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CRITICÓN, 87-88-89, 2003, pp. 479-492. «Puso el honor dragones de Medea». Sobre ésta y otras Medeas en el teatro de Lope Juan Antonio Martínez Berbel Universidad de La Rioja El título de este trabajo se lo debo, como tantas otras cosas, a Stefano Arata. Hace unos años ya, con objeto de aclarar un pasaje de su espléndida edición de El acero de Madrid, Stefano y yo discutimos acerca del sentido del pasaje «Puso el honor dragones de Medea»i, del significado preciso de dichos dragones y de la presencia en otras comedias de Lope de expresiones similares. Quedaron, más o menos, satisfechas las dudas acerca del sentido y la aparición de dicha expresión en Las batuecas del Duque de Alba y El honrado hermano, dejando para otro momento el intento de recoger las apariciones de dicha expresión en otras obras del Fénix. Comienzo ahora con esa tarea, de la cual el presente trabajo sólo es una primera parte y lo hago con el profesor Arata en el recuerdo. A estas alturas no supone ninguna novedad afirmar la importancia capital que la mitología tuvo en la configuración del universo literario áureo. Lope, como buen representante de su siglo y uno de sus máximos exponentes literarios, correspondió a este hecho con una atención continuada, a lo largo de toda su producción artística, al hecho mitológico. Prueba de ello es la elaboración de ocho comedias de inspiración mitológica, algunas de las cuales merecen ser consideradas entre las más sobresalientes del Fénix 2 . Uno de los personajes que brillan con luz propia en el universo mitológico lopesco es Medea. Esta famosa hechicera aparece con asiduidad en la literatura del autor madrileño y es incluso un personaje central en una de las comedias aludidas: El 1 Lope de Vega, El acero de Madrid, v. 1502 y nota de las pp. 185-186. 2 Un estudio más general sobre tema puede hallarse en Martínez Berbel, 2003.

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CRITICÓN, 87-88-89, 2003, pp. 479-492.

«Puso el honor dragones de Medea».Sobre ésta y otras Medeas en el teatro de Lope

Juan Antonio Martínez BerbelUniversidad de La Rioja

El título de este trabajo se lo debo, como tantas otras cosas, a Stefano Arata. Haceunos años ya, con objeto de aclarar un pasaje de su espléndida edición de El acero deMadrid, Stefano y yo discutimos acerca del sentido del pasaje «Puso el honor dragonesde Medea»i, del significado preciso de dichos dragones y de la presencia en otrascomedias de Lope de expresiones similares. Quedaron, más o menos, satisfechas lasdudas acerca del sentido y la aparición de dicha expresión en Las batuecas del Duquede Alba y El honrado hermano, dejando para otro momento el intento de recoger lasapariciones de dicha expresión en otras obras del Fénix. Comienzo ahora con esa tarea,de la cual el presente trabajo sólo es una primera parte y lo hago con el profesor Arataen el recuerdo.

A estas alturas no supone ninguna novedad afirmar la importancia capital que lamitología tuvo en la configuración del universo literario áureo. Lope, como buenrepresentante de su siglo y uno de sus máximos exponentes literarios, correspondió aeste hecho con una atención continuada, a lo largo de toda su producción artística, alhecho mitológico. Prueba de ello es la elaboración de ocho comedias de inspiraciónmitológica, algunas de las cuales merecen ser consideradas entre las más sobresalientesdel Fénix2. Uno de los personajes que brillan con luz propia en el universo mitológicolopesco es Medea. Esta famosa hechicera aparece con asiduidad en la literatura delautor madrileño y es incluso un personaje central en una de las comedias aludidas: El

1 Lope de Vega, El acero de Madrid, v. 1502 y nota de las pp. 185-186.2 Un estudio más general sobre tema puede hallarse en Martínez Berbel, 2003.

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vellocino de oro. Además de esto, su presencia —o su mención—, aunque másanecdótica, también está atestiguada en más de cuarenta comedias, sin que esto anule laposibilidad de que la lista sea aún más larga, por la extensión de la producción lopesca.En líneas generales, el doble papel jugado por Medea en la producción dramática —porun lado su participación como personaje en El vellocino de oro y por otro la apariciónesporádica en multitud de otras comedias— permite al investigador extraerconclusiones más precisas acerca del significado de este personaje en la comedialopesca. Del estudio de El vellocino de oro se podrá inferir la lectura concreta ycompleta que el autor madrileño hace del mito de los Argonautas, y de la participaciónde Medea en él. Por otra parte, el análisis de las apariciones puntuales del personaje enotras comedias permitirá entender cuál era la imagen o el sentido particular de lafamosa hechicera en el Siglo de Oro, toda vez que, como veremos, sus aparicionesresponden a una imagen codificada del personaje que, una vez considerado comometáfora de determinados comportamientos o características, se repite más o menosconstantemente en dichas comedias.

Antes de centrarme en el análisis lopesco del personaje habrá que clarificar,someramente, quién es el personaje clásico de Medea y cuál es su participación en laexpedición de los Argonautas3.

E L M I T O E N O R I G E N

En la mitología griega, Medea es una de las figuras mágicas por antonomasia. Eshija del rey Eetes (transcrito a veces como Oetes u Oeta), de Cólquide, y nieta del Sol(Helios) y de la famosa maga Circe. A veces se la hace hija de una oceánide, Idía, yotras de la propia Hécate, protectora de las magas. Con estos antecedentes, nosorprende que pasara a la tradición como prototipo de maga o hechicera. Precisamenteéste es su papel principal en el mito de los Argonautas, donde ayudará a Jasón en laconquista del famoso vellocino de oro. Para ello, Medea proporciona al héroe unungüento con el que éste se untará el cuerpo, volviéndose inmune a las quemaduras delos toros de Hefesto; y también le proporciona la sustancia para dormir al famosodragón que guarda el vellocino. A cambio, la hechicera arranca al héroe una promesade matrimonio. Una vez conseguido el vellocino, Jasón escapa de Coicos con Medea.Ésta continuará ayudando al héroe en su huida, ya que Eetes y sus soldados han salidoen pos de los enamorados. En previsión de esto, Medea ha raptado a su hermano,Apsirto, al cual asesina y despedaza, dejándolo caer a trozos para que Eetes tenga quedetenerse a recogerlos. De este modo consiguen escapar y hacen desistir de su empeño aEetesl

El mito, en realidad, es mucho más amplio. Me he limitado en esta ocasión aesbozar sólo las partes en las que Medea tiene participación directa y, de éstas, sóloaquellas a las que Lope prestará atención reproduciéndolas en su teatro de un modo uotro. No me referiré, por tanto, en este trabajo a las aventuras de Jasón y sus

3 En este caso sólo me referiré a los hechos que atañen directamente a Medea. Sobre los otros personajesy, en general, el resto del mito argonáutico, véase Martínez Berbel, 2003, pp. 271 y ss.

4 Pueden consultarse otras versiones del mito, así como sus fuentes en Grimai, 1965 y Ruiz de Elvira,1982.

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compañeros antes de llegar a Coicos ni a las aventuras que tienen lugar una vez queJasón y Medea han huido de la ciudad con el ansiado vellocino.

El personaje de Medea, arriba descrito, tiene el honor de encarnar en la literaturagriega diversos paradigmas que luego se van a exportar con gran éxito a la literaturaoccidental. El primero de ellos es el de la mujer enamorada del extranjero y, ya en laliteratura griega, tiene diversas figuras paralelas, como la de Cila y Ariadna (ambasparticipantes en mayor o menor medida del mito de Teseo y el Minotauro). En todoslos casos, la fascinación por el extranjero se ve mezclada con los deseos de escapar de sucasa/país. De Cila y Ariadna, sin embargo, se diferencia Medea por su carácter dehechicera, en muchos casos retratada con crueldad. En las versiones clásicas del mito,Medea es capaz de asesinar a su propio hermano con el simple propósito de entorpecerel paso de sus perseguidores. También caracteriza a este personaje la elección del amorfrente a los imperativos sociales y la consciente aceptación del castigo que esta elecciónsuele conllevar. Curiosamente, el héroe al que acompaña, Jasón, se caracteriza por todolo contrario. Sus acciones van encaminadas a cumplir unos determinados imperativosemanados de su situación social. En este sentido, Medea para Jasón, es sólo un mediopara conseguir sus fines. La acepta en cuanto que favorecedora de dichos fines y sólomientras no entorpezca su destino como héroe.

Partiendo de estas características iniciales, la tradición posterior va a ir modelandopaulatinamente el mito de Medea, hasta llegar a manos del dramaturgo madrileño. Deeste modo Ovidio va a hacer especial hincapié en la Medea amante, capaz de hacercualquier cosa por Jasón, de ayudarle a enfrentarse a los monstruos que custodian elvellocino, y en la Medea despechada por el héroe, una vez que éste consigue susobjetivos y la abandona. En la tragedia de Séneca encontramos más marcado el caráctercruel y vengativo de la terrible hechicera. Sin embargo, serán los repertorios medievalesrenacentistas los que comiencen a forjar la imagen de la Medea que va finalmente atransmitirnos Lope de Vega en su teatro. En el proceso general de moralización del mitoclásico que culminará en las numerosas polianteas del siglo xvi, hay que hacer dosparadas obligadas en las obras de Jorge de Bustamante y de Juan Pérez de Moya5, yaque estos autores van a contribuir definitivamente a la lectura moral que de la mitologíaclásica va a hacer la literatura áurea en general y Lope de Vega en particular. Conrespecto a la figura de Medea, y siguiendo una línea habitual en estos repertorios, estosdos autores hacen incidencia en su condición de hechicera, discípula de Hécate, muyrelacionada con la magia y la hechicería6, en su ayuda a Jasón y en el abandono de sufamilia. Llama la atención cómo comienza a darse menos importancia a los rasgosmenos negativos del personaje, como puede ser su lamento ante el posterior abandonode Jasón, lamento que, por otro lado, era el motivo central de la narración ovidiana delmito, en sus Metamorfosis. En un proceso que se repite en otros mitos, como el deOrfeo, Bustamante y Moya se caracterizan por imprimir al personaje de Medea unclaro sesgo negativo. La Medea áurea va a tender más, en general y con excepciones, ala Medea engañosa, hechicera y peligrosa antes que a la Medea capaz de hacercualquier cosa por el amor de Jasón:

5 Pérez de Moya, Philosofía secreta; Bustamante, Transformaciones.6 Martínez Berbel, 2003, p. 289.

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Medea fue hija de Oaetes, rey de Coicos, y de Idía, discípula de Hécate, según Apolonio. Fuegrande maga y muy docta en todo género de veneno que de la tierra se engendraba. Por locual dicen que volvía los ríos atrás, y sus fuentes, y descendía la Luna y las estrellas del cielo,y mudaba los bosques y sembrados, resucitaba los muertos y remozaba los viejos, comoOvidio escribe de Circe, donde comienza: Exiluere loco, etc. Dio industria cómo Jasón ganaseel vellocino de oro. Dejó a su padre y tierra y reino, por venirse con él. Mató a su hermano,dejándole hecho cuartos en el camino, en que su padre se detuviese, que en su seguimientoiba. [...]Irse con él [Jasón] Medea significa que el que ha de buscar medicina a su alma (que es laprudencia) para hacerse hombre bueno y prudente, ha de tener en poco todo lo demás,aunque sea lo que quiere mucho, porque el que no despreciare el deseo de los deleites ydespedazare el apetito deshonesto en el camino de su vida desenfrenada, ninguna cosa puedehacer admirable ni de gloria, por lo cual se dice de Medea, como conocedora del bien,despedazó a sus hijos y a su hermano, y dejó su tierra y su padre por seguir a Jasón; y porqueel que fuere sabio fácilmente señoreará a las estrellas que le convidaren a lujuria y moderarálos deseos que le mueven a torpeza7.

Bien es cierto, como no podía ser de otro modo, que la princesa de Coicos va a vermodificadas sus características fundamentales en otra dirección. Al mito de Medea,como al resto de la mitología grecolatina, se le hace pasar convenientemente por eltamiz de la moral católica renacentista para que pueda servir de vehículo expresivoapropiado a los cánones imperantes. De este modo, comienzan a aparecer conceptoscomo el de la honra, por medio de los cuales Medea comienza, paulatinamente, aconvertirse en un personaje adecuado al siglo xvn, como podemos observar en estefragmento de Bustamante:

Por cierto yo en vano trabajo en pensar resistir a tanto fuego como me abrasa. ¡Ay que no sécuál de los dioses me tiene asida! Cierto, yo no pienso que el que tan mal me trata sea el diosde Amor sino otro algún maligno dios, si esto no es así, los mandamientos de mi padre¿cuáles son? ¿Que guarde mucho su honra junto con mi castidad? Porque me parecen duros8.

La exégesis renacentista del mito clásico está ejerciendo plenamente su función deaportar a las fábulas paganas los necesarios contenidos morales que las justifiquencomo fuente de la creación artística. Ambos rasgos de la Medea renacentista, su derivahacia lo negativo y la asunción del código moral áureo van a ser determinantes en lalectura lopesca del mito, dos de cuyos rasgos más representativos son precisamenteesos. En primer lugar, una consciente modificación de la heroína grecolatina hacia lonegativo, con respecto a sus características tradicionales. Y en segundo lugar, laadecuación del universo mitológico original a los cánones sociales del siglo xvn. Lahumanización y la actualización del mito son dos constantes en la comedia mitológicalopesca.

7 Pérez de Moya, Philosofía secreta, p. 561-562.8 Bustamante, Transformaciones, p. 100a.

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Del análisis del desarrollo del personaje en la comedia El vellocino de oro9, por unlado, y de las apariciones puntuales del personaje en otras comedias, por otro, se podráinferir la importancia referencial que pudo tener el personaje en el imaginario de laépoca, como encarnadora de todos esos valores a los que me he referido hasta ahora.

L A M E D E A D E EL VELLOCINO DE ORO

En esta comedia, Medea es una dama desdeñosa con su pretendiente, Fineo. Lope lehace compartir sus atributos clásicos con los de una dama áurea enamorada:

Entróme poc compasiónal alma la voluntad;no es amor, sino piedad,o entrambos efectos son;que los merece tambiénsu gentileza briosa (p. 118b).

Es una dama noble. Cuando Jasón intenta regalarla con un diamante, ésta respondeairada:

Tened: no soy villana:precio el amor, y el interés desprecio;el amor es tesoro,y no es favor sin voluntad el oro.Si os veis, Jasón, por dichaen Grecia rey con la real Medea,doleos de mi desdicha,porque Lisardo lo que ha sido sea.Lisardo, aquel mi hermano (p. 123a).

Aspira, como cualquier dama de su posición, al matrimonio, y éste es el premio queexige a Jasón a cambio de su ayuda:

JASÓN Juro a las deidades todascuantas el supremo cieloresplandecientes adornan,y prometo al dios de amor,y a la soberana diosaque engendró del mar la espuma,que si salen vencedorasestas manos de la empresa,jamás se rindan a otra,aunque me diesen con ellacuanto la tierra atesora,cuanto los dos polos miden,

9 Lope de Vega, El vellocino de oro, ed. de Menéndez Pelayo. En adelante se citará por esta edición,señalando el número de página al final de la cita.

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desde donde el sol se postraadonde el Oriente encrespasus guedejas luminosas (p. 124b).

El vellocino de oro es una pieza dramática singular. Es un espectáculo palaciego decorta extensión, dividido en dos partes, en lugar de las tres jornadas habituales. Fuecompuesto para ser representado con motivo del decimoséptimo cumpleaños de FelipeIV, el ocho de abril de 1622, si bien esta fecha tuvo que retrasarse y ni siquiera haquedado constancia de que se representase de hecho10. Es fácil inferir de lo anteriorque, en esta comedia, es el recurso de lo espectacular lo que más interesa al autor. Apesar de todo, aunque de modo un tanto más relajado, no deja el autor de aplicar lamisma lectura mítica que en el resto de las comedias mitológicas. Esta particular lecturalopesca del mito pone especial énfasis en la construcción de personajes y, en estacomedia, Medea es, probablemente, el personaje mitológico más modificado por lapluma del autor. La historia de este personaje ya había sufrido modificacionessignificativas y lecturas diversas desde la Antigüedad. La Medea hechicera, hija deHécate y prima de Circe, tuvo dos grandes representantes literarias, la Medea trágica deEurípides y la Medea ovidiana, más cerca de la Dido de Virgilio —a la queprobablemente intentó imitar el sulmonense— que de la figura clásica marcadadecididamente por el componente mágico. Es el efectismo del lamento amoroso deMedea el que ha intentado reflejar Lope en su comedia. Al dramaturgo le interesabamás recoger la figura femenina que se debate entre el amor y deber a su patria, a sufamilia, dejando —en este caso— un tanto de lado la lectura que Bustamante hace delpersonaje, donde incide más particularmente en acentuar los rasgos negativos de lamujer, llevado probablemente del deseo de servirse de Medea como ejemplo femeninode lo detestable. La Medea de El vellocino de oro tiene, eso sí, las mismas facultadesmágicas que todas sus antecesoras, consiguiendo el triunfo de Jasón sobre losmonstruos sólo con sus poderes; pero en la comedia no se incide demasiado sobre lonegativo de los mismos, sino en su utilidad para el héroe:

Si desde mis tiernos añoshe estudiado encantamentossi la tierra, el mar, los vientosobedecen mis engaños,y resultan tantos dañosde no ayudar a Jasónque seré su perdición,¿ha de morir su bellezaa manos de la fierezade aquel fogoso dragón? (p. 120).

Sólo Jasón se mantiene alerta ante la posibilidad de que Medea utilice sus poderescontra él mismo, como ha hecho con el amante despreciado, Fineo. Esta precaución delhéroe, sin embargo, esconde, en un contexto actualizador bastante frecuente, una

1 0 Martínez Berbel, p. 271.

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reserva general ante lo femenino, muy típica del teatro áureo. Si una mujer tiene esospoderes, es irrelevante cuál sea su nombre, supondrá un peligro —adicional— para elhombre. Un rasgo de misoginia hábilmente inserto en la trama dramática.

Otro de los detalles que prueban este deseo expreso de Lope por no construir elpersonaje de Medea a partir de sus rasgos más negativos es la eliminación del personajede Apsirto y del cruel crimen que sobre él comete su propia hermana para facilitar suhuida con Jasón. En la tradición original, éste es —probablemente— una de las máscaracterísticas acciones de la pérfida princesa, que no duda en sacrificar a su propiohermano en función de sus propios intereses11. A pesar de ser incluido por Bustamanteen su narración, fuente de la obra de Lope, éste prescinde de este pasaje y acaba lacomedia con la feliz huida de los amantes.

Si hay, finalmente, un personaje al que quiera Lope parangonar con Medea a lolargo de su comedia, éste es la famosa Helena de Troya. Hasta tres veces, en boca dediferentes personajes, se equipara a Medea con la esposa de Menelao, raptada por Parisy causante indirecta de la guerra de Troya. Son precisamente los rasgos en que ambospersonajes coinciden los que quiere explotar Lope en su Medea: la belleza y sucondición de raptadas consentidas. El personaje no era nuevo para el dramaturgo, puesya había tenido la oportunidad de trabajar sobre él bajo el nombre de Ariadna y Fedra,en El laberinto de Creta. Sólo un rasgo separa a estos personajes de Medea: mientrasque el honor de aquéllas queda reparado en la obra, antes de su final, con elmatrimonio de Fedra con Teseo y Ariadna con Oranteo, en El vellocino de oro, elmatrimonio de Jasón y Medea sólo se anticipa (sólo queda prometido) pero el honor deOeta no queda reparado. Sin duda el género en el que se ha vertido la fábula, la fiestapalaciega, hacía más factibles determinadas licencias. El código del honor tiene en laobra menos presencia que en otras comedias mitológicas del Fénix, en especial aquellasrealizadas para su representación en los corrales, lo cual no significa, sin embargo, queLope elimine completamente dicho código. La propia Medea, al meditar lasconsecuencias de su ayuda a Jasón, afirma:

temiendo que la deshonrasuceda a Coicos que a Grecia,siendo yo Elena, y él Troya,claro está que sola soyla que merezco la gloriade haberos favorecido (p. 124a).

Básicamente, como ya he afirmado, la Medea de El vellocino de oro es una mujercuyos encantos la siguen situando permanentemente en el ámbito del siglo xvn. Eldramaturgo madrileño ha sustituido en este caso el sutil ingenio de las damas de lacomedia de enredo por las facultades mágicas de Medea, para conseguir sortear el cercoal que le somete la autoridad y que le impide la realización de sus expectativas.

11 Una situación, por otro lado, en absoluto inusual en el contexto de la mitología grecolatina. Sonnumerosos los casos en los que la consecución de un fin, generalmente amoroso, conlleva el sacrificio dealgún familiar. Sin ir más lejos, en otra comedia de Lope, El laberinto de Creta, podemos encontrar el caso deCila —la Escila clásica— que mata a su propio padre, Niso, para granjearse el amor de Minos

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O T R A S M E D E A S L O P E S C A S

Una vez analizada esta imagen particular de Medea, ofrecida a través de suparticipación protagonista en una comedia, tocará ahora ponerla en relación con suaparición de modo esporádico en otras comedias. Y son varias Medeas, por así decirlo,las que nos encontramos dispersas por la obra dramática del Fénix, tantas comocaracteres prototípicos encarna el personaje en el imaginario áureo.

La primera es, como no podía ser de otra manera, la Medea hechicera, queencontramos, por ejemplo en El amor enamorado, otra de las comedias mitológicas delFénix. El personaje de Bato, para recriminar las malas artes de Silvia dice:

Silvia tú eres hechicera,que desde aquello del lobono es posible que no seaso la hija del Sol, Circe,o la de Coicos, Medea (f. 217).

A esta misma Medea se presenta en la Arcadia:

Si remedios para amoresSilvio, en las yerbas no están,aunque los busque Medeaen el monte de la Luna,si olvidar no es ciencia alguna,ni hay libros en que se lea,¿cómo puedo yo olvidar? (f. 12)

A veces, este carácter mágico del personaje, se presenta de modo positivo, alexpresarse por medio de Medea el ingenio de una mujer para conseguir sus objetivo,especialmente al ser amado:

PEDRO {al Rey) Pues Hércules sujetólas estinflidas aves,y pues Jasón en las navesel mar furioso allanó;pues a la sierpe Lerneael fiero toro y dragóntrajo a humilde sujeción,¿que habrá que imposible sea?Los griegos con sus engaños,por aquella hurtada joyarindieron la antigua Troya,con paciencia de diez años;a la corriente Leteade Orfeo detuvo el son,Jerjes abrió el monte Atón,¿que habrá que imposible sea?En el romano teatro

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conoció un león a un hombre;de Semíramis el nombre,rompió los muros de Batro;a Jasón venció Medea,a Aníbal venció Sagunto,Alejandro al mundo junto,¿que habrá que imposible sea?12

Lo más frecuente, sin embargo, es que los poderes de Medea, expresadosliteralmente como mágicos o metafóricamente como ingenio femenino, sirvan paramostrar la crueldad femenina:

FELISARDO Cruel enemiga mía,¿es posible, que mi amorte merece este rigor?¿Qué mágica fantasíahace tantas diferencias,altos y bajos tan juntos?¿Qué notables contrapuntosvas hallando en mis ausencias?En un hora que he faltadode tu puerta y de contigo,hallo a mi mayor amigo,en tu hermosura ocupado.Sirena, Circe, Medea,encantadora sutil,no ves que trato tan vil,tan buen nacimiento afea?

MENDOZA Cruel demonio, tarasca,sirena, jeringa fiera,Medea, Circe, quimera,tolla, bujarra, borrasca,en un hora que he faltadode tu cocina y zaguán,está contigo Tristánen tu gualdrapa ocupado,¡viue Dios!13

Como se puede observar en este ejemplo, es frecuente que la crueldad femenina,relacionada con las artes mágicas, asocie al personaje de Medea con Circe. Otroejemplo de lo mismo lo tenemos en Angélica en el Catay:

SACRIPANTE ¿Qué entrañas de volcán, qué nieve escítica,no se doliera de mi historia trágica?¿Qué jaspe de pirámide menfítica?

12 Lope de Vega, La corona merecida, f. 91.13 Lope de Vega, Los amantes sin amor, f. 14v-15.

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¿Qué Medea cruel, que Circe mágica?Si como eres hermosa, eres política,famosa en el América y el África,no dudes, que te ablandes, a este título,te pondré de mis quejas por capítulo (f. 229v).

Si bien lo más común es encontrar la crueldad de Medea de modo genérico,relacionada con sus malas artes, en otras ocasiones se relata algún hecho concreto de laheroína para expresar la maldad de la misma. Es el caso de Los embustes de Celauro,donde se hace referencia al asesinato de Apsirto por parte de Medea, y a su posteriordesmembramiento:

FULGENCIA ¿Dónde llevas tiranoesos pedazos de mi sangre y vida,si ya tu propia manono ha sido de las suyas patricida,y en parte los desmiembra,y cual Medea por la tierra siembra? (f. 234)

En ocasiones podemos encontrar incluso al personaje de Medea como metáfora dela crueldad de un personaje masculino, aunque lo habitual es que sean los personajesfemeninos los que se identifiquen con la hechicera:

DON FÉLIX ASÍ mi padre por venganza suyahace en su sangre tan cruel matanza,que no hay Medea de quien tal se arguya14.

No siempre, sin embargo, se alude a las artes mágicas de Medea para expresar sucrueldad. Estas artes mágicas se observan con admiración cuando sirven, por ejemplopara guardar algo valioso:

FRONSOSO Si no eres Venus, o la Luna errática,Ariadna serás, serás Andrómeda,imagen ya de la celeste máquina.Mas pues que te disfraza el mortal hábito,oye el suceso en este breve epílogo:Atalanta veloz, que huyendo el tálamovino por estos bosques siempre indómita,la que como has oído fue tan ásperaa cuantos en el curso ligerísimopudo vencer, dio en pena muerte infelice;corrió ella tarde con el bello Hipómenes,pero valióse de una industria el Príncipe,que tres manzanas mas que las Hespéridesque Medea guardó con arte mágica15.

14 Lope de Vega, Los enemigos en casa, f. 57.15 Lope de Vega, Adonis y Venus, f. 33.

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Esta Medea guardiana, en relación con el dragón que guardaba en casa de su padre,Oetes, el famoso vellocino de oro, va a suponer un lugar común en el teatro lopescopara expresar bien el valor de lo guardado, bien el celo del guardián:

FELISARDO Llamó temblando a puertas hechizadas:¿Quién los umbrales me defiende y niega?¿De qué fiero dragón estáis guardadas?¿Cuál árbol verde me deslumhra y ciega?¿Qué manzanas hespéridas doradas?Puertas no sois de una mujer. ¿Qué es esto?Tenéis la religión que yo os he puesto16.

Lo más interesante de esta característica de la Medea áurea es cómo llega asincretizarse este personaje y el del dragón, habida cuenta de que, originariamente, eldragón fue vencido por Jasón, precisamente con la ayuda de Medea, burlando así lavigilancia y pudiendo obtener el premio: el vellocino de oro. Sea como fuere, esto no fueóbice para que la expresión, «dragones de Medea» o «dragón de Medea» se convirtiese,en el texto dramático, en sinónimo de férreo guardián, habitualmente del honorfemenino. Ya he citado, al principio del presente trabajo, los ejemplos aducidos porStefano Arata en El acero de Madrid, Las batuecas del Duque de Alba y El honradohermano. A éstos se pueden añadir aún ejemplos en Los ponces de Barcelona:

MARÍN YO querría con Inéscasar a Pedro tu hijo,que algo de aquesto me dijovergonzosilla después.Si tu quieres, en un díaharemos los casamientos,que nuestros amos contentoscelebrarán su alegría.Viudos somos tú y yo;si buen marido perdiste,y a mi mujer conociste:¿quién a Brígida igualó?Mujer fue que, a no ser fea,necia, prolija y celosa,era una perla preciosa,era un dragón de Medea.Pues limpieza, estaban mudoscuantos la cocina fragua,con una escudilla de aguahiciera cuatro menudos.Un ajo que hacer solíapara una pata de buey,

16 Lope de Vega, Los amantes sin amor, i. 22.

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pudiera comerle el Rey,como un almíbar sabía (f. 218v),

o en La Filisarda, cuando Lisamante, promete proteger a su dama, Lisarda:

Ellos alterando el mar,aquí te han hecho llegar,y esta torre han fabricadocon este espejo que ha dadoal mismo Sol que envidiar.Y de su encanto cruelsalir son intentos vanosprimero que dos hermanosse miren el rostro en él.Mas yo seré guarda, y del,otro dragón de Medeapara que ninguno seade verse en él atrevidoantes de haberme vencido,cosa que ni Alcides crea (f. 230v).

La Medea hechicera, la de la belleza peligrosa, la Medea ingeniosa, la sabia, la dellamento trágico, la asesina, la fiel guardiana... Todas estas Medeas caben en Lope y,por extensión, en el universo conceptual de nuestro Siglo de Oro. Lo maravilloso escomprobar cómo una vez más el mito es capaz de encarnar en sí mismo significados tandispares, cómo se configura como elemento portador de múltiples sentidos y cómoLope es capaz de hacer teatro de cada uno de ellos.

Referencias bibliográficas

BUSTAMANTE, Jorge de, Transformaciones del muy excelente poeta Ovidio, repartidas en quincelibros, con las Allegorias al fin dellos, y sus figuras, para provecho de los Artifices, Amberes,Pedro Bellero, 1595 (R-8927 de la Biblioteca Nacional de España).

GRIMAL, Pierre, Diccionario de mitología griega y romana, Barcelona, Paidos, 1989.MARTÍNEZ BERBEL, Juan Antonio, El mundo mitológico de Lope de Vega. Siete comedias de

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«PUSO EL HONOR DRAGONES DE MEDEA» 491

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Resumen. El presente trabajo pretende revisar la figura del personaje clásico de Medea en la obra de Lope deVega, con especial hincapié en El vellocino de oro. A través de la aparición del mismo en diferentes obras deldramaturgo madrileño se intentan extraer los mecanismos por medio de los cuales dicha figura mitológica serecodifica en la literatura áurea, haciéndose compatible con el universo moral de la época.

Résumé. Étude du personnage de Médée dans le théâtre de Lope, avec une attention plus particulière pour Elvellocino de oro. L'apparition répétée de ce personnage dans plusieurs œuvres du dramaturge madrilènepermet de saisir les mécanismes grâce auxquels cette figure mythologique est réinterprétée dans la littératuredu Siècle d'or, où elle s'intègre sans heurt dans l'univers moral de l'époque.

Summary. The présent article aims to study the mythical figure of Medea i Lope de vega's works, especiallyas found in El vellocino de oro. From the analysis of the appearance of this character in Lope's other worksan attempt is made to identify the methods employed that permitted the said figure of Medea to be redefinedin Golden Age literature, making her compatible with the moral universe of the period.

Palabras clave. Medea. Mitología. Personajes. Transmisión clásica. VEGA, Lope de. El vellocino de oro(Lope).