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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Sociales

    El paradigma de la homogeneidad

    Mnica Quijada*

    El xito en la difusin del multiculturalismo nos ha acostumbrado a percibir con

    prevencin cualquier referencia a la homogeneidad cultural en el seno de los grandes

    Estados nacionales. Esta visin, sin embargo, constituye un desarrollo relativamente

    reciente. En su famoso libro Nations and Nationalism (1983) afirmaba uno de los ms

    influyentes tericos de la nacin, Ernest Gellner: No entendemos propiamente todas

    las opciones de que dispone la sociedad industrial, y a lo mejor nunca lo hagamos,

    pero entendemos algunas de sus caractersticas esenciales. El tipo de homogeneidad

    cultural requerida por el nacionalismo es una de ellas, y sera mejor que hiciramos las

    paces con ella. No es que el nacionalismo imponga la homogeneidad, sino que una

    homogeneidad impuesta por un imperativo objetivo e ineludible aflora eventualmente

    en la forma de nacionalismo.1 La conexin que establece Gellner entre homogeneidad

    y nacionalismo no es casual, ya que la primera fue asumida como una materia de

    preocupacin central de los Estados a partir de su vinculacin a la legitimidad poltica.Es decir, segn el modelo de Gellner, ese proceso tuvo lugar cuando las condiciones

    sociales favorecieron la existencia de altas culturas, homogneas y centralmente

    sostenidas, que permearon no slo lites minoritarias sino poblaciones enteras, las

    cuales se identificaron voluntaria y a menudo ardientemente con esa cultura unificada,

    bien definida y educacionalmente sancionada. Dicha cultura se convirti entonces en

    el nico repositorio de la legitimidad poltica, producindose la convergencia de

    voluntad, cultura y unidad poltica.2 De tal forma el nacionalismo, que implica una

    nueva forma de organizacin social, basada en culturas hondamente internalizadas ydependientes de la educacin, cada una protegida por su propio estado es la

    manifestacin externa de un profundo ajuste en la relacin entre poltica y cultura. Las

    condiciones sociales que favorecieron el surgimiento de este sistema corresponden

    segn este autor al desarrollo de la sociedad que no lleg simultneamente a todas las

    partes del mundo ni de la misma manera. Se trata de un proceso secular que llev al

    *En: Quijada, Mnica, Bernand, Carmen y Schneider, Arnol. Homogeneidad y Nacin con un estudio decaso: Argentina siglos XIX y XX, Captulo I, CSIC, Madrid, 2000. pp. 15-55.1 Ernest Gellner: Nations and Nationalism, Cornell University Press, 1983, p.39.2 Idem. P.5

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesestablecimiento de una sociedad annima, impersonal, con individuos unidos por una

    cultura compartida formando una poblacin mvil alfabeta, educacionalmente

    estandarizada, con mandatarios y mandados culturalmente similares, en lugar de una

    compleja estructura previa de grupos locales sostenidos por culturas reproducidas in

    situpor los propios microgrupos y en la que las altas culturas imponan su autoridad,

    no definan los lmites de una unidad poltica.3

    De tal forma el modelo de Gellner plantea la homogeneidad como una

    necesidad objetiva surgida de un proceso de modernizacin. Esto tiene la ventaja de

    proporcionar un marco que favorece la visin de la nacin y de la uniformidad cultural

    como un constructo, perseguible en el tiempo y desprovisto de toda aspiracin

    esencialista. Sin embargo, es insuficiente para explicar el proceso histrico que

    queremos comprender. No tiene en cuenta algunos aspectos que son relevantes para

    nuestro tema. Por un lado y como ya seal John Rex, en el proceso de

    modernizacin la poltica y la economa son liberadas de su subordinacin a

    instituciones comunales y a la cultura de la etnia. En lugar de ello pasan a ejercer una

    dominacin sobre estas ltimas o erosionan la misma base de su existencia. En este

    proceso es la poltica la que es dominante. Ella regula y administra el conjunto de su

    territorio dado y, al hacerlo, coloca bajo su control a la economa, la lengua y la

    religin.4 Por otro, la nacin moderna raramente se contenta con la vinculacin

    individual de sus miembros; por el contrario, necesita crear un sentimiento de amor

    patrio y un sentido de pertenencia a la nacin y para ello recurre a elementos

    premodernos. Finalmente, existe un vnculo estrecho del Estado-nacin y la

    construccin moderna del concepto de ciudadana que se origina en el proceso de

    configuracin de las naciones de ciudadanos desde la segunda mitad del siglo XVIII,

    cuando las antiguas lealtades al seor o al monarca fueron reemplazadas por la

    lealtad a la nacin.

    La Irrupcin de una nueva forma de ciudadana

    Ciudadana y ciudadano son trminos arcaicos, cuyo contenido ha ido a lo

    largo de la historia. En la Antigedad florecieron como conceptos clave en el

    pensamiento poltico y legal en mbitos geogrficamente limitados y abarcando solo a

    una minora de la poblacin que era polticamente activa y culturalmente monoltica en

    3 Idem, p. 57 y 504 John Rex: The nature of etnicity in the project of migration, en Montserrat Guibernau y John Rex: TheEthnicity Reader Nationalism, Multiculturalism and Migration. Polity Press, Cambridge, 1997. pp. 269-283.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialestanto que los individuos que la integraban tenan conocimiento directo de sus

    conciudadanos. Esta manera de entender la ciudadana se mantuvo en trminos

    generales hasta que se consolid una nueva forma institucional basada en el

    nacimiento -o residencia especfica en un estado territorial, que aspir a ciudadanizar

    a todos sus miembros y en el que era imposible la poltica de contacto personal.

    Basado en esta diferenciacin Peter Riesenberg distingue entre una primera y una

    segunda forma de ciudadana5.

    La segunda forma de ciudadana -que correspondera grosso modoacodo a la

    comunidad imaginada, segn la exitosa conceptualizacin de Benedict Anderson es

    reciente y no se remonta ms all de promediado el siglo XVIII. Con anterioridad a

    ello, en la edad moderna y durante un perodo de ms de dos siglos la ciudadana dej

    de ser un eje de preocupacin del pensamiento poltico, que tendi a centrarse en

    temas tales como el constitucionalismo, el vnculo entre el individuo -percibido como

    sbdito- y su rey, la relacin de los monarcas con los parlamentos y los estados y la

    eficacia administrativa. Pero en el pasaje del Antiguo Rgimen al republicanismo los

    conceptos de ciudadano y ciudadana crecieron en centralidad e importancia Los

    pensadores de la Ilustracin encontraron en ciudadano una palabra que posea la

    autoridad de un origen clsico y era al propio tiempo un trmino legal familiar, que

    poda adaptarse a las necesidades tanto de la tradicin absolutista como la

    republicana. Sin embargo, cuando en la dcada de 1750 Diderot escribi sobre la

    ciudadana en la Encyclopdie, present la institucin en trminos de la antigua

    ciudad-estado. Tambin Rousseau vio el modelo de su sociedad moral en la

    idealizada comunidad alpina de la Ginebra de su juventud. La visin que se tena era

    la de la polis, con su pequea superficie, su poblacin reducida y orgnicamente

    ordenada, religin nica, cultura poltica nica y modelo nico y globalmente aceptado

    del buen ciudadano. Un mundo a pequea escala. Los observadores polticos todava

    encontraban difcil pensar en las implicaciones de la ciudadana para un pueblo y unterritorio ms grande que la polis.6Sin embargo, ya Rousseau, como Montesquieu y

    otros crticos comenzaron a discutir sobre el problema de crear instituciones y

    sentimientos que pudieran funcionar en mbitos amplios.

    Cuando la Revolucin hubo derrocado a la monarqua, constituyendo en breve

    lapso la repblica, la ciudadana se volvi importante y el ciudadano apareci en

    5 Peter Riesenberg: Citizenship in the Western Tradition. Plato to Rousseau, The University of NorthCarolina Press, Chapel Hill and London, 1992.6 Idem,pp. 153-155.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialestodas las bocas, convirtindose en una proclamacin de lealtad a una nueva forma de

    organizacin poltica. Haba habido muy poca preparacin para la nueva realidad

    republicana, y durante un perodo se sigui considerando a las virtudes ciudadanas tal

    como se derivaban en un sentido tradicional del mundo antiguo, o mediadas por la

    experiencia italiana, especialmente segn los anlisis de Maquiavelo.7Sin embargo, la

    nueva percepcin de la ciudadana tena lugar en un contexto condicionante que

    impona el trnsito del ciudadano virtuoso al ciudadano libre, racional y responsable.

    Se trataba, fundamentalmente, del traslado de la legitimidad poltica desde el monarca

    o la dinasta, al pueblo soberano, que se convirti en sinnimo de la nacin. La

    legitimidad y, por tanto, la soberana, ya no residan en una forma institucional

    personalizada que unificaba entre s lealtades distintas y heterogneas. Ahora se

    vinculaban a un abstracto, una entelequia -el pueblo, la nacin- que careca de

    corporizacin.

    Al igual que la primera forma de ciudadana, esta segunda configuracin que

    vinculaba la legitimidad poltica con la soberana popular constitua un sistema de

    privilegio y seleccin, y por tanto de exclusin. Una de las principales funciones de la

    ciudadana ha sido siempre la de actuar como agente o principio de discriminacin que

    privilegia a los ciudadanos y segrega a los que no lo son, favoreciendo a algunos

    frente a todos.8 Esto pone en primer plano el problema de la homogeneidad, ya que

    la barrera entre lo homogneo hacia el interior y lo heterogneo hacia fuera coincide

    con los lmites de la inclusin y la exclusin.

    En el sistema de polis funcionaba una suerte de homogeneidad natural,

    vinculada a los lmites estrechos de la ciudadana que sola incluir slo a una minora

    de la poblacin. A lo largo de los siglos XVI, XVII y parte del XVIII, el desarrollo de la

    poltica de Estado sobre poblaciones extensas implic una macro construccin sobre

    unas bases demogrficas heterogneas. Ello favoreci la bsqueda de lahomogeneidad en ciertos aspectos que eran particularmente importantes en el mbito

    de las preocupaciones de los Estados, como la religin. En los Estados modernos se

    toleraba la diversidad de lenguas y culturas, pero las luchas por la imposicin de la

    uniformidad religiosa fueron extremas y sangrientas, y la fe se asumi como el

    elemento de unidad. La construccin estatal de la edad moderna aplic tambin otros

    mecanismos de homogeneizacin, como la eliminacin de las soberanas rivales

    7 Idem,pp. 153-154.8 Idem., p. xvii.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesdentro de un territorio dado, el establecimiento de burocracias permanentes y ejrcitos

    en armas, o la abolicin de jurisdicciones en competencia con el poder monrquico,

    como las de la Iglesia o las aristocracias territoriales.

    Pero el advenimiento de la segunda forma de ciudadana dio lugar a un

    proceso indito: se hizo necesario corporizar una abstraccin -el pueblo- para

    asentar la legitimidad poltica en un sistema referencial colectivo. Ello supona redefinir

    los trminos de la inclusin en la nueva comunidad, decidir cules eran los referentes

    comunes que haban de ser colectivamente reverenciados y crear instituciones que,

    por un lado, permitieran la participacin individual y, por otro, atrajeran la atencin de

    hombres apartados entre s por distancias de cientos y miles de kilmetros, hacia

    cuestiones de inters comn vinculadas al bienestar general. Para ello deba existir un

    modelo ideolgico de unidad que anticipara esa configuracin, que fuese al mismo

    tiempo un fenmeno de masas y un fenmeno de individuacin, y que actuase

    mediante la relativizacin y la subordinacin de la diversidad, de tal forma que lo que

    se impusiese y se viviese como irreductible fuera la diferencia simblica entre

    nosotros y ellos, entre los nacionales y los extranjeros. Ese modelo ideolgico,

    que en algunos casos se llam patriotismo y en otros nacionalismos,9 tena por objeto

    traducir un sentimiento cvico altamente emocional desde el nivel de la polis al del

    estado territorial. No en todos los casos es tan visible este salto conceptual como en

    los Federalistas de la Independencia norteamericana, que en fecha tan temprana

    como 1787 afirman:

    Providence has been pleased to give this one connected country, to one united people,

    a people descended from the same ancestors, speaking the same language, professing

    the same religion, attached to the same principies of government, very similar in their

    manners and customs (...) This country and this people seem to have been made for

    each other, and it appears as if it was the design of Providence, that an inheritance so

    proper and convenient for a band of brethren, united to each other by the strongest ties,

    should never be split into a number of unsocial, jealous and alien sovereignties10

    En otras palabras, los Federalistas ya imaginaban la existencia de una

    personalidad colectiva interna y duradera, presente en cada individuo y detentada en

    9 Cfr. Etienne Balibar: The Nation Form: History and Ideology, p.138. En Geoff Eley y Ronald GrigorSuny: Becoming National, Oxford University Press, New York-Oxford, 1996, pp. 132-149.10 The Federalist Papers by Alexander Hamilton, James Madison and John Jay. With an introduction andcommentary by Garry Willis, Bantam Books, Toronto-New York, 1982, p.7.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialescomn, preservada por una frontera externa que acta como una proyeccin y

    proteccin de la misma.

    En las construcciones nacionales occidentales este modelo ideolgico tendi a

    enunciar y asumir tericamente la existencia del pueblo, pero no bastaba con ello:

    este ltimo haba de ser producido; ms an, deba producirse y reproducirse a s

    mismo como una comunidad nacional. Para ello haba que crear el efecto de unidad

    en virtud del cual el colectivo -la nacin de ciudadanos- quisiera aparecer, a los ojos

    de todos, como la base y el origen del poder poltico. Y, a medida que las formaciones

    sociales eran nacionalizadas, las poblaciones que las integraban se etnicizaban,11 es

    decir, eran representadas en el pasado y en el futuro como si formasen una

    comunidad natural, en posesin de una identidad de orgenes, cultura e intereses que

    trascenda a los individuos y a las condiciones sociales.

    En el caso de los condicionamientos sociales, no se trata de que stos se

    diluyesen sino que, como ha dicho Benedict Anderson, el vnculo fraternal que une a

    la comunidad nacional es alcanzado con independencia de las prcticas de dominio

    existentes; es decir, la nacin siempre se concibe como una camaradera profunda y

    horizontal, sin tener en cuenta la desigualdad y explotacin que pueden existir en

    ella.12 Extremando esta propuesta, podra agregarse que el movimiento hacia la

    homogeneizacin propio del nacionalismo fue desigualador por antonomasia, porque

    tendi a traducir en desniveles sociales la diversidad cultural y tnica. En efecto, el

    proceso de homogenizacin implic eliminar cualquier forma de diversidad que no

    fuera traducible en trminos sociales. A medida que se definan las lneas verticales de

    distincin entre los incluidos y los excluidos (nosotros y los otros, los

    nacionales y los extranjeros), es decir, a medida que se afirmaba la homogeneidad

    interna en contraposicin a lo heterogneo representado por lo externo, en el interior

    de cada sociedad se negaban las solidaridades verticales (tnicas) y se enfatizabanlas solidaridades horizontales de clase. En el proceso de superacin de la diversidad

    simblica, estamental y tnica, la heterogeneidad deba circunscribirse a una

    diferenciacin exclusivamente socioeconmica y a partir de un entramado social

    caracterizado por la existencia de una capacidad de movilidad interna.

    11 El concepto de etnizacin de la polity fue acuado por R.D. Grillo en Nation and State in Europe:anthropological perspectives, Academic Press, London, 1980. Vase tambin Louis-Jean Calvet:Linguistique e colonialisme. Petit trait de glottophagie, ditions Payot, Pars, 1974, p.169.12Benedict Anderson: Imagined communities. Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. Verso,London-New York, 1983, p.16.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias SocialesCuando a la diversidad cultural se agregaban las diferencias fenotpicas -lo que

    fue caracterstico de los procesos americanos- una parte de la accin

    homogeneizadora estuvo destinada a resolver esa forma de heterogeneidad,

    extremadamente visible y que no poda solventarse apelando a la dicotoma nacional

    vs extranjero, ya que las diferencias raciales eran compatibles con la pertenencia

    original a un mismo territorio. En el siglo XIX, una manera de resolver esa

    heterogeneidad interna fue acentuando la categorizacin fenotpica (o racial) y

    poniendo en marcha un sistema de segregacin que marginara del cuerpo de la

    nacin a alguna o algunas de las categoras. Esta forma de tratamiento de la

    diversidad fue caracterstica de la construccin norteamericana en algunos momentos

    de su historia. Como veremos ms adelante en estas pginas, el caso argentino fue

    distinto y constituye un ejemplo interesante de traduccin de la diferencia tnica en

    jerarquizacin social. En ese pas se articul un sistema que favoreci la inclusin

    fsica, en la sociedad mayoritaria, de todos aquellos que portaban rasgos de

    diferenciacin fenotpica, al tiempo que esa integracin se produca en los estratos

    ms bajos de la jerarqua social y era acompaada de una negacin simblica de la

    diferencia. En otras palabras, tuvo lugar un ocultamiento de la diferenciacin fenotpica

    en tanto categora racial, pero esa diferencia fue traducida en jerarquizacin social.

    De tal forma, el color de la piel fue considerado un rasgo de estratificacin social, pero

    no una categora tnica o racial.

    El proceso de etnizacin de la nacin de ciudadanos fue en parte una

    construccin consciente y colectiva. Un territorio comn, una lengua o una cultura

    pueden proveer las bases para una identidad o conciencia compartida, pero para que

    esa conciencia se convierta en nacional (es decir, no religiosa, regional o tnica) se

    requiere algo ms: es imprescindible la intervencin poltica. En otras palabras, se

    precisa la accin poltica creativa para transformar una poblacin segmentada y

    desunida en una nacin homognea y coherente.

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    De ah la importancia que tuvo laaccin de una parte de las lites identificada con la intelligentsia. Polticos, ensayistas,

    escritores, funcionarios, maestros, historiadores -que en muchos casos combinaron

    dos o ms roles-tejieron el entramado de la homogeneidad mediante la definicin de

    lneas verticales de distincin entre nosotros y los otros, precisando las fronteras y

    los contenidos de la autonoma cultural. Sin embargo, sera muy limitador ver el

    nacionalismo como una mera protesta de grupos de lite contrapuesta a una

    movilizacin social frustrada. La potencia del nacionalismo surgi de la resonancia que

    13Cfr. Geoff Eley y Ronald Grigor Suny: Introduction: From the Moment of Social History to the Work ofCultural Representation, en Idem: Becoming National, op.cit., pp.3-38.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialestuvo el discurso ms all de sus primeras articulaciones.14 Aunque es fundamental la

    habilidad del liderazgo para conducir y manipular los significados culturales, las

    naciones, como ha dicho Eric Hobsbawm, are dual phenomena, constructed

    essentially from above, but which cannot be understood unless also analysed from

    below, that is in terms of the assumptions, hopes, needs, longings and interests of

    ordinary people, which are not necessarily national and still less nationalist.15 Ambos

    niveles se precisan para que se produzca el pasaje de un tipo de historia (de

    dispersin y heterogeneidad) a otra (de unificacin y solidaridades colectivas). En este

    pasaje fue fundamental el papel desempeado por los cambios que trajo consigo la

    segunda forma de ciudadana y, con ella, la expansin del sistema representativo.

    Como afirma T. Prez Vejo, acostumbrados a vivir en sociedades que ya han

    sufrido la accin uniformadora del Estado (...) nos resulta difcil hacernos idea de hasta

    qu punto las sociedades europeas previas al desarrollo del Estado-nacin eran

    sociedades heterogneas, de compartimentos estancos, en las que la diferenciacin

    cultural y/o racial era la norma y no la excepcin.16 En el Antiguo Rgimen la sociedad

    estaba organizada en cuerpos sociales y stos se vinculaban entre s por relaciones

    que no eran ni pblicas ni polticas; los cuerpos sociales simplemente eran, y porque

    eran, hacan seral individuo, que alcanzaba existencia por y en su estado. 17 No exista

    la libertad del individuo, sino las libertades corporativas, en las que la desigualdad

    natural fundamentaba la desigualdad legal, concretada en privilegios. Esta forma de

    concebir la sociedad como parte de la misma naturaleza humana, sin momento

    constituyente, basada en un conjunto de cuerpos desiguales y diferentes,18 cuya

    referencia comn se situaba en la cabeza corporizada por la figura del rey, conllevaba

    un sistema de heterogeneidades perfectamente compatibles con un ordenamiento

    social que se autoconsideraba como formando parte de la naturalidad de las cosas.

    Con la segunda forma de ciudadana irrumpe un orden poltico que ya no es natural

    sino artificial y que consagra un sistema organizado en torno al individuo,producindose el paso de una sociedad basada en un conjunto de cuerpos

    heterogneos a otra integrada por individuos idealmente iguales por naturaleza y ante

    la ley, con el surgimiento de la idea de derechos individuales fundada en el principio de

    14Cfr. . Idem, p.15.15Eric Hobsbawm: Nations and Nationalism since 1780. Programrne, myth, reality, Cambridge UniversityPress, Cambridge-New York-Port Chester-Melbourne-Sidney, 1990, p.10.16 Toms Prez Vejo: Nacin, identidad nacional y otros mitos nacionalistas, Ediciones Nobel, Oviedo,1999, pp.95-96.17

    Bartolom Clavero: Razn de Estado, razn de individuo, razn de historia, Centro de EstudiosConstitucionales, Madrid, 1991, p.42.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesigualdad universal, que conduce a la abolicin de los estatutos particulares. Individuos

    que son los titulares de la soberana y que, en tanto ciudadanos, se mueven en un

    mbito de participacin activa cuya principal manifestacin es la expansin del ideal

    representativo.19 Aunque la centralizacin del Estado en la edad moderna produjo,

    como hemos visto, una cierta homogeneizacin, esta forma de homogeneidad no dej

    de darse en un mbito fundamentalmente corporativo. Hasta el triunfo del concepto de

    sociedad basada en la sumatoria de individuos libres e iguales el hombre poda tener

    varias lealtades; en el siglo XIX slo se aceptara la lealtad a la nacin representada

    en el Estado. Es precisamente la consagracin de este sistema lo que conlleva la

    necesidad de crear una retcula que incorpore a los individuos a una totalidad. 20 Esa

    retcula es lo que hemos llamado, siguiendo a R. D. Grillo, la etnizacin de la polity,

    que consagra una construccin artificial conducente a la homogeneizacin de la

    sumatoria de individualidades para convertirla en una unidad cohesionada: el pueblo

    soberano. Esto es lo que explica que la homogeneizacin de las poblaciones aparezca

    como una referencia temprana en el pensamiento ilustrado (vase por ejemplo

    Rousseau, verdadero heraldo de la segunda forma de ciudadana)21 y se convierta en

    una reivindicacin constante del liberalismo decimonnico.

    Los liberales del siglo pasado pensaban que la libertad individual se vinculaba

    de manera importante a la pertenencia a un grupo nacional. En palabras de John

    Stuart Mill,

    En un pueblo sin sentimientos de comunidad, especialmente si lee y habla lenguas

    distintas, no puede existir la opinin pblica unificada necesaria para el trabajo de las

    instituciones representativas (...) En general es una condicin necesaria de las

    instituciones libres que los lmites de los gobiernos coincidan en trminos generales

    con los lmites de la nacin.22

    18 Ibidem19 Its bloody outcome [of the Puritan Revolution sealed the supremacy of Parliament over the king, andled in time -gradually, and unevenly- to the establishment of the representative state as the ideal form ofconstitution, an ideal which still holds sway today. Norberto Bobbio: Liberalism and Democracy, Verso,London-New York, 1988, p.46.20 Sonia Alda Mejas: Indgenas y poltica en Guatemala en el siglo XIX: Conflicto y participacin en laadministracin local. Tesis doctoral presentada a la Universidad Autnoma de Madrid, 1999, p. 33.21 Como afirma T. Prez Vejo ( Nacin, identidad nacional y otros mitos nacionales, op.cit.): Al fin y alcabo, para el pensador ginebrino la autntica democracia poltica slo sera posible en un pueblo con unacultura y una tradicin comunes, incluso un carcter nacional, vase si no su Proyecto de Constitucinpara Crcega (p.180).22Citado por Will Kymlicka: Ethnicity in the USA; en Geoff Eley y Ronald Grigor Suny (eds.): BecomingNational: a Reader, Oxford University Press, New York-Oxford, 1996, pp.229-247 (cita en p.231).

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias SocialesComo recuerda W. Kymlicka, para los liberales como Mill la democracia era el

    gobierno por el pueblo, pero la autodeterminacin no era posible si el pueblo no era

    un pueblo. Los miembros de una democracia deban compartir un sentido de

    compromiso poltico, y la pertenencia comn a una identidad nacional se consideraba

    una precondicin de ese compromiso.23 Por eso algunos liberales decimonnicos

    apoyaron la independencia para las naciones grandes, pero la asimilacin coercitiva

    para las nacionalidades pequeas, y el llamado a una identidad nacional comn se

    vincul a menudo a una denigracin de grupos nacionales ms pequeos. Las

    grandes naciones eran vistas como civilizadas y como portadoras de desarrollo

    histrico. Las nacionalidades pequeas eran consideradas primitivas y estancadas,

    incapaces de desarrollo social y cultural. De tal forma, Mill insisti en que era

    indudablemente mejor para un Highlander escocs ser parte de Gran Bretaa que

    amohinarse en sus propias rocas como una reliquia semisalvaje del pasado. Los

    socialistas decimonnicos tambin compartieron esta visin, que en general se

    invocaba para justificar la asimilacin de pueblos indgenas en el Imperio Britnico.24

    La vinculacin de heterogeneidad a primitivismo o salvajismo es la

    contrapartida de la que una a homogeneizacin con progreso. La homogeneizacin

    no slo era un problema de occidentalizacin -ya que el occidente inclua diversos

    grados de evolucin- sino el afn de uniformizacin a partir de un grado de desarrollo

    cultural determinado, en concreto el representado por las naciones que ocupaban los

    puestos de cabeza en el proceso de expansin europea y avance tecnolgico, es

    decir, las que segn el paradigma de la poca detentaban una mayor capacidad para

    el progreso. La identificacin de este grado de desarrollo cultural con un grupo

    humano, la raza blanca en su versin indoeuropea, favoreci en los mbitos

    multitnicos versiones particularmente racializadas del afn de homogeneizacin. En

    otras palabras, la historia de los ltimos cuatro siglos se haba asociado a una

    expansin unidireccional (la del occidente europeo sobre el resto del mundo), queconllev una dominacin tnica tambin unidireccional (la del hombre blanco de origen

    europeo sobe el resto de los grupos humanos). La idea de la divisin racial de la

    humanidad, de la jerarquizacin de las razas humanas vinculada a su percepcin

    fenotpica y, finalmente, de la inferioridad biolgica innata de ciertos grupos humanos y

    de la seleccin natural que condena a la extincin a aqullos que no detentan el

    mismo grado de evolucin, fue una consecuencia de ese proceso de expansin

    23 Idem,p.231.24 Idem.,pp232-233.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesunidireccional. Por ello en Europa, a lo largo del siglo XIX el proceso de

    homogeneizacin de las poblaciones fue menos traumtico que en las reas de

    expansin, con bases demogrficas caractersticamente multitnicas, en particular

    cuando esa multietnicidad implicaba marcadas diferencias fenotpicas entendidas

    como diversidad racial.25 El afn por lograr una forma de homogeneizacin que

    entraaba una occidentalizacin de la cultura y un blanqueamiento de la raza no fue

    tanto una manifestacin perversa de las elites, como el resultado de un proceso

    secular que condujo a una contradiccin histrica de incalculables consecuencias: la

    que hizo que fueran estrictamente contemporneas la consagracin de los derechos

    universales del individuo y la asimilacin de una parte de la humanidad a criterios de

    inferioridad biolgica. En otras palabras, no es tanto el racialismo lo que caracteriza a

    las relaciones intertnicas en el siglo XIX, como el tipo de contradiccin representada

    por un mismo Alexis de Tocqueville escribiendo La democracia en Amrica -la

    observacin admirativa de una nueva forma de organizacin sociopoltica basada en la

    libertad y la igualdad de oportunidades- y De la colonie en Algrie - un panfleto

    laudatorio de la accin colonizadora, justificada en nombre de la civilizacin, del

    inters nacionalista y de la desigualdad entre las personas manifiesta en la inferioridad

    cultural del pueblo sojuzgado.26

    Este tipo de contradicciones influy a la hora de construir identidades

    homogneas en el proceso de etnizacin de la polity, es decir, de conversin de

    grupos heterogneos en una entidad nica, que haba de ser representada en el

    pasado y en el futuro como si formase una comunidad natural, en posesin de una

    identidad de orgenes, cultura e intereses que trascenda a los individuos y a las

    condiciones sociales. Y esa influencia fue unidireccional porque, como hemos dicho

    ya, el proceso de homogeneizacin slo oper en vinculacin con un nico modelo

    ideal: el del progreso, cuya llave estaba en manos de la cultura occidental y de la raza

    blanca indoeuropea. El Estado fue un agente de primer orden en la marcha hacia laetnizacin de la polity, pero tambin lo fueron los propios procesos desencadenados

    por una sumatoria de cambios sociopolticos que culminaran con la consagracin del

    sistema liberal y representativo.

    25 Aunque tambin hubo procesos de racializacin de las relaciones intertnicas en el seno depoblaciones supuestamente blancas. Un caso paradigmtico es el de la inferiorizacin racial al quefueron sometidos los irlandeses en la Gran Bretaa. Cfr. Mary Cowling: The Artist as Anthropology. The representation of type and character in Victorian Art. Cambridge University Press, Cambridge-New York,1989.26Alexis de Tocqueville: De la colonie en Algrie, Prsentation de Tzvetan Todorov, ditions Complexe,Pars, 1988.

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    La etnizacin de la Polito

    La expansin del sistema representativo fue primordial para la configuracin de

    una imagen de pueblo soberano en la que los individuos, en su condicin de electores,

    estuvieran unidos por una comunidad de ideas e intereses. Slo con una poblacin

    uniformada en el marco de la civilizacin y del progreso era posible que fuese el

    pueblo el responsable ltimo de conceder la autoridad representativa. Y el modo de

    alcanzar ese estado de homogeneidad orientada al progreso era la ilustracin de las

    masas. Por ello fue primordial el proceso secular hacia la generalizacin del acceso a

    la educacin primaria, que de monopolio de la Iglesia pas a ser una cuestin deEstado. La Ilustracin haba visto en la educacin la clave para la solucin de todos los

    problemas que pesaban sobre la sociedad. Ya que los hombres eran iguales por la

    razn, todos deban tener los mismos derechos y la misma libertad frente a la

    opresin, la explotacin y la ignorancia. Para que el pueblo alcanzara ese estado de

    conciencia social era necesario ilustrarle en el ejercicio de la razn, y esto poda

    hacerse a travs de la educacin.27Pero esta ltima no deba ser una va de acceso a

    un estatus ms elevado sino un medio de adquirir conciencia de su dignidad propia,

    facilitando la mejor realizacin del trabajo que a cada uno le correspondiera segn suadscripcin a un cuerpo social. En consonancia con esto los ilustrados no llevaron a

    cabo planes de alfabetizacin general ni de educacin popular. Por ello, aunque la

    Ilustracin desarroll propuestas de homogeneizacin plasmadas en el inters por

    llevar al pueblo el uso correcto de la razn a travs de la instruccin, con anterioridad

    a la expansin del sistema representativo el imaginario no perdi su vinculacin bsica

    a una heterogeneidad fundamentada en la desigualdad natural.28

    Pero la irrupcin de la segunda forma de ciudadana llevara al paradigma de laalfabetizacin universal. La educacin de las masas se consider un medio

    imprescindible para hacer ciudadanos responsables y conscientes.29Y esto ltimo era

    27 Elsa Cecilia Frost: La educacin y la Ilustracin en Europa. Antologa preparada por..., Sep Cultura-Ediciones El Caballito, Mxico. 1986, pp.14-15.28Es conocido el plan de instruccin pblica redactado por Jovellanos para la isla de Mallorca, en el quese propona la creacin de un sistema de escuelas de primeras letras que pudieran facilitar a todos y acada uno de los individuos de un Estado aquella suma de instruccin que su condicin o profesinrequiere. Idem,p.17.

    29Comprese con el concepto de educacin en la antigua polis: Platn consideraba a la educacin comoaquello que desde la infancia ejercita al hombre en la virtud y le inspira el vivo deseo de llegar a ser unciudadano perfecto que sepa gobernar y ser gobernado de acuerdo con la recta justicia. Concepcin

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialescondicin fundamental para la creacin de un entramado por el cual la sumatoria de

    individuos se cohesionara en una totalidad, ya que una repblica representativa slo

    poda serlo si estaba integrada por ciudadanos homogneos e ilustrados. Por ello,

    existe una estrecha correlacin histrica entre la formacin de las naciones de

    ciudadanos y el desarrollo de las escuelas como instituciones populares, no

    limitadas a la educacin especializada o a la cultura de elite. La expansin de la

    educacin fue condicin del desarrollo del nacionalismo, en tanto que este ltimo cre

    comunidades capaces de sostener un sistema educacional nacional. Segn el modelo

    de Gellner, el acceso a la educacin es una de las tres premisas sobre las que se

    basa el moderno concepto de nacin siendo las otras dos la identidad de cultura y el

    acceso al poder.30Pero la identidad cultural es tambin un producto de la expansin

    educativa, en tanto que el acceso al poder fue a la vez consecuencia y causa del

    acceso universal a la educacin. La creacin de una cultura homognea,

    estandarizada, sobrepuesta a las culturas de los diferentes estratos tnicos y sociales

    fue principalmente obra de la universalizacin del sistema educativo, que hizo

    extensible la cultura de un grupo y de una clase social a toda la comunidad.

    Uno de los pilares dila expansin educativa y una de las vas principales de

    etnizacin de la sociedad- fue la lengua y su homogeneizacin. La lengua es menos

    un determinante de la nacionalidad que parte de un complejo proceso de innovacin

    cultural que incluye una intensa labor ideolgica, propaganda cuidadosa e imaginacin

    creativa. Los diccionarios se encuentran entre los primeros y ms importantes

    artefactos de una tradicin nacional,31 como lo demuestran las tempranas

    construcciones de estados modernos en la Europa occidental. Sin embargo, desde

    una perspectiva de cuestin de Estado, en los siglos XVI y XVII la lengua tena una

    importancia especfica y limitada. La burocracia estatal y la corte empleaban una nica

    lengua (la lengua del Rey, que era al mismo tiempo la lengua literaria y la lengua

    impresa), y cualquiera que se moviese en esos crculos necesitaba ser competente ensu utilizacin. Pero no se trataba de una poltica de Estado, y menos an lo era la

    lengua o lenguas habladas por la gran masa de la poblacin. Como dijera en el siglo

    XVI el canciller francs Michel de I Hpital, las divisiones lingsticas no eran un

    peligro para el reino ya que, bajo la monarqua, los factores de unidad eran una fe,

    Naval: Educar ciudadanos. La polmica liberal-comunitarista en educacin. Eunsa. Ediciones Universidadde Navarra. Pamplona. 1995, p.31.30Ernest Gellner, op.cit.. p. 96.31George Eley y Ronald Grigor Suny. op.cit., pp.7-8.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesuna ley, un rey .32 Sin embargo -como lo ha analizado Benedict Anderson- la

    expansin de la lengua impresa sent las bases para el desarrollo de la conciencia

    nacional mediante la creacin de mbitos unificados de comunicacin e intercambio, la

    fijacin lingstica mediante lo que l llama print-capitalism, y la creacin de lenguas

    de poder que se diferenciaban de otras formas de expresin -dialectos- por su

    identificacin con la lengua impresa.33 Pero no fue hasta la segunda mitad del siglo

    XVIII que la homogeneizacin del lenguaje se convirti en una cuestin de Estado

    cuyo vehculo fue la educacin.34

    Es comn recurrir a Herder para situar el origen de la concepcin de la lengua

    como the criterion by means of which a groups' s identity as a homogeneous unit can

    be established.35 Sin embargo, el filsofo alemn dista mucho de ser el nico padre

    de la criatura. Las experiencias revolucionarias del XVIII concedieron un lugar

    privilegiado al smbolo de la lengua y asociaron estrechamente unidad poltica y

    uniformidad lingstica. Ya hemos visto que los Founding Fathers de la Revolucin

    norteamericana identificaban la uniformidad lingstica como una de las

    precondiciones de la unidad de las Trece Colonias. En la Revolucin Francesa la

    lengua pas a ser un objeto de la accin poltica. Los revolucionarios se apropiaron de

    la lengua del Estado, de la corte y de la literatura y le atribuyeron un carcter

    nacional, a partir de la nueva percepcin que se tena de la nacin como pueblo

    soberano. Es bien conocido el llamado a la unificacin lingstica hecho por el Abb

    Grgoire en 1794, en el sentido de que una Repblica una e indivisible deba tener

    una lengua nica e invariable, que en el contexto revolucionario se identificaba con

    la lengua de la libertad. Los fundamentos que daba Grgoire para la unificacin

    lingstica -parte integral de la Revolucin- constituan un completo programa

    nacionalizador. Dicha unificacin era necesaria para desarrollar todas las verdades,

    todos los talentos, todas las virtudes, fundir a todos los ciudadanos en la masa

    nacional, simplificar el mecanismo y facilitar el juego de la maquinaria poltica; paraque todos los ciudadanos pudiesen comunicar sus pensamientos entre s; para que

    cualquier miembro del pueblo soberano pudiese ocupar puestos pblicos (es decir, ya

    no se trataba de la adscripcin de un grupo a la burocracia estatal, sino de la posible

    32R.D. Grillo: Dominant languages. Language and Hierarchy in Britain and France, Cambridge UniversityPress, Cambridge-New York-Port Chester-Melbourne-Sydney, 1989, p.22.33Benedict Anderson : Imagined Communities, op. cit., pp.47-48.34Cfr. R.D. Grillo: Dominant languages, op.cit. Michel de Certeau, Dominique Julia y Jacques Revel: Unepolitique de la langue. La Rvolution francaise et les patois. ditions Gallimard, Pars, 1975.35

    Citado por Clare Mar-Molinero: The role of Language in Spanish Nation-Building, en Clare Mar-Molinero and Angel Smith: Nationalism and the Nation in the Iberian Peninsula. Competing and ConflictingIdentities, Berg, Oxford-Washington D.C., 1996, pp.69-88 (cita en p. 71).

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesparticipacin de cualquier ciudadano en el gobierno del estado); para que el pueblo

    soberano conociese las leyes, tanto para sancionarlas como para obedecerlas; para

    favorecer la amalgama poltica y la unidad nacional por encima de las

    particularidades regionales36. El Informe Grgoire, que se tradujo en la orden de

    confeccionar una nueva gramtica y un nuevo vocabulario para la lengua francesa,

    estaba estrechamente vinculado a la propuesta de universalizacin de un sistema

    educativo gratuito y obligatorio, y no es casual que la misma persona defendiera

    ardientemente ambos supuestos. Para los revolucionarios franceses, la unificacin

    lingstica implicaba eliminar las barreras de la comunicacin, abrir las puertas de la

    instruccin universal y, en ltima instancia, moldear ciudadanos informados, capaces

    de participar en el proceso poltico.

    Lo mismo que ocurrira con las razas humanas, las lenguas se ajustaron a una

    jerarqua que era una proyeccin del ordenamiento social. Y, tal como hemos visto con

    respecto a los condicionamientos sociales, a la negacin de las particularidades

    lingsticas de carcter regional o tnico correspondi una acentuacin de la

    diferenciacin de orden social. Hubo una separacin creciente de la lengua en

    variedades fundadas en clase y estatus: los hablantes de los patois regionales se

    incorporaron a la lengua de la comunidad sobre una base clasista. 37 En consonancia

    con ello, en los altos niveles sociales se consolid una versin de la variedad

    lingstica de la elite, que era la lengua escrita del Estado y la literatura. Como afirma

    R.D. Grillo, in many respects it is this latter development which has been the most

    important. It is that language -or rather that set of linguistic and communicative

    practices- which has been the principal concern of proponents of homogeneity and

    universalisation.38 En los mbitos multitnicos, la jerarquizacin de las razas y las

    culturas llev a que en el XIX se recuperase la interpretacin ilustrada de que las

    lenguas indgenas no podan expresar el pensamiento abstracto, por lo que no

    operaban como vehculos de progreso. Por ello la escolarizacin tendi a hacerse enuna nica lengua, la lengua del Estado, y sta fue un medio de primer orden para

    expandir una cultura nica, la cultura de la elite.

    36Abb Grgoire: Convention Nationale. Instruction Publique. Rapport sur la ncessit et les moyens d'anantir le patois et d' universaliser l' usage de la langue francais . En M. de Certau, D. Julia y J. Revel:Une politique de la langue, op.cit, pp.300-317. Vase tambin R.D. Grillo: Dominant languages, op.cit.,pp.23-34.37R. D. Grillo: Dominant Languages, op. cit., p.6.38 lbidem.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias SocialesLa lengua y la educacin actuaron a su vez de transmisores de otra va

    fundamental para la homogeneizacin de la sociedad: la construccin de la memoria

    histrica como elemento bsico de identificacin grupal. Memoria que deba ser el

    fundamento y medida del comn destino: por un lado, unificaba las lealtades de

    elementos heterogneos, animados por dismiles intereses inmediatos; por otro, daba

    la medida del porvenir, ya que en el genio del pasado se realiza el genio de la

    comunidad, y en su creatividad reside la creatividad de la comunidad.39 Por ello, la

    identificacin y articulacin de la memoria comn fue un tema crtico ubicado en la

    base misma de la identidad grupal, que implicaba tanto la recreacin como la

    mistificacin.

    La permeacin del conjunto social por la cultura de un grupo entraa, como

    dira Renan, muchos recuerdos y muchos olvidos. Y pocas veces la recurrencia a

    fragmentos de la memoria es tan activa como cuando un grupo humano se aboca a la

    construccin de un nuevo orden social, llmese Revolucin Francesa, independencias

    americanas o movimientos de liberacin. La ruptura implica la destruccin de races

    (tnicas, culturales, religiosas, convivenciales), y es necesario encontrar un sucedneo

    simblico que sustituya al orden quebrantado o, como diran los nacionalistas, a la

    identidad perdida.40 La bsqueda de la continuidad se vuelve entonces imprescindible.

    Por un lado, la consciencia de un pasado compartido es un elemento fundamental de

    vinculacin entre los individuos. Por otro, las imgenes del pasado actan como medio

    de legitimacin del orden social propuesto, y el control de la memoria condiciona la

    jerarqua de poder, ya que la experiencia del presente depende en gran parte de la

    percepcin que se tiene del pasado. Ese condicionamiento es fundamental para la

    expansin de unas costumbres y de un imaginario desde un grupo al conjunto, para

    crear el entramado que ha de convertir la particularidad en generalidad.

    En la configuracin de la memoria histrica de la sociedad influyen las accionesindividuales de los que estudian y narran la historia, que participan en la formacin de

    una identidad poltica y dan forma a la memoria de una cultura especfica. Paul

    Connerton ha establecido una til diferencia entre reconstruccin histrica y memoria

    social. La primera no depende de la segunda y a menudo es construida contra ella. Sin

    embargo, la reconstruccin histrica puede ser impulsada por la memoria social, y

    39Anthony D. Smith: History and liberty: dilemmas of loyalty in Western democracies, Ethnic and RacialStudies, 9, 1. 1986, pp.43-65.40T. Prez Vejo, op. cit., p.79.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesciertamente ayuda a configurarla.41 Asimismo, en la construccin de la memoria

    comn desempea un papel fundamental la definicin de una serie de rituales

    colectivos, como ceremonias conmemorativas, el culto a los hroes42 y los mitos y

    narraciones transmitidos de generacin en generacin. Esas actuaciones rituales son

    bsicas para el sostenimiento y transferencia de las imgenes del pasado, y en ellas

    es fundamental la repeticin regular -que implica la continuidad entre el antes, el ahora

    y el maana- para configurar y transmitir la memoria social.43 Las tradiciones, como

    han demostrado Hobsbawm y Ranger, se inventan; pero la tradicin inventada slo se

    convierte en cierta y verdadera en la medida en que sea aceptada por la comunidad,

    ritualizada y convertida en historia.44

    Si la construccin y difusin de una memoria histrica unificada fue

    fundamental en el pasaje de un universo integrado por cuerpos heterogneos a un

    entramado percibido y vivido como una totalidad, la homogeneizacin del imaginario

    se vincul estrecha y primordialmente a la expansin de las prcticas asociativas que

    se inici durante la Ilustracin. Como afirma Habermas, las sociedades ilustradas, las

    asociaciones culturales, las logias secretas masnicas y las rdenes de iluminados

    fueron asociaciones que se constituyeron a travs de las decisiones libres, o sea

    privadas, de sus socios fundadores. Tales asociaciones estuvieron integradas por

    miembros voluntarios y practicaron internamente formas de sociabilidad igualitarias, la

    libertad de discusin, las decisiones por mayora, etc. (...) En estas sociedades

    pudieron ensayarse las normas de igualdad poltica de una sociedad futura.45 Estas

    prcticas asociativas alcanzaron un extraordinario desarrollo a lo largo del siglo XIX, y

    su diversificacin ayud a densificar y complejizar los vnculos sociales, lo que result

    en la diferenciacin de la vida poltica y la formacin de la sociedad civil. Esto provoc

    una transformacin en la sociabilidad y las prcticas comunicativas tanto de la elite

    como de las clases populares. Las asociaciones proporcionaban a los individuos un

    lugar para el debate crtico sobre temas de inters comn. La prctica de razonarcolectivamente, de utilizar normas universales para solucionar las disputas, son la

    41 Paul Connerton: How societies remember, Cambridge University Press, Cambridge-New York. 1989,pp. 13-15.42In the cult of these great men, is reflected the attachment to the nation. Through the great of the past,the past of the community lives most fully and vividly. A.D. Smith: History and liberty, Ethnic and RacialStudies, vol. 9, No. 1, 1986, pp.43-65 (cita en p. 56).43Con respecto a los rituales, es til la definicin de S. Lukes (citada por Connerton, op. cit., p. 44) segnla cual ritual es a rule-governed activity of a symbolic character which draws the attention of itsparticipants to objects of thought and feeling which they hold to be of special significance.44T. Prez Vejo, op. cit., p.115.45 J. Habermas: Historia y crtica de la opinin pblica. La transformacin estructural de la vida pblica,Ediciones G.Gili S.A., Mxico, 1994, p.4.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesfuente y origen de la opinin pblica y el mbito del cual surgi la esfera pblica.46Y

    la formacin de la opinin pblica es uno de los campos donde se manifiesta el

    proceso de consolidacin de esa nueva unidad que es el pueblo soberano. En

    palabras de Pilar Gonzlez Bernaldo, al introducir el debate poltico como fundamento

    de la relacin se opera en ellas la metamorfosis del inters particular o corporativo en

    Inters General y de la simple opinin en Opinin General, instituyendo el espacio

    pblico poltico a partir del cual se define el nuevo sujeto soberano.47 Las prcticas

    asociativas inducan comportamientos relacionales a travs de los cuales se

    generaban nuevos valores y cdigos de conducta que definan la pertenencia a la

    colectividad. El papel pedaggico de las asociaciones abarcaba el aprendizaje de las

    prcticas de igualdad, de la opinin y del consenso, en suma el aprendizaje de la

    soberana.48 Por ello, las prcticas asociativas fueron tanto un medio como una

    expresin de la expansin de una sociedad homognea.

    En tanto aprendizaje de la democracia, la expansin de las prcticas

    asociativas se vincul estrechamente al que se convertira en el ms importante ritual

    del ejercicio de la soberana: la consolidacin de un sistema representativo basado en

    la eleccin peridica de los representantes. Las elecciones, que otorgaban legitimidad

    al sistema poltico, implicaban establecer la nocin de que el conjunto de la ciudadana

    estara representado por los candidatos electos, para lo cual era necesario que un

    nmero muy amplio de personas votase.49 Se trataba adems de eventos

    caracterizados por la ritualidad, con vastas implicaciones sociales y polticas.50 A

    travs de las prcticas eleccionarias para el nombramiento de representantes se

    consolidaba un cuerpo colectivo, el pueblo, que ejerca las funciones que el conjunto

    de los ciudadanos haba asumido en las repblicas antiguas: la elaboracin de las

    leyes por la colectividad y el control del gobierno. La homogeneidad que en aqullas

    surga del conocimiento personal de sus integrantes, se configura en los sistemas

    46Carlos Forment: La sociedad civil en el Per del siglo XIX: democrtica o disciplinaria, en Hilda Sbato(coord.): Ciudadana poltica y formacin de las naciones. Perspectivas histricas de Amrica Latina,Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1999, pp. 202-23047Pilar Gonzlez Bernaldo: Pedagoga societaria y aprendizaje de la Nacin en el Ro de la Plata, enAntonio Annino, Luis Castro Leiva y Francois-Xavier Guerra: De los Imperios a las Naciones:Iberoamrica, Ibercaja, Zaragoza, 1994, pp. 451-469 (cita en p. 455).48 Idem,pp.453 y 457.49 Carlos Malamud: Introduccin, en Carlos Malamud, Marisa Gonzlez de Oleaga y Marta Irurozqui:Partidos polticos y elecciones en Amrica Latina y la Pennsula Ibrica, 1830-1930, Papeles de Trabajodel Instituto Universitario Ortega y Gasset, 1995, pp.5-7.50 Sobre la creacin de una cultura electoral vase Frank O' Gorman: The culture of elections in

    England: from the Glorious Revolution to the First World War, 1688-1914, en Eduardo Posada-Carb:Elections before Democracy. The History of Elections in Europe and Latin America, Institute of LatinAmerican Studies Series, Macmillan Press Ltd., London, 1996, pp.17-31.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesmodernos por obra de la representacin, a travs de la cual se constituye un pueblo

    simblico, la reunin de todas las voluntades hacia los objetos de utilidad comn y del

    bien de la patria.51 Ninguna accin colectiva ejerci un papel tan determinante en la

    unificacin de los universos simblicos como las prcticas electorales. Incluso el

    sistema censitario tpico del siglo XIX y la deformacin de los procedimientos como el

    fraude y la violencia formaron parte, como ha demostrado Marta Irurozqui, de la

    pedagoga cvica, del aprendizaje de la democracia y de la uniformizacin de los

    imaginarios. Los llamados vicios electorales fueron consustanciales a las elecciones,

    as como elementos fundamentales en la constitucin de una cultura electoral

    democrtica y su progresiva interiorizacin por parte de la poblacin. Las elecciones

    ampliaban la participacin porque, al congregar a un pblico numerossimo, se

    constituan en una forma de disciplinamiento del conocimiento de lo poltico y de lo

    pblico. Por ello, Sin la generalizacin del fraude y la violencia electorales no hubieran

    tenido acceso a las urnas la mayor parte de los sectores populares, artesanos y

    pequeos comerciantes mestizos urbanos y comunitarios y colonos indgenas (...) La

    ilegalidad favoreci que los comicios se convirtieran en un espacio de intervencin

    generalizada de la poblacin, siendo precisamente esa participacin la que les

    permiti aprender el sentido de la representatividad y la soberana popular.52

    Educacin universal, uniformizacin lingstica, unificacin de la memoria

    histrica, expansin de las prcticas asociativas y consolidacin del sistema

    eleccionario fueron cinco vas fundamentales -que no nicas- para la construccin de

    la homogeneidad. Se trat en algunos casos de reivindicaciones colectivas y en otros

    de imposiciones coercitivas en trminos sobre todo ideolgicos. Pero las sociedades

    no dudaron en recurrir tambin a medios fsicos para imponer la uniformizacin

    cuando la percepcin de la diferencia tnica y el rechazo de la diversidad fenotpica

    pusieron en marcha mecanismos extremos de exclusin. La etnizacin de la polity fue

    un objetivo complejo y plagado de claroscuros. Por un lado. la homogeneizacin de laspoblaciones fue identificada por varias generaciones como el medio ms idneo para

    mejorar su forma de vida y sus expectativas de futuro, y por ende como una necesidad

    51Francois-Xavier Guerra: Modernidad e independencias. Colecciones Mapfre, Madrid, 1992, p. 260.52Marta Irurozqui: A bala, piedra y palo. La construccin de la ciudadana poltica en Bolivia, 1826-1953.Diputacin de Sevilla, Sevilla, 2000. Vase tambin de la misma autora: Ebrios, vagos y analfabetos. Elsufragio restringido en Bolivia, 1826-1952, Revista de Indias, Vol. LVI, No. 208, septiembre-diciembre1996, pp.697-742; Que vienen los mazorqueros! Usos y abusos discursivos de la corrupcin y laviolencia en las elecciones bolivianas, 1884-1925, en Hilda Sbato (coord.): Ciudadana poltica yformacin de las naciones. Perspectivas histricas de Amrica Latina, Fondo de Cultura Econmica,Mxico, 1999, pp. 295-320.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialessocial enraizada en la consolidacin de un sistema representativo, liberal e igualitario.

    Implic un conjunto de valores y tambin de sueos y utopas. Por otro, puso en

    marcha sistemas de exclusin que pudieron alcanzar extremos de gran brutalidad.

    Dicho de otra manera, la nacin de ciudadanos fue un modelo social inclusivo,

    basado en la incorporacin del mayor nmero posible en ese colectivo desmido como

    el pueblo soberano. Y, como en todo modelo social, el principio de inclusin implic la

    definicin de un margen, de una exclusin. El pueblo soberano deba ser portador de

    una misma cultura, participar de un nico universo simblico. Esa cultura y ese

    universo simblico formaban parte de un mismo paradigma el que estableca que las

    sociedades deban estar idealmente orientadas hacia el progreso. Segn los

    parmetros de la poca, no todas las sociedades ni todos los grupos entraban en esa

    categorizacin y por ello quedaban como un resto negativo del otro lado de una

    frontera a partir de la cual no haba posibilidad de formar parte de la nacin de

    ciudadanos.53

    Ms all de los fragmentos cuya reunin contribuye a explicar la voluntad de

    construir sociedades homogneas cohesionadas y cada una de ellas simblicamente

    unificada en una totalidad, importa insistir en que ese proceso fue percibido por las

    elites del siglo XIX y del XX -hasta fechas relativamente recientes- como un

    imperativo irrenunciable. La conviccin de que toda sociedad deba estar

    necesariamente orientada hacia el progreso, y que este ltimo slo era alcanzable a

    partir de poblaciones acompactadas, con intensos ideales colectivos, cuyo grado de

    desarrollo cultural y asimilacin tnica estuviese definido por los peldaos ms altos

    de una jerarquizacin construida al ritmo de la expansin occidental, no fue puesta en

    cuestin por un largsimo perodo. Slo la ruptura del paradigma de la jerarqua

    clturo-racial ha permitido la difusin del nuevo ideal multiculturalista, proceso que

    hunde sus races en el perodo de entreguerras, recibe un impulso importante en lasegunda guerra mundial -cuando el mundo fue sacudido por la percepcin de los

    extremos a que poda conducir la intolerancia tnica- y se consolida en las dcadas

    posteriores, al ritmo del avance de la descolonizacin. Ello no quiere decir que los

    mrgenes hayan desaparecido, sino que se han multiplicado: cada grupo tnico, cada

    pequea nacionalidad define sus fronteras, es decir, homogeneiza hacia adentro y

    heterogeneiza hacia afuera. En eso consiste la ruptura del paradigma decimonnico.

    53

    Para este aspecto del estudio me he basado en Claude Lvi-Strauss, Las estructuras elementales delparentesco. Agradezco a Jess Bustamante el haberme sealado la pertinencia de las teoras delmaestro francs para mi perspectiva de anlisis.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias SocialesCon anterioridad a esa cisura. la expansin de la homogeneidad se lig estrechamente

    a la nocin fundamental de pueblo soberano, fuente nica de la legitimidad de cada

    Estado, y por ello la tendencia homogeneizadora -que buscaba la conversin de una

    sumatoria de individualidades en un pueblo cohesionado- fue intrnseca a los

    procesos de construccin nacional vinculados a un estado territorial. Slo a partir de

    esta nocin general es posible adentrarse en las particularidades de cada experiencia

    histrica.

    La construccin de la homogeneidad en Amrica Latina

    En una iniciativa sin precedentes, Benedict Anderson atribuy a las elites

    criollas hispanoamericanas -que desempearon un papel fundamental en la

    construccin de sus respectivas repblicas- el carcter de pioneras en la formulacin

    del nacionalismo moderno, que impuso una relacin inequvoca entre el estado-nacin

    y el vnculo de ciudadana que lig a todos los nacidos dentro del territorio nacional.54

    Esta conceptualizacin de una unidad horizontal e indiferenciada entre la gente que

    comparte el lugar de nacimiento en un determinado territorio delimitado por fronteras,

    es lo que proporcion los parmetros de lo que Anderson define como una comunidad

    poltica imaginada.55 La condicin pionera de los comportamientos

    hispanoamericanos en el conjunto del mbito occidental, sealada por Anderson,

    asume particular inters cuando se analizan los procesos de homogeneizacin de las

    poblaciones, ya que si bien ellos fueron comunes a todo el occidente, los casos

    americanos agregaron la dificultad especial de tratarse de mbitos de una

    extraordinaria multietnicidad expresada en una gran variedad fenotpica y en la

    diversidad de universos simblicos.

    En el mundo hispnico, la piedra de toque que anunci el paso de una

    sociedad heterognea, fundada en cuerpos diferentes y desiguales, a otra cimentadaen una sumatoria de individuos pretendidamente iguales por naturaleza y ante la ley,

    fue el momento institucional conocido como las Cortes de Cdiz. Estas ltimas, cuyos

    debates cristalizaron en la Constitucin de 1812, implicaron el establecimiento de un

    nuevo diseo de sociedad, concretado en la creacin de un sistema social en el que

    individuos iguales en derechos establecen relaciones libres entre ellos, gracias a la

    desaparicin del sistema de estatutos diferenciales propios de la sociedad estamental

    54Benedict Anderson: lmagined Communities, op. cit., cap. 4.55Julie Skurski: The Ambiguities of Authenticity: Doa Brbara and the Construction of National Identity,Poetics Today, Vol. 15, No.4, 1994, pp.605-642.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesy a la correlativa uniformizacin de las condiciones jurdicas de las poblaciones.56Las

    Cortes de Cdiz constituyeron una profunda revolucin social, que intent sustituir la

    anterior sociedad estamental por una nueva sociedad regida por el principio de la

    igualdad. Frente a una situacin basada en los privilegios, los reformadores gaditanos

    defendieron la igualdad, al tiempo que frente al vasallo enarbolaban la bandera del

    ciudadano y sus derechos 57. El rgimen que van a intentar construir corresponde a

    una lgica representativa, basada en la soberana del pueblo ejercida por sus

    representantes. El corpus doctrinal del liberalismo que triunfa en Cdiz concibe a la

    nacin como una asociacin voluntaria de individuos iguales, sin ninguna distincin de

    pertenencias a estamentos y cuerpos de la antigua sociedad, que pierden para

    siempre el derecho a su representacin. De ah en ms la base de la representacin

    sera el individuo.58La Constitucin instaura la separacin de poderes, las libertades

    individuales, la abolicin de los cuerpos y estatutos privilegiados, la igualdad jurdica

    de las localidades y el carcter electivo de la mayor parte de los cargos pblicos.59

    El traslado a Amrica de las propuestas gaditanas tuvo algunas lecturas

    especficas con respecto a la matriz espaola. En primer lugar, al avanzar el proceso

    independentista la reivindicacin de una monarqua constitucional se transform en

    una construccin republicana. La expansin de la idea de las repblicas de

    ciudadanos puso en primer trmino la definicin de los alcances y los lmites del

    pueblo soberano y la problemtica de la cohesin interna de las poblaciones. Por

    otra parte, en la proyeccin ultramarina del imperio hispnico la nacin no fue una

    entidad cultural preexistente a la que se apelaba, sino el resultado de la conclusin de

    un pacto entre los pueblos. Esto le dio a la dimensin americana de las propuestas de

    Cdiz un fundamento esencialmente poltico60 y acentu, al mismo tiempo, el carcter

    especficamente territorial de la construccin nacional, en el sentido de su vinculacin

    estrecha y fundacional con el territorio. En una sociedad tan caractersticamente

    multitnica como la hispanoamericana, la identificacin territorial era la nica capaz deimponerse con la fuerza de un elemento externo y previo a la demografa. La potencia

    del territorio en la construccin nacional americana sera un elemento fundamental

    56Manuel Prez Ledesma: Las Cortes de Cdiz y la sociedad espaola, Ayer,1, 1991, pp. 167-206.57 Idem., p.174.58 Francois-Xavier Guerra: La desintegracin de la Monarqua hispnica: revolucin e independencias,en Antonio Annino, Luis Castro Leiva y Francois-Xavier Guerra: De los Imperios a las Naciones:Iberoamrica, Ibercaja. Zaragoza, 1994, pp. 195-928.59 Idem.,p.221.60

    El fundamento de la nacin no ser, pues, cultural sino esencialmente poltico, es decir se fundar,como en la Francia revolucionaria, en una unin de voluntades. Pero, a diferencia de Francia, no se trataaqu de voluntades individuales, sino de voluntades de los pueblos.... Idem.,p.224.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialespara enraizar la idea de la homogeneizacin de unas poblaciones caractersticamente

    heterogneas.

    Finalmente en Amrica, mbito donde, como se ha dicho, a la heterogeneidad

    estamental se una la diversificacin por lneas raciales, las normas gaditanas

    implicaron socavar el estatuto diferencial de la poblacin indgena y los fundamentos

    de la sociedad de castas. Hay autores que consideran que en la Amrica hispana el

    pasaje de la condicin de sbdito a ciudadano se inici incluso con anterioridad a

    Cdiz, en concreto, con las transformaciones econmicas, polticas y sociales que

    tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo XVIII. Seran estas transformaciones las

    que habran empujado a la poblacin mestiza, india y mulata a procurarse un nuevo

    status jurdico y social que reconociera su condicin de vecino, necesaria para poder

    acceder a mayores privilegios dentro del orden estamental.61 De tal forma, el pasaje

    de sbdito a ciudadano sucede en virtud de mecanismos que son al mismo tiempo

    tradicionales y nuevos. Tradicionales en cuanto se refieren a reivindicaciones de

    actores sociales que se plantean al interior del cauce social y jurdico propio de la

    organizacin estamental. Nuevos porque esas mismas reivindicaciones introducen un

    primer elemento de igualdad en el status de los actores sociales. Ese primer elemento

    de igualdad se expresa en la reivindicacin de la condicin de vecino. 62 A su vez el

    vecino, el antiguo habitante de las ciudades ibricas y americanas, sera el

    fundamento del ciudadano de las Cortes de Cdiz, y estas ltimas extenderan la

    vecindad a los indgenas, con lo que stos entraron en la lgica de la igualdad liberal y

    de las prcticas representativas.63 Esto ltimo implic la irrupcin de electores

    heterogneos en el mundo idealmente homogneo de la representacin moderna. En

    palabras de A. Annino, si la idea de nacin moderna, liberal, apunta a la construccin

    de una monoidentidad colectiva, el desafo latinoamericano est en la fuerza de las

    poliidentidades que por tres siglos vivieron a la sombra de una monarqua imperial y

    catlica.

    64

    Esas poliidentidades y la problemtica a ellas asociada atrajeron laatencin de los reformadores desde los primeros momentos del movimiento

    61Marcello Carmagnani y Alicia Hernndez Chvez: La ciudadana orgnica mexicana, 1850-1910, enHilda Sbato (coord.): Ciudadana poltica y construccin de las naciones. Perspectivas histricas latinoamericanas, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1999, pp.371-404.62 Idem.,pp. 372-373.63Antonio Annino: Ciudadana y gobernabilidad republicana: el desliz municipalista en Mxico, en HildaSbato (coord.): Ciudadana poltica y construccin de las naciones. Perspectivas histricaslatinoamericanas, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1999, pp. 62-93. Segn este autor, el indioamericano logr el status de ciudadano liberal porque los fisiocrticos y los jansenistas le habanotorgado, treinta aos antes de Cdiz, el status de homo aeconomicus(p.69).

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesindependentista, y la supresin de los estatutos diferenciales fue una preocupacin

    temprana de los libertadores. En ese contexto, la abolicin de la repblica de indios y

    el estatuto indgena colonial fue parte constitutiva tanto de las propuestas de Cdiz

    como del ideario independentista.

    Igualmente importante para la expansin de la nacin de ciudadanos fue la

    extensin notable del sistema representativo, con el que se buscaba crear una nueva

    comunidad poltica igualitaria y soberana, una nueva sociedad regida por principios

    nuevos.65 La investigacin ha demostrado que en la Amrica hispana, desde las cortes

    gaditanas en adelante, las prcticas eleccionarias fueron precoces y de una amplitud

    no alcanzada en muchos casos por sus homlogas europeas.66 Las primeras

    elecciones generales tuvieron lugar en 1809 y 1810 y se extendieron desde el norte de

    Mxico hasta Chile, dando lugar a una extraordinaria movilizacin poltica a travs del

    continente que abarc a amplios sectores sociales.67 Bien es cierto que la

    incorporacin de una lgica individualista a un sistema representativo no fue inmediata

    y que, durante algn tiempo, se mantuvo a horcajadas entre un imaginario moderno y

    una forma antigua basada en la primaca de la colectividad sobre los derechos

    individuales. No obstante ello, mientras que en la mayor parte de los pases

    occidentales las elites tuvieron que experimentar una difusin paulatina del voto y una

    expansin de la ciudadana, en Amrica Launa desde el primer momento el cuerpo

    electoral fue muy amplio.68

    La cuestin tnica estuvo presente desde el principio. A. Annino y S. Alda

    Mejas han demostrado que, lejos de la interpretacin tradicional segn la cual el

    inmovilismo y el aislamiento habran sido la caracterstica fundamental de la presencia

    indgena durante la primera mitad del siglo XIX, desde los inicios de las prcticas

    eleccionarias las comunidades tomaron parte en ellas, lo que contribuy a la

    permeacin de sus imaginarios por el universo representado por la simbologa

    64 A. Annino, op.cit.. Sobre la participacin electoral indgena en los pases hispanoamericanos durantelos primeros aos despus de la independencia vase demy sobre todo Sonia Alda Mejas, Indgenas ypoltica en Guatemala..., op. cit., especialmente cap.6.65 Cfr. Francois-Xavier Guerra: El soberano y su reino. Reflexiones sobre la gnesis del ciudadano enAmrica Launa, en Hilda Sbato (coord.): ciudadana poltica y construccin de las naciones.Perspectivas histricas latinoamericanas, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1999, pp.33-61.66 Antonio Annino (coord.): Historia de las elecciones en Iberoamrica, siglo XIX, Fondo de CulturaEconmica, Buenos Aires, 1995, passim. Francois-Xavier Guerra: Modernidad e independencias, op.cit.,especialmente pp. 177-226. Eduardo Posada Carb: Introduction, en Idem (ed.): Elections beforeDemocracy. op. cit., pp.1-15.67Cfr. F.-X. Guerra: El soberano v su reino... op.cit.68 Antonio Annino: Introduccin, en Idem (coord.): Historia de las elecciones en Iberoamrica, op.cit.,p.13.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesliberal.69 Ms an, dado que la carta gaditana otorg a cada pueblo con 500

    habitantes, e incluso menos, el derecho de constituirse en ayuntamiento electivo,

    muchas repblicas de indios se transformaron en municipios, de tal forma que los

    indgenas tuvieron acceso tambin a todos los cargos locales. De hecho, la difusin de

    la ciudadana y del voto municipal se dio principalmente en las reas indgenas, y las

    comunidades asumieron con rapidez la nueva terminologa y el conocimiento de

    aquellos aspectos de la constitucin de Cdiz que las afectaban directamente. Es

    decir, que la llegada del constitucionalismo liberal no dej a las comunidades en una

    actitud indiferente o pasiva, sino que hubo una interaccin muy fuerte entre stas y la

    carta gaditana. Al mismo tiempo, es importante sealar que la incorporacin de la

    lgica representativa no siempre implic, en el caso de las comunidades indgenas, la

    interiorizacin de una concepcin individualista ni la prdida de la identidad

    comunitaria, sino la incorporacin de un imaginario que permita a los indgenas

    asumir la condicin ciudadana como forma legtima de defender sus derechos.70

    En el caso de la poblacin mezclada integrada en la denominacin genrica de

    castas, los diputados americanos en las Cortes de Cdiz no lograron que se les

    extendiera la ciudadana, pero ms tarde volvieron a plantear el debate para incluirlas

    en el censo electoral. Las primeras expresiones institucionales de los nuevos pases

    proclamaron la ciudadana de todos los grupos tnicos,71 aunque las normas

    electorales no siempre fueron tan generosas. La poblacin de ascendencia africana,

    cuyo origen servil cre una situacin ms equvoca y problemtica que en el caso de

    otros colectivos, fue sujeta a prcticas ms o menos restrictivas segn las

    localidades.72 Pero a medida que la esclavitud desapareca al ritmo desigual de los

    procesos abolicionistas, los elementos de origen africano -como ocurriera con las

    castas en general- se fueron integrando en las capas ms bajas de la sociedad y su

    participacin o no en el sistema representativo dependi en cada caso de las prcticas

    electorales locales.

    69Antonio Annino: The ballot, land and sovereignty: Cdiz and the origins of Mexican local government,1812-1820, en Eduardo Posada Carb (ed.): Elections before Democracy, op. cit., pp.61-86. Sonia AldaMejas: Indgenas y poltica en Guatemala..., op. cit.70A. Annino, idem, p.82. S. Alda Mejas: Indgenas y poltica en Guatemala.... op. cit., p.161. A. Annino:Ciudadana y gobernabilidad republicana..., op. cit. En el caso de las comunidades indgenas deGuatemala, incluso las mujeres se apropiaron de la condicin ciudadana, aunque esto no estaba previstoen la carta gaditana. S. Alda, op. cit.p.162.71Como ejemplo el Plan de Iguala, de 1821, estableca que todos los habitantes de la Nueva Espaa sindistincin alguna entre europeos, africanos ni indios, son ciudadanos de esta monarqua [se refiere alimperio de Agustn de Iturbide] con opcin de todo empleo, segn su mrito y virtudes.72Posada-Carb: Elections before Democracy..., op. cit., pp.5-6.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias SocialesUn tema particularmente interesante es el de los artesanos, conformados en

    gran parte por poblacin mestiza. En algunos pases, como Mxico, formaron un

    sector importante de la base electoral. Lo mismo ocurra en Buenos Aires, donde el

    sufragio masculino universal fue una normativa precoz. En otros casos ms

    restrictivos, como lo demuestra el ejemplo de Bolivia estudiado por M. Irurozqui, este

    sector defendi su participacin electoral sin cuestionar el sistema vigente de voto

    cualificado y basando su argumentacin en que reunan todas las condiciones para ser

    incorporados como ciudadanos activos y electores de pleno derecho. Y a pesar de las

    normas restrictivas, la generalizacin del fraude y la violencia favoreci la participacin

    masiva en los actos electorales no slo de artesanos, sino tambin de obreros,

    mineros y peones de hacienda.73

    De tal forma, a travs del sistema representativo un amplio espectro de la

    poblacin, multisocial y multitnico, incorpor una cultura poltica compuesta por

    prcticas e imaginarios que participaban de un mismo universo simblico. El sistema

    electoral vinculado a la expansin de la ciudadana, al integrar la diversidad antes

    estamental en una lgica diferente basada en el ejercicio de la soberana, form parte

    de un proceso de homogenizacin que contextualiz las reivindicaciones de los

    distintos grupos en una nica cultura poltica.

    La expansin del sistema representativo vinculado al concepto de nacin

    soberana implic para las elites asumir un imperativo: el que estableca que el pueblo

    que tena la responsabilidad de elegir a sus representantes deba estar integrado por

    masas ilustradas y alfabetizadas. En toda la Amrica hispana los poderes pblicos

    asumieron una responsabilidad que hasta entonces haba estado en manos de la

    Iglesia y las corporaciones. En el perodo ilustrado, estas ltimas haban realizado un

    esfuerzo importante en la creacin de establecimientos educativos y, en general,

    desde mediados del siglo XVIII el consumo de educacin haba ido en aumento entoda Hispanaomrica, siendo cada vez ms comn el funcionamiento de escuelas

    gratuitas en los establecimientos religiosos, que atendan a nios de origen humilde,

    entre los que se contaban mestizos y mulatos.74Pero cuando el Estado tom el testigo

    73 M. Irurozqui: Ebrios, vagos y analfabetos..., op. cit.; Idem: Que vienen los mazorqueros! Usos yabusos del fraude y la violencia electorales en las elecciones bolivianas, 1914-1925. en Hilda Sbato(coord.): Ciudadana poltica y formacin de las naciones. Perspectivas histricas de Amrica Latina,Fondo de Cultura Econmica. Mxico, 1999, pp. 295-317.74Carlos Newland: Buenos Aires no es pampa. La educacin elemental portea 1830-1860, Grupo Editorlatinoamericano, Buenos Aires, 1992, pp.59-60 y 92. En el ltimo cuarto de siglo XVIII diversos informes

    sealaban la existencia de numerosos establecimientos poblados de alumnos en la ciudad de BuenosAires. En la Nueva Espaa, a finales del siglo las escuelas sobrepasaban el millar. En el valle de Mxicoexistan alrededor de -1.000 alumnos para una poblacin de 25.000 habitantes, y se calcula que en la

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialestanto los objetivos como los mtodos experimentaron cambios importantes. En

    concordancia con su espritu liberal, la Constitucin de Cdiz de 1812 haba ordenado

    que en todos los pueblos de la Monarqua se establecieran escuelas de primeras

    letras, y esta normativa estuvo detrs de numerosos decretos que las instituciones

    surgidas de las luchas independentistas sancionaron para poner en prctica la

    voluntad de expandir la educacin elemental. La primera generacin de gobernantes

    de las nuevas repblicas se impuso la obligacin de contribuir a crear una red de

    establecimientos pblicos destinados a cubrir las necesidades de todo el espectro

    social. La mayor cantidad de nios deba asistir a las escuelas pblicas, sin importar

    su situacin econmica familiar. La voluntad de masificacin de la educacin

    elemental se puso de manifiesto con la expansin, en toda la Amrica hispana, del

    mtodo lancasteriano, propagado por los ingleses Lancaster y Bell para mejorar la

    educacin de las clases populares, sobre bases utilitaristas y benthamianas.75

    A diferencia del espritu ilustrado, cuya voluntad educativa buscaba sobre todo

    llevar al pueblo el uso correcto de la razn y la conciencia de su dignidad propia,

    facilitando la mejor realizacin del trabajo segn la adscripcin de cada uno a un

    cuerpo social, en la independencia y los aos sucesivos el objetivo fue formar

    ciudadanos ilustrados y felices, para configurar una base demogrfica unificada en

    sus costumbres y orientada al bien comn. Por ello, los informes oficiales de la poca

    establecan que la educacin financiada por el gobierno haba de ser no slo pblica,

    gratuita y abierta a todos los ciudadanos, sino adems uniforme.76 La expansin de la

    educacin no alcanz slo a las clases ms desfavorecidas, sino que se extendi a la

    formacin de las nias.77

    La vinculacin entre sistema representativo y expansin de la educacin no

    slo fue estrecha sino consciente. Los diputados americanos a las cortes de Cdiz

    ciudad de Mxico estaba escolarizado entre el 481-1 y el 62% de los nios. Las escuelas eranmantenidas por las parroquias y otras instituciones eclesisticas, los gremios de artesanos y lashaciendas, y tambin por diversas comunidades indgenas. F.X. Guerra: Modernidad e Independencias,op. cit. pp. 278-279.75Segn este mtodo, un nico maestro, asistido por los alumnos ms aventajados, poda atender a 600alumnos. En pleno fragor de las luchas por la independencia Bolvar invit a la Sociedad Lancasteriana aColombia, y de all el sistema se propag por todo el continente. Fue adoptado casi obligatoriamente entoda Hispanoamrica, recibiendo el apoyo de personalidades como San Martn, O' Higgins y Santander.En Bogot haba en 1825 once escuelas lancasterianas. En Mxico se fund la Compaa Lancasterianaen 1822 con dos escuelas, y veinte aos ms tarde su nmero haba ascendido a 106. C. Newland.op.cit.. pp. 84-86. Historia General de Mxico, El Colegio de Mxico, Mxico, 1976, vol, 3, pp.67-68.Manual de Historia de Colombia, Instituto Colombiano de Cultura, vol. 3, pp. 256-257.76C. Newland, op. cit., p.65.77 Por ejemplo, a mediados del siglo XIX, el 50% de los establecimientos escolares de Buenos Airesestaban destinados a nias. C. Newland, op. cit.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialesmostraron un extraordinario optimismo al afirmar que para 1830 no podran ejercer sus

    derechos electorales los ciudadanos analfabetos, con lo que expresaban no una

    voluntad restrictiva sino el convencimiento de que la alfabetizacin se propagara con

    enorme rapidez por todo el territorio, mediante la sola voluntad de crear escuelas. En

    Mxico, a partir de 1821 la gran mayora de las constituciones estatales sealaron

    lmites de 1830 a 1850 para que los ciudadanos analfabetos pudieran votar. Todos

    hablaban de la necesidad de tener buenos ciudadanos para que las repblicas

    funcionaran bien, y esa expresin era sinnimo de pueblo ilustrado, poniendo de

    manifiesto la profunda fe de la poca en el poder transformador de la educacin.

    La voluntad educativa incluy tambin a las comunidades indgenas. En toda

    Hispanoamrica se orden la apertura de escuelas en los pueblos de indios, para que

    pudieran salir del embrutecimiento y la condicin servil a que por tantos aos han

    estado sujetos.78 La constitucin de Cdiz haba extendido la ciudadana a la

    poblacin de este origen, integrndola en una sociedad basada en la igualdad frente a

    la ley mediante la supresin de los estatutos diferenciales. Pero no bastaba con la

    eliminacin de la repblica de indios: al incorporarse el indgena al principio de

    igualdad universal, era necesario borrar los sntomas de la diferencia, ya que la

    ciudadana y la condicin de elector tenan como exigencia implcita la adscripcin a

    una nica forma cultural basada en los patrones occidentales. Este objetivo se

    inscribi en una categora cultural que haba gozado de gran prestigio en el perodo

    ilustrado: se habl de civilizacin. Los indgenas deban ser civilizados y de esa

    manera integrados en el gran cauce del progreso universal. En palabras de un

    protagonista de la poca, se aspiraba a una poblacin uniformada y unida por la

    comunidad de ideas e intereses, y la civilizacin extendiendo su pacfico imperio hasta

    nuestros ms remotos pueblos. He aqu un cuadro que todos, poco ms o menos,

    hemos trazado en nuestro espritu.79Ese estado de civilizacin slo poda alcanzarse

    mediante la expansin de la educacin a todo el espectro social y tnico. En tanto lacapacidad de eleccin de los representantes se haba extendido a la clase indgena,

    se consideraba que slo la ilustracin de esta ltima poda evitar el reinado de las

    tinieblas.80De ah la insistencia en llevar a las comunidades las prcticas educativas

    y, con ellas, unas costumbres y un imaginario integrados en el universo simblico de la

    78As reza el decreto de 1820 promulgado en Bogot por el libertador Santander. Manual de Historia deColombia, op. cit., p. 256.79Citado en S. Alda Mejas: Indgenas y poltica en Guatemala..., op. cit.,p.113.80 Idem, p.111.

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    www.cholonautas.edu.pe/ Biblioteca Virtual de Ciencias Socialessociedad mayoritaria.81 Si esto era as en el mbito de las comunidades indgenas,

    donde la poblacin de este origen formaba la mayor parte de la masa campesina, el

    avance militar sobre las zonas de frontera que se fue afirmando a lo largo del siglo

    aplic el sistema de ir abriendo escuelas en las regiones ocupadas, en el permetro de

    los propios fortines, y de incorporar a los nios indgenas recientemente sometidos a

    las clases all impartidas.82

    Esta voluntad de expansin educativa en el contexto de un objetivo de

    homogeneizacin hizo que aqulla se vinculara a una nica lengua: el castellano.

    Educacin fue sinnimo de castellanizacin. Esta propuesta no era nueva. La

    dominacin imperial haba implicado la expansin e imposicin de la lengua castellana

    a las poblaciones nativas a lo largo de todo el periodo colonial. Sin embargo, esta

    tendencia haba sido acompaada por otra que obligaba al conocimiento de las

    lenguas locales, que fueron utilizadas como instrumento de dominacin e influencia

    sobre las poblaciones sometidas. De tal forma, las lenguas nativas no slo se

    conservaron sino que incluso en ciertos casos fueron fomentadas y favorecida su

    difusin como una forma de reducir la enorme heterogeneidad de las hablas

    indgenas.83 Tal es lo que ocurri con el quechua y el nahuatl, que durante el reinado

    de Felipe II fueron convertidos en lenguas oficiales, imponindose normas para su

    propagacin entre el mayor nmero de poblaciones indgenas. Ms an, las

    principales lenguas indias se convirtieron de hecho en un objeto privilegiado de estudio

    por parte de los sbditos de la Corona espaola a lo largo de la Edad Moderna,

    estudio que lleg a institucionalizarse y a conformar una verdadera tradicin

    cientfica.84 En 1570 se fundaron por decreto ctedras de lenguas indgenas en las

    universidades americanas, la primera de las cuales fue la de quechua en el Per.

    Estas ctedras perduraron hasta la Independencia, tuvieron una importante

    productividad y constituyeron la vertebracin institucionalizadora -dentro de lo

    81A pesar de la voluntad de expandir la educacin y el alfabetismo a los distintos grupos tnicos, ello noimplica que esto se lograra de forma igualitaria en todos los casos. Ejemplo de ello es un