ravel bolero

3
El Bolero de Ravel. La variación reiterativa. Por José Miguel Usábel En el verano de 1928 la célebre bailarina Ida Rubinstein encargó a Maurice Ravel la música para un ballet de tema español, término entonces cargado en sentido musical y estético de connotaciones exóticas, que evocaba en el París de la época una imaginería de vivos colores, penetrantes timbres e intensos ritmos, como vehículos de expresión de desinhibidos apasionamientos, dentro de una ambientación que remitía a una Andalucía mítica, en la que se ponían en primer plano sus decorativos vestigios arábigos, mezclados con su folclore flamenco. En un primer momento Ravel acude a la pianística Iberia de Isaac Albéniz con la intención de instrumentar algunas de sus piezas, sin saber que los derechos de orquestación habían sido asignados a Enrique Fernández Arbós, que no tuvo ningún inconveniente en cedérselos. Sin embargo, Ravel abandonó la idea, que hubiera tenido un éxito asegurado, dado el precedente de su orquestación de Cuadros de una exposición de Mussorgsky, que se había convertido en una obra favorita del público, y concibe un proyecto de alto riesgo, debido a su radical novedad, adelantándose treinta años a la música minimalista y reiterativa de la escuela norteamericana de los años sesenta. Para cumplir con los requisitos del encargo, elige como base rítmica el bolero dieciochesco, en realidad un híbrido de la polonesa, chacona y zarabanda que, sin perder el carácter de apasionada danza de cortejo, vino a sustituir en la atmósfera racionalista de la época a la impulsividad casi lasciva del fandango, recortando su excesiva sensualidad. Ravel concibe una obra ambivalente para él mismo, diciendo de ella: "He escrito sólo una obra maestra", para añadir a continuación: "pero no contiene música". En una entrevista para el Daily Telegraph de Londres da las claves para su comprensión: "Deseo que ante todo no se malinterprete. Consiste en un experimento muy especial en una dirección limitada. Antes de su primera ejecución advertí que había escrito una pieza de diecisiete minutos que consistía sólo en un largo e ininterrumpido crescendo. No hay contrastes ni prácticamente invención, a excepción del plan y el modo de ejecución. Los temas son totalmente impersonales -melodías populares de tipo hispano-arábigo-, y la escritura orquestal es simple y directa, sin el más mínimo intento de virtuosismo". Volviendo a la semejanza con los compositores minimalistas, se puede afirmar que el Bolero es también un ejercicio de premeditada monotonía, aunque con un propósito muy diferente. No se trata aquí de introducir a la audiencia en un círculo estático, sedante e hipnotizador, sino de proyectarla a través de un calculado incremento de dosis tímbrica, textural y dinámica hacia un orgiástico clímax conclusivo. Consiguiendo que todo siga siendo igual y, a la vez siempre distinto, Ravel inventa el prodigio de la variación reiterativa. En el Bolero se manejan muy pocos elementos compositivos, apenas cuatro, que van a constituirse en factores constantes, sometidos a continuas variables tímbricas, dinámicas, a las que se irán sumando, cambios en la textura, cada vez más densa, y la armonización. Nunca se dejarán de escuchar dos ostinatos de dos compases, uno asignado permanente a la caja (ostinato 1), de carácter puramente rítmico, que sugiere el repiqueteo de las castañuelas; y otro, que podemos deducir del conjunto de la cuerda grave (ostinato 2), con el cometido de puntuar las pulsaciones métricas y servir de acompañamiento a las melodías. Éstas constituirán dos temas que, repitiéndose, se irán alternando en perfecta simetría. Cada exposición temática va separada por un puente de transición de dos compases, donde quedan al descubierto los dos ostinatos. Ambos temas comparten un ritmo sincopado y un perfil melódico ondulante, pero Ravel buscó expresamente una oposición bitemática. El primer tema no pierde en ningún momento una cierta elegancia apolínea. Además, a lo largo de la obra le asignará los timbres más dulces (flauta, oboe de amor), las combinaciones instrumentales más delicadas y las armonizaciones más atractivas (unísonos, consonancias o, a lo más, disonancias suaves). En cambio, el abrupto inicio del segundo tema preludia un carácter casi opuesto, con una melodía que presenta una desafiante frase. Los timbres más sugestivos (fagot, saxo, trombón) vestirán con brillantez sus ondulantes contoneos melódicos y, a medida que avance la obra, expresarán su apasionamiento con disonancias que llegarán a la estridencia. Será durante su transcurso cuando se producirá, casi al final de la obra, la abrupta y única modulación, el orgiástico clímax que acompañará la vuelta a la tonalidad principal y el vertiginoso anticlímax con que concluirá la obra. Sin perder el subtítulo de "poema coreográfico para orquesta", el Bolero, que estrenó Ida Rubinstein como ballet en la Ópera de París en 1928, dirigiendo la orquesta el propio compositor, se desprendió pronto de la plástica coreográfica para convertirse en una aclamada pieza del repertorio sinfónico. 1

Upload: densera

Post on 09-Nov-2015

4 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

descripcion bolero ravel significado

TRANSCRIPT

El Bolero de Ravel

El Bolero de Ravel. La variacin reiterativa. Por Jos Miguel Usbel En el verano de 1928 la clebre bailarina Ida Rubinstein encarg a Maurice Ravel la msica para un ballet de tema espaol, trmino entonces cargado en sentido musical y esttico de connotaciones exticas, que evocaba en el Pars de la poca una imaginera de vivos colores, penetrantes timbres e intensos ritmos, como vehculos de expresin de desinhibidos apasionamientos, dentro de una ambientacin que remita a una Andaluca mtica, en la que se ponan en primer plano sus decorativos vestigios arbigos, mezclados con su folclore flamenco. En un primer momento Ravel acude a la pianstica Iberia de Isaac Albniz con la intencin de instrumentar algunas de sus piezas, sin saber que los derechos de orquestacin haban sido asignados a Enrique Fernndez Arbs, que no tuvo ningn inconveniente en cedrselos. Sin embargo, Ravel abandon la idea, que hubiera tenido un xito asegurado, dado el precedente de su orquestacin de Cuadros de una exposicin de Mussorgsky, que se haba convertido en una obra favorita del pblico, y concibe un proyecto de alto riesgo, debido a su radical novedad, adelantndose treinta aos a la msica minimalista y reiterativa de la escuela norteamericana de los aos sesenta. Para cumplir con los requisitos del encargo, elige como base rtmica el bolero dieciochesco, en realidad un hbrido de la polonesa, chacona y zarabanda que, sin perder el carcter de apasionada danza de cortejo, vino a sustituir en la atmsfera racionalista de la poca a la impulsividad casi lasciva del fandango, recortando su excesiva sensualidad.

Ravel concibe una obra ambivalente para l mismo, diciendo de ella: "He escrito slo una obra maestra", para aadir a continuacin: "pero no contiene msica". En una entrevista para el Daily Telegraph de Londres da las claves para su comprensin: "Deseo que ante todo no se malinterprete. Consiste en un experimento muy especial en una direccin limitada. Antes de su primera ejecucin advert que haba escrito una pieza de diecisiete minutos que consista slo en un largo e ininterrumpido crescendo. No hay contrastes ni prcticamente invencin, a excepcin del plan y el modo de ejecucin. Los temas son totalmente impersonales -melodas populares de tipo hispano-arbigo-, y la escritura orquestal es simple y directa, sin el ms mnimo intento de virtuosismo". Volviendo a la semejanza con los compositores minimalistas, se puede afirmar que el Bolero es tambin un ejercicio de premeditada monotona, aunque con un propsito muy diferente. No se trata aqu de introducir a la audiencia en un crculo esttico, sedante e hipnotizador, sino de proyectarla a travs de un calculado incremento de dosis tmbrica, textural y dinmica hacia un orgistico clmax conclusivo. Consiguiendo que todo siga siendo igual y, a la vez siempre distinto, Ravel inventa el prodigio de la variacin reiterativa. En el Bolero se manejan muy pocos elementos compositivos, apenas cuatro, que van a constituirse en factores constantes, sometidos a continuas variables tmbricas, dinmicas, a las que se irn sumando, cambios en la textura, cada vez ms densa, y la armonizacin. Nunca se dejarn de escuchar dos ostinatos de dos compases, uno asignado permanente a la caja (ostinato 1), de carcter puramente rtmico, que sugiere el repiqueteo de las castauelas; y otro, que podemos deducir del conjunto de la cuerda grave (ostinato 2), con el cometido de puntuar las pulsaciones mtricas y servir de acompaamiento a las melodas. stas constituirn dos temas que, repitindose, se irn alternando en perfecta simetra. Cada exposicin temtica va separada por un puente de transicin de dos compases, donde quedan al descubierto los dos ostinatos.

Ambos temas comparten un ritmo sincopado y un perfil meldico ondulante, pero Ravel busc expresamente una oposicin bitemtica. El primer tema no pierde en ningn momento una cierta elegancia apolnea. Adems, a lo largo de la obra le asignar los timbres ms dulces (flauta, oboe de amor), las combinaciones instrumentales ms delicadas y las armonizaciones ms atractivas (unsonos, consonancias o, a lo ms, disonancias suaves). En cambio, el abrupto inicio del segundo tema preludia un carcter casi opuesto, con una meloda que presenta una desafiante frase. Los timbres ms sugestivos (fagot, saxo, trombn) vestirn con brillantez sus ondulantes contoneos meldicos y, a medida que avance la obra, expresarn su apasionamiento con disonancias que llegarn a la estridencia. Ser durante su transcurso cuando se producir, casi al final de la obra, la abrupta y nica modulacin, el orgistico clmax que acompaar la vuelta a la tonalidad principal y el vertiginoso anticlmax con que concluir la obra. Sin perder el subttulo de "poema coreogrfico para orquesta", el Bolero, que estren Ida Rubinstein como ballet en la pera de Pars en 1928, dirigiendo la orquesta el propio compositor, se desprendi pronto de la plstica coreogrfica para convertirse en una aclamada pieza del repertorio sinfnico. La obra se inicia por la caja en pianissimo con una introduccin que repite al descubierto los dos ostinatos superpuestos. A continuacin, partiendo de la mxima pureza tmbrica, la flauta interpreta la primera meloda sobre el sucinto acompaamiento de la caja, las violas y los violonchelos. Tras el consabido puente de dos compases, la meloda es retomada por el clarinete, mientras la flauta dobla el ostinato rtmico de la caja, iniciando el incremento progresivo de densidad que va a ir presentando el acompaamiento. En el puente subsiguiente el arpa se unir a la cuerda en el marcaje de las pulsaciones rtmicas, que sustentarn inmediatamente al fagot, encargado de exponer por primera vez la segunda meloda. Su repeticin, en dinmica incrementada de pianissimo a piano, estar a cargo del clarinete en Mi bemol, cuya sonoridad ms penetrante, si la comparamos con la del clarinete normal en Si bemol, que haba expuesto el primer tema, se adecua a la mayor intensidad expresiva que caracteriza a la segunda meloda. En el puente de transicin el fagot dobla el ostinato rtmico, para acompaar a continuacin la vuelta del primer tema en dinmica mezzopiano a cargo del oboe de amor, un instrumento de raigambre barroca, que en su registro mezzosoprano hace honor a su nombre con una profundidad expresiva que no posee el oboe soprano habitual. El acompaamiento de la cuerda se densifica, unindose a la viola y violonchelos, los violines segundos y contrabajos. En el puente la trompa tomar el ostinato rtmico, para acompaar despus a la segunda exposicin del primer tema, instrumentado con la primera amalgama tmbrica de la obra, una novedosa mezcla de flauta y trompeta. En la transicin los contrabajos invierten el intervalo ascendente que venan repitiendo insistentemente, haciendo que a partir de ahora la resolucin sea mucho ms contundente. Son ahora las trompetas con sordina las que doblan el ostinato rtmico. Sobre este intenso acompaamiento la segunda meloda irrumpe con la voz del saxo tenor, un instrumento novedoso y extico dentro del contexto orquestal. La segunda exposicin correr a cargo del saxo sopranino, cuya limitada tesitura le obliga a ser relevado por el saxo soprano en los graves conclusivos. En los dos compases intermedios las trompas y las flautas doblarn el ritmo de la caja, introduciendo el primer tema, que se presenta con una curiosa mezcla tmbrica (flautines, trompa y celesta), todava al unsono, dando como resultado un efecto acstico de sugerencias organsticas. La dinmica ha ascendido a mezzoforte y los segundos violines y el clarinete bajo se unen al acompaamiento. En la transicin las trompetas retoman el ostinato rtmico y las cuerdas densifican la textura con balanceantes arpegios que se extienden a lo largo de tres octavas, para servir de soporte a continuacin a una reexposicin del primer tema a cargo de los oboes, corno ingls y clarinetes. Por primera vez el oboe de amor rompe el unsono en una breve intervencin individualizada. En la siguiente transicin las cuerdas abandonan los arpegios para empearse en un cometido rtmico y mtrico (las violas toman el ostinato 1 y el resto realiza el ostinato 2). Sobre esta slida base va a desplegarse el famoso solo de trombn sobre el segundo tema, salpicado de glisandos, en un registro muy agudo, el mismo que utiliz el fagot en la primera presentacin de la meloda. Esta atmsfera burlona se incrementa en la repeticin del tema, donde la armonizacin en paralelo del viento madera incluye una punzante disonancia entre los flautines y los clarinetes, a la vez que la dinmica pasa a forte! En el puente transitorio aparece por primera vez el timbal, marcando las pulsaciones mtricas, para acompaar despus a un grandioso unsono sobre el primer tema, en el que los primeros violines se estrenan en la interpretacin de la meloda, unindose al coro de la madera, mientras el resto de la cuerda, fagot, contrafagot, trompas y arpa se encargan del acompaamiento. En la reexposicin el saxo tenor se integra en el grupo encargado de la meloda. La densidad de la textura se espesa an ms en la reaparicin del segundo tema en poderoso unsono con el aadido de la trompeta para la meloda y la tuba para el acompaamiento. En su reexposicin la meloda se ve reforzada por la adicin del saxo sopranino, un trombn, violas y violonchelos, en armona paralela. En la transicin la dinmica pasa a fortissimo, mantenindose as hasta el final de la obra, y las maderas y las cuerdas, stas en cudruple divisi y pizzicato, se integran en el acompaamiento reiterando el ostinato rtmico, para dar paso a la ltima exposicin del primer tema, que esta vez no se repetir, a cargo de las trompetas, flautas, saxos y violines primeros en una armonizacin que incluye suaves disonancias de encanto impresionista. La ltima exposicin del segundo tema (lo ms fuerte posible!) contar con la presencia del trombn, mientras las trompetas se empearn en punzantes disonancias. En el momento en el que la meloda debera iniciar la supuesta progresin cadencial descendente, toma por el contrario un inesperado derrotero ascendente para desembocar abruptamente en un estallido sonoro que introduce la percusin ms llamativa, el tamtam, el bombo y los platillos, a la vez que los trombones emiten bquicos glisandos. De pronto, como una autntica descarga orgistica, una escala descendente conduce el tutti hacia un instantneo acorde conclusivo en Do mayor.

GLOSARIO

Arpegio: ejecucin sucesiva y, por consiguiente, meldica de las notas de un acorde, y no simultnea, como le correspondera desde un punto de vista armnico.

Cadencial: relativo a la cadencia o movimiento de resolucin hacia la nota o acorde final.

Crescendo: aumento paulatino de la intensidad del sonido.

Divisi: los instrumentos de un mismo tipo se dividen en grupos, dejando de tocar todos al unsono.

Glisando (glissando): pasar de una nota a otra deslizndose sobre las intermedias sin pausas.

Modo mayor: los sonidos, en sucesin ascendente, transmiten un carcter claro y decidido.

Modulacin: cambio de centro tonal.

Ostinato: continua repeticin de una misma frmula rtmica o meldica.,

Pizzicato: las cuerdas, que se frotaban habitualmente con el arco, se puntean ahora con los dedos.

Tesitura: regin sonora por la que puede moverse una voz o instrumento.

Trada: agrupacin armnica de tres notas que suenan simultneamente.

Tutti: totalidad de la orquesta.

GRABACIONES RECOMENDADAS

Kenneth Jean, Czecho-Slovak Symphony Orchestra. Naxos (serie "classics explained"). Con explicaciones escritas y narradas por Jeremy Siepmann. Celibidache, Orquesta Filarmnica de Munich. Ansermet, Suisse Romande Orchestra. Decca.

Abbado, London Symphony Orchestra. Deutsche Grammophon. PAGE 1