo y del estudio de Pre-factibilidad del Parque Nacional Cahuita, Fabián Andrés Sánchez y su grupo de consultores, así como Virginia Reyes Gatjens, respectivamente. También la Asociación Costa Rica por Siempre y los actores de la comunidad de Cahuita que se mantienen en el proceso; además de la Contraloría General de la República y funcionarios del ACLAC-SINAC. Los estudios anteriores se realizaron con fondos de la Asociación Costa Rica por Siempre y el Proyecto de Fortalecimiento del Turismo en Áreas Silvestres Protegidas del BID. Quedó claro que ambos productos, elaborados en torno al Parque Nacional Cahuita, carecían de información determinante del proceso de co-manejo y de sustento técnico suficiente para ser aceptados por el Área de Conservación como objetivos y fieles a la realidad.

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Ante este panorama, y siendo que el máximo fiscalizador del Estado ha manifestado no creer en la gestión comunitaria como apoyo a las áreas protegidas, se plantea invitar a la Contraloría General de la República al Parque Nacional Cahuita, con el objetivo de solicitar una revisión de los informes emitidos respecto a este Parque. Esta iniciativa contó con el apoyo del MINAE y el ACLAC, así como de la comunidad de Cahuita. Sin embargo, el ente contralor no aceptó la invitación. Esta negativa refuerza la posición de la comunidad de mantener el modelo de manejo compartido del Parque Nacional Cahuita y afrontar las consecuencias, dado que su propósito principal es rescatar los derechos de los afro descendientes y reconocer los aportes de éstos al modelo de conservación desarrollado en el Caribe del país. Es un ejercicio que tiene 20 años de existir, que ha demostrado ser viable; una alternativa positiva, exitosa y única en el país para las comunidades que tienen en su cercanía un área

protegida; que ha buscado la forma práctica de distribuir los beneficios de la conservación de manera justa y equitativa.

En este momento de la historia, estaba claro que el Parque requería renovarse. Su infraestructura de servicios estaba sumamente deteriorada y ya era escasa, por lo que la llegada de las inversiones buscaba beneficios y trabajo conjunto, así como fomentar y promover la actividad turística dentro del Parque y, por ende, en la comunidad de Cahuita. La participación de actores continúa incrementándose y fortaleciéndose las relaciones con la comunidad, la cual manifiesta sentir un gran respaldo del Director del ACLAC, Edwin Cyrus, quien nunca ha dejado de creer en el beneficio del manejo compartido. Entre los principales actores se mencionan:

Comunidad de Cahuita.

Mario Cerdas, Mirna Cortés, Maylin Mora, Magdalena Melegatti, Olman Morales, y otros funcionarios del SINAC.

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Egdar Gutiérrez Espeleta, Ministro del MINAE.

Patricia Madrigal, Viceministra de Ambiente.

Edwin Cyrus, Director del ACLAC.

Contraloría General de la República.

Procuraduría General de la República.

Consejo Regional de Área de Conservación (CORAC).

Consejo Nacional de Áreas de Conservación (CONAC).

Las actividades desarrolladas en este lapso del proceso se realizaron con aportes de la comunidad, medios legales, incidencia política y recursos tanto del ACLAC como del Consejo Local.

Apoyados en la estructura comunitaria existente en Cahuita, se realizaron reuniones, se redactaron acuerdos y minutas, se coordinaron audiencias, marchas y asesorías legales. Se aprovechó el uso de redes sociales y medios electrónicos para manifestarse, de manera pacífica pero contundente, con el objetivo de justificar el Co-manejo como un método de participación activa, responsable, inclusiva, efectiva y sostenible para que las comunidades sean parte de la gestión de las áreas protegidas aledañas. También se utilizó las asambleas en la comunidad, informes, boletines de prensa y entrevistas en radios locales, entre otros mecanismos para comunicar e informar esta parte del proceso.

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La dinámica de sucesos ocurridos en el tiempo alrededor del Parque Nacional Cahuita propició que algunos actores se sumaran, mientras que otros se apartaron para dar lugar a la juventud local. Pero siempre se mantuvo el norte: el objetivo común de una comunidad que abogó, durante muchos años, por que se le reconociera su rol en la conservación y en el sistema cultural y tradicional costarricense. El tiempo dio cabida a cambios positivos, manteniendo acciones, buenas prácticas y comportamientos pacíficos a lo largo de la lucha por mantener el Co-manejo en el Parque Nacional Cahuita. La disposición del Gobierno presidido por Luis Guillermo Solís y la apertura de los jerarcas del Ministerio de Ambiente, brindando el apoyo requerido y el seguimiento a los avances instruidos mediante la Directriz Presidencial Acuerdo N°26-2014-MINAE, permite trabajar en un ambiente de confianza y esfuerzos conjuntos.

Se rescata la ecuanimidad de los representantes de la comunidad, con la voz de la Asociación de Desarrollo y el Comité de Lucha del Parque Nacional, el cual se fortalece y vuelve a aparecer frente a las embestidas sufridas por el Co-manejo. En esos momentos de conflicto, se tuvo la capacidad de negociar y la disposición de buscar soluciones mediante el diálogo. Regresando en el tiempo, se identifican una serie de aportes y logros de la administración compartida, tanto en el área silvestre como en la comunidad.

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Se visualiza la necesidad de documentar los acontecimientos ocurridos a lo largo de estos 20 años de relación comunidad-Estado, donde los ganadores han sido todos. En un inicio, cuando se decide conformar el Co-manejo, la intención era participar de la gestión del área silvestre, considerando que las tierras de algunos habitantes de Cahuita aún no habían sido canceladas por el Estado, y mantener esta injerencia hasta tanto se pagaran las tierras. Sin embargo, en el ejercicio del manejo compartido, las ventajas y beneficios fueron siendo más reales y tangibles, por lo que se decide a nivel comunal mantener el apoyo al Parque, aun cuando ya el Estado había cancelado lo adeudado. Aspectos y conductas clave que se destacan en este proceso vivido en el escenario cahuiteño:

Confianza.

Respeto por los representantes.

Intercambio de información.

Discusión abierta.

Trabajo de campo y efectivo.

Respeto por los acuerdos.

Ejecución de los acuerdos.

Defensa de los principios de gobernanza.

Defensa de la naturaleza.

Dentro de esta administración compartida, se participa en la zonificación no solo terrestre sino marina del Parque, dando un importante paso al gestionar el recurso

marino. Se realizan actividades de educación ambiental, con el objetivo de educar a la población respecto de buenas prácticas ambientales. Las actividades, en sí mismas, demandaban más personas trabajando, por lo que se transforma en fuente de empleo local, aportando personal en labores de control y vigilancia. Igualmente, se controlan los horarios de ingreso y salida de los visitantes en el sendero, con colaboración de los vecinos; se apoya la investigación y se realizan muchas otras acciones con participación de otros miembros de la comunidad, en forma voluntaria. Estos esfuerzos voluntarios demostraron que las personas no son un peligro para la conservación sino todo lo contrario: son un apoyo importante para el manejo de recursos. El Comité se fortaleció de tal manera que ya se escuchaba del quehacer del Co-manejo en distintos foros, despertando el interés de investigadores universitarios y organizaciones nacionales e internacionales, quienes denominaron este Modelo de Co-manejo como único a nivel país.

Se dan mejoras importantes para el Parque en infraestructura y servicios del pueblo, dada la disponibilidad de recursos producto de las donaciones. Esta experiencia se vuelve un ejemplo de manejo participativo a nivel internacional como modelo de

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gobernanza, siendo un referente de esos principios mundiales que promueven que las comunidades participen en la gestión ambiental. Funcionó, además, como centro de aprendizaje para otras comunidades y funcionarios de distintos lugares, interesados en conocer detalles y la forma como se había logrado esa participación ciudadana activa y efectiva. En estos casos, las experiencias fueron narradas directamente por los miembros de la comunidad. Mientras se continuaba con las acciones del quehacer comunal y el área silvestre, era imperativo avanzar en el cumplimiento del mandato presidencial, que enviaba a fundamentar legalmente el manejo compartido. Se identificaron actores que podían sumar esfuerzos importantes y desarrollar productos de apoyo, entre ellos el Ministerio de Justicia y Paz, el Ministerio de Economía Industria y Comercio, la Asociación Corredor Biológico Talamanca Caribe, Coopesolidar R.L, la Defensoría de los Habitantes y la Universidad de Costa Rica. En este momento se involucra a instituciones del Estado que podían apoyar con recurso humano y trabajo

esta instrucción del gobierno, y que debían incluir acciones en sus planes de trabajo, a fin de obtener recursos para ejecutarlas. De igual forma, se cuenta con el aporte del Consejo, y del ACLAC-SINAC. La conclusión más importante que resulta del análisis propio del modelo, es que se afirma que es económica, social y ambientalmente sostenible. La participación ha ido en aumento a través del tiempo, al identificar sectores específicos que desean participar y brindar su aporte a las acciones relacionadas con el Co-manejo, entre ellos la Asociación de Guías y Scouts, el sector educación y la Asociación de Pescadores. El mecanismo de evaluación y monitoreo ha sido un elemento clave en la rendición de cuentas, misma que ha sido transparente y comunicada, informando los resultados de la gestión y el destino de los fondos recaudados.

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“Si el Parque está bien, la comunidad también”, dijo uno de los asistentes en uno de los talleres de sistematización y agregó: “…se aprendió a convivir, la comunidad ha demostrado integridad, un pueblo unido que mantiene su propósito común: continuar participando de la gestión del área protegida”. El tiempo ha puesto de manifiesto que el apoyo recíproco entre comunidad y Parque Nacional es posible, que los objetivos comunes pesan más que los individuales, que la integración de fuerzas favorece los resultados y que persistir en la integralidad de los beneficios tiene doble recompensa. Cahuita ha demostrado ser un pueblo luchador, que no se deja vencer por las circunstancias, que un golpe del destino como fue la enfermedad del cacao, lejos de derrotarlos, les dio mayor fuerza y motivación para ser actores de cambio y visualizar un mejor futuro para todos. Esta comunidad ha mostrado que con trabajo fuerte es posible salir adelante, que es un pueblo caluroso, amable, rico en cultura, en calidad humana y la hospitalidad tiene su recompensa.

Este pueblo tuvo visión y encontró en el turismo un espacio para desenvolverse completamente, reinventando la economía de un sitio condenado a la agricultura y al olvido del Estado. Convirtieron la iniciativa de unos en la de todos, siendo solidarios e inclusivos, apoyando la conservación, favoreciendo las oportunidades para la comunidad y la protección de la biodiversidad; acciones que han sido el sello de calidad de este bello pueblo.

El modelo, desde su concepción, se ha basado en la comunicación, en el diálogo, en el respeto, pilares de una negociación efectiva.

Se ha demostrado que en Cahuita el Parque Nacional y la comunidad pueden trabajar conjuntamente en conservación, restauración, control y protección.

La metodología para ejecutar proyectos ha seguido la tónica de presentación de iniciativas por parte del Consejo, el cual identifica temas de investigación y en conjunto con el SINAC facilita apoyo técnico a los investigadores, y en ocasiones apoya en logística.

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Integrar los conocimientos de todos los actores para el beneficio de la conservación, ha sido un ejercicio exitoso; un ejemplo real de esta práctica es el establecimiento del sendero marino que fue co-diseñado por los pobladores, en función de su experiencia y vivencia del mar.

En el transcurso de estos 20 años, los actores han cambiado por diferentes circunstancias, manteniéndose unos e integrándose otros. Quienes han sido perseverantes y consistentes en su ideal son las personas que están en la comunidad y que se ven directamente beneficiadas. Ellos han buscado la forma de preservar el modelo. Sin embargo, las generaciones van perdiendo su espíritu de lucha al ser sorprendidos por la edad, su ímpetu no es el mismo físicamente, aunque espiritualmente aún mantengan fuerza. Por esta razón, debe darse una transición de las responsabilidades y experiencias a las nuevas generaciones.

En este sentido, se identifica una falta de participación por parte de los jóvenes. Se ha estado tanto tiempo luchando contra el Sistema que se ha dejado de lado la cultura de informar a

la gente de la comunidad, pero hay conciencia sobre la necesidad de trabajar en la difusión de la información referente al Consejo. Al carecer los jóvenes de detalles, de antecedentes, de la información básica del modelo que les caracteriza como cahuiteños, se les resta identidad y se limita su interés en ser parte activa del modelo. Por ello, este documento de sistematización no solo será de consulta obligatoria para los interesados en conocer sobre manejo participativo, sino que será un documento para uso de la misma comunidad. Otra lección aprendida es que los funcionarios que lleguen al área protegida deben creer en el manejo compartido, y estar matriculados en el trabajo conjunto. Esto ha fortalecido las relaciones y acciones realizadas. Los desafíos en materia de servicios, nicho en el que se ha especializado el Consejo Local, turísticamente hablando, es cada vez más demandante. La seguridad de los visitantes es uno de los temas más importantes, por lo que iniciativas

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como la capacitación de guarda vidas locales, con financiamiento del Consejo Local, ha sido un valor agregado para el visitante.

Como de lo acontecido es necesario obtener lo positivo, es justo destacar la voluntad de la Administración Solís Rivera en procura de reconocer a los habitantes de Cahuita sus derechos y obligaciones con los recursos ecosistémicos que brinda el Parque Nacional Cahuita. Consecuente con esto, la Administración Regional del SINAC-ACLAC ha puesto baterías de funcionarios a trabajar con el fin de elaborar el mecanismo legal que permita formalizar este modelo de gobernanza, y procurar su permanencia en el tiempo.

El resultado de ese trabajo del Área de Conservación se ve reflejado en la firma del Decreto Ejecutivo N.° 39519-MINAE “Reconocimiento de los Modelos de Gobernanza en las Áreas Silvestres Protegidas de Costa Rica”, publicado en la Gaceta 44 del 17 de

marzo del 2016, decreto mediante el cual se reconoce la particularidad de las comunidades y su derecho a participar de la gestión de las áreas silvestre. Es objetivo de esta legislación consolidar un sistema para la conservación de la biodiversidad, que sea comprensivo, participativo, eficazmente gestionado y ecológicamente representativo. Esto mediante el reconocimiento, promoción y fortalecimiento de los diferentes modelos de gobernanza, que garanticen la provisión de bienes y servicios ecosistémicos a largo plazo, y el cumplimiento de los objetivos de conservación de cada área silvestre protegida. Este Decreto de Reconocimiento de los Modelos de Gobernanza permite reglamentar el modelo de participación que aplique para cada área silvestre protegida, siempre y cuando haya una comunidad activa, interesada y comprometida con el manejo y gestión de los recursos naturales.

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LISTA DE ASISTENCIA DE TALLER SISTEMATIZACIÓN DE EXPERIENCIAS DEL COMANEJO

DEL PARQUE NACIONAL CAHUITA Y EL CORREDOR BIOLÓGICO TALAMANCA-CARIBE

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LISTA DE ASISTENCIA DE TALLER ASPECTOS LEGALES DEL COMANEJO DEL PARQUE NACIONAL CAHUITA

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LISTA DE ASISTENCIA A TALLER SISTEMATIZACIÓN DE LA EXPERIENCIA DEL COMANEJO DEL PARQUE NACIONAL CAHUITA

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Revisión filológica: Gabriela Hernández Herrera

Diseño y diagramación: Infoterra Editores S.A.

Costa Rica - 2017