ramos y escobar -jóvenesciudadparticippolítica

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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67611350007 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Gonzalo Alejandre Ramos, Claudio Escobar Cruz Jóvenes, ciudadanía y participación política en México Espacios Públicos, vol. 12, núm. 25, 2009, pp. 103-122, Universidad Autónoma del Estado de México México ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Espacios Públicos, ISSN (Versión impresa): 1665-8140 [email protected] Universidad Autónoma del Estado de México México www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Estudios Juveniles

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  • Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67611350007

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Gonzalo Alejandre Ramos, Claudio Escobar CruzJvenes, ciudadana y participacin poltica en Mxico

    Espacios Pblicos, vol. 12, nm. 25, 2009, pp. 103-122,Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    Mxico

    Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Espacios Pblicos,ISSN (Versin impresa): [email protected] Autnoma del Estado de MxicoMxico

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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    Miguel ngel Snchez Ramos

    Fecha de recepcin: 21 de febrero de 2009.Fecha de aprobacin: 12 de marzo de 2009.

    Gonzalo Alejandre Ramos*

    Claudio Escobar Cruz**

    RESUMEN

    El artculo aborda el desgaste que presentan las instituciones del Estado, laidea central sostiene que en particular las instituciones poltico-electorales ylas elites polticas enfrentan el reto de ciudadanizar a los jvenes, quienesviven en el mundo de lo efmero e inestable, no obstante, las institucionespersisten en usar los recursos tradicionales para renovar el poder polticocomo su ms alto inters, con lo cual muestran su nula sensibilidad paracaptar un momento histrico-social de disyuntivas que podra abrir la puertaa dos escenarios a) a la democratizacin forzada o contingente que serviracomo una vlvula de escape obligada por la creciente presin social, y b) laposibilidad de un escenario duro de aplicacin de la fuerza del Estado, entanto que ste se aleja cada vez ms del recurso del dilogo y de la negociacincon lo que queda de las fuerzas sociales que antes fueron sustento de lalegitimacin de los sucesivos gobiernos pristas.

    PALABRAS CLAVE: ciudadana, participacin poltica, jvenes, democracia,cultura poltica.

    Jvenes, ciudadana y participacinpoltica en Mxico

    * Doctor en Sociologa por la UNAM. Profesor-investigador en la Universidad Autnoma del Estado deMxico, Centro Universitario UAEM Zumpango.

    ** Lic. en Sociologa por la UNAM, profesor de asignatura en el Centro Universitario UAEM Zumpango ybecario del proyecto de investigacin Cultura poltica y perspectivas sociopolticas en los jvenes universitariosUNAM-UAEM. Un estudio de caso con clave 2475.

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    ABSTRACT

    This article to board the waste of the stateinstitutions, the central idea affirms how theinstitutions of electoral-political and the elitespolitics to confront the challenge of the formcitizenships of the people young, they livingin a moody and unstable world. However theinstitutions insisting to use the traditional re-courses of renovate the politic power it is theinterest greatest, wherewith showing its lessinsensibility to understand the historical andsocial moment of disjunctive to open two cir-cumstance a) to the forced or contingent de-mocratization which to serve of constrain es-cape valvule for the social pressure growingand b) the possibility of one hard circumstanceby the application to the force of the Estate,this one every day be aloof of the recourse ofthe dialogue and the negotiation with to lessof the ancient social forces, that before werethe sustenance of the legitimating of the suc-cessive governments of the Partido de laRevolucin Institucional

    KEY WORDS: citizenship, policy participation,people young, democracy, policy culture.

    INTRODUCCIN

    Hablar de la participacin poltica de losindividuos en una sociedad cualquiera es untema complejo que implica considerar unaserie de variables, pero si adems dichaparticipacin la ponemos en correlacin conla edad cronolgica de esos individuos y conun contexto histrico social agotado en susrecursos de recuperacin y carente de capa-cidad innovadora, la situacin aparece ms

    compleja, eso sin considerar la pertenenciaa un estrato o clase social de esos individuos,el cual adereza cuantitativa y cualitativa-mente el panorama de la participacinpoltica y la torna un fenmeno relevante.Esos elementos vuelven sugerente el abordajedel tema con todo y esos inconvenientes.

    En la participacin poltica estn inmersas,adems de los conceptos de participacin yde poltica, las categoras de ciudadano,institucin poltica, eleccin, sistema elec-toral, voto, actor poltico, cultura poltica ydemocracia, por destacar slo las msvisibles. En esta reflexin no abundaremosen todas ellas de suyo complejas, ms biennos centraremos en las de ciudadano, cul-tura poltica, participacin poltica e institu-cin poltica. Todo ello ubicado en el tiempoespecfico de finales del siglo XX y principiosdel XXI. La categora de edad que conside-raremos es la de los llamados jvenes, queen este caso estn ubicados entre los 18 ylos 24 aos, considerados por los distintosactores polticos formales como un potencialpoltico que frecuentemente es componentecentral de sus discursos polticos carentesde innovacin y articulados con fines decapitalizacin poltica particularizada.

    La idea central que aqu sostenemos es elhecho de que la sociedad mexicana comocualquier otra es dinmica, pero en lo par-ticular tal dinamismo est pasando por unaserie de obstculos propios de la actividadpoltica. En este caso particular, los obs-tculos los hemos focalizado en una crecienteinoperancia institucional, o sea que las insti-tuciones poltico-electorales ya no estnsiendo funcionales, y contrariamente se han

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    convertido en obstculos debido a su obso-lescencia operativa. En esas condiciones msbien cumplen una funcin de retener o deinhibir la expresin poltica en tanto que elsistema electoral se comporta de manerarenuente para afrontar la realidad polticaemergente y prefiere seguir usando losmecanismos tradicionales minimalistas, noobstante, ello implica un riesgo1 poltico paratodo el sistema electoral y para el pas, lospartidos polticos juegan el mismo juegotradicional en un tiempo transformado en elque aparecen elementos que apuntan haciaun cambio paradigmtico del comporta-miento poltico y de la participacin para larenovacin del poder poltico, incluso la mis-ma idea de poder poltico apunta hacia unatransformacin para la cual hoy no se venrespuestas ni alternativas an.

    En esta situacin avasalladora que se vive aprincipios del siglo XXI en Mxico, los jvenesestn buscando al margen de las institu-ciones los medios y las formas de expresarsu sentir, el cual hasta ahora no ha podidoser canalizado poltica e institucionalmente.Esto quiere decir que, quiz lo poltico tengaque redefinirse y abarcar otras formas msamplias e incluyentes de expresiones nuevasque hoy no son consideradas relevantes bajola ptica de las instituciones electorales tradi-cionales. Entre tanto, los jvenes seguirncreando y buscando sucedneos paraexpresar su sentir e inconformidades.

    Las instituciones polticas debido a su inamo-vilidad y renuencia al cambio y a la trans-formacin no estn siendo los mediosadecuados para cooptar las inquietudes departicipacin de los jvenes, no estn siendo

    capaces de canalizarlas como participacinpoltica institucional. De hecho, los jvenesparecen huir de los medios institucionales,en tanto que los ubican como mediosagresivos y lejanos a su realidad, con lo cualpresuponemos que las instituciones estnsiendo rebasadas en la praxis. Este hechonos hace reflexionar en la necesidad derepensar a las instituciones polticas en tantoque no estn siendo ya receptoras de unacultura poltica que les es marginal, de unaparticipacin poltica y de una ciudadanaque apuntan hacia una alteridad, las cualesdan muestra de estar en proceso de transfor-macin y que, por lo tanto, requieren de unareadecuacin de las instituciones quecanalizan dichas expresiones polticas.

    Otro punto relevante que est inmerso en estaproblemtica contempornea es el hecho deque las instituciones polticas estn diseadaspara captar la expresin poltica de unamanera individual, no obstante que gran partede las expresiones polticas hoy da ya apuntanhacia la expresin poltica basada en identi-dades colectivas; ello como respuesta alagresivo individualismo que expresa violenciasimblica de manera cotidiana al margen delsistema institucional, aspecto para el que elsistema poltico electoral no se encuentradiseado, slo de manera informal y tangen-cial capta el voto corporativo de organiza-ciones que de suyo ya tienen un matiz poltico.

    Las instituciones polticas estn evadiendoel reto de hacer un esfuerzo adicional paraafrontar este problema creciente, la obten-cin y la renovacin del poder poltico hoyrequieren de mecanismos ms audaces yacordes con el acontecer de nuestro tiempo.

    Arturo Jarquin

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    ALGUNOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES

    Los conceptos de ciudadano y de demo-cracia tienen su origen bien documentadoal menos desde los griegos, principalmenteAristteles los refiere en su texto La poltica.Al respecto, el concepto de ciudadano loconcibe como el hombre libre y no alesclavo. El ciudadano es aquel que se formaen la ciudad, y sta es para Aristteles unacomunidad cuyo fin es la vida mejor entrefamilias y linajes, buscar una vida perfectay autosuficiente, es decir, Aristteles refierea la ciudad como un espacio directamenterelacionado para una vida bella y feliz; esuna comunidad poltica que tiene por causala prctica de las buenas acciones y nosimplemente la convivencia (Aristteles,1967: 206), o sea que el ciudadano es unaconstruccin colectiva que slo es posible enla ciudad, este es un principio fundamentalal que no se puede renunciar.

    Derivado de este principio colectivo, lademocracia no puede ser concebida en unmundo individualista, sta va ligada a la par-ticipacin ciudadana, lo cual quiere decirque requiere de la formacin de ciudadanos,pero cmo se forman estos ciudadanos yqu caractersticas poseen? En la realidadde la polis o ciudad griega los hombres sola-mente podan realizarse a s mismos y vivirhonorablemente como ciudadanos si cum-plan con sus obligaciones y hacan uso de susderechos, pero los derechos no eran atribu-tos del individuo como cosa privada, sinoque estaban relacionados con su posicinsocial y se derivaban de su existencia comociudadano, eran derechos y obligacionespblicas (Held, 1992: 32; Sabine 1963: 17).

    El ciudadano se forma en el ambiente colec-tivo de manera natural, y tal cual, es quiencaracteriza a su vez la democracia, alrespecto Jos Antonio Crespo considera queel colectivismo y la solidaridad prevalecensobre el particularismo y el egosmo, deacuerdo con esta visin. Y slo as podrdesarrollarse y mantenerse en pie una demo-cracia; slo as sus objetivos bsicos elmayor bien para el mayor nmero deciudadanos podrn prevalecer. En cambio,si sobreviven las actitudes individualistas eintereses particulares, la democracia que-dar desvirtuada y tarde o temprano darlugar a un resurgimiento autoritario (Crespo2001: 38-39).

    Segn Bobbio, la democracia naci de unaconcepcin individualista de la sociedad, esdecir, en una concepcin contraria a laAntigedad y a la Edad Media, en las cualesera ms importante la concepcin orgnicadel todo sobre las partes (Bobbio, 1986: 17).El individuo como ciudadano modernopresenta dos caractersticas exacerbadas porlas formas de vida contemporneas queprivilegian los bienes de consumo, este hechoen ocasiones presenta lo colectivo y lo indi-vidual como dos polos opuestos y difcilmenteconciliables que potencian el conflicto. Elciudadano de cualquier forma ha recibidouna educacin cvica en el seno de la comu-nidad en los tiempos que le ha tocado vivir,sea sta basta o precaria, le permite parti-cipar desde el plano individual, no obstante,su participacin no slo se circunscribe a laparticipacin poltico-electoral, sino queacta en un mbito sumamente intrincado,donde no logra satisfacer las mltiples expec-tativas que le ha generado una sociedad que

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    eleva las necesidades econmicas porencima de las polticas. Nos encontramos enel ahondamiento de la frase lapidaria delpoder poltico, ms mercado, menos estado.

    Es un hecho que el mbito de lo ciudadanoes ms amplio que el electoral, la educacincvica es aquella que introduce y prepara alindividuo para participar en los diferentesmbitos de la poltica (Ramrez, 1993: 361).Ser ciudadano hoy da no necesariamenteimplica un reduccionismo expresadomediante el voto en lo electoral, y que a esose le llame hoy democracia, en todo casosera nicamente una democracia parcial,una democracia poltica o una democraciade forma de gobierno, pero la democraciaelectoral, no es la democracia en el mbitoamplio de la sociedad como forma de viday de amplias expectativas, es ms bien labase de todo ello.

    Si el papel de ciudadano se deriva de laposicin social del individuo y una sociedadimplica diferentes posiciones sociales, elloquiere decir que existe una relacin dedesigualdad fundada en esas posiciones, lascuales suscitan una situacin inadecuada oimpropia para que los ciudadanos se asocieno pacten, ya que como dira Rousseau, nopuede haber pactos entre ricos y pobresde manera legtima, o sea entre desiguales,en todo caso los que se han dado histri-camente han sido arrancados mediante elengao (Bloom, 1992: 536; Bobbio yBovero, 1986: 92), a estos pactos ilcitoslos ricos dan una apariencia de legitimidada su dominio y propiedades y sobre esascondiciones e ilegitimidad se constituyenlas formas de ciudadana.

    Por su parte, Dahl coincide con Tocquevilleen la idea de que las asociaciones comoformas de concrecin de poder sonesenciales para la libertad (Dahl, 1991: 40)y por aadidura para la democracia, la cualno est exenta de los conflictos de poder,Tocqueville al igual que Bobbio consideralas asociaciones en un mbito de libertadcomo un requisito sine qua non de lademocracia. Para Bobbio, la democracia esmoderna y por tanto no puede ser ms queuna democracia pluralista, aunque esepluralismo sea en s un problema potencialque deber ser neutralizado entre losdistintos grupos o asociaciones (Dahl, 1991)que se conforman en igualdad de con-diciones. la democracia de los modernoses el Estado en el que la lucha contra elabuso de poder se desarrolla en dos frentes,contra el poder desde arriba en nombre delpoder desde abajo y contra el poderconcentrado en nombre del poderdistribuido (Bobbio, 1986: 46-47).

    Desde otro enfoque, Tocqueville concibe ala democracia fundamentalmente como unaagitacin que se da en un primer momentoen el mbito del gobierno, pero que ello esproducto o cristalizacin de la libertad delos individuos, de la cual emerge esa formade gobierno as denominada. Al respectomenciona:

    Esa agitacin siempre renaciente que el go-bierno de la democracia ha introducido en elmundo poltico, pasa luego a la sociedad ci-vil. Y no s si al fin de cuentas no ser esa lamayor ventaja del gobierno democrtico, alque alabo an ms por lo que hace hacerque por lo que hace. Es innegable que elpueblo suele dirigir bastante mal los asuntos

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    pblicos, pero es que el pueblo no puedeocuparse de los asuntos pblicos sin que elcrculo de sus ideas se extienda y su espritusalga de la rutina ordinaria (Tocqueville,1980 T2: 230).

    Segn estas ideas, la democracia es antetodo una forma de gobierno a la que le esinherente el ejercicio del poder. El estudiode las formas de gobierno ha generadovarias teoras, as, la democracia comocualquier forma de gobierno es concebidadesde la ptica de la teora, al respectoexisten distintas teoras sobre las formas degobierno, pero en sntesis podemos decir quetodas ellas abordan el tema en dos aspectosuno descriptivo y otro prescriptivo (Bobbio,1987: 9) el primero plantea un enfoque neu-tral y el segundo tiende a hacer recomen-daciones valorativas sobre los criterios quehacen mejores a unas que a otras. Pero encualquier caso la democracia no puede cons-truirse ni como gobierno ni como sociedadcivil, si no se da una relacin entre gobiernoy gobernados, o entre gobernantes yciudadanos, lo cual slo es posible mediantela participacin poltica de los ciudadanos.

    JVENES MEXICANOS DE ENTRE SIGLOS

    Los vertiginosos cambios que hoy vive elmundo contemporneo se reflejan en unaserie de transformaciones de las conductasde la poblacin en los distintos pases delmundo. Uno de los sectores poblacionalescon mayor susceptibilidad a los cambios sonlos jvenes, que es el sector poblacional conuna mayor capacidad de respuesta y dereaccin en tanto son el sector poblacionalcon mayores expectativas para s y para los

    otros (todos los que pueden considerarsesujetos y que no se ubican en esta categora),pero a la vez son el grupo social con mayorposibilidad de desencanto ante la falla delas instituciones y del Estado que vive elmundo contemporneo.

    En el caso de Mxico no es la excepcin, losjvenes estn informados con lo que sucedeen este sector poblacional de otras partesdel mundo. La tecnologa de la informaciny los medios que hoy hacen posible lacomunicacin instantnea en tiempo real, lespermite una comunicacin que obvia costum-bres y actitudes diferenciales y que ms queser un elemento discordante contribuye acompartir distintas visiones del mundo.

    Entendidos de una forma conceptual ygenrica, los jvenes son todas aquellas per-sonas que tienen entre 15 y 24 aos. Dichadefinicin fue acuada por la organizacinde las Naciones Unidas en 1983, y esaceptada universalmente. Para quienes seubican en esta definicin. El trmino dejuventud toca los lmites de la insercin enel mundo adulto, lo que se logra mediantela obtencin de un trabajo o empleo establey la fundacin de una familia, lo cualposibilita ocupar una posicin especfica enel juego de roles y status en la sociedad(Baeza, 2003).

    De acuerdo con la Organizacin Ibero-americana de la Juventud (OIJ), la juventudes una fase de transicin entre dos etapas:la niez y la adultez, los nios se vantransformando en personas autnomas, porlo que tambin puede entenderse como unaetapa de preparacin para que las personas

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    se incorporen en el proceso productivo y seindependicen de su familia.

    Desde el mbito sociolgico, se consideraque la juventud inicia con la capacidad delindividuo para reproducir a la especiehumana y termina con la asuncin plena delas responsabilidades y autoridad del adulto;ahora es preciso sealar que cada nacinpuede establecer su definicin propia, parael caso de Mxico es de 12 a 29 aos(Instituto Mexicano de la Juventud 2008: 4).

    De acuerdo con la informacin existente amediados de 1998, haba en el pas 20.1millones de personas con una edadcomprendida entre los 15 y 24 aos, lo quesignifica que poco ms de uno de cada cincomexicanos era un joven de esa edad. Otroaspecto importante, adems de la presencianumrica, es, sobre todo, lo relativo a susnecesidades, demandas, problemticas ypotencialidades particulares, adems de suparticipacin en las diversas esferas de lavida econmica, poltica y social del pas.

    Algunos datos sobre losjvenes de Mxico

    Entre los jvenes de hoy, si bien todavaalrededor de 13.0% no cuenta coneducacin primaria completa, otro 57.3%no ha logrado cubrir, y menos rebasar enuna medida considerable lo fijado hoy dacomo educacin bsica obligatoria, la cualabarca hasta la educacin secundaria. Losjvenes de hoy han cursado en promedio8.3 aos de escuela, lo que significa quetienen un ao y medio ms de escolaridad

    que la generacin de sus padres, situacinque permite que los jvenes estn ms ymejor informados sobre diferentes aspectosde la vida y la realidad que les circunda,(CONAPO, 1998:142).

    Pero tambin debemos considerar que, deacuerdo con la ENJ 2005, 43.8% de los jve-nes entre 12 y 19 aos se dedica nicamentea actividades acadmicas. Para los jvenesde 12 a 14 aos esta cifra alcanza 93%, peroconforme avanza el grupo de edad va dismi-nuyendo hasta llegar slo a 6% para aquellosubicados entre los 25 y 29. Resulta pococomn combinar el trabajo con la academia,slo 5.3% de los jvenes realizan ambasactividades, sin embargo, es ms frecuenteencontrar jvenes inactivos, ya que la cifrade las personas que no realizan ningunaactividad es de 22%, enfatizndose esta situa-cin para las mujeres de 20 a 29 aos (Insti-tuto Mexicano de la Juventud 2008: 13).

    Ahora, segn datos arrojados por el censode 2000, se seala que en 1997, el 34.9%de los habitantes del pas tenan edades de0 a 14 aos, mientras que 28.8% eranjvenes de 15 a 29 aos. En el 2000disminuy la poblacin de nios, pero elporcentaje de jvenes se ha mantenido en29.4%. En trminos absolutos, la poblacinde 15 a 29 aos de edad casi se duplic de1970 a 1990, cuando pas de 12.3 millonesde jvenes a 23.9 millones. Se estimaba queen el 2000 seran 29.3 millones, dichasituacin indicaba que el crecimiento de estegrupo de poblacin haba comenzado adesacelerarse. En otras palabras, en 1997la poblacin joven entre 15 y 29 aos superalos 26.9 millones de habitantes; de ellos,

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    37.2 corresponde al grupo de 15 a 19 aos(10 millones), 34.2% a los de 20 a 24 (9.2millones) y 28.6% a los jvenes entre 25 y29 aos (7.7 millones).

    Por mencionar otro dato, respecto a ladistribucin de la poblacin entre 15 y 29aos vara de 3.8 millones en el Estado deMxico y 2.6 millones en el Distrito Federal(entidades con mayor volumen de poblacinjoven), a 155 mil jvenes en Colima y 112mil en Baja California Sur (entidades conmenor volumen de poblacin joven). As, en1997, la poblacin entre 15 y 29 aosalcanza 28.8% del total de habitantes delpas. Otro rasgo importante a considerar esel dato relativo a la concentracin de jvenesen las localidades medias y urbanas esmayor al resto de la poblacin: 63.1% de lapoblacin de 15 a 29 aos del pas residaen 1997 en localidades de 15 mil o mshabitantes, que acumulado con el 13.2% deesta misma poblacin residente en loca-lidades de 2,500 a 14,999 habitantesasciende al 76.3% de los jvenes.

    Dicho comportamiento obedece a la existen-cia de una mayor oferta de empleo, educa-cin y servicios en las ciudades, por lo cual,la mayor parte de los flujos migratoriosinternos del pas tienen como origen las zo-nas rurales y se orientan hacia las urbanas(INEGI, 2000: 5-7). En 2005 se contabilizuna poblacin de jvenes de 15 a 29 aosde 27,177, 088 personas, lo cual representael 26.3% del total; haciendo una separacinpor sexo tenemos la siguiente composicin,hombres con 13, 055,070, con 26.0%, ymujeres 14,121, 938, con 26.6% de lapoblacin total del pas (Aguayo, 2007: 38).

    Sin embargo, y de acuerdo con las cifrasdel II Conteo Nacional de Poblacin yVivienda 2005 elaboradas por el InstitutoNacional de Estadstica, Geografa eInformtica (INEGI), en Mxico habitan103,263,388 personas de las cuales33,774,976 son jvenes entre 12 y 29 aosde edad; lo que representa 32.7% de lapoblacin. De esta poblacin juvenil 48.52%son varones y 51.48% son mujeres.

    Cuadro 1COMPARATIVO DE LA POBLACIN JUVENIL DEMXICO 2000 A 2005 POR GRUPOS DE EDAD

    Grupos por edad12 a 14 aos15 a 19 aos20 a 24 aos25 a 29 aos

    Total

    20006,392,4159,992,1359,071,1348,157,743

    33,613,427

    20056,595,968

    10,109,0218,964,6298,103,358

    33,774,976FUENTE: DIEJ con datos del XII Censo General de Pobla-cin y Vivienda y del II Conteo Nacional de Poblacin yVivienda 2005.

    El cuadro 1 se puede interpretar de lasiguiente manera, entre la poblacin de 12y 14 aos se present un crecimiento de0.52%, la poblacin entre 15 y 19 aoscreci 0.20%, el sector entre 20 y 24 aosdisminuy 0.44% y la poblacin de 25 a 29aos aument cerca de 0.28%. De ah quese seale que en 20 aos (de 1970 a 1990)la poblacin joven prcticamente se duplic,pero es el periodo de 1990 a 2000 en dondese registr el crecimiento ms importante,ya que en tan slo 10 aos la poblacin de12 a 29 aos creci 40.6%.

    En cuanto a la distribucin de los jvenesen el territorio nacional por grupos de edad,tenemos que ms del 50% de la poblacin

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    juvenil se concentra en ocho estados: Estadode Mxico (con la mayor poblacin juvenil,13.5%), Distrito Federal (7.8%), Veracruz(6.7%), Jalisco (6.5%), Puebla (5.3%),Guanajuato (4.8%), Nuevo Len (3.9%) yMichoacn (3.9%). Los datos anterioresconstituyen la regin centro del pas, la cualconcentra al 31.7% de los jvenes y es laregin con mayor poblacin del pas,(Instituto Mexicano de la Juventud 2008:9,11-12).

    LOS JVENES ANTE LA PARTICIPACINPOLTICA INSTITUCIONALIZADA

    La participacin poltica dada originalmenteen la ciudad, se ha generalizado en todoslos mbitos de las sociedades modernas. As,la participacin poltica a travs de procesoselectorales se efecta y contabiliza medianteel instrumento del voto como el principalrecurso democrtico al interior de cadaestado, no obstante su expresin socialdiferencial. En la prctica, la participacinpoltica aduce el voto, este se instituye comoel instrumento para captar la diversidad delas participaciones polticas de grupos y deindividuos, no obstante, las ofertas partida-rias pueden en la realidad estar alejadas delinters de cada votante, por lo que en eseescenario los procesos electorales se perfilancomo procesos asimtricos que expresandesencuentros y una importante baja en laparticipacin poltica, al menos en ese campo.

    Por lo tanto, la participacin poltico-elec-toral mediante el voto sobre una candidaturapreviamente elegida ejerce una forma depresin corporativa que no es fcilmente

    detectable y que pone en desventaja a losciudadanos aislados. As, en el sistema indivi-dualizado del voto, como es el caso del siste-ma electoral en Mxico, no necesariamenteel candidato ganador es el mejor por elhecho de ser votado por los electores, yasea por mayora relativa o absoluta. Lo quetambin puede significar que a mayordemocracia, no se asegura mayor eficacia yeficiencia administrativa. En todo caso,aunque el voto es individual son los gruposy las asociaciones quienes pueden presionarms a los distintos candidatos.

    Al respecto, es menester reflexionar sobrelas posiciones de los ciudadanos. Partimosdel supuesto de que si las posiciones de losciudadanos son desiguales, la democraciaque resulta de ello es una democracia imper-fecta y, en la medida que crece y se refuerzael egosmo, decrecen los fundamentos de lasolidaridad, lo que provoca que se estpresentando el fenmeno que Tourainedenomina como un nuevo paradigma, el cualconsiste en la cada y desaparicin deluniverso social (Touraine, 2005: 14). Elconcepto de sociedad carece de raz desdeel discurso poltico, ms bien ha sido unartificio para ocultar a los verdaderos acto-res de la participacin poltica relevante,los cuales estn constituidos por los gruposy las asociaciones, no por la sociedad engeneral, sta ha sido una especie de ardidcreado con el afn de poner orden en loque pareci un desorden desde la aparicinde la modernidad.

    Podramos pensar que los jvenes, en sucarcter de renovacin generacional, esta-ran ms interesados en la participacin

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    Jvenes, ciudadana y participacinpoltica en Mxico

    directa y decidida en el espectro de lapoltica; sin embargo, los diversos actores,pero sobre todo los jvenes han dadomuestras de un nulo o escaso acercamientoa la poltica; sin embargo, lo anterior tieneexplicacin totalmente fundada por parte delos jvenes, pues cuando se les pregunta porsu inters por la poltica, queda de manifiestoque estn poco o nada interesados, ya quede los encuestados slo el 18.8% declarestar muy interesado; pero existen razonesde peso para el alejamiento de la poltica,ya que quienes estn poco o nada intere-sados, mencionan que su apata se debe aque simplemente no les interesa, es decir, esun mundo por completo ajeno a ellos, segui-dos por quienes afirman que los polticos noson honestos, a la par se indag, si a pesarde su poco inters consideraban que vale lapena votar, en este caso seis de cada 10jvenes afirman que s vale la pena, aunqueslo cuatro de cada 10 estaran dispuestosa participar en las elecciones (ENJ-2005: 30).

    Los resultados de la encuesta no necesa-riamente significa que los jvenes tampocohayan desarrollado lo que para ellos resultanformas diferentes de hacer o acercarse a lapoltica, que van desde el activismo hasta laresistencia, un ejemplo de ello es el graffitio la msica como instrumentos y formas dedenuncia y protesta, as

    los jvenes poseen una capacidad para (re)significar y explayar una particular dimen-sin simblica del cuerpo, las palabras y lasformas; usan cdigos, smbolos, gustos y con-sumos culturales como elementos reales yexperiencias imaginarias que no soportanprocesos de codificacin definitorios, peroresultan claves para entender en el sentido

    de su poytica no slo el principio del cono-cimiento, sino tambin placer; y vivencias delcuerpo y lo esttico es sin duda una decla-racin poltica (Romo, 2005A: 111).

    Para por momentos volver a buscar refugioo confianza en una de las instituciones msantiguas y a la vez ms cercana al individuo:la familia; as, por lo menos lo muestran losresultados que arroja la Encuesta Nacionalde Juventud 2005 (ENJ-2005), cuando se lepidi a los jvenes que en una escala de ceroa diez calificaran el nivel de confianza quetienen sobre ciertas personas e instituciones.Result que la institucin social mejorcalificada fue la familia, alcanzando unpromedio de 9.2, seguida por las personascon las cuales conviven cotidianamente, porejemplo, con las que estudian o trabajan.En contraparte las peor evaluadas fueronlas personas ms ricas que ellos ubican,adems de los lderes de la comunidad. Encuanto a que los jvenes pudieran calificarla credibilidad en ciertas instituciones y per-sonas. Nuevamente fue la familia comoinstitucin la mejor calificada y a la cual sele tiene plena confianza, con 9.1, le siguenlos mdicos con 8.5 y la escuela con 8.3 depromedio. En relacin con las institucionesy personajes calificados con menores nivelesfueron: la polica, con un promedio de 5.9,los partidos polticos y los diputados federalescon 6 y los sindicatos con 6.5.

    Otro rubro que se midi fue el de los nivelesde satisfaccin con la vida a travs de laimportancia que tienen ciertos personajes.Lo ms significativo para los jvenes encongruencia con lo anterior, es la familia,calificada como muy importante por nueve

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    de cada diez jvenes; en seguida apareciel trabajo sobre el cual 66.2% de los jvenesrespondi que es muy importante y 25%como importante, despus aparece laescuela calificada con muy importante con60.9%. Lo que es nada importante o pocoes la poltica, entre ambas opciones derespuesta se ubican seis de cada 10 jvenes(ENJ-2005: 32-33).

    En funcin de los datos sealados ante-riormente, podemos decir que la familia esun espacio de identificacin, en ella se vivey se forma la pertenencia de grupo y declase, se aprenden los esquemas bsicos depercepcin, sentimiento y accin. En estosprocesos se vinculan las diferencias jerr-quicas y de status, la definicin de papelesy de roles por edad y sexo. A travs de ellosse sealan los derechos y las obligacionesque se van combinando conforme transcurrela vida. En el caso de los jvenes en una escalade gradacin que va de nada a mucho,afirman platicar mucho con su madre de susestudios (34.4%) y sus sentimientos(26.7%), con el padre se convierte en regu-lar (16.1% para ambas esferas). La opcinde hablar de poltica es prcticamenteinexistente, pues ms de la mitad de losjvenes (55%) no habla nada del tema conninguno de sus padres y quienes lo hacenpoco es slo 24.3% de la poblacin juvenil.Por lo que ms de las tres cuartas partes dela poblacin juvenil no tiene en su mbitoprimario un ritmo habitual ligado alquehacer o acontecer nacional (InstitutoMexicano de la Juventud, 2005).

    Ahora, a manera de contraparte, nadie sabeexactamente de qu forma puede conciliarse

    la estructura tradicional de autoridad fami-liar con las nuevas reivindicaciones de liber-tad y de realizacin personal de hombresy mujeres, nadie sabe de qu manerapueden ser concertadas nuevamente laindividualizacin y la fe cristiana, nadiesabe de qu manera las demandas indivi-duales hacia las organizaciones de masaspueden ser conciliadas con las exigenciasde participacin directa y autoorganizacin,sufrimos, pues, de libertad no de crisis(Beck, 2002: 9-10).

    As, pues, la libertad vivenciada entre losjvenes la manifiestan a travs de la incon-formidad hacia las formas polticas instituidasen una sociedad desigual, conformada porsujetos con visiones de mundo e interesesmuy diversos, lo cual nos hace pensar en lanecesidad de construir escenarios de riesgo,lo que a su vez nos lleva a preguntarnos sobrecul es el umbral de la catstrofe? o cules el parmetro de medicin para decir quehay riesgo? Quiz el parmetro se en-cuentre formalmente respaldado por losconceptos aceptados por los sujetos con msintereses que cuidar y proteger y por endems influyentes en los mbitos de decisinsobre los aspectos generales que rigen altodo social, los cuales se han estatuido ylegitimado polticamente.

    Por lo tanto, ah se encontrara el punto dedecisin que puede variar entre el uso de lafuerza del Estado y una apertura forzadahacia la democratizacin. El problema loconstituye ese punto que bien puede calcu-larse a partir de la ideologa del grupo quedirige al Estado y de la capacidad de ste, ala par de las condiciones del entorno, consti-

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    tuidas por la relacin que mantiene el Estadohacia el mbito internacional y el respaldode los grupos de inters del interior que sevean en un momento dado amenazados.

    Habr que considerar que aqu el problemapuede ser una derivacin de las condicionesque hacen o no posible la obtencin derecursos de vida suficientes como parasatisfacer los umbrales de los distintosgrupos, sujetos y sectores sociales. Eviden-temente las condiciones de pobreza elevanen general los umbrales del riesgo, el cuales una expresin subjetiva de temor en todosaquellos individuos o sujetos sociales quepreservan los valores de la modernidad, talescomo el esfuerzo, el ahorro, la industriosidady en general todos aquellos que anconstruyen proyectos a futuro.

    CIUDADANA DE LOS JVENES ANTE ELPODER POLTICO

    Entre los elementos con los que contamoshoy para intentar una redefinicin delconcepto de ciudadana est el de la mayorade edad, que en su caso permite votar o bienocupar puestos pblicos, pero que en estosmomentos ese elemento ya no es deter-minante para conceptuar y definir el ejer-cicio de ciudadana. Si de forma automticaas ocurriera, el individuo al ejercer suciudadana se constituira en actor social,pero esto ltimo enfrenta una serie defactores de factura muy diversa, que puedenestar vinculados a hechos concretos deri-vados de desigualdades sociales, lo cualobstaculizara la posibilidad de constituirseen actor social real, donde aparecen nocio-

    nes incluso de condicin o posicin social,es decir, los comnmente denominadossectores o grupos excluidos; podemosidentificar ah, a las etnias (denominadas),pobres rurales, integrantes de los sectoresurbanos de extrema marginacin.

    La nocin de ciudadana construida seentiende como la necesidad de la sociedady del Estado de construccin gradual deespacios, valores y actitudes favorables alejercicio efectivo de la ciudadana por todoslos sectores; lo anterior se refiere a laconstruccin gradual por el individuo de supropia ciudadana mediante el aprendizajede cdigos, conocimientos y del ensayo,considerando que las habilidades de laprctica democrtica no se adquieren alnacer. As, para los jvenes ms jvenes laasuncin de diferentes derechos se realizaen forma secuencial y acumulativa medianteun aprendizaje en el ejercicio. Ah es dondeintervienen diversos mbitos institucionalescomo: la familia, los medios de comuni-cacin, la escuela y las comunidades depares que promueven mecanismos deinteraccin, donde se puede aprender adiscutir sin pelear, saber escuchar y respetarla opinin del otro, negociar diferencias yaceptar la decisin democrtica comoalternativa a los dos extremos: sometimientoirreflexivo o rebelda.

    Ahora bien, aqu cabe sealar el caso par-ticular de la escuela, a la cual le es inherentesu condicin socializadora, suponemos queestara llamada al menos a contribuir en elfortalecimiento de la capacidad de ciuda-dana de los jvenes. Sin embargo, uno delos principales obstculos radica en ser una

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    institucin de filiacin autoritaria de lasociedad, pues no slo no ensea habilidadesciudadanas propias de la democracia, sinoque no admite generalmente otras respues-tas que no sean la del sometimiento de larebelda. En otras palabras, la construccinde la ciudadana entre los jvenes msjvenes pasa por la conclusin de estosmismos principios en la prctica pedaggica(Durston, 1999: 1), la cual no se caracterizapor el exceso de libertad, ms bien por locontrario. Estos son hoy limitantes de ciuda-dana entre la juventud latinoamericana,particularmente notorias en la ltima dcada.

    Los jvenes han sido encasillados en lo quese ha denominado la moratoria social(guarantine period), un periodo de la exis-tencia sin problemas, es la interfase entrenio y la adultez, que libra parcialmente aljoven de la tutora de sus padres y lo aparta,en la medida de la responsabilidad econ-mica e institucional de tener que trabajar,de asumir la reproduccin social, especial-mente de la familia.

    Pero ese tiempo de moratoria ha estadoacompaado por una poltica de estado, lacual posibilit la generacin de una especia-lidad pblica especfica de los jvenes, estehecho permiti la sociabilidad e interaccinentre pares, facilitando la creacin de unapercepcin particular sobre las relacionessociales y la recreacin de un universosimblico propio creador de una cultura. Nosreferimos con estos espacios y en particularen el mbito urbano, a la escuela pblica(incluyendo la universidad) y a los parquesde recreacin y deporte. Por otro lado, existeuna especialidad de la calle, la cual se genera

    a partir de la oferta del consumo culturalque sta ofrece, en especial los bares ydiscotecas, opciones que estn mediadaspor la capacidad de compra. Sin embargo,ambas especialidades han entrado comn-mente en conflicto con lgicas territorialesautoritarias de gran parte del mundo adultoinstituido, que ha buscado controlar lasprcticas culturales autnomas de losjvenes, principalmente en los espaciospblicos o abiertos, lo que define si son, ono, los comportamientos juveniles aceptablesy, de paso, determinando las identidadesjuveniles, e incluso de gnero.

    Paradjicamente son estos-tiempos delperiodo de moratoria e irresponsabilidadsocial estructural, los que van a permitir lapolitizacin de la juventud, en la medida queemergen conflictos entre el mundo consti-tuido por los adultos y el comportamientoexperimental y cuestionador de un nmerocreciente de jvenes. Lo cual es paradjicoen la medida que sean concebidos comoadolescentes, lo cual significa estar o serincompleto, en proceso de formacinquien, a partir de tomar en serio la lgicadiscursiva y experimental aprendida en laescuela, va a cuestionar la realidad insti-tuida de la sociedad. Es decir, va a poneren duda, cultural y polticamente el proyectode sociedad (Urn V. Omar Alonso, 2002:151-152).

    Indudablemente, hoy no podemos hablar dela juventud en singular, sino de las juven-tudes, de los jvenes, no hay una identidadde los jvenes, hay mltiples identidades,no hay una problemtica, existen muchasproblemticas, no tienen una necesidad sino

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    que cada vez se crean ms, ellos mismoshan generado sus propias formas de partici-pacin; en los ltimos tiempos cada vez mslejanas a las formas tradicionales impuestaspor los distintos mecanismos sociopolticos.

    FUNCIONALIDAD DE LAS INSTITUCIONESPOLTICO-ELECTORALES

    El lento proceso democrtico por el queatraviesa nuestro pas, nos ha llevado a laaparicin de nuevos escenarios polticos,renovacin de valores y cambios en losresultados electorales a travs de laincorporacin de las nuevas generaciones alejercicio del voto, a lo que se denomina lateora del reemplazo generacional, jvenescon niveles ms altos de educacin encomparacin con sus progenitores ymayores. Jvenes que han crecido en uncontexto nuevo de transformaciones sociales,especialmente en el terreno poltico, coninicios de competitividad y pluralidadpartidaria real, reformas polticas yelectorales, as como controles para elrespeto al voto. Jvenes que nacen alejercicio de la ciudadana poltica formal conun nuevo bagaje cultural, quiz unarenovada mentalidad social y personal; todavez que cargan lastres e inercias de la aejacultura poltica del pas, del pasado recienteo incluso del presente. Pero jvenes que alfin y al cabo, o en todo caso, intentan noidealizar su papel poltico y social, al evitardepositar en ello sueos, utopas y respon-sabilidades que no corresponden, por lo cualson una renovacin fresca del conjunto dela ciudadana en una sociedad en constantecambio (Fernndez, 1999: 137-138).

    As, cuando hablamos de cultura poltica,se establece la tipologa de las culturaspolticas: a) la parroquial b) sbdito osubordinada y c) cvica o participativasegn el ya clsico estudio de Almond yVerba The Civic Culture (1963).

    Para el caso mexicano desde la perspectivade la corriente culturalista en primer trminose atribuye a la cultura cvica la explicacinde la estabilidad democrtica, es decir, lacultura como conjunto de orientaciones delos individuos hacia los objetos polticos esuna causa del tipo de rgimen poltico exis-tente. As, la cultura parroquial correspondea sociedades ms atrasadas, la cultura desbdito a los regmenes tradicionales o auto-ritarios y la participativa a las democracias.Los tipos ideales no existen puros en la reali-dad, lo que existe son mezclas de los diferen-tes tipos; as, la cultura cvica es una mezclaentre la participativa, como dominante, y lacultura de sbdito (Durand, 2004: 17).

    El caso mexicano se identifica con el tiposbdito o subordinada en la medida queel comportamiento poltico de los mexicanosse caracterizaba por la desconfianza en losdems y por una percepcin de la polticade poca eficacia, en el sentido de que la par-ticipacin poltica resultaba poco confiableen sus aspectos cvicos formales. Adems,en la medida que la mayora de la poblacinaceptaba y apoyaba un sistema poltico conuna autoridad centralizada y la relacionabafundamentalmente con los resultados oproductos del sistema, es decir, con laspolticas o decisiones de autoridad. En estesentido los ciudadanos no se involucraban olo hacan en poca monta en la elaboracin y

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    en el diseo mismo de dichas polticas(Reyes, 1998-1999: 202-203).

    Otra nocin que aborda el fenmeno de lacultura poltica es su articulacin a la transi-cin democrtica, se conoce como lacorriente de la accin estratgica, la cualafirma que la democracia no deviene comoproducto de la cultura poltica o del desa-rrollo poltico, sino de la accin estratgicade las elites. Ya que considera que la culturapoltica de las masas no tiene la capacidadde hacer o provocar un cambio en el rgi-men (Durand, 2004: 17-18). As, pues, lademocracia puede considerarse una cosa deelites y no como una capacidad general detoda la poblacin.

    Es una realidad que la ciudadana en Mxicotoma como referencia la adquisicin de dere-chos polticos a partir de que obtienen sucredencial para votar, pero en la mayora delos casos para los jvenes es un simpleinstrumento de identificacin, antes que unmecanismo de participacin poltica electoral.

    Cuadro 2PADRN ELECTORAL POR GRUPOS DE EDAD

    Y SEXO 2008

    As, entonces el padrn es muy alto, perono se traduce en votaciones tumultuarias,situacin de la cual se puede leer como unademostracin de crtica o rechazo; otrasituacin que estara ligada con lo sealado,es que, en el contexto de institucionalizar lademocracia, sta se enfrenta a otros fen-menos como puede ser el que, la no inscrip-cin de la gente en los registros electorales,no necesariamente es un acto imbricado deintencionalidad antisistmica o anmicacomo tambin se le ha nombrado a dichaactitud, sino que se puede tratar de unacarencia con tintes de debilidad democrticay un cido cuestionamiento por parte deimportantes sectores sociales, pero demanera especial de los jvenes, respecto ala escasa efectividad del entramado polticoinstitucional, para dar cauce y representarla realidad de sus opciones polticas. Lasgeneraciones nuevas y pasadas tienen queaprender que la poltica y su ejercicio sonrelevantes para sus vidas, de ah que se debeenlazar y no disociar el inters individualdel social-pblico como construccin deldestino colectivo.

    A MANERA DE CONCLUSIN

    La participacin poltico-electoral de losjvenes en Mxico cuantitativamente es pocosignificativa, no obstante, potencialmente esalta, este fenmeno tiene explicacin enrelacin con lo poco o nada atractivo queresultan en la praxis las instituciones quecanalizan la participacin poltica y lo pocorelevante que resultan los ofrecimientos delas campaas electorales que hacen los acto-res polticos institucionales, actores e institu-

    Grupo de edad Total % Hombres Mujeres Total 75 577 438 100% 36 429 051 39 148 387

    18 a 19 aos 2 871 571 3.80 1 425 824 1 445 747 20 a 24 aos 9 733 475 12.88 4 735 478 4 997 997 25 a 29 aos 9 981 753 13.21 4 873 690 5 108 063 30 a 34 aos 10 021 192 13.26 4 899 968 5 121 224 35 a 39 aos 9 085 578 12.02 4 398 877 4 686 701 40 a 44 aos 7 607 322 10.05 3 655 331 3 951 991 45 a 49 aos 6 359 653 8.43 3 047 172 1 312 481 50 a 54 aos 5 154 630 6.82 2 466 108 2 688 522 55 a 59 aos 3 974 567 5.26 1 894 155 2 080 412 60 a 64 aos 3 145 879 4.16 1 498 414 1 647 465

    65 y ms aos 7 641 818 10.11 3 434 034 4 107 784 NOTA: cifras al 29 de febrero de 2008.

    FUENTE: INEGI, 2008.

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    ciones estn desfasados en el tiempo, a la parque son ya insuficientes e ineficaces paracooptar el inters participativo de un sectorque est experimentando la vida en un mun-do convulsionado de cambios vertiginosos.

    Si la democracia es un constructo de las elitespolticas y stas inciden en la construccin ycaracterizacin de las instituciones poltico-electorales y no en la madurez de la culturapoltica de los ciudadanos, entonces la respon-sabilidad de la baja o nula participacinciudadana de los individuos en los procesoselectorales es exclusiva responsabilidad delas elites polticas y de las instituciones queregulan y norman los procesos electorales.

    Las instituciones polticas en Mxico hanoperado hasta la fecha sin cambios rele-vantes, stas datan de la poca posrevolu-cionaria, y por el lado de las elites polticassi bien desde fines del siglo XX se ha operadoun cambio de partido en el poder, en realidadno han cambiado las estructuras en las cualesse ha sustentado tradicionalmente dichopoder poltico en Mxico. En estricto sentidoningn partido poltico ni grupo ideolgicohasta ahora ha dado muestra de sensibilidadsobre el acontecer que afecta a los jvenes,no obstante, que son el sector poblacionalcon mayor capacidad de expresin y de pro-testa en un momento dado, el sistema poltico-electoral carece de mecanismos eficacespara recoger el sentir y el cambio en lapercepcin y en la capacidad de participacinpoltica y recurre de manera intermitente aprocedimientos arcaicos y ancestrales como:el patrimonialismo, el clientelismo, elcorporativismo y el paternalismo, los cualesson para el sistema an recursos funcionales.

    Los cambios que vive el mundo desde finalesdel siglo XX estn provocando un escenarioque urge propiciar cambios estructurales enel Estado y sus instituciones a fin de recu-perar la certidumbre y la legitimidad querequiere todo Estado. En esta reflexin, losjvenes son nuestro punto focal de intersen tanto son el sector que marca las pautasen cuanto a la cultura poltica y participativaen los nuevos escenarios de cambio. Losjvenes ya no responden a un esquema funcio-nal del sistema poltico, no obstante, que stelos requiere como votantes, hay indicadoresque hablan del cambio que se est operan-do en la cultura poltica mediante las accio-nes de los jvenes, stos ya poco se planteanun horizonte de perspectivas fundadas enlos valores del esfuerzo y en la gratificacin,los cuales han sido fundamentos del Estado.De ello podemos deducir que las nuevasreglas del juego ya no son rgidas e inviola-bles, los jvenes ya no quieren basarse enreglas en tanto que stas son un recurso dela violencia simblica, este es un sentimientoque frecuentemente expresan en sus graffiti.

    El crecimiento de la poblacin torna msinoperantes las instituciones, eso sinconsiderar que la globalizacin y las nuevastecnologas son catalizadores de la accinsocial que hasta ahora parecen no preocupara las distintas elites polticas ni a las institu-ciones, lo cual hace pensar en que, en ltimainstancia, se decida pasar de la violenciasimblica a la fsica que implica la pon-deracin de riesgos. Es un hecho que lacapacidad de una solucin democratizadorade las mayoras a las cuales pertenece unaparte proporcionalmente importante: losjvenes, est quedando rezagada como una

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    posibilidad unilateral desde el Estado y laselites polticas en tanto no se han estruc-turado desde ah formas de presin queincidan en la institucionalidad poltica.

    Otro factor poco atendido es el hecho deque la participacin poltica guarda unarelacin entre la escolaridad y la culturapoltica, la ecuacin de mayor escolaridadse asocia a un mayor inters y participacinpoltica, pero slo es una probabilidad,nunca una ley determinista, siempre habruna proporcin de individuos que teniendolas mismas caractersticas tomen decisionespolticas diferentes (Durand, 1998: 14-15),lo cual responde a factores diversos como pue-den ser: si en el momento de la participacinson estudiantes o no, ya que son los jvenesestudiantes el sector poblacional que, sabedorde contar con un mnimo de herramientasacadmicas, circunstancialmente puedenderivar en acciones participativas.

    Puede concluirse que los jvenes en un 81y 83 %, se muestran desconfiados y apticosa participar polticamente por la vapartidaria segn las Encuestas Nacionalesde Juventud 2000 y 2005. Esta tendenciaindica un creciente declive de credibilidaden las instituciones polticas, particularmentelas poltico-electorales, las cuales les inspiranprofunda desconfianza. Cabe destacar queentre las instituciones mejor calificadas estnla familia y la escuela.

    El modelo de participacin poltica indi-vidualizado est generando la ausencia desolidaridades entre los jvenes, esta es unaopcin abandonada por el Estado mexicanocomo opcin poltica institucionalizada, lo

    cual est dando lugar a expresiones extra-institucionales de inconformidad codificada,lo cual hace crecer la disfuncionalidad delas instituciones poltico-electorales.

    Habr que reflexionar si el problema esten el hecho de que las instituciones no hanrespondido a la confianza y certeza quehemos depositado en las actuales formasinstitucionalizadas de organizacin econ-mica, poltica y cultural, lo cual ha generadosu estancamiento, rigidez e insensibilidad alas nuevas demandas y expresiones polticasde los jvenes, por lo que los distintossectores poblacionales incluido el joven, seestn paulatinamente alejando de lo quecalificaran de sistema poltico-electoral deegosmo sistmico, el cual les estanulando las perspectivas de movilidad so-cial en un contexto de crisis institucional,pero, por otro lado, como dira Beck tambinse presenta un exceso de libertad en tantoque en Mxico participar polticamente esun derecho y no una obligacin.

    En Mxico estamos ante un escenario ambi-valente de rigidez y de flexibilidad, de aten-cin y de apata alternadas, lo cual incrementael desinters en la participacin polticainstitucionalizada de los jvenes, son las insti-tuciones las que cargan mayor respon-sabilidad y si stas no lo atienden de hechotrasladan esta potencialidad a otros camposde mayor ndice de riesgo. Hoy los jvenesse expresan libremente en un lenguaje cifradoque puede estar indicando una violenciaacumulada, el cual bien puede interpretarsecomo la salida permisiva de un sistemaincapaz de generar oportunidades y nuevasformas de comunicacin de este sector, el

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    cual es el objetivo de diversos actores polticos. Los cambios derivados delproceso de globalizacin han dibujado un panorama desesperanzador,sobre todo para la poblacin joven, la cual de pronto aparece como pobla-cin sobrante, en tanto que las oportunidades de vida son cada vez msescasas, y por desgracia no se vislumbran hasta hoy opciones ms optimistas.

    NOTAS 1 El concepto de riesgo surge desde el concepto de inseguridad de manera prelimi-

    nar en el mbito de la economa, ello en el campo de las transacciones empresaria-les, las cuales implican un margen de inseguridad, la cual se intenta eliminar,prevenir o absorber a efecto de maximizar el margen de las ganancias empresaria-les. Pero en otras disciplinas surge desde un motivo distinto al econmico. Aun-que tambin en otros mbitos los riesgos requieren ser calculados cuantitativamente,an si ello sirve solamente como referente ideal. As, el clculo del riesgo surge delas expectativas subjetivas orientadas por la utilidad. Sin embargo, es necesario unparmetro que Luhmann denomina umbral de catstrofe, el cual sirve deparmetro para hacer el clculo que puede hacerse desde cada disciplinasocial en relacin con su particular objeto de estudio y al tipo de problemti-cas que se enfrentan. Al respecto vase a Luhmann (1992: 43-49).

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