¿quién tiene derecho o comer? - 1 corintios 5.7, 8

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Según Lucas, los discípulos se reunieron para partir el pan (Hechos 20.7). ¿Quiénes son discípulos? Son los seguidores de Jesús, llamados cristianos (Hechos 11.26). ¿Tienen otros derecho a comer del pan y beber del fruto de la vid? Las declaraciones de la Didaché indican que a principios de la historia de la iglesia del Señor, solamente a los bautizados y a los que vivían una vida fiel se les permitía participar de la Cena del Señor.

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la cenadel señor

Según Lucas, los discípulos se reunieron para partir el pan (Hechos 20.7). ¿Quiénes son discípulos? Son los seguidores de Jesús, llamados cristianos (Hechos 11.26). ¿Tienen otros derecho a comer del pan y beber del fruto de la vid?

Las declaraciones de la Didaché indican que a principios de la historia de la iglesia del Señor, solamente a los bautizados y a los que vivían una vida fiel se les permitía participar de la Cena del Señor.

Pero que nadie coma ni beba de vuestra Eucar-istía, excepto aquellos que han sido bautizados en el Nombre del Señor. Porque, con respecto a ello también dijo el Señor: «No deis lo santo a los perros».1

Y en el día mismo del Señor congregaos y partid el pan y dad gracias, confesando primero vuestras transgresiones, para que vuestro sacrificio sea puro. Y que ningún hombre que tenga disputa con su prójimo, se una a vuestra asamblea hasta que se hayan reconciliado, para que vuestro sacrificio no se manche; porque este sacrificio es aquel del que habló el Señor.2

Tertuliano escribió que los cristianos erraban al compartir la Cena con los herejes:

Todos tienen acceso por igual, oyen por igual, oran por igual —incluso los paganos, si alguno llega a ellos. «Lo que es santo echarán a los per-ros, y sus perlas…», aunque (para estar seguros) no son reales, «… arrojarán a los cerdos».3

En la anterior declaración, afirmó que los paganos no habían de recibir las «perlas» de la Cena del Señor.

Un grupo religioso enseña que solamente 144,000 tienen derecho a participar de la Cena del Señor:

1 Didaché 9.5.2 Ibíd., 14.1–3.3 Tertuliano Lo prescrito contra los herejes 41.

¿Quién tiene derecho

o comer?

Pasaje clave: 1a corintios 5.7, 8

Todos los que hoy participan del pan y del vino también deben ser personas a quienes Cristo trae a ese «pacto para un reino». ¿Cuántos hay que participan? Jesús dijo que solamente la «manada pequeña» recibiría el Reino de los cielos como recompensa (Lucas 12.32). El número total sería 144,000 (Apocalipsis 14.1–3). El grupo comenzó a ser seleccionado en el año 33 de nuestra era. Consecuentemente, habría solamente un pequeño número partici-pando ahora.4

Algunas iglesias enseñan que se les debe im-pedir la comunión a quienes no estén en la gracia de Dios. Creen que tales personas traen condenación sobre sí mismas si comen la Cena del Señor. Mar-tín Lutero lo enseñó de la siguiente manera: «Tan objetivamente real […] es la presencia del cuerpo de Cristo en la [Cena], que los impíos pueden con-denarse al comerla».5

Hay varios pasajes que podrían ayudarnos a responder la interrogante acerca de quién reúne los requisitos para observar la Cena del Señor. Hechos 2.41, 42; 20.7; 1ª Corintios 5.1–11; y 10.16, 17. Exam-inemos cuidadosamente cada uno de ellos.

LOS que han SidO bautizadOS (hechOS 2.41, 42)

Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones (Hechos 2.41, 42).

4 Reasoning from the Scriptures (Razonamiento a Partir De Las Escrituras) (Brooklyn, N. Y.: Watchtower Bible Tract and Tract Society of New York, 1989), 267–68.

5 Ronald Stewart Wallace, «Lord’s Supper» (La Cena del Señor), The International Standard Bible Encyclopedia (Enciclopedia de la Biblia de formato internacional), ed. Geof-frey W. Bromiley (Grand Rapids, Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1986), 3:168.

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De acuerdo con el pasaje, los que fueron bautiza-dos eran los que perseveraban en el partimiento del pan. Estos cristianos se encontraban entre las tres mil personas que habían recibido la enseñanza de Pedro y habían sido bautizados, siendo añadidos a la iglesia del Señor en el Día de Pentecostés. Además del partimiento del pan, se dedicaron a aprender y a vivir de acuerdo a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión cristiana y a la oración.

LOS criStianOS (hechOS 20.7)

El primer día de la semana, reunidos los dis-cípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche (Hechos 20.7).

Lucas escribió que los discípulos, es decir, los cristianos (vea Hechos 11.26), fueron los que se reunieron para partir el pan. Una vez más, este ejemplo de la Biblia muestra que los únicos partici-pantes en la Cena del Señor eran los que se habían hecho cristianos de acuerdo a la enseñanza de los apóstoles.

LOS que LLevan vidaS criStianaS (1ª cOrintiOS 5.1–11)

Los cristianos que deliberadamente llevan una vida pecaminosa no tienen derecho a comer la Cena del Señor. Pablo escribió que un hombre que tenía una relación inmoral con la esposa de su padre había de ser entregado a Satanás (1ª Corin-tios 5.1–8). Implicaba que los cristianos se negaran a asociarse con él en un nivel espiritual, o incluso a comer con él (1ª Corintios 5.11). Sin duda, esto incluiría participar de la Cena del Señor.

Werner Elert escribió acerca de este texto de la siguiente manera:

Puede que la referencia sea más bien a la Cena del Señor, la cual es analizada en la misma carta. Aun si no es lo que específicamente quería decir, ciertamente no podría ser una excepción.6

Luego, escribió:

No es posible interpretar lo que dice Pablo acerca del fornicario de Corinto en el sentido de que solamente en Corinto había de negársele la comunión, y que de aparecer en Atenas no era necesario prestarle atención al asunto. En un solo espíritu con los corintios reunidos, Pablo lo entrega a Satanás (1ª Co 5.4 y sig.). Para los primeros cristianos, el reino de Satanás no está más localmente circunscrito que el reino de

6 Werner Elert, Eucharist and Church Fellowship in the First Four Centuries (La eucaristía y la comunión en la iglesia durante los primeros cuatro siglos), trad. N. E. Nagel (St. Louis: Concordia Publishing House, 1966), 84.

Cristo.7

Pablo dio instrucciones específicas acerca de este hombre inmoral:

Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad (1ª Corintios 5.7, 8).

Este hombre pecador era la «vieja levadura». Los cristianos fieles no debían relacionarse con él porque, como pecador que era, podría corromper toda la comunidad cristiana. Al eliminar la vieja levadura, la persona inmoral, la comunidad cristiana se mantendría sin levadura. De esta manera, podían comer la fiesta, la Cena del Señor, sin ser afectados por la persona impía.

Gordon D. Fee sugirió:

Es muy posible, sin embargo, que esta otra refer-encia a la celebración de la Fiesta [1ª Corintios 5.8] también incluye una alusión a ellos sentándose a la Mesa del Señor. No hay manera de saberlo con seguridad, a pesar de que lo más apropiado sin duda sería una alusión a la Mesa en el contexto de expulsar a un hermano, especialmente a la luz del mandamiento del vers.º 11 en cuanto a que ni siquiera comieran con él.8

MieMbrOS deL «un cuerPO» (1ª cOrintiOS 10.16, 17)

La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan (1ª Corintios 10.16, 17).

Pablo escribió que el «un cuerpo» (Romanos 12.5; 1ª Corintios 12.12, 13, 20; Efesios 4.4), el cual es la iglesia (Efesios 1.22, 23; Colosenses 1.18, 24) tiene comunión con el cuerpo y sangre de Cristo en la Cena del Señor. Los que comparten espiritual-mente el cuerpo y la sangre de Jesús son aquellos que están en el cuerpo, la iglesia. Los miembros de este cuerpo, Pablo indicó, son los que comen la Cena del Señor. Los que están fuera del cuerpo no son los que están en comunión con Cristo, por lo tanto no tienen derecho a participar en la comunión

7 Ibíd., 126.8 Gordon D. Fee, The First Epistle to the Corinthians (La

Primera Epístola a los Corintios), The New International Commentary on the New Testament (Grand Rapids, Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1987), 218.

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de Su Cuerpo y Sangre.El «un cuerpo» es el cuerpo que está en Cristo

(Romanos 12.5), al que se entra mediante la fe y el bautismo (Romanos 6.3; Gálatas 3.26, 27). La Cena del Señor, entonces, ha de ser compartida por aquellos que, debido a su fe, han sido bautizados en Cristo.

Nadie puede saber con seguridad si una per-sona ha obedecido de corazón para llegar a ser un siervo de la justicia (Romanos 6.17, 18). Dios es el único que conoce el corazón humano. Puesto que esto es verdad, cada persona debe determinar por sí misma la conveniencia de su participación en la Cena del Señor. El hecho de que una persona no tenga derecho a comer no quiere decir que los demás tienen derecho a impedirle la Cena. Cada persona ha de examinarse a sí misma y basada en ello ha de participar de la comida conmemorativa de Jesús (1ª Corintios 11.28).

La excepción a este principio es un cristiano al que la congregación ha cortado de comunión. Los cristianos no han de comer con tal persona (1ª Corintios 5.7, 11).

Los que ofician en la Mesa del Señor harían bien en explicar que los que tienen derecho a participar de la Cena son los miembros del cuerpo único de Cristo (1ª Corintios 10.16, 17), pues han sido bau-tizados en el cuerpo (1ª Corintios 12.13).

reSuMenAlgunas iglesias creen en la «comunión cer-

rada», una práctica que permite tomar la Cena del Señor únicamente a los que forman parte de la membresía de la iglesia y que están bien con la iglesia. Algunos limitan la Cena a los miembros de la congregación local.

Otros enseñan y practican la «comunión abierta», permitiéndoles a todos los presentes participar de la comunión. Cuando esto se practica, cada persona tiene que decidir si debe o no tomar la Cena del Señor. En este grupo están los que creen que deben instruir a los presentes en cuanto a que solamente los miembros del cuerpo de Cristo tienen derecho a comer. Los niños y los adultos no bautizados no deben participar de la Cena.

Los que tienen derecho a la Mesa del Señor son hijos fieles de Dios que están en el cuerpo de Cristo, Su iglesia. Han sido bautizados en Cristo para el perdón de sus pecados. Las personas que no han sido bautizadas no tienen derecho a participar de la Cena del Señor. No se les debe alentar a comer, sino que se les debe instruir sobre lo que hay que hacer para tener derecho a participar de ella. No se nos da autoridad para negársela a cualquier persona que quiera comer, con la excepción de aquellos que han sido cortados por la congregación.

Hebreos 13.10 declara: «Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo» —pero, ¿qué es el altar? ¿Es Jesús, Su sacrificio o la Cena del Señor?

Mientras que Hebreos 13.10 ha sido asociado con la «Misa», estudiosos recientes están de acu-erdo en que el altar es «la cruz en la que Cristo fue sacrificado, o el mismo Cristo mediante el cual ofrecemos el sacrificio de oración a Dios».1

Bajo la ley mosaica, solamente los sacerdotes, junto con sus familiares y esclavos, tenían derecho a comer de los sacrificios que se colocaban en el altar (Levítico 7.29–36; 22.10–16). A otros no se

1 Paul Ellingworth y Eugene Albert Nida, A Translator’s Handbook on the Letter to the Hebrews (Manual del traductor para la Carta a los Hebreos) (New York: United Bible Societies, 1983), 327. F. F. Bruce preguntó: «¿Qué relación hay entre este pasaje y la [Cena del Señor]?» y luego dio su respuesta, diciendo: «No hay ninguna relación directa» (F. F. Bruce, The Epistle to the Hebrews [La Carta a los Hebreos] [Grand Rapids, Mich.: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1964], 401).

les permitía (ni podían reunir los requisitos) para comer de los sacrificios. Los que están activamente sirviendo como sacerdotes judíos no podían comer del «altar» del que los cristianos pueden comer. Los cristianos —los sacerdotes del Nuevo Testa-mento (1ª Pedro 2.9)— son los que tienen derecho a comer del sacrificio de Cristo y se benefician de las bendiciones compradas con Su sangre. Todos los que se vistieron de Cristo en el bautismo se hacen participantes de Cristo y de Sus bendiciones (Ef-esios 3.6; Hebreos 3.14). Los que rechazan a Cristo se niegan a sí mismos Su bendición de salvación, así como Su Cena.

Todo el que desee venir a Jesús mediante la cruz tiene derecho a hacerlo. Todo el que tenga sed, tiene derecho a venir a la fuente de la vida (Apocalipsis 21.6; 22.17). El que viene con fe, arrepentimiento y obediencia se hace partícipe de las bendiciones de la salvación. Jesús prometió: «Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera» (Juan 6.37).

«no tienen derecho de comer» del altar, según hebreos 13.10

Autor: Owen D. Olbricht©Copyright 2012, por LA VERDAD PARA HOY

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