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TESIS DOCTORAL DOCTORADO EN DEMOGRAFÍA DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA UNIVERSITAT AUTÒNOMA DE BARCELONA ¿Quién se empareja con quien? Mercados matrimoniales y afinidades electivas en la formación de la pareja en España Clara Cortina Trilla Dirección: Anna Cabré Pla Albert Esteve Palós Septiembre de 2007

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T E S I S D O C T O R A L DOCTORADO EN DEMOGRAFÍA DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA UNIVERSITAT AUTÒNOMA DE BARCELONA

¿Quién se empareja con quien? Mercados matrimoniales y afinidades electivas en la formación de la pareja en España

Clara Cortina Trilla

Dirección: Anna Cabré Pla Albert Esteve Palós

Septiembre de 2007

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Portada y contraportada: viñeta de Quino, Esto no es todo, Editorial Numen 2001.

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AGRADECIMIENTOS

Una tesis se empieza despacio y se acaba deprisa. Entre la fecha de presentación de la Memoria de

Investigación en noviembre de 2004 y la fecha de presentación de esta Tesis Doctoral en noviembre

de 2007 median tres años exactos, durante los cuales el ritmo de trabajo ha ido acelerándose

progresivamente. Sin embargo, la génesis de la tesis me obliga a remontarme al momento de mi

aterrizaje en el Centre d’Estudis Demogràfics (CED) para iniciar esta página de agradecimientos.

En el año 2000 cursé el postgrado en Mètodes i Tècniques per a l’Estudi de la Població que impartía

el CED y recibí la invitación por parte de Anna Cabré para realizar el doctorado en Demografía.

Ésta fue sólo la primera, y decisiva, de una serie de invitaciones que la directora del CED me ha ido

brindando a lo largo de esto años, que han constituido grandes oportunidades, y por las cuales le

estoy enormemente agradecida.

Esta tesis se ha realizado en el marco del Programa de Demografía del Departamento de Geografía

de la Universitat Autònoma de Barcelona, gracias a la financiación de la beca de formación de

personal investigador del que fuera el Departament d’Universitats, Recerca i Societat de la

Informació, de la Generalitat de Catalunya.

A los dos directores de la tesis, Anna Cabré y Albert Esteve, debo agradecer el especial interés que

ambos han mostrado por este trabajo, que es tan suyo como mío, y la inestimable guía y ayuda que

me han brindado en todo momento. No es ninguna exageración decir que, sin su aliento y sin el

entusiasmo investigador que ambos comparten, esta tesis difícilmente habría llegado a buen puerto.

Podríamos decir que esta tesis se inició en París, durante una estancia de investigación en el Institut

National d’Études Démographiques (INED). Mi agradecimiento, por lo tanto, para Paco Muñoz-

Pérez, que tuvo la gentileza de acogerme en dicha institución.

A lo largo del proceso de esta tesis he contado con la colaboración y la supervisión inestimables de

otros investigadores del CED, concretamente de Andreu Domingo y de Pau Miret, quienes son ya,

me consta, buenos conocedores de este trabajo. También he dispuesto del asesoramiento

metodológico, puntual pero decisivo, de Daniel Devolder, Amand Blanes y Joaquín Recaño. Estar

rodeada de este grupo de investigadores que ofrecen apoyo y estímulo continuo constituye, a mi

parecer, uno de los grandes privilegios de trabajar en este centro de investigación.

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Mi agradecimiento se hace extensivo, asimismo, al conjunto de compañeros del CED y, muy

especialmente, a Toni López, a quien he recurrido con frecuencia en busca de su sabio consejo; a

Marta Serra, que me ayudó en la redacción en francés que debería haber sido y no fue; a Teresa

Antònia Cusidó, Albert Garcia y Pere Fabrés, cuya contribución al descubrimiento y procesamiento

de las series históricas de matrimonios del MNP fue de gran ayuda; así como a mis compañeros de

despacho Jordi Bayona y Xiana Bueno, por haberme acompañado en todo momento.

Esta página de agradecimientos termina con el reconocimiento del apoyo y de la comprensión de

los que he gozado desde fuera del CED mientras esta tesis iba tomando cuerpo lentamente. La mano

de Joan Cotxà y el ingenio de Quino fueron decisivos cuando llegó el momento final de ponerle

cara.

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ÍNDICE i

ÍNDICE ABREVIADO

INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN ......................................... 1

PRIMERA PARTE. MARCO DE ANÁLISIS DE LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA...................................................................................................... 17

1. El estudio de la formación de las parejas: teoría, fuentes y métodos.......................... 19

2. La pareja en España en el siglo XX ............................................................................... 85

SEGUNDA PARTE. ANÁLISIS EMPÍRICO DE LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA.................................................................................................... 123

3. La relación de edad de los cónyuges........................................................................... 125

4. La relación educativa de los cónyuges........................................................................ 181

5. La relación de origen de los cónyuges........................................................................ 223

6. El sexo de los cónyuges ............................................................................................... 279

CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN ................................................................................. 303

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.............................................................................. 315

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ÍNDICE iii

ÍNDICE DETALLADO

INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN ......................................... 1

Justificación, antecedentes y génesis de la tesis .............................................................................. 3

Objetivos de la tesis e hipótesis de trabajo .................................................................................... 10

Estructura de la tesis ...................................................................................................................... 12

PRIMERA PARTE. MARCO DE ANÁLISIS DE LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA...................................................................................................... 17

1. El estudio de la formación de las parejas: teoría, fuentes y métodos.......................... 19

1.1. Aproximaciones teóricas al estudio de la formación de la pareja ......................................... 19 1.1.1. Selección del cónyuge y afinidades electivas................................................................ 20

1.1.1.1. Definiciones básicas: Homogamia, Heterogamia, Hipergamia, Hipogamia, Endogamia, Exogamia ........................................................................................................................ 21 1.1.1.2. Marco interpretativo: racionalidad y roles de género.......................................................... 24

1.1.2. El mercado matrimonial ................................................................................................ 28 1.1.2.1. La regulación del mercado matrimonial............................................................................... 31 1.1.2.2. El mercado matrimonial como factor estructural ................................................................ 35

1.1.3. Implicaciones demográficas y sociales de la formación de la pareja............................ 39 1.1.3.1. Comportamientos demográficos y desigualdades sociales ................................................... 39 1.1.3.2. Interacción e integración de grupos sociales........................................................................ 41

1.1.4. Dimensiones de estudio de la formación de la pareja................................................... 45 1.1.4.1. La edad de los cónyuges ........................................................................................................ 47 1.1.4.2. El nivel de instrucción de los cónyuges................................................................................ 48 1.1.4.3. El origen de los cónyuges ...................................................................................................... 50

1.2. Fuentes estadísticas para el estudio de la formación de las parejas en España ..................... 52 1.2.1. Fuentes estadísticas principales ..................................................................................... 52

1.2.1.1. Censo de población de 2001.................................................................................................. 56 1.2.1.2. Movimiento Natural de la Población (MNP) ....................................................................... 58 1.2.1.3. Encuestas sociodemográficas................................................................................................. 62

1.2.2. Otras fuentes estadísticas ............................................................................................... 65

1.3. Medidas y métodos para el estudio de la formación de las parejas ....................................... 73 1.3.1. Indicadores clásicos de nupcialidad .............................................................................. 73 1.3.2. Indicadores a partir de modelos de nupcialidad de dos sexos ...................................... 76 1.3.3. Modelos loglineales ........................................................................................................ 78 1.3.4. Regresiones logísticas..................................................................................................... 82

2. La pareja en España en el siglo XX.............................................................................. 85

2.1. Pautas de nupcialidad en España en el siglo XX .................................................................... 86 2.1.1. Marco interpretativo y contexto europeo..................................................................... 86

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iv LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

2.1.2. Evolución histórica, s.XX............................................................................................... 88 2.1.2.1. Ascenso y caída del modelo europeo de matrimonio .......................................................... 88 2.1.2.2. La nupcialidad de las generaciones....................................................................................... 92 2.1.2.3. Diferencias regionales en las pautas de nupcialidad ............................................................ 94 2.1.2.4. Las segundas nupcias y la disolución de las uniones............................................................ 96

2.2. Parejas de ayer, parejas de hoy ............................................................................................. 104 2.2.1. La cohabitación fuera del matrimonio ........................................................................ 108 2.2.2. Las uniones y matrimonios homosexuales.................................................................. 113 2.2.3. Las uniones de los extranjeros ..................................................................................... 115 2.2.4. La proximidad residencial de los cónyuges................................................................. 117

SEGUNDA PARTE. ANÁLISIS EMPÍRICO DE LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA.................................................................................................... 123

3. La relación de edad de los cónyuges ......................................................................... 125

3.1. Introducción: la diferencia de edad entre cónyuges............................................................ 125 3.1.1. Teoría y práctica de la composición por edad de las parejas ...................................... 126 3.1.2. Hipótesis de trabajo...................................................................................................... 131

3.2. Resultados .............................................................................................................................. 133 3.2.1. La diferencia de edad entre cónyuges ......................................................................... 134

3.2.1.1. Evolución cronológica y medidas ....................................................................................... 134 3.2.1.2. Pautas territoriales de la composición por edad................................................................. 139

3.2.2. La composición por edad ante las condiciones del mercado matrimonial ................ 143 3.2.2.1. Modelo de dos sexos: las fuerzas de atracción para 1922-2004.......................................... 144 3.2.2.2. Aplicación del modelo de dos sexos para la simulación de la nupcialidad y la composición de las parejas de una población teórica...................................................................... 147 3.2.2.3. Aplicación del modelo de dos sexos para la simulación de la nupcialidad y la composición de las parejas en España, 1922-2001 .......................................................................... 151

3.2.3. Componentes de la composición por edad de las parejas y su evolución reciente ... 157 3.2.3.1. Componentes principales: estado civil y edad.................................................................... 158 3.2.3.2. Otros componentes en las tendencias recientes................................................................. 166

3.3. Recapitulación: hacia una mayor simetría de género.......................................................... 177

4. La relación educativa de los cónyuges ...................................................................... 181

4. 1. Introducción: la homogamia educativa............................................................................... 181 4.1.1. Teoría y práctica de la composición por nivel de instrucción de las parejas............. 182 4.1.2. Hipótesis de trabajo...................................................................................................... 186

4.2. La expansión educativa de las generaciones españolas en el siglo XX................................ 188

4. 3. Resultados ............................................................................................................................. 192 4.3.1. Continuidad y cambio de los niveles de homogamia educativa ................................ 194 4.3.2. Vigencia de la pauta de hipergamia educativa femenina ........................................... 207 4.3.3. La composición educativa de las uniones de los extranjeros...................................... 211

4.4. Recapitulación: el sistema educativo como mercado matrimonial..................................... 218

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ÍNDICE v

5. La relación de origen de los cónyuges....................................................................... 223

5.1. Introducción: la endogamia de los inmigrantes................................................................... 223 5.1.1. Teoría y práctica de la composición por origen de las parejas ................................... 224 5.1.2. Hipótesis de trabajo...................................................................................................... 228

5.2. Migraciones internacionales y población extranjera........................................................... 229

5.3. Resultados .............................................................................................................................. 234 5.3.1. Parejas de inmigrantes: caracterización demográfica................................................. 239 5.3.2. Parejas de inmigrantes: pautas de cohabitación ......................................................... 250 5.3.3. Parejas de inmigrantes: pautas de endogamia............................................................. 258

5.3.3.1. Factores individuales ........................................................................................................... 264 5.3.2.2. Factores estructurales .......................................................................................................... 269

5.4. Recapitulación: segmentación e internacionalización del mercado matrimonial en España ........................................................................................................................................... 274

6. El sexo de los cónyuges.............................................................................................. 279

6.1. Introducción: parejas homosexuales .................................................................................... 279 6.1.1. Teoría y práctica de la composición por sexo de las parejas ...................................... 280 6.1.2. Hipótesis de trabajo...................................................................................................... 284

6.2. Resultados .............................................................................................................................. 285 6.2.1. Las características de los cónyuges según la composición por sexo de la pareja ....... 289 6.2.2. La composición de las parejas según el sexo de los cónyuges .................................... 293

6.3. Recapitulación: la heterogamia de las parejas homosexuales.............................................. 300

CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN ................................................................................. 303

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.............................................................................. 315

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vi LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

ÍNDICE DE TABLAS

TABLA 2.1. Número de separaciones y divorcios, España 1998-2005 ...................................... 101

TABLA 2.2. Tasas brutas de divorcio, Europa 1960-2003 (por mil) .......................................... 102

TABLA 2.3. Distribución por tipo de celebración de los matrimonios, España 1976-2005 ..... 113

TABLA 2.4. Composición de los matrimonios por nacionalidad y sexo, según año de matrimonio, España 1989-2005................................................................................................... 116

TABLA 3.1. Diferencia media de edad al matrimonio según la combinación de nacionalidad de los cónyuges, por año de matrimonio, España 1989-2004 .............................. 173

TABLA 3.2. Distribución de las parejas según tipo, por sexo y edad, España 2001 .................. 175

TABLA 4.1. Estructura educativa de los cónyuges según cohorte de nacimiento, España 1920-1969 ..................................................................................................................................... 190

TABLA 4.2. Proporciones de homogamia según cohorte de nacimiento, sexo y nivel de instrucción, España 1920-1969.................................................................................................... 196

TABLA 4.3. Indicadores de homogamia por sexo y año de nacimiento, España 2001 ............. 200

TABLA 4.4. Distribución de las parejas según nivel de instrucción y generación de la esposa, España 2001...................................................................................................................... 201

TABLA 4.5. G2 y BIC para los modelos de homogamia seleccionados ...................................... 203

TABLA. 4.6. G2 y BIC para los modelos de asimetría seleccionados.......................................... 210

TABLA 4.7. Estructura educativa de los cónyuges según sexo y grupo de origen, generación 1960-69, España 2001 ............................................................................................... 213

TABLA 4.8. G2 y BIC para los modelos de homogamia educativa y endogamia de origen seleccionados ................................................................................................................................ 215

TABLA 5.1. Número de extranjeros de las 15 nacionalidades más numerosas por año de llegada, España 2001..................................................................................................................... 232

TABLA 5.2 Porcentaje de segundas nupcias por nacionalidad de los cónyuges y orden del matrimonio, España 1989-2005................................................................................................... 243

TABLA 5.3. Porcentaje de matrimonios civiles por nacionalidad de los cónyuges, España 1989-2005 ..................................................................................................................................... 245

TABLA 5.4. Características de los individuos que conviven en pareja y de sus parejas, por sexo y lugar de nacimiento de los cónyuges, España 2001......................................................... 256

TABLA 5.5. Características asociadas al hecho de estar en unión consensual (parámetros estimados de un modelo de regresión logística), España 2001................................................... 257

TABLA 5.6. Composición de las uniones por sexo y nacionalidad, según tres fuentes estadísticas, Censo de población de 2001, Registro de matrimonios 1989-2005 y Registro de nacimientos 1996-2005, España.............................................................................................. 261

TABLA 5.7. Características asociadas al hecho de estar unido con un cónyuge del mismo origen (parámetros estimados de un modelo de regresión logística), España 2001 .................. 268

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ÍNDICE vii

TABLA 6.1. Legislación autonómica en materia de parejas de hecho, España ......................... 281

TABLA 6.2. Parejas y matrimonios según el sexo de los cónyuges en distintas fuentes estadísticas, España 2001, 2005, 2006.......................................................................................... 286

TABLA 6.3. Distribución por estado civil, nivel de instrucción y nacionalidad de los cónyuges según la composición por sexo de la pareja, España 2001.......................................... 291

TABLA 6.4. Características individuales asociadas al hecho de estar en unión homosexual (parámetros estimados de un modelo de regresión logística), España 2001 .............................. 292

TABLA 6.5. Distribución territorial y por tamaño del hogar de las parejas según composición por sexo de la pareja, España 2001......................................................................... 294

TABLA 6.6. Composición por edad y nacionalidad de las parejas según composición por sexo de la pareja, España 2001 ..................................................................................................... 296

TABLA 6.7. Composición de los matrimonios según sexo y nacionalidad, España 2005-2006............................................................................................................................................... 297

TABLA 6.8. Composición por nivel de instrucción de las parejas según composición por sexo de la pareja, España 2001 ..................................................................................................... 298

TABLA 6.9. Características de la pareja asociadas a la composición por sexo -homosexual/heterosexual- (parámetros estimados de un modelo de regresión logística), España 2001 .................................................................................................................................. 299

ÍNDICE DE CUADROS

CUADRO 1.1. Distribución de las parejas según las características de los cónyuges en una matriz de doble entrada ................................................................................................................. 24

CUADRO 1.2. Fuentes estadísticas para el estudio de la composición de las parejas en España, 1975-2001.......................................................................................................................... 55

CUADRO 1.3. Matrimonios clasificados según la edad y el estado civil de los cónyuges, España 1943 (reproducción del original) ...................................................................................... 60

CUADRO 1.4. Variables contenidas en el fichero de microdatos de matrimonios, España 1975-2005 ....................................................................................................................................... 61

CUADRO 1.5. Variables contenidas en el fichero de microdatos de nacimientos, 1975-2005................................................................................................................................................. 62

CUADRO 1.6. Modulo de parejas del cuestionario de la Encuesta Sociodemográfica de 1991................................................................................................................................................. 64

CUADRO 1.7. Esquema de interpolación intercensal en un diagrama de Lexis......................... 68

CUADRO 1.8. Matriz de doble entrada para variables categóricas ............................................. 79

CUADRO 4.1. Estructura de los modelos loglineales utilizados para el análisis de homogamia de las parejas por nivel de instrucción.................................................................... 202

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viii LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

CUADRO 4.2. Estructura de los modelos loglineales utilizados para el análisis de hipergamia de las parejas por nivel de instrucción..................................................................... 209

ÍNDICE DE GRÁFICOS

GRÁFICO 1.1. Proporciones de soltería por sexo, edad, año y generación, España 1925-2000................................................................................................................................................. 70

Gráfico 1.2. Series de matrimonios de solteros estimados y observados por sexo y año, edades 15-49, España 1922-2001 ................................................................................................... 71

GRÁFICO 1.3. Series de matrimonios de solteros estimados y observados por edad, sexo y año, España 1922-2001................................................................................................................ 72

GRÁFICO 2.1. Número de matrimonios y tasa bruta de nupcialidad, España 1922-2005 ......... 89

GRÁFICO 2.2. Edad media al matrimonio, España 1900-2004 ................................................... 90

GRÁFICO 2.3. Indicador sintético de nupcialidad, España 1900-2004....................................... 91

GRÁFICO 2.4. Distribución de los matrimonios según estado civil anterior de los cónyuges, España 1922-2005 ......................................................................................................... 99

GRÁFICO 2.5. Distribución de los cónyuges no solteros por sexo y estado civil anterior según año de matrimonio, España 1900-2005 .............................................................................. 99

GRÁFICO 2.6. Porcentaje de cónyuges solteros por sexo, Europa 1985-2004 ......................... 100

GRÁFICO 2.7. Proporción de individuos unidos según tipo de unión, por sexo y edad, España 2001 .................................................................................................................................. 110

GRÁFICO 2.8. Proporción de individuos unidos que cohabitan por sexo y edad, España 2001............................................................................................................................................... 111

GRÁFICO 2.9. Incidencia de los desplazamientos intermunicipales por motivos de trabajo, por edad y sexo, España 2001......................................................................................... 118

GRÁFICO 2.10. Distribución de las parejas según la correspondencia de los lugares de residencia anterior a la convivencia de los cónyuges, por año de nacimiento y sexo, España 2001 .................................................................................................................................. 121

GRÁFICO 3.1. Distribución de los matrimonios, según la diferencia media de edad entre los cónyuges por año de matrimonio, España 1922-2005 .......................................................... 135

GRÁFICO 3.2. Diferencia media de edad entre cónyuges a partir de edades simple y edades agrupadas, España 1976-2005 .......................................................................................... 137

GRÁFICO 3.3. Diferencia media de edad entre cónyuges, España 1922-2005......................... 138

GRÁFICO 3.4. Diferencia media de edad según ámbito territorial y año de matrimonio, España 1922-2005......................................................................................................................... 141

GRÁFICO 3.5. Diferencia media de edad según tamaño del municipio de inscripción del matrimonio de los matrimonios celebrados fuera de las capitales de provincia, España 1980-2005 ..................................................................................................................................... 143

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ÍNDICE ix

GRÁFICO 3.6. Niveles de homogamia y asimetría de las fuerzas de atracción, España 1922-2001 ..................................................................................................................................... 146

GRÁFICO 3.7. Simulación en una población estable de la evolución de los indicadores de nupcialidad ante distintos escenarios de crecimiento poblacional ............................................ 149

GRÁFICO 3.8. Simulación en una población estable de la evolución de la diferencia media de edad entre cónyuges ante distintos escenarios de crecimiento poblacional ............. 151

GRÁFICO 3.9. Series observadas y estimadas del indicador sintético de primonupcialidad, España 1922-2001 ......................................................................................... 153

GRÁFICO 3.10. Series observadas y estimadas de la edad media al primer matrimonio, España 1922-2001......................................................................................................................... 153

GRÁFICO 3.11. Series observadas y estimadas de la diferencia media de edad entre cónyuges en los primeros matrimonios, España 1922-2001....................................................... 156

GRÁFICO 3.12. Diferencia media de edad entre cónyuges por orden de las nupcias, según año de matrimonio, España 1922-2004 ............................................................................ 160

GRÁFICO 3.13. Diferencia media de edad entre cónyuges por edad al primer matrimonio y sexo, España 1922-2005........................................................................................ 163

GRÁFICO 3.14. Diferencia media de edad entre cónyuges, observada y estandarizada, España 1976-2001......................................................................................................................... 165

GRÁFICO 3.15. Diferencia media de edad entre cónyuges según nivel de instrucción, sexo y año de nacimiento, España 1920-1969............................................................................. 167

GRÁFICO 3.16. Diferencia media de edad entre cónyuges según composición educativa de la unión, sexo y año de nacimiento, España 1920-1969 ........................................................ 168

GRÁFICO 3.17. Diferencia media de edad entre cónyuges según combinación de nacionalidad de los cónyuges y orden de las nupcias, España 1989-2005................................. 171

GRÁFICO 3.18. Diferencia media de edad entre cónyuges por sexo y edad, España 2000-2004............................................................................................................................................... 172

GRÁFICO 3.19. Diferencia media de edad entre cónyuges según la edad el sexo y el tipo de unión, España 2001 ................................................................................................................. 176

GRÁFICO 4.1. Nivel medio de instrucción de los cónyuges por sexo y año de nacimiento, España 2001 ............................................................................................................. 191

GRÁFICO 4.2. Proporciones de homogamia y de hipergamia femeninas según cohorte de nacimiento, España 1920-1969.................................................................................................... 195

GRÁFICO 4.3 Diferencia media de edad entre cónyuges según nivel de instrucción del hombre y composición por nivel de instrucción de la pareja, España 2001.............................. 198

GRÁFICO 4.4. Proporciones y Indicador global neto de homogamia por sexo y año de nacimiento de la mujer, España 2001 (evolución en base 100).................................................. 200

GRÁFICO 4.5. Parámetros de homogamia por nivel de instrucción y generación, España 20001 (modelo 4).......................................................................................................................... 206

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x LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 4.6. Parámetros de cruce de las barreras entre niveles educativos, por generación, España 2001 (modelo 5) ........................................................................................... 206

GRÁFICO 4.7. Proporciones de hipergamia y de hipogamia por sexo y año de nacimiento, España 2001 ............................................................................................................. 208

GRÁFICO 4.8. Parámetros de asimetría de sexo en la heterogamia por generación, España 2001 (modelo 9) ............................................................................................................... 210

GRÁFICO 4.9. Factor de variación de los niveles de homogamia según la composición por nacionalidad de la pareja (referencia = 1), España 2001 (modelo 4) ................................... 216

GRÁFICO 4.10. Parámetros de asimetría de sexo en la heterogamia según composición por nacionalidad de la pareja, España 2001 (modelo 7) ............................................................. 218

GRÁFICO 5.1. Número de extranjeros residentes por continente de nacimiento, España 2007............................................................................................................................................... 231

GRÁFICO 5.2. Pirámides de población de nacionalidad extranjera por estado civil y nacionalidad, España 2001........................................................................................................... 233

GRÁFICO 5.3. Porcentaje de unidos por país de nacimiento, edad y sexo, España 2001 ........ 240

GRÁFICO 5.4. Proporción de casados que no conviven con su esposo/a según sexo y nacionalidad, España 2001........................................................................................................... 241

GRÁFICO 5.5. Porcentaje de segundas nupcias por edad y composición del matrimonio, España 2000-2004......................................................................................................................... 244

GRÁFICO 5.6. Ratio de segundos matrimonios sobre matrimonios de segundo y más orden de las principales nacionalidades por año de matrimonio, Hombres, España 1989-2005............................................................................................................................................... 246

GRÁFICO 5.7. Ratio de matrimonios civiles sobre religiosos de las principales nacionalidades por año de matrimonio, Hombres, España 1989-2005...................................... 247

GRÁFICO 5.8. Distribución de los cónyuges por sexo, edad, orden y combinacion de nacionalidad de los matrimonios, España 2000-2004................................................................. 249

GRÁFICO 5.9. Distribución de las parejas según tipo de unión, por lugar de nacimiento y sexo de los cónyuges, España 2001 .............................................................................................. 250

GRÁFICO 5.10. Proporciones de endogamia por sexo y nacionalidad, según tres fuentes estadísticas, Censo de población de 2001, Registro de matrimonios 1989-2005 y Registro de nacimientos 1996-2005, España.............................................................................................. 262

GRÁFICO 5.11. Proporciones de endogamia por nacionalidad, sexo y año de matrimonio, España 1989-2004................................................................................................... 263

GRÁFICO 5.12. Correlación de las proporciones de endogamia y el número de efectivos de cada nacionalidad, España 2004.............................................................................................. 272

GRÁFICO 5.13. Correlación de las proporciones de endogamia y el porcentaje de nacidos en el extranjero con nacionalidad española del colectivo, España 2001 ................................... 273

GRÁFICO 5.14. Correlación de la diferencia de endogamia por sexo y la diferencia en el número de efectivos por sexo, España 2004................................................................................ 274

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ÍNDICE xi

GRÁFICO 6.1. Pirámide de población de los cónyuges según composición por sexo de la pareja, España 2001 ...................................................................................................................... 290

ÍNDICE DE MAPAS

MAPA 2.1. Soltería definitiva por sexo y provincia, España 1900 .............................................. 95

MAPA 2.2. Edad media al primer matrimonio según sexo y provincia, España 1900................ 95

MAPA 3.1. Variación provincial de la diferencia media de edad entre cónyuges entre 1976 y 2005, España ..................................................................................................................... 140

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IINNTTRROODDUUCCCCIIÓÓNN YY OOBBJJEETTIIVVOOSS DDEE LLAA IINNVVEESSTTIIGGAACCIIÓÓNN

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INTRODUCCIÓN 3

Justificación, antecedentes y génesis de la tesis

¿Quién se empareja con quien?

Distintas disciplinas de las ciencias sociales se han interesado, cada una con su enfoque

particular, por la formación de la pareja. Para todas ellas, demografía, sociología, antropología o

economía, el estudio de las prácticas y estrategias matrimoniales es importante por la influencia

que éstas ejercen sobre el conjunto de dinámicas y estructuras familiares y sociales. La

antropología, por ejemplo, se interesa por las normas que regulan la legitimidad de las uniones

a través de los sistemas de parentesco, mientras que la demografía lo hace por la nupcialidad,

en la medida que considera a este fenómeno como un elemento determinante de la fecundidad.

A efectos de la nupcialidad, las características de los cónyuges no tienen un interés específico,

pero sí que lo tienen, en cambio, los elementos estructurales que determinan las pautas

nupciales. Para referirse a los elementos estructurales, los demógrafos utilizan el concepto del

mercado matrimonial, que asume la existencia de un conjunto determinado de individuos que

están disponibles para formar pareja y/o dispuestos a encontrarla. Este mercado está regulado

por una serie de mecanismos que se asemejan a los de otros mercados de bienes y/o servicios y

que se activan para regular la oferta y la demanda, que en este caso no son otras que los

hombres y las mujeres candidatos a formar pareja.

A la motivación científica por estudiar la formación de las parejas debe añadirse el atractivo

que el tema ha tenido para la literatura y el saber popular. En distintas lenguas existen refranes

equivalentes sobre la tendencia humana de asociarse y emparejarse encajando las

características respectivas: “Dios los cría y ellos se juntan”, “Qui se ressemble s’assemble”, “The

likes like the like”, “Birds of a feather flock together” o “Dio li fa e poi li accopia”. Ya el

refranero romano contenía sabios consejos para una buena elección en materia de pareja, y

algunos de ellos perviven en expresiones que configuran nuestro imaginario colectivo: “quien

se casa en tierra extraña, o va engañado o engaña” no es más que la adaptación del proverbio

clásico “Uxorem ducturus in vicinos respicias”. Paralelamente, la literatura ha encontrado en

los amores imposibles un campo fértil para la creación. Mientras el saber popular recomendaba

tradicionalmente la seguridad del cónyuge semejante, próximo y conocido, la literatura ha

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4 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

enarbolado a menudo la bandera de lo distinto, de lo arriesgado, de lo atrevido en materia

amorosa. Más allá del drama shakespeariano de los Capuletti y los Montecchi y sus múltiples

versiones, son las novelas románticas las que más frontalmente abordan el choque de los

sentimientos, especialmente los sentimientos amorosos, y las normas y convenciones sociales.

No en vano, la obra cumbre de Goethe, que narra las historias de amor cruzadas entre los

cuatro cónyuges de dos matrimonios, lleva por título “Las afinidades electivas”1. La formación

del matrimonio ha servido también para ilustrar la decadencia de la aristocracia ante el auge de

la burguesía. Los autores italianos han sabido retratar dicho proceso con maestría, así en una de

las piezas de Goldoni, “La familia del antiquario”, el conde Giacinto, hijo de un anticuario

siciliano, se ve obligado a casarse con Doralice, la hija de un comerciante veneciano2. La

entrada de una chica de otra clase social en la familia se reflejará mediante el conflicto entre

suegra y nuera, el núcleo central de la obra. La decadencia absoluta de la aristocracia siciliana,

cuyo inicio alegorizó Goldoni a través de ese conflicto familiar, es recreada en el Gatopardo por

Lampedusa. También aquí, Tancredi, el hierno del barón de Lampedusa, se casa con Angelica,

la hija del enriquecido alcalde, en una unión que beneficia a su familia.

En la actualidad, la formación y la composición de la pareja ha recuperado protagonismo

mediático en España, a raíz de dos transformaciones importantes experimentadas por la

sociedad española en la última década: el desarrollo de las nuevas tecnologías y el destacado

incremento de los flujos de inmigración extranjera. Por una parte, la prensa y los medios de

comunicación han mostrado interés, de forma recurrente, por las nuevas vías de encontrar

pareja que ofrece Internet y por la puesta al día de las tradicionales agencias matrimoniales a

través de la red. Como en tantos otros ámbitos, la navegación genera la ilusión de la superación

de toda barrera física o social, también en el ámbito de la pareja. Los mercados matrimoniales

parecen dinamizarse e internacionalizarse gracias a los contactos que se establecen a través de

los foros y páginas web especializadas3. Pero, por otra parte, el mercado matrimonial español

también se internacionaliza mediante la llegada de inmigrantes extranjeros, que generan

1 “Die Whalverwandtschaften”. En esta novela, el amor surge en el sentido contrario al esperado, de tal forma que las afinidades electivas no coinciden con las relaciones conyugales y las dos parejas iniciales se disuelven para formar dos parejas nuevas. Para dar nombre a este proceso, Goethe adapta un término propio de la química que se refiere a la forma de emparejamiento de determinadas moléculas que como consecuencia de una determinada reacción cambian de pareja. 2 El conde Giacinto expresa así la conveniencia de su matrimonio: “La nostra nobiltà era in pericolo, senza la dote di Doralice”. (Primer acto, décima escena de “La famiglia dell’antiquario. Goldoni 1966, Torino: Einaudi). 3 “Marc Simoncini: “Los sitios (on line) de citas triunfan si hay equilibrio de sexos” (El País, 29/03/2007)

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INTRODUCCIÓN 5

dinámicas transnacionales y cuyas uniones constituyen otro foco de interés mediático. Las

uniones entre españoles y extranjeros son observadas con particular expectación, tanto por su

potencial integrador de los inmigrantes como por el riesgo de falsificación del contrato

matrimonial a través de los matrimonios de conveniencia. Así, estos matrimonios aparecen en

los medios como la representación de las dos caras opuestas de la inmigración, la ilegalidad y la

integración4. Finalmente, también atraen la atención de los periodistas procesos como la

reagrupación familiar, que constituye una vía importante de entrada de parejas de extranjeros,

o la legalización de los matrimonios homosexuales5.

Para las ciencias sociales, la formación de la pareja y la pregunta de quién se casa con quien,

que tiene parte de sus raíces en la literatura y el saber popular, adquiere hoy renovado

atractivo ante las nuevas formas de unión y las transformaciones sociales acontecidas en

España. En este contexto, sorprende la ausencia de estudios sobre la materia. Si bien los

estudios sobre la nupcialidad española son completos y abundantes (Cachinero 1982; Reher

1991; Castro 1993; Domingo 1997; Miret 2002), no se ocupan de manera frontal de las

características de los cónyuges. Por su parte, y como se verá en el transcurso de esta tesis, los

escasos trabajos realizados al respecto, se caracterizan por ser, o bien estudios de períodos

históricos y ámbitos locales centrados en la lógica de las estrategias, o bien estudios parciales

que no abordan el conjunto de dimensiones en las que se puede estudiar la composición de las

parejas. Esta tesis doctoral surge de la voluntad de contribuir al mejor entendimiento de las

formas y la composición de las parejas así como de los mecanismos que las regulan.

La tesis aborda el estudio de la formación de las parejas en España durante el siglo XX desde

una doble óptica: el mercado matrimonial y las afinidades electivas. Se analizan las relaciones

de los cónyuges en relación con una serie de características fundamentales: la edad, el estado

civil, el lugar de residencia, el nivel de instrucción, la nacionalidad y el sexo. El objetivo último

de estos análisis es entender los mecanismos de funcionamiento del mercado matrimonial, es

decir, la estructura y las normas que regulan las oportunidades de los candidatos a formar

pareja. El objeto de estudio comprende tanto las “afinidades electivas”, en términos propios del

4 “La inmigración hecha raíces en España: el 85% de las bodas ya son mixtas” (La Vanguardia, 22/03/2007); “El registro Civil de Barcelona veta 150 bodas de conveniencia al año” (El Periódico, 05/06/2006). 5 “Més de 15.000 cònjuges i fills d’immigrants arriben enguany” (Avui, 01/05/2006); “Uno de cada cinco matrimonios gays es España es entre español y extranjero” (ABC, 07/012/2006)

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6 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

romanticismo, como lo que podría denominarse “oportunidades electivas” y que se sintetiza en

el mercado matrimonial.

Una línea de investigación

Esta tesis surge en el marco de la línea de investigación iniciada por los trabajos de Anna Cabré

(1993, 1994, 2004) sobre el mercado matrimonial en España. En ellos, Cabré analizaba el

impacto de la relación de efectivos por sexo sobre la evolución de la intensidad y el calendario

nupciales. Los resultados de sus trabajos mostraron que el exceso relativo de hombres de las

generaciones españolas nacidas durante los años 1930s se traducía en cambios en la intensidad

y el calendario nupciales. La relación de edad de los cónyuges y, por tanto, la diferencia media

de edad entre ellos, también resultó afectada, tal y como comprobó Jordi Pascual (1998) en un

trabajo posterior, bajo la dirección de la misma autora. Ante la experiencia de estas

generaciones históricas, el análisis vaticinaba una situación equiparable en el mercado

matrimonial para las generaciones vacías nacidas a finales de los años 1970s tras el fin del baby

boom. De acuerdo con estas previsiones, la escasez de mujeres, que se deriva de la llegada de

estas generaciones vacías a edades matrimoniales, favorecería la formación de parejas,

rejuvenecería los cónyuges, ampliaría las diferencias de edad entre ellos y frenaría la disolución

de las uniones. Sin embargo, el mercado matrimonial español ha cambiado porque se ha visto

afectado, durante el período reciente, por notables transformaciones de diversa índole que son

susceptibles de interferir en los efectos previstos de la variación en la relación de efectivos

masculinos y femeninos. Estas transformaciones comprenden, entre otros, los fenómenos de la

caída y retraso de la nupcialidad, la extensión de la cohabitación, la incorporación de

extranjeros al mercado matrimonial y la difusión del modelo igualitario de pareja. Tales

transformaciones imponen la formulación de nuevas hipótesis y justifican la necesidad de

emprender un análisis detallado de la composición de las parejas que comprenda el mayor

número de características posibles de los cónyuges, con el fin de aprehender el efecto

combinado de todos los cambios sociales.

Mi primera toma de contacto con esta línea de investigación se produjo con la colaboración en

dos trabajos que abordaban las pautas de nupcialidad de los inmigrantes en los Estados Unidos

en un contexto histórico. Si bien ambos trabajos estudiaban los Estados Unidos y no España y

se concentraban en las uniones de los extranjeros, significaron un aprendizaje importante de

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INTRODUCCIÓN 7

los retos de este tema de investigación. El primer trabajo, encabezado por Àngels Torrents y

Albert Esteve, realizaba un análisis de la nupcialidad de los españoles residentes en Florida a

inicios del siglo XX, considerando el impacto de las trayectorias migratorias sobre su mercado

matrimonial6. El segundo, encabezado por Robert McCaa y Albert Esteve7, ampliaba el estudio

al conjunto de los inmigrantes de distintas procedencias en los Estados Unidos y analizaba las

diferencias entre colectivos, sexos y primeras y segundas generaciones.

Tras la realización de estos dos trabajos, la actividad investigadora se centró en la Memoria de

Investigación del programa de Doctorado de Demografía de la Universitat Autònoma de

Barcelona, que fue presentada en noviembre de 2004 con el título de: “Nivell educatiu, origen

geogràfic i nacionalitat en la composició de les parelles a Espanya. Una aproximació a l’estudi

de l’homogàmia i de l’endogamia”. En ella se trataba el tema de la composición de las parejas en

el caso español con una lógica similar a la que se utiliza en esta tesis doctoral, si bien sin el

grado de profundidad que aquí se busca. En concreto, y como el propio título indica, se estudió

la composición de las parejas en relación con el nivel de instrucción, el origen geográfico y la

nacionalidad de los cónyuges. La realización de la Memoria supuso una familiarización, no sólo

con el ámbito de estudio, sino también con las fuentes estadísticas y los instrumentos para el

análisis de las parejas españolas.

El trabajo iniciado con la Memoria de Investigación siguió desarrollándose a través de una serie

de trabajos que, de forma paralela e inscritos en la misma línea de investigación de los cambios

en la formación de la pareja, fueron abordando distintas dimensiones de la composición de la

pareja en España. Estos trabajos dieron lugar a distintas contribuciones a congresos nacionales e

internacionales y a algunas publicaciones también en revistas de ámbito español o extranjero8.

6 ESTEVE, A., TORRENTS, À.; CORTINA, C. 2005. "La emigración española a Estados Unidos: una aproximación desde los microdatos censales de 1910". Scripta Nova. 184. 7 McCAA, R.; ESTEVE, A.; CORTINA, C. 2006. "Marriage Patterns in Historical Perspective: Gender and Ethnicity" en R. UEDA (ed.) A companion to American Immigration. London, New York: Blackwell, pp.359-370. 8 CORTINA, C.; ESTEVE, A.; DOMINGO, A. (2006), “Crecimiento y singularidades demográficas de los matrimonios de extranjeros en España”. Migraciones, 20, pp.75-105. ESTEVE, A.; CORTINA, C. (2006), “Changes in Educational Assortative Mating in Contemporary Spain”. Demographic Research, 14(17):405-428. CORTINA, C.; CABRÉ, A.; ESTEVE, A.(en prensa), “Con quién se casan los latinoamericanos en España” Respuestas a partir de tres fuentes estadísticas”. Notas de Población.

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8 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

El proyecto de tesis doctoral

Como resultado de las investigaciones realizadas en la fase posterior a la presentación de la

Memoria de Investigación, se consideró la posibilidad de plantear la tesis doctoral por artículos

que ya habían sido publicados o bien estaban en fase de revisión. Sin embargo, esta opción

presentaba ciertas limitaciones, puesto que la serie de trabajos no ofrecía un análisis completo

de la composición de la pareja en España sino que adolecía de ciertas repeticiones y de ciertas

lagunas. Al mismo tiempo, la lectura de los resultados parciales de cada uno de ellos podía

enriquecerse y cobrar mayor sentido a la luz de los resultados del conjunto. Por este motivo, se

optó por integrar estos trabajos en una tesis de corte convencional que no constituye una

concatenación de artículos sino una reestructuración de sus contenidos para ofrecer una visión

integrada de los principales cambios que se dan en el ámbito de las parejas y que, en última

instancia, han de permitir una redefinción de los fundamentos del mercado matrimonial.

En efecto, la composición de las parejas es, en combinación con otros factores, el resultado del

sistema de funcionamiento del mercado. De tal modo que saber con quién se empareja la gente

dice muchas cosas sobre las vías por las cuales se conocen y los criterios con los cuales se

aparean. El mercado matrimonial no es una entidad única y sin fisuras. Al contrario, los

mismos investigadores que han trabajado en su definición y funcionamiento han señalado la

segmentación como una de sus características intrínsecas. Es decir que los candidatos a

contraer matrimonio no están agrupados en un solo conjunto sino en círculos. La segmentación

puede ser por el orden de las nupcias (solteros y anteriormente casados no juegan en la misma

liga), territorial, (es decir definida por los límites geográficos de los mercados), social o bien

étnico-religiosa. De algún modo, los factores que segmentan el mercado coinciden con las

dimensiones de la homogamia. Se puede decir que cuando la homogamia es muy elevada en

relación con una característica de los cónyuges constituye un indicador claro de segmentación

del mercado en relación con dicha característica. En concreto, la proximidad residencial

apunta elementos para la definición espacial de los mercados. La relación de edad y de estado

civil de los cónyuges sobre el grado de flexibilidad del mercado y el papel de las afinidades. El

nivel de instrucción sobre los ejes de segmentación social que rigen en el mercado y que se

superponen a la distancia física, ampliándola o reduciéndola. El origen sobre los ejes de

segmentación cultural que se superponen, a su vez, a los ejes sociales y físicos previamente

identificados. Por último, la combinación por sexo de los cónyuges no es neutra. Es preciso

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INTRODUCCIÓN 9

analizar si el mercado, sus dimensiones y sus ejes de segmentación, son equiparables para las

parejas heterosexuales y las homosexuales, partiendo del supuesto de que unos cónyuges y

otros no concurren en el mismo mercado.

La tesis dedica una especial atención a los cambios en las pautas de emparejamiento durante las

últimas tres décadas. La importancia del período final y más cercano se explica por el efecto de

distintos factores que funcionan en el mismo sentido y se refuerzan entre sí. En primer lugar,

en este período se producen una serie de importantes transformaciones, tanto de orden social

como demográfico y también jurídico, que revolucionan el mercado matrimonial español y las

pautas de formación y composición de las parejas: i) resurgimiento del mercado de segundo

orden como consecuencia de la legalización del divorcio, ii) extensión de las pautas de

cohabitación como fase de prueba prematrimonial o bien como alternativa a la formalización

de la unión, iii) la ampliación de los espacios de vida como consecuencia de las nuevas pautas

de migración y movilidad, iv) diversificación por origen de los cónyuges como resultado del

aumento de los flujos de inmigración extranjera y v) visibilización social y estadística de las

uniones homosexuales como consecuencia de la legalización, primero de las uniones y después

de los matrimonios entre personas del mismo sexo9.

En segundo lugar, es también en este período más reciente en el que se dispone de mayor

información para el análisis, puesto que no sólo ocurren más cosas sino que se captan y se

registran mejor. En efecto, las fuentes estadísticas, y concretamente las fuentes demográficas,

mejoran tanto la calidad en la recogida de los datos como las vías de difusión, ofreciendo, por

ejemplo, las versiones de microdatos. Los microdatos resultan esenciales para poder comparar

las características de los cónyuges entre sí. Esta comparación está en la base de todos los análisis

aquí realizados. La diferencia entre hacerlo a partir de datos agregados, como es el caso para el

capítulo dedicado a la edad de los contrayentes, o bien a partir de ficheros de microdatos, en el

resto de capítulos, es sustancial. Entre otras razones porque la posibilidad de relacionar la

composición de las uniones con otras variables se multiplica, abriendo así las puertas a análisis

de tipo explicativo.

9 En junio de 2005 se aprobó en España la reforma del Código Civil que admitió el matrimonio entre dos personas del mismo sexo.

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10 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Objetivos de la tesis e hipótesis de trabajo

Esta tesis doctoral aborda el estudio de la formación de las parejas españolas durante el siglo XX

a través del análisis comparado de las características de los cónyuges. Esta perspectiva de

analizar la formación de la pareja a partir de las características y la composición de las parejas

resultantes supone el riesgo de acabar atribuyendo a los individuos ciertos comportamientos

que se infieren de los resultados agregados. Es preciso conciliar estos resultados con la libertad

con la que los cónyuges forman pareja, aunque la interacción entre ambos niveles, como

señalan François Héran y Michel Bozon, no sea necesariamente directa: “(…) l’homogamie

n’était pas le produit concerté d’une anticipation normative agissant à la manière d’une cause

finale, mais la résultante agrégée, largement involontaire, d’une multitude de décisions

individuelles indépendantes. En chacun des points qui apparient les couples sur la matrice

d’homogamie, attirés par la diagonale comme une limaille dans un champ de forces, il y avait

d’abord des choix amoureux, des cœurs qui battent, des passions réciproques, des décisions plus

ou moins raisonnées. Tout le problème est de savoir comment la multitude de ces choix peut

engendrer un résultat statistique aussi marqué que la diagonale de l’homogamie: par quelles

voies, par quelles médiations concrètes?” (Bozon, Héran 2006, p.12). En efecto, en las

sociedades modernas, los elementos que pueden determinar y limitar las oportunidades de los

individuos a la hora de formar pareja y de escoger consorte no deben ser considerados como

factores que limiten la libertad de elección. Como bien indica Alain Girard, los individuos son

libres por la sencilla razón de que están convencidos de serlo: “Si donc les individus continuent

dans la société contemporaine à ne pas choisir leur conjoint au hasard, parmi une infinité de

conjoints possibles, si au contraire ils ne peuvent le trouver que parmi un nombre très

restreint, si même il peut être difficile d’en trouver un, par suite d’obstacles personnels aussi

bien qu’extérieurs, cela ne signifie pas nécessairement qu’ils ne disposent d’aucune liberté. Ils

ont, semble-t-il, le sentiment de la liberté, et ils pensent que la décision leur appartient. Et cela

est absolument vrai, puisqu’ils le pensent (...)” (Girard 1981, p.201).

Estos elementos que pueden determinar y limitar las oportunidades de los individuos a la hora

de formar pareja y de escoger consorte se sitúan en dos esferas complementarias. Por un lado,

están vinculados con las nuevas formas de entender las relaciones afectivas que se dan en la

esfera de la intimidad (Giddens 1988 ; Beck, Beck 1995 ; Domingo 2006). Por otro lado, están

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INTRODUCCIÓN 11

vinculados a las oportunidades que ofrece el mercado matrimonial a los futuros cónyuges

(Cabré 1993, 1994 ; McDonald 1995) y a las relaciones de género que se establecen en cada

contexto socioeconómico. Los objetivos principales de esta tesis, que toman en cuenta estas dos

esferas, íntima y colectiva, se fijan en los tres puntos siguientes:

Objetivo 1. Analizar la composición de las parejas españolas, heterosexuales y homosexuales,

en relación con tres características sociodemográficas de los cónyuges: la edad, el nivel de

instrucción y la nacionalidad o procedencia.

Objetivo 2. (Re)definir la estructura y el funcionamiento del mercado matrimonial en España a

la luz de los cambios acontecidos en la formación de la pareja y de los grandes procesos de

transformación de la sociedad española durante el siglo XX.

Objetivo 3. Delimitar y discutir el alcance de las transformaciones generadas en el seno de la

pareja, concretamente en lo que se refiere a la difusión del modelo igualitario de pareja en

España.

Los tres objetivos principales de la tesis llevan consigo una serie de hipótesis para guiar el

análisis de la formación de las parejas españolas. De acuerdo con la estructura de la tesis, se

presentan aquí las hipótesis generales y se deja para cada capítulo la concreción de las mismas

en hipótesis específicas para cada dimensión de homogamia analizada.

Hipótesis 1. La evidencia empírica, tanto en análisis históricos como contemporáneos, pone de

manifiesto que los individuos no se emparejan al azar y que existe una tendencia al

emparejamiento entre individuos con rasgos comunes o parecidos significativos. Sin embargo

esta tendencia no se puede atribuir directamente a las preferencias de los cónyuges. En los

regímenes matrimoniales modernos en los que prevalece la libertad de elección del cónyuge, la

formación de las parejas se explica en el contexto del mercado matrimonial y de las normas que

regulan las relaciones sociales, en cuyo marco se ejercen las afinidades electivas.

Hipótesis 2. La transformación de la estructura del mercado matrimonial puede ser favorable o

desfavorable a la homogamia. La relación de candidatos disponibles determina las

oportunidades de formar pareja de unos y otros, tanto en términos absolutos, cuando se

considera el número total de hombres y de mujeres, como en términos relativos, cuando se

considera la distribución de los candidatos en relación con una característica. Por este motivo

es preciso adoptar una perspectiva demográfica que considere el factor estructural. En el caso

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12 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

español, la tendencia a la heterogeneización de la estructura de los candidatos contribuye a la

reducción de la homogamia, en algunos casos reforzando una tendencia ya de por si reductora,

en otros invirtiendo una tendencia creciente. La evolución de la homogamia por nivel de

instrucción y la endogamia por origen habrán de explicarse en este contexto.

Hipótesis 3. La transformación de los roles de género, así como la evolución del modelo de

pareja hacia una mayor igualdad entre los cónyuges, modificará las pautas de composición de

las parejas.

Es de esperar que los criterios de hombres y mujeres para formar pareja converjan

progresivamente. La creciente simetría de sus criterios debe reducir las diferencias entre sexos

a la hora de escoger cónyuge, especialmente en términos de edad y educación, y reforzar de

este modo la extensión de las parejas igualitarias. Sin embargo, la convergencia de afinidades

modificará los niveles de homogamia y de heterogamia en distintas direcciones.

Estructura de la tesis

La tesis doctoral se estructura en dos partes. La primera parte ofrece el marco teórico y

empírico para el estudio de la formación de la pareja en España, mientras que la segunda parte

agrupa cuatro capítulos que presentan cuatro análisis independientes de la formación de las

parejas en España en clave de homogamia. Cada uno de estos análisis aborda la homogamia

desde una dimensión distinta, es decir, centrando su interés en una variable concreta. Sin

embargo, los cuatro estudios se plantean en los mismo términos y tienen en común los

siguientes aspectos:

a) Su universo de estudio son las parejas españolas

b) Su período de estudio es el siglo XX, en su totalidad o parcialmente

c) Su objetivo es saber como se unen los cónyuges en relación con la variable seleccionada

d) Aplican métodos de control para garantizar una medición neta de la homogamia, que no se

vea alterada por el cambio en la composición

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INTRODUCCIÓN 13

e) La estructura de cada capítulo es común para facilitar su lectura comparada: teoría y

práctica; hipótesis específicas del capítulo; contexto sociodemográfico en relación con la

variable estudiada; composición de las parejas en relación con dicha variable y recapitulación.

Sin embargo, cada uno de los capítulos es concebido de forma autónoma con el objetivo de

garantizar, por una parte, la máxima libertad en el análisis y, por otra, la lectura amena y

directa de cada uno de ellos. Esta estructura implica una cierta heterogeneidad de los análisis

en relación con:

a) las fuentes estadísticas utilizadas

b) los métodos estadísticas aplicados en el análisis

c) los períodos de estudio

d) la óptica de análisis: transversal o longitudinal

La primera parte de la tesis doctoral está formada por dos capítulos. El capítulo 1 lleva por

título “El estudio de la formación de las parejas: teoría, fuentes y métodos” e incluye i) una

revisión de la literatura sobre la formación de las parejas y una definición de los términos

claves para el análisis; ii) una presentación de las distintas fuentes estadísticas disponibles para

el análisis de la composición de la pareja en España así como de los elementos a tener en cuenta

para uso de las fuentes principales del análisis, el Censo de población de 2001 y el registro de

matrimonios del Movimiento Natural de la Población (MNP); iii) una revisión de las distintas

medidas de la composición de las parejas así como de los métodos que se utilizan para la

obtención de dichas medidas.

El capítulo 2, que lleva por título “La pareja en España en el siglo XX”, presenta las pautas de

nupcialidad en España con el objetivo de contextualizar la composición de las parejas. El repaso

de la intensidad y el calendario nupciales abarca el conjunto del siglo XX, considera tanto la

evolución en sentido transversal como longitudinal, toma en cuenta las diferencias regionales,

y pone especial énfasis en las transformaciones sociodemográficas acontecidas durante las tres

últimas décadas.

La segunda parte de la tesis doctoral está formada por cuatro capítulos. El capítulo 3 está

dedicado a la relación de edad entre los cónyuges en las parejas heterosexuales. A partir de los

datos del registro de matrimonios del MNP entre 1922 y 2004, se realiza un análisis transversal

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14 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

de la homogamia por edad de las parejas españolas y de la diferencia de edad entre cónyuges.

Las transformaciones en la relación de edad de los cónyuges se explican en el contexto de las

oscilaciones en la situación de equilibrio del mercado español a lo largo del siglo, en el de los

cambios en la composición de los matrimonios por orden y edad, y en el de los cambios en el

modelo de pareja.

El capítulo 4 está dedicado a la relación entre los niveles de instrucción de los cónyuges en las

parejas heterosexuales. A partir de los datos del censo de población de 2001, se realiza un

análisis de la homogamia educativa de las parejas españolas y de las transformaciones a lo largo

de las generaciones del siglo XX. Las transformaciones observadas en la homogamia y la

heterogamia educativas se analizan en el contexto de la expansión de la estructura educativa de

la población española y en el cambio del modelo imperante de pareja.

El capítulo 5 está dedicado a la relación entre los orígenes de los cónyuges en las parejas

heterosexuales. A partir de los datos del registro de matrimonios del MNP y del censo de

población de 2001, se realiza un análisis de la endogamia de las parejas españolas considerando

tanto la nacionalidad como el país de nacimiento de los cónyuges. Las transformaciones

observadas se explican en el contexto de la intensificación de los flujos de inmigración

internacional en España a partir de la última década del siglo XX.

El capítulo 6 está dedicado al estudio de las uniones homosexuales. A partir de los datos del

censo de población de 2001, se realiza un análisis comparado de las características

sociodemográficas de los cónyuges, fundamentalmente de las variables que se han considerado

previamente en el análisis de las parejas heterosexuales; edad, nivel de instrucción y origen. La

caracterización de estas uniones se lleva a cabo en un contexto favorable como es el de la

visibilización y reconocimiento estadístico de las parejas del mismo sexo y se plantea tomando

como punto de referencia las características de las parejas de distinto sexo.

La tesis se cierra con un capítulo de conclusiones, en el que se repasan y se discuten los

principales resultados, y se apuntan las perspectivas futuras de las pautas de emparejamiento en

España.

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PPRRIIMMEERRAA PPAARRTTEE..

MMAARRCCOO DDEE AANNÁÁLLIISSIISS DDEE LLAA FFOORRMMAACCIIÓÓNN DDEE LLAA PPAARREEJJAA EENN EESSPPAAÑÑAA

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 19

11.. EELL EESSTTUUDDIIOO DDEE LLAA FFOORRMMAACCIIÓÓNN DDEE LLAASS PPAARREEJJAASS:: TTEEOORRÍÍAA,, FFUUEENNTTEESS YY MMÉÉTTOODDOOSS

Este primer capítulo establece el marco, tanto teórico como empírico, para el estudio de la

formación de las parejas en España en el siglo XX, considerando tanto a los matrimonios como

a las parejas de hecho, siempre que las fuentes lo permitan. Este estudio se centra en la relación

entre las características respectivas de los cónyuges y su parecido. La homogamia es el término

que define la unión entre dos cónyuges que comparten una misma o unas mismas

características. De modo que el análisis de la homogamia es el análisis del grado de semejanza

entre los cónyuges que se desarrolla a partir de la pregunta de “¿quién se empareja con quien?”.

El capítulo ofrece los fundamentos conceptuales, interpretativos, metodológicos y

demográficos necesarios para emprender el análisis y está organizado en tres partes: 1) el

estudio de la formación de las parejas; 2) la presentación de las fuentes estadísticas y 3) la

presentación de los métodos más utilizados en este ámbito.

El primer apartado es una aproximación a la homogamia desde distintas disciplinas científicas,

considerando sus respectivas motivaciones y las claves que ofrecen para la interpretación del

fenómeno. Asimismo define el marco adoptado en esta investigación, a partir del cual se

formulan las preguntas e hipótesis de trabajo. Este primer apartado se completa con la

presentación sucinta del conjunto de fuentes demográficas disponibles para el estudio de la

homogamia en España, así como los diferentes métodos estadísticos empleados en el análisis. El

trabajo de análisis incorpora, en cada capítulo, una presentación de las fuentes y métodos

utilizados, con el fin de otorgar autosuficiencia a cada uno de los capítulos, pero esta

presentación de conjunto aporta una visión panorámica de las posibilidades y limitaciones del

análisis en este ámbito de investigación y puede resultar de utilidad para investigaciones

futuras.

1.1. Aproximaciones teóricas al estudio de la formación de la pareja

En esta sección se procede, en primer lugar, a contextualizar el estudio de la formación de la

pareja desde las distintas disciplinas de las ciencias sociales que lo abordan y a definir los

términos técnicos claves de uso más frecuente. En segundo lugar, se presenta el marco teórico

compartido por las distintas disciplinas: el mercado matrimonial. En tercer lugar, se valoran las

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20 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

implicaciones sociales y demográficas que los investigadores han atribuido a las pautas de

composición de las parejas. Por último, este apartado se cierra con un resumen de las tres

dimensiones de estudio de la homogamia que se abordarán en la segunda parte de la tesis: la

edad, la educación y el origen.

1.1.1. Selección del cónyuge y afinidades electivas

“Like blood, like good and like age, make the happiest marriage”

La demografía estudia inicialmente la nupcialidad como fenómeno parademográfico altamente

ligado al de la fecundidad. En efecto, la constitución de parejas y la edad a la que éstas se

constituyen son dos elementos que determinan las opciones reproductivas de los individuos.

Sin embargo, la nupcialidad, como las migraciones, ha ido adquiriendo peso específico en el

ámbito de la demografía consolidándose como objeto de estudio destacado. Su consolidación ha

supuesto también la ampliación de sus puntos de interés así como la interacción con otras

disciplinas de las ciencias sociales. Por una parte, el estudio de la formación de la pareja se

extiende ahora tanto a los matrimonios como a las uniones consensuales no matrimoniales. Por

otra parte, se interesa tanto por la formación de la pareja como por su disolución, es decir las

separaciones y los divorcios. Finalmente, el estudio de la nupcialidad no se limita a los clásicos

indicadores de intensidad y calendario, sino que se abre a la composición de la pareja a través

del análisis cruzado de las características de los cónyuges. Es preciso señalar que a lo largo de

este trabajo, puesto que se consideran tanto matrimonios como uniones consensuales, se usa el

término cónyuges de forma amplia, tanto para los componentes de un matrimonio como para

los de una unión consensual, aunque los miembros de una pareja informal no sean

estrictamente cónyuges.

La composición de la pareja se analiza fundamentalmente con el objetivo de establecer el grado

de parecido de los cónyuges entre sí en relación con determinadas variables, tales como la

edad, la religión, el estatus socioeconómico, la raza, la etnia, el nivel educativo, la condición de

actividad, la situación ocupacional, el ámbito profesional, el origen social o posición social

paterna, entre otras. Esta relación entre las características respectivas de los cónyuges se mide a

partir del concepto de homogamia matrimonial (Kalmijn 1994, 1998). El estudio de la

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 21

homogamia de las parejas tiene uno de sus grandes referentes en el trabajo clásico de Alain

Girard10, conducido en Francia durante los años 50 bajo el título de “Le choix du conjoint”. Es

un tema que presenta un gran atractivo para estudiosos de la sociología, la antropología o la

economía, puesto que las pautas de composición de las parejas revelan dinámicas sociales claves

en temas como los procesos y dinámicas familiares, la transmisión de bienes y conocimiento, la

reproducción de las estructuras y las desigualdades sociales, la interacción e integración de los

distintos grupos sociales o la relación entre hombres y mujeres. Tradicionalmente, el estudio de

la composición de las parejas ha presentado un interés distinto según el sexo, puesto que la

modificación de estatus socioeconómico a través del matrimonio ha sido la gran vía de

movilidad social para las mujeres más que para los hombres (Flaquer 1993; Salido 2001). De

este modo se pone de manifiesto el papel central de la nupcialidad. Si anteriormente el estudio

de la fecundidad buscaba en la nupcialidad elementos explicativos, ahora son muchos otros los

fenómenos sociales para los cuáles la forma en la que la gente se une constituye una referencia

y una fuente de información valiosa.

1.1.1.1. Definiciones básicas: Homogamia, Heterogamia, Hipergamia, Hipogamia, Endogamia, Exogamia

Como ya viene siendo habitual en la mayoría de disciplinas científicas, resulta difícil escapar al

dominio de la terminología inglesa, que a menudo se resiste a ser traducida y que,

innegablemente, tiene la virtud de resultar muy útil porque no todos los términos son de

traducción exacta y directa. A menudo en español son necesarias construcciones para expresar

lo que en inglés se expresa en un solo término. En el caso de la composición de la pareja los

anglosajones utilizan dos fórmulas imprescindibles: el “matching” y el “assortative mating”, que

se refieren, respectivamente, al emparejamiento y a las condiciones de dicho emparejamiento,

es decir, literalmente, al “encaje” de los cónyuges. La versión inglesa del Diccionario de

Demografía de Roland Pressat (1985) ofrece la siguiente definición de homogamia, como

sinónimo de las fórmulas inglesas:

“Homogamy (and its synonymus assortative marriage or assortative mating): Marriage between persons with certain common characteristics, either social, physical or mental. The opposite is heterogamy.”

10 El estudio de Alain Girard se realizó en 1959 mediante una encuesta de 80 preguntas a 1646 encuestados y fue actualizada en 1984 con una versión ampliada de la encuesta original (250 preguntas) bajo la dirección de Michel Bozon y François Héran (1989, 2006).

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22 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

El origen etimológico del término refuerza esta definición, puesto que la palabra está

compuesta por un prefijo y un sufijo griegos con el siguiente significado: “homós” que significa

“igual” o “mismo” y “gámos” que significa “unión” o “matrimonio”. Obtenemos así, por

agregación de ambas partículas un término, homogamia, que designa indiscutiblemente la

unión entre iguales. Como se ha dicho, la relación de igualdad se establece, necesariamente, en

relación con una o varias características. A partir de este concepto central, se establecen los

antónimos y derivados. En primer lugar, la heterogamia, que define la unión entre distintos. En

segundo lugar, la descomposición de dicha heterogamia en sentido jerárquico: cuando la

característica sobre la cual se establece la comparación es jerárquica puede establecerse la

dirección en la que se realiza la unión; fijando la perspectiva de uno de los dos cónyuges, el

matrimonio supone la unión con una cónyuge que es más, un matrimonio “hacia arriba”, o que

es menos, un matrimonio “hacia abajo”. Estas dos opciones dan lugar, respectivamente, a los

términos de hipergamia y de hipogamia11.

La tradición popular, tanto en España como en el extranjero, es especialmente prolífica en

recoger estos matrimonios desiguales, especialmente en relación con el estatus socioeconómico.

Así, se han acuñado expresiones como la de “matrimonio morganático”, dicho de aquel

matrimonio entre un príncipe soberano y una persona de un rango inferior12. Y expresiones

coloquiales con mayor picardía, como la de “dar el braguetazo”, la acción de casarse por interés

un hombre con una mujer rica (y por extensión, con o sin interés, hacer un buen casamiento).

Hacer un buen o un mal matrimonio, en definitiva, ha sido una forma clásica de valorar la

formación de nuevas parejas. Por otra parte, existen expresiones que se refieren a aquellos

hombres o mujeres que se casan con consortes más jóvenes: los “asaltacunas”. En México las

mujeres unidas con hombres más jóvenes también reciben el denominativo de “lagartonas” y,

por su parte, las unidas con hombres más bajos son “caballonas” o “jirafonas”. Las uniones con

una importante diferencia de edad entre los cónyuges, normalmente con un hombre mayor

que su esposa, se denominan en los Estados Unidos “May-December marriages”.

Sin embargo, el estudio de la composición de la pareja no se limita a la homogamia y a sus

antónimos. El término de homogamia es habitualmente substituido por el de endogamia

11 Si bien es preciso indicar si la hipergamia o la hipogamia son masculinas o femeninas, según el cónyuge que se haya tomado como referencia, Carabaña (1994) señala que la literatura especializada suele usar por defecto ambos términos en función de la mujer, y obviar así el género. 12 El término “morganático” tiene un origen etimológico germánico: deriva del regalo que el novio hacía a la novia la mañana (morgen) siguiente de la boda.

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 23

cuando se trata de la adscripción de los cónyuges a un determinado grupo. Kalmijn introduce la

siguiente diferenciación entre homogamia y endogamia: “(...) Sociologists have described

patterns of partner choice and have tried to explain why people marry within their group

(endogamy) and why people marry persons close in status (homogamy)” , (Kalmijn 1998,

p.396).

La endogamia es definida por Pressat (1985) en los siguientes términos:

“Endogamy: Marriage predominantly, or exclusively, between members of the same social, geographical or ethnic group. A population of limited size where marriage is entirely endogamous is known as an “isolate”. Various qualifiers such as occupational or religious endogamy are sometimes found. The opposite term is exogamy.”

La endogamia y su antónimo, la exogamia, también tienen raíz griega. En este caso los prefijos

“éndon” y “éxon” significan, respectivamente, dentro y fuera. Es un concepto utilizado para las

variables que definen grupos sociales con fronteras claras y con sentido de pertenencia, y

respecto a los cuales un individuo puede situarse dentro o fuera (una variable que típicamente

define grupos es la raza o la etnia). La endogamia se refiere entonces a las prácticas

matrimoniales cuyo objetivo es el de reforzar o favorecer el grupo de pertenencia. La literatura

anglosajona suele utilizar para analizar estas variables los términos equivalentes de

“intermarriage-inmarriage”, eludiendo así la referencia directa a la influencia del grupo y

centrando el interés en la dimensión individual de las prácticas matrimoniales. En este trabajo

se utiliza por defecto el término de homogamia en relación con todas las variables, tanto la

edad, como el nivel de instrucción como el origen. Sin embargo, en el caso de la variable

origen, el uso de homogamia se combinará, indistintamente, con el de endogamia.

En su uso corriente, no especializado, el término endogamia se extiende más allá del sentido

estrictamente matrimonial. La endogamia se refiere a las prácticas de interacción entre los

miembros de un mismo grupo que refuerzan a los integrantes del mismo y a los lazos que los

unen. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), una de las acepciones de

endogamia es “la actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio

grupo o institución”. En este sentido, es típico el apelativo de endogamia profesional como

equivalente al término de corporativismo. Sin embargo, la primera definición que ofrece la

RAE es “práctica de contraer matrimonio personas de ascendencia común o naturales de una

pequeña localidad o comarca”. Alrededor de dicha práctica existen numerosos dichos, en

distintas lenguas. Por ejemplo, en español, se recoge el de “Quien se casa en tierra extraña, o va

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24 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

engañado o engaña”; en catalán el de “De ponent, ni vent, ni gent, ni casament”, en portugués

el de “De Espanha, ne vento ne casamento” y en italiano “Donne e buoi, dei paesi tuoi”

(mujeres y bueyes, de tus tierras).

El estudio de la composición de las parejas se aborda, fundamentalmente, a partir de matrices

que clasifican los matrimonios o las parejas (observados o registrados en un período concreto)

según las características respectivas de cada uno de los cónyuges. Como muestra el Cuadro 1.1,

en una matriz de doble entrada las celdas de la diagonal contienen esas uniones en las que

marido y mujer comparten la misma característica, es decir las parejas homógamas. Cuando se

trata de una variable ordinal, las celdas del triángulo superior de la matriz contienen,

respectivamente, las parejas en las que el hombre tiene una característica de rango superior al

de la mujer, y las de la celda inferior la combinación inversa, en la que es la mujer la que tiene

una característica de rango superior. Como se ha precisado anteriormente, los triángulos

superior e inferior, así como la relación entre ellos, sólo cobran sentido cuando la variable

analizada es jerárquica, con valores que se ordenan por rango, de más a menos.

CUADRO 1.1. Distribución de las parejas según las características de los cónyuges en una matriz de doble entrada

Fuente: elaboración propia

1.1.1.2. Marco interpretativo: racionalidad y roles de género

En el proceso de selección de la pareja, los individuos definen sus propias preferencias y

criterios. Los investigadores se han interesado por la forma en la que estas preferencias se crean

y se definen. Desde una perspectiva romántica, la afinidad entre individuos se deriva

Hipergamia femenina /Hipogamia masculina

Hipogamia femenina /Hipergamia masculina

Mujeres

Hombres

Homogamia

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 25

sencillamente del enamoramiento, que ejerce de caja negra puesto que es difícil analizar los

mecanismos que activan dicho sentimiento produciendo una determinada afinidad. Como bien

recoge la sabiduría popular, “el amor es ciego”. En esta línea de investigación deben situarse los

planteamientos que sostienen que existe una preferencia generalizada por los cónyuges con los

que se mantiene un cierto parecido; en sus propias palabras "the likes like the like”. Bourdieu

se sumerge, en su libro clásico “La distinción” (1988), en los mecanismos por los cuales se fijan

el gusto y la afinidad entre individuos. Según el sociólogo francés “el gusto es lo que empareja y

une cosas y personas que van bien juntas, que se convienen mútuamente” (1993, p.238). El

autor advierte que el gusto da buena cuenta de las “compatibilidades e incompatiblidades

sociales”, especialmente a través de la “endogamia de clase” puesto que ésta “resulta casi tan

rigurosamente asegurada por el libre juego de la elección amorosa como por las expresas

intervenciones de la familia” (1993, p.238).

Sin embargo, los investigadores no se han contentado con dicha explicación, que deja poco

margen al análisis, y han aplicado la lógica de la racionalidad individual a la toma de decisiones

en materia de familia y más concretamente de pareja. El “rational choice” es la teoría que

fundamenta la microeconomía y que supone que los individuos se comportan y toman

decisiones aplicando un criterio racional que valora los costes y los beneficios de cada acción.

Esta teoría ha sido adoptada más allá de la economía por otras disciplinas de las ciencias

sociales, especialmente la ciencia política. Los pioneros de la aplicación de la teoría de la

racionalidad individual al ámbito de la familia son los economistas de la “Nueva economía de la

familia” con Gary Becker (1974) a la cabeza. Desarrollada durante los años 50, esta corriente se

impuso rápidamente como paradigma dominante también en el ámbito del estudio de la familia

(Grossbard-Shechtman 2003). Según esta perspectiva, el matrimonio constituye una forma de

intercambio de recursos entre dos individuos que se puede evaluar y, por lo tanto, los

individuos aplican criterios de maximización de los resultados que pueden obtener con cada

posible unión a la hora de escoger pareja.

Esta aplicación fue posteriormente desarrollada por Oppenheimer (1988), quien elaboró un

modelo completo basado en las semejanzas con el mercado laboral para explicar el calendario

nupcial. Dicho modelo toma cuenta de los costos y las dificultades de acceso a la información

poniendo en cuestión la transparencia del mercado. Según Oppenheimer, el retraso en la edad

al matrimonio es consecuencia del mantenimiento de la incertidumbre en relación con

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26 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

determinadas características adquiridas de los candidatos, que se deriva de la prolongación de

la etapa formativa. En efecto, a la hora de escoger una pareja, como a la hora de contratar un

trabajador, la decisión tomada dependerá de la información disponible. Obtener dicha

información tiene un coste y los mercados pueden ser, en este sentido, más o menos

transparentes; el mercado matrimonial no se caracteriza precisamente por tener mecanismos

estándares que garanticen su transparencia. Si bien en el período más reciente y gracias a las

nuevas tecnologías parecen resurgir espacios diseñados para el encuentro de aquellos que

buscan pareja, en la versión moderna de lo que tradicionalmente habían sido los bailes y otras

fiestas sociales que propiciaban los encuentros entre jóvenes solteros, las vías y los espacios de

conocimiento de posibles candidatos son mayoritariamente informales en las sociedades

occidentales contemporáneas, el círculo de amistades, el trabajo, las reuniones sociales, etc.

(Girard 1981; Bozon, Heran 1989, 2006). Esta informalidad introduce necesariamente límites a

la transparencia del mercado.

Más recientemente, Blossfeld y Timm (2004) han seguido perfeccionando el mecanismo

racional de selección de la pareja. A su entender, no se trataría de una aplicación más de la

racionalidad del individuo sino de lo que ellos denominan “racionalidad limitada”. Este

concepto define la decisión que es tomada considerando que el tiempo empleado en la

búsqueda, así como la información disponible, son limitados y que, por lo tanto, debe basarse

en suposiciones razonables para escoger entre los candidatos posibles sin pretender alcanzar un

resultado óptimo. Según su esquema, los posibles candidatos van apareciendo de forma sucesiva

y aleatoria, de modo que su comparación no siempre es posible. La competencia, en este

sentido, es imperfecta en términos económicos. Además, los sociólogos alemanes señalan que

en materia de pareja, la elección de la misma no es estrictamente individual ya que requiere de

la convergencia de opiniones y preferencias de ambos miembros de la futura pareja.

El conjunto de teorías que se basan en la decisión racional de los individuos ha sido objeto de

múltiples críticas. Si bien las versiones actualizadas ya han ido incorporando parte de las

sugerencias, éstas siguen siendo válidas en buena parte. En primer lugar se cuestiona el valor

predominante otorgado al interés individual en las decisiones que se producen en el ámbito

familiar. Algunos autores señalan la necesidad de contemplar la posibilidad de opciones y

comportamientos que tengan una motivación altruista. En segundo lugar, se plantea la

necesidad de ampliar la evaluación de los costos y beneficios de modo que estos no sólo

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 27

contemplen los valores materiales sino también los afectivos (Lyngstad 2004). Esta

reivindicación nos lleva ante la dificultad de incorporar y operacionalizar los sentimientos que,

indiscutiblemente, juegan un papel en el proceso de selección de la pareja, pero son difíciles de

medir y analizar en sí mismos.

En tercer lugar, algunos autores como Oppenheimer (1988) critican, si no el modelo de

racionalidad de la “nueva economia de la familia”, sí la aplicación concreta que de él hace

Becker (1974). Este economista americano define un modelo estándar de pareja basado en la

especialización por sexo de las tareas productivas y reproductivas: es el llamado modelo

complementario de pareja (“male provider model”). Según este modelo la combinación del

trabajo laboral del marido y del trabajo doméstico de la esposa es la fórmula que optimiza,

simultáneamente, los recursos individuales de cada uno de los cónyuges y los de la propia

pareja. Evidentemente, esta especialización de roles determina en buena medida los criterios

racionales de selección de su pareja que aplicarán hombres y mujeres. Según Oppenheimer este

modelo pierde vigencia tras la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral. En este

nuevo contexto, el trabajo extradoméstico de la mujer adquiere valor, de modo que la fórmula

ideal para optimizar los recursos ya no sería la de la especialización y la complementariedad

sino la de la “puesta en común” (“pooling of resources”), es decir, aquella en la que marido y

mujer contribuyen a la economía del hogar con su trabajo remunerado (“dual earner model”)

(McDonald 1997). Algunos autores se han interesado especialmente por aquellas parejas,

minoritarias, en las que ambos cónyuges trabajan y la mujer gana más que el marido,

concluyendo que en muchos casos esta situación se da de manera temporal y no definitiva

(Winkler et al 2005).

En España, la incorporación de la mujer al mercado laboral ha sido un fenómeno caracterizado

por su rapidez y por sus importantes consecuencias en el ámbito familiar, contribuyendo a lo

que algunos autores han cualificado de “revolución reproductiva” (Garrido,1992, 1996). Cabré

(1994) plantea que la transición de un modelo complementario a un modelo igualitario,

bautizada como “transición familiar”, es uno de los factores responsables de la caída de los

niveles de nupcialidad en España durante las décadas de los 1980s y 1990s. Por su parte, Luxán,

Miret y Treviño (2000) realizan un riguroso análisis de la relación entre la participación laboral

de hombres y mujeres y sus respectivas propensiones a entrar en unión. Los resultados

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28 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

permiten concluir que el modelo igualitario avanza, si bien la participación laboral de los

hombres sigue siendo más determinante sobre sus trayectorias familiares que la de las mujeres.

El modelo de pareja es un elemento que incide directamente sobre las pautas de composición

de la pareja. El rol que ocupan los cónyuges en el seno de la pareja determinará el valor de los

hombres y mujeres en el mercado matrimonial y su calendario nupcial y hará que algunas de

sus características pesen más que las otras. En este sentido, el modelo de pareja es necesario

para explicar, por ejemplo, la tradicional diferencia de edad al matrimonio entre hombres y

mujeres: la información sobre la consolidación profesional del hombre, que es su principal

valor, gana en certidumbre con la edad, mientras que las características más valiosas de la

mujer relacionadas con sus tareas reproductivas no son susceptibles de mejorar con la edad,

sino más bien lo contrario (ver capítulo 3). También aporta luz a los cambios en la composición

por nivel de instrucción de las parejas, puesto que, por una parte, la formación pasa a ser un

atractivo tanto para las mujeres como para los hombres y, por otra parte, la homogamia

educativa, especialmente entre los más instruidos, favorece la pareja complementaria

(González 2001) (ver capítulo 4).

1.1.2. El mercado matrimonial

“Les démographes ont pendant très longtemps étudié la nuptialité sans tenir compte du fait qu’il faut être deux pour se marier et que, par suite, les effectifs de mariables en présence jouent certainement un rôle”

Louis Henry 1966, p.4

La selección del cónyuge se estudia desde distintas disciplinas, la demografía, la sociología y

también la economía. Para todas ellas existe un supuesto teórico común en el marco del cual

cada una de ellas desarrolla sus propias hipótesis. Este paradigma al que los investigadores

recurren de forma habitual, y cuya propiedad se disputan, es el del mercado matrimonial. Para

estudiar la formación de la pareja los investigadores parten del supuesto que existe un conjunto

de individuos que están disponibles para formar pareja y/o dispuestos a encontrarla y que

conforman lo que en inglés se denomina “pool of candidates”. Sin embargo, si bien la mayor

parte de los investigadores coinciden en considerar el mercado, como se verá a continuación,

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 29

unos se centran en las opciones individuales de los candidatos en el contexto del mercado

mientras que otros se fijan sobretodo en el efecto estructural del mercado.

El mercado matrimonial es, según la definición de Anna Cabré (1993) que adapta a la

demografía la definición económica clásica de mercado, el espacio físico y simbólico de

encuentro de los hombres y mujeres que están en disposición de contraer matrimonio. Por

extensión, el mercado puede ampliarse de los matrimonios al conjunto de las uniones

(McDonald 1995). Se le denomina mercado porque a este espacio de intercambio se le suponen

las mismas reglas de funcionamiento que a otros mercados. Los economistas consideran

distintos tipos de mercados, el de valores, el de bienes, el de servicios, el de divisas o el de

trabajo. Para todos ellos existe una dinámica de funcionamiento común, si bien cada uno de

ellos tiene sus propias particularidades. El mercado de las parejas, de las uniones, puede ser

considerado uno más en la lista, quizás el más excéntrico entre todos ellos, pero en definitiva

un mercado regulado por las mismas normas fundamentales: su funcionamiento se basa en la

existencia de una oferta y de una demanda que se encuentran en condiciones de competencia

más o menos libre. La oferta y la demanda son, respectivamente, los hombres y las mujeres, si

nos referimos a las parejas heterosexuales. Podrían ser también la demanda y la oferta

respectivamente, ya que, aunque tradicionalmente se haya asimilado la oferta a las mujeres y

la demanda a los hombres, es posible invertir la relación. Si bien es difícil definir cual es el

precio de equilibrio del intercambio en el mercado matrimonial, sí es posible identificar su

grado de equilibrio así como los mecanismos que intervienen para ajustarlo cuando oferta y

demanda no son equivalentes en número y/o características.

El desequilibrio del mercado es un concepto de fácil comprensión y de gran utilidad

metodológica, y sin embargo de difícil medición y operacionalización. Los investigadores han

desarrollado indicadores alternativos más o menos complejos de la disponibilidad de cónyuges

en el mercado matrimonial y de la relación de disponibilidades por sexo. El más elemental es

quizás el de la relación de nacimientos masculinos y femeninos decalados de dos o tres años (de

acuerdo con la diferencia estándar de edad entre cónyuges), también llamado “indicador de

desequilibrio potencial” (Pascual 1998). En la misma línea pero sin el componente prospectivo,

se calculan relaciones de efectivos por sexo, totales o solteros, decalados por edad, para el

conjunto de edades o bien para grupos de edades nupciales. Muñoz-Pérez y Recaño (2005)

proponen una variación de esta relación que pasa por ponderar los efectivos por las tasas

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30 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

específicas de nupcialidad. Sin embargo, estas relaciones constituyen aproximaciones a la

realidad del mercado que algunos investigadores han tratado de mejorar a partir de los propios

indicadores de nupcialidad resultantes del mercado: es el caso del “indicador de mercado” de

Akers (1967) y del “indicador de desequilibrio” de Schoen (1983).

Los mecanismos que se activan para contrarrestar el desequilibrio no son el precio, como en los

mercados económicos clásicos, sino la edad al matrimonio y los niveles de soltería. Como otros

mercados, el mercado matrimonial tiene formas de institucionalización, es decir normas

jurídicas que regulan la celebración de matrimonios (edad mínima, estado civil, sexo, relación

de parentesco, etc.). Y también como en otros mercados la competencia no es siempre perfecta,

puesto que, como se analiza a continuación, el mercado matrimonial ha estado

tradicionalmente intervenido por agentes que limitan la capacidad de decisión de demandantes

y ofertantes. En qué medida esta intervención redunda en intercambios más o menos óptimos

es lo que los investigadores tratan de analizar.

El mercado matrimonial, como los otros mercados, está segmentado espacialmente. Existe una

pluralidad de mercados con una delimitación territorial más o menos clara (Ni Bhrolchain

2002, 2005). Las dimensiones de cada mercado son variables y difíciles de establecer, aunque se

han realizado esfuerzos por operacionalizar tales fronteras. Además de su división territorial, el

mercado también es susceptible de estar segmentado social y demográficamente (Derosières

1978). La segmentación social deriva de la segregación, residencial o no, entre distintos grupos

o categorías sociales, típicamente las existentes por razón de raza o origen o nivel

socioeconómico. Aquellos estudios que se han interesado por las vías y los lugares de encuentro

de los cónyuges (Girard 1981; Bozon, Heran 1989, 2006) constituyen en definitiva buenas

aproximaciones a la delimitación física y simbólica de los mercados. La segmentación

demográfica, en cambio, no tiene una traducción espacial tan evidente y se refiere más bien a

la existencia de mercados de primeras y segundas nupcias según el estado civil de los

contrayentes (Cabré 1993).

El mercado matrimonial es un marco de análisis abstracto para la interpretación de las pautas

de formación de las uniones y, como tal, ha sido objeto de modelización. Los modelos

elaborados por los investigadores se proponen simular el comportamiento de los individuos y la

toma de decisiones en materia de pareja hasta obtener, por agregación de las opciones

individuales, pautas de nupcialidad parecidas a las reales. El ejemplo más desarrollado de

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 31

dichos modelos, propuesto por Todd, Billari y Simâo (2005), es el que asume supuestos

heurísticos en el proceso de selección del cónyuge, es decir que supone que las aspiraciones de

los candidatos se van ajustando en función de la secuencia de encuentros con candidatos

potenciales (se descarta así el supuesto más simple de que los agentes deciden en modo racional

con un conocimiento completo del mercado). Por el momento, sin embargo, estos modelos no

incorporan la dimensión de las limitaciones de efectivos y consideran un abastecimiento

ilimitado.

A continuación se analiza el tránsito entre el antiguo régimen matrimonial y el moderno,

asumiendo que entre el uno y el otro, desde la perspectiva del mercado, se produce

básicamente una reducción del grado de intervención y por consiguiente una mayor

competencia entre los candidatos. A falta de saber si esta transformación redunda en resultados

más óptimos, sí está claro que garantiza mayor libertad. También se analizan las restricciones

estructurales que el mercado matrimonial impone sobre la capacidad de decisión de los futuros

cónyuges.

1.1.2.1. La regulación del mercado matrimonial

El conjunto de prácticas que rigen la forma de emparejarse de los individuos cambia

notablemente a lo largo del tiempo y del espacio. Según Kalmijn (1998), hay una serie de

factores institucionales que pueden incidir en las formas de emparejamiento y, sobretodo, en el

margen de libertad de los cónyuges a la hora de escoger pareja. Kalmijn identifica tres factores,

el jugado por el Estado a través del marco jurídico, el jugado por la Iglesia en su papel de

órgano censurador de las uniones y, por último pero no el menos importante, el jugado por la

familia, en sentido amplio o restringido a los progenitores. En función de la intensidad de la

influencia ejercida por cada uno y por el conjunto de estos tres actores, el sistema de formación

de la pareja será más o menos tradicional. “En materia de matrimonio, como en cualquier otra

especie de intercambio, la existencia de un mercado no implica, en modo alguno, que las

transacciones sólo obedezcan a las leyes mecánicas de la competencia. Numerosos mecanismos

institucionales tienden, en efecto, a garantizar al grupo el dominio de los intercambios (…)”.

(Bourdieu, 2004, p.231)

El mercado matrimonial aparece, pues, necesariamente regulado a nivel jurídico. Las normas

jurídicas recogen en cierta manera las restricciones que la cultura ha introducido desde el

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32 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

principio mediante el establecimiento de tabúes y pautas de apareamiento. Más que los límites

de edad y de estado civil, la antropología ha estudiado como los distintos sistemas

matrimoniales introducen restricciones de parentesco en las uniones, fundamentalmente con el

objetivo básico de minimizar los riesgos de la consanguinidad13 (González, 1994). Lévi-Strauss

considera que la prohibición del incesto es el embrión de toda estructura social y la base de

toda cultura. El antropólogo describe con precisión como la cultura regula los sistemas de

alianza a través de su teoría del parentesco: “(…) la nature impose l’alliance sans la déterminer;

et la culture ne la reçoit que pour en définir aussitôt les modalités” (Lévi-Strauss 2002, p. 37).

La teoría del parentesco de Lévi-Strauss define tres sistemas de parentesco básicos, el

elemental, el semi-complejo y el complejo (Lévi-Strauss 2002)14. En los dos primeros sistemas,

las restricciones de orden matrimonial tienen funciones múltiples y determinan decisivamente

la elección de la pareja, mientras que en el caso del sistema complejo, predominante en las

sociedades occidentales contemporáneas, las restricciones de parentesco se limitan al incesto,

de modo que son otros factores los que determinan la selección de la pareja.

Pero el mercado matrimonial no sólo está regulado sino que, manteniendo la jerga

economicista, también puede estar intervenido por agentes que influyen directamente sobre la

decisión de los candidatos. Esto ocurre fundamentalmente en el antiguo régimen matrimonial

definido en estos términos por Bourdieu (2004, p.231): “Así, en el antiguo régimen

matrimonial, la iniciativa del matrimonio no pertenecía a los interesados, sino a las familias

(…).” En este régimen, según el autor, impera un “universo de dirigismo matrimonial”.

Recogiendo esta misma idea, en su análisis del mercado matrimonial en España durante la

Restauración, Reher (1996, p.263) señala que “el grupo familiar mediatizaba la elección

personal y la posición de las personas en el mercado. En muchos casos los matrimonios se

pactaban entre familias, y el consentimiento paterno era imprescindible para cualquier unión.

(…) No se puede dudar de la importancia del mercado matrimonial como uno de los

condicionantes cruciales, en las sociedades históricas, de la fecundidad, la nupcialidad y la

transmisión del patrimonio familiar.”

13 La consanguinidad se refiere al matrimonio entre miembros de una misma familia. Julio Iglesias de Ussel (1987) se refiere a la consanguinidad como homogamia familiar. La legislación eclesiástica ha prohibido tradicionalmente los matrimonios consanguíneos, si bien el grado de parentesco admitido ha ido variando. El Código de Derecho canónico estableció la prohibición a todos los parientes en línea recta (descendientes en cualquier grado) y a los colaterales en tercer grado. Esta normativa sigue vigente a través de los códigos 47 y 48 del Código Civil español. 14 La poligamia constituye un buen ejemplo de régimen matrimonial basado en un sisema de parentesco de estructura elemental (Pison 1986).

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 33

Es interesante señalar que los intereses y objetivos de estas instituciones interventoras,

fundamentalmente la familia, distan mucho de las de los propios contrayentes. En su estudio de

las estrategias matrimoniales de una familia catalana entre los siglos XVII y XIX, Àngels

Torrents (1998) define los objetivos de la familia en estos términos: “Marriage strategies

leading to biological and social family reproduction were the main goal of well-to-do Catalan

steam-families. This goal was closely linked to the maintenance and/or increase of the family

inheritance, mostly in terms of arable land” (Torrents 1998, p.490). También Bourdieu se

refiere al vínculo entre las estrategias familiares y los mecanismos de reproducción social en el

sentido más amplio: “Las estrategias propiamente matrimoniales no deberían disociarse de las

estrategias sucesorias, ni tampoco de las estrategias de fecundidad, ni tal sólo de las estrategias

pedagógicas, es decir, del conjunto de las estrategias de reproducción biológica, cultural y

social, que todo grupo despliega para transmitir a la generación siguiente, mantenidos o

aumentados, los poderes y los privilegios que él mismo ha heredado” (Bourdieu, 2004, p.200).

En las sociedades occidentales el antiguo regimen matrimonial no prevalece, los matrimonios

familiarmente acordados han perdido totalmente vigencia y el control paterno, incluso el más

subliminal, tiende también a suavizarse (Segalen, M. 2000; Bontemps, C. 2001). En palabras de

Lievens: ““Modern” pertains to the free choice of a marriage partner and the wish to establish

an autonomous nuclear family, whereas “traditional” is the conception that marriage is a

family matter rather than a union between two independent individuals and –closely related

to this- the preocupation with the preservation of the honour of the family.” (Lievens 1999,

p.719). Así, el amor y la libertad individual se imponen como criterios fundamentales ante la

formación de la pareja. Por otra parte, el marco legal ha ampliado decisivamente las opciones

de formación de una unión sin restricciones de sexo, origen, religión o tipo de compromiso (las

uniones consensuales ganan en reconocimiento en la mayoría de países15).

La literatura se ha preguntado si el incremento de la libertad de los cónyuges ante tal decisión

lleva consigo una modificación de las pautas de homogamia (Leeuwen, Maas 2002, Rosenfeld

2007a, Schwartz 2007). La hipótesis que se formula es que si la decisión recae en los cónyuges,

los niveles de homogamia resultantes deberían tender a reducirse, puesto que las presiones que

han dejado de ejercerse reforzaban precisamente las uniones homógamas. Por ejemplo,

Rosenfeld (2007a) sostiene que el incremento reciente de las uniones interraciales y las uniones

15 Ver apartado 2.2.1.

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34 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

homosexuales en los Estados Unidos son un indicativo claro del relajamiento en el control

ejercido por los padres. En el mismo sentido se pronuncia Schwartz (2007) cuando justifica los

menores niveles de homogamia de las parejas homosexuales en los Estados Unidos porque estas

parejas se han formado alejadas del beneplácito paterno y, por lo tanto, su margen de libertad,

no sólo en relación con la opción sexual, es más amplio que en las parejas heterosexuales. En

países como China, donde el control familiar sigue ejerciéndose de manera generalizada, los

investigadores tratan de demostrar, en un claro alegato a favor de la libertad individual, que las

parejas que no se han formado a iniciativa de las familias son más armoniosas y sus niveles de

ingresos son relativamente superiores a los de las parejas convenidas (Xu, Whyte 1990). Sin

embargo, la relación directa entre libertad en la elección y aumento de las diferencias entre los

cónyuges que se deriva del triunfo del amor romántico (Shorter 1975) no es contrastada por la

evidencia empírica que revela la persistencia de las pautas de homogamia.

Ante la persistencia de la homogamia, Bozon (1991) advierte que ésta "désigne seulement un

résultat d’ensemble”. Lo que significa que no se observa necesariamente por una voluntad

expresa de los cónyuges en sus opciones sino por la combinación de una serie de factores que

los utilizan para explicar las pautas de composición de las uniones. Estos factores son resumidos

en dos grandes grupos de manera muy clara por Oppenheimer (1988, p.572): “Finding a mate

is, in part, a function of the relative numbers and dispersion of available members of the

opposite sex. However, people do not wish no to marry just anyone, they want to mate

assortatively.”16 Sin embargo, el hecho de que los investigadores busquen razones para explicar

la composición de las uniones y relativicen el peso de las opciones de los individuos no debe

sugerir automáticamente que los individuos no actúan en plena libertad. No se trata de

identificar nuevos dictados e imposiciones que actuarían de modo subliminal en el régimen

moderno de matrimonio sino senzillamente de contemplar el marco de oportunidades y

restricciones en el que los individuos toman sus decisiones. Es lo que se plantea en la sección

siguiente.

16 En el mismo sentido se pronuncia Robert Mare para el análisis específico de la homogamia educativa: “Whether persons with similar amounts of formal schooling marry each other depends partly of their preferences and partly on the structure of marriage market”. (Mare 1991, p.15)

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 35

1.1.2.2. El mercado matrimonial como factor estructural

El mercado matrimonial determina las opciones matrimoniales de los candidatos a formar

pareja fundamentalmente en dos sentidos: en primer lugar, al dibujar sus fronteras, el mercado

define quien es candidato y quien no lo es; en segundo lugar, ofrece condiciones más o menos

favorables dentro del mercado según cuál sea la relación absoluta y relativa de los candidatos

masculinos y femeninos. Los análisis de tipo estructural, entre los que se cuentan la mayor

parte de las aproximaciones demográficas, son los que ponen el énfasis en las oportunidades y

restricciones de encontrar pareja.

Es preciso señalar una serie de conceptos previos a la teoría del mercado matrimonial que

también definen un espacio físico y simbólico de encuentro entre individuos en disposición de

formar pareja, pero que no analizan las condiciones de competencia entre ellos. En esta

dirección se sitúan los estudios que analizan la importancia de la proximidad física

(“propinquity” en inglés) entre los cónyuges. Se trata, en definitiva, de análisis que abordan los

límites físicos de los mercados matrimoniales y la importancia de la distribución espacial y/o

residencial de los candidatos sobre sus opciones matrimoniales. Este tipo de análisis ha sido

realizado especialmente en el campo de la geografía y aborda la interacción entre las pautas de

segregación residencial y las pautas matrimoniales y de composición de las parejas (Bossard

1932; Rogoff Ramsoy 1966; Peach 1974; Muhsam 1974; Morgan 1991; Harris, Ono 2005). Una

evolución posterior de este tipo de análisis son aquellos que tratan la distancia física pero no la

consideran un determinante automático de las opciones de los candidatos sino que toman en

cuenta factores sociales intermedios que actúan relativizando (reduciendo o ampliando) las

distancia físicas. Buenos ejemplos de ello son la noción de “círculo” de Henry (1984) y la de

“filtro” de Murstein (1976, citado por Kalmijn 1998). Según Henry, las instituciones sociales,

tales como la familia o la clase, son susceptibles de acercar o alejar a las personas y a los grupos

creando barreras o levantándolas (Bozon, Héran 1989). Por su parte, Murstein propone un

esquema muy útil porque concilia la dimensión social-normativa con la de las preferencias

individuales. Según este esquema, la selección del cónyuge se haría en dos fases: primero se

tejería una red de relaciones sociales (lo que equivale a definir el mercado potencial) dentro de

la cual sería posible, a continuación, escoger el candidato preferido. Tanto en un caso como en

otro, la definición de un mercado de referencia tiene, según estos autores, un impacto sobre la

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36 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

composición de las parejas, ya que reduce la arbitrariedad y aumenta por consiguiente los

niveles de homogamia. Como lo expresa con gran claridad Kalmijn (2001, p. 1289): “The

opportunities spouses have to meet similar others are greater than the opportunities they have

to meet dissimilar others”. Finalmente es preciso señalar que los análisis más recientes y

novedosos de la homogamia espacial que tienen la virtud de aplicar técnicas modernas de

asociación espacial para tomar en cuenta el efecto de la localización geográfica de los cónyuges

en los procesos de formación de la pareja. Destacan especialmente los análisis realizados en

Holanda (Haandrikman et al. 2001, 2005).

Al margen de los límites físicos del mercado, la principal contribución de la demografía al

estudio de la composición de las parejas es el análisis del funcionamiento del mercado

matrimonial y las restricciones que éste impone sobre las opciones matrimoniales de los que

quieren formar pareja. Como hemos visto, la explicación se basa en el juego de equilibrios

entre oferta y demanda, entre el número de hombres y mujeres. El número absoluto

determinará el número de uniones posibles y, en consecuencia la intensidad nupcial. Pero será

el número relativo de hombres y mujeres de determinadas características el que determine de

forma más directa las opciones de formar uniones más o menos homógamas en relación con

cada característica (South, Lloyd 1992). Si la teoría del mercado matrimonial quiere que, en

condiciones de equilibrio, se obtenga un resultado óptimo en el cuál todo aquél que quiera

formar pareja lo haga y lo haga de acuerdo con sus preferencias, la misma teoría es altamente

útil y explicativa sobretodo ante las situaciones de desequilibrio.

Son varios los factores que pueden generar un desequilibrio en el mercado (“marriage

squeeze”), es decir una descompensación entre el número de hombres y de mujeres en

disposición de contraer matrimonio. En primer lugar, los cambios bruscos en la natalidad

generan desequilibrios cuando las generaciones afectadas alcanzan edades nupciales; puesto

que la diferencia en la edad al matrimonio entre hombres y mujeres es una constante de la

dinámica nupcial, los hombres de generaciones llenas tendrán dificultades para encontrar

suficientes mujeres en las generaciones vacías que les siguen en un caso de denatalidad, y

viceversa en un caso de boom de la natalidad (Cabré 1993, 1994; Cabré, Esteve 2004; Bartiaux

1994). En segundo lugar, episodios de sobremortalidad de uno de los sexos generan también un

desequilibrio por la vía de disminuir el número de efectivos de forma desigual. Este proceso es

propio de episodios bélicos y, a título de ejemplo, cabe destacar los trabajos de Henry dedicados

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 37

al impacto de la primera guerra mundial sobre la nupcialidad francesa (1966, 1969a, 1969b). En

tercer y último lugar los procesos migratorios intensos y que tienen un sentido o una

intensidad diferencial por sexo también son susceptibles de generar desequilibrios, sobretodo a

escala local (Fraboni, Billari 2001). En el caso de España, se identifican dos casos contrarios: el

de la emigración hacia América a finales del siglo XIX y principios del XX que fue claramente

masculinizada y tuvo un impacto determinante en los mercados matrimoniales de las zonas

más emigratorias como Galicia, o el caso de la emigración rural de ciertas provincias castellanas

durante los años 50 y 60 que fue feminizada y dejó mercados faltos de mujeres disponibles para

el matrimonio y, por consiguiente, elevados niveles de soltería definitiva masculina (Reher

1991; Muñoz-Pérez, Recaño 2005).

Ante estas situaciones de desequilibrio, los demógrafos han identificado y descrito una serie de

mecanismos que se activan para flexibilizar el mercado, ampliar las opciones matrimoniales y,

por consiguiente, minimizar el impacto de la situación excepcional (Levy 1980, 1988; Levy,

Sardon 1982; Ni Bhrolchain 2000). Estos mecanismos han sido clasificados en dos grandes

grupos, los internos y los externos (Cabré 1993). Los primeros son aquellos que se activan

dentro del propio mercado y los segundos los que suponen una ampliación del mercado o, lo

que es lo mismo, una apertura hacia otros mercados. Entre los internos se cuenta,

fundamentalmente, el ajuste del número de matrimonios y, por lo tanto, del número de

personas que se quedarán solteras. Siendo este el ajuste más radical, o la consecuencia más

grave de una situación de desequilibrio, existen otros que pueden ser una alternativa:

fundamentalmente el retraso o la anticipación de los matrimonios que permiten hacer

candidatos individuos que en otras circunstancias, sin presión, no hubieran contemplado la

posibilidad de formar una unión. La movilización de candidatos se traduce en una modificación

de las edades al matrimonio y, por tanto, del calendario nupcial. Es importante destacar que la

activación de dichos mecanismos es distinta según sea el sentido del desequilibrio, es decir,

según la escasez sea de mujeres o de hombres (Cabré 1993). Mientras que en el primer caso las

mujeres tenderán a casarse más jóvenes y la diferencia media de edad entre los cónyuges se

ampliará, en el segundo caso, las mujeres se casarán más tarde y la diferencia de edad se

suavizará. Finalmente, también las exigencias de los candidatos deberán suavizarse. Entre los

mecanismos externos, que derivan en cierta forma de la rebaja de las exigencias, se contempla

una mayor interacción entre los mercados de primer y de segundo orden, es decir un aumento

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38 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

de los matrimonios de viudos y, eventualmente, de divorciados. Además del cambio en los

estados civiles de los contrayentes, la ampliación del mercado también se puede obtener

mediante un desplazamiento de las fronteras físicas, espaciales y también de las fronteras

sociales que segmentan el mercado, de manera que se espera un aumento de los matrimonios

entre cónyuges de procedencias físicas y adscripciones sociales dispares. De todo ello se

concluye que los mecanismos de ajuste de los que dispone el mercado ante una situación de

desequilibrio deberían reducir el grado de exigencia de los candidatos y redundar así en una

reducción de los niveles de homogamia.

Existen diversos estudios que analizan específicamente la situación del mercado matrimonial

en un país concreto, tanto en Francia (Henry 1966), como en Italia (Bartiaux1994; Fraboni

2004; Fraboni, Billari 2001), considerando los tres grandes factores que generan desequilibrios:

la mortalidad diferencial, la oscilación del número de nacimientos y las pautas migratorias.

Henry es autor de una de las contribuciones de referencia en este ámbito de estudio: el trabajo

en el que analiza las perturbaciones de la nupcialidad de las generaciones francesas de

principios del siglo XX provocadas por la sobremortalidad masculina de la Primera Guerra

Mundial. A partir de dicho trabajo, Bartiaux realiza un ejercicio parecido para el caso de Italia,

considerando, en este caso, el impacto de la caída de la natalidad durante los años de la Primera

Guerra Mundial y la inmediata posguerra. Por su parte, Fraboni y Billari apuntan en su estudio

los desequilibrios del mercado matrimonial italiano durante la segunda mitad del siglo XX a

escala regional, generados por las pautas migratorias internas.

En el caso del mercado matrimonial español, los estudios existentes ofrecen una descripción

rica y convincente de su evolución histórica y su reacción ante determinadas coyunturas

históricas. En primer lugar, los estudios de Anna Cabré (1993, 1994) muestran como se

enfrentan a un mercado desequilibrado las generaciones españolas y catalanas nacidas a finales

de los años 70, cuando termina el baby boom. Su análisis concluye que las mujeres de dichas

generaciones serán escasas, que esto aumentará su valor en el mercado y que, por consiguiente,

se casarán más, lo harán antes, y lo harán tanto en primeras como en segundas nupcias. En

segundo lugar, un trabajp de David Reher (1996), en el que se analiza mediante dos estudios

históricos de caso el mercado matrimonial en la España preindustrial del siglo XIX, describe el

funcionamiento de los mecanismos externos de flexibilización de ese mercado ante el

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 39

desequilibrio: las segundas nupcias y la ampliación del radio de acción. Es decir el orden del

matrimonio y el espacio.

1.1.3. Implicaciones demográficas y sociales de la formación de la pareja

Las ciencias sociales no sólo han abordado los factores que explican las pautas de composición

de las parejas, sino que también se han interesado por las implicaciones de dichas pautas. Desde

distintas perspectivas, entre las que destaca fundamentalmente la sociología, se han planteado

las implicaciones tanto a nivel individual como social. Se presenta a continuación, en primer

lugar, cómo consideran los demógrafos que la composición de la pareja puede influir en los

comportamientos de los individuos, tales como la actividad o la fecundidad, así como en los

roles de género que adoptará cada uno de los cónyuges. En segundo lugar, se presenta la visión

particular que del matrimonio tienen los sociólogos: una vía de promoción y de integración

social. Desde esta perspectiva, las pautas matrimoniales son susceptibles de reproducir o alterar

las jerarquías y las desigualdades sociales. En tercer y último lugar, se presenta de forma crítica

el cuerpo teórico que dota al matrimonio de la facultad de integrar a los individuos o de

segregarlos, tratando el matrimonio como una forma de interacción entre grupos y colectivos

sociales.

1.1.3.1. Comportamientos demográficos y desigualdades sociales

Desde una perspectiva microeconomica basada en el comportamiento racional de los

individuos, los economistas y sociólogos sugieren que en el seno de la pareja, el cálculo de

costes y beneficios previo a la toma de una decisión individual o conjunta deberá tener en

cuenta, necesariamente, la “relación de fuerzas” entre los cónyuges. Los análisis en clave de

género suelen asumir este marco de análisis planteando que los roles que asume el hombre y la

mujer dentro de la pareja se derivan, en buena medida, de su parecidos o semejanzas, tanto en

su nivel de instrucción, actividad, ocupación, e incluso en su edad. Algunas tesis feministas de

principios de los 1980s planteaban que el hecho que el marido sea mayor que la esposa es un

determinante directo de su posición dominante y de la relación desigual entre ellos. Como

ejemplo, es de destacar el trabajo de María José González (2001) dedicado a las trayectorias

profesionales de las mujeres españolas nacidas durante la década de los 50. El trabajo concluye

que un nivel de instrucción elevado no es garantía que la mujer sea activa y desarrolle una

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40 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

carrera profesional, ya que su probabilidad de hacerlo depende en buena medida también del

nivel de instrucción del marido. Si ambos cónyuges tienen un nivel equivalente se maximiza la

probabilidad de formar una pareja que corresponda al modelo de “dual-earner family”, es decir

en el que ambos trabajen fuera del hogar y contribuyan con su remuneración salarial al

presupuesto familiar.

Por otra parte, los investigadores se han planteado el impacto de la composición de las parejas y

los roles de género que de ella se derivan sobre las decisiones de crecimiento familiar, es decir

sobre la fecundidad de las parejas (Fu 2006). Y, por último, existen trabajos que abordan el

riesgo diferencial de ruptura o divorcio de las parejas según el grado de homogamia. Según

Kalmijn (1998), la homogamia estaría inversamente relacionada con la probabilidad de ruptura

y sería más bien una garantía de éxito, a más semejanza más estabilidad, mientras que Lyngstad

(2004) encuentra la relación contraria en su estudio para Noruega. Este punto es especialmente

importante para aquellos análisis de homogamia que se basan en parejas que sobreviven en un

momento del tiempo (ver apartado de fuentes 1.2.1.), puesto que si se confirmara que las

uniones heterógamas tienen mayor riesgo de ruptura, esto significaría que los matrimonios que

prevalecen están seleccionados y no son representativos del total de matrimonios que se

formaron. Sin embargo, si lo que importa son las consecuencias de la mayor o menor

prevalencia de parejas homógamas, este elemento pierde importancia porque lo que interesa es

la composición de aquellas parejas que sobreviven y no de las que se disuelven.

Además de las implicaciones sobre los comportamientos demográficos, los investigadores han

planteado las consecuencias del matrimonio en las trayectorias individuales de los

contrayentes. De la misma manera que se atribuye a la educación un papel importante sobre el

potencial de movilidad social de los individuos, también el matrimonio puede ser una vía para

abandonar la posición social originaria. Esta posibilidad ha sido tradicionalmente importante

para las mujeres, puesto que ellas, a diferencia de los hombres, no han ejercido la vía

profesional como forma de promoción hasta fechas recientes, de modo que tradicionalmente

sólo habían dispuesto de la vía matrimonial para mejorar o consolidar su situación social

individual o familiar (Carabaña 1983). Este impacto a nivel micro sobre las opciones

individuales de un mejor o un peor matrimonio también tienen consecuencias a nivel macro.

Los antropólogos, como ya se ha visto, se plantean el impacto de las estrategias matrimoniales

sobre los mecanismos de reproducción o alteración de las estructuras sociales (Bourdieu 1993,

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 41

Dérosieres 1978). Los sociólogos, por su parte, interesados en la existencia de desigualdades

sociales, se preguntan por la capacidad del matrimonio de actuar como reductor de dichas

diferencias. La hipótesis que sustenta dicha capacidad es la que considera que las uniones

homógamas tienden a perpetuar las diferencias mientras que las uniones heterógamas permiten

salvarlas. En palabras de Robert Mare, aplicadas al caso de la homogamia educativa: “If barriers

to marriage between educational strata increase, then between-family inequality will increase

and the proportion of variation in children’s socioeconomic attainment that is determined by

parental social standing will also increase” (Mare 1991, p. 31).

1.1.3.2. Interacción e integración de grupos sociales

Si la naturaleza heterógama de las uniones ha sido considerada un factor con capacidad de

reducir las desigualdades sociales, también las uniones exógamas, coloquialmente llamadas

uniones mixtas, han sido dotadas por los investigadores de inestimables cualidades, entre las

cuales la de favorecer la interacción de los grupos sociales, la de ser un indicador de apertura

social (“social openess”) y la de reforzar la cohesión social: “The increases in intermarriage

deserves more study as indicators of possible change in ethnic boundaries” (Alba & Golden

1987, p.203). La preocupación por el nivel de interacción entre los distintos grupos sociales

tiene su origen y su máximo desarrollo en los estudios realizados en los Estados Unidos que

toman en consideración la diversidad étnica y racial de la población estadounidense. Estos

estudios han atribuido a los matrimonios interraciales e interétnicos la capacidad de favorecer

la integración de las minorías en el marco de teorías sociológicas como la de la asimilación, que

se describirá a continuación, y que tiene en Gordon uno de los máximos

exponentes:“Intermarriage has fundamental importance as a measure of social distance and

structural assimilation” (Gordon, 1964). En trabajos anteriores ya se aludía a estos matrimonios

como indicadores del nivel de cohesión de los grupos (Drachsler 1920) o de distancia social

entre grupos (Bossard 1939), y a partir de la formulación de la teoría de la asimilación las

pautas matrimoniales se convierten en indicadores de referencia indiscutible, equiparables, por

ejemplo, al conocimiento del idioma local (Jiobu 1988; Hirschman 1983): “Intermarriage is

both a measure of assimilation and an agent producing it” (Pagnini, Morgan 1990, p.406). Pero

también hay autores como Marcson (1950) que han discrepado de esta perspectiva y han

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42 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

desvinculado las pautas matrimoniales de las pautas de asimilación, considerando que un grupo

puede estar asimilado manteniendo pautas de matrimonio endógamas.

Sin embargo, resulta difícil, e incluso inapropiado, transponer directamente las hipótesis de

dichos trabajos a países como España, que no presentan, por lo menos hasta la actualidad, el

carácter multiétnico y racial de los Estados Unidos. Por este motivo, si bien la revisión

bibliográfica que aquí se presenta recoge las principales líneas teóricas a las que han recurrido

los investigadores -también los demógrafos- esta revisión tiene una vocación crítica, que

pretende desmarcar la realidad de España de la de otros países, y diferenciar el análisis de

ciertas variables, como la raza, del de otros factores homólogos pero no directamente

homologables, como el origen. Se trata, en concreto, del caso de los extranjeros y la

composición de las uniones por origen. El origen o la nacionalidad de los extranjeros no

pueden ser tratados del mismo modo que lo ha sido la raza en la extensa literatura

norteamericana sobre el tema.

En los Estados Unidos, el estudio de las pautas de integración de los inmigrantes llegados a

finales del siglo XIX y la primera mitad del XX dio lugar a la teoría clásica de la “assimilation”,

atribuida a Milton Gordon en su trabajo de 1967 “Assimilation in American Life”. Según esta

teoría, se entiende por asimilación: “a process of interpenetration and fusion in which persons

and groups acquire the memories, sentiments, and attitudes of other persons and groups and,

by sharing their experience and history, are incoporated with them in a common cultural life”

(Park & Burgess 1969, p.735). En su teoría, Gordon diferenciaba tres dimensiones

complementarias de este mismo proceso: la cultural, la estructural y la de la identificación. A

pesar de no haber sido diseñada específicamente para el estudio de la formación de la pareja, la

asimilación considera que los matrimonios dentro y fuera del grupo son un indicador del grado

de asimilación de los grupos y al mismo tiempo uno de los elementos que pueden favorecerla.

Es por este motivo que los investigadores sociales la han utilizado recurrentemente para

abordar las pautas de “intermarriage”.

“... assimilation still has great power for understanding of the contemporary ethnic scene in

the United States. It must, in our view, remain part of the theoretical kit of students of

ethnicity and race, especially those who are concerned with the new immigration” (Alba &

Nee 1997, p.863). A pesar de que autores como Alba y Nee siguen reivindicando la validez de

esta aproximación, la teoría original ha sido motivo de debate y controversia desde el mismo

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 43

momento de su concepción. De entrada surgieron críticas que reprocharon su supuesto

carácter etnocentrista que despreciaría el valor de las minorías étnicas y culturales defendiendo

su sumisión al patrón cultural mayoritario. Pero más allá de estas críticas de base, han sido

muchas las críticas constructivas que han realizado aportaciones sustantivas a la teoría de la

“assimilation”. Autores como Sandberg (1973) incorporaron una dimensión dinámica al

proceso de asimilación al considerar que este se desarrollaba a través de distintas generaciones,

y por lo tanto en distintas etapas. Por otro lado, Massey (1985) destacó la importancia de

considerar los contextos de segregación espacial o residencial.

Pero quizás una de las aportaciones más relevantes para nuestro estudio es la que consideró,

precisamente, la necesidad de adaptación del concepto unidireccional de “assimilation” ante la

llegada de nuevos inmigrantes a partir de 1965 (Portes y Zhou 1993): “While the descendents

of European immigrants have proved that assimilation can occur for once shunned and

disparaged groups, there is reason to doubt that the same convergence will occur for

contemporary immigrants. Segmented assimilation theory argues that the strong racial division

between “whites” of European origin and contemporary Latino and Asian immigrants will

result in different intermarriage patterns. The model argues that it is unlikely that nonwhite

groups will follow the same path as earlier immigrants of European origin” (Wildsmith,

Gutmann and Gratton 2003, p.2). Según la teoría de la “segmented assimilation” desarrollada

por Portes y Zhou (1993), ante el proceso de asimilación uno debería preguntarse no sólo si los

inmigrantes se asimilan, cómo había hecho la teoría de la “assimilation” hasta el momento, sino

también con quién se asimilan. El proceso de asimilación dispondría así, de, como mínimo, tres

grandes trayectorias o destinaciones (Portes y Zhou 1993): en primer lugar, se mantiene la

opción clásica de asimilación de una minoría por parte de la mayoría (“growing acculturation

and parallel integration into the white middle-class”); en segundo lugar, las minorías pueden

asimilarse entre sí manteniéndose en una esfera de marginalidad (“permanent poverty and

assimilation into the underclass”); y en tercer y último lugar, puede desarrollarse una estrategia

basada en la preservación de la comunidad y el rechazo de la asimilación (“rapid economic

advancement in a context of deliberate preservation of the immigrant community’s values and

tight solidarity”). En un trabajo reciente, y de acuerdo con dicha aproximación, Rosenfeld

(2001) analiza la interacción matrimonial en Estados Unidos entre latinoamericanos de distinta

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44 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

procedencia y entre asiáticos de distinta procedencia, llegando a la conclusión que las pautas

matrimoniales apuntan a al creación de identidades pan-nacionales.

Si bien en España resulta difícil identificar grupos de manera tan clara y tan diferenciada, y si

bien el marco teórico de la asimilación no es tan comúnmente aceptado, no puede negarse que

es un marco de referencia que puede ser de inspiración a la hora de formular hipótesis sobre la

pauta de composición de las parejas de los extranjeros. Probablemente, la teoría más sugerente

sea la de la asimilación segmentada, que encaja, en cierta forma, con las hipótesis que, de

manera incipiente, están planteando algunos investigadores españoles: los comportamientos

diferenciales de los extranjeros en España no deben ser interpretados exclusivamente como una

expresión de exclusión sino que pueden constituir en sí mismos una expresión de integración

que responde a estrategias propias (Bueno 2007). En el caso específico de las pautas de

nupcialidad y de composición de las uniones, esta hipótesis respecto a los comportamientos

diferenciales de los extranjeros ha sido concretada por Lievens (1999) para el caso de los turcos

y magrebíes en Holanda y su práctica habitual de encontrar el cónyuge en los países de origen.

Este autor distingue entre matrimonio tradicional y matrimonio moderno pero sostiene que

para los extranjeros la opción de formar un matrimonio tradicional puede contribuir a

satisfacer objetivos modernos: “(Foreign)Women may marry partners from the country of

origin in order to secure more self-dependence after marriage. They can do so by freeing

themselves from the traditional high and direct influence of their in-laws and by enhancing

their position within the new household. The costs of achieving this goal are furthermore low

since such a marriage is highly accepted, or even preferred, by their parents. The means of

achieving this goal may at first glance look traditional, but the intended goal itself is not

always so traditional” (Lievens 1999, p.741). Esta interesante hipótesis respecto a los

comportamientos diferenciales de los extranjeros se tomará en cuenta en el capítulo 5, que

analiza la composición por origen de las parejas en España.

Por último, es preciso mencionar la teoría del intercambio social y su aplicación al campo de

las uniones de los extranjeros. Según esta teoría toda unión constituye una operación de

intercambio de recursos materiales y simbólicos entre los dos miembros de la pareja (Goode

1970). En el caso de los individuos que pertenecen a un grupo étnico o racial desfavorecido, la

teoría predice i) que los miembros de este grupo pueden compensar la característica de origen

desfavorable con características de estatus más favorables; ii) que los individuos con menos

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 45

estatus dentro del grupo étnico más favorecido se unirán con individuos de estatus elevado del

grupo desfavorecido intercambiando así la posición étnica o de casta por los recursos

económicos o el estatus (Davis 1941; Merton 1941). De ello debería esperarse que, para el caso

concreto de los extranjeros y el nivel educativo, los más instruidos formaran unión con un

cónyuge no extranjero en mayor medida que los menos instruidos y que, además, sus cónyuges

no extranjeros tuvieran menos instrucción o estatus que ellos. Sin embargo, Rosenfeld (2005)

publicó una convincente crítica a dicha teoría en la que argumentaba que su aplicación al

terreno de la pareja no se puede contrastar empíricamente porque genera una ilusión de tipo

estadístico que enmascara lo que, en realidad, no son más que pautas de homogamia. La raíz de

la ilusión estadística radica, según este autor, en la desigual distribución de los niveles de

estatus entre los distintos grupos étnicos. El grupo más favorecido tiene una distribución

sistemáticamente más elevada que el grupo menos favorecido, de modo que el mismo nivel de

estatus puede ser valorado como elevado o bajo según sea el grupo de referencia y, de este

modo, una unión que es objetivamente homógama no ser considerada como tal: “In a climate

of inequality between groups, homogamy can easily be taken for exchange” (Rosenfeld 2005,

p.1293). Esta noción de relatividad supone una interesante contribución al estudio de la

homogamia porque obliga a contextualizar siempre y a considerar la interacción entre las

distintas dimensiones, adscritas y adquiridas, de la composición de las parejas, en concreto el

nivel de instrucción y el origen nacional. A continuación se repasan los puntos esenciales del

análisis de cada una de las dimensiones por separado, pero es importante avanzar que en los

distintos capítulos, así como en las conclusiones, se tomará especialmente en cuenta esta

interacción entre ellas.

1.1.4. Dimensiones de estudio de la formación de la pareja

El propósito del estudio de la homogamia es el de analizar la composición de las parejas en

España. Este análisis tiene un doble objetivo: en primer lugar, identificar los ejes que

estructuran el mercado matrimonial; en segundo lugar, conocer la relación entre las

características de las parejas. En lo que se refiere a la estructuración del mercado, la existencia

de pautas sólidas de homogamia respecto a una variable determinada pone de manifiesto que

los individuos no se aparean de forma totalmente aleatoria, que, en el mercado, todos los

candidatos no son iguales entre sí y que esa variable puede ser considerada un eje vertebrador

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46 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

del mercado. Los ejes clásicos son el estado civil, que divide el mercado en primeras y segundas

nupcias, y el ámbito territorial, que define espacialmente los mercados.

En lo que se refiere a las características de los cónyuges resulta imprescindible distinguir entre

características adscritas y adquiridas. Las condiciones adscritas son aquellos elementos que son

propios del individuo desde su nacimiento y que se mantienen básicamente inalterados a lo

largo del tiempo: véanse el sexo, el año de nacimiento o cohorte, la raza, la etnia, el país de

nacimiento o la religión (mayoritariamente). En cambio, las condiciones adquiridas son, por

definición, cambiantes y su evolución no siempre es fácil de prever: el nivel educativo y la

situación profesional son dos ejemplos muy representativos. El tratamiento que los candidatos

dan a cada uno de los dos tipos de variables es distinto. Así, en el marco de la teoría de la

racionalidad económica, la incertidumbre que generan las características adquiridas y su

evolución implican un cálculo más arriesgado y estratégico (Oppenheimer 1994). Los

investigadores también destacan las diferencias entre sexos a la hora de tomar en cuenta y

priorizar las características de sus futuros cónyuges: tradicionalmente, y en un contexto de

especialización de los roles de género en el seno de la pareja, se valoran principalmente las

características adscritas de las mujeres y las adquiridas de los hombres. Por su parte, hay

autores que plantean que el tratamiento de las características adscritas y adquiridas también

varía en función del tipo de unión. Mientras que los cónyuges cohabitantes fuera del

matrimonio valoran sobretodo las características adscritas, los matrimonios, por el hecho de

representar un compromiso a largo plazo17, son más sensibles al potencial de las características

adquiridas o adquiribles (Schoen 1993). Las barreras matrimoniales existentes entres individuos

de distintos grupos sociales, religiosos o étnicos pierden relevancia en las sociedades

contemporáneas, mientras que los elementos de identificación sociales adquiridos, como el

nivel de instrucción, son cada vez más determinantes (Kalmijn, 1998).

En esta tesis se analiza de forma específica la formación de las parejas en relación con las tres

grandes variables en torno a las cuales la literatura ha planteado el análisis de la composición

de las parejas: la relación de edad de los cónyuges, la relación de los respectivos niveles de

instrucción (la variable adquirida por excelencia) y de los respectivos orígenes (variable

adscrita). Si bien a cada variable le corresponde un capítulo y, por lo tanto, se llevan a cabo

17 Como se verá en el apartado 2.2.1. la consideración que el matrimonio implica un compromiso de mayor duración que la cohabitación no matrimonial no es compartida por todos los autores.

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 47

análisis básicamente independientes, en ninguno momento se asume que las distintas

características no estén relacionadas entre sí. Al contrario, el análisis de la interacción entre las

tres dimensiones será un elemento esencial para la interpretación de los resultados obtenidos y

vertebrará así el apartado de conclusiones de esta tesis. A continuación se presenta, para cada

una ellas y de forma sucinta, las principales motivaciones para su estudio, los puntos de interés,

el contexto específico en el que abordar el análisis, los indicadores básicos y los métodos de

control. El repaso de la evidencia empírica de estudios precedentes, tanto a nivel internacional

como español, se reserva para cada uno de los capítulos, si bien se valora aquí la profusión y/o

las limitaciones de dicha literatura.

1.1.4.1. La edad de los cónyuges

¿Por qué las mujeres se casan antes que los hombres? ¿Por qué las mujeres se casan con

hombres mayores que ellas? La relación de edad de los cónyuges entraña un doble interés para

los investigadores: en primer lugar, es un componente clave de las pautas de nupcialidad; en

segundo lugar, contribuye a definir el modelo de pareja. De acuerdo con el esquema explicativo

propuesto por Reher (ver apartado 2.1.1.), la diferencia de calendario entre cónyuges puede ser

consecuencia i) de la composición por sexo y edad de la población en riesgo de contraer

matrimonio, y ii) de las diferencias entre sexos en las condiciones para estar capacitado social y

económicamente para el matrimonio.

La relación cruzada de edad de los cónyuges se estudia mediante distintos indicadores. En

primer lugar, la proporción de homogamia, es decir la proporción de parejas en las que los

cónyuges tienen la misma edad o edades muy cercanas; en segundo lugar, y

complementariamente, las proporciones de hipergamia y hipogamia, es decir de parejas en las

que el hombre o la mujer son mayores que sus consortes. En tercer lugar, es de uso frecuente el

cálculo de la diferencia media de edad entre cónyuges, o “écart d’âge” en francés o “age gap” en

inglés. Esta media puede calcularse como mera sustracción de la edad media femenina al

matrimonio de la edad media masculina al matrimonio. Sin embargo, el cálculo es más preciso

si se calcula la media de las diferencias de edad todas las parejas. Por otra parte, como se

discutirá en el capítulo 3, el cálculo varía en función de si se consideran las diferencias relativas

o absolutas de edad, presentando cada una de las modalidades sus ventajas e inconvenientes. Si,

en el primer caso, la variación en la distribución de la heterogamia por sexo altera o camufla la

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48 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

evolución de la diferencia media de edad, en el segundo, la variación se capta de forma neta

pero el valor obtenido no es directamente interpretable.

La evidencia empírica ha puesto de manifiesto que la diferencia de edad entre los cónyuges

puede variar según el orden de las nupcias y la edad al matrimonio (Ni Bhrolchain 1992). Para

el caso de España, en esta tesis se controla, entre otras, la variación de estas dos variables

fundamentales, calendario y orden de las nupcias, a lo largo del siglo XX. Por otra parte se

analizan las edades al matrimonio y la diferencia de edad entre los cónyuges como mecanismo

que, según la teoría del mercado matrimonial, ajusta la formación de parejas a las restricciones

impuestas por la disponibilidad de efectivos (Cabré 1993, 1994; McDonald 1995; Levy, Sardon

1982). A tal efecto, como se plantea en la sección dedicada a los métodos, se recurre a modelos

de nupcialidad de dos sexos (ver apartado 1.3.2.). Por último, el análisis toma en cuenta las

transformaciones experimentadas por la sociedad española en materia de género. La evolución

hacia una mayor igualdad entre los roles masculinos y femeninos y hacia un modelo de pareja

igualitaria (Luxán, Miret, Treviño 2000) condiciona las expectativas de los cónyuges y su

calendario nupcial y puede traducirse en una variación en la relación de edades de las parejas

(Bozon 1991).

El estudio de la relación de edad entre los miembros de la pareja ha merecido el interés de

investigadores en países como Francia y Holanda (Bozon 1991, Van Poppel et al. 2001). A

menudo, el análisis se encuentra comprendido en el marco del estudio general de las pautas de

nucpialidad. Sin embargo, en aproximaciones que tienen un claro interés por las diferencias de

género, este aspecto suele emanciparse para convertirse en el objeto de estudio principal. En

España no existen trabajos de este tipo, de modo que es preciso considerar aproximaciones

indirectas desde los estudios de nupcialidad que analizan el calendario nupcial (Miret 2002) o

bien desde trabajos que abordan el funcionamiento del mercado matrimonial (Cabré 1993,

1994).

1.1.4.2. El nivel de instrucción de los cónyuges

La homogamia de estatus es uno de los puntos clásicos del estudio de la formación de las

parejas. Su estudio requiere, por una parte, la definición de grupos sociales, ya sean clases,

castas o, sencillamente, la estratificación socioeconómica o socioprofesional de la población.

Por otra parte, es preciso operacionalizar dichas categorías mediante variables que identifiquen

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 49

a los individuos y les asignen un grupo o categoría. Ambas tareas entrañan serias dificultades y

la información estadística disponible no facilita las cosas. Por este motivo el nivel de

instrucción adquirido es habitualmente una de las variables más utilizadas como proxy del

status socioeconómico. Así, la educación es una variable que no informa exclusivamente de la

calificación de los individuos sino también, indirectamente, de su posición socioeconómica y

de su capacidad de promoción social y profesional. Además, la relación entre el nivel educativo

del marido y de la esposa constituye un buen indicador del modelo de pareja y de los roles de

género que puede adquirir cada uno de los miembros.

Estudiar la relación entre el nivel de estudios alcanzado, respectivamente, por cada uno de los

cónyuges significa preguntarse i) si existe equivalencia de los niveles, es decir homogamia

educativa; ii) si, en el caso de no haberla, es el hombre o bien la mujer el que tiene un nivel

formativo superior, es decir, si se trata de una forma hipérgama o hipógama de pareja; y iii) si la

equivalencia de niveles, es decir la homogamia, se da más en ciertos niveles educativos que en

otros. Para cada uno de estos puntos de interés se construyen indicadores específicos más o

menos complejos: i) las proporciones de homogamia globales; ii) las proporciones de

homogamia específicas para cada nivel educativo; y iii) la relación de simetría que relaciona el

peso de la hipergamia y el de la hipogamia. Sin embargo, estas proporciones deben ser

analizadas simultáneamente con otros indicadores que tomen cuenta de las variaciones no sólo

de la interacción por nivel educativo de los cónyuges, sino también de la estructura educativa

de los candidatos en el mercado matrimonial. En efecto, como se analizará en el capítulo 4, el

estudio de la homogamia educativa sólo tiene sentido si se toma en cuenta el contexto

estructural en el que la formación de las parejas tiene lugar. En un contexto en el que la

estructura educativa sea muy diversificada, el riesgo de una unión entre dos individuos de

distinto nivel de instrucción es más alto que en el contexto de una estructura muy homogénea,

en la que la inmensa mayoría de los individuos se concentren en un mismo nivel educativo.

Además del grado de heterogeneidad de la estructura educativa, también resulta importante el

nivel educativo medio, puesto que la predisposición a la homogamia puede variar por nivel

educativo y, por lo tanto, una estructura que pondere más los individuos instruidos o sin

instrucción determina el cómputo de la homogamia global.

La homogamia educativa es uno de los campos que más interés ha merecido por parte de los

investigadores, especialmente los sociólogos. La profusión de trabajos a nivel internacional es

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50 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

notable (Kalmijn 1998; McCaa 1993; Mare 1991; Blossfeld et al. 2003; Smits, Ultee et al.1998;

Birkelund, Heldal 2003) y contrasta con la escasez de literatura específica para España. Sin

embargo, es preciso destacar la labor de dos investigadores: en primer lugar la de Julio

Carabaña (1983, 1994) cuyos trabajos sobre la promoción social por vía matrimonial son

pioneros en el ámbito en España. Más recientemente, también María José González (2001) ha

realizado una aportación valiosa a través de su análisis de las trayectorias profesionales de las

mujeres españolas nacidas a partir de 1950. Ambos autores coinciden en describir la reducción

de la homogamia educativa en España a lo largo del siglo XX en un contexto de expansión

educativa excepcional. El uso de datos censales también permite alcanzar resultados

equivalentes (Esteve, Cortina 2006). En el capítulo 4 se profundizará en esta vía de análisis.

1.1.4.3. El origen de los cónyuges

El origen o la procedencia de los cónyuges abarca dos capítulos bien diferenciados del análisis

de la composición de las parejas. En primer lugar, el lugar de residencia anterior a la

constitución de la unión informa de los límites espaciales del mercado matrimonial. Es decir,

del radio en el que se forman la mayoría de las parejas y por extensión de las formas y vías para

el encuentro. En segundo lugar, el origen se refiere también a la pertenencia a un determinado

grupo que se define por su procedencia. En el caso español, lejos de definiciones étnicas y o

raciales que poco dicen de la composición de la población española, el interés se centra en los

grupos de inmigrantes. Las pautas de formación de la pareja de los inmigrantes permiten

conocer mejor su realidad y sus condiciones de inserción en España.

El capítulo 5 se ocupará de la relación de origen de los cónyuges en las parejas españolas

durante los años 1990s y primeros años del s.XX, período en el que se intensifican los flujos de

inmigración internacional en España y aumenta la presencia de población extranjera, con la

consiguiente heterogeneización del mercado matrimonial. El problema de orden metodológico

más importante que hay que afrontar para el estudio radica en la asignación de un grupo de

pertenencia a partir de las variables disponibles. Cualquiera que sea el criterio adoptado, es

preciso reconocer que la asignación no deja de ser una aproximación porque de una

característica individual, el lugar de nacimiento o la nacionalidad, se infiere un sentimiento de

pertenencia y la participación en unas dinámicas grupales. En el caso de España, en el que

interesa clasificar los individuos según su procedencia migratoria, la variable preferida será la

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 51

del país de nacimiento, puesto que no es vulnerable a los cambios producidos por

naturalización y constituye, por lo tanto, un indicador más fiel del origen extranjero. Sin

embargo, como no todas las fuentes ofrecen dicha información, en cada caso se discutirán los

efectos de la definición de los grupos sobre el análisis.

El análisis se concentra de forma especial en las pautas de emparejamiento de los inmigrantes y

sus niveles de endogamia, esto es, su propensión a unirse con cónyuges de su misma

procedencia o bien con cónyuges españoles. En este terreno, la evidencia empírica

internacional es muy abundante, si bien se centra más en pautas de endogamia por etnia y raza

que por colectivos de inmigrantes. En contraposición, y por lo novedoso del tema, la literatura

española es escasa y está muy centrada en estudios que, o bien son parciales porque se refieren

a colectivos de inmigrantes específicos (Rodríguez 2004, 2006) o bien son regionales (Miret

2006). Si se amplía el estudio de la formación de la pareja de los inmigrantes internos en

España, los que protagonizaron las grandes migraciones interregionales durante los primeros 75

años del siglo XX, surgen más trabajos que analizan pautas de endogamia de grupos de distintas

procedencias (Cortina, Esteve, Domingo (en prensa); Cortina 2004). Los resultados y

conclusiones de este estudio de los “viejos inmigrantes” pueden aportar elementos para la

comprensión de las pautas matrimoniales de los “nuevos inmigrantes”, previa consideración de

los elementos que distinguen a unos de otros.

Tras el análisis específico de cada una de estas tres variables y de sus interacciones, la tesis

aborda, en el último capítulo, el análisis de la formación de las parejas según el sexo de los

cónyuges. Es preciso aclarar el sentido de este análisis, porque difiere de los realizados

anteriormente: si bien las parejas homosexuales constituyen una forma homógama de unión en

relación a la variable sexo, el sexo no es tratado aquí como una dimensión de homogamia. No

se trata de ver como se unen los individuos con relación al sexo, es decir, la incidencia de las

uniones homosexuales o las motivaciones en la selección de la pareja de acuerdo al sexo. Lo que

resulta interesante es las condiciones de homogamia de esta parejas con relación a las otras

variables que han sido estudiadas en los capítulos precedentes. Es decir, el propósito es analizar

si las parejas homosexuales son, en relación con las parejas heterosexuales, más o menos

homógamas y cuáles son las hipótesis que pueden explicar la especificidad de sus pautas.

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52 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

1.2. Fuentes estadísticas para el estudio de la formación de las parejas en España

Para estudiar la homogamia de las parejas en España es preciso disponer de fuentes estadísticas,

demográficas o de otro tipo, que proporcionen información sobre las características de los

cónyuges y, sobretodo, que permitan relacionar sus características respectivas. Esta sección

tiene un doble propósito. En primer lugar, se propone ofrecer una rápida guía de las fuentes

con las que cuentan aquellos investigadores que estén interesados en trabajar en el ámbito de

las parejas en España. Con ese fin, se presentan de forma técnica y sencilla, casi a forma de

catálogo, las fuentes estadísticas disponibles. En segundo lugar, se propone identificar las

potencialidades así como las limitaciones de cada una de ellas. Entre las limitaciones se prestará

especial atención a las características de las fuentes que influyen en el análisis de la

homogamia, identificando aquellos elementos que pueden generar sesgos en la observación de

la composición de las parejas. De acuerdo con la lógica que estructura esta tesis doctoral, se ha

aplicado el criterio de seleccionar para cada uno de los análisis contenidos en la segunda parte

la fuente o las fuentes que se han considerado más apropiadas. En cada capítulo se justificará la

elección realizada y se presentará con más detalle la forma y la medida en la que la fuente

determina las posibilidades de análisis e influye en los resultados.

Las fuentes estadísticas se han clasificado aquí en dos grandes categorías, de acuerdo con la

función que desempeñan en el propósito de analizar la composición de las parejas. En primer

lugar, se abordan las fuentes denominadas principales porque son aquellas que ofrecen

características de las uniones y de los cónyuges de manera combinada. Estas fuentes permiten

medir las condiciones de homogamia en relación con las variables para las que ofrecen

información, en sus respectivos ámbitos y períodos de cobertura que serán detallados a

continuación. Sin embargo estas fuentes requieren de información complementaria cuando se

quiere calcular indicadores relativos, ya sean estos indicadores de nupcialidad o bien

indicadores de las condiciones del mercado. Por este motivo, en segundo lugar, se presentan las

fuentes estadísticas, censos y padrones, que proporcionan la estructura por edad, sexo y estado

civil de la población.

1.2.1. Fuentes estadísticas principales

El Cuadro 1.2 presenta las fuentes estadísticas que informan sobre la composición de las

uniones: censos, registros y encuestas. La naturaleza de cada uno de los tres tipos de fuente, los

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 53

recuentos de stocks, los registros de flujos y las entrevistas de una muestra, respectivamente,

determinan el tipo de información. En la presentación de cada una de las fuentes se destaca,

específicamente, el universo de uniones definido, sea éste el conjunto de las uniones o bien uno

restringido por sexo y/o estado civil. Antes de describir la naturaleza y principales

características de cada una de las fuentes, se refieren aquí los principales factores que son

susceptibles de introducir sesgos en la observación y el análisis de la homogamia. La

importancia de los riesgos está en función del objetivo de estudio, de modo que es preciso

utilizar la fuente más idónea para cada caso y minimizar de este modo las limitaciones de

información. De hecho, el conocimiento de estos riesgos de sesgo es ya, en buena medida, una

forma de evitarlos (por ejemplo mediante la combinación de fuentes distintas).

En primer lugar, resulta determinante tener presente y precisar el tipo de uniones que se

observan, es decir i) si se trata de todas las parejas (cohabitantes y matrimonios) o bien sólo de

las formales y ii) si se trata de todas las parejas, con independencia de donde se formaran, o

bien de sólo las que se forman en España, sin considerar las “importadas”. Como Surra et al.

(2007) han puesto de manifiesto en un exhaustivo análisis de la literatura norteamericana

reciente sobre la pareja, los estudios están mostrando ciertas dificultades en considerar la

diversificación de las formas de pareja, al no tratar de forma suficientemente rigurosa lo que

ellos denominan el “relationship status” o tipo de pareja. Por ejemplo, en el caso del análisis de

la composición de las parejas de los extranjeros, hay que considerar que entre ellas tanto la

proporción de cohabitaciones como la de uniones “importadas” son superiores que entre el

conjunto de uniones. Puesto que la propensión a la endogamia varía también según el tipo de

unión, es preciso saber cuál es el universo de observación.

En segundo lugar, el momento en que estas uniones se observan determina también la

percepción del fenómeno. Las fuentes se distinguen según si su universo de observación son

las uniones o matrimonios recién formados (“newlyweds”) o bien las uniones o matrimonios

que perduran hasta el momento de observación (“prevailing marriages”). Los estudios pueden

centrar su interés en unos o en otros según el objetivo. Si el objetivo radica en las

consecuencias de la composición de las uniones, por supuesto será interesante disponer de las

uniones que perduran. Si, por el contrario, el objetivo es conocer las características de todas las

parejas en el momento en que se unen, el ideal sería disponer del registro de uniones. De no ser

así pueden usarse las que han perdurado pero teniendo en cuenta que se afronta un doble

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54 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

riesgo: que las características de los cónyuges hayan cambiado con el tiempo y que algunas de

las uniones que se formaron ya no existan por fallecimiento de uno o ambos cónyuges, o bien

por disolución de la unión. Ante ambas situaciones se impone la siguiente pregunta: ¿son

representativas las uniones que se observan del total de uniones? ¿se pueden inferir pautas

globales sólo a partir del comportamiento de aquéllos que se observan? La respuesta a dichas

preguntas depende en buena medida de la característica en relación a la cual se estudia la

composición de las parejas. Algunas características se ven más afectadas por el paso del tiempo

que otras, concretamente, las características adquiridas varían más que las adscritas. Además, la

evidencia empírica establece una relación negativa entre el nivel de homogamia y el riesgo de

ruptura de la unión, de tal modo que aquellas uniones que han salido de observación también

son presumibles de haber tenido una composición más heterógama que las que prevalecen.

En tercer lugar, todas estas fuentes informan sobre las características de las uniones y de los

individuos que están en unión. Por este motivo, para algunos autores (Botev 1994), estas

fuentes ofrecen una limitación importante para el estudio de la homogamia, puesto que no

permiten recomponer el mercado matrimonial. Sólo admiten una aproximación a partir de las

características de los que finalmente se han unido, lo que deja fuera a los que no lo han hecho

y, por consiguiente, deforma notablemente la visión del mercado. Como se verá en la sección

dedicada a los métodos para el análisis de la formación de las parejas (apartado 1.3.2.), existen

modelos de nupcialidad de dos sexos que permiten tener en cuenta el mercado a partir del

cálculo de tasas de nupcialidad. Para el cálculo de esas tasas resulta necesario disponer de

poblaciones de referencia por estado civil. Las fuentes que proporcionan estas poblaciones,

junto con los métodos que permiten estimar datos para los años en los que no hay información,

son presentadas en la siguiente sección.

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CUADRO 1.2. Fuentes estadísticas para el estudio de la composición de las parejas en España, 1975-2001

Fuente: elaboración propia

55

Tipo de fuente Cobertura Temporal Àmbito geogràfico / Nivel de desagregación

Universo / Muestra Tipo de unionesMomento de observación de la unión

Fecha del matrimonio disponible

CENSOS DE POBLACIÓN

Censos de 1991 y 2001Recuento: muestra de microdatos

Periodicidad desenal, 1991, 2001

EspañaPoblación residente en España: muestra 5% hogares y 10% individuos

Todas las uniones Censo Sí para 1991 No para 2001

MNP

Registro de matrimonios RegistroPeriodicidad anual, 1975-2001

España, desagregación municipal (> 10000 habitantes)

Matrimonios constituidos en España

Matrimonios constituidos en España

Celebración del matrimonio

Registro de nacimientos RegistroPeriodicidad anual, 1975-2001

España, desagregación municipal (> 10000 habitantes)

Nacimientos registrados en España

Uniones que registran uno o varios nacimientos en España

Nacimiento No

ENCUESTAS

Encuesta de Fecundidad Encuesta transversal (1977, 1985) 1999, 2006España, desagregación por CCAA

Mujeres 15-49 que residen en un hogar

Muestra de uniones de las mujeres entrevistadas

Encuesta Sí

Encuesta de Población ActivaEncuesta transversal y continua (panel)

Trimestral, 1976-2003España, desagregación provincial

Individuos mayores de 16 que residen en un hogar

Muestra de uniones de los individuos entrevistados

Encuesta No

Encuesta Sociodemográfica Encuesta retrospectivaGeneraciones 1905-1970

España, desagregación provincial

Individuos mayores de 10 que residen en un hogar

Muestra de uniones de los individuos entrevistados

Encuesta No

Encuesta de Hogares de la Comunidad Europea

Encuesta continua (panel)

Anual, 1994-200115 países comunitarios, desagregación regional (NUTS)

Hogares y individuos mayores de 16 que residen en un hogar

Muestra de uniones de los individuos entrevistados

Encuesta No

Fuente

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56 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

1.2.1.1. Censo de población de 2001

Los organismos nacionales de estadística son los responsables de la realización de los censos,

que consisten en la operación de recuento del número de individuos de una población y de sus

características en un momento preciso del tiempo. Las principales unidades de referencia de la

operación de recuento, que suele tener periodicidad decenal, son el individuo, el hogar y la

vivienda. Los resultados se presentan de forma agregada mediante tabulaciones elaboradas por

los responsables estadísticos, si bien para las últimas ediciones se encuentran disponibles los

microdatos. Este es el caso de los censos españoles de 1981, 1991 y 2001, con muestras del 5%

de hogares y del 10 % de individuos18.

Las muestras de hogares proporcionan información sobre la estructura del hogar y las

relaciones de parentesco existentes entre los componentes del mismo. Gracias a esta

información resulta posible identificar a las parejas, con independencia del tipo de pareja y,

desde 2001, también del sexo de los cónyuges. Este proceso de identificación, sin embargo, está

basado en algunos supuestos susceptibles de introducir errores, cuyo efecto minimiza el

Instituto Nacional de Estadística (INE). Concretamente, para establecer si la unión es formal o

informal, esto es, un matrimonio o una cohabitación no matrimonial, se establece un criterio

basado en la combinación de estados civiles: dos individuos que se identifican recíprocamente

como cónyuges y tienen ambos estado civil de casados son considerados un matrimonio (a

pesar de que no haya ninguna garantía de que estén casados entre sí). El resto de

combinaciones de estados civiles se registran como unión consensual.

Una vez identificadas las parejas, el censo permite cruzar las características sociodemográficas

de los dos miembros, así como conocer características de la propia pareja. El número de

variables individuales incluidas en el censo es notablemente superior al de otros registros de

recuento como el padrón o a fuentes de flujo como el Movimiento Natural de la Población. Por

ejemplo, el censo es el único que informa sistemáticamente de la situación ocupacional y el

nivel de instrucción de los cónyuges (ver capítulo 4). Además, no se limita a informar de la

nacionalidad sino también del lugar de nacimiento, informaciones complementarias que

introducen, respectivamente, matices importantes en el análisis de las parejas de extranjeros

(ver capítulo 5).

18 En el caso del censo de 2001, además de las muestras, el INE ha generado un servidor que es una forma indirecta de acceso al total de los microdatos.

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 57

Si el censo de 2001 tiene la virtud de ser el primero en admitir la identificación de un cónyuge

del mismo sexo y, por lo tanto, es pionero en el reconocimiento de las uniones homosexuales

(ver capítulo 6), esta fuente presenta, sin embargo, algunos elementos de retroceso en relación

con ediciones anteriores. En relación con el análisis de las parejas, es importante señalar que ya

no se recoge el año de matrimonio ni el número de hijos. El INE justifica la supresión de estas

variables alegando que la información ya se cubre mediante la Encuesta de Fecundidad, entre

otras fuentes. A pesar de esta justificación, la ausencia de la variable año de matrimonio limita

considerablemente el estudio de las historias matrimoniales a partir del censo, puesto que se

pierde la posibilidad de conocer la duración de la unión, de establecer el lugar en el que se

constituyó o de trabajar con cohortes de matrimonios.

En resumen, en esta tesis los datos censales se utilizan para el estudio de la composición por

nivel de instrucción de las parejas en el capítulo 4, de la composición por origen en el capítulo

5 y de la composición de las parejas homosexuales en el capítulo 6. En el primer caso se recurre

al censo porque el Movimiento Natural de la Población, como se verá a continuación, no

informa del nivel de instrucción de los cónyuges. En el segundo caso se construye el origen a

partir de las variables de municipio de residencia y año de llegada al municipio, lugar de

nacimiento y nacionalidad. En el tercer caso, el estoc de parejas homosexuales, a pesar de no

ser exhaustivo, presenta garantías de representatividad.

De forma complementaria al censo de población, y con la finalidad de introducir factores de

tipo estructural como el tamaño de los colectivos y la relación de masculinidad, se recurre a

una cuarta fuente: el Padrón Municipal de Habitantes. Se trata de una fuente administrativa

elaborada por los municipios españoles y centralizada desde 1996 por el Instituto Nacional de

Estadística que constituye un registro de los habitantes por sexo, edad y nacionalidad. El

Padrón ha sido objeto de numerosas críticas, que se agravan en lo que se refiere al registro de

extranjeros y que lo acusan de sobrestimar el número de habitantes por la ineficacia en la

corrección de los dobles registros y la identificación de las bajas. La dificultad de detección de

dichos falsos registros radica en el hecho que el alta en un municipio no supone la baja

automática del anterior. Esta sobrestimación podría verse compensada por el no registro,

teniendo en cuenta que éste no es obligatorio. Esta hipótesis parece poco probable, también

para los extranjeros, puesto que el registro en el Padrón no necesita de un permiso legal de

residencia en el país y, además, facilita el acceso a las prestaciones y servicios públicos. Ante el

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58 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

riesgo de los falsos empadronamientos de los extranjeros no comunitarios, el año 2003 se

introdujo la necesidad de una renovación periódica anual para aquellos que no dispusieran de

residencia permanente. La primera depuración se hizo efectiva a 1 de enero de 2006 y supuso

la deducción de casi medio millón de extranjeros, lo cual indica en buena medida que

efectivamente el Padrón había estado sobreestimando su volumen. Sin embargo, antes del

proceso de depuración, el Padrón ofrecía a pesar de todo una visión fiable, si no de los tamaños

absolutos, sí de los tamaños relativos de los grupos por sexo.

1.2.1.2. Movimiento Natural de la Población (MNP)

El Movimiento Natural de la Población es la fuente estadística que explota, desde 1863 y de

forma ininterrumpida19, el registro civil de los tres eventos demográficos por excelencia: los

nacimientos, los matrimonios y las defunciones. Los tres registros son exhaustivos y, por lo

tanto, no plantean problema alguno de representación territorial. La única limitación se debe a

la protección de la confidencialidad que obliga al INE a agrupar los municipios de menos de

10.000 habitantes. El MNP ha registrado cambios en su estructura a lo largo de su historia,

entre los cuales es importante destacar el de 1975, que supuso la introducción de la doble

referenciación geográfica de los acontecimientos. Este cambio supone que los lugares no sólo se

inscriben en función del lugar de registro sino también del lugar de referencia habitual del que

los experimenta (el difunto, los cónyuges o los padres de un recién nacido). Esta domiciliación,

que permite salvar la concentración de eventos en municipios con hospitales, es especialmente

completa en el caso de los matrimonios, puesto que se informa del lugar de residencia de cada

uno de los cónyuges y del lugar de residencia de la pareja (Cabré y Muñoz 1989).

El registro de matrimonios presenta algunas irregularidades e importantes cambios en su

diseño que es preciso señalar (ver Cuadro 1.4). Durante los años 1980-1986, se ha detectado un

importante subregistro de los matrimonios como consecuencia de las deficiencias voluntarias

en el proceso de cumplimentar los “boletines estadísticos” y de transmitirlos al INE por parte

de ciertas parroquias como reacción de rechazo a la legalización del divorcio (Miret 1994). En

lo que se refiere a los cambios de diseño, además de la domicilización de los matrimonios de

1975, los más importantes se introducen a partir de 1989. En ese año se incluyen variables

19 Durante el período 1871-1885, se registran algunas irregularidades coincidiendo con la implantación del Registro Civil, que sustituyó a los registros parroquiales como fuente de información del MNP.

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 59

importantes como la nacionalidad de los cónyuges, información del divorcio anterior para los

cónyuges divorciados e información sobre el número de orden del matrimonio (si bien ésta

última presenta problemas de consistencia). Estas variables se añaden a las ya tradicionales que

informan del matrimonio (lugar de inscripción, fecha de inscripción, tipo de celebración), de

las características de los contrayentes (fecha de nacimiento, edad, estado civil, profesión) y de

la coresidencia de los contrayentes (variables construidas por el MNP que informan de la

correspondencia entre el municipio de inscripción y el de residencia de los consortes y del

matrimonio).

En esta tesis doctoral se trabaja tanto con las publicaciones oficiales como con la versión de

microdatos del registro de matrimonios, esta última disponible a partir de 1976 y hasta 2005.

Como en el caso del censo, los microdatos amplían las posibilidades del análisis puesto que

permiten cruzar libremente todas las variables y, específicamente, comparar las características

de los cónyuges entre sí con el fin de estudiar la composición de los matrimonios. Esta

potencialidad se ve menguada, sin embargo, por las limitaciones propias de la fuente que, como

se ha visto, se concentran fundamentalmente en el hecho de que sólo registra las uniones

formales celebradas en España. Por otra parte, la fuente no permite trabajar la duración de los

matrimonios y sólo informa de las características de los cónyuges en el momento de casarse. No

es posible analizar la evolución de dichas características ni el efecto que éstas tienen en la vida

del matrimonio. Este tipo de información sólo puede encontrarse, como se verá a continuación,

en encuestas de tipo retrospectivo o bien de seguimiento. Por último, aunque no por eso de

menor importancia, el elenco de variables es relativamente limitado, especialmente en

comparación con los censos de población.

Se utilizan los datos del MNP en varios capítulos de la tesis. En el capítulo 3 se analiza la edad

de los cónyuges a través de las matrices con la relación recíproca de edades de los cónyuges que

el MNP ofrece desde 1922 (primero en forma de tabla publicada, como muestra el Cuadro 1.3 y

a partir de 1976 construible a partir de los microdatos). Al mismo tiempo, a partir de dichas

tablas, es posible analizar la composición de los matrimonios según el estado civil anterior de

los cónyuges, en algunos períodos incluso de forma combinada con la edad (entre 1922 y 1934

y de nuevo a partir de 1976). El análisis de la composición de los matrimonios por origen del

capítulo 5 también se realiza a partir de los datos del MNP, si bien está basado exclusivamente

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60 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

en la variable nacionalidad, con los problemas de selección que acarrea el hecho que ésta, a

diferencia del lugar de nacimiento, se pueda modificar.

CUADRO 1.3. Matrimonios clasificados según la edad y el estado civil de los cónyuges, España 1943 (reproducción del original)

Fuente: Movimiento Natural de la Población 1943, INE.

Si bien, como se ha explicado, el registro de matrimonios constituye una de las fuentes

principales de esta tesis doctoral, también se recurre de forma complementaria al registro de

nacimientos. Con la comparación de los resultados obtenidos con ambas fuentes se pretende

ampliar el universo de estudio al conjunto de parejas (aún al precio de restringir el universo al

de aquellas parejas que tienen hijos). En efecto, como muestra el Cuadro 1.5, los registros de

nacimientos ofrecen la misma información del padre y de la madre que los registros de

matrimonios ofrecen de los contrayentes, de tal forma que las parejas de padre y madre pueden

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 61

ser estudiadas en los mismos términos que las cónyuges de un matrimonio20. De esto modo, aún

al precio de tener que suponer que todas las parejas que registran un nacimiento son realmente

parejas, la observación incluye tanto a los matrimonios como a las parejas cohabitantes, y a

todas ellas con independencia de donde se formaran. Como se verá en el capítulo 5, la

incorporación de esta fuente es muy útil para el análisis de las uniones de extranjeros en el

período más reciente, puesto que la composición por origen de las uniones puede variar según

el tipo de unión y según se hayan formado en España o en el extranjero.

CUADRO 1.4. Variables contenidas en el fichero de microdatos de matrimonios, España 1975-2005

1975-1989 1990-2001 Matrimonio Lugar de inscripción (municipio y provincia) x x

Fecha de matrimonio (año y mes) x x

Tipo de celebración x x

Lugar de residencia del matrimonio (municipio y provincia) x x

Orden del matrimonio para el esposo - x

Orden del matrimonio para la esposa - x

Esposo y Esposa Fecha de nacimiento (año y mes) x x

Edad x x

Estado civil x x

Profesión x x

Nacionalidad - x

Lugar de residencia (municipio y provincia) x x

Ámbito Tamaño municipio inscripción x x

Tamaño municipio residencia matrimonio x x

Tamaño municipio residencia esposo x x

Tamaño municipio residencia esposa x x

Coresidencia Esposo residía en el lugar de inscripción x x

Esposa residía en el lugar de inscripción x x

Matrimonio residía en el lugar de inscripción x x

Esposo residía en el mismo lugar x x

Esposa residía en el mismo lugar x x

Matrimonio residía en el mismo lugar x x

Divorcio Año de divorcio esposo - x

Mes de divorcio esposo - x

Año de divorcio esposa - x

Mes de divorcio esposa - x

Fuente: elaboración propia, INE

20 Es preciso señalar que la variable nacionalidad no se introduce hasta 1996 en la explotación del registro de nacimientos, mientras que el de matrimonios lo usa desde 1989.

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62 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

CUADRO 1.5. Variables contenidas en el fichero de microdatos de nacimientos, 1975-2005 1975-1995 1996-2005

Parto Fecha del parto (año y mes) x x Mes del parto x x Semanas de gestación x x Lugar de nacimiento (municipio y provincia) x x Lugar de inscripción (municipio y provincia) x x Parto asisitido x x Multiplicidad x x Maturalidad x x Normalidad x x

Nacido Sexo x x Peso x x Nacido vivo x x Superviviente a las 24 horas x x

Padre y Madre Fecha de nacimiento (año y mes) x x Edad x x Profesión x x Lugar de residencia (provincia y municipio) x x Nacionalidad - x

Madre Casada x x Casada en primeras nupcias x x Fecha del matrimonio x x Años de casada x x Número de hijos nacidos vivos x x Fecha nacimiento hijo anterior (año y mes) x x Intervalo intergenésico x x

Ámbito Tamaño municipio inscripción x x Tamaño municipio residencia x x

Fuente: elaboración propia, INE Nota: a partir de 2006 se incluyen nuevas variables: el nivel de instrucción del padre y de la madre, así como información respecto a las uniones de hecho de las madres.

1.2.1.3. Encuestas sociodemográficas

Las encuestas son operaciones estadísticas que recogen información sobre un ámbito o aspecto

determinado mediante entrevistas a los individuos de una muestra representativa de la

población. Las encuestas pueden clasificarse en tres grandes grupos: las transversales, las

retrospectivas y las panel o de seguimiento.

Las encuestas transversales se caracterizan por ser realizadas en un momento concreto, de

modo que su cobertura temporal es más limitada que la de las otras dos tipologías. Sin embargo,

cuando las encuestas transversales se repiten con una cierta frecuencia constituyen una

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 63

fórmula con muchas posibilidades para el análisis porque permiten la comparación en el

tiempo. Es el caso de las Labour Force Surveys (LFS) que, a iniciativa de Eurostat y a través de

los distintos organismos de estadística estatales, recogen con periodicidad trimestral,

información sobre actividad y ocupación en los países comunitarios. La versión española de

esta serie de encuestas transversales es la Encuesta de Población Activa, la EPA, que por

disponer de información de la estructura del hogar se presta a ser usada para el estudio de la

pareja y la familia21. Otro ejemplo de encuesta transversal que puede ser utilizada en el análisis

de la composición de las parejas es la Encuesta de Fecundidad, que se ha realizado en ediciones

sucesivas en 1977, 1985, 1999 y 2006. La encuesta ofrece información respecto a los consortes

de las mujeres entrevistadas, concretamente respecto a su edad, a su actividad, profesión, nivel

de instrucción, entre otras, así como información de la unión (fecha del matrimonio y tipo de

celebración).

Las encuestas retrospectivas, por su parte, ofrecen información sobre las trayectorias vitales de

los individuos entrevistados. Por lo general se trata de encuestas con más variables que las

transversales, que además cubren un período de tiempo más largo, así como un buen número

de generaciones. A pesar de los problemas de representatividad (especialmente para las

generaciones más antiguas) debidos a la capacidad y/o a la voluntad de recordar de los

entrevistados, este tipo de encuestas se trabajan mediante técnicas de análisis biográfico. En

España, es de destacar la Encuesta Sociodemográfica de 1991, que con una muestra de 157.000

entrevistados22 constituye la encuesta de estas características de mayor envergadura jamás

realizada. La encuesta recoge información individual de los entrevistados pero también, de

forma indirecta, de aquellos que conviven en el mismo hogar así como de sus parientes

directos. Específicamente, el módulo 4 del cuestionario está dedicado a los matrimonios y a las

uniones maritales estables e informa directamente de la edad, el nivel educativo y el nivel

ocupacional de las cónyuges y también, de forma relativa, de la coincidencia del lugar de

nacimiento y residencia previa de los cónyuges, información, esta última, que permite abordar

la composición de los matrimonios por procedencia geográfica (ver Cuadro 1.6).

21 De hecho, más allá del estudio del mercado laboral, la EPA se ha utilizado frecuentemente para el estudio de las estructuras familiares (Garrido 1992). 22 La muestra es representativa de la población española de mayor de 10 años residiendo en hogares privados.

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64 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

CUADRO 1.6. Modulo de parejas del cuestionario de la Encuesta Sociodemográfica de 1991

Fuente: INE

Las encuestas de seguimiento o encuestas panel se basan en la técnica de entrevistar una

muestra de individuos o hogares repetidamente y a intervalos constantes. La periodicidad de

las entrevistas suele fijarse en función de los objetivos de la propia encuesta, si bien la

frecuencia más habitual es la anual. Estas encuestas permiten, por consiguiente, la

reconstrucción de las trayectorias vitales, que suelen analizarse mediante técnicas de análisis

biográfico, en un área que merece el interés creciente de demógrafos y científicos sociales. La

reconstrucción se realiza a partir de las condiciones y los estados que se recogen en cada ronda

de la encuesta y de las transiciones entre ellos o cambios de estado que permiten deducir los

acontecimientos. Por ejemplo, el cambio de estado civil implica un matrimonio, un divorcio o

una defunción. La necesidad de deducir los acontecimientos mediante los cambios de estado

limita en cierta medida el análisis puesto que no permite referenciarlos temporalemente de

manera precisa. Se sabe que el acontecimiento se ha producido entre una ronda y otra de la

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 65

encuesta pero se desconoce la fecha. Otra limitación importante de este tipo de encuestas es la

salida de observación de los entrevistados de una ronda a la siguiente, fenómeno definido con

el término inglés de “attrition”. La distorsión que introduce esta “deserción” es importante,

puesto que existe una elevada correlación entre las salidas de observación y ciertos

acontecimientos o cambios de estado, que pueden ser objetos de estudio. Con el fin de

minimizar el impacto de la “attrition”, se recurre a mecanismos para fidelizar a los

entrevistados así como a técnicas estadísticas que garanticen la representatividad de la muestra.

En España no son frecuentes este tipo de encuestas y quizás la más completa y de mayor

tamaño es la edición española del panel europeo de hogares (ECHP) que Eurostat realizó

anualmente entre 1994 y 2001 en 15 países europeos. La muestra española, basada en

individuos mayores de 16 años, oscila entre los 12.000 y los 17.000 según la ronda. La

estructura de la encuesta es compleja, puesto que se basa en cuatro tipos de ficheros: el

individual, el de hogar, el de identificación de los individuos (que permite su seguimiento entre

rondas) y el de las relaciones de parentesco. Este último es el que abre la puerta al análisis de la

composición de las parejas, tanto desde una óptica transversal como biográfica.

1.2.2. Otras fuentes estadísticas

Para calcular indicadores relativos de nupcialidad es preciso disponer de información sobre las

poblaciones de referencia por sexo y edad. Son dos las fuentes de recuento que proporcionan

esta información: los censos y los padrones. Se trata, como se ha visto en el apartado anterior,

de operaciones periódicas de recuento en el caso del censo y de explotaciones periódicas del

registro administrativo municipal. Ambos proporcionan la estructura básica por edad y sexo de

la población con el máximo grado de desagregación territorial. Solamente el censo la

proporciona también según el estado civil. Para esta tesis doctoral se manejan el conjunto de

censos del siglo XX de 1900 a 2001, además de la explotación del padrón continuo para el

período más reciente. De esta información se deriva la estimación para los períodos

intercensales de la población total y de la población soltera por sexo y edades simples. Si las

estimaciones para la población total son de uso estándar y el propio INE proporciona las suyas,

la obtención de las estimaciones de población soltera han sido calculadas expresamente para

este trabajo.

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66 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Estas estimaciones se utilizan para calcular indicadores de nupcialidad y de primonupcialidad

de primer grado. En el propósito concreto de esta tesis doctoral, se usarán, como se detallará en

el capítulo 3, como denominadores de tasas dobles de nupcialidad (también llamadas fuerzas de

atracción), en el marco de la aplicación de modelos de nupcialidad de dos sexos que requieren

trabajar con los individuos disponibles para el matrimonio. En esta aplicación los individuos

disponibles son asimilados a los solteros gracias a la interpolación realizada, lo cuál constituye

un gran avance respecto a considerar el total de la población sin considerar el estado civil. Por

supuesto, la definición podría ser aún más precisa si se estimaran cada uno de los estados

civiles, por año, edad y sexo, de forma que los denominadores de individuos disponibles

incluyeran no sólo a solteros sino también a viudos y divorciados.

Se presenta a continuación el método aplicado para estimar las poblaciones de solteros por año,

sexo y edad simple. Los pasos seguidos son los siguientes:

1. Selección de los pivotes para la interpolación: poblaciones por sexo, edad simple y estado

civil de los censos de 1900-1910-1920-1930-1940-1950-1960-1970-1981-1991-2001 y los

padrones de población de 1975 y 1986 (el de 1996 no informa del estado civil). Para cada

uno de estos puntos de observación se obtienen las proporciones de solteros entre los 15 y

los 49 años, por edad simple y sexo, de los puntos pivote de la interpolación.

2. Adecuación de los pivotes: los tres censos más antiguos, el de 1900, el de 1910 y el de 1920

no ofrecen la información de la población, total y por estado civil, por edades simples.

Además, las agrupaciones de edad no son regulares ni se corresponden a los grupos

quinquenales que se utilizan de forma estándar en el análisis demográfico. Esta limitación

de la información proporcionada originalmente por la fuente requiere de la aplicación de

un método de desagregación de los grupos de edad en edades simples que permita,

posteriormente, la construcción de los grupos idóneos. A tal efecto se utiliza un método de

interpolación oscular de datos agrupados, concretamente los multiplicadores de Karup-

King para desagrupar grupos quinquenales y decenales (Schryock, Siegel 1976).

3. Estimación de las proporciones de soltería intercensales para las edades 15-49: se descarta

la interpolación de los valores absolutos y se opta por la interpolación de las proporciones

de soltería, que posteriormente se aplicarán a las estimaciones anuales de población por

edad y sexo. Se descarta la interpolación por generación entre los valores observados a

distintas edades de cada generación, porque ni la linearidad ni la aplicación del modelo de

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 67

nupcialidad de Coale y McNail (Naciones Unidas 1984) ofrecen curvas longitudinales

creíbles de extinción de solteros. Se descarta también la interpolación lineal porque

desconoce el calendario de la nupcialidad y la forma característica que este inflige en la

curva de extinción de solteros. Y también el modelo de Coale y McNail porque, si bien

ajusta mejor la curva, es insensible a los acontecimientos y coyunturas históricas23. Se opta

pues, finalmente, por la interpolación lineal de las proporciones de soltería por edad, es

decir, por estimar las proporciones de soltería a cada edad interpolando las de una misma

edad en dos momentos consecutivos de observación censal o padronal (ver Cuadro 1.7).

4. Estas proporciones se aplican a continuación a las poblaciones estimadas anuales totales por

sexo y edad para obtener las poblaciones de solteros por sexo y edad, año a año. Para la

población total, se han utilizado las poblaciones totales por edad y sexo interpoladas y

suavizadas por Amand Blanes (2007). Esta serie se ha obtenido tras un doble proceso de

corrección de las poblaciones censales y de interpolación intercensal. En primer lugar, en

lo que se refiere a la corrección, Blanes ha retrotraído las poblaciones censales a una fecha

común, 1 de enero de cada año; ha corregido los grupos abiertos; ha corregido la mala

declaración de las edades; y ha subsanado los subregistros de población infantil y anciana.

En segundo lugar, ha aplicado la interpolación intercensal sobre las poblaciones ya

corregidas utilizando los datos de flujo de los eventos demográficos (que también se han

corregido previamente) y repartiendo los saldos migratorios resultantes (excepto a partir de

1975 cuando se dispone de información de migraciones, gracias a la Estadística de

Variaciones Residenciales)24.

23 Por otra parte, la aplicación del modelo de Coale y McNail se ve limitado en este análisis por el reducido número de puntos de observación de algunas de las generaciones que deben ser estimadas. 24 Para conocer en detalle cada uno de estos procesos de corrección e interpolación, consultar Blanes 2007.

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68 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

CUADRO 1.7. Esquema de interpolación intercensal en un diagrama de Lexis

Fuente: elaboración propia

El Gráfico 1.1 representa las proporciones de soltería obtenidas mediante las curvas de

extinción de la soltería por grupos quinquenales de edad, año y generación, en una

representación que tiene la particularidad de referenciar la información en función de las tres

ópticas demográficas clásicas. La evolución de estas curvas es consistente con la evolución de la

primonupcialidad en España a lo largo del siglo XX, tanto a nivel transversal como

generacional, que se describe en detalle en el apartado 2.1.2 del capítulo 2. El Gráfico 1.1

muestra con claridad los cambios en la intensidad nupcial y especialmente en el calendario de

las primeras nupcias así como las diferencias entre hombres y mujeres. Si bien no existe un

método idóneo para validar los resultados obtenidos en la estimación de solteros, la

correspondencia de las curvas de extinción de la soltería estimadas con la evolución de los

indicadores de primonupcialidad reales y con medidas obtenidas con encuestas retrospectivas

como la Encuesta Sociodemográfica (Miret 2002), son un buen indicativo de la solidez del

método utilizado.

Por otra parte, es posible comprobar la fiabilidad de estas estimaciones comparando los

matrimonios que de ellas se deducen con los realmente registrados anualmente. Calculamos los

matrimonios por deducción del número de solteros de un año al siguiente y de una edad a la

siguiente y los corregimos teniendo en cuenta la desaparición de solteros por otros motivos que

el matrimonio, es decir por defunción o migración. La corrección consiste en eliminar del

número de matrimonios estimados un porcentaje de la variación de efectivos totales por edad,

Edad x

Año

cen

sal

Interpolación intercensal de las proporciones de soltería observadas por edad

Año

cen

sal

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 69

sexo y año, entendiendo que esta variación por defunción o migración afecta también a los

solteros. Tras aplicar esta corrección comparamos la cifra de matrimonios anuales estimados

con los matrimonios de solteros anuales registrados por el MNP25.

El Gráfico 1.2 muestra la comparación de las series observadas y estimadas de primeros

matrimonios entre 15 y 49 años, cuyo grado de coincidencia es bueno como lo demuestra que

los coeficientes de correlación sean significativamente elevados. Para el total de matrimonios

de los hombres, la correlación entre observados y estimados es de un 0,9, mientras que para las

mujeres es ligeramente inferior, 0,83. Los resultados obtenidos por grupos de edad muestran

que el grado de ajuste de la estimación varía sustancialmente entre ellos. A título de ejemplo se

presentan en el Gráfico 1.3 las series de matrimonios, observados y estimados, para cada sexo y

para los grupos quinquenales de edad 15-19 y 25-29. Los grupos más jóvenes y más avanzados

son los que presentan un peor ajuste, si bien la introducción de la medida de corrección resulta

eficaz. En cambio, los grupos de las edades intermedias, aquéllas que concentran mayor

número de matrimonios, obtienen una estimación muy ajustada, con coeficientes siempre

alrededor del 0,95, razón por la cual el ajuste global es también satisfactorio. Los elevados

coeficientes de correlación entre las series de matrimonios registrados y estimados validan su

uso como denominadores de las tasas de nupcialidad de primer grado y de las fuerzas de

atracción, cuyo cálculo es aquí el objetivo específico.

25 A su vez, los matrimonios registrados por el MNP también son objeto de errores que subestiman o sobrestiman su número, sin embargo aquí son considerados como valores de referencia.

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70 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 1.1. Proporciones de soltería por sexo, edad, año y generación, España 1925-2000

Hombres

Mujeres

Fuente: elaboración propia, censos de población, INE

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

1925 1930 1935 1940 1945 1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000

Año

20

25

30

35

40

45

Edad

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

1925 1930 1935 1940 1945 1950 1955 1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000

A ño

20

25

30

35

40

45

Edad

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 71

Gráfico 1.2. Series de matrimonios de solteros estimados y observados por sexo y año, edades 15-49, España 1922-2001

Hombres

Mujeres

Fuente: elaboración propia, censos de población, Movimiento Natural de la Población, INE

0

50000

100000

150000

200000

250000

300000

350000

1922 1926 1930 1934 1938 1942 1946 1950 1954 1958 1962 1966 1970 1974 1978 1982 1986 1990 1994 1998

Estimados Registrados Estimados con corrección

0

50000

100000

150000

200000

250000

300000

350000

1922 1926 1930 1934 1938 1942 1946 1950 1954 1958 1962 1966 1970 1974 1978 1982 1986 1990 1994 1998

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72 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 1.3. Series de matrimonios de solteros estimados y observados por edad, sexo y año, España 1922-2001

15-19 Hombres Mujeres

25-29 Hombres Mujeres

Fuente: elaboración propia, censos de población, Movimiento Natural de la Población, INE

0

5 0 0 0 0 0

Estimados Registrados Estimados con corrección

0

10000

20000

30000

40000

50000

60000

1922 1928 1934 1940 1946 1952 1958 1964 1970 1976 1982 1988 1994 2000

0

20000

40000

60000

80000

100000

120000

140000

1922 1928 1934 1940 1946 1952 1958 1964 1970 1976 1982 1988 1994 20000

20000

40000

60000

80000

100000

120000

140000

1922 1928 1934 1940 1946 1952 1958 1964 1970 1976 1982 1988 1994 2000

0

10000

20000

30000

40000

50000

60000

1922 1928 1934 1940 1946 1952 1958 1964 1970 1976 1982 1988 1994 2000

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 73

1.3. Medidas y métodos para el estudio de la formación de las parejas

El repaso de las fuentes disponibles para estudiar la composición de las parejas en España a lo

largo del siglo XX da buena cuenta de las posibilidades y limitaciones de dicho estudio. Para

completar el marco empírico necesario para abordar el análisis de la composición de las parejas

es preciso conocer las medidas y métodos estadísticos de uso habitual en este ámbito de

investigación que tienen la virtud de contribuir, en buena medida, a la superación de parte de

las limitaciones impuestas por las fuentes. En lo que se refiere a las medidas, se presentan aquí

los indicadores de nupcialidad clásicos y los obtenidos mediante modelos de nupcialidad de dos

sexos. La presentación de unos y de otros se acompaña de una valoración crítica de su uso y de

las posibilidades de un uso complementario de ambos. En lo que se refiere a los métodos, se

presentan fundamentalmente dos técnicas distintas de análisis estadístico pero que son

utilizadas con un propósito similar: el de obtener medidas netas de homogamia, una vez

controlados los efectos de estructura o composición de los candidatos a contraer matrimonio.

En definitiva, se trata de dos formas complejas de estandarización: los modelos loglineales y los

modelos de regresión logística, cuyas ventajas y desventajas serán analizadas de forma

comparativa.

En resumen, el objetivo de este apartado es doble: en primer lugar, ofrece un elenco práctico

de las medidas y los métodos que sirven para el estudio de la composición de las parejas que

quiere ser útil para todos aquellos que abordan esta temática. En segundo lugar, como la

presentación de medidas y métodos se hace en el marco de este trabajo de investigación, este

apartado se convierte en un complemento idóneo de la parte analítica del trabajo. En cada caso,

la presentación del método remite a los capítulos de análisis en los que éste es aplicado para

mayores detalles sobre su utilización concreta.

1.3.1. Indicadores clásicos de nupcialidad

El análisis demográfico analiza la formación de matrimonios en términos de intensidad y de

calendario. Lo hace relacionando los valores del fenómeno, esto es el flujo de matrimonios, con

la población de referencia en cada momento y lo hace para cada uno de los sexos por separado.

Como se verá a continuación, el tratamiento independiente de cada sexo es la singularidad

principal de estos indicadores en relación con los obtenidos mediante modelos de dos sexos.

Antes de presentar los distintos indicadores y su interpretación, es preciso señalar, en primer

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74 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

lugar, que los indicadores de nupcialidad se refieren exclusivamente a la formación de

matrimonios, de modo que la formación de parejas de hecho, también llamadas uniones

consensuales, queda fuera de registro. Esto implica que en contextos donde el peso de dichas

uniones es importante, los indicadores de nupcialidad pierden significación y que a menudo se

usan, de modo complementario, otros indicadores como las proporciones de personas que

viven en pareja según el censo, o bien medidas de entrada en unión basados en datos de

encuestas. En segundo lugar, si bien aquí se presentan los indicadores clásicos de nupcialidad

para el conjunto de matrimonios, los mismos indicadores pueden calcularse para cada orden de

nupcias cuando se dispone del estado civil anterior de los contrayentes, lo cual puede presentar

gran interés según el tipo de análisis realizado (Vinuesa 1997).

El indicador de intensidad más sencillo y fácil de calcular es la tasa bruta de nupcialidad, que

relaciona el número absoluto de matrimonios durante un período determinado y la población a

mitad de dicho período. Una medida más ajustada es la tasa general de nupcialidad, en la que

los matrimonios en el numerador se relacionan con las personas en edad de contraer

matrimonio, ya sean éstas las mayores de 15 años o bien las de un intervalo determinado,

normalmente los 15-49 años. Tanto en una tasa como en otra, por tratarse de tasas brutas, sus

valores se ven directamente afectados por la estructura de edades de la población. Para superar

esta limitación se calculan tasas específicas de nupcialidad de segunda categoría, que relacionan

el total de matrimonios de un sexo y una edad determinada con la población de ese sexo y esa

edad a mitad del intérvalo. Si los matrimonios se relacionan con la población soltera, se trata

entonces de tasas de primera categoría, también llamadas de exposición o de riesgo. Las tasas de

nupcialidad de primera y segunda categoría se convierten en tasas de primonupcialidad si se

consideran exclusivamente los primeros matrimonios en el numerador. La construcción de

indicadores de nupcialidad transversales a partir de las tasas específicas de nupcialidad de

segunda categoría es la base del método de los “matrimonios reducidos” de Louis Henry, que

asume una generación ficticia no afectada por la mortalidad. Mediante la suma de las tasas

de segundo grado, ponderadas por la amplitud del intervalo, se obtiene el indicador sintético

de nupcialidad y mediante la media de las tasas ponderadas por la edad al matrimonio, la edad

media al matrimonio.

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 75

Indicador Sintético de Nupcialidad ∑=

=−=

wx

x x

x nP

mISN

15· [1]

Edad media al matrimonio ∑=

=−

=wx

x x

x

nP

nxmEMM

15 ·

·· [2]

donde: mx = matrimonios totales a cada edad o intervalo de edades; n = amplitud

del intervalo de edades; xP−

= población a mitad de período de cada edad o

intervalo de edades; w = última edad considerada (habitualmente los 49 años).

Estos indicadores obtenidos mediante los matrimonios reducidos pueden calcularse con datos

transversales o longitudinales. En el primer caso, la interpretación de los resultados debe tener

en cuenta que los valores son los de una generación ficticia: “(…) si ceux taux étaient ceux

observés dans une génération leur somme représenterait la fréquence des premiers mariages

dans cette génération. Calculés pour une année donnée, donc en faisant intervenir le

comportement de diverses générations qui concluent un premier mariage avant 50 ans, cette

somme est d’interprétation délicate” (Guibert-Lantoine et Monnier, 1995). Este punto de

abstracción desaparece cuando se calculan desde una óptica longitudinal para generaciones

reales.

Ante la frecuente ausencia de datos históricos, se han desarrollado métodos alternativos al de

los matrimonios reducidos para obtener medidas de nupcialidad. Concretamente, cuando sólo

se dispone de censos y recuentos pero no de los matrimonios por edad y sexo necesarios para el

cálculo de las tasas específica, es posible aplicar el método desarrollado por Hajnal (1953). Este

método, que puede aplicarse tanto desde una óptica transversal como longitudinal, utiliza las

proporciones de soltería a la edad de 50 años como medida de intensidad y estima la edad

media al matrimonio mediante una fórmula basada en las mismas proporciones de soltería (ver

fórmula 3). La edad media al matrimonio calculada con este procedimiento se conoce mediante

sus siglas SMAM (Singulate Mean Age at Marriage):

⎟⎠⎞

⎜⎝⎛ +

⎥⎦

⎤⎢⎣

⎡⎟⎠⎞

⎜⎝⎛ +

−⎥⎦

⎤⎢⎣

⎡+⎟

⎞⎜⎝

=∑=

2100

502

500.15

505455

50545545

155

CC

CCCSMAM x

x [3]

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76 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

En el apartado 2.1.2 del capítulo 2 se describen las pautas de nupcialidad en España durante el

siglo XX, a a partir de las series de matrimonios, las series del ISN y la EMM así como

estimaciones de la nupcialidad de las generaciones.

1.3.2. Indicadores a partir de modelos de nupcialidad de dos sexos

Los indicadores de nupcialidad presentados en el apartado anterior analizan la nupcialidad de

forma independiente para hombres y mujeres. El análisis demográfico trata así el matrimonio

de forma análoga a como trata los nacimientos o las defunciones, mediante tablas de extinción

en las que los solteros equivalen a los supervivientes y los matrimonios a las defunciones. Sin

embargo, a diferencia de otros fenómenos, el matrimonio es un fenómeno abierto o de

mercado que requiere de la interacción de dos personas para concretarse. Las medidas

tradicionales basadas en un solo sexo no captan esta dimensión de mercado que, sin embargo,

es de gran importancia para la comprensión de las pautas de nupcialidad y especialmente de la

composición de las parejas (Le Bras 2005). Por este motivo, los demógrafos han desarrollado

modelos de nupcialidad de dos sexos que analizan la nupcialidad de forma combinada para

hombres y mujeres calculando tasas únicas denominadas fuerzas de atracción (Schoen 1981,

1988; Pollack 1986). Estos modelos tienen la virtud de operacionalizar la teoría del mercado

matrimonial contemplando la interacción entre efectivos masculinos y femeninos. El modelo

clásico de nupcialidad de dos sexos es el de Robert Schoen, que se denomina modelo de la

media armónica y que es concebido con la finalidad de analizar “how observed behavior can be

decomposed into the effects produced by age-sex composition and those produced by the

underlying preferences.” (Schoen, 1981, p. 201). Además, este modelo, a diferencia de los

modelos loglineales que se presentan a continuación, no necesita inferir la distribución de los

candidatos en el mercado matrimonial a partir de la distribución de los cónyuges de las parejas

resultantes, lo cual siempre entraña riesgos.

El cálculo de las denominadas fuerzas de atracción o tasas dobles de nupcialidad consiste en

obtener una tasa única para ambos sexos y para cada combinación de edades o grupos de

edades. En una matriz de doble entrada que distribuye los matrimonios según las edades

respectivas de los cónyuges, a cada celda le corresponde una tasa y la suma de las tasas, en

sentido horizontal y vertical respectivamente, equivale a la tasa específica de nupcialidad

masculina y femenina de cada edad. Como muestra la fórmula 4, las fuerzas de atracción

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 77

relacionan el número de matrimonios entre hombres y mujeres de unos determinados

grupos de edad, con una media del numero de candidatos hombres y mujeres de dichas

edades26. La aportación del modelo reside, pues, en la obtención de un numerador y un

denominador único. Schoen (1981 y 1988) utiliza en su modelo una media armónica (que

dará nombre al modelo) para obtener el denominador: la media armónica es la inversa de la

media aritmética de los inversos de los valores considerados, y tiene la particularidad de ser

más sensible a la variación entre los valores.

))()·((

)·1()·1(

1);( jiij

ji

ij

ji

ijij F

mHnm

mF

nH

FHHm m +=

+

==α [4]

)·()·(·

nFnHFH

ji

ji

ijij

m

+

=α [5]

donde: mij = matrimonios entre hombre de edad i y mujeres de edad j; Hi = número de

hombres de edad i; Fj = número de mujeres de edad j; n = amplitud del intervalo de

edades masculinas; m = amplitud del intervalo de edades femeninas.

Existe una fórmula alternativa (ver fórmula 5) para el cálculo de las fuerzas de atracción.

En este caso el número de matrimonios se relaciona en el denominador con la relación

entre el número potencial de encuentros entre los individuos de ambos grupos y el número

posible de uniones resultante de estos encuentros potenciales. Los encuentros potenciales

se obtienen mediante la multiplicación del número de hombres y mujeres, mientras que las

uniones posibles se limitan a la suma de ambos valores. La relación resultante entre ambos

equivale al cálculo de una media armónica. A pesar de que el modelo de nupcialidad de la

media armónica de Schoen ha recibido críticas que, entre otras cosas, le han reprochado su

insensibilidad a la competitividad entre candidatos en el mercado (Choo, Siow 2006), ha

sido usado con éxito en estudios sobre la composición de las parejas, como el de la

homogamia educativa en los Estados Unidos de Qian y Preston (1993).

En el capítulo 3, se utilizan las fuerzas de atracción para aplicar un modelo de simulación

de las pautas de homogamia por edad suponiendo que las preferencias en materia de edad

26 “Schoen’s harmonic-mean model, which relates marriages between people in particular age/education categories to the harmonic mean of the numbers of women and men with those characteristics” (Qian & Preston, 1993, p.494).

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78 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

de los cónyuges (recogidas en la matriz de fuerzas de atracción) se hubieran mantenido

constantes. Mediante esta simulación, es posible distinguir el efecto de las variaciones en la

distribución por edad y sexo de los candidatos a contraer matrimonio sobre la formación de

las parejas.

1.3.3. Modelos loglineales

Los modelos loglineales son una técnica de aplicación frecuente en el ámbito de estudio de la

pareja. Estos modelos se utilizan para analizar las relaciones entre dos variables categóricas

(Knoke, Burke 1980). Aplicados al estudio de la composición de las parejas, los modelos

loglineales permiten controlar el efecto que el cambio en la disponibilidad de efectivos

ocasiona sobre las posibilidades de formar unión con cónyuges de determinadas características.

Este control se consigue relacionando el número de casos observados para cada combinación de

cónyuges con el número de casos que se esperaría dada la distribución de cónyuges. Los

modelos producen unos parámetros en términos de odds ratio que expresan esa relación.

Comparados con los modelos de regresión logística o los modelos de riesgo, los modelos

loglineales poseen algunas características especialmente apropiadas para el análisis de la

composición de las parejas. En primer lugar, estos modelos no distinguen entre variable

dependiente y variables independientes sino que miden la asociación entre dos o más variables

más allá de lo que se relacionarían por la simple intervención del azar, permitiendo así

formulaciones teóricas más flexibles. En segundo lugar, los modelos loglineales tratan el

mercado matrimonial de forma holística, es decir, considerando todas las interacciones posibles

sin necesidad de fragmentarlas para ser adaptadas a otro tipo de técnicas. Se trata, pues, de una

visión más cercana a los mercados matrimoniales, que no obliga a fracturar el análisis en

múltiples combinaciones o transiciones, que, en la mayoría de casos, son interdependientes

entre sí.

La limitación principal de la aplicación de estos modelos al campo de la pareja radica en la

necesidad de definir las características del mercado y la distribución de candidatos a partir de

las características de aquellos que efectivamente entraron en unión. Este supuesto, por

descontado, entraña riesgos importantes ya que aquellos que no entran en unión podrían muy

bien estar seleccionados y tener una distinta distribución por la característica estudiada. Si el

objetivo del estudio es el análisis de los efectos del mercado matrimonial sobre la composición

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 79

de la pareja, el uso de los modelos loglineales resulta poco conveniente. Sin embargo, si el

objeto de estudio es la composición de la pareja, los modelos loglineales se revelan muy útiles.

No en vano los ejemplos de utilización en la literatura son numerosos (Botev 1994; McCaa

1993; Mare 1991; Birkelund, Heldal 2003; Schwartz, Mare 2005), de tal modo que se podría

afirmar que los modelos loglineales se han convertido en el método de estandarización

estándar para el estudio de la composición de las parejas.

Para aplicar un modelo loglineal es preciso tener dos variables categóricas que permitan

distribuir los casos en una matriz de doble entrada. En el caso concreto de las parejas las dos

variables siempre son la característica o características seleccionadas de uno y otro de los

cónyuges, respectivamente27. En el Cuadro 1.8, i y j identifican la variable de las filas y la de las

columnas respectivamente, que tienen la particularidad de tener el mismo número exacto, I, de

categorías. fij representa la frecuencia de casos de cada celda. f1+ y f+1 equivalen a la suma de la

fila 1 y la columna 1 respectivamente. Estas sumas se denominan marginales de la tabla,

mientras que la suma de dichos marginales, esto es del total de casos de la tabla, se define

mediante f++. Cuando las variables, además de tener el mismo número de categorías son

simétricas, las celdas de la diagonal representan las parejas en las que ambos cónyuges

comparten una misma categoría. A ambos lados de la diagonal se encuentran el mismo número

de celdas distribuidas simétricamente, con el orden de las combinaciones invertido.

CUADRO 1.8. Matriz de doble entrada para variables categóricas

Fuente: elaboración propia

27 Para las parejas heterosexuales se trata de las características del hombre y de la mujer; para las parejas homosexuales es preciso establecer un criterio, a menudo la edad, para identificar un cónyuge 1 y un cónyuge 2.

j = 1 j = 2 ... j = I Totali = 1 f11 f12 f1I f1+

i = 2 f21 f22 f2I f2+

...

i = I fI1 fI2 fII fI+

Total f+1 f+2 f+I f++

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80 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Los modelos loglineales descomponen jerárquicamente cada uno de los efectos, por ejemplo, el

efecto de pertenecer a un grupo A, el efecto de pertenecer a un grupo B y el efecto de

pertenecer a A y B simultáneamente. Es precisamente este último efecto el que puede ser

utilizado como un indicador neto de la interacción entre las variables, libre del efecto de la

estructura o distribución de los marginales. A partir de aquí, pueden formularse todo tipo de

hipótesis entorno a las pautas de interacción entre las distintas variables y plantear modelos

específicos que respondan a las preguntas que interesan, partiendo, por razones de exposición,

del modelo de independencia, cuyas frecuencias esperadas se obtienen de:

log (fij) = μ + λiA + λjB + λijAB [6]

donde: fij es la celda definida por la categoría i de la variable A y la categoría j de la

variable B; μ es una constante; λiA es el efecto de la fila (de la variable A, los hombres);

λjB es el efecto de la columna (de la variable B, las mujeres); λij

AB es el efecto de la

interacción de les variables A y B en cada celda.

Los modelos loglineales trabajan con los logaritmos de las frecuencias que, a su vez, son el

resultado de la combinación de un conjunto de parámetros. Los tres primeros parámetros μ,

λiA, i λj

B , contienen la información relativa a la estructura de la tabla. Si la distribución de los

casos dentro de la tabla fuera independiente de una y otra variables, el logaritmo de la

frecuencia observada sería exactamente igual a la suma de estos tres parámetros. Como la

distribución de los casos, en este caso las parejas, no responde a un modelo aleatorio, es

necesario estimar un cuarto parámetro, λijAB, para obtener exactamente la frecuencia observada

en cada celda. En cierto modo, este parámetro se suma o se deduce de la condición de

independencia, de tal manera que en una celda donde se concentren más casos de los esperados

según una distribución independiente o aleatoria, λijAB tomará valores positivos, mientras que

en las celdas donde los casos observados sean menos que los esperados λijAB tomarás valores

negativos. Esto significa que este cuarto parámetro puede ser utilizado como medida de

interacción neta entre categorías, de la misma forma que las fuerzas de atracción producidas

por los modelos de dos sexos. Estos parámetros permiten comparar tablas distintas (de distintos

momentos, lugares o generaciones) sin que los cambios de estructura entre ellas afecten las

medidas obtenidas. Puesto que el valor de la interacción λijAB se expresa en forma logarítmica,

este puede tomar valores positivos o negativos. Para facilitar la interpretación de estos

parámetros suele deshacerse el logaritmo mediante el cálculo de la exponencial, que indica en

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 81

qué medida el valor observado es superior o inferior al esperado en el caso de no existir

asociación entre A y B. A título de ejemplo, un valor de λijAB = 2,3 indica que el número de

casos en esa combinación es casi 10 veces superior al esperado (exp 2,3 = 9,97); en cambio un

valor de λijAB = -0,7 significa que el número de casos es la mitad del esperado en condiciones de

independencia (exp – 0,7 = 0,50).

Cuando se calculan tantos párametros como celdas tiene la matriz de partida, el modelo se

denomina saturado. Esto implica que, si bien permite obtener medidas netas, no permite poner

a prueba ninguna hipótesis explicativa o predictiva. El modelo saturado, aunque tiene la

particularidad de reproducir exactamente los datos, no tiene interés analítico, puesto que

consume tantos parámetros como combinaciones de categorías quiere explicar. Se trata, por

tanto, de un modelo con nula parsimonia28. Los modelos con finalidad explicativa son aquellos

que permiten probar hipótesis sobre el tipo de asociación entre las variables analizadas. Estos

modelos parten del modelo de independencia, aquél que asume que no hay relación entre las

variables analizadas, y se construyen incorporando condiciones que se contrastan mediante la

bondad del ajuste obtenido. La independencia total se va limitando en los llamados modelos de

“quasi-independencia” que restringen la ausencia de interacción sólo a algunas celdas de la

matriz. En el caso de la homogamia es típico ensayar la hipótesis de que haya interacción en las

celdas homógamas, las que se encuentran en la diagonal de la matriz. También es posible testar

hipótesis de simetría, suponiendo que la interacción no es la misma a un lado y otro de las

celdas de la diagonal, lo que en el caso de la formación de la pareja, en el que los características

masculinas ocupan las filas y las femeninas las columnas, o viceversa, equivale a plantear la

existencia de diferencias de género.

En este trabajo se aplican los modelos loglineales en el análisis de la composición de las parejas

según el nivel de instrucción de los cónyuges (capítulo 5), con el objetivo de poder analizar las

pautas de homogamia de forma comparada a través de las cohortes de matrimonio y/o las

cohortes de nacimiento sin que los cambios en la estructura educativa de los cónyuges afecte a

la validez de la comparación. Además de los modelos loglineales, en este capítulo se utilizan

también otros indicadores más sencillos que también ofrecen medidas netas tanto de

homogamia como de hipergamia e hipogamia. Su cálculo se detallará en el propio capítulo.

28 Se denomina parsimonia al grado de sencillez de un modelo: cuanto menos parámetros son necesarios para explicar un fenómeno, más parsimonioso es el modelo.

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82 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

1.3.4. Regresiones logísticas

El estudio del comportamiento de los individuos de una población debe tomar necesariamente

en cuenta las características de los individuos y la composición de la población estudiada con el

fin de obtener medidas comparables del comportamiento estudiado. La distribución de las

subpoblaciones que tienen pautas de comportamiento propias, determina directamente el

cálculo de tasas brutas del fenómeno. Con el objetivo de controlar el efecto de la estructura, el

análisis demográfico aplica fundamentalmente la técnica de la estandarización, que consiste

precisamente en fijar la composición de la población o bien la pauta del comportamiento para

poder obtener tasas comparables (Vinuesa 1997)29. La técnica de la estandarización es una de

las técnicas estadísticas de análisis de datos frecuentemente usadas en las ciencias sociales y

entre las que también se cuentan las de regresión, que sirven al mismo propósito que la

estandarización pero facilitan el control de distintas variables al mismo tiempo (modelos

multivariados). Los modelos de regresión ofrecen otra ventaja adicional a las técnicas de

estandarización, no sólo permiten controlar muchas variables simultáneamente sino que

también calculan parámetros para medir el efecto de cada una de ellas y para cada una de sus

categorías.

En concreto, los modelos de regresión logística permiten estudiar la relación entre una o más

variables independientes cuantitativas y/o cualitativas y una variable dependiente de tipo

dicotómica. Estos modelos permiten i) determinar la existencia o ausencia de relación entre las

variables independientes y la dependiente, ii) medir la magnitud de dicha relación y iii)

predecir la probabilidad de que un individuo tenga un determinado comportamiento, o pase

por un determinado evento, en función de sus características individuales (Jovell 1995). En este

trabajo, los modelos de regresión logística se utilizan para analizar el efecto de las

características individuales en las pautas de formación de la pareja. El modelo de regresión

logística se construye a partir de una variable dicotómica, Y, con un valor 0 y un valor 1 que

permite la creación de un coeficiente clave: la odds ratio. Este coeficiente expresa la relación

29 Existen dos tipos de estandarización, la directa y la indirecta. En el primer caso, se calcula un indicador comparativo por el mismo procedimiento que se calcula una tasa bruta, como la media ponderada de las tasas específicas pero ponderadas por una serie de referencia, llamada estándar o población tipo, con la cual se homogeneiza la estructura composicional de los distintos grupos o poblaciones a comparar. En el segundo caso, se compara el comportamiento real de cada población a un comportamiento de referencia construido aplicando tasas tipo a la estructura composicional observada en cada población (Menacho 2002).

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TEORÍA, FUENTES Y MÉTODOS 83

entre la probabilidad que ocurra el acontecimiento, 1, y la opción contraria, que no ocurra, 0

(ver fórmula 7). Se trata por lo tanto de una medida de riesgo relativo.

ppOR−

=1

[7]

La particularidad de la regresión logística, a diferencia de la regresión multiple, reside

justamente en que no se predice el valor de la variable independiente Y según una serie de

variables independientes X, sino que lo que se predice es la probabilidad de que Y ocurra. Esto

implica que, como muestran la fórmula 8, la predicción del riesgo se expresa mediante el

logaritmo natural. El modelo permite estimar un coeficiente, β, para cada variable considerada.

β indica cuanto varía la riesgo relativo de que ocurra el acontecimiento (Y=1) para cada

incremento en una unidad de Xn.

)*(...)*()*(1

ln 2211 nn xxxp

p βββα ++++=−

[8]

En el análisis de los matrimonios de los inmigrantes en España, que se desarrolla en el capítulo

5, se aplican modelos de regresión logística para analizar la propensión de los distintos

colectivos de inmigrantes i) a formar una unión consensual y ii) a formar una unión con un

cónyuge del mismo origen (unión endógama). Formar una unión consensual en lugar de un

matrimonio y formar una unión endógama en lugar de una unión exógama constituyen pues

las dos variables independientes del análisis. También el capítulo 6, dedicado a la composición

de las uniones homosexuales a partir de los datos del censo de población de 2001, aplica

técnicas de regresión logística. En este caso, la variable dependiente es estar en unión

homosexual o heterosexual controlando por una serie de variables independientes referidas a

las características individuales de los cónyuges y a la composición de las uniones en relación a

los ejes básicos de la homogamia. De nuevo, se trata de estandarizar con el fin de obtener una

caracterización creíble tanto de los cónyuges como de sus uniones.

A diferencia de los dos métodos anteriormente presentados (los modelos loglineales y los

modelos de dos sexos), la regresión logística se aleja de la lógica de mercado. La lógica de

mercado lleva a utilizar modelos con el fin de controlar el efecto de la estructura sobre las

opciones matrimoniales, es decir, considerar que no todos los individuos disponen de las

mismas oportunidades en cada momento y circunstancia, de modo que es preciso neutralizar el

efecto de la estructura cambiante a fin de obtener medidas netas de las pautas de asociación

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84 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

matrimonial entre individuos y grupos. Como se ha dicho, la diferencia entre ambos métodos

estriba en que el modelo loglineal infiere la disponibilidad de candidatos a partir de la

composición de los que han formado unión, mientras que el modelo de dos sexos, a través de

las fuerzas de atracción, utiliza datos de la población disponible de referencia. La regresión

logística no se propone controlar este elemento estructural, que puede ser considerado macro

porque actúa sobre el comportamiento de los individuos. En el caso de la regresión el propósito

del análisis es más bien micro porque pretende identificar los factores individuales que están

relacionados con el comportamiento de los individuos y que, por agregación, inciden en el

comportamiento agregado y deben ser controlados para garantizar la comparabilidad. En lo que

se refiere a la composición de las parejas el método se utiliza para identificar si aquellos

individuos que forman uniones más o menos homógamas están más o menos seleccionados en

función de sus características, sin considerar las posibles restricciones en la disponibilidad de

cónyuges. Por lo tanto, de la presentación de los tres métodos cabe concluir que la elección de

uno u otro se hará en función del objetivo del análisis y que podrán incluso combinarse entre sí

para responder a las distintas preguntas planteadas. El uso acertado del método resulta un

aspecto crucial en este ámbito de estudio, pues son varios los investigadores que han alertado

de los riesgos que entraña la complejidad de los modelos usados para el estudio de la

composición de las parejas (Kalmijn 1993; Rosenfeld 2005).

Tras el repaso de los métodos de uso habitual en el estudio de la composición de las parejas y la

presentación de su aplicación en este trabajo, se cierra este capítulo dedicado a los fundamentos

para el estudio de la homogamia. En el capítulo siguiente, se completa la primera parte de la

tesis doctoral con las bases demográficas necesarias para el análisis de las parejas en España

mediante una exposición de las pautas de nupcialidad y de las recientes transformaciones en el

ámbito de la familia y la pareja.

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LA PAREJA EN ESPÑA 85

22.. LLAA PPAARREEJJAA EENN EESSPPAAÑÑAA EENN EELL SSIIGGLLOO XXXX

En este capítulo se presenta el contexto demográfico en el que se han formado las parejas en

España a lo largo del siglo XX con el fin de ofrecer al lector los fundamentos necesarios. Si bien

el objetivo principal de la tesis doctoral es el análisis de la composición de las parejas, éste

requiere un conocimiento previo de las pautas de nupcialidad. La descripción de la nupcialidad

española en el último siglo tomará especial cuenta de las transformaciones recientes

acontecidas en las últimas tres décadas. Se trata, concretamente, de la explosión de las segundas

nupcias como consecuencia de la legalización del divorcio, del incremento del fenómeno de la

cohabitación, del aumento de las parejas entre españoles y extranjeros y de los primeros

matrimonios homosexuales. Estos cuatro elementos de cambio, que surgen o se hacen visibles

en este período, pueden ser leídos como indicadores de modernidad y como un claro reflejo del

aumento del margen de libertad a la hora de formar pareja.

La composición de las parejas no es una variable independiente de la formación de la pareja

sino una dimensión particular de la misma. Por este motivo, en esta sección, se analiza la

formación de la pareja en España a lo largo del siglo XX con el propósito de ofrecer los

elementos indispensables para el desarrollo del análisis posterior. De otra manera, difícilmente

se podría analizar quién se casa con quién sin saber previamente quiénes se casan, a qué edades

lo hacen, si los matrimonios se disuelven, etc. El capítulo se estructura en dos apartados: en

primer lugar, se presentan las pautas de nupcialidad en España a lo largo del siglo XX a partir

de los trabajos de destacados demógrafos españoles (Cachinero 1982; Reher 1991; Miret 2002;

Castro 1993); en segundo lugar, se abordan con mayor detalle las transformaciones que han

revolucionado el ámbito de la familia y muy especialmente de la pareja en las últimas tres

décadas en España y en el conjunto de países desarrollados. Estas transformaciones, que han

sido leídas en clave de modernización, y que incluso han dado lugar a la formulación de una

nueva teoría de transición demográfica, la teoría de la segunda transición demográfica (Van de

Kaa 1987, Lesthaeghe 1991), han merecido gran interés en la literatura científica y también

divulgativa. Se repasan aquí, de forma crítica, las distintas interpretaciones que de estos

cambios han ofrecido los autores (Iglesias de Ussel 1998; Garrido y Gil Calvo 1993; Alberdi

1999; Delgado 1993; Domingo 1997; Cabré 1995) y se analizan, específicamente, los tres tipos

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86 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

de uniones que cobran protagonismo en este período reciente: las uniones consensuales, las

uniones homosexuales y las uniones entre españoles y extranjeros.

2.1. Pautas de nupcialidad en España en el siglo XX

2.1.1. Marco interpretativo y contexto europeo

El estudio de la nupcialidad se basa en la construcción de indicadores relativos del número de

matrimonios y de las edades a los que hombres y mujeres contraen matrimonio. Para

interpretar dichos indicadores y explicar la evolución tanto en intensidad como en calendario

nupciales, existen distintos factores y teorías diversas. Miret (2002) ofrece una útil clasificación

de las distintas y complementarias aproximaciones teóricas a la nupcialidad, clasificándolas en

tres grandes categorías: las teorías homoestáticas, las teorías cíclicas y las estratégicas. Las

homoestáticas o estructurales son las que explican la nupcialidad considerando la influencia de

la coyuntura y del contexto económico: típicamente, la teoría maltusiana. Las teorías cíclicas

incorporan el impacto de las fases cíclicas derivadas de los tamaños cambiantes de las

generaciones tanto en el mercado de trabajo (Easterlin 1987) como en el mercado matrimonial

(Cabré 1993, 1994; McDonald 1995). Las teorías estratégicas, por su parte, revelan la

importancia de los comportamientos y las estrategias individuales y descienden hasta niveles

más micro o individuales: es el caso, en buena medida, de la teoría de Hajnal (1974) sobre el

modelo europeo de matrimonio, de la aproximación microeconómica de la nueva economía de

la familia de Becker (1974) o, incluso, de la teoría de la segunda transición demográfica de Van

de Kaa (1987) y Lesthaghe (1991).

Por su sencillez y claridad se recupera aquí el esquema explicativo de la nupcialidad propuesto

por David Reher (1996) en su análisis histórico de la familia en España. Este esquema distingue

entre el contexto social y económico y los determinantes inmediatos. En el primer caso, el

autor se refiere al régimen demográfico, a los factores económicos (estructurales y

coyunturales) y a las condiciones culturales. En el segundo caso, identifica dos determinantes

que se ven influenciados por el contexto y que inciden directamente en las pautas de

nupcialidad: se trata de la combinación de la disponibilidad de pareja (determinada

básicamente por el mercado matrimonial) y de la capacidad social y económica para casarse, es

decir, la que convierte en aptos para el matrimonio a los individuos y, por lo tanto, genera

candidatos en el mercado matrimonial. Según el propio Reher, el peso del contexto social y

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LA PAREJA EN ESPÑA 87

económico varía según el regimen matrimonial vigente: “Within the context of pre and early-

transitional Spain, the social, economic and demographic limits to “free” choice where so

apparent that it is not difficult to understand why marriage was the most sensitive of all

demographic indicators to its social context.” (Reher 1991, p.25). Este esquema tiene la virtud

de recoger buena parte del marco teórico fundamental para el estudio de la nupcialidad que

generaron los estudios de Malthus y Hajnal (Reher 1996, p.228).

Tanto Malthus como Hajnal incorporaron la nupcialidad dentro del conjunto del sistema

demográfico, valorando su interdependencia con los demás fenómenos, fundamentalmente con

la fecundidad y la mortalidad. Para Malthus, la reducción y el retraso de la nupcialidad eran

mecanismos de control directo de la fecundidad. Hajnal identificó que los países europeos eran

los únicos en haber experimentado durante un largo período de más de dos siglos una

nupcialidad tardía y de baja intensidad: “The distinctive marks of the “European pattern” are 1)

a high age at marriage and 2) a high proportion of people who never marry at all” (Hajnal

1965, p.101). El autor añadió que esta pauta singular no sólo se explica por las condiciones del

sistema económico sino que, a su vez, tienen efectos positivos sobre dicho sistema (mediante la

reducción de la fecundidad): “If late marriage brings about wealth, wealth may equally cause

late marriage” (Hajnal 1965; 133). Los estudios llevados a cabo para distintos países europeos

confirman que efectivamente el modelo europeo prevaleció, como lo demuestran los

porcentajes de un 10% de soltería definitiva de las mujeres nacidas cerca de 1880 en Europa

occidental, o de más del 20% de las mujeres del norte de Europa. Estas mismas mujeres no se

casaron, de media, hasta o los 26 o los 27 años de edad (Festy 1971, 1980).

Sin embargo, los estudios posteriores identificaron, también con claridad, la recesión del

modelo europeo de matrimonio durante la primera mitad del siglo XX en el nuevo contexto de

industrialización y, sobretodo, de introducción y difusión de las medidas anticonceptivas

(Muñoz-Pérez 1979). La intensidad matrimonial aumentó, como lo prueban los mínimos

niveles de soltería definitiva (inferiores al 5%) de las mujeres nacidas durante los años 1940s y

su calendario rejuvenecido, con edades medias de entre 22 y 24 años según los países. Las

décadas posteriores a la segunda Guerra Mundial son un período de auge de la nupcialidad, que

se traducirá en el conocido aumento del número de nacimientos o “baby-boom”, y que algunos

autores no dudan en cualificar de “golden age” o edad de oro: “Marriage had not been so close

to universal nor taken at such an early age in Western Europe for at least two centuries” (Festy

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88 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

1980, p.311). Como se verá en el apartado dedicado a las transformaciones recientes, este

período de plenitud fue mucho más breve que el período de hegemonía del modelo europeo de

matrimonio. Desde inicios de los años 1970s (segunda mitad de los años 1960s en algunos

países nórdicos como Suecia y Dinamarca), el número de matrimonios empezó a reducirse en

Europa. Simultáneamente, la estabilidad de los matrimonios se precarizó y aumentaron los

divorcios. Son los dos indicadores fundamentales que alertaron de los incipientes cambios en la

formación familiar derivados, entre otros factores, de la incorporación masiva de la mujer al

mercado de trabajo y que, hasta hoy, han transformado las pautas de nupcialidad.

Sin embargo, este proceso de difusión y superación posterior del modelo europeo de

matrimonio no se produjo de forma homogénea en toda Europa. El propio Hajnal precisó, al

definir su modelo, que algunas zonas del este y el sudeste de Europa quedaban fuera del ámbito

de cobertura de dichas pautas. El caso de España, si bien no queda excluido del modelo europeo

de matrimonio, sí lo adopta con cierto retraso. Como se verá a continuación mediante el

análisis de las series de los indicadores sintéticos de nupcialidad y edad media al matrimonio, la

nupcialidad española también evolucionó desde finales del XIX hacia las pautas propias del

modelo europeo de matrimonio. Este proceso de retraso y disminución de los matrimonios, sin

embargo, y como ocurre en otros países del sur de Europa, fue algo más tardío que en el resto

de países europeos y además se vio excepcionalmente potenciado por la Guerra Civil española.

Los siguientes puntos analizan el proceso de adopción y abandono del modelo europeo de

matrimonio en España desde una perspectiva transversal y haciendo hincapié en la

regionalización de este proceso y de las pautas de nucpialidad. Además, la presentación

transversal y territorial se completa con una pincelada de la nupcialidad de las generaciones y

con la distinción de la nupcialidad por orden que permite descubrir la evolución del peso de las

segundas nupcias así como los cambios en la composición por estado civil de los contrayentes

que se derivan de los cambios demográficos y legislativos.

2.1.2. Evolución histórica, s.XX

2.1.2.1. Ascenso y caída del modelo europeo de matrimonio

La evolución de las pautas de nupcialidad en España a lo largo del siglo XX se caracteriza, como

ya se ha avanzado, por una evolución paralela pero algo retrasada a la del resto de países

europeos. Es decir, una fase inicial de matrimonio tardío y escaso que culmina con la Guerra

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LA PAREJA EN ESPÑA 89

Civil, cuyos efectos contribuyen a retrasar aún más el matrimonio y a reducir brusca y

temporalmente el número de matrimonios. Una fase intermedia de plenitud nupcial con

elevada intensidad nupcial y calendario muy rejuvenecido. Y una última fase en la que los

matrimonios vuelven a caer y de nuevo se retrasa el matrimonio, sin que, como advierte Castro

(1993), la coincidencia de los indicadores recientes con los propios del modelo europeo de

matrimonio signifique en absoluto un retorno a dicho modelo: “Although recent nuptial

behavior resembles the historical marriage pattern in terms of age structure, the trend towards

marriage postponement does not constitute a simple return to the past” (Castro 1993, p.92).

GRÁFICO 2.1. Número de matrimonios y tasa bruta de nupcialidad, España 1922-2005

Fuente: elaboración propia, censos de población y Movimiento Natural de la Población, INE

Como muestra el Gráfico 2.1, la serie absoluta de matrimonios y de su indicador relativo, la

tasa bruta de nupcialidad, nos da una primera idea de la cronología de esta evolución y de sus

tres grandes etapas y puntos de transición. El número de matrimonios absoluto era bajo antes

de la Guerra Civil, inferior a los 180.000, y decayó aún más durante los años previos a la

contienda, coincidiendo con los ecos de la crisis económica de 1929, y durante los años de la

guerra. El año 1940 se observa un pico importante del número de matrimonios, consecuencia

directa de la finalización del conflicto. Esta recuperación fue de naturaleza coyuntural porque

las cifras de matrimonios no se mantuvieron en los años sucesivos. A finales de la década de los

100

120

140

160

180

200

220

240

260

280

1900 1906 1912 1918 1924 1930 1936 1942 1948 1954 1960 1966 1972 1978 1984 1990 1996 2002

Mat

rim

onio

s en

mile

s

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10

tasa

por

mil

Matrimonios Tasa bruta nupcialidad

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90 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

1940s, los matrimonios se recuperaron y fueron en aumento hasta mediados de los 1960s,

cuando decrecieron ligera pero circunstancialmente, puesto que el máximo de esta fase álgida

de la nupcialidad se observa el año 1974. La tendencia se alteró de forma brusca en ese

momento cuando, en sólo un año, de 1974 a 1975, el número de matrimonios se redujo en un

48%, pasando de 519.234 a 265.230. Lo que parecería ser sólo efecto temporal de la crisis

económica internacional y de sus duros efectos en España, resultó ser el brutal inicio de una

nueva fase caracterizada por el reducido número de matrimonios y por las tasas brutas más

bajas del siglo XX. La tasa bruta de nupcialidad indica que el aumento progresivo del número

de matrimonios a lo largo del siglo XX se debe en buena medida al crecimiento de la población

española y que, por lo tanto, el reducido número de matrimonios observado a comienzos de

siglo se correspondía con una tasa bruta de nupcialidad superior a la observada a finales de siglo

con muchos más matrimonios. Sin embargo, la tasa bruta de nupcialidad y las cifras de

matrimonios siguen una evolución paralela. Los indicadores transversales y longitudinales de

nupcialidad, calculados a partir de las tasas específicas de nupcialidad entre los 15 y los 49 años,

permiten ampliar el detalle del análisis30.

GRÁFICO 2.2. Edad media al matrimonio, España 1900-2004

Fuente: Miret (2002) y elaboración propia, censos de población y Movimiento Natural de la Población, INE

30 Ver sección 1.3.1. dedicada a la construcción de los indicadores de nupcialidad.

22

23

24

25

26

27

28

29

30

31

32

1900 1906 1912 1918 1924 1930 1936 1942 1948 1954 1960 1966 1972 1978 1984 1990 1996 2002

Edad

al m

atrim

onio

Hombres

Mujeres

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LA PAREJA EN ESPÑA 91

GRÁFICO 2.3. Indicador sintético de nupcialidad, España 1900-2004

Fuente: Miret (2002) y elaboración propia, censos de población y Movimiento Natural de la Población, INE

Los Gráficos 2.2 y 2.3 presentan las series de la edad media al matrimonio (EMM) y del

indicador sintético de nupcialidad (ISN) por sexo, de 1900 hasta 2004. La evolución de la edad

al matrimonio (ver Gráfico 2.2) de los hombres y de las mujeres es paralela y comprende cuatro

grandes etapas: (i) Durante la década de los años 20 se observa una ligera tendencia al

rejuvenecimiento de la edad nupcial que se ve alterada, primero, por el impacto de la crisis

económica desencadenada unos años antes por el crac económico de 1929 en Estados Unidos

(Miret 2002) y, segundo, por la Guerra Civil española (1936-1939) y la inmediata posguerra. (ii)

La crisis económica y el conflicto generan un aumento repentino de las edades al matrimonio

que se agudiza todavía más durante los primeros años de posguerra y que coincide con la caída

de los niveles de nupcialidad propios de unos años poco propicios al matrimonio (ver Gráfico

2.1). (iii) A partir de la década de los años 50 se inicia un rejuvenecimiento progresivo de las

edades de los contrayentes, que descienden de 30 años a poco más de 26 para los hombres y de

27 a 24 para las mujeres. (iv) Finalmente, el calendario nupcial vuelve a retrasarse a partir de la

década de los años 80 hasta sobrepasar los niveles de la posguerra.

La evolución de la intensidad nupcial encaja con la del calendario. Así, el aumento de la edad

nupcial se produce mayoritariamente en un contexto de reducción de la nupcialidad, mientras

que la intensificación de los matrimonios conlleva un rejuvenecimiento de las edades al

0,4

0,5

0,6

0,7

0,8

0,9

1,0

1,1

1,2

1,3

1900 1906 1912 1918 1924 1930 1936 1942 1948 1954 1960 1966 1972 1978 1984 1990 1996 2002

ISN

Hombres

Mujeres

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92 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

matrimonio. La serie temporal del indicador sintético de nupcialidad (ver Gráfico 2.3) refleja el

impacto de la Guerra Civil, con una caída brusca de la nupcialidad entre 1937 y 1939 y una

recuperación también brusca de los matrimonios en 1940 como consecuencia del fin de la

contienda, si bien se trata de una recuperación momentánea, porqué la nupcialidad seguirá

siendo muy baja en los años de la posguerra. Las décadas de los años 60 y primera mitad de los

años 70 registran los niveles máximos de nupcialidad, que caen bruscamente a partir de 1976,

en un primer momento coincidiendo con el choque de la crisis económica y a continuación

manteniéndose en niveles bajos, en un contexto de expansión de la cohabitación no

matrimonial (Domingo 1997, Nazio 2003)31.

2.1.2.2. La nupcialidad de las generaciones

Los indicadores de tipo transversal son el resultado de la combinación en un momento

determinado del tiempo de los comportamientos nupciales del conjunto de generaciones que

coexisten en ese momento32. En otras palabras, la pauta de nupcialidad observada no

corresponde a la de ninguna generación real y, especialmente si las generaciones que coinciden

tienen pautas muy dispares, puede no parecerse a ninguna de ellas. Los indicadores

longitudinales o generacionales, en cambio, informan de generaciones reales y permiten

analizar con precisión los efectos de intensidad y de calendario y su interacción. Es decir,

evitar, por ejemplo, que la coincidencia en el tiempo de generaciones con el calendario

retrasado y generaciones con el calendario avanzado, que genera bajos indicadores

transversales de intensidad, conduzca a la subestimación de la nupcialidad de las generaciones.

En concreto, resulta interesante preguntarse si las generaciones que vivieron sus edades

nupciales en momentos críticos para la nupcialidad vieron afectados sus comportamientos

nupciales de manera definitiva, por ejemplo, las generaciones nacidas durante la década de los

años 1910s que se casaron justo antes, durante o justo después de la guerra civil. ¿Los niveles de

soltería definitiva de estas generaciones fueron mayores que los de generaciones anteriores o

posteriores o bien sólo se adaptaron por la vía del calendario? La misma pregunta puede

formularse respecto a aquellas generaciones que se enfrentaron a un mercado matrimonial en

desequilibrio, como en el caso de las generaciones nacidas durante los años 1930s. Por otra

31 En el apartado siguiente (II.2.3), dedicado a las transformaciones recientes de la nupcialidad, se detalla el proceso de expansión de las uniones consensuales y su impacto sobre la intensidad y el calendario nupciales. 32 Ver sección 1.3.1. dedicada a la construcción de los indicadores de nupcialidad

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LA PAREJA EN ESPÑA 93

parte, la combinación de la óptica transversal y la óptica generacional, que distingue los efectos

de calendario de los de intensidad, plantea en qué medida los bajos niveles actuales de

nupcialidad en España son atribuibles al retraso del calendario y, en consecuencia, son

recuperables a nivel generacional33.

En su tesis doctoral, Pau Miret (2002) realiza un análisis exhaustivo de la nupcialidad de las

generaciones españolas nacidas entre 1880 y 1975 a partir de los censos, el MNP, la Encuesta

Sociodemográfica e incluso la EPA. Los indicadores longitudinales de nupcialidad, estimados

mediante el modelo de Coale y McNail34, muestran que las mujeres presentan tradicionalmente

niveles de soltería definitiva superiores a los de los hombres, pero que a partir de las

generaciones nacidas durante los años 1930s esta diferencia se reduce considerablemente. A

pesar de las caídas coyunturales de nupcialidad durante las décadas de los años 1920s y 1930s,

las generaciones femeninas del siglo XX se casaron sucesivamente más. Según las estimaciones

de Miret (1992), para las generaciones más recientes la proporción de soltería definitiva parece

estabilizada alrededor del 8-10%, lo cual apunta a un posible efecto de recuperación que supere

parcialmente el efecto de calendario en los indicadores de nupcialidad de las últimas décadas.

La estimación del calendario se hace mediante dos indicadores, el de la edad media al

matrimonio y el de la edad mínima de entrada al matrimonio (ambas obtenidas mediante la

aplicación del modelo de Coale y McNail). Mientras que la evolución de la edad media al

matrimonio de las generaciones se corresponde con la evolución de la edad media transversal

con el correspondiente decalage, la edad mínima de entrada al matrimonio resulta más

informativa de las secuelas que determinados episodios históricos/coyunturales dejaron en los

comportamientos nupciales de las generaciones. Las series muestran una alteración del

calendario de las generaciones durante entre 1930 y 1935: los hombres pospusieron su entrada

en unión y las mujeres la avanzaron. La edad masculina de entrada al matrimonio se mantuvo

por debajo de los 20 años para las generaciones anteriores y posteriores, y superó los 22 años

para esas generaciones, mientras que para las mujeres, descendió ligeramente. Este calendario

alterado y diferencial por sexo podría ser un reflejo de la escasez de mujeres a la que debieron

33 La distinción de los efectos de intensidad y calendario ha sido desarrollado fundamentalmente en el campo de la fecundidad, gracias a los trabajos de autores como Bongaarts y Feeney (1998) y Kohler y Philipov (2001). 34 Para una descripción detallada de la función de soltería de Coale y McNail, ver el apartado II.1.2. y consultar el manual de Naciones Unidas(1984).

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94 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

enfrentarse los hombres y mujeres de estas generaciones en el momento de casarse y que les

obligaron a ellos a esperarse y a ellas a anticiparse.

2.1.2.3. Diferencias regionales en las pautas de nupcialidad

Livi-Bacci (1968) estudió las pautas regionales de nupcialidad histórica en España, desde el

siglo XVII hasta principios del siglo XX. Cachinero (1982), Reher (1991) y Miret (2002)

tomaron el relevo para el estudio de la variabilidad regional durante el siglo XX. De hecho, las

variaciones a escala regional han sido históricamente de tal magnitud que llevaron incluso a

algunos autores a dudar de la adopción del modelo europeo de matrimonio en España, puesto

que mientras algunas regiones ya habían pospuesto claramente el matrimonio, otras todavía

mantenían calendarios precoces impropios de dicho modelo (Reher 1991). Según estos autores,

la distribución regional de la nupcialidad parece haber presentado una notable estabilidad a lo

largo del tiempo, por lo menos desde finales del siglo XVIII hasta la década de los años 1930s.

Sin embargo, a partir de los años 1940 y especialmente de los años 1960s, es decir una vez se

dejó atrás el modelo europeo de matrimonio, estas pautas regionales empezaron a desdibujarse.

En el territorio español había zonas, el norte de la península (fundamentalmente Galicia y la

costa atlántica), la parte occidental de Andalucía y las Islas Canarias, donde la nupcialidad fue

tradicionalmente tardía y poco intensa, con niveles perfectamente equiparables a los de los

países del noreste de Europa, ámbito de influencia del modelo europeo de matrimonio. En estas

zonas, a finales del siglo XIX, las edades medias se situaban típicamente entre los 26 y los 27

años para los hombres y los 24 y los 25 para las mujeres, mientras que los porcentajes de

celibato o soltería definitiva masculinos y femeninos giraban, respectivamente, en torno al 10%

y el 15% (Cachinero 1982, Reher 1991). Paralelamente, en la zona central y el litoral

mediterráneo (excluyendo a Cataluña), la nupcialidad se mantuvo especialmente intensa y con

un calendario mucho más joven, con edades medias al matrimonio inferiores a los 26 años para

los hombres y a los 24 para las mujeres. Por su parte, las proporciones de soltería definitiva

tanto masculina como femenina (aquí se suavizan claramente las diferencias por sexo) eran del

5% o menos. Los Mapas 2.1 y 2.2 representan, respectivamente, los porcentajes de soltería

definitiva en el grupo de edad 46-50 y la estimación de la edad media al primer matrimonio por

el método de la SMAM de Hajnal (ver sección 1.3. dedicada a medidas y métodos) calculados a

partir del censo de 1900 por Benito Cachinero (1982). El Mapa 2.1 muestra los elevados niveles

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LA PAREJA EN ESPÑA 95

de soltería definitiva en las provincias del noroeste de España y la diferencia entre sexos,

siendo la intensidad nupcial en esa zona más baja entre las mujeres que entre los hombres

(mientras que sólo tres provincias, Guipúzcoa, Lugo y Orense, Pontevedra y Cádiz superan el

10% de solteros definitivos, 12 provincias tienen proporciones de soltería superiores a ese

valor). Por su parte, el Mapa 2.2 confirma que el matrimonio era a principios de siglo más

tardío en las provincias del noroeste de la península que en las del levante mediterráneo,

especialmente en el caso del calendario nupcial de las mujeres. En efecto, el mapa de la edad

media al primer matrimonio de los hombres no presenta una variación territorial tan marcada.

MAPA 2.1. Soltería definitiva por sexo y provincia, España 1900

Hombres Mujeres

Fuente: elaboración de Cachinero (1982) Nota: los intervalos son los mismos para cada sexo

MAPA 2.2. Edad media al primer matrimonio según sexo y provincia, España 1900

Hombres Mujeres

Fuente: elaboración de Cachinero (1982) Nota: los intervalos son distintos entre sexos

2.5 - 4.04.0 - 6.56.5 - 1010 - 30

2.5 - 4.04.0 - 6.56.5 - 1010 - 30

25.9 - 26.726.7 - 27.327.3 - 28.128.1 - 36.5

22.5 - 23.723.7 - 24.724.7 - 25.625.6 - 27.4

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96 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Varios autores se han encargado de examinar las causas que explican esta clara y duradera

división territorial de las pautas de nupcialidad. Según Reher (1991) la respuesta cabe

encontrarla en una serie de factores coincidentes que se refuerzan entre sí favoreciendo dos

regímenes matrimoniales completamente opuestos. Los puntos esenciales de discrepancia se

hallan en los niveles de mortalidad, el sistema hereditario35, el equilibrio del mercado

matrimonial, la densidad de la población y la actividad económica. Este cóctel de variables

demográficas y económicas, debidamente combinadas, es capaz de dar como producto

resultante un régimen matrimonial específico, de acuerdo con el esquema explicativo basado

en el contexto social y económico y los determinantes inmediatos. En el norte de España,

donde se registraron pautas de nupcialidad restringida, regían, al mismo tiempo, sistemas de

herencia indivisible (el sistema del “hereu” català constituye el ejemplo paradigmático de este

sistema de sucesión), bajos niveles de mortalidad y elevados niveles de emigración masculina

que generaban un excedente de mujeres en el mercado matrimonial. Cada uno de estos

elementos limita la nupcialidad, de modo que la combinación de todos ellos explica en buena

medida la pauta de nupcialidad restringida en estas zonas (Reher 1991, p.24). En el sentido

opuesto, en el centro y este de la península, los niveles de mortalidad más elevados generaban

una mayor presión demográfica y un mercado más equilibrado y un sistema de herencia

divisible favorecían las nupcias.

2.1.2.4. Las segundas nupcias y la disolución de las uniones

En los apartados anteriores se ha tratado la evolución de la nupcialidad considerando de

manera global al conjunto de las nupcias. Sin embargo, el análisis de la nupcialidad suele

distinguir entre los primeros matrimonios y los segundos o más, a través de lo que se denomina

el orden del matrimonio. El marco explicativo de la primonupcialidad no puede ser aplicado

automáticamente a las segundas nupcias, las cuales, además, generan un mercado secundario

que, como recuerda Reher en referencia al período de la Restauración en España, juega un

papel importante en la regulación del mercado matrimonial global: “Las segundas nupcias

35 Los historiadores distinguen los sistemas de sucesión, que determinan en buena medida el sistema familiar, según el grado de divisibilidad de la herencia. La herencia puede concentrarse en uno sólo de los herederos, en cuyo caso de habla de indivisibilidad, o bien repartirse entre los distintos herederos legítimos de acuerdo con una serie de criterios, en cuyo caso se habla de igualitarismo, si bien a menudo estos sistemas no impiden favorecer un heredero en detrimento de los demás. En España, han coexistido ambos tipos, con una distribución territorial marcada y coincidente con las áreas de dominio del derecho castellano y del romano, respectivamente (Reher 1991).

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LA PAREJA EN ESPÑA 97

desempeñaban un papel demográfico, social y económico fundamental en las sociedades

rurales. Eran factor clave para la flexibilidad del mercado matrimonial y facilitaban el

matrimonio para aquellas personas que habían sido víctimas de una lotería demográfica

impuesta por la mortalidad adulta.” (Reher 1996, p.284). El mercado de segundas nupcias es el

ámbito de los viudos y los divorciados, de aquéllos que ya contrajeron matrimonio alguna vez

y que, ya sea por defunción del consorte anterior o bien por disolución de la anterior unión, se

encuentran de nuevo en disposición de contraer matrimonio. A continuación se presenta la

distribución por estado civil de los cónyuges que contrajeron matrimonio en España durante el

siglo XX y se analiza la composición de los matrimonios por estado civil de los cónyuges. Es

interesante detectar el efecto de los cambios sociales y jurídicos sobre esta evolución y también

las notables diferencias por sexo. Por último, por su relevancia en el último cuarto de siglo, se

describe el impacto de la ley del divorcio en España, una de las más tardías en el contexto

europeo, así como las principales aportaciones de los estudios dedicados a las pautas de

divorcio.

El Gráfico 2.4 presenta la distribución de los matrimonios según la combinación por estado

civil anterior de los cónyuges. El gráfico informa, en primer lugar, del peso de las nupcias de

segundo y posterior orden sobre el total de nupcias a lo largo del siglo XX. El porcentaje

acumulado de todas las combinaciones en las que al menos uno de los cónyuges ha estado

casado anteriormente no superal el 12% en ningún momento del siglo XX, lo cual representa

una “cuota de mercado” bastante modesta. Los niveles más elevados se registran antes de los

años 1950s y a partir de los años 1980s, si bien las características de estos segundos matrimonios

son distintas en un período y en otro. El detalle de la combinación de estados civiles permite

diferenciar la naturaleza de unos y de otros. Durante la década de los años 20 se trata

exclusivamente de nupcias de viudos (cuyo peso sigue siendo relativamente importante en los

años de posguerra), mientras que en los últimos 30 años, entre 1976 y 2004, el aumento de las

segundas nupcias se debe fundamentalmente a la irrupción de los divorciados en el mercado

matrimonial, como consecuencia de la aprobación de la ley del divorcio en España en 1981. De

hecho, los matrimonios en los que al menos uno de los cónyuges es divorciado representan más

del 90% del total de las segundas nupcias entre 1982 y el 2004, en parte también como

resultado de la disminución de los efectivos de viudos disponibles por debajo de los 50 años y

de la reducida propensión de los viudos a casarse por encima de esta edad.

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98 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

La distribución de los matrimonios por combinación de estados civiles de los cónyuges no sólo

informa del orden de las nupcias sino también de las opciones matrimoniales según el sexo y el

estado civil. De entrada, como es bien sabido, la opción mayoritaria de los solteros y las solteras

es casarse con otro soltero/a, aunque con ligeras diferencias entre hombres y mujeres. Mientras

que a lo largo del siglo la proporción de solteros que contraen matrimonio con una soltera no

supera el 2%, para las mujeres estas proporciones alcanzan valores algo superiores, que llegan

prácticamente al 5% en los años de la posguerra, en un período en el que, efectivamente, el

mercado de las segundas nupcias era especialmente dinámico. Estas diferencias entre hombres

y mujeres se amplían cuando se observan las opciones de los viudos/as y de los divorciados/as.

Mientras que, para el conjunto del siglo, tres cuartas partes de los viudos se casan con un

soltera, sólo la mitad de las viudas lo hacen con un soltero. Del mismo modo, mientras que la

proporción de divorciados que a partir de 1982 se casan con una soltera supera siempre el 60%,

este mismo porcentaje para las divorciadas raramente alcanza este valor. El hecho de que esta

pauta diferencial por sexo valga para el conjunto de las segundas uniones, tanto de viudos/as

como de divorciados/as y en períodos históricos tan distintos entre sí, son elementos suficientes

para apuntar que la propensión a formar un segundo matrimonio es típicamente superior entre

los hombres.

El Gráfico 2.5 permite detallar más las diferencias entre sexos en la distribución por estado civil

que ya se apuntaban en la composición de los matrimonios y completar la serie desde el año

1900. En primer lugar se observa que el porcentaje de hombres viudos sobre el total de

hombres que contraen matrimonio es sistemáticamente superior al porcentaje de viudas

respecto al total de mujeres que contraen matrimonio. Se aprecia con claridad el impacto de la

gripe de 1918 que genera, en los años inmediatamente posteriores, un repunte importante del

porcentaje de cónyuges víudos, tanto hombre como mujeres. Si bien no existen datos para los

años de la Guerra Civil, las estimaciones realizadas indican una reacción similar a la

sobremortalidad provocada por el conflicto (Muñoz Pérez, Recaño 2005). Si bien la evolución

histórica es paralela para ambos sexos, con una progresiva reducción del peso de los viudos, en

el caso de los hombres se pasa de valores cercanos al 12% a valores inferiores al 1%, mientras

que en el caso de las mujeres los valores máximos nunca fueron superiores al 7%. Esta

diferencia se reproduce cuando los divorciados irrumpen en el mercado matrimonial a partir

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LA PAREJA EN ESPÑA 99

de 1982. También para ellos se observa esta diferencia favorable a los hombres, si bien es cierto

que la distancia entre las proporciones masculinas y femeninas es menor y tiende a reducirse.

GRÁFICO 2.4. Distribución de los matrimonios según estado civil anterior de los cónyuges, España 1922-2005

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1922-2004, INE

GRÁFICO 2.5. Distribución de los cónyuges no solteros por sexo y estado civil anterior según año de matrimonio, España 1900-2005

Fuente: Domingo 1997; elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1922-2004, INE

0%

2%

4%

6%

8%

10%

12%

14%

16%

1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000

Viudo Separado/divorciado Viuda Separada/Divorciada

75%

80%

85%

90%

95%

100%

1922 1927 1932 1937 1942 1947 1952 1957 1962 1967 1972 1977 1982 1987 1992 1997 2002

Soltero-Soltera Soltero-Viuda Viudo-Soltera Viudo-Viuda Soltero-DivorciadaDivorciado-Soltera Divorciado-Divorciada Viudo-Divorciada Divorciado-Viuda

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100 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

A pesar de haber aumentado espectacularmente en las dos últimas décadas, los porcentajes de

cónyuges que no se casan por primera vez en España son relativamente bajos si se comparan

con los de algunos países del entorno europeo. El Gráfico 2.6 muestra que el porcentaje de

cónyuges solteros presenta una ligera tendencia a la baja en todos los países europeos tanto

para hombres como para mujeres. Sin embargo, también muestra que en los países del sur de

Europa, España junto con Italia y Portugal, estos porcentajes no han bajado en ningún

momento por debajo del 86%, mientras que en los países norte y centro europeos se han

mantenido por debajo de esa cifra desde mediados de los años 1980s.

GRÁFICO 2.6. Porcentaje de cónyuges solteros por sexo, Europa 1985-2004

Fuente: EUROSTAT

Hombres

60

65

70

75

80

85

90

95

100

1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

%

Mujeres

60

65

70

75

80

85

90

95

100

1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

%

Alemania España Francia Italia

Austria Portugal Suecia Reino Unido

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LA PAREJA EN ESPÑA 101

En los Gráfico 2.4 y 2.5 se observa el impacto de la modificación del Código Civil de 1981 por

medio de la cual se legalizó el divorcio en España. Esta reforma instituyó un procedimiento que

Alberdi (1999) cualifica de “lento y reiterativo” porque, a diferencia de otras leyes europeas,

hacía necesaria una separación legal previa la divorcio. Además, la ley exigía a los cónyuges

alegar causas para iniciar la ruptura, algo que tampoco era común en la legislación europeo de

ese momento. Ambas particularidades de la legislación española de divorcio se han visto

superadas recientemente con la nueva modificación del código civil de 28 de noviembre de

2004, popularmente conocida como “ley del divorcio express”. En efecto, la modificación

elimina la separación obligatoria previa y la alegación de causas de ruptura, lo cual supone un

importante ahorro económico y procesal. Esta ley, que persigue ampliar el ámbito de libertad

de los cónyuges en lo relativo al ejercicio de la facultad de solicitar la disolución de la relación

matrimonial, permite que un matrimonio pueda iniciar trámites de divorcio sólo tres meses

después de contraerlo y que el trámite completo sea menor a seis meses, la mitad de lo que

duraba anteriormente.

La Tabla 2.1. muestra el impacto de esta última modificación. Si el número de divorcios se

había ido incrementando de manera creciente desde 1998 hasta 2004, con porcentajes de

variación interanual que no superaban el 15%, y también las separaciones crecían, aunque de

forma algo más errática, la variación de 2005 supone un cambio brusco. Como la separación

deja de ser un trámite obligatorio y el divorcio se agiliza, el número de separaciones se reduce

por primera vez, y además lo hace significativamente, mientras que el número de divorcios

crece más de un 42% respecto a la cifra de 2004.

TABLA 2.1. Número de separaciones y divorcios, España 1998-2005

Fuente: INE

valores absolutosvariación

interanual (%) valores absolutosvariación

interanual (%)1998 56928 .. 35834 ..1999 58137 2,12 36101 0,752000 61617 5,99 37743 4,552001 66144 7,35 39242 3,972002 73567 11,22 41621 6,062003 76520 4,01 45448 9,192004 81618 6,66 50974 12,162005 64028 -21,55 72848 42,91

Separaciones Divorcios

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102 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

La legalización del divorcio hace de la ruptura matrimonial un fenómeno demográfico digno de

interés y susceptible de ser analizado en los mismos términos que otros fenómenos, como la

propia nupcialidad. Los investigadores utilizan, óptimamente, tasas de riesgo de disolución de

las uniones, pero, en su defecto, las simples tasas de incidencia del divorcio, que relacionan el

número de divorcios sobre el total de la población, dan cuenta de la evolución del divorcio en

España y, a la vez, lo contextualizan en el entorno europeo. Tras la aprobación de la ley de

1981, las cifras de divorcio en España fueron relativamente elevadas en los dos primeros años,

como consecuencia de la legalización de muchos “divorcios de hecho” que no habían podido

regularizar su situación en el viejo marco jurídico (Alberdi 1991). Tras esta punta inicial, las

cifras de divorcio disminuyeron hasta 1984 y aumentaron posteriormente de forma suave pero

sostenida. La Tabla 2.2 permite comparar las tasas de divorcio, que alcanzan su máximo en el

2003 con un 2,1‰, con las de otros países europeos. Se observa como en el 2003 España ha

alcanzado los niveles de divorcialidad de países como Francia que tradicionalmente habían

tenido niveles superiores, que supera a países donde la legalización del divorcio también fue

tardía como Italia, y que sigue manteniéndose por debajo de aquellos países de mayor

divorcialidad en Europa, que son fundamentalmente Bélgica, Gran Bretaña y los países

nórdicos.

TABLA 2.2. Tasas brutas de divorcio, Europa 1960-2003 (por mil)

Fuente: EUROSTAT

1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2003EU-15 0,5 0,6 0,8 1,3 1,4 1,7 1,7 1,8 1,9 2,1EU-25 0,6 0,7 0,9 1,4 1,5 1,8 1,7 1,8 1,9 2,1

Alemania 1,0 1,1 1,3 1,9 1,8 2,3 2,0 2,1 2,4 2,6Austria 1,1 1,2 1,4 1,4 1,8 2,0 2,1 2,3 2,4 2,3Bélgica 0,5 0,6 0,7 1,1 1,5 1,9 2,0 3,5 2,6 3,0Bulgaria - 1,1 1,2 1,3 1,5 1,6 1,3 1,3 1,3 1,5Dinamarca 1,5 1,4 1,9 2,6 2,7 2,8 2,7 2,5 2,7 2,9España - - - - - 0,5 0,6 0,8 1,0 2,1Finlandia 0,8 1,0 1,3 2,0 2,0 1,8 2,6 2,7 2,7 2,6Francia 0,7 0,7 0,8 1,1 1,5 1,9 1,9 2,1 : 2,1Gran Bretaña 0,5 0,7 1,1 2,3 2,8 3,1 2,9 2,9 2,6 2,8Grecia 0,3 0,4 0,4 0,4 0,7 0,8 0,6 1,1 0,9 1,0Holanda 0,5 0,5 0,8 1,5 1,8 2,3 1,9 2,2 2,2 2,0Irlanda - - - - - - - - 0,7 0,7Italia - - - 0,2 0,2 0,3 0,5 0,5 0,7 0,8Polonia 0,1 0,1 0,1 0,2 0,6 0,9 0,9 1,2 1,9 1,3Rumania 2,0 1,9 0,4 1,6 1,5 1,4 1,4 1,5 1,4 1,5Suecia 1,2 1,2 1,6 3,1 2,4 2,4 2,3 2,6 2,4 2,4

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LA PAREJA EN ESPÑA 103

Los investigadores se han interesado en la caracterización de los divorciados y/o separados, en

la identificación de los principales determinantes de la ruptura así como, más recientemente,

en un tema relevante para los estudios de la pareja, que son las trayectorias postruptura, es

decir la formación de nuevas parejas y familias. En lo que se refiere a los determinantes, el

conjunto de estudios dedicados al tema por el equipo formado por Houle, Solsona y Treviño

(1999; 2006) pone de manifiesto que existen una serie de factores que están positivamente

relacionados con la probabilidad de ruptura de una unión. Se trata en concreto de la edad

temprana al matrimonio, de la diferencia de edad entre los cónyuges (especialmente cuando se

trata de hipogamia femenina, es decir cuando la mujer es mayor que el hombre), de la actividad

económica de la mujer y del nivel de instrucción de los cónyuges (variable que, sin embargo

pasa a tener una relación negativa con la probabilidad de ruptura para las generaciones más

recientes de modo que se invierte la pauta, los menos instruidos tienen ahora riesgos de

divorcio más elevados que los más instruidos). De todos ellos, los sociólogos han tendido a

destacar como un factor especialmente importante el de la actividad femenina de la mujer y su

cambio de rol dentro del hogar y de la pareja, por ser el nuevo papel generador de conflictos y

al mismo tiempo garante de la autonomía y la libertad de la mujer (Alberdi 1991, p. 201).

En lo que se refiere a las trayectorias postruptura, la mayoría de estudios corroboran que, como

ha mostrado la distribución por estado civil de los cónyuges (Gráfico 2.5), los hombres

divorciados forman nuevas uniones con mayor frecuencia que las mujeres divorciadas, algo

que, como observa Alberdi (1991), ya ocurría con los viudos: “Los hombres divorciados, al igual

que los viudos, tienen muchas más oportunidades de casarse otra vez, fundamentalmente por la

diferente valoración de la edad en que hombres y mujeres contraen matrimonio.” (Alberdi

1991, p.219). Alberdi alude en esta frase a una posible interpretación de las causas de dicha

diferencia entre hombres y mujeres, aunque la diferente valoración social de la edad a efectos

matrimoniales, que se deriva de los roles de género, no es suficiente para explicar los distintos

comportamientos de unos y otras.

Este rápido repaso del análisis sociodemográfico de las pautas de divorcio en España no puede

obviar que los investigadores que han trabajado este fenómeno no han podido escapar de la

polémica generada desde ámbitos extra-científicos y moralistas en torno a los riesgos y peligros

que el divorcio puede entrañar. En este sentido, un artículo de 1989 publicado en la revista

Demography y dedicado al análisis de las pautas de divorcio en los Estados Unidos, concluía

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104 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

con esta frase: “The diversity in family life created by patterns of divorce and remarriage are

likely an intrinsic feature of modern life rather than a temporary aberration” (Castro, Bumpass

1989, p.49). Se hace evidente que todavía a finales de la década de los 1990s, los autores sentían

la necesidad de rebatir tesis radicales que veían en el divorcio una fuente de desorden familiar

y social. En efecto, es preciso contextualizar tesis de este tipo en el marco de la transformación

de las formas y las estructuras familiares que experimentan las sociedades occidentales desde

finales de la década de los 1960s. Los cambios en la nupcialidad, el tipo de uniones, la

fecundidad, la actividad femenina y también las rupturas de las uniones han sido de tal

magnitud que han generado abundante literatura, desde distintas perspectivas, tanto desde

perspectivas retrógradas y por lo tanto recelosas ante dichos cambios, como desde perspectivas

que han buscado encontrar en ellos signos de modernización. El interés ha sido de tal magnitud

que incluso ha dado lugar al planteamiento de una nueva teoría demográfica, la de la Segunda

Transición Demográfica. Según Domingo “la crispación y el hastío envuelven la discusión

sobre la evolución demográfica en Europa, específicamente entorno a la formación de la pareja,

y el supuesto sistema de valores que la explica” (Domingo 2006, p.400). En el apartado

siguiente, bajo el título “Parejas de ayer, parejas de hoy”, se hace un repaso de estos cambios,

especialmente de los que atañen a la formación de la pareja, y de la literatura que los ha

analizado.

2.2. Parejas de ayer, parejas de hoy

Esta sección contextualiza la evolución de la pareja a lo largo del siglo XX, con un énfasis

especial en las transformaciones acontecidas en las últimas décadas a las que se aludía ya en la

sección anterior. La noción de pareja ha experimentado cambios importantes a lo largo de este

período. En primer lugar, las vías de acceso al matrimonio se han flexibilizado; en segundo

lugar, la intensidad nupcial ha oscilado considerablemente; en tercer lugar, la pareja se ha

universalizado ampliándose más allá del matrimonio; y en cuarto lugar, la pareja se ha

liberalizado abriéndose a todas las combinaciones de sexos y orígenes. De ahí la necesidad de

hablar de parejas de ayer y de parejas de hoy, parafraseando el título del libro “Familias de

ayer, familias de hoy” dirigido por el antropólogo Xavier Roigé (2006). Otro volumen clásico,

“La nueva familia española” dirigido por la socióloga Inés Alberdi (1999), recoge también esa

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LA PAREJA EN ESPÑA 105

impresión de cambio y de surgimiento de algo nuevo. En ambos casos se trata de análisis que

abarcan el conjunto del ámbito de la familia pero es bien cierto que la pareja no escapa a esta

ola transformadora36. Como se planteará a continuación, el conjunto de cambios que

caracterizan la evolución de las pautas de formación familiar durante la segunda mitad del siglo

XX en las sociedades occidentales han llevado a desarrollar una teoría demográfica específica:

la de la segunda transición.

Antes de entrar en ella, resulta interesante recordar trabajos que han tratado el estudio de la

pareja, del matrimonio y del noviazgo en la España contemporánea e histórica. En concreto, es

preciso destacar el trabajo de Iglesias de Ussel (1987) sobre la sociología del noviazgo en

España, porqué, abriendo el campo de estudio a las relaciones prematrimoniales, amplía

enormemente la riqueza del análisis de la pareja, especialmente cuando la pareja ya no puede

ser reducida al matrimonio, ni en esencia ni en duración. Como señala el autor, el noviazgo,

entendido como “el período de prueba para el matrimonio en el cual se exige un cierto

compromiso formal entre hombre y mujer” (Iglesias de Ussel 1987, p.15), es una fórmula de

reciente aparición histórica en España y está directamente relacionada con el nuevo papel que

el amor juega en la sociedad moderna. Existen también aportaciones interesantes sobre el

proceso de modernización de la institución del matrimonio desde perspectivas ensayísticas y

con un cierto tono reivindicativo, tanto en España como en el extranjero (Martín Gaite 1972,

1987; Ferrándiz y Verdú 1974, 2006; Friedan 1965). Estos trabajos, si bien tienden a magnificar

ciertos cambios, arrojan luz, más allá de los análisis estadísticos, sobre la experiencia de los

individuos y sus trayectorias matrimoniales. Estos trabajos son perspicaces en sus observaciones

y en su descripción de la transformación del valor y del significado social y simbólico de la

pareja, así como de los roles de los cónyuges, como resultado de las transformaciones

demográficas y de las transformaciones de orden social y moral en el sentido más amplio.

Todos ellos destacan el triunfo del ideal del amor romántico como “ideología matrimonial” en

el siglo XX, es decir la primacía de la libertad individual en la formación de la pareja. Sin

embargo, algunos también constatan la paradoja de este reinado del individualismo, que es el

que legitima igualmente la ruptura de la pareja en ausencia de amor y, que por lo tanto, está

36 En el mismo sentido se puede hacer referencia al volumen monográfico que será publicado en breve por el BBVA con el título “La constitución familiar en España” y que es el resultado del trabajo de un equipo de investigadores del CED, encabezado por Anna Cabré.

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106 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

detrás, simultáneamente, de la magnificación y la precariedad de la pareja contemporánea

(Alberdi 1999).

Es preciso destacar que los científicos sociales en general se han interesado especialmente por

las formas de pareja, y lo que algunos han dado en llamar los usos amorosos (Martín Gaite

1972, 1987), por ser las que, en buena medida, han definido la masculinidad, la feminidad y el

matrimonio, a lo largo del tiempo y, sobretodo, a lo largo de las generaciones. Según Domingo,

“la profunda alteración de la relación entre los sexos, junto con la redefinición del papel de las

edades, han afectado de forma radical la formación de la pareja y son los fenómenos que en los

últimos 30 años del siglo XX más han influido en la evolución demográfica en Europa”

(Domingo 2006, p.411). En España, el descenso de la fecundidad y la incorporación de la mujer

al mercado de trabajo, los dos factores determinantes de la transformación del papel de la

mujer en la familia y en la sociedad, son dos procesos que se han producido de forma más

tardía y acelerada que en otros países europeos, de modo que las relaciones de género se han

visto alteradas de manera brusca, apenas de una generación a la siguiente (Garrido 1992). Cabré

(1995) ha acuñado un término para describir la transformación de las relaciones de género y

sus implicaciones en el seno de la pareja: la “transición conyugal”. Esta transición de un modelo

de pareja complementario hacia un modelo de pareja igualitario está en la base de la “transición

familiar” que, según Cabré, comprende el conjunto de transformaciones recientes de la familia.

El estudio de las relaciones de género ha sido a menudo abordada desde perspectivas

propiamente feministas, que han dedicado siempre gran interés por la institución familiar,

especialmente las corrientes más modernas que, a partir de los años 1960s, ven en ella “la base

fundamental de opresión de la mujer y de la desigualdad de géneros” (Alberdi 1999, p.351).

Las últimas tres décadas son el escenario de los cambios más notables: “La intensidad del

cambio que se produjo en España en la segunda mitad del siglo XX ha sido tal que nos permite

observar a la familia en trance de cambio quizá con mayor claridad que en ningún otro

momento de la historia española”(Reher 1996, p.36). En lo que se refiere a la pareja, el cambio

principal radica en una serie de disociaciones que multiplican el número de tipos de pareja y de

trayectorias de pareja: en primer lugar, y gracias a los medios anticonceptivos, la disociación

entre vida sexual y vida reproductiva (Delgado 1993), en segundo lugar la disociación entre

matrimonio y pareja (Alberdi 1991). La teoría de la Segunda Transición Demográfica se

propone explicar la transformación de las tipologías familiares y de las formas de constitución

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LA PAREJA EN ESPÑA 107

familiar, así como la evolución de la fecundidad, en las poblaciones que han superado con éxito

la primera transición demográfica. Propuesta por Van de Kaa (1987) y Lesthaeghe (1991), esta

teoría encuentra en el auge del individualismo la raíz última de este conjunto de

transformaciones. Los autores plantean que la conjunción de procesos estructurales, culturales

y tecnológicos, en el corazón de los cuales se encuentran la transformación de los roles

productivo y reproductivo de la mujer, desincentivan la formación de matrimonios y familias y

conllevan su reducción y desinstitucionalización.

Si bien esta teoría constituye el marco de referencia obligado para explicar los cambios

recientes en la formación de la pareja (Domingo 1997), no es menos cierto que ha sido objeto

de críticas profundas. El mismo Domingo recoge algunas de ellas en la revisión de la teoría que

realiza en su tesis doctoral. En primer lugar, señala que algunos autores no admiten la

diferencia de naturaleza entre la primera y la segunda transición sino que, más bien, apuestan

por entender que las transformaciones familiares son propias de una fase avanzada de la

primera transición demográfica (Cliquet 1991). En segundo lugar, recupera la idea de alguno

autores (Le Bras 1995, Kruijsten 1996) que consideran que la convergencia de pautas que

plantea la teoría de la segunda transición demográfica no es esperable sino que, al contrario, lo

propio de las transformaciones familiares es el aumento de la heterogeneidad de pautas y

realidades. Domingo también crítica que la teoría de la segunda transición, como la primera,

impongan una comprensión evolutiva según la cual el proceso seguir sea común para todos los

países y las diferencias entre ellos deban ser leídas en términos de anticipación o retraso. En

este mismo sentido funciona la definición de cuatro grandes regiones europeas según su

distinto calendario de desinsitucionalización de la familia, realizada por Louis Roussel (1992), y

los estudios que abordan las especificidades el llamado “modelo mediterráneo” para los países

del sur de Europa (Billari et al 2002).

A continuación se presenta el panorama de las transformaciones más importantes en cuánto a

la formación de la pareja en España se refiere, en un período en el que las pautas son

especialmente cambiantes como consecuencia de transformaciones jurídicas pero también

sociales. Se describe, por una parte, la difusión de las formas de cohabitación no matrimonial y,

por otra, la visibilización y el aumento de parejas del mismo sexo y de parejas entre cónyuges

de distinta procedencia, coloquialmente llamadas parejas mixtas. También se apunta la

ampliación de los espacios de vida y su impacto sobre la proximidad residencial de los cónyuges

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108 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

y las dimensiones físicas de los mercados matrimoniales. Se trata de una presentación

eminentemente descriptiva, con un repaso de las magnitudes de cada de una de estas

transformaciones. También se recogen las interpretaciones dadas por los investigadores a estos

procesos, así como referencias internacionales que permitan singularizar o relativizar el caso

español.

2.2.1. La cohabitación fuera del matrimonio

Por cohabitación fuera del matrimonio se entiende aquella relación de pareja estable con

coresidencia que no se ha formalizado por vía matrimonial, ya sea por voluntad de los

cónyuges o por imposibilidad legal. La literatura científica utiliza indistintamente los términos

de cohabitación, de unión consensual o de pareja de hecho o informal (por contraposición a la

formalidad del matrimonio). Como consecuencia del auge de la cohabitación durante la

segunda mitad del siglo XX, el tipo de unión se ha convertido en una dimensión de interés en

el estudio contemporáneo de las transformaciones en la formación de la pareja en las

sociedades occidentales (Kiernan 1996, Toulemon 1996, Nazio en prensa, Domingo 1997,

Cabré et al. 1988, Baizán, Aassve, Billari 2003). Los investigadores se han preocupado, en

primer lugar, de recalcar la diversidad de tipologías de cohabitación existentes,

distinguiéndolas en función i) de las características de los cónyuges, ii) de la función de la

unión en el proyecto de pareja; y iii) de los impactos demográficos. En esta tesis se utiliza una

clasificación senzilla de la cohabitación en dos tipos: por un lado, la cohabitación que

constituye una fase previa al matrimonio, formada mayoritariamente por dos cónyuges

solteros, y, por otro lado, aquella que constituye una opción alternativa al matrimonio (en este

segundo caso los estados civiles de los cónyuges pueden ser más variados). Por otra parte, los

investigadores, han insistido en la comparación de las uniones consensuales con los

matrimonios, en términos, por ejemplo, de duración y disolución de las uniones (Kiernan

1996).

La expansión de la cohabitación se ha estudiado en el marco de las transformaciones familiares

que integran la llamada Segunda Transición Demográfica y ha sido interpretada

simultáneamente en clave de edad y de generación. Concentradas en los grupos de edad más

jóvenes, las proporciones crecientes de uniones consensuales se atribuyen o bien a una fórmula

de ensayo que antecede al matrimonio, es decir, directamente determinada por la edad, o bien

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LA PAREJA EN ESPÑA 109

se entienden como una transformación generacional que tiene lugar en el proceso de

desinstitucionalización de la familia: “Podemos caracterizar al matrimonio por la

representación, entendida como el espacio simbólico creado para hacer pública una relación

privada: el contrato matrimonial. Desde este punto de vista, la cohabitación podría ser definida

como su antítesis: rehuir la representación.” (Domingo 2006, p.406). La cohabitación, como el

divorcio, ha catalizado tanto argumentos favorables como argumentos contrarios a la

transformación de la pareja. Este esquema, basado en el potencial de modernidad de las nuevas

formas de pareja, no encaja en los países en vías de desarrollo, done el análisis de la

cohabitación requiere de un marco de interpretación propia. Concretamente, es el caso de

algunos países latinoamericanos, donde las uniones consensuales no son en ningún caso una

fórmula de aparición reciente o en expansión sino que constituyen una opción tradicional que

se explica fundamentalmente por razones de clase social (McCaa 1994, Castro 2001).

En España, una vez más, la cohabitación se extiende más tarde que en su contexto europeo

inmediato. Para obtener medidas de la incidencia de la cohabitación se dispone

fundamentalmente del censo de población de 2001, que es el primero que identifica tanto a las

uniones formales como a las informales. Para obtener información anterior y posterior hay que

recurrir a encuestas; las más específicas son la Encuesta de Fecundidad y Familia de 1994/1995

(iniciativa de la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas) y la Encuesta de

Fecundidad que cuenta ya con cuatro ediciones, la de 1977, 1985, 1999 y 2006. También es

posible utilizar la Encuesta de Población Activa, ya que informa de la estructura del hogar de

los entrevistados. Por otra parte, es de destacar un estudio de corte cualitativo de gran

envergadura desarrollado en Madrid y Barcelona durante la segunda mitad de los años 80 a

partir de entrevistas en profundidad (Alabart, Cabré, et al. 1988; Domingo 1997).

El Gráfico 2.7 muestra la proporción de hombres y de mujeres que están en unión a cada edad

y la distribución de las uniones según el tipo. Mientras que la proporción de hombres y

mujeres unidos va aumentando con la edad, el peso de las uniones consensuales sobre el total

va disminuiendo. La reducción del peso de las uniones consensuales sobre el total por sexo y

edad se representa específicamente en el Gráfico 2.8. En este gráfico se hace evidente, en

primer lugar, que los jóvenes cohabitan mucho más que los mayores, puesto que las

proporciones caen rápidamente con la edad, tanto para hombres como para mujeres. Antes de

los 20 años, más de la mitad de los hombres y mujeres que ya viven en pareja no se han casado,

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110 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

mientras que esta proporción se mantiene por encima del 30% hasta los 25 años. En segundo

lugar, el gráfico también pone de manifiesto que los hombres españoles cohabitan ligeramente

más que las mujeres españolas a todas las edades. La variación de las proporciones de

cohabitación por edad apunta a un doble efecto: por una parte es atribuible a las formas de

cohabitación que funcionan como antesala al matrimonio, de modo que las parejas de

cohabitantes se irían extinguiendo con la edad a medida que se fueran casando; por otra parte,

es atribuible a un efecto generacional según el cual en las edades adultas y más avanzadas las

proporciones serían más bajas. Ambas interpretaciones son plausibles y probablemente se

refuerzan entre sí.

GRÁFICO 2.7. Proporción de individuos unidos según tipo de unión, por sexo y edad, España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE

De todos modos, estas proporciones son considerablemente más bajas que las registradas en

otro países europeos, en los que la mayoría de las parejas conviven, incluso en edades adultas

Hombres

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50

edad

Matrimonios

Unionesconsensuales

Mujeres

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50

edad

Matrimonios

Unionesconsensuales

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LA PAREJA EN ESPÑA 111

(Kiernan 1999). Los estudios de las pautas de nupcialidad en España han puesto el acento en

esta diferencia para advertir que en el caso español, las pautas de cohabitación no compensan la

importante caída experimentada en el número de matrimonios y las tasas de nupcialidad. Esta

advertencia ha conllevado también la necesidad de encontrar las razones que puedan explicar

la singularidad de los bajos niveles de cohabitación en España. Existen básicamente dos líneas

de interpretación que, una vez más, no son excluyentes entre sí, si bien presentan algún punto

de discrepancia, especialmente en lo que se refiere a la previsión de las pautas futuras. La

primera línea de interpretación considera que la cohabitación, igual que el matrimonio, se ha

visto frenada por aquellos factores que han dificultado y retrasado la emancipación familiar en

España, básicamente la precariedad laboral y el encarecimiento de los precios inmobiliarios que

hacen de los jóvenes individuos “insolventes residenciales” (Garrido, Requena 1997; Garrido,

Malo 2005). Esta explicación de tipo coyuntural sirve para explicar la situación de la última

década, pero no niega la posibilidad de un aumento de la cohabitación en el futuro, siguiendo

las pautas europeas.

GRÁFICO 2.8. Proporción de individuos unidos que cohabitan por sexo y edad, España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE

La segunda línea de interpretación apunta la hipótesis que los límites de la difusión de la

cohabitación se encuentren en la modernización de la propia institución matrimonial

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50

edad

Hombres

Mujeres

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112 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

(Domingo 1997). Según Domingo, si bien inicialmente, en un contexto muy tradicional de

matrimonio indisoluble y católico, la unión consensual representaba una opción de unión más

libre y “hecha a medida”, la transformación del matrimonio, que ha mimetizado en parte el

espíritu que emanaban las parejas de cohabitantes pioneras, le permite acoger a la inmensa

mayoría de parejas. Un buen ejemplo de esta transformación de la institución matrimonial se

encuentra en el incremento del peso de los matrimonios civiles. La Tabla 2.3 muestra la

importante transformación de la distribución de los matrimonios según el rito de celebración y

el orden de las nupcias entre 1976 y 2005. En tan sólo 30 años, los matrimonios civiles han

ganado mucho peso: de ser prácticamente inexistentes tras el período en el que no eran legales,

han pasado a representar, en el año 2005, el 30% de los matrimonios entre solteros y el 95% de

los matrimonios de seguno o más orden. La importante diferencia según el orden de las nupcias

se explica en parte por la imposibilidad de los divorciados de contraer matrimonio por el rito

católico. Esto indica que el aumento de la proporción de matrimonios civiles respecto al total

de matrimonios (de todos los ordenes), un 39% en el año 2005, se debe en parte al peso

creciente de las segundas nupciaas y a su casi universal preferencia por el rito civil37. En

cambio, los matrimonios celebrados por un rito religioso no católico han experimentado poca

variación y se han mantenido siempre como una opción minoritaria. Según esta segunda línea

de interpretación, a diferencia de la primera, es difícil prever un aumento importante de los

niveles de cohabitación en España en el futuro.

Las previsiones de futuro por lo que respecta a las pautas de cohabitación, si embargo, deberán

tener en cuenta los cambios en la composición de los contrayentes, tanto por su estado civil

como por su origen o nacionalidad. Se puede formular la hipótesis de que la cohabitación será

más importante en las segundas uniones que en las primeras, y que los inmigrantes de ciertas

procedencias tendrán mayor propensión a cohabitar puesto que, como se apuntaba más arriba

(Castro 2001), la cohabitación es una opción extendida en los países de origen de los flujos de

inmigrantes mayoritarios en España, los latinoamericanos38.

37 En el capítulo 5, dedicado a los matrimonios de inmigrantes en España, se analizará como el mayor peso de cónyuges extranjeros refuerza también la tendencia al incremento de los matrimonios civiles. 38 En el mismocapítulo 5, se realiza un análisis detallado de las pautas de cohabitación de los extranjeros en España así como de los factores que pueden explicarlas.

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LA PAREJA EN ESPÑA 113

TABLA 2.3. Distribución por tipo de celebración de los matrimonios, España 1976-2005

Fuente: Movimiento Natural de la Población 1976-2005, INE

2.2.2. Las uniones y matrimonios homosexuales

Desde el 3 de julio de 2005, día de entrada en vigor de la ley 13/2005 por la que se modifica el

Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio, se pueden celebrar en España

matrimonios entre dos cónyuges del mismo sexo. Antes de la aprobación de dicha ley, que

constituye un verdadero referente a nivel europeo, se habían ido desarrollando desde finales de

los años 1990s legislaciones autonómicas que, a través de la regulación de las parejas de hecho,

ofrecían por primera vez la posibilidad a las parejas homosexuales de formalizar sus uniones.

Además de los antecedentes a nivel autonómico, la universalización del matrimonio en España

Rito católico

Rito otra religión Civil Total

Rito católico

Rito otra religión Civil Total

1976 99,3 0,2 0,5 4952 99,6 0,1 0,3 2560221977 99,1 0,2 0,7 5069 99,3 0,1 0,6 2569461978 97,6 0,2 2,2 4350 98,5 0,1 1,4 2537201979 94,8 0,2 5,0 2671 96,9 0,2 2,9 2436781980 91,4 0,3 8,3 3865 95,4 0,1 4,4 2168091981 86,6 0,1 13,3 3198 94,4 0,2 5,5 1988391982 39,4 2,6 58,0 7068 90,0 2,1 7,9 1862511983 32,1 2,9 65,0 9801 84,4 3,4 12,3 1863541984 29,9 1,8 68,3 10826 87,0 2,1 10,9 1867161985 22,0 1,8 76,2 11317 87,0 1,7 11,4 1883411986 19,9 1,5 78,6 11490 85,8 1,5 12,7 1964391987 21,8 0,9 77,3 12295 85,2 1,1 13,7 2034761988 15,4 0,3 84,4 13835 85,3 0,7 14,1 2051921989 12,9 0,2 86,9 14070 85,3 0,5 14,2 2074001990 11,2 0,1 88,7 14830 85,5 0,2 14,3 2057031991 9,8 0,1 90,2 16497 84,6 0,2 15,2 2016241992 9,5 0,1 90,4 17514 85,3 0,1 14,5 1999981993 8,6 0,2 91,3 17489 84,0 0,2 15,8 1839741994 8,4 0,3 91,3 18309 84,1 0,1 15,8 1814221995 8,3 0,3 91,5 18298 84,3 0,2 15,6 1823901996 7,9 0,4 91,7 18271 83,9 0,2 15,9 1758131997 7,0 0,4 92,6 18746 83,7 0,2 16,1 1777531998 6,6 0,4 93,0 19787 83,0 0,2 16,8 1872541999 6,6 0,5 92,9 19905 82,8 0,2 16,9 1882242000 5,6 0,5 93,9 20404 82,9 0,2 16,9 1960472001 5,6 0,5 93,9 21096 80,7 0,2 19,0 1869612002 5,3 0,6 94,1 22812 78,7 0,3 21,0 1887102003 5,2 0,6 94,3 24924 74,8 0,3 24,9 1873762004 4,5 0,5 95,0 28547 71,5 0,3 28,2 1876022005 3,8 0,5 95,6 28629 69,7 0,3 30,0 179517

Matrimonios de solterosMatrimonios de segundo o más orden

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114 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

se produce en un contexto europeo de progresiva legalización de las uniones homosexuales y

pone de manifiesto el interés de conocer desde un punto de vista sociológico y demográfico

estas uniones. Sin embargo los pocos estudios que se han llevado a cabo han topado con las

dificultades de captación estadística de las uniones homosexuales. En España, hasta el

momento, sólo disponíamos del censo de población de 2001 y de encuestas específicas. El

hecho que el último censo registrara todas las uniones con independencia del sexo de sus

miembros constituye un privilegio estadístico notable en el contexto europeo, al que hay que

añadir la perspectiva de poder trabajar en el futuro con el registro de matrimonios, que, de

acuerdo con el cambio jurídico, registra ahora matrimonios entre hombre y mujer, entre

hombre y hombre y entre mujer y mujer.

Como se verá en el capítulo 6, dedicado a las uniones homosexuales, en el censo de población

de 2001 el 1‰ de las parejas identificadas estaba formada por dos cónyuges del mismo sexo.

Esto supone uno de los niveles más bajos en el contexto europeo y occidental. Sin embargo, los

matrimonios homosexuales contraídos desde la entrada en vigor de la reforma del Código Civil

representan un 10,5‰ en el 2005 y un 21,6‰ en el 2006 sobre el total de matrimonios.

Aunque el mayor peso de los matrimonios homosexuales en el MNP puede explicarse en parte

por la respuesta coyuntural al cambio legislativo (como ocurrió con el divorcio tras su

legalización en España en 1981), es razonable pensar que el censo haya subregistrado el

número de parejas homosexuales. El censo de población de 2001 es el primero en registrar

parejas del mismo sexo y las identifica por autodeclaración, esto es mediante la identificación

del cónyuge en la sección de relaciones de parentesco entre los miembros del hogar. Si bien la

autodeclaración gozaba de todas las garantías de confidencialidad estadística, cabe la

posibilidad de que no todas las parejas homosexuales se declararan como tales por prudencia,

en un contexto en el que algunas de estas relaciones pueden permanecer escondidas

socialmente.

Ante la legalización y la visibilización estadística de las uniones homosexuales, las opciones

para la investigación se amplían considerablemente. Los investigadores se interesan por estas

uniones como expresión de la mayor libertad en el ámbito de la pareja y se plantean cuáles

pueden ser sus implicaciones, tanto en términos sociales como demográficos (Andersson et al

2006; Rosenfeld 2007a). Como ya había ocurrido inicialmente con las cohabitaciones, cuyo

estudio pasaba por la comparación con los matrimonios, en este caso los análisis también

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LA PAREJA EN ESPÑA 115

insisten, lógicamente, en la comparación de las parejas homosexuales con las parejas

heterosexuales. Puesto que la fecundidad, que suele ser el interés final de los estudios de

nupcialidad, es por el momento un tema de interés limitado en el ámbito de las parejas

homosexuales, la literatura se ha centrado justamente en la composición de las uniones. En el

capítulo 6 de este trabajo se analiza la composición de las parejas homosexuales en España con

el fin de conocer sus condiciones de homogamia en relación con las características básicas de la

edad, el nivel de instrucción y el origen y obtener así un punto de contraste con el análisis

desarrollado para las parejas heterosexuales en el resto de capítulos.

2.2.3. Las uniones de los extranjeros

España ha experimentado un crecimiento acelerado y singular de la población de nacionalidad

extranjera durante el siglo XXI. Las tendencias observadas en los flujos no difieren de las

registradas en la mayoría de países de la Unión Europea: aceleración, cambios en la estructura

por sexo y edad de los migrantes, emergencia de nuevas nacionalidades e irregularidad. Sin

embargo, la magnitud e intensidad del crecimiento de los flujos inmigratorios constituye un

caso excepcional en el contexto europeo: en España a finales de los años ochenta, justo

empezaba la inflexión que convertirá un país tradicionalmente emigratorio en uno

inmigratorio (Muñoz Pérez e Izquierdo, 1989). En 2000, con un escaso 2,3% de la población

total de nacionalidad extranjera, España aún se situaba a la cola de los países de la Unión.

Según los datos del Padrón Continuo correspondientes a 1 de enero de 2007, el número de

extranjeros había alcanzando casi los cuatro millones y medio de personas, lo que representaba

un porcentaje del 9,9% respecto al total de la población, y lo hacía que España se colocara a la

cabeza del ranking en términos relativos. El volumen, en este caso, es determinante,

cambiando si no la naturaleza, sí la interpretación y los efectos del propio fenómeno observado.

Como muestra la Tabla 2.4, la incidencia del aumento de la población extranjera en España en

la composición por nacionalidad de los matrimonios durante los últimos 15 años es evidente:

según datos del Movimiento Natural de la Población, los matrimonios en los que por lo menos

uno de los cónyuges es extranjero se han multiplicado por 3,5, pasando de 8.945 matrimonios

en 1989 a 29.600 en 2005 (del 4% al 14,2%). Este incremento se observa en cada una de sus

modalidades: la de los matrimonios entre extranjeros y españoles y la de los matrimonios entre

extranjeros. Los matrimonios entre extranjeros y españoles se han incrementado en distinto

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116 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

grado por sexo. A finales de la década de los 80, la proporción de hombres españoles que se

casaban con extranjeras era inferior a la de las mujeres españolas que se casaban con

extranjeros, un 40 y un 60% respectivamente en 1989. En cambio, el año 2005, la proporción

de matrimonios entre una mujer española y un hombre extranjero representaba un 61% del

total de matrimonios entre españoles y extranjeros. Por otra parte, los matrimonios entre

extranjeros lo son, fundamentalmente, entre dos cónyuges de la misma nacionalidad; en

concreto, el 70% de los matrimonios entre extranjeros celebrados en 2005 era endógamo.

TABLA 2.4. Composición de los matrimonios por nacionalidad y sexo, según año de matrimonio, España 1989-2005

Fuente: Movimiento Natural de la Población 1989-2005, INE

Ante la creciente presencia de extranjeros en las parejas y matrimonios que se forman en

España y la correspondiente diversificación de su composición, es obligado preguntarse, una

vez más, por las implicaciones sociales y demográficas que pueden derivarse de esta

transformación. Los matrimonios de extranjeros, como se verá en el capítulo 5, pueden alterar

las características del régimen matrimonial, tanto en lo que se refiere al orden de las nupcias y

al estado civil de los contrayentes como en lo que se refiere al tipo de celebración de los

matrimonios. Además, esta incorporación tiene un potencial dinamizador del mercado

matrimonial y puede incluso paliar eventuales desequilibrios en la relación de hombres y

%Ambos

españoles

Hombre español, mujer

extranjera

Hombre extranjero,

mujer española

Ambos extranjeros de

distinta nacionalidad

Ambos extranjeros de

misma nacionalidad Total

1989 95,96 1,35 1,77 0,22 0,71 2214701990 96,14 1,50 1,91 0,20 0,24 2205331991 95,75 1,70 2,08 0,21 0,25 2181211992 95,76 1,73 1,90 0,25 0,36 2175121993 95,13 1,97 2,25 0,32 0,34 2014631994 95,24 1,90 2,37 0,16 0,34 1997311995 95,48 1,75 2,31 0,14 0,32 2006881996 95,26 1,84 2,29 0,24 0,37 1940841997 95,36 1,89 2,26 0,19 0,30 1964991998 94,97 2,17 2,30 0,20 0,35 2070411999 94,59 2,47 2,36 0,23 0,35 2081292000 94,55 2,46 2,30 0,23 0,46 2164512001 93,23 3,13 2,51 0,34 0,79 2080572002 91,27 3,94 2,85 0,54 1,40 2115222003 87,71 5,34 3,64 0,79 2,51 2123002004 85,69 6,28 4,20 0,97 2,87 2161492005 85,78 6,57 4,19 1,02 2,44 208142

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LA PAREJA EN ESPÑA 117

mujeres (Cabré 1993, 1994). Las pautas de nupcialidad de los extranjeros también son tomadas

en cuenta en el marco de los estudios dedicados a la integración de los inmigrantes y a su

interacción con los demás grupos39. En el capítulo 5 se analiza en detalle la composición de sus

uniones con el fin de conocer su propensión a cohabitar y a formar uniones endógamas, con

individuos del mismo origen, y detallar la variabilidad de estas propensiones por sexo y origen.

2.2.4. La proximidad residencial de los cónyuges

Las migraciones y la movilidad han sido dos componentes determinantes de la evolución de la

dinámica y de la estructura de la población española a lo largo del siglo XX y el inicio del siglo

XXI. Mientras las migraciones internas han protagonizado las tres primeras cuartas partes del

siglo XX, las migraciones internacionales y la dinamización de la movilidad residencial y

habitual han tomado el relevo a partir de las últimas dos décadas del siglo XX. Durante el

primer período las migraciones interprovinciales se convirtieron en el componente principal

del crecimiento demográfico de buena parte de las regiones españolas, hasta el punto que

fueron consideradas por García Barbancho (1975) como el hecho demográfico más importante

en la dinámica regional del siglo XX en España. A partir de ese momento, la intensidad de las

migraciones se reduce y el crecimiento de las migraciones residenciales, ligado al proceso de

suburbanización y a las nuevas dinámicas de los sistemas urbanos, junto con la mejora de las

redes viarias y ferroviarias potencian el incremento de la movilidad obligada (generada por los

desplazamientos por razones de trabajo y/o estudio). Cada vez son más los españoles ocupados

que se desplazan fuera de su municipio y que recorren a diario distancias cada vez más largas

(Medina 2007). Según datos del censo de 2001, ese año, en España, el 41,5% de los hombres y

el 31,3% de las mujeres ocupados trabajaban fuera de su municipio de residencia. El Gráfico 2.9

presenta la variación por edad y sexo de estas proporciones de ocupados que desplazan fuera

del municipio por razón de trabajo. Los datos muestran las diferencias de edad, que son

atribuibles tanto al ciclo de vida como a la generación, y al sexo. Las mayores proporciones en

las edades jóvenes son el reflejo del incremento reciente de las tasas de movilidad habitual (en

este caso exclusivamente movilidad obligada) en España.

39 Ver apartado 1.1.3.2.

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118 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 2.9. Incidencia de los desplazamientos intermunicipales por motivos de trabajo, por edad y sexo, España 2001

Fuente: elaboración de Medina (2007), Censo de población 2001, INE

La suma de la movilidad obligada y la no obligada, junto con la pérdida de protagonismo del

lugar de residencia para explicar la localización espacial de las actividades que las personas

realizan de forma más o menos cotidiana, ha dado lugar al concepto de “espacio de vida”

(Módenes 1998). El espacio de vida es definido por Courgeau (1988) como la porción de

territorio en la que el individuo efectúa sus actividades y donde, por lo tanto, tienen lugar sus

relaciones sociales (Ajenjo, Alberich, Medina 2006). El espacio de vida es un concepto

especialmente interesante para el estudio de la delimitación de los mercados matrimoniales y

de la definición de las oportunidades de encontrar candidatos a formar pareja. En efecto,

cuando las vías formales e institucionalizadas de encontrar pareja pierden relevancia, es en el

transcurso de la vida diaria y en los espacios en los que ésta transcurre donde se va definiendo

el mercado matrimonial. En este sentido, la ampliación de los espacios de vida puede tener un

impacto sobre el mercado matrimonial. El incremento en las pautas de movilidad de la

población ha contribuido a ampliar, sino a diluir, las fronteras espaciales de los mercados

matrimoniales. Es decir, los ámbitos en los que los candidatos a formar pareja pueden

encontrarse y conocerse es cada vez más extenso.

La literatura anglosajona ha acuñado el término de “propinquity” para abordar la relación

existente entre la cercanía física entre dos candidatos y su probabilidad o riesgo de unirse.

Mediante el estudio de esta relación la literatura contribuye a la definición física o espacial del

mercado matrimonial. Sin embargo la literatura también advierte que, tras la proximidad física

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

45%

50%

15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65-69 70-74 75-79 80-84 85-89 90 ómás

Grupos de edad

Mujeres

Hombres

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LA PAREJA EN ESPÑA 119

o vecindad, se esconde un doble efecto. Por una parte, efectivamente, la proximidad facilita el

conocimiento de los posibles cónyuges. Pero por otra parte cabe tener en cuenta el efecto

ecológico, que implica que los candidatos más cercanos suelen ser también los candidatos más

parecidos y con los que puede surgir mayor afinidad. De ser así, estos candidatos no se

convertirían en cónyuges por su proximidad o disponibilidad sino por el parecido que

justamente se esconde detrás de éstas. La noción de efecto ecológico conduce directamente a la

importancia de las pautas de distribución territorial de la población y, muy específicamente, de

las pautas de segregación residencial. La segregación residencial refuerza necesariamente este

componente de homogeneidad de los vecindarios y, al mismo tiempo, relativiza la noción de

proximidad al introducir barreras que suponen saltos bruscos en la escala de distancia espacial.

En un estudio clásico dedicado a los lugares de encuentro de las parejas en Francia, Girard

(1981) describe cómo los lugares formales de encuentro de los casables, los bailes, las fiestas y

otros actos sociales, han ido perdiendo importancia ante otros lugares informales y más propios

de la vida cotidiana. Su estudio, conducido durante los años 1950s señala la importancia de la

proximidad residencial de los cónyuges sobre sus probabilidades de encontrarse. Confirma así

las tesis clásicas expuestas por Bossard (1932). Más adelante, a partir de los años 1960s, los

investigadores empiezan a dotar de significado social a la proximidad residencial. Es decir, que

interpretan las pautas de homogamia espacial como la consecuencia de la segregación espacial

de los individuos en el territorio y muy especialmente en las ciudades por razones de estatus

socioeconómico u otras (Rogoff Ramsoy 1966; Peach 1974; Morgan 1991). De este modo, una

barrera de tipo físico adquiere connotaciones sociales y convierte al mercado matrimonial en

agente sensible a dichas divisorias. Otros autores, como Harris y Ono (2005) se han interesado

especialmente por la segregación espacial por motivos de etnia y/o raza, que en el contexto

norteamericano constituyen efectivamente un importante eje de segregación. Las

implicaciones de la segregación étnica son especialmente importante en las pautas de

composición por origen de las parejas, como se verá a continuación. Recientemente, un equipo

de investigadores holandeses encabezado por Haandrikman (2005, 2007) ha llevado a cabo un

proyecto de investigación sobre la homogamia espacial en Holanda. Su estudio, que aplica

técnicas de análisis espacial y comprende tanto a matrimonios como uniones consensuales,

supone una puesta al día y un desarrollo de las tesis previas sobre “propinquity”. En primer

lugar, los datos manejados por los autores permiten medir con precisión la distancia que separa

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120 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

los cónyuges antes de la unión y establecer así la propensión a unirse con un individuo en

función de esa distancia entre las residencias recíprocas. En segundo lugar, esta propensión se

controla por una serie de variables de tipo cultural (religión, lengua regional, valores), espacial

(nivel de urbanización) y de composición (categoría socioeconómica, ingresos, nivel de

instrucción).

En España no existen estudios que aborden directamente el factor de la proximidad residencial

entre cónyuges en el marco de las pautas de emparejamiento. Sí existen estudios sobre la

homogamia espacial, en los que se toma en cuenta la naturaleza de los cónyuges (López et al.

2004) o bien sobre las pautas de migración vinculada con la formación del matrimonio (Cabré,

Muñoz 1989). A continuación se presenta la variación de la composición de las parejas

españolas según la generación y el lugar de residencia previo a la unión de los cónyuges. La

Encuesta Sociodemográfica de 1991 contiene un módulo dedicado a la pareja, donde se recoge

información sobre el lugar de residencia previo a la unión y el lugar de nacimiento del

entrevistado y de sus cónyuges. Si bien la encuesta no identifica cuáles son esos municipios

(excepto en el caso del municipio de nacimiento del entrevistado), sí pregunta directamente

por la correspondencia de los lugares de nacimiento y residencia del entrevistado con sus

respectivos cónyuges. La principal ventaja de esta fuente es que registra el municipio de

residencia previo al inicio de la convivencia y no previo al matrimonio, lo cual significa que se

elimina el riesgo de que las convivencias anteriores al matrimonio aumenten artificialmente el

número de parejas que ya convivían en el mismo municipio antes de casarse40. Sin embargo, la

Encuesta Sociodemográfica también presenta un inconveniente para el estudio del efecto de la

proximidad residencial sobre la composición de las parejas. En efecto, la escala municipal no es

muy precisa para medir la distancia residencial para los municipios más grandes. En efecto,

para las parejas en las que ambos cónyuges residían en la misma ciudad, cuando esta es grande,

esta proximidad no puede interpretarse en ningún caso como elemento parecido a la vecindad,

aquella que aumenta las probabilidades de encuentro entre cónyuges.

El Gráfico 2.10 presenta las proporciones de individuos en unión según el sexo, el año de

nacimiento y la coincidencia con el cónyuge del lugar de residencia anterior al inicio de la

convivencia. Los resultados muestran que para las generaciones españolas nacidas entre 1910 y

1960, tanto masculinas como femeninas, la mayoría de individuos se unieron con cónyuges que

40 Este sesgo sí lo introduce el registro de matrimonios del Movimiento Natural de la Población.

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LA PAREJA EN ESPÑA 121

residían en su mismo municipio, en más de un 70% para todos los casos. Si a esta proporción se

añade la de los que se unieron con un cónyuge de la misa provincia o de la misma comunidad

autónoma, los valores se acercan al 90%. Estos resultados confirman, en su sencillez y

rotundidad, la importancia de la proximidad residencial en la formación de las uniones así

como la delimitación espacial de los mercados matrimoniales.

GRÁFICO 2.10. Distribución de las parejas según la correspondencia de los lugares de residencia anterior a la convivencia de los cónyuges, por año de nacimiento y sexo, España 2001

Hombres

Mujeres

Fuente: elaboración propia, Encuesta Sociodemográfica 1991, INE

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

1920-1924 1925-1929 1930-1934 1935-1939 1940-1944 1945-1949 1950-1954 1955-1959

año de nacimiento

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

1920-1924 1925-1929 1930-1934 1935-1939 1940-1944 1945-1949 1950-1954 1955-1959

año de nacimiento

Mismo municipio Distinto municipio, misma prov. Distinta provincia, misma CA

Distinta CA Otro país

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SSEEGGUUNNDDAA PPAARRTTEE..

AANNÁÁLLIISSIISS EEMMPPÍÍRRIICCOO DDEE LLAA FFOORRMMAACCIIÓÓNN DDEE LLAA PPAARREEJJAA EENN EESSPPAAÑÑAA

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 125

33.. LLAA RREELLAACCIIÓÓNN DDEE EEDDAADD DDEE LLOOSS CCÓÓNNYYUUGGEESS

“Observed distributions of the age difference are not simply the coincidental by-product of the random matching of separately determined distributions of men's and women's ages at marriage. (…) The variation in age-difference distributions between societies can be directly interpreted in terms of two sets of factors: kinship structure and the status of women, themselves closely linked together”.

Casterline, Williams, McDonald 1986, p.374

“Les populations s’adaptent assez facilement aux déséquilibres numériques entre hommes et femmes, dans la mesure où les écarts d’âge entre epoux absorbent aisément les modifications du marché matrimonial dans un cadre culturel donné”.

Peter McDonald 1995, p.1587

3.1. Introducción: la diferencia de edad entre cónyuges

En las sociedades occidentales el nivel de homogamia por edad de las parejas es tan elevado que

ha despertado menos atención que otras dimensiones más vistosas de la composición de las

parejas como, por ejemplo, la relación entre la procedencia étnica, el origen nacional o la

posición social de los cónyuges (McPherson et al. 2001). Los individuos tienden a unirse

mayoritariamente con otros individuos de edades próximas, estableciendo entre ellos una

diferencia media edad que raramente supera los 3 años (Van Poppel 2001, Ni Bhrolchain 1992).

Esta constante estructural va acompañada de una destacada asimetría por sexo en el sentido de

estas diferencias, siempre favorables a los hombres, que en la mayoría de uniones son mayores

que sus respectivas parejas. Durante la primera mitad del siglo XX, el rango de diferencias en

los países europeos se mantenía entre los 1,5 y los 3,5 años de diferencia, siendo Holanda el

país donde las diferencias medias de edad entre cónyuges eran más bajas y Italia y Francia

donde eran más elevadas (Roussel 1975). También en España la diferencia media de edad entre

cónyuges se mantiene dentro de este rango con tendencia a reducirse. Fuera del contexto

europeo, las diferencias tienden a ser más elevadas todavía, con valores que superan

frecuentemente los 5 años y alcanzan en algunos países africanos, como Nigeria, Mauritania o

Sudan, los 8 años de diferencia (Casterline et al. 1986).

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126 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Este capítulo describe las pautas de composición por edad de las parejas españolas a lo largo del

siglo XX, identificando las tendencias de largo recorrido y los episodios de alteración

circunstancial de la composición por edad. El período de estudio abarca de 1922 a 2004, con la

sola interrupción de los años 1933-1940 para los que no se dispone de datos debido a la Guerra

Civil Española. Es importante destacar el largo alcance temporal del estudio, que ha sido

posible gracias a los datos procedentes de las series de matrimonios del Movimiento Natural de

la Población. Para interpretar las tendencias de corto y largo plazo en la composición por edad

de las parejas se consideran, primero, las condiciones impuestas por el mercado matrimonial

ante las cuales la combinación de edad de los cónyuges puede actuar de mecanismo de ajuste y,

segundo, los distintos determinantes directos de la composición por edad de las parejas.

3.1.1. Teoría y práctica de la composición por edad de las parejas

La edad media al matrimonio de los hombres es superior a la de las mujeres. Esta diferencia en

el calendario nupcial masculino y femenino se traduce en una diferencia de edad entre los

cónyuges. Pero la diferencia de edad entre cónyuges no es consecuencia exclusivamente del

calendario, sino también de una preferencia explícita por las parejas formadas por hombres

mayores que sus mujeres. Tanto en la determinación del calendario nupcial como en la

preferencia por parejas hipérgamas para las mujeres, las diferencias de género y las

oportunidades que ofrece el mercado matrimonial juegan un papel fundamental, puesto que

ambas intervienen en la definición de las opciones y las preferencias matrimoniales.

De este modo, la interpretación y las implicaciones de las diferencias de edad que se establecen

entre los cónyuges se pueden resumir, fundamentalmente, en dos perspectivas en función de si

el acento recae en (i) el comportamiento desigual de los individuos y sus incentivos para

formar matrimonio, con especial atención a las diferencias de género (es el caso de los

economistas y los sociólogos); o (ii) en la composición por sexo y edad de la población a riesgo

de contraer matrimonio, es decir, en la estructura del mercado matrimonial (es el caso de los

demógrafos).

Para economistas y sociólogos de la familia, la edad al matrimonio y la diferencia de edad entre

los cónyuges traducen desigualdades de género, directamente relacionadas con la edad a la que

hombres y mujeres alcanzan la condición de casables, según la función social y/o económica

otorgada a la institución del matrimonio en cada lugar y momento. Para la teoría clásica de la

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 127

economía de la familia de Becker (1974), el matrimonio es una institución en la que los

cónyuges se complementan aportando capacidades distintas y que, en general, se clasifican

según pertenezcan a la esfera productiva o reproductiva de la familia, repartidas entre hombres

y mujeres respectivamente. Bajo este supuesto, los atributos que debería reunir el hombre o la

mujer para ser candidato/candidata al matrimonio serían distintos, y la edad a las que se

alcanzarían estos atributos también. En el hombre, por ejemplo, las mujeres valorarían su

capacidad de éxito en la esfera productiva, en función de su nivel de instrucción o situación

profesional antes del matrimonio, características ambas esencialmente adquiridas a lo largo de

la vida. En la mujer, sin embargo, las características adscritas como su religión, procedencia

social o pertenencia étnica serían las más valoradas por los hombres. Según la teoría de Becker,

los hombres alcanzarían la condición de casables a mayor edad que las mujeres, y esto

explicaría la diferencia media de edad observada entre los cónyuges. En palabras de Bozon y

Héran: “Hommes et femmes ont sans doute des représentations différentes de ce que leur âge

autorise et de ce qu’il prohibe; les femmes n’accordent pas la même attention ni la même

valeur que les hommes à l’âge des conjoints potentiels. On observe divers usages sociaux de

l’âge; il y a des manières feminines et des manières masculines d’en user, mais aussi des usages

propres à chaque groupe social.” (Bozon, Héran 2006, p.135).

Esta dualidad de roles y funciones entre hombres y mujeres que formulara la teoría de Becker

ha sido leída con posterioridad de forma más crítica, describiendo la existencia de un “patrón

social de dominación” del marido sobre la mujer que se manifestaría también a través de la

diferencia de edades: “L’examen de cet indice apparement mineur qu’est l’écart d’âge peut

apporter un éclairage original à l’étude de la domination masculine et des aspects symboliques

de cette domination” (Bozon, Héran 2006, p.126).

La visión del matrimonio de la teoría de la economía de la familia, sin embargo, ha recibido

una aluvión de argumentos en su contra: la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, la

expansión educativa y la reducción de las diferencias de género en materia educativa son los

más utilizados. Sin cuestionar explícitamente los beneficios asociados el matrimonio,

Oppenheimer (1988) argumenta que el aumento de la independencia económica de las mujeres

tendrá un efecto en la selección conyugal en la medida en que las mujeres aumentan su nivel

de exigencia retrasando, si es preciso, la edad al matrimonio, aun a riesgo de no llegar a casarse.

La transformación de los roles de género en el matrimonio, a los que Oppenheimer hace

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128 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

referencia, afectaría por igual a hombres y mujeres. Ambos sexos enfrentarían el matrimonio

rodeados de parecida incertidumbre, asociada a la transición a la etapa adulta y a las

perspectivas de una carrera laboral incierta. Ante esta incertidumbre, la educación actuaría de

excelente referente para evaluar el porvenir de los candidatos. En el proceso de superación del

modelo tradicional de matrimonio, la edad al matrimonio de la mujer aumentaría dado que los

atributos que hacen a una mujer candidata al matrimonio en el escenario actual se alcanzarían

a mayor edad y esto conllevaría una reducción de las diferencias de edad entre los cónyuges.

Por lo tanto, Becker y Oppenheimer coinciden en relacionar la edad al matrimonio con aquel

momento en las vidas de los individuos en los que éstos adquieren los atributos exigibles para

ser un buen candidato en el mercado matrimonial. La diferencia entre ambos autores radica en

la simetría o asimetría de los atributos para el matrimonio que se valoran en hombres y

mujeres.

En regímenes matrimoniales tradicionales, la composición por edad de las parejas resulta

también de la estructura de parentesco y de las normas sociales que regulan el matrimonio. En

su trabajo sobre la composición por edad de las parejas en países en vía de desarrollo, Casterline

y otros (1986) señalan que en las sociedades patriarcales, en las que la estructura de parentesco

es patrilineal y dominan las desigualdades de género, la diferencia de edad tiende a ser mayor y

con frecuencia el marido es 10 años mayor que la mujer.

También la demografía ha contribuido con sus propias herramientas a explicar la edad al

matrimonio y la diferencia de edad entre los cónyuges. Desde la perspectiva del mercado

matrimonial, la casi universal diferencia media de edad positiva para los hombres sería el

resultado de un déficit también universal de mujeres en los mercados matrimoniales del

pasado, causado por la sobremortalidad femenina asociada al parto. Precisamente, de todas las

características individuales que de forma agregada concurren en el mercado matrimonial, la

edad al matrimonio y, por extensión, la diferencia de edad entre los cónyuges es, juntamente

con el estado civil, la más sensible a los desequilibrios de efectivos en dicho mercado. De

hecho, constituye un mecanismo de ajuste ante las situaciones de desequilibrio. Ante la escasez

relativa de hombres o de mujeres provocada por oscilaciones importantes en el número de

nacimientos, o por sobremortalidad o sobreemigración de uno de los dos sexos, hombres y

mujeres deberán buscar pareja en edades más alejadas de la suya propia. La teoría del mercado

matrimonial predice que cuando las mujeres son escasas aumenta su demanda en el mercado,

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 129

de modo que se casarán más y antes, lo que acrecentará la diferencia de edad entre los

cónyuges. En el caso contrario, ante la escasez de hombres, las mujeres quedarán en posición

desfavorable, lo que se traducirá en mayores dificultades para formar pareja y en un retraso del

calendario41. Esta restricción en las oportunidades se traducirá entonces en una alteración de

los niveles de homogamia por edad.

Así lo demuestran los estudios sobre el caso de Francia, realizados por Louis Henry (1966,

1969a, 1969b, 1975) o sobre Italia, realizados por Françoise Bartiaux (1994)42. Henry concluye

que “si les changements de structure du marché matrimonial ont peu d’influence sur le célibat

définitif et l’âge moyen au mariage et n’ont qu’une influence modérée sur l’âge moyen des

nouveaux mariés, ils ont une influence très marquée sur l’âge combiné des époux” (Henry

1975, p.776). También Bartiaux analiza específicamente la variación de la combinación de

edades de las uniones, mostrando como, en el caso de Italia, los efectos del desequilibrio

provocado por la caída de la natalidad se manifiestan en un aumento del peso de los

matrimonios con mucha diferencia de edad entre los cónyuges, a los que la autora denomina

“matrimonios atípicos”.

Anna Cabré (Cabré, 1993 y 1994; Cabré y Esteve, 2004) ha desarrollado en varios artículos la

teoría del mercado matrimonial para el caso español. En sus trabajos analiza, desde una óptica

transversal, el impacto de las generaciones vacías de la década de los años 1930s (como

consecuencia de la Guerra Civil española). El análisis de las series de soltería y edad al

matrimonio de la década de los años 1960s revelan tanto un ajuste por edad como por soltería,

pues en esa década se amplían las diferencias de edad entre cónyuges y los niveles masculinos

de soltería son superiores a los femeninos: “Estos cambios podríamos resumirlos así: las mujeres

se casaron más, los hombres se casaron menos, todos se casaron antes, los hombres emigraron

más” (Cabré 1993, p.126). La autora también considera el futuro impacto del baby boom y del

espectacular descenso de la natalidad a partir de 1975 sobre las opciones matrimoniales de las

generaciones pertencecientes a estas generaciones decrecientes. La lógica del mercado

matrimonial la lleva a predecir que la llegada de estas generaciones a edades nupciales

aumentará la diferencia de edades, dado que los hombres, pongamos los de la generación de

1977, que deberían casarse, en promedio, con las mujeres nacidas en 1979, no encontrarán

41 Ver el apartado 1.1.2.2. 42 Idem.

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130 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

suficientes candidatas en esta cohorte y deberán buscarlas entre las cohortes más jóvenes,

aumentando así la diferencia de edad. La generación de 1975 todavía no ha superado los treinta

y dos años de edad, por lo que todavía es prematuro saber cómo el mercado matrimonial está

resolviendo el desafío que la llegada de las generaciones decrecientes le plantea y le va seguir

planteando y cómo la homogamia por edad se verá afectada.

Siguiendo la línea de estos trabajos de Cabré, Jordi Pascual (1998) analiza las situaciones de

desequilibrio del mercado matrimonial español desde una óptica longitudinal, complementaria

de la transversal adoptada por Cabré. A partir de la Encuesta Sociodemográfica de 1991,

Pascual se centra en las generaciones españolas de 1921 a 1950 y analiza a escala territorial, el

impacto tanto a nivel nupcial como migratorio de la composición de los efectivos del mercado

matrimonial. Los resultados de su análisis no muestran una alteración significativa de los

niveles de soltería definitiva de los hombres de las generaciones de 1930, lo cuál indica un

elevado grado de flexibilidad del mercado ante los desequilibrios ocasionados por la baja

natalidad. Sin embargo, el autor reconoce un ajuste dilatado en lo que se refiere a las

diferencias de edades, que se correspondería al ajuste observado en transversal por Cabré

durante los 1960s, si bien la transformación del indicador de diferencia de edad generacional es

más gradual que la del transversal. En su análisis de la diferencia media de edad entre cónyuges

por generaciones, el autor observa que existe una relación positiva entre la edad al matrimonio

y la diferencia de edad con la esposa para los hombres, y una relación negativa entre la edad al

matrimonio y la diferencia de edad para las mujeres.

En efecto, la edad al matrimonio es uno de los determinantes directos de la composición por

edad de las parejas que es preciso estudiar como paso previo a cualquiera de las dos grandes

líneas de interpretación de la diferencia de edad entre los cónyuges, género y mercado. Ni

Bhrolchain (1992) establece que la diferencia media de edad entre los cónyuges varía, primero,

según la edad a la que éstos contraen matrimonio y, segundo, en función de si lo hacen por

primera, segunda o ulterior vez. La autora considera que edad y estado civil son los dos

componentes principales de la composición por edad de las parejas. En efecto, la evidencia

empírica muestra que conforme aumenta la edad al matrimonio, la diferencia media de edad se

reduce para las mujeres y aumenta para los hombres y que las diferencias de edad entre los

cónyuges son mayores en las segundas nupcias. Así lo demuestran los resultados para Francia

de Bozon (1991, 2006) que describe las pautas de homogamia por edad de las parejas

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 131

(matrimonios y cohabitantes) formadas en Francia entre 1968 y 1985, a partir de una encuesta

retrospectiva con una muestra de más de 4000 hogares, y en el que concluye que “Age at entry

into union weights more heavily than order of union on the gap between partners” (p.119) y

“Their potential spouse’s age is not of the same concern to men as it is to women.” (p.121).

También Oppenheimer (1988) analiza la diferencia de edades en función de la edad de los

cónyuges y del orden de la unión, para los matrimonios constituidos en los Estados Unidos en

1983: “Age differences should decline as women’s age at first marriage increase. This decline is

not so apparent for all marriages because as women get older they will be increasingly taping

into the marriage market of divorced and, eventually, widowed males” (Oppenheimer 1988,

p.578).

La comparación de los niveles de homogamia por edad en distintos momentos del tiempo y

entre poblaciones distintas exige, como paso previo, tener en cuenta estos dos factores. Sólo

cuando se comparan niveles de homogamia de parejas de composición por edad y estado civil

equivalente es posible abordar su interpretación en función de las dos grandes líneas de

explicación presentadas: las oportunidades del mercado matrimonial y la definición de las

preferencias individuales.

3.1.2. Hipótesis de trabajo

En la introducción de esta tesis se han formulado cuatro hipótesis generales que son de

aplicación también a la composición por edad de las parejas. La diferencia de edad entre

cónyuges que se observa de forma constante obliga a suponer que las parejas se forman de

manera ordenada también en relación con la edad. El estudio de la composición por edad de las

parejas considera el efecto de la estructura del mercado matrimonial así como los roles de

género en el seno de la pareja. Desde esta doble perspectiva se formulan las cuatro hipótesis

específicas que guiarán este capítulo:

Hipótesis 1. La composición por edad de las parejas en España se ajusta a la pauta dominante en

el mundo occidental contemporáneo, según la cual los hombres son de media entre 2 y 3 años

mayores que sus esposas.

Hipótesis 2. En un contexto en el que predominan las parejas complementarias, el calendario

nupcial de hombres y mujeres es dispar y acorde con las funciones productiva y reproductiva

que respectivamente desempañarán en la pareja. Sin embargo, en un nuevo contexto en el que

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132 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

se difunden las parejas igualitarias, el calendario nupcial de las mujeres pasa a definirse en los

mismo términos que el de los hombres. Por consiguiente, y como se ha observado ya en otros

países del entorno europeo, la prolongación del período de formación y la equiparación de

género en el seno de la pareja tienen su impacto en la composición por edad de las parejas. Por

este motivo, se espera que la diferencia media de edad entre cónyuges tenderá a reducirse, pero

que detrás de esta reducción se observará también una diversificación de la composición por

edad de las parejas, es decir, un aumento de las parejas dispares y especialmente de las parejas

hipógamas femeninas, aquellas en las que la mujer es mayor que el esposo.

Hipótesis 3. La evolución de la composición por edad de las parejas será sensible a los

desequilibrios de gran magnitud entre el número de hombres y mujeres disponibles en el

mercado. En caso de desequilibrio la diferencia media de edad tenderá a aumentar. En

concreto, en España, se observan dos episodios de desequilibrio relacionados con la guerra civil

española: i) el impacto directo de la guerra civil sobre la diferencia de edad de aquellos que

contrajeron matrimonio durante la guerra y en la inmediata posguerra y que sufrieron las

consecuencias de la sobremortalidad masculina y las dificultades materiales de contraer

matrimonio en esos años y ii) el impacto en el mercado matrimonial de los años 1960s

ocasionado por la llegada de las generaciones decrecientes nacidas durante la guerra y la

posguerra.

Hipótesis 4. La composición por edad de las parejas se verá influida por una serie de

componentes o determinantes próximos, entre los que destacan la edad y el estado civil. Por

consiguiente, la desigual composición de las nupcias por edad al matrimonio y orden de las

mismas altera los valores promedio de homogamia por edad.

De acuerdo con estas cuatro hipótesis de trabajo, el capítulo se estructura en los siguientes

apartados: en primer lugar, se presenta la evolución de la composición por edad de las parejas,

considerando distintas medidas y también la dimensión territorial; en segundo lugar, se

descompone el efecto de la estructura del mercado y de las preferencias sobre la evolución de

la composición por edad de las parejas; en tercer lugar se analizan, uno a uno, los componentes

o determinantes directos de dicha evolución, esto es la edad de los cónyuges, su estado civil,

pero también el nivel de instrucción, la nacionalidad y el tipo de unión. Este tercer apartado se

concentra fundamentalmente en la evolución más reciente, la que corresponde al último

cuarto del siglo XX.

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 133

3.2. Resultados

Esta sección analiza la composición por edad de las parejas en España a partir de los datos del

registro de matrimonios que el Instituto Nacional de Estadística (INE) explota a través del

Movimiento Natural de Población (MNP). El MNP es una fuente de flujo que registra los

matrimonios que anualmente se celebran en España y que ofrece una serie de informaciones

respecto el matrimonio y los contrayentes43. Para este análisis, se utiliza la clasificación de los

matrimonios heterosexuales44 según la relación de edad y de estado civil de los contrayentes.

Esta clasificación se obtiene entre 1922 y 1975 a partir de los datos publicados que ofrecen la

matriz anual de matrimonios por edad y estado civil, desagregando los datos por ámbito

territorial (capitales provinciales y totales provinciales). La serie se interrumpe entre 1934 y

1940 como consecuencia de la guerra civil45. Antes de esta interrupción, las matrices cruzaban

la relación de edad con el estado civil anterior de los cónyuges; sin embargo este cruce se

pierde en el período posterior, lo que significa que no es posible conocer la distribución por

edades combinadas de los matrimonios de solteros (Cusidó 2006). Se han estimado para el

período 1941 y 1974 las matrices de los matrimonios de solteros por edad de los cónyuges con

el fin de poder analizar su composición por edad específica. A partir de 1976 se difunden ya los

microdatos del registro de matrimonios, de modo que es posible construir directamente las

tablas deseadas.

Los microdatos abren la posibilidad de trabajar a escala territorial por provincias y superan

algunas de las limitaciones propias de las tablas publicadas, concretamente la necesidad de

trabajar con grupos de edades en lugar de con edades individuales. Entre 1922 y 1975, en

cambio, los grupos de edad publicados son de distinta amplitud y, además, no se mantienen

constantes a lo largo de todo el período. Resulta necesario, pues, homogeneizar dichos grupos

para conseguir matrices con grupos de edad estándares. Se opta por los grupos más habituales

en el análisis demográfico de la nupcialidad: grupos quinquenales de 15 a 49 años, con la

salvedad que el último grupo es decenal. Con el fin de mantener una serie continua, a partir de

1976 las edades simples se han agrupado siguiendo la misma clasificación.

43 Ver apartado 1.2.1.2. para conocer más detalles del MNP. 44 A partir de 2005 se registran también matrimonios homosexuales. Éstos serán analizados específicamente en el capítulo 6. 45 Recaño y Muñoz (2001 y 2005) han estimado las series de matrimonios por estado civil para el período 1934-1940.

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134 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

3.2.1. La diferencia de edad entre cónyuges

3.2.1.1. Evolución cronológica y medidas

La composición por edad de las parejas se analiza a) a través de su distribución según la

diferencia de edad entre cónyuges y b) a través de la diferencia media de edad. El Gráfico 3.1

presenta la distribución de los matrimonios celebrados en España según la diferencia de edad

entre los cónyuges. Como la edad al matrimonio se publica por grupos quinquenales y

decenales46, la agrupación de las diferencias de edad se construye a partir de la coincidencia del

intervalo de edad o el número de intervalos de diferencia. Esta aproximación a partir de las

edades agrupadas asume que, si bien puede haber parejas con una mayor diferencia de edad en

la categoría de “mismo grupo de edad” que en la de “un grupo de diferencia” y viceversa, los

efectos de la sobrestimación de la diferencia de unas y de la subestimación de la diferencia de

otras tienden a compensarse47. La evolución de la composición por edad refleja la importancia

de la homogamia por edad entre los cónyuges a lo largo de todo el siglo. El grupo mayoritario

ha sido casi siempre el de aquellos matrimonios en los que hombre y mujer pertenecían al

mismo grupo de edad. Al mismo tiempo, también se hace evidente la pauta de hipergamia

femenina, ya que el conjunto de matrimonios en los que la mujer se casa con un hombre mayor

es hasta tres veces más grande que el de los de la combinación de edades inversa.

Más allá de esta característica estructural común a todo el período, el análisis de la evolución

temporal de las series a partir del Gráfico 3.1 muestra tres episodios interesantes de destacar.

En primer lugar, es importante subrayar la reducción de los matrimonios homógamos en los

años inmediatamente anteriores y posteriores a la Guerra Civil. La proporción de matrimonios

en los que ambos cónyuges pertenecían al mismo grupo de edad desciende a partir de 1932,

pasando de un 46% a un 37% diez años después (el nivel de 1932 no se recupera hasta 1977).

En segundo lugar, la distribución de los matrimonios según la composición por edad también

refleja la particularidad de las parejas que se casaron durante la década de los años 60. Durante

esta década se redujo el peso de las parejas homógamas y los hombres se casaron con mujeres

más jóvenes en mayor proporción que en años anteriores y posteriores, lo cual contribuyó al

aumento de la diferencia media de edad. Esta reducción coincide en el tiempo con la llegada a

la edad matrimonial de las generaciones nacidas durante y después de la Guerra Civil.

46 15-19, 20-24, 25-29, 30-34, 35-39, 40-49, 50-59, >=60. 47 La comparación del cálculo de la diferencia media de edades a partir de edades agrupadas y de edades simples refuerza este supuesto de compensación. Ver el Gráfico 3.2.

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 135

GRÁFICO 3.1. Distribución de los matrimonios, según la diferencia media de edad entre los cónyuges por año de matrimonio, España 1922-2005

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población, 1922-2005, INE

En tercer lugar, a partir de los años 70 se observa un aumento de las parejas en las que ambos

cónyuges tienen la misma edad48, consideradas homógamas, y de las parejas en las que la mujer

es algo mayor que el hombre. Conjuntamente, estas parejas representaban el 49% del total en

el año 1970 y representan un 58% en el año 2005. En cambio, las parejas en las que el hombre

es mayor que la mujer son las únicas que pierden peso, si bien siguen siendo importantes y con

mayor presencia que las de la combinación inversa. Esta evolución constituye un signo claro de

la reducción de la asimetría por género en la composición por edad de las parejas. Si bien la

mayoría de los matrimonios se definen por la equivalencia de edad y la diferencia media de

edad sigue siendo favorable a los hombres, la tradicional hipergamia femenina parece

efectivamente tender a suavizarse. La cronología de estos cambios recientes coincide con el

aumento progresivo de la edad al matrimonio tanto para hombres como para mujeres, si bien

todavía es pronto para establecer una relación entre el retraso del calendario nupcial y la

reducción de la diferencia media de edad entre cónyuges.

48 Se admite el supuesto de que los cónyuges tienen la misma edad cuando pertenecen al mismo grupo quinquenal de edad.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

1922 1926 1930 1934 1938 1942 1946 1950 1954 1958 1962 1966 1970 1974 1978 1982 1986 1990 1994 1998 2002

Mujer 2 > Hombre Mujer 1 > Hombre Misma categoría edad Hombre 1 > Mujer Hombre 2 > Mujer

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136 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

El panorama de la distribución de los matrimonios por edad de los cónyuges se resume también

a través de la diferencia media de edad entre los cónyuges. Antes de analizar la serie anual de

diferencias medias de edad entre 1922 y 2004 es preciso aclarar dos puntos de importancia

metodológica respecto a su cálculo. Primero, la diferencia media de edad se calcula, por

exigencias de la fuente, a partir de las edades de los cónyuges agrupadas en grupos

quinquenales y decenales. Es decir, se calcula la media de las diferencias entre las edades

medias de los respectivos intervalos de edad (por ejemplo, todos los que se han casado entre los

20 y los 24 años de edad lo han hecho a efectos del cálculo a los 22,5 años). Esto implica que la

diferencia media de edad entre los cónyuges se calcula de forma aproximada. En algunos

matrimonios la diferencia se sobrestima (atribuyendo cinco años de diferencia a dos individuos

de edades consecutivas pero de grupos de edad distintos) y en otros se subestima (en los

matrimonios de un mismo grupo de edad cuyos cónyuges, sin embargo, pueden llegar a tener 4

o 9 años de diferencia entre si). Para examinar el posible sesgo que esta aproximación tiene

sobre las diferencias obtenidas, se han comparado los resultados obtenidos a partir de las edades

agrupadas con los obtenidos a partir de las edades simples para los años en los que esta

información está disponible: 1976-2001. El Gráfico 3.2. representa la diferencia media de edad

calculada de las dos maneras y muestra que las series son altamente coincidentes,

especialmente a parir de 1985. Es difícil interpretar el motivo por el cual la diferencia es algo

más elevada en los primeros diez años de observación pero, en definitiva, la comprobación

valida el uso de las matrices con edades agrupadas49.

Segundo, es preciso señalar que se ha calculado la media de las diferencias de edad entre

cónyuges considerando que cuando la diferencia es favorable al hombre el valor es positivo,

mientras que cuando la diferencia es favorable a la mujer el valor es negativo. Esta opción

implica que cuando varía la relación entre el peso de los matrimonios donde el hombre es

mayor y el de aquellos donde la mujer es mayor, la media de los valores se ve afectada. Existe

una opción que consiste en calcular la media de los valores absolutos, es decir tomando la

diferencia siempre como positiva con independencia del sexo del cónyuge de mayor edad, de

modo que se anula el efecto de la asimetría por sexo en la composición por edad de las uniones

(Van Poppel et al. 2001). En el caso de la evolución de la diferencia media de edad entre

cónyuges en España a partir de 1976 éste resulta un punto importante puesto que el porcentaje

49 Van Poppel et al. (2001) realizan una comprobación equivalente con los datos de Holanda y se deciden también a trabajar con las matrices con edades agrupadas.

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 137

de matrimonios donde la mujer es mayor que el marido ha aumentado50. La caída de la

diferencia media de edad para el conjunto de matrimonios que se observa en el Gráfico 3.3 se

debe en parte a la variación de la asimetría por sexo y se ve claramente suavizada cuando se

calcula la diferencia a partir de las diferencias absolutas. De todo ello se deduce que en estos

años el cambio en las diferencias por género refuerza la reducción de la diferencia media de

edad entre los cónyuges.

En este capítulo se utilizara por defecto la diferencia media de edad calculada a partir de las

diferencias con signo positivo o negativo según la relación por sexo. Esta opción, a diferencia

del cálculo a partir de las diferencias absolutas, tiene la ventaja que es de lectura fácil y directa,

porque la diferencia media se lee en términos de los años de diferencia que separan al hombre

de la mujer: el hombre es mayor si la diferencia es positiva y es más joven si la diferencia es

negativa. Además, como se ha visto, para la mayor parte del siglo, excepto para el último

cuarto, la forma de las dos series de diferencia media de edad es idéntica. Sencillamente, en la

valoración final del análisis de la composición por edad de las parejas en España se tomará en

cuenta el hecho que el indicador utilizado tiende a sobrestimar la reducción de la diferencia

media de edad durante los últimos años.

GRÁFICO 3.2. Diferencia media de edad entre cónyuges a partir de edades simple y edades agrupadas, España 1976-2005

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población, 1975-2005, INE

50 Ver apartado 2.1.2.4.

0,0

0,5

1,0

1,5

2,0

2,5

3,0

1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004

años

de

dife

renc

ia

Diferencia con edades simples Diferencia con edades agrupadas

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138 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 3.3. Diferencia media de edad entre cónyuges, España 1922-2005

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población, 1922-2005, INE

Además de presentar la diferencia entre las dos formas de calcular la diferencia media de edad

entre cónyuges, el Gráfico 3.3 presenta la evolución de esta diferencia entre 1976-2002. La

evolución es consistente con la distribución de los matrimonios según la diferencia de edad

entre cónyuges que proporciona el Gráfico 3.1. Desde 1922 la diferencia media de edad

emprende una tendencia a la baja que se interrumpe bruscamente por los ecos de la crisis

financiera internacional de 1929 y que supone, como la Guerra Civil a continuación, un

incremento importante de la media de las diferencias de edad. La tendencia a la reducción de la

diferencia media de edad reprende en los años de posguerra y se mantiene fundamentalmente

hasta el final del período de estudio con la excepción de un nuevo episodio de alteración de la

composición por edad de las parejas durante la década de los años1960s. En este momento la

diferencia media de edad aumenta superando los tres años de diferencia, si se calcula a partir de

las diferencias en función del sexo, o alcanzando los cuatro años si se calcula con

independencia del sexo. Este aumento podría estar relacionado, como se intentará comprobar

en el apartado siguiente, con la llegada a edades nupciales de las generaciones pequeñas nacidas

durante y después de la guerra civil, que generaría un déficit importante de mujeres que

obligaría a buscar esposas cada vez más jóvenes. Al margen de los accidentes durante la década

de los años 1930s y 1960s, la diferencia media de edad cae sostenidamente.

1,5

2

2,5

3

3,5

4

4,5

5

1922 1927 1932 1937 1942 1947 1952 1957 1962 1967 1972 1977 1982 1987 1992 1997 2002

años

de

dife

renc

ia

Media relativa Media absoluta

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 139

Es preciso entender en qué medida esta caída refleja o no un aumento de los niveles de

homogamia por edad de las parejas. La distribución de los matrimonios según la diferencia de

edad de los cónyuges permite establecer la relación entre la diferencia media de edad y la

homogamia por edad. Como se ha advertido, a partir de finales de la década de los 1980s, la

diferencia relativa cae mientras la absoluta se mantiene estable con una ligera tendencia a

aumentar (ver Gráfico 3.3). Esto indica que es la combinación de los niveles de homogamia y

de los de heterogamia la que determina la diferencia media de edad entre cónyuges calculada

en modo relativo. Por lo tanto, observando la serie de la media de las diferencias absolutas de

edad entre los cónyuges, se puede decir i) que la reducción de la diferencia media de edad

desde mediados de los años 1940s y hasta finales de los 1980s resulta fundamentalmente de un

incremento de la homogamia por edad de las parejas, es decir de un aumento de la proporción

de parejas en las que ambos cónyuges pertenecen al mismo grupo de edad en detrimento de

aquellas en las que los cónyuges pertenecen a grupos de edad dispares; ii) que la reducción de la

diferencia media de edad a partir de finales de los 1980s, en cambio, se debe tanto al

incremento de la homogamia por edad como a la reducción de la hipergamia femenina por

edad (el Gráfico 3.1 confirma efectivamente el aumento del peso de las parejas en las que la

mujer es uno o dos grupos de edad mayor que su marido).

3.2.1.2. Pautas territoriales de la composición por edad

Teniendo en cuenta que la nupcialidad, y muy concretamente el calendario nupcial, presentan

tradicionalmente en España diferencias territoriales importantes (Cachinero 1982)51, se plantea

aquí si se observan también pautas territoriales diferenciadas en la evolución decreciente de la

diferencia media de edad entre cónyuges en las últimas tres décadas en España. El análisis se

realiza para el período 1976-2005, para el cual los microdatos ofrecen información a escala

provincial. El Mapa 3.1. presenta la variación provincial de la diferencia media de edades entre

el inicio y el fin del período considerado52. Los niveles de variación toman valores negativos en

todas las provincias, con la excepción de Asturias y Soria, lo cual indica que la reducción de la

diferencia de edad entre cónyuges durante este período reciente (que se ha observado en el

Gráfico 3.3) es general en todo el territorio. Sin embargo, los valores de dicha reducción sí que

51 Ver apartado 2.1.2.3. 52 La variación de la diferencia media de edades está calculada a partir de las diferencias de edad relativas al sexo. Las pautas territoriales no varían si se utiliza la diferencia media obtenida por el procedimiento alternativo de cálculo.

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140 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

presentan diferencias provinciales claramente identificables. Es en las provincias andaluzas,

junto con dos provincias gallegas (La Coruña y Orense), donde la diferencia media de edad se

ha reducido más, en más de medio año. De hecho, estas zonas se cuentan entre las que

registraban mayores diferencias de edad entre los cónyuges a finales de la década de los 70s.

Por el contrario las zonas que presentaban niveles más bajos eran las del centro de la península

y las de la costa cantábrica.

MAPA 3.1. Variación provincial de la diferencia media de edad entre cónyuges entre 1976 y 2005, España Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población, 1976-2005, INE

Antes de entrar a valorar estas pautas de distribución territorial de la diferencia de edad entre

cónyuges es preciso preguntarse en qué medida esta distribución provincial puede estar

reflejando el efecto de otros factores. En concreto, se plantea la relación que puede existir entre

esta distribución provincial y la variación de la composición por edad de los matrimonios según

el ámbito territorial (urbano/rural) en el que se han celebrado. Pero considerar el ámbito

territorial implica enfrentarse a las limitaciones de la fuente. De acuerdo con las posibilidades

que ofrece el MNP, el ámbito se puede definir de dos maneras distintas: a) distinguiendo entre

capitales de provincia y restos provinciales y b) clasificando los municipios según su tamaño

(número de habitantes).

-0,8 / -0,5-0,5 / -0,2-0,2 / 0,1

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 141

La primera de las definiciones presenta claras insuficiencias: principalmente, la constancia de la

definición a lo largo de un período de tiempo tan extendido limita la comparabilidad, puesto

que la estructura del poblamiento en España se ha transformado notablemente durante el siglo

XX, y si bien la urbanidad podía asociarse a las capitales de provincia durante la primera mitad

del siglo, es notorio que en la segunda mitad son muchas las ciudades que no son capitales

provinciales, y muchas las capitales provinciales que son más pequeñas que otras ciudades no

capitales, de modo que la distinción entre capitales y no capitales se disocia de la de ámbito

urbano y rural.

GRÁFICO 3.4. Diferencia media de edad según ámbito territorial y año de matrimonio, España 1922-2005

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población, 1922-2005, INE

El Gráfico 3.4 presenta la diferencia media de edad entre los cónyuges de las capitales de

provincia y de los restos provinciales desde 1922 y hasta 2005. Los resultados no presentan una

pauta diferenciada por ámbito, excepto para el período más reciente, de 1976 en delante, en el

que sí parece claro que la diferencia de edad entre cónyuges es ligeramente superior en los

restos provinciales que en las capitales. Para explicar las diferencias que aparecen en el período

reciente, y aprovechando que el MNP introduce a partir de 1980 el tamaño del municipio de

residencia del matrimonio, se examina la distribución de los matrimonios por tamaño de

2,0

2,5

3,0

3,5

4,0

1922 1926 1930 1942 1946 1950 1954 1958 1962 1966 1970 1974 1978 1982 1986 1990 1994 1998 2002

años

de

dife

renc

ia

Capitales de provincia Restos de provincia Total

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142 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

municipio en los restos provinciales. Si existe una pauta de homogamia diferenciada por

tamaño de municipio, ésta explicará que la diferencia media de edad sea superior en los restos

provinciales que en las capitales de provincia.

De acuerdo con la segunda definición, se calcula la diferencia media de edad entre los cónyuges

según el tamaño de municipio, que es una clasificación del ámbito territorial más detallada que

la distinción capital-resto provincial, aunque tenga el inconveniente que sólo es aplicable a

partir de 1980. El Gráfico 3.5 presenta la evolución de la diferencia media de edad entre los

cónyuges entre 1980 y 2005 y muestra claramente que los municipios más pequeños (con

menos de 10.000 habtiantes) y las ciudades más grandes (con más de 100.000 habitantes) son

los que presentan las mayores y menores diferencias medias de edad, respectivamente. La

evolución es paralela en unos y otros pero la diferencia media de edad es sistemáticamente

superior en los municipios pequeños que en las grandes ciudades. Esta información debe

combinarse con la distribución de los matrimonios de los restos provinciales por tamaño de

municipio: para el conjunto del período, los matrimonios celebrados en municipios de menos

de 20.000 habitantes representan el 53% del total de matrimonios celebrados fuera de las

capitales, mientras que los celebrados en grandes ciudades de más de 100.000 sólo representan

el 14%. Teniendo en cuenta que en los restos provinciales pesan mucho los matrimonios

celebrados en municipios medianos y pequeños y que en éstos la diferencia media de edad es

mayor que en las ciudades, la diferencia media de edad en los restos provinciales es

consecuentemente mayor que en las capitales de provincia.

Queda por explicar la relación negativa que se observa entre el tamaño del municipio y la

diferencia de edad entre los cónyuges. Una primera hipótesis sugiere que las oportunidades

matrimoniales son más reducidas en los mercados pequeños y que esta limitación de

oportunidades conlleva apareamientos entre cónyuges de edades más dispares. Sin embargo

durante el período considerado, el espacio de vida de las personas se amplía y los canales para

encontrar pareja se vuelven más informales, de modo que las limitaciones de oportunidades

asociadas a los mercados locales más bien deberían reducirse53. Como hipótesis alternativa,

podría considerarse un efecto de selección de las parejas que se constituyen en los municipios

pequeños y medianos, en relación con las que lo hacen en las ciudades. Esta hipótsis plantea la

53 El apartado 2.2.4. describe como la proximidad residencial de los cónyuges pierde importancia en la formación de la pareja en España para las generaciones nacidas durante la segunda mitad del siglo XX.

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 143

posibilidad que las parejas de estos municipios estuvieran formadas por cónyuges más jóvenes o

más mayores que las que se forman en grandes ciudades, o bien por cónyuges con más o menos

instruidos que en las grandes ciudades.

GRÁFICO 3.5. Diferencia media de edad según tamaño del municipio de inscripción del matrimonio de los matrimonios celebrados fuera de las capitales de provincia, España 1980-2005

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población, 1980-2005, INE

3.2.2. La composición por edad ante las condiciones del mercado matrimonial

Hasta este punto, se ha mostrado en detalle la homogamia por edad de las parejas españolas que

contrajeron matrimonio a lo largo del siglo XX, sin entrar en explicaciones sobre los

condicionantes de dicha evolución. Simplemente se han apuntado algunos accidentes

históricos para situar en el tiempo distintos cambios de tendencia de la homogamia por edad.

El ejercicio que se presenta a continuación tiene como objetivo descomponer la evolución de la

homogamia por edad según obedezca a cambios en la estructura por sexo y edad de la

población a riesgo o a cambios en el comportamiento de los individuos. Por ejemplo, el control

del efecto del mercado debería permitir comprobar en qué medida el aumento de la diferencia

de edad de los matrimonios celebrados durante la década de los 60 es atribuible al desequilibrio

1,8

2,0

2,2

2,4

2,6

2,8

3,0

1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004

años

de

dife

renc

ia

<10.000 10.001-20.000 20.001-50.000

50.001-100.000 >100.00 TOTAL

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144 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

que en ese período generó la llegada a edades nupciales de las generaciones vacías nacidas

durante y después de la guerra.

En primer lugar, se presenta una aplicación de un modelo de nupcialidad de dos sexos a una

población estable para comprobar los efectos potenciales, en materia de nupcialidad y de

homogamia de edad, del desequilibrio entre el número de efectivos hombres y mujeres

derivados de distintos ritmos de crecimiento. Esta aplicación ofrece elementos para

comprender al mismo tiempo la lógica de funcionamiento del mercado matrimonial y el

procedimiento de aplicación de estos modelos para la simulación de las pautas de nupcialidad.

En segundo lugar, se presenta la aplicación de un modelo de nupcialidad de dos sexos utilizado

para simular la evolución de la nupcialidad y de las diferencias de edad entre cónyuges en

España durante el siglo XX.

3.2.2.1. Modelo de dos sexos: las fuerzas de atracción para 1922-2004

Con el fin de identificar el efecto de la disponibilidad de los cónyuges se utiliza un modelo de

simulación basado en la media armónica de Schoen (1981, 1988) que, a modo de

estandarización, fija una pauta de preferencias en el tiempo y permite observar el impacto de

los cambios en el mercado sobre unas preferencias constantes. Hay que recordar que el modelo

de Schoen se basa en el cálculo de unas tasas específicas, las denominadas fuerzas de atracción,

que relacionan el número de matrimonios entre dos cónyuges de una determinada

combinación de edades con el número disponible de hombres y de mujeres de esas respectivas

edades54. Las fuerzas de atracción expresan la pauta de preferencias, una vez controlada la

estructura de candidatos disponibles.

Las fuerzas de atracción se calculan a partir de poblaciones de solteros y de matrimonios de

solteros. Los solteros corresponden a la población disponible, “available” según la definción del

propio Schoen (1981, 1988), que requiere el cálculo del indicador. Tanto las poblaciones como

los matrimonios requieren una cierta elaboración previa puesto que, por una parte, las

poblaciones de solteros tienen que ser interpoladas para obtener una serie anual, y, por otra

54 Para más detalles sobre el cálculo de las fuerzas de atracción y sobre el funcionamiento de los modelos de nupcialidad de dos sexos consultar el apartado de métodos en el capítulo 1 (1.3.2.).

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 145

parte, el MNP no proporciona los matrimonios de solteros por relación de edad de los cónyuges

entre 1941 y 197555.

La estimación de los matrimonios de solteros por edad combinada de los cónyuges para el

período 1941-1975 consiste en una interpolación lineal de la evolución de las proporciones de

matrimonios de solteros sobre el total de matrimonios de cada combinación de edades para

aplicarlas a continuación a las matrices anuales de matrimonios totales. La interpolación se

realiza entre el último año para el que disponemos de matrimonios de solteros, 1933, y el

primer año en el que se retoma la serie, 1975. En ambos casos, las matrices de referencia se han

construido a partir de una media entre estos años límites y los dos años inmediatamente

anteriores y posteriores, respectivamente, con el objetivo de suavizar posibles particularidades

de esos años. El supuesto de linealidad en la interpolación se basa, por un lado, en la reducción

lineal de las segundas nupcias en el período anterior para el que sí disponemos de información

(1922-1934) y, por otro lado, en la mejora progresiva de la mortalidad en este período 1941-

1975 en el que no existe divorcio y las segundas nupcias son exclusivamente de viudos o

viudas. De este modo se consigue una reducción progresiva plausible de la proporción de las

segundas nupcias en cada combinación de edades que, sin embargo, no es sensible a eventuales

accidentes históricos que puedan frenar o estimular las segundas nupcias.

A partir de las series anuales de matrimonios de solteros y de las poblaciones de solteros por

edad y sexo se obtienen las matrices anuales de fuerzas de atracción. Las fuerzas de atracción

informan, como las tasas de nupcialidad, de las pautas de nupcialidad de cada año en términos

de intensidad y de calendario. La evolución de las pautas de nupcialidad en España durante el

siglo XX se ha presentado en detalle en el capítulo 2 y las pautas de composición por edad de

las parejas en el apartado inmediatamente anterior (3.2.1.). Los indicadores anuales de

homogamia y de asimetría por edad de los cónyuges que se obtienen de las tasas dobles o

fuerzas de atracción corresponden con las pautas anteriormente descritas. En el caso de la

homogamia, se calcula el porcentaje que las tasas dobles de la diagonal representan respecto al

conjunto de las combinaciones, y en el caso de la asimetría se calcula una relación entre las

tasas de las combinaciones donde el marido es mayor que la mujer en relación a aquellas en las

que la mujer es mayor que el marido. Como se muestra en el Gráfico 3.6, a lo largo del siglo

55 El procedimiento utilizado para la interpolación de las poblaciones de solteros se detalla en el apartado 1.2.2., mientras que el apartado 1.2.1. ofrece detalles sobre el registro de matrimonios del MNP.

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146 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

XX, la homogamia presenta una evolución creciente desde el 35% a casi el 50%, mientras que,

contrariamente, la relación de asimetría tiende a reducirse de modo que, en el 2001, la

probabilidad de un matrimonio en el que el hombre sea mayor es sólo tres veces superior al de

un matrimonio donde la mujer sea la mayor.

Teniendo en cuenta la evolución de los parámetros de nupcialidad y de los de la composición

de las parejas, se han seleccionado tres años, 1941, 1975 y 2001, como estándares de las

preferencias por edad de los cónyuges para el ejercicio de estandarización. Cada uno representa

un contexto de nupcialidad distinto. La matriz de 1941 corresponde a un año de baja intensidad

nupcial, calendario tardío y máximo nivel de asimetría. Por su parte, la matriz de 1975

corresponde a una pauta de máxima intensidad nupcial, calendario relativamente joven, y

niveles intermedios de homogamia e asimetría. Por último, la matriz de 2001 representa una

pauta de nupcialidad muy poco intensa y muy tardía en la que las parejas son más homógamas

que en los estándares anteriores y las diferencias entre sexo en la composición de las parejas se

han reducido muchísimo. Será importante comprobar si los resultados obtenidos en los

modelos de simulación no varían sustancialmente según el estandar utilizado.

GRÁFICO 3.6. Niveles de homogamia y asimetría de las fuerzas de atracción, España 1922-2001

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población, INE, y estimaciones intercensales de poblaciones de solteros

0%

5%

10%

15%

20%

25%

30%

35%

40%

45%

50%

1922 1926 1930 1934 1938 1942 1946 1950 1954 1958 1962 1966 1970 1974 1978 1982 1986 1990 1994 1998

Hom

ogam

ia

0,0

1,0

2,0

3,0

4,0

5,0

6,0

7,0

8,0

Asim

etrí

a

% Homogamia Asimetria

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 147

3.2.2.2. Aplicación del modelo de dos sexos para la simulación de la nupcialidad y la composición de las parejas de una población teórica

En primer lugar se aplica el modelo de la media armónica a una población estable con el

objetivo de identificar los efectos sobre el crecimiento y el decrecimiento poblacional que

generan, en términos matrimoniales, exceso y escasez de mujeres respectivamente. Cuando la

población decrece como consecuencia de alteraciones en la natalidad, los hombres en edades

nupciales que buscan pareja entre las mujeres algo más jóvenes se enfrentan a la escasez de

candidatas, puesto que éstas pertenecen a generaciones más pequeñas. Inversamente, cuando la

población aumenta, los hombres buscarán mujeres entre generaciones más jóvenes y por lo

tanto más numerosas que las suyas. Por este motivo el crecimiento de la población es utilizado

aquí como elemento que introduce desequilibrios en el mercado matrimonial y que permite

evaluar los efectos de estos desequilibrios.

Una población estable es la que resulta de un ritmo de crecimiento constante y que tiene la

particularidad de tener una estructura también constante o fija, como consecuencia del ritmo

de crecimiento (cuando este crecimiento es nulo la población se convierte en estacionaria

porque no cambia ni en estructura ni en volumen) (Pressat 1983). El procedimiento de

simulación se inicia escogiendo una estructura de población de partida a la que se aplicarán

distintas tasas de crecimiento de forma iterativa hasta alcanzar la población estable. Al aplicar

cada tasa de crecimiento, el número de efectivos a cada edad se verá modificado.

Simultáneamente, se fijan unas pautas de preferencias matrimoniales de edad mediante una

matriz de fuerzas de atracción. El número de solteros por sexo y edad se obtiene como

resultado del doble efecto del cambio de efectivos por edad que resulta del crecimiento

demográfico y de la pauta matrimonial que se deriva de la pauta de preferencias. De la

estructura de solteros se obtiene el número de matrimonios esperados y a partir de estos

matrimonios los indicadores de nupcialidad clásicos que tendría esa población estable; los

matrimonios esperados y los indicadores que de ellos se derivan son el producto del

crecimiento y la estructura de preferencias matrimoniales fijada.

A continuación se analiza como varían los indicadores de intensidad, la soltería definitva, y los

indicadores de calendario, la edad media al matrimonio, en las poblaciones estables resultantes

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148 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

de distintos crecimientos demográficos56. El Gráfico 3.7 presenta los resultados obtenidos

mediante la aplicación de dos matrices de referencia reales pero distintas, en primer lugar de

1975 y en segundo la de 2001. Las pautas de preferencias ejercen sólo de referencia para la

estandarización, de modo que podrían incluso ser ficticias. En este caso, sin embargo, se

seleccionan las pautas correspondientes a dos años observados, 1975 y 2001. Es interesante

destacar, como se verá a continuación, que los resultados obtenidos mediante la aplicación de

uno y otro estándar son consistentes pero también que, como en todo ejercicio de

estandarización, la elección de uno u otro no es totalmente neutra.

En el caso de un crecimiento 0 nos encontramos ante una población estable del tipo

estacionaria cuya estructura de edades se caracteriza por la igualdad de tamaño de todos los

grupos de edad. En este caso, el mercado matrimonial se encuentra en equilibrio porque el

número de hombres y de mujeres de cada grupo es constante. Los indicadores de nupcialidad

reflejan este equilibrio con unos niveles idénticos de soltería definitiva por sexo. Se puede

considerar que el mercado no es favorable ni para los hombres ni para las mujeres. La edad

media al matrimonio masculina es superior a la femenina, de acuerdo con la pauta de

preferencias establecida. ¿Cómo cambia esta situación de equilibrio cuando la población crece?

En caso de ser una población en crecimiento, es decir una población en la que las generaciones

son siempre mayores que sus predecesoras, la soltería femenina aumenta y la masculina se

reduce. Las edades medias al matrimonio se mantienen razonablemente estables. Estas

tendencias se observan ya en los valores de crecimiento más suaves y se acentúan en los niveles

de crecimiento extremo, que se han incluido aquí precisamente para dibujar netamente la

pauta de variación de la nupcialidad ante el desequilibrio por exceso de mujeres. Por el

contrario, en caso de ser una población en decrecimiento, es decir una población en la que las

generaciones son siempre más pequeñas que sus predecesoras y los hombres no encuentran

suficientes mujeres más jóvenes que ellos, la soltería masculina aumenta y la soltería femenina

se reduce. En este contexto, además, las edades medias al matrimonio tanto de hombres como

de mujeres se rejuvenecen ligeramente.

Esta pauta se ve validada en las dos figuras que presenta el Gráfico 3.7, la que se obtiene

aplicando la matriz de fuerzas de atracción de 1975 y la que se obtiene a partir de la matriz de

56 Se utilizan tasas de crecimiento continuo en un rango que va de 0,2 a –0,2. La elección del rango constituye un ejercicio meramente teórico porque alcanza magnitudes, en ambos extremos, que son inimaginables en poblaciones reales (sólo a escala local es posible registrar ritmos de crecimiento continuo que alcancen el 20%).

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 149

2001. La diferencia entre ambas figuras radica básicamente en los niveles de la soltería

definitiva y las edades medias al matrimonio estimadas. La diferencia en los niveles estimados

se debe a las diferencias existentes entre los estándares. Como se ha visto, la matriz de 1975

corresponde a un momento en el que los niveles de intensidad matrimonial eran máximos y las

edades al matrimonio relativamente bajas, mientras que el año 2001, por el contrario, la

intensidad nupcial registra uno de los mínimos del siglo y la edad media al matrimonio de

ambos sexos es la más alta del siglo hasta ese momento57. Por este motivo la soltería definitiva

masculina y femenina y las edades medias al matrimonio, si bien siguen la misma evolución en

las distintas fases de crecimiento demográfico, son más elevadas aplicando el estándar de 2001

que el de 1975. Los resultados obtenidos gracias a este modelo de simulación, que son

consistentes utilizando dos referencias dispares entre sí, corroboran plenamente las hipótesis

que fundamentan la teoría del funcionamiento del mercado matrimonial. Según Anna Cabré,

en caso de desequilibrio es de esperar “disminución de la incidencia de la soltería definitiva en

el sexo deficitario y aumento de la misma en el sexo excedentario” (Cabré 1993, p.118).

GRÁFICO 3.7. Simulación en una población estable de la evolución de los indicadores de nupcialidad ante distintos escenarios de crecimiento poblacional

Estándar 1975

57 Para conocer la evolución completa de las pautas de nupcialidad en España en este período consultar el apartado 2.1.2.

0

0,05

0,1

0,15

0,2

0,25

0,3

0,35

0,4

-0,20 -0,16 -0,12 -0,08 -0,04 0,00 0,04 0,08 0,12 0,16 0,20

% so

lterí

a

20

22

24

26

28

30

32Ed

ad

Soltería def. H Soltería def. M EMMH EMMM

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150 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Estándar 2001

Fuente: elaboración propia a partir de la propuesta de Schoen 1993.

El modelo de simulación basado en la media armónica de Schoen también estima la diferencia

media de edad entre los cónyuges, a partir de la matriz de matrimonios esperados según el

crecimiento demográfico y la pauta de preferencias fijados. El Gráfico 3.8 presenta las series de

diferencia media de edad obtenidas aplicando el estándar de 1975 y el del 2001. Los valores

resultantes de aplicar el estándar de 1975 son sistemáticamente más elevados que los que se

obtienen a partir del de 2001 puesto que la pauta de ese año era menos homógama que la de

2001. En todo caso, para ambos estándares, la evolución de la diferencia media varía en función

del crecimiento demográfico. Cuando el crecimiento es positivo, la diferencia media de edad

entre cónyuges es menor que cuando la tasa de crecimiento es negativa. Esto último significa

que cuando las mujeres son escasas, los hombres están obligados a buscar mujeres cada vez más

jóvenes que ellos, de modo que la diferencia media de edad se amplía. Si bien la diferencia

media de edad aumenta ante un crecimiento negativo, cuando las tasas de crecimiento son

inferiores a -0’1, la diferencia se reduce de nuevo, puesto que con decrecimientos tan

acentuados los hombres ya no pueden compensar el desequilibrio buscando mujeres cada vez

más jóvenes y el ajuste ante el desequilibrio se produce por otras vías (básicamente, como

muestra el Gráfico 3.7, el aumento de la soltería definitiva).

De acuerdo con las hipótesis formuladas por Anna Cabré, efectivamente, es de esperar una

asimetría del ajuste según el excedente sea masculino o femenino: “Si el excedente es

0

0,05

0,1

0,15

0,2

0,25

0,3

0,35

0,4

-0,20 -0,16 -0,12 -0,08 -0,04 0,00 0,04 0,08 0,12 0,16 0,20

% so

lterí

a

20

22

24

26

28

30

32

Edad

Soltería def. H Soltería def. M EMMH EMMM

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 151

femenino, el ajuste por el cambio de edades al matrimonio, que suele ser el primero al que se

recurre, produce una disminución de la diferencia de edades, lo que va en el sentido de

eliminar el problema, que es precisamente el hecho de que maridos y mujeres no pertenezcan a

las mismas generaciones. Por el contrario, cuando el excedente es masculino, la diferencia de

edades tiende a aumentar, lo cual, al exportar el problema a las generaciones de hombres

siguientes, agrava su situación si estas también fuesen deficitarias. Por lo tanto, un déficit de

mujeres debería producir efectos acumulativos y traducirse en los indicadores con mucha

mayor agudeza que en el caso opuesto” (Cabré 1994, p.46).

GRÁFICO 3.8. Simulación en una población estable de la evolución de la diferencia media de edad entre cónyuges ante distintos escenarios de crecimiento poblacional

Fuente: elaboración propia a partir de la propuesta de Schoen 1993.

3.2.2.3. Aplicación del modelo de dos sexos para la simulación de la nupcialidad y la composición de las parejas en España, 1922-2001

La aplicación del modelo de la media armónica a una población estable ha permitido describir

el efecto teórico, neto, que las condiciones de equilibrio del mercado tienen sobre las pautas de

nupcialidad y de la composición por edad de los matrimonios. Por su parte, la aplicación a

poblaciones reales que se presenta a continuación, tiene como objetivo distinguir en la

evolución de la composición por edad de las parejas el efecto de la estructura por sexo y edad

0

0,5

1

1,5

2

2,5

3

3,5

-0,20 -0,16 -0,12 -0,08 -0,04 0,00 0,04 0,08 0,12 0,16 0,20

años

de

dife

renc

ia

Estándar 1975 Estándar 2001

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152 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

de los candidatos del mercado y el efecto de las preferencias individuales58. El modelo de

simulación se aplica para el período 1922-2004 y aplica, como se ha dicho, tres estándares de

preferencias distintos y representativos de distintos contextos nupciales, el de 1941, el de 1975

y el de 2001, para obtener los indicadores de nupcialidad y la diferencia media de edad entre

cónyuges esperados si las preferencias no se hubieran modificado. Puesto que las preferencias

quedan fijadas, son los cambios en el mercado los que explican la evolución esperada.

Comparando la evolución esperada con la evolución real de los indicadores es posible

distinguir el efecto de los distintos factores. Los estándares son las matrices de fuerzas de

atracción de cada uno de estos tres años.

El ejercicio de simulación se realiza para el período 1922-2001 y para los primeros

matrimonios, que son la práctica mayoría de los matrimonios y determinan la diferencia media

de edad total. Además, esta selección evita la interferencia de las segundas nupcias, para las

cuales, las relaciones de edad entre los cónyuges, como se verá en el apartado siguiente, son

claramente distintas de las de las primeras nupcias. Para proceder a la estandarización de la

diferencia media de edad, se seleccionan las matrices de fuerzas de atracción que ejercerán de

estándar de preferencias, calculadas a partir de las tablas cruzadas por edad de los cónyuges de

un determinado año y la población a riesgo de ese mismo año, en este caso la población soltera.

Se aplican estas matrices a la población de solteros por sexo y edad de cada año. Esto da como

resultado unos matrimonios esperados a partir de los cuales se calculan el indicador sintético de

primonupcialidad por sexo, la edad media al primer matrimonio por sexo y la diferencia media

de edad entre los cónyuges por el mismo procedimiento utilizado para obtener la diferencia

media de edad año a año. De la comparación de los indicadores observados y esperados se

deduce el impacto de las variaciones de la composición por edad y sexo de la población a

riesgo.

El Gráfico 3.9 presenta la simulación de la evolución de los indicadores de primonupcialidad

para ambos sexos bajo el supuesto que las pautas de preferencia nupciales se hubieran

mantenido intactas a lo largo de todo el siglo. Las líneas negras representan los indicadores

esperados y observados de primonupcialidad para cada año del período 1922-2001. Las líneas

grises representan los indicadores de primonupcialidad femenina. Como muestran los círculos

58 La aplicación del modelo de simulación basado en las fuerzas de atracción admite la incorporación de más características de los cónyuges además de la edad. Por ejemplo, Qian y Preston (1993) incorporan en una aplicación para los Estados Unidos el nivel de instrucción de los cónyuges.

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 153

incluidos en el gráfico, las series estimadas coinciden con las observadas en el año de referencia

del estándar.

GRÁFICO 3.9. Series observadas y estimadas del indicador sintético de primonupcialidad, España 1922-2001

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1922-2001, INE, y estimación poblaciones de solteros por sexo y edad, 1922-2001

GRÁFICO 3.10. Series observadas y estimadas de la edad media al primer matrimonio, España 1922-2001

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1922-2001, INE, y estimación poblaciones de solteros por sexo y edad, 1922-2001

22

23

24

25

26

27

28

29

30

1922 1926 1930 1934 1938 1942 1946 1950 1954 1958 1962 1966 1970 1974 1978 1982 1986 1990 1994 1998

edad

al m

atri

mon

io

EMPM H Esp 75 EMPM H Obs EMPM M Esp 75 EMPM M Obs

EMPM H Esp 41 EMPM M Esp 41 EMPM H Esp 01 EMPM M Esp 01

0,0

0,2

0,4

0,6

0,8

1,0

1,2

1,4

1,6

1,8

2,0

1922 1926 1930 1934 1938 1942 1946 1950 1954 1958 1962 1966 1970 1974 1978 1982 1986 1990 1994 1998

ISPN

ISPN H Esp 75 ISPN H Obs ISPN M Esp 75 ISPN M Obs

ISPN H Esp 41 ISPN M Esp 41 ISPN H Esp 01 ISPN M Esp 01

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154 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Las fuerzas de atracción estándares se aplican a las poblaciones de solteros. Los efectivos de

solteros y su estructura por edades en cada momento es el resultado, por una parte, del tamaño

de las generaciones y, por otra parte, de las pautas de nupcialidad de los años anteriores. Tras

un período de gran intensidad nupcial la población soltera es más escasa que tras un período de

baja intensidad nupcial. En este sentido, la estimación realizada no es equiparable con la

aplicada a las poblaciones teóricas, en la que población soltera se definía según las pautas de

nupcialidad. Los resultados muestran como, durante la década de los 1960s y hasta la mitad de

los 1970s, la intensidad nupcial observada aumenta mientras que la esperada se reduce. La

aplicación de un estándar fijo a una población de solteros sometida a alta intensidad, se traduce

en unos indicadores esperados más bajos que los reales porqué los solteros disponibles

disminuyen. A partir de 1975, cuando la intensidad nupcial observada empieza a caer de forma

importante, la intensidad esperada hubiera tendido a aumentar. Este aumento refleja que la

estructura de la población disponible es cada vez más favorable al matrimonio, se aplique el

estándar que se aplique. La caída de la intensidad nupcial observada es la responsable de que la

población disponible sea cada vez más favorable porque aumenta el número de solteros en

estoc. Como ya se ha constatado en la aplicación del modelo de dos sexos a una población

teórica, la evolución de las series obtenidas con los distintos estándares es paralela, si bien los

niveles son distintos. La diferencia en los niveles es atribuible a la diferencia en la intensidad

de nupcial que refleja cada estándar. En cualquier caso, para el propósito de la aplicación

resulta interesante la evolución de las series del indicador de primonupcilidad y no sus niveles.

Dicha evolución está condicionada por la disponibilidad de solteros en el mercado matrimonial

en cada momento y esto explica que la evolución de las series observadas y estimadas sean de

signo contrario.

El Gráfico 3.10 presenta los resultados de la simulación de la edad media al primer matrimonio

por sexo, resultantes de fijar las pautas de preferencias matrimoniales en los tres estándares. Se

observa con claridad que, si el esquema de las fuerzas de atracción se hubiera mantenido fijo a

lo largo del período, la variabilidad del calendario nupcial hubiera sido mínima, es decir, que la

edad media al primer matrimonio no se hubiera reducido a partir de los años 1950s para

aumentar rápidamente a partir de principios de los años 1980s. Esta estabilidad en las series

estimadas de las edades medias al primer matrimonio, para los tres estándares utilizados,

expresa que el rejuveneciemiento y el retraso del calendario que han marcado la evolución de

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 155

la primonupcialidad en España durante la segunda mitad del siglo XX no son imputables a los

efectos de la estructura del mercado.

Tras comprobar el escaso efecto que, en una lectura transversal, ha tenido la composición del

mercado sobre la intensidad y el calendario nupciales en España, es preciso abordar el efecto

que haya podido tener sobre la composición por edad de las parejas. Éste, y no otro, constituye

el punto de máximo interés de esta aplicación. La aplicación del modelo se basa en la hipótesis

de partida de que la diferencia de edad entre cónyuges es una de las vías de ajuste de las que

dispone el mercado para minimizar los efectos del desequilibrio entre los efectivos masculinos

y femeninos.

El Gráfico 3.11 muestra la diferencia media de edad entre cónyuges observada junto con la

diferencia media esperada, obtenida al aplicar los tres estándares de preferencias a la

composición por edad y sexo de la población a riesgo de cada año. Los resultados obtenidos con

cada uno de los estándares son coincidentes y dan por este motivo robustez a la interpretación.

La diferencia media de edad es sensible al patrón de fuerzas de atracción que se toma como

referencia. Así, en todos los años, la pauta de 1941 genera una diferencia de edad superior a la

de 1975, y la de 1975 superior a la de 2001. Está relación está doblemente condicionada por el

grado de asimetría y de homogamia de las fuerzas de atracción (ver Gráfico 3.6). Como se ha

dicho, de los tres estándares seleccionados, el de 1941 es el de mayor asimetría y menor

homogamia, es decir, es aquel en el que la tendencia de los hombres a casarse con mujeres más

jóvenes es más acentuada y hay menos matrimonios de la misma edad. Conforme la asimetría

se reduce y la homogamia aumenta, la diferencia media de edad entre los cónyuges disminuye.

Si la tendencia de los hombres a casarse con mujeres más jóvenes fuera compensada en igual

proporción con la tendencia de las mujeres a casarse con hombres más jóvenes, la diferencia

media de edad entre los cónyuges tendería a desaparecer. En función del grado de simetría de

las preferencias por edad de los cónyuges, el mercado matrimonial será más o menos sensible a

los desequilibrios, especialmente a los potenciales desequilibrios ocasionados por la llegada al

mercado matrimonial de generaciones decrecientes. Los aumentos de la diferencia media de

edad observados entre las décadas de los 30s y los 40s, por una parte, y en los años 60, por otra

parte, son buenos ejemplos de ello.

Estos dos episodios de ligero repunte de la diferencia media de edad llevan a extraer

conclusiones válidas del funcionamiento del mercado matrimonial en situaciones de

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156 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

desequilibrio y la activación del ajuste por diferencia de edad. En primer lugar, la variación

será más o menos marcada según el grado de simetría y homogamia de las preferencias

conyugales por edad. En segundo lugar, la variación de la diferencia media de edad esperada

ante los dos episodios de desequilibrio es notablemente inferior que la de la diferencia media

de edad observada. De ello se deduce que, según el método utilizado, la alteración de la

diferencia media observada en estos años no es consecuencia exclusiva de la situación de

desequilibrio del mercado. En tercer lugar, la incidencia de este desequilibrio tendrá lugar

antes o después según el calendario del estándar utilizado. Así, la recuperación de la diferencia

media de edad de la década de los 60s se observa algo antes, a finales de los años 50s, con el

estándar de 1975 que con el estándar de 1941 y 2001, porque, de los tres, es el año con la

primonupcialidad más joven.

GRÁFICO 3.11. Series observadas y estimadas de la diferencia media de edad entre cónyuges en los primeros matrimonios, España 1922-2001

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1922-2001, INE, y estimación poblaciones de solteros por sexo y edad, 1922-2001

En cualquier caso, accidentes al margen, la variación de la diferencia media de edad hubiera

sido relativamente pequeña en los tres escenarios, especialmente cuando se compara con la

diferencia observada. Así, mientras la serie observada registra 1,5 años de diferencia entre el

valor máximo y el mínimo, las tres series esperadas no alcanzan ni tan siquiera el medio año de

1,4

1,6

1,8

2,0

2,2

2,4

2,6

2,8

3,0

3,2

3,4

3,6

1922 1925 1928 1931 1934 1937 1940 1943 1946 1949 1952 1955 1958 1961 1964 1967 1970 1973 1976 1979 1982 1985 1988 1991 1994 1997 2000

Año

s de

dife

renc

ia

Esperada 1941 Esperada 1975 Esperada 2001 Observada

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 157

variación entre estos valores. Los tres estándares definen una misma evolución temporal:

salvando la diferencia de nivel, la diferencia media edad hubiera aumentado hasta mediados de

los años 70, manteniéndose estable a partir de este momento. De esto se deduce que, salvo en

situaciones excepcionales, los cambios en la composición de la población a riesgo por sexo y

edad han tenido una incidencia escasa en la evolución de la diferencia de edad en España y,

que en consecuencia, serían otros factores, relacionados con el comportamiento de los

individuos, los que la explicarían.

3.2.3. Componentes de la composición por edad de las parejas y su evolución reciente

El análisis del apartado anterior ha mostrado que la evolución de la composición por edad de

las parejas sólo se explica por las condiciones del mercado matrimonial en situaciones de

excepcional desequilibrio. La evolución de largo alcance, sin embargo, no se puede atribuir a la

relación de efectivos de modo que su explicación sigue abierta. Esto es especialmente

importante en lo que atañe al período más reciente de la evolución de la diferencia media de

edad entre cónyuges, su reducción a partir de 1976.

De acuerdo con las hipótesis de trabajo formuladas al inicio de este capítulo, el análisis de la

composición por edad de las parejas debe proceder a la descomposición por determinantes

próximos de la evolución de la diferencia media de edad entre cónyuges. Los componentes que

la literatura ha destacado son fundamentalmente dos, el estado civil anterior y la edad de los

cónyuges (Ni Bhrolchain 1992). Como se ha visto en la primera parte de este capítulo, la

evidencia empírica demuestra que la diferencia de edad entre cónyuges se relaciona

positivamente con las segundas uniones y con la edad al matrimonio de los hombres. De este

modo, la desigual composición de las nupcias por edad al matrimonio y orden de las mismas

puede alterar los valores promedio de homogamia por edad. Además de estos dos

determinantes principales, en este apartado se analizará también la composición por edad de

las parejas en función del origen de los contrayentes y del tipo de unión. En el período más

reciente, en el último cuarto del siglo XX, la formación de la pareja se transforma en muchos

sentidos pero especialmente como resultado de la difusión de la cohabitación no matrimonial y

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158 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

del incremento de población extranjera que cambia la composición por origen de las parejas59.

Ante dichos procesos, es preciso controlar la posibilidad que el cambio en la composición y tipo

de las parejas pudiera estar alterando la composición por edad de los matrimonios. En un caso,

porque los cónyuges son más variados por origen, en el otro, porque los matrimonios dejan de

ser totalmente representativos del conjunto de uniones.

El análisis de la evolución de los determinantes próximos de la homogamia por edad, esto es,

edad al matrimonio, orden de las nupcias, composición por origen de las parejas y tipo de

pareja, identifica el papel que juegan cada uno de estos determinantes próximos. Además, en la

medida que estos determinantes próximos son producto de las transformaciones de corte social

y jurídico que han incidido sobre las pautas de nupcialidad en España, el análisis por

componentes controla también este contexto60.

3.2.3.1. Componentes principales: estado civil y edad

Estado civil

Desde un punto de vista demográfico, el orden de las nupcias es una variable determinante de

los cambios en la composición por edad de las parejas, debido a la relación existente entre

estado civil y diferencia media de edad de los cónyuges. La evidencia acumulada en distintos

países muestra que la diferencia media de edad entre los cónyuges es sistemáticamente superior

en las segundas nupcias que en las primeras y que, por otra parte, su impacto en la diferencia

media de edad del total de matrimonios varía en función de la importancia de las segundas

nupcias sobre este total (Ni Bhrolchain 1992, Bozon 1991, Oppenheimer 1988).

Aquí se analiza la homogamia por edad, expresada de forma sintética a través de la diferencia

media de edad entre los cónyuges, según el primero de los dos determinantes próximos

mencionados anteriormente: el orden de las nupcias. El Gráfico 3.12 muestra para España la

diferencia media de edad entre los cónyuges de los matrimonios totales, los matrimonios de

59 Estos procesos son analizados en detalle en el apartado 2.2. del capítulo 2 dedicado a las pautas de nupcialidad en España. 60 Entre las transformaciones jurídicas es preciso recordar la aprobación de la constitución de 1978 que restaura el matrimonio civil, la ley de divorcio aprobada en 1981 y la reforma del código civil de 2005 que autoriza los matrimonios homosexuales.

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 159

solteros y los matrimonios en los que al menos un cónyuge se casa por segunda o ulterior vez61.

Los matrimonios de segundo orden tienen una diferencia media de edad entre los cónyuges

sistemáticamente superior a la de los matrimonios de primer orden. Sin embargo, el impacto

de las segundas nupcias sobre la diferencia media de edad del total de matrimonios es escaso,

puesto que la diferencia de edad entre los cónyuges para el conjunto de matrimonios apenas se

desmarca de la de los matrimonios de solteros, cuyo peso sobre el total nunca baja del 85%. En

cualquier caso, el análisis temporal de las series muestra que los niveles de 1922 eran

sistemáticamente superiores a los de 2004 y que, consecuentemente, en los tres casos

(matrimonios de solteros, matrimonios de segundo orden, y matrimonios totales) ha habido

una reducción de las diferencias medias de edad entre los cónyuges. Esta reducción no ha sido

ni constante en el tiempo ni común para todos los tipos de matrimonio.

En los matrimonios de solteros y, por extensión también en los matrimonios totales,

observamos una caída de la diferencia media de edad de 1922 hasta 1932, coincidiendo con la

crisis económica y tres años más tarde con la Guerra Civil española. En 1933 se invierte

bruscamente la tendencia. Durante la segunda mitad de la década de los 30, aunque no se

disponga de los datos, es factible suponer que el retraso de la nupcialidad supuso un aumento

de la diferencia media de edad. A partir de los años 40 se inicia una tendencia a la reducción de

la diferencia media de edad entre los cónyuges que se mantiene hasta nuestros días (de 3,4 años

en 1941 a 1,9 años en 2001). Esta tendencia de largo recorrido sólo se ve interrumpida por

episodios de tipo coyuntural entre los que destaca, especialmente, la década de los años 60, en

la que la diferencia media de edad se recupera de manera clara hasta alcanzar de nuevo los

valores máximos de los primeros años 40 (3,2 años de diferencia media en 1965).

En las segundas nupcias, la evolución de la diferencia medida de edad también se reduce desde

1922 hasta 1963. En este caso la alteración provocada por la Guerra Civil es más suave. Sin

embargo, mientras la diferencia media del total de matrimonios y de los matrimonios de

solteros caen, la diferencia media de edad de las segundas nupcias crece de forma significativa a

partir de 1974. Entrada la segunda mitad de los años 80s este crecimiento se frena y la

diferencia media de edad inicia un descenso hasta nuestros días. A pesar de todo, es importante

observar que la mayor diferencia media de edad de las segundas nupcias y su tendencia

61 La diferencia media de edad de las primeras y segundas nupcias para el período 1941-1975 se ha obtenido previa estimación de las matrices de matrimonios de solteros para este período, tal y como se ha detallado en el apartado 3.2.2.1. de este capítulo.

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160 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

creciente y contraria a la de los primeros matrimonios durante los años 70s apenas modifican la

diferencia media del total de matrimonios. En efecto, la diferencia media de los matrimonios

de solteros es la que marca la pauta, hasta el punto que a lo largo de todo el período la máxima

diferencia entre la diferencia media de edad de todos los matrimonios y la diferencia de edad

de los primeros matrimonios en ningún caso supera los 0,25 años de edad.

GRÁFICO 3.12. Diferencia media de edad entre cónyuges por orden de las nupcias, según año de matrimonio, España 1922-2004

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1922-2004, INE Nota: La diferencia media de edad se calcula para los matrimonios de cónyuges con edades comprendidas entre los 15 y los 49 años.

Edad

Tras comprobar la reducida incidencia de las segundas nupcias sobre la diferencia media de

edad del total de matrimonios, a continuación se analiza la pauta por edad al matrimonio y

sexo de los matrimonios de solteros. Se trata aquí de analizar el efecto del segundo de los

determinantes próximos que influyen en la composición por edad de las parejas: la edad al

matrimonio de los cónyuges. Según los resultados de análisis realizados en otros países, como se

ha referido en el repaso de la evidencia empírica al inicio de este capítulo, la diferencia media

de edad entre cónyuges varía según la edad en la que éstos contraen matrimonio, si bien el

sentido de la variación no es el mismo para hombres y para mujeres. Si para ellos, como más

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1

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4

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1922 1926 1930 1934 1938 1942 1946 1950 1954 1958 1962 1966 1970 1974 1978 1982 1986 1990 1994 1998 2002

Año

s de

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renc

ia

Matrimonios de solteros Matrimonios de segundo orden Total

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 161

tarde se casan, mayor es la distancia que les separa de sus esposas, para ellas es al contrario: las

que se casan mayores lo hacen con hombres en promedio de edades cercanas. Ante esta

divergencia, se impone el interrogante de en qué sentido el profundo retraso de la nupcialidad

experimentado en España desde inicios de los años 1980s puede afectar a la composición por

edad de las parejas.

El Gráfico 3.13 muestra la diferencia media de edad entre esposos para cada sexo y según la

edad al primer matrimonio. Como el efecto de las segundas nupcias es desigual entre las edades

y a lo largo del tiempo, se analizan aquí sólo los matrimonios de solteros, a fin de evitar

interferencias y reflejar las pautas por edad y sexo de la forma más depurada posible62. Se

vuelve a constatar que existe una pauta diferenciada por sexo según la cual los hombres se

casan con mujeres más jóvenes cuanto más tarde se casan, mientras que las mujeres se casan

con hombres más cercanos en edad cuanto más tarde se casan. Los hombres que se casan antes

de los 20 años lo hacen, sistemáticamente, con mujeres dos años en promedio mayores que

ellos, mientras que las mujeres que se casan a esta misma edad son las que mayor diferencia

media de edad tiene con sus esposos, entre 6 y 7 años. En cambio, en los matrimonios de edad

avanzada, entre los 35 y los 39 años, los hombres se casan con mujeres en promedio hasta ocho

años más jóvenes que ellos mientras que las mujeres se casan en promedio con hombres de la

misma edad. Es decir, existe una relación positiva entre edad y diferencia de edad para los

hombres, mientras que la relación es negativa para las mujeres.

Esta pauta por edades se mantiene básicamente constante a lo largo de todo el período

estudiado, 1922-2004, con algunas variaciones destacadas. En primer lugar, en la segunda mitad

de los años 30s y primeros 40s se observa, entre las mujeres, un incremento de la diferencia de

edad con sus maridos entre los 20 y los 30 años de edad, edades en las que se concentran la

mayoría de matrimonios. Este incremento explicaría el aumento de la diferencia media de edad

entre los cónyuges para todos los matrimonios observados en el Gráfico 3.12. Como este

aumento coincide en el tiempo con el aumento de la edad media al matrimonio podría

atribuirse a un efecto de retraso del calendario, es decir, se estarían casando mujeres que lo

hubieran hecho unos años antes pero que, obligadas por la difícil coyuntura postergaron su

62 Al trabajar sólo con matrimonios de solteros, por limitaciones de la fuente, se analiza el rango de edades 15-49 y se representan las series hasta la edad 39. Esta selección puede subestimar en cierta medida las diferencias medias de edad obtenidas, especialmente en los grupos de edad no representados. Sin embargo, el posible sesgo resulta insignificante cuando se comparan las diferencias obtenidas para las primeras nupcias con las del total de matrimonios.

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162 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

matrimonio. Cuando estas mujeres finalmente se casaron lo hicieron de acuerdo con la pauta

propia de la edad en la que se habrían casado en condiciones normales con hombres de mayor

edad. En segundo lugar, a partir de los años 60s la diferencia media de edad respecto a sus

esposas de los hombres que se casaron entre los 20 y 34 años aumenta. Esto quiere decir que los

hombres, a estas edades, se casaron con mujeres más jóvenes de lo que lo venían haciendo en

años anteriores, lo que podría ser el resultado del déficit de mujeres provocado por la llegada al

mercado matrimonial de las generaciones vacías de la guerra civil.

Del mismo modo se puede interpretar la reducción de las diferencias de edad de los hombres

respecto a sus esposas que se observa a partir de los años 1980s a todas las edades y el aumento

de la diferencia de las mujeres con sus esposos en el mismo período. Hay que tener en cuenta

que este cambio de tendencia se produce precisamente en un contexto de retraso de la

nupcialidad para ambos sexos. En otras palabras, los hombres se casan más tarde pero

disminuyen las diferencias con sus esposas y las mujeres también se casan más tarde pero

aumentan las diferencias respecto a sus esposos. Esto supone que el retraso a la edad al

matrimonio lleva asociada una traslación de las pautas en la diferencia de edad por edad al

matrimonio. Las pautas de diferencia de edad entre cónyuges se trasladan progresivamente

hacia las edades posteriores. Los hombres y mujeres que se casaban a una edad determinada y

por hacerlo a esa edad formaban parejas de una determinada composición de edad, mantienen

ahora esa composición casándose más tarde. Es arriesgado aventurar hipótesis para explicar esta

transformación. Una posible explicación podría hallarse en la interferencia de las uniones

consensuales. Es posible que parte de las parejas que se están casando a edades avanzadas hayan

convivido previamente y esto significaría, a efectos de la estadística de matrimonios, que se

registra una edad al matrimonio más tardía que la edad en la que empezaron a convivir. En

ausencia de cohabitación, edad al matrimonio y edad al inicio de la unión hubieran coincidido.

En la sección siguiente se analizará concretamente la composición por edad de las parejas de

hecho o uniones consensuales con el objetivo de detectar si estas parejas presentan pautas

diferencias de composición por edad.

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 163

GRÁFICO 3.13. Diferencia media de edad entre cónyuges por edad al primer matrimonio y sexo, España 1922-2005

Hombres

Mujeres

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1922-2004, INE Nota: La diferencia media de edad se calcula para los matrimonios de cónyuges con edades comprendidas entre los 15 y los 49 años.

La evolución de la diferencia media de edad entre cónyuges es el resultado de la combinación

de las pautas por edad al matrimonio de estas diferencias y la distribución de los cónyuges por

edad al matrimonio. Así, de acuerdo con la relación positiva entre diferencia de edad y edad al

matrimonio para hombres y negativa para mujeres, si los hombres se casaran más tarde, la

diferencia media de edad aumentaría; y si las mujeres se casaran más tarde, la diferencia media

de edad disminuiría (en ambos casos sería preciso que la edad al matrimonio del sexo contrario

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años

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<20 20-24 25-29 30-34 35-39

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164 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

se mantuviera constante). La interacción entre calendario y pautas por edad al matrimonio

adquiere especial interés en los últimos treinta años del período analizado, puesto que las

diferencias medias de edad por edad al matrimonio varían (los hombres acortan las diferencias

con sus esposas a todas las edades y las mujeres, en cambio, las amplían) y el calendario se

retrasa de manera sostenida. Si a partir de los años 80, los hombres y las mujeres españolas

empiezan a casarse cada vez más tarde, esto significa que las edades más avanzadas pesarán

cada vez más en el cómputo global de la diferencia media de edad. Este cambio tiene un efecto

opuesto por sexo: mientras que para los hombres esto supone un aumento de la diferencia

media de edad, para las mujeres la diferencia debería tender más bien a reducirse.

Dado el efecto opuesto por sexo de la relación entre edad al matrimonio y diferencia de edad

entre cónyuges resulta difícil esclarecer el efecto del retraso del calendario nupcial sobre

reducción de la diferencia media edad entre los cónyuges. Con el fin de contribuir a interpretar

este efecto se recurre al método clásico de la estandarización para simular la evolución de la

diferencia media de edad entre los cónyuges entre 1996 y 2001 en función de los siguientes

escenarios: 1) la edad media al matrimonio del hombre no varía, se mantiene fija al nivel de

1976; 2) la edad media al matrimonio de la mujer no varía, se mantiene fija al nivel de 1976; 3)

la diferencia de edad entre cónyuges por edad al matrimonio del hombre no varía, se mantiene

fija al nivel de 1976; 4) la diferencia de edad entre cónyuges por edad al matrimonio de la

mujer no varía, se mantiene fija al nivel de 1976.

El Gráfico 3.14 muestra la trayectoria de la diferencia media de edad observada junto con la

trayectoria de esta diferencia según los cuatro escenarios planteados. Si la edad media al

matrimonio de los hombres solteros se hubiera mantenido estable en los 25,8 años de edad de

1976 (Escenario 1), la diferencia de edad entre los cónyuges hubiera decrecido por debajo del

nivel observado, acercándose más rápidamente a la diferencia cero. Por el contrario, si la edad

media al matrimonio entre las mujeres se hubiera mantenido al nivel de 1976, en 23,2 años

(Escenario 2), la diferencia de edad hubiera aumentado. En ambos casos, la distancia entre la

evolución observada y la resultante de los escenarios hipotéticos se explica por el efecto del

patrón por edad al matrimonio de la diferencia de edad entre los cónyuges. En el primer caso,

la reducción de la diferencia de edad entre los cónyuges por edad al matrimonio del marido

reduce la diferencia media de manera acentuada (E-1). En el segundo caso, el incremento de la

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 165

diferencia de edad entre los cónyuges por edad al matrimonio de la mujer aumenta la

diferencia media por encima de la observada (E-2).

A través de los escenarios 3 y 4 se controlan los patrones por edad al matrimonio de la

diferencia de edad entre cónyuges para determinar el efecto del calendario nupcial. Así, si la

diferencia de edad entre los cónyuges por edad al matrimonio del hombre de 1976 no hubiera

variado (Escenario 3), la diferencia media de edad entre los cónyuges hubiera aumentado

significativamente por encima de la observada, superando en el año 2001 los cuatro años de

diferencia. Por el contrario, si la diferencia de edad entre cónyuges por edad al matrimonio de

la mujer no hubiera variado respecto al año 1976 (Escenario 4), la diferencia media de edad

hubiera disminuido por debajo de la observada. Estos resultados demuestran que el retraso de

la edad al matrimonio de los hombres contribuye al incremento de la diferencia media (E-3),

mientras que el retraso de la edad al matrimonio de las mujeres interviene en sentido

contrario, acentuando la reducción de esta diferencia media (E-4). Se concluye, por tanto, que

los dos factores que determinan la tendencia decreciente de la diferencia media de edad entre

cónyuges son, por una parte, la reducción de la diferencia de edad de los hombres respecto a

sus esposas a todas las edades al matrimonio, como demuestra el escenario 1, y, por otra parte,

el retraso de la edad al matrimonio de las mujeres, como demuestra el escenario 4.

GRÁFICO 3.14. Diferencia media de edad entre cónyuges, observada y estandarizada, España 1976-2001

Escenario 1. La edad media al matrimonio de los hombres no cambia respecto 1976 Escenario 2. La edad media al matrimonio de las mujeres no cambia respecto 1976 Escenario 3. La diferencia media de edad por edad al matrimonio del hombre no cambia respecto 1976 Escenario 4. La diferencia media de edad por edad al matrimonio de la mujer no cambia respecto 1976

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1976-2001, INE

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1976 1978 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000

años

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Observada

E-3

E-1

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E-2

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166 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

3.2.3.2. Otros componentes en las tendencias recientes

Nivel de instrucción de los cónyuges

A lo largo del siglo XX, la sociedad española ha experimentado una importante transformación

de la estructura educativa. La educación básica se ha universalizado y el porcentaje de

población que adquiere estudios superiores se ha multiplicado63. Este proceso de expansión es

de tal magnitud que puede tener impacto sobre la diferencia media de edad entre los cónyuges

si el nivel de instrucción de los cónyuges introduce un efecto sobre la composición por edad de

la pareja. Por otra parte, el proceso de expansión educativa ha generado una reducción de las

proporciones de homogamia educativa generales, lo cual también puede generar un impacto

sobre la diferencia media de edad entre los cónyuges si la composición por nivel de instrucción,

o homogamia educativa, introduce un efecto sobre la composición por edad de la pareja.

El Gráfico 3.15 muestra la variación de la diferencia media de edad entre cónyuges según el

nivel educativo, el sexo y el año de nacimiento de los cónyuges. En el caso de los hombres, se

observa, en primer lugar, que las diferencias medias de edad se han reducido de generación en

generación para los hombres de todos los niveles de instrucción excepto para los que tienen

menos de primaria. Éstos, que son el colectivo que se ha ido convirtiendo en minoritario, son

los únicos que amplían la diferencia de edad con sus esposas, mientras que los demás grupos, y

fundamentalmente los universitarios, las han acortado considerablemente, hasta el punto que

los casi 6 años de edad de media que separan de su mujer a un hombre nacido en la primera

mitad de la década de los años 1920s, han quedado en poco más de 1 año para los nacidos

durante la segunda mitad de los 1960s. Esto pone en evidencia, pese a las limitaciones de una

comparación de este tipo, como los hombres universitarios de las generaciones antiguas se

unían con mujeres mucho más jóvenes porque no las encontraban en su circuito universitario

mientras que los más jóvenes encuentran en la universidad un mercado mucho más equilibrado

por sexo y con muchas más oportunidades. En el caso de las mujeres, no se aprecia esta

transformación de la diferencia de edad con sus cónyuges de las universitarias, puesto que las

más antiguas, que eran claramente minoritarias, también tenían una pequeña diferencia media

inferior a los 2 años que han mantenido con escasa variaciones hasta la actualidad.

63 En el capítulo 4, dedicado a la composición por nivel de instrucción de los cónyuges, se detalla el proceso de expansión educativa de la población española durante el siglo XX (apartado 4.2).

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 167

GRÁFICO 3.15. Diferencia media de edad entre cónyuges según nivel de instrucción, sexo y año de nacimiento, España 1920-1969

Hombres

Mujeres

Fuente: elaboración propia, Censo de Población 2001, INE

Esto significa que las oportunidades de las mujeres en el mercado de los universitarios han sido

tradicionalmente favorables dada su escasez y que todavía para las generaciones más jóvenes

los compañeros de estudio son candidatos a cónyuges. En el capítulo 4 se presenta la evolución

de la homogamia educativa por sexo y nivel de instrucción donde se muestra que,

efectivamente, la homogamia educativa de las mujeres universitarias siempre ha sido elevada,

mientras que la de los hombres ha ido en aumento de generación en generación: para los

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años

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ia

Menos de primaria Primaria Secundaria I Secundaria II Estudios superiores

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168 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

hombres universitarios la proporción de homogamia ha pasado de un 20 a un 66% mientras

que para las mujeres, tras algunas oscilaciones, se ha movido de un 59 aun 53%64. De todo ello

se deduce que la expansión educativa puede contribuir a acortar las diferencias de edad entre

cónyuges porque el porcentaje de universitarios y universitarias es creciente y son éstos,

precisamente, los que, en las generaciones más jóvenes, registran diferencias medias de edad

inferiores.

GRÁFICO 3.16. Diferencia media de edad entre cónyuges según composición educativa de la unión, sexo y año de nacimiento, España 1920-1969

Hombres

Mujeres

Fuente: elaboración propia, Censo de Población 2001, INE

64 Ver Tabla 4.2 del capítulo 4.

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1920-24 1925-29 1930-34 1935-39 1940-44 1945-49 1950-54 1955-59 1960-64 1965-69

años

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Homogamia educativa Heterogamia educativa

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 169

El Gráfico 3.16 presenta la variación de la diferencia media de edad según la composición por

nivel de instrucción de las parejas y el sexo y cohorte de los cónyuges. Estos resultados son una

aproximación longitudinal a partir de datos transversales y, por consiguiente, hay que vigilar

con especial atención el riesgo que para las generaciones más antiguas se produzcan sesgos en

la observación porque las parejas que sobreviven estés seleccionadas y ya no sean

representativas del conjunto de parejas de esas generaciones. En el caso de los hombres, se

observa que, para todas las generaciones, los hombres que se unen con una mujer de su mismo

nivel de instrucción lo hacen con una menor diferencia de edad. Por otra parte, se observa

cómo, con independencia de la composición educativa de las parejas, las diferencias de edad

entre cónyuges se han ido acortando de forma constante entre los hombres de generaciones

más antiguas y más jóvenes. En el caso de las mujeres sorprende, a primera vista, encontrar una

evolución contraria en la que las diferencias de edad aumentan para las generaciones nacidas

antes de la década de los 1940s. Este aumento debe atribuirse a un efecto de selección de las

mujeres de las generaciones más antiguas que todavía viven en pareja en el 2001. Si las mujeres

son, de media, más jóvenes que sus maridos, el riesgo de haber enviudado a partir de los 70

años es elevado y está relacionado positivamente con la diferencia de edad que separa a la

mujer del hombre. De modo que para esas generaciones las mujeres que tenían poca diferencia

de edad con sus maridos aparecen seleccionadas y por eso la diferencia media de edad es

inferior que en las generaciones posteriores. Por otra parte, en el caso de las mujeres, la

relación entre la composición educativa de la pareja y la diferencia de edad no parece tan

marcada como en el caso de los hombres. Por consiguiente, resulta difícil apuntar el efecto que

la disminución global de la homogamia puede tener sobre la composición por edad de las

parejas.

Nacionalidad de los cónyuges

Para analizar con mayor profundidad la composición por edad de las parejas en el último

cuarto del siglo XX es interesante completar la descomposición por orden de las nupcias y por

edad de los contrayentes, presentada hasta ahora, introduciendo la nacionalidad de los

cónyuges. El incremento extraordinario de la presencia de población extranjera en España

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170 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

desde 1996 ha supuesto un aumento del peso de los matrimonios de extranjeros65, que en el año

2004 representaban ya un 14,3% del total de matrimonios contraídos en España. Este aumento

hace pertinente plantear el impacto que estos matrimonios podrían tener sobre la composición

por edad global de las parejas en España si las pautas de composición de los matrimonios de

extranjeros fueran sustancialmente distintas de las del conjunto de matrimonios.

Se realiza aquí un análisis de la diferencia media de edad según la composición por

nacionalidad de las parejas para el período 1989-2004, puesto que es a partir de 1989 que el

registro de matrimonios incorpora la variable de nacionalidad de los contrayentes. A

continuación se comprueba si las pautas de composición por edad de los matrimonios de los

extranjeros tienen relación con la edad al matrimonio, tal y como se ha observado

anteriormente para el conjunto de matrimonios. Finalmente, sólo a título de ejemplo, se abrirá

el análisis a una selección de nacionalidades con el fin de reflejar la heterogeneidad que

esconde la categoría de extranjero.

El Gráfico 3.17 presenta la diferencia media edad según el orden de matrimonio y la

combinación de nacionalidades de los cónyuges agrupadas en tres categorías: matrimonios

entre dos españoles, matrimonios entre un hombre española y una mujer extranjera y

matrimonios entre un hombre extranjero y una mujer española. Primero se representan las

series de los matrimonios de solteros, donde se observa claramente como las esposas extranjeras

de los españoles son más jóvenes que las esposas españolas. Es decir, que las mujeres extranjeras

que se casan con hombres españoles son por lo general más jóvenes que las mujeres españolas

que se casan con hombres españoles. Esta tendencia es altamente constante a lo largo de todo el

período considerado. En cambio, las mujeres españolas que se casan con un extranjero tienden

más bien, en los últimos años, a formar pareja con cónyuges de edades más cercanas en

promedio. A continuación, se representan las series de las segundas nupcias, entre las que los

matrimonios de extranjeros tienen mayor peso que entre las primeras. Se observa que las

diferencias de edad entre cónyuges se amplían, respecto a las de las primeras nupcias, tanto en

las parejas entre españoles como en las parejas entre un español y una española, donde se

superan de media los 7 años de diferencia. Por el contrario, en lo que se refiere a las mujeres

españolas que se unen con un extranjero, se refuerza aquí la tendencia a acortar distancias con

65 Es considerado un matrimonio de extranjeros aquél en el que por lo menos uno de los cónyuges tiene nacionalidad extranjera. Ver apartado 2.2.3.

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 171

sus esposos, hasta el punto que en los últimos años, 2003 y 2004, ellas son de media mayores

que ellos para esta combinación de nacionalidades.

GRÁFICO 3.17. Diferencia media de edad entre cónyuges según combinación de nacionalidad de los cónyuges y orden de las nupcias, España 1989-2005

Primeras nupcias

Segundas nupcias

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1989-2005, INE

El Gráfico 3.18 completa la descripción anterior ofreciendo la variación de la diferencia según

la edad al matrimonio de los matrimonios celebrados durante el quinquenio 2000-2004. Para

los hombres españoles, conforme aumenta la edad al matrimonio, la diferencia de edad entre

los cónyuges es más elevada cuando la mujer es extranjera que cuando la mujer es española. En

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6

8

10

1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

años

de

dife

renc

ia

-2

0

2

4

6

8

10

1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

años

de

dife

renc

ia

Ambos españoles Hombre español, mujer extranjera Hombre extranjero, mujer española

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172 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

justa reciprocidad, las mujeres extranjeras que se casan con españoles son las que mayor

diferencia de edad presentan con respecto a sus maridos. Excepcionalmente, rompiendo con la

pauta generalmente observada entre las mujeres, las mujeres españolas que se unen con

hombres extranjeros muestran una distribución muy parecida a la observada entre los

hombres. Conforme aumenta la edad al matrimonio, estas mujeres incrementan la diferencia

de edad respecto a los hombres, siendo, en este caso, ellos los más jóvenes.

GRÁFICO 3.18. Diferencia media de edad entre cónyuges por sexo y edad, España 2000-2004

Hombres

Mujeres

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 2000-2004, INE

Para concluir este apartado dedicado a la composición por edad de los matrimonios de los

extranjeros se desglosan a continuación las diferencias medias para una serie de las

nacionalidades más representativas de la inmigración extranjera en España. La Tabla 3.1

muestra como esta diferencia varía en función de la combinación de nacionalidades de los

-10

-5

0

5

10

15

18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50

edad

años

de

dife

renc

ia

-15

-10

-5

0

5

10

15

18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50

edad

años

de

dife

renc

ia

Español-Española Español-Extranjera Extranjera-Español

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 173

cónyuges. De todas las combinaciones, las más interesantes son las combinaciones endógamas –

misma nacionalidad de los cónyuges – y las combinaciones que involucran a un español o

española. La diferencia de edad en los matrimonios endógamos muestra una escasa dispersión

entorno al valor medio de 2,7 años, que van de los 1,9 años de edad para los matrimonios entre

ecuatorianos y los 3,6 para los marroquíes, una diferencia, en este último caso, que se aproxima

a la observada en su país de origen (de 4,5 años en 2000 según informe del CERED, 2004). La

dispersión en torno al valor medio aumenta cuando se trata de uniones mixtas. El matrimonio

con individuos de distinta nacionalidad altera el valor medio observado de forma asimétrica

para hombres y mujeres. Cuando el hombre es español las diferencias aumentan y cuando la

mujer es española las diferencias se reducen. Los españoles que contraen matrimonio con una

mujer extranjera superan la diferencia media de 2,7 años observada para el conjunto de la

población, a excepción de cuando lo hacen con británicas. Para los españoles casados con

rumanas y marroquíes la diferencia alcanza los 8 años, para los casados con colombianas y

ecuatorianas esta diferencia se mueve entre los 5 y los 6 años y sólo los unidos con británicas

difieren de esta pauta con un promedio de 1,9 años. El caso de los marroquíes es paradigmático

para ilustrar esta asimetría. Los hombres marroquíes casados con españolas son 1,3 años de

media mayores que sus parejas mientras que las mujeres marroquíes unidas con españoles son

8,5 años más jóvenes que sus parejas.

TABLA 3.1. Diferencia media de edad al matrimonio según la combinación de nacionalidad de los cónyuges, por año de matrimonio, España 1989-2004

Fuente: Movimiento Natural de la Población 1989-2004, INE

La divergencia entre las pautas matrimoniales de hombres y mujeres españolas al contraer

nupcias con extranjeros parece adaptarse a las reglas del mercado matrimonial español. La

divergencia en el signo de la diferencia de edad por género debe leerse como el resultado de

una misma pauta: españoles y españolas optimizan sus posibilidades en el mercado accediendo

a generaciones de extranjeros más jóvenes de lo habitual, en el primer caso el efecto es

acrecentar la distancia sobre la norma, en el segundo acortarla. El comportamiento de las

España Gran Bretaña Rumanía Marruecos Colombia EcuadorEspaña 2,3 1,9 8,0 8,5 5,1 6,2Gran Bretaña 2,7 3,2 12,6 10,8 10,9 10,3Rumanía -2,1 -1,4 2,6 -3,3 0,6 -1,0Marruecos 1,3 -0,2 3,1 3,6 -2,9 -0,3Colombia 1,8 1,0 5,1 3,7 2,1 1,6Ecuador 0,6 -0,9 5,4 4,4 0,8 1,9

Hom

bres

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174 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

mujeres es especialmente revelador porque ese acortamiento de la edad del matrimonio va

contra la supuesta norma estadística de la nupcialidad tanto del país de origen del extranjero,

como del calendario nupcial de sus compatriotas cuando se casan en España con personas de la

misma nacionalidad. Es paradigmático en este sentido el caso de los matrimonios entre

españolas y marroquíes.

Tipo de unión

El análisis de la composición por edad de los matrimonios en el período reciente necesita

forzosamente de la ampliación del estudio a las parejas cohabitantes, puesto que los

matrimonios son cada vez menos representativos del conjunto de las uniones y, sobretodo de

las características de los cónyuges al inicio de la unión. Para desarrollar el análisis en esta

dirección, es preciso utilizar fuentes complementarias al registro de matrimonios,

concretamente el censo de población de 2001, que registra todas las parejas que residen en el

mismo hogar y que se autoidentifican, con independencia del tipo de unión y del sexo de sus

miembros. Las uniones consensuales han ido cobrando peso en las generaciones más jóvenes66.

El aumento de su peso varía en función de la edad y en edades jóvenes, como muestra la Tabla

3.2, puede suponer que la observación de la composición por edad de las parejas a través de los

matrimonios resulte sesgada si las pautas de composición fueran distintas según el tipo de

unión. La diferencia media de edad del conjunto de parejas registradas por el censo de 2001 era

de 2,7 años. La diferencia media de los matrimonios coincide casi exactamente con la total, lo

cual significa que el impacto de las uniones consensuales es poco, a pesar de que la diferencia

media de estas parejas es de 2,2 años si ambos son solteros y de 3,3 si la combinación de estados

civiles es otra.

El Gráfico 3.19 presenta la diferencia media de edad entre los cónyuges de las parejas que

residían en España en el 2001 según fueran matrimonios, parejas de hecho formadas por dos

solteros o bien parejas de hecho formadas por otra combinación de estados civiles. Como se ha

visto anteriormente, las parejas de hecho se clasifican en distintos tipos según cual sea su

naturaleza. La combinación de estados civiles es una aproximación a esta caracterización

puesto que las uniones consensuales formadas por dos solteros pueden ser interpretadas como

una fase previa al matrimonio, especialmente en las edades jóvenes, mientras que las uniones

66 Ver apartado 2.2.1. que descubre el proceso de expansión de la cohabitación no matrimonial.

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 175

formadas por otra combinación de estados civiles son necesariamente segundas uniones y

constituyen más probablemente una alternativa al matrimonio.

TABLA 3.2. Distribución de las parejas según tipo, por sexo y edad, España 2001

Fuente: Censo de población 2001, INE

Es preciso tener en cuenta que la diferencia media de edad se representa según la edad de los

cónyuges en el momento del censo y no según la edad en la que formaron la pareja. Por este

motivo no es posible interpretar el gráfico en los mismos términos en los que, en la sección

anterior, se leía la relación entre la edad al matrimonio y la diferencia de edad entre los

cónyuges. Sin embargo se observa una pauta equivalente que se mantiene para ambos tipos de

uniones, de hecho y de derecho: a mayor edad mayor diferencia respecto al cónyuge para los

hombres y menor para las mujeres. En lo que se refiere a las diferencias por tipo de unión, éstas

dependen en gran medida del tipo de pareja de hecho considerada. En efecto, es interesante

observar que la distinción de las parejas de hecho en dos categorías según el estado civil de los

miembros revela diferencias significativas. En el caso de las parejas de hecho formadas por dos

solteros, las diferencias medias de edad entre cónyuges son inferiores a las de los matrimonios,

tanto para hombres como para mujeres. Por el contrario, las parejas que unen a divorciados o

casados o viudos o solteros, las diferencias de edad con respecto a los cónyuges son superiores,

a todas las edades y para ambos sexos. Por supuesto, esto es atribuible al hecho que sean

segundas uniones, puesto que como ya se ha visto anteriormente el orden de las nupcias está

Total parejas

Total parejas de

hecho

Parejas de hecho ambos

solteros

Otras parejas de

hechoTotal

parejas

Total parejas de

hecho

Parejas de hecho ambos

solteros

Otras parejas de

hecho15-19 81087 46% 91% 9% 21636 41% 88% 12%20-24 428003 24% 86% 14% 201625 33% 88% 12%25-29 909406 12% 72% 28% 689120 17% 80% 20%30-34 1152832 8% 51% 49% 1158479 9% 62% 38%35-39 1177111 6% 35% 65% 1337120 6% 41% 59%40-44 1064259 4% 24% 76% 1308186 4% 29% 71%45-49 1010746 3% 16% 84% 1148921 3% 20% 80%50-54 922993 3% 13% 87% 1079097 2% 14% 86%55-59 760004 2% 12% 88% 970035 2% 12% 88%60-64 823254 2% 11% 89% 785945 2% 11% 89%65-69 680120 2% 10% 90% 823963 1% 10% 90%70-74 472000 2% 8% 92% 634826 1% 10% 90%75-79 229256 2% 7% 93% 401534 1% 9% 91%80-84 90886 2% 6% 94% 183561 2% 8% 92%85-89 25997 3% 7% 93% 71432 2% 8% 92%90 ó más 1329960 0% - - 25288 1% 9% 91%

TOTAL 11162937 5% 53% 47% 11162937 5% 53% 47%

HOMBRES MUJERES

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176 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

relacionado positivamente con la diferencia media de edad entre cónyuges. Puesto que la pauta

de composición por edad de las uniones consensuales depende de su naturaleza es interesante

conocer su distribución por naturaleza y edad. La Tabla 3.2 muestra que en las edades más

jóvenes no sólo el porcentaje de cohabitantes es más elevado y antes de los 25 años supera el

20% en el caso de los hombres y el 30% en el de las mujeres, sino que además éstas uniones

consensuales son fundamentalmente (en más de un 85%) entre dos solteros. Esto significa que

en las edades más jóvenes se cuentan muchas parejas de cohabitantes de solteros que tienen

diferencias medias de edad entre los cónyuges inferiores a los matrimonios y que, por

consiguiente, la observación restringida a los matrimonios tiende a sobreestimar la diferencia

media en esas edades jóvenes. Por el contrario, el efecto de la cohabitación es todavía poco

relevante en España en las parejas de edades posteriores.

GRÁFICO 3.19. Diferencia media de edad entre cónyuges según la edad el sexo y el tipo de unión, España 2001

Hombres

Mujeres

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE

-10

-8

-6

-4

-2

0

2

4

6

8

19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49

años

de

dife

renc

ia

-10

-8

-6

-4

-2

0

2

4

6

8

19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49

edad

años

de

dife

renc

ia

Matrimonio Pareja de hecho(ambos solteros) Otro tipo de pareja de hecho

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 177

3.3. Recapitulación: hacia una mayor simetría de género

Las hipótesis generales formuladas en la introducción de esta tesis se aplican también a la

composición por edad de las parejas. Se parte de los supuestos de que las parejas no se forman

aleatoriamente con relación a la edad, y de que tanto la estructura del mercado como los roles

de género adoptados por los cónyuges pueden influir sobre las pautas de emparejamiento por

edad de las parejas. Por otra parte, la relación de edad entre los cónyuges contribuye a definir

un modelo de pareja más o menos igualitario. De estas hipótesis generales, que apuntan los

elementos esenciales para explicar la evolución de la diferencia media de edad entre los

cónyuges en España, se derivan las cuatro hipótesis específicas que vertebran este capítulo. A

continuación se recapitulan los principales resultados obtenidos en este capítulo.

En primer lugar, el análisis de la homogamia por edad en España entre 1922 y 2004 ha puesto

de manifiesto que las parejas se forman mayoritariamente entre hombres y mujeres de edades

cercanas o bien entre un hombre mayor y una mejor menor. En el período estudiado aumentan

las parejas homógamas y disminuyen las parejas en las que el hombre es el mayor. Esto ocurre,

especialmente, en las tres últimas décadas y se traduce en una reducción de la diferencia media

de edad entre cónyuges. La reducción se explica tanto por el aumento de la homogamia como

por la perdida de vigencia de la hipergamia femenina, puesto que si se calcula la media de las

diferencias absolutas de edad entre cónyuges, anulando así el sentido de la diferencia por sexo,

la reducción es mucho más suave. Esto significa que las parejas en las que la mujer es mayor y,

por lo tanto, en las que la diferencia es negativa, cada vez pesan más y contribuyen a la

reducción de la diferencia media.

La evolución de la homogamia por edad en España es coincidente con la experimentada en

otros países europeos, como Francia y Holanda, en los que también se observa una importante

caída de la diferencia media de edad desde principios del siglo XX (Bozon 1991,

Vanderschelden 2006, Van Poppel 2001). En el caso holandés, sin embargo, la diferencia media

de edad vuelve a aumentar en los años más recientes; los especialistas atribuyen este cambio de

tendencia al impacto de la extensión del fenómeno de la cohabitación, que altera

significativamente el calendario y la composición por edad de los matrimonios. En un contexto

de cohabitación extendida, los matrimonios pasan a ser o bien una formalización de una unión

ya existente o bien una segunda o tercera unión tras la ruptura de uniones consensuales

anteriores. Puesto que la diferencia media de edad aumenta en las uniones de segundo o más

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178 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

orden, este cambio de la naturaleza del matrimonio contribuye al aumento de la diferencia

media de edad. También en España la cohabitación adquiere importancia en los últimos años

de modo que resulta interesante tomar en cuenta experiencias afines para anticipar la

evolución futura de la diferencia media de edad.

En segundo lugar, se planteaba que la diferencia por edad serviría para ajustar el mercado y por

lo tanto sería sensible a los desequilibrios. El análisis demuestra la existencia de cierta

sensibilidad de las condiciones de homogamia ante situaciones de desequilibrio en la

composición por sexo y edad del mercado matrimonial, si bien sólo es perceptible en

circunstancias históricas que alteren excepcionalmente las pautas de nupcialidad y la estructura

de los candidatos. Es el caso, fundamentalmente, de los años 1960s, en los que las mujeres son

escasas como consecuencia de la caída de la natalidad durante y después de la guerra civil

española. Incluso en estos períodos excepcionales, la aplicación del modelo de nupcialidad de

dos sexos muestra que, con independencia del estándar utilizado, la variación de la diferencia

media de edad observada es siempre mayor a la estimada. Esto supondría que los cambios en la

composición por edad y sexo no serían suficientes para explicar la variación observada y que,

consecuentemente, éstos sólo podrían haberse producido por un cambio en las fuerzas de

atracción que se han utilizado como estimadores de las preferencias conyugales de edad.

En tercer lugar, se planteaba que el cambio en la composición de las parejas en relación con

otras variables, edad, orden, tipo, nacionalidad, nivel de instrucción, etc. explicaría

parcialmente la evolución de la composición por edad de las parejas en el último período. En

efecto, la desagregación de la diferencia media de edad entre cónyuges por componentes ha

revelado la existencia de pautas diferenciadas según el orden de las nupcias, el sexo y la edad de

los contrayentes. Sin embargo, la mayor diferencia media de edad de las segundas nupcias tiene

una escasa influencia en el cómputo de esta diferencia para todos los matrimonios, a diferencia

de lo observado por Ni Bhrolchain (1992) para Gran Bretaña. En cuanto a la edad al

matrimonio, los resultados corroboran la ya conocida relación positiva entre edad al

matrimonio y diferencia media de edad para los hombres, y la relación negativa que existe

entre estas dos variables para las mujeres. Por este motivo, el retraso de las edades nupciales en

las últimas décadas hubiera generado un efecto contrario como consecuencia de la opuesta

pauta por edad entre sexos, si no fuera por el cambio en dichas pautas.

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LA EDAD DE LOS CÓNYUGES 179

En cuarto y último lugar, se planteaba que el cambio en los roles de género y en las

preferencias individuales también contribuiría al incremento de la homogamia. En efecto, el

control tanto del efecto de la composición del mercado como de las características de los

cónyuges y de las parejas no resulta ser suficiente para explicar la pauta de reducción sostenida

de la diferencia media de edad entre cónyuges en España durante la segunda mitad del siglo

XX. Por consiguiente, es necesario interpretar el aumento de la homogamia por edad y la

reducción de la hipergamia femenina por edad, que se producen contra todo pronóstico, como

el producto de la transformación del papel de la mujer en la sociedad y en la pareja. La

incorporación femenina al mercado de trabajo supone un cambio en la determinación de su

calendario nupcial pues los criterios para su capacitación para el matrimonio se equiparan a los

de los hombres (Oppenheimer 1988). Esta equiparación se traduce, necesariamente, en un

acercamiento de las edades de los cónyuges. Paralelamente, la difusión del modelo de pareja

igualitario en el que ambos cónyuges asumen de forma compartida los roles productivos y

reproductivos refuerza la semejanza de los cónyuges en características tan importantes como la

edad y, como se verá en el capítulo siguiente, el nivel de instrucción.

Ante estas conclusiones resulta claro que el análisis de las transformaciones en las pautas de las

preferencias por edad de los cónyuges, que han revelado aquí su importancia, merece mayor

atención. Para ello, deberá tomarse en consideración el efecto de la transformación de los roles

de género en la composición de las parejas así como la interacción de la edad de los cónyuges

con otras variables que intervienen en la composición de las parejas, muy especialmente el

nivel de instrucción y, cada vez más, también, el origen de los cónyuges.

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 181

44.. LLAA RREELLAACCIIÓÓNN EEDDUUCCAATTIIVVAA DDEE LLOOSS CCÓÓNNYYUUGGEESS

“Whether persons with similar amounts of formal schooling marry each other depends partly on their preferences and partly on the structure of the marriage market.”

Robert Mare, 1991, p.15

4. 1. Introducción: la homogamia educativa

A lo largo del siglo XX, la sociedad española ha experimentado una espectacular

transformación de su estructura educativa. La universalización de la educación y el aumento de

los niveles educativos constituye uno de los elementos determinantes de la modernización

social y económica del país. Muestra de ello es la reducción de la proporción de personas sin

estudios primarios, que roza el 50% en la generación nacida en los años 1920s y se reduce a

menos de un 5% en la nacida en los años 1960s. También destaca el significativo aumento de la

proporción de personas con estudios universitarios que alcanza aproximadamente el 20% para

esta última generación. Ante estos cambios, en este capítulo se analiza la composición de las

parejas españolas de cónyuges nacidos entre 1920 y 1969, según el nivel de instrucción. La

composición por nivel de instrucción distingue entre aquellas parejas en las que ambos

cónyuges tienen el mismo nivel de instrucción, las homógamas; aquéllas en las que el hombre

tiene mayor instrucción que la mujer, o parejas hipérgamas desde el punto de vista de la mujer;

y aquéllas en las que la mujer tiene mayor instrucción que el hombre, o parejas hipógamas

desde el punto de vista de la mujer67. En el período más reciente también será preciso

considerar el impacto del importante incremento de los flujos internacionales, que han

diversificado la composición de los candidatos a formar pareja68. El capítulo aborda i) la

continuidad y los cambios de los niveles de homogamia educativa a lo largo del siglo XX; ii) la

vigencia de la pauta de hipergamia educativa femenina (modelo tradicional de matrimonio con

un hombre más instruido que la mujer) y iii) la transformación que la llegada de población

67 Para tener definiciones más precisas de estos términos consultar el apartado 1.1.1.1. dedicado a la terminología básica del estudio de la composición de las parejas. 68 Ver apartado 5.2. dedicado a las migraciones internacionales y la población extranjera.

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182 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

extranjera ha podido ocasionar en el período reciente: para calibrar este impacto se analizan las

pautas de las parejas formadas por cónyuges extranjeros de cuatro grandes grupos (europeos

comunitarios, europeos no comunitarios, africanos y latinoamericanos) para la generación de

1960-69.

4.1.1. Teoría y práctica de la composición por nivel de instrucción de las parejas

Antes de entrar de pleno en el análisis de los datos se repasa aquí la literatura generada sobre el

tema de la composición de las parejas por nivel de instrucción de los cónyuges y la homogamia

educativa de las parejas. Fruto de esta revisión se formulan las hipótesis específicas que guían

este capítulo. Como apuntan las palabras de Mare, avaladas por una abundante producción

científica, la composición de las parejas por nivel de instrucción de los cónyuges ha atraído el

interés de los investigadores por sus importantes implicaciones sociales: “Educational

attainment is a particularly important dimension for assortative mating. It is both a

consequence of family background and also a key determinant of labor market success and of

other aspects of lifestyle”. (Mare, 1991, p.15). En concreto, los sociólogos (Bourdieu 1993) se

interesan por la reproducción y la movilidad sociales a través del matrimonio: “La escuela, el

mercado, el matrimonio, la política y muchas otras instituciones las utilizan todas las clases

sociales para intentar mejorar su posición y su condición social” (Carabaña 1993, p.212). De

hecho, el nivel de instrucción se utiliza a menudo como variable proxy del status social de los

individuos, porque es una variable más disponible y más operativa que otras variables como el

nivel socioprofesional o el nivel de ingresos.

Como se ha visto anteriormente, existen distintas teorías que consideran el papel que la

educación puede jugar como determinante de las opciones matrimoniales. Según la teoría

clásica de la Nueva Economía de la Familia, el modelo óptimo sería el de la pareja

complementaria, aquélla en la que el hombre se especializa en tareas productivas y la mujer en

las reproductivas (Becker, 1987). De acuerdo con este esquema, el nivel educativo del marido

sería más valorado que el de la esposa y por consiguiente se esperaría una tendencia a la

hipergamia femenina. Sin embargo, como apunta Oppenheimer (1994), la incorporación de la

mujer al mercado de trabajo obliga a replantear este principio de complementariedad puesto

que el trabajo extradoméstico adquiere valor específico. En este nuevo contexto, en el que las

parejas optimizan sus recursos sin necesidad de especializarse, el nivel de instrucción de la

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 183

mujer pasa a ser tan valorado como el del hombre, de tal manera que sería de esperar un

aumento de los niveles de homogamia. Por otra parte, el modelo igualitario de pareja, que se

asienta en la participación en el mercado de los dos cónyuges, se ve reforzado cuando ambos

tienen el mismo nivel de instrucción, especialmente entre los que disponen de estudio

superiores (González 2001).

Otro elemento que apunta al crecimiento de la homogamia es, según Mare (1991), la

ampliación del período de escolarización. Según esta hipótesis, para los individuos más

educados, la permanencia prolongada en el sistema educativo maximiza las oportunidades de

conocer y formar pareja con compañeros de estudio, es decir, con individuos de nivel

educativo equivalente. Este efecto se refuerza por la coincidencia o proximidad de la edad de

salida de la etapa educativa y la edad de formación de la pareja. Ambos elementos inciden en la

tendencia a la homogamia matrimonial entre los más educados y, también, por consiguiente,

en la de los demás grupos, que ven limitadas sus opciones de formar pareja con los niveles

educativos superiores.

También se han considerado algunas variables de tipo macroeconómico con el propósito de

vincular el nivel de desarrollo económico e industrial de los países con las pautas de

composición de las parejas (Smits et al. 1998). En este marco de análisis, el nivel educativo

adquiere valor en el proceso de selección de la pareja a medida que las sociedades se desarrollan

económicamente y aumenta el individualismo. Este proceso acarrearía un incremento de los

niveles de homogamia que tenderían a reducirse en una fase posterior, cuando la

generalización de los niveles de bienestar restaría importancia al papel de la educación como

garante del éxito socioeconómico.

Más allá de la teoría, la investigación llevada a cabo ha mostrado cómo los niveles generales de

homogamia educativa han tendido a mantenerse constantes o bien a decrecer durante las

últimas décadas del siglo XX. Así lo demuestran estudios de corte comparativa como el de

Blossfeld y Timm (2003) y el de Smits, Ultee y Lammers (1998). Por su parte, los estudios

específicos permiten completar esta visión general en el ámbito europeo. En el caso de Francia,

el análisis transversal llevado a cabo en un estudio de Forsé y Chauvel (1995) muestra que los

niveles de homogamia educativa son inferiores en las cohortes de matrimonios recientes que

en las antiguas, si bien la reducción de la homogamia educativa es más suave que la

experimentada en otras dimensiones de la composición de la pareja, fundamentalmente el

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184 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

estatus. También en Noruega, los análisis revelan una importante reducción de la homogamia

educativa (Birkelund, Heldal 2003). Por el contrario, en países de la Europa oriental como la

República Checa, Hungría y Eslovaquia, los porcentajes de homogamia educativa son elevados

y se mantienen más bien constantes (Katrnák 2005). Lo mismo ocurre en Portugal, donde,

además, destaca una singularidad de la composición por nivel de instrucción de las parejas en

este país: los elevados niveles de hipergamia masculina (parejas en las que los hombres están

unidos con mujeres más instruidas que ellos) (Correia 2003). También es singular la disparidad

observada en las pautas de dos países vecinos como Irlanda y Gran Bretaña, donde los niveles

han tendido sin embargo a convergir. La homogamia educativa era tradicionalmente más

elevada en Irlanda que en Gran Bretaña y una evolución reciente en sentido contrario ha

propiciado una igualación de los niveles entre ambos países (Halpin, Chan 2003).

Los estudios sobre las pautas de homogamia en España demuestran, como en otros países

europeos, que a pesar de la espectacular transformación de la estructura educativa acontecida

en este país, la homogamia educativa sigue siendo la marca dominante de la composición por

nivel de instrucción de las parejas. Carabaña (1994), en su trabajo pionero basado en datos de la

Encuesta sobre Estructura, Conciencia y Biografía de Clase (1991), sostiene que los niveles de

homogamia se han mantenido extraordinariamente constantes e insensibles a las profundas

transformaciones económicas y sociales experimentadas por las generaciones españolas nacidas

entre 1955 y 1965, en relación con las nacidas en las décadas de los 1920s y 1930s. El trabajo de

González (2003), realizado a partir de la Encuesta Sociodemográfica de 1991, obtiene

resultados coincidentes. Destaca que las generaciones nacidas a partir de 1950, las más

beneficiadas por la expansión educativa, han experimentado una ligera reducción de la

homogamia educativa de sus uniones, pero que esta reducción es muy inferior a la que se

hubiera podido esperar dada la nueva estructura educativa. A partir de los datos de la Encuesta

de Fecundidad de 1999, Martínez Pastor (2006) llega a las mismas conclusiones, si bien añade

que la homogamia tiende a concentrarse en los extremos de la escala educativa. El autor

también se aventura a apuntar la evolución para las futuras generaciones, sobre el supuesto de

que la expansión educativa se produzca en dos fases, y que mientras la primera ha favorecido el

descenso de la homogamia a través de la heterogeneización educativa, la segunda, debería dar

lugar a una recuperación de la homogamia, por la concentración de los individuos en los

niveles educativos avanzados. La homogamia de los universitarios es la que mayor interés

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 185

despierta recientemente entre los investigadores. En su estudio sobre el noviazgo en España,

Julio Iglesias de Ussel (1987) recoge los resultados de una serie de encuestas realizadas a

estudiantes universitarios, según las cuales la homogamia educativa es muy elevada. Es el caso

de un estudio realizado a los estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid en 1984 del

cuál se desprendía que el 60% de los universitarios y el 77% de las universitarias tenían

relaciones de pareja con otros universitarios.

Sin embargo, la tendencia extendida en los países europeos a la estabilización o reducción de la

homogamia educativa diverge de la presentada por Schwartz y Mare (2005) para Estados

Unidos, donde los niveles de homogamia habrían decrecido hasta 1960 pero se recuperaron

claramente a partir de ese momento, como consecuencia de un aumento de la homogamia de

los grupos educativos extremos. Este aumento de la homogamia de los más instruidos (no así de

los menos) se detecta en todos los países y se atribuye i) al incremento del número de hombres

y mujeres con estudios superiores; ii) a la reducción del intervalo de tiempo entre el fin de la

escolarización y la entrada en unión; y iii) la superación de las expectativas diferenciales por

sexo.

En lo que se refiere a los análisis centrados en las diferencias entre hombres y mujeres en las

pautas de hipergamia, los estudios más reveladores se han llevado a cabo en países dónde

persisten importantes diferencias educativas por sexo. En una comparación de México y Brasil,

Esteve y McCaa (2007) observan como el patrón clásico de hipergamia femenina se ha disuelto

en Brasil mientras que se mantiene vigente en México. En este sentido, Brasil se uniría a la

trayectoria de otros países desarrollados, como España (Esteve, Cortina 2006) o los Estados

Unidos (Qian 1998), en los que las diferencias de género en materia de hipergamia educativa se

han ido suavizando hasta desaparecer.

El papel que juega el nivel educativo en la composición de la pareja interactúa, necesariamente,

con las demás características de los cónyuges. En concreto, en la literatura se observa un

interés por el papel que ejerce la educación en las parejas mixtas, formadas por cónyuges de

distinta procedencia o pertenecientes a grupos étnicos distintos. La teoría que más

directamente plantea la relación entre el status y el origen es la del “intercambio social”, para la

cual una unión es una operación de intercambio de recursos materiales y simbólicos entre los

miembros de la pareja (Goode 1970). En esta operación cada cónyuge hará valer las

características más favorables, compensando las desfavorables. En el caso de los extranjeros, su

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186 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

pertenencia a un grupo minoritario puede verse compensada por las características adquiridas

de cada individuo, lo cuál introduce una cierta relativización del determinismo del origen

formulado por algunos autores69.

4.1.2. Hipótesis de trabajo

En la sección de la introducción dedicada a la formulación de las hipótesis generales de este

trabajo, se planteaba, simultáneamente, que la estructura del mercado matrimonial y la

transformación de los roles de género eran dos factores que contribuían decisivamente a las

pautas de composición de las parejas. En este capítulo se concretan estas dos hipótesis

fundamentales en el caso específico de la composición por nivel de instrucción de las parejas.

Su concreción resulta en este apartado especialmente interesante por varios motivos. De una

parte, la transformación de la estructura educativa, y más recientemente la del origen de los

cónyuges son de gran magnitud y sus efectos sobre las oportunidades de formar unión deben

ser contemplados. De otra parte, los cambios en materia educativa están directamente

vinculados con la modificación de los roles femeninos en la sociedad y muy específicamente en

el seno de la familia y de la pareja, de modo que resulta interesante contrastar la hipótesis

formulada entorno a la modificación de los roles de género en el caso específico del nivel de

instrucción de los cónyuges.

Hipótesis 1. Las parejas no se forman con independencia del nivel de instrucción respectivo de

los cónyuges. La formación de los cónyuges constituye un eje de estructuración de la

composición de las parejas.

Hipótesis 2. Como consecuencia de la diversificación de la estructura educativa, es de esperar

una reducción del nivel general de homogamia educativa a lo largo de las generaciones

estudiadas. Sin embargo, se considera la posibilidad que los individuos con estudios superiores

no experimenten dicha reducción sino que, al contrario, su propensión a la homogamia

aumente. Esta expectativa se basa i) en la mayor homogeneidad del mercado matrimonial de

los universitarios (Mare 1991) y ii) en la difusión del modelo igualitario de pareja (Luxán, Miret

Treviño 2000; Oppenheimer 1994). El modelo de pareja formado por dos cónyuges que

trabajan en el mercado laboral es un modelo que, por una parte, se ve reforzado si ambos

69 En el apartado 1.1.3.2. del capítulo 1 se ofrecen más detalles sobre la teoría del intercambio social.

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 187

cónyuges comparten el mismo nivel de instrucción y que, por otra parte, genera una creciente

simetría de género en los criterios de selección de la pareja (según Oppenheimer, 1994, tanto

hombres como mujeres buscan los candidatos con mayor instrucción).

Hipótesis 3. Teniendo en cuenta el valor adquirido por el nivel educativo de las mujeres y la

equiparación de los niveles entre sexos, se espera que la pauta tradicional de hipergamia

femenina no se mantenga. Como ha ocurrido ya en otros países europeos y especialmente en

aquéllos en los que la expansión educativa ha reducido las diferencias de género, cada vez es

más frecuente encontrar parejas en las que la mujer tiene más estudios que el hombre.

Hipótesis 4. La heterogeneización de la población española en términos de origen o

procedencia, derivada de la creciente inmigración internacional, puede alterar el papel de la

educación en la formación de la pareja en España, tal y como se ha observado en países donde

la heterogeneidad étnica es un rasgo estructural de la población. En este sentido es de esperar

que el nivel de homogamia y hipergamia femenina de las uniones de los extranjeros varíe en

función de la composición por origen de estas parejas. Esta hipótesis apunta a una

diferenciación tanto en las pautas de homogamia como en la asimetría por sexo entre los

extranjeros de distintas procedencias. Los europeos comunitarios seguirán las mismas

tendencias que los españoles, pudiendo incluso acentuarlas, mientras que las mayores

diferencias se observarán en las uniones formadas por africanos y latinoamericanos.

De acuerdo con estas cuatro hipótesis de trabajo, el capítulo se estructura en tres grandes

apartados de análisis. Los dos primeros apartados analizan a todas las parejas según la

generación pero sin distinguir por origen de los cónyuges. En primer lugar, se analizan las

pautas de homogamia y su modificación entre las distintas generaciones del siglo; en segundo

lugar, se analizan las pautas de heterogamia poniendo énfasis en las diferencias de género; en

tercer lugar, se analiza, para la generación más reciente, la interacción entre la composición

por nivel de instrucción de las parejas y el origen de los cónyuges. Estos tres apartados están

precedidos por una presentación del proceso de expansión educativa de la población española

durante el siglo XX y se cierran con una recapitulación final donde se discuten los resultados

obtenidos.

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188 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

4.2. La expansión educativa de las generaciones españolas en el siglo XX

A lo largo del siglo XX, las generaciones españolas han experimentado una rápida

transformación de la estructura educativa como resultado, primero, de la progresiva

universalización del acceso al sistema educativo y, segundo, del mayor tiempo de permanencia

en dicho sistema. No sólo son más los individuos que se escolarizan, sino que estos permanecen

escolarizados, de media, más tiempo. “(...) Los recursos educativos de las (primeras)

generaciones aumentan mucho más por extensión que por intensidad, es decir, por el aumento

de la escolarización entre sus miembros que por el aumento de los años de estudios entre los

escolarizados. En cambio en las generaciones posteriores se entra en una dinámica diferente, en

que los no escolarizados suponen ya porcentajes bastante reducidos y es el incremento de los

años de estudios por persona escolarizada el auténtico motor del cambio.” (Pérez, 2001, p.141).

Todo esto se produce en un contexto en que las transformaciones sociales y económicas han

propiciado una modernización del sistema educativo y la formación más allá de la etapa

obligatoria.

España dispone, en la actualidad, de un sistema educativo moderno liberal-social que se asienta

en el reconocimiento del derecho de educación y los principios de obligatoriedad y gratuidad

de la Constitución Española de 1978 (Taberner Guasp 1999; Calzada 1990). Sin embargo el

modelo es reciente y el resultado de un largo proceso de transformación hacia la escuela de

masas democrática. Se partía de un sistema pre-moderno que se vio sometido a los primeros

intentos de modernización de corte liberal durante el siglo XIX. La Segunda República (1931-

1936) constituyó un importante impulso modernizador que se vio truncado por la Guerra Civil

y por la posterior instauración de la escuela del régimen franquista. Justo antes de la llegada de

la democracia se sientan las bases de la reforma educativa con la Ley General de Educación de

1970, mediante la cual se unifica la enseñanza básica y obligatoria hasta los 14 años y se

reconocen dos titulaciones al final de la etapa obligatoria: el certificado de escolaridad y el

graduado escolar. Además, en lo que se refiere a los estudios posteriores a la enseñanza básica,

la reforma quería dar más significación a la Formación Profesional, si bien esta enseñanza

siguió siendo marginal durante muchos años. El establecimiento de la obligatoriedad de

escolarización hasta los 14 años en 1970 constituye un hito importante en el proceso de

reforma educativa, si bien la plena escolarización de los niños y niñas de 13 años no se

conseguirá hasta el curso 1988-1989 (Taberner Guasp 1999, p.301). En el año 1990, la Ley

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 189

Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) sustituyó a la Ley de

Educación y amplió la obligatoriedad de escolarización hasta los 16 años.

El proceso ha sido tan acelerado en España que los retrasos en materia educativa acumulados

por las generaciones nacidas durante la primera mitad del siglo XX han sido rápidamente

recuperados por las generaciones más jóvenes, de tal modo que la brecha existente con los

niveles educativos del entorno europeo se ha visto salvada (Cárceres 2004). “El incremento de

los niveles de educación constituye una de las tendencias económicas y sociales cruciales de la

segunda mitad del siglo XX; ello en todos los países de la Unión Europea, independientemente

de la especificidad de los sistemas educativos nacionales. Por su parte (…) la evolución

española ha resultado relativamente tardía y acelerada” (Planas et al. 2003). La mejora de los

niveles educativos ha sido más espectacular para las mujeres que para los hombres, de tal modo

que los autores identifican su escalada educativa como la base del cambio de rol de la mujer en

la familia y en la esfera reproductiva: “La mayoritaria participación femenina en el auge de la

enseñanza formal es el instrumento estratégico de su posterior inserción activa en la

producción extradoméstica” (Garrido 1992, p.15).

La Tabla 4.1 muestra la estructura educativa por sexo y generación de los cónyuges de las

parejas que registra el censo de población de 2001. La estructura de los cónyuges es reflejo de la

estructura del conjunto de la población y se presenta aquí por ser indicativa de la

transformación educativa de la sociedad española. Las proporciones por nivel educativo dan

cuenta de la importante expansión educativa experimentada por las generaciones consideradas.

Los efectos de la primera fase de la transformación educativa se observan a través de la

sustantiva reducción del analfabetismo y los no escolarizados que, en la Tabla 4.1 aparecen

agregados. Casi la mitad de los hombres y las mujeres que vivían en pareja en el 2001 y habían

nacido entre 1920 y 1929 no tenían estudios, exactamente el 43,18% de los hombres y el

47,15% de las mujeres. En cambio, para las generaciones 1960-1969 la proporción de sin

estudios no alcanza el 5% ni entre los hombres ni entre las mujeres. El hecho que analfabetos y

escolarizados aparezcan agrupados no permite diferenciar la evolución de ambos grupos. En

realidad, la extensión de la escolarización y de la alfabetización son procesos que inicialmente

presentan una cierta independencia entre sí (Pérez 2001). Antes de la extensión de la

escolarización en España, la alfabetización se producía también y de manera significativa fuera

del sistema educativo, ya fuera en el ámbito familiar o en el de la educación no formal, de

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190 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

forma que la caída de las proporciones de analfabetismo antecede (con importantes variaciones

regionales para más señas) al aumento de las proporciones de escolarización.

En una segunda fase posterior a la extensión del acceso a la educación, se experimenta una

ampliación del período formativo y una generalización del acceso a niveles educativos

superiores. Por consiguiente, la proporción de hombres y de mujeres con estudios secundarios

aumenta espectacularmente conforme las generaciones son más jóvenes. La proporción de

hombres con estudios secundarios, combinando las dos categorías de este nivel de instrucción,

crece del 15,6% al 60,5% y la de las mujeres del 12,6% al 59,9%, lo que supone un aumento del

75% y 79,6% respectivamente. Lo mismo ocurre con el nivel de estudios superiores, cuya

proporción aumenta del 4,4% al 17,3% para los hombres y del 1,8% al 19,4% para las mujeres.

Así, por primera vez, la proporción de mujeres con estudios superiores de las generaciones

1960-69 supera a la de sus respectivos cónyuges. Es preciso recordar que la información de la

Tabla 4.1 no se refiere al total de la población, sino sólo aquellos y aquellas que convivían en

pareja en el año 2001, pero que el retrato de los cónyuges es a grandes rasgos equivalente al del

conjunto de la población.

TABLA 4.1. Estructura educativa de los cónyuges según cohorte de nacimiento, España 1920-1969

% 1920-29 1930-39 1940-49 1950-59 1960-69Estructura educativa masculina

Menos de primaria 43,2 36,4 20,5 9,2 4,1Primaria 36,7 36,6 32,3 25,0 18,0Secundaria I 10,2 14,0 24,3 30,7 33,0Secundaria II 5,4 7,1 12,1 19,5 27,5Estudios superiores 4,4 5,9 10,7 15,7 17,4Total 100 100 100 100 100

Estructura educativa femeninaMenos de primaria 47,1 40,3 22,9 9,7 3,9Primaria 38,4 39,3 37,3 27,5 16,3Secundaria I 9,6 13,7 26,3 34,5 34,0Secundaria II 3,1 4,1 7,3 15,1 26,5Estudios superiores 1,8 2,7 6,1 13,1 19,4Total 100 100 100 100 100

Fuente: Censo de Población 2001, INE Nota: la composición por nivel de instrucción se ha hecho considerando la generación de la mujer

Las importantes transformaciones de la estructura educativa de los cónyuges descritas se

resumen claramente en la evolución del nivel educativo medio entre generaciones y sexos que

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 191

se presenta en el Gráfico 4.170. Destaca el aumento regular del nivel educativo y la superación,

para las generaciones más recientes, de la tradicional diferencia entre sexos en materia

educativa. Si en el caso de las generaciones nacidas antes de 1950 la evolución del nivel

educativo medio es paralela para hombres y mujeres, para las generaciones posteriores, la

mejora educativa de las mujeres es más acelerada para las mujeres que para los hombres, de

modo que la diferencia se reduce y llega a invertirse para las generaciones nacidas a partir de

1960. Las mujeres que pertenecen a estas generaciones recientes son, de media, más instruidas

que los hombres.

GRÁFICO 4.1. Nivel medio de instrucción de los cónyuges por sexo y año de nacimiento, España 2001 Fuente: elaboración propia, Censo de Población 2001, INE

Las implicaciones de estos dos cambios, el de la expansión educativa y el de la inversión de las

diferencias de género, han sido ampliamente analizadas en ámbitos como el de la educación y

el de la ocupación, pero también en el de la familia y especialmente en el de la formación de la

pareja. En concreto, como lo ha mostrado el repaso de la literatura sobre la materia, la

ampliación del período formativo es considerado, entre otros, uno de los responsables del

retraso del calendario nupcial por ser los hombres y mujeres más instruidos los que más tardan

contraen matrimonio (González 2003). Es decisivo tener en cuenta el conjunto de la

transformación de la estructura educativa también al abordar el estudio de la composición de

las parejas. Como señalan las hipótesis de trabajo, por una parte, la diversificación de la

70 El nivel medio se obtiene asignando un valor de 1 a 5 a cada una de las categorías educativas y calculando la media ponderada de estos valores para cada sexo y generación.

0

1

2

3

4

1920-24 1925-29 1930-34 1935-39 1940-44 1945-49 1950-54 1955-59 1960-64 1965-69

Hombres

Mujeres

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192 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

estructura educativa puede influir en los niveles generales y específicos de homogamia y, por

otra parte, la eliminación de las diferencias de género puede alterar el sentido tradicional de la

heterogamia por sexo. Por consiguiente, es importante observar, como se hará a continuación,

como han evolucionado las pautas de homogamia y heterogamia de generación en generación

y detectar en qué medida la expansión de la estructura educativa es responsable de su

evolución.

4. 3. Resultados

El estudio de la composición de las parejas en España se realiza a partir de la explotación

completa del Censo de Población de 2001 y aplica distintos métodos de estandarización para

obtener medidas netas de homogamia e hipergamia, fundamentalmente los modelos

loglineales. Los datos del censo de población de 2001 han sido obtenidos a través del servidor

web del Instituto Nacional de Estadística71. De manera complementaria, también se ha

utilizado la muestra de microdatos del 5% de hogares del mismo censo con el fin de poder

obtener tablas que combinen el nivel de instrucción y el origen de los cónyuges. La estructura

de los datos es extremadamente simple: en primer lugar, se trabaja a partir de la distribución

del total de parejas en un momento dado (en nuestro caso 1 de noviembre de 2001), por nivel

de instrucción de la mujer y del hombre y año de nacimiento de la mujer72. En segundo lugar,

se obtiene la distribución por nivel de instrucción y origen de los cónyuges de la generación

más joven (1960-69).

Por razones teóricas y prácticas se han considerado todas las uniones, sin distinguirlas por su

naturaleza de hecho o de derecho. Analíticamente, el objetivo principal es observar las pautas y

tendencias generales de interacción entre los distintos grupos educativos, por lo que tratar las

diferencias en función del tipo de unión u otras variables supondría una desviación de dicho

objetivo, aunque es materia susceptible de ser tratada en futuras investigaciones. Además, no se

observan diferencias significativas entre trabajar con el total de parejas o sólo con los

matrimonios, dado que las uniones de hecho apenas suponen el 3,9 % del total, y aunque su

peso presente una gran variabilidad entre las generaciones consideradas (de 1,7 % para las

71 Como ya se ha argumentado en el apartado 1.2.1. dedicado a las fuentes estadísticas, se ha descartado el uso del Movimiento Natural de la Población, que da cuenta de los matrimonios acontecidos anualmente, porque no informa sobre el nivel de instrucción de los cónyuges. 72 No existen diferencias significativas al analizar los datos tomando como referencia la generación de nacimiento del hombre en lugar de la de la mujer.

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 193

generaciones 1920-29 a 7,2 % para las generaciones 1960-69). Por otra parte, el análisis por

separado de las uniones consensuales no arroja resultados fiables, conocidas las diferencias

importantes de composición y de naturaleza que se observan entre las uniones de las

generaciones más antiguas y las más jóvenes. Por ejemplo, del total de parejas cohabitantes

pertenecientes a las generaciones de 1920-29, sólo en un 8,8% de los casos ambos miembros

eran solteros. Sin embargo, para las generaciones de 1960-69, esta cifra alcanza el 45,5% del

total. La diversidad de situaciones ocultas tras las uniones consensuales obligaría a tratar por

separado cada una de ellas para evitar errores de interpretación.

El nivel de instrucción tomado como referencia es el declarado en la fecha del censo y, por

tanto, no se corresponde con el que tenían los cónyuges en el momento de casarse o unirse. Sin

embargo, esta opción, que está impuesta por las características de los datos disponibles, no debe

afectar en demasía a los resultados finales, puesto que el nivel de instrucción adquirido apenas

varía después de la celebración del matrimonio produciéndose éste, de manera mayoritaria, al

concluir la etapa formativa.

El censo proporciona una variable sobre el nivel de instrucción basada en 10 categorías, que se

ha recodificado en cinco grupos: en primer lugar se agrupan todos aquellos que no tienen

estudios, sean o no analfabetos; en segundo lugar a los que disponen de estudios primarios (con

un mínimo de 5 años de escolarización); en tercer y cuarto lugar se dividen los estudios

secundarios entre bachillerato elemental y superior respectivamente (distinción que, según el

calendario académico vigente para las generaciones más jóvenes, se corresponde con la frontera

de la escolarización obligatoria); y en quinto y último lugar, se agrupan todos aquellos con

estudios superiores, es decir, a todos los universitarios, con independencia de la duración y del

nivel adquirido, diplomatura, licenciatura o doctorado. Teniendo en cuenta la dificultad de

diseñar una clasificación igualmente representativa para cada una de las generaciones

analizadas, la propuesta finalmente adoptada no sólo resulta operativa desde un punto de vista

analítico, sino que es coherente con las principales divisorias del sistema educativo español.

Como se verá a continuación, los resultados validan esta clasificación. Además, con el objetivo

de reducir las posibles distorsiones introducidas por esta clasificación, también se combina la

definición estricta de homogamia (mismo nivel de instrucción) con otras más extendidas que

van más allá de la interacción específica entre dos grupos exactamente iguales.

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194 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Tomando el año de nacimiento como referencia se construyen cinco grupos decenales de

generaciones, de 1920-29 a 1960-69, cubriendo un intervalo de edades en el momento del

censo de 32 a 81 años. Aunque no se trate propiamente de un análisis longitudinal, el análisis

de las pautas y tendencias en la homogamia educativa basado en datos censales y, por tanto,

tomando como referencia distintas edades, no parece excesivamente arriesgado dado que la

educación alcanzada no suele variar después de los 32 años - la edad más temprana considerada

-, la divorcialidad no es muy elevada y la viudedad no parece tener una distribución muy

desigual en función del grado de instrucción. Las parejas formadas por las generaciones

consideradas, aun observadas a cierta distancia temporal de cuando fueron formadas, siguen

siendo representativas de su distribución original, como mínimo para mostrar la pauta general

de interacción entre los distintos grupos educativos.

Las parejas se clasifican en función de los niveles de instrucción respectivos de los cónyuges

para obtener una distribución de su composición. A partir de esta distribución se calculan

proporciones de homogamia, hipergamia e hipogamia que serán presentadas a continuación.

Además, y con el objetivo de obtener medidas netas de estos parámetros, es decir, medidas que

no se vean afectadas por el cambio en la composición de los cónyuges, se aplica una serie de

modelos loglineales73 que permitan certificar las pautas de composición observadas a partir de

la distribución de las parejas por nivel educativo.

4.3.1. Continuidad y cambio de los niveles de homogamia educativa

Para obtener una primera aproximación a las pautas de composición por nivel educativo de las

parejas, se procede a un análisis que permita entender con qué mujeres están unidos

mayoritariamente los hombres y con qué hombres lo están mayoritariamente las mujeres. El

Gráfico 4.2 presenta la distribución de las uniones, clasificadas según el año de nacimiento de

la mujer, desde 1920 hasta 1970, y según su composición por nivel de instrucción. Recordemos

que son homógamas aquellas parejas en las que ambos cónyuges tienen el mismo nivel,

hipógamas aquéllas en las que la mujer tienen un nivel superior al del hombre y, inversamente,

hipérgamas aquéllas en las que es él el que tienen un nivel superior. En primer lugar, las

proporciones de homogamia demuestran que la fórmula de pareja en la que ambos tienen el

mismo nivel es totalmente dominante para el conjunto de generaciones analizadas. En las

73 Para obtener detalles sobre el funcionamiento de los modelos loglineales ver el apartado 1.3.3.

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 195

generaciones más antiguas esta proporción alcanzaba el 78,5% y en las más recientes, a pesar de

haberse reducido, sigue siendo mayoritaria. Se observa así que, paralelamente al incremento

del nivel de instrucción de la población, la proporción de parejas homógamas se ha reducido

significativamente. En efecto, ambos procesos están relacionados entre sí, puesto que es en la

diversificación de la estructura educativa donde radica la modificación de las oportunidades de

encontrar pareja de un nivel distinto al propio (González 2003), algo altamente improbable en

unas generaciones en las que casi la mitad de los individuos tenía el mismo nivel de

instrucción: en el caso de las generaciones española de los años 1920s, menos de primaria.

GRÁFICO 4.2. Proporciones de homogamia y de hipergamia femeninas según cohorte de nacimiento, España 1920-1969

Fuente: elaboración propia, Censo de Población 2001, INE

En segundo lugar, es interesante observar como se ha repartido el incremento de las uniones

heterógamas y si se ha alterado la pauta de predominio de la hipergamia femenina (unión en la

que la mujer tiene un nivel educativo inferior al del hombre). Ha aumentado el peso de ambas

combinaciones de generación en generación, pasando de un 16% a un 21,5% las parejas con el

hombre más instruido, y de un 5 a un 25% las parejas con la mujer más instruida. Sin embargo,

como puede apreciarse, el incremento ha sido más importante en el segundo caso, de tal

manera que la combinación que era claramente minoritaria para las generaciones más antiguas,

compuesta por una mujer más instruida que el hombre, representa para los nacidos en los años

0%

20%

40%

60%

80%

100%

1920-24 1925-29 1930-34 1935-39 1940-44 1945-49 1950-54 1955-59 1960-64 1965-69

Homogamia Hipergamia Hipogamia

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196 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

60 una cuarta parte de las uniones, superando incluso a la combinación contraria. En el

apartado siguiente (4.3.2.) se analiza en detalle la pérdida de vigencia de la pauta de hipergamia

femenina.

TABLA 4.2. Proporciones de homogamia según cohorte de nacimiento, sexo y nivel de instrucción, España 1920-1969

Fuente: elaboración propia, Censo de Población 2001, INE

La evolución decreciente de los niveles de homogamia educativa a nivel global es susceptible

de variar si se analiza distinguiendo por niveles de instrucción. La Tabla 4.2 muestra que la

evolución de las proporciones de homogamia varía efectivamente por sexo y por nivel de

instrucción de los cónyuges. En el caso de los hombres, la proporción de parejas entre dos

analfabetos o dos cónyuges con estudios primarios se reduce de valores superiores al 80% para

la generación 1920-1924 a valores inferiores al 60% para la generación más joven, 1965-69. El

grupo de los que disponen de estudios obligatorios (Secundaria I) presentan una ligera

reducción sin que la homogamia deje de ser la combinación mayoritaria. En cambio, los más

instruidos ven aumentar las proporciones de homogamia de valores minoritarios a valores

claramente mayoritarios. Esta cronología difiere en el caso de las mujeres, porque la

homogamia de las más instruidas, con secundaria más allá de la obligatoria o estudios

%Analfabetos

/SE Primaria Secundaria I Secundaria IIEstudios

superiores1920-24 93,0 82,4 60,7 23,0 20,91925-29 91,4 81,8 61,5 24,3 25,21930-34 89,5 82,2 62,8 24,5 29,41935-39 86,7 79,9 62,6 23,2 35,21940-44 81,3 77,4 63,5 25,3 38,01945-49 74,9 72,7 64,4 25,9 45,91950-54 67,5 68,2 62,9 31,8 52,91955-59 62,1 60,8 60,3 37,0 57,61960-64 57,7 50,9 57,2 44,2 62,61965-69 52,6 44,3 54,5 46,8 66,1

1920-24 86,2 79,5 63,9 41,8 59,11925-29 83,9 78,8 62,9 38,0 57,61930-34 83,0 77,9 63,8 40,8 57,21935-39 80,8 74,1 60,8 39,2 62,81940-44 76,4 70,4 59,0 38,9 65,61945-49 69,6 65,2 58,2 39,3 69,41950-54 66,8 63,1 57,1 41,0 67,21955-59 63,0 61,4 55,7 41,7 62,71960-64 58,9 57,8 54,9 45,1 58,41965-69 59,9 56,6 56,0 47,1 53,0

HO

MBR

ESM

UJE

RES

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 197

universitarios, se reduce a lo largo de las generaciones en lugar de aumentar. La diferencia

entre sexos resulta de las diferencias en las estructuras educativas entre hombres y mujeres

persistentes hasta las generaciones más jóvenes, en las que las mujeres con elevados niveles de

instrucción eran muy pocas en comparación con los hombres, de modo que las mujeres tenían

mayores oportunidades de formar uniones homógamas que los hombres.

La mayor homogamia de los universitarios en las cohortes más jóvenes ha llevado a algunos

autores a ver en las aulas un mercado matrimonial en auge, como consecuencia del

alargamiento del período de formación y la reducción del período entre el fin de los estudios y

la entrada en unión (Mare 1991). Si en efecto los universitarios encuentran pareja en buena

medida entre sus compañeros de estudios, esto debería de traducirse en una diferencia de edad

pequeña entre los cónyuges de las parejas universitarias. En el capítulo 3 se analizan las

diferencias de edad según el nivel educativo de los cónyuges. El análisis muestra que las

diferencias medias de edad entre los cónyuges varían según cual sea su nivel de instrucción y

que, para las generaciones nacidas a partir de los años 1950, los hombres y las mujeres más

instruidos son los que presentan menores diferencias de edad con sus respectivos cónyuges (si

bien esto supone una novedad respecto a las parejas que formaban los hombres universitarios

de generaciones más antiguas). El Gráfico 4.3. presenta las diferencias medias de edad entre

cónyuges según la composición educativa de la pareja y el nivel de instrucción del hombre. Los

resultados muestran que, si bien para el conjunto de niveles de instrucción las parejas

homógamas y las heterógamas presentan diferencias de edad equivalentes, esto no es válido

para cada uno de los niveles educativos. En concreto, los hombres universitarios que están

unidos con una universitaria son, de media, 2,5 años mayores que ella, mientras que si la esposa

tiene un nivel educativo inferior y la pareja es heterógama, la diferencia media de edad alcanza

los tres años.

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198 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 4.3 Diferencia media de edad entre cónyuges según nivel de instrucción del hombre y composición por nivel de instrucción de la pareja, España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de Población 2001, INE.

A lo largo del siglo XX se reducen las proporciones de homogamia y se difumina la diferencia

entre sexos de los parámetros de heterogamia en un contexto de expansión educativa. Es decir,

los individuos forman pareja cada vez en menor medida con cónyuges de su mismo nivel

educativo, los hombres ya no se unen básicamente con mujeres menos instruidas que ellos ni

las mujeres con hombres más instruidos que ellas. Los hombres y mujeres con estudios

superiores escapan a esta tendencia de reducción de la homogamia educativa y se unen cada

vez más con sus semejantes. Si bien estas tendencias son indiscutibles, es preciso preguntarse

en qué medida son el mero resultado de la transformación de la estructura educativa o bien

responden también a la modificación de la valoración del nivel educativo de los cónyuges y de

las pautas de afinidad entre niveles educativos. ¿La reducción del peso de las parejas

homógamas se debe a la diversificación de las opciones de los candidatos a formar pareja o bien

al hecho que la educación ha perdido valor como criterio en el proceso de selección? ¿La pauta

tradicional de hipergamia femenina resulta exclusivamente de una estructura educativa

desequilibrada entre sexos o bien responde a la existencia de un modelo complementario de

pareja? Si, en las generaciones nacidas durante la primera mitad del siglo XX, los hombres eran

más educados, de media, que las mujeres, la probabilidad que el esposo tuviera un nivel de

estudios superior al de la esposa era la más elevada. Esto significa que la estructura de los

cónyuges, en este caso concreto su distribución por nivel de instrucción, influye directamente

0,0

0,5

1,0

1,5

2,0

2,5

3,0

3,5

4,0

Analfabetos/SE Primaria Secundaria I Secundaria II Estudiossuperiores

Total

años

de

dife

renc

ia

Heterogamia Educativa Homogamia Educativa

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 199

sobre la composición de las parejas. Existen métodos que permiten controlar el efecto de dicha

estructura y obtener medidas netas y comparables de homogamia, hipergamia e hipogamia con

las que la respuesta a las preguntas formuladas podrá ser más rigurosa. A continuación se

aplican dos de estos métodos, el “indicador global neto de homogamia” y los modelos

loglineales, y se comparan los resultados obtenidos.

En primer lugar, se comparan las proporciones masculinas y femeninas de homogamia de las

generaciones 1920-1969, con un indicador estandarizado (Tabla 4.3). Este indicador,

denominado “indicador global neto de homogamia”, es la aplicación de una metodología

desarrollada por Birkelund y Heldald (2003) en su análisis de la homogamia educativa en

Noruega. Se obtiene a partir de la matriz de parejas por nivel de instrucción de los cónyuges

dividiendo la multiplicación de los valores de las celdas de la diagonal por la multiplicación de

las celdas restantes. Esencialmente, este indicador expresa el nivel de interacción entre los

niveles de educación de los cónyuges con independencia de las estructuras respectivas: cuando

el indicador tiene un valor igual a 1 indica independencia entre las variables, cuando el valor es

superior a 1 indica una concentración de valores en la diagonal y por lo tanto una pauta de

homogamia respecto a la variable considerada. La principal virtud de este indicador es la de

ofrecer una medida sintética y neta de homogamia que permite la comparación de poblaciones

distintas (en el espacio y en el tiempo).

El Gráfico 4.4 presenta la evolución de los indicadores de la Tabla 4.3 en números índices, lo

que, dada su distinta naturaleza y escala, facilita su comparabilidad. En primer lugar se constata

que el conjunto de indicadores, estandarizados y no estandarizados, tanto para hombres como

para mujeres, apuntan a una reducción de los niveles de homogamia de generación en

generación. Lo que resulta interesante es observar las diferencias entre los valores observados y

los valores estandarizados. Si las parejas se hubieran unido sin ninguna interferencia de la

estructura, esto es a estructura fija, la homogamia no se hubiera reducido como lo ha hecho. Si

las proporciones observadas de homogamia se han reducido un 30% de la generación más

antigua a la más reciente, el indicador neto de homogamia sólo lo ha hecho en un 15%. La

diferencia entre ambas series es atribuible al efecto de la diversificación de la estructura, que

claramente favorece, aunque no explica íntegramente, la reducción de la homogamia.

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200 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

TABLA 4.3. Indicadores de homogamia por sexo y año de nacimiento, España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de Población 2001. INE

GRÁFICO 4.4. Proporciones y Indicador global neto de homogamia por sexo y año de nacimiento de la mujer, España 2001 (evolución en base 100)

Fuente: elaboración propia, Censo de Población 2001, INE

En segundo lugar, mediante la aplicación de los modelos loglineales, se amplía en el análisis de

las pautas y tendencias en la composición educativa de las parejas españolas, obteniendo

medidas netas no sólo de las pautas generales de homogamia sino también de las pautas

específicas de cada nivel educativo. Los modelos se aplican a las matrices de matrimonios

clasificados según los niveles de instrucción de los cónyuges en cinco categorías y las

generaciones en cinco grupos de decenales, tal y como se muestra en la Tabla 4.4. Los modelos

loglineales aíslan las restricciones impuestas por la desigual distribución de efectivos por nivel

50

60

70

80

90

100

110

1920-24 1925-29 1930-34 1935-39 1940-44 1945-49 1950-54 1955-59 1960-64 1965-69

% Homogamia H % Homogamia M Indicador neto Homogamia

Año de nacimiento

% HomogamiaIndicador neto

Homogamia% Homogamia

Indicador neto Homogamia 2001

1920-24 78,2 9,77 79,4 9,771925-29 77,4 9,88 78,5 9,881930-34 74,8 9,66 76,6 9,661935-39 70,7 9,30 73,1 9,301940-44 64,6 8,78 67,5 8,781945-49 60,6 8,44 62,7 8,441950-54 57,5 8,22 59,4 8,221955-59 55,0 8,10 56,7 8,101960-64 53,7 8,18 54,4 8,181965-69 52,8 8,19 53,1 8,19

MujeresHombres

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 201

de instrucción y obtienen medidas más precisas de la propensión a formar pareja con

individuos de igual o distinto nivel de instrucción.

TABLA 4.4. Distribución de las parejas según nivel de instrucción y generación de la esposa, España 2001

Fuente: Censo de población 2001, INE

El Cuadro 4.1 presenta la estructura de los modelos aplicados. El modelo de referencia es el

modelo saturado, que supone que no existe relación entre la educación del hombre y la

educación de la mujer y estima un parámetro distinto para cada combinación de niveles de

instrucción. A partir de este modelo se formulan hipótesis sobre la relación existente entre

estas dos variables. En primer lugar se hace una hipótesis de homogamia educativa, que supone

que hay una mayor interacción en las celdas de la diagonal que en el resto de celdas y por lo

tanto que en ellas se concentran más casos de los que cabría esperar en caso de una distribución

Analfabetas/SE Primaria Secundaria I Secundaria IIEstudios

SuperioresTotal

Analfabetos/SE 276825 18580 2526 1228 481 299640Primaria 35094 210544 5409 2352 1413 254812Secundaria I 8272 16927 42118 2380 1244 70941Secundaria II 4823 12917 9205 8679 2109 37733Estudios Superiores 2151 7747 7058 6815 7054 30825Total 327165 266715 66316 21454 12301 693951

Analfabetos/SE 445683 36697 6912 2607 965 492864Primaria 64966 404640 16953 5600 3082 495241Secundaria I 20275 44021 114778 6890 3721 189685Secundaria II 10309 30579 27184 21833 6196 96101Estudios Superiores 3588 16054 19407 17949 22314 79312Total 544821 531991 185234 54879 36278 1353203

Analfabetos/SE 294262 41718 15717 3615 1242 356554Primaria 56110 440753 48684 11626 5318 562491Secundaria I 32145 93001 267274 20379 10092 422891Secundaria II 12540 52283 78885 49286 17866 210860Estudios Superiores 3637 21327 47609 41719 72417 186709Total 398694 649082 458169 126625 106935 1739505

Analfabetos/SE 131296 31135 20726 5437 1618 190212Primaria 32715 355212 90233 29948 9673 517781Secundaria I 25478 111347 401842 70421 26040 635128Secundaria II 9673 57298 146599 129698 59487 402755Estudios Superiores 2277 15376 54434 77899 174834 324820Total 201439 570368 713834 313403 271652 2070696

Analfabetos/SE 54250 18247 15609 6550 1728 96384Primaria 15658 218464 123641 51951 12238 421952Secundaria I 12980 94749 440576 170198 55176 773679Secundaria II 6035 43138 177725 284413 133291 644602Estudios Superiores 1331 6902 39229 106889 252955 407306Total 90254 381500 796780 620001 455388 2343923

1960-69

1920-29

1930-39

1940-49

1950-59

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202 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

aleatoria. Este es el modelo denominado de “quasi-independencia”. Una variación respecto a

este primer modelo de homogamia es el que extiende el ámbito de interacción a los niveles

educativos cercanos que asume que las esquinas, en nuestro caso las celdas [1,2], [2,1] [4,5],

[5,4] tampoco satisfacen la condición de independencia y, por tanto, también deben

diferenciarse del resto. Este modelo se denomina “quasi-independencia más esquinas”. Por

último, el modelo de parámetros de cruce adopta una estrategia distinta para formular hipótesis

sobre la relación entre el nivel de instrucción de los cónyuges. Mide la dificultad de formar

pareja con un cónyuge con nivel educativo distinto, inferior o superior, mediante el cálculo de

parámetros para cada combinación de niveles limítrofes que, por adición, permiten calcular la

distancia existente entre dos cónyuges de cualquier combinación de niveles.

CUADRO 4.1. Estructura de los modelos loglineales utilizados para el análisis de homogamia de las parejas por nivel de instrucción

Fuente: elaboración propia

1 2 3 4 5 1 2 3 4 5

1 1 2 3 4 5 1 1 - - - -

2 6 7 8 9 10 2 - 2 - - -

3 11 12 13 14 15 3 - - 3 - -

4 16 17 18 19 20 4 - - - 4 -

5 21 22 23 24 25 5 - - - - 5

1 2 3 4 5 1 2 3 4 5

1 1 6 - - - 1 - v1 v1v2 v1v2v3 v1v2v3v4

2 7 2 - - - 2 v1 - v2 v2v3 v2v3v4

3 - - 3 - - 3 v1v2 v2 - v3 v3v4

4 - - - 4 8 4 v1v2v3 v2v3 v3 - v4

5 - - - 9 5 5 v1v2v3v4 v2v3v4 v3v4 v4 -

Hom

bres

Mujeres Mujeres

Barreras educativas: Parámetros cruzadosHomogamia: Quasi-independencia + esquinas

Hom

bres

Modelo saturado Homogamia: quasi-independenciaMujeres Mujeres

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 203

TABLA 4.5. G2 y BIC para los modelos de homogamia seleccionados Total Modelo Grados de libertad G2 BIC 1. HC, MC 80 86.743,4 66.400,7 Homogamia 2. HC, MC, HM 64 924,2 216,8 3. HC, MC, HM, DbC 55 208,9 -418,6 4. HC, MC, HM, EbC 51 82,1 -496,1 5. HC, MC, HM, DC, XC 36 108,2 -306,9

Nota; C. Generación (4); H. Nivel instrucción hombres (4); M. Nivel instrucción mujeres (4); D. Parámetros de homogamia (5); E. Parámetros de homogamia más esquinas (9); X. Parámetros de cruce (4); b. Lineal en C

Sobre la base de estos tres modelos de homogamia se realizan diversas aplicaciones,

introduciendo también la variable generación para afinar las hipótesis de relación entre el nivel

educativo del hombre y de la mujer en la composición de las parejas. La Tabla 4.5 presenta los

resultados de esta serie de aplicaciones, de cuyo ajuste informan los estadísticos Likelihood

Ratio (G2) y Bayesian Indicator Criteria (BIC)74. Para ambos indicadores, cuanto menor es el

valor de estos indicadores, mejor es el ajuste y, por tanto, mejor es la capacidad explicativa del

modelo. Los modelos 2 a 5 dan respuesta a la siguiente pregunta: ¿en qué medida las personas

se unen de forma homógama, es decir, con consortes de su mismo nivel de instrucción?

Ninguno de los modelos de ambos bloques tendría razón de ser si, previamente, no se hubiera

comprobado, con el modelo 1, que la condición de independencia no se satisface, es decir, que

el nivel de instrucción de las personas es relevante en la composición de las parejas y, por

tanto, las frecuencias observadas no son simplemente el resultado de la combinación azarosa

entre los individuos. Bajo el supuesto de independencia, la probabilidad de una mujer

analfabeta de unirse con un hombre con estudios universitarios sería exactamente igual a la de

una mujer con estudios universitarios. Pero el deficiente ajuste del modelo 1 (BIC = 66401)

obliga a rechazar dicho supuesto e invita a explorar nuevas formulaciones que expliquen mejor

los datos observados. Se justifica así la razón de ser de los modelos 2 a 5, cuyos resultados son

presentados a continuación para analizar la evolución de los niveles de homogamia educativa y

la vigencia del modelo de hipergamia educativa femenina.

74 G2 es un estadístico de uso común que funciona razonablemente bien para localizar efectos significativos en tablas de contingencia en las que el número de casos no supera los 1.500 (Knoke y Burke, 1980). G2 es proporcional al número de casos, razón por la cual, cuando aumenta el tamaño muestral, este indicador da prioridad a los modelos más complejos, complicando su interpretación sin normalmente aportar información relevante. BIC solventa parcialmente este problema. Para su cálculo utiliza el indicador G2 y los grados de libertad. Se trata de un indicador que mide la eficiencia del modelo al tener en cuenta su capacidad explicativa y los recursos utilizados.

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204 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

El modelo 2 comprueba la siguiente hipótesis: la existencia de una interacción más allá del azar

entre el nivel de instrucción de los hombres y el de las mujeres, la cual se mantiene constante

entre generaciones. Este modelo mejora el ajuste (BIC = 216,8) respecto al modelo de

independencia lo que pone de manifiesto la existencia de una interacción entre los niveles

educativos de ambos cónyuges. No obstante, no se trata de un ajuste satisfactorio según los

estándares estadísticos, motivo por el cual se aplican dos modelos más que permiten valorar el

sentido de dicha interacción.

Los modelos 3 y 4 informan de la intensidad de las uniones homógamas y asumen que existen

diferencias generacionales, es decir, que las generaciones más jóvenes no tratan la educación de

la misma forma que las más antiguas y mejoran notablemente el ajuste75. En términos

substantivos, el modelo 3 indica que, en efecto, existe interacción entre el nivel de instrucción

de los hombres y las mujeres, especialmente en las celdas de la diagonal (D); mientras que el

modelo 4, o de la diagonal más esquinas (E), supone esta interacción en las celdas que agrupan

a las parejas homógamas aplicando una definición más extendida extendida de homogamia

educativa. Además, estos modelos señalan que existen diferencias generacionales. En resumen,

estos modelos indican que existe, más allá del azar, una pauta específica de interacción entre

cónyuges en función de su nivel de instrucción y que, además, esta pauta va cambiando de

generación en generación.

El modelo 4, que es el que obtiene un mejor ajuste (BIC = -496,1), produce un conjunto de

parámetros que evalúan la fortaleza de la diagonal y las esquinas para atraer más allá del azar

observaciones o uniones adicionales. Los valores positivos indican cuantas más uniones hay en

cada celda respecto a los que hubiera habido bajo el supuesto de independencia. Como se puede

comprobar en el Gráfico 4.5, no hay ningún parámetro negativo para ningún nivel y

generación, lo que demuestra, de entrada, que, controladas las desigualdades en la estructura

por nivel de instrucción de hombres y mujeres, existe una propensión clara a formar pareja

dentro del mismo grupo, aunque dicha propensión varíe en función del grupo y generación

considerada. La interacción entre los que no tienen estudios es superior a cualquier otra y se

mantiene más o menos constante por generación. Normalmente, la homogamia educativa en

75 En ambos casos se asume que la variación entre generaciones evoluciona según una tendencia constante de tipo lineal, lo que nos permite ganar grados de libertad, y, consecuentemente, mejorar la eficiencia del modelo. Asumir esta variación constante de tipo lineal ofrece incluso mejores resultados que estimar un parámetro distinto para cada generación, razón por la cual se ha considerado oportuno su obtención.

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 205

las categorías extremas es más alta por la simple razón que tienen limitadas sus opciones

matrimoniales en un único sentido, ascendente o descendente. Sin embargo, este no es el caso

de la interacción entre los hombres y las mujeres con estudios superiores para las tres primeras

generaciones: la interacción entre los más educados aumenta de forma importante de la

primera a la última generación. El grado de homogamia entre hombres y mujeres con estudios

secundarios más allá de la escolarización obligatoria (Secundaria II) presenta unos índices

relativamente bajos, que apenas varían entre generaciones. Este hecho obligaría a reconsiderar

en futuros trabajos la pertinencia de incluir esta categoría educativa en la clasificación de los

niveles de instrucción utilizada. Y, finalmente, la homogamia para los niveles educativos

‘Primaria’ y ‘Secundaria I’ disminuyen al unísono entre las generaciones aunque el grado de

interacción es distinto.

El modelo de parámetros de cruce (modelo 5, BIC = -306,9) proporciona una medida de la

distancia entre grupos educativos que complementa perfectamente la información presentada

en el modelo anterior. El cálculo de los efectos de cruce informa de aquellos niveles educativos

que presentan serios obstáculos a las uniones mixtas. El Gráfico 4.6 muestra los parámetros de

cruce producidos por el modelo 5, que responden a la siguiente pregunta: ¿En ausencia de

homogamia, quién se casaría con quién? ¿Qué dificultades encontrarían los cónyuges para

cruzar una u otra barrera? Los resultados del Gráfico 4.6 deben ser leídos en términos de

probabilidades de cruzar una barrera o de facilidad con la que las personas se unen entre los

distintos grupos educativos. Así pues, cuanto mayor es la probabilidad de cruzar una barrera,

menor es simbólicamente su altura. La probabilidad de una persona sin estudios de unirse con

alguien con al menos estudios primarios es la más baja de todas las transiciones estudiadas,

resultado coherente con la elevada homogamia educativa entre los hombres y las mujeres sin

estudios. Se trata de la barrera más difícil de cruzar, independientemente de la generación que

analicemos. En el otro extremo, la probabilidad de una persona con estudios superiores de

unirse a alguien de menor nivel disminuye, un dato también coherente con el crecimiento de

la homogamia educativa entre los más escolarizados. Por lo que a las barreras entre los grupos

educacionales intermedios se refiere, la probabilidad de cruzarlas es más alta que en los grupos

extremos, sobretodo para las generaciones más jóvenes. Esta elevada permeabilidad entre los

cónyuges con estudios secundarios obligatorios y los cónyuges con estudios secundarios no

obligatorios refuerza la hipótesis de una posible deficiencia de la clasificación de los niveles

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206 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

educativos, en concreto la división de los estudios de secundaria, surgida al detectar los bajos

niveles de homogamia de la categoría de estudios secundarios obligatorios (ver Gráfico 4.4.). En

efecto, si la clasificación distingue de manera algo forzada individuos que, en el práctica, son

difícilmente distinguibles, es lógico observar que la interacción matrimonial entre ellos sea

elevada (es decir que la barrera entre ellos baja).

GRÁFICO 4.5. Parámetros de homogamia por nivel de instrucción y generación, España 20001 (modelo 4)

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE

GRÁFICO 4.6. Parámetros de cruce de las barreras entre niveles educativos, por generación, España 2001 (modelo 5)

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE

0,0

0,5

1,0

1,5

2,0

2,5

3,0

3,5

4,0

Sin Estudios Primaria Secundaria I Secundaria II Estudios Superiores

1920-29 1930-39 1940-49 1950-59 1960-69

0,0

0,1

0,2

0,3

0,4

0,5

0,6

0,7

Sin estudios-Primaria Primaria-Secundaria I Secundaria I- SecundariaII

Secundaria II-EstudiosSuperiores

1920-29 1930-39 1940-49 1950-59 1960-69

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 207

4.3.2. Vigencia de la pauta de hipergamia educativa femenina

Habiendo constatado la tendencia mayoritaria a formar pareja en modo homogámico, la

segunda etapa de este análisis se concentra en las parejas que se constituyen entre hombres y

mujeres de distinto nivel de instrucción. El interés principal respecto a estas parejas radica en

analizar si las pautas de heterogamia masculinas y femeninas son equivalentes. El Gráfico 4.7

presenta las proporciones de hipergamia y hipogamia por sexo de las parejas en las que los

cónyuges no tienen el mismo nivel de instrucción, según la generación del hombre y de la

mujer respectivamente. Estas proporciones muestran que, al igual que las de homogamia, han

variado considerablemente a lo largo del siglo XX. Para las generaciones más antiguas,

anteriores a 1960, se observa un patrón claro de hipergamia femenina según el cual la mayoría

de las mujeres que están unidas con un hombre de distinto nivel educativo lo están con un

hombre de nivel superior al suyo. Es decir, que la proporción de mujeres que han formado

pareja hipergámicamente es superior a la de los hombres que han escogido una mujer con nivel

de instrucción superior. Según este patrón los hombres se casan hipogámicamente y las

mujeres hipergámicamente, configurando una clara diferenciación por sexo.

Sin embargo, el Gráfico 4.7 pone claramente de manifiesto la suavización y superación de este

patrón a partir de las generaciones nacidas en la década de los años 1960s. La reducción de las

proporciones de hipergamia femenina en estas generaciones es notable y las proporciones

llegan a invertirse, hasta el punto que las mujeres nacidas entre 1965 y 1969 están unidas en

mayor medida con un cónyuge de nivel educativo inferior que superior (entre aquellas que

están en unión hipérgama). Esta transformación supone una clara superación del modelo

tradicional y se puede relacionar directamente con la reducción de las diferencias de nivel

educativo entre sexos, que se derivan del proceso de expansión educativa de estas generaciones

españolas. La equiparación de los niveles educativos masculinos y femeninos iguala en cierto

modo las oportunidades de hombres y mujeres de formar pareja con cónyuges de un

determinado nivel. Sin embargo, al igual que se ha procedido en el análisis de la homogamia, es

preciso también aquí preguntarse en qué medida esta pauta de hipergamia educativa femenina

es producto de las diferencias educativas entre hombres y mujeres.

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208 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 4.7. Proporciones de hipergamia y de hipogamia por sexo y año de nacimiento, España 2001

Hombres

Mujeres Fuente: elaboración propia, Censo de Población 2001, INE

Con el fin de controlar el efecto de la estructura educativa, se utiliza de nuevo una serie de

modelos loglineales, que esta vez contrastan hipótesis referidas a la simetría de las pautas

masculinas y femeninas de heterogamia. El Cuadro 4.2 presenta la estructura de los modelo

utilizados, clasificados en dos grupos, los que formulan una hipótesis de simetría entre sexos y

los que formulan la hipótesis contraria, la de la existencia de hipergamia femenina. La

consistencia de los resultados de ambos grupos de modelos y su combinación serán las que

darán robustez al análisis, puesto que ambos ponen el acento en la obtención de parámetros

para evaluar la vigencia de la hipergamia femenina (pareja en la que la mujer tiene un nivel de

instrucción inferior al del hombre) entre las generaciones observadas. La simetría (S)

0%

20%

40%

60%

80%

100%

1920-24 1925-29 1930-34 1935-39 1940-44 1945-49 1950-54 1955-59 1960-64 1965-69

Hipogàmia Hipergàmia

0%

20%

40%

60%

80%

100%

1920-24 1925-29 1930-34 1935-39 1940-44 1945-49 1950-54 1955-59 1960-64 1965-69

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 209

comprueba para aquellas interacciones entre categorías distintas si el orden de las variables

influye. Si existiera simetría, por ejemplo, las celdas [4,5] y [5,4] mostrarían el mismo nivel de

interacción. Para la homogamia educativa, esto significa que la probabilidad de una unión

entre personas con distinto nivel de instrucción es independiente del hecho que sea el hombre

o la mujer el que tenga mayor o menor nivel. Para comprobar, sin embargo, si existe una

tendencia uniforme en uno de los sexos para unirse hacia arriba o hacia abajo calculamos,

siguiendo el ejemplo de Mare (1991), el parámetro de asimetría (P).

CUADRO 4.2. Estructura de los modelos loglineales utilizados para el análisis de hipergamia de las parejas por nivel de instrucción

Fuente: elaboración propia

La Tabla 4.6 presenta los resultados de los cuatro modelos practicados. El primero de ellos, el

modelo 6 asume que las pautas de interacción entre cónyuges son simétricas, que la

probabilidad de una unión entre dos personas con distinto nivel educativo no está afectada por

el hecho de que sea el hombre o la mujer el que tenga mayor o menor nivel. El modelo 7 añade

un parámetro adicional a esta condición: se trata de un parámetro de asimetría que permite una

tendencia uniforme de las mujeres a unirse hacia arriba o hacia abajo (hipergamia o hipogamia,

respectivamente) para todas las combinaciones de niveles educativos (Mare, 1991, p. 22). Tanto

el modelo 6 como el 7 mantienen estos parámetros invariables entre generaciones, razón por la

cual su ajuste no es el más satisfactorio. El modelo 8 mantiene la simetría constante entre

generaciones pero libera el parámetro de asimetría de esta restricción, permitiendo su libre

movilidad entre generaciones. El indicador BIC es altamente sensible a esta ligera

modificación. Con sólo cuatro grados de libertad menos, el BIC pasa de 175 para el modelo 7 a -

183 para el modelo 8, prueba suficiente para demostrar que los parámetros añadidos están

1 2 3 4 5 1 2 3 4 5

1 - 1 2 3 4 1 - - - - -

2 1 - 5 6 7 2 1 - - - -

3 2 5 - 8 9 3 1 1 - - -

4 3 6 8 - 10 4 1 1 1 - -

5 4 7 9 10 - 5 1 1 1 1 -

Hom

bres

Simetría de género Hipergamia femeninaMujeres Mujeres

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210 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

captando importantes transformaciones entre generaciones. El modelo 9 permite también a los

parámetros de simetría variar entre las generaciones, modificación que tiene también

repercusión en el BIC, aunque no tan destacada como la observada entre el modelo 7 y el

modelo 8. Por lo tanto, se puede concluir que la introducción de una hipótesis que supone que

las pautas masculinas y femeninas de heterogamia varían decisivamente en función de la

generación de los cónyuges es totalmente pertinente. En efecto, se han producido cambios

significativos en el modo en el que hombres y mujeres se emparejan con un cónyuge de nivel

educativo inferior o superior.

TABLA. 4.6. G2 y BIC para los modelos de asimetría seleccionados Total Modelo Grados de libertad G2 BIC 1. HC, MC 80 86.743,4 66400,7 Simetría 6. HC, MC, S 70 1.005,8 216,6 7. HC, MC, S, P 69 948,6 175,1 8. HC, MC, S, PC 65 577,2 -182,8 9. HC, MC, SC, PC 25 37,0 -247,0

Nota; C. Generación (4); H. Nivel instrucción hombres (4); M. Nivel instrucción mujeres (4); S. Parámetros Simetría (10); P. Parámetro de Asimetría (1); b. Lineal en C

GRÁFICO 4.8. Parámetros de asimetría de sexo en la heterogamia por generación, España 2001 (modelo 9)

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE

-0,1

0,0

0,1

0,2

0,3

0,4

0,5

0,6

0,7

0,8

0,9

1,0

1920-29 1930-39 1940-49 1950-59 1960-69

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 211

El parámetro de asimetría obtenido mediante el modelo 10 y presentado en el Gráfico 4.8

proporciona una medida sintética pero muy ilustrativa sobre la dirección en la que se han

producido estos cambios. Este parámetro, que está libre del efecto de la distribución marginal

de la tabla y por lo tanto permite la comparación entre generaciones, muestra la tendencia a la

desaparición de la pauta de hipergamia femenina. El parámetro toma valores positivos cuando

las mujeres están unidas sistemáticamente con hombres de mayor nivel de instrucción que ellas

y negativos cuando lo hacen sistemáticamente con hombres menos instruidos. La barrera del 0,

como ocurría con los parámetros de homogamia, indica que no existe una pauta clara de

asimetría por sexo sino que predomina la arbitrariedad. El parámetro pasa de 0,86 para la

generación de la década de los 1920s a –0,02 para la generación de la década de 1960s. De ello

se concluye que la pauta de hipergamia ha perdido vigencia veloz y constantemente entre las

generaciones analizadas, llegándose incluso a invertir el sentido tradicional de la misma en las

generaciones más jóvenes.

4.3.3. La composición educativa de las uniones de los extranjeros

El considerable aumento de los flujos de inmigración extranjera que ha experimentado España

desde mediados de los años 90 introduce la conveniencia de abordar el estudio de la

homogamia educativa teniendo en cuenta también el origen de los cónyuges. Aquí se analiza el

papel que juega el nivel de instrucción en la formación de la pareja de los extranjeros en

España para la generación más joven, la que comprende a las parejas formadas por dos

cónyuges nacidos entre 1960 y 1969.

El censo informa tanto de la nacionalidad como del país de nacimiento de los individuos y de

sus cónyuges. La decisión de identificar a los individuos según su origen a partir de una u otra

de estas dos variables es una decisión delicada76. Por una parte, la nacionalidad se puede

modificar, de manera que, considerando sólo a los extranjeros, podemos dejar de lado a los

inmigrantes nacionalizados e incluir en cambio a los nacidos en España de ascendencia

extranjera. Por otra parte, al considerar exclusivamente el lugar de nacimiento se toman tanto

los españoles nacidos en el extranjero como los inmigrantes extranjeros. Ninguna de las

opciones ofrece una solución perfecta para identificar con rigor a los inmigrantes. Ante esta

76 Ver apartado 1.2.1. dedicado a las fuentes estadísticas

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212 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

disyuntiva, la opción escogida es la de crear cinco grupos de orígenes utilizando las dos

variables simultáneamente. En primer lugar los españoles nacidos en España y en segundo

lugar los extranjeros nacidos en el extranjero, que se agrupan en cuatro categorías regionales:

los países europeos comunitarios (puesto que el censo es de 2001 consideramos sólo los quince

países que formaban parte de la Unión Europea antes de la ampliación al este de 2004), países

europeos no comunitarios77, una selección de países africanos78 y una selección de países

latinoamericanos79 (los más representativos de los flujos de inmigración reciente).

Para abordar el análisis combinado de la composición de las parejas por nivel educativo y

origen de la generación más joven, 1960-69, es preciso conocer de antemano la estructura

educativa de los extranjeros y la composición educativa de sus uniones. La Tabla 4.7 presenta la

estructura educativa según sexo y grupo de origen. En primer lugar, la Tabla 4.7. muestra que

los europeos comunitarios son los extranjeros con un mayor nivel de formación, más incluso

que la de los propios españoles. Por su parte, los europeos no comunitarios y los

latinoamericanos presentan estructuras educativas parecidas entre sí que se distinguen de la

española fundamentalmente por el peso inferior de los universitarios. Finalmente, en el caso de

los africanos, los grupos mayoritarios son los que no tienen estudios primarios y los que sólo

tienen estudios primarios. En lo que se refiere a las diferencias por sexo, es de destacar que sólo

las españolas superan a los españoles en el porcentaje con estudios superiores. En todos los

demás grupos la estructura educativa de los hombres es ligeramente superior que la de las

mujeres del mismo origen (especialmente en el acceso a los estudios universitarios).

En segundo lugar, la Tabla 4.7 muestra la variación de la composición por nivel de instrucción

de las parejas en función del sexo y de la composición por nacionalidad de la unión. La

proporción de uniones con el mismo nivel de instrucción es mayoritaria para todos los grupos

nacionales. Se observan pequeñas diferencias entre ellos, la homogamia educativa es

ligeramente superior entre los europeos, tanto comunitarios como no comunitarios. Las

diferencias más importantes se concentran en la distribución de las parejas heterógamas. Si

bien en el caso de españoles y europeos comunitarios el peso de las uniones donde la mujer es

más instruida que el hombre es superior a la combinación inversa (como resultado de la

77 República Checa, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia, Rumania, Bulgaria, Polonia, Estonia, Letonia, Lituania, Rusia, Bielorusia, Yugoslavia, Ucrania y Croacia. 78 Gambia, Senegal, Marruecos, Nigeria y Argelia 79 Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, República Dominicana y Brasil

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 213

perdida de vigencia del modelo tradicional de hipergamia educativa femenina), en el resto de

grupos predominan las uniones donde la mujer es menos instruida que el hombre.

TABLA 4.7. Estructura educativa de los cónyuges según sexo y grupo de origen, generación 1960-69, España 2001 Fuente: Censo de Población 2001, INE Nota: la composición por nivel de instrucción se ha hecho considerando el origen del hombre

Por otra parte, y relacionando la composición por nivel de instrucción de las parejas con la

composición en relación con otras variables, cabe señalar que la homogamia educativa es más

elevada en las uniones entre dos extranjeros de la misma nacionalidad que en las uniones

mixtas. Por ejemplo, en el caso de los hombres europeos (del grupo de países comunitarios

anteriores a la ampliación), la proporción de homogamia educativa es del 73% cuando están

unidos de forma endógama y sólo del 53% cuando lo están de forma exógama. La heterogamia

educativa aumenta cuando la pareja también es heterógama por origen. Aunque aquí el objeto

de interés es la composición por nivel educativo de las uniones80, sí resulta interesante aclarar

que los grupos estudiados están unidos mayoritariamente de manera endógama (es decir en

parejas con dos cónyuges de la misma nacionalidad) con proporciones que superan el 75%

tanto para europeos no comunitarios como para africanos y latinoamericanos. Sólo los europeos

80 El estudio de la composición por origen de las uniones será abordado en detalle en el capítulo siguiente.

% EspañolesEuropeos

occidentalesEuropeos orientales Africanos Latinoamericanos

Estructura educativa masculinaMenos de primaria 2,8 3,3 5,8 37,6 5,8Primaria 16,6 12,3 12,0 22,7 19,0Secundaria I 34,0 21,1 27,4 14,1 28,3Secundaria II 29,1 29,7 42,1 16,8 31,4Estudios superiores 17,5 33,6 12,7 8,8 15,5Total 100 100 100 100 100

Estructura educativa femeninaMenos de primaria 2,7 4,2 6,0 45,3 6,9Primaria 14,4 13,2 16,1 20,2 18,5Secundaria I 33,9 25,5 27,0 18,0 30,6Secundaria II 27,8 27,9 33,7 10,7 30,2Estudios superiores 21,1 29,2 17,2 5,8 13,8Total 100 100 100 100 100

Composición por nivel de instrucción% Hombre = Mujer 53,5 58,2 66,4 54,7 53,1% Hombre > Mujer 20,4 19,1 18,9 24,3 25,7% Hombre < Mujer 26,1 22,7 14,7 21,1 21,1Total 100 100 100 100 100

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214 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

comunitarios se desmarcan de esta pauta, puesto que sólo un tercio de los hombres y de las

mujeres están unidos con un cónyuge de su misma nacionalidad. Finalmente, es preciso señalar

que se presentan en la Tabla 4.7 sólo las proporciones globales de homogamia, pero que éstas

son susceptibles de variar entre los distintos niveles educativos, siendo presumiblemente los

grupos extremos los que mantengan proporciones más elevadas, como se verá a continuación.

Mediante la aplicación de los modelos loglineales, que ya han sido utilizados para comprobar la

evolución decreciente de la homogamia y la superación de la pauta de hipergamia femenina, se

pretende analizar aquí cómo el origen combinado de los cónyuges afecta i) los niveles de

homogamia y ii) las pautas de heterogamia por sexo de las parejas de las generaciones nacidas

entre 1960 y 1969. La Tabla 4.8 presenta la estructura y el grado de ajuste de la serie de 7

modelos realizados para examinar la relación entre homogamia educativa y origen de los

cónyuges. El modelo de salida es el modelo de independencia que plantea que no existe

relación alguna ni entre los niveles de instrucción de los cónyuges, ni entre los orígenes de los

cónyuges ni entre los niveles de instrucción y los orígenes. Como se ha observado en los

apartados anteriores, tanto el nivel de instrucción como el origen son variables que estructuran

la composición de las parejas, lo que da pie a formular hipótesis sobre las posibles pautas de

interacción entre las pautas de composición según el nivel de educativo y el origen de los

cónyuges. El modelo 2 introduce el elemento de la endogamia. Éste supone que existe una

relación entre el origen del hombre y el de la mujer, concretamente una relación de

endogamia, es decir una preferencia por unirse dentro del propio grupo. En relación con el

modelo de independencia, el ajuste del modelo 2 (BIC = 37.388,2) mejora pero está lejos

todavía de resultar satisfactorio puesto que todavía no se ha introducido ningún elemento para

captar la relación entre niveles de estudios. A partir de aquí se testan, en los modelos 3 y 4 las

hipótesis de homogamia educativa y en los modelos 5 a 7 las de simetría de las pautas

masculinas y femeninas de heterogamia educativa.

En lo que se refiere a los modelos dedicados a comprovar la variación de las pautas de

homogamia educativa según el origen de los cónyuges, se construye de entrada el modelo 3

que, con sólo añadir una hipótesis de homogamia ampliada (quasi-independencia más esquinas)

a la de endogamia que ya contenía el modelo anterior mejora notablemente el ajuste (BIC =

5.655,1). El modelo 4 presenta un ajuste similar ( BIC = 5.459,1) al modelo anterior, pero tiene

la ventaja añadida de estimar un factor que mide la variación en el nivel de homogamia

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 215

educativa de cada combinación de orígenes en relación al de las parejas formadas por un

español y una española (la categoría de referencia). Este factor de variación, también

denominado factor de escala, no es un parámetro que exprese la interacción entre los cónyuges

de nivel educativo equivalente, es decir homógamos, sino como varía esta interacción para

cada combinación de nacionalidades y para cada origen, simultáneamente.

TABLA 4.8. G2 y BIC para los modelos de homogamia educativa y endogamia de origen seleccionados Total Modelo Grados de libertad G2 BIC 1. HO, ML 576 45.381,4 50.074,8 Endogamia 2. HO, ML, Y 571 65.447,2 37.388,2 Homogamia educativa 3. HO, ML, Y, E 562 2.002,9 -5.655,1 4. HO, ML, Y, EOL 538 2.016,5 -5.459,1 Simetría educativa 5. HO, ML, Y, S 561 2.020,6 -5.704,8 6. HO, ML, Y, S, P 560 2.005,2 -5.695,6 7. HO, ML, Y, S, POL 536 1.546,9 -5.486,8

Nota; ; H. Nivel instrucción hombres (4); M. Nivel instrucción mujeres (4); O. Origen hombres (5); L. Origen mujeres (5); Y. Parámetros de endogamia (5); E. Parámetros de homogamia más esquinas (9); S. Parámetros Simetría (10); P. Parámetro de Asimetría (1).

El Gráfico 4.9 representa estos factores que toman valores positivos cuando la homogamia es

más intensa en esa combinación que en la de referencia, y valores fraccionarios cuando la

homogamia es menos intensa. Se observa claramente como los niveles de homogamia educativa

de los europeos, tanto occidentales como orientales, tienden a ser superiores a los de las parejas

formadas por dos cónyuges españoles, mientras que para africanos y latinoamericanos son

claramente inferiores. Además de estas diferencias por origen, el Gráfico 4.9 también permite

apreciar las ligeras diferencias que se observan entre las uniones exógamas y endógamas. Es el

caso, sobre todo, de los latinoamericanos, para los que la combinación entre un español y una

latinoamericana tiende a ser tan poco hómogama como la de dos latinoamericanos, en cambio

la unión entre un latinoamericano y una española resulta ser prácticamente tan homógama

como la de los españoles. En este sentido, cuando los hombres latinoamericanos se unen con

una española, no presentan pautas diferenciadas, en relación a las de los españoles. El caso de

los europeos orientales parece funcionar en el sentido contrario al de los latinoamericanos, sin

embargo este factor debe ser tomado con cautela por el limitado número de uniones de esa

combinación.

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216 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 4.9. Factor de variación de los niveles de homogamia según la composición por nacionalidad de la pareja (referencia = 1), España 2001 (modelo 4)

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE

En lo que se refiere a los modelos dedicados a explorar la variación de las pautas de simetría de

la heterogamia educativa según el origen de los cónyuges, el modelo 5 (BIC = -5.704,8) supone

que las pautas de heterogamia de los hombres y de las mujeres no presentan diferencias

significativas sino que son simétricas. El modelo 6 ( BIC = 5.695,6) corrige la hipótesis de

simetría con un factor de asimetría que introduce el supuesto de la existencia de una pauta de

hipergamia femenina, según la cual las mujeres se casarían con hombres de mayor nivel

educativo que ellas cuando no lo hacen con uno de nivel equivalente. Este modelo obtiene un

nivel de ajuste prácticamente equivalente al anterior de modo que se puede concluir que la

hipótesis de hipergamia no es del todo acertada. Esto concuerda con los resultados obtenidos en

el apartado anterior, en el que el último modelo ofrecía parámetros de hipergamia femenina

para cada generación y revelaba que precisamente para la generación más reciente (la que aquí

se analiza) el parámetro llegaba a ser negativo, revelando una tendencia a la hipogamia. A pesar

de la ineficiencia de introducir un factor de asimetría para mejorar el ajuste del modelo, el

modelo siguiente, el 7, lo mantiene porque, combinándolo con la composición por origen de

los cónyuges, calcula un parámetro de hipergamia para cada combinación y permite analizar la

variación de la pauta de hipergamia por origen.

0,6

0,7

0,8

0,9

1,0

1,1

1,2

1,3

Europeos occidentales Europeos orientales Africanos Latinoamericanos

Endogamia Español-Extranjera Extranjero-Española

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 217

El Gráfico 4.10 muestra los parámetros de asimetría obtenidos. Cuando el parámetro es positivo

indica que las uniones heterógamas tienden más hacia la hipergamia femenina, es decir tienden

a ser formadas por la combinación “hombre más instruido que la mujer”; cuando son negativos,

indican, por el contrario, que predomina la hipogamia femenina. Los resultados, que se refieren

a la generación 1960-69, muestran que la pauta de hipergamia femenina varía según cual se la

combinación de nacionalidades de los cónyuges y el origen de los cónyuges extranjeros. En

primer lugar, muestran que la pauta de hipergamia femenina sigue vigente en las uniones

formadas por africanos y latinoamericanos. Sin embargo, los europeos presentan una clara

superación de este modelo tradicional y el predominio de las uniones formadas por una mujer

más instruida que el hombre es más contundente incluso que en las uniones formadas por dos

españoles (que, como refleja el Gráfico 4.10, superaban por primera vez en la generación de

1960-69 a la combinación contraria).

En segundo lugar, los resultados apuntan diferencias según la composición por nacionalidad y

sexo dentro del propio grupo de origen. En concreto, en el caso de las parejas entre españoles y

extranjeros, el factor de asimetría no es el mismo según si el hombre es el español o si la mujer

es la española. A excepción de las uniones con europeos comunitarios, en las otras tres

combinaciones la asimetría de género en la hipergamia educativa es mayor cuando un español

se une con una extranjera que cuando una española se une con extranjero. Esta diferencia

parece apuntar que en las parejas entre españoles y extranjeros la pauta dominante es que sean

los españoles, con independencia de su sexo, los que tengan un nivel educativo inferior. En el

caso de los hombres podría tratarse de un efecto de selección, por el cual serían sobretodo

individuos con niveles educativos bajos los que se unirían con extranjeras, lo que explicaría que

sus parejas tuvieran mayor propensión a tener mayor nivel de estudios que ellos. Por el

contrario, en el caso de las mujeres españolas, podría suponerse que son ellas las que ejercen

dicha selección escogiendo hombre extranjeros con niveles educativos elevados y, por eso,

poco representativos del conjunto de extranjeros. La relación de edad entre los cónyuges podría

contribuir a caracterizar de manera más precisa estas parejas. El capítulo siguiente, dedicado

íntegramente a la composición de las parejas de extranjeros completará esta primera

aproximación a su caracterización.

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218 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 4.10. Parámetros de asimetría de sexo en la heterogamia según composición por nacionalidad de la pareja, España 2001 (modelo 7)

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE

4.4. Recapitulación: el sistema educativo como mercado matrimonial

A la hora de recapitular los resultados obtenidos en este capítulo resulta conveniente recuperar

las hipótesis que se formulaban al inicio en los siguientes términos: i) la diversificación de la

estructura educativa reforzará la reducción de la homogamia general entre generaciones; ii) los

individuos con estudios superiores escaparán a esta tendencia de reducción y reforzarán la

homogamia de sus uniones; iii) la hipergamia femenina se suavizará ante la revalorización de

los diplomas femeninos y iv) las pautas de homogamia de los extranjeros no serán homogéneas

por sexo y origen. Los resultados obtenidos vienen a confirmar el conjunto de estas hipótesis,

que se demuestran así bien fundamentadas en las referencias teóricas y la evidencia empírica

anterior.

En primer lugar, los resultados muestran que, para todas las generaciones analizadas, 1920-

1969, existe una propensión mayoritaria a formar parejas homógamas. La pareja formada por

un hombre y una mujer de nivel educativo equivalente es el modelo estándar de pareja en

-1,5

-1,0

-0,5

0,0

0,5

1,0

1,5

Europeos occidentales Europeos orientales Africanos Latinoamericanos Españoles

Endogamia Español-Extranjera Extranjero-Española

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 219

España. Dicho modelo ha perdido fuerza durante el siglo XX en un proceso de cambio

generacional remarcable, aunque sigue siendo el modelo dominante. Este cambio es similar al

experimentado por otros países europeos como Francia (Forsé, Chauvel 1995), Irlanda (Halpin,

Chan 2003) o Noruega (Birkelund, Heldal 2003).

En segundo lugar, los resultados prueban, mediante el análisis específico por niveles

educativos, como esta tendencia general a la reducción de los niveles de homogamia esconde

diferencias significativas entre grupos educativos. Los niveles de homogamia entre los

universitarios aumentan significativamente de generación en generación, mientras se reducen

en los grupos de educación inferior. El incremento de la homogamia de los más educados está

relacionada con la extensión del período de formación que tiende a homogeneizar el mercado

matrimonial de los que se mantienen escolarizados (Mare 1991). La homogeneidad de este

mercado de universitarios se refleja también en la composición por edad de las uniones, puesto

que éstas son más homógamas por edad cuando también lo son por nivel de instrucción.

En tercer lugar, hay que considerar los cambios acontecidos en las parejas heterógamas, entre

las que el predominio de la hipergamia femenina ha perdido definitivamente vigencia.

Teniendo en cuenta la reducción de las diferencias educativas por sexo, las uniones en las que

la mujer tiene un nivel de instrucción inferior a la del hombre son cada vez menos frecuentes,

lo que revela un cambio en la pauta tradicional de formación de la pareja. Oppenheimer (1994)

interpreta que la incorporación de la mujer al sistema educativo superior y al mercado laboral

cambia la valoración que de su capacitación tienen ella misma y su cónyuge.

En cuarto y último lugar, el análisis de la interacción entre la composición por nivel de

instrucción y por origen de las parejas expresa que la condición de extranjero altera

significativamente las pautas de composición educativa de las uniones, en relación con las de

los españoles. En el caso de las parejas formadas por los europeos, tanto comunitarios como no

comunitarios, se refuerzan los niveles de homogamia educativa y se supera claramente el

patrón clásico de hipergamia educativa femenina. En cambio, en el caso de los africanos y los

latinoamericanos (más las mujeres como los hombres), sus uniones tienden a ser más

heterógamas y, concretamente, más hipérgamas desde el punto de vista de las mujeres, es decir,

más tradicionales en lo que se refiere a las diferencias de género.

En definitiva, el análisis de la composición por nivel de instrucción de las parejas en España

permite verificar las hipótesis generales que se establecen en el capítulo introductorio de este

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220 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

trabajo y que orientan el conjunto de análisis que éste contiene. De entrada, el análisis llevado

a cabo pone de manifiesto que el nivel de instrucción de los cónyuges constituye un eje claro

del emparejamiento y por lo tanto una de las dimensiones de la homogamia. También confirma

que la composición en relación con una determinada característica (el nivel de instrucción) de

los candidatos a formar pareja, esto es la estructura del mercado matrimonial, tiene su efecto

sobre la composición de las parejas resultante. En el caso de la homogamia educativa el efecto

del contexto es especialmente visible. Como se ha argumentado, la transformación de la

estructura educativa, concretamente su diversificación y la superación de las diferencias de

sexo, son dos elementos que favorecen el cambio de la composición por nivel de instrucción de

las parejas. El contexto es favorable porque refuerza la tendencia a formar parejas heterógamas

(por parte de hombres y de mujeres) y hipérgamas (por parte de las mujeres) que se deriva de

los cambios en la definición de los roles y de los modelos de pareja.

Este es justamente el último punto que plantean las hipótesis generales de este trabajo. La

definición de las preferencias en la selección conyugal está directamente relacionada con el

modelo de pareja dominante en cada momento, el cual, a su vez, deriva de los roles que

hombres y mujeres asumen, respectivamente, en la sociedad y en la familia. Las parejas en las

que ambos cónyuges tienen el mismo nivel de instrucción no son necesariamente parejas que

pueden encajar en un modelo de pareja igualitaria. Así lo demuestra, para las generaciones

nacidas antes de la década de los 1960s, la convivencia de elevados niveles de homogamia

educativa con el predominio de parejas complementarias en las que el hombre era el único que

desempeñaba labores productivas. Sin embargo, para las parejas en las que los dos cónyuges

tienen estudios superiores el modelo de pareja imperante es el igualitario o “dual-earner

couple”, es decir la pareja en la que la especialización de roles ha sido superada (González

2003). De este modo, se puede concluir que la transformación de la estructura educativa

favorece el incremento de parejas homógamas por la parte alta y que, a su vez, este incremento

favorece la consolidación del modelo complementario de pareja.

El efecto de la transformación de la estructura educativa es tan determinante para la evolución

de la composición por nivel de instrucción de las parejas que el análisis de su evolución a lo

largo del siglo XX podría cualificarse de “crónica de una transformación anunciada”. Sin

embargo, si la diversificación de la estructura educativa conlleva la reducción de la

homogamia, es preciso plantearse, de cara a la evolución futura, como influirá en los niveles de

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EL NIVEL DE INSTRUCCIÓN DE LOS CÓNYUGES 221

homogamia la progresiva concentración de la estructura educativa en los niveles superiores.

Como ya se ha observado en los Estados Unidos (Schwartz, Mare 2005), el aumento del

porcentaje de universitarios y el refuerzo de las pautas de homogamia de éstos suponen una

bipolarización del sistema y un aumento de los niveles generales de homogamia. También en

España es posible un de esta naturaleza en la evolución futura de la composición por nivel de

instrucción de las parejas.

Los resultados obtenidos mediante el análisis de la composición por nivel de instrucción de las

parejas de los extranjeros abordan sólo de forma tangencial el asunto de la composición por

origen de estas parejas. La endogamia se ha utilizado aquí como variable explicativa y no como

objeto de análisis. Sin embargo, su estudio específico merece el máximo interés y es de hecho el

principal foco de atención en relación a las parejas formadas por los extranjeros. En el capítulo

siguiente se abordará en detalle este punto mediante un análisis de la composición por origen

de estas parejas con el objetivo de identificar, entre otras, las pautas de endogamia por sexo y

origen. Es preciso destacar que en el siguiente capítulo, la homogamia educativa actuará

recíprocamente como variable explicativa de la endogamia de origen, de tal modo que los

resultados de ambos análisis se alimentarán entre sí y serán valorados de forma conjunta en las

conclusiones generales de este trabajo.

En cualquier caso, y a pesar de la solidez de los resultados, también es necesario reconocer las

limitaciones de un análisis basado en la variable nivel de instrucción. Las limitaciones se

plantean a dos niveles distintos. La limitación de fondo radica en la utilización de esta variable

como operacionalización de la posición de status. Existen elementos para cuestionar, cada vez

más, su valor informativo y su capacidad de caracterización de los individuos según su capital

social, relacional o profesional, en definitiva según su papel en la sociedad. Por otra parte, y

asumiendo su utilización, el análisis de la composición de las parejas ha mostrado que la

categorización de la variable influye sobre los resultados obtenidos. Trabajar con más o menos

categorías y, sobretodo, trabajar con categorías más o menos representativas de diferencias

sustanciales, puede contribuir claramente a sobreestimar o a subestimar los niveles de

homogamia. En concreto, se ha planteado aquí la eventual necesidad de suprimir la

diferenciación entre el nivel de secundaria obligatoria y el de secundaria no obligatoria en

futuras investigaciones. A pesar de que estos elementos no invalidan los resultados obtenidos,

sí llevan a leerlos en modo más crítico y menos definitivo.

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 223

55.. LLAA RREELLAACCIIÓÓNN DDEE OORRIIGGEENN DDEE LLOOSS CCÓÓNNYYUUGGEESS

“Whereas dramatists are fascinated by the power of romantic love in challenging mating taboos, this analysis (of ethnic intermarriage) reveals the unsuspected energy of demographic forces. The marriage melting pot in New York City was fueled by enormous diversity under pressure from a potent ethnic marriage squeeze”.

Robert McCaa 1993, p.231

5.1. Introducción: la endogamia de los inmigrantes

La población de nacionalidad extranjera en España ha aumentado extraordinariamente en la

última década. Según datos del Padrón Municipal de habitantes, ha crecido de 542.314 en 1996

a 4.482.568 en 2007 o, en cifras relativas, del 1,4% al 9,9% del total de la población. Junto con

el crecimiento poblacional, la incidencia de la población inmigrada empieza a ser importante

en la dinámica demográfica, tanto de los propios extranjeros como del total de la población en

España; así se ha señalado para la natalidad (Izquierdo y López Lera, 2003; Delgado y Zamora,

2004; Devolder et al. 2003) o la movilidad interna (Recaño 2002, 2004). Para citar sólo algunas

cifras, en 2004, el 16,2% del total de nacimientos en España eran de padre y/o madre extranjero

y, en el mismo año, el 24,3% de la movilidad interna era protagonizada por extranjeros. En el

ámbito de la nupcialidad, las cifras también son muy elocuentes: la proporción de matrimonios

celebrados en España en los que el marido y/o la esposa es de nacionalidad extranjera era del

4,7% en 1996 y del 14,3% en 2004 según cifras del Movimiento Natural de la Población, que

no incluyen ni los matrimonios celebrados en el extranjero ni las uniones consensuales.

Los importantes flujos de migración internacional han reestructurado los mercados

matrimoniales en España al introducir el origen como un nuevo eje de estructuración o de

segmentación. Esto significa que las parejas no se forman con independencia del origen de los

cónyuges. En este capítulo se aborda el estudio de las parejas formadas por los inmigrantes que

residen en España, es decir sus pautas de emparejamiento. En función de la fuente utilizada, el

censo de población de 2001 o el Movimiento Natural de la Población (MNP), los inmigrantes se

definirán según el lugar de nacimiento o bien según la nacionalidad. Si bien lo que interesa

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224 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

destacar es el origen de los cónyuges y la nacionalidad no resulta siempre un indicador fiable,

cuando se trabaja con los datos del MNP no existe otra alternativa, de modo que en ciertos

casos se considerará la población extranjera como una aproximación a la población inmigrada.

El análisis central de este capítulo se estructura en tres partes. En primer lugar, se realiza una

caracterización de las uniones formadas por los inmigrantes resaltando sus singularidades

demográficas en relación con las uniones entre españoles. En segundo lugar, se estudia el tipo

de uniones que forman los inmigrantes, valorando su particular tendencia a formar uniones

consensuales no matrimoniales. En tercer y último lugar, analiza la combinación de

nacionalidades de los cónyuges, entrando de lleno en el campo de estudio de la homogamia por

origen, esto es de la propensión de los inmigrantes de unirse con cónyuges de su mismo origen.

El análisis descriptivo de estas pautas de emparejamiento se completa con un exercicio

explicativo que se plantea a un doble nivel: el de las características individuales y el de los

factores estructurales. En el primer caso, se consideran las características individuales que

intervienen en la formación de la pareja, mientras que en el segundo caso se consideran las

características de los colectivos, fundamentalmente su tamaño y su equilibrio numérico por

sexo. La combinación de ambos niveles de análisis es habitual en la literatura especializada:

“This study represents our efforts to synthesize intermarriage perspectives, one explaining

intermarriage at the micro level using individual attributes, the other explaining it at the

macro level using aggregated community characteristics” (Hwang, Saenz, Aguirre 1997, p.758).

La presentación de los resultados del análisis va precedida por un repaso de la literatura y de la

presentación de las hipótesis que lo sustentan, así como de una panorámica de las tendencias

recientes de la migración internacional en España y de la caracterización de la población

extranjera.

5.1.1. Teoría y práctica de la composición por origen de las parejas

La literatura anglosajona ha acuñado el término de “intermarriage” para denominar las pautas

matrimoniales de interacción entre grupos sociales de procedencia distinta. En este capítulo se

utiliza el término de endogamia como sinónimo de la homogamia de origen, si bien, como se

ha precisado anteriormente, la endogamia suele referirse a las dinámicas grupales más que a las

opciones individuales y, en cambio, este análisis se mantiene en la perspectiva individual.

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 225

Mediante el estudio de las pautas matrimoniales, la literatura contribuye a la definición de los

ejes de segmentación del mercado matrimonial, a la identificación de las barreras existentes

entre individuos por razón de su origen.

En España, el interés por la formación de la pareja en un contexto migratorio se plantea

inicialmente en el marco de las importantes migraciones internas que protagonizan la dinámica

demográfica durante los primeros 75 años del siglo XX. En efecto, los procesos de urbanización

y éxodo rural, ligados al desigual desarrollo socioeconómico del territorio, generaron

importantes flujos migratorios interprovinciales, que tuvieron un impacto sobre los mercados

matrimoniales tanto de las regiones de origen como de las de destino. Mientras que en las

regiones de origen la relación de masculinidad podía verse alterada si la migración era de

intensidad diferencial por sexo (véase el caso de la sobreemigración masculina gallega), en las

regiones de destino, el mercado matrimonial de los candidatos se diversificaba por origen. Esta

diversificación motivó el interés por analizar las pautas de emparejamiento de los inmigrantes

y descubrir si había una preferencia por los cónyuges del mismo origen. Los resultados

obtenidos muestran como, tanto en general como en el caso específico de la ciudad de

Barcelona, los matrimonios de los nacidos en otra provnicia se formaban con cónyuges nacidos

en la misma provincia en mayor grado del que cabría esperar en condiciones de aleatoriedad, lo

que apunta a la existencia de pautas de endogamia entre los migrantes interiores en España

(Cortina 2004; Esteve, Cortina (en prensa)).

Las pautas de nupcialidad y de emparejamiento de los extranjeros también despiertan interés,

aunque la producción de literatura científica es aún poco importante. La escasez de trabajos

puede atribuirse a la insignificancia que, en términos estadísticos, ha tenido este fenómeno

hasta hace bien pocos años, razón por la cual, los pocos trabajos que existen al respecto son de

corte cualitativo. Los trabajos de Dan Rodríguez (2004, 2006) sobre las pautas de formación de

las parejas del colectivo senegambiano en Cataluña son un buen ejemplo de ello. Por su parte,

el estudio de Miret (2006) es cuantitavo y amplía el universo al conjunto de extranjeros

residentes en Cataluña, pero los trata de manera global distinguiendo sólo entre comunitarios y

no comunitarios. Aunque los resultados sólo se refieren a esta comunidad autónoma, los

resultados de Miret son reveladores, pues apuntan a una menor intensidad nupcial de los

extranjeros en relación con los españoles que podría explicarse porque el registro de

matrimonios no incluye ni a las uniones consensuales ni a los matrimonios celebrados en el

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226 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

extranjero. Los resultados también confirman, por consiguiente, que la ligera recuperación de

los índices sintéticos de nupcialidad en Cataluña no pueden atribuirse en modo alguno, como sí

ocurre con la fecundidad, a la contribución de los extranjeros.

Otros trabajos dedicados a los matrimonios de los extranjeros en España se han realizado desde

la perspectiva de los procesos de agrupación familiar (Devolder et al. 2003) o bien desde el

derecho internacional privado, que se concentra en el riesgo de incremento de matrimonios

blancos o de conveniencia (Adroher Biosca 1996). Por último, son pocos todavía los estudios

que abordan directamente la composición de las parejas de los extranjeros por nacionalidad de

los cónyuges, es decir las condiciones de endogamia de estas parejas. El trabajo de Graciela D.

Sarrible (2007) es una excepción porque está centrado en los matrimonios entre mujeres

latinoamericanas y hombres españoles, una combinación de orígenes especialmente

significativa y con mucha visibilidad social.

La escasez de trabajos en España contrasta con la abundante literatura existente en países con

una mayor y más dilatada experiencia inmigratoria, entre los que destacan los Estados Unidos

(Pagnini, Morgan 1990; McCaa 1993; Qian, Lichter 2001). Lo mismo ocurre en países europeos

de más larga tradición inmigratoria, como Francia, Bélgica y Alemania. En el caso de Francia la

producción sobre los matrimonios mixtos entre franceses y extranjeros es extensa y con una

cierta tradición (Muñoz Pérez 1984, 1996; Filhon Varro 2005; Neyrand M’Sili 2007). Los

estudios son muy rigurosos en cuanto a la definición de extranjero y toman en consideración

también los matrimonios de extranjeros residentes en Francia que se contraen en el extranjero.

También se interesan por los procesos de nacionalización que se derivan del matrimonio con

un francés. En Bélgica (Lievens 1999) y Alemania (González Ferrer 2006) algunos estudios se

han centrado en la importación de cónyuges por parte de los extranjeros, concretamente turcos

y marroquíes, residentes en ambos países europeos. Ante las limitaciones legales a la entrada de

nuevos inmigrantes, la entrada por vía matrimonial se convierte en una de las más accesibles

de modo que, junto con las entradas por reagrupación familiar, la denominada migración

familiar adquiere mayor protagonismo que la migración económica o laboral81.

Como se ha planteado en el capítulo 1, que ofrece un marco de análisis para la formación de la

pareja, la literatura sobre la composición por origen se ha desarrollado sobretodo en el marco

81 “Marriage migration remains one of the major channels of new immigration to Germany nowadays ” (González Ferrer 2006)

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 227

de planteamientos de corte sociológico como el de la asimilación y sus posteriores que buscan

en el grupo los determinantes de las pautas de nupcialidad desarrollos (Pagnini y Morgan,

1990, Portes y Zhou 1993). También se cuentan planteamientos de corte economicista como el

del intercambio social, que recuperan la perspectiva de la racionalidad individual. Ambas

líneas se enriquecen mútuamente pero no son autosuficientes puesto que requieren de la

dimensión estructural que confronta las dinámicas y preferencias grupales e individuales con

las oportunidades reales ofrecidas por el mercado. Desde el campo de la demografía, se ha

introducido este concepto de mercado matrimonial, que supone el instrumento metodológico

esencial para tomar en consideración la estructura de la oferta de candidatos. Como se ha visto,

el mercado es plural y está segmentado social y territorialmente; por lo tanto, da lugar a

submercados de distinto tamaño y en los que la relación de efectivos masculinos y femeninos es

variable. Ambas características, el tamaño del grupo y su relación de masculinidad resultarán

determinantes de las posibilidades de hacer efectivas unas determinadas preferencias o, incluso,

de la propia definición de estas preferencias (Blau et al 1982).

Finalmente, se considera también la distribución territorial de los candidatos, factor

determinante en el caso de los inmigrantes que pueden caracterizarse por presentar pautas de

segregación residencial (Lieberson 191, Massey 1985). Los investigadores se preguntan cuál es

la relación existente entre las pautas de segregación y las pautas de emparejamiento

endogámico, en palabras de Pagnini y Morgan: “Do patterns of endogamy mimic patterns of

residential segregation? ” (Pagnini, Morgan 1990, p.406). Los autores se refieren a la hipótesis

de que, en caso de segregación del grupo inmigrante, la existencia de una pauta endogámica no

se deba sólo a unas determinadas preferencias sino también a un elemento de mercado, puesto

que el mercado local, de proximidad, está formado por candidatos del mismo origen. En el caso

de España, el componente de la segregación residencial tendría menor peso, a tenor de los

resultados obtenidos por los análisis específicos sobre la distribución territorial de los

extranjeros (Malheiros 2002; Bayona 2007). Éstos revelan que los niveles de segregación

residencial de los inmigrantes en las ciudades europeas y específicamente de las ciudades

sudeuropeas son muy inferiores a los registrados por raza y etnia en los Estados Unidos, ámbito

en el que más se ha tratado el impacto de la segregación residencial de determinados grupos

étnicos y/o raciales sobre sus pautas de formación de las parejas (“intermarriage”).

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228 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

5.1.2. Hipótesis de trabajo

De acuerdo con las hipótesis generales planteadas en la introducción de la tesis, se supone que

la composición de las parejas en España guardará una relación con el origen de los cónyuges. La

modificación de la estructura del mercado matrimonial, producida por las pautas de migración

interna e internacional, contribuye al cambio en las pautas de formación de las parejas.

Las pautas de formación en relación con el origen de los cónyuges informan sobre un nuevo eje

de segmentación del mercado. Como es bien sabido, los mercados son plurales y los ejes de

segmentación variados (geografía, grupo social, edad, estado civil, entre otros) pero aquí el

interés se centra en la divisoria que introduce la heterogeneización de la población producida

por el incremento de los flujos migratorios. Además de la dimensión y la segmentación de los

mercados matrimoniales, el análisis considera que su estructura, en cuanto al tamaño y a la

relación de masculinidad, es especialmente determinante para las opciones matrimoniales de

los extranjeros: “It is widely recognized that small groups and groups with skewed sex ratios

are more likely to intermarry because of the limited in-group markets they face.” (Botev,

N.1994, p.468). Por supuesto, también se tiene en cuenta que limitar los mercados

matrimoniales de los inmigrantes a los efectivos de su misma procedencia residentes en España

es una opción reduccionista. En buena medida, sus mercados reales se extienden al resto de

candidatos residentes en España y también a los candidatos de sus propios países de origen, y

esto complica, como veremos a continuación, el análisis de la nupcialidad de los inmigrantes en

España.

En lo que se refiere a la endogamia de las uniones de los inmigrantes, las hipótesis se nutren de

la evidencia empírica de otros países, aunque, como es lógico, ésta no puede trasladarse

miméticamente al estudio de los matrimonios de extranjeros en España, puesto que la casuística

del caso español, e incluso su singularidad con el resto de Europa, obliga a emprender su

estudio con una cierta autonomía y a sentar, en primer lugar, las bases teóricas y metodológicas

propias. El proceso de heterogeneización por origen de la población española es muy reciente,

resultado de la llegada masiva de inmigrantes internacionales. Por este motivo resulta

inadecuado utilizar como referencia sociedades en las que el grado de heterogeneidad por

origen de su población constituye una característica estructural desde hace décadas o incluso

siglos. En el caso de España se da un contexto de apertura del mercado matrimonial a nuevos

candidatos y/o a la fragmentación de este mercado por la delimitación de submercados por

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 229

razón de origen Precisamente en este contexto, que será determinante en el estudio de los

comportamientos de los españoles y los inmigrantes a la hora de formar pareja, reside uno de

los principales intereses de este capítulo.

Hipótesis 1. Los inmigrantes dinamizan el mercado matrimonial español. La dinamización

debería percibirse en el cambio de algunos de los parámetros que caracterizaban a los

matrimonios españoles, tales como el orden de las nupcias, el rito de celebración y, por

supuesto, la composición por origen de los cónyuges.

Hipótesis 2. El mercado matrimonial de los inmigrantes que residen en España es, por una

parte segmentado y por otra transnacional. Por consiguiente la propensión a unirse de forma

endógama es superior a la de unirse en forma exógama.

Hipótesis 3. Los niveles de endogamia de los inmigrantes no son estándares sino que varían

según el sexo y la procedencia.

Hipótesis 4. Detrás de la variación entre sexos y procedencias se encuentra el efecto de la

diferencia en la composición por edad, nivel de instrucción y otras características de los

miembros de cada grupo y la diferencia en la estructura del grupo: tamaño, desequilibrio de

efectivos por sexo, antigüedad, distribución territorial más o menos concentrada o la relación

entre nacionales y nacidos en el extranjero. La literatura plantea que a) aquellas personas cuyo

origen geográfico sea minoritario en el lugar de destino tendrán mayor propensión a unirse con

alguien de distinto grupo que aquellas personas cuyo origen geográfico tenga un peso mayor, b)

la migración diferencial por sexos favorece la formación de matrimonios mixtos (fuera del

grupo de referencia) para el sexo deficitario.

5.2. Migraciones internacionales y población extranjera

Durante la década de los años 1990s, España ha experimentado un importante aumento de los

flujos de inmigración internacional, caracterizado además por la llegada de inmigrantes de

nacionalidades nuevas (Domingo 2004). Arango (2004) señala que la fuerte demanda de trabajo

foráneo es una de las causas de tan espectacular incremento, al mismo tiempo que advierte del

grado nivel de irregularidad de los inmigrantes como resultado de la combinación de esta

demanda laboral con “los cauces angostos para la entrada legal y con la muy limitada eficacia

de los controles de entrada y permanencia” (Arango 2004, p.184). El aumento de la población

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230 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

extranjera explica el interés creciente sobre su análisis, ya que además permite el estudio de su

comportamiento demográfico sin tantos problemas de significación estadística como

anteriormente (Devolder, Domingo 2003). El censo de población de 2001, con fecha de 1 de

noviembre, contabilizó un total de 1.548.581 extranjeros residentes en España. Esta cifra se vió

claramente superada sólo dos años después por el número total de permisos de residencia

vigentes en España el 31 de diciembre de 2003: 1.646.011, lo que supone un incremento del

300% sobre los permisos vigentes a finales del año 1990. Los datos más recientes, los que

proporciona el Padrón continuo a 1 de enero de 2007, cifran los extranjeros en 4.482.568. En

cualquier caso, es preciso tomar en consideración las habituales discrepancias entre fuentes

estadísticas en relación con las cifras de extranjería, que se derivan fundamentalmente de las

dificultades de captación que la irregularidad conlleva (Recaño, Domingo 2006). Así, el Padrón

ha sido una fuente que ha tendido tradicionalmente a sobrestimar la población por las

dificultades de controlar los dobles registros y las bajas por salida hacia el extranjero. Los

mecanismos de depuración de los extranjeros empadronados introducidos en el año 2006, han

contribuido notablemente a superar estas dificultades82.

El Gráfico 5.1 clasifica, a partir de los datos del Padrón de 2007, los extranjeros según el sexo y

el país de nacimiento por agrupaciones continentales. Del gráfico se desprende el importante

peso del colectivo de latinoamericanos, que considerando ambos sexos reunidos, representa ya

un 36% del total de extranjeros, superando incluso al 34% de europeos comunitarios, teniendo

en cuenta que en el 2007 esta agrupación incluye ya a búlgaros y a rumanos. Tras europeos y

americanos, el tercer colectivo en presencia es el de los africanos, que representa un 16% del

total. El resto de europeos y los extranjeros procedentes de Oceania tienen un peso muy poco

importante. El Gráfico 5.1 también muestra claramente que la relación de masculinidad de

cada una de las agrupaciones es distinta, si bien para el conjunto de extranjeros el porcentaje de

hombres es ligeramente superior al de mujeres, con una ratio de 1,12 hombres por cada mujer.

Los americanos son el único grupo que, en su globalidad, aparece feminizado con una ratio de

0,84, lo que representa un 16% más de mujeres que de hombres. Tanto los europeos

comunitarios como los asiáticos, con ratios de 1,12 y de 1,7 respecitvamente, son colectivos

82 La Ley Orgánica 17/2003 introdujo la necesidad de renovación períodica cada dos años de la inscripción padronal para los extranjeros no comunitarios sin permiso de residencia permanente. El proceso de depuración, que pretendía eliminar los falsos empadronamientos así como detectar las bajas padronales, se hizo efectivo por vez primera con los datos del Padrón de 1 de enero de 2006, y supuso la no renovación de 492.000 extranjeros.

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 231

masculinizados pero el caso más extremo es el de los africanos, cuya ratio es de 2,1, lo que

significa que hay dos veces más hombres africanos que mujeres africanas.

GRÁFICO 5.1. Número de extranjeros residentes por continente de nacimiento, España 2007

Fuente: elaboración propia, Padrón municipal de habitantes a 1 de enero de 2007 (datos provisionales), INE

Además del volumen de extranjeros, es interesante conocer tanto la cronología de su llegada

(para saber cuales son los extranjeros más antiguos y los de más reciente llegada), como la

estructura demográfica por edad y sexo de los distintos colectivos. La Tabla 5.1 presenta la

distribución de los 15 colectivos de extranjeros con mayor presencia en el año 2001 según el

año de llegada declarado en el censo. No se trata, pues, de datos de flujo sino de estoc, con los

problemas que esto conlleva83. Según estos datos casi un 65% de los colombianos y los

ecuatorianos habrían llegado a España entre 1991 y 2001. Las otras nacionalidades

lationamericanas presentan una cronología algo menos acelerada, como la argentina, para la

que el mismo porcentaje se sitúa en un 50%, o la cubana, en un 43%, la peruana, 38% y la

dominicana, 34%. Las nacionalidades europeas son más antiguas y habrían llegado de modo

83 Algunos autores han alertado sobre la falta de confianza de la variable año de llegada recogida por el censo por su inconsistencia con los datos de flujo. El año de llegada declarado por los inmigrantes suele ser anterior al real ( a menudo coincide con el año de nacimiento) cuando se comparan las cifras estimadas a partir del censo con las cifras de la estadística de variaciones residenciales o el padrón continuo, especialmente para algunos colectivos, como es el caso de los ecuatorianos.

812158

497837

85624

722543

233373

75863

1395

129809

743829

1210

95767

879517

0

100000

200000

300000

400000

500000

600000

700000

800000

900000

1000000

Unión Europea(27)

Americanos Africanos Asiáticos Europeos nocomunitarios

Oceania

Hombres

Mujeres

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232 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

más escalonado y sólo Rumania y Bulgaria pueden equipararse en ese sentido con los colectivos

latinoamericanos.

TABLA 5.1. Número de extranjeros de las 15 nacionalidades más numerosas por año de llegada, España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de Población 2001, INE

Por lo que se refiere a la estructura demográfica de los extranjeros, el Gráfico 5.2 muestra las

pirámides de edad de la población de nacionalidad extranjera por estado civil y para las cinco

nacionalidades seleccionadas en el año 2001, según los datos del censo del mismo año. La

primera pirámide hace referencia al conjunto de la población de nacionalidad extranjera. En

ella observamos que la mayoría de dicha población se encuentra entre las franjas de edad de 20

a 45 años, es decir, en las edades adultas-jóvenes. A excepción de los británicos, cuya estructura

por edades está más envejecida que la del total de extranjeros e incluso que la del conjunto de

la sociedad española (no representada aquí), la estructura por edades de marroquíes, rumanos,

colombianos y ecuatorianos es, por su juventud, representativa de la del total de extranjeros. Al

tratarse, pues, de una población joven, es susceptible de incidir en el mercado matrimonial.

Antes 1971 1971-1980 1981-1990 1991-1995 1996-1997 1998 1999 2000 2001 TotalMarruecos 5,1 6,3 15,4 16,5 12,4 10,1 12,5 10,8 10,9 244630Ecuador 6,2 7,2 4,0 4,9 5,6 6,4 17,0 26,7 22,1 213965Colombia 5,6 5,6 4,9 6,8 6,0 6,1 13,4 22,6 28,9 158164Reino Unido 10,1 7,8 24,9 16,5 9,2 6,2 7,7 7,1 10,5 94534Alemania 14,2 10,1 19,4 16,4 11,7 7,6 7,8 6,0 6,8 77732Rumania 4,8 6,7 4,2 6,9 6,0 7,6 17,5 24,5 21,8 56873Argentina 7,3 7,3 13,7 10,3 5,9 5,0 8,6 16,1 25,9 47274Francia 14,6 12,5 18,7 15,9 9,2 6,1 7,4 7,4 8,2 46590Portugal 17,3 21,0 25,0 14,5 6,2 3,7 4,2 4,0 4,2 40101Perú 6,1 4,4 8,7 23,6 10,2 8,9 12,0 12,8 13,4 38161Italia 11,7 9,6 16,1 15,7 9,1 6,3 8,0 10,0 13,5 36518Rep. Dominicana 5,7 4,7 12,4 20,7 11,6 10,1 12,4 11,3 11,1 31381China 8,1 6,8 16,0 19,0 11,1 9,2 11,0 8,7 10,1 27214Cuba 7,9 4,8 5,3 14,9 14,2 10,5 14,7 14,3 13,3 25613Bulgaria 7,1 6,6 5,5 7,9 6,2 6,8 15,0 20,2 24,8 25588

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 233

GRÁFICO 5.2. Pirámides de población de nacionalidad extranjera por estado civil y nacionalidad, España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE

El carácter dinámico de los flujos inmigratorios puede alterar fácilmente en pocos años la

relación de masculinidad de los colectivos observados. Por este motivo se comparan las

relaciones de masculinidad calculadas con los datos del censo de 2001 con las calculadas con las

cifras provisionales de población del Padrón Continuo de habitantes a 1 de enero de 2007. La

comparación muestra que durante este período el desequilibrio entre los efectivos masculinos y

TOTAL DE EXTRANJEROS MARRUECOS

REINO UNIDO RUMANÍA

COLOMBIA ECUADOR

14% 10% 6% 2% 2% 6% 10% 14%

0-4

10-14

20-24

30-34

40-44

50-54

60-64

70-74

80-84

90 ó másHombres:

47.678

Mujeres: 46.856

14% 10% 6% 2% 2% 6% 10% 14%

0-4

10-14

20-24

30-34

40-44

50-54

60-64

70-74

80-84

90 ó más

Hombres: 33.655

Mujeres: 23.218

14% 10% 6% 2% 2% 6% 10% 14%

0-4

10-14

20-24

30-34

40-44

50-54

60-64

70-74

80-84

90 ó más

Hombres: 156.352

Mujeres: 88.278

14% 10% 6% 2% 2% 6% 10% 14%

0-4

10-14

20-24

30-34

40-44

50-54

60-64

70-74

80-84

90 ó másHombres:

66.612Mujeres: 91.552

Solteros Casados Separados y divorciados Viudos

14% 10% 6% 2% 2% 6% 10% 14%

0-4

10-14

20-24

30-34

40-44

50-54

60-64

70-74

80-84

90 ó más

Hombres:

Mujeres:

14% 10% 6% 2% 2% 6% 10% 14%

0-4

10-14

20-24

30-34

40-44

50-54

60-64

70-74

80-84

90 ó más

Hombres: 803.516

Mujeres: 745.425

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234 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

femeninos de algunos colectivos se ha suavizado. Concretamente, es el caso de los rumanos,

que han pasado de una relación de masculinidad del 1,4 a una del 1,1, y de los ecuatorianos,

cuya relación en el 2007 también es cercana a 1. Esta evolución se explica por el componente

de la migración familiar. En cambio, el colectivo marroquí se mantiene masculinizado y el

colombiano se mantiene feminizado.

Las relaciones de masculinidad son un elemento clave para estudiar el impacto de los

extranjeros en el mercado matrimonial español y las oportunidades de los extranjeros de

formar pareja dentro de su mismo colectivo. En aquellos colectivos en los que las mujeres son

deficitarias, cabe preguntarse si los hombres contraerán más nupcias con mujeres de otra

nacionalidad residente en España o bien si “importarán” consortes de sus respectivos países.

¿Ocurrirá lo mismo con las mujeres cuando los hombres sean deficitarios? De todas formas, este

tipo de planteamientos debe tener en cuenta que los mercados matrimoniales de los extranjeros

no se limitan a los efectivos de su misma nacionalidad residentes en España. En buena medida,

como se ha dicho, sus mercados reales se extienden al resto de candidatos residentes en España

y también a los candidatos de sus propios países de origen, y esto complica sustancialmente el

análisis de la composición por origen de las parejas en España.

5.3. Resultados

En esta sección se tratan las parejas formadas por al menos un cónyuge extranjero. El análisis

tiene tres objetivos y por este motivo se divide en tres partes. En primer lugar, y antes de

abordar el tema de la composición por nacionalidad de dichas parejas, se lleva a cabo una

caracterización demográfica de los matrimonios de extranjeros entre 1989 y 2005,

considerando variables como el orden de las nupcias y el tipo de celebración, entre otras. En

segundo lugar, y para ampliar el universo de observación de los matrimonios al conjunto de

parejas, se analizan las pautas de cohabitación de los inmigrantes. En tercer y último lugar se

aborda la composición por nacionalidad de las parejas de los inmigrantes para una selección de

colectivos de inmigrantes. El análisis se propone describir las pautas de endogamia por sexo y

nacionalidad e introducir mecanismos de control de los factores individuales y estructurales

que inciden sobre dichas pautas. Es esta última parte dedicada a la composición por

nacionalidad la que aportará elementos esenciales para analizar la segmentación por origen de

los mercados matrimoniales en España.

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 235

El análisis de la endogamia por origen de las parejas en España se hace a partir de tres fuentes

estadísticas distintas: el registro de matrimonios del Movimiento Natural de la Población

(MNP), el registro de nacimientos del MNP y las parejas del censo de población de 2001.

Puesto que las posibilidades y limitaciones de ambas fuentes son distintas, se presentan antes de

empezar el análisis. También los métodos utilizados para controlar los factores tanto

individuales como estructurales que inciden sobre las pautas de endogamia son múltiples

porque la complejidad de las uniones de los extranjeros escapa a la visión proporcionada por

una única fuente estadística. Es necesario, como se ha visto, aprehender la realidad desde

perspectivas distintas y complementarias.

En primer lugar, se utilizan los microdatos del registro de matrimonios celebrados en España

entre 1989 y 2004. La principal ventaja de esta fuente es que nos permite utilizar la pareja

como unidad principal de análisis y abordarla mediante el contraste de las características de los

cónyuges. Sin embargo, la fuente también presenta sus limitaciones. Fundamentalmente,

reduce la observación a los matrimonios celebrados en España, lo que supone excluir aquellos

que se constituyeron en el extranjero (o bien porque los individuos llegaron casados o bien

porque se procuraron el cónyuge en el extranjero) y también a las uniones consensuales, cuya

frecuencia es importante precisamente entre los latinoamericanos (Castro 2001). La no

observación de los matrimonios celebrados en el extranjero afecta particularmente a los

matrimonios de los extranjeros, puesto que, a diferencia de los españoles, una gran parte de

ellos puede haber contraído matrimonio en su país de origen, o bien porque la emigración

familiar se ha producido en dos tiempos y ha incluido un proceso de reagrupación (Aparicio,

Tornos 2005, Lázaro González 2002) o bien porque los extranjeros han encontrado su pareja

con posterioridad a su llegada a España pero en su país de origen.

Es preciso considerar además los incentivos para la formalización propios de las uniones en las

que uno de los cónyuges tiene la nacionalidad española y el otro no, puesto que ésta permite el

acceso al permiso de residencia para aquellos extranjeros que no disponen de él, y reduce el

período de residencial legal y permanente necesario para la obtención de la nacionalidad. Estos

incentivos no ejerciendo en el caso de las uniones entre dos extranjeros no comunitarios, se

corre el riesgo de que estas uniones estén infrarepresentadas en la observación a partir de

uniones formales. Como señala Gabriela Sarrible (2007): “Mientras la política (migratoria) sea

restrictiva, cualquier unión que favorezca la instalación en las sociedades europeas con todos

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236 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

los derechos puede ser elegida como estrategia de migración tanto o más que como forma de

consolidación de una pareja”.

Por último, el MNP sólo permite identificar a los extranjeros por su nacionalidad. Dado que la

nacionalidad es adquirible, no siempre resulta un buen identificador de los inmigrantes

extranjeros y resulta útil disponer de otras variables como el lugar de nacimiento de la persona

o el de sus padres que contribuyan a definir de forma más rigurosa el origen de los individuos.

En el estudio de la endogamia matrimonial, el no contar con el lugar de nacimiento puede

distorsionar la percepción, puesto que la adquisición de la nacionalidad no está desvinculada

del matrimonio; las consecuencias legales del matrimonio en materia de nacionalidad y

extranjería pueden incidir en las propias pautas matrimoniales. Además de la variable de

nacionalidad, los microdatos del MNP permitirán tener en cuenta la edad de los contrayentes,

el número de orden del matrimonio a partir del estado civil anterior de los contrayentes y el

tipo de celebración. A nivel operativo se ha recodificado la variable orden de matrimonio en

sólo dos categorías, “primeras nupcias” cuando ambos son solteros y “segundas y más nupcias”

para el resto de combinaciones de estado civil. Del mismo modo, también el tipo de

celebración ha sido recodificado en “exclusivamente civil” o “religioso” (incluyendo católico y

otras religiones).

En segundo lugar, se utilizan los microdatos del registro de nacimientos, que suponen una

aproximación a las parejas residentes en España a través de su descendencia, aunque por ello

reducen la observación a aquellas que tienen hijos. Desde 1996, esta fuente registra la

nacionalidad de los progenitores de tal manera que es posible caracterizar a las uniones que

procrean según la nacionalidad. El uso de esta fuente resulta atípico en un análisis de las

uniones y se basa en el supuesto razonable de que cada pareja de progenitores constituye una

unión. Incluso teniendo en cuenta los límites de representatividad de estas parejas en relación

con el conjunto de parejas, el registro de nacimientos constituye una fuente más cercana a las

uniones que residen en España que la fuente que registra los matrimonios que se celebran en

España.

Lo mismo ocurre con la tercer fuente utilizada: los microdatos del censo de población de

población de 2001. Éstos presentan tres grandes ventajas respecto al registro de matrimonios

del Movimiento Natural de la Población: i) el censo incluye las uniones consensuales; ii) y los

matrimonios contraídos en el extranjero; iii) e informa del lugar de nacimiento. El análisis se

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 237

circunscribe a las 475.019 parejas heterosexuales, aunque el censo del 2001 ya recoge todas las

parejas con independencia del sexo de sus miembros84. Si bien el censo de 2001 permite

observar absolutamente a todas las parejas residentes en España en el 2001, es importante

señalar el riesgo que existan sesgos de representatividad de estas parejas en relación con todas

aquellas que se hubieran constituido; es decir, hay que medir el posible efecto de la

desaparición por ruptura, defunción o migración de algunas de las parejas. Esta medición se ve

dificultada, además, por la falta de información sobre la duración de las uniones, causada por la

ausencia en el censo de variables como la edad al matrimonio o el año de matrimonio

(existente en el censo de 1991 y desaparecida en el de 2001). Algunos autores resuelven el

riesgo de sesgo seleccionando sólo parejas jóvenes de tal manera que se minimiza la posibilidad

que esas uniones recientes hayan salido de observación (Qian y Lichter 2001). Sin embargo, en

este trabajo, no se ha estimado necesario realizar tal selección por edad puesto que, a excepción

de los británicos, el resto de extranjeros considerados presentan una estructura por edades muy

concentrada en las edades adultas-jóvenes, de tal manera que el posible sesgo queda muy

reducido.

Por otro lado hay que tener en cuenta que las características de los cónyuges se conocen en el

momento del censo y en ningún caso en el momento de iniciarse la unión y/o celebrarse el

matrimonio. Sin embargo, el sesgo que se deriva de esta observación tardía es prácticamente

nulo cuando consideramos las características adscritas, que no son susceptibles de verse

modificadas, y las características adquiridas que varían poco a partir de la edad adulta como el

nivel de instrucción. Sí lo es, por supuesto, cuando se trata de características legales como la

nacionalidad, que es modificable, razón por la cuál se trabaja con la variable país de

nacimiento. Precisamente en la elección de la variable nacionalidad o lugar de nacimiento

reside uno de los puntos clave del análisis. Si el lugar de nacimiento es por definición

invariable, la nacionalidad puede modificarse. Tradicionalmente los estudios sobre

“intermarriage” han preferido el lugar de nacimiento, asignando así a cada individuo una

pertenencia invariable a un grupo de origen de referencia. Este método permite asimismo

incorporar las segundas generaciones al estudio considerando el origen de los padres. También

es habitual encontrar estudios que tomen como referencia la raza o el grupo étnico de los

84 La reforma del Código Civil que autoriza el matrimonio entre individuos de un mismo sexo fue aprobada en el 2005.

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238 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

individuos. En el caso de España, sin embargo, es preciso ceñirse exclusivamente a la definición

del origen de los individuos a partir de su país de nacimiento. El censo no informa ni de su

raza, ni de su etnia, ni de la nacionalidad o lugar de nacimiento de los progenitores, y aunque sí

lo hace del año de llegada a España, como se ha expuesto, esta variable ha tenido que ser

descartada por no ser lo suficientemente fiable.

Con el fin de explicar las diferencias en las pautas de endogamia de los distintos grupos y sexos,

se aplican técnicas estadísticas para establecer la relación existente entre dichas pautas y las

características sociodemográficas individuales, por una parte, y las características estructurales

del grupo, por otra. En el primer caso se recurre a modelos de regresión logística que analizan

la propensión a formar una unión endógama (así como la propensión a formar una unión

consensual) controlando por una serie de variables explicativas. A nivel individual: el lugar de

nacimiento, el nivel educativo, el grupo de edad y la nacionalidad; A nivel de la composición

de la unión: la diferencia educativa entre cónyuges, la diferencia de edad entre cónyuges y el

tipo de unión. En el segundo caso se correlacionan las proporciones de endogamia con tres

variables estructurales obtenidas a partir de los datos del censo de población de 2001 y del

Padrón continuo de 2005: la relación de masculinidad del grupo, el tamaño del grupo y el

porcentaje de nacidos en el extranjero con nacionalidad española del grupo.

En el caso de los modelos de regresión, estos se aplican a los datos de la muestra del 5% de

hogares del censo de población de 2001. Se utilizan todos los individuos que conviven en

pareja, matrimonial o consensual, y se clasifican en función de su país de nacimiento y no de su

nacionalidad. El análisis se aplica a una selección de seis colectivos de extranjeros

representativos de los nuevos y viejos flujos inmigratorios en España, que, conjuntamente con

los ciudadanos españoles, van a constituir el objeto de nuestro análisis. La selección incluye a

los británicos como ejemplo de europeos, a los rumanos como ejemplo de los inmigrantes

recientes de los países del este de incorporados a la Unión Europea en el 2004, a los marroquíes

como nacionalidad africana más importante y con su antigüedad como rasgo distintivo, y

finalmente dos grupos latinoamericanos, colombianos y ecuatorianos, que también

corresponden a los flujos inmigratorios más recientes y cuyas diferencias entre sí nos interesará

poner de manifiesto. En lo que se refiere a las variables independientes incluidas en el modelos,

el “nivel de instrucción” se recodifica en cinco grupos: en primer lugar, los que no tienen

estudios, sean o no analfabetos; en segundo lugar, los que disponen de estudios primarios (con

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 239

un mínimo de 5 años de escolarización); en tercer y cuarto lugar, los que disponen de estudios

secundarios con bachillerato elemental o superior respectivamente (distinción que, según el

calendario académico vigente para las generaciones más jóvenes, se corresponde con la frontera

de la escolarización obligatoria); y en quinto y último lugar, todos los que han alcanzado

estudios superiores, con independencia de la duración y del nivel adquirido, diplomatura,

licenciatura o doctorado85. Es evidente que esta clasificación, que se ha hecho tomando en

consideración el sistema educativo español, podría no ser la más apropiada para algunas de las

nacionalidades extranjeras estudiadas, pero teniendo en cuenta que la declaración del nivel de

instrucción se hace tanto para extranjeros como para españoles de acuerdo con el sistema

educativo español esta recodificación no añade mayor distorsión a la que la propia variable

pudiera presentar. Se crean grupos decenales de edad entre los 30 y los 70 años, agrupando los

menores de esas edades y los mayores. También se construyen variables que proporcionan

información sobre las características de la pareja, el tipo de unión y su composición por edad,

nivel de instrucción. Concretamente se elaboran dos variables categóricas de homogamia, una

educativa y la otra de edad, que clasifican a los individuos en tres categorías, según si tienen la

misma edad o nivel de instrucción, respectivamente, que sus cónyuges, o bien si la tienen

inferior o superior, es decir si se casan “hacia arriba” (hipergamia) o “hacia abajo” (hipogamia).

5.3.1. Parejas de inmigrantes: caracterización demográfica

El Movimiento Natural de la Población sólo registra los matrimonios de los extranjeros que se

casaron en España. Estos matrimonios no son necesariamente representativos, ni en su

composición ni en las características de sus cónyuges, del conjunto de uniones de los

inmigrantes que residen en España. A pesar de eso, en esta sección se realiza una

caracterización de estos matrimonios en clave demográfica con el objetivo de identificar sus

singularidades en lo que se refiere al orden de las nupcias, la edad de los contrayentes y el tipo

de celebración. Puesto que los matrimonios de extranjeros han incrementado

significativamente su peso relativo, estas singularidades podrían tener efecto sobre la

caracterización del total de matrimonios que se celebran en España.

85 Se trata de la misma clasificación que se ha aplicado en el capítulo 4 dedicado a la relación entre los niveles de instrucción de los cónyuges.

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240 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Ante el riesgo de la falta de representatividad de los matrimonios sobre el conjunto de uniones,

se utilizan los datos del censo de población de 2001 para contextualizarlos en el marco de la

formación de la pareja. A tal efecto se analizan las proporciones de hombres y de mujeres que

conviven en pareja a cada edad, independientemente del tipo de unión, en 2001. El Gráfico 5.3

muestra la proporción de individuos que convivían en pareja en España en el 2001 por sexo y

país de nacimiento. Estas proporciones son un buen indicador de las pautas de formación de la

pareja puesto que consideran todas las uniones, con independencia del tipo de unión y del

lugar donde se hayan formado.

GRÁFICO 5.3. Porcentaje de unidos por país de nacimiento, edad y sexo, España 2001

Fuente: elaboración propia, censo de población 2001, INE

Hombres

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49

Mujeres

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49

España Gran Bretaña Rumanía Marruecos Colombia Ecuador

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 241

En el Gráfico 5.3 se aprecian, en primer lugar, las diferencias en las proporciones por edad y

por sexo. De acuerdo con la diferencia tradicional en calendario de entrada en unión entre

sexos, la proporción de unidos antes de los 35 años es siempre más elevada para las mujeres que

para los hombres, para todos los colectivos. En el caso de los españoles, mientras a los 31 años

la mitad de los hombres se encuentran emparejados, la mitad de las mujeres ya lo está a los 29

años. Diferencias parecidas se observan también entre los hombres y mujeres de los distintos

colectivos analizados. En segundo lugar, hay que observar las diferencias existentes entre los

españoles y los nacidos en el extranjero, quienes, tanto hombres como mujeres, presentan

proporciones de convivencia en pareja sistemáticamente superiores a las de los españoles en

edades jóvenes. A partir de las edades adultas, sin embargo, las proporciones de convivencia en

pareja son sistemáticamente más bajas para los hombres y las mujeres extranjeras que para los

españoles. Tratándose de población extranjera sometida a los condicionantes de los procesos

migratorios, hay que valorar la hipótesis de que la baja intensidad en edades adultas sea en

parte el resultado de la salida de observación de parejas en las que uno de los cónyuges reside

fuera de España, pendiente de un proceso de reagrupación familiar.

GRÁFICO 5.4. Proporción de casados que no conviven con su esposo/a según sexo y nacionalidad, España 2001

Fuente: elaboración propia, censo de población 2001, INE

El Gráfico 5.4 permite una aproximación a este fenómeno de los extranjeros unidos cuyo

cónyuge está ausente. En concreto, se representa el porcentaje de individuos que, estando

0

10

20

30

40

50

60

Españoles Totalextranjeros

Reino Unido Rumania Marruecos Colombia Ecuador

%

Hombres Mujeres

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242 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

casados, no conviven con su cónyuge. Por supuesto se trata sólo de una aproximación, puesto

que trabajar exclusivamente a partir del estado civil de casado entraña ciertos riesgos. Por una

parte puede haber casados que hayan roto su unión y por ese motivo no convivan con su

pareja, en una separación de hecho, sin haber cambiado su estado civil. Por otra parte, puede

haber individuos que, sin estar casados, tengan pareja con la que no residen. A pesar de estos

riesgos, los resultados del Gráfico 5.4 son bastante ilustrativos, especialmente en la gran

diferencia que separa las proporciones de cónyuge ausente de los españoles y de los extranjeros.

Mientras que para los españoles esta proporción no alcanza el 5% ni para hombres ni para

mujeres, para el conjunto de extranjeros supera el 20% para las mujeres y el 30% para los

hombres. En efecto, estos porcentajes tan elevados, alejados de los porcentajes de lo que se

podría considerar “ausencia técnica” de los españoles, son indicativos, en buena medida, del

efecto de las trayectorias migratorias sobre la composición familiar. El detalle para las cinco

nacionalidades seleccionadas confirma esta tendencia, revela que son siempre los hombres

casados los que, en mayor medida, viven sin sus esposas, y muestra una vez más la diferencia

existente entre los británicos y el resto de nacionalidades.

A pesar de las muchas uniones que no se formalizan por vía matrimonial, o bien porque son

uniones previas a la migración o bien porque se mantienen como uniones consensuales, la

incidencia del aumento de la población extranjera en España en la composición por

nacionalidad de los matrimonios durante los últimos 15 años es evidente: los matrimonios en

los que por lo menos uno de los cónyuges es extranjero se han multiplicado por 3,5, pasando de

8.945 matrimonios en 1989 a 29.600 en 2005 (del 4% al 14,2%). Como se ha visto en el capítulo

2, los matrimonios de extranjeros son fundamentalmente matrimonios con españoles, en más

de un 70% a lo largo de todo el período. Estos matrimonios mixtos eran mayoritariamente

entre una mujer española y un hombre extranjero el año 1989, mientras que en el 2005 ya son

mayoría los matrimonios entre un hombre española y una mujer extranjera. El incremento de

los matrimonios de extranjeros también ha supuesto un incremento de los matrimonios entre

extranjeros (mayoritariamente de la misma nacionalidad).

El impacto de los matrimonios de los extranjeros sobre el perfil de los matrimonios totales se

nota, en primer lugar, en el orden de las nupcias: si los extranjeros se casan más en segundas

nupcias que los españoles, esto podría explicar, en parte, el incremento de las segundas nupcias

en España. La Tabla 5.2 informa de la distribución de los matrimonios de extranjeros por orden

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 243

del matrimonio y tipo de celebración. Como consecuencia de la aplicación de la ley del

divorcio en 1981, durante los últimos 15 años, se ha doblado la proporción de nupcias de

segundo o más orden en España, que ha pasado del 6,3% del total de matrimonios en 1989 al

13,8% en 200586. Los resultados muestran que las proporciones de segundas nupcias son

superiores en los matrimonios de extranjeros que en los matrimonios entre dos españoles, a lo

largo de todo el período considerado. La combinación que mayor porcentaje presenta es el

matrimonio entre un hombre español y una mujer extranjera, puesto que en el año 2005

alcanza la cifra de un 37, 4%, más del doble del porcentaje del conjunto de matrimonios. En

efecto, los hombres de nacionalidad española se unen con mujeres extranjeras más en segundas

nupcias de lo que lo hacen las mujeres españolas con hombres de nacionalidad extranjera.

TABLA 5.2 Porcentaje de segundas nupcias por nacionalidad de los cónyuges y orden del matrimonio, España 1989-2005

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1989-2005, INE Nota: las segundas nupcias son aquellas en las que como mínimo uno de los cónyuges no es soltero.

Resulta interesante ver como evoluciona la proporción de segundas nupcias según la edad al

matrimonio. El Gráfico 5.5 muestra la proporción de segundas nupcias por sexo, edad al

matrimonio y combinación de nacionalidad de los cónyuges. Por supuesto, los resultados

86 Ver el apartado 2.1.2.4. del segundo capítulo dedicado a la evolución de las segundas nupcias a lo largo del siglo XX en España.

%Ambos

españoles

Hombre español, mujer

extranjera

Hombre extranjero,

mujer española

Ambos extranjeros de

distinta nacionalidad

Ambos extranjeros de

misma nacionalidad Total

1989 6,0 20,4 14,1 29,0 7,5 6,31990 6,2 23,4 14,6 31,8 22,4 6,71991 7,0 24,6 14,7 23,4 22,1 7,61992 7,5 24,3 16,0 29,1 17,5 8,01993 8,1 27,1 14,8 29,2 17,3 8,71994 8,5 28,9 18,5 28,4 17,0 9,21995 8,4 29,6 18,8 30,2 17,6 9,11996 8,7 30,2 18,1 28,8 17,4 9,41997 8,8 33,2 18,5 36,5 25,3 9,51998 8,7 31,2 19,2 33,7 24,8 9,61999 8,6 32,3 19,4 36,8 22,7 9,62000 8,5 32,2 19,3 31,2 20,6 9,42001 9,0 32,8 18,1 33,4 17,2 10,12002 9,5 32,5 18,0 28,8 14,5 10,82003 9,8 34,8 19,8 26,0 14,9 11,72004 10,8 36,7 20,9 28,3 17,2 13,22005 11,4 37,4 20,2 29,1 17,0 13,8

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244 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

muestran que la proporción de segundas nupcias aumenta en todos los casos conforme aumenta

la edad al matrimonio, tanto en hombres como en mujeres. Sin embargo se constata una

diferencia destacable: desde edades muy tempranas, las mujeres extranjeras que se unen con

hombres españoles lo hacen en mayor medida en segundas nupcias comparadas con el resto de

mujeres. A partir de los 24 años la proporción de segundas o posteriores nupcias entre las

extranjeras supera el 20%.

GRÁFICO 5.5. Porcentaje de segundas nupcias por edad y composición del matrimonio, España 2000-2004

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 2000-2004, INE

La distribución por tipo de celebración de los matrimonios registrados en España también varía

en función de la combinación de nacionalidades de los cónyuges. La Tabla 5.3 presenta las

proporciones de matrimonios civiles por año y combinación de nacionalidad de los cónyuges

entre 1989 y 2005. En este año sólo un 27,9% de los matrimonios se formalizaban por la vía

Hombres

0%

20%

40%

60%

80%

100%

18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60

Mujeres

0%

20%

40%

60%

80%

100%

18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60

edad

Ambos españoles Hombre español, mujer extranjera

Hombre extranjero, mujer española Ambos extranjeros

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 245

civil pero en el 2004 son casi la mitad de ellos. Las diferencias de nivel en este caso son muy

destacadas entre los matrimonios de españoles y el resto de combinaciones. Mientras que para

los matrimonios entre españoles la proporción de civil no supera en ningún momento el 30%,

para ninguna de las combinaciones que incluyan extranjeros esta proporción es inferior al 74%.

En todo el período, los extranjeros han sido más propensos al matrimonio civil, de lo que se

puede concluir que su contribución a la expansión del matrimonio civil en España ha sido

importante.

En resumen, el peso de la población extranjera en las segundas nupcias y en los matrimonios

civiles es superior al que se esperaría según el peso que tienen en las cifras globales. Por

ejemplo, en el 2005 el 29% de las segundas nupcias tenían como mínimo un miembro

extranjero, mientras que en las primeras nupcias era sólo el 11,9% del total. En cuanto a los

matrimonios civiles y en el mismo año, el 31% de los matrimonios celebrados por lo civil se

contraían con o entre extranjeros, mientras que sólo el 4,3% de los matrimonios religiosos se

contraían con o entre extranjeros. Por supuesto, la evolución de las segundas o posteriores

nupcias y la del matrimonio por la vía civil están directamente relacionadas, ya que las nupcias

de segundo y más orden se celebran fundamentalmente por la vía de lo civil.

TABLA 5.3. Porcentaje de matrimonios civiles por nacionalidad de los cónyuges, España 1989-2005

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1989-2005, INE

%Ambos

españoles

Hombre español, mujer

extranjera

Hombre extranjero,

mujer española

Ambos extranjeros de

distinta nacionalidad

Ambos extranjeros de

misma nacionalidad Total

1989 17,6 59,3 50,4 72,1 20,7 27,91990 17,8 64,2 52,5 66,4 63,6 28,71991 19,1 68,6 55,5 70,7 66,2 30,71992 18,8 69,0 52,9 75,9 68,9 30,61993 20,1 74,3 57,6 80,3 72,2 32,31994 20,6 73,4 58,3 77,6 67,7 32,61995 20,5 70,7 56,9 75,8 63,1 32,41996 21,0 73,6 57,7 82,3 65,3 32,91997 21,3 75,7 56,5 75,7 64,9 33,41998 21,8 77,1 57,4 76,7 61,0 34,81999 21,6 80,7 58,1 77,9 68,1 35,02000 21,6 78,6 56,7 83,2 63,9 35,32001 23,4 80,1 60,9 81,1 67,8 37,72002 24,7 80,5 62,6 81,2 69,4 40,12003 26,7 84,2 70,5 83,1 76,8 44,32004 29,7 85,6 74,3 84,6 79,9 47,92005 32,0 85,8 74,7 85,0 78,6 39,0

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246 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Hasta ahora se han tratado los extranjeros de forma global, sin distinguir según nacionalidades.

Por supuesto la diversidad de condiciones y de pautas entre los extranjeros es notable. Con el

fin de ilustrar esta pluralidad se analizan en los Gráficos 5.6 y 5.7 la composición por orden de

los matrimonios y los tipos de celebración de una selección de cinco nacionalidades extranjeras

representativas: británicos, rumanos, marroquíes, colombianos y ecuatorianos. En ambos

gráficos se han clasificado los matrimonios según la nacionalidad del marido y se evita

representar la información por duplicado clasificándolos según la nacionalidad de la mujer. El

Gráfico 5.6 presenta, para cada nacionalidad y según el año de matrimonio, una sencilla ratio

que relaciona el número de segundas nupcias con el de primeras nupcias. Cuando el valor es

inferior a 1 indica que el número de primeros matrimonios es superior al de segundos. Este es

el caso tanto para los españoles como para los cinco grupos de extranjeros seleccionados. Sin

embargo la ratio de segundas nupcias es sistemáticamente más alta para los extranjeros con los

españoles, de acuerdo con lo observado en la Tabla 5.2 En lo que se refiere a las diferencias

entre ellos, éstas no son muy claras, y sólo los rumanos presentan ratios cercanas al 1 (cuando

el número de primeras y segundas nupcias es equivalente), si bien son el colectivo más

pequeño (especialmente durante la primera mitad de los 1990s) y por eso también menos

representativo.

GRÁFICO 5.6. Ratio de segundos matrimonios sobre matrimonios de segundo y más orden de las principales nacionalidades por año de matrimonio, Hombres, España 1989-2005

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1989-2005, INE Nota: las segundas nupcias son aquellas en las que como mínimo uno de los cónyuges no es soltero.

0,0

0,1

1,0

1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004

España Gran Bretaña Rumania Marruecos Colombia Ecuador

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 247

Las diferencias entre extranjeros son más notables en lo que se refiere a la práctica del

matrimonio civil. El Gráfico 5.7 presenta las ratios que relacionan el número de matrimonios

civiles por cada matrimonio religioso. Efectivamente, entre 1989 y 2005, sólo los hombres

españoles y británicos87 presentan una ratio inferior a 1 que indica que los matrimonios

religiosos superan a los civiles. El resto de extranjeros, en cambio, y con independencia de la

nacionalidad de su cónyuge, presenta ratios constantemente superiores a 1, que demuestran el

predominio de la vía civil en la constitución de los matrimonios de los extranjeros.

GRÁFICO 5.7. Ratio de matrimonios civiles sobre religiosos de las principales nacionalidades por año de matrimonio, Hombres, España 1989-2005

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1989-2005, INE

Descrito el impacto que la llegada de la población extranjera ha tenido en la evolución global

de las series de matrimonios celebrados en España en los últimos años, a continuación se

analiza el calendario nupcial de la población extranjera en España comparada con el de la

población de nacionalidad española. Para ello, se consideran exclusivamente los matrimonios

del quinquenio 2000-2004, por ser el período en el que se concentra mayor número de casos. El

Gráfico 5.8 muestra la distribución por edad de los cónyuges que se han unido en España entre

2000 y 2004 según el orden de matrimonio y la combinación de nacionalidad de los cónyuges.

Para todas las combinatorias, observamos, primero, que, lógicamente, las segundas y

posteriores nupcias tienen un calendario más tardío y menos concentrado que el de las

87 Los resultados para las mujeres son equivalentes de modo que se presentan aquí sólo las ratios masculinas.

0,1

1,0

10,0

100,0

1000,0

1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

España Gran Bretaña Rumania Marruecos Colombia Ecuador

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248 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

primeras nupcias, tanto para hombres como para mujeres. Segundo, constatamos que las

mujeres se casan a edades más tempranas que los hombres.

En cuanto a las diferencias en función de la combinación de nacionalidad de los cónyuges,

destacan dos aspectos. En primer lugar, el matrimonio con o entre extranjeros modifica

significativamente la distribución por edades al matrimonio observada en los matrimonios

entre españoles, de tal manera que su distribución es menos concentrada que la de estos

últimos, es decir, que la edad modal al matrimonio no tiene una frecuencia tan elevada. En

segundo lugar, descubrimos una notable asimetría por sexo en los matrimonios de españoles

con extranjeros tanto en las primeras como en las segundas y posteriores nupcias, aunque más

acentuada en estas últimas. Las diferencias de calendario entre hombres y mujeres son mayores

en este tipo de matrimonios. Así, los hombres españoles que se casan con extranjeras en

primeras nupcias lo hacen a unas edades más tardías de lo que lo hacen las mujeres españolas

que se casan con extranjeros. Y esta diferencia es aún más importante en las segundas nupcias.

Los españoles que se unen en segundas nupcias con extranjeras son claramente mayores que las

mujeres españoles que se unen en segundas nupcias con extranjeros. En cambio, los extranjeros

y las extranjeras que se unen en primeras nupcias con españoles/as presentan un calendario

prácticamente idéntico. Los resultados obtenidos hasta ahora constatan que los matrimonios de

los extranjeros presentan un calendario nupcial más disperso y, por lo tanto, menos

“normativizado”, especialmente en lo que se refiere a las segundas nupcias. Las diferencias de

calendario entre hombres y mujeres según su nacionalidad se traducen en mayores diferencias

medias de edad entre los cónyuges en las uniones entre españoles y extranjeros. En el capítulo

3 dedicado a la composición por edad de las parejas en España se ha realizado un análisis

detallado de las diferencias medias de edad de las parejas según la composición por

nacionalidad de los cónyuges88. De ese análisis se desprende que la diferencia de edad entre los

cónyuges es mayor en las parejas entre españoles y extranjeros que en las parejas entre

españoles. En especial, los hombres españoles que se casan con una mujer extranjera presentan

una diferencia media de edad mayor que cuando lo hacen con una española. La mayor

diferencia está relacionada con la mayor proporción de segundas nupcias observada para la

combinación de español-extranjera.

88 Ver apartado 3.2.3.2.

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 249

GRÁFICO 5.8. Distribución de los cónyuges por sexo, edad, orden y combinacion de nacionalidad de los matrimonios, España 2000-2004

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 2000-2004, INE

A base de recapitular la caracterización demográfica de los matrimonios de extranjeros en

España es posible establecer un retrato robot del matrimonio de extranjeros por excelencia. En

este caso coincide con la pareja que se ha ido consolidando en el imaginario colectivo y que, sin

que sirva de precedente, el análisis estadístico de las series de matrimonios viene a corroborar.

Si se tiene en cuenta que, entre los matrimonios con extranjeros, la combinación hombre

español-mujer extranjera es la más frecuente, la que presenta una proporción mayor de

segundas nupcias y una mayor diferencia de edad con sus parejas, se identifica una tipología

específica de pareja en la que el hombre es español, la mujer extranjera, él claramente mayor

que ella, y ella muy frecuentemente viuda o divorciada.

Ambos cónyuges españoles

0%

2%

4%

6%

8%

10%

12%

16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60 62 64 66 68 70

Ambos cónyuges extranjeros

0%

2%

4%

6%

8%

10%

12%

16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60 62 64 66 68 70

Españoles/as casados con extranjeros/as

0%

2%

4%

6%

8%

10%

12%

16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60 62 64 66 68 70

Extranjeros/as casados con españoles/as

0%

2%

4%

6%

8%

10%

12%

16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60 62 64 66 68 70

Hombres en primeras núpcias Mujeres en primeras núpcias

Hombres en segundas nupcias Mujeres en segundas nupcias

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250 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

5.3.2. Parejas de inmigrantes: pautas de cohabitación

En el apartado anterior se han analizado exclusivamente los matrimonios celebrados en España

a partir de los datos del Movimiento Natural de la Población. El análisis de las parejas de los

inmigrantes se amplía ahora considerando también las uniones consensuales. En concreto, el

objetivo de este apartado es describir la propensión de los extranjeros a convivir en unión

consensual no matrimonial para identificar las diferencias con la propensión de los españoles.

A tal efecto se utilizan los datos del censo de población de 2001 y se aplica un modelo de

regresión logística que controle las características individuales de los extranjeros para eliminar

cualquier posible efecto de composición.

GRÁFICO 5.9. Distribución de las parejas según tipo de unión, por lugar de nacimiento y sexo de los cónyuges, España 2001

Fuente: elaboración propia, censo de población 2001, INE

El Gráfico 5.9 presenta la distribución de las parejas según el tipo de unión, matrimonio o

pareja de hecho, por sexo y para las cinco nacionalidades seleccionadas. El tipo de unión o

grado de formalización de las uniones se obtiene a partir del estado civil de los miembros de la

pareja. Cuando ambos están casados se infiere que lo están entre sí, mientras que aquellas

parejas que conviven con cualquier otra combinación de estados civiles son consideradas una

unión consensual o de hecho. Los resultados muestran que el porcentaje uniones consensuales,

tanto para hombres como para mujeres, es más elevado entre los cónyuges extranjeros que

entre los cónyuges españoles. Las cinco nacionalidades extranjeras aparecen ordenadas según

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

M W M W M W M W M W M W

%

Unión consensual Matrimonio

España Marruecos Gran Bretaña Rumanía Ecuador Colombia

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 251

sus respectivas proporciones de uniones consensuales sobre el total de unidos. Si sólo el 5% de

los hombres y de las mujeres españoles que conviven en pareja en España en 2001 lo hacen de

forma consensual, este mismo porcentaje supera el 30 % para colombianos y colombianas y el

25% para ecuatorianos y ecuatorianas. Tras estos grupos latinoamericanos se encuentran

valores también relativamente altos como el de los rumanos y los ingleses, siendo los

marroquíes los que presentan proporciones más bajas, aunque siempre superiores a las de los

españoles. No se aprecian diferencias notables entre sexos.

A continuación se plantea en qué medida se explican las mayores proporciones de unión

consensual entre los extranjeros por las diferencias de sus características individuales y de sus

uniones. Con el fin de controlar la composición por las características individuales se aplican

modelos de regresión logística, independientes por sexo, que pretenden explicar la variable

dependiente, la propensión a estar en unión consensual respecto a estar en matrimonio, en

función de una serie de variables explicativas que incluyen tanto características de los

cónyuges como de las uniones. Los modelos se aplican a los individuos que están en unión en el

censo de 2001, clasificados según el país de nacimiento. En la Tabla 5.4 se presenta la

distribución de estos hombres y mujeres según sus características individuales y de sus uniones,

con el objetivo de formular las hipótesis necesarias para la construcción de los modelos de

regresión89. En concreto, la Tabla 5.4 presenta su distribución por edad, nivel de instrucción y

nacionalidad, por la diferencia educativa y de edad entre cónyuges y por nacionalidad. En lo

que se refiere a las características individuales, los británicos y las británicas que conviven en

pareja en España se distinguen del resto de extranjeros aquí considerados por ser los que tienen

un mayor nivel educativo y los que presentan una estructura por edad más envejecida. Ambas

características los distinguen, no sólo en relación con los extranjeros sino también con los

españoles. Los rumanos y las rumanas presentan una estructura educativa muy concentrada en

los niveles básicos y medios, con muy pocos individuos con estudios superiores o sin la

primaria alcanzada. Esta distribución es atribuible, en parte a una estructura por edades muy

concentrada también que anula el efecto de la variación generacional, determinante a efectos

educativos. En esta estructura por edad se percibe un cierto “décalage” por sexo, puesto que la

mayoría de las rumanas están por debajo de los 30 años mientras que la mayoría de los hombres

89 La misma muestra y las mismas variables se utilizan en el apartado siguiente dedicado a las pautas de endogamia de los inmigrantes.

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252 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

se encuentran en la treintena. Se refleja así la diferencia de calendario nupcial entre hombres y

mujeres. La misma diferencia por sexo se observa en el caso de los marroquíes, cuya estructura

por edad no es tan joven como la de los rumanos, y en los casos de los colombianos y los

ecuatorianos, cuyas estructuras sí son extremadamente jóvenes. En lo que se refiere a la

estructura educativa, los hombres marroquíes presentan una dualidad que consiste en tener

proporciones importantes a ambos extremos de la escala educativa. Finalmente, los dos

colectivos latinoamericanos presentan unos niveles educativos relativamente elevados, por

encima de marroquíes y rumanos, con la particularidad que no se observan diferencias entre

hombres y mujeres.

Los colectivos de extranjeros han sido definidos basándose en el país de nacimiento pero la

Tabla 5.4 informa también de su nacionalidad, distinguiendo entre aquellos nacidos en el

extranjero que tienen nacionalidad española y los que no. De forma mayoritaria, los nacidos en

el extranjero no tienen la nacionalidad española, aunque la proporción de

nacionales/extranjeros varía sustancialmente entre colectivos, de acuerdo en buena medida con

la antigüedad de cada uno. El colectivo que presenta una mayor proporción de nacionales

españoles son los marroquíes, con más de un 35% tanto para hombres como para mujeres. Estas

cifras son atribuibles tanto a los procesos de nacionalización de inmigrantes como a la

presencia de individuos nacidos en Marruecos durante el período el protectorado español

(1912-1956), y que por lo tanto que no habrían tenido nunca la nacionalidad marroquí.

En lo que se refiere a la composición por edad de las uniones de los extranjeros, la Tabla 5.4

muestra que la pauta de hipergamia por edad femenina y la recíproca hipogamia por edad

masculina, según la cual las mujeres suelen unirse con hombres mayores, es norma tanto entre

los españoles como entre los extranjeros. En cambio en las diferencias por nivel educativo

entre cónyuges las pautas son menos claras; entre los españoles la opción mayoritaria es la

homogamia, es decir la unión entre dos cónyuges del mismo nivel educativo, y entre las

uniones heterógamas se impone todavía la hipergamia femenina. Esto significa que el 54,2% de

los hombres españoles unidos en 2001 lo están con una mujer de instrucción equivalente, un

26,3% con una mujer de instrucción inferior y un 19,5% con una de instrucción superior.

Entre los extranjeros se observa también el predominio de la opción homógama, pero en

cambio el diferencial por género en las uniones heterógamas es menos claro y varía entre las

distintas nacionalidades.

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 253

De la caracterización de los cónyuges se desprenden las siguientes hipótesis, que fundamentan

los modelos de regresión que se aplican a continuación. Por una parte, la estructura más joven

de los extranjeros, a excepción de los británicos, puede contribuir favorablemente a la mayor

incidencia de la cohabitación. Por otra parte, habiendo constatado las disparidades en materia

educativa, el nivel de instrucción está llamado a jugar un papele distinto según sea el grupo

considerado. Por último, queda por aclarar cuál puede ser el efecto de la mayor heterogamia

educativa y por edad de las parejas de los extranjeros sobre su mayor propensión a formar

uniones consensuales.

La Tabla 5.5. presenta los resultados del análisis de regresión logística, en primer lugar tres

modelos básicos por sexo y en segundo lugar modelos específicos por sexo y origen. Las “odds

ratio” se interpretan como el cambio en la propensión a estar en unión consensual asociado a

cada variable independiente; las “odds ratio” superiores a 1 indican una propensión creciente

de cohabitar mientras que las inferiores a 1 una mayor propensión al matrimonio. Los modelos

1, 2 y 3 informan de las diferencias en la propensión a cohabitar entre colectivos de

extranjeros, sin controlar y controlando por las características individuales y de la pareja. El

primer modelo, tanto en su versión masculina como femenina, confirma las pautas observadas

en la distribución de las parejas por tipo de unión (formal e informal) por país de nacimiento

(ver tabla 1): todos los colectivos extranjeros presentan una probabilidad o riesgo mayor a estar

unidos en unión consensual respecto a no estarlo comparado con la probabilidad o riesgo de los

españoles (que son el grupo de referencia en el modelo). Los hombres y las mujeres

colombianos son los que presentan los valores más elevados, 8,6 y 9,2 respectivamente. Esto

significa que el riesgo de un colombiano a estar en unión consensual es 8,6 mayor que el mismo

riesgo para un español. En el otro extremo, los marroquíes son los que presentan unos valores

más parecidos al de los españoles (1,7). Así, de mayor a menor, los colectivos analizados se

ordenan, tanto para hombres como para mujeres, según sigue: Ecuador, Colombia, Rumania,

Gran Bretaña y Marruecos.

El modelo 2 controla por las características individuales edad, nivel de instrucción y

nacionalidad. La probabilidad a estar en unión de los extranjeros respecto a la probabilidad de

los españoles se reduce para ambos sexos. Los colombianos, seguidos por los británicos y

ecuatorianos presentan los valores más elevados. En estos tres grupos, la unión consensual

entre las mujeres es más común. Para marroquíes y rumanos, las diferencias respecto al grupo

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254 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

de referencia, los españoles, se reducen hasta el punto que dejan de ser significativas. Sólo las

mujeres marroquíes se diferencian de las mujeres españolas de forma significativa, la

probabilidad de estar en unión consensual de las mujeres marroquíes es un 25% menor (0,75)

que la probabilidad de las españolas. De los resultados del modelo 2 se deriva una conclusión

importante: los extranjeros tienen una estructura sociodemográfica más favorable a la unión

consensual (que al matrimonio), puesto que se concentran en unas edades, las más jóvenes, en

las que las proporciones de parejas en unión consensual son más elevadas. Poseer o no poseer la

nacionalidad española también juega un papel importante. Así, tener la nacionalidad española

reduce significativamente, un 29% en los hombres (0,71) y un 32% (0,68) en las mujeres, la

probabilidad de estar en unión consensual respecto a la misma probabilidad entre los

individuos con nacionalidad extranjera. Esto significa que tener la nacionalidad española está

altamente relacionado con formar matrimonio, en detrimento de la unión consensual.

Finalmente, el modelo 3 añade las características de homogamia y endogamia de la pareja, esto

es, la similitud entre los cónyuges respecto a su lugar de nacimiento, nivel de estudios y edad.

A condiciones de composición iguales, los extranjeros presentan unas propensiones a la

cohabitación mucho más parecidas a las de los españoles; se reducen aún más las diferencias

entre grupos comparado con el modelo 2, lo que significa que las características

composicionales de las parejas formadas, como mínimo, por un extranjero son favorables a la

unión consensual y que, por tanto, al controlar por estas características, las diferencias en la

probabilidad de estar en unión consensual respecto a la probabilidad de los españoles se

reducen. En efecto, cuanto más dispares son las características entre los cónyuges, mayor es la

propensión a formar una unión consensual. De todas las características, sin embargo, que el

cónyuge haya nacido en un país distinto a la persona de referencia es el aspecto que es más

favorable a la unión consensual. Los hombres y mujeres que forman parejas mixtas (distinto

lugar de nacimiento) tienen una probabilidad de estar en unión consensual 2,5 veces mayor a

la probabilidad de de los hombres y mujeres que forman parejas endógamas (mismo lugar de

nacimiento). Siendo la exogamia mayor entre los extranjeros (como refleja la Tabla 5.4), es

coherente encontrar que al controlar por este aspecto, los niveles específicos de cada grupo se

reduzcan. En resumen, las parejas que unen a cónyuges de características sociodemográficas

dispares cohabitan más que las parejas donde domina la semejanza de los cónyuges,

especialmente en aquellos casos más excepcionales, en las que la disparidad radica en la menor

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 255

edad y/o menor educación del hombre. Resulta destacable que, en estos terceros modelos,

rumanos y marroquíes, tanto hombres como mujeres, presenten ahora una propensión inferior

que los españoles a convivir en pareja de forma informal. Los niveles observados en el modelo

1 eran atribuibles, pues, a su joven estructura de edad y a la heterogamia de sus uniones.

Colombianos y ecuatorianos siguen, sin embargo, presentando una probabilidad superior a la

de los españoles, mientras que los británicos apenas se distinguen de los españoles en la

formalidad de sus uniones.

Los tres primeros modelos han señalado en qué sentido intervienen cada una de las variables

individuales y de pareja en la propensión a convivir en unión consensual para el conjunto de

colectivos analizados. Los modelos 4 permiten, además, comprobar si cada una de éstas

variables interviene en el mismo sentido para cada uno de los colectivos de extranjeros y

descartar que en los modelos generales el peso mayoritario de los españoles pudiera estar

determinando el efecto de las variables explicativas. Se apuntan algunas diferencias

significativas: en primer lugar, los latinoamericanos presentan propensiones a estar en unión

superiores a las del resto de colectivos a todas las edades, que, considerando la extensión de las

pautas de cohabitación en sus países de origen, apuntan a que la unión consensual no sea

exclusivamente una fórmula de ensayo previa al matrimonio; en segundo lugar, para los

extranjeros el nivel educativo está relacionado positivamente con la probabilidad de estar en

unión, mientras que para los españoles el papel de esa variable es dual, siendo los más y los

menos educados los que presentan valores más elevados.

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256

TABLA 5.4. Características de los individuos que conviven en pareja y de sus parejas, por sexo y lugar de nacimiento de los cónyuges, España 2001

Fuente: elaboración propia, censo de población 2001, INE

% España Gran Bretaña Rumanía Marruecos Colombia Ecuador España Gran Bretaña Rumanía Marruecos ColombiaCARACTERÍSTICAS INDIVIDUALES

Grupo de edades<30 4,8 3,4 34,3 8,0 26,4 33,5 8,0 6,2 48,7 21,2 36,630-39 20,4 19,5 43,8 32,9 41,6 42,8 23,1 20,2 35,3 30,1 38,140-49 22,9 13,8 17,6 30,3 23,3 19,8 23,0 17,1 12,0 26,4 19,150-59 20,0 20,9 3,2 15,0 5,3 3,1 19,4 25,8 2,7 12,8 4,360-69 16,5 24,1 0,8 8,7 2,5 0,5 15,3 20,2 0,8 6,4 1,3>=70 15,4 18,3 0,2 5,1 0,8 0,3 11,2 10,5 0,6 3,0 0,5

Nivel de estudios Menos de primaria 16,4 4,4 8,2 26,6 4,1 8,1 17,8 5,0 9,0 33,6 5,4Primaria 26,7 12,2 16,5 23,2 14,6 21,0 27,7 13,6 16,8 23,7 15,3Secundaria I 26,9 30,9 32,6 20,3 29,2 33,1 28,0 35,3 31,9 20,5 30,9Secundaria II 17,8 28,9 35,9 17,5 33,1 27,2 15,2 30,9 32,3 14,1 33,8Estudios superiores 12,2 23,5 6,8 12,3 19,1 10,5 11,3 15,2 10,1 8,1 14,6

NacionalidadExtranjera 0,2 84,1 94,6 62,7 84,4 97,3 0,1 78,8 95,7 63,2 86,9Española 99,8 15,9 5,4 37,3 15,6 2,7 99,9 21,2 4,3 36,8 13,1

CARACTERÍSTICAS DE LA PAREJADiferencia educativa

Hombre = mujer 54,4 56,0 58,3 46,5 47,3 50,5 54,4 56,0 58,8 47,7 46,0Hombre > mujer 26,3 27,6 20,5 33,8 29,7 26,1 26,4 23,8 19,3 34,2 28,4Hombre < mujer 19,4 16,4 21,3 19,7 23,0 23,3 19,2 20,2 21,9 18,1 25,6

Diferencia de edad Hombre = mujer 29,8 25,5 26,9 17,2 24,0 21,1 29,9 24,9 26,1 16,7 21,2Hombre > mujer 61,6 57,7 57,9 71,8 55,7 61,5 61,5 59,3 61,8 73,8 59,3Hombre < mujer 8,5 16,8 15,2 10,9 20,3 17,5 8,6 15,8 12,0 9,5 19,5

HOMBRES MUJERES

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TABLA 5.5. Características asociadas al hecho de estar en unión consensual (parámetros estimados de un modelo de regresión logística), España 2001

Fuente: elaboración propia, censo de población 2001, INE Nota: * p<0,5 , ** p<0,01

257

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.0,88 ** 2,28 2,00 1,44 1,69 1,08 0,86 ** 0,95 1,00 2,19 ** 1,87 ** 1,18 0,92 ** 2,87 1,41 1,92 ** 1,72 1,59 * 0,84 ** 0,99 0,69 1,95 ** 1,87 ** 1,80 **1,05 2,39 1,27 1,74 ** 1,70 1,84 ** 0,95 0,87 0,58 2,06 ** 1,55 1,90 **1,18 ** 2,11 1,96 2,12 ** 1,41 1,90 ** 1,12 ** 1,15 1,06 2,56 ** 1,06 1,64

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.0,26 ** 0,26 ** 0,44 ** 0,28 ** 0,55 ** 0,55 ** 0,26 ** 0,31 ** 0,31 ** 0,62 ** 0,54 ** 0,67 **0,13 ** 0,12 ** 0,04 ** 0,23 ** 0,38 ** 0,41 ** 0,14 ** 0,13 ** 0,17 ** 0,40 ** 0,53 ** 0,44 **0,08 ** 0,05 ** 0,29 0,14 ** 0,22 ** 0,40 ** 0,07 ** 0,06 ** 0,17 0,19 ** 0,26 ** 0,36 **0,05 ** 0,02 ** 0,00 0,14 ** 0,24 ** 0,59 0,05 ** 0,02 ** 0,45 0,24 ** 0,13 ** 0,39 0,05 ** 0,02 ** 0,30 0,24 ** 0,14 * 0,00 0,06 ** 0,04 ** 0,00 0,20 ** 0,00 0,00

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.0,53 ** 0,43 ** 0,00 0,33 ** 0,39 ** 0,62 0,62 ** 0,48 ** 0,00 0,70 0,28 ** 0,32 **

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.2,58 ** 0,87 4,17 ** 4,38 ** 1,70 ** 2,32 ** 2,06 ** 0,88 2,24 ** 3,01 ** 1,46 ** 2,59 **

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.1,18 ** 0,76 1,87 * 1,03 1,18 1,41 ** 1,26 ** 0,82 1,56 1,62 ** 1,23 1,70 **1,41 ** 1,19 2,65 ** 2,08 ** 0,86 2,19 ** 1,24 ** 1,27 2,77 ** 1,60 ** 1,24 1,61 **

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.1,52 ** 2,29 ** 3,03 ** 1,03 1,33 1,22 1,06 ** 1,74 ** 1,86 * 0,71 * 0,99 1,08 2,05 ** 1,17 2,12 * 1,43 2,03 ** 1,45 ** 2,88 ** 2,20 ** 3,27 ** 1,51 1,99 ** 1,78 **

exp(B)exp(B) exp(B) exp(B) exp(B)Marruecos Colombia Ecuador

exp(B) exp(B) exp(B) exp(B) exp(B) exp(B) exp(B)

M4 MUJERES

EspañaGran

Bretaña Rumanía Marruecos Colombia Ecuador EspañaGran

Bretaña Rumanía

M4 HOMBRES

C. INDIVIDUALESLugar de nacimiento

España ref. ref. ref. ref. ref. ref.Gran Bretaña 2,60 ** 3,15 ** 1,08 2,66 ** 3,24 ** 1,52 **Rumanía 3,62 ** 1,27 ** 0,64 ** 3,30 ** 1,17 0,76 *Marruecos 1,67 ** 1,24 ** 0,49 ** 1,40 ** 0,87 * 0,49 **Colombia 8,58 ** 4,02 ** 1,95 ** 9,19 ** 4,41 ** 2,15 **Ecuador 5,94 ** 2,27 ** 1,14 6,44 ** 2,48 ** 1,44 **

Nivel educativoMenos de primaria ref. ref. ref. ref.Primaria 0,91 ** 0,90 ** 0,89 ** 0,89 **Secundaria I 0,93 ** 0,95 * 0,90 ** 0,88 **Secundaria II 1,11 ** 1,08 ** 1,11 ** 0,99Estudios Superiores 1,17 ** 1,21 ** 1,28 ** 1,15 **

Grupo de edad<30 ref. ref. ref. ref.30-39 0,28 ** 0,27 ** 0,29 ** 0,27 **40-49 0,14 ** 0,14 ** 0,16 ** 0,14 **50-59 0,08 ** 0,08 ** 0,08 ** 0,08 **60-69 0,05 ** 0,05 ** 0,06 ** 0,06 **>=70 0,05 ** 0,05 ** 0,07 ** 0,06 **

Nacionalidad españolaExtranjero-a ref. ref.Español-a 0,53 ** 0,68 **

C. DE LA PAREJAPaís de nacimiento

Mismo ref. ref.Distinto 2,57 ** 2,09 **

Diferencia educativaHombre=mujer ref. ref.Hombre>mujer 1,18 ** 1,26 **Hombre<mujer 1,42 ** 1,27 **

Diferencia de edadHombre=mujer ref. ref.Hombre>mujer 1,51 ** 2,83 **Hombre<mujer 2,03 ** 1,06 **

HOMBRES MUJERES

exp(B)exp(B)exp(B)exp(B) exp(B)exp(B)M1 M3M2 M3 M1 M2

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258 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

5.3.3. Parejas de inmigrantes: pautas de endogamia

La composición de las parejas por origen constituye uno de los puntos de interés específico de

esta tesis doctoral. En concreto se analiza aquí la propensión de los extranjeros a unirse con un

cónyuge de su mismo origen, es decir, a unirse de forma endógama. Este objetivo último

requiere, en primer lugar, dar cuenta de la información disponible a partir de las distintas

fuentes estadísticas y, en segundo lugar, analizar los elementos determinantes de la endogamia.

De este modo, lo primero que se hace es comparar la composición de los matrimonios (registro

de matrimonios) con la composición de las parejas de padres (registro de nacimientos) y con la

composición de las parejas censadas (censo de población de 2001). A continuación se realiza un

doble análisis explicativo de las pautas de endogamia observadas, controlando tanto las

características individuales como los factores estructurales.

La Tabla 5.6 presenta, a partir de las tres fuentes estadísticas analizadas, la distribución de las

uniones que incluyen por lo menos un cónyuge extranjero según las nacionalidades de los

cónyuges. Resulta interesante leer la información que proporciona la tabla a tres niveles: la

variación de los resultados obtenidos según la fuente utilizada, las diferencias entre los distintos

colectivos, y las diferencias por sexo. El registro de matrimonios informa de con quién se casan

los extranjeros, el registro de nacimientos de con quién tienen hijos y, finalmente, el censo de

con quién están unidos. A modo de síntesis, y a partir de la Tabla 5.6, el Gráfico 5.10 presenta

las proporciones de endogamia para cada colectivo en función de las tres fuentes. Los

porcentajes de endogamia de los matrimonios que se han constituido en España entre 1989 y

2004 son sistemáticamente más bajos que los de las uniones que han tenido hijos entre 1996 y

2004 y las registradas por el censo de 2001. Esto significa que los matrimonios que los

extranjeros celebran en España no son representativos del conjunto de sus uniones.

El registro de matrimonios ofrece las proporciones de hombres y mujeres, respectivamente, de

cada nacionalidad que se han casado en España entre 1989 y 2004 con un compatriota, con un

español y con otro extranjero de distinta nacionalidad. El registro de nacimientos ofrece la

distribución de hombres y mujeres de cada nacionalidad extranjera que han tenido un hijo en

España entre 1996 y 2004 en función de la combinación de nacionalidades de ambos

progenitores: dos extranjeros de la misma nacionalidad, dos extranjeros de distinta

nacionalidad o bien un extranjero y un español. Estas proporciones informan sobre con quién

tienen hijos los extranjeros en España. A excepción de los británicos, la mayoría de las parejas

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 259

de progenitores son parejas endógamas. La diferencia entre las proporciones obtenidas a partir

del registro de matrimonios y el de nacimientos apunta la distancia entre las uniones que se

constituyen en España y el conjunto de las uniones que residen en el país. En este sentido, el

censo de población permite conocer mejor la composición de estas uniones en su conjunto, sin

el posible sesgo introducido por el hecho de analizar exclusivamente a aquellas que tienen

hijos. El censo de 2001 ofrece las proporciones de hombres y mujeres, respectivamente, de cada

una de las 5 nacionalidades analizadas que están unidos con un compatriota, con un español

(diferenciando entre los españoles nacidos en España y los españoles nacidos en el extranjero) o

con otro extranjero (diferenciando entre aquellos que han nacido en el mismo país y los que

no). Los datos indican que los extranjeros están unidos, fundamentalmente, con cónyuges de su

misma nacionalidad, formando por tanto uniones endógamas. Las proporciones de endogamia

varían de manera sustantiva entre grupos: Rumanía presenta, para ambos sexos, proporciones

de endogamia que, en el 2001, superan el 90%. Después de los rumanos, las proporciones más

elevadas son las de los latinoamericanos, mientras que marroquíes y británicos presentan las

proporciones más bajas, por debajo del 70% los primeros y del 60% los segundos. A esta

variación por origen se añaden diferencias importantes por sexo en algunos de los grupos

estudiados, fundamentalmente entre los británicos, los ecuatorianos y, sobretodo, los

colombianos. En estos tres casos los hombres están unidos de forma endógama en mayor

proporción que las mujeres.

A diferencia de las otras dos fuentes, el censo ofrece la posibilidad de ir más allá de la

nacionalidad y contrastarla con el lugar de nacimiento. De esa manera es posible explorar la

heterogeneidad de las parejas llamadas mixtas, es decir entre un español y un extranjero. Se

trata, en definitiva, de identificar i) parejas formadas por cónyuges de la misma nacionalidad

que nacieron en países distintos y ii) parejas con cónyuges de nacionalidad distinta que

esconden una naturaleza endógama porqué el país de nacimiento es idéntico. La presencia de

las uniones falsa o veladamente endógamas es insignificante para el conjunto de nacionalidades

seleccionadas, británicos, rumanos, marroquíes, colombianos y ecuatorianos. Sin embargo, es

importante para algunos colectivos latinoamericanos muy expuestos al proceso de

nacionalización (Ecuador y Colombia escapaban todavía a la dinámica de nacionalización

masiva en el 2001, por su llegada aún reciente). Por ejemplo, en el caso de los hombres

dominicanos, al 55% de endogamia hay que añadir un 24,4% de dominicanos unidos con

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260 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

españolas nacidas en el extranjero (muy probablemente en la misma República Dominicana), lo

que da un valor real de endogamia del 79,4%. En este ejemplo concreto, el elevado porcentaje

de dominicanos unidos con españolas de origen dominicano podría explicarse por la llegada

anticipada de las mujeres dominicanas que habrían adquirido antes la nacionalidad española.

También las uniones entre dos extranjeros pueden estar subestimando la endogamia puesto que

dos extranjeros de distinta nacionalidad pueden compartir el mismo origen. Este es el caso,

claramente, de los argentinos, tanto hombres como mujeres, que están unidos en un 4,8% y un

6,1% respectivamente con un extranjero que no es argentino pero que ha nacido en Argentina.

Se trata fundamentalmente de argentinos que han obtenido la nacionalidad italiana gracias a su

ascendencia con el fin de facilitar su entrada a Europa. Bajo este supuesto, los porcentajes de

endogamia estricta de un 58% de los hombres argentinos pasarían a un porcentaje de

endogamia real de 70,4%, y de un 50,3% a un 67% para las mujeres.

Finalmente es importante destacar otro foco importante de subestimación de las parejas

endógamas de los extranjeros en España: los elevados porcentajes de extranjeros que se

registran en el censo como casados pero que no conviven con su cónyuge, porque el cónyuge

esta ausente. Aunque, como se ha dicho, una parte de ellos puedan corresponder a separaciones

de hecho, otra parte importante es atribuible a migraciones familiares no completadas o

pendientes de reagrupación. Está claro que estas uniones temporalmente separadas, y que por

consiguiente no figuran en el censo, de figurar en él sería de carácter endogámico, puesto que

podemos presumir que en la mayoría de casos el cónyuge ausente es del mismo país de origen.

En resumen, la Tabla 5.6 y el Gráfico 5.10 muestran como los niveles de endogamia varían

entre colectivos y son sistemáticamente más elevados entre los hombres que entre las mujeres,

tanto en las uniones del censo, como en las parejas de progenitores como en los matrimonios

recientes. A excepción del caso marroquí, las tres fuentes ofrecen resultados consistentes en lo

que se refiere al orden de los países según su nivel de endogamia, si bien difieren en los niveles

alcanzados.

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TABLA 5.6. Composición de las uniones por sexo y nacionalidad, según tres fuentes estadísticas, Censo de población de 2001, Registro de matrimonios 1989-2005 y Registro de nacimientos 1996-2005, España Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, Movimiento Natural de la Población 1989-2005, INE

261

%Misma

nacionalidad

Español nacido en España-

Extranjero

Español nacido en el extranjero-Extranjero

Ambos extranjeros de distinta

nacionalidad pero mismo país nac.

Ambos extranjeros de distinta

nacionalidad y país de nac. Total

HOMBRESGran Bretaña 71,7 20,9 1,2 0,3 6,0 100Rumanía 90,6 6,8 0,8 0,0 1,9 100Marruecos 77,0 17,4 3,3 0,1 2,2 100Colombia 87,1 6,5 2,6 0,3 3,5 100Ecuador 93,3 2,7 1,4 0,0 2,6 100Otros 55,5 30,1 5,0 1,4 8,0 100

MUJERESGran Bretaña 72,1 22,3 1,1 0,2 4,2 100Rumanía 92,4 5,5 0,8 0,0 1,4 100Marruecos 79,2 13,5 5,3 0,1 1,9 100Colombia 62,0 30,1 2,0 0,1 5,7 100Ecuador 87,1 8,8 1,1 0,1 2,9 100Otros 51,0 34,8 5,9 1,3 7,0 100

CENSO 2001

Misma nacionalidad

Español-Extranjero

Ambos extranjeros de

distinta nacionalidad Total

Misma nacionalidad

Español-Extranjero

Ambos extranjeros de

distinta nacionalidad Total

13,8 78,1 8,1 100 39,0 48,0 13,0 10049,1 46,8 4,2 100 88,8 8,1 3,1 1009,5 86,1 4,4 100 82,5 15,6 1,9 10049,8 47,0 3,2 100 79,9 13,4 6,7 10071,1 23,8 5,1 100 91,1 5,7 3,2 10016,1 74,3 9,6 100 51,0 37,5 11,5 100

24,5 62,7 12,8 100 42,5 47,8 9,7 10044,8 51,9 3,3 100 83,6 13,4 3,0 10013,0 81,5 5,5 100 82,7 15,3 2,0 10024,5 71,7 3,9 100 51,3 42,1 6,6 10047,7 47,3 5,0 100 81,0 14,8 4,2 10016,7 74,0 9,3 100 47,9 41,8 10,3 100

MNP-Matrimonios (1989-2005) MNP-Nacimientos (1996-2005)

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262 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 5.10. Proporciones de endogamia por sexo y nacionalidad, según tres fuentes estadísticas, Censo de población de 2001, Registro de matrimonios 1989-2005 y Registro de nacimientos 1996-2005, España

Hombres

Mujeres Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, Movimiento Natural de la Población 1989-2005, INE

A pesar de las ventajas del censo de población para la captación de la composición por origen

de las uniones, esta fuente carece del sentido dinámico que sí ofrece el registro de matrimonios.

Por este motivo, y a pesar del subregistro de los niveles, se calculan las proporciones de

endogamia de los distintos colectivos a partir de sus matrimonios en tres períodos sucesivos

entre 1989 y 2004. El Gráfico 5.11 presenta las proporciones de hombres y mujeres casados con

un cónyuge de su misma nacionalidad, formando matrimonios endógamos. Al margen de las

diferencias existentes entre grupos, que como se ha visto en algunos casos (especialmente el

marroquí) se deben más a la naturaleza de la fuente que a diferencias reales de

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

Gran Bretaña Rumanía Marruecos Colombia Ecuador Otros

%

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

Gran Bretaña Rumanía Marruecos Colombia Ecuador Otros

%

MNP-Matrimonios MNP-Nacimientos CENSO

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 263

comportamiento, los resultados muestran un claro aumento durante el período 1989-2004 para

los cinco grupos estudiados y para ambos sexos. A medida que el grupo crece en tamaño, la

posibilidad de unirse dentro de su mismo grupo aumenta y esto podría muy bien explicar el

aumento de las proporciones de endogamia. El aumento de las proporciones de endogamia ha

ido en paralela con la explosión de los flujos de inmigración extranjera en España. Es lógico

pensar que un proceso no esté desvinculado del otro, puesto que el crecimiento del número de

extranjeros aumenta directamente su mercado matrimonial y constituye una fuente directa de

llegada de nuevos candidatos. En el caso de que, efectivamente, un contexto de flujos

inmigratorios intensos favoreciera el incremento de las proporciones de endogamia (McCaa,

Esteve y Cortina 2006), esta tendencia creciente podría cambiar cuando el curso del proceso

inmigratorio se ralentice o altere.

GRÁFICO 5.11. Proporciones de endogamia por nacionalidad, sexo y año de matrimonio, España 1989-2004

Hombres

Mujeres

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 1989-2004, INE

0

10

20

30

40

50

60

70

80

Gran Bretaña Rumanía Marruecos Colombia Ecuador Otros

%

0

10

20

30

40

50

60

70

80

Gran Bretaña Rumanía Marruecos Colombia Ecuador Otros

%

1989-1994 1995-1999 2000-2004

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264 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

5.3.3.1. Factores individuales

Tras haber analizado la composición de las uniones de cinco colectivos de extranjeros en

España a través de distintas fuentes estadísticas y haber identificado las diferencias en las

proporciones de endogamia de los distintos grupos y sexos, se trata de analizar en qué medida

las diferencias observadas están relacionadas con las características de los cónyuges y de sus

uniones. De acuerdo con la hipótesis 4 formulada al inicio de este capítulo, la composición

sociodemográfica de los extranjeros presenta diferencias con la de los españoles y esta

diferenciación podría incidir sobre la propensión a formar uniones endógamas. Con el

propósito de identificar este posible efecto de composición, se utilizan modelos de regresión

alrededor de la variable dependiente “estar unido con un cónyuge nacido en el mismo país en

lugar de con un cónyuge nacido en un país distinto”, y que incorporan como variables

explicativas las características de los cónyuges (lugar de nacimiento, nacionalidad, edad y nivel

de instrucción) y las características de sus uniones (homogamia educativa, homogamia por

edad y tipo de unión). Un ejercicio equivalente se ha realizado en el apartado 5.3.2. para

analizar la propensión a formar uniones consensuales en lugar de matrimonios. En ese caso, la

mayor juventud de los extranjeros era un elemento determinante de las mayores proporciones

de cohabitación observadas entre los extranjeros, de tal modo que, una vez estandarizadas por

edad, las diferencias entre las proporciones de los extranjeros y las de los españoles se reducen

considerablemente (ver Tabla 5.4 y Tabla 5.5). En este caso se plantea el efecto que la juventud,

la mayor o menor instrucción y la heterogamia de las uniones puede tener sobre la propensión

a formar una unión endógama.

El análisis se realiza con los datos del censo de población de 2001, por ser, como se ha visto en

la comparación de fuentes estadísticas, el que más fielmente refleja los niveles de endogamia y

por ser la fuente que ofrece información sobre las características de los cónyuges. Se

seleccionan los hombres y mujeres que están en unión en el 2001. La Tabla 5.7 presenta los

resultados del análisis de regresión logística: en primer lugar, tres modelos básicos por sexo y,

en segundo lugar, modelos específicos por sexo y origen. Las “odds ratio” se interpretan como

el cambio en la propensión a estar en una unión endógama asociado a cada variable

independiente; las “odds ratio” superiores a 1 indican una propensión creciente a la endogamia

mientras que las inferiores a 1 una menor propensión a formar unión dentro del propio

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 265

colectivo. El primer bloque de modelos (modelos 1, 2 y 3) informa de las diferencias en la

propensión a la endogamia entre colectivos de extranjeros, sin controlar y controlando por las

características individuales y de la pareja. A diferencia de los modelos que examinaban el grado

de formalidad de las uniones (presentados en el apartado anterior), en este caso, no se incluye

incluido la población nacida en España en los modelos 1,2 y 3 porqué su inclusión dificulta la

lectura de los resultados, puesto que la probabilidad de un español de unirse con otro español,

por tanto, de forma endógama, es muy superior a la probabilidad de cada uno de los colectivos,

y esto provoca que al compararse unos con otros los valores sean muy pequeños y no permitan

significar las diferencias entre ellos.

El modelo 1, tanto en su versión masculina como femenina, confirma las pautas observadas en

las proporciones de endogamia por país de nacimiento (tabla 1): los extranjeros que presentan

mayor propensión a la endogamia son los ecuatorianos (6,66 hombres, 4,08 mujeres), los

rumanos (4,89 hombres, 6,46 mujeres) y los colombianos (2,41 hombres, 0,90 mujeres) (todos

ellos con coeficientes superiores a los británicos que son la referencia). Sólo los marroquíes

presentan una propensión inferior (0,56 hombres, 0,81 mujeres). Se confirman también

importantes diferencias por sexo, siendo la endogamia de las colombianas mucho menor a la de

sus compatriotas masculinos. Los hombres nacidos en Colombia tienen una probabilidad de

unirse con una mujer de su mismo origen 2,4 veces mayor a la probabilidad que lo británicos

tienen de unirse con una mujer de su mismo origen, mientras que entre las mujeres

colombianas y británicas no existen diferencias significativas. Algo parecido pero no tan

acentuado ocurre con las ecuatorianas. Sin embargo, en el caso de los rumanos, son ellos los

que presentan mayor propensión a la endogamia.

El modelo 2 añade variables de control de tipo individual: edad, nivel de instrucción y

nacionalidad. Destaca especialmente el efecto de disponer o no de nacionalidad española sobre

la propensión en la endogamia. Así, los nacidos fuera de España con nacionalidad española

tienen una probabilidad un 95% menor de estar unidos de forma endógama comparado con los

extranjeros que no tienen la nacionalidad española. Este efecto es atribuible a cuestiones

legales, ya que si los nacidos en el extranjero con nacionalidad española están menos unidos

con un paisano que con un cónyuge español, es en parte debido a que esta misma unión es la

que les puede haber dado acceso a la nacionalidad, transformando una unión inicialmente

exógama en endógama. El modelo 3, que controla no sólo por las características individuales

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266 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

sino también por la composición de la pareja, ofrece parámetros muy parecidos a los del

modelo anterior, con una ligera tendencia a la baja. La composición de las parejas no constituye

pues un factor que incida de manera significativa en la propensión a la endogamia de los

extranjeros, si bien las parejas endogámicas son más homógamas por edad, nivel de instrucción

y nacionalidad. La heterogamia aparece así relacionada positivamente con la unión con un

cónyuge de otro origen, especialmente las formas de heterogamia menos frecuentes, es decir,

aquellas en las que el hombre tiene menor edad y/o menor nivel educativo. Finalmente, este

tercer modelo mide también el efecto del tipo de unión sobre la propensión a la endogamia,

demostrando que, entre los extranjeros, cohabitar reduce en un 60% la probabilidad a estar

unido con un cónyuge del mismo origen respecto a la probabilidad de los extranjeros unidos en

matrimonio, o, lo que es lo mismo, que los matrimonios son más endogámicos que las uniones

consensuales.

Según los parámetros por país de nacimiento obtenidos en este tercer modelo, los británicos

son los extranjeros que menor propensión a la endogamia presentan, seguidos de cerca por los

marroquíes. En ambos casos la pauta es equivalente para ambos sexos. En cambio, los

coeficientes de ecuatorianos y colombianos presentan una importante diferenciación por sexo.

Si bien los hombres ecuatorianos y colombianos presentan propensiones hasta 10 veces

superiores a las de los británicos (que ejercen de grupo de referencia), sus paisanas presentan

niveles claramente inferiores, en el caso de las colombianas inferiores incluso a los de las

marroquíes. Por último, se presenta un cuarto tipo de modelo, en este caso específico para cada

sexo y colectivo de extranjeros. Esta serie de modelos confirma que las variables individuales y

de pareja, tal como han mostrado los modelos generales, no explican de manera decisiva la

diferencias en los niveles de endogamia entre grupos y sexos. Por consiguiente, no se confirma

plenamente la hipótesis 4 formulada al inicio de este capítulo.

Sin embargo los mismos resultados apuntan la posibilidad que detrás de las diferencias, como

plantea la misma hipótesis, tengan que ver con la estructura de los mercados matrimoniales de

cada grupo. En concreto, las diferencias entre hombres y mujeres colombianos y ecuatorianos,

pueden estar directamente relacionadas con la feminización de estos grupos, que reduce las

opciones de las mujeres de formar matrimonio dentro del colectivo. Para contrastar esta

hipótesis sería necesario incluir en el modelo variables que explícitamente informen de la

estructura de los candidatos por sexo en el mercado matrimonial: la relación de masculinidad.

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 267

Ahora bien, esta relación no puede calcularse para el conjunto del grupo, puesto que esta

información entraría en conflicto con la variable lugar de nacimiento y, por tanto, ambas

estarían totalmente correlacionadas, dado que cada colectivo tiene una relación de

masculinidad propia. Para superar esta limitación, sería preciso fragmentar el cálculo de la

relación de masculinidad por edades o nivel educativo, sin embargo, dado el reducido número

de casos de población extranjera que tenemos, este cálculo no es factible en términos de

significación estadística. Por este motivo, en el apartado siguiente, se utilizan correlaciones

estadísticas para relacionar los niveles de endogamia de cada colectivo con la relación de

masculinidad, entre otras variables de tipo estructural que no han podido ser incluidas en estos

modelos dedicados a las características de los cónyuges y de las parejas.

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268

TABLA 5.7. Características asociadas al hecho de estar unido con un cónyuge del mismo origen (parámetros estimados de un modelo de regresión logística), España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE Nota: * p<0,5 , ** p<0,01

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.0,72 ** 1,61 0,28 0,47 ** 2,24 0,59 0,76 ** 1,47 0,17 0,36 ** 0,79 0,73 0,56 ** 1,58 0,66 0,23 ** 1,44 0,63 0,52 ** 1,46 0,34 0,23 ** 1,17 0,61 0,45 ** 0,81 0,17 0,10 ** 0,94 0,48 0,36 ** 1,17 0,15 * 0,19 ** 1,07 0,58 0,31 ** 0,24 ** 0,31 0,08 ** 0,67 0,23 ** 0,27 ** 0,66 0,07 ** 0,17 ** 1,23 0,41 **

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.0,79 ** 0,68 0,62 1,34 0,60 * 0,82 1,23 ** 1,43 0,32 ** 0,63 ** 0,77 ** 0,54 **1,02 2,33 ** 1,60 1,21 0,64 1,02 2,04 ** 2,84 ** 0,81 0,40 ** 0,69 ** 0,38 **1,38 ** 9,40 ** - 1,01 0,35 ** 0,53 2,82 ** 9,85 ** 0,30 0,46 ** 0,54 ** 0,31 **1,79 ** 11,01 ** 0,03 ** 1,39 0,27 ** 1,94 2,76 ** 27,90 ** 0,02 ** 0,76 0,40 * 0,09 **1,71 ** 16,99 ** - 1,78 ** 0,29 - 2,42 ** 38,01 ** 0,90 0,54 * 0,19 0,06 **

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.12,14 ** 0,06 ** 0,19 0,06 ** 0,08 ** 0,10 ** 36,99 ** 0,02 ** 0,22 0,07 ** 0,17 ** 0,15 **

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.0,39 ** 1,09 0,22 ** 0,24 ** 0,59 ** 0,42 ** 0,49 ** 1,21 0,42 ** 0,36 ** 0,68 ** 0,38 **

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.1,08 ** 0,71 * 0,24 ** 1,68 ** 0,63 ** 0,66 0,63 ** 0,58 ** 0,35 ** 0,53 ** 0,76 ** 0,44 **0,64 ** 0,36 ** 0,50 0,44 ** 0,50 ** 0,52 ** 1,07 ** 0,42 ** 0,53 1,14 0,61 ** 0,42 **

ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref. ref.0,70 ** 0,68 ** 2,10 1,65 ** 0,99 0,95 0,84 ** 1,02 0,38 ** 1,21 0,58 ** 0,70 *0,59 ** 0,89 0,19 ** 0,59 ** 0,97 0,82 0,43 ** 0,59 ** 0,37 0,82 0,93 0,73

EspañaGran

Bretañaexp(B) exp(B) exp(B) exp(B) exp(B) exp(B)

Colombia exp(B) exp(B) exp(B)

Ecuador EspañaGran

Bretaña RumaníaRumanía Marruecos

M4 HOMBRES M4 MUJERES

Ecuadorexp(B)

Marruecos Colombia exp(B)exp(B)

C. INDIVIDUALESLugar de nacimiento

Gran Bretaña ref. ref. ref. ref. ref. ref.Rumanía 4,89 ** 7,43 ** 6,46 ** 6,49 ** 6,17 ** 5,93 **Marruecos 0,56 ** 1,44 ** 1,14 0,81 ** 1,78 ** 1,77 **Colombia 2,41 ** 6,26 ** 6,65 ** 0,90 1,05 * 1,21 **Ecuador 6,66 ** 11,28 ** 10,89 ** 4,08 ** 4,04 ** 4,54 **

Nivel educativoMenos de primaria ref. ref. ref. ref.Primaria 0,54 ** 0,51 ** 0,45 ** 0,43 **Secundaria I 0,40 ** 0,37 ** 0,45 ** 0,43 **Secundaria II 0,22 ** 0,19 ** 0,35 ** 0,37 **Estudios Superiores 0,12 ** 0,09 ** 0,26 ** 0,28 **

Grupo de edad<30 ref. ref. ref. ref.30-39 1,17 0,87 0,69 ** 0,65 **40-49 1,78 ** 1,15 0,64 ** 0,58 **50-59 2,84 ** 1,63 ** 1,16 1,0060-69 4,01 ** 2,14 ** 2,24 ** 1,85 **>=70 5,79 ** 3,02 ** 2,24 ** 1,89 **

Nacionalidad españolaExtranjero-a ref. ref. ref. ref.Español-a 0,05 ** 0,05 ** 0,06 ** 0,06 **

C. DE LA PAREJATipo de unión

Matrimonio ref. ref.Unión consensual 0,41 ** 0,50 **

Diferencia educativaHombre=mujer ref. ref.Hombre>mujer 0,99 0,60 **Hombre<mujer 0,42 ** 0,55 **

Diferencia de edadHombre=mujer ref. ref.Hombre>mujer 1,21 ** 0,83 *Hombre<mujer 0,69 ** 0,86 *

HOMBRES MUJERES

exp(B) exp(B)exp(B) exp(B) exp(B) exp(B)M1 M2 M3 M1 M2 M3

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 269

5.3.2.2. Factores estructurales

Habiendo comprobado en la sección anterior que las diferencias en la composición por origen

de las parejas no se explican por la composición sociodemográfica de los grupos, se plantea aquí

la posibilidad que las diferencias estén determinadas por las características estructurales de

estos grupos: por su tamaño, por su desequilibrio de efectivos por sexo, por su antigüedad, por

su distribución territorial más o menos concentrada o por la relación entre nacionales y

nacidos en el extranjero. Se recorre a la correlación de los valores de endogamia, a partir de

distintos años del MNP, con tres variables de estructura fundamentales; el tamaño del grupo, la

relación de masculinidad y la proporción de nacionalizados. Para calcular estas variables se usa

el censo de población de 2001 y el padrón continuo a 1 de enero de 2005. Es preciso señalar,

por un lado, que ante las limitaciones estadísticas y la dificultad para efectuar un análisis

multivariado combinando dichos factores, se presentan los resultados de análisis de correlación

bivariados para estas tres variables fundamentales. Por otro lado, y con el objetivo de ampliar la

validez de los resultados, la muestra de colectivos nacionales, que incluía hasta ahora a

británicos, rumanos, marroquíes, colombianos y rumanos, se amplía hasta veinte.

La hipótesis 4 de este capítulo plantea, en primer lugar, que como mayor en número sea el

grupo de adscripción, mayor será el nivel de endogamia, por ser más amplias las opciones del

propio mercado. En segundo lugar, se supone que aquellos colectivos de extranjeros en los que

mayor coincidencia entre nacionalidad y lugar de nacimiento se registre presentarán mayores

niveles de endogamia, por una doble razón: primero porque se minimiza la endogamia velada

por efecto estadístico derivado de las nacionalizaciones y después porque la alta coincidencia

entre las dos variables es indicativa de la reciente llegada del colectivo. En tercer y último

lugar, se asume una relación positiva entre el nivel de desequilibrio de efectivos por sexo y la

diferencia en los niveles de endogamia entre hombres y mujeres de cada grupo. Es decir, que

cuanto mayor sea el excedente relativo de mujeres (los colectivos latinoamericanos están

mayoritariamente feminizados), mayor será la endogamia de los hombres en relación con la de

las mujeres. Se ha descartado el uso de la variable de antigüedad y del grado de concentración

territorial, puesto que la información necesaria para todos los colectivos analizados y para el

período de estudio no se encuentra disponible.

El Gráfico 5.12 presenta la correlación entre las proporciones de endogamia de los matrimonios

celebrados en el 2004 y el número de efectivos de cada colectivo de extranjeros a 1 de enero

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270 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

del 2005. Tanto para hombres como para mujeres, se observa una relación positiva entre el

número de efectivos del colectivo y el porcentaje de endogamia. Es decir, que son los colectivos

más numerosos los que más se casan con un compatriota (ecuatorianos, colombianos,

rumanos), mientras que los grupos más peqeños tienden a casarse mayoritariamente con

alguien de otra nacionalidad (fundamentalmente un español-a). Algunos colectivos se escapan

de esta relación directa, concretamente China y Marruecos. En el caso chino, los niveles de

endogamia son más elevados de lo que cabría esperar por su tamaño reducido, mientras que los

marroquíes representan el caso contrario porque tratándose del colectivo más numeroso, sus

proporciones de endogamia se asemejan a colectivos tan pequeños como Alemania o Cuba. Sin

embargo, es preciso tener en cuenta que los valores de endogamia se han obtenido a partir del

registro de matrimonios, el cuál, como ha quedado dicho anteriormente, subestima los niveles

de endogamia para algunos colectivos, especialmente el marroquí.

El Gráfico 5.13 presenta la correlación entre las proporciones de endogamia de los matrimonios

celebrados en España en el año 2002 por cada colectivo, y las proporciones de nacidos en cada

país extranjero que disponen de nacionalidad española, obtenidas a partir del censo de 200190.

En este caso se observa una relación negativa entre el nivel de endogamia y el grado de

coincidencia entre país de nacimiento y nacionalidad. Es decir, aquellos grupos de extranjeros

con un mayor peso de los miembros con nacionalidad española son los que menos se han

casado con un cónyuge de su misma nacionalidad. Efectivamente, a pesar de haberse casado

con un cónyuge de su mismo origen, es más probable que éste tenga la nacionalidad española y

que, en consecuencia, el matrimonio no conste como endógamo. Esto nos revela la

inconsistencia de un análisis basado exclusivamente en la variable nacionalidad, que podría

subestimar los niveles de endogamia.

El impacto de las nacionalizaciones es especialmente importante en el caso de los colectivos

latinoamericanos, puesto que las condiciones de acceso a la nacionalidad son especialmente

favorables y la historia migratoria con España compleja y antigua. Por este motivo resulta

interesante fijar la atención en las diferencias que se observan entre los países

latinoamericanos. Los colectivos con mayor porcentaje de españoles, y por consiguiente con

menor endogamia, son los venezolanos, los mexicanos y los cubanos, fundamentalmente. Se

90 Estas proporciones han sido calculadas para el total de individuos de cada colectivo, pero también para una selección de edades jóvenes, 25-34, sin que se vieran alteradas significativamente. Puesto que las proporciones son a 1 de noviembre de 2001, se relacionan con los matrimonios constituidos durante el año siguiente.

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 271

trata de tres colectivos más relacionados con las migraciones de españoles hacia América que

de americanos hacia España, hecho que explicaría sus elevados niveles de nacionales españoles.

Son además los grupos más pequeños de entre los latinoamericanos, mientras que los que

tienen mayor coincidencia entre lugar de nacimiento y nacionalidad son los más numerosos, y

también de llegada más reciente, ecuatorianos, colombianos y bolivianos. Se dibujan aquí, a

través de esta variable que relaciona país de nacimiento y nacionalidad, dos perfiles de

colectivos que se distinguen por su historia migratoria. Los más antiguos y pequeños y

relacionados con la emigración de españoles se casan poco entre sí, mientras que los llegados

masiva y recientemente desde los países andinos se casan preferentemente dentro de su propia

comunidad.

Finalmente, el Gráfico 5.14 explora la relación entre las diferencias por sexo en las

proporciones de endogamia de los matrimonios celebrados en España en el año 2004 y la

diferencia absoluta en el número de efectivos masculinos y femeninos de cada colectivo de

extranjeros. La relación se muestra negativa entre ambas variables. Cuanto mayor es el déficit

de hombres, mayor es la endogamia de los hombres en relación con la de las mujeres. Este es el

caso, sobretodo, de los colombianos, pero también de la mayoría de colectivos

latinoamericanos. Cuando las mujeres son excedentarias, no pueden unirse todas con cónyuges

de su mismo grupo (lo cuál no significa necesariamente que esa sea su preferencia). Por el

contrario, en el caso de los colectivos masculinizados, como los pakistaníes o los argelinos y

también algunos europeos como los italianos o los británicos, las proporciones femeninas de

endogamia son mayores que las masculinas.

Esta sería una prueba evidente del determinismo del mercado matrimonial sobre las opciones

matrimoniales de los individuos. Sin embargo, es importante señalar que no se han relacionado

las diferencias en las proporciones de endogamia con una medida relativa del desequilibrio de

efectivos por sexo sino con una medida absoluta. Esta opción permite tener en cuenta el efecto

diferencial de dicho desequilibrio en función del tamaño del grupo: es en los grupos de mayor

tamaño en los que el desequilibrio por sexo tienen mayor impacto. Precisamente porque el

mercado matrimonial de los grupos de mayor tamaño es primordialmente interno (a juzgar por

sus elevadas proporciones de endogamia) y los desequilibrios de este mercado se acusan. No

ocurre así en los colectivos de número más reducido que encuentran pareja mayoritariamente

fuera del grupo y están menos sometidos a los constreñimientos de su propio mercado.

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272 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Los elementos aportados por este sencillo análisis de correlación bivariada dan robustez a la

hipótesis que se formulaba al inicio del capítulo que relacionaba las pautas de composición por

origen de las parejas de los extranjeros con la estructura del mercado matrimonial de cada

grupo, que es en definitiva la que determina las opciones matrimoniales de los miembros del

grupo.

GRÁFICO 5.12. Correlación de las proporciones de endogamia y el número de efectivos de cada nacionalidad, España 2004

Hombres

GRAG

AR

BO

BR

CH

CO

CU

EC

FRIT

MA

MEPK

PEPL

GB

RD

RU

UR

VE

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

0 100 200 300 400 500 600

T amaño del grupo ( en miles)

% E

ndog

amia

Mujeres

GRAR

BO

BR

CH

CO

CU

EC

FRIT

ME

PK PE

PL

GB

RD

RU

UR

VE

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

0 100 200 300 400 500 600

Tamaño del grupo ( en miles)

% E

ndog

amia

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Poblaicón 2004, Padrón de habitantes de 1.1.2005, INE Nota: AR: Argentina; AG: Argelia; BO: Bolivia; BR: Brasil; CO: Colombia; CU: Cuba; EC: Ecuador; FR: Francia; GR: Alemania; MR: Marruecos; ME: México; PE: Perú; PK: Pakistán; PL: Polonia; RD: República Dominicana; GR: Gran Bretaña; RU: Rumania; U: Uruguay; V: Venezuela.

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 273

GRÁFICO 5.13. Correlación de las proporciones de endogamia y el porcentaje de nacidos en el extranjero con nacionalidad española del colectivo, España 2001

Hombres

GR

AG

AR

BO

CHCH

CO

EC

IT

MA

MEPK

PE

GB

RD

RU

UR

FR

PL

VE

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80%

% nacido s en el ext ranjero nacio nalizado s españo les

% E

ndog

amia

Mujeres

GRARBO

BR

CH

CO

CU

EC

IT MA

ME

PK

PE

GB

RD

RU

UR FR

PL

VE

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

90%

100%

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80%

% nacidos en el ext ranjero nacionalizado s españo les

% E

ndog

amia

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Población 2002, Censo de población 2001, INE Nota: AR: Argentina; AG: Argelia; BO: Bolivia; BR: Brasil; CH: China; CO: Colombia; CU: Cuba; EC: Ecuador; FR: Francia; GR: Alemania; MR: Marruecos; ME: México; PE: Perú; PK: Pakistán; PL: Polonia; RD: República Dominicana; GR: Gran Bretaña; RU: Rumania; U: Uruguay; V: Venezuela.

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274 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 5.14. Correlación de la diferencia de endogamia por sexo y la diferencia en el número de efectivos por sexo, España 2004

GR

AG

AR

BOCH

CO

CUFR

IT

PK

PE

PL

GB

RDBR EC

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-40%

-30%

-20%

-10%

0%

10%

20%

30%

40%

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Relació n de masculinidad ( en miles, va lo res abso luto s)

Dif

eren

cia

de e

ndog

amia

ent

re s

exos

Fuente: elaboración propia, Movimiento Natural de la Poblaicón 2004, Padrón de habitantes de 1.1.2005, INE Nota: AR: Argentina; AG: Argelia; BO: Bolivia; BR: Brasil; CO: Colombia; CH: China; CU: Cuba; EC: Ecuador; FR: Francia; GR: Alemania; MR: Marruecos; ME: México; PE: Perú; PK: Pakistán; PL: Polonia; RD: República Dominicana; GR: Gran Bretaña; RU: Rumania; U: Uruguay; V: Venezuela.

5.4. Recapitulación: segmentación e internacionalización del mercado matrimonial en España

Ante el proceso de heterogeneización por origen de la población que ha sido generado por la

intensificación de los flujos de inmigración internacional, este capítulo aborda la formación de

las parejas según el origen de los cónyuges, con el propósito de analizar en qué medida los

mercados matrimoniales españoles son objetos de nuevos ejes de segmentación. Se ha trabajado

a partir de tres fuentes estadísticas con el objetivo de obtener la mejor medida de la propensión

de españoles e inmigrantes a emparejarse entre sí. En primer lugar, ha sido necesario

caracterizar los matrimonios y las uniones consensuales de los extranjeros puesto que, como

anticipaba la hipótesis 1, su incorporación al mercado matrimonial español ha reforzado

algunos cambios de las características de los matrimonios celebrados en España.

Concretamente, el cambio de mayor interés para esta tesis doctoral es el que atañe a la

propensión de los inmigrantes a formar uniones endógamas (hipótesis 2). En segundo lugar, se

han controlado los factores, tanto de composición como de estructura, que son susceptibles de

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 275

influir en las pautas de endogamia de los inmigrantes. (hipótesis 3). A continuación se resumen

brevemente y se discuten los resultados obtenidos en este apartado.

Primero, las discrepancias observadas en la medición de la endogamia a partir del registro de

matrimonios, del registro de nacimientos y del censo de población de 2001 ponen de

manifiesto la conveniencia de abordar el estudio de las uniones de los inmigrantes en el marco

de las trayectorias migratorias. El momento y el lugar de la unión, a nivel individual, así como

la antigüedad y el tamaño del grupo a nivel colectivo influyen en la selección de la pareja. En

este sentido resultarían de gran utilidad encuestas con información retrospectiva de la

trayectoria familiar y migratoria de los extranjeros.

Segundo, la proporción de matrimonios de extranjeros celebrados en este país ha aumentado

extraordinariamente en la última década, hasta alcanzar el 14,2% del total de matrimonios en

2005. Su incidencia es aún mayor en las segundas nupcias y en los matrimonios celebrados por

la vía civil; vía mayoritaria para todas las nacionalidades observadas (marroquíes, rumanos,

ecuatorianos y colombianos), excepto para los españoles y británicos. La descripción de las

singularidades demográficas de los matrimonios de extranjeros debe ser leída con cautela. La

aproximación realizada para evaluar la incidencia de los extranjeros en el mercado matrimonial

español a partir del registro de matrimonios del MNP es sólo parcial, puesto que se refiere

exclusivamente a los matrimonios celebrados en España y no al conjunto de las parejas, en

unión formal o informal, que residen en España.

Tercero, la unión consensual está más extendida entre los extranjeros que entre los españoles,

si bien parte de las diferencias entre estos dos colectivos son debidas a diferencias en la

estructura por edad y condición de heterogamia de las parejas. Precisamente esta composición

por edad, nivel de instrucción y origen aparece como un factor favorable a las proporciones de

extranjeros en unión consensual. Controlando por las características de los extranjeros a nivel

individual y de sus parejas, las diferencias entre colectivos en cuanto a su propensión a formar

una unión consensual disminuyen pero no desaparecen. Así, colombianos y ecuatorianos

siguen mostrando una mayor propensión a la unión consensual, en coherencia con la

importancia que este tipo de unión tiene en sus países de origen. Marroquíes y rumanos

presentan, en cambio, una menor propensión a la unión consensual respecto a los españoles

cuando se eliminan los efectos de la estructura y la composición de las parejas.

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276 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Cuarto, los resultados revelan diferencias importantes entre los niveles de endogamia de las

distintas nacionalidades y de hombres y mujeres de una misma nacionalidad. Por una parte, los

extranjeros que presentan mayor propensión a la endogamia son los ecuatorianos, los rumanos

y los colombianos; sólo los marroquíes presentan una propensión inferior. Por otra parte, la

propensión a la endogamia de los colombianos y latinoamericanos hombres es muy superior al

de sus compatriotas femeninas. Lo que significa que ellas están más unidas con alguien de un

origen distinto (es decir fundamentalmente con un español). A pesar de las diferencias en la

composición de los cinco colectivos seleccionados entre sí y respecto a los españoles, estas

diferencias no explican las distintas pautas de composición por origen de las parejas, mientras sí

lo hacen para explicar las diferencias en los niveles de cohabitación. Las características

estructurales de los colectivos sí se muestran más claramente relacionadas con las pautas de

endogamia. Tanto el tamaño del grupo, como el desequilibrio por sexo y el porcentaje de

inmigrantes nacionalizados influyen en la proporción de endogamia. El tamaño del grupo

influye positivamente, el nivel de nacionalizados negativamente y el desequilibrio de efectivos

masculinos y femeninos aumenta la endogamia del sexo deficitario. Estos elementos

estructurales ponen de manifiesto el impacto de las diferencias en los procesos migratorios

sobre la formación de la pareja, en función de si la migración se hace fundamentalmente en

clave familiar o bien individual. Sin embargo, de las correlaciones bivariadas observadas entre

las variables estructurales y los niveles de endogamia no puede derivarse una relación causa

efecto. Los resultados obtenidos deberían ser contrastados mediante la utilización de modelos

multivariados que permitan controlar la correlación que pueda existir entre las variables

consideradas como explicativas.

Ante tales resultados es preciso recordar que la heterogeneización por origen de la población

española es todavía un proceso muy reciente y abierto cuyo impacto en la formación de las

parejas en España es sin embargo notable. Si bien de la marcada tendencia a la endogamia de

los inmigrantes se deduce una cierta fragmentación del mercado matrimonial español, en

cambio resulta ciertamente prematuro intentar una identificación de pautas y estrategias

matrimoniales propias de los inmigrantes, considerando que éstos se encuentran altamente

condicionados por estar inmersos en pleno proceso migratorio.

Algunos autores han buscado en la definición de las estrategias matrimoniales de los

inmigrantes señales positivas o negativas de su proceso de integración en la sociedad de acogida

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EL ORIGEN DE LOS CÓNYUGES 277

(Alba, Golden 1986; Blau, Blum, Schwartz 1982; Lieberson 1961). Sin embargo, otros

relativizan la importancia de estas estrategias matrimoniales. Por ejemplo, Sassler (2005) se

abona a la teoría de la asimilación segmentada para diferenciar entre las primeras y las

segundas generaciones de migrantes: “choosing partners from other first- and second-

generation immigrant groups may be and intermediary stage in structural assimilation” (Sassler

2005). Por su parte, Lievens (1999) distingue entre objetivos tradicionales y objetivos

modernos en el matrimonio y rechaza la idea de que un matrimonio endógamo por parte de un

extranjero busque necesariamente satisfacer objetivos tradicionales. Esta idea encaja con la

apuntada por Bueno (2007) según la cual las diferencias en las pautas de nupcialidad de los

extranjeros (como en las pautas de otros fenómenos demográficos y sociales) no son

necesariamente indicadores de una débil integración. Según este planteamiento, las propias

estrategias de integración de los inmigrantes extranjeros pueden conllevar una primera fase de

diferenciación.

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 279

66.. EELL SSEEXXOO DDEE LLOOSS CCÓÓNNYYUUGGEESS

6.1. Introducción: parejas homosexuales

Desde el 3 de julio de 2005, día de entrada en vigor de la ley 13/2005 por la que se modifica el

código civil en materia de derecho a contraer matrimonio, se pueden celebrar en España

matrimonios entre dos cónyuges del mismo sexo. La universalización del matrimonio en

España se produce en un contexto europeo de progresiva legalización de las uniones

homosexuales y pone de manifiesto el interés de conocer desde un punto de vista sociológico y

demográfico estas uniones. Sin embargo, los estudios que se han llevado a cabo han topado con

las dificultades de captación estadística de las uniones homosexuales. Antes del reconocimiento

de los matrimonios homosexuales, para abordar este análisis en España sólo se disponía del

censo de población de 2001 y de encuestas específicas. El hecho que el último censo registrara

todas las uniones con independencia del sexo de sus miembros constituye un privilegio

estadístico notable en el contexto europeo, al que hay que añadir la perspectiva de poder

trabajar en el futuro con el registro de matrimonios, que, de acuerdo con el cambio jurídico,

registra ahora matrimonios entre hombre y mujer, entre hombre y hombre y entre mujer y

mujer.

En este capítulo se constata la ausencia de investigación empírica sobre las parejas

homosexuales en España y se exploran las fuentes estadísticas disponibles para su estudio. Se

analiza la composición de las parejas según el sexo de los cónyuges a partir de la información

proporcionada por el censo de población de 2001. Si en los cuatro capítulos anteriores el

análisis de la composición de las parejas se ha circunscrito a las parejas entre cónyuges de sexo

distinto, en este séptimo y último capítulo se aborda el análisis de la composición de las parejas

homosexuales bajo los mismos parámetros y considerando las mismas dimensiones: la edad, el

nivel de instrucción y el origen de los cónyuges.

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280 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

6.1.1. Teoría y práctica de la composición por sexo de las parejas

El análisis de la composición de las parejas según el sexo de los cónyuges es un tema nuevo en

el ámbito de estudio de las parejas. Su novedad está vinculada a los recientes cambios jurídicos

que han permitido la visibilización social y estadística de las parejas del mismo sexo y, al

mismo tiempo, es la responsable de la escasez de literatura específica. Esta primera sección

presenta el contexto jurídico en el que se ha desarrollado la legalización de las uniones

homosexuales y repasa la escasa evidencia empírica existente.

El proceso de legalización de las uniones homosexuales en Europa se inicia durante la década

de los 90 y se concreta en fórmulas distintas en cada país. Algunos países abren la vía al registro

de las uniones homosexuales en el marco de las uniones de hecho (Noruega, Francia,

Alemania), otros igualan dichas uniones a las heterosexuales hasta el punto de considerarlas

igualmente matrimonios (es el caso de Suecia, Holanda, Bélgica y recientemente también de

España). Tanto en un caso como en otro, la legalización de la unión supone una ampliación de

los derechos de los consortes, aunque sin llegar a igualar los de las parejas heterosexuales

(tampoco en aquellos casos en los que se legaliza el matrimonio homosexual), según concluye

Waaldijk (2005) en un amplio y riguroso estudio donde realiza una comparación de las

consecuencias legales de la legalización de las uniones homosexuales en nueve países europeos.

Evidentemente, este proceso de legalización entraña importantes implicaciones en la

concepción del matrimonio y de la pareja, de la misma manera que la expansión del fenómeno

de la cohabitación en Europa lo había hecho durante la década precedente. Resulta interesante

ver como, tanto en un caso como en el otro, los científicos coinciden en señalar que el

estancamiento del fenómeno de la cohabitación y la apertura del matrimonio a las parejas del

mismo sexo se explican precisamente por la transformación de la institución matrimonial. En

el primer caso, Domingo (1997) sostiene que la capacidad innovadora de las parejas de

cohabitantes en España durante los últimos años de la década de los 80 y primeros de los 90 no

se limita al ámbito de la cohabitación sino que transforma incluso el matrimonio, de tal modo

que las diferencias entre ambas concepciones de pareja se diluyen y el recurso a la pareja de

hecho pierde sentido. Es lo que podría llamarse, morir de éxito. En el segundo caso, el

sociólogo noruego Moxnes (citado por Andersson 2006) considera que la legalización del

matrimonio homosexual no habría resultado aceptable si previamente el matrimonio no

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 281

hubiera ido perdiendo su carácter universal, dejando de ser la vía exclusiva de llegada a la vida

adulta, a la vida sexual y a la paternidad.

TABLA 6.1. Legislación autonómica en materia de parejas de hecho, España Comunidad Autónoma Fecha Ley Cataluña 15/07/1998 Ley 10/1998 de Uniones Estables de Pareja

Aragón 26/03/1999 Ley 6/1999 relativa a Parejas Estables No Casadas

Navarra 03/07/2000 Ley Foral 6/2000 para la Igualdad Jurídica de las Parejas Estables

Valencia 06/04/2001 Ley 1/2001 por la que se regulan las Uniones de hecho

Baleares 19/12/2001 Ley 18/2001 de Parejas Estables

Madrid 19/12/2001 Ley 11/2001 de Uniones de Hecho de la Comunidad de Madrid

Asturias 23/05/2002 Ley 4/2002 de Parejas Estables del Principado de Asturias

Andalucía 28/12/2002 Ley 5/2002 de Parejas de Hecho de Andalucía

Extremadura 20/03/2003 Ley 5/2003 de Parejas de Hecho de la C. A. de Extremadura

Canarias 06/03/2003 Ley 5/2003 de las Parejas de Hecho de la C. A. de Canarias

País Vasco 07/05/2003 Ley 2/2003 reguladora de las parejas de hecho

Cantabria 16/05/2005 Ley 1/2005 de parejas de hecho de la C. A. de Cantabria

Fuente: elaboración propia

Como en Suiza, otro país con descentralización legislativa, en España, antes de la reforma del

Código Civil de 2005, se habían empezado a legalizar las uniones homosexuales de manera

descentralizada, es decir mediante legislación autonómica. Esta legislación tenía un objetivo

común: establecer la posibilidad de registrar las parejas de hecho con independencia del sexo

de los cónyuges. En concreto, y como muestra la Tabla 6.1, entre 1998 y 2005, 12 de las 17

comunidades autónomas españolas habían aprobado leyes de parejas de hecho, según las cuales

las parejas podían registrarse sin contraer matrimonio. Estas leyes, que difieren entre sí en los

derechos que garantizan a las parejas, daban respuesta a una doble demanda social: las

exigencias de cobertura de las parejas cohabitantes por una parte, y las de las parejas

homosexuales (cohabitantes también) por otra parte. Supusieron además, juntamente con la

mayor aceptación social y las exigencias de los colectivos de gays y lesbianas, un claro elemento

de presión para que el gobierno central se decidiera a legislar sobre la materia en el 2005

(Pichardo Galán 2004). Sin embargo, el paso de las leyes autonómicas de parejas de hecho a la

reforma del código civil por parte del gobierno socialista supone no tan sólo un cambio de

escala, sino fundamentalmente un cambio de lógica: en lugar de crear una fórmula ad hoc para

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282 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

las parejas cohabitantes de todo sexo al margen del matrimonio, se opta por universalizar el

contrato matrimonial.

Dadas las dificultades de captación estadística que se derivan de la invisibilidad social y

administrativa de las uniones homosexuales, el interés fundamental de su estudio ha residido

en conocer su incidencia, es decir su número. Andersson et al. (2006) cifra entorno al 7‰ en

Noruega y al 5‰ en Suecia el peso de las uniones homosexuales sobre el total de uniones (a

partir de los registros de uniones y matrimonios); Festy y Digoix (2004) en el 6‰ para Francia

(a partir de una estimación) y en el 12‰ para Holanda (según una encuesta retrospectiva); y,

finalmente, Black et al. (2000) en un 10‰ según los censos de los Estados Unidos. La variación

entre las distintas cifras se explica, entre otras razones, por la naturaleza de las fuentes

utilizadas, pero da cuenta, en buena medida, de la minoritaria presencia de dichas uniones. La

incidencia de las parejas formadas por cónyuges del mismo sexo también está directamente

relacionada con la relajación de las normas sociales que han ido permitiendo una mayor

libertad en la formación de estas uniones y en su visibilización social y estadística. Rosenfeld

(2007a) sostiene que el incremento de las uniones homosexuales en los Estados Unidos, junto

con el de las uniones interraciales, es un símbolo de modernización que se explica por una

nueva etapa del ciclo de vida que interviene indirectamente entre la transformación de los

valores y la libertad de elección en materia de pareja. Se trata en concreto de una etapa nueva

que se establece entre el abandono de la familia de origen y la formación de una familia propia.

Este período, que está vinculado entre otras cosas con la ampliación de la etapa formativa y que

tiende a alargarse, es el que proporciona el distanciamiento necesario con la familia de origen y

sus presiones sobre la formación de la pareja.

La voluntad de conocer el número de parejas homosexuales deriva del interés en cifrar la

incidencia de la homosexualidad, es decir el número de homosexuales y, por tanto, la

población expuesta a riesgo de entrar en unión con alguien del mismo sexo. Sin embargo, este

objetivo se enfrenta a dificultades metodológicas de mayor envergadura, empezando por la

propia definición de la condición de homosexual. En este sentido, el estudio de las uniones

homosexuales es más realista y parte de una definición que presenta menos ambigüedades, la

de pareja estable coresidente (de hecho o de derecho). Los investigadores también se han

planteado la necesidad de ampliar el ámbito de estudio a parejas estables no residentes, una

forma muy extendida entre los colectivos homosexuales (Festy y Digoix 2004).

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 283

En lo que al estudio de las uniones homosexuales estables se refiere, se han desarrollado análisis

equivalentes a los llevados a cabo para las parejas heterosexuales (si bien afrontando mayores

dificultades en la obtención de información): es decir, análisis que se han interesado por la

intensidad y el calendario de formación de las uniones, así como por los procesos de ruptura

(Andersson et al. 2005; Gates 2007) y por la composición de las uniones. También se

encuentran estudios sobre los ingresos y la actividad y categoría profesional de los cónyuges

homosexuales (Antecol et al. 2007) y los hijos de las parejas del mismo sexo (Rosenfeld 2007b).

En cada uno de estos aspectos los análisis pioneros han tomado como punto de referencia la

evidencia empírica proporcionada por las parejas heterosexuales. A medida que los estudios se

han ido desarrollando en distintos países se ha abierto también la posibilidad de realizar

análisis comparativos.

Desde la perspectiva de la composición de las parejas, las uniones homosexuales son

homógamas en relación con el sexo. En los cuatro capítulos anteriores se han analizado las

pautas de composición de las uniones entre cónyuges del mismo sexo en relación con su edad,

con su nivel de instrucción, con su lugar de residencia e incluso con la procedencia en el caso

de los inmigrantes internacionales. Tras constatar que las parejas heterosexuales tienden a la

homogamia, es preciso preguntarse si esta pauta también es dominante en las parejas formadas

por cónyuges del mismo sexo y si existen diferencias entre hombres y mujeres. En España no

existe apenas literatura sobre la materia, fundamentalmente debido a las deficiencias de la

información estadística. En cambio, los estudios realizados en otros países coinciden en

constatar que precisamente las uniones que son homógamas en relación con la variable

fundamental del sexo, tienden a serlo menos en relación con las demás.

En este sentido, Andersson (2006) observa para las parejas homosexuales suecas y noruegas una

mayor disparidad de edades entre los cónyuges, así como entre sus niveles educativos y su

nacionalidad, especialmente en las parejas de hombres. También en Francia, Festy, Digoix y

Garnier (2004) detectan mayores diferencias de edad entre los cónyuges en unión homosexual.

En una contribución reciente, Schwartz y Graf (2007) apuntan distintos factores de muy

diversa índole que, a su entender, podrían explicar esta mayor heterogamia de las uniones

formadas por cónyuges del mismo sexo. En primer lugar, se refieren a las limitaciones de la

oferta para los homosexuales, que se verían obligados a escoger entre un grupo de candidatos

más restringidos. En segundo lugar, consideran el efecto de las distintas expectativas en materia

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284 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

de fecundidad: si las uniones homosexuales tienen menos descendencia que las heterosexuales,

los criterios de los cónyuges a la hora de escoger pareja podrían ser menos exigentes porque no

implicarían la selección de un cónyuge con características que serán transmitidas a los hijos. En

tercer y último lugar, las autoras consideran, en la línea formulada por Rosenfeld, que las

parejas homosexuales viven más alejadas del control social de las padres y, por este motivo,

forman uniones más libres y más heterógamas. De estos factores, el primero y el último son los

que resultan más interesantes puesto que apuntan a la dinámica de funcionamiento del

mercado matrimonial para las uniones homosexuales, en concreto a la disponibilidad de

candidatos y a la regulación de dicho mercado por normas y presiones sociales.

6.1.2. Hipótesis de trabajo

Uno de los propósitos de la tesis doctoral es analizar la composición de las parejas en España

con el fin de obtener elementos sobre el funcionamiento del mercado matrimonial, de sus

dimensiones y de sus ejes de segmentación así como de su impacto real sobre las oportunidades

de los candidatos a formar pareja. En este capítulo, este mismo propósito guía el análisis de las

parejas homosexuales y de su composición. Se trata de plantearse si existe propiamente un

mercado matrimonial para aquéllos que quieren formar pareja con un cónyuge de su mismo

sexo y, en este caso, en qué se diferencia dicho mercado y su funcionamiento del mercado

matrimonial de las parejas heterosexuales. Esta pregunta guiará el análisis, que se basa en tres

grandes hipótesis:

Hipótesis 1. Los hombres y las mujeres que conviven en unión con cónyuges de su mismo sexo

se diferencian, en su composición sociodemográfica, de los que forman uniones con cónyuges

de sexo distinto. Esta diferencia se refiere a la clasificación de las personas según la

composición de las uniones que forman y no según su orientación sexual y por lo tanto se basa

en la suposición de que para formar una pareja del mismo sexo sea preciso vencer ciertas

resistencias sociales y de que, por consiguiente, los cónyuges que lo hacen sean objeto de una

selección.

Hipótesis 2. Hay diferencias en la composición sociodemográfica de los hombres y las mujeres

que conviven en unión con cónyuges de su mismo sexo. Puesto que el número de mujeres es

inferior al de hombres, cabe considerar un efecto de selección para explicar las diferencias de

composición entre sexos. A esta selección se suma el hecho de que las trayectorias familiares

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 285

previas de las mujeres son distintas de las de los hombres: la probabilidad que hayan formado

parejas heterosexuales con anterioridad es más elevada para las mujeres, y esto condiciona las

opciones de formar nuevas uniones y la composición de dichas uniones.

Hipótesis 3. La composición de las uniones de cónyuges del mismo sexo y de cónyuges de

distinto sexo no sigue necesariamente las mismas pautas. Los elementos aportados por la

evidencia empírica en otros países como Noruega o los Estados Unidos, donde hay más estudios

sobre la materia, revelan que las uniones del mismo sexo tienden a ser más heterógamas en

relación con otras variables tales como la edad, la nacionalidad o el nivel de instrucción. El

menor grado de semejanza entre cónyuges del mismo sexo puede ser consecuencia de las

diferencias en la composición y el funcionamiento de los candidatos en el mercado, así como

de las preferencias y criterios de selección. En concreto, pueden intervenir la escasez relativa

de candidatos, la menor transparencia de la oferta y la demanda, así como la distinta valoración

de las características de los candidatos para unos proyectos de pareja que escapan de la divisoria

tradicionalmente aplicada a las parejas heterosexuales (modelo complementario y modelo

igualitario).

El análisis de este capítulo se realiza a partir de los datos del censo de población de 2001 y se

plantea a dos niveles distintos. En primer lugar, se analizan los cónyuges y sus características

según la composición de la unión que forman. Se trata de estudiar a los cónyuges como a una

subpoblación y caracterizarla desde un punto de vista sociodemográfico con variables como la

edad, el sexo, la nacionalidad o el nivel de instrucción. En segundo lugar, se analiza la

composición de las uniones según sean del mismo sexo o de distinto, considerando la

semejanza de los cónyuges en relación a las variables sociodemográficas apuntadas. En cada

caso, se aplican modelos multivariados que permitan idenitificar el efecto de cada característica

de los cónyuges primero sobre su propensión a estar en una unión homosexual o heterosexual,

y segundo sobre la propensión de las uniones a ser homosexuales o heterosexuales. El capítulo

se cierra con un apartado en el que se recapitulan los principales resultados obtenidos y se trata

de comprobar las hipótesis planteadas.

6.2. Resultados

Como se ha visto, para estudiar las parejas españolas en los últimos años existen dos fuentes

estadísticas fundamentales: el censo de población de 2001 y el registro de matrimonios del

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286 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

Movimiento Natural de la Población (MNP)91. Se trata de dos fuentes de naturaleza distinta que

proporcionan información en cierto modo complementaria. En el caso del censo, conocemos a

todas las parejas coresidentes en España que se declaran como tales (o a una muestra

representativa de ellas en el caso de trabajar con microdatos), con independencia que se trate

de uniones de hecho o de matrimonios. En el caso del MNP, conocemos solamente aquellos

matrimonios que se constituyen en España año a año. Si bien las uniones de hecho quedan así

fuera de observación en el MNP, con él ganamos en vigencia puesto que actualmente ya están

disponibles los datos de 2005 y los provisionales de 2006, mientras que el censo se queda en

2001. Otro elemento que distingue al censo en relación con el MNP es la cantidad de variables

de las que dispone, que permiten una caracterización muy completa tanto de los cónyuges

como de las uniones. Todo lo dicho vale tanto para las uniones heterosexuales como para las

homosexuales. Sin embargo hay una diferencia determinante: los matrimonios homosexuales

sólo se celebran a partir de julio del 2005. Esto significa que disponiendo, por el momento, sólo

de datos provisionales para este año y el siguiente, es imposible abordar un análisis de la

composición de estos matrimonios. Sin embargo las perspectivas que abre esta fuente de cara al

futuro son esperanzadoras. Como ocurre con el registro de uniones estables de Noruega y de

matrimonios de Suecia (Andersson 2006), será posible gracias al MNP calcular tasas de

nupcialidad homosexual y edades medias al matrimonio92. Sin embargo, algunas posibilidades

de análisis privilegiadas derivadas de la integración de distintas fuentes estadísticas como la que

existe en estos países nórdicos, siguen siendo inimaginables en España. No es posible calcular

probabilidades de ruptura ni, por consiguiente, aplicar análisis biográficos.

TABLA 6.2. Parejas y matrimonios según el sexo de los cónyuges en distintas fuentes estadísticas, España 2001, 2005, 2006

Fuente: Censo de población 2001 y Movimiento Nacional de la Población 2005, 2006, INE

91 Ver apartado 1.2.1. dedicado a las fuentes estadísticas. 92 Por consiguiente, también el registro de los divorcios homosexuales dará lugar al estudio de este fenómeno.

Parejas de distinto sexo

Parejas del mismo sexo,

hombres

Parejas del mismo sexo,

mujeres

Parejas del mismo sexo

por mil parejas

Censo 2001 9500343 6996 3478 1,1

Muestra 5% hogares Censo 2001 475019 336 168 1,1

Matrimonios 7-12/2005 119459 914 355 10,5Matrimonios 2006 207244 3190 1384 21,6

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 287

La Tabla 6.2 muestra la composición de las parejas según el sexo de los cónyuges en el censo de

2001 y la composición de los matrimonios celebrados desde el momento de entrada en vigor de

la reforma del Código Civil. En concreto, se contabilizan 6.996 parejas homosexuales de

hombres y de 3.478 de mujeres, lo que representa un 1,1‰ del total de parejas y 914

matrimonios de hombres y 355 de mujeres en los últimos seis meses de 2005, y 3.190 de

hombres y 1.384 de mujeres en 2006. Con el fin de explicar la diferencia en la incidencia de las

parejas del mismo sexo en una y otra fuente, es preciso recordar que el censo de población de

2001 es el primero en España que permite la declaración de una relación conyugal de

parentesco entre dos individuos del mismo sexo, característica que lo hace también pionero en

Europa. Sin embargo, esta posibilidad debe ser tomada con cautela puesto que es necesario

cuestionar el ajuste de estas cifras al número real de parejas homosexuales coresidentes en

España. El 1‰ de las parejas supone uno de los niveles más bajos en el contexto europeo y

occidental, que, como hemos visto, se mueve entre el 5 y el 12‰, pero además contrasta, a

nivel español, con el 10,5‰ que representan los matrimonios homosexuales de 2005 sobre el

total de matrimonios del mismo período y el 21,6‰ que representan en 2006. Si bien no se

pueden comparar directamente datos de flujo y de estoc, esta diferencia apunta a un

subregistro de las parejas homosexuales en el censo de 2001 puesto que, aunque la

autodeclaración93 en el censo gozaba de todas las garantías de confidencialidad estadística, es

razonable pensar que no todas las parejas homosexuales se declararan como tales por

prudencia, en un contexto en el que algunas de estas relaciones pueden permanecer escondidas

socialmente.

El censo de 2001 ofrece posibilidades adicionales para tratar de salvar los límites de la

autodeclaración: a partir de las relaciones de parentesco es posible reconstruir con precisión los

hogares e identificar aquellas personas del mismo sexo que conviven sin tener relación de

parentesco alguna. Una vez identificadas estas parejas de individuos, sería posible aplicar

técnicas como las desarrolladas por Festy, Digoix y Garnier (2004) para el censo francés de

1999 (que no ofrecía la posibilidad de la autodeclaración para las parejas homosexuales) para

estimar qué porcentaje de ellas serían uniones estables. Sin embargo, teniendo en cuenta que el

propósito principal de este trabajo pasa por la descripción de la composición de las parejas

93 La autodeclaración indica la posibilidad de identificar como cónyuge a una persona del mismo sexo, en la sección de relaciones de parentesco entre los miembros del hogar.

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288 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

homosexuales más que por su cuantificación, el análisis se basa exclusivamente en las uniones

autodeclaradas en el censo de 2001.

El análisis de dichas parejas se beneficia de la riqueza de variables que el censo ofrece: la edad,

el sexo, el estado civil, el nivel de instrucción, el lugar de residencia, la nacionalidad, etc. El

interés reside en cruzar la información de ambos cónyuges para identificar las diferencias y

semejanzas entre ambos. El servidor de Internet del INE ofrece la posibilidad de cruzar esta

información para la mayoría de variables, sin embargo, para las demás es preciso recorrer a la

muestra de microdatos del 5% de hogares. El servidor del INE informa, por defecto, de las

características del “hombre generador del núcleo” y de las de la “mujer generadora del núcleo”.

En el caso de las parejas homosexuales esta clasificación se mantiene intacta de manera que uno

de los cónyuges se convierte en mujer y el otro en hombre necesariamente. Resulta interesante

conocer el criterio utilizado por el INE para realizar tal asignación, puesto que no se trata de

una asignación arbitraria: es el cónyuge de mayor edad el que es considerado hombre y el de

menor edad mujer.

Podría pensarse que analizar la composición de las parejas a partir del censo o del registro de

matrimonios influye sobre los resultados obtenidos en la medida en que en un caso conocemos

a las parejas en el momento del censo y en el otro en el de constituirse el matrimonio. La

diferencia de observación entre la constitución de la unión y el momento censal puede, en

efecto, introducir un sesgo significativo acorde con la antigüedad de la pareja. Sin embargo, en

el caso de las parejas homosexuales en España, el mismo sesgo puede existir con los datos del

MNP, puesto que los primeros matrimonios homosexuales que se celebran a partir de julio de

2005 corresponden a parejas que ya se habían constituido previamente y que se formalizan

ahora con el cambio jurídico. Así, como no podemos asimilar el momento del matrimonio con

el inicio de la unión, persiste el décalage temporal entre el momento de observación de la

pareja y el momento de su constitución.

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 289

6.2.1. Las características de los cónyuges según la composición por sexo de la pareja

El censo de población de 2001 permite caracterizar sociodemográficamente los cónyuges según

la composición por sexo de la unión, considerando variables básicas como la edad, el sexo, el

nivel de instrucción y la nacionalidad. El Gráfico 6.1 presenta, mediante dos pirámides de

población superpuestas, la estructura por edad y sexo de la población de cónyuges residentes en

España según el tipo de unión que forman, heterosexual o homosexual. En primer lugar, se

observa como los cónyuges que están unidos con un individuo del mismo sexo son más jóvenes

que los que están unidos con uno del sexo opuesto. Esta diferencia en la estructura por edad

debe ser leída en clave de generación, admitiendo que los que están en unión homosexual son

jóvenes porque las generaciones más antiguas entraron menos en uniones homosexuales y no

por efecto de edad, es decir, porque hayan salido de la unión a partir de una determinada edad.

En segundo lugar, se observa la clara diferencia de sexo en el número de cónyuges

homosexuales. La constatación de que a todas las edades hay más hombres que mujeres

coincide con los resultados empíricos obtenidos en otros países como Francia, Suecia o

Noruega. La interpretación de dicha diferencia constituye un punto clave de la investigación

del fenómeno de la homosexualidad puesto que abre la puerta a la hipótesis de una incidencia

diferencial por sexo de dicha orientación sexual. Sin embargo, algunos autores insisten en

aclarar que no se trata aquí estrictamente del número de homosexuales sino del número de

uniones homosexuales, de tal modo que también deberían considerarse factores que pudieran

motivar de manera diferencial a hombres y mujeres a entrar en unión homosexual, o bien a

declarar que lo han hecho. Los autores también han señalado las diferencias en las

motivaciones para formalizar las uniones (en aquellos posibles en que dicha formalización es

legal). En este sentido, Andersson (2006) destaca como factores que pueden llevar a los

hombres a formalizar más sus uniones homosexuales que las mujeres en Suecia y Noruega la

protección ante una mortalidad temprana provocada por el sida (de mayor incidencia

masculina) o la conveniencia de dar un estatus legal al cónyuge extranjero en el caso de las

uniones mixtas, entre nacionales y extranjeros (más frecuentes entre hombres que entre

mujeres).

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290 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

GRÁFICO 6.1. Pirámide de población de los cónyuges según composición por sexo de la pareja, España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE

Además de las diferencias por edad y sexo entre los cónyuges en unión homosexual y

heterosexual, la Tabla 6.3 presenta las diferencias en su composición por estado civil, nivel de

instrucción y nacionalidad. En primer lugar, en relación con el estado civil, se aprecia el efecto

de la no legalización de las uniones homosexuales en el hecho de que la mayoría de los

cónyuges, a diferencia de los heterosexuales, son solteros94. Pero dentro de esta tendencia

resulta interesante constatar las diferencias por sexo, puesto que las proporciones de solteros

varían de un 83% para los hombres a un 72% para las mujeres. Estas diferencia de 11 puntos

implica que las mujeres que están unidas con otra mujer han formado anteriormente un

matrimonio heterosexual por lo menos en una ocasión en mayor medida que los hombres que

están en unión homosexual.

En segundo lugar, la estructura educativa de los cónyuges también presenta diferencias

notables en función del tipo de unión. Los hombres y las mujeres en unión homosexual tienen

mayor instrucción, concentrando el 80% de sus efectivos en los niveles de educación

secundaria y superior. No es éste el caso de los cónyuges con una pareja de distinto sexo, cuya

94 Tras la legalización del matrimonio homosexual, en julio de 2005, también será interesante estudiar el grado de institucionalización de las uniones.

15% 10% 5% 0% 5% 10% 15%

10-14

20-24

30-34

40-44

50-54

60-64

70-74

80-84

90 o más

En pareja de distinto sexo En pareja del mismo sexo

Hombres Mujeres

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 291

estructura educativa es parecida al del conjunto de la población española, con más de un cuarto

de los individuos con estudios primarios, y más de un 16% sin tan siquiera estudios primarios.

Esta diferencia de instrucción ha sido sometida a una estandarización por edad, teniendo en

cuenta que las diferencias en la estructura por edad observadas y la juventud de los cónyuges

en unión homosexual podrían jugar a favor de su estructura educativa más favorable. Sin

embargo, la estandarización no reduce apenas las diferencias educativas entre cónyuges de

ambos tipos de unión, lo que significa que, efectivamente, los individuos que forman unión con

una persona de su mismo sexo tienen mayor nivel de instrucción, sin que ello tenga que ver

con su mayor juventud.

En tercer y último lugar, la caracterización de los cónyuges se completa por su nacionalidad.

Mientras que apenas el 3% de los cónyuges con pareja de distinto sexo es extranjero, esta

proporción alcanza un cuarto de los que tienen pareja del mismo sexo. El peso de los

extranjeros, tanto hombres como mujeres, es mayor en las uniones homosexuales que en el del

conjunto de las parejas. En el siguiente apartado se verá como esta mayor presencia de

extranjeros se traduce en términos de endogamia nacional en la composición de las uniones.

TABLA 6.3. Distribución por estado civil, nivel de instrucción y nacionalidad de los cónyuges según la composición por sexo de la pareja, España 2001

Fuente: Censo de población 2001, INE *Nota: la información sobre la nacionalidad ha sido obtenida a partir de la muestra de microdatos del 5% de los hogares, porqué el INE no informa de esta variable en su servidor para el total de la población.

% Hombres Mujeres Hombres Mujeres

N 9500343 9500343 13992 6956Estado civil

Soltero 3,8 3,8 82,9 72,4Casado 94,8 94,6 9,5 13,2Viudo 0,2 0,4 0,8 3,2Separado 0,7 0,7 3,3 6,0Divorciado 0,5 0,5 3,5 5,1

100 100 100 100Nivel de instrucción

Menos de primaria 16,1 17,4 6,0 6,4Primaria 26,3 27,3 14,2 12,9Secundaria 45,2 43,8 54,1 54,3Estudios superiores 12,5 11,5 25,7 26,4

100 100 100 100Nacionalidad *

Extranjero/a 2,8 3,0 26,6 24,6Español/a 97,2 97,0 73,4 75,4

100 100 100 100

Cónyuges en pareja de distinto sexo

Cónyuges en pareja del mismo sexo

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292 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

La estandarización por edad practicada confirma la particular estructura educativa de los

cónyuges homosexuales. Sin embargo, este ejercicio de estandarización resulta parcial porque

sólo controla por la variable edad y por ello se aplica a continuación una regresión

multivariada, en concreto un modelo de regresión logística. Con este modelo, aplicado a los

datos de la muestra de microdatos censales, se estima, en forma de parámetros (exp(β)), el

efecto neto de cada una de las variables explicativas incluidas en el modelo sobre la variable

independiente, en nuestro caso, estar en unión homosexual en comparación a estar en unión

heterosexual. Cuando el valor del parámetro exp(β) es igual a 1 la probabilidad de estar en

unión homosexual es igual a la de estar en unión heterosexual, de manera que la característica

tiene un efecto neutro. Cuando el parámetro toma valores superiores a uno la probabilidad se

incrementa y cuando toma valores entre 0 y 1 la probabilidad se reduce.

TABLA 6.4. Características individuales asociadas al hecho de estar en unión homosexual (parámetros estimados de un modelo de regresión logística), España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE Nota: ** significativo con un intervalo de confianza de un 95%.

N B Exp(B)Sexo

Hombre 475689 0,00 refMujer 475356 -0,61 0,54 **

Edad15-29 66073 0,00 ref30-44 328278 0,55 1,73 **>=45 556694 0,36 1,43 **

Estado civilSoltero 37172 0,00 refCasado 899613 -4,46 0,01 **Viduo 2865 -1,37 0,25 **Separado/Divorciad 11395 -0,72 0,49 **

Nivel deMenos de obligatorio 413437 0,00 refObligatorio 260473 0,00 1,00Secundaria 162594 0,11 1,11Estudios superiores 114541 0,30 1,35 **

NacionalidadExtranjero 28083 0,00 refEspañol-a 922962 -1,12 0,33 **

Tipo de núcleoPareja sin hijos 284539 0,00 refPareja con hijos 666506 -2,11 0,12 **

Constante -2,68

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 293

La Tabla 6.4 presenta los resultados obtenidos, que vienen a confirmar la caracterización

sociodemográfica de los cónyuges descrita hasta hora. En primer lugar, en el 2001, la

probabilidad de las mujeres de estar en unión homosexual es prácticamente la mitad que la de

los hombres. En segundo lugar, esta probabilidad es muy elevada en las edades adultas y es

mucho más baja para cualquier estado civil que para los solteros. En lo que se refiere a la

educación, controlando por el resto de variables, podemos afirmar que la probabilidad de estar

en unión es un 35% más elevada para los que tienen estudios superiores que para los que no

han terminado la enseñanza obligatoria. Finalmente, se confirma que los españoles tienen

menor probabilidad de estar unidos con alguien del mismo sexo que los extranjeros (a sexo,

edad, estado civil y nivel de instrucción iguales) y que esta probabilidad disminuye en los

núcleos con hijos.

6.2.2. La composición de las parejas según el sexo de los cónyuges

Tras haber caracterizado los cónyuges que según la composición por sexo de sus uniones, se

trata ahora de analizar directamente las uniones. Se estudia aquí su distribución territorial así

como su distribución por tamaño del hogar, y a continuación, a imagen de lo hecho con las

parejas heterosexuales en capítulos anteriores, se analiza su composición por una serie de

características de los cónyuges, concretamente, la edad, el nivel de instrucción y la

nacionalidad.

En el censo de la población española de 1 de noviembre de 2001, 13.992 hombres declararon

vivir en pareja estable con otro hombre, mientras 6.956 mujeres declararon tener a otra mujer

como cónyuge. La Tabla 6.5 muestra cuál es la distribución territorial y por tipo de núcleo de

dichas parejas, así como de las parejas heterosexuales. En primer lugar, las distribuciones

muestran que el 72% de las parejas de mujeres y el 90% de las parejas de hombres no conviven

con hijos mientras que este porcentaje sólo representa el 32% en el caso de las parejas

heterosexuales (considerando a todas las edades en conjunto). Además de las diferencias en el

tipo de núcleo por tipo de pareja, resulta interesante identificar diferencias en las propias

parejas homosexuales según el sexo de sus cónyuges. Las parejas femeninas conviven con hijos

en mayor medida que las masculinas. Esta diferencia en la composición del hogar y la

posibilidad que haya descendencia estará vinculada también con las relaciones anteriores de los

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294 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

cónyuges, que se ven reflejadas parcialmente en su estado civil (en un momento, 2001, en el

que las parejas homosexuales todavía no podían casarse). En el apartado anterior se ha

mostrado que la proporción de mujeres en unión homosexual alguna vez casadas (con un

hombre, se entiende) es superior al de hombres alguna vez casados (Tabla 6.3).

TABLA 6.5. Distribución territorial y por tamaño del hogar de las parejas según composición por sexo de la pareja, España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE

En segundo lugar, también la distribución por ámbito rural/urbano denota diferencias según el

tipo de unión. Las parejas homosexuales aparecen más concentradas en las zonas urbanas (es

decir, en municipios de más de 50.000 habitantes), con casi un 80%, que las heterosexuales,

con un 65%. En tercer y último lugar, la Tabla 6.5 informa de la distribución territorial de las

%

Parejas de distinto sexo

Parejas del mismo sexo,

femenino

Parejas del mismo sexo, masculino

Ratio parejas del mismo

sexo/distinto sexo

N 9500343 3478 6996Tipo de núcleo

Pareja sin hijos 31,9 72,1 90,8Pareja con hijos 68,1 27,9 9,2

100 100 100Ámbito

Zona urbana 65,5 79,0 77,9Zona intermedia 18,1 12,2 12,0Zona rural 16,5 8,8 10,1

100 100 100Comunidad Autónoma

Balears (Illes) 2,0 4,4 4,8 2,6Canarias 3,6 6,8 6,6 2,0Madrid (Comunidad de) 13,1 24,0 23,9 2,0Ceuta 0,1 0,4 0,2 2,0Melilla 0,1 0,3 0,2 1,9Cataluña 16,2 24,0 23,3 1,6Navarra (Comunidad Foral de) 1,3 1,4 1,2 1,1Comunidad Valenciana 10,5 10,0 9,6 1,0Murcia (Región de) 2,9 2,1 2,6 0,9País Vasco 5,2 4,1 4,0 0,9Andalucía 17,7 10,7 12,4 0,7Aragón 3,0 1,5 2,0 0,7Rioja (La) 0,7 0,4 0,3 0,6Cantabria 1,3 0,7 0,6 0,5Asturias (Principado de) 2,7 1,2 1,3 0,5Galicia 6,6 3,1 2,7 0,5Castilla-La Mancha 4,4 2,0 1,6 0,4Castilla y León 5,9 2,1 2,0 0,4Extremadura 2,6 0,8 0,7 0,3

100 100 100

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 295

parejas según el tipo. Si se comparan las distribuciones de cada tipo, se observa como las parejas

homosexuales están concentradas en Madrid y Cataluña; de acuerdo con la anteriormente

observada concentración de estas parejas en zonas urbanas. En este sentido Madrid y Cataluña

acaparan relativamente más parejas homosexuales por el peso de las áreas metropolitanas de

Madrid y Barcelona. Sin embargo, si se lee la ratio de parejas homosexuales sobre

heterosexuales de cada comunidad, descubrimos que es en las islas Baleares y las Canarias,

donde las parejas homosexuales tienen un peso relativo superior, alrededor de un 2‰.

Precisamente, los cónyuges en unión homosexual que residen en estas dos comunidades

autónomas insulares han nacido mayoritariamente fuera de ellas (el 79% de los que residen en

Baleares y el 66% de los que lo hacen en Baleares), cosa que no ocurre con los cónyuges en

unión heterosexual. Estas dos provincias aparecen así como un destino residencial preferido de

las parejas homosexuales. De todas formas, las diferencias entre comunidades son a estos

efectos poco destacables y lo que se impone es el poco peso de dichas uniones, que no supera en

ningún caso el 3‰.

La Tabla 6.6 presenta la composición de las parejas del mismo sexo y de distinto sexo según la

edad y la nacionalidad de los cónyuges. En primer lugar, se observa que la diferencia media de

edad entre los cónyuges que contraen matrimonio ha disminuido en el último cuarto de siglo

pasando de 2,8 a 2,3 años entre la edad de los hombres y las esposas. Si bien el censo de 2001 no

permite captar dicha evolución, sí muestra como la mayoría de las parejas heterosexuales

(incluyendo a todas las generaciones de matrimonios y también a las parejas de hecho) tienen

una diferencia de edad de entre 1 y 4 años mientras que las uniones con una diferencia extrema

de 10 años o más son claramente minoritarias. La comparación con la diferencia de edad entre

cónyuges de uniones homosexuales desvela que, en su caso, las parejas con una diferencia igual

o superior a los 10 años supone casi un tercio de las parejas masculinas y casi un cuarto de las

femeninas. La diferencia de edad entre hombres y mujeres es consistente con la registrada en

otros países como Suecia y Noruega, donde las uniones homosexuales masculinas presentan

mayores disparidades de edad que las femeninas y éstas que las heterosexuales (Andersson

2006). Las uniones homosexuales donde ambos tienen la misma edad, por el contrario, son

claramente minoritarias.

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296 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

TABLA 6.6. Composición por edad y nacionalidad de las parejas según composición por sexo de la pareja, España 2001

Fuente: Censo de población 2001, INE *Nota: las proporciones de endogamia y exogamia han sido obtenidas a partir de la muestra de microdatos del 5% de hogares, porqué el INE no informa en su servidor de la nacionalidad de los cónyuges para el total de la población

En segundo lugar, la Tabla 6.6 muestra la proporción de uniones endógamas (aquéllas donde

ambos cónyuges tienen la misma nacionalidad) según el tipo de unión. El importante peso de

los extranjeros entre los cónyuges homosexuales se traduce en una proporción de exogamia

más elevada en las uniones homosexuales que en las heterosexuales. Por lo tanto, estos

numerosos extranjeros en uniones homosexuales no forman pareja entre sí, sino que tienden

más bien a unirse con españoles, especialmente en el caso de los hombres. Esta pauta se ve

confirmada en los matrimonios celebrados en España durante los años 2005 y 2006. La Tabla

6.7 presenta la composición de dichos matrimonios según la nacionalidad y el sexo de los

cónyuges. El 85% de los matrimonios heterosexuales era un matrimonio entre españoles, lo

que signfica que el 15% involucraba por lo menos a un cónyuge extranjero, lo que resulta de la

intensificación de los flujos de migración internacional y lo que supone un incremento

importante respecto a los años anteriores95. En cambio, la proporción de matrimonios

homosexuales entre españoles es más baja, un 66,3% entre los matrimonios de hombres y un

80% en el de los de mujeres. Los matrimonios homosexuales de extranjerso son muy superiores

en el caso de los hombres, que alcanzan casi un 34% entre los que unen a un español y un

extranjero (28%) y los que unen a dos extranjeros (5,8%). En el caso de los matrimonios

formados por dos mujeres, la proporción de matrimonios de extranjeras también es ligeramente

más alta que la de los matrimonios heterosexuales, aunque no tanto como la de las parejas

masculinas.

95 Ver apartado 2.2.3 dedicado a la composición por nacionalidad de los matrimonios.

% Masculinas FemeninasDiferencia de edad (en años)

0 10,4 6,5 8,31-4 61,5 37,3 42,15-9 33,6 26,3 26,510+ 6,5 30,0 23,0

100 100 100Nacionalidad *

Exogamia 1,7 17,3 10,1Endogamia 98,3 82,7 89,9

100 100 100

Parejas del mismo sexoParejas de distinto sexo

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 297

TABLA 6.7. Composición de los matrimonios según sexo y nacionalidad, España 2005-2006

Fuente: Movimiento Natural de la Población 2005 y 2006, INE

Finalmente, la Tabla 6.8 presenta las proporciones de parejas para cada combinación de nivel

de instrucción. En el caso de las parejas de distinto sexo, se combina el nivel del hombre con el

de la mujer, de tal manera que es posible medir la homogamia adicionando las cuatro

proporciones que se encuentran en la diagonal de la tabla, y también la heterogamia,

comparando las proporciones de la parte superior (en la que los hombres tienen menos

instrucción que las mujeres) con la parte inferior (en la que son ellas las menos instruidas). En

el caso de las parejas del mismo sexo, la medición de la homogamia sigue teniendo su interés,

pero el estudio de las distintas pautas de heterogamia por sexo deja de tener sentido. Por

exigencia de la base de datos del INE, en las parejas homosexuales se compara el nivel de

instrucción del cónyuge de más edad con el de menos edad; de modo que, si no se busca una

relación entre la edad y la selección de la pareja, la pertinencia del análisis de simetría

desaparece. Los niveles de homogamia son más elevados en las parejas de distinto sexo, entre

las que las parejas del mismo nivel de instrucción suponen un 70% del total, que en las del

mismo sexo, entre las que representan un 58% y un 57%, para hombres y mujeres

respectivamente. Esta diferencia, que está en la misma línea que las disparidades observadas en

términos de edad y nacionalidad, puede relacionarse con la estructura educativa de los

cónyuges. Si la estructura educativa de los cónyuges en unión homosexual fuera más

homogénea que la de los heterosexuales, este efecto de estructura podría explicar el menor

nivel de homogamia. Con el fin de descartar tal efecto, se utiliza un indicador de homogamia96

que controla específicamente, como si estandarizara, las diferencias en la estructura educativa.

Cuando el indicador H es igual a 1 expresa que no hay relación alguna entre el nivel educativo

96 Este indicador es desarrollado y aplicado al estudio de la homogamia educativa en Noruega por Birkelund y Heldal (2003) y se ha utilizado en el apartado 4.3.1. dedicado al estudio de la homogamia educativa.

Composición x nacionalidad n % n % n %Español-Española 353196 85,0 2720 66,3 1408 80,9Español-Extranjera 28465 6,8Extranjero-Española 18349 4,4Extranjero-Extranjera 15380 3,7 235 5,7 56 3,2

Total 415390 100 4104 100 1739 100

FemeninasParejas del mismo sexoParejas de distinto

sexo

1149 28,0 15,8275

Masculinas

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298 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

de los cónyuges, mientras que los valores positivos indican una interacción matrimonial en las

combinaciones homógamas más intensa de la esperada de acuerdo a la distribución educativa

de los cónyuges, es decir una preferencia neta por los cónyuges de igual nivel educativo. La

Tabla 6.8 muestra que H adquiere valores claramente superiores tanto para las parejas

heterosexuales como para las homosexuales y confirma que, a igual estructura educativa, las

parejas homosexuales masculinas son dos veces menos homógamas que las heterosexuales y las

femeninas tres veces menos.

TABLA 6.8. Composición por nivel de instrucción de las parejas según composición por sexo de la pareja, España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE Nota: La distribución de las uniones en cada matriz está calculada respecto al total de uniones de la matriz

El indicador neto de homogamia H ha permitido descartar el efecto de la estructura educativa

de los cónyuges sobre el nivel de homogamia educativa de las parejas. Sin embargo también es

interesante descartar el efecto que la composición en relación con otras variables puede tener

sobre la composición por nivel de instrucción. Es decir, si, como se ha señalado, la disparidad

de edades y la endogamia son mayores en las parejas homosexuales que en las heterosexuales,

¿en qué medida pueden estas diferencias aumentar la probabilidad de disparidades educativas

entre los cónyuges? ¿Y viceversa? Los resultados de la regresión multivariable presentados en la

%

Menos de primaria Primaria Secundaria

Estudios superiores

% Homogamia H

Parejas de distinto sexoMenos de primaria 13,4 2,3 1,6 0,1Primaria 1,7 18,3 6,5 0,7Secundaria 1,0 5,2 32,6 5,0Estudios superiores 0,1 0,4 4,5 6,6

70,9 12,1

Parejas del mismo sexo, masculinasMenos de primaria 2,5 1,2 1,5 0,2Primaria 1,6 6,0 5,2 1,0Secundaria 2,2 6,4 36,1 11,5Estudios superiores 0,2 0,9 9,1 14,1

58,8 5,2Parejas del mismo sexo, femeninas

Menos de primaria 2,2 1,0 1,7 0,5Primaria 1,9 4,6 4,5 0,9Secundaria 2,7 7,4 35,7 10,6Estudios superiores 0,5 0,9 10,3 14,5

57,1 4,1

Mujeres

Hom

bres

Cónyuge de menor edad

Cón

yuge

de

may

or e

dad

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 299

Tabla 6.9 muestran como se asocian las tres dimensiones de la heterogamia de las parejas

(educativa, de edad y por nacionalidad), para hombres y mujeres, a la probabilidad de estar en

unión homosexual, según el censo de 2001. En relación con las uniones de composición

homógama (que figuran como categoría de referencia), las uniones con un cónyuge más

instruido que el otro, mayor que el otro y de una nacionalidad distinta presentan valores

superiores a 1, lo que significa que la heterogamia está asociada positivamente con el tipo de

unión homosexual. Por ejemplo, los hombres que tienen una diferencia de 10 años o más de

edad con su pareja tienen casi 8 veces más posibilidades de estar en unión homosexual que

heterosexual. Lo mismo ocurre para los hombres que están unidos con un cónyuge de distinta

nacionalidad a la suya. En el caso de las mujeres la pauta se mantiene, si bien los parámetros no

alcanzan valores tan elevados. Con estos resultados se concluye que, aunque puedan reforzarse

entre sí, cada una de las dimensiones de la composición de las parejas aquí analizadas está

directa y positivamente relacionada con el tipo de unión homosexual, es decir que en el 2001

las uniones homosexuales eran más heterógamas en lo que a edad, nivel de instrucción y

nacionalidad se refiere.

TABLA 6.9. Características de la pareja asociadas a la composición por sexo -homosexual/heterosexual- (parámetros estimados de un modelo de regresión logística), España 2001

Fuente: elaboración propia, Censo de población 2001, INE Nota: ** significativo con un intervalo de confianza de un 95%, * intervalo de confianza de un 90%

N B Exp(B) N B Exp(B)Homogamia educativa

Mismo nivel 309907 0,00 ref 309834 0,00 ref

Un nivel de 121888 0,59 1,81 ** 121815 0,37 1,45 **

Dos niveles de 36940 0,58 1,78 ** 36920 0,53 1,70 **

Tres niveles de 6620 0,43 1,53 6618 0,78 2,18 *

Homogamia de edad0 49208 0,00 ref 49206 0,00 ref1-4 292734 0,13 1,14 292678 -0,36 0,70

5-9 109607 0,83 2,29 ** 109557 0,25 1,29

10+ 23806 2,07 7,92 ** 23746 1,31 3,71 **

Endogamia nacionalidadEndógamo 466499 0,00 ref 466377 0,00 ref

Exógamo 8856 2,09 8,07 ** 8810 1,75 5,73 **

Constante -8,25 -8,26

Hombres Mujeres

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300 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

6.3. Recapitulación: la heterogamia de las parejas homosexuales

Ante la recién legalización del matrimonio homosexual en España, y en un contexto europeo

de expansión de los derechos de las parejas del mismo sexo, se abre la vía para el estudio de

estas parejas a partir de nuevas fuentes estadísticas: los registros de uniones y de matrimonios.

En el caso de España se trata del registro de matrimonios del Movimiento Natural de la

Población, con el que todavía es prematuro trabajar porque sólo se dispone de datos para los

últimos 6 meses de 2005 y datos provisionales de 2006. Por este motivo se han caracterizado los

homosexuales que viven en unión y sus uniones a partir de los datos del censo de 2001.

Asumiendo que, a pesar de estar subregistradas, las parejas homosexuales autodeclaradas en el

censo son representativas del conjunto, se ha realizado una exploración de sus características

que resulta novedosa en un contexto de muy escasa investigación científica sobre la materia en

España y que permite la comparación con exploraciones análogas en países europeos.

Como se planteaba en la primera de las hipótesis que guían este capítulo, las uniones formadas

por dos personas del mismo sexo en el 2001 están formadas por cónyuges que se caracterizan

por ser jóvenes, con elevado nivel de instrucción y por residir mayoritariamente en áreas

urbanas. Estos tres elementos, generación, nivel socioeconómico y territorio apuntan a la

existencia en España, todavía, de ámbitos más y menos favorables dónde llevar a cabo un

proyecto de pareja homosexual. El número de uniones de hombres es dos veces mayor que el

de las mujeres, elemento que refuerza las tesis que apuntan a una mayor incidencia de la

homosexualidad masculina que de la femenina. Sin embargo, este elemento no resulta

determinante, ya que puede existir un diferencial en la intensidad de entrada en unión.

En lo que se refiere al análisis comparado de las características de los cónyuges, y como

planteaba la tercera hipótesis, los resultados apuntan a una mayor heterogamia en las parejas

homosexuales que en las parejas heterosexuales en variables tan fundamentales como la edad,

la nacionalidad o el nivel de instrucción. La elevada heterogamia de las uniones homosexuales

ha sido puesta de manifiesto en investigaciones empíricas en países como Francia, Suecia,

Noruega o los Estados Unidos y requiere de más investigación para poder encontrar elementos

de interpretación que vinculen la polaridad en las características de los cónyuges que tienen el

mismo sexo. Como se planteaba también, entre estos elementos sería preciso considerar si

existe un funcionamiento y unas condiciones estructurales específicas del mercado

matrimonial para las parejas homosexuales o bien si, como han apuntado algunos autores

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EL SEXO DE LOS CÓNYUGES 301

(Schwartz, Graf 2007), el marco de las preferencias en materia de selección conyugal

responden a criterios o valoraciones distintas según la orientación sexual de los cónyuges.

El análisis diferenciado de la formación de las parejas según la composición por sexo pone de

manifiesto la necesidad de plantear de forma operativa las semejanzas y diferencias de la

estructura y la dinámica del mercado matrimonial para las parejas homosexuales. Si uno de los

objetivos de esta tesis es conocer el funcionamiento y las dinámicas de los mercados

matrimoniales en España a través de la caracterización de las uniones resultantes, es evidente

que las singularidades detectadas en el caso de las parejas homosexuales inducen a pensar en

singularidades de su mercado de referencia. Estas singularidadas, como se ha apuntado en este

capítulo, podrían derivarse de la menor cantidad de candidatos, o bien de las limitaciones en

términos de transparencia, o bien de la existencia de costes más elevados, entre otros. En

efecto, para las parejas heterosexuales, las investigaciones han puesto de manifiesto que la

oferta absoluta de candidatos, o bien relativa de candidatos de determinadas características,

condicionan en buena medida la composición de las uniones resultantes. Es sin duda un ámbito

que merece un análisis específico.

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CONCLUSIONES 303

CCOONNCCLLUUSSIIOONNEESS YY DDIISSCCUUSSIIÓÓNN

El estudio de las parejas españolas con relación a las características de los cónyuges a lo largo

del siglo XX lleva a concluir que, en España, la formación de la pareja ha tomado nuevos

cauces. Esta nueva dirección se explica tanto porque el mercado matrimonial ha variado, como

porque las decisiones de los individuos respecto a cuando, cómo y con quién se unen se

fundamentan en una nueva lógica de pareja. Desde su planteamiento inicial y luego durante su

realización, la tesis ha combinado en todo momento esta doble dimensión, que es esencial para

entender las pautas de emparejamiento. Por una parte, el mercado matrimonial, que determina

las oportunidades con las que cuentan los futuros cónyuges, y, por otra, las afinidades electivas,

que recogen el conjunto de elementos que se conjugan para determinar sus preferencias.

En consecuencia, en este capítulo de conclusiones los resultados se interpretan considerando

esta doble perspectiva. En primer lugar, se resumen las principales características de las pautas

de emparejamiento con respecto a la edad, el nivel de instrucción y el origen de los cónyuges,

considerando tanto la interacción entre las tres características sociodemográficas como la

relación entre las restricciones estructurales y las afinidades electivas. En segundo lugar, se

caracterizan los mercados matrimoniales en España a la luz de los resultados obtenidos en el

análisis de la composición de las parejas. En tercer lugar, se apuntan previsiones para la

evolución de la formación de la pareja a corto y medio plazo. Finalmente, en cuarto lugar, se

señalan las principales limitaciones de la investigación, así como las vías que se abren para

desarrollos posteriores.

Sobre la formación de las parejas en España

El análisis de la relación de edad entre los cónyuges, a partir de los datos del registro de

matrimonios del Movimiento Natural de la Población (MNP), ha mostrado que, a lo largo del

siglo XX, en España los matrimonios se han formado mayoritariamente entre un hombre y una

mujer de edad distinta en la que él es mayor que ella. Como ha ocurrido en otros países

europeos, durante este período, y especialmente durante las últimas décadas del siglo XX, la

diferencia media de edad entre cónyuges ha tendido a reducirse, lo que indica tanto un

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304 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

aumento de la homogamia por edad como la suavización de la pauta de hipergamia femenina.

Esta evolución es la contraria a la que cabría esperar, puesto que el aumento de las segundas

nupcias, el retraso del calendario de la nupcialidad, el crecimiento de los matrimonios de

inmigrantes y la llegada de las generaciones vacías al mercado matrimonial más bien habrían

presagiado una disminución de la homogamia por edad que se habría traducido en una mayor

diferencia de edad entre cónyuges. Es preciso, pues, buscar las razones de dicha evolución en

los cambios que las nuevas relaciones de género y de las expectativas de las mujeres en la esfera

productiva generan sobre la formación de la pareja. En concreto, en el marco de estas nuevas

relaciones y expectativas, hombres y mujeres tienden a equiparar sus criterios para formar

pareja, de tal forma que la mujer se casa más tarde y determina el calendario tanto como el

hombre. Esta equiparación se traduce en un mayor número tanto de parejas homógamas como

de parejas en las que la mujer es mayor que el marido.

El análisis de la relación por nivel de instrucción de los cónyuges, a partir de los datos del censo

de población de 2001, ha evidenciado que las parejas son y han sido mayoritariamente

homógamas. Sin embargo, y en consonancia con la evolución en otros países europeos, los

niveles de homogamia educativa han decrecido de manera importante de las generaciones más

antiguas a las más modernas, al mismo tiempo que se ha invertido el patrón de hipergamia por

sexo, siendo, para las generaciones recientes, más frecuente la pareja hipógama, desde el punto

de vista de la mujer, que la hipérgama. Esta evolución se deriva del proceso de expansión

educativa experimentado por la sociedad española en el siglo XX, que ha contribuido a

diversificar la estructura por nivel de instrucción de los candidatos a formar pareja y ha

reducido las diferencias entre sexos en materia educativa. Los cónyuges con estudios superiores

escapan a la tendencia de reducción de la homogamia y ven incrementar la probabilidad de

unirse con un cónyuge que también disponga de estudios universitarios, especialmente en el

caso de los hombres, puesto que tradicionalmente los hombres universitarios eran los que

presentaban menores niveles de homogamia educativa. Una vez más, esta evolución específica

se explica en el marco de la transformación de la estructura educativa, cuya diversificación ha

contribuido a la reducción de la homogamia educativa y cuya superación de las diferencias por

sexo ha favorecido la superación de la hipergamia femenina. Sin embargo, en este contexto

favorable, también ha jugado un papel decisivo la equiparación de las preferencias de hombres

y de mujeres, puesto que, por una parte, las mujeres son valoradas también por su potencial en

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CONCLUSIONES 305

la esfera productiva y, por otra parte, ellas mismas toman decisiones desde su nueva posición.

Por este motivo la reducción de la homogamia educativa se ha acompañado de un incremento

de la hipogamia femenina y no de la hipergamia femenina que más bien se ha reducido tanto

como la propia homogamia.

El análisis de la relación por origen de los cónyuges se ha centrado en las dos últimas décadas

del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, cuando los flujos de inmigración internacional

se han intensificado en España. Los resultados apuntan que las parejas han sido y son

mayoritariamente endógamas en relación con el origen de los cónyuges. Esto se explica por el

elevado grado de homogeneidad de orígenes de la población española, en comparación con

otras sociedades de mayor diversidad étnico-racial. Con la llegada de inmigrantes extranjeros a

partir de mediados de los años 1990s esta homogeneidad empieza a quebrantarse. Los

resultados muestran que la interacción entre las trayectorias migratorias y las pautas

matrimoniales condiciona directamente la formación de las parejas de los inmigrantes. Por este

motivo, los niveles de endogamia varían según se consideren exclusivamente las parejas de los

inmigrantes formadas en España o bien el conjunto de las parejas de los inmigrantes,

incluyendo aquéllas que se formaron antes de la migración o bien después pero en el país de

origen. La comparación entre las tres principales fuentes estadísticas, el registro de

matrimonios, el registro de nacimientos y el censo de población de 2001, detecta estas

diferencias y muestra que la endogamia es inferior entre los inmigrantes extranjeros que se

casan en España que en el conjunto de las parejas de inmigrantes que residen en España. Los

resultados también muestran la relación existente entre las pautas de emparejamiento y los

niveles de endogamia de cada colectivo y de cada sexo con una serie de factores estructurales

que determinan las opciones matrimoniales de los candidatos. En concreto, se establece una

relación positiva entre endogamia y antigüedad y tamaño del grupo de referencia, así como una

relación entre la relación de masculinidad de cada grupo y las diferencias entre las pautas de

emparejamiento masculinas y femeninas de sus miembros.

De la evolución de las pautas de formación de las parejas en España en relación con la edad, el

nivel de instrucción y el origen se deduce que, además del efecto de los cambios estructurales,

hombres y mujeres convergen cada vez más en sus intereses a la hora de formar pareja. Si bien

el efecto de dicha convergencia de intereses y criterios sobre la composición de las parejas es

múltiple y no siempre va en la dirección de favorecer la homogamia, sí que constituye un

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306 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

fundamento importante de la consolidación del modelo de pareja igualitaria. En cualquier caso,

esta evolución se refiere exclusivamente a las parejas heterosexuales, puesto que el análisis

específico de las parejas homosexuales ha demostrado que la relación entre los cónyuges del

mismo sexo, en relación con una serie de variables sociodemográficas, es de naturaleza distinta.

Si bien no es posible contemplar una evolución de tan largo alcance por la falta de visibilidad

social y estadística de las parejas homosexuales hasta fecha reciente97, los resultados apuntan,

de manera consistente con análisis realizados anteriormente para otros países europeos, que

estas parejas presentan sistemáticamente unas pautas más heterogámicas tanto en relación con

la edad, como con el nivel de instrucción como con el origen.

También las parejas exógamas, conocidas como parejas mixtas, son más heterógamas que las

parejas endógamas. Es decir, que cuando los cónyuges son muy diferentes en una de las

características sociodemográficas más importantes, el origen como el sexo, sus probabilidades

de serlo en relación con otras características aumenta. En concreto, los resultados obtenidos

muestran que la diferencia media de edad entre cónyuges varía según el origen de los

cónyuges. Los resultados muestran que la diferencia es más elevada en las parejas formadas por

un español y una extranjera que en las parejas entre españoles, mientras que es inferior en las

parejas formadas por una española y un extranjero. Esta diferencia de género se observa

también en la composición por nivel de instrucción de las parejas formadas entre españoles y

extranjeros. Las parejas mixtas por origen tienen mayor propensión a ser heterógamas en

relación con el nivel de instrucción y el sentido de la heterogamia es distinto en función del

sexo. Los hombres españoles que están unidos con una mujer extranjera tienen una propensión

más alta a estarlo con una mujer más instruida que ellos que con una mujer más instruida que

ellos. Inversamente, las mujeres españolas unidas con hombres extranjeros se unen

mayoritariament con hombres más instruidos que ellas. Las diferencias en la forma de

emparejarse con los extranjeros de españoles y españolas define así la interacción matrimonial

entre locales e inmigrantes en un mercado cada vez más heterógeno por género.

97 Como se ha visto en el capítulo 6, el censo de población de 2001 es el primero que permite la declaración de parejas del mismo sexo. Por otra parte, la reforma del código civil de julio de 2005 legaliza el matrimonio homosexual.

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CONCLUSIONES 307

Sobre los mercados matrimoniales en España

Los resultados obtenidos en el análisis de la formación de la pareja considerando la edad, el

nivel de instrucción y el origen de los cónyuges ofrecen elementos interesantes para el análisis

de la estructura, del funcionamiento y de las transformaciones de los mercados matrimoniales

en España. En efecto, los mercados no sólo sirven para explicar determinadas pautas de

emparejamiento sino que, recíprocamente, es a través de las características de las parejas

resultantes que es posible aprehender un ente de naturaleza tan compleja como es el mercado

matrimonial. En concreto, los resultados del análisis contribuyen a definir mejor i) la

delimitación del mercado ii) el equilibrio del mercado iii) el proceso de modernización del

mercado y iv) la introducción de nuevos ejes de segmentación del mercado.

En primer lugar, los resultados corroboran la existencia de una pluralidad de mercados

matrimoniales en España, definidos espacialmente pero también social y demográficamente.

Por una parte, la importancia de la proximidad residencial de los cónyuges revela la necesidad

de entender los mercados matrimoniales en clave local, si bien es cierto que la ampliación de

los espacios de vida de los españoles, como consecuencia de las nuevas pautas de movilidad y

de migración residencial, han contribuido a desdibujar los límites espaciales. Por otra parte, la

correlación entre las edades y los estados civiles de los cónyuges dan cuenta de la

estructuración de los mercados en círculos sociales, mientras que la homogamia educativa y la

endogamia por origen hacen lo propio con los círculos sociales. Se puede concluir, de este

modo, que como ya apuntara Louis Henry (1984) con la teoría de los círculos, los ejes de

segmentación social se cruzan con las dimensiones territoriales para ampliar o reducir ciertas

distancias físicas entre los candidatos a formar pareja. Finalmente, el incremento de la

presencia de inmigrantes extranjeros en el mercado matrimonial español es indicativo de una

forma de transformación de dicho mercado: la internacionalización. Para muchos españoles o

extranjeros residentes en España los mercados matrimoniales no se limitan al territorio

nacional sino que se amplían a los países de origen o al extranjero en general.

En segundo lugar, los resultados permiten evaluar la importancia de las condiciones del

mercado matrimonial, es decir de la estructura por sexo y edad de los candidatos a formar

pareja, sobre las pautas de emparejamiento en España. La teoría del mercado establece que en

condiciones de desequilibrio absoluto o relativo entre el número de hombres y de mujeres se

activarán mecanismos de ajuste como la soltería diferencial por sexo, la modificación de la

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308 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

relación de edad entre los cónyuges, o la búsqueda de cónyuge en mercado externos (Cabré

1993, 1994). Efectivamente, en el caso de España, si bien las pautas generales de

emparejamiento no responden a la situación del mercado, sí que es posible identificar el

impacto de situaciones excepcionales de desequilibrio, concretamente durante la década de los

años 1960s cuando las generaciones vacías nacidas durante los años 1930s llegan a edades

nupciales. En estos años la diferencia media de edad entre cónyuges se amplía

considerablemente como reacción a la escasez relativa de mujeres y a la necesidad de los

hombres de casarse con mujeres más jóvenes. Esta situación de desequilibrio se analiza a nivel

del conjunto de España, pero es de suponer que a otras escalas territoriales pueden haberse

dado situaciones de desequilibrio de igual o mayor importancia como consecuencia de procesos

de migración diferencial por sexo. En efecto, como bien apunta Ni Bhrolchain (2002), detrás de

un equilibrio agregado del número de efectivos pueden esconderse situaciones de desequilibrio

a nivel local. Del mismo modo, las situaciones de desequilibrio pueden generarse en

subpoblaciones. Concretamente, los grupos de inmigrantes son susceptibles de experimentar

dichas situaciones como consecuencia de las trayectorias migratorias. Los resultados de la

formación de las parejas por origen de los cónyuges han revelado como, efectivamente, la

relación de masculinidad de los colectivos de extranjeros explica las diferencias entre las pautas

masculinas y femeninas de estos extranjeros. Así, en grupos feminizados, como el de los

colombianos, las mujeres se unen en forma menos endogámica que los hombres, mientras que

en grupos masculinizados se da la situación contraria.

En tercer lugar, los resultados obtenidos en el estudio de la homogamia educativa apuntan a un

proceso de modernización de los mercados matrimoniales en España. El hecho de que los

universitarios y las universitarias se unan cada vez más entre sí y que las diferencias de edad

entre estos cónyuges se reduzcan son factores que apuntan a la consolidación de los ámbitos

educativos como verdaderos mercados matrimoniales. Como apuntan Blossfeld y Timm (2003)

en su obra colectiva sobre la homogamia educativa en distintos países europeos, los sistemas

educativos actúan como mercados porque son el espacio de encuentro principal de unas

generaciones que han ampliado su etapa formativa hasta los estudios universitarios, y que, por

lo tanto, han ido acercando el momento de la fin de los estudios con el de la entrada en unión

(Mare 1991). Estos mercados preferenciales, que por supuesto concurren con otros mercados

externos, tienen sus propias singularidades, que se traducen después en las características de las

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CONCLUSIONES 309

parejas resultantes. La singularidad principal es la elevada homogeneidad de los candidatos de

dicho mercado. Se trata de jóvenes en un rango de edades muy estrecho, con un nivel

educativo por definición equivalente y presumiblemente con unas perspectivas profesionales y

un estatus socioeconómico convergentes. Esto supone que las posibilidades de formar pareja

con un semejante se multiplican. La reducción de las diferencias de edad y el aumento de la

homogamia educativa que se deriva de la expansión educativa y de la consolidación de los

mercados matrimoniales educativos, implican que las variables adquiridas ganan importancia

respecto a las adscritas en la formación de la pareja (Kalmijn 1998) y que las diferencias de

género se superan. En definitiva, y por todo ello, el aumento de la homogamia entre los

universitarios debe ser leída en clave de modernización, si bien hay quien pueda objetar que

obstaculiza la superación de las diferencias sociales y que empuja a la homogamia también a los

no universitarios.

En cuarto lugar, los resultados de la relación por origen de los cónyuges durante la última

década del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, aportan elementos para entender los

efectos de la introducción de un nuevo eje de segmentación en el mercado matrimonial. Los

inmigrantes están unidos básicamente con otros inmigrantes de su mismo origen si bien, como

se ha visto, esta pauta varía enormemente entre colectivos y sexos. Esta pauta endogámica

demuestra que los individuos no se emparejan sin tener en cuenta su origen y que esta

característica se convierte en un eje de segmentación del mercado. Este eje se combina con los

ya existentes e interactua con ellos, modificando el sentido de las relaciones por edad, estado

civil o nivel de instrucción de los cónyuges. Prueba de esta interrelación entre las distintas

variables es el hecho de que los inmigrantes que no están unidos endogámicamente sino con un

cónyuge español, forman parejas más heterogámicas.

Perspectivas de futuro en la formación de la pareja en España

Para realizar predicciones sobre las pautas futuras de formación de la pareja es preciso prever

como evolucionarán los cambios que se han venido produciendo en la sociedad española en las

últimas décadas y que han influido en las pautas de emparejamiento. Estos cambios han tenido

impacto tanto en las condiciones estructurales del mercado matrimonial como en la

configuración de las afinidades electivas de los futuros cónyuges. Se trata, fundamentalmente,

de la aprobación del divorcio y el resurgir de las segundas nupcias; de la extensión de la

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310 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

cohabitación prematrimonial y de la cohabitación alternativa al matrimonio; de la mejora de

los niveles de instrucción; de la llegada de extranjeros al mercado matrimonial; de la

ampliación de los espacios de vida; del cambio en las relaciones de género y la incorporación de

la mujer y esposa a la esfera productiva.

Tanto la cohabitación como el aumento de las segundas nupcias tienen, como se ha visto, un

impacto sobre la edad al matrimonio y sobre la relación de edad de los cónyuges. Puesto que es

razonable esperar que tanto los matrimonios de divorciados como los primeros matrimonios

que se forman tras una primera unión consensual, disuelta o consolidada, seguirán

aumentando, esto debería redundar en una mayor heterogamia por edad de las parejas.

La diversificación de la estructura educativa ha contribuido a la reducción de la homogamia

educativa. Si en el futuro la transformación educativa lleva a un nuevo proceso de

concentración por la parte alta de la estructura, cabría esperar el proceso contrario, es decir un

aumento de la homogamia educativa. Así lo han constatado en el caso de los Estados Unidos las

últimas investigaciones de Schwartz y Mare (2005), señalando que la homogamia educativa

creciente de los universitarios pesará cada vez más sobre el total, al mismo tiempo que

arrastrará los individuos de niveles educativos inferiores.

El análisis de las pautas de emparejamiento se ha analizado en un período de máximo auge de

los flujos de inmigración lo cuál determina necesariamente las pautas de endogamia

observadas. En el futuro se esperan dos tendencias con un impacto de signo contrario: por una

parte el incremento de los flujos de reagrupación familiar y por otra la suavización del

conjunto de flujos inmigratorios internacionales. En el primer caso, la llegada de parientes por

la vía de la reagrupación incluye, en una lugar destacado, a los cónyuges lo cual significa que el

estoc de parejas endógamas tenderá a aumentar98. En el segundo caso, por el contrario, la

literatura científica advierte que la ralentización de los flujos resta dinamismo a los mercados

matrimoniales de referencia de los inmigrantes, lo que favorece los emparejamiento exógamos

(McCaa, Esteve, Cortina 2006).

La extensión del modelo igualitario de pareja es quizás, junto con la concentración de la

estructura educativa, la baza más importante para sostener que la homogamia irá en aumento.

98 En efecto, los elevados porcentajes de inmigrantes que, según el censo de 2001, estaban casados pero cuyo cónyuge estaba ausente del hogar, presumiblemente porque todavía no había migrado, apuntan al importante potencial de la reagrupación familiar.

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CONCLUSIONES 311

En efecto, a pesar de que el aumento de las nupcias y uniones de segundo orden contribuye a la

heterogamia y que el origen seguirá siendo un eje de segmentación del mercado, las parejas en

las que ambos cónyuges comparten en igualdad de condiciones tareas productivas y

reproductivas son al mismo tiempo un aliciente y una garantía a la formación de parejas

homógamas, tanto en edad como en nivel de instrucción. En resumen, la evolución futura de la

formación de las parejas se dará en un contexto de mayor heterogeneidad demográfica y étnica

de los mercados y, al mismo tiempo, con unas nuevas coordenadas para las afinidades de

hombres y de mujeres derivadas de la concentración educativa y la equiparación de los

criterios masculinos y femeninos.

Limitaciones y desarrollo futuro de la investigación

En este apartado de conclusiones, y para terminar, es preciso tener en cuenta los límites de la

investigación llevada a cabo en la tesis doctoral y las direcciones en las que seguir

desarrollando la investigación en el futuro. La primer limitación surgió ya desde el principio al

constatar la escasez de producción científica sobre el tema de la formación de la pareja y las

pautas de emparejamiento en España. Esto ha llevado a hacer un repaso de la literatura

extranjera que, si bien ha resultado de gran utilidad para el planteamiento de este trabajo y la

formulación de las hipótesis de partida, también ha conllevado el riesgo de intentar encajar la

realidad española en marcos o esquemas explicativos no demasiado apropiados. Este riesgo se

ha puesto especialmente de manifiesto en el análisis de la relación por origen de los cónyuges,

que constituye una novedad en el contexto español en el que, a diferencia de otros países, el

carácter inmigratorio de la sociedad es nuevo y el proceso de diversificación y segmentación

del mercado todavía incipientes.

La segunda limitación tiene que ver con las fuentes de información estadística. El trabajo

simultáneo y fragmentado con distintas fuentes estadísticas hace más difícil analizar las

interacciones entre las distintas dimensiones de homogamia. Por este motivo seria interesante

poder trabajar con una encuesta que permitiera, como lo hizo en su momento la Encuesta

Sociodemográfica de 1991, analizar de forma conjunta todas las características de los cónyuges

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312 LA FORMACIÓN DE LA PAREJA EN ESPAÑA

así como sus trayectorias conyugales y familiares99. Además, como se ha planteado en el

capítulo de fuentes, y después en cada caso, las fuentes estadísticas utilizadas presentan ciertas

limitaciones para la captación del fenómeno y la correcta clasificación de los cónyuges. El

registro de matrimonios limita tanto el estudio de la relación de edad de los cónyuges como el

de la relación por nivel de instrucción. En el caso de la edad, el problema es que al trabajar con

el MNP no se consideran las parejas de hecho, cuya influencia sobre la homogamia por edad de

las parejas es creciente. En el caso del nivel de instrucción, el MNP no incluye esta

información para los cónyuges y que el censo de población de 2001, al no incluir la fecha de

matrimonio, no permite establecer el nivel educativo en el momento de entrar en unión. Pero

el caso más evidente es el de los inmigrantes. En este caso, la dificultad es doble y radica, por

una parte, en la correcta identificación de los inmigrantes cuando sólo se dispone de la variable

de nacionalidad, ya que ésta es susceptible de haberse modificado, y, por otra parte, en la

captación de todas las uniones, tanto matrimonios como parejas de hecho y tanto las formadas

en España como las formadas en el extranjero.

Por lo que respecta al futuro desarrollo de la investigación, cabe señalar fundamentalmente la

necesidad de incorporar en el futuro a las uniones consensuales y ampliar el estudio de las

características de los cónyuges a variables tales como la ocupación, la categoría profesional o el

nivel de ingresos. En el primer caso, las uniones conyugales han sido incorporadas al análisis en

la medida en la que la fuente lo permitía, pero no han sido tratadas de forma específica.

Teniendo en cuenta que, efectivamente, en un futuro próximo la cohabitación podrá ser la

forma de pareja mayoritaria, como ya lo es actualmente en algunas edades, resulta

imprescindible conocer las características de estas parejas así como su impacto sobre el

conjunto de las parejas. En el segundo caso, la incorporación de nuevas variables pasa

necesariamente por el uso de nuevas fuentes estadísticas y supone una perspectiva interesante

para contribuir a explicar la transformación del modelo de pareja y del papel de hombre y

mujer.

Por último, es preciso avanzar en la relación de causalidad entre las transformaciones

observadas en la composición de las parejas y los elementos, resumidos en el mercado

matrimonial y en las afinidades electivas, que las explican. En esta tesis se establecen relaciones

99 En este sentido, generan expectativas interesantes las futuras “Encuesta Nacional de Inmigrantes” realizada por el INE y la “Enquesta Demogràfica 2007”, que el Instituto de Estadística de Cataluña (IDESCAT) proyecta para este año 2007.

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CONCLUSIONES 313

lógicas entre ambos niveles que, desafortunadamente, no siempre son confirmadas de forma

empírica. La aplicación de estudios a escala local o regional es otra de las vías de desarrollo

posibles. En efecto, como se ha apuntado en distintos momentos de este trabajo, uno de los

puntos más delicados de la investigación sobre la formación de la pareja se encuentra en la

definición espacial de los mercados matrimoniales. Finalmente, se abre todo un campo de

estudio alrededor de las consecuencias que tienen y tendrán las pautas de emparejamiento

sobre las dinámicas matrimoniales, sobre el modelo de pareja vigente, sobre la evolución de los

roles de género e incluso sobre la estructura social. .

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