ramblas y abanicos aluviales

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INTRODUCCIÓN Las avenidas torrenciales o súbitas ( flash- floods) son las más catastróficas de la Península y, con diferencia, el evento natural que más victimas ocasiona (Ayala-Carcedo y Olcina, 2002). Suponen el caso opuesto a las crecidas lentas y, hasta cierto punto, controlables de los ríos que tienen una lla- nura de inundación bien consolidada y en los que el agua va rebosando su cauce mansamente dejan- do fluir sobre la vega un agua solo con materiales en suspensión. Las avenidas torrenciales, por el contrario, se caracterizan por su rápida ocurrencia, la violencia de sus aguas y sus arrastres de sedi- mentos gruesos. Cuando se modelizan hidráulicamente las inun- daciones fluviales se trabaja generalmente con cau- ces estables y bien definidos, que periódicamente desbordan su cauce ordinario inundando su cauce extraordinario o llanura de inundación. Una llanura de inundación representa una unidad morfológica que los propios ríos construyen para su autorregula- ción en los periodos de crecida y con un diseño hi- dráulicamente adaptado a estos momentos de flujos altos. Pero en el caso de avenidas torrenciales no existe una llanura de inundación bien establecida, los cauces son capaces de movilizar tal cantidad de agua y, sobre todo, de carga en un corto periodo de tiempo que ellos mismos no se pueden encauzar y reorganizar; se producen, así, desbordamientos ex- tensos y violentos, acompañados de erosiones y de- pósitos bruscos, en una dinámica difícil de preveer y controlar. Los eventos torrenciales abarcan un enorme rango de formas de drenaje que van desde una pe- queña cárcava que aparece espontáneamente en una ladera, a un gigantesco abanico aluvial del or- den de decenas de kilómetros (Fig. 1). La dinámi- ca de todos ellos, sin embargo, resulta equivalente. Un súbito aumento de caudal, una proporción de carga sólida muy alta y, por tanto, un exceso de sedimentos que es necesario depositar bruscamen- te. Todo ello define sus cualidades determinantes que son su alta peligrosidad y carácter destructivo. 264 LAS AVENIDAS TORRENCIALES EN CAUCES EFIMEROS: RAMBLAS Y ABANICOS ALUVIALES Torrential floods in ephemeral streams: wadies and alluvial fans M. Guillermina Garzón Heydt (*), José A. Ortega Becerril (*) y Júlio Garrote Revilla (**) RESUMEN Los sistemas torrenciales se caracterizan por corrientes efímeras pero súbitas, que alcanzan rápida- mente su caudal punta e incorporan abundante carga sólida que depositan también de forma brusca al desvanecerse la crecida. Se manifiestan desde formas métricas de ladera o cabecera (cárcavas y barran- cos) hasta kilométricas, como ramblas y grandes abanicos aluviales. Pero su morfología y dinámica son equiparables: cuenca de recepción muy activa, corto canal de transferencia y zona de producción, gene- ralmente abanico. Estas tres zonas se repiten a diferentes escalas dentro de la misma línea de drenaje, generando depósitos sobre los que el cauce se vuelve a encajar o que abandona migrando a zonas más deprimidas. Esta dinámica esporádica y cambiante, su capacidad erosiva, así como los altos caudales lí- quidos y sólidos, confieren a estos sistemas una gran peligrosidad. ABSTRACT The torrential stream dynamics is characterized by ephemeral but sudden streamflows (flashfloods) that quickly reach their peak flow, entraining abundant load that also deposits abruptly when the flood vanishes. They offer wide range morphologies, from metric forms (gullies) on headwaters and slopes, to kilometric ones like ramblas (arroyos) and large alluvial fans. But their morphology and dynamics are si- milar: very active reception basin, short transference channel and widespread production area, com- monly an alluvial fan. These three zones may be recurring at different scales within the same drainage li- ne, generating deposits on which the channel either entrenches or abandons, migrating towards more depressed areas. This erratic and changing dynamics, the erosive capacity, as well as the high load and discharge, confer to these systems a great hazard. Palabras clave: Torrentes, ramblas, abanicos aluviales, avenidas súbitas, peligrosidad Keywords: Gullies, arroyos, alluvial fans, flash-floods, hazards. (*) Geodinámica, UCM. Avda. Jose A. Novais, 2, 28040, Madrid. [email protected], [email protected] (**) Centro de Estudios Hidrográficos. CEDEX . Pº Bajo Virgen del Puerto. 28011 Madrid. [email protected] Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2009. (17.3) 264-276 I.S.S.N.: 1132-9157

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Page 1: ramblas y abanicos aluviales

INTRODUCCIÓN

Las avenidas torrenciales o súbitas (flash-floods) son las más catastróficas de la Península y,con diferencia, el evento natural que más victimasocasiona (Ayala-Carcedo y Olcina, 2002). Suponenel caso opuesto a las crecidas lentas y, hasta ciertopunto, controlables de los ríos que tienen una lla-nura de inundación bien consolidada y en los queel agua va rebosando su cauce mansamente dejan-do fluir sobre la vega un agua solo con materialesen suspensión. Las avenidas torrenciales, por elcontrario, se caracterizan por su rápida ocurrencia,la violencia de sus aguas y sus arrastres de sedi-mentos gruesos.

Cuando se modelizan hidráulicamente las inun-daciones fluviales se trabaja generalmente con cau-ces estables y bien definidos, que periódicamentedesbordan su cauce ordinario inundando su cauceextraordinario o llanura de inundación. Una llanurade inundación representa una unidad morfológicaque los propios ríos construyen para su autorregula-

ción en los periodos de crecida y con un diseño hi-dráulicamente adaptado a estos momentos de flujosaltos. Pero en el caso de avenidas torrenciales noexiste una llanura de inundación bien establecida,los cauces son capaces de movilizar tal cantidad deagua y, sobre todo, de carga en un corto periodo detiempo que ellos mismos no se pueden encauzar yreorganizar; se producen, así, desbordamientos ex-tensos y violentos, acompañados de erosiones y de-pósitos bruscos, en una dinámica difícil de preveery controlar.

Los eventos torrenciales abarcan un enormerango de formas de drenaje que van desde una pe-queña cárcava que aparece espontáneamente enuna ladera, a un gigantesco abanico aluvial del or-den de decenas de kilómetros (Fig. 1). La dinámi-ca de todos ellos, sin embargo, resulta equivalente.Un súbito aumento de caudal, una proporción decarga sólida muy alta y, por tanto, un exceso desedimentos que es necesario depositar bruscamen-te. Todo ello define sus cualidades determinantesque son su alta peligrosidad y carácter destructivo.

264

LAS AVENIDAS TORRENCIALES EN CAUCES EFIMEROS: RAMBLAS Y ABANICOS ALUVIALES

Torrential floods in ephemeral streams: wadies and alluvial fans

M. Guillermina Garzón Heydt (*), José A. Ortega Becerril (*) y Júlio Garrote Revilla (**)

RESUMEN

Los sistemas torrenciales se caracterizan por corrientes efímeras pero súbitas, que alcanzan rápida-mente su caudal punta e incorporan abundante carga sólida que depositan también de forma brusca aldesvanecerse la crecida. Se manifiestan desde formas métricas de ladera o cabecera (cárcavas y barran-cos) hasta kilométricas, como ramblas y grandes abanicos aluviales. Pero su morfología y dinámica sonequiparables: cuenca de recepción muy activa, corto canal de transferencia y zona de producción, gene-ralmente abanico. Estas tres zonas se repiten a diferentes escalas dentro de la misma línea de drenaje,generando depósitos sobre los que el cauce se vuelve a encajar o que abandona migrando a zonas másdeprimidas. Esta dinámica esporádica y cambiante, su capacidad erosiva, así como los altos caudales lí-quidos y sólidos, confieren a estos sistemas una gran peligrosidad.

ABSTRACT

The torrential stream dynamics is characterized by ephemeral but sudden streamflows (flashfloods)that quickly reach their peak flow, entraining abundant load that also deposits abruptly when the floodvanishes. They offer wide range morphologies, from metric forms (gullies) on headwaters and slopes, tokilometric ones like ramblas (arroyos) and large alluvial fans. But their morphology and dynamics are si-milar: very active reception basin, short transference channel and widespread production area, com-monly an alluvial fan. These three zones may be recurring at different scales within the same drainage li-ne, generating deposits on which the channel either entrenches or abandons, migrating towards moredepressed areas. This erratic and changing dynamics, the erosive capacity, as well as the high load anddischarge, confer to these systems a great hazard.

Palabras clave: Torrentes, ramblas, abanicos aluviales, avenidas súbitas, peligrosidadKeywords: Gullies, arroyos, alluvial fans, flash-floods, hazards.

(*) Geodinámica, UCM. Avda. Jose A. Novais, 2, 28040, Madrid. [email protected], [email protected](**) Centro de Estudios Hidrográficos. CEDEX . Pº Bajo Virgen del Puerto. 28011 Madrid. [email protected]

Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2009. (17.3) 264-276I.S.S.N.: 1132-9157

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El sistema torrencial es más propio de cauces es-porádicos y efímeros, que no tienen un cauce fluvialsuficientemente evolucionado y canalizado, por lafalta de un caudal permanente. Por eso, en este casono se habla tanto de sistemas fluviales con un canalbien establecido, si no que la poca organización delcauce y alta proporción de caudal sólido fuerzan eldepósito espasmódico de la carga gruesa y de ahíque una vez se ha producido el depósito el cauce semueva hacia otro sitio. Estas características favore-cen la discontinuidad del sistema no solo en el tiem-po si no, también y lo que es muy importante, en elespacio por lo que los procesos pueden individuali-zarse por tramos, que a su vez son migratorios.

Es importante, además, tener en cuenta, quecuando se considera un sistema torrencial, no sepuede olvidar ninguno de sus componentes, estoes: una cuenca de recepción con alta disponibilidadde aportes, previamente preparados para su trans-porte o susceptibles de erosión momentánea; uncauce de transferencia relativamente corto, queacelera la trasmisión del flujo; un cambio brusco,de confinamiento o pendiente, capaz de provocar ladispersión y deposito rápido de la carga. Este mo-delo, si bien se refiere al conjunto de la cuenca, serepite sucesivamente por tramos a lo largo de unalínea de drenaje, pues en un sistema fluvial cadatramo tiene su propia independencia y capacidadde autoajuste.

Los eventos torrenciales aparecen en entornosnaturales muy variados, pero para su estudio pode-mos disociarlos en dos grandes sistemas: los de flu-jo relativamente canalizado, como ramblas y rieras,y los de flujo disperso, como abanicos aluviales yconos de derrubios. Estos dos grupos no son exclu-yentes, puesto que dentro de un abanico aluvialaparecen tramos canalizados en ramblas y, a su vez,las propias ramblas pueden estar intercaladas portramos que funcionan, localmente, más bien comoabanicos.

Los cauces efímeros sujetos a dinámica torren-cial deben ser analizados, por tanto, de forma dife-rente a como se hace tradicionalmente con los ríos deregiones húmedas. Su dinámica es más asociable a lade los ríos de regiones áridas que abarcan, además,casi la mitad de la superficie terrestre con un 20% desu población, y de ahí su importancia y el crecienteinterés por su estudio (Bull y Kirkby, 2002).

LOS PROCESOS EN CABECERA Y CANALDE TRANSFERENCIA

La dinámica torrencial representa el primer estadiode encajamiento y jerarquización de la red de drenaje.Constituye un mecanismo de erosión remontante y re-troceso en cabecera y es además la principal forma enque se producen sedimentos por acción erosiva.

Surge en primer lugar, el problema de la no-menclatura y sobre el qué se entiende por formasde características torrenciales. Bajo el término deaparato de dinámica torrencial se recogen modelosy tamaños muy diferentes (Fig. 2) desde formas dealta montaña (garganta, torrentera), formas semiá-

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Fig. 1.- (a) Abanico formado por encajamiento de un barranco en un acantilado playero durante un solo even-to tormentoso. (b) Grandes abanicos coalescentes sobre un piedemonte árido y sus cauces móviles tipo rambla.

Fig. 2.- Diferentes entornos de ocurrencia de siste-mas torrenciales: (a) Barranco de ladera, (b) Ramblade fondo de valle y (c) acarcavamientos extensivos.

a) b)

a)

b)

c)

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ridas (barranco, cárcava, rambla, quebrada) hastaincluso cauces áridos (uadis o wadis) o los cañostropicales, muchos de cuyos nombres ya aluden ala incisión. Constituyen, además, cursos de aguavariados por su posición y topografía, como cau-ces de fondo de valle (canales encajados de fondoplano tipo rambla), de vertiente (cursos de ladera ocabecera), formas extensivas (tipo cárcavas o bad-lands), pero también formas de depósito como losconos de deyección o los abanicos aluviales. Pero,¿cuales son las características generales y la diná-mica que engloba estos tipos tan dispersos? Suscaracterísticas pueden sintetizarse en que se tratade cursos de agua de flujo esporádico y avenidasintermitentes y bruscas, con cauces que presentanescarpes de cabecera abruptos y con erosión acti-va. Dado su alto poder erosivo, generalmente elcauce va encajado entre paredes abruptas, presen-tando pendientes longitudinales irregulares, a ve-ces muy fuertes, pero intercaladas con tramos sua-ves y sin encajamiento.

Los cauces de dinámica torrencial ofrecen di-ferencias con los ríos en su perfil, su relación an-chura-profundidad y su patrón de drenaje, y cons-tituyen estadios juveniles o inmaduros de estos.Esto implica que van a tender a evolucionar hastaalcanzar condiciones más estables, por lo que se-guirán incidiendo en cabecera y propiciando un in-cremento en la anchura y en la pendiente media.Son, por tanto, formas en evolución activa en bús-queda de su equilibrio y autoajuste y consecuente-mente con una dinámica muy difícil de frenar. Susmecanismos genéticos son el resultado de dos pro-cesos fundamentales: la competencia para el trans-porte de derrubios del canal y los movimientos demasa de las laderas y cabeceras con retroceso deescarpes.

El transporte de derrubios es un mecanismofundamental, pues la erosión en las laderas porfuerzas tractivas durante el corto tiempo que durala crecida es relativamente de poca importancia.Además, para mantener la erosión hace falta queel material de la base sea evacuado. De hecho, lacantidad de sedimentos en suspensión es muy altainmediatamente después de la crecida, y luego de-crece rápidamente, lo que indica que las fuerzastractivas no son tan importantes como son losaportes de las laderas. La evacuación de los depó-sitos ocurre de manera esporádica, y varía deacuerdo con la disponibilidad previa de derrubiosdel canal.

Los movimientos gravitaciones en las laderasjuegan un papel básico. Están condicionados por elagua almacenada en las orillas después de una ave-nida y la escorrentía hipodérmica y freática que fa-vorece la perdida de cohesión de las márgenes. Es-tos procesos se desencadenan en el momento queempiezan a bajar las aguas en el cauce después dela crecida, y las orillas pierden su soporte. Las co-rrientes de lodo y de derrubios que forman parteconsustancial de la dinámica torrencial, están en sumayor parte ocasionadas por deslizamientos de lasladeras (Fig. 3).

El importante retroceso en cabecera y en lasladeras, está en muchos casos, favorecido por elproceso de erosión subsuperficial o tubificación(sufusión o piping). Consiste en un mecanismo de

266 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2009 (17. 3)

Fig. 3.- (a) Etapas en la formación de un abanico apartir de un movimiento gravitacional en masa deladera (Sorriso- Valvo, 1988 recogido en Gutiérrez,2008) y (b) ejemplo del funcionamiento de una la-dera tras un momento de avenidas en la cuenca.

a)

b)

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erosión en que el sedimento es removido y trans-portado por el agua llegando a generar conductossubterráneos tubulares (Fig. 4). Estos conductospueden colapsar dando origen a cárcavas; aparen-temente ocasionadas por incisión vertical, cuandoen realidad son el resultado de un flujo acuososubsuperficial con arrastre de particulas. Este pro-ceso tiene lugar cuando la escorrentía superficialse infiltra en el suelo hasta alcanzar un nivel me-nos permeable, a partir del cual puede fluir lateral-mente y las partículas más finas se van lavando,concentrándose todo el flujo en un tubo que reapa-rece en el lateral del barranco. Precisan, por consi-guiente, un fuerte gradiente hidráulico, como elocasionado por una orilla o escarpe que provocaun efecto de sifonamiento. Suele asociarse a sue-

los que en seco apenas infiltran agua pero satura-dos pierden su cohesión influenciados por la flo-culación de arcillas con alto porcentaje de sodiointercambiable.

Para prevenir los efectos aguas abajo, es impor-tante identificar una serie de factores que ofrezcanindicios de actividad reciente tanto en cabecera co-mo en el canal de transferencia y que serán capacesde desencadenar eventos de gran aporte de cargaque afecte a la rambla o abanico en el tramo final.Estos son, por ejemplo, los grandes movimientosen masa que sirven de fuente a las coladas de de-rrubios o la presencia de materiales susceptibles delicuefacción que formen flujos de barro. Los indi-cadores geomorfológicos de actividad deben valo-rarse por tanto a lo largo de toda la cuenca y en lacabecera y en el cauce de transferencia deberá te-nerse en cuenta la posibilidad de ocurrencia de mo-vimientos en masa, analizando la existencia de ci-catrices de desprendimientos o descalces ysocavación en las laderas. A su vez, el propio cau-ce puede encajarse localmente en su propio lecho ydesatar con ello una importante acción remontante,que representa el peligro de desatar una erosiónacelerada por rejuvenecimiento de toda la cuencaaguas arriba y el consiguiente aporte de sedimentosaguas abajo.

LAS RAMBLAS

Con el término rambla se denomina sobre todoen el Levante Español a cauces fluviales habitual-mente secos pero sujetos a flujos esporádicos yviolentos. Proviene de una voz árabe que seríaequivalente a arenal, transferida muchas veces a latoponimia española (el río Guadarrama o -de lasarenas- o la celebre puerta Bibarambla -puerta delarenal- de Granada). Pero el vocablo se ha genera-lizado, también, a un aspecto dinámico arramblarque, utilizado para un curso de agua, implica dejarel suelo cubierto de arena durante las avenidas. Elverbo encierra, así mismo, la idea de arrastrarlo to-do, llevándoselo con violencia y no únicamentearenas si no, también, gravas y grandes bloques, yademás encajándose y erosionando. Otro terminoequivalente en Cataluña sería el de riera (MartínVide, 2005).

En la literatura anglosajona podría asimilarsea lo que se denominan ríos efimeros, pero aso-ciándolos a una dinámica de tipo torrencial(gully). Frecuentemente, sin embargo, se ha utili-zado una terminología regionalista, como la delos cauces o uadis del desierto (equivalente alprefijo Guad- de nuestros ríos). Curiosamente enEEUU utilizan el termino arroyo para este tipo decauces y lo que, aparentemente, parece una per-versión del termino se trata, probablemente, deuna transformación de la propia forma fluvial quede ser un pequeño cauce vegetado, cuando losnombraron los exploradores españoles, ha evolu-cionado encajándose, posiblemente por causas cli-máticas, y ensanchandose, generando con ello unadinámica torrencial.

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Fig. 4.- (a) Cárcava originada por colapso tras unproceso de sufusión y (b) su evolución posteriordonde se observan las oquedades de salida de tubi-ficaciones en los escarpes y abanicos a su pie. (c)Erosión remontante con encajamiento dentro delpropio cauce de una rambla, en parte favorecidospor procesos de sufusión.

a)

b)

c)

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Por su patrón en planta, las ramblas serian másasociables a ríos de tipo entrelazado o braided (Fig.5 a y b). Esta morfología viene determinada por elcarácter granular y heterométrico de su carga. Parapoder transportar esta carga gruesa a lo largo de sucurso el río desarrolla un cauce ancho y somerodonde resultan más eficientes las fuerzas de cizallapara el transporte de la carga de fondo. Si tiene ex-ceso de carga el río deposita su carga en el lechoformando barras. Es un mecanismo que genera elpropio río como forma de disipar su energía y refre-narse, obligando a que la corriente de agua adquierauna cierta sinuosidad en torno a sus propias barras.Sería un proceso equivalente al de los ríos que me-andrizan para reducir y amortiguar su pendiente.

Este proceso de braiding está limitado por la ca-pacidad de transporte, es decir, cuando hay un exce-so de carga respecto al caudal disponible y ésta nopuede transportarse, se deposita bruscamente. Porotra parte, cuando el cauce pierde su confinamientoy con ello sus aportes, su flujo superficial desapare-ce, dispersándose o infiltrándose. En condicionessemiáridas estos ríos se hacen efímeros y muchasveces el flujo sigue circulando por el subálveo delpropio cauce, como lo demuestra la vegetación deribera que se desarrolla sobre él, con profundas raíces para capturar el agua. Por eso en la actuali-dad se están realizando numerosos estudios para va-lorar la capacidad de recarga de las ramblas y suposibilidad de aprovechamiento.

Para poder transportar la alta carga sólida, el cau-ce precisa un aumento de pendiente, por eso son for-mas características también de zonas de tectónica ac-tiva. En condiciones de estabilidad, el aumento dependiente ocurre por exceso de agradación en unazona, respecto a las limítrofes. La diferencia de cotasexcesiva entre dos puntos a lo largo de una línea dedrenaje acaba provocando un encajamiento bruscodel cauce, y se desata con ello en periodo de erosiónremontante y producción de sedimentos que conllevauna larga etapa de inestabilidad. Este es uno de losmecanismos básicos de evolución de los abanicosaluviales, como se vera en el apartado siguiente.

Con ello volvemos a comprobar que, en muchoscasos, resulta difícil separar la dinámica en una ram-bla de la de un abanico, pues podría decirse queconstituyen un continuum dentro del sistema de dre-

naje, representando momentos diferentes de evolu-ción en el tiempo. Podría decirse que una rambla, alser una corriente encauzada, será dominante en tra-mos de valle confinado, como zonas de cabecera ydel canal de transferencia. Al llegar al tramo bajo delsistema, la zona de depósito, los cauces tipo ramblatendrán un comportamiento discontinuo en el tiempoy en el espacio y de ahí su carácter errático móvil.

LOS ABANICOS ALUVIALES

Los abanicos aluviales o conos de derrubios,más pequeños y de mayor pendiente, son una mor-fología particular dentro de las formas que se pue-den encontrar en un sistema fluvial.

Un abanico aluvial consiste en un depósito sedi-mentario con una expansión radial en planta, desa-rrollado a partir de un punto de rotura de pendienteen la base de una ladera o de un frente montañoso.La expansión se produce por la perdida del confina-miento lateral de un valle que se abre hacia una zo-na más amplia como la llanura aluvial de un valleprincipal, un piedemonte o una llanura costera. Sumorfología se corresponde con la de un segmentode cono, con una forma marcadamente convexa ha-cia arriba, formado por depósitos muy variados re-sultantes tanto de flujos acuosos como de coladasde derrubios transportadas por corrientes de altadensidad (Fig. 6 a) .

La morfología de abanico es debida al desplaza-miento lateral de cauces barriendo toda una zona,cambiando el área de depósito de los sedimentostransportados por el propio río. A lo largo del tiem-po estos cauces cambian su posición dentro del aba-nico, buscando zonas de menor elevación a partirde aquéllas en las que el canal ha depositado sus se-dimentos más recientemente.

El cauce fluvial, también, puede presentarse ra-mificado en una serie de cauces distribuidores, queno vuelven a unirse aguas abajo dentro del abanico.Los procesos que definen la forma de abanico son,por tanto, la dispersión de agua y de sedimentos através de cauces distribuidores y el desplazamientosucesivo de las diferentes zonas de actividad (lóbu-los de depósito). Por ello, a lo largo del tiempo, hayque distinguir que una cosa es el ápice topográfico

268 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2009 (17. 3)

Fig.5.- (a) Abanico árido con su patrón de uadis o ramblas divagantes y (b) rambla en proceso de encajamien-to con removilización de depósitos y barras “braided”.

a) b)

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del abanico (T), a partir del cual el cauce discurreencajado en los depósitos, y otra el ápice hidrológi-co (H) que es a partir de donde se produce la expan-sión del flujo (Fig. 6 b, Schumm, 2005). Depen-diendo de la posición relativa de ambos ápices escomo puede determinarse la zona sujeta a inunda-ción.

El carácter de intermitencia en el tiempo y en elespacio

Uno de los aspectos fundamentales para enten-der el funcionamiento de un abanico, es el hechode que las formas del relieve no evolucionan pro-gresivamente en el tiempo, sino en episodios deter-minados por largos períodos de estabilidad segui-dos de bruscas etapas de inestabilidad que escuando se producen los ajustes morfológicos.Cuando durante el desarrollo de un abanico aluvial,la cabecera del abanico alcanza por depósito unapendiente topográfica que sobrepasa un determina-do umbral de gradiente, el cauce tenderá a cambiarde posición, desplazando su cauce a zonas más de-primidas (por un proceso de avulsión) o encajándo-se sobre sus propios sedimentos y comenzando aformar un nuevo lóbulo en otro sitio (Schumm,1977). Este hecho representa un evento catastrófi-co, pero es un suceso esperable y predecible dentrode la evolución natural. Para que esto ocurra, no seprecisa ningún cambio extrínseco en la cuenca,aunque sí posiblemente una crecida importante queactúe como factor detonador del proceso (Fig. 6c)(Bull, 1977). Podemos, por tanto, esperar que estose produzca a partir de unas condiciones geomorfo-lógicas determinadas, aunque es más difícil deter-minar el “cuando” ocurrirá ese evento tormentosodesestabilizador.

Los abanicos aluviales tienen sus propios con-troles geomórficos intrínsecos, por los que el enca-jamiento se produce solo por la propia evolución derecrecimiento de su forma. Pero un encajamiento ycambio de posición del cauce dentro del abanicopuede estar también determinado por controles ex-trínsecos como el clima, la tectónica y los usos delsuelo, aunque estas respuestas y sus efectos suelenser más lentas. En la actualidad hay que tener encuenta además las alteraciones inducidas por obraso actuaciones humanas, que sí suelen ser más inme-diatas y peligrosas.

Identificación y cartografía de abanicos

Los límites externos del abanico (distales, defrente o pie del abanico) se identifican fácilmentepor los cambios de morfología y de pendiente, ob-servables a partir del análisis de la convexidad delas curvas de nivel de un mapa topográfico detalla-do o de fotografías aéreas. Es importante observarlas diferencias en el tamaño y composición de lossedimentos asociados al abanico y del terreno mar-ginal al mismo. En zonas áridas, el límite externode los abanicos puede caracterizarse por el incre-mento de vegetación, debido a que en esta zona elnivel freático se encuentra más superficial que enlas zonas internas del abanico.

269Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2009 (17. 3)

Fig. 6.- (a) Movilidad de las zonas de depósito a lolargo del abanico en el Pirineo, poco después de sufuncionamiento. (b) Diferenciación entre el ápicetopográfico (T) y el hidrológico (H) dentro de unabanico (Schumm, 2005). (c) Cambio de posiciónpor avulsión y encajamiento del lóbulo activo delabanico (Bull, 1977).

a)

b)

c)

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Los límites de los abanicos pueden presentar ca-racterísticas diferentes de acuerdo con los tipos deambiente sedimentario en que nos encontremos, loscuales pueden ser:

– Llanuras aluviales o cauces fluviales que conti-núan el transporte de los sedimentos aguas aba-jo. P.ej.. abanicos laterales de los valles Pirenai-cos (Gómez Villar, 1996).

– Llanuras de piedemonte de pendientes más sua-ves que las mostradas por el abanico aluvial.P.ej. abanicos de depresiones continentales, co-mo La Mancha.

– Lagos o lagunas temporales en la desembocadu-ra de los cauces que drenan el abanico (“playalakes”) y característicos de zonas áridas. P.ej.abanicos del corredor del Guadalentin (Silva etal., 1996).

– Llanuras costeras formadas por sedimentos liga-dos a la dinámica litoral como marismas, estua-rios, albuferas, playas, etc. P.ej. abanicos de laPlana de Castellón y Valencia (Elízaga y Lendi-nez, 1985) ( Ruiz Pérez, 1998). Un caso especialson los llamados abanico-delta, en que el límiteexterno del abanico llega a depositarse en el maro un lago de grandes dimensiones. P.ej. abani-cos del Adra y Albuñol (Romero et al., 1989).

En muchos casos, cuando se trata de frentesmontañosos o escarpes extensos, se presentan enparalelo abanicos múltiples o anastomosados, en losque existe un solapamiento lateral entre los depósi-tos individuales de cada uno de ellos. La delimita-ción de los límites laterales de cada abanico indivi-dual es compleja pues puede producirse unainterdentación sucesiva entre los acarreos de abani-cos adyacentes, que a veces solo pueden distinguir-se cuando las áreas fuente de los abanicos son dedistinta composición litológica.

A veces los abanicos adyacentes son muy simi-lares, procedentes de múltiples barrancos a lo largode todo el frente montañoso y se unen lateralmenteformando un conjunto continuo de abanicos coales-centes, difícil de individualizar y con una pendienteuniforme. En el Oeste de EEUU se ha mantenidopara esta forma el nombre de la toponimia originaldefinida por los exploradores españoles y se deno-minan bajadas. En el Sureste Español, por el con-trario, estas rampas de piedemonte se describenmorfológicamente mediante el galicismo de glacisde acumulación.

Tipos de procesos de inundación en los abanicos

Las inundaciones en un abanico aluvial se ca-racterizan por su migración y desplazamiento delárea de la inundación y aunque estas inundacionessuelen ocurrir en la zona activa del abanico, puedenproducirse cambios en el patrón de desplazamientoy que la inundación afecte a zonas no previstas conanterioridad. En este escenario de movilidad, es ne-cesaria la delimitación de la zona de migración acti-va del cauce a lo largo de un periodo histórico y enla actualidad. En cualquier caso, hay que tener encuenta que el abanico es la totalidad de la forma, nosolo el lóbulo activo en la actualidad, para prever

posibles cambios futuros en la localización del ca-nal (Committee on Alluvial Fan Flooding, 1996).

El abanico está compuesto por una acumulaciónde sedimentos, poco o nada consolidados, transpor-tados bien por ríos o bien por flujos de derrubios, ydeterminar el agente de transporte es importante pa-ra obtener una buena caracterización del abanico yde su posible funcionamiento futuro. Las caracterís-ticas de estos sedimentos están determinados porlas diferentes tipologías de flujos de avenida dentrodel abanico y pueden discriminarse diferentes zonasen el mismo donde van a tener lugar procesos deinundación diferenciados, que a su vez condicionanel grado de peligrosidad. Pueden distinguirse lasinundaciones de cauces estables, por arroyada enmanto y por flujos de derrubios.

Los depósitos canalizados se producen en cau-ces más o menos estables, que suelen concentrarseen la parte apical o proximal del abanico y en zonasactivas producidas por un encajamiento previo deestos cauces. Las inundaciones, en estos casos, tie-nen mas semejanza a las que se producen en los rí-os, pero teniendo en cuenta que en los abanicos alu-viales los fenómenos de avulsión del canal son muyfrecuentes y los cauces no permanecen mucho tiem-po en el mismo sitio.

Los desbordamientos por arroyada en mantosuelen ocurrir cuando se pierde el encajamiento delos cauces y no existe una morfología de canal dife-renciable que recoja y conduzca las aguas de formaencauzada. La zona de ocurrencia principal de estosprocesos es la parte distal del abanico, con bajaspendientes y cursos de agua que prácticamente hanperdido su morfología, pero también pueden darseen abanicos de tamaño reducido en los que no lle-gan a formarse cauces bien definidos.

Las corrientes o flujos de derrubios están pro-ducidas por flujos viscosos con mayor o menor car-ga relativa de elementos groseros y lodos.

La diferenciación de las zonas en las que se pro-duce cada tipo de crecida ha de llevarse a cabo a par-tir del estudio de la morfología del depósito, su relie-ve superficial y cortes en los sedimentos recientesdel abanico, para determinar las diferencias que exis-ten entre los sedimentos procedentes de avenidas dederrubios y los de inundaciones de carácter fluvialcon mayor componente acuosa, que es importantepara definir el carácter de los riesgos derivados.

Zonificación de la peligrosidad

La estimación de la inundabilidad del abanicosuele realizarse meramente mediante estudios hi-dráulicos, sin embargo, estos estudios no debieranefectuarse igual que en el caso de las inundacionesfluviales principalmente por tres aspectos: los des-bordamientos responden a flujos tridimensionales, laalta carga de sedimentos condiciona respuestas dife-rentes a las del agua limpia y es frecuente la ocurren-cia de avulsiones. Por tanto, cuando se realiza unacartografía de zonificación de peligrosidad o riesgosen abanicos no son aplicables los criterios de periodode retorno de zonas sujetas a desbordamientos flu-

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viales, aunque tampoco existe una clasificación sin-tética de peligrosidad en abanicos generalizable.

Cada abanico tiene sus propias condiciones deestabilidad y la posibilidad de migración de suscauces funcionales es un proceso importante quehay que tener en cuenta. La delimitación del caucey la zonación de peligrosidad se deberán basar encaracterísticas morfológicas delimitadas a partir defotografías aéreas previas, de la información deavenidas históricas y de la evolución esperable se-gún criterios morfológicos.

Un posible criterio es que la peligrosidad se dis-tribuye radialmente desde el ápice activo del abani-co, que es la zona de mayor acumulación a partir dela que se abrirá el nuevo curso (Fig. 7a y b) (Santos yMarquínez, 2004). El criterio de que la peligrosidades igual para los puntos equidistantes del ápice delabanico podría ser aplicable en abanicos semiáridosde gran magnitud dominados por procesos de aveni-das en manto, pero no parece tan apropiado para aba-nicos más húmedos o conos de montaña (Fig. 7c).

La zonificación debe establecerse, además, te-niendo en cuenta la susceptibilidad de ocurrencia delos procesos de avulsión y de flujos de derrubios. Enel caso de abanicos dominados por coladas de derru-bios, su zona de máxima actividad suele estar locali-zada en áreas proximales y de mayor pendiente, yson más inestables y difíciles de predecir, cambian-do fácilmente de posición. En el caso de los abani-cos de escaso relieve, generalmente dominados porcauces acuosos, estos pueden modificar su curso rá-pidamente a lo largo de una extensa zona que debeser tenida en cuenta. Una vez que se ha producido elcambio del curso hacia una zona topográficamentemas deprimida, este cauce se hace estable duranteun cierto tiempo, de días a cientos de años, hastaque la sobreelevación de esta zona por agradaciónpropicie un nuevo cambio hacia una zona más baja.

EL CASO DE LA RAMBLA DE NOGALTE

Una amplia rambla, habitualmente seca, prota-gonizó uno de los sucesos más catastróficos de losúltimos 50 años. Las fuertes lluvias otoñales de1973 indujeron graves riadas en todo el Sureste pe-ninsular. Los daños fueron especialmente graves enla localidad de Puerto Lumbreras (Murcia) donde larambla de Nogalte destruyó parcialmente el puebloocasionando más de 50 fallecidos. Las razones in-mediatas fueron la alta ocupación de las márgenesde la rambla y la dificultad de evacuación del aguapor un puente cegado por la gran cantidad de cargasólida arrastrada. Las causas últimas derivan de laalta peligrosidad de este tipo de ramblas dado elcondicionamiento meteorológico y las característi-cas geomorfológicas del sistema. Entre ellas cabedestacar aspectos como son la alta erosionabilidadde los materiales de la cuenca y el escaso encaja-miento, apenas incipiente, de los cauces fluvialesque desaguan la depresión del Guadalentin.

La cuenca de cabecera de la rambla está forma-da fundamentalmente por filitas con cuarcitas y

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Fig. 7.- (a y b) Aplicación de criterios de mayor ac-tividad del lóbulo principal de un abanico a partirde evidencias geomorfológicas (Santos y Marquí-nez, 2004) y (c) modelo de zonificación con incre-mento de la peligrosidad desde su ápice (Kesseli yBeaty, 1971, recogido en Gutiérrez, 2008).

a)

c)

b)

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conglomerados permotriásicos muy impermeables.Además, la pobre cobertura vegetal y la intensa ro-turación en cultivos (Fig. 8a), junto con la precipita-ción antecedente con alta saturación de los suelosde la cuenca, propiciaron unas condiciones extre-mas de incisión de regueros y cárcavas, acompaña-das de procesos de piping que provocaron corrien-tes de alta viscosidad y flujos. En estas cuencassemiáridas se considera que en los barrancos sepueden llegar a producir retrocesos volumétricos dehasta 4 m3/año. De hecho, uno de los principalesagravantes de la crecida fue la elevada carga sólidaaportada suponiendo el material arrastrado por lasaguas casi el 40% de un total que sumaba alrededorde 2000 m3/s (López Bermúdez y Gutiérrez, 1983;Navarro Hervás, 1985, Pernia, et al., 1987).

El otro aspecto a considerar es la ubicación dela población de Puerto Lumbreras en el tránsito dela rambla de una morfología de cauce confinado en-tre laderas escarpadas a un canal no confinado, re-presentando una zona de dispersión del flujo que seconstituye en un abanico aluvial. A partir de esepunto, apenas existe distinción entre el canal y lazona de desbordamiento, debido al súbito depósitode los materiales arrastrados, no existiendo apenascontinuidad superficial del cauce aguas abajo.

La zona de cambio entre la morfología de ramblay abanico viene marcada por la falla Lorca- Alhamaque conforma la depresión transversal del río Guada-lentín. Este punto define morfológicamente el ápicede un abanico donde la avenida se dispersa y en fun-

ción de su magnitud el caudal termina por infiltrasemás o menos cerca de la zona donde acaba el confi-namiento del valle y se abre en depósitos de abanico(Conesa et al., 1996). Constituye el típico ejemplo decauce de dispersión del flujo (tipo flood out) en queel cauce discurre sobreelevado en el eje central deabanico y que se redistribuye radialmente al salir dela zona de encajonamiento del valle (Fig. 9).

El caso del abanico del Nogalte es un ejemplo tí-pico del funcionamiento de sistemas tipo rambla-abanico, característicos de los cursos de agua del Le-vante español, y que en este caso concreto, se agravapor las condiciones geomorfológicas del corredor delrío Guadalentin. El abanico del Nogalte correspondea la zona de divisoria entre la vertiente Norte (haciael río Segura) y la Sur lo que contribuye a la indefini-ción del drenaje de la zona. La evolución de la depre-sión y su sistema de drenaje actual es compleja y nosolo estaría condicionada por la actividad geológicareciente, sino también por modificaciones antrópicaspor medio de drenajes artificiales.

Según la evolución geológico-histórica expuestapor Silva et al. (1996) esta depresión, drenada origi-nariamente durante el Terciario hacia el NE, desa-rrolló durante el Pleistoceno una cuenca endorreicadominada por sistemas de abanicos y sistemas lagu-nares distales. Su apertura de nuevo hacia el Medi-terráneo, por el Segura, se hace a través de dos delas grandes arterias que llegan a la depresión, lasdel Sangonera y del Guadalentin. La conexión conel río Segura sufrió una importante agradación de-

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Fig. 8.- (a) La erosión acelerada por usos intensi-vos del suelo en la cuenca de la rambla de Nogaltea raíz de la avenida de 1973, que ocasionó el incre-mento de la carga y (b) zona distal de dispersióndel flujo y desaparición de la rambla con depósitode abundantes limos.

Fig. 9.- (a) Aspecto inofensivo de la rambla de No-galte poco después de la riada de 1973 y (b) el am-plio puente de Puerto Lumbreras, que quedo cega-do por la avenida, y sus efectos en lasconstrucciones situadas en los márgenes de larambla.

a)

b)

a)

b)

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sarrollándose una extensa zona endorreica en la zo-na de Murcia que provocaba importante inundacio-nes, por lo que tuvo que ser drenada por el canal delReguerón en 1887. A su vez, el río Guadalentin,que tendría previamente su comunicación directa alMediterráneo por el Este (como se observa aún encartografías de 1600), fue capturado también haciael Norte y su comunicación con el Sangonera se fa-voreció por medio de canales artificiales durantesucesivas etapas (posiblemente con el desarrollo dela Huerta de Lorca durante la época árabe y tras lainundación de 1651).

La falta de capacidad de desagüe de los ríos deesta depresión puede explicarse por su reciente y enparte artificializada apertura, con lo cual la red dedrenaje no esta suficientemente configurada, y si-guen dominando los canales distribuidores con pre-dominio de sedimentación. Se puede hablar de uncomplejo sistema en que la tendencia natural esaprovechada por el hombre, por un lado, para prote-gerse de las inundaciones pero, por otro, para reuti-lizarlas en su beneficio, pues redireccionaban lasaguas turbias de las crecidas mediante el sistema deboqueras hacia las zonas que les interesaba rellenarcon depósitos a través de la adecuación de los cana-les (Morales, A. y Box, M.,1986).

El reciente mapa de peligrosidad por avenidas enla zona (Fig. 10, Ortega et al., 2009) pone de mani-fiesto la complejidad de representación de estas zo-nas por la falta de continuidad del cauce que trasmitelos caudales, así como de la modelización hidrológi-ca e hidráulica de los sistemas distribuidores.

EL CASO DEL BARRANCO DE ARÁS (BIES-CAS)

El 7 de Agosto 1996 una colada de lodo y deagua arrasó el Camping Las Nieves en el barrancode Arás (Biescas, Huesca) causando 86 muertes ymás de un millón de euros en pérdidas, sin contarlas indemnizaciones.

El barranco de Arás es un afluente perpendicu-lar al valle glaciar del río Gállego, desarrollado so-bre las turbiditas del Eoceno surpirenaico, com-puestas por secuencias rítmicas de areniscas ymargas intercaladas con bancos de calizas que les

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Fig. 10.- Mapa del abanico de la rambla del No-galte (Ortega et al., 2009) señalando la falla activade Lorca-Alhama (FLA).

Fig. 11.-El abanico del barranco de Arás despuésde la avenida de 1996 (a) visto desde aguas abajocon el nuevo cono de derrubios depositado justoantes de alcanzar el camping; (b) detalle del frentedel cono de derrubios acumulado y (c) una de laspresas de contención dentro del barranco, ya rotay vaciada de sedimentos (observar las cicatriceserosivas existentes sobre las morrenas al fondoque indican la continuidad en la actividad de losprocesos).

a)

b)

c)

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confieren una gran inestabilidad. La morfología dela cuenca está definida por una cubeta colgada en laque se encaja el tramo bajo del barranco con fuertependiente. La cuenca tiene 18,8 km2 y una altitudentre 2189 y 940 m, o sea, 1239 m de desnivel quepropician la formación a su salida de un gran conode 52,4 ha de extensión (Garcia Ruiz, 1996; Martí-nez Goytre et al., 1996).

Durante el último Pleniglaciar (50000 años) elvalle del río Gállego fue ocupado por una lenguaglaciar que depositó lateralmente sus morrenas, ce-rrando los valles afluentes como el de Arás(Fig.11a, Gutierrez et al. 1999). Otro cordón infe-rior con depósitos de morrenas a menor altitud re-presenta el retroceso del glaciar (20000 años). Am-bos cordones morrénicos dieron origen a lagoslaterales rellenos de depósitos fluviolacustres. Fi-nalmente el río Gállego, tras el retroceso glaciar,volvió a ocupar el lecho de su profundo valle, porlo que el barranco de Arás tiene que vencer un grandesnivel excavando su valle actual en estos depósi-tos de morrenas laterales. El till morrénico está for-mado por una matriz muy poco cohesiva de gravasy arenas que soporta grandes bloques y llega a tener100 m. de potencia. Por otra parte los rellenos flu-violacustres son básicamente arcillosos. Estas lito-logías junto con la roca turbidítica del substrato ylas fuertes pendientes propician una gran inestabili-dad y los movimientos en masa, que son frecuentesen todas las laderas.

El barranco ha sido tradicionalmente muy acti-vo, generando problemas en la carretera nacionalque lo corta. Por ello, en la década de 1950 se reali-zaron unas obras de corrección, consideradas modé-licas, que consistían en un canal de desagüe escalo-nado en el eje central del abanico (Fig.11a) queresultó ser la zona más alta topográficamente dadala marcada convexidad del abanico. Además, seacompañó de una ingente obra de ingeniería con 22presas de mampostería (de hasta 11 m de altura y40 m de anchura) asentadas sobre la morrena parala retención de los sedimentos del barranco.

En las fotos aéreas de 1957 el abanico se mues-tra bastante activo, y con un cauce funcional lateral,no en el eje del abanico. Por el contrario, en las fo-tos de 1980, el abanico aparece ya colonizado por lavegetación, lo que puede justificarse por las correc-ciones en el cauce (estas presas se rellenaron enmenos de 10 años según las estimaciones por datosdendrocronológicos) y, además, por la poca pluvio-sidad de ese periodo.

Durante la avenida de 1996, se produjo la roturade la mayoría de las presas que junto con la aperturade un nuevo cauce sobre la morrena lateral, sumaríaun total de 50000 m3 de sedimentos (136000 t) querellenaron y desbordaron el encauzamiento artificialcentral y el flujo recuperó el cauce activo en 1957,que representaba la zona topográficamente más ba-ja (García Ruiz, 1996). La alta carga en sedimentosde la rotura de las presas, depositó un nuevo conode derrubios, inmediatamente a la salida del confi-namiento (Fig.11b). Los depósitos del nuevo lóbulono llegaron a la zona de ubicación del camping, en-

tre el encauzamiento y el cauce antiguo, pero sí lasaguas desbordadas a alta velocidad, que ocasiona-ron las victimas. Numerosos especialistas y lugare-ños habían expresado previamente la alta peligrosi-dad de ese abanico.

Los valores de caudales del 7 de agosto de1996 estimados por diversos autores y diferentesmétodos oscilan entre 400 y 600 m3/s (GarciaRuiz, 1996; Benito et al., 1998 y Alcoverro et al.,1999). El caudal interpretado por la versión ofi-cial, sin embargo, lo rebajaba a menos de 300m3/s, lo cual justificaba la capacidad del encauza-miento artificial (140 m3/s), que no se vería exce-sivamente sobrepasada.

Aún así, lo más sorprendente del informe ex-culpatorio, se refiere a la estimación del períodode recurrencia del evento. El análisis estadísticode caudales, llevó a atribuir a la avenida un perío-do de retorno superior a los 5000 años, mientrasque el caudal de la avenida de diseño de 500 añosde período de retorno se había evaluado en 100m3/s. Según este informe, con dicha crecida de500 años, no se habrían roto los diques de consoli-dación del torrente, ni superado la capacidad delencauzamiento en el cono de deyección. En conse-cuencia justificaron que “puesto que la repobla-ción forestal y los diques consiguieron una reduc-ción sustancial de materiales sólidos en los caucesy el encauzamiento mantenía el flujo de líquidos ysólido en sus cajeros, se habría logrado la extin-ción del torrente y la desactivación de su cono dedeyección mientras no ocurrieran avenidas supe-riores a la de diseño”.

Cuatro años después del desastre, el caso fuearchivado por la vía penal en la Audiencia deHuesca basándose en que la riada era imprevisibley el suceso se produjo por “factores extraordina-rios, que no se conocían, ni preveían y difícilmen-te se podían prever”, y los damnificados obliga-dos a pagar las costas. Las victimas y afectados,después de abrir de nuevo diligencias por la vía ci-vil, consiguieron finalmente ver reconocidos susderechos de cobro de indemnizaciones, aunquediez años más tarde.

Como epílogo, cabe señalar que en los años si-guientes se invirtieron millones de euros en dos nue-vos encauzamientos y presas para la contención desedimentos y agua, y tratar de recuperar los terrenosdel camping. Después de 15 años nadie a reocupadola zona inundada. No existe ningún monumento nireferencia al suceso ni a las victimas. En cambio, sehan instalado unos vistosos paneles explicativos so-bre la existencia de unas peculiares formas geológi-cas de erosión, las chimeneas de hadas, desarrolla-das sobre las también curiosas morrenas glaciares.El anecdotario geológico se olvida de explicar quelas llamativas Señoritas de Aras lo que realmente re-presentan son impresionantes cicatrices de erosión,con una dinámica activa e imparable, y a cuyo pie seseguirán acumulando los mantos de derrubios queperiódicamente arranca la dinámica natural de un to-rrente activo encajándose en unas laderas inestablesy con fuertísima pendiente.

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CONCLUSIONES

Cuando a un geólogo se le pregunta si un proce-so puede o no considerarse activo, la pregunta quesurge es: ¿las causas que originaron ese proceso si-guen estando ahí? Si las causas continúan, el pro-ceso, aunque frenado, latente o parcialmente en-mascarado sigue siendo potencialmente activo.

Las presas de retención y la reforestación, sibien palian a corto plazo la movilización de sedi-mentos, no modifican definitivamente las caracte-rísticas del torrente, y una vez rellenas constituyenun obstáculo en el perfil longitudinal que la dinámi-ca natural del barranco en su evolución hacia su es-tabilidad tratará de erosionar. Mientras las laderassigan siendo inestables, el barranco aportando aguay el perfil longitudinal encajándose, es difícil consi-derar que los torrentes puedan estar extinguidos ylos abanicos aluviales desactivados.

La convivencia del hombre con los procesosnaturales, en el modelo economicista actual, podríareducirse a un análisis coste/beneficio. Es unacuestión de cuantos daños somos capaces de asu-mir a costa de obtener determinados beneficios. Enel caso de desbordamientos fluviales los daños sonbásicamente materiales, pero la violencia de lasavenidas torrenciales puede ocasionar, además,muchas victimas humanas. En cualquier caso loque no podemos hacer es minusvalorar los peligrose ignorar o despreciar un entorno previamente di-námico, dejándonos ensimismar por la espiral defalsa sensación de seguridad que muchas de las de-nominadas obras de defensa introducen en la diná-mica del paisaje.

ALGUNAS PROPUESTAS SOBRE ACTIVI-DADES DIDACTICAS

El caso de la rambla del Nogalte

La rambla del Nogalte constituye un magníficoejemplo para trabajar el funcionamiento hidromor-fológico de los sistemas Rambla - Abanico.

Los mapas topográficos y geológicos (Hoja nº 953 del M.T.N. e:1:50.000) de la zona permiten delinearla cuenca de drenaje, diferenciando la parte alta ymedia dominada por el encajamiento de una densared de drenaje, condicionada por las litologías im-permeables, que favorece la rápida escorrentía y laproducción de fuertes caudales.

Queda a su vez perfectamente diferenciada enambos tipos de mapas, la morfología radial del aba-nico con el carácter distribuidor de sus cauces (lamayoría de ellos convertidos en canales de drenajeartificiales) y los puntos de dispersión del flujo. Es-tos aspectos pueden cotejarse después con lo que sepuede deducir a partir de las fotos aéreas, e inclusoGoogle-Earth donde se puede apreciar la diferentecoloración de los lóbulos más activos. Se puedeanalizar también la dificultad de delinear zonas depeligrosidad y la limitación de considerar el cambioradial de las zonas inundables.

Dentro de un contexto más regional se puedeobservar el drenaje del corredor del Guadalentin, ladivisoria de aguas del abanico del Nogalte y laapertura de su drenaje hacia el Segura, al Norte,ayudado por canalizaciones artificiales.

Este caso, finalmente constituye un magnificoejemplo para discutir la gestión antrópica tradicio-nal del agua y del territorio, la convivencia delhombre con las inundaciones y su aprovechamien-to, así como una evolución histórica ligada a una di-námica morfológica.

Cuestiones para plantearse sobre el abanico deArás y las causas de la catástrofe de 1996

Se puede trabajar con materiales como las fotosaéreas de la zona (foto aérea: Septiembre de 1977(fotos: 177-B nº 11,12 y 13, e. 1:18.000) y de Sep-tiembre de 1957 del vuelo americano (rollo 583 nº58158, 59 y 60, escala aproximada.1:30.000) yotras fotos del cono después de la avenida del 7 deagosto de 1996. Los mapas topográfico y geológico(Hoja nº 177 del M.T.N. e:1:50.000) ofrecen tam-bién unas perspectivas importantes sobre la zona.Se dispone además de una bibliografía exhaustivasobre el suceso.

El trabajo de partida se basaría en el análisis delos cambios recientes ocurridos en la zona y la ca-racterización del escenario del suceso. Para ello serealizará la comparación de la interpretación de lafoto aérea de septiembre de 1977 con la foto aéreade septiembre de 1957 observando especialmentelos cambios en la morfología, drenaje y en los usosdel suelo, vegetación y deforestación (Garzón etal., 2009).

Como guía para la interpretación y para sacarconclusiones, se proponen las siguentes cuestiones:

– ¿Qué cambios se han producido dentro del aba-nico, en los cauces y en la vegetación entre lafoto de1957 y la foto de 1977? y ¿cuáles puedenser las razones para ello?

– ¿Son estos cambios suficientes para considerarel cono desactivado y el torrente extinguido, taly como se consideró en el informe oficial?

– ¿Parece idónea la ubicación del camping a partirde su posición relativa en el abanico?

– ¿Contempla la legislación española actual la zo-nación de riesgos de inundación en abanicosaluviales (ver Ley de Aguas y su reglamento)?¿Son suficientes las figuras de zonificación exis-tentes respecto a la definición de cauce ordinarioy sobre la zonificación del Dominio Público Hi-dráulico? ¿Cómo se considerarían dentro de laley las ramblas y los abanicos aluviales?

Otras propuestas sobre posibles temas de trabajo

– Valora si existe en tu comarca o zona de campoconocida algún sistema torrencial o aparato tipoabanico. ¿Se aprecia en mapas, fotos aéreas oGoogle Earth? ¿Cómo puede identificarse y quéprocesos lo caracterizan?

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– Indaga si han ocurrido eventos catastróficos co-nocidos dentro de dicho sistema torrencial. ¿Es-tán recogidos por fuentes orales o registrados enalgún periódico o archivo local?

– ¿Cuál es la percepción de los lugareños sobresus causas y sobre su peligrosidad?

– Observa en el campo si se pueden identificar di-ferentes lóbulos o zonas de mayor o menor acti-vidad dentro del abanico. ¿Cómo son los caucesy qué tipos de depósitos producen? ¿Existenpuntos de pérdida o dispersión del flujo? ¿Aportaalgo la vegetación sobre las zonas de actividad?

– Valora la peligrosidad y el riesgo. ¿Pueden iden-tificarse zonas sobreelevadas, de fuerte pendien-te, donde sea previsible la ocurrencia futura deun cambio brusco de localización del cauce oavulsión? ¿Qué elementos antrópicos o infraes-tructuras existen en el abanico y cómo puedenafectar al desarrollo natural de una inundación ya ellos mismos?

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Este artículo fue solicitado desde E.C.T. el día 21de enero de 2009 y aceptado definitivamente parasu publicación el 10 de julio de 2009.

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