querido gordo cardoso

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Es una biografía "coral" de un periodista extraordinario, muerto en Buenos Aires, el 1º de julio de 2009.

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Querido gordo Cardoso

FICHA DE CATALOGACION

Querido gordo CardosoBiografa coral de un periodista extraordinario

Textos y entrevistas Silvia Mercado y Nancy Sosa

Silvia Mercado, 51, periodista y docente universitaria. Coautora de "Peronismo, la mayora perdida" (Editorial Sudamericana-Planeta, Buenos Aires, 1985) y de "Oscar Smith. Los lmites del sindicalismo peronista" (Editorial PuntoSur, Buenos Aires, 1987). Trabaj en Tiempo Argentino y Pgina/12 entre distintos medios. Actualmente, es redactora del portal lapolticaonline.com

Nancy Sosa, 65, periodista y artista plstica. Coautora de "Peronismo, la mayora perdida" (Editorial Sudamericana-Planeta, Buenos Aires, 1985). Trabaj en La Voz y Noticias Argentinas entre distintos medios. Actualmente, es secretaria de redaccin de la revista Movimiento.

A la memoria de Rodolfo Audi.

all vi de golpe mi libro, el libro que desde haca aos vena persiguiendo, lo vi entero, acabado, desde el principio hasta el final, desde la primera hasta la ltima lnea, all supe que, aunque en ningn lugar de ninguna ciudad de ninguna mierda de pas fuera a haber nunca una calle que llevara el nombre de Miralles, mientras yo contase su historia Miralles seguira de algn modo viviendo Javier Cercas, en Soldados de Salamina

Premio al afecto de sus compaeros: dibujo del Menchi Sbat, en la redaccin, con mquina de escribir?, fumando y con alitas.

AgradecimientosA Rubn Heguilein, director de la Licenciatura de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Lans, que nos eligi para homenajear a su querido amigo. A la Dra. Ana Jaramillo, rectora de la Universidad Nacional de Lans, quien impulsara la formulacin de una propuesta de formacin superior en poltica internacional; quien luego, sin dudar respald el proyecto de rescate de la memoria de un periodista, en un momento en que este oficio est ms cuestionado que nunca. A Pascual Albanese, Rosaura Audi, Rodolfo Barili, Rafael Bielsa, Dante Caputo, Facundo Cardoso, Carlos Campolongo, Jorge Casaretto, Claudia Dasso, Jorge Elas, Luis Gramuglia, Roberto Guareschi, Ricardo Kirschbaum, Eduardo van der Kooy, Daniel Lagos, Romn Lejtman, Alfredo Leuco, Alicia Lo Bianco, Jos Ignacio Lpez, Renato Miari, Mario Moldovn, Ricardo Morales, Mara ODonnell, Gabriel Pasquini, Osvaldo Pepe, Cristina Prez, Claudio Polosecki, Jorge Raventos, Nstor Restivo, Anala Roffo, Federico Storani, Rodolfo Terragno, Eduardo Valds, que dieron tu tiempo y sus memorias para conformar el coro. A Alicia la China Lo Bianco, que abri su casa para que se tomaran fotos de los rincones de su marido, sus premios, sus recuerdos. Y tambin nos dio las otras fotos que acompaan este libro. A Ramn Puga Lareo, que tom las fotos en el departamento de la calle Salguero, en el bar El Angel Azul (hoy Lucio) y en la librera Prometeo. A los fotgrafos Aldo Amura, y a Horacio Paone, por la foto que ilustra la tapa de este libro. A Claudia Dasso, con quien nunca terminar de disculparme porque con el robo de mi cartera se fueron fotos, manuscritos y otros documentos que nos haba dado. A Mara Teresa Morresi y Guillermo Hagelstrom, que trabajaron con paciencia y esfuerzo en la produccin periodstica. A Rita Solari y Ricardo Dngelo, que tanto ayudaron desde el archivo del diario Clarn.

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Qu, quin, cundo, dnde, y por qu.Primero, disculpas a todos los amigos, colegas, conocidos y familiares de Oscar que no entrevistamos para este libro. La propuesta de la Universidad Nacional de Lans fue realizar un homenaje a un ao de la muerte del periodista y experto en poltica exterior, que estaba diseando un posgrado de Relaciones Internacionales para graduados en comunicacin, que su enfermedad impidi poner en marcha. La prioridad fue tener lista esta edicin al 1 de julio del 2010, primer aniversario de su muerte. Luego, una breve explicacin acerca de esta obra. La trayectoria del Gordo abruma, y deja como mosquitos a cualquier periodista contemporneo que pretenda abordarla. Su condicin humana, sus pasiones y obsesiones, su generosidad sin lmites, son cualidades exticas en la selva cotidiana. As es que evitamos arrogarnos escribir sobre l. La verdad, no nos animamos. Y quisimos compartir esa responsabilidad. Por eso esta biografa coral, realizada en conjunto, buscando -quizs- ese bao de multitud que fue para Oscar la savia de su vida. Est claro que quisimos al Gordo. Que lo extraamos, que nos resulta difcil saber que nunca ms lo encontraremos en algn bar de Buenos Aires para hablar de sus descubrimientos en los viajes o del drama de la existencia humana. Y est claro, tambin, que siempre lo admiramos. Pero volver sobre su produccin periodstica en perspectiva, como lo hicimos para este libro, nos dej -literalmente- pasmadas. Sabemos de todos modos que no le hicimos justicia. Fue imposible leer las notas de sus 40 aos de trayectoria. Y lamentamos no tener el tiempo ni la paciencia para dedicarnos a tamaa hazaa. No volvimos sobre los reportajes a lderes como Yasir Arafat, Fernando Henrique Cardoso, Fidel Castro, Patricio Alwyn, Hugo Chvez, y Felipe Gonzlez, entre tantsimos. Nos detuvimos en algunas piezas que ya estn en la historia del periodismo argentino. Esa irnica, sin firma, titulada La convocatoria, donde le tom el pelo a los periodistas que por televisin y radio instaban a salir a festejar la victoria de la Argentina contra Japn en el Mundial Juvenil, mientras la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) buscaba los rastros de los detenidos-desaparecidos. Notas como la que escribi observando miradas y gestos de Alexander Haig y Nicanor Costa Mndez en una Asamblea de Naciones Unidas,

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para descubrir la decisin de los Estados Unidos de retirarse de su gestin de buenos oficios entre Argentina y Gran Bretaa para evitar el enfrentamiento armado durante la guerra de Malvinas. Su propio dolor por la derrota del Partido Justicialista en 1983 reflejado en un artculo que empezaba diciendo: Un peronismo cuya memoria solo guardaba imgenes de triunfo se resign a dormirse en la recin estrenada tristeza de la derrota. Crnicas como la que hizo tras presenciar la histrica firma entre los cancilleres de Argentina y Chile en 1984 frente al papa Juan Pablo II, cuando se puso fin a las hostilidades entre ambos pases, y record los cascos y fusiles que hace 6 aos sonaban en nuestra frontera. O el preciso detalle del miedo que le provoc la inminencia de misiles sobre Tel Aviv disparados desde Irak, durante la primera Guerra del Golfo, cuando todava se tema por un ataque qumico, y la ansiedad no le permita recordar dnde refugiarse ni cmo ponerse la mscara de gas, y fue salvado por una anciana juda, de ingls limitado, que reconoci su terror y decidi protegerlo. Anlisis de las opciones claras que tuvo la Argentina frente a la exploracin petrolera en Malvinas, escrito en 1998. O el que empieza diciendo Hay que tener fe de magnitud kantiana en la retrica de la paz, para expresar sus dudas sobre las polticas de no proliferacin nuclear en medio del conflicto entre India y Pakistn. Juicios contundentes como el que escribi al otro da del ataque terrorista a los Estados Unidos en el 2001, cuando expres que no queda sino enfrentar la realidad en toda su magnitud y aceptar que la agresin contra Estados Unidos tiene un costado innegable de humillacin de su poder de cara al resto del mundo. O el que apel para pulverizar los argumentos de los defensores de los planes de ajuste, simplemente escribiendo que La historia no avala la idea de paz social en tiempos de escasez y privacin, en una nota del 2008 acerca de la crisis estructural que sobrevendra en Grecia. Y sus ltimas notas, del 30 de junio -un da antes de morir-, cuando haba retomado su actividad y pareca que iba a sobrevivir al EPOC, la enfermedad respiratoria que lo obligaba a dormir con una mochila de oxgeno y a moverse en una silla elctrica que lo diverta. Con su lucidez intacta, escribi en Clarn una nota sobre el golpe de estado en Honduras, y alert acerca de que el tiempo para plantear las cosas a Micheletti no es infinito, apurando la agenda para el llamado a elecciones. Y en el portal de12 | Querido gordo Cardoso

noticias de Telef, un anlisis sobre las elecciones del 28 de junio, donde no ocult su asombro porque para los Kirchner fueron los votantes quienes se equivocaron. El Gordo siempre deca que el pueblo argentino nunca se equivocaba al votar. En el trayecto biogrfico que podr leerse a continuacin, queda bastante claro que Oscar, como todo artista, jams eligi seguir por el camino que ya haba aprendido a dominar, y busc siempre un prximo desafo. Era un creador que se resista a lo conocido, y buscaba no perder su capacidad de asombro. Pudo haber seguido una carrera burocrtica en el diario que lo cobij en 1978, pero prefiri ser un rebelde en una estructura que toler sus excentricidades a cambio de su talento inusual. Rafael Bielsa dijo para este libro que el ao 2009 fue particularmente trgico para los argentinos, porque se murieron seres extraordinarios: Mercedes Sosa, Sandro y el Gordo Cardoso. Compartimos esa visin. Oscar fue grande entre los grandes. Argentino, peronista. Y periodista excepcional. Silvia Mercado y Nancy Sosa. Mar de las Pampas. 24 de mayo de 2010.

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CAPTULO INADA ERA FCILDesde sus inicios como periodista hasta la guerra de Malvinas

Claudia Dasso (Primer mujer, madre de Facundo y Lucrecia, periodista, 59). Estoy tratando de acordarme. Antes de las elecciones del 73, el Gordo trabaj para FOETRA haciendo revistas como Cinco Areas. Agarraba todo. Tambin produca algn programa en Radio Mitre. No tenamos un mango. Nos fuimos a vivir juntos el 1 de Julio de 1972. Y 38 aos despus, muere. Nos casamos porque mi mam vino un da sin avisar al departamento donde vivamos, Viamonte 1646, y al entrar dijo: esta es la guarida. Oscar le contest que no haba nada que esconder. Entonces, mi madre pregunt cundo nos casbamos, a lo que le respondi por decir algo el 21 de julio. Y as fue. A los dos meses de conocernos ya estbamos casados. El tena 23 y yo 21. Luis Saavedra y Laura Moreno fueron nuestros testigos. Por esa poca nos vivamos matando en discusiones polticas. Oscar vena de la derecha muy Tacuara y yo de la izquierda. Nos agarrbamos a las patadas. En ese momento, o eras una cosa o eras otra. No haba trminos medios. El estudiaba filosofa y yo sociologa, los dos en la UBA. Cuando gana el peronismo, logra entrar en Tlam. Fue por marzo de 1973. Alicia Lo Bianco (viuda de Cardoso, madre de Martiniano, periodista, 65). Lo conoc de casualidad cuando vino Monseor Lefevre a la Argentina. El estaba en La Opinin, yo trabajaba en informacin general de Clarn desde 1973. Ah lo reencontr ms tarde, en 1978. Cuando lo llamaron, tena una beca para irse seis meses a los Estados Unidos. Trabaj un mes, porque entr con la condicin de poder viajar por la beca. Volvi cuando empezaba el mundial del 78 y ya se reincorpor en forma permanente. Nos conocimos. Me invit a salir. Todo fue muy rpido. No daban cinco por nosotros. Yo era muy veleta. Luis Gramuglia. (Periodista, ex dirigente gremial de prensa, 65). Fui a cubrir por Tlam la llegada de Pern a Ezeiza, en junio de 1973, cuando la derecha tom el palco y arremeti contra los sectores de izquierda prenunciando un tiempo de violencia y muerte a un grado inusitado en la Argentina. Cuando volv a la agencia, viendo el regreso estremecedor de esa masa que caminaba con la cabeza gacha, conversamos con el Gordo que estaba en poltica, como yo sobre lo que vena para el peronismo. Oscar no era nada optimista, pero la eleccin de la frmula Pern/Pern con el 62 por ciento de los votos result un blsamo. Que dur poco tiempo. Eduardo van der Kooy. (Periodista, Secretario de Redaccin de Clarn, 59). Lo conoc en Tlam, donde trabajbamos entre otros Mario Stilman, Tito Cossa, Miguel De Felipe, Norberto Colominas. Yo haca el turno de 1 a 7 de la madrugada, actualizaba la informacin del da para los vespertinos, que arrancaban a esa hora. Oscar estaba a la tarde, peroQuerido gordo Cardoso | 17

lo vea cuando yo llegaba de la redaccin de Mayora, donde escriba sobre economa agropecuaria. Cuando se da el golpe, que tuvimos que salir por la azotea porque allanaron la agencia, aparentemente porque decan que el presidente de Tlam tena contactos con los Montoneros, me fui a Clarn, donde yo ya haba puesto un pie. Luis Gramuglia. Cuando viene el golpe del 24 de marzo del 76, al Gordo y a m, y a decenas de compaeros, nos ponen en una lista que pegaron en la agencia. Cuando quisimos entrar como todos los das, nos dijeron que no podamos. Nos juntamos con varios compaeros en el bar de la esquina de Chacabuco 314, donde estaba por entonces la agencia, a pensar qu podamos hacer. No nos echaron inmediatamente, sin embargo. Mientras vean qu hacer con nosotros, nos pusimos a buscar otro trabajo. Oscar, Eugenio Paillet y yo caminbamos por la calle Florida tratando de imaginar cmo sobrevivir. Pensbamos en armar una agencia de noticias para diarios del interior, que le pusimos de nombre DIFA (Difusores Asociados), pero nadie nos daba bolilla. Tambin intentamos hacer prensa de una compaa extranjera. Fuimos los tres a presentar nuestros servicios, pero nos dimos cuenta que no era lo nuestro. No tenamos ni para tomar caf. Encontramos un bar donde vendan mate, y con eso aguantbamos felices toda la tarde. A Oscar finalmente lo mandaron a la corresponsala de Santa Rosa de La Pampa, y yo pude volver a la redaccin, aunque no me daban trabajo. Claudio Polosecki. (Periodista, 56). Creo que el que lo rescata a Oscar de Tlam y lo lleva a La Opinin es Abel Maloney, jefe de redaccin de la intervencin militar. Busc llevar periodistas que no estuvieran consagrados, pero que fueran buenos. Me acuerdo muy bien porque la llev a quien en ese momento era mi novia, y despus fue mi mujer, Margarita Aulicino. Adems de Oscar, llev a Charly Fernndez, a Marcelo Bonelli que estaba haciendo la colimba. A m me llev al vespertino La Tarde, que dirigi Hctor Timerman. Nancy Sosa (Periodista, 65). Poco antes de entrar a La Opinin, Oscar tuvo un terrible accidente de auto. Era un Citroen que haba comprado su mujer, Claudia, con una indemnizacin. Oscar tuvo heridas en todo el cuerpo, pero ninguna de gravedad. Se juntaba con nosotros cuando todava tena la cabeza vendada y las marcas de los pedazos de vidrio que le entraron en la cara. Estaba pasando una de sus peores pocas. No tena laburo formal, se estaba separando de Claudia, estaba en estado de abandono, descuidado, con los jeans rotos. El accidente lo tuvieron con un amigo que manejaba, porque Oscar nunca aprendi. Estbamos en pleno mundial de ftbol, pero an as nos reunamos y hacamos poltica clandestinamente. El Gordo vio una pin18 | Querido gordo Cardoso

tada en una pared, y se puso contento, se entusiasm, y le dijo a su amigo: Mir, mir, eso es Pern!, como si estuviera reviviendo los 70. El amigo se distrajo, y se tragaron un camin. Eduardo van der Kooy. El Gordo fue para La Opinin cuando estaba intervenida por Tefilo Goiret, y Jacobo Timerman secuestrado o preso. Voy a revelar un dato sorprendente: Oscar haca el panorama religioso. Era una manera de decir alguna cosa ms con los temas eclesiales en esos aos, entrelneas. Qu se poda escribir en la dictadura? Nada. Entonces haba largusimas coberturas sobre la Iglesia, el Corpus Christi, la Comisin Episcopal, el Nuncio Apostlico. Eran tiempos de enorme vaco periodstico. Claudia Dasso. Le cost muchsimo darme el divorcio. Qued embarazada de Valeria, hija de otro matrimonio, e inici la demanda. El estaba a punto de casarse con Alicia, pero igual no haba forma de que firmara. A la primera audiencia fue. Pero a la segunda, no. La llam a Alicia, que ya haba dado a luz a Martiniano, y le pregunt por qu Oscar no vena. Me dijo que haba salido para Tribunales. Pero nunca lleg. Cuando finalmente lo encontr y le pregunt por qu no haba ido, me dijo que tena cosas ms importantes que hacer. Cuando me firm el divorcio, le dije: y la plata?. Su respuesta fue: haceme juicio. Y dej de ver a los chicos durante varios aos. Anala Roffo. (Periodista, Editora Jefe de Opinin de Clarn, 55). No exagero si digo que muchos libros, desde John Gray a Pierre Bordieau, aparecieron citados en sus columnas por primera vez en la prensa argentina, y mucho antes de ser traducidos al castellano. Alicia Lo Bianco. Literariamente admiraba a Tom Wolfe, Hemingway, Garca Mrquez, Graham Green. En su e-book ley El Cdigo Da Vinci. Con Mario Diament fueron de los primeros que empezaron a usar la computadora como elemento de laburo. El entr en contacto con las computadoras en el viaje que hace por la beca. Lea los diarios por Internet, el New York Times, el Le Monde. De ac no lea nada. Haca mucho tiempo que no lea diarios argentinos. Ni lea revistas. Cuando haca radio, prenda la televisin al despertarse, y con esos titulares se manejaba. Eduardo Valds. (Abogado, Jefe de Gabinete de la Cancillera 2003/2006). Como Bielsa, siempre andaba con un libro de tres kilos encima, o dos, preferentemente en ingls.

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Rubn Heguilein (Director de Relaciones Internacionales de la UNLa, 51) Enrico Ungaretti era un poeta de referencia permanente para Oscar. Yo tengo una edicin italiana de Il Dolore que me regal, marcada con sus trazos. La pena en el hombre era uno de sus temas predilectos en las conversaciones. Daniel Lagos. (Periodista, 1961) Gracias a l conoc a Robert Ludlum, que l lea directamente del ingls, idioma que dominaba a la perfeccin. Cristina Prez. (Periodista, 36) Siempre que lo vea, y entre pausa y pausa en el noticiero, hablaba con l. Fueron interludios muy nutritivos. Hablbamos de autores, desde San Agustn hasta la cobertura de Watergate. As nos hicimos amigos. Federico Storani. (Abogado, dirigente radical, 60) Era un profundo estudioso. En todos los viajes que hicimos, nunca lo dej de ver con un libro en la mano, estudiando o leyendo. Ricardo Morales. (Encargado de la Librera Prometeo, Corrientes y Ayacucho, 61) Vena con regularidad, generalmente los sbados a la tarde, cuando aparentemente tena ms tiempo, porque haba cerrado su columna. Durante mucho tiempo trajimos libros del exterior de ciencias sociales, de relaciones internacionales. Se le avisaba, se guardaban y quedaban a su nombre. Despus los revisaba, preguntaba por otras cosas, se paraba frente a los anaqueles. Tena aspecto muy tranquilo, pero era muy ansioso. Como buscaba temas muy puntuales, tratbamos de acercarle las cosas que estaba necesitando. Era muy inquieto, muy indagador. No se quedaba con lo primero que le traamos. Por ms que encontrara algo que le pudiera servir, siempre quera abrir ms puertas del conocimiento, por si haba ms cosas. Nstor Restivo. (Periodista, 49) El no tena grandes vicios, excepto el faso y los libros. Tena una casilla de correo en Estados Unidos para recibir libros de libreras norteamericanas. La plata la inverta ah. Facundo Cardoso. (Hijo mayor, 36). Jams se sabr si lea o no diarios argentinos. Aunque l dijera que no lo haca. Muchas veces deca cosas para desconcertar. Era el juego que le gustaba jugar. Adems, la computadora estaba todo el tiempo prendida. Cmo poder saber si entraba o no a leer los diarios argentinos. Lo que s es cierto es que le gustaba decir que no los lea. Le gustaba ver la cara de los dems cuando deca eso.20 | Querido gordo Cardoso

Gabriel Pasquini. (Periodista, hijo de Jos Mara Pasquini Durn, 44) Me parece que, en trminos generales, hay en el Cardoso periodista alguien que trataba de tener precisin de los hechos, que deban ser verificables. Algo no comn en la Argentina, donde la identificacin mayor era con el periodismo europeo. En el periodismo norteamericano la informacin de la opinin estn claramente separadas. En Estados Unidos, cuando se opina, se opina. Son claros y terminantes. No disfrazan con un anlisis. Las condiciones en las que se ejerce el oficio no son las que tiene la prensa argentina, por muchas razones. Para que eso exista debe haber una serie de libertades pblicas respetadas por igual en todas las instituciones. En Estados Unidos se pudo dar el Watergate, pero no slo el periodismo cumple las reglas de la libertad y la transparencia, no hay un periodismo aislado de la sociedad. Rafael Bielsa. (Abogado, Canciller 2003/2006). Una vez me dijo, al aire en un reportaje: bueno, son esas semioscuridades que confunden mucho ms que la tiniebla perfecta. Era un periodista intersticial, en el sentido de que era capaz de deducir desde una grieta o una fisura, una ley para explicar el conjunto de la realidad. Facundo Cardoso. Creo que mi pap tiene un Master en la Universidad de Arizona, pero no estoy muy seguro. Mis padres se separaron cuando yo tena 3 aos. Wikipedia. Adquiri un Master in Government Sciences, Universidad de Arizona, 1978. Claudia Dasso. El Gordo naci en Cucha Cucha 466 a las 8.45 de la maana del 31 de diciembre de 1947, aunque est anotado el 8 de enero del 48. A esta historia la conoce de memoria Lucrecia (hija, 35), a travs de las historias de su abuela, que contaba que tuvieron que escapar para casarse. Ella se fug de la casa porque antes tena que casarse la hermana mayor. Es una historia de reminiscencias brasileas. El abuelo Arturo Pedro Cardoso tena races brasileras. Por eso Oscar a Fernando Henrique Cardoso le deca To Fernando, ya que estaba convencido de que tenan las mismas races familiares, y parece que logr convencerlo a l tambin. Alicia Lo Bianco. Pese a que era separado, nos pudimos casar por civil y por la Iglesia. Nos cas un capelln del Ejrcito que, en la mitad de la ceremonia, empez a arengar porque en ese momento se estaba desarrollando el conflicto con Chile. Hicimos la fiesta en un restaurante de un to mo que estaba enQuerido gordo Cardoso | 21

Palermo. Invitamos como a 30 personas. Entre los invitados estaban Jos Ignacio Lpez y Roberto Guareschi. De luna de miel fuimos a Federacin. Pero por un viaje de trabajo que tuvo que hacer a Damasco, me propone encontrarnos en Pars a su regreso. Enrique Oliva, Francois Lepot, era el corresponsal de Clarn en Pars. Quedamos en encontrarnos en Orly. Llegu, y por supuesto que no estaba. Es que era muy distrado. Fue al Charles De Gaulle. Daniel Lagos. Un periodista de Clarn que cubra Fuerzas Armadas deca que la China Lo Bianco haba logrado casarse con el nico peronista que haba ledo un libro. Eduardo van der Kooy. A Clarn lo llev yo. El Colorado (Kirschbaum) era el secretario de poltica y yo el prosecretario, con 26 aos. La redaccin del diario haba quedado vaciada, por eso a pesar de que ramos muy jvenes podamos tener lugares de conduccin en el diario. Se decide incorporar gente y Oscar fue uno de los primeros que llamamos, porque lo venamos leyendo en La Opinin, y tena una capacidad fenomenal para dar alguna informacin sin causar revuelo. Escriba excepcionalmente bien, ya entonces. Osvaldo Pepe. (Periodista, Secretario de Redaccin de Clarn, 57). Cuando este ao se cumplieron 30 aos de la visita de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que lleg en 1979 en medio del triunfo de la Seleccin juvenil en el Mundial de Japn, se nos ocurri publicar la nota que escribi Oscar, aunque no firm, y que fue publicada en la contratapa del suplemento deportivo de Clarn. Nunca se haba dicho que la nota la escribi Oscar. Pero esa es la verdad histrica. Fue otra manera de rendirle homenaje en el diario, ya que haba fallecido pocos meses atrs, y su ausencia an dola. Tal vez valga la pena que las jvenes generaciones sepan que no todos se animaban a escribir y publicar notas como sta en el 79. Que en el medio de una sociedad que haca como que nada pasaba, ms periodistas de los que se sabe buscaron conservar sus pequeos espacios de dignidad cotidiana. Oscar Ral Cardoso. (La convocatoria, sin firma, Clarn, 8/9/79). La victoria de ayer de la Seleccin Juvenil argentina sobre su similar de la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas fue acompaada y prolongada en Buenos Aires por un preciso operativo de los medios de difusin audiovisuales, cuyos planes fueron ATC (ex canal 7 de televisin) y las radios Rivadavia y Mitre. En rigor, la planificacin de la jornada se haba iniciado un da antes -el jueves- cuando, por separado, Jos Mara Muoz (Rivadavia) y Julio Lagos (Mitre) expusieron durante sus emisiones la idea22 | Querido gordo Cardoso

de desarrollar un festejo popular en las calles Dos programas de Mitre participaron en la cobertura: Cada da, de Lagos, y A mi manera, conducido por Juan Alberto Bada. Muoz cumpli su parte a travs de una edicin especial de La Oral Deportiva, en la que se transmiti el partido en directo desde Tokio. Desde ATC, canal que tuvo el derecho exclusivo de televisacin en directo, observaron las alternativas de la confrontacin el presidente de la Nacin, teniente general (RE) Jorge Rafael Videla, y los generales Leopoldo Galtieri, Llamil Reston y Antonio Llamas Muoz, desde Rivadavia, tom la conduccin de la transmisin apenas concluy el encuentro y notoriamente nervioso comenz a instar a Tito Junco y Juan Carlos Morales -quienes se encontraban en Tokio- a cumplir con el objetivo previsto. Dicho objetivo consista en acercar al micrfono de Rivadavia a Csar Luis Menotti, al presidente de la delegacin, doctor Julio Casanello, y al capitn de la Seleccin, Diego Maradona Una vez que Casanello se coloc los auriculares en Tokio, Muoz hizo la presentacin del presidente Videla, desde la sede de ATC y sucesivamente siguieron a aqul en la conversacin Menotti y Maradona Las conversaciones prosiguieron con otras autoridades y jugadores del equipo triunfador, entre llamados de Muoz a su audiencia para que se vuelque a las calles para festejar, igualito que en junio de 1978 Muoz continu anticipando la intencin de colocar al tcnico del Seleccionado en comunicacin con el general Galtieri, viejo amigo de Menotti, aadi. En ese momento, Muoz hablaba con el jugador Juan Bargas, a quien le afirm. Me tomo una licencia soldadito Barbas aqu est bueno, yo lo conozco al general (Galtieri) y s que no va a tomar a mal esto. El es muy amplio.. te dejo con el comandante del I Cuerpo de Ejrcito. Barbas respondi: Lo dejo con Menotti, Muoz Ya para entonces, haba unidades mviles de Rivadavia, Mitre y ATC instaladas a lo largo de la Avenida de Mayo algunas debieron trasladarse momentneamente a la Avenida Corrientes que se proponan transmitir un saludo de Videla y algunos ministros del Poder Ejecutivo, desde el Balcn de la Casa de Gobierno que da a la Plaza de Mayo, que ya haba sido anunciado. Desde la calle, Fernando Bravo y, desde estudios, Jos Gmez Fuentes instaban, a travs de las cmaras de ATC, al pblico, que se reuna a exteriorizar su alegra por este magnfico triunfo del pas Ya en emisin A mi manera, un equipo integrado por Lagos, Bada, Diego Bonadeo y Lionel Godoy, transmita por Mitre las alternativas del festejo y mantena dilogos con el pblico que ganaba las calles En los estudios de ATC, alrededor de las 13.30 se dio paso a la emisin en vivo del programas Almorzando con Mirtha, conducido por la Seora Mirtha Legrand, quien fue presentada por Gmez Fuentes. Mirtha arrib al edificio de Figueroa Alcorta en un camin, adornado por una escarapela de grandes dimensiones. La acompaaban la madre de Maradona y la hermanita de ste, Claudia. Precisamente, la madre del jugador fue colocada en comunicacin con Diego. Ambos conversaron hastaQuerido gordo Cardoso | 23

que la emocin embarg a la seora de Maradona y Mirtha debi tomar las riendas del dilogo diciendo: Aqu estamos con tu mam. Diego y su madre ya haban conversado por espacio de diez minutos En un momento del programa, ingresaron repentinamente al estudio la joven Andrea del Boca y miembros del equipo de su programa Andrea Celeste. Todos procedieron a dar una vuelta olmpica alrededor de la mesa de los almuerzos. Mirtha, en tanto, sonrea y haca sonar una campanita. Las emisiones continuaban desde exteriores y Lagos y Muoz instaron al pblico que recorra incesantemente las calles cntricas a desplazarse a la Avenida de Mayo. Muoz explic: Vayamos todos a la Avenida de Mayo y demostremos a los seores de la Comisin de Derechos Humanos que la Argentina no tiene nada que ocultar. Los miembros de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos se hallaban en la sede de la delegacin de la OEA Avenida de Mayo al 700 y, en esos momentos, se aprestaban a trasladarse al Congreso Nacional para presentar sus saludos a la Junta Militar. Alicia Lo Bianco. Clarn lo mand a Oscar a Colombia porque monseor Po Laghi se propuso como mediador en la toma de la embajada en Bogot de Repblica Dominicana por miembros del M 19, que provoc una crisis de rehenes. Aunque la gestin de Laghi no fructific, el diario lo hizo quedar para que cubriera la toma. As es que me propuso encontrarnos en Bogot para ir luego a Cartagena. Martiniano era chiquito, pero yo tena con quin dejarlo. En el intern, lo mandan a El Salvador. Volvi a comunicarse conmigo para decirme que iba a hablar con una persona de la Embajada Argentina en Bogot para que me fuesen a esperar al aeropuerto. Llegu, retir la plata que me haba dejado en Aerolneas, pero no haba nadie de la Embajada. Recin se present alguien en el hotel. Oscar lleg tres das despus. Bogot era muy peligrosa. Yo tena mucho miedo. Y me dej sola. Cuando volvi me cont que en El Salvador tuvo una descompostura terrible por algo que comi. Guareschi lo ubic y le dijo que se quedara descansando, pero que, antes, mande la nota. Oscar Ral Cardoso. (Trgico empate salvadoreo, Clarn, 1/4/80). Nada pudo graficar la fragmentacin poltica de El Salvador que el comportamiento asumido hoy por cada uno de los sectores Iglesia, gobierno y grupos radicalizados involucrados en la masacre de ayer. La jerarqua eclesistica y los integrantes de la Coordinadora Revolucionaria de Masas responsabilizaron, en grados apenas distintos, al gobierno revolucionario por el sangriento eplogo de los funerales del arzobispo de esta ciudad, monseor Oscar Arnulfo Romero. La junta, por su parte, contra las mejores intenciones albergados por sus miembros convirti una conferencia de prensa, en la que pretendi deslindar, en un verdadero escndalo cuyas24 | Querido gordo Cardoso

consecuencias publicitarias adversas deber ahora soportar. En todo caso, el nico resultado visible es un peligroso empate: nadie controla una situacin altamente voltil y, por lo tanto, carece de los atributos necesarios para detener un caos en aumento que amenaza con prolongarse sin solucin de continuidad. Oscar Ral Cardoso. (Se aproxima el final, Clarn, 15/4/80). Bogot (De nuestro enviado especial) De aquellas posiciones iniciales lo que se ha convenido es lo siguiente: se acortarn los procesos que actualmente se siguen por sedicin a travs de tribunales militares a los miembros capturados de la media docena de organizaciones insurgentes que actan en Colombia; este trmite ser vigilado por la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (OEA) y quiz tambin por Amnesty Internacional; esto deber determinar la libertad ms o menos inmediata por ausencia de mrito en las causas de unos 30 acusados; y algunas entidades internacionales contribuirn, por cierto, que con una cantidad de dinero muy inferior a la reclamada, la que ser entregada al M.19 en el exterior. Carlos Campolongo. (Periodista, abogado, 62). Lo conoc en 1981 en la revista Lnea, que diriga Jos Mara Rosa y en la que trabajaban muchos compaeros, como Pedro Garca. La bancaba Cacho Contesti. Era una de las dos revistas de oposicin a la dictadura que haba. La otra era Humor. La nuestra era peronista. Yo haca las notas de poltica nacional y Oscar haca una columna con foto y todo. Las tapas y contratapas eran fuertes, irnicas, y las haca el Pepe Albistur desde su agencia de publicidad. Despus, en la poca de Malvinas, Oscar y varios nos fuimos de la revista, porque Contesti deca que la guerra iba a hacer surgir un ejrcito nacional. Jos Ignacio Lpez. (Periodista, 73). Estuvimos en New York desde mediados de abril hasta mayo avanzado, en plena guerra. El da que hunden el Belgrano estbamos juntos. Fue una experiencia inolvidable. Llambamos y tenan versiones diferentes a las nuestras. Por caso, que bamos a ganar, que los ingleses no venan. Fueron momentos de gran intensidad de trabajo. Compartamos informacin, interpretaciones, conversaciones que habamos tenido con diferentes fuentes. Oscar Ral Cardoso (Entretelones de negociacin con la OEA. Clarn, 27/4/82) Washington (Enviado especial) Alrededor de las 4 de la tarde, minutos despus de haber concluido la exposicin de Costa Mndez, se vio al embajador norteamericano ante la OEA, Middeldorf, buscar la mirada de su colega argentino, Ral Quijano. Ambos salieron al pasillo y dialogaronQuerido gordo Cardoso | 25

durante unos 20 minutos. Quijano regres junto a Costa Mndez quien a esta altura escuchaba la exposicin de Zambrano Velazco, y le inform algo sobre lo cual el conjunto de los asistentes ya especulaba: un nuevo y ms urgente pedido de Haig. Las normas de cortesa impiden, en circunstancias normales, que un canciller se ausente mientras otro est en uso de la palabra. Costa Mndez aguard a que Haig concluyera con su exposicin y envi a su jefe de gabinete, el embajador Gustavo Figueroa, a solicitar las excusas de la delegacin panamea, cuyo ministro de Asuntos Exteriores sigui al norteamericano en el orden de oradores. Poco despus se levant acompaado por Quijano, ingres en una sala lateral, donde segn confirmaron despus fuentes de su comitiva realiz un llamado a Buenos Aires del cual obtuvo libertad amplia de la Junta Militar para tomar decisiones. Volvi Quijano como emisario a la sala principal y mantuvo un nuevo contacto con Middeldorf. Minutos despus, Haig, Enders, y el propio Middeldorf ingresaron al mismo despacho en que se hallaba Costa Mndez. Hubo en esta accin un margen de determinacin, segn apuntan todos los indicios, que Costa Mndez reserv para s Algunas versiones no confirmadas hablan de una nueva presin: Haig habra recordado que la flota britnica podra avanzar, en las prximas 48 horas, sobre las islas Malvinas. Qu grado de posibilidades tiene el gesto norteamericano? Es difcil decirlo, pero no parece haber demasiado margen entre la ltima propuesta argentina rechazada por Londres y lo que constituira, en las palabras de Haig, una solucin aceptable con honor y responsabilidad para la Argentina. Oscar Ral Cardoso. (Clima adverso. Clarn 25/4/82). Washington (De nuestro enviado especial). El canciller Nicanor Costa Mndez arribar esta tarde a la capital norteamericana para hallar una opinin pblica crecientemente hostil hacia la posicin argentina en el diferendo con Gran Bretaa. Casi todos los diarios de alguna importancia en este pas -donde la prensa ejerce una influencia en muchos casos decisivareclamaron en los ltimos das a la administracin de Ronald Reagan que asuma una definicin de solidaridad con Gran Bretaa. Las caracterizaciones irnicas o peyorativas de las principales figuras del gobierno militar argentino son aqu cosa de todos los das, tanto por parte de los humoristas instancia finalmente explicable como por los columnistas. Aun aqullos medios de comunicacin que aqu expresan el pensamiento conservador los que hasta hace apenas un mes no escatimaban elogios a la figura autoritaria de Leopoldo Galtieri apelaron ahora al expediente de actualizar el historial del proceso militar en materia de derechos humanos. Jos Ignacio Lpez. Estando en New York recuerdo que el Gordo me llev a escuchar msica country, una de las pocas cosas que hicimos fuera de trabajar. Despus,26 | Querido gordo Cardoso

bamos a comer seguido a Little Italy, que no era el barrio turstico de ahora. Ibamos con Albino Gmez, que en esos tiempos estaba all. Por ese tiempo v por primera vez la escena tpica con el Gordo en el exterior, comprando cantidad de libros y revistas. Oscar Ral Cardoso. (Una carrera contra el reloj, Clarn, 7/5/82). Naciones Unidas (De nuestro enviado especial) Si algo surgi ntidamente ayer de este complejo panorama fue que la instancia de la ONU era la nica no blica que permaneca abierta para canalizar el litigio de las islas Malvinas. Ese hecho se vio destacado al confirmarse que la reiteracin de una iniciativa del presidente del Per, Fernando Belande Terry, haba vuelto a estrellarse contra la negativa de Buenos Aires. Washington estaba particularmente interesado en el xito de este proyecto, ya que en el mismo se encontraba tambin involucrado el secretario de Estado, Alexander Haig, un hombre cuya presente situacin precisa en forma urgente de signos triunfales, segn defini un diplomtico latinoamericano. En busca de este objetivo las fuentes norteamericanas dejaron trascender tambin que la ltima nota cursada desde Lima, con un presunto consentimiento britnico obtenido por Haig, inclua una concesin de Londres: en un futuro acuerdo la voluntad de los isleos no constitua ya un punto vital. Paralelamente, expresaron escepticismo por parte de Washington frente a la viabilidad de la proposicin de Prez de Cullar, considerndola demasiado vaga en las cuestiones sustantivas del litigio. En forma casi paradjica se poda comprobar, fuera de la particular perspectiva norteamericana, que esa ausencia de especificidad era lo que permiti a Prez de Cullar alcanzar a perfilar el actual cuadro que, aunque precario, deja abrigar una tenue esperanza. Roberto Guareschi. (Periodista. Jefe de Redaccin de Clarn 1990/2003, 64). Por esa fecha yo tambin escrib una nota titulada Y el fondo dnde est. Era un juego de palabras porque le haban pedido a la gente el fondo de plata para Malvinas. Mientras el diario Crnica sacaba tapas como El principito dnde est, la gente exiga que digan la verdad. Haba mucha bronca. Gmez Fuentes no paraba de decir mentiras, pero eran pocos los que le crean, la mayora estaba cada vez ms fastidiada. Cuando se vino la derrota, la gente se la agarr con el periodismo. Me acuerdo que el Gordo y yo, ms una cantidad importante de corresponsales extranjeros, estbamos detrs del mvil de exteriores de ATC, y la gente comenz a tirarnos monedas. Nos insultaban. Me cubr con un saco, pero v que haba periodistas extranjeros que se pusieron un casco antimotines. Cosas del primer mundo. Jos Ignacio Lpez. Despus estuvimos en Cuba porque Costa Mndez, en el medio del conflicto, fue a una reunin preparatoria de Pases No Alineados. Pasamos enQuerido gordo Cardoso | 27

Cuba dos o tres das. Cuando Bignone era presidente, viajamos a Nueva Delhi, a la cumbre de Pases No Alineados. Visitamos el Taj Mahal. Fue la nica escapada, en taxi. Silvia Mercado (Periodista, 50). En Caracas conoc a Audi y a Albanese. Ellos haban ido a un congreso gremial latinoamericano y yo como jefa de prensa de Prez Esquivel. Tena 20 aos. All conoc a la Scalabrini Ortiz. Al tiempo de volver, Rodolfo lo convence al Gordo de que me lleve a trabajar a La Voz. Nunca haba trabajado en una redaccin. Estaba aterrada. El primer da me llev a ver la mquina impresora, una experiencia alucinante. El segundo da me ense a usar el tlex. El tercer da fuimos a la sala de composicin, me explic cmo se cortaban los textos con un marcador celeste y despus, sin decir agua va, me dej en la guardia del cierre por nuestra seccin, Poltica Exterior. El cuarto da me hizo escribir las apostillas del suplemento de Internacionales que tena el diario, creo que el primer y ltimo suplemento con esa temtica que hubo en el periodismo argentino, creado a instancias de l, por supuesto. Deca que en las redacciones ya no se enseaba, que l haba aprendido todo entre mquinas de escribir y ancdotas de periodistas ms viejos, y que haba que volver con esa tradicin. Carlos Campolongo. En La Voz, Oscar y yo estuvimos poco. El volvi en seguida a Clarn, y a m Pedro Garca y Ricardo Fabris me llevaron a Convocatoria Peronista, que diriga Carlos Grosso. De La Voz lo que me acuerdo es que yo tena una novia que se haba ido a Italia a ganarse unos pesos como niera, y el Gordo me daba unas manos tremendas. Como era el Secretario de Redaccin de Internacionales, l tena un telfono para hacer llamadas internacionales escondido y bajo llave. Como a m se me parta el alma de amor, l me dejaba usarlo para hablar con ella. Acordmonos que en ese momento las comunicaciones eran costossimas. Osvaldo Pepe. (Periodista, Secretario de Redaccin, 55). Cuando la gente de Vicente Saadi nos convoc a trabajar a La Voz, nos juntbamos con Oscar en un bar de San Martn y Paraguay. Me acuerdo que el Gordo estaba muy contento con el protagonismo que estaba teniendo Sal Ubaldini en la poltica de entonces. Arrancamos en agosto del 82. Yo fui como Secretario de Deportes y l de Poltica Exterior. Un da me enter que tienen ganas de volver a Clarn, donde haba pedido licencia. Me acerco a su escritorio y le digo: vas a dejar el diario?. Y me dice no s, me quiero seguir probando como editor. Le contest no tens que probarte, importan tus notas. El no era un editor, era mucho ms que editor. Pero l se senta en un dilema y no saba qu hacer. Una noche, despus de cerrar, salimos a tomar algo, y nos subimos al primer auto que tuve, un Citroen28 | Querido gordo Cardoso

celeste, y ah nos quedamos charlando ms de una hora. Sobre el pas, sobre el diario. Mi consejo fue que volviera a Clarn. La Voz arranc como un mal producto periodstico, que no encontraba identidad, y sigui con una cantidad de conflictos polticos interminables. Creo que lo ayud a tomar la decisin que a los pocos das expuso en La Voz, un diario que empez con una cara, pero que se iba montonerizando semana a semana. Tengo la impresin de que cuando Oscar renunci, antes se haba ido Castieira de Dios. Yo me qued hasta el 85. Nancy Sosa. Entr al diario La Voz con Oscar Cardoso amparndome bajo su brazo, literalmente hablando. Desde el 76 no haba podido reinsertarme en ningn medio, porque muchos haban desaparecido. Volver al periodismo, de su mano y de la de Rodolfo Audi, ser algo que nunca podr olvidar. Ese pasaporte me permiti, despus, entrar en la agencia Noticias Argentinas. Oscar Ral Cardoso y Rodolfo Audi (El sindicalismo, el poder y la crisis, Editorial Belgrano, 1982) Hace poco ms de un ao decidimos emprender la tarea de contribuir a la reconstruccin de la historia reciente de la Argentina, a travs del anlisis de la participacin del movimiento obrero. Son numerosas las motivaciones que dieron lugar a esa determinacin, pero bastar con citar aqu que anticipamos el inevitable proceso de revisin a que la sociedad someter un pasado signado por la crisis. Pasado que, en muchos casos, es demasiado reciente, por lo que el debate de los antagonistas le sigue restando claridadLos tres testimonios (estn hablando de Andrs Framini, Paulino Niembro y Miguel Unamuno) estn necesariamente asociados a la historia del peronismo, expresin poltica mayoritaria del sector del trabajo. Abordan las ltimas tres crisis de la siempre precaria legalidad institucional y, en definitiva, grafican tanto la imposibilidad del movimiento obrero de insertarse orgnicamente en el sistema, como la renuencia de ste a aceptar su presencia. Por tratarse de exposiciones personales, los relatos merecern ser controvertidos parcial o totalmente y tambin aceptados en la misma forma. En cualquier caso, contribuirn a la discusin de los hechos paso previo al esclarecimiento prctica que la sociedad argentina necesita volver a ejercitar, creemos, luego de un largo perodo de clausura. Si logramos contribuir al enriquecimiento colectivo a travs del disenso, habremos cumplido ampliamente el objetivo que nos propusimos al iniciar este trabajo. Villa Gesell, agosto de 1981. Carlos Campolongo. Convocatoria Peronista hace su aporte a la campaa de Italo Luder ponindome a m de vocero. La verdad es que me sum con entusiasmo. Estaba convencido de que bamos a ganar. Clarn lo pone a Oscar, que tenaQuerido gordo Cardoso | 29

una opinin lapidaria de Luder. Deca que sin carisma era imposible que ganramos. No creo que ya supiera que bamos a perder, pero s recuerdo que era muy crtico. Le deca el candidato de cartn, sin la menor gracia. Nos acompa a varios viajes, y siempre estaba criticando todo. Luder era un tipo muy inteligente, pero no era un lder de masas. Llegaba a los actos en el Lear, se bajaba, iba al lugar, y se volva rpido. No iba siquiera a las cenas donde los dirigentes queran hablar con l. Claudio Polosecki. El ritmo de la campaa vena con todo. Haba dos o tres actos por da. Una locura. Todo sper desorganizado. Con Oscar decamos que si la organizacin vence al tiempo, como deca Pern, el tiempo vena ganando por goleada el partido. No haba ni posibilidad de un empate. Oscar estaba por Clarn, yo por DyN, la negra Sosa por NA. Pero la cantidad de periodistas y fotgrafos era importante. Ibamos en tres aviones. El primero, era un Lear Jet que llevaba a Italo Luder. Despus, dos aviones con periodistas, que eran de la compaa Fly Tiger, de unos hermanos que no recuerdo el nombre, pero s que entre los dos tenan repuestos para hacer uno. El problema es que volaban ambos. Venamos de Misiones a Corrientes. Haba tormenta, pero los pilotos decidieron volar igual. El primer avin vio unas luces, una pista, y se mand. Los dos aviones con periodistas, lo siguieron. Era un aeroclub en desuso de la ciudad correntina de Mercedes. Una radioaficionada vio que haba aviones con problemas arriba, entonces corri a la pista y encendi las luces. El piloto del segundo avin no calcul bien, y aterrizamos violentamente. Fue horrible. Creamos que nos matbamos. El tercer avin, como se nubl completamente, no pudo bajar y baj recin en Paso de los Libres. Cuando bajamos, Oscar se dio cuenta que la medallita con una virgen que mordi durante todo el aterrizaje, se la haba tragado. Tena la cadena, pero no la medallita. As que todos supusimos que se la haba tragado. Carlos Campolongo. A ese avin le terminamos poniendo la gaviota embarazada, porque tena una panza brbara. Yo iba a bordo tambin. Cuando al fin bajamos, una buena gente nos vino a traer torta frita con mate, porque estbamos famlicos. Despus nos sacamos una foto para inmortalizar el momento de terror. Claudio Polosecki. Siempre pens que el piloto de ese avin, a pesar de todo, le salv a Oscar su carrera profesional. Mir lo que pas. Cuando pas la tormenta, y el avin se sec, lo pusimos en la pista, empujndolo entre todos. El Gordo labur en esa operacin como todos. Pero despus agarr sus cosas para volverse a Buenos Aires en mnibus o en auto. El piloto le dijo: si sos30 | Querido gordo Cardoso

periodista y quers seguir siendo periodista, tens que perderle el miedo a subir a los aviones ahora mismo, porque despus no te vas a querer subir ms a ningn avin, y no vas a poder seguir siendo periodista. Lo pens, dio vueltas, nos pregunt si tenamos miedo o no. Le dijimos que s. Que todos tenamos miedo, pero que entre todos lo bamos a superar. Y subi. La apelacin a lo colectivo lo termin de convencer, pero el argumento racional del piloto fue la clave. Oscar Ral Cardoso. (En Noticias del poder, libro de Jorge Halpern, editorial Aguilar). Me ha tocado cubrir candidatos en campaas polticas. Y es un problema porque aunque uno arranque del modo ms crtico con el candidato, el hecho de estar involucrado, siquiera como testigo directo en el esfuerzo de una campaa, recorrer el pas con el candidato, tratarlo con regularidad, nos va acercando a l; finalmente, uno tiene que evitar la tentacin de sumarse al equipo y decir: Yo tambin quiero que gane. Hay un periodista norteamericano que escribi un libro sobre una campaa poltica que se llama Los muchachos del mnibus. Es un clsico de los aos 70. Este periodista particip en una campaa poltica estadounidense, pero cubriendo a los que cubran, y descubri cmo los periodistas se entregan. Y no es porque seamos corruptos, sino porque estamos ah Como digo, me ha pasado personalmente. Me toc cubrir la campaa de Italo Luder contra Ral Alfonsn en 1983. Comenc mi cobertura muy crtico con Luder, y despus casi se me hizo simptico. Ese, es el momento en que, si uno es piola, le dice a su editor: Negro, cambiame, porque yo ya tengo que estar en otro lado. Claudio Polosecki. Cubrir esa campaa fue lo ms. El problema no lo tena Oscar o la gente de diarios, porque ellos escriban la nota color con informacin propia, tranquilo. A m me parece que ni iba a los actos. Yo creo que se quedaba en el bar de los hoteles, ah pasaban todos, le daban la informacin que no le daban a nadie, y despus se iba al cuarto, escriba la nota, y la mandaba por el telfono del hotel. La informacin dura, los discursos por ejemplo, el diario la tomaba directo de Dyn. Los periodistas de agencia s que rembamos como locos. No haba Internet, no haba celular, no haba fax, en realidad no haba ni telfonos. Yo me acuerdo que lo primero que haca cuando llegaba a una ciudad o pueblo era detectar a dnde haba un telfono. Tena pilas de monedas en los bolsillos. Durante el acto anotaba a lo loco, y corra al pblico a pasar la informacin. No haba tiempo de grabar y desgrabar. Creo que soy periodista porque tena buena memoria y capacidad de redactar notas por telfono, sin necesidad de escribir. Eran tiempos muy distintos. Los actos no se hacan para la hora de los noticieros, como ahora. Terminaban retarde. Adems, iba muchsima gente. En cualquier acto deQuerido gordo Cardoso | 31

pueblo mediano se juntaban 30 o 40 mil personas. En ciudades como Crdoba o Baha Blanca, llegaban a 60 o 100 mil. Nada era fcil. Nancy Sosa. Pasada la medianoche del 30 de octubre, slo quedaban tres periodistas en el bnker: Oscar, Campolongo que era el vocero y yo. Queramos quedarnos hasta que Luder reconociera la derrota ante Ral Alfonsn. Pero se demoraba. Finalmente lo hizo a las 5 de la maana. As fue que bajamos hasta el garage para ver el instante en que el auto iba a llevar al candidato derrotado. Cuando Luder se fue, los tres subimos en el mismo ascensor. No dijimos palabra. Las lgrimas no podan evitarse. Oscar Ral Cardoso. (El rostro de la derrota, Clarn, 1/11/83). Un peronismo cuya memoria solo guardaba imgenes de triunfos se resign a dormirse entrada ya la madrugada del lunes ltimo en la recin estrenada tristeza de la derrota electoral y en la soledad que le impuso su propia conduccin, incapaz de articular respuesta coherente en la adversidad. Nadie personific en forma ms acabada esa soledad que el propio candidato presidencial del Partido Justicialista, Italo Argentino Luder, que a la hora de enfrentar el fracaso apenas haba recibido la adhesin por presencia de un reducido grupo de dirigentes en sus oficinas de Reconquista y Paraguay. Solo Sal Ubaldini, secretario general de la CGT, Antonio Cafiero, antiguo rival de Luder en la puja interna, Miguel Unamuno y Julio Brbaro, diputados electos por la Capital Federal, cumplieron con la elemental solidaridad de acompaar a quien hasta esa noche haba sido proclamado y sostenido como el candidato del consenso y la unidad del peronismo Hay indicios de que el candidato asumi, en la intimidad, la posibilidad de una derrota tan pronto como sta se insinu y que como le explic a Cafiero la atribuy en ese momento al giro que se oper en el contenido de su campaa electoral en sus ltimos tramos. Inicialmente, Luder se haba dirigido a los sectores medios y luego en algn momento se seal que como resultado de una negociacin con el resto de la dirigencia peronista cambi para apuntar hacia la propia base histrica, que los clculos anteriores haban sealado como consolidada. Fue ste el anlisis inicial y seguramente destinado a ser completado en das sucesivos. Por lo pronto no alcanza para explicar por qu una porcin significativa del voto de la clase trabajadora termin engrosando las arcas electorales de Ral Alfonsn. Los temores tampoco tardaron en surgir a la superficie. Cmo sera en el retroceso se preguntaron muchos una fuerza poltica sin experiencia en la derrota, sin una vida institucional completa y de accin tumultuosa aun en el triunfo? Qu sucedera si una dirigencia notoriamente agotada y convertida en la jefatura de la derrota se resista en aceptar la realidad y pretenda permanecer apelando a la prctica de la trenza? Por qu se haba resistido el peronismo a dar un voto de confian32 | Querido gordo Cardoso

za al nico hombre, Luder, que haba prometido depurar esa conduccin a travs de una reorganizacin integral? Pasadas las 5 del lunes nadie tena respuestas. Tampoco Luder que nervioso enfrent micrfonos y cmaras por breves instantes antes de subir a su automvil, aunque sin conceder explcitamente una derrota. Por primera vez a lo largo de todo su esfuerzo poltico el rostro de Luder traicion una emocin. Los ltimos vivas de los ltimos fieles, estrofas cortadas de la marcha partidaria y las lgrimas que colmaron los ojos de sus colaboradores y tambin de algunos cronistas inauguraron para el peronismo el da ms difcil de su historia desde aquel de 1974 en que se extingui la vida de su fundador. Claudia Dasso. Despus de aos de no hablar ni vernos, aos de silencio, cuando no vea ni a los chicos, fui a verlo a Noticias Argentinas con mi hija Valeria, de mi matrimonio posterior. Estaba distinto. Muy bien vestido, como poderoso. Haca con Charly Fernndez un programa en Radio Continental que se llamaba Catorce Das. Cuando me vio me dijo tanto tiempo que estuvimos juntos y ahora no te conozco. Yo le contest: mir Gordo, no jodamos, tenemos nuestros hijos y tendremos nuestros nietos. Tenemos que ser amigos. Y nos hicimos muy amigos. Por cualquier cosa que nos pasaba, nos llambamos. Hasta llor ms de una vez por telfono, contando alguna cosa.

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CAPTULO 2EL MILITANTE: PASIN Y REBELDA

Claudia Dasso La pasin peronista le nace ah, cubriendo la casa de la calle Gaspar Campos, en Vicente Lpez, donde estaba viviendo Pern. Esa poca era toda una euforia. Todos ramos peronistas. Eduardo van der Kooy. Te parece que el Gordo era peronista? Es una linda reflexin. Yo creo que pareca peronista. No digo que no lo fuera. Pero cuando el Gordo se propona ser impiadoso con Pern, lo lograba con creces. Discut mucho con l mucho ms desde la visin del Pern conservador. No lo cuestionaba por el lado del Pern autoritario, sino porque Pern se qued en el reformismo. No creo que lo hiciera por esa actitud habitual de ponerse en contra de algo para joder. El Gordo recurrentemente le tiraba palazos a Pern, aunque l se reconoca como un peronista inconfundible. Y si haba que cantar la marcha, la cantaba ms fuerte que nadie. Pero se quejaba de que Pern se qued en las polticas redistributivas, pero hizo un desarrollo parcial del sistema productivo argentino, que nunca termin de desarrollar la Argentina industrial. Claramente, no era un dogmtico, cuanto menos. Daniel Lagos. Nos uni la misma pasin por lo nacional y lo popular. El vena de un nacionalismo de extrema derecha, cultivado en la adolescencia, hasta que el marxismo me dio un par de cachetadas en la jeta, segn me confes una tarde entre pucho y pucho. Y creo que abraz el peronismo desde esa perspectiva. Pern, Evita, Mao, el Che, recorran nuestras conversaciones, en una bsqueda en la que no siempre coincidamos. Pascual Albanese. (Periodista, ex dirigente gremial de prensa, 65). Conoc a Oscar en 1978 en mi departamento en el piso 11 de la calle Laprida, esquina Pea, el mismo edificio en el que todava vivo, en una de las reuniones preliminares de lo que luego fue la Agrupacin de Prensa Scalabrini Ortiz. Nos juntbamos semanalmente los mircoles por la noche con ciertas medidas de seguridad acordes con la poca. Oscar, junto con Rodolfo Audi, Ricardo Roa, Luis Gramuglia, Nancy Sosa, Alberto Ojam, Daniel Lagos, Jos Luis Ponsico, Noem Ciollaro, Humberto Toledo, Oscar Odoriz, Tamara Chalcoff y otros pocos compaeros ms, fue uno de los miembros fundadores de la agrupacin, que dimos a luz en abril de 1979, das antes del primer paro general contra el rgimen militar, realizado el 27 de abril de ese ao por la Comisin de los 25. Su aporte intelectual enriqueci notablemente nuestro trabajo. Dante Caputo (Politlogo, canciller argentino 1983/1989, 67). Nunca hablamos de Pern ni del peronismo cuando yo era Canciller.Querido gordo Cardoso | 37

Incluso yo no tena la seguridad cien por ciento de que el Gordo fuera peronista. Esto da la pauta de lo cuidadoso que era en discutir temas de poltica nacional conmigo. Eduardo van der Kooy. No creo que le discutiera la autoridad a Pern. Lo comparo con un amigo mo, que tambin tiene una enorme estima por lo que sabe, como la tena el Gordo de s mismo. No es que se sobrevaloraba. No, no, para nada. Pero estaba muy seguro de que saba mucho. Me parece que ah es donde le entraba el tema de Pern: un gran lder, un gran poltico, al que cuestionaba desde la autoridad intelectual. Intelectualmente, el Gordo le discuta a todo el mundo, tambin a Pern. Obviamente, no lo haca pblicamente, pero desde el micromundo en el que viva, lo discuta, porque se senta con la autoridad intelectual para hacer, no con la autoridad poltica. A pesar de la obra escrita de Pern, o tal vez por esa produccin, el Gordo deca que el peronismo es un movimiento grafo. Claudia Dasso. Oscar deca que su padrino era Cacciatore. Me parece que no era cierto, pero lo cuento porque creo que por eso zaf de ser chupado en la dictadura. El padre, en sus ltimos tiempos, tena proyectado poner una fbrica de aviones con Cacciatore. Como muri cuando Oscar tena 22 aos, los socios le pasan todas las deudas, y la familia se queda en pampa y la va. La madre nunca haba pagado ni una factura de luz, y de repente se encuentra en pelotas, y van a vivir a un departamentito de dos ambientes con su hermano Arturo y su hermana Tet. Daniel Lagos. Cuando nos presentaron l trabajaba en Clarn y yo en El Cronista Comercial. El encuentro fue en la Agrupacin de Trabajadores de Prensa Ral Scalabrini Ortiz, entidad que realiz una importante tarea organizativa sindical y poltica en el seno del gremio de los periodistas, durante las duras condiciones impuestas por la dictadura militar fascista. Hicimos varias cosas. Una vez, armamos un especie de operativo comando. Oscar, Alberto Chuqui Ojm, Rodolfo Audi, Pascual Albanese, Andrs Sikirko, Jos Luis Ponsico, Luis Gramuglia, Tamara Chalkoff, Roberto Gasparini y otros, tapamos los carteles indicadores de la estacin Canning de la lnea D de subterrneos, en los dos andenes, con otros que llevaban inscripto el nombre Scalabrini Ortiz. Pascual Albanese. De todos nosotros, era probablemente el que mejor escriba. Recuerdo vivamente una noche en su departamento, a mediados de 1979, con Oscar sentado delante de su mquina de escribir, junto con Rodolfo, en la38 | Querido gordo Cardoso

que redactamos durante largas horas, caf y cigarrillos mediante, un extenso informe de la Agrupacin sobre la situacin del periodismo en la Argentina, que a la maana siguiente entregamos a la delegacin de la Comisin Interamericana de Derechos Humanos, en las oficinas de la OEA en Buenos Aires, en Avenida de Mayo al 700. Rosaura Audi. (Periodista, hija de Rodolfo Audi, 40). Durante mi infancia, el Gordo Cardoso fue uno de los mejores amigos de pap. Para Oscar, l era El Petiso Audi. Lo vea en reuniones en casa o en otras cosas, donde se juntaban las familias, siempre con una guitarra, bastante vino, folklore y fraternidad. Desconoca por entonces que eran militantes, y que se jugaban la vida. Saba que eran periodistas. Pero mi edad no me permita estar al tanto de lo que significaba la profesin por esos tiempos de dictadura. Alfredo Leuco. (Periodista, conductor televisivo y radial, trabaj en Clarn entre 1979 y 1990, 55). Algo que jams olvidar fue una manifestacin, en plena dictadura, de unos pocos periodistas para protestar por una golpiza que sufrieron fotgrafos de distintos medios. Ibamos con todos los corresponsales extranjeros, por si nos pasaba algo. Me acuerdo que yo iba caminando con Menchi Sbat, Juan Sasturin y el Gordo. Habamos armado de antemano, con fotgrafos y los colegas del exterior, como una puesta en escena. Nos sacaban fotos para que fueran difundidas en el mundo. De golpe aparece un fotgrafo que notoriamente era un infiltrado. Pero Oscar ni se inmut. Dijo qu vamos a hacer, si total a nosotros nos conocen todos. Pascual Albanese. Oscar no slo escriba y aportaba intelectualmente. En setiembre de 1981, con Rodolfo y yo en Caracas, donde participbamos de un congreso de la Federacin Latinoamericana de Trabajadores de Prensa, Oscar y un grupo de compaeros de la agrupacin nos llamaron por telfono para decirnos que haban tomado la decisin de convocar nada menos que a una concentracin del gremio en Plaza de Mayo para reclamar por la golpiza policial contra Mario Fiordelisi, un fotgrafo de Noticias Argentinas, empresa en la que Gramuglia era delegado gremial. Me recuerdo con Rodolfo en Caracas, caminando por las paredes por los nervios, y enviando por tlex a la Casa Rosada una cantidad de declaraciones de apoyo a la marcha de protesta suscriptas por las distintas organizaciones latinoamericanas que participaban del congreso, como una forma (bastante precaria por cierto) de advertir al gobierno de que el episodio tena repercusin internacional. No fue un acto numeroso y afortunadamente no hubo represin, pero fue la primera movilizacin sindical en la Plaza de Mayo desde el 24 de marzo de 1976. Nunca voy a olvidar que los compaeros del gremio del PartidoQuerido gordo Cardoso | 39

Comunista se negaron a participar porque consideraban que la iniciativa era una provocacin. El presidente era Roberto Viola. Daniel Lagos. En setiembre de 1981, en el marco de incidentes con estudiantes universitarios en la Capital Federal, la represin policial se ensa con un reportero grfico de apellido Fiordelisi, de Noticias Argentinas. El Gordo fue el que tuvo la idea de realizar un acto relmpago, como repudio al atropello, en Plaza de Mayo frente al monumento a Belgrano, a las 12 del medioda. No s cmo, Oscar nos convenci a todos, y la Scalabrini convoc en forma casi clandestina en las redacciones. Grande fue nuestra sorpresa y alegra cuando a las 12 en punto, alrededor de 100 colegas nos juntamos frente mismo de la Casa Rosada. Por supuesto, fuimos visitados por oficiales de la Polica. Pero acordamos quedarnos 20 minutos y no habra represalias. El Gordo y yo, de hecho, dirigimos el acto, mantenindonos cerca uno del otro. Compartimos una alegra grande cuando vimos llegar, y sumarse, a Hermenegildo Sbat, ya entonces un peso pesado en la profesin. Cruzamos la Plaza y encaramos por Avenida de Mayo hasta Per. Y Cardoso me dijo: Daniel, ya est, logramos el objetivo. Los medios internacionales lo estn difundiendo por todo el mundo. Ahora desmovilicemos. Tena razn. Y as fue, como l dijo. Alfredo Leuco Para el 7 de noviembre del 81, se hizo una movilizacin a San Cayetano pidiendo Paz, Pan y Trabajo. La hicieron agrupaciones de izquierda y del peronismo, la CGT de Ubaldini, esas cosas. El Gordo y yo fuimos. Ah conoc a varios perucas amigos de Oscar. Me acuerdo, por ejemplo, del Pato Galmarini. Al volver me promet que nunca me iba a olvidar de l, porque les gritaba a los canas en la cara Paz, pan y trabajo, la dictadura abajo. Lo acompaaban muy poquitos en ese herosmo. Yo no poda creer tanto huevo. Pascual Albanese. Con motivo de la celebracin de San Cayetano, Patrono del Trabajo, la CGT de Sal Ubaldini haba convocado a una procesin a la tradicional iglesia de Liniers, bajo la consigna Paz, Pan, Trabajo. Nuestro contingente llevaba un cartel con el nombre de la agrupacin, en un da de sol radiante. Al pasar por un retn policial, uno de los agentes hizo abrir el paraguas y, al aparecer el cartel, su portador fue llevado a la comisara. Oscar, que haba concurrido como cronista de Clarn y con el mvil del diario, nos subi en el auto a Luis Gramuglia y a m y juntos entramos en la comisara como allanando el lugar, preguntando por un periodista detenido. Seguramente para evitar conflictos, el comisario liber a Rodolfo, quien en el apuro por salir olvid pedir que le devolvieran el reloj y el cinturn que le haban40 | Querido gordo Cardoso

sacado al ingresar. Por las dudas no nos animamos a volver para solicitar su devolucin. Mario Moldovn. (Periodista, 53). Lo conoc en la Revista Movimiento, que era del MUSO, la agrupacin que arm Antonio Cafiero para competir por la candidatura en el 83. El director era Fermn Chvez, Ricardo Roa era el jefe de redaccin y Rodolfo Audi y Oscar eran los secretarios de redaccin. Audi me convoc a escribir colaboraciones, y ah lo conoc al Gordo. Yo estaba muy dedicado a la militancia en el gremio. Fui delegado en DyN. Pero Oscar no se dedicaba al tema sindical. Era ms periodista que nosotros. Nstor Restivo. A mediados de los 80 lo cruc a Oscar varias veces en la actividad gremial. Yo militaba en el Frente de Trabajadores de Prensa, y l en las agrupaciones peronistas que diriga, entre otros, Rodolfo Audi. Pero su tarea era ms de asesora, de analizar para los compaeros el escenario poltico que se abra entonces, en el albor de la democracia recuperada. En 1986, ambos grupos fuimos unidos en una lista y ganamos el nuevo gremio, la UTPBA, resultado de la fusin entre la Asociacin de Periodistas y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires. Alfredo Leuco. Por l tuve el primer vnculo hacia el MUSO. Me refiero a la vinculacin periodstica. Me lo present a Cafiero, me lo present a Bittel, y a todo ese pedazo del peronismo que para mi cultura de izquierda era impensable. Yo provena del PC, pero desde la mitad de la dictadura me estaba alejando, por lo que planteaban sobre Videla y los militares blandos y duros. Siempre se lo digo a Osvaldo Pepe. Oscar y Pepe me borraron el preconcepto del peronismo como fascismo. Grandsimos compaeros, honrados, solidarios. Dej de tener la visin de la izquierda tradicional sobre el peronismo. Pascual Albanese. A principios del 83, lanzada ya la apertura poltica y el proceso electoral, interesados en la elaboracin de pautas para una poltica de medios de comunicacin para lo que, ingenuamente, suponamos entonces que sera el prximo gobierno peronista, efectuamos una serie de reuniones semanales en el restaurante del Club Santa Mara del Buen Ayre, en una mansin de la calle Echeverra, en el barrio de Belgrano, con un grupo de compaeros, en las que participaban entre otros figuras como Jos Mara Castieira de Dios y Luis Alberto Murray, que para nosotros eran como prceres. Rodolfo Audi lo llevaba escondido dentro del paraguas. En esos encuentros, Oscar sobresala por la actualidad de sus conocimientos. Lector de Alvin Toffler, que acaba de publicar su famoso libro La TerceraQuerido gordo Cardoso | 41

Ola, fue por ejemplo el primero en advertirnos sobre el futuro advenimiento de una nueva era de las comunicaciones, signada por la desmasificacin, aunque deca con razn que, en el caso particular de la Argentina, como de todo el mundo subdesarrollado, el atraso tecnolgico iba a retrasar ese momento, como efectivamente ocurri. Aldo Amura. (Fotgrafo, 58) Durante la campaa de Luder en 1983, hicimos un viaje con Oscar a Trelew. Yo iba como reportero grfico de la revista Movimiento. Me haba mandado Rodolfo Audi. Compartimos asientos con Oscar. El iba del lado de la ventanilla y yo sobre el pasillo. El avin, un Short chico de Lapa, estaba lleno de servicios de inteligencia. No me pregunts por qu. Pero todava no salamos de la dictadura. Cuando el avin estaba carreteando la pista, el Gordo se levant de golpe y empez a cantar: Ya van a ver, ya van a ver, cuando venguemos a los muertos de Trelew. Yo le deca callte Gordo, que estos tipos nos tiran del avin. Pero l segua. Cuando bajamos, uno de los tipos nos dijo: a ustedes dos me parece que los vamos a pasar por la parrilla. Y el Gordo le contest: Pibe, ya cambiaron las cosas. El otro insisti: No te confundas, no cambiaron tanto. El Gordo no le hizo caso y me dijo: Dale Pirulo, cant, cant. Jorge Raventos. (Periodista, 67) A Oscar me lo present una tarde, en un bar de Avenida de Mayo, Rodolfo Audi, que era el responsable de la revista Movimiento, una publicacin peronista en la que Cardoso colaboraba. En esos tiempos haba muchos intelectuales, periodistas (y tambin militantes) que se ilusionaban con lo que hoy se llamara transversalidad progresista, y que acariciaban la idea de una convergencia entre peronistas y radicales de centroizquierda que rompieran con las derechas reaccionarias y burocrticas de esos partidos. Tengo la impresin no estoy en condiciones de ser muy preciso que Oscar no estaba lejos de esa frecuencia de onda. Sus races polticas estaban prximas al peronismo, pero tena mucha empata con corrientes del radicalismo que en poltica exterior expresara, por caso, Dante Caputo, cercanas al tercermundismo, y ligadas a las posturas clsicas de la no intervencin. Ms tarde, la eleccin interna del peronismo en 1988, probablemente nos encontr en rincones diferentes. Yo simpatizaba con la candidatura de Menem y l conjeturo sin temor a equivocarme con la de Cafiero. Federico Storani. Como era una persona ms bien retrada, cuando lograba vencer esa timidez se estableca una relacin personal fuerte, y a partir de ese momento nos reamos de su peronismo y de mi radicalismo. El no tena una camiseta de fanatismo. Estaba inspirado sobre todo en principios nacionales y crea que, a veces lo expresbamos mejor nosotros que otros. En muchos temas,42 | Querido gordo Cardoso

como Malvinas y No Alineados tenamos muchas coincidencias. A partir de estas coincidencias, ms de una vez nos dio una mano desde los medios, como para que nosotros llevramos adelante esas polticas. Facundo Cardoso. No tuvimos un dilogo padre/hijo. Nos sentbamos a hablar de poltica. Mucho. Hablbamos de mi militancia. Empec a militar a los 14 aos en una Unidad Bsica. En ese tiempo, l comenz a tener ms gravitacin en la poltica nacional, con el gobierno de Alfonsn. A travs de la relacin con Dante Caputo en Cancillera comienza su intervencin en la poltica internacional, que despus le tomara toda su vida. Me hablaba del peronismo. De la historia del peronismo. De lo que estaba bien y lo que estaba mal en el peronismo. Me gustaba escuchar sus consejos. Yo buscaba hablar con l. Como Juan Manuel busca ahora hablar conmigo. Alfredo Leuco. Hicimos barbaridades juntos. Por caso, en una de las primeras internas del PJ en Capital se present la lista Verde, donde estaban Miguel Unamuno y Dante Gullo opositora a Carlos Grosso, que ganaba seguro. Firmamos una solicitada apoyndolos en la interna. Estbamos trabajando en Clarn y nos retaron. Dijeron que cmo mierda habamos hecho eso, que dos periodistas de Clarn manifestaran su postura tan abiertamente. Ahora es una situacin ms comn. En esa poca, recin haba empezado la democracia. Oscar me llev a hacer eso. Tengo la solicitada guardada. Silvia Mercado. Estaba harto de la ortodoxia peronista, que no reconoca los nuevos aires de la sociedad y que con torpezas se ataba a las estructuras partidarias para impedir la renovacin. Y decidi fundar la Agrupacin Pern Muri, para ver si as se daban por enterados. Me puso a m de presidente y a l de pinche. Ese era su cargo. Hasta le pidi a un diagramador del diario que le hiciera un logo. Facundo Cardoso. Yo tena en mi cuarto un retrato de Alfonsn dedicado para m. Como militaba en una Unidad Bsica peronista, siempre lo mantuve, porque para m era un smbolo. Mi familia era muy politizada. Tanto mi padre como mi madre hablaban mucho de poltica. Pero cuando volvi la democracia era la nica conversacin. Mi pap, siendo tan peronista, tena muchos amigos radicales. Como yo. Pascual Albanese. Una vez restablecida la democracia, Oscar discontinu su militancia gremial y empezamos a vernos ms espaciadamente. Pero jams y deQuerido gordo Cardoso | 43

ningn modo disminuy su compromiso intelectual y poltico con el peronismo, en aquel momento identificado con el proceso de la renovacin. Sin ir ms lejos, en la campaa para las elecciones de 1987, integramos un equipo de trabajo en las sombras, que coordinaba Jorge Telerman, entonces vocero de Antonio Cafiero, en el que participaban entre otros, Mario Moldovn, Silvia Mercado, Alfredo Leuco, Jos Antonio Daz y Nancy Sosa, que trabajbamos en distintos medios periodsticos y nos reunamos para chequear informacin y sugerir lneas de trabajo en materia de discurso poltico y comunicacin. El lunes 7 de setiembre, al da siguiente del triunfo del peronismo, Oscar me llam por telfono muy entusiasmado: Termin la dictadura radical. Renato Miari. (Publicista, productor, 62) Lo conoc a Oscar durante la gobernacin de Cafiero en 1987, va Osvaldo Pepe, muy amigote de l. Tenamos una relacin ms poltica, por el cargo de Secretario de Medios que yo tena en la gobernacin de Antonio Cafiero. El era muy amigo de Antonio, lo quera muchsimo. Alfredo Leuco. Nunca traslad su militancia poltica a lo que escribi. Nadie lo podra acusar de contrabando ideolgico en un medio comercial e importante. Era muy equilibrado, e incorporaba todas las caras de cada uno de los temas. Fijaba su posicin, pero con ironas y palabras justas. Eduardo Valds. Profundizamos la relacin con Oscar en el 94 o 95. Despus de la Constituyente, algunos funcionarios decidieron armar una escuela nacional de gobierno, bajo lo que era en ese momento el INAP que estaba en la Secretara de la Funcin Pblica de Claudia Bello. Yo estaba encargado de organizar esa escuela y lo traje a Oscar, que trabaj con pasin en el armado del programa para jvenes dirigentes polticos. La condicin para ser alumnos era que haba que hacer poltica partidaria, pertenecer a los cuadros que militaban en los partidos, ya que generalmente exista o existe divisin entre los cuadros tcnicos y los cuadros polticos. El Consejo Rector estaba formado por Carlos Auyero por el Frente Grande, Jos Octavio Bordn por PAIS, Antonio Cafiero por el peronismo, Oscar Gonzlez por el socialismo unificado, Rodolfo Terragno por el radicalismo. Oscar y yo estbamos en la direccin ejecutiva. El Gordo prepar la currcula, las materias, la bibliografa. El peronismo ya estaba en la pelea entre menemistas y antimenemistas. Nosotros nos refugiamos en esa. Era nuestra jabonera de Vieytes. Silvia Mercado. Cuando me cas con mi segunda pareja se enoj muchsimo conmigo.44 | Querido gordo Cardoso

Busc cualquier excusa para pelearse y recuerdo que me hizo llorar. Despus varios amigos me dijeron que se quej, que no poda creer que una chica de la JP se casara con un miembro de la oligarqua. Ni yo era de la JP, ni mi pareja un oligarca, pero la cosa es que estuvimos diez aos sin hablarnos. Eduardo Valds. Estbamos preparando la campaa de Patricia Bullrich y Jorge Arguello, en el 97, que era como el peronismo disidente de ahora. El Gordo me dijo: el mejor tipo que conocimos en el peronismo, y nos peroniz a todos, se est muriendo y nadie hace nada. Tenemos que hacer algo, Eduardo. Hablaba de Rodolfo Audi. Yo le pregunt qu podamos hacer. Y me dijo, te lo juro, por qu no lo pons en la lista? Sera una reivindicacin para l. Me dej convencer. Haba que explicarle el tema tambin a la familia, que no entenda que buscbamos reparar una deuda que el peronismo tena con l. Fuimos juntos al Britnico, donde estaba internado. Pero sin darme cuenta, Oscar se qued en una esquina, y yo termin entrando solo, pensando que vena detrs. Despus me enter que jams entraba a los hospitales. La cosa es que termin entrando en la habitacin donde estaba Rodolfo con una carpa de oxgeno, y le ofrec el tercer lugar en la lista para diputado nacional. Primera iba Bullrich y segundo Jos Jaramillo. Me pregunt Audi si tena alguna posibilidad de ser elegido. Le dije que era difcil, pero que iba a intentar ponerlo segundo. Oscar saba muy bien lo que estaba haciendo. A la noche, Nancy Sosa me llam en nombre de Rodolfo para ver si Jaramillo se haba bajado. De locos. La cosa es que tuvo un repunte fenomenal en su salud. Lanzamos su candidatura y todo. A los dos das Rodolfo muri. Ese era Oscar. Nancy Sosa. Internado y a punto de morir, Rodolfo se aferraba a la ilusin de ser elegido, y me mand a negociar con Eduardo Valds la integracin en la lista de legisladores porteos, porque entraban ms. Se convenci cuando le expliqu que ya no haba margen de negociacin posible. La lista se present en Casablanca, y Oscar y yo fuimos en representacin de Audi a agradecer el ofrecimiento. Eduardo Valds. No s si se puede escribir lo que voy a contar ahora. En el 2000 acompaamos a Gustavo Bliz como candidato a Jefe de Gobierno de la Ciudad. Armamos una lista propia encabezada por Irma Roy. Cuando cerramos la lista, nos dimos cuenta de que no tenamos un peso para comunicar. Entonces, fui a verlo a Oscar un sbado a la maana. Ah fue cuando comenz la rutina de encontrarnos los sbados a las 11 en El Angel Azul, donde despus se sumaron Jos Luis Castieira de Dios, Artemio Lpez, RenatoQuerido gordo Cardoso | 45

Miari. Nosotros sabamos que Clarn tena un compromiso con Granillo Ocampo. Le pregunt a Oscar si Guareschi, que era el capo de la redaccin, tena relacin con la viuda de Noble. No creo, me dijo Oscar, por qu?. Porque se me ocurri que Irma Roy lo llame, en nombre de Ernestina Herrera de Noble, pasndole informacin sobre su candidatura. A Oscar le pareci divertidsimo, y me dijo que le contara que se la haba encontrado en la Embajada de Colombia, porque l la haba visto ah, en el aniversario de la Repblica. As fue. Un martes le cuento a Irma toda la operacin. Me dice yo no miento. Me cost una hora y media convencerla. Al final llam y atendi la secretaria de Guareschi. Irma le dice: Habla Irma Roy, dgale a Guareschi que me encontr con Ernestina Herrera de Noble en la Embajada de Colombia, que necesito hablar con l. Pasaron cinco minutos y Guareschi le devolvi el llamado: Irma, cmo le va. Irma le cont que era candidata y que quera hablar con l. No volvi a mencionar a Ernestina. La cosa es que Guareschi la invit a comer a Los Dos Chinos. Fuimos con Campolongo, jefe de prensa, y yo, como jefe de campaa. Al almuerzo fueron Guareschi, el Colorado Kirschbaum, van der Kooy y un cuarto que yo no conoca. Era un jueves. El domingo, en la tapa de Clarn, sali en un ttulo grande: Segn el CEOP, Ibarra aventaja a Cavallo por 10 puntos. Y ms chico, Irma Roy duplica en intencin de voto a Granillo Ocampo. Cuando vieron eso, los peronistas se volcaron a votar por Irma. Nosotros sacamos 12 por ciento. Y por Granillo slo entr el primero de la lista, Pacho ODonnell, que adems, es radical. Renato Miari. Nos reunamos todos los sbados en El Angel Azul, hoy bar Lucio. Era ms bien para discurrir, delirar. Todos ramos del barrio. El nico que vena ms complicado era Eduardo. Era muy variada la mesa del bar. El que nunca faltaba era el Gordo, al que le encantaba cafetear. Yo soy ms elctrico que l, pero Oscar siempre se tom sus tiempos. Le encantaba estar tranquilo, hablar. Cuando te citaba a una reunin, siempre era una hora, hora y media. Le encantaba hablar, pero tambin le encantaba escuchar. Oscar trajo en varias oportunidades a personajes interesantes, por caso, corresponsales extranjeros, personajes medio inslitos, pero siempre interesantes. Eduardo Valds. En el 2001, antes de la hecatombe, cuando yo era legislador, el Papa lo recibe al cantante Bono por la condonacin de deuda de pases pobres. Y consiguieron que el FMI condone la deuda de 8 pases. Entonces yo dije, la puta que lo pari, nosotros no tenemos destino, cada empresa que vena a la Argentina deca que iba a invertir si bajaban los derechos laborales. Pens que si lograba una voz ms universal como la del Papa, que planteara que todos los pases del mundo deban establecer un salario46 | Querido gordo Cardoso

mnimo universal de u$s 350, y que nadie pudiera cobrar menos que eso, y que las empresas que trabajasen en pases que violaran ese tratado de relacin laboral, pudieran ser denunciados, podamos hacer un buen ruido. En esa poca queran pedir en Argentina las condiciones laborales de la India y de China, porque si no, todo el mundo se iba a laburar all. Hice mis operaciones y logr ver un mircoles a Jorge Bergoglio, que compr la idea. Me llam al da siguiente para preguntarme si poda estar el lunes en Roma, ya que ese mismo da me recibira monseor Martn, quien si estaba de acuerdo, me llevara a ver al Papa el mircoles. Sal para all. Lo vi al monseor, que se interesa tambin, y me dijo que el Papa me recibira. Desesperado, lo llamo a Oscar para que me prepare un documento para entregarle. Por la diferencia horaria, todo se complic. Me lo pas por fax, yo tuve que escribirlo en una mquina en el hotel, todo a las corridas. Llegu diez minutos tarde a la entrevista con el Papa. No haba tenido ni tiempo de saber qu haba llevado. Cuando lo le bien, me di cuenta que haba entregado una pieza nica de la defensa de los derechos de los trabajadores basado en la Doctrina Social de la Iglesia. Me largu a llorar cuando lo le. Cristina Prez. Oscar se haca el escptico. Su escepticismo me resultaba atractivo. An cuando era un militante, saba separar su profesin de la militancia. Me acuerdo cuando me mostr el anillo de la JP que le haba regalado su hija. Pero a la hora de criticar, era impiadoso. Era un periodista de raza. Claudia Dasso. Facundo me cont que pocos das antes de su muerte, le preguntaron si iba a votar en las elecciones del 28 de junio de 2009. Y contest que no, no voy a votar, la oferta ofende.

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CAPTULO 3TRAMA SECRETA Y ALFONSINISMO Desde la publicacin del libro con Kirschbaum y van der Kooy, hasta la llegada de Menem

Ricardo Kirschbaum. (Periodista, Jefe de Redaccin de Clarn, 61). Fue una gran experiencia la del libro. Nos entendimos muy bien. Cada uno entendi el papel que tena en la obra. Oscar fue el que viaj, porque tena menos obligaciones de edicin aqu, en Buenos Aires. Trabajamos por primera vez en computadora algo raro para esa poca, 1983, y mostramos la potencia que tiene el periodismo de investigacin. Fue una poca que recuerdo con alegra, la dictadura se hunda y nosotros aprovechamos la coyuntura y la desbandada para conseguir una informacin sobre la guerra que fue corroborada punto por punto, cuando se supo todo. Con Eduardo trabajamos para levantarle muchas veces el nimo a Oscar porque, por ah, se deprima. No le vamos a vender a nadie el libro, deca mientras fumaba un cigarrillo tras otro. La China Lo Bianco, su esposa, nos avisaba: Oscar est con la depre. Y nosotros corramos a sostenerlo. Fue una poca memorable. Cardoso-Kirschbaum-van der Kooy. (La trama secreta, Parte Dos, Captulo 1, Buenos das argentinos). El telfono son insistentemente en la Casa Rosada durante toda la jornada de aquel 2 de abril. Desde las 2 de la tarde, la lnea entre Buenos Aires y Washington estaba abierta, porque Reagan deseaba comunicarse con su colega argentino, Galtieri. A las diez de la noche el esfuerzo de la diplomacia norteamericana segua siendo intil. El presidente argentino estuvo, por cierto, muy ocupado ese da. La inminencia del operativo militar lo preocup constantemente. Habl intermitentemente con Anaya y con Lami Dozo y, en forma casi continua, con el canciller Costa Mndez. La perspectiva de un dilogo con Reagan desalentaba a Galtieri, tema que mantenindolo se viese obligado a cancelar los planes para la recuperacin del archipilago. Por la maana, haba recibido al embajador de Estados Unidos y ese dilogo, breve y tenso, desencaden el total de la presin que Washington ya estaba ejerciendo sobre el gobierno militar. Uno de los objetivos del visitante, relat despus una fuente de la misin estadounidense, era lograr que el argentino atendiera el telfono. Alicia Lo Bianco. El libro lo hicieron en 1984, durante el gobierno de Alfonsn. Despus de trabajar juntos varios meses, de escribir cada uno partes que dividieron, Oscar hizo la reescritura final. Cuando llegaba el momento ms crtico, el final del libro, se enferm. Deca no puedo ms, no puedo ms. Deca que estaba grave, que vomitaba sangre, y no se poda mover de la cama. Aunque no tena nada. Ni siquiera se hizo ver por un mdico. Tena esa parlisis del final de libro. No haba computadora. En Clarn s haba unas pocas, as que escriba ah. Pero como no poda salir de la cama, el libro no se poda entregar. No haba celulares. No quera atender a Ricardo ni a

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Eduardo por telfono. Uno de los dos vino a verlo. No me acuerdo cul. Supongo que Eduardo, y lo convenci de levantarse. Eduardo van der Kooy. El Gordo tena a cargo la reescritura final. En un cuartito que estaba delante de la redaccin, en el tercer piso, Oscar tena una de las primeras computadoras que hubo en el diario para trabajar en el libro. Vena a nuestros escritorios a discutir algunos temas puntuales o preguntar cosas que no entenda de lo que el Colorado o yo habamos escrito antes. Y un da no vino al diario. Otro y otro ms. Nos inquietamos, porque tenamos firmado un contrato para entregar en una fecha, y ya llevbamos un mes de atraso. Pero al final se levant, y mand al editor, Arturo Infante, un diskette de los de esa poca, 5.4. Todos respiramos aliviados. Despus que envi el diskette, vino al diario y me confes que el diskette estaba vaco. Fijate el personaje: comete el delito pero confiesa antes de ser descubierto. Me d cuenta que no poda terminarlo. Faltaba poco, pero no poda. As que lo termin yo. Cardoso-Kirschbaum-van der Kooy. (La trama secreta. Parte Dos. Captulo 5: El fin de una fantasa). Ya por entonces las representaciones diplomticas argentinas en Washington y en Nueva York exhiban segn la caracterizacin hecha por uno de sus integrantes la dicotoma propia de las gestiones diferentes que cada una realizaba. Mientras los embajadores Takacs y Quijano cuidaban de mantener abierto y en buenas condiciones el canal norteamericano, Roca y su gente eran interlocutores cotidianos de sus colegas del sector No Alineado y de los representantes de la Unin Sovitica. Con el tiempo, los argentinos que prestaban servicio en la misin ante la ONU comenzaron a saludar en tono burln a sus compaeros de la capital norteamericana principalmente Takacs y Quijano como las viudas de Washington, por los esfuerzos dialcticos que stos realizaban para morigerar el impacto que ocasion sobre la administracin Reagan el progresivo giro a la izquierda de la diplomacia de Buenos Aires. Alicia Lo Bianco. Oscar deca que al libro lo compraron mucho pero lo leyeron poco. Deca que lo leyeron solamente los que lo estaban en el tema. Y estaba muy tranquilo, porque crea que las expectativas en ese target estaban satisfechas. Cardoso-Kirschbaum-van der Kooy. (La trama secreta. Parte cuatro. Captulo 1. Otro Alczar de Toledo?). El 1 (de mayo) de madrugada el fuego ingls estall en las islas y la euforia gan a las tropas all apostadas cuando una defensa antiarea, luego de varios intentos fallidos, acert sobre un Sea Harrier que se desplom52 | Querido gordo Cardoso

sobre el fango malvinense. La Royal Navy tambin haba comenzado las operaciones que cesaron sbitamente, en lo que los militares argentinos, en su gran mayora, interpretaron como un rechazo a la ofensiva britnica. Sin embargo, esa maana del 1 ocurri un episodio digno de tenerse en cuenta, que fue mal evaluado por los mandos. Menndez se encontraba inspeccionando las posiciones en la capital, cuando fue interceptado en la avenida costanera de Puerto Argentino por un operador de radio que estaba de escucha en el centro de comunicaciones. Mi general, el almirante Woodward ofrece la rendicin, comunic el funcionario casi sin aliento. El rostro del gobernador qued dibujado con una sonrisa de suficiencia, aunque antes que nada previno: Est seguro?. S, mi general, respondi el operario. En este tramo del incidente las versiones recogidas por los autores difieren. Las informaciones que en esos das publicaron todos los medios periodsticos segn despacho distribuido por la agencia oficial de noticias TELAM, sealaron que Menndez apel a una mordaz respuesta: No nos rendimos, porque estamos ganando. Traigan al principito (por el prncipe Andrs, embarcado en el portaaviones Invincible) y vengan a buscarnos. Menndez, en cambio, atribuye esa afirmacin al propio operador de la radio a quien, dice, recrimin su actitud (pero ya no caban las aclaraciones, explic). La solicitud de rendicin se reiter luego de pasado el medioda y tambin fue desestimada. Alicia Lo Bianco. Recibieron el Premio Ortega y Gasset. Fue el primer premio que le dieron. Ese premio era para notas, no a libros, pero como Clarn lo haba publicado en forma de artculos, se lo dieron. Fue un premio que tena que ver con el momento poltico argentino, una manera de premiar a la democracia. Ricardo Kirschbaum. Fue un viaje inolvidable. Espaa estaba haciendo sus primeras armas en la democracia, y para nosotros el premio era algo muy importante. La ceremonia fue muy buena. Estuvo el embajador de Estados Unidos, Enders, que haba tenido un desempeo destacado en el conflicto. Recuerdo que fuimos a cenar con el embajador argentino, Hugo Gobbi, en la residencia, Fernando El Santo, 11, en Madrid. Nos tomamos todo. Gobbi cometi una irresponsabilidad: nos prest su auto particular. Era ya de madrugada y yo manejaba. Al salir de la residencia, Gobbi se par en medio de la calle para detener el trnsito y permitir que salgamos. Estbamos frente a la embajada de Gran Bretaa (en la otra vereda de la Argentina). Imaginate: un embajador argentino abriendo el paso en medio de la calle. De regreso, en el Hotel Meli bailamos los tres agarrados de los brazos en un saln a oscuras, o en la penumbra, mientras nuestras mujeres atrs se rean. De pelcula.Querido gordo Cardoso | 53

Cardoso-Kirschbaum-van der Kooy. (La trama secreta. Parte Cuatro. Captulo 2, La cada). Luego de obtener telefnicamente el apoyo de los dos generales ausentes, Vaquero se dirigi a Campo de Mayo para comunicarle al Presidente que ya no lo era, como tampoco comandante en Jefe del Ejrcito. Galtieri estaba durmiendo y, somnoliento an, recibi a Vaquero sentado en su cama. Este