Quiero que vengan los Reyes Magos(Extraído del libro “Quiero que crean en mí” de P. Tomás Llorente)

Del oriente viene unos Magos

¡Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? (Mt 2,2)

Tres hombres lejanos ven una estrella. Algo especial sería esta estrella para que hay logrado seguirla. Esta claro que miraban al cielo, que eran capaces de ser atentos a los signos prodigiosos.

Supieron dejarse sorprender. Dejaron lo que tenían en busca del TODO.Llegaron a Belén después de estar con Herodes. Ven a un niño en un pesebre. Tanto viaje para ver a José y María con un niño recién nacido. No preguntan, se postran. No le piden, le ofrecen. No hacen más que adorar a ese rey y dejarse amar por él.

Parece casi mentira que hagan un viaje tan largo para tan poco, pero repito, él era el TODO. Le dan lo mejor que tienen: oro, incienso y mirra. Y se lo dan poniéndose de rodillas delante de él.

Son extranjeros. Nadie fuera de los pastores habían venido. Lo curioso es que los pastores estaban en silencio y por eso escucharon a los ángeles.

Y los magos, miraban al cielo y por eso ven la estrella.Herodes no lo puede creer. Los sumos sacerdotes y los escribas no entendieron nada. Es más, se negaron más de una vez a admitir que fuese su Dios, el Mesías.Vamos a ver para qué nos sirven a nosotros los Reyes Magos.

Empiezo afirmando que quiero que vengan, que no quiero que se pierda esa noche, de ilusiones y de sueños.Pongamos los zapatos. Sí. No es cuento sino una necesidad.

Escribamos la carta y pidamos mucho pero sin olvidar que vendrán, si estamos con José y María , con el Niño en sus brazos. Y tendremos que ir a la cama temprano para que no asustemos a los camellos. Acostarnos y empezar a soñar, y veremos que en medio de nuestros sueños, ellos han de llegar. ¡Qué frío tenían en mi pueblo ellos que eran de Oriente y sabían de desierto. Pero igual venían!

Muchas veces me he preguntado por qué hoy no llegan. Está claro, no los esperamos. Es más, se hace difícil que suceda cuando vemos que las noches están llenas de alcohol, de droga y todas sus consecuencias. Si a la mañana, cuan do llegamos a casa con un cuerpo destruido, nos vamos a la cama no a soñar sino a silenciar nuestra soledad que hemos intentado remediar de una forma loca y arrastrado por la sociedad.

No quiero someterme a la tendencia actual y, aunque los demás no crean, yo quiero seguir creyendo en los Reyes Magos.

Pondrá mis zapatos, escribiré mi carta y, sabiendo que vendrán, me iré a la cama sabiendo también que mis sueños se harán realidad.Me gustaría escribir mis cartas de niño. Ellas me enseñaron dos cosas muy lindas: a sorprenderme ante lo pequeño, y a saber compartir.

Parecía poco lo que me dejaban pero era suficiente para alegrarme y, a la vez, para establecer nuevamente como meta de mi conducta el año que viene, pues sabía que volverían pero con el compromiso de portarme bien, También aprendía a compartir, pues aunque era poco lo que traían, mientras que al vecino, mucho, mi madre una vez más me repetía: tú tienes que ser generoso y deja al

otro. Casi estaba seguro que mi madre había llegado a hablar con los Reyes Magos y le habían explicado todo.

Por eso, madres, pongan los zapatos para que puedan hablar con los Reyes Magos y, junto con sus niños, escriban la carta. Pídanles que sus hijos puedan soñar en un mundo nuevo, que tengan la capacidad de ser ellos y que no se dejen arrastrar por lo que algunos, que no son ni reyes ni magos, les dan para que no puedan soñar.

Denles a sus hijos regalos y mucha ilusión para que puedan sorprenderse con las cosas que Dios les brinda. Los Reyes Magos buscaron con esfuer-zo al niño recién nacido.

Que los padres dejen cosas para que, como los Reyes Magos, sus hijos busquen la paz.

Vengan Reyes Magos y déjennos soñar. Queremos que en el silencio podamos escuchar el caminar de los camellos. Y despertarnos sabiendo que como los Reyes Magos, somos capaces de dejar cosas para tener al TODO. No necesitamos pedirlo en nuestra carta sino presentar los deseos de que nuestro Rey reine en nuestras vidas, que nuestras esperanzas e ilusiones puestas en sus manos se hagan realidad.