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RAFAEL ORTIZ RINCON

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Page 1: RAFAEL ORTIZ RINCON

RAFAEL ORTIZ RINCON

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COREGUAJES

ENTRE GRITOS DE DOLOR Y

SOLLOZOS DE IMPOTENCIA

www.orticonescritor.com

Page 3: RAFAEL ORTIZ RINCON

Los días pasaron tranquilamente cuando intempestivamente

llegó la noticia, que al padre Chepe lo habían asesinado al ir a

realizar unos asuntos de la parroquia en el trayecto a Palma

Verde, cinco tiros le contaron en su cuerpo; la conmoción,

tristeza y angustia de los habitantes del Melón fue

conmovedora, el silencio de sus habitantes demostraba el dolor

por la cruel muerte, más aún por la forma tan despiadada que

utilizaron los sicarios para asesinar a su pastor; con él se fue

“una esperanza de paz en un caos de impunidad”. El pretexto

de su vil crimen era por estar jugando entre dos corrientes, se

les olvidó a los criminales que él como representante de la

iglesia, tenía el deber moral de escuchar a todos los que se le

acercaran para confesar sus secretos.

Como Cristo, sangra nuestra patria por todos sus costados y

las heridas cada día se abren más para dolor y sufrimiento de

nuestro pueblo, porque como dijo Jesús, “los sepulcros

blanqueados” reflejan en su rostro el signo de la muerte. Un

nuevo manto de impunidad se suma a tantos crímenes sin

resultados de la justicia, seguimos clamándola embelesados

por las promesas de los gobernantes de turno y la burla para

con un pueblo creyente en falsas ilusiones, que lo que

consiguen cada día más, es empeorar y estimular la violencia.

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Al conocer la noticia, los coreguajes se reunieron para analizar

los últimos hechos sucedidos, que presagiaban una arremetida

más violenta contra los campesinos de la región; por lo tanto,

debían estar alertas y si era posible contactar a Abanico para

hacerles frente en caso de alguna incursión. Andrés se quedó

pensativo un buen rato, después de este intervalo manifestó a

sus amigos que posiblemente el Padre Chepe, fue asesinado

por el fracaso del tal espíritu maligno, que no era más que un

burdo montaje de ciertos terratenientes para usurpar las tierras

de los campesinos de la región.

- Las represalias las veo venir por los alrededores de Valle

Escondido y La Rochela, debemos tomar las medidas de

seguridad, por si ocurre algún hecho que tengamos que

lamentar. Terminó expresando Andrés.

Encargó a Rogelio y Arsenio para que instalaran en sitios

adecuados cámaras de video bien camufladas, especialmente

en el sitio donde esporádicamente aterrizan unos helicópteros

al parecer militares, para estar alerta.

La tranquilidad reinó en la región del Melón unos veinticinco

días, las personas prácticamente se habían olvidado del crimen

del Padre Chepe y siguieron comportándose tranquilamente sin

ninguna prevención.

Un grupo de campesinos colindantes con Valle Escondido,

interesados en el Proyecto Cooperativo le solicitaron a

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Samantha que si podría dictarles una capacitación sobre el

Cooperativismo; ellos le cubrirían los honorarios requeridos.

Después de consultar con Andrés, le manifestó que la decisión

era de ella, pero que él no estaba de acuerdo que fuera, porque

para ese día no podía acompañarla; si se decidía, tendría que

ir por lo menos con Natalia y la Chiqui. Ante tal disyuntiva, no

podía defraudar a los campesinos de esa región, que querían

seguir el ejemplo de la creación de cooperativas, por lo que les

manifestó que contaran con ella, que les dictaría la

capacitación.

Andrés previno a Samantha diciéndole que, si se presentase

alguna urgencia, la Chiqui era la encargada de buscarlo. No le

ofrece más hombres que la acompañen, puesto que están en

la expectativa, por si ocurre un hecho grave en esos contornos.

- De todas maneras, como te lo dije antes no me parece que

vayas a dictar ese curso, me preocupa la relativa tranquilidad,

eso puede ser señal de algo grave; en mi opinión es mejor que

no vayas, esperemos una mejor oportunidad.

Era un viernes por la noche, vísperas de la ida de Samantha a

dictar la inducción de Cooperativismo en la vereda La Rochela,

municipio de Río Bravo; Andrés estaba algo nervioso, por lo

que Samantha le preguntó:

- ¿Qué te pasa?, te veo algo preocupado.

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- No me gusta dejarte ir con tan poca compañía,

desafortunadamente tengo un compromiso para ese día,

precisamente en las horas de la mañana, lo que me impide

estar contigo; me sigue rondando en mi cabeza que no deberías

ir.

- Tranquilo amor, no te angusties, haré lo posible por terminar

pronto y regresar cuanto antes.

- Eso no es tan sencillo, no creas que te van a dejar venir sin

almorzar, como mínimo te invitan a un asado; los campesinos

son muy dados a la gente y con mayor razón si se trata de ti.

- Bueno, para relajarnos un poco antes de ir a dormir, ¿por qué

no nos tomamos unos vinos? Expresó Samantha.

Se ubicaron en la sala pequeña contigua al comedor para libar

unas cuantas copas; el sitio era más íntimo.

- Magnífica propuesta, trae los vasos, yo traigo el vino.

- Por lo menos necesitamos dos botellas. Dijo Samantha.

En ese momento apareció Pablo que iba para la habitación, lo

vio Andrés y lo llamó.

- Ven para que hablemos un poco; ya entrados en materia

brindemos por el éxito de mañana, cada uno de nosotros

tenemos una misión diferente. Comentó Andrés.

- ¡Brindemos!

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Después del brindis, Andrés le dijo a Pablo:

– Últimamente te he visto cabizbajo, como preocupado, muy

callado, como si te pasara algo. ¿Qué es lo que te angustia? No

es para entrometerme en tus problemas, pero por el aprecio

que te he tomado, si crees que nos puedes contar algo, no

temas.

– Ni más faltaba, ustedes se han convertido en todo para mí;

hay momentos de mi vida que me traen amargos y dolorosos

recuerdos.

– Cuéntanos Pablito si crees que podemos ayudarte en algo,

hazlo con confianza. Con lágrimas les relató.

- Cuando tenía ocho años de edad, vivía en una finca de

propiedad de mis padres. Un día cualquiera, no me acuerdo de

fechas, llegaron hasta mi casa un grupo de hombres armados;

sin motivo alguno asesinaron a mi papá, mis dos hermanitos

mayores y una hermanita un poco mayor que yo; mi mamá me

cogió el brazo y nos encerramos en la habitación de mis padres,

el grupo armado empezó a empujar la puerta, mi madre para

protegerme hizo que me escondiera debajo de la cama bien

contra el rincón; cuando los individuos tumbaron la puerta, lo

primero que hicieron fue disparar una ráfaga de metralleta a

mi mamá. Uno de los asesinos manifestó:

- Ya acabamos con todos estos hp.

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- Se retiraron quedando muertos mis padres, mis hermanitos

y tres trabajadores que estaban cerca de la casa; esperé unos

minutos, no sé cuántos, me parecieron eternos, salí con

cuidado, pero me alcanzaron a ver, sospechaban que había

alguien escondido; al salir corriendo por los cafetales, me

dispararon y una de las balas me hirió en el hombro derecho,

afortunadamente fue en la parte donde no hay hueso, la bala

salió sin lesionar ningún órgano, corrí herido como unos tres

kilómetros hasta la casa de unos conocidos, todavía estaba de

día y al verme bañado en sangre me limpiaron la herida y me

curaron. Les conté lo que nos había pasado, estuve tres días

alojado en esa casa, me dieron un dinero que me alcanzó para

viajar hasta donde una hermana de mi mamá y allí relaté lo

que nos sucedió; no he sabido quién recogió los cadáveres y

dónde los enterraron, no me he atrevido a volver. Mi tía logró

darme educación hasta terminar el bachillerato, después de

esto resulté apto para el servicio militar, a los dieciocho meses

me dieron de baja, un amigo que salió conmigo me convidó

para el Melón y aquí estoy; lo demás lo conocen ustedes, lo

único que lamento es que no he vuelto a saber nada de mi tía

y la finca de mis padres.

Las lágrimas de Samantha y Andrés brotaron, no se atrevieron

a pronunciar palabra alguna, guardando silencio por unos cinco

minutos hasta que Andrés le expresó:

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- Estamos con usted, tenga la seguridad que tan pronto

salgamos de unos asuntos de la hacienda y la región, vamos

hasta el sitio donde fue asesinada su familia y averiguamos

dónde la sepultaron. Conseguiremos un abogado que se

encargue de todo lo concerniente a esa vil y cruel masacre,

iremos hasta donde sea posible para que no quede en la

impunidad estos viles y horrendos asesinatos.

Pablo conmovido por ese gesto de solidaridad, les dio las

gracias diciéndoles que no tenía con qué pagarles tanta

generosidad. Después de terminar con la primera botella de

vino, discretamente les dijo:

– Estoy un poco cansado, me voy a descansar porque mañana

tenemos que trabajar.

Andrés y Samantha, después de intercambiar breves

comentarios sobre el diario vivir, expresaron que

permanentemente ocurren masacres tras masacres sin que se

tomen medidas dirigidas para acabar con esta violencia;

siempre ha prevalecido la impunidad con la casi total

indiferencia de las autoridades, que cada vez que ocurre una

situación de estas convocan consejos de seguridad y ordenan

hacer investigaciones exhaustivas, ofreciendo millones de

recompensas por la captura de los asesinos; en fin, solo reina

el silencio ante esta tragedia que sufre nuestro pueblo. A pesar

de todo, comentan que afortunadamente hay sectores que no

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callan y muchos de ellos sacrifican sus vidas por denunciar

estos crímenes.

- Me siento asqueado de esta farsa que diariamente ocurre en

este país, comentó Andrés. Aún nos queda una botella de vino,

terminemos con ella.

Se miraron y mutuamente expresaron su amor, ella lo miraba

muy seductoramente cada vez que le hablaba, él la observaba

detenidamente admirando su belleza hasta que le manifestó:

- Me impresionas cuando me miras, con esa mirada fija y

penetrante que hace que se conturbe mi espíritu y mi cuerpo

se estremezca cuán frágil y mortal que soy, estamos unidos por

la llama del amor. Por mi parte jamás dejaré de amarte, soy

de los hombres que cuando amo lo hago con sinceridad,

respeto por quien me ofrece su amor, en prueba por lo que te

he dicho deseo casarme contigo, si me aceptas.

- Claro que sí amor, nos casamos por lo católico o por lo que

tú quieras. Lo abrazó y lo besó, besos que fueron

correspondidos apasionadamente.

- Nos casaremos por la religión que desees, no me opongo a

ninguna porque estoy totalmente de acuerdo con lo dicho por

el gran filósofo líder de un gran pueblo (Dalai Lama), que se

expresaba sobre una pregunta que le hicieron sobre cuál era la

mejor religión y él con gran humildad contestó: “La mejor

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religión es aquella que te hace mejor, es la que te aproxima

más a Dios, al infinito. Te hace mejor, más humanitario, más

amoroso, más ético, más respetable, más sensible. Lo que más

me interesa es tu conducta delante de tus semejantes, de tu

familia, de tu comunidad, no hay religión más elevada que la

verdad.” Esa es mi religión: “La verdad”, de manera que tú

decides por cuál religión nos casamos, hasta en unión libre si

lo deseas. El día, la hora, el mes, eso lo dejo a tu consideración,

por mí me casaría ahora mismo. Terminó diciéndole Andrés.

Samantha con lágrimas lo abrazó, lo acarició con delicadeza

expresándole:

- Me he enamorado del mejor hombre del mundo, es lo que

pienso. En mi concepto no es fácil conocer una persona como

tú.

Ya era hora de ir a dormir, Samantha comentó que ese fin de

semana, Natalia estaba en su habitación porque tenían que

levantarse temprano, desayunar, ensillar los caballos e ir hasta

la Rochela.

- Qué contrariedad, resulta que en mi habitación le ofrecí un

lugar a Pablito, tenemos que madrugar para ir a la vereda de

Ventiaderos, así que cada uno para su camita. Sonrisas.

Era el sábado, Andrés y Pablo estaban preparando el desayuno

cuando llegaron Natalia y Samantha.

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- Se nos adelantaron, siempre es bueno que de vez en cuando

los hombres cocinen. Al momento ladró la Chiqui, se lamió el

hocico como diciéndoles desayuné primero.

– Muy bien Chiqui. Se agachó, acarició su cabeza y le advirtió:

me las vas a cuidar y si llegas a notar peligro, les avisas

mediante gruñidos y ladridos, con tu cabeza las empujas para

que salgan de donde están y en seguida nos vas a buscar.

La perra ladró tres veces en señal que entendió, sus amigos

quedaron asombrados por la comunicación que había entre

ellos.

Una vez desayunaron, se despidieron con un hasta luego,

Samantha se acercó a Andrés y le dio un delicado beso en sus

labios.

Después de una hora de cabalgar, Samantha, Natalia y la

Chiqui llegaron a la Rochela. Las estaban esperando, el saludo

fue muy emotivo, dos campesinos llevaron los caballos a una

improvisada caballeriza que quedaba aproximadamente a

cincuenta metros de la enramada, les quitaron sus monturas

para que los caballos pudieran alimentarse tranquilamente y

las invitaron a desayunar, pero no aceptaron porque ya lo

habían hecho; respondieron que más bien empezaran la

capacitación para que no se les hiciera tarde.

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En una improvisada enramada, se reunió un nutrido grupo de

campesinos prestos a escuchar a Samantha, era tan

interesante su exposición, que los asistentes a la capacitación

hacían sus apuntes en unos cuadernillos que llevaban; cuando

tenían alguna duda, alzaban la mano para preguntarle sobre el

tema y ella con toda la paciencia y cariño les explicaba. Con

todos estos detalles, la intervención llevaba aproximadamente

dos horas, cuando de un momento a otro la Chiqui que estaba

afuera, corrió hasta donde Samantha ladrándole varias veces;

con su cabeza empezó a empujarla y como una liebre

emprendió veloz carrera en busca de Andrés.

- Estamos en peligro, salgamos de aquí, corran, corran, Natalia

vamos por los caballos.

Cuando llegaron para ensillarlos, un campesino que corrió al

lado de ellas para ayudarles les dijo:

- Doctoras ¿por qué corremos?

– Se nos avecina algo muy grave y tenemos que huir.

De repente se oyeron gritos y disparos, un grupo de gente

armada estaba deteniendo y amarrando a los campesinos que

estaban en la capacitación; no habían entendido la advertencia

de Samantha y por eso casi todos se quedaron en la enramada.

Samantha y Natalia no tuvieron tiempo de ensillar los caballos,

trataron de correr por los matorrales, pero fueron alcanzadas

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por varios hombres armados quienes las detuvieron; las

amarraron de pies y manos a dos árboles cerca de donde

estaban atados los campesinos, quedando al frente de una

especie de helipuerto que facilitaba el aterrizaje de

helicópteros; al campesino que corrió le dispararon hiriéndolo,

como no fue de gravedad, logró huir.

El grupo atacante muy bien armado, lo componían unas

cincuenta personas, que después de detener, atar y torturar a

los campesinos, esperaron a sus jefes para recibir órdenes;

minutos más tarde se escuchó un ruido de helicóptero que

aterrizó en el improvisado helipuerto, descendieron de la nave

cinco personas vestidas de camuflaje seguidas del coronel

comandante de la base del Melón, en compañía del que le

decían Ponzoña. El coronel dio unas órdenes para que varios

del grupo se retiraran en dirección a “la cocina”; quince minutos

más tarde, aterrizó otro helicóptero, se bajaron varios hombres

y de último apareció un general. El coronel se le acercó e

intercambiaron palabras, esperaron un tiempo hasta que

llegaron varios militares con unos bultos que los distribuyeron

en los helicópteros. Los cincuenta hombres se dividieron en dos

grupos, uno de ellos de aproximadamente quince personas se

quedó al lado de los campesinos y el otro se retiró a cumplir

otras órdenes que les habían dado el general y el coronel; antes

de partir, el general les dijo a los que se quedaron:

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- A las mujeres disfrútenlas, una vez que ustedes se diviertan

no queremos que quede rastro alguno; nos han reconocido y

no queremos problemas. Manifestó el coronel Karl Castañesa.

Complementó el general Marlon Montillano:

- Hay un río cerca, es buena comida para los peces.

Los bultos introducidos en los dos helicópteros contenían

cocaína que habían traído de “la cocina”. Un campesino que

estaba atado cerca del general gritó: - ¿Qué hemos hecho para

que nos vengan a matar?

El general les respondió: - Está muy alzadito. Sacó la pistola

de su funda y le propinó tres tiros.

Otro campesino que estaba cerca le gritó: - ¡No nos asesinen!

El coronel se le acercó, sin mediar palabra alguna desenfundó

su pistola y le disparó dos tiros gritando: - ¿Quién quiere más?

Una vez partieron los helicópteros, quince de los asaltantes se

quedaron en el sitio donde estaban amarrados los campesinos,

los demás partieron hacia otras fincas cercanas. Antes de

empezar la matanza, de sus morrales sacaron unas botellas de

licor que bebieron rápidamente, no se sentían capaces de

matar a sangre fría; el sicario que tenía la motosierra se le

dificultaba prenderla, los aguardientes le estaban haciendo

efecto. Ante este cruel drama, solo se escuchaba sollozos de

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impotencia y gritos de dolor por las torturas a que estaban

siendo sometidos.

Andrés y sus amigos partieron rumbo a un sitio cerca de la

vereda la Rochela conocido como “la cocina”, donde había un

amplio y bien construido laboratorio para procesar cocaína

difícil de localizar. Gracias a la inteligencia desarrollada por los

coreguajes, lograron ubicarlo y se dirigieron hacia ese lugar,

tenían conocimiento que próximamente iba a salir un gran

cargamento hacia el exterior. La misión era inyectarles a esos

paquetes de droga, unos dispositivos ultra sensoriales de alta

gama, muy potentes, creados por Andrés, que se mimetizaban

con la droga, permitiendo su fácil localización a través del

satélite. Para lograr introducirse hasta donde se estaba

procesando la cocaína, esperaban que llegara un contacto para

intercambiarse con Pablo; muy puntual llegó donde habían

quedado de esperarlo y como éste era de las mismas

características morfológicas de Pablo, daba la seguridad de que

no sospecharían el cambio.

Pablo con gran aplomo entró al laboratorio, siguió las

indicaciones del contacto, llegó al sitio donde estaba la cocaína

y con gran destreza introdujo en varios paquetes cuatro

potentes dispositivos; después de esta operación, salió

tranquilamente hasta donde lo estaban esperando y les dijo:

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- Todo listo. Devolvió el sombrero y el pasamontaña al

contacto. Vaya con toda tranquilidad, nadie se dio cuenta de lo

que hicimos.

Rogelio se acercó al contacto expresándole:

- Tenga la seguridad que le cumpliremos con lo prometido. Esté

pendiente de cualquier movimiento, nos vemos donde siempre,

a la misma hora en tres días.

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