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S6 MOVIMIENTO SOCIAl,. E s la opinión pública un cuerpo pasivo impresionable, que se mueve á impulso de excitaciones exteriores y que refleja al exterior las impresiones que recibe. La dura- ción de estas impresiones suele ser corta, toda vez que tiene para neutralizarlas, ya las preocupaciones, ya impresiones nuevas. que van borrando sucesivamente las anterior- mente recibidas. Ocurren los sucesos de Londres, llegan noticias de que una muchedumbre de obre- ros sin trabajo se habían reunido para protestar de una sociedad que les sume en la miseria y la desesperación después de haber contribuído á la creación de inmensas ri- quezas; sábese que aquellas gentes habían cometido algunos atropellos antes de disol- verse, y la opinión se indigna contra unos hombres que, reducidos á la ignorancia la desesperación, habían cometido un exceso, y no se fija apenas en los males innume- rables que la sociedad cometió antes con ellos y seguirá cometiendo hasta que ellos mismos alcancen fuerza para hacerse justicia. Sobreviene la famosa huelga de Decazeville, la multitud, inspirada por ciega indig- nación, destroza un mayordomo, representación del poder de una compafiia que se apoya en la ley para usurpar el producto del trabajo de un número inmenso de traba- jadores, y también la opinión, manifestada por la prensa politica, lanza algunas hipó·· critas jeremiadas sin la menor importancia; luego, aunque la 'huelga bien sistematizada se prolonga meses y meses, y dura aún, la opinión la abandona; fijarse por más tiempo necesitaría estudiar, y la opinión no estudia; de modo que, aunque aquella huelga se sos- tiene, ha perdido ya interés para ese conjunto de escépticos que constituyen la opinión. En Bélgica ocurre una sacudida: la extremada explotación, que ha producido allí el perfeccionamiento de algunas industrias, lanza á los trabajadores á la calle para bus- carse un desahogo, protestando de su estado. Proceder tan poco correcto pone al go- bierno en el caso de oponer la fuerza pública á los alborotadores; de sus resultas ho sangre y ruinas, pero el orden está ya restablecido y, si no se alborota en las calles, se oprime y explota en las fábricas, se vegeta en miserables tugurios, se muere en los hos- pitales y hasta se destroza en anfiteatro anatómico, que los pobres, hasta después de muertos sirven para enseñar á curar á los ricos, y todo ha quedado atli con esa tran- quilidad que tanto apetecen los privilegiados de todas clases, la del manso lago cuyo fondo está lleno de cieno. nauseabundo. . Hasta la Unión americana, esa gran nación que fundaron aquellos puritanos que hu- yeron de Europa por no someterse á la reacción monárquica que venció á la revolución inglesa, ha oido clamores de explotados y oprimidos que protestan contra la tiranía y el despojo que autorizan las leyes de la gran república. También la joven y vigorosa re- pública norte-americana ha derramado sangre de trabajadores, lo mismo que cualquier decrépita monarquía de Europa, también los sucesores de los puritanos se han dividido en explotadores y explotados, y, puestos en esta falsa vía, han progresado extremada- mente, siguiendo el irn pu lso que todo lleva en aquel país, y hoy pueden las viejas mo- narquías aprender explotación en la patria de Washington. Para la opinión, mientras en lav ia pública no resuenen los gritos de masas alboro- tadas pidiendo se les 'conceda medios de subsistencia reclamando su derecho á la vida, todo está en orden; el orden es el silencio y la quietud, aunque quietud y silencio encu- bran privilegios, usuras, monopolios, ignorancia, hambre, muerte y todo género de in- justicias sociales. Esta manera de entender el orden tiene, como legítima consecuencia, una manera equivocada de entender la anarquía, y los esfuerzos que los ácratas hacen para hacer comprender que el desorden es el error erigido en organismo social, sustentado y man- tenido por todos los gobiernos, se estrellan contra tan absurda preocupación y cuesta un trabajo inmenso abrir paso á las ideas acráticas por entre los vicios gubernamenta- les de que la opinión no quiere desprenderse. De todos modos, el progreso sigue su curso, y las manifestaciones que las reivindi- caciones sociales han producido en los primeros meses de este año son producto de una causa que no ha desaparecido; si la opinión lo juzga de otro modo en vista de la rela- tiva calma del momento presente, no tardará en ofrecerse nuevo motivo para que reci- ba nuevas impresiones, y si quiere dejar esa actitud pasiva, impropia de [colectividades dc"edas de la facultadde pensar, no tiene más remedio que estudiar y ejercer su leait i- m .. influencia, y así podrá lograr que el orden no se altere nunca, porque el orden cient ítico y raciou al sobre que debe basarse la sociedad humana y con él la calma de la felicidad y de la justicia.-L. establecimiento tipográficc-editcrlal LA ACADEMIA, de E. Ull astres , Ronda de la Universidad, 6, Barcelona REVISTA SOCIOLÓGICA pub.licacián de diez y seis pá- \\ Julio de. 1888 1 1 La adm .. y de ,inas, á una peseta semestre, y más redacción dírtjase á Bienvenido RIUS, el exceso de franqueo en el extranjero Año 1 N.O 7 San Olegarío, 2, pral.; REFUTACIÓN DE UN SOFISMA E L socialismo moderno es el desarrollo del generoso pensamiento de los utopistas de los siglo XVII, XVItI y primera mitad del XIX, serie brillante de pensadores, gloria de la humanidad, que comienza en Tomás Moro y acaba en Sixto Cámara, y en la cual brillan en primer término los nombres de Vives, Campanella, Helvecio, Mably, Morelly, Owen, Fourrier, Saint-Simon y Cabet. Tal es hoy su desarrollo, que se extiende á límites superiores al nú- mero inmenso de socialistas que se organizan, discuten, escriben y se agitan en todo el mundo civilizado; llega hasta influir en los indiferentes, en los que dedican su pensamiento y su actividad á distintas esferas y hasta en sus mismos enemigos. La ciencia, provista de sus perfectos ins- trumentos de análisis, recorre hoy la inmensa escala que separa los infinitamente grandes de los infinitamente pequeños, eleva la dignidad humana púr los méritos de §'U propio pensamiento y destruye la ficción mitológica que forjaron los hombres de las primitivas sociedades; el arte, falto ya de aquellos ideales sustentados por la fe, se arrastra decadente, deja que vegeten como medianías los artistas formados en las antiguas y agotadas escuelas, y da aliento á los jóvenes atrevidos que se lanzan al descubrimiento de nuevas fuentes de inspiración brillando ya entre ellos los que se han distinguido con producciones·que combaten la tradición; la política, en su parte positiva, dedicada á mantener el orden y regir las sociedades, se ve obligada á sacrificar parte de los intereses creados para hacer concesiones á las masas proletarias, y en su parte ideal, acentuando cada vez más su aspecto revolucionario, pide como una gracia á los socia- listas que aplacen su propaganda y su organización hasta que haya llevado á la práctica su programa; la producción, que ha.ita ahora dominó en el .mercado fijando el valor en vista de los intereses del capital, vése hoy precisada á contar con las exigencias impuestas por las agrupaciones de trabajadores; hasta las costumbres, que venían siguiendo la rutina tradi- cional, se modifican visiblemente cada día con arreglo al espíritu del siglo, caracterizarlo principalmente por la actitud socialista de las masas proletarias. Frente á esta invasión socialista que á todo alcanza levantanse algunos pensadores eminentes á oponerse á sus progresos, y su autoridad atrae á conservadores y oportunistas hasta el punto de vernos amenazados de la formación de una escuela conservadora en nombre de la ciencia.

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    MOVIMIENTO SOCIAl,.

    Es la opinión pública un cuerpo pasivo impresionable, que se mueve á impulso deexcitaciones exteriores y que refleja al exterior las impresiones que recibe. La dura-ción de estas impresiones suele ser corta, toda vez que tiene para neutralizarlas, ya laspreocupaciones, ya impresiones nuevas. que van borrando sucesivamente las anterior-mente recibidas.

    Ocurren los sucesos de Londres, llegan noticias de que una muchedumbre de obre-ros sin trabajo se habían reunido para protestar de una sociedad que les sume en lamiseria y la desesperación después de haber contribuído á la creación de inmensas ri-quezas; sábese que aquellas gentes habían cometido algunos atropellos antes de disol-verse, y la opinión se indigna contra unos hombres que, reducidos á la ignorancia y ála desesperación, habían cometido un exceso, y no se fija apenas en los males innume-rables que la sociedad cometió antes con ellos y seguirá cometiendo hasta que ellosmismos alcancen fuerza para hacerse justicia.

    Sobreviene la famosa huelga de Decazeville, la multitud, inspirada por ciega indig-nación, destroza un mayordomo, representación del poder de una compafiia que seapoya en la ley para usurpar el producto del trabajo de un número inmenso de traba-jadores, y también la opinión, manifestada por la prensa politica, lanza algunas hipó··critas jeremiadas sin la menor importancia; luego, aunque la 'huelga bien sistematizadase prolonga meses y meses, y dura aún, la opinión la abandona; fijarse por más tiemponecesitaría estudiar, y la opinión no estudia; de modo que, aunque aquella huelga se sos-tiene, ha perdido ya interés para ese conjunto de escépticos que constituyen la opinión.

    En Bélgica ocurre una sacudida: la extremada explotación, que ha producido allí elperfeccionamiento de algunas industrias, lanza á los trabajadores á la calle para bus-carse un desahogo, protestando de su estado. Proceder tan poco correcto pone al go-bierno en el caso de oponer la fuerza pública á los alborotadores; de sus resultas hú hosangre y ruinas, pero el orden está ya restablecido y, si no se alborota en las calles, seoprime y explota en las fábricas, se vegeta en miserables tugurios, se muere en los hos-pitales y hasta se destroza en anfiteatro anatómico, que los pobres, hasta después demuertos sirven para enseñar á curar á los ricos, y todo ha quedado atli con esa tran-quilidad que tanto apetecen los privilegiados de todas clases, la del manso lago cuyofondo está lleno de cieno. nauseabundo. .

    Hasta la Unión americana, esa gran nación que fundaron aquellos puritanos que hu-yeron de Europa por no someterse á la reacción monárquica que venció á la revolucióninglesa, ha oido clamores de explotados y oprimidos que protestan contra la tiranía yel despojo que autorizan las leyes de la gran república. También la joven y vigorosa re-pública norte-americana ha derramado sangre de trabajadores, lo mismo que cualquierdecrépita monarquía de Europa, también los sucesores de los puritanos se han divididoen explotadores y explotados, y, puestos en esta falsa vía, han progresado extremada-mente, siguiendo el irn pu lso que todo lleva en aquel país, y hoy pueden las viejas mo-narquías aprender explotación en la patria de Washington.

    Para la opinión, mientras en lav ia pública no resuenen los gritos de masas alboro-tadas pidiendo se les 'conceda medios de subsistencia reclamando su derecho á la vida,todo está en orden; el orden es el silencio y la quietud, aunque quietud y silencio encu-bran privilegios, usuras, monopolios, ignorancia, hambre, muerte y todo género de in-justicias sociales.

    Esta manera de entender el orden tiene, como legítima consecuencia, una maneraequivocada de entender la anarquía, y los esfuerzos que los ácratas hacen para hacercomprender que el desorden es el error erigido en organismo social, sustentado y man-tenido por todos los gobiernos, se estrellan contra tan absurda preocupación y cuestaun trabajo inmenso abrir paso á las ideas acráticas por entre los vicios gubernamenta-les de que la opinión no quiere desprenderse.

    De todos modos, el progreso sigue su curso, y las manifestaciones que las reivindi-caciones sociales han producido en los primeros meses de este año son producto de unacausa que no ha desaparecido; si la opinión lo juzga de otro modo en vista de la rela-tiva calma del momento presente, no tardará en ofrecerse nuevo motivo para que reci-ba nuevas impresiones, y si quiere dejar esa actitud pasiva, impropia de [colectividadesdc"edas de la facultadde pensar, no tiene más remedio que estudiar y ejercer su leait i-m .. influencia, y así podrá lograr que el orden no se altere nunca, porque podr'¡h~lIarel orden cient ítico y raciou al sobre que debe basarse la sociedad humana y con él lacalma de la felicidad y de la justicia.-L.establecimiento tipográficc-editcrlal LA ACADEMIA, de E. Ull astres , Ronda de la Universidad, 6, Barcelona

    ~RC1\RCIR~REVISTA SOCIOLÓGICA

    pub.licacián mens~al de diez y seis pá- \\ Julio de. 1888 11

    La co~~espo?d.ncia adm..jni~tr~tiva y de,inas, á una peseta semestre, y más ~--- redacción dírtjase á Bienvenido RIUS,el exceso de franqueo en el extranjero Año 1 N.O 7 San Olegarío, 2, pral.; Bar~elO'D"

    REFUTACIÓN DE UN SOFISMA

    EL socialismo moderno es el desarrollo del generoso pensamiento delos utopistas de los siglo XVII, XVItI y primera mitad del XIX, seriebrillante de pensadores, gloria de la humanidad, que comienza en TomásMoro y acaba en Sixto Cámara, y en la cual brillan en primer términolos nombres de Vives, Campanella, Helvecio, Mably, Morelly, Owen,Fourrier, Saint-Simon y Cabet.

    Tal es hoy su desarrollo, que se extiende á límites superiores al nú-mero inmenso de socialistas que se organizan, discuten, escriben y seagitan en todo el mundo civilizado; llega hasta influir en los indiferentes,en los que dedican su pensamiento y su actividad á distintas esferas yhasta en sus mismos enemigos. La ciencia, provista de sus perfectos ins-trumentos de análisis, recorre hoy la inmensa escala que separa losinfinitamente grandes de los infinitamente pequeños, eleva la dignidadhumana púr los méritos de §'U propio pensamiento y destruye la ficciónmitológica que forjaron los hombres de las primitivas sociedades; el arte,falto ya de aquellos ideales sustentados por la fe, se arrastra decadente,deja que vegeten como medianías los artistas formados en las antiguas yagotadas escuelas, y da aliento á los jóvenes atrevidos que se lanzan aldescubrimiento de nuevas fuentes de inspiración brillando ya entre elloslos que se han distinguido con producciones ·que combaten la tradición;la política, en su parte positiva, dedicada á mantener el orden y regir lassociedades, se ve obligada á sacrificar parte de los intereses creados parahacer concesiones á las masas proletarias, y en su parte ideal, acentuandocada vez más su aspecto revolucionario, pide como una gracia á los socia-listas que aplacen su propaganda y su organización hasta que haya llevadoá la práctica su programa; la producción, que ha.ita ahora dominó en el

    . mercado fijando el valor en vista de los intereses del capital, vése hoyprecisada á contar con las exigencias impuestas por las agrupaciones detrabajadores; hasta las costumbres, que venían siguiendo la rutina tradi-cional, se modifican visiblemente cada día con arreglo al espíritu delsiglo, caracterizarlo principalmente por la actitud socialista de las masasproletarias.

    Frente á esta invasión socialista que á todo alcanza levantanse algunospensadores eminentes á oponerse á sus progresos, y su autoridad atrae áconservadores y oportunistas hasta el punto de vernos amenazados de laformación de una escuela conservadora en nombre de la ciencia.

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    N o queremos creer que los pensadores al ud idos , temiendo las conse-cuencias sociales que se deducen de sus importantes descubrimientos,hayan inventado un sofisma para atenuar los resultados de su propiaobra: eso es pueril hasta un punto inverosímil y no podemos creerlo, ysi algún sabio se crnpequeúeciese hasta ese punto, peor para él. Por tanto,nosotros dejamos á un lado la cuestión de los móviles, y vamos directa-mente á combatir el error y la injusticia que en nombre de la ciencia yde la justicia se nos opone.

    Dice Hreckei : « La naturaleza ha llegado al perfeccionamiento relativode las especies por la eli minacióu sucesiva de los individos mal confor-mados. Esta eliminación se efectúa principalmente por medio de la luchapor la existencia; en la cual los seres mal dotados son vencidos y supri-midos por los más fuertes y más inteligentes. Las especies mejor apro-piadas al medio en que viven, han reemplazado á las otras, y en estasespecies mismas los individuos robustos é industriosos han tenido ma-yoresprobabilidades de perpetuar la raza; luego los socialistas quequieren establecer un equilibrio artificial entre los débiles y los fuertes,favoreciendo ello con la reproducción de los primeros, van contra las leyesnaturales y sólo pueden conseguir la degeneración de la especie hu-rriana.»

    Dice Spencer: «La miseria es el resultado fatal de la incongruenciaentre la constitución y las condiciones. Todos esos males que nos afligeny que parecen á los ignorantes consecuencia clara de tal ó cual causaremovible , son el inevitable cortejo de la obra de adaptación que se estácumpliendo. La humanidad tiene que someterse á las necesidades in-dispensables de nueva posición, amoldarse á ellas y resistir lo mejor quepueda las desgracias que son su corolario. Hay que seguir el proceso yaceptar el sufrimiento. Ningún poder sobre la tierra, ninguna medidaimaginada por hábiles legisladores, ningún proyecto destinado á recti-ficar el curso de las cosas, ninguna panacea comunista, ninguna reformapueden disminuir aquel sufrimiento en un ápice: puede sí aumentarse suintensidad y de hecho se la aumenta, y el filántropo que se proponga re-mediar este mal, hallará siempre amplia esfera en que ejercitarse; peroel cambio lleva consigo una cantidad normal de sufrimiento que nopuede ser reducida sin atentar á las leyes mismas de la vida ... Es claroque si la severidad de este proceso puede mitigarse por la simpatía espon-tánea que liga á los hombres, debe ser mitigada, aunque es incuestiona-ble que sobrevienen daños cuando esa simpatía se manifiesta sin tener encuenta las últimas consecuencias; pero los inconvenientes que resultanno son nada en comparación del bien cumplido. Sólo cuando esa sim-patía impulsa á actos de iniquidad; cuando produce intrusión prohibidapor la ley de libertad igual, para todos; cuando suspende en alguna di-rección particular de la vida la relación necesaria entre la constitución ylas condiciones, sólo en este caso es realmente nociva. Entonces, sinembargo, burla ella misma sus propios designios. Favorece la multipli-cación de los más ineptos con perjuicio de los más aptos, y tiende á

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    llenar el mundo de personas para quienes la vida será una carga, cerrandolas puertas á aquellas otras para quienes la vida sería un placer. rnfligeuna miseria real é impide una felicidad positiva.»

    Aunque otros notables publicistas abundan en las ideas citadas, á éstasnos concretamos por creer que representan perfectamente el error quenos proponemos combatir.

    La afirmación de Hreckel , si tiene valor en las especies que viven lavida de la animalidad, y á creerlo así nos inclinamos, no rige para la so-ciedad humana, en la cual no son los individuos más fuertes y más inte-ligentes los que disfrutan del poder', de la riqueza y de la ciencia, sinolos favorecidos por el privilegio. Si en la sociedad los seres bien dotadosprevaleciesen y suprimiesen á los inferiores, tendríamos una sola cate-goría de poderosos, ricos y sabios; y el paria hubiera sucumbido sindejar rastro de su existencia, y por consecuencia no hubiera podidotransformarse en esclavo, siervo ni proletario, escala progresiva por laque los seres inferiores ó débiles han llegado hoy á la vida de la demo-cracia y alcanzarán mañana la acracia. La historia; al consignar el pro-greso social, que consiste principalmente en la supresión de las diferen-cias sociales, evidencia con perfecta claridad la afirmación contraria: elseñor absoluto de vidas y haciendas que se creía tan poderoso como undios, cuya voluntad subyugaba todas las voluntades, cuyo capricho erala única ley, fué sucesivamente compartiendo su poder con diferentescategorías sociales que ante él se levantaban, llegando en el día á con-vertirse en una vana sombra de majestad protectora de la burgues ía do-minante, que á su vez pacta con las poderosas fuerzas democráticas, entanto que llega el último término de la evolución social con 'el estableci-miento de la acracia que eleve el nivel común de las condiciones socia-les al punto final de la aspiración de justicia.

    Para que Hreckel tuviera razón, la historia debería entenderse al revés:la lucha por la existencia hubiera durado un plazo más ó menos largo,pero hubiera terminado por la supresión de los débiles y los inferiores,los fuertes y los superiores hubieran quedado solos, y como en su sober-bia ninguno hubiera querido someterse al duro trabajo, hubieran quedado.ccrnc reyes sin vasallos, legisladores sin pueblo, generales sin soldados,pastores sin grey, sabios sin admiradores, artistas sin públ-ico; no ha-biendo cultivadores, productores ni abastecedores de lo indispensablepara la vida, en cuyas faenas se han ocupado siempre los débiles é infe-riores, la vida hubiera terminado por un cataclismo más tremendo queel supuesto diluvio bíblico.

    Mientras veamos individuos que salen de los' abismos de la miseria yde la ignorancia para alcanzar las posiciones más brillantes y gloriosas,y sea posible, por el contrario. que los descendientes de los recién en-cumbrados ó de los encumbrados de larga fecba, caigan en la abyeccióny el embrutecimiento; mientras veáis al proletariado de las grandes po-blaciones agitarse, discutir, organizarse, dar conferencias, publicar pe-oriódicos y constituir casi por sí solos la sociología, ciencia eminente-

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    mente rcvoluciounria , y enfrente de ellos veáis á los últimos restos de laaristocrncia criar caballos, asistir al circo gallístico, frecuentar el tratode manolas y rufianes, y á los vástagos de aquellos burgueses que engor-daron con la desamortización, vestir con femenil atildamiento, usarlentes y llevar patillas deL y la frente cubierta de engomado cabello,puede afirmarse que Heeckel no tiene razón, y al acusar á los socialistasde querer restablecer un equilibrio artificial entre los débiles y los fuertes,resulta probado que él y con él todos los conservadores quieren justifi-car las iniquidades del pasado, perpetuar las injusticias del presente éimpedir que la sociedad humana llegue á alcanzar el equilibrio perfecto.

    Spencer parece que considera á los socialistas como sentimentalesfilántropos, cuyos caritativos sentimientos se viesen afectados tristementepor la existencia de la miseria; pero 1

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    neral y obligatorio, reducción de horas de trabajo, prohibición del trabajode los niíios en las co~diciones en que hoy se verifica, prohibición deltrabajo de las mujeres Icuando éste sea poco higiénico ó contrario á lasbuenas costumbres, lexes protectoras de la vida y de la salud de los tra-bajadores, creación de bomisiones de vigilancia elegidas por los obrerospara inspeccionar las hllbitaciones en que éstos viven, las minas, fábricas,talleres y demás centros de producción, responsabilidad pecuniaria delesdueños de cualquier industria en materia de accidentes de' trabajo, pro-tección á las cajas de socorros y pensiones á los inválidos del trabajó, re-glamentación del trabajo de las prisiones, creación de escuelas profesio-nales y de primera y segunda enscfianza gratuita y laica, reforma de lasleyes de inquilinato y desahucio, y de todas aquellas que tiendan direc-tamente á lesionar los ibtereses de la clase trabajadora. adquisición porel Estado de todos los Imedios de transporte y circulación, así como delas minas, bosques, etc], y concesión del trabajo de estas propiedndes álas asociaciones obrernk constituidas ó que se constituyan al efecto, ytodas aquellas l'ejormak que el partido sccialist.i acuerde, según las ne-cesidades de los tiempo .» (Como me vlios de inmediata aplicación y ef-ica-ces para preparar la redlizacióri de sus aspiraciones.)

    Dejemos aparte la di erencia que pueda haber entre los propósitos deMarx, patriarca de los rganizadores de Estados obreros, y los fundado-res del partido obrero spañol; hagamos también caso omiso por ahorade la proclamación d 1 oportunismo que cntraúu esta cláusula final:tedas aquellas reforma! que el partido socialista acuerde, según las ne-cesidades de los tiemp s; lo que á nuestro objeto conviene hacer notar,es que el partido obrer quiere apoderarse del poder político en España,y no en Portugal, ni el Frnuciu, ni en Andorra, Estados colindantes; nimucho menos en lngL tcrrn, ni en Italia, ni en Alemania, ni en los Es-tados Unidos, etc., etc; de donde resulta quc el partido obrero se hallaen oposición con un pr ncipio científico indestructible, que todo el mundoacepta, que aceptan seurnmente todos los obreros que le forman y quehan propagado con cal r en otros tiempos los principales propagandistasde ese partido. La en aticipacion de los trabajadores 110 es un problemanacíonal, Contra este ,rincipio van los que quieren apoderarse del poderpolítico en España antfs de celebrar pactos, reunir fuerzas y combinarla acción para apoderarse de los poderes políticos de todas las naciones,ó al menos de buen número de ellas, para desde aq uellas posiciones do-minar después á las restantes; y los que contra la ciencia van se estrellannecesariarriente ante lo imposible.

    «Los esfuerzos hechos hasta ahora han fracasado por falta de solidari-dad entre los obreros lde las diferentes profesiones en cada país, y deunión fraternal entre los trabajadores de las diferentes regiones j)) ¿quiénhay entre los propagandistas del partido obrero capaz de destruir esaafirmación estampada ~n el preámbulo de los Estatutos de la Internacio-nal? N esotros la oporiernos en su camino, les retamos á que la destru-yan, y si no la destruyen, les decimos: de aquí no pasaréis.

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    No puede olvidarse «que el movimiento que se está efectuando entrelos obreros de los países más industriales del mundo entero, al enge.n-drar nuevas esperanzas, da un solemne aviso para no incurrir en anti-guos errores, y aconseja combinar todos los esfuerzos hasta ahora aisla-d os ,» razonamiento que encontramos hecho en el citado preámbulo y deque nos servimos para ayudar á la eficacia de aquel solemne aviso, y re-cordar á los extraviados que «los esfuerzos de los trabajadores para con-quistar su emancipación no han de tender á constituir nueves privile-gios, sino á esta blecer para todos los mismos derechos y los mismosdeberes.)) .

    Los que por medio del partido obrero se proponen alcanzar la consti-tución del Estadoobrero creen que el Estado, hoy, es el representante,el órgano de la dictadura de las clases directoras; convenido. Pero simañana, en lugar de esa caterva de abogados y periodistas aduladores dela burguesía que llegan á las alturas del poder, subiesen los obreros máseminentes entre los propagandistas del partido obrero; si tuviésemos unpresidente obrero, ministros, diputados, gohernadores, alcaldes, etc., etc.,obreros, es decir, el Estado obrero, ¿perdería por eso el Estado su cá-rácter esencial? ¿ Dejaría el Estado de ser una tiranía ? ¿Y podría esta vezla tiranía ser apta para fundar la libertad y resolver el problema social?

    No. .

    Por otra parte, los obreros encumbrados dejarían de ser ~breros paraser magnates, como lo estamos viendo con todos los que se encumbran,mientras es posible el encumbramiento, mientras existe la desigualdad;y no puede negarse que el partido obrero deja subsistente la desigual-dad, si se tiene en cuenta que pretende elevar obreros á la categoría degobernantes ó mandarines, para que otros obreros queden como siem-pre reducidos á la humillante clase de gobernados y servidores.

    Nunca la dictadura, cualquiera que sea su objeto y sujeto representaráal pueblo: Si es útil para representar la burguesía, que constituye unaoligarquía con intereses propios y particulares en oposición con el inte-rés general j si puede encarnarse en un corto número de individuos; im-poner una ley conforme á su~ apetitos sin respeto al derecho ajeno y.re-partirse el botín social bajo la égida de un gobierno, porque toda oligar-quía ppr la dictadura vive, nunca representará al pueblo, es decir, á launiversalidad de los interesesregulados por la justicia.

    Si suponemos que el gobierno se ejerce por obreros socialistas quequieren béneticiar su posición en beneficio del socialismo, poco habre-"mas alcanzado; porque no puede confiarse la solución del problema ysu aplicación á la práctica á unos pocos que no serán más sabios que elconjunto de sus compañeros, y contra quienes no habría garantía en elcaso, no ya de una traición, sino de sentirse impulsados á la reacciónaunque sólo fuera porque no. juzgasen oportuno introducir ciertas refor-mas, por aq uella razón tan repetida por todos los oportunistas modernos,porque la masa trabajadora no alcanzase el alto nivel intelectual á que ásí propios se juzgarían elevados,

  • 64 jEl programa del partido se presta admirablemente á esto: tiene unaaspiración y' unas rie de medidas de aplicación inmediata, con las cua-les cree conseguir á aspiración que se propone; pero nótese una cir-cunstancia import Inte: el primer punto de su aspiración es la posesióndel poder político, \y por más que crean los firmantes del programa quetenemos á la vista «que el Estado obrero no debe ser otra cosa que unadelezación para la administración de los intereses sociales, sin- facultades

    t> •arbitrarias, responsable y revocable en todo lugar,» lo cierto es queha de cumplir las reformas administrativas que dejamos copiadas, y estosólo puede hacerse con el empleo de medios coercitivos, y si los tiene yha de luchar con encontrados intereses y oposiciones de distinto género,lo natural es que la primera preocupación del Estado obrero, según con-signa el programa.jó del gobierno obrero, según el sentido común.' seasostenerse como han hecho hacen y harán todos los gobiernos habidos, , ,y por haber, sin c~idarse de programas ni compromisos anteriores, comono sea el contraído consigo mismo cada uno de los obreros elevados y'á la gobernación db,l Estado de satisfacer su ambición particular.

    La sociología nd es una ciencia terminada sino una ciencia que ern-

    Pieza ' cada descu~rimiento cada nuevo progreso, cada conquista del, , ,saber sobre la ignlorancia puede ensanchar su ,horizonte, mo?ificar lasleyes de su aplicación, y esto reclama un mecanismo que permita al pro-greso social prod~cirse gr~dualme~te,c~n suavi,dad, 'al minuto ~ sobretodos los puntos ájla vez, sm sacudidas, SIO obstaculos, que permita, enuna palabra, á la slociedad desenvolverse como se desarrolla el cuerpohumano, como brota la planta por una asimilación incesante y completade todos los elementos de vida, de fuerza y de perfeccionamiento.

    Este mecanismo no puede ser el Estado, aunque se le llame obrero,este mecanismo n puede ser otro que la libre federación de todas .Iasagru paciones prod ctoras,

    El Estado por s propia naturaleza, es la encarnación del privilegio; éles nuestro enernig ,y de él no pueden servirse los quepara destruir todoslos privilegios han e renunciar aun á aq uellos que pudieran beneficiarles.

    El partido obrer se propone, pues, una imposibilidad y constituye,por tanto, una inc, nveniencia grandísima para los trabajadores.-L.

    I

    e d L E e T 1 VI S M o y e o M U N 1 S M oFilosofía positivista.e-Sintesis del Colectivismo y' del Comunismo anérqulco.e-Jdenti-

    dad de estas dos idtas.-Sentido practico que de ellas sc, desprende P?r la equtva-'Icncía de las fuerzas.-Anarquía en acción.-Poderes sociales.c-Erernídad de estospoderes.-Lo.tuyo y lo mío.-La Revolucíón positivac--Me entendéis, sí ó no? (1)

    EL positivismo, producto de la evolución científica de nuestro siglo, queha de dislocar las añejas instituciones d~ esta ~ociedad maldita, enque sólo tri unfan y medran los canallas, trasciende SIO duda alguna a la

    (1) Este artículo es el capítulo V de la obra inédita que, c~>n el título Capacidadrevoluciona/oía de la clase obrera, ha escrrto nuestro amIgo, T. ~teva, .,

    La redacción, en su deseo de contribuir cuanto pueda a ~a llu~traclOn de.los tr~bajadores y coadyuvar al desarrollo y fomento de la sociología, le inserta, dejando a suautor la responsabilidad de sus ideas y de su lenguaje.

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    sociología, No en vano es la idea científica la que ha unido el ideal conla realidad de la vida, depurándole de toda fantasmagoría teológica ymetafísica para atenerse' sólo á lo' natural, á lo conveniente y tangible,á todo lo que nuestro organismo reclame y se conforme con la razón yla experiencia; pero sin que por eso dejemos divagar sólo á la razón fríay desimpresionable ni á la misma experiencia sistemática, sin que lapasión y el sentimiento den vigor á la investigación y sostengan con suardor las consecuencias que de las investigaciones se deduzcan. Y aunmás, sosteniéndolas con el entusiasmo y defendiéndolas, no sólo con laconstancia de la convicción, sino con el fervor y la terquedad del sec-tario. .

    El positivismo huella todos los dogmas inclusos los de las aspiracio-nes populares, y por lo mismo la balanza de justicia de nuestras radica-les convicciones desde el momento que se hicieran sistemáticas. Hayque tener siempre presente lo que he dicho de la serie. Sin ella no po-demos darnos cuenta de todos nuestros móviles y efectos que originen.

    No contento el positivismo de la revolución moderna con separar alobrero de los partidos medios, de los que no podría esperar sino su co-rrupción y prolongado idiotismo; no contento con la protesta de la po-lítica, del jornal, marcas degradantes de la esclavitud más odiosa é insu-frible, y con la de la propiedad individual, usurpadora legal de lo que átodos y á cada uno pertenece por el derecho á la propia conservación;no contento ese positivismo bienhechor con declararse enemigo de todoslos poderes y declarar, asimismo, cuestión vitanda para la salud, vida éindependencia de los pueblos derrocar con su filosofía experimental yde severo análisis todo sistema gubernamental, marcha fatalmente enla actual época de transición de la sociedad política á la sociedad social,

    ... á dilucidar la síntesis del colectivismo, esto es, la aspiración de los pro-ductores al producto íntegro.

    El concepto del producto. integro, propagado de una manera muy abs-tracta por cierta escuela burguesa que tuvo buen cuidado de enviar áEspaña un apóstol italiano, inteligente y perspicaz (el caballero Fanel1i),es preciso sacarlo de su metafísica para hacerlo práctico con la idea dela gran circulación de los productos de oficio á oficio, de región á re-gión, verificada que sea la gran liquidación social por los trabajadores,el ansiado día de la última y definitiva batalla contra el capital explota-dor, á fin de hacerse amos de toda la riqueza y organizar el. trabajoposeyendo sus imprescindibles factores y todos los medios conducentesá la reposición de las fuerzas de los productores y á su comodidad ybienestar, incluso el crédito libré, ilimitado y gratuito.

    Con el dogma del producto íntegro, sin más aclaración y amplitud,los trabajadores colectivistas de esta desgraciada España petrificaron suimaginación, y haciéndose dogmáticos como los políticos, y exclusivis-

    'tas como los católicos, han monopolizado la idea cuanto, fue posible,oponiendo infranqueables barreras á todo genio investigador y positivo.Declaráronse, además, enemigos de todo procedimiento de fuerzar.detoda represalia, que calificaron de criminal, y, partidarios de la evolu-ción legal, cual la misma burguesía, emplazaron la revolución socialpara los tiempos apocalípticos, acomodándose asimismo á las conven-ciones sociales y á la sumisión á las leyes morales y del trabajo talescomo se encuentran.

    Con tal sistema, la organización de los trabajadores en España nopuede realizar nada inmediato ni positivo, ni aun en el terreno del des-arrollo de las ideas.

    Compañeros, trabajadores todos: para ser soldados de la revolución ydel progreso, es forzoso aceptar la discusión yel examen de las ideas, y

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    más entre la familia. á fin de definir y entender cada vez mejor los con-ceptos. Todo el que'excomulga y expulsa de sy seno á url, correligiona-rio firme, activo y útil, ó es un malvado, ó un Ignorante, o las dos cosasá la vez.

    El comunismo anárquico extranjero ha di!~cidado mejor. en sus ór-ganos las aspiraciones de la moderna revolución del proletariado.

    y yo debo declarar que siempre h~ entendid? el colectivis~lo, de esamanera y que rechazo llamarle COm1l1~lsmo.,~o mismo que c~ntll1uo,ape-lando producto íntegro á la plel?a ~a,tIsfacclOn de las ncc~sldades a, quetiene derecho irrecusable todo individuo y con mayor razon despues dehaber hecho esfuerzos para crear riqueza. ,

    Porque, compañeros, la cosa es la más cla~a. del mundo. Después deorganizados por oficios los h?n~bres todos. log~c? ,e,s que han d~ produ-cir ordenadamente por estadística en la gran división del trabajo colec-tivo y en completa posesión de las. máquina~ y útiles para producirpronto y me,ior, á fin de que ~l trabajo no sea ímprobo y penoso. Natu-ral es deducir las consecuencias, Tras de este hecho trascendental quehabrá cambiado de raíz el desorden actual económico, á fin de que todossean á la vez productores y consumidores. clarísimo es, como la luz deldía, que el productoíntegro pert~nece á su mismo prodL;ct?r en aquellaparte usual que él propIO necesite, que es lo que e,conoml,camente d:-nominamos valor usual; pero, como toda rnercancra contIene. ad~m,asvalor cambiable y, á [mayor abundamiento, como que .los ca,mblOs o Clr,culación de los productos exigen por ~l progreso la !ntegndad generalde las mercancías y éstas, en el porvenIr, estarán clasificadas ordenada-mente y además,' dichos cambios no se ejecutarán de horr:bre á ho~brecual e~ el estado primitivo, fácil es deducir q~e los OfiCIOS r;spectlvosdispondrán de almacenes ó bazares para realizar por estadlStICas. ~sagran circulación, que no es otra cosa que ,la mutuah~ad de los ser-YlclOssociales administrados por las representaciones genumas de los mismosoficios. - . d

    Ahora bien, ¿qué se deduce de todo. esto, ~?mpaneros, S1110 que to oindividuo de un oficio entregará á la circulación el producto que hayaelaborado en su valor cdmbiable , después sencillamente de haberse que-dado con la parte q~e p~ra su uso nece,s,ite, como ya he sentado porbase por el ,derecho propIO de su producción? , .

    y es consiguientet el sastre, el zapatero, por eJe~lplo (en la, gran. di-visión del trabajo nolhará jamás un obrero él solo n; un panta.l~n, nI. unpar de zapatos), desppés de e~aborar su ob~a no va a comer 111 a ve,stlrsepor cierto con su producto SI no lo c~mbl,a 'por el de ~tros OfiCIOS, ytanto más cuanto la moneda no debera eXlstlr J porque SI la moneda se-dejase en pié, el monopolio r~stauraría de puevo su tiránico yabsorben-te influjo, pues el signo metáhco ha podr~a menos de ser como ahora,la mercancía soberana, la que todo lo pnva, y el resultado de la trans-formación social sería nulo y contraproducente. .

    Esto así explicado. y co;nprendid~, bas~d? como ~stá en los estn.ctosprincipios de la socwlogla revoluclOr~anaa que asp.lf.a el proleta.nadoconsciente, es á lo que yo he llamad.o ,SIempre colectlvlSI,no, nomble ge-:nérico con el que se dehne la colectlvl?ad de seres relaclo~lados entre SIen los propios intereses. Si otros le qUIeren llamar comllmsmo, en buenhora, yo, por mi parte, prometo que, á pesar. de conocer que el nombreno hace á la cosa, le seguiré llamando lo pnmero, y no porque la,pal~bra comunismo tenga en sí nada de repugnante, ?a,do .que se~ anarqul-ca, esto es, sin administración gubernament~l pnv¡]eglad~, Sll10 por lacostumbre ya en mí 'inveterada de tantos anos consecutlV'Os de conse- .cuente propaganda.

    ri,

    La identidad de estas dos ideas, estriba tumbicn en los principios deJU s i iria.

    U colcct ivisrno a íirmn que el producto pertenece integro al que loejecuta; y el co mn nism o, que cudu i nd ividuo productor debe reponersus fuerzas ~~\st~\dtos V m:\s :1I1cho y L\cil clmp.o de acci(·lll. elimin:\ndo1cs Lt imprubidady atr:lyccdola a Li par mas Vl\':lmente por el l'J'~pko de las facult

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    La~ consecuencias morales de la anarquía.tno son otras que unir conestrecho lazo de sordaridad á todos los que sientan tan sublime con-cepto civilizador, al bjeto de depurarlo cada vez más y comprenderlode un modo positivy progresivo á la vez que terminante, en lugar deestablecer dogmas y fundar iglesias, cuyos sacerdotes y augures no ha-cen otra cosa que ju gas de farsa. al invocar la revolución que deD~ ins-pirarse ú~icament~ n las neces~d~des del proletariado, en. la~ exigen-cias del bien comun y en los lógicos y necesarios procedimientos dezapa que s

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    trabajaban catorce quince horas, se han quitado de encima dos 6 tres; los que pe-dían media fiesta par el sábado, han alcanzado su intento y en los más de los puntosdonde pedían el que e cerrase más temprano y no se trabajase el domingo, se ha con-seguido este objeto.

    En la Sociedad de Biología de París se ha discutido una Memoria de D. DomingoFreire, médico de Rí Janeiro sobre la fiebre amarilla y su microbio y efectos de 'suinoculación como edio profiláctico, afirmando que desde ~I mes de Diciembre de1884 hasta Abril de 1885 se han inoculado 3,051 personas y ni una sola ha muerto defiebre amarilla. 1

    En el articulo destinado á este asunto en el periódico de medicina de que extracta-mos esta noticia haydatos interesantísimos, de los cuales prescindimos por su caráctertécnico, y nos limitalnos á consignar el hecho más culminante, agradeciendo á la Me-dicina esta conquista que ha realizado en pro de la Sociología.

    7 1

    Estos movimientos de la población se producen en las condiciones más desastrosas,á causa de la situación económicade las clases obreras y de su exceso de trabajo. Es-tas condiciones determinan cinco grupos de fenómenos sociales, á saber :

    '" Disminución de la longevidad media.2.' Aumento de lamortalidad de los niños.3.' Disminución de la estatura.4.' Aumento de las enfermedades profesionales y mentales y del aleoholismo.S: Aumento de la criminalidad, particularmente de los crímenes de miseria y de

    necesidad.

    Véase el resultado de la comparación de datos estadísticos sobre la edad de dif:-rentes clases sociales de Berlín, efectuada por M. Kasper. Ha establecido la edad mediade 2,000 obreros y la ha comparado con la longevidad media de 713 miem bros ,de

    . familias nobles de Berlin, y ha hallado que sobre 1,000 hombres de las dos caregorrasvivían

    La comparación demuestra claramente que el exceso de mortalidad de los proleta-rios es un crimen social, que, aunque cometido colectivamente, no.exhirne de respon-sabilidad á ros individuos.

    El trabajo de los niños en las fábricas de los Estados Unidos va aumentando cadaaño:

    De la Memoria publicada por el inspector de fábricas de Nueva-Jersey resulta queel número de niños ocupados en las fábricas de dicho Estado era en 188,5 de 15,o?0.Por término medio los nifios comienzan á trabajar á la edad de llueve anos; traba¡andiez horas diarias y á veces hasta catorce, y son raquíticos y apenas saben leer. Su sa-lario no excede de 2 dollars (!O fr.] semanales. La oficina de estadística obrera de Nue-va York sefiala la misma explotación en las fábricas de este Estado. Allí los infantilesobreros trabajan once horas y los mayordomos los vigilan con el látigo en la mano.Los obreros adultos, los padres de familia son reemplazados por muieres y niñoos.

    Se observa que llegan muchas familias irlandesas rebosando salud, los niños deambos sex9s son robustos y frescos y tienen hermosas y sonrosadas mejillas; pero alcabo de dos años pasados en las fábricas se les ve pálidos y demacrados, á los sieteafias muere la mitad de la familia; y el total muere en breve plazo asesinado por laexplotación de la gran repúbUca.· ,

    Apunten estos datos los obreros que pierden el tiempo reclamando el cumplimientode la ley sobre el trabajo de las mujeres y niños.

    Según documentos oficiales, los gastos hechos por Inglaterra desde ).' Enero 1882hasta 3 I Marzo 1885 para sostener lo que se Ilama el honor 'de su bandera" se eleva ála suma oe 9-415,968 libras esterlinas.

    La pérdida en hombres desde la prímera fecha hasta Junio del mismo año son 1,574muertos y 6,047 inutilizados del ejército de tierra; 238 y 1,176 inutilizados de la ar-mada.

    Los contingentes de la India y de la Australia han tenído '109 muertos y más.de 300inutilizados.

    Total 1,~21 muertos y más de 7,000 inválidos para sostener la dominación delcapitalismo.

    Se calcula que en el mundo se hablan cerca de 2,000 idiornasy 5,000 dialectos, ha-biéndoseestudiado y clasificado 850 de los primeros, de los cuales corresponden 50 áEuropa, 150 á Asia, lOO á Africa, 425 á América y 125 á la Australia. Estos id iomassederivan de un corto número de lenguas madres ó primitivas, de las cuales una de lasmás importantes es el sanscrito, del que se derivan casi todos los idiomas europeos,excepto elvascuence y algún otro.

    Los idiomas que se hablan en Asia pueden agruparse ensemítico, caucásico,yersa,indio, chino, japonés, tártaro y sibérico. Los idiomas de Africa y de Australia sonpoco conocidos y estudiados por los filólogos.

    proletariado6555R6338"7

    4

    aristocracia

    94 388655723515

    hasta la edad de 5 años,» 20)))J 50'")J 7o)J

    90 )J

    Según El Drama e la Miseria, interesante libro que acaba de publicarse .en París,hay en aquella capit 1 200,000 indigentes, que sólo viven de la caridad pú~llcao y quehabitan lejos del cen ro brillante de la gran capital, en las alturas de Belleville o en laspendientes del valle e Bierre. ..o •

    Hay allí 3,735 ha itaciones desprovistas de todo medio de.calefa~clO?,6,894 que soloreciben la iuz por UI agujero, y 3,192 que ni rastro de luz tienen siquiera. De estas ha-bitaciones, hay pie' as donde se ven tres, cuatro y hasta cin.c? camas, en cada u~a delas cuales duermen os ó tres personas. Con este modo de VIVir, claro es que se pierdeto Ja idea de pudor todo respeto á la moral. Hay, además, una gr~n masa de pobla-ción que pasa la no he en inmundas y repugnantes casas ~e dormir J y no pocos queno tienen más casa q,ue los lanchones carboneros del Sena o los bancos del Bosque deBoulogne. I ..,.

    ; Qué puede esperarse de los inocentes hijos de esas familias, que crecen y vegetanen la miseria más espantosa, faltos de toda educación y respirando constantemente laatmósfera emponzoñada del vicio y del hambre á 'la vez? Toda~~a ~orroriza más el pen-sar la predisposición 'de las muchachas de esa masa de población a caer ante los lazosdel primero que les abra su puertaó les alargue un pedazo ~e pan.

    Lo que á propósito de esto dice el autor, es espantoso. NI aun buscando su p~n enel trabajo de una fábríca ó de un taller pueden escapar. la mayor'par.te de eosas mujeres,y sobre todo las jóvenes, de pagar tributo á la desgracia de su rmserra. All! les aguar~ael «derecho del capataz» mucho más real, dice, que los decantados derechos del anti-guo señor feudal. I .'

    De algunos años acá la miseria ha tomado en París p.r0porclones ala.rmantes; el 11-bro á que nos referirnos ha puesto al descubierto la sentina; sus narraciones y los da-tos que aduce son ab]rumad.ores. . '" .. . .

    Entregamos estos :datos a la consideración de los socialistas para estimularlos a de~plegar la mayor actividad é inteligencia en la destrucción de las causas de tanta mi-seria.

    El movimiento del población tiene un carácter particular en cada país, dependientede sus CircunstanCia~1particulares.

    La población de rancia era el 31 de Diciembre de ,866 de 36.594,836, y el 31 deDiciembre de 1881 d 37.406,290 habitantes; por consecuencia, el aumento anual re-presentaba un térrni 'o medio de 0,15 -t;

    El censo de Italia del 31 de Diciembre de 1871 di6 24.801,154, Y el de 1881 resultóser de 28.459,451; d modo que el término medio fué de 0;60 'i-, .

    El censo de Lngla erra, Escocia é Irlanda de 3 de Abril de 1851 dió '31.817,108, Y elde Abril de 1881,35"72,976, resultando el aumento de 1,01 -t;

    En la Rusia euro ea había en 1866 una población de 71.195,394 habitantes y en1880 era de 85.058,4 4; el aumento era de 1,38 '/" ..

    Austria-Hungría enía en el 31 de Diciembre de 1869, 3~.49:>,435, el 31 de DICIem-bre de 1880,36.882, 12; el término medio era de 0.49 '/,. .

    La población de .~rusia se ha aumentado de 1880 á 1885 de 3,79 -t. y este aumentoes inferior al del p ríodo precedente. Después de. 1867 la población se aumentó en4.292,592 habitantes ó de 17,87 "[; respecto á la población total de aquel tiempo. Elaumento anual resulta así de un término medio de 0,918 -t.

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    2 l MOVIMIENTO SOCIALEL socialismo, qu en cada país se manifiesta según las circunstancias, las costum-bres y las preoc paciones populares ó gubernamentales, ha hecho acto de exhibi-ción en Italia con m tivo de las elecciones de diputados. Aunque demostrado hasta laevidencia que el so~lalismo y la pchtica sólo pueden mantener relaciones para perderel tiempo, los socialistas italianos se han permitido la distracción de intervenir enunas elecciones de !diputados y, á pesar del censo, han podido presentar la cifra de25,000 electores, de Ilos cuales pertenecen 4,600 á Milán, 3,359 á Cremana, 2,083 áNápoles, 1,649 á Turín, 1,500 á Alexandría, 5,000 entre Parma y Regio, etc.

    No comprendernqs el-objeto que los socialistas de Italia se han propuesto al inter-venir en las últimas 1elecciones: no podían aspirar á alcanzar mayoría ni síquiera unarespetable minoría, ni tampoco podían proponerse la exhibición de su número y susfuerzas, porque no practicándose el sufragio universal en aquel país, sólo han votadolos socialistas privilegiados y han quedado excluidos del número de socialistas votan".tes el número seguramente no pequeño que forman los socialistas sin derecho de voto.

    Conviene tener presente, y sobre ello llamamos la atención de nuestros lectores,que la campafia electoral socialista de Italia ha sido efpctuada en nombre del partidoobrero, el cual ha presentado sus huestes compuestas de una cierta aristocracia delproletariado. Quizá ste dato esté llamado á explicar y servir de fundamento á algunamistificación que el orvenir se encargará de descubrir.

    Exceptuamos de estas consideraciones al electo Cipriani, que se hall'a preso, y á_quien han votado su amigos con el fin de obtener su libertad, pero el gobierno ha-anulado su elección.

    Entre tanto, la ID seria más espantosa pesa sobre aquel país, donde hay trabajado-res que ganan, cuan o encuentran trabajo, hasta 40 céntimos diarios, que se 'alimen-tan de yerbas del ca po ó de aquella famosa polenta y que vegetan en un estado deembrutecimiento y InnÓlencia que ha perdido ya los caracteres distintivos de la vidahumana.

    -Ha terminado -1 famosa huelga de Decazeville, y aunque no falte quien hayaexclamado ¡victoria n toda la línea! lo cierto es que_su fin sólo ha sido una transac-ción impuesta por e~ oportunismo que determina todos los actos de los radicales po-Ilticos- i

    Los representantes de la compañía y Jos directores de la huelga han pactado, y elresultado ha sido un irrisorio aumento en los jornales á cambio del expurgo que lacompañía efectuará expulsando 'de las mínas á los trabajadores más caracterizados,amén de un proceso que ha llevado á presidio á cuatro trabajadores. Con esto habrá~anado cierto ilusori prestigio el llamado partido socialista obrero, que se proponesuplantar á la burg esía en la explotación de sus compañeros, y el capitalismo harecobrado el brillo q e por algún tiempo empañara la persistencia de la huelga; peronada ha ganado la j sticia, que ostenta enhiesto siempre el lema «la emancipación delos trabajadores ha e ser obra de los mismos trabajadores.»

    -La agitación so ialista, lejos de haberse apaciguado en Bélgica, promete nuevasmanifestaciones par lo sucesivo. Según vemos en la prensa política, en Bruselas lospatronos organizará una liga de resistencia contra la manifestación que los socialis-tas proyectan para e J 5 de Agosto próximo, en cuyo día se proponen realizar unahuelga general.

    El burgomaestre (rata de impedir dicha manifestación, pero los obreros están re-sudtos á llevarla á cabo, -

    -También en Chicago han estallado nuevos motines por efecto de las huelgas.El tráfico de mercancías en el ferrocarril de La Keshore, ha quedado interrumpido

    por falta de empleados. ,La policía ha intervenido resultando una sangrienta lucha. Cuatro huelguistas han

    sido muertos y varios heridos. 'A pesar de la resistencia de la fuerza pública, los huelguistas han conseguido apo-

    derarse del depósito ide locomotoras del ferrocarril, no permitiendo la salida de lostrenes.

    -La sorda agitación que se notaba en las principales poblaciones de Austria-Hun-gría, cuyo proletariado es de temperamento revolucionario, ha producido ya impor-tantes mani festaciones.

    Masas imponentes de obreros, estudiantes y mujeres han chocado con la fuerzapública, habiendo ya: sellado con sangre la reivindicación social.-L.Establecimiento tipográfico-editorial LA ACADBMIA. rte E. Una.tre., Ronda de la Universidad. 6. Barcelona

    REVISTA SOCIOLÓGICA

    P,ublicaci6n mensual de diez y seis pá- \\ Agosto -de 1886jl L~ -;orrespondencia administrativa y ~~glO3.S, k una peseta seme-tre, y más redacción diríjase á Bienvenido Rius.~I exceso de franqueo en el exlranjero Año I I N.O 8 __ e San alegarío. 2. pral.; Barceloll~

    LA GUERRA Y LA CIVILIZACIÓN

    La justicia sin. la fuerza es impotente; lafuerza sin la justicia, tirana. La justicia sinla fuerza es desoída; la fuerza sin Ia justicia,despreciada. - PASCAL. .

    LA historia d~muestra que. nunca se abandonó un error y se aceptó unaverdad pacíficarnente, ni tampoco se conservó ésta sin la protección

    de l.a fuerza; y si esta afirmación se halla comprobada por el estudio dela Vida de la humanidad, si todos los pueblos sin distinción de culturareligión ni régimen la han evidenciado, ha de reconocerse su indiscutibleverdad.

    L~s filántropos q~le sueñan en la paz universal, como los utopistas queconfla!: en el exclusivo poder de la idea, viven, pues, fuera de la realidadd~ ~a Vida, )' su tr~bajo, pqr más que reconozcamos su buena fe, es per-I11ClOSO, porque solo produce la prolongación de la injusticia si es fuertey el desconocimiento de la justicia si es dé.bil. '

    Si una ley permanente existe en la historia es esta: toda idea se esta-blece por la ~mposición, no por la persuasión. Tertuliano pudo decir enel segundo Siglo del cristianismo «somos de ayer y ya nos extendemosPOI: todo el mu ndo.» creyendo que pronto el mundo iba á ser cristianoy Sl11 embargo sólo cuando tuvo la fuerza cuatro siglos más tarde, con elem.p~rador Constantino, pudo imponerse, no el cristianismo, sino el CQ'-tolj_~lsmo. ~o. que c?nsi.gue la idea }10r su propia bondad es gcnerali-zar~e., adquirir part idarios , y éstos, por su número y su organización,adquieren fuerza, con ella luchan, combaten las preocupaciones y los in-t~reses creados que se le oponen, y por último se imponen' á consccuen-era de una batalla decisiva.

    . Gu~rra y civilización son, pues, dos términos aparentemente contra-dicrorios, pero que muchas veces se explican recíprocamente, dándonosel uno la razón del otro.

    ;,Las batallas, dice Pi y Margall, han sido muchas veces una necesidaden el mundo. Se I.as. cree todas bijas del capricho, ya de los reyes, ya delos pueblos; pero injustamenre. En muchas se han hallado frente á frentedos .principios. La ~ivilización ha luchado con la barbarie, la idea con larealidad, lo porvenir con lo pasado. Las revoluciones y las reacciones noson más q:le .b,utallas: ¿sabéis por qué las hay en los pueblos? Llevamosla contradicción en el espíritu: ¿cómo no ha de parecer en los hechos de