La Culpabilidad

Fredy Delgado

La Culpabilidad

Fredy Delgado

La Culpabilidad de la Mujer

“y Jesús se fue al monte de los Olivos.2 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo

vino a él; y sentado él, les enseñaba.3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a

tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.7 Y como insistieran en

preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando

desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde

están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” Juan 8:1.11.

Nadie esta excepto de ser culpable de algo, en este caso de pecar, siempre que cometamos esta clase de culpabilidad será afectada nuestra conciencia y quizás dirás “porque lo hice”

“Si hubiera desistido y me hubiera ido por otro lado” “Si hubiera seguido el consejo de mi amigo” NO ME HUBIERA PASADO ESTO O AQUELLO.

Las Sagradas Escrituras nos habla de una mujer que se dejo dejar por sus deseos pecaminosos, ella sabía que estaba cometiendo pecado, pues era judía y conocía las leyes

morales dadas por Moisés, respecto al adulterio que decía: “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera

indefectiblemente serán muertos” Levítico 20:10.

“22 Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel.23 Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se

acostare con ella;24 entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la

mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti.” Deuteronomio 22:22-24. Según la ley moral dada por Moisés el culpable o los culpables tenían que morir por ser

culpables de ese delito. En este caso y no sé porque trajeron solamente a la mujer y del hombre que pasó con él. Si estaba con la adultera. El también debía ser culpable de juicio.

La culpabilidad la podemos definir de dos maneras:

Primero, es el hecho de haber cometido algún pecado o agravio, ya sea legal o ético.

Segundo, es el dolor profundo de sentirse culpable por haber cometido un acto indebido, inmoral o pecaminoso. Es preciso recordar que no toda sensación de culpa es legítima. Algunas son reacciones por pecados cometidos, pero otras son sentimientos algo imprecisos

de indignidad, sin ninguna razón ni motivo definido.

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En el caso de esta mujer la culpa era genuina, ella no tenia excusa, pues había sido

sorprendida en el acto mismo del adulterio esto se puede definir como una sensación dolorosa percibida como resultado de haber hecho algo malo.

Como dije anteriormente nadie esta excepto de ser culpable de algo, todos podemos sentirnos culpables por ser desobedientes a Dios, les puedo dar tres ejemplos bíblicos:

Adán y Eva: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban

desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.” (Génesis 3:7). La acción de David al pecar con Betsabé : “Mientras callé, se envejecieron mis huesos

En mi gemir todo el día.4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah” (Salmos 32:3-4).

Pedro negó al Señor: “69 Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo.70 Mas él negó delante de todos, diciendo:

No sé lo que dices.71 Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno.72 Pero él negó otra vez con juramento: No

conozco al hombre.73 Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.74 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida

cantó el gallo.75 Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente. ”

(Mateo 26:69-75).

Cada uno de ellos se sintieron culpables por su pecado, o por ser desobedientes a Dios, como puede pasar con usted y con migo. Esta culpabilidad va a traer grandes

consecuencias para nuestras vidas, veamos algunas:

■ Temor a ser rechazados por Dios : Esta culpabilidad nos puede alejar de la iglesia, algunos creyentes temen que Dios jamás podría amarles debido a todo lo que ellas han cometido en contra de Él.

■ Sentir que el juicio de Dios es inminente: Ellos saben que Dios es fuego consumidor y

paga según su justo juicio y que en cualquier momento Él podría castigarnos dándonos lo que merecemos.

■ Sensación constante de angustia : La culpabilidad tratara con nuestra conciencia y surgirán también las preocupaciones, la depresión y la angustia para que el creyente se

sienta abatido y, por ende, derrotada en todos sentidos. ■ Motivación incorrecta: Trabajamos más de lo normal, casi sin parar a fin de superar la

sensación insidiosa de culpabilidad que nos acosa.

■ Mente dividida: Nos es difícil enfocarnos debidamente en cualquier actividad y cedemos ante cualquier distracción, impidiendo el cumplimiento satisfactorio de nuestros deberes.

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■ Agotamiento: El sentimiento ocasionado por una mente dividida, lo cual nos priva de la

energía necesaria para iniciar las actividades cotidianas.

■ Autocastigo: Pensamos que no somos dignos del cargo que tenemos en la iglesia y sentimos que merecemos ser sometidos a la disciplina divina por lo que nos privamos de

gozar de su oferta de gracia y misericordia.

■ Inseguridad: Cuando llegamos a la iglesia no somos los mismos y esto es notable por los hermanos y nuestra culpabilidad nos impide disfrutar de la protección, el amor y el apoyo de Dios cuando más lo necesitamos.

■ Impedimento en nuestra vida de oración: La culpabilidad nos impide la oración, la

comunicación con nuestro Dios y Satanás siempre está listo para interrumpir nuestra comunión con Dios recordándonos nuestros pecados del pasado. Intenta hacernos creer que el Señor no escuchará ni contestará nuestras peticiones.

■ Enfermedades físicas: Tarde o temprano la culpabilidad sostenida afecta nuestro cuerpo.

Ahora imaginemos como estaría esa mujer que fue encontrada en el apto mismo de l adulterio, que estaba pasando por su mente, ella quizás creía que iba a morir, pues la ley así

lo ordenaba.

La ley traía la muerte para el pecador, hoy en día vemos a muchos creyentes todavía tratando de cumplir las leyes establecidas por Moisés en el pacto de Dios con el pueblo de Israel. Los Escribas y Fariseos se llevaron una gran sorpresa cuando Jesús les dijo: “El que

de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su

conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?11 Ella

dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” Juan 8:1.11.

Lo que realmente veo aquí en este texto bíblico es que cuando la culpabilidad queda sola con Jesús, ella inmediatamente es solucionada, pues Jesús quedo solo con la mujer culpable

de Juicio, y cuando esto pasa, cuando estamos a solas con Dios tenga la seguridad que recibiremos el perdón.

Jesús nos dará la solución de la culpabilidad, la mujer adultera fue perdonada y librada de la culpa, Jesús le dijo: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te

condenó?11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” Juan 8:1.11.

Jesús es el único que nos puede liberar de la culpa, esta culpabilidad no se perdona llevándola y confesándola a otro hombre, es decir a los llamados sacerdotes de la iglesia

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católica, NO, el también es un pecador, el no puede perdonar pecados, aquí el único que

puede perdonar tu culpa es Jesús, nuestro Dios.

Para tu ser libre de tu culpabilidad solo tienes que seguir estos pasos:

1. Entender el significado de la muerte expiatoria de Cristo en la cruz: Él llevó

nuestra culpa, sufrió nuestro castigo, hizo suyo nuestro dolor y sufrimientos, murió como nuestro sustituto y así pagó el precio por nuestros pecados.

2. Enfrentar nuestros sentimientos de culpa con sinceridad: Esto demanda

confesarlos, es decir, estar de acuerdo con lo que Dios dice de ellos, arrepentirnos

genuinamente de cada uno de ellos y entregar nuestra vida en sus manos.

3. Confiar en que Dios nos ha perdonado: Ese perdón viene acompañado de limpieza y un nuevo comienzo, sin importar quiénes somos ni cuáles sean nuestras

circunstancias. 4. Convertir el error o pecado en bendición mediante nuestro testimonio :

esforzarnos por abandonarlos con el apoyo y dirección del Espíritu Santo y para

compartir con otros el mensaje de Dios.

Solo el señor Jesús puede darnos una nueva vida, la biblia dice: “3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que

como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” Romanos 6:3-4.

Cuando recibimos el perdón de nuestro Dios y salvador Jesús, podemos estar seguros que él

no nos condenara, pues la escritura dice que ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Romanos

8:1. Debemos confrontar la culpabilidad llevándola a la presencia de nuestro gran Dios y

salvador Jesucristo a fin de lograr la felicidad, el gozo y la paz que nuestro Padre celestial tiene reservados para que todos aquellos que deseen cumplir debidamente sus propósitos

para sus vidas. Él siempre estará en la mejor disposición de liberarles de todo aquello que estorbe su relación con Él.

Dios les siga bendiciendo

Fredy Delgado Pastor y Teólogo