¿quién domina el mundo 272-

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  • Portadilla

    QUIN DOMINA EL MUNDO?

    Noam Chomsky

    Traduccin de Javier Guerrero

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  • CrditosTtulo original: Who Rules the World?Traduccin: Javier Guerrero, 20161. edicin: octubre 2016

    L. Valria Galvo-Wasserman-Chomsky, 2016 Ediciones B, S. A., 2016

    Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (Espaa)www.edicionesb.com

    ISBN DIGITAL: 978-84-9069-541-8

    Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidasen el ordenamiento jurdico, quedarigurosamente prohibida, sin autorizacin escrita de los titulares del copyright, la reproduccin total oparcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamientoinformtico, as como la distribucin de ejemplares mediante alquiler o prstamo pblicos.

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    http://www.edicionesb.com

  • ContenidoPortadillaCrditosIntroduccin1. La responsabilidad de los intelectuales, el retorno2. Terroristas buscados en el mundo entero3. Los memorandos sobre la tortura y la amnesia histrica4. La mano invisible del poder5. Causas y consecuencias del declive estadounidense6. Est acabado Estados Unidos?7. Carta Magna, su destino y el nuestro8. La semana en la que el mundo contuvo la respiracin9. Contexto y consecuencias de los Acuerdos de Oslo10. La vspera de la destruccin11. Las opciones reales en el conflicto Israel-Palestina12. Nada para los dems: la guerra de clases en Estados Unidos13. Seguridad para quin? Washington se protege a s mismo y al sectorempresarial14. Atrocidad15. A cuntos minutos de la medianoche?16. Los alto el fuego que nunca se cumplen17. Estados Unidos es un destacado Estado terrorista18. El paso histrico de Obama19. Dos formas de verlo20. Un da en la vida de un lector de The New York Times21. La amenaza iran: cul es el peligro ms grave para la paz mundial?22. El Reloj del Apocalipsis23. Amos de la humanidadNotas

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  • Introduccin

    Introduccin

    La cuestin planteada por el ttulo de este libro no puede tener unarespuesta simple y definitiva. El mundo es demasiado variado, demasiadocomplejo, para que eso sea posible. Aun as, no es difcil reconocer lasgrandes diferencias en la capacidad de modelar los asuntos mundiales niidentificar a los actores ms destacados e influyentes.

    Entre los Estados, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, EstadosUnidos ha sido de lejos el primero entre desiguales y sigue sindolo.Contina dictando en gran medida los trminos del discurso global en unabanico de asuntos que van desde Israel-Palestina, Irn, Latinoamrica, laguerra contra el terrorismo, la organizacin econmica, el derecho y lajusticia internacionales, y otros semejantes, hasta problemasfundamentales para la supervivencia de la civilizacin, como la guerranuclear y la destruccin del medio ambiente. Su poder, no obstante, hadisminuido desde que alcanz una cota sin precedentes histricos en 1945.Con el inevitable declive, el poder de Washington queda hasta cierto puntocompartido dentro del Gobierno mundial de facto de los amos deluniverso, por usar los trminos que utilizan los medios de comunicacinpara referirse a los poderes capitalistas dominantes (los pases del G7) ylas instituciones que estos controlan en la nueva era imperial, talescomo el Fondo Monetario Internacional y las organizaciones internacionalesque reglan el comercio.1

    Por supuesto, los amos del universo distan mucho de serrepresentativos de la poblacin de las potencias dominantes. Hasta en lospases ms democrticos, la poblacin tiene un impacto pequeo en lasdecisiones polticas. En Estados Unidos, hay destacados investigadores quehan dado con pruebas convincentes de que el impacto que ejercen laelites econmicas y los grupos organizados que representan interesesempresariales en la poltica del Gobierno de Estados Unidos es sustancial,mientras que los ciudadanos comunes y los grupos de intereses de masas

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  • tienen poca o ninguna influencia independiente. Dichos autores afirmanque los estudios apoyan de manera sustancial la teoras del dominio de laelite econmica y la del pluralismo sesgado, pero no la teoras de lademocracia electoral mayoritaria o el pluralismo mayoritario. Otrosestudios han demostrado que la gran mayora de la poblacin, en elextremo bajo de la escala de ingresos/riqueza, se halla, de hecho, excluidadel sistema poltico, y sus opiniones y posturas son pasadas por alto porsus representantes formales, mientras que un pequeo sector en la cimaposee una influencia arrolladora; asimismo han revelado que, a largoplazo, la financiacin de campaas predice, con mucha fiabilidad, lasopciones polticas.2

    Una consecuencia es la apata: no molestarse en votar. Esa apata tieneuna correlacin significativa con la clase social, cuyas razones msprobables enunci hace treinta y cinco aos Walter Dean Burnham, undestacado experto en poltica electoral. Burnham relacion la abstencincon una peculiaridad crucial del sistema poltico estadounidense: laausencia total de un partido de masas socialista o laborista que puedacompetir de verdad en el mercado electoral, lo cual, argument, explicaen buena medida el sesgo de clase en la abstencin, as como laminimizacin de opciones polticas que podran contar con apoyo de lapoblacin general, pero se oponen a intereses de las elites. Esasobservaciones siguen siendo vlidas hoy en da. En un detallado anlisis delas elecciones de 2014, Burnham y Thomas Ferguson muestran que elndice de participacin recuerda los principios del siglo XIX, cuando elderecho de sufragio estaba prcticamente restringido a los varones librescon propiedades, y concluyen que tanto las encuestas como el sentidocomn confirman que en la actualidad son muchsimos los estadounidensesque recelan de los dos grandes partidos polticos y cada vez se sienten msmolestos respecto a las perspectivas a largo plazo. Muchos estnconvencidos de que unos pocos grandes intereses controlan la poltica, yansan medidas eficaces para revertir el declive econmico a largo plazo yla desmedida desigualdad econmica, pero los grandes partidosimpulsados por el dinero no les ofrecern nada en la escala requerida. Esprobable que eso solo acelere la desintegracin del sistema polticoevidenciada en las elecciones al Congreso de 2014.3

    En Europa, el declive de la democracia no es menos llamativo, mientrasla toma de decisiones en cuestiones cruciales se desplaza a la burocraciade Bruselas y las potencias financieras que esta representa en granmedida. Su desprecio por la democracia se revel en julio de 2015 en la

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  • salvaje reaccin a la mera idea de que el pueblo de Grecia pudiera tenervoz para determinar el destino de su sociedad, destrozada por las brutalespolticas de austeridad de la troika: la Comisin Europea, el Banco CentralEuropeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en concreto los actorespolticos del ltimo, no sus economistas, que han sido crticos con laspolticas destructivas. Esas polticas de austeridad se impusieron con elobjetivo declarado de reducir la deuda griega; en cambio, han aumentadola relacin entre deuda y producto interior bruto (PIB), mientras que eltejido social griego se ha desgarrado y Grecia ha servido como embudopara transmitir rescates financieros a bancos franceses y alemanes quehicieron prstamos arriesgados.

    Hay aqu pocas sorpresas. La guerra de clases, tpicamente unilateral,cuenta con una historia larga y amarga. En el amanecer de la eracapitalista moderna, Adam Smith conden a los amos de la humanidadde su tiempo, los comerciantes y productores de Inglaterra, que eran,de lejos, los arquitectos principales de la poltica y se aseguraban de quesus propios intereses fueran particularmente atendidos por msdolorosos que resultaran los efectos sobre otros, en especial las vctimasde su injusticia salvaje en el extranjero, pen gran parte de la poblacinde Inglaterra. La era neoliberal de la ltima generacin ha aadido sutoque propio a esa imagen clsica: los amos salen de las capas superioresde economas cada vez ms monopolizadas; las instituciones financierasson colosales y, a menudo, depredadoras; y las multinacionales estnprotegidas por el poder del Estado y por las figuras polticas que, en granmedida, representan sus intereses.

    Por otra parte, apenas pasa un da sin noticias de inquietantesdescubrimientos cientficos sobre el avance de la destruccinmedioambiental. No es demasiado tranquilizador leer que en las latitudesmedias del hemisferio norte, las temperaturas promedio estn elevndosea un ritmo que es equivalente a desplazarse hacia el sur unos diez metroscada da, es decir, unas cien veces ms rpido que la mayora de loscambios climticos que podemos observar en el registro geolgico y,quiz, mil veces ms rpido segn otros estudios tcnicos.4

    No menos desalentador es el crecimiento de la amenaza nuclear. Elbien informado ex secretario de Defensa William Perry considera que laprobabilidad de una catstrofe nuclear es ms alta hoy que durante laguerra fra, cuando escapar de un desastre inimaginable fue casi unmilagro. Al mismo tiempo, las grandes potencias continan, tenazmente,con sus programas de inseguridad nacional, por utilizar la acertada

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  • expresin del veterano analista de la CIA Melvin Goodman. Perry estambin uno de los especialistas que le solicitaron al presidente Obamaterminar con el nuevo misil de crucero, un arma nuclear con punteramejorada y menores resultados que podra alentar una guerra nuclearlimitada y, siguiendo una conocida dinmica, provocar una rpidaescalada hasta el desastre absoluto. Peor todava, el nuevo misil cuentacon variantes nucleares y no nucleares, de manera que un enemigoatacado podra suponer lo peor, reaccionar desproporcionadamente einiciar una guerra nuclear. Hay pocas razones para esperar que se presteatencin al consejo, pues la planificada mejora del sistema de armasnucleares del Pentgono, con un coste de un billn de dlares, continacon rapidez, al tiempo que algunas potencias menores dan sus propiospasos hacia el fin del mundo.5

    Creo que todo ello dibuja bien el elenco de protagonistas. Los captulosque siguen buscan explorar la cuestin de quin gobierna el mundo, cmoactan en sus esfuerzos y adnde conducen estos, y cmo las poblacionessubyacentes, segn la til expresin de Thorstein Veblen, podran tener laesperanza de derrotar el poder de las empresas y la doctrina nacionalistapara, en sus palabras, estar vivos y preparados para vivir.

    No queda mucho tiempo.

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  • 1. La responsabilidad de los intelectuales, el retorno

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    La responsabilidad de los intelectuales, el retorno

    Antes de pensar en la responsabilidad de los intelectuales, merece lapena aclarar a quines nos estamos refiriendo.

    El concepto de intelectual en el sentido moderno gan relieve con elManifiesto de los intelectuales de 1898, en el que los dreyfusards,inspirados por la carta abierta de protesta de mile Zola al presidente deFrancia, condenaron tanto la acusacin infundada al oficial de artillerafrancs Alfred Dreyfus por traicin como el posterior encubrimiento militar.La posicin de los dreyfusards trasmite la imagen de los intelectuales comodefensores de la justicia que se enfrentan al poder con valor e integridad,si bien no era as como eran vistos entonces. Los dreyfusards, una minoraentre las clases instruidas, fueron condenados de manera implacable por lacorriente principal de la vida intelectual, en particular por algunas figurasdestacadas entre los inmortales de la fervientemente anti-dreyfusardAcadmie Franaise, como escribe el socilogo Steven Lukes. Para elnovelista, poltico y lder anti-dreyfusard Maurice Barrs, los dreyfusardseran anarquistas de atril. Para otro de aquellos inmortales, FerdinandBrunetire, la misma palabra intelectual encarnaba una de lasexcentricidades ms ridculas de nuestro tiempo, es decir, la presuncin deelevar a escritores, cientficos, profesores y fillogos al rango desuperhombres que se atrevan a tratar de idiotas a nuestros generales,de absurdas a nuestras instituciones sociales y de malsanas a nuestrastradiciones.1

    Quines eran pues los intelectuales? La minora inspirada por Zola(que fue sentenciado a prisin por libelo y huy del pas) o los inmortalesde la Academia? La cuestin resuena a travs de los aos, de una forma ode otra.

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  • INTELECTUALES: DOS CATEGORAS

    Durante la Primera Guerra Mundial, cuando destacados intelectuales detodas las ideologas se alinearon de manera entusiasta en apoyo de susEstados, surgi una respuesta. En su Manifiesto de los Noventa y Tres,hubo destacadas figuras en uno de los Estados ms ilustrados del mundoque llamaron a Occidente a tener fe en nosotros. Creed que llevaremosesta guerra hasta el final como una nacin civilizada para la que el legadode un Goethe, un Beethoven, un Kant, es tan sagrado como sus hogares ycasas.2 Sus homlogos en el otro lado de las trincheras intelectuales seles equiparaban en entusiasmo por la noble causa y fueron ms all en laautoadulacin. En New Republic proclamaron que el trabajo eficaz ydecisivo en nombre de la guerra lo ha llevado a cabo [...] una clase quedebe ser descrita en lneas generales como los intelectuales. Aquellosprogresistas crean que estaban garantizando que Estados Unidos entrabaen guerra bajo la influencia de un veredicto moral alcanzado mediante lamxima deliberacin por parte de los miembros ms reflexivos de lacomunidad. En realidad, fueron vctimas de las invenciones del Ministeriode Informacin britnico, que buscaba en secreto dirigir el pensamientode la mayor parte del mundo y, en particular, dirigir el pensamiento delos intelectuales progresistas estadounidenses, que podran ayudar acontagiar la fiebre belicista a un pas pacifista.3

    John Dewey estaba impresionado por la gran leccin psicolgica yeducativa de la guerra, que demostraba que los seres humanos o, msen concreto, los hombres inteligentes de la comunidad puedenhacerse cargo de los asuntos humanos y manejarlos [...] de maneraprudente e inteligente para lograr los fines que buscan.4 (Dewey solotard unos aos en cambiar de intelectual responsable en la PrimeraGuerra Mundial a anarquista de atril que denunciaba la prensa no librey cuestionaba hasta qu punto la autntica libertad individual y laresponsabilidad social son posibles en una medida aceptable bajo elrgimen econmico existente.)5

    No todo el mundo se conform de manera tan sumisa, por supuesto.Hubo figuras notables, como Bertrand Russell, Eugene Debs, RosaLuxemburg y Karl Liebknecht, que fueron, como Zola, condenados aprisin. A Debs lo castigaron con especial severidad: una condena de diezaos de crcel por plantear preguntas sobre la guerra por la democracia ylos derechos humanos del presidente Wilson. Wilson rechaz amnistiarloal acabar la guerra, aunque el presidente Harding transigi por fin. Elescarmiento fue menos severo para algunos disidentes, como Thorstein

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  • Veblen, a quien despidieron de su puesto en la Agencia de los Alimentostras preparar un informe que mostraba que la escasez de mano de obraagrcola poda superarse terminando con la brutal persecucin de lossindicatos por parte de Wilson, sobre todo la que se ejerca contraTrabajadores Industriales del Mundo. Por su parte, Randolph Bourne fueapartado de los peridicos progresistas despus de criticar la liga de lasnaciones benevolentemente imperialistas y sus nobles empeos.6

    El patrn de premio y castigo se repite a lo largo de la historia: aquellosque se sitan al servicio del Estado suelen ser elogiados por la comunidadintelectual general, mientras que los que se niegan a alinearse al serviciodel Estado son castigados.

    En aos posteriores, hubo destacados estudiosos que distinguieron deforma ms explcita las dos categoras de intelectuales. Los excntricosridculos son catalogados como intelectuales que se rigen por losvalores, que plantean un desafo al Gobierno democrtico tan grave, almenos en potencia, como los planteados anteriormente por camarillasaristocrticas, movimientos fascistas y partidos comunistas. Entre otrasfechoras, estas criaturas peligrosas se dedican a menoscabar el liderazgoy desafiar a la autoridad e, incluso, se enfrentan a las institucionesresponsables del adoctrinamiento de los jvenes. Algunos se hundenhasta el extremo de dudar de la nobleza de los objetivos blicos, comoBourne. Esa condena de los bribones que cuestionan la autoridad y elorden establecido fue presentada por los estudiosos de la liberal einternacionalista Comisin Trilateral la Administracin Carter sali engran parte de sus filas en su estudio de 1975 The Crisis of theDemocracy. Al igual que los progresistas de New Republic durante laPrimera Guerra Mundial, los trilateralistas extienden el concepto deintelectual ms all de Brunetire para incluir a los intelectualestecnocrticos y orientados a la poltica, pensadores responsables y seriosque se dedican a la labor constructiva de modelar la estrategia polticadentro de instituciones establecidas y a garantizar que el adoctrinamientode los jvenes siga su curso.7

    Lo que ms alarm a los sabios de la Trilateral fue el exceso dedemocracia durante una poca agitada, la dcada de 1960, cuandosectores normalmente pasivos y apticos de la poblacin entraron en elruedo poltico para defender sus intereses: las minoras, las mujeres, losjvenes, los mayores, la clase obrera, en resumen, los sectores depoblacin que a veces se denominan intereses especiales. Hay quedistinguirlos de aquellos que Adam Smith llam amos de la humanidad,

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  • que son los principales arquitectos de la poltica gubernamental y quebuscan su infame mxima: Todo para nosotros y nada para losdems.8 El papel de los amos en el ruedo poltico no se condena ni sediscute en el volumen de la Trilateral, presumiblemente debido a que losamos representan el inters nacional; como aquellos que se aplaudierona s mismos por conducir al pas a la guerra mediante la mximadeliberacin, por parte de los miembros ms reflexivos de la comunidad,haban alcanzado su veredicto moral.

    Para superar la excesiva carga que los intereses especiales imponen alEstado, los trilateralistas pidieron ms moderacin en la democracia, unretorno a la pasividad por parte de los que acumulaban menos mritos, talvez incluso un retorno a los das felices en que Truman haba sido capazde gobernar el pas con la cooperacin de un nmero relativamentepequeo de abogados y banqueros de Wall Street y, por lo tanto, lademocracia floreci.

    Los trilateralistas bien podran haber afirmado que estaban acatando laintencin original de la Constitucin, un documento intrnsecamentearistocrtico concebido para controlar las tendencias democrticas de lapoca, y que entregaban el poder a una clase mejor de personas yvetaban el ejercicio del poder poltico a aquellos que no eran ricos, debuena cuna o destacados, en palabras del historiador Gordon Wood.9 Noobstante, en defensa de Madison hay que reconocer que su mentalidad eraprecapitalista. Al determinar que el poder debera estar en manos de lariqueza de la nacin, el grupo de hombres ms capaces imagin aaquellos hombres con el modelo del estadista ilustrado y el filsofobenvolo del imaginado mundo romano. Seran puros y nobles,hombres de inteligencia, patriotismo, propiedad y circunstanciasindependientes, cuya sabidura puede discernir mejor el verdaderointers de su pas, y cuyo patriotismo y amor por la justicia sern menospropensos a sacrificarse ante consideraciones temporales o parciales. Contales dotes, aquellos hombres refinaran y ampliaran la opinin pblica ycustodiaran el inters general frente a las travesuras de las mayorasdemocrticas.10 En una lnea similar, los intelectuales progresistas deWilson podran haberse consolado con los descubrimientos de las cienciasdel comportamiento, explicados en 1939 por el psiclogo y terico de laeducacin Edward Thorndike:11

    La gran suerte de la humanidad es que existe una correlacinsignificativa entre la inteligencia y la moralidad, incluida la buenavoluntad con los semejantes [...]. En consecuencia, nuestros superiores

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  • en capacidad son en promedio nuestros benefactores, y a menudo esms seguro confiar nuestros intereses a ellos que a nosotros mismos.

    Una doctrina reconfortante, aunque algunos podran sentir que AdamSmith era ms observador.

    REVERSIN DE LOS VALORES

    La distincin entre las dos categoras de intelectuales proporciona elmarco para determinar la responsabilidad de los intelectuales. Laexpresin es ambigua. Se refiere a su responsabilidad moral como sereshumanos decentes, en una posicin en la que pueden usar su privilegio ysu estatus para fomentar las causas de la libertad, justicia, misericordia,paz y otras cuestiones sentimentales? O se refiere al rol que se esperaque desempeen como intelectuales tecnocrticos y orientados a lapoltica de servir al liderazgo y las instituciones establecidas en vez dederogarlos? Como el poder por lo general tiende a imponerse, los de lasegunda categora son considerados intelectuales responsables,mientras que los primeros son desestimados o denigrados; en este pas,claro est.

    Por lo que respecta a los enemigos, la distincin entre las doscategoras de intelectuales se mantiene, pero con los valores invertidos.Los intelectuales de la antigua Unin Sovitica defensores de los valoreseran percibidos por Estados Unidos como disidentes respetables, mientrasque no tenamos ms que desprecio para los apparatchiks y los comisarios,intelectuales tecnocrticos y centrados en la poltica. De manera similar,honramos a los valientes disidentes iranes y condenamos a aquellos quedefienden a las instituciones religiosas. Y lo mismo respecto a cualquierotro lugar.

    En este sentido, el respetado trmino disidente se utiliza de un modoselectivo. Por supuesto, no se aplica con sus connotaciones positivas aintelectuales defensores de los valores en Estados Unidos o a aquellos queen el extranjero combaten tiranas apoyadas por Washington. Tomemos elinteresante caso de Nelson Mandela, que no se elimin de la lista deterroristas del Departamento de Estado hasta 2008, por lo que hasta esafecha no pudo viajar a Estados Unidos sin autorizacin especial. Veinteaos antes, era el lder criminal de uno de los grupos terroristas msnotorios del mundo, segn un informe del Pentgono.12 Por esa razn elpresidente Reagan tuvo que apoyar el rgimen del apartheid, aument el

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  • comercio con Sudfrica, violando as las sanciones del Congreso, y apoylos estragos de Sudfrica en pases vecinos, que condujeron, segn unestudio de Naciones Unidas, a un milln y medio de muertes.13 Ese fue soloun episodio en la guerra contra el terrorismo declarada por Reagan paracombatir la plaga de la edad moderna o, como lo expres el secretariode Estado George Shultz, un retorno a la barbarie en la edad moderna.14

    Podramos aadir centenares de miles de cadveres en Centroamrica ydecenas de miles ms en Oriente Prximo, entre otros xitos. No es deextraar que el Gran Comunicador sea adorado por los investigadores de laInstitucin Hoover como un coloso cuyo espritu parece marchar por elpas, observndonos como un fantasma afable y amistoso.15

    El caso de Latinoamrica es revelador. Aquellos que exigan libertad yjusticia en Latinoamrica no son admitidos en el panten de disidentesrespetables. Por ejemplo, una semana despus de la cada del Muro deBerln, a seis destacados intelectuales latinoamericanos, todos sacerdotesjesuitas, les volaron la cabeza por rdenes directas del alto mandosalvadoreo. Los autores fueron los miembros de un batalln de elitearmado y entrenado por Washington que ya haba dejado un espantosorastro de sangre y terror.

    Los sacerdotes asesinados no se homenajean como disidentesrespetables ni tampoco otros como ellos en todo el hemisferio sur.Disidentes respetables son los que pedan libertad en los dominios delenemigo, en Europa del Este y la Unin Sovitica; sin duda, esospensadores sufrieron, pero ni remotamente como sus homlogos enLatinoamrica. Esta afirmacin no es discutible; como escribe JohnCoatsworth en Cambridge History of the Cold War, desde 1960 hasta elderrumbe sovitico en 1990, las cifras de presos polticos, vctimas detortura y ejecuciones de disidentes polticos no violentos en Latinoamricaexceden ampliamente las de la Unin Sovitica y sus satlites de Europaoriental. Entre los ejecutados hubo muchos mrtires religiosos y tambinse produjeron crmenes en masa, apoyados de manera sistemtica oiniciados por Washington.16

    Por qu entonces la distincin? Cabra argumentar que lo ocurrido enEuropa del Este importa ms que el destino del sur global a nuestrasmanos. Sera interesante ver ese argumento verbalizado y tambin laexplicacin de por qu debemos desestimar principios morales elementalesal pensar en la implicacin de Estados Unidos en asuntos exteriores, entreellos que deberamos concentrar los esfuerzos all donde podemos hacerms bien; normalmente, donde compartimos responsabilidad por lo que se

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  • est haciendo. No tenemos ninguna dificultad en exigir que nuestrosenemigos sigan estos principios.

    A pocos de nosotros nos importa, o a pocos tendra que importarnos, loque Andri Sajarov o Shirin Ebadi dicen sobre los crmenes de EstadosUnidos e Israel; los admiramos por lo que dicen sobre su Estados y por loque hacen, y esa conclusin se aplica con mucha ms fuerza para aquellosque viven en sociedades ms libres y democrticas, y, por consiguiente,tienen oportunidades mucho mayores para actuar de manera eficaz. Es decierto inters que, en los crculos ms respetados, la prctica es casi laopuesta a lo que dictan los valores morales elementales.

    Las guerras de Estados Unidos en Latinoamrica entre 1960 y 1990,dejando aparte sus horrores, han tenido un significado histrico de largaduracin. Por tratar solo un aspecto importante, fueron, en no menormedida, guerras contra la Iglesia catlica, llevadas a cabo para aplastaruna terrible hereja proclamada en el Concilio Vaticano II, en 1962. Enaquel momento, en palabras del distinguido telogo Hans Kng, el papaJuan XXIII condujo a una nueva era en la historia de la Iglesia catlicaya que restaur las enseanzas de los evangelios, que se haban dejado delado en el siglo IV, cuando el emperador Constantino estableci elcristianismo como la religin del Imperio romano e instituy unarevolucin que convirti la Iglesia perseguida en una Iglesiaperseguidora. La hereja del Vaticano II fue aceptada por los obisposlatinoamericanos, que adoptaron la opcin preferencial por los pobres.17

    Sacerdotes, monjas y seglares llevaron luego el mensaje pacifista radicalde los Evangelios a los pobres, ayudndolos a organizarse para mejorar sudestino amargo en los dominios del poder de Washington.

    Ese mismo ao, 1962, el presidente John F. Kennedy tom variasdecisiones crticas. Una fue la de desplazar la misin de los ejrcitos deLatinoamrica de la defensa hemisfrica (un anacronismo desde laSegunda Guerra Mundial) a la seguridad interna; en la prctica, unaguerra contra la poblacin si se llegaba a levantar la cabeza.18 CharlesMaechling Jr., que dirigi la contrainsurgencia y la planificacin de ladefensa interna desde 1961 a 1966, describe las consecuencias nosorprendentes de la decisin de 1962 como un movimiento desde latolerancia de la voracidad y crueldad de las fuerzas armadas deLatinoamrica hasta la complicidad directa en sus crmenes y el apoyod e Estados Unidos a los mtodos de las brigadas de exterminio deHeinrich Himmler.19 Una iniciativa fundamental fue el golpe militar enBrasil, respaldado por Washington y llevado a cabo poco despus del

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  • asesinato de Kennedy, que instituy all una situacin de seguridadnacional asesina y brutal. La plaga de la represin se extendi por todo elhemisferio, y lleg el golpe de 1973 que instal la dictadura de Pinochet enChile y, despus, la ms brutal de todas, la dictadura argentina, el rgimenfavorito de Ronald Reagan en Latinoamrica. El turno de Centroamrica aunque no era la primera vez lleg en la dcada de 1980 con el liderazgodel fantasma afable y amistoso de los eruditos de la Institucin Hoover,que ahora es admirada por sus xitos.

    El asesinato de los intelectuales jesuitas cuando caa el Muro de Berlnfue un golpe final para derrotar a la hereja de la teologa de la liberacin,la culminacin de una dcada de horror en El Salvador, que se inici con elasesinato, por las mismas manos, del arzobispo scar Romero, la voz delos sin voz. Los vencedores en la guerra contra la Iglesia declararon suresponsabilidad con orgullo. La Escuela de las Amricas (despusrebautizada), famosa por su preparacin de asesinos latinoamericanos,anunci como uno de sus temas de debate que la teologa de laliberacin iniciada en el Vaticano II fue derrotada con la ayuda delejrcito de Estados Unidos.20

    En realidad, los asesinatos de noviembre de 1989 fueron casi un golpefinal; todava se necesitaba ms esfuerzo. Un ao despus, Hait celebrsus primeras elecciones libres y, para sorpresa y estupefaccin deWashington que haba anticipado una victoria fcil de su propiocandidato, escogido entre la elite privilegiada, el pueblo organizado enlos barrios pobres y en las montaas eligi a Jean-Bertrand Aristide, unsacerdote popular, comprometido con la teologa de la liberacin. EstadosUnidos enseguida empez a socavar el Gobierno electo y, tras el golpemilitar que lo derroc unos meses despus, prest un apoyo sustancial a labrutal junta militar y sus partidarios de la elite que tomaron el poder. Elcomercio con Hait se increment, lo que violaba las sancionesinternacionales, y aument todava ms con el presidente Clinton, quientambin autoriz a la compaa petrolera Texaco a abastecer a losgobernantes asesinos, desafiando sus propias directrices.21 Me saltar lasvergonzosas secuelas, ampliamente estudiadas en otros lugares, salvopara sealar que en 2004 los dos torturadores tradicionales de Hait,Francia y Estados Unidos, a los que se uni Canad, intervinieron por lafuerza otra vez, secuestraron al presidente Aristide (que haba sido elegidode nuevo) y lo enviaron al frica central. Aristide y su partido fueron luegoefectivamente vetados en la farsa de elecciones de 2010-2011, el episodioms reciente en una historia horrenda que se remonta centenares de aos

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  • y apenas es conocida entre los responsables de los crmenes, que prefierencuentos de esfuerzos abnegados para salvar a pueblos que sufren de sudestino nefasto.

    Otra catastrfica decisin de Kennedy en 1962 fue enviar una misin delas Fuerzas Especiales, dirigida por el general William Yarborough, aColombia. Yarborough asesor a las fuerzas de seguridad colombianaspara que llevaran a cabo actividades paramilitares, de sabotaje oterroristas contra partidarios comunistas conocidos, actividades quedeberan ser respaldadas por Estados Unidos.22 El significado de laexpresin partidarios comunistas lo explic el respetado presidente delComit Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos en Colombia,que tambin fue ministro de Asuntos Exteriores, Alfredo Vzquez Carrizosa,quien escribi que la Administracin Kennedy se esforz mucho paratransformar nuestros ejrcitos regulares en brigadas de contrainsurgencia,aceptando la nueva estrategia de escuadrones de la muerte, dando lugara:

    lo que en Latinoamrica se conoce como la doctrina de seguridadnacional [...] [que no es una forma de] defensa contra un enemigoexterno, sino una forma de hacer de las instituciones militares losseores del juego [...]. El derecho a combatir al enemigo interno, comose estableci en la doctrina brasilea, la doctrina argentina, la doctrinauruguaya y la doctrina colombiana, es el derecho a combatir yexterminar a trabajadores sociales, sindicalistas, hombres y mujeresque no apoyan al poder establecido y que se supone que soncomunistas extremistas. Y esto podra significar cualquiera, incluidosactivistas de los derechos humanos como yo mismo.23

    Vzquez Carrizosa viva con una fuerte escolta en su residencia deBogot cuando lo visit en 2002 como parte de una misin de AmnistaInternacional, que estaba iniciando su campaa de un ao entero paraproteger a los defensores de los derechos humanos en Colombia enrespuesta al horripilante historial de ataques contra activistas pro derechoshumanos, sindicalistas y las vctimas habituales del Estado del terror: lospobres e indefensos.24 Al terror y a la tortura en Colombia se les aadi laguerra qumica (fumigacin) en el mbito rural bajo el pretexto de laguerra contra las drogas, lo cual condujo a la miseria y a un enorme xodode los supervivientes a los suburbios urbanos. La fiscala general deColombia calcula ahora que ms de ciento cuarenta mil personas han sidoasesinadas por paramilitares, que a menudo actuaron en estrecha

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  • colaboracin con el ejrcito financiado por Estados Unidos.25

    Hay seales de la carnicera por todas partes. En 2010, en una carreterade tierra casi intransitable que llevaba a un pueblo remoto en el sur deColombia, mis compaeros y yo pasamos un pequeo calvero con muchascruces sencillas que marcaban las tumbas de vctimas de un ataqueparamilitar a un autobs local. Los informes de los crmenes sonsuficientemente grficos; el tiempo que pasamos con los supervivientes,que estn entre la gente ms amable y compasiva que he tenido elprivilegio de conocer, hace la imagen ms grfica y ms dolorosa.

    Esto no es ms que un breve esbozo de crmenes terribles, de los cualesWashington tiene un parte sustancial de culpa, que podramos haberevitado con facilidad. Pero es ms gratificante disfrutar de los elogios porprotestar con valenta de los abusos de enemigos oficiales: es una buenaaccin, pero nada que ver con la prioridad de un intelectual que se rige porlos valores y que se toma en serio la responsabilidad de esa posicin.

    Dentro de nuestros dominios de poder, a diferencia de los de pasesenemigos, a las vctimas no solo se las pasa por alto y se las olvidarpidamente, sino que tambin se las insulta con cinismo. Un ejemplollamativo de este hecho se produjo a las pocas semanas del asesinato delos intelectuales latinoamericanos en El Salvador, cuando Vaclav Havelvisit Washington y se dirigi a una sesin conjunta del Congreso. Ante suembelesado pblico, Havel alab a los defensores de la libertad enWashington, que comprendan la responsabilidad que emana de ser lanacin ms poderosa de la tierra; significativamente, su responsabilidadpor el asesinato brutal de sus homlogos salvadoreos poco antes. Laclase intelectual liberal qued cautivada por su discurso. Anthony Lewisdefendi con entusiasmo en The New York Times que Havel nos harecordado que vivimos en una poca romntica.26 Otros destacadoscomentaristas liberales se deleitaron con el idealismo, la irona y lahumanidad [de Havel] al predicar una doctrina de culto a laresponsabilidad individual, mientras que el Congreso obviamente seestremeci de respeto por su genio e integridad, y se pregunt por quEstados Unidos carece de intelectuales que, como l, antepongan lamoral al inters personal.27 No hace falta entretenerse en pensar culhabra sido la reaccin si las fuerzas de elite armadas y entrenadas por laUnin Sovitica hubieran asesinado a Havel y media docena de suscolegas, lo cual era, por supuesto, inconcebible, y el padre IgnacioEllacura, el ms destacado de los intelectuales jesuitas asesinados,hubiera pronunciado las mismas palabras en la Duma.

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  • Como apenas podemos ver lo que est ocurriendo ante nuestros ojos,no es sorprendente que los hechos que suceden a una ligera distanciaresulten del todo invisibles. Un ejemplo muy claro: el envo por parte delpresidente Obama de un comando de setenta y nueve hombres a Pakistnen mayo de 2011 para llevar a cabo lo que era, evidentemente, unasesinato planificado del principal sospechoso de las atrocidades del 11-S,Osama bin Laden.28 Aunque el objetivo de la operacin, desarmado y sinninguna proteccin, podra haber sido capturado con facilidad, fueasesinado y su cuerpo arrojado al mar sin autopsia; una accin que, segnleemos en la prensa liberal, fue justa y necesaria.29 No hubo juicio, comoen el caso de los criminales de guerra nazis, un hecho que no pasaron poralto los expertos legales en el extranjero, que aprobaron la operacin peroobjetaron el procedimiento. Como nos recuerda la profesora de HarvardElaine Scarry, la prohibicin del asesinato en el derecho internacional seremonta a una denuncia enrgica de la prctica por parte de AbrahamLincoln, quien en 1863 conden los llamamientos al asesinato comobandolerismo internacional, una atrocidad que las nacionescivilizadas ven con horror y que merece la venganza ms severa.30 Hallovido mucho desde entonces.

    Hay mucho ms que decir respecto a la operacin Bin Laden, entreotras cosas la aceptacin por parte de Washington del riesgo de provocaruna guerra mayor e, incluso, la filtracin de materiales nucleares a losyihadistas, como he explicado en otro lugar, pero cimonos a la eleccindel nombre: Operacin Gernimo; caus indignacin en Mxico y hubogrupos indgenas estadounidenses que protestaron, si bien no hay indiciosde que Obama estuviera identificando a Bin Laden con el jefe indio apacheque encabez la valerosa resistencia de su pueblo frente a los invasores.La eleccin del nombre recuerda la facilidad con la que bautizamosnuestras armas homicidas con el nombre de las vctimas de nuestroscrmenes: Apache, Black-Hawk, Cheyenne. Cmo habramos reaccionadosi la Luftwaffe hubiera llamado a sus cazas Judo o Gitano?

    La negacin de estos pecados atroces es, en ocasiones, explcita. Pormencionar solo unos pocos casos recientes, hace dos aos en uno de losperidicos ms destacados de la izquierda liberal, The New York Review ofBooks, Russell Baker subray lo que haba aprendido de la obra delheroico historiador Edmund Morgan: que cuando Coln y los primerosexploradores llegaron, encontraron un inmenso continente escasamentepoblado por pueblos agricultores y cazadores [...]. En el mundo ilimitado yvirgen que se extiende desde la selva tropical hasta el norte helado podra

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  • haber poco ms de un milln de habitantes.31 Hay un error de muchasdecenas de millones en el clculo, y a lo largo y ancho de todo el inmensocontinente haba civilizaciones avanzadas. No hubo reacciones, aunquecuatro meses despus los editores publicaron una enmienda en la quesealaban que en Norteamrica podran haber vivido hasta dieciochomillones de personas; sin embargo, seguan sin mencionarse decenas demillones ms desde la selva tropical hasta el norte helado. Hacadcadas que se conoca todo, tambin las civilizaciones avanzadas y loscrmenes por llegar, pero no se consider lo bastante importante ni parauna frase casual. Un ao despus, el famoso historiador Mark Mazowermencion en la London Review of Books el maltrato de los nativosamericanos por parte de Estados Unidos, otra vez sin suscitar ningndebate.32 Aceptaramos la palabra maltrato para crmenes comparablescometidos por nuestros enemigos?

    EL SIGNIFICADO DEL 11-S

    Si la responsabilidad de los intelectuales se refiere a su responsabilidadmoral como seres humanos que pueden usar su privilegio y su estatus paradefender las causas de la libertad, la justicia, la misericordia y la paz, ypara denunciar no solo los abusos de nuestros enemigos, sino, de maneramucho ms significativa, los crmenes en los cuales estamos implicados yque podemos mitigar o terminar si as lo decidimos, cmo deberamospensar el 11-S?

    La idea de que el 11-S cambi el mundo est ampliamente aceptada,lo cual es comprensible. Sin duda, los hechos de aquel da tuvieronconsecuencias enormes a escala nacional e internacional. Una fue quellev al presidente Bush a redeclarar la guerra de Reagan contra elterrorismo; la primera ha desaparecido, por usar la expresin denuestros asesinos y torturadores favoritos de Latinoamrica,presumiblemente porque sus resultados no encajan bien con nuestraimagen preferida. Otra consecuencia fue la invasin de Afganistn, luego,de Irak y, ms recientemente, las intervenciones militares en otros pasesde la regin, as como las amenazas regulares de un ataque sobre Irn(todas las opciones estn abiertas, es la frase estndar). Los costes, entodas las dimensiones, han sido enormes. Eso sugiere una preguntabastante obvia, que no se plantea aqu por primera vez: haba unaalternativa?

    Diversos analistas han observado que Bin Laden obtuvo xitos

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  • fundamentales en su guerra contra Estados Unidos. Afirm repetidamenteque la nica forma de echar a Estados Unidos del mundo islmico y dederrotar a sus strapas era llevar a los estadounidenses a una serie depequeas pero caras guerras, lo que, al final, los llevaran a la bancarrota,escribe el periodista Eric Margolis. Estados Unidos, primero durante elmandato de George W. Bush y luego durante el de Barack Obama, corri ala trampa de Bin Laden [...]. Gastos militares grotescamente exagerados yadiccin a la deuda [...] puede que sean el legado ms pernicioso delhombre que pens que podra derrotar a Estados Unidos.33 Un informe delProyecto Costes de la Guerra del Instituto de Asuntos Internacionales yPblicos Watson, en la Universidad de Brown, calcula que la factura finalser de entre 3,2 y 4 billones de dlares.34 Un xito impresionante de BinLaden.

    Que Washington se precipitara hacia la trampa de Bin Laden fueevidente enseguida. Michael Scheuer, analista de la CIA responsable deseguirle la pista de 1996 a 1999, escribi: Bin Laden ha sido preciso alcontarle a Estados Unidos las razones por las que est en guerra connosotros. El dirigente de al-Qaeda continuaba Scheuer pretendaalterar drsticamente las polticas de Estados Unidos y Occidente hacia elmundo islmico. Luego explica que Bin Laden tuvo xito en gran medida:Las fuerzas y polticas de Estados Unidos estn dando lugar a laradicalizacin del mundo islmico, algo que Osama bin Laden ha estadotratando de hacer con sustancial pero incompleto xito desde principios dela dcada de 1990. Como resultado, creo que es justo concluir que EstadosUnidos sigue siendo el nico aliado indispensable de Bin Laden.35 Cabeargumentar que sigue sindolo despus de su muerte.

    Hay una buena razn para creer que podra haberse dividido y socavadoel movimiento yihadista despus de los atentados del 11-S, que fueduramente criticado dentro del movimiento. Adems, ese crimen contra lahumanidad, como fue justamente llamado, podra haberse abordadocomo un crimen, con una operacin internacional para detener a lossospechosos probables. Eso se reconoci poco despus del atentado, perotal idea ni siquiera fue tenida en cuenta por quienes toman las decisionesen Washington. Parece que no se pens ni un momento en la inciertaoferta de los talibanes cuya seriedad no podemos establecer de llevara los lderes de al-Qaeda a juicio.

    En su momento, cit la conclusin de Robert Fisk de que el crimenhorrendo del 11-S se cometi con maldad y formidable crueldad, unjuicio preciso. Los crmenes podran haber sido todava peores:

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  • supongamos que el vuelo 93 de United Airlines, derribado por valientespasajeros en Pensilvania, hubiera impactado en la Casa Blanca y que elpresidente hubiera muerto. Supongamos que los autores del crimenplanearan imponer una dictadura militar que matara a miles de personas ytorturara a cientos de miles ms. Supongamos que la nueva dictaduraestableciera, con el apoyo de los criminales, un centro internacional deterror que ayudara a instaurar Estados de tortura y terror similares enotros lugares, y, como guinda del pastel, llevara un equipo de economistasllammoslos Qandahar Boys que de inmediato conduciran la economaa una de las peores depresiones de su historia. Eso, claramente, habrasido mucho peor que el 11-S.

    Como todos deberamos saber, eso no es un experimento terico.Ocurri. Por supuesto, me estoy refiriendo a lo que en Latinoamrica amenudo se conoce como el primer 11-S: el 11 de septiembre de 1973,cuando Estados Unidos tuvo xito en sus reiterados esfuerzos paraderrocar el Gobierno democrtico de Salvador Allende en Chile medianteun golpe militar que coloc en el poder al siniestro general AugustoPinochet. La dictadura coloc all entonces a los Chicago Boys economistas preparados en la Universidad de Chicago para remodelar laeconoma de Chile. Consideremos la destruccin econmica, las torturas ylos secuestros, multipliquemos los nmeros de vctimas por veinticincopara tener un equivalente per cpita y veremos que aquel primer 11-S fuemucho ms devastador.

    El objetivo del golpe, en palabras de la Administracin Nixon, era matarel virus que podra alentar a aquellos extranjeros que quierenjodernos; jodernos tratando de hacerse con sus propios recursos y, engeneral, llevando a cabo una poltica de desarrollo independiente en unalnea contraria a los deseos de Washington. De fondo estaba la conclusindel Consejo de Seguridad Nacional de Nixon, que argumentaba que siEstados Unidos no poda controlar Latinoamrica, no poda esperarse quelograra imponer un orden en otras partes del mundo. La credibilidadde Washington habra quedado minada, en palabras de Kissinger.

    El primer 11-S, a diferencia del segundo, no cambi el mundo. No fuenada de gran consecuencia, asegur Kissinger a su jefe al cabo de unosdas. Y a juzgar por cmo figura en la historia convencional, sus palabrasno estn erradas, aunque los supervivientes podran ver la cuestin demanera diferente.

    Estos hechos de escasa consecuencia no se limitaron al golpe militarque destruy la democracia chilena y puso en marcha la historia de terror

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  • que sigui. Como ya se ha dicho, el primer 11-S fue solo un acto en eldrama que empez en 1962, cuando Kennedy desvi la misin de losejrcitos latinoamericanos hacia la seguridad interna. Las aplastantessecuelas tampoco tienen grandes consecuencias, es el patrn familiarcuando la historia est custodiada por intelectuales responsables.

    INTELECTUALES Y SUS ELECCIONES

    Volviendo a las dos categoras de intelectuales, parece casi un universalhistrico que los intelectuales conformistas, los que apoyan los objetivosoficiales y se olvidan de razonar sobre los crmenes oficiales, sonrespetados y privilegiados en su sociedad, mientras que los que se rigenpor los valores son castigados de una u otra manera. El patrn se remontaa los primeros tiempos. Fue el hombre acusado de corromper a los jvenesde Atenas el que bebi la cicuta, igual que a los dreyfussards los acusaronde corromper almas y, en su debido momento, a la sociedad en suconjunto, y los intelectuales que en la dcada de 1960 se preocuparonpor los valores fueron acusados de interferencia con el adoctrinamientode los jvenes.36 En la Biblia juda hay figuras que, segn los criterioscontemporneos, son intelectuales disidentes; en nuestra traduccin sellaman profetas. Indignaban amargamente al poder establecido con susanlisis geopolticos crticos, su condena de los crmenes de los poderosos,sus llamamientos a la justicia y su preocupacin por los pobres y los quesufren. El rey Ahab, el ms malvado de los reyes, denunci que el profetaElas odiaba Israel, el primer judo que se odia a s mismo oantiamericano, como se llama a sus homlogos actuales. Los profetasfueron tratados con severidad, a diferencia de los aduladores de la corte,que despus seran condenados como falsos profetas. Es comprensible;sera sorprendente que fuera de otro modo.

    En cuanto a la responsabilidad de los intelectuales, no me parece quehaya mucho que decir ms all de algunas verdades simples: losintelectuales son privilegiados; el privilegio genera oportunidad y laoportunidad confiere responsabilidades. Un individuo puede elegir.

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  • 2. Terroristas buscados en el mundo entero

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    Terroristas buscados en el mundo entero

    El 13 de febrero de 2008, Imad Mugniya, destacado comandante deHizbul, fue asesinado en Damasco. El mundo es un lugar mejor sin esehombre declar el portavoz del Departamento de Estado SeanMcCormack. Al fin y al cabo se ha hecho justicia.1 El director deInteligencia Nacional, Mike McConnell, aadi que Mugniya haba sidoresponsable de ms muertes de estadounidenses e israeles que ningnotro terrorista a excepcin de Bin Laden.2

    La alegra tambin se desbord en Israel cuando se hizo justicia conuno de los hombres ms buscados por Estados Unidos e Israel, segninform The Financial Times de Londres.3 Debajo del titular Un activistabuscado en el mundo entero, el artculo que lo acompaaba informaba deque despus del 11-S a Mugniya lo super Osama bin Laden en la lista delos ms buscados y, por lo tanto, solo ocupaba el segundo lugar entrelos activistas ms buscados del mundo.4

    La terminologa es bastante precisa, segn las reglas del discursoanglosajn, que define el mundo como la clase poltica de Washington yLondres (y aquellos que estn de acuerdo con ellos en cuestionesespecficas). Es comn, por ejemplo, leer que el mundo apoyabaplenamente a George Bush cuando este orden bombardear Afganistn.Eso podra ser cierto para el mundo, pero desde luego no para el mundo,como revel una encuesta internacional realizada por Gallup despus delanuncio del bombardeo. El apoyo global fue mnimo. En Latinoamrica, quecuenta con cierta experiencia respecto a la conducta de Estados Unidos, elapoyo iba desde el 2 % en Mxico al 16 % en Panam, y ese apoyo secondicionaba a que los culpables fueran identificados (todava no lo habansido ocho meses despus, inform el FBI) y a que se evitaran objetivosciv i l es (fueron atacados de inmediato).5 En el mundo haba una

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  • abrumadora preferencia por las medidas diplomtico-judiciales, rechazadassin ms trmite por el mundo.

    SIGUIENDO LA PISTA DEL TERROR

    Si el mundo se extendiera al mundo, podramos encontrar algunosotros candidatos para el honor de ser el archicriminal ms odiado. Esinstructivo preguntar por qu eso podra ser cierto.

    The Financial Times inform de que la mayora de las acusacionescontra Mugniya carecan de fundamento, pero una de las pocas veces enlas que su implicacin pudo determinarse con certeza [fue en] el secuestrode un avin de la TWA, en 1985, en el cual mataron a un buzo de la Marinade Estados Unidos.6 Aquella fue una de las dos atrocidades terroristas quellevaron a los directores de peridicos, en una encuesta, a seleccionar elterrorismo en Oriente Prximo como la noticia ms destacada de 1985; laotra fue el secuestro del crucero Achille Lauro, en el que un discapacitadoestadounidense, Leon Klinghoffer, fue brutalmente asesinado. 7 Eso reflejael juicio del mundo. Es posible que el mundo vea las cosas de un modoligeramente distinto.

    El secuestro del Achille Lauro se produjo en represalia por el bombardeode Tnez ordenado una semana antes por el primer ministro israel ShimonPeres. Entre otras atrocidades, su fuerza area mat a 75 tunecinos ypalestinos con bombas inteligentes que los hicieron pedazos, como explicgrficamente desde la zona el destacado periodista israel AmnonKapeliuk.8 Washington cooper al no avisar a Tnez, su aliado, de que losbombarderos estaban en camino, aunque la Sexta Flota y el ServicioSecreto de Estados Unidos no podan desconocer el ataque inminente. Elsecretario de Estado, George Shultz, inform al ministro de Exterioresisrael, Yitzhak Shamir, de que Washington senta una considerablesolidaridad por la accin israel, a la cual, ante la aprobacin general,denomin respuesta legtima a ataques terroristas.9 Al cabo de unosdas, el Consejo de Seguridad de la ONU denunci unnimemente elbombardeo como un acto de agresin armada (con la abstencin deEstados Unidos).10 Por supuesto, el de agresin es un crimen mucho msgrave que el de terrorismo internacional, pero concediendo a EstadosUnidos e Israel el beneficio de la duda, mantengamos el cargo menorcontra sus mandatarios.

    Das ms tarde, Peres acudi a Washington para consultar con el msdestacado terrorista internacional del momento, Ronald Reagan, quien

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  • denunci el vil azote del terrorismo de nuevo con la aclamacin generaldel mundo.1 1 Los atentados terroristas que Shultz y Peres ofrecieroncomo pretexto para bombardear Tnez fueron los asesinatos de tresisraeles en Larnaca, Chipre. Los asesinos, como reconoci Israel, no tenannada que ver con Tnez, aunque podran haber tenido relaciones conSiria.12 Aun as, Tnez era un objetivo preferible; estaba indefenso, adiferencia de Damasco, y ofreca una ventaja adicional: all podan matar ams exiliados palestinos.

    Los crmenes de Larnaca, a su vez, se vieron como una represalia. Seprodujeron en respuesta a los habituales secuestros en aguasinternacionales, en los que hubo muchas vctimas mortales y muchaspersonas raptadas y retenidas sin cargos durante largos perodos enprisiones israeles. La ms notoria de esas prisiones ha sido la prisinsecreta-cmara de tortura conocida como Campo 1391. Puede sabersemucho de ella por medio de la prensa israel y extranjera.13 Esos habitualescrmenes israeles son, por supuesto, conocidos por los responsables de losmedios de comunicacin estadounidenses y, de vez en cuando, aparecencomo por casualidad.

    El asesinato de Klinghoffer se vio con justificado horror y es muyfamoso. Fue el tema de una aclamada pera y de un telefilme, as como dedebates muy sentidos que deploraban el salvajismo de los palestinos, a losque se calific como bestias de dos patas (el primer ministro MenajemBeguin), cucarachas drogadas que corretean en una botella (jefe delEstado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel Rafi Eitan),saltamontes comparados con nosotros cuyas cabezas deberan seraplastadas contra las rocas y los muros (primer ministro Yitzhak Shamir)o, lo ms comn, arabushim, el equivalente de judo sucio onegrata.14

    Por lo tanto, despus de una muestra particularmente depravada delterror causado por colonos y militares y de la infame humillacin en laciudad de Halhul (Cisjordania), en diciembre de 1982, que molest inclusoa los halcones israeles, el famoso analista poltico-militar Yoram Periescribi, consternado, que hoy, una tarea del ejrcito es demoler losderechos de gente inocente solo porque son arabushim que viven enterritorios que Dios nos prometi a nosotros; esa labor se hizo msurgente y se llev a cabo con mucha ms brutalidad cuando los arabushimempezaron a levantar la cabeza unos aos despus.15

    Podemos valorar fcilmente la sinceridad de los sentimientosexpresados por el asesinato de Klinghoffer, pero es necesario investigar la

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  • reaccin a crmenes comparables de Israel respaldados por EstadosUnidos. Tomemos, por ejemplo, el asesinato en abril de 2002 de dospalestinos discapacitados, Kemal Zughayer y Yamal Rashid, por fuerzasisraeles que arrasaron el campo de refugiados de Yenn, en Cisjordania.Unos periodistas britnicos encontraron el cuerpo aplastado de Zughayer ylos restos de su silla de ruedas, junto con los restos de la bandera blancaque sostena cuando le dispararon mientras trataba de huir de los tanquesisraeles que luego le pasaron por encima, y le partieron la cara por lamitad y le amputaron los brazos y las piernas.16 A Yamal Rashid lo aplasten su silla de ruedas una de las enormes excavadoras israelesproporcionadas por Estados Unidos cuando demola su casa en Yenn consu familia dentro.17 La diferencia de reaccin, o mejor dicho la no reaccin,se ha convertido en rutina y es tan fcil de explicar que no requiere mayorcomentario.

    COCHES BOMBA Y ALDEANOS TERRORISTAS

    Sin duda, el bombardeo de Tnez en 1985 fue un crimen terroristamucho ms grave que el secuestro del Achille Lauro o, en el mismo ao, elcrimen por el cual su implicacin [de Mugniya] pudo determinarse concerteza.18 No obstante, incluso el bombardeo de Tnez tuvo competidorespor el premio a la peor atrocidad terrorista en Oriente Prximo aqueldestacado ao de 1985.

    Uno de los candidatos fue la colocacin de un coche bomba en Beirut,justo en la entrada de una mezquita, programado para que estallaracuando los fieles salieran de la plegaria del viernes. La bomba mat aochenta personas e hiri a doscientas cincuenta y seis.19 La mayora de lasvctimas fueron nias y mujeres que salan de la mezquita, aunque laviolencia de la explosin quem a bebs en sus cunas, mat a unanovia que compraba su ramo de boda e hizo estallar a tres nios quevolvan a casa desde la mezquita. Tambin destroz la calle principal deun barrio de Beirut densamente poblado, inform tres aos despus NoraBoustany en The Washington Post.20

    El objetivo haba sido el clrigo chi Mohamed Husein Fadlal, quienescap. El atentado fue obra de los servicios secretos de Reagan y susaliados saudes, con colaboracin britnica, y estuvo autorizado,expresamente, por el director de la CIA, William Casey, segn relata elperiodista de The Washington Post Bob Woodward en su libro Veil. Lasguerras secretas de la CIA, 1981-1987. Poco se sabe adems de los hechos

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  • concretos, gracias al respeto riguroso a la doctrina de no investigarnuestros propios crmenes (a menos que se tornen demasiado notoriospara contenerlos, en cuyo caso la investigacin puede limitarse a algunasmanzanas podridas de bajo rango que, naturalmente, actuaron de formadescontrolada).

    Un tercer candidato al premio de terrorismo en Oriente Prximo de1985 fueron las operaciones Puo de Hierro del primer ministro ShimonPeres en los territorios del sur del Lbano, entonces ocupados por Israelviolando el mandato del Consejo de Seguridad. Los objetivos eran lo que elalto mando de Israel llam aldeanos terroristas.21 Los crmenes de Peresen aquel caso alcanzaron nuevas cotas de brutalidad calculada yasesinato arbitrario, en palabras de un diplomtico occidental conocedorde la regin, una valoracin ampliamente corroborada por la cobertura endirecto.22 No obstante, carecen de inters para el mundo y, por lo tanto,permanecen sin investigar, segn las convenciones usuales. Bienpodramos preguntarnos de nuevo si esos crmenes se encuadran en elterrorismo internacional o en el mucho ms grave crimen de agresin, peroconcedamos una vez ms el beneficio de la duda a Israel y sus avalistas enWashington, y mantengamos el cargo menor.

    Todos esos son unos pocos de los incidentes en los que podran pensarpersonas de otras partes del mundo al considerar una de las pocas vecesen que Imad Mugniya estuvo claramente implicado en un crimen terrorista.Estados Unidos tambin acus a Mugniya de ser el responsable deldevastador atentado suicida con dos camiones bomba contra un cuartelocupado por marines de Estados Unidos y paracaidistas franceses en elLbano en 1983, en el que murieron 241 marines y 58 paracaidistas, ascomo de un ataque anterior en la embajada de Estados Unidos en Beirut,en el que hubo 63 vctimas mortales, un golpe particularmente graveporque se celebraba una reunin de agentes de la CIA.23 No obstante, TheFinancial Times atribuy el atentado en el cuartel de los marines a la YihadIslmica y no a Hizbul.24 Fawaz Gerges, uno de los mximos expertos enel movimiento yihadista y del Lbano, ha escrito que la responsabilidad fueasumida por un grupo desconocido llamado Yihad Islmica.25 Una vozque hablaba en rabe clsico exigi que todos los estadounidenses semarcharan del Lbano o se exponan a morir. Se ha afirmado que Mugniyaera el jefe de la Yihad Islmica en aquel momento, pero, que yo sepa, laspruebas son escasas.

    No se ha estudiado la opinin del mundo sobre el tema, pero es posibleque hubiera cierta vacilacin a la hora de calificar de atentado terrorista un

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  • ataque a una base militar en un pas extranjero, sobre todo teniendo encuenta que las fuerzas de Estados Unidos y Francia estaban llevando acabo bombardeos navales e incursiones areas en el Lbano, y que pocodespus Estados Unidos proporcion un apoyo decisivo a la invasin israeldel Lbano en 1982, que les cost la vida a veinte mil personas y arras laparte meridional del pas al tiempo que dejaba gran parte de Beirut enruinas. La operacin fue finalmente cancelada por el presidente Reagancuando la protesta internacional se hizo demasiado intensa para serdesoda despus de las masacres de Sabra y Shatila.26

    Por lo general, en Estados Unidos, la invasin israel del Lbano sedescribe como una reaccin a los atentados terroristas de la Organizacinpara la Liberacin de Palestina (OLP) en el norte de Israel desde sus baseslibanesas, lo que hace ms comprensible nuestra contribucin crucial aesos grandes crmenes de guerra. En el mundo real, la zona de la fronteralibanesa llevaba un ao en calma, salvo por los repetidos ataques israeles,muchos de ellos mortferos, en un intento de provocar alguna respuesta dela OLP que pudiera utilizarse como pretexto para la ya planeada invasin.En su momento los comentaristas polticos y los lderes israeles noocultaron su propsito real: salvaguardar la toma del poder de Israel enCisjordania. Es de cierto inters que el nico error importante del libro deJimmy Carter Palestine: Peace Not Apartheid sea la repeticin de eseinvento propagandstico, segn el cual los atentados de la OLP desde elLbano fueron el motivo de la invasin israel.27 El libro fue atacado convehemencia y hubo desesperados esfuerzos por encontrar alguna frase quepudiera malinterpretarse, pero ese error flagrante el nico se pas poralto. Es razonable, porque sirve al criterio de respetar los tiles inventosdoctrinales.

    MATAR SIN INTENCIN

    Otro alegato es que Mugniya organiz el atentado con bomba contrala embajada de Israel en Buenos Aires el 17 de marzo de 1992, en el quemurieron veintinueve personas, en respuesta, como lo expres TheFinancial Times, al asesinato [por Israel] del antiguo dirigente de HizbulAbbas al-Musawi en un ataque areo en el sur del Lbano.28 Sobre elasesinato, no hay necesidad de pruebas: Israel lo reivindic con orgullo. Elmundo podra tener cierto inters en el resto de la historia. Al-Musawi fueasesinado con un helicptero suministrado por Estados Unidos, muy alnorte de la zona de seguridad ilegal de Israel en el sur del Lbano. Iba

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  • de camino a Sidn desde el pueblo de Yibchit, donde haba hablado en elfuneral de otro imn asesinado por las fuerzas israeles; el ataque delhelicptero mat tambin a su mujer y a un hijo de cinco aos. Israelemple entonces helicpteros de fabricacin estadounidense para atacarun coche que llevaba los supervivientes del primer ataque al hospital.29

    Despus del asesinato de la familia, Hizbul cambi las reglas deljuego, inform Yitzhak Rabin en la Knsset israel.30 Hasta entonces no sehaban lanzado cohetes sobre Israel; las reglas del juego haban sido queIsrael poda llevar a cabo ataques asesinos a voluntad en cualquier lugardel Lbano y Hizbul solo responda dentro del territorio libans ocupadopor Israel. En cambio, despus del asesinato de su lder, y familia, Hizbulempez a responder a los crmenes de Israel en el Lbano lanzandocohetes hacia el norte de Israel. Esto ltimo, por supuesto, son intolerablesactos de terrorismo, as que Rabin orden una invasin que ech a unasquinientas mil personas de sus hogares y mat a ms de cien. Laimplacable ofensiva israel lleg hasta el norte del Lbano.31 En el sur, el 80% de la poblacin de Tiro huy y Nabatiya qued reducida a una ciudadfantasma.32 El 70 % del pueblo de Yibchit qued destruido, segn unportavoz del ejrcito israel, que explic que la intencin era destruir elpueblo por completo debido a su importancia para la poblacin chi del surdel Lbano. El objetivo general era borrar los pueblos de la faz de latierra y sembrar la destruccin alrededor de ellos, como describi laoperacin un alto oficial del Mando Norte israel.33

    Yibchit podra haber sido un objetivo particular porque era el hogar deljeque Abdul Karim Obeid, secuestrado y retenido en Israel varios aosantes. La casa de Obeid recibi el impacto directo de un misil, inform elperiodista britnico Robert Fisk, aunque los israeles presumiblementeestaban disparando a su mujer y sus tres hijos. Aquellos que no habanescapado se escondieron aterrorizados, escribi Mark Nicholson en TheFinancial Times, porque es probable que cualquier movimiento visibledentro o fuera de sus casas atraiga la atencin de localizadores de laartillera israel, que estaban lanzando sus proyectiles de manera repetiday devastadora sobre objetivos seleccionados. Hubo momentos en los quelos proyectiles de artillera cayeron en algunos pueblos a un ritmo de msde diez disparos por minuto.34

    Todas aquellas acciones recibieron el apoyo firme del presidente BillClinton, quien comprenda la necesidad de ensear con severidad lasreglas del juego a los arabushim. Y Rabin emergi como otro gran hroey un hombre de paz, tan diferente de las bestias de dos patas, saltamontes

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  • y cucarachas drogadas. Puede que al mundo le parecieran hechosrelacionados con la alegada responsabilidad de Mugniya por el acto devenganza terrorista en Buenos Aires.

    Otro cargo contra Mugniya es que ayud a preparar las defensas deHizbul contra la invasin israel del Lbano en 2006, lo cual constitua uncrimen terrorista intolerable segn los criterios del mundo. Los msvulgares apologistas de los crmenes de Estados Unidos e Israel explicansolemnemente que, mientras que los rabes matan civiles a propsito,Estados Unidos e Israel, como son sociedades democrticas, no pretendenhacerlo. Las muertes que provocan son accidentales, de ah que noalcancen el nivel de depravacin moral de sus adversarios. Esa fue, porejemplo, la posicin del Alto Tribunal de Justicia de Israel cuandorecientemente autoriz el severo castigo colectivo del pueblo de Gazaprivndolo de electricidad (y, por tanto, tambin de agua, servicios desaneamiento y otros aspectos bsicos de la vida civilizada).35 Esa mismalnea de defensa se usa para disculpar algunos de los pecadillos pasadosde Washington, como el ataque con misiles que en 1998 destruy la plantafarmacutica de al-Shifa en Sudn.36 El ataque termin por provocar lamuerte de decenas de miles de personas, pero, por lo visto, sin laintencin de matarlas, de ah que no fuera un crimen del orden de lasmuertes intencionadas.

    En otras palabras, podemos distinguir tres categoras de crmenes:asesinato con intencin, asesinato accidental y asesinato conpremeditacin pero sin intencin especfica. Por lo general las atrocidadesde Israel y Estados Unidos se encuadran en esta tercera categora. Aspues, cuando Israel destruye la red elctrica de Gaza o levanta barrerasque impiden viajar en Cisjordania, no tiene la intencin expresa de matar agente en particular que morir por el agua contaminada o en ambulanciasque no pueden llegar a los hospitales. Y cuando Bill Clinton orden elbombardeo de la planta de al-Shifa, era obvio que eso conducira a unacatstrofe humanitaria. Human Rights Watch inform de ello de inmediatoy proporcion detalles; no obstante, Clinton y sus asesores no pretendanmatar a personas concretas entre aquellos que inevitablemente morirancuando se destruyeron la mitad de los suministros farmacuticos en unpas pobre de frica que no poda reponerlos. Ellos y sus defensorespensaban en los africanos como nosotros en las hormigas que aplastamosal caminar por una calle. Somos conscientes, si nos molestamos enpensarlo, de que es probable que ocurra, pero no pretendemos matarlasporque no merecen tanta consideracin. Huelga decir que es muy diferente

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  • la consideracin de los ataques comparables de arabushim en zonashabitadas por seres humanos.

    Si, por un momento, podemos adoptar la perspectiva del mundo,podramos preguntar qu criminales se buscan en el mundo entero.

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  • 3. Los memorandos sobre la tortura y la amnesia histrica

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    Los memorandos sobre la torturay la amnesia histrica

    Los memorandos sobre tortura desclasificados por la Casa Blanca en2008-2009 provocaron asombro, indignacin y sorpresa. El asombro y laindignacin son comprensibles; sobre todo tras el testimonio ante elComit de Servicios Armados del Senado sobre la desesperacin de DickCheney y Donald Rumsfeld para encontrar vnculos entre Irak y al-Qaeda,vnculos que despus se inventaron como justificacin para la invasin. Elantiguo psiquiatra militar comandante Charles Burney testific que granparte del tiempo estbamos concentrados en tratar de establecer unvnculo entre al-Qaeda e Irak. Cuanto ms se frustraba la gente por nopoder establecer ese vnculo [...] ms presin haba para recurrir amedidas que podran producir resultados inmediatos; es decir, tortura.McClatchy inform de que un antiguo oficial de inteligencia familiarizadocon la cuestin de los interrogatorios aadi que la Administracin Bushaplic una presin implacable para que los interrogadores usaran mtodosduros con los detenidos, en parte para encontrar pruebas de cooperacinentre al-Qaeda y el rgimen del difunto dictador iraqu Sadam Husein [...].[Cheney y Rumsfeld] exigieron que los interrogadores encontraran pruebasde la colaboracin entre al-Qaeda e Irak [...]. Haba una presinconstante sobre las agencias de inteligencia y los interrogadores para quehicieran todo lo necesario para conseguir esa informacin de los detenidos,sobre todo los pocos de alto valor que tenamos, y cuando seguanllegando con las manos vacas, la gente de Cheney y Rumsfeld les decaque jugaran ms fuerte.1

    Esas fueron las revelaciones ms significativas de la investigacin delSenado, y apenas se inform de ellas. Aunque semejantes testimoniossobre la brutalidad y el engao del Gobierno deberan ser impactantes, la

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  • sorpresa ante la imagen general que revelaron es igualmentesorprendente. Por un lado, incluso sin la investigacin, era razonablesuponer que Guantnamo era una cmara de tortura. Por qu otro motivoiban a llevar prisioneros a un lugar donde estaran fuera del alcance de laley? Por cierto, un lugar cuyo uso por parte de Washington supone laviolacin de un tratado que se le impuso a Cuba a punta de pistola. Porsupuesto, se alegaron razones de seguridad, pero sigue siendo difcilcrerselas. Las mismas expectativas plantearon los centros clandestinos ylas prisiones secretas del Gobierno de Bush, o para la interpretacinextraordinaria, y se cumplieron.

    Lo que es ms importante, la tortura se ha practicado de formasistemtica desde los primeros das de la conquista del territorio nacional ycontinu utilizndose cuando las aventuras imperiales del imperio niocomo George Washington llam a la nueva repblica se extendieron alas Filipinas, Hait y otros lugares. Hay que tener en cuenta tambin que latortura era el menor de los muchos crmenes de agresin, terror,subversin y estrangulamiento econmico que han oscurecido la historia deEstados Unidos, como de otras grandes potencias.

    As que lo sorprendente es ver las reacciones a la desclasificacin deesos memorandos del Departamento de Justicia, incluso por parte dealgunos de los crticos ms elocuentes y directos de las infracciones deBush: Paul Krugman, por ejemplo, escribi que ramos una nacin deideales y que nunca antes de Bush nuestros lderes haban traicionadotanto todo lo que nuestra nacin defiende.2 Esa frecuente opinin reflejauna versin muy sesgada, como mnimo, de la historia de Estados Unidos.

    De vez en cuando, se ha abordado con sinceridad el conflicto entre loque defendemos y lo que hacemos. Un distinguido erudito que asumila labor fue Hans Morgenthau, quien enunci la teora de las relacionesinternacionales realistas. En un estudio clsico publicado en 1964, en plenoesplendor del Camelot de los Kennedy, Morgenthau desarroll la opininde que Estados Unidos tiene un propsito trascendente: establecer lapaz y la libertad en el pas y, de hecho, en todas partes, porque el mundoentero se ha convertido en el terreno en el que Estados Unidos debedefender y fomentar su propsito. Pero como estudioso escrupuloso,tambin reconoci que el registro histrico era radicalmente inconsistentecon ese propsito trascendente.3 No deberamos llevarnos a engao poresa discrepancia, aconsej Morgenthau; no deberamos confundir elabuso de realidad con la realidad en s. La realidad es el propsitonacional no logrado que se revela por las pruebas de la historia como las

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  • refleja nuestra mente. Lo que realmente ocurri era un abuso derealidad. Confundir el abuso de realidad con la realidad se parece alerror del atesmo, que niega la validez de la religin con argumentossimilares; una comparacin acertada.4

    La publicacin de los memorandos sobre la tortura condujo a otros areconocer el problema. En The New York Times, el columnista Roger Cohenrese un libro nuevo, The Myth of American Exceptionalism, del periodistabritnico Godfrey Hodgson, que conclua que Estados Unidos es solo ungran pas, pero imperfecto, un pas entre otros. Cohen coincida en quelas pruebas sostenan el juicio de Hodgson, pero, de todos modos,consideraba un error de bulto que Hodgson no comprendiera que EstadosUnidos naci como una idea y, por lo tanto, tiene que llevar esa ideaadelante. La idea de Estados Unidos se revel en el nacimiento del pascomo una ciudad en un monte, una nocin inspiradora que reside enlo ms profundo de la psique estadounidense, as como en el espritucaracterstico del individualismo y la iniciativa estadounidenses patentesen la expansin occidental. El error de Hodgson, al parecer, es que estabalimitndose a las distorsiones de los ltimos decenios de la idea deEstados Unidos, el abuso de realidad.5

    Volvamos a la realidad en s: la idea de Estados Unidos desde susprimeros das.

    VENID Y AYUDANOS

    La inspiradora expresin ciudad en un monte, tomada de losEvangelios, fue acuada por John Winthrop en 1630, cuando subray elglorioso futuro de una nueva nacin decretada por Dios. Un ao antes,su colonia de la baha de Massachusetts haba creado su Gran Sello, en elque se vea un indio con un pergamino salindole de la boca. En elpergamino se lea: Venid y ayudadnos. Los colonos britnicos eran,pues, humanistas caritativos, que respondan a las plegarias de losdesdichados nativos y acudan a rescatarlos de su destino pagano.

    El Gran Sello es, de hecho, una representacin grfica de la idea deEstados Unidos desde su nacimiento. Debera desenterrarse de lasprofundidades de la psique estadounidense y tenerlo visible en las paredesde todas las aulas. Debera aparecer, desde luego, en el fondo de toda laadoracin al estilo Kim Il Sung de ese salvaje asesino y torturador que fueRonald Reagan, quien se describi a s mismo, tan campante, como lderde una ciudad resplandeciente en un monte, mientras orquestaba

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  • algunos de los crmenes ms siniestros de sus aos en el poder, sobre todoen Centroamrica, pero no solo all.

    El Gran Sello fue una prematura proclamacin de la intervencinhumanitaria, por usar la expresin actualmente en boga. Como ha sidofrecuente desde entonces, la intervencin humanitaria fue unacatstrofe para los supuestos auxiliados. El primer secretario de Guerra deEstados Unidos, el general Henry Knox, describi la absoluta eliminacinde todos los indios en las partes ms pobladas de la Unin por mediosms destructivos para los indios nativos que la conducta de losconquistadores en Mxico y Per.6

    Mucho despus de que su notable contribucin al proceso fuera pasado,John Quincy Adams lament el destino de esa raza desventurada denativos americanos, que estamos exterminando con una crueldad tanprfida y despiadada que est entre los pecados ms abyectos de estanacin, por lo cual creo que un da Dios la castigar.7 La crueldad prfiday despiadada continu hasta que se conquist el Oeste. En vez delcastigo de Dios, esos pecados abyectos hoy solo reciben loas por elcumplimiento de la idea estadounidense.8

    Hubo, claro est, una versin ms conveniente y convencional delrelato, expresada, por ejemplo, por Joseph Story, jurista del TribunalSupremo. Story dijo que la sabidura de la Providencia caus que losnativos desaparecieran como las hojas marchitas del otoo, aunque loscolonos siempre los respetaron.9

    La conquista y la colonizacin del Oeste reflejaron individualismo einiciativa; los proyectos de los colonos, la forma ms comn deimperialismo, suelen reflejarlos. El respetado e influyente senador HenryCabot Lodge alab los resultados en 1898. Para llamar a una intervencinen Cuba, Lodge ensalz nuestra historia de conquista, colonizacin yexpansin territorial sin parangn en ningn otro pueblo del siglo XIX einst a que no se frene ahora, porque los cubanos tambin estabanrogndonos, en palabras del Gran Sello, que furamos y los ayudramos.10

    Su peticin tuvo respuesta. Estados Unidos envi tropas, lo que impidique Cuba se liberara de Espaa y convirti, en la prctica, la isla en unacolonia estadounidense, y as continu hasta 1959.

    Todava qued ms patente la idea estadounidense en la destacablecampaa, iniciada por el Gobierno de Eisenhower casi de inmediato, paradevolver Cuba al lugar que le corresponda: guerra econmica (con elobjetivo claramente articulado de castigar a la poblacin cubana para quederrocara al desobediente Gobierno de Castro), invasin, la dedicacin de

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  • los hermanos Kennedy a llevar el terror de la Tierra a Cuba (frase delhistoriador Arthur M. Schlesinger Jr. en su biografa de Robert Kennedy,quien consider esa labor una de sus principales prioridades) y otroscrmenes que desafiaban la opinin casi unnime del mundo.11

    Se suele ubicar el principio del imperialismo estadounidense en la tomade Cuba, Puerto Rico y Hawi en 1898, pero eso es sucumbir a lo que elhistoriador del imperialismo Bernard Porter llama la falacia del aguasalada, la idea de que la conquista solo se convierte en imperialismocuando cruza agua salada. Por lo tanto, si el ro Misisip se hubieraparecido al mar de Irlanda, la expansin hacia el oeste habra sidoimperialismo. De George Washington a Henry Cabot Lodge, los queparticiparon en la empresa comprendan mejor la verdad.

    Despus del xito de la intervencin humanitaria en Cuba en 1898, elsiguiente paso en la misin asignada por la Providencia consista enconceder las bendiciones de la libertad y la civilizacin a todos los pueblosrescatados de las Filipinas (en palabras de la plataforma del PartidoRepublicano de Lodge), al menos a aquellos que sobrevivieron a lacarnicera asesina y el extendido uso de la tortura y otras atrocidades quela acompaaron.12 Aquellas almas afortunadas quedaron a merced de lapolica filipina, establecida por Estados Unidos en el marco de unrecientemente concebido modelo de dominio colonial, que dependa defuerzas de seguridad preparadas y equipadas para sofisticados modos devigilancia, intimidacin y violencia.13 En muchas otras zonas donde EstadosUnidos impuso guardias nacionales brutales y otras fuerzas clientelares seadoptaran modelos similares, con consecuencias que deberan ser bienconocidas.

    EL PARADIGMA DE LA TORTURA

    Durante los sesenta aos ltimos, ha habido vctimas de todo el mundoque han soportado el paradigma de la tortura de la CIA, desarrollado aun coste que alcanz los mil millones de dlares anuales, segn elhistoriador Alfred McCoy en su libro A Question of Torture . McCoy muestraque los mtodos de tortura de la CIA desarrollados en la dcada de 1950salieron a la superficie con escasos cambios en las infames fotos de laprisin iraqu de Abu Ghraib. No hay ninguna hiprbole en el ttulo delacerado estudio de Jennifer Harbury sobre la historia de la tortura deEstados Unidos: Truth, Torture, and the American Way .14 Es sumamenteengaoso, como mnimo, que algunos investigadores del descenso a las

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  • alcantarillas globales de la banda de Bush lamenten que al librar laguerra contra el terrorismo Estados Unidos ha perdido su rumbo.15

    Nada de eso quiere decir que el tndem Bush-Cheney-Rumsfeld y otrosno introdujeran innovaciones importantes. En la prctica comn deWashington es frecuente que la tortura no sea aplicada directamente porestadounidenses en sus propias cmaras de tortura establecidas por elGobierno, sino que se haya derivado a sucursales. Como seala AllanNairn, que ha realizado algunas de las investigaciones ms reveladoras yvalerosas sobre la tortura: Lo que [la prohibicin de la tortura de] Obamaliquida de manera ostensible es ese pequeo porcentaje de tortura queahora llevan a cabo los estadounidenses, mientras que conserva elvolumen abrumador de la tortura del sistema, que llevan a caboextranjeros bajo el mecenazgo de Estados Unidos. Obama podra dejar derespaldar fuerzas extranjeras que torturan, pero ha elegido no hacerlo.16

    Obama no elimin la prctica de la tortura, observa Nairn, sino quesimplemente la reubic, ajustndola a la norma estadounidense, lo quea las vctimas les resulta indiferente. Desde Vietnam, Estados Unidos hatorturado, sobre todo, por delegacin: pagando, armando, entrenando yorientando a extranjeros para que torturaran, pero, por lo general,teniendo cuidado de que los estadounidenses se quedaran un paso, por lomenos, ms atrs. La prohibicin de Obama ni siquiera impide la torturadirecta por estadounidenses fuera de entornos de conflicto armado, quees donde se producen muchas de las torturas porque muchos regmenesrepresivos no estn en un conflicto armado [...], el suyo es un retorno alstatu quo ante, el rgimen de tortura desde Ford hasta Clinton, que, aotras ao, a menudo produjo ms sufrimiento con el respaldo y las cadenasde Estados Unidos que el ocasionado durante los aos de Bush yCheney.17

    En algunos casos la implicacin estadounidense en la tortura fue inclusoms indirecta. En un estudio de 1980, el latinoamericanista Lars Schoultzdescubri que la ayuda de Estados Unidos ha tendido a fluir de maneradesproporcionada hacia Gobiernos latinoamericanos que torturan a susciudadanos [...] a los atroces violadores de derechos humanosfundamentales del hemisferio.18 Esa tendencia llev a proporcionar ayudamilitar, fue independiente de la necesidad y transcurri durante los aos deCarter. En estudios ms amplios, Edward Herman halla la mismacorrelacin y encuentra una explicacin. No es sorprendente que la ayudade Estados Unidos tienda a relacionarse con un clima favorable aoperaciones comerciales, por lo general mejoradas por el asesinato de

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  • lderes obreros y campesinos y activistas por los derechos humanos, ascomo otras acciones semejantes, que producen una asociacin secundariaentre la ayuda y la atroz violacin de derechos humanos.19 Dichos estudiosse llevaron a cabo antes de los aos de Reagan, cuando el asunto dej deser digno de estudio porque las correlaciones quedaron muy claras.

    No es de extraar que el presidente Obama nos aconseje miraradelante y no atrs; una doctrina conveniente para aquellos que tienen lospalos. Los que son golpeados por ellos tienden a ver el mundo de formadiferente, aunque nos disguste.

    ADOPTAR LAS POSICIONES DE BUSH

    Puede argumentarse que la puesta en marcha del paradigma de latortura de la CIA nunca viol la Convencin contra la Tortura de NacionesUnidas de 1984, al menos como la interpret Washington. McCoy sealaque el altamente elaborado paradigma de la CIA, desarrollado a un costeenorme en las dcadas de 1950 y 1960, y basado en la tcnica de torturams devastadora del KGB, se ci sobre todo a la tortura psicolgica, noa la cruda tortura fsica, que se consideraba menos eficaz para convertir alas personas en vegetales obedientes.

    McCoy escribe que la Administracin Reagan revis con atencin laconvencin internacional contra la tortura con cuatro detalladas reservasdiplomticas concentradas en solo una palabra en las veintisis pginasimpresas de la convencin: la palabra psicolgica. McCoy contina: Estasreservas diplomticas intrincadamente construidas redefinieron la tortura,tal como la interpret Estados Unidos, para que no se consideraran dentrode ella la privacin sensorial y el dolor autoinfligido, las mismas tcnicasque la CIA ha refinado a tan elevado precio.

    Cuando Clinton envi la convencin de la ONU al Congreso para suratificacin en 1994, incorpor las reservas de Reagan. Por consiguiente,en la interpretacin estadounidense de la convencin de la tortura, elpresidente y el Congreso eliminaron el ncleo del paradigma de la torturade la CIA; y esas reservas, observa McCoy, se reprodujeron literalmenteen la legislacin nacional, promulgada para dar fuerza legal a laConvencin de la ONU.20 Esa es la mina terrestre poltica que detoncon fuerza tan fenomenal en el escndalo de Abu Ghraib y en lavergonzosa Ley de Comisiones Militares, que se aprob con apoy de losdos grandes partidos en 2006.

    Bush, por supuesto, fue ms all de sus predecesores al autorizar prima

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  • facie que se violara la legislacin internacional, hasta el punto de quevarias de sus innovaciones extremistas fueron derogadas por lostribunales. Obama, como Bush, al tiempo que afirma con elocuencianuestro compromiso inquebrantable con la ley internacional parecedecidido a reinstaurar sustancialmente las medidas extremistas de Bush.

    En junio de 2008, al tratar el importante caso Bumedian contra Bush, elTribunal Supremo rechaz por inconstitucional la afirmacin del Gobiernode Bush de que los prisioneros de Guantnamo no tienen derecho alhbeas corpus.21 Glenn Greenwald revis las secuelas del caso en Salon.Buscando preservar el poder de secuestrar personas en todo el mundo yencarcelarlas sin el debido juicio, el Gobierno de Bush decidi enviarlas a laprisin estadounidense del aerdromo de Bagram, en Afganistn, tratandoel fallo del caso Bumedian, basado en nuestras garantas constitucionalesms bsicas, como si fuera un juego estpido: metes en un avin haciaGuantnamo prisioneros secuestrados y tendrn derechos constitucionales,pero, en cambio, los envas a Bagram y puedes hacerlos desaparecer parasiempre sin ningn proceso judicial. Obama adopt la posicin de Bush:Se present un escrito en el tribunal federal que, en dos puntos,declaraba que adoptaba la teora ms extremista de Bush sobre lacuestin, con el argumento de que los prisioneros enviados a Bagramdesde cualquier parte del mundo (en el caso en cuestin, yemenes ytunecinos capturados en Tailandia y en los Emiratos rabes Unidos)pueden ser encarcelados de manera indefinida sin derechos de ningunaclase, siempre que se los tenga en Bagram y no en Guantnamo.22

    Poco despus, un juez federal nombrado por Bush rechaz la posicinde Bush-Obama y dict que la lgica del caso Bumedian se aplica hasta susltimas consecuencias, tanto en Bagram como en Guantnamo. ElGobierno anunci que apelara el fallo, lo que situaba el Departamento deJusticia de Obama, concluye Greenwald, a la derecha de un juez propoderejecutivo y extremadamente conservador, nombrado por George W. Bush,en cuestiones de poder ejecutivo y detenciones sin proceso legal, lo quese contradice radicalmente con las promesas de campaa y las anterioresposiciones del presidente.23

    El caso Rasul contra Rumsfeld parece seguir una trayectoria similar. Losdemandantes acusaron a Rumsfeld y otros altos cargos de serresponsables de su tortura en Guantnamo, adonde los llevaron tras sercapturados por el seor de la guerra uzbeko Abdul Rashid Dostum. Losdemandantes aseguraron que haban viajado a Afganistn para ofrecerayuda humanitaria. Dostum, un notorio matn, era entonces dirigente de

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  • la Alianza del Norte, la faccin afgana apoyada por Rusia, Irn, India,Turqua, los estados de Asia central y Estados Unidos cuando atacaronAfganistn en octubre de 2001.

    Dostum los entreg a la custodia de Estados Unidos, supuestamente acambio de una cuantiosa suma. El Gobierno Bush intent que sesobreseyera el caso. El Departamento de Justicia de Obama present unescrito apoyando la posicin de Bush, segn la cual los funcionarios delGobierno no deban ser considerados responsables de tortura y otrasviolaciones procesales en Guantnamo porque los tribunales todava nohaban establecido con claridad los derechos de que gozaban all lospresos.24

    Tambin se inform de que el Gobierno de Obama sopesaba recuperarlas comisiones militares, una de las ms severas violaciones del imperio dela ley durante los aos de Bush. Hay una razn, segn William Glabersonde The New York Times: Los funcionarios que trabajan en la cuestin deGuantnamo dicen que a los abogados del Gobierno les preocupaenfrentarse a grandes obstculos para juzgar a algunos sospechosos deterrorismo en los tribunales federales. Los jueces podran complicar eljuicio de detenidos que hayan sido sometidos a un trato brutal y losfiscales podran usar pruebas o testimonios recogidos por agencias deinteligencia.25 Un serio error en el sistema penal, parece.

    AS SE CREAN TERRORISTAS

    El debate sobre si la tortura ha sido eficaz para obtener informacinsigue siendo intenso; parece que la idea de partida es que si es eficaz estjustificada. Segn este argumento, cuando Nicaragua captur al piloto deEstados Unidos Eugene Hasenfus en 1986 tras derribar su avin cuandoestaba entregando ayuda a las fuerzas de la Contra apoyadas porWashington, no debera haberlo juzgado, declararlo culpable y luegodevolverlo a Estados Unidos como hicieron, sino que deberan haberaplicado el paradigma de la tortura de la CIA para tratar de obtenerinformacin sobre otras atrocidades terroristas planificadas y llevadas acabo desde Washington, no poca cosa para un pas pequeo yempobrecido bajo la agresin terrorista de la superpotencia global.

    Siguiendo el mismo criterio, si los nicaragenses hubieran podidocapturar al principal coordinador del terrorismo John Negroponte,entonces embajador de Estados Unidos en Honduras (despus nombradoprimer director de Inteligencia Nacional, en esencia un pope del

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  • contraterrorismo, sin provocar ni un murmullo) deberan haber hecho lomismo. Cuba habra tenido justificacin para actuar de manera similar si elGobierno de Castro hubiera podido hacerse con los hermanos Kennedy. Nohay ninguna necesidad de sacar a relucir lo que sus vctimas deberanhaberles hecho a Henry Kissinger, Ronald Reagan y otros destacadoscomandantes terroristas, cuyas hazaas hacen palidecer a al-Qae