qué comenzó en ceuta

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¿QUÉ COMENZÓ EN CEUTA? Francisco José Fernández Andújar Con el título “La Globalización comenzó en Ceuta” se presenta en El Mundo un artículo respecto a la conquista portuguesa de Ceuta y las importantes consecuencias que supuso, esto es, la expansión e interconexión de todo el mundo que se desarrolló a partir de un largo proceso histórico, iniciado en Agosto de 1415. La tesis es, en resumen, la siguiente: Europa se encontraba dentro de sus propias fronteras. El surgimiento de Portugal como reino independiente pero aislado lo empuja a buscar salidas por mar. Ceuta fue el primer paso de un extenso e importante proceso que se repetirá posteriormente en toda Europa, que es la expansión por todo el mundo, con las consiguientes transformaciones sociales, económicas y culturales. Para ello se utilizan términos, no elegidos al azar a nuestro parecer, como el de “globalización”. Sin embargo, el artículo necesita importantes matizaciones. En primer lugar, la conquista de Ceuta nunca fue proyectada como el inicio de una política colonial al estilo americano. Sin duda, Portugal, al igual que sus vecinos peninsulares, soñaban con seguir sus expansiones territoriales por el Magreb, del mismo modo que habían hecho hasta entonces desde el norte hacia el sur de la Península Ibérica. La unidad política de la península con el Magreb se remite a la época romana, y los musulmanes nunca querrán abandonar tal unidad, y los cristianos intentaron, en la medida de sus posibilidades, continuarla. El principal objetivo de los portugueses del siglo XV era nada menos que el Reino de Fez, y por eso se trataba de una auténtica “cruzada”, como podemos comprobar con la lectura de los diferentes cronistas, entre ellos, el mencionado Eanes de Zurara (que no fue “el único documento que narra el episodio1 , pero quizás sí el más importante 2 ). Es con esa idea con la que inician en distintos años las conquistas de Ceuta, Tánger, Arcila y otras localidades africanas. Sin embargo, la existencia de reinos bien organizados en la región mostrarán la dificultad de la empresa, hasta tal punto, que Portugal tendrá que abandonar muchas de las plazas conquistadas, ante el avancé magrebí: Safi, Arcila, Alcazarseguer... Portugal se ve obligada a refugiarse en focos bien fortalecidos para rentabilizar sus recursos en una defensa eficaz. Sin embargo, iniciará un nuevo proceso, donde se reproducirá algo muy típico del Imperio Portugués: la conquista de líneas de costa por el continente africano hasta regiones remotas. Es interesante saber el por qué, y aquí entramos en una segunda matización: Europa nunca estuvo encerrada dentro de sus “fronteras” y sus zonas de influencia geográfica (Mediterráneo). No vamos a hablar del oro de Sudán o Nubia, o los casos de Persia o de la India en la Antigüedad. En la propia Edad Media podemos hablar de Tombuctú o, más famoso aún, la Ruta de la Seda, que conectaba Europa con la lejana China. La “globalización”, en un sentido muy coloquial e incorrecto, ya existía, y produjo maravillas como los Viajes de Marco Polo o esa recopilación de cuentos de distintas regiones que conforman Las Mil y Una Noches. Sin embargo, el surgimiento del Islam y la agresiva irrupción del Imperio Turco, hizo difícil el uso de esta ruta terrestre. Es de esta manera que es necesario buscar nuevas vías, y si podían ser marítimas, mejor, pues los barcos siempre han sido más veloces y rentables que cualquier medio terrestre en cualquier época anterior a la Edad Contemporánea. Y es de esta manera cuando los portugueses piensan llegar al Lejano 1 Al respecto tenemos las Consolações dirigidas a Catharina de Neufville, Senhora de Fresne, de solo siete páginas, pero se trata de un testigo directo de aquella conquista. Es casi imposible hallar en la actualidad. No podemos olvidar que Eanes de Zurara escribió no una sino varias obras que trataron sobre Ceuta. Después de la "Tomada de Ceuta", sobresale sin duda su biogragía sobre Pedro de Meneses, donde por cierto, es por lo que sabemos la auténtica fuente original del famoso relato del pirata "Desnarigado" en Ceuta. 2 Beben de Eanes de Zurara un curioso “Libro de Ceuta” del Mestre Mateo de Pisano, titulado en realidad como “De Bello Septensi” (Guerra de Ceuta), escrito en verso, y que es un resumen de la fuente original. Asimismo el famoso cronista Mascarenhas que tanto escribió sobre Ceuta utiliza hasta extremos insospechados la obra de Eanes de Zurara, siendo en muchas partes una simple traducción del portugués al castellano (Mascarenhas, de origen portugués, fue un hispanófilo durante la guerra de independencia portuguesa, y tras la victoria lusa, tuvo que refugiarse en España, sirviendo a Felipe IV), aunque con cambios ocasionales.

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Artículo sobre las implicaciones de Ceuta por los portugueses en 1415.

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Page 1: Qué comenzó en Ceuta

¿QUÉ COMENZÓ EN CEUTA?

Francisco José Fernández Andújar

Con el título “La Globalización comenzó en Ceuta” se presenta en El Mundo un artículo respecto a la conquista portuguesa de Ceuta y las importantes consecuencias que supuso, esto es, la expansión e interconexión de todo el mundo que se desarrolló a partir de un largo proceso histórico, iniciado en Agosto de 1415.

La tesis es, en resumen, la siguiente: Europa se encontraba dentro de sus propias fronteras. El surgimiento de Portugal como reino independiente pero aislado lo empuja a buscar salidas por mar. Ceuta fue el primer paso de un extenso e importante proceso que se repetirá posteriormente en toda Europa, que es la expansión por todo el mundo, con las consiguientes transformaciones sociales, económicas y culturales. Para ello se utilizan términos, no elegidos al azar a nuestro parecer, como el de “globalización”.

Sin embargo, el artículo necesita importantes matizaciones. En primer lugar, la conquista de Ceuta nunca fue proyectada como el inicio de una política colonial al estilo americano. Sin duda, Portugal, al igual que sus vecinos peninsulares, soñaban con seguir sus expansiones territoriales por el Magreb, del mismo modo que habían hecho hasta entonces desde el norte hacia el sur de la Península Ibérica. La unidad política de la península con el Magreb se remite a la época romana, y los musulmanes nunca querrán abandonar tal unidad, y los cristianos intentaron, en la medida de sus posibilidades, continuarla. El principal objetivo de los portugueses del siglo XV era nada menos que el Reino de Fez, y por eso se trataba de una auténtica “cruzada”, como podemos comprobar con la lectura de los diferentes cronistas, entre ellos, el mencionado Eanes de Zurara (que no fue “el único documento que narra el episodio”1, pero quizás sí el más importante2). Es con esa idea con la que inician en distintos años las conquistas de Ceuta, Tánger, Arcila y otras localidades africanas. Sin embargo, la existencia de reinos bien organizados en la región mostrarán la dificultad de la empresa, hasta tal punto, que Portugal tendrá que abandonar muchas de las plazas conquistadas, ante el avancé magrebí: Safi, Arcila, Alcazarseguer... Portugal se ve obligada a refugiarse en focos bien fortalecidos para rentabilizar sus recursos en una defensa eficaz. Sin embargo, iniciará un nuevo proceso, donde se reproducirá algo muy típico del Imperio Portugués: la conquista de líneas de costa por el continente africano hasta regiones remotas.

Es interesante saber el por qué, y aquí entramos en una segunda matización: Europa nunca estuvo encerrada dentro de sus “fronteras” y sus zonas de influencia geográfica (Mediterráneo). No vamos a hablar del oro de Sudán o Nubia, o los casos de Persia o de la India en la Antigüedad. En la propia Edad Media podemos hablar de Tombuctú o, más famoso aún, la Ruta de la Seda, que conectaba Europa con la lejana China. La “globalización”, en un sentido muy coloquial e incorrecto, ya existía, y produjo maravillas como los Viajes de Marco Polo o esa recopilación de cuentos de distintas regiones que conforman Las Mil y Una Noches. Sin embargo, el surgimiento del Islam y la agresiva irrupción del Imperio Turco, hizo difícil el uso de esta ruta terrestre. Es de esta manera que es necesario buscar nuevas vías, y si podían ser marítimas, mejor, pues los barcos siempre han sido más veloces y rentables que cualquier medio terrestre en cualquier época anterior a la Edad Contemporánea. Y es de esta manera cuando los portugueses piensan llegar al Lejano

1 Al respecto tenemos las Consolações dirigidas a Catharina de Neufville, Senhora de Fresne, de solo siete páginas, pero se trata de un testigo directo de aquella conquista. Es casi imposible hallar en la actualidad. No podemos olvidar que Eanes de Zurara escribió no una sino varias obras que trataron sobre Ceuta. Después de la "Tomada de Ceuta", sobresale sin duda su biogragía sobre Pedro de Meneses, donde por cierto, es por lo que sabemos la auténtica fuente original del famoso relato del pirata "Desnarigado" en Ceuta.

2 Beben de Eanes de Zurara un curioso “Libro de Ceuta” del Mestre Mateo de Pisano, titulado en realidad como “De Bello Septensi” (Guerra de Ceuta), escrito en verso, y que es un resumen de la fuente original. Asimismo el famoso cronista Mascarenhas que tanto escribió sobre Ceuta utiliza hasta extremos insospechados la obra de Eanes de Zurara, siendo en muchas partes una simple traducción del portugués al castellano (Mascarenhas, de origen portugués, fue un hispanófilo durante la guerra de independencia portuguesa, y tras la victoria lusa, tuvo que refugiarse en España, sirviendo a Felipe IV), aunque con cambios ocasionales.

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Oriente rodeando África, cuyos límites, entonces, no se conocían. Los lusos, al igual que las demás naciones de la época, practicaban la navegación de cabotaje, es decir, de cabo a cabo, siempre cercano a la costa, porque los medios técnicos disponibles hacía muy peligroso adentrarse en el mar, o en los océanos. El mérito de Cristóbal Colón fue sobre todo desafiar este sistema de navegación, más allá del impacto del descubrimiento de nuevas tierras. Es, a partir de su éxito, cuando se extiende las nuevas técnicas y se navega mar adentro durante largas jornadas, con nuevos tipos de barcos. Sin embargo, las nuevas tierras africanas ocupadas por Portugal no estaban exentas de riquezas, por lo que sus campañas no fueron en vano y se hicieron un buen uso estratégico en su posesión, y Ceuta tuvo una importancia central en la construcción de este nuevo imperio. Eso es, de hecho, lo que comenzó en Ceuta. Ni un mundo globalizado, que no llegará hasta la Edad Contemporánea, o mejor, ni el mundo colonizado, que ya existía. Pero el nuevo contexto histórico americano abrirá un nuevo período, donde Ceuta no tendrá un papel mayor que el que tuvo otras ciudades.

En Octubre de 2015 se realizará en Ceuta un Congreso sobre el VI Centenario de la Toma de Ceuta titulado como “Los Orígenes de la Expansión Europea. Ceuta 1415” donde esperamos que muchas de estas problemáticas salgan a la luz. Ciertamente, en 1415, Europa era algo muy diferente a ese Imperio Romano que llegó a controlar todo el Viejo Mundo, o esa Grecia de Alejandro Magno que llegó a las puertas de la India. En este sentido, Ceuta estuvo a la vanguardia de una nueva expansión, que aunque cambie de objetivos, es de las primeras que se dan para la formación de uno de los primeros imperios coloniales, el portugués. Pero todo esto hay que matizarlo: existen expansiones anteriores, como por ejemplo la que se inició en las Islas Canarias, de carácter más bien personal, por parte de vasallos de los reinos hispánicos, al más puro estilo medieval. O por el Este, el Principado de Moscovia, que fue arrebatando territorios orientales a los debilitados poderes del desintegrado imperio mogol, todo desde un siglo antes de las jornadas de Ceuta. O los famosos viajes vikingos que se recogen en textos como la Saga de Njál, la Saga de Erick el Rojo o la Saga de los Groenlandeses. Por poner solo unos ejemplos de los muchos que hay, que muestran una Europa que nunca estuvo quieta.

El principal motivo de la ocupación de Ceuta, esto es, la conquista del Magreb y la continuación de la Cruzada, fracasó, y como las otras ciudades de la región, Ceuta era un problema económico para el tesoro portugués. Pero los intereses estratégicos y el sincero sentimiento religioso motivó el esfuerzo de la Corona en la permanencia de este enclave africano, a la espera de tiempos mejores, que era la estrategia habitual durante la Reconquista, que no en vano duró unos siete siglos, si es que tomamos la anécdota de Pelayo como punto de partida. Ceuta nunca fue para Portugal una puerta hacia el Mediterráneo. Ni siquiera le interesaba este objetivo: el emporio africano les resultaba mucho más atractivo, y el imperio se construyó por medio de las costas atlánticas e índicas.

Finalmente, un último matiz: la idea de un mundo “global” es anterior al comienzo de la llamada “Era de los Descubrimientos”. La unificación era sin duda uno de los objetivos del Imperio Romano. Y de hecho, la palabra “católica”, con la que se denomina la propia Iglesia Romana, es sinónimo de “universalidad”, aunque en un sentido “filosófico”; posteriormente adquiere un sentido político. La Iglesia misma ya tenía en mente la unificación del mundo, de todo lo existente, bajo la luz de sus creencias religiosas. Objetivo inalcanzable, por supuesto, en la Antigüedad, pero que siempre reivindicó, y usó posteriormente, en la Era Colonial, para imponerse como religión única en el resto del mundo. Entonces, era la manera más directa de homogeneizar el mundo. E iba a ser una manera agresiva, por medio de la conquista. De hecho, todo parece indicar, por lo que leemos de las propias crónicas, que la toma de Ceuta debió de tratarse de una matanza en toda regla contra una población desarmada, que solo contaba con una pequeña y desprevenida guarnición que solo pudo plantar cara en un par de puntos, causando algo menos de una docena de bajas entre el ejército portugués. De hecho, la baja más importante, la del caballero Vasco Fernández de Altaide, fue provocada no por un soldado, sino por una mujer, armada con poco más que una piedra grande, que cayó sobre el noble luso. El paladín de la defensa musulmana resultó ser un negro grande que tiró una piedra que rompió un yelmo, sin causar ninguna muerte. Parece que la huida en desbandada fue

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la tónica general, y de hecho los portugueses continuaron saqueando y sembrando el terror en las poblaciones cercanas tras la conquista. Pero esto, que igual nos resulta temible y desagradable a nuestros ojos, eran actos legitimizados en aquellos tiempos para unos y otros (o al menos para sus aristocracias) y forma parte, para bien o para mal, de nuestra Historia.