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VOLUME MEXICO x - UMERO 10 J NIO DE 1956 E J E 1: P LAR $ 1.00 íEXICO DE OMA AUTO ACIONAL UNIVERSIDAD LA POR PUBLICADA I:.l SlIrrealismu, por Octavio Paz e La Feria de lus f)ías - Carla a Ccorf/i1w Hiibner, por Manuel Scorza - Dos Poemas alllorosos de ./0/111 f)onnc - I:salé, por Saki _ La experiellcia d!' IIl1a aventura arqueo/órfica, por Laurcttc Sejourné - AI/aul/a y I'u/,oca- tépe/t, por M. Romero de Terreros - O JI Slt Tiempo, por Mario Puga e Aries Plásticas, por R. Flores Guerrero e Lelra.)' Espírillt, por Tomás Segovia e J:I Cine, por Fósforo Ir El Tealro, por Frallcisco Monterde - Libros, por H. Gonzálcz Rojo, C. E. Zavaleta, Carlos Valdés, Malluel Michel, A. Bonifaz uño y Manuel Sanlaló - Dibltjos de J. Vidrio _ Fotos, de R. Sa1azar. N o DEJA de ser revelador qu los orga- nizadores de e te ciclo de conferen- cia hayan pensado que el surrealis- mo e uno de los grandes temas de nue tra época. * Día a día se hace más patente que la casa construída por la civilización occi- dental e nos ha vuelto prisión, laberinto sangriento, matadero colecti,·o. o rs ex- traño, por tanto, que pongamos en entre- dicho a la realidad y que busquemus una salida. El urrealismo no pretende otra cosa: es un poner en radical entredicho a lo que hasta ahora ha sido considerado in- mutable por nuestra sociedad, tanto corno una desesperada tentativa por encontrar la vía de salida. o, ciertamente, en busca de salvación, sino de la verdadera vida. Al mundo de "robots" de la sociedad contem- poránea el urrealismo opone los fantas- mas del deseo, dispuestos siempre a encar- nar en un rostro de mu jer. Pero hace cin- co o seis años esta conferencia hubiese sido imposible. Grave críticos -enterra- dore de profesión y, como siempre, de- masiado apresurados- nos habían dicho que era un movimiento pasado. Su a-cta de defunción había sido extendida, no sin placer, por los notarios del espíritu. Para descanso de todos. el surrealismo dormía ya el sueño eterno de las otras escuelas de principios del siglo: futurismo, cubismo, imaginismo, dadaísmo, ultraí mo, etc. Bas- taba, pues, con que el historiador de la literatura pronunciase su pequeño elog-io fúnebre, para que, ya tranquilos, volvié- semos a los quehaceres diarios. Lo mara- villoso cotidiano había muerto. En reali- dad, nunca había existido. Existía sólo lo c?tidiano: la moral del trabajo, el "gana- ras el pan con el sudor de tu frente" el mundo sólido del humanismo clásico y' de la prodigiosa ciencia atómica. Pero el cadáver estaba vi,·o. Tan vivo, que ha saltado de su fosa v se ha presen- tado de nuevo ante nosotros, con su mis- ma cara terrible e inocente, cara de tor- IToIenta súbita, cara dr incendio. cara y fIgura de hada en medio del bosque en- cantado. Seguir a esa muchacha que son- ríe y delira, internarse con ella en las profundidades de la espesura verde y oro, en donde cada árbol en una columna vi- viente que canta, es volver a la infancia. Seguir ese llamado es partir a la recon- quista de los poderes infantiles. Esos po- deres -más grandes quizá que los de nuestra ciencia orgullosa- viven intactos en cada uno de nosotros. No son un tesoro escondido, sino la misteriosa fuerza que hace de la gota de rocío un diamante v del diamante el zapato de Constituyen nuestra manera propia de ser, y se llaman: imaginación y deseo. El hombre es un ser que imagina y su razón misma no es sino una de las formas de ese continuo imaginar. En su esencia, * "Los grandes temas de nuestro tiempo" serie de conferencias organizada por la versidad Nacional de México en 1954. La pre- sente será recogida próximamente en el libro Las peras del olmo. EL SURREALISMO Por Octavio PAZ 11 I "pero el cadávrr estaba vivo"

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Page 1: PUBLICADA POR LA UNIVERSIDAD N DEJA EL SURREALISMO · el lucero dela mañana, Lucifer, ángel larebelión. Su luz forman tres elemen tos: la libertad, el amor y la poesía. Cada uno

VOLUME

MEXICOx - UMERO 10

J NIO DE 1956

E J E 1: P LAR $ 1.00

íEXICODEOMAAUTOACIONALUNIVERSIDADLAPORPUBLICADA

I:.l SlIrrealismu, por Octavio Paz e La Feria de lus f)ías - Carla a Ccorf/i1wHiibner, por Manuel Scorza - Dos Poemas alllorosos de ./0/111 f)onnc - I:salé, por Saki_ La experiellcia d!' IIl1a aventura arqueo/órfica, por Laurcttc Sejourné - AI/aul/a y I'u/,oca­tépe/t, por M. Romero de Terreros - O I~scritor JI Slt Tiempo, por Mario Puga e AriesPlásticas, por R. Flores Guerrero e Lelra.)' Espírillt, por Tomás Segovia e J:I Cine, porFósforo Ir • El Tealro, por Frallcisco Monterde - Libros, por H. Gonzálcz Rojo, C. E.Zavaleta, Carlos Valdés, Malluel Michel, A. Bonifaz uño y Manuel Sanlaló - Dibltjos de J.Vidrio _ Fotos, de R. Sa1azar.

N o DEJA de ser revelador qu los orga­nizadores de e te ciclo de conferen­cia hayan pensado que el surrealis­

mo e uno de los grandes temas de nue traépoca. * Día a día se hace más patente quela casa construída por la civilización occi­dental e nos ha vuelto prisión, laberintosangriento, matadero colecti,·o. o rs ex­traño, por tanto, que pongamos en entre­dicho a la realidad y que busquemus unasalida. El urrealismo no pretende otracosa: es un poner en radical entredicho alo que hasta ahora ha sido considerado in­mutable por nuestra sociedad, tanto cornouna desesperada tentativa por encontrar lavía de salida. o, ciertamente, en buscade salvación, sino de la verdadera vida. Almundo de "robots" de la sociedad contem­poránea el urrealismo opone los fantas­mas del deseo, dispuestos siempre a encar­nar en un rostro de mu jer. Pero hace cin­co o seis años esta conferencia hubiesesido imposible. Grave críticos -enterra­dore de profesión y, como siempre, de­masiado apresurados- nos habían dichoque era un movimiento pasado. Su a-ctade defunción había sido extendida, no sinplacer, por los notarios del espíritu. Paradescanso de todos. el surrealismo dormíaya el sueño eterno de las otras escuelas deprincipios del siglo: futurismo, cubismo,imaginismo, dadaísmo, ultraí mo, etc. Bas­taba, pues, con que el historiador de laliteratura pronunciase su pequeño elog-iofúnebre, para que, ya tranquilos, volvié­semos a los quehaceres diarios. Lo mara­villoso cotidiano había muerto. En reali­dad, nunca había existido. Existía sólo loc?tidiano: la moral del trabajo, el "gana­ras el pan con el sudor de tu frente" elmundo sólido del humanismo clásico y' dela prodigiosa ciencia atómica.

Pero el cadáver estaba vi,·o. Tan vivo,que ha saltado de su fosa v se ha presen­tado de nuevo ante nosotros, con su mis­ma cara terrible e inocente, cara de tor­IToIenta súbita, cara dr incendio. cara yfIgura de hada en medio del bosque en­cantado. Seguir a esa muchacha que son­ríe y delira, internarse con ella en lasprofundidades de la espesura verde y oro,en donde cada árbol en una columna vi­viente que canta, es volver a la infancia.Seguir ese llamado es partir a la recon­quista de los poderes infantiles. Esos po­deres -más grandes quizá que los denuestra ciencia orgullosa- viven intactosen cada uno de nosotros. No son un tesoroescondido, sino la misteriosa fuerza quehace de la gota de rocío un diamante vdel diamante el zapato de Cenicient~.

Constituyen nuestra manera propia deser, y se llaman: imaginación y deseo. Elhombre es un ser que imagina y su razónmisma no es sino una de las formas deese continuo imaginar. En su esencia,

* "Los grandes temas de nuestro tiempo"serie de conferencias organizada por la Uni.~versidad Nacional de México en 1954. La pre­sente será recogida próximamente en el libroLas peras del olmo.

EL SURREALISMOPor Octavio PAZ

11I

"pero el cadávrr estaba vivo"

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2 UNIVERSIDAD DE MEXICO

REVISTA UNIVERSIDAD DE. MEXICO

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Toda corresrondencia debe dirigirse a:

"REVISTA UNIVERSIDAD DE MEXICO"

La Revista no se hace responsable de losoriginales que no hayan sido solicitados.

El mundo se ha convertido en una gigan­tesca máquina que gira en el vacío, ali­mentándose sin cesar de u detritus.Pues bien, el surreali mo se rehu a a veral mundo como un conjunto de cosa bue­nas y malas, unas henchidas del ser divi­no y otras roídas por la nada; de ahí suanticristianismo. Asimismo, se niega aver la realidad como un conglomerado decosas útiles o nocivas; de ahí su antica­pitalismo. La idea de moral y utilidadle son extranjeras. Finalmente, tampococonsidera el mundo a la manera del hom­bre de ciencia, es decir, como un objetoo grupo de objetos desnudo de todo va­lor e intencionalidad, desprendidos del es­pectador. Nunca es po ible ver el objetoen sí; siempre está iluminado por el ojoque lo mira, siempre está moldeado porla mano que lo acaricia, lo oprime o loempuña. El objeto, instalado en su reali­dad irrisoria como un rey en un volcán,de pronto cambia de forma y se transfor­ma en otra cosa. El ojo que lo mira laablanda como cera; la mano que lo toca,lo modela como arcilla. El objeto se sub­jetiviza. O como dice un héroe de Arnim :"Discierno con pena lo que veo con losojos de la realidad, de lo que veo conlos de la imaginación." Evidentemente setrata de los mismos ojos, sólo que sirvien­do a poderes distintos. Y así se inicia tinavasta transformación de la realidad. Hiiodel deseo. nace el objeto surrealista: laasamblea de montes es otra vez cena de gi­gantes; las manchas de la pared cobranvida, se echan a volar y son un ejército deaves que con sus picos terribles desgarranel vientre de la hermosa encadenada.

Las imágenes del sueño proporcionanciertos arquetipos para esta subversión dela realidad. Y no sólo las del sueño; otrosestados análogos, desde la locura has~a

el ensueño diurno, provocan rupturas yreacomodaciones de nuestra visión de breal. Consecuentes con este programa,Breton y Eluard reproducen en el libroLa Inmaculada Concepción el pensamien­to de los enfermos mentales; durante unaépoca balí se sirve de la "paranoia crí­tica" ; Aragón escribe Una ola de sueíios.En efecto, se trataba de una inundaciónde imágenes destinadas a quebrantar larealidad. Otro de los procedimientos paralograr la aparición de lo insólito consis­te en desplazar un objeto ordinario de sumundo habitual ("el encuentro de unamáquína de coser y un paraguas en unamesa de disección") ; otro más, la "con­centración del objeto en sí, cortado de laidea de su función o de su utilidad" (Cir­lot). y ningún arma más poderosa ql;eel humor: al absurdo del mundo la con­ciencia responde con otro; se establece asíuna suerte de "empate" entre objeto ysujeto. Todos estos métodos -y otros mu­chos- no eran, ni son, ejercicios gratui­tos de carácter estético. Su propósito essubversivo: abolir esta realidad que unacivilización vacilante nos ha impuestocomo la sola y única verdadera. Pero elcarácter destructivo de estas operacionesno es ino un primer paso; su fin últimoes desnudar a la realidad, despojarla desus apariencias, para que muestre al finsu verdadero rostro. "El ser ama ocul­tarse." La poesía se propone hacerlo re­aparecer. De alguna manera, en algún mo­mento privilegiado, la realidad escondida

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DOS, S. A. (ICA) .-INSTlTUTO MEXICANO

DEL SEGUIlO SoClAL.-LOTElI.fA NACIONAL

PAIlA LA ASISTENCIA PúBLlCA.-NACIONAL

FINANClEIlA, S. A.-hTllÓLEOS MEXlCANOI.

Torre de la Rectoría, 109 piso,

Ciudad Universitaria, Villa Obregón, D. F.

Para nosotros el mundo real, eso quellamamos "realidad", es tln conjunto deobjetos o entes. Antes de la edad moder­na, ese mundo e taba dotado de una ciertaintencionalidad, atravesado, por decirloasí, por la voluntad de Dios. Los hombres,la naturaleza y las cosas mismas estabanimpregnadas de algo que las trascendía;poseían un valor: eran buenas o malas.La idea de utilidad -que no es sino ladegradación moderna de la noción delbien- impregnó después nuestra idea dela realidad. Lo entes y objetos que cons­tituyen el mundo se nos han vuelto cosasútiles, inservibles o nocivas. Nada esca­pa a esta idea del mundo como un VdStOutensilio: ni la naturaleza, ni los hombres,ni la mujer misma: todo es un para ... ,todos somos instrumentos. Y aquellos queen lo alto de la pirámide social manejanesta enorme y ruinosa maquinaria, tam­bién son utensilios, también son herra­mientas que se mueven automáticamente.

Director artístico:

Miguel Prieto.

Coordinador:

Henl'ique González Casanova.

Director:

Jaime Garcia Terrés.

Secretario General:

Doctor Efrén C. del Pozo.

Secretario de redacción:

Emmantlel Carballo. .

Rector:

Doctor Nabar Carrillo.

UNIVERSIDAD NACIONALDE MEXICO

Jefe de redacción:

Juan Martin.

imaginar es ir más allá de sí mismo, pro­yectar nuestro mundo, continuo trascen­derse. Ser que imagina porque desea. elhombre también es el er capaz de trans­formar el universo entero en imagen desu deseo. Y por esto es tln er amoroso,sediento de una presencia que es la vivaimagen, la increíble encarnación de suueño. Movido Dar el deseo, aspira a fun­

dir e con e a in~agen y, a su vez, conver­tir e en imagen. Juego de espejos, juegode ecos, cuerpos que se deshacen y recreaninfatigablemente bajo el sol inmóvil delamor. La máxima de Novalis: El hom­bre es imagen, la hace uya el surreali ­mo. Pero la recíproca también es verda­dera: la -ilnage1t es el hOl/'tbre.

Nada más sintomático de cierto estadode espíritu contemporáneo que aceptarsin pestañear la presencia de tendenciasque pueden cali ficarse de surrealistas alo largo 'del pasado -el romanticismoalemán, la novela gótica inglesa, comoejemplos próximos- y en cambio negarsea reconocerlas en el presente. Cierto, hayun estilo surrealista que, perdido su ini­cial poder de sorpresa, se ha transforma­do en manera y receta. El surrealismo esuno de los frutos de nuestra época y noes invulnerable al tiempo; asimismo, laépoca está bañada por la luz surrealistay su vegetación de llamas y piedras pre­ciosas ha cubierto todo su cuerpo. Y noes fácil que esas lujosas cicatrices des­aparezcan sin que desaparezca la épocamisma. Esas cicatrices forman tina cons­telación de obras a las que no es posiblerenunciar sin renunciar a nosotros mis­mos. Pero el surrealismo no puede iden­tificarse con estas o aquellas creaciones,por más ricas o impresionantes que nosparezcan. El surrealismo traspasa el sig-

o ni ficado de estas obras porque no es tinaescuela (aunque constituya tln grupo osecta), ni una poética (a pesar de que unode sus postulados esenciales sea de ordenpoético: el poder liberador de la inspira­ción), ni una religión o un partido polí­tico. El surrealismo es tina actitud delespíritu humano. Acaso la más antigua yconstante, la más poderosa y secreta.

En Arcano 17, André Breton habla deuna estrella que hace palidecer a las otras:el lucero de la mañana, Lucifer, ángel dela rebelión. Su luz la forman tres elemen­tos: la libertad, el amor y la poesía. Cadauno de ellos se refleja en los otros dos,como tres astros que cruzan sus rayospara formar una estrella única. Así, ha­blar de la libertad será hablar de la poe­sía y del amor. Movimiento de rebelióntotal, nacido del nihilismo dadaísta de laprimera post-guerra, el surrealismo seproclama como una actividad destructoraque quiere hacer tabla rasa con los valo­r.es de la ~iviliza~ión racionalista y cris­tIana. A dIferenCIa del dadaísmo es tam­b~én una empresa revolucionari~ que as­pIra a transformar la realidad y así obli­garla a ser ella misma. Pero el'sur;ealis­mo no parte de una teoría de la realidad'tampoco es una doctrina de la libertad. S~trata más bien del ejercicio concreto dela libertad, esto es, de poner en acción lalibre disposición del hombre en un cuerpoa cuerp? con lo real. Desde el principio laconcepclOn su rreallsta no distingue entreel conocimient~. poético de la realidad ysu transformaclOn : conocer es un acto quetransforma aquello que se conoce. La ac­ti,:id.ad poética vuelve a ser una operaciónmaglca.

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SU RREALISJ\iO

UNIVERSIDAD DE MEXICO

"Pues yo tampoco.' Si por lo menossupiéramos su sexo, le podríamos dar unnombre. Quizá la llamaremos Esmé. Sirvepara ambos casos.

La luz, aún suficiente, permitía dis­tinguir los objetos al borde del camino, Jnuestros deprimidos espíritus se animaronun poco cuando observamos a una peque­ña niña gitana, semi-desnuda, que reco~

gía moras en un matorral. La súbita apa­rición de dos amazonas' seguidas de 'cméihiena motivó un agudo llanto de la niña:En todo caso, de esa .fuente no habríamo$obtenido ninguna información geográfi~ca de utilidad. Existía, sin embargo, l~

posibilidad de encontrar un campamentqgitano sobre nuestra ruta. Seguimos tro"tanda -con esperanza y sin resultado-----;una milla o más. .

"¿ Qt;é hacía allí esa niña?", preguntó,al cabo, Constance.

"Recogía moras. Es obvio.""No' me gustó la manera como llar'aba",

insistió Constance. "Me parece que suschillidos siguen sonando en mi oído."

N o reclamé a Constance sus morbosasfantasías. De hecho, la misma sensaciónde sentirme perseguidá por un persisten­te, inquietante berrido, se había ido insi­nuando sobre mis fatigados nervios. Enaras de la buena compañía, le grité aEsmé que se había retrasado bastante.Con. unos cuantos elásticos saltitos, lahiena llegó hasta nosotros y se disparóhacia adelante, pasándonos.

El acompañamiento de chillidos se ex­plicó enseguida. Firme, y supongo quedolorosamente, la niña gitana viajaba enel hocico de Esmé. .

"¡ Santos cielos !", gritó Constance."¿ Qué diantres haremos? ¿ Qué vamos ahacer ?"

Tengo la plena certeza de que, en elJuicio Final, Constance hará más pre­guntas que cualquiera de los serafines.

"¿ No podemos hacer algo ?", persistiólagrimeando, mientras Esmé se paseabaa medio galope al frente de nuestros can­sados corceles.

Personalmente, yo hacía cuanto se meocurría en ese momento. Insulté y rega­ñé y halagué en inglés y en francés y enel lenguaje de los guardabosques; azotéabsurda e ineficazmente el aire con milátigo de caza; arrojé mi porta-sandwichessobre el bruto; en verdad, no sé podríahaber hecho más. Y sin embargo, segui­mos avanzando en e! crepúsculo, cadavez más denso, con la oscura, tosca for­ma arrastrándose pesadamente frente anosotros, y un zumbido de lúgubre músi­ca flotando hacia nuestros oídos. De re­pente, Esmé brincó a un lado y se intro­dujo en un espeso matorral a donde nopodíamos acompañarla; el gemido se con­virtió en aullido, y enseguida cesó deltodo.

Siempre cuento muy por encima estaparte, porque en realidad fue bastantehorrible. Cuando la bestia se reunió connosotros, le notamos un aire de pacientecomprensión, como si supiera que habíacometido un acto para nosotros censura­ble, pero que a ella le parecía muy justi­ficado.

"¿ Cómo permites que esa bestia voraztrote a nuestro lado?", preguntó Cons­tance.

"En primer lugar -contesté- nopuedo evitarlo. En segundo, dudo muchoque en este momento, sean cuales fueransus defectos, la hiena sienta voracidadalguna."

Constance se estremeció. "¿ Crees quela pobre criatura sufrió mucho?", excla­mó ca notra de sus inútiles preguntas.

"Todo parece indicarlo -dije-o Porotra parte, desde luego, pudo haber llo­rado por puro mal humor. A veces, estoles sucede a los niños." .

Reinaba una oscuridad completa cuandollegamos a la carretera principal. Un re­lampagueo de luces y el ruido de un mo­tor nos pasaron al mismo tiempo a unadistancia poco reconfortante. Un segundomás ·tarde, escuchamos un golpe seco yun chillido punzante. El automóvil se de­tuvo, y al. regresar al sitio exacto encon­tré a un joven hincado junto a una masaoscura e inmóvil.

"¡Ha matado usted a mi Esmé!", ex­clamé con amargura.

"Lo siento de veras", dijo el joven. "Yotambién tengo perros, de manera que en­tiendo su malestar. Haré cualquier cosapara reparar el daño."

"Por favor entiérrela en el acto", res­¡::ondí. "Creo que es lo rnenos que puedopedirle."

"Trae la pala, William", le dijo el jo­ven a su chofer. Evidentemente, la con­tingencia de rápidos entierros al borde dela carretera había sido prevista.

Excavar una tumba de cierta dimen­sión tomó algún tiempo. "¡ Qué esplén­elida bestia !", elijo el joven cuando el ca­dáver era arrojado a la tumba: "Temoque se trataba ele un animal muy valioso."

"Obtuvo el segundo premio en el con­curso ele cachorros en Birminghan el añopasado", respondí con resolución.

Constance bufó ruidosamente."No llores, querida", dije con la voz

quebrada, "fue tan rápido. N o pudo ha­ber sufrido mucho."

EL

Dibujo infantil

(Viene de la pág. 2)

se levanta de su tumba de lugares comu­r:es y coincide con e! hombre. En ese mo­mento paradisíaco, por primera y únicavez, un instante o para siempre, somosde verdad. Ella y nosotros.

Arrasado por el humor, recreado porla imaginación, el mundo no se presentaya como un "horizonte de utensilios" sinocomo un campo magnético. Todo está vi­va: todo habla o hace signd.s; los objetosy las palabras se unen o' sep<iran confor­me a ciertas llamadas misteriosas; la ye­dra que asalta el muro es la cabellera ver­de y dorada de Me!usina. Espacio y tiem­po 'vuelven a ser lo que fueron para losprimitivos: una realidad vivientt}" dotadade poderes nefastos o benéficos.; algo, ensuma, concreto y cualitatiyo, no una sim­ple extensión mensurable. Mientras elmundo se torna maleable al deseo, escapade las nociones utilitarias y' se entrega'a

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"Miren ustedes", dijo, desesperado, elj.oven, "les ruego que me dejen hacer algopara reparar el daño."

Dulcemente, rehusé su ofrecimiento,pero como persistiera, le dejé mi direc-ción. .

Desde luego, Constance y yo nQS re­servamos el relato de los primeros episo­dios de esa noche. Lord Pabham jamásanunció la pérdida de su hiena. Cuandouno o dos. años antes un animal estricta­mente frugívoro se escapó de! parque,Lórd Pabham hubo. de compensar oncecasos de agresión a ovejas y, práctica­mehte, . reponer las existencias en lasgranjas avícolas de sus vecinos: 'c1n~ ~ie­na errante habría motivado algo S1l111lara un empréstito del gobierno. De la mis­ma manera, los gitanos no reclamaron asu criatura desaparecida; me imagino queen' los grandes campamentos nadie llevala cuenta exacta de uno o dos niños más.

La Baronesa se detuvó, reflexionó yluego añadió:

-Sin embargo, la aventura tuvo suepílogo. El cor~eo me trajó un encanta~dar broche de diamantes, con el nombre"Esmé" dispuesto sobre una ramita deromero. Incidentalmente, también perdíla amistad de ConstanceBroddle. Veránustedes.: cuando vendí la joya, con todacorrección me negué a entregarle a Cons­tance ni una fracción del dinero recibido.Le señalé que cuanto atañía a Esmé eraasunto de mi propia invención,' así comotodo lo relacionado con la hiena incumb.íaa Lord Pabham -si en realidad se tratóde una hiena, de lo cual, desde luego, noposeo prueba alguna. . .

(De "The Cronicles of Clovis", 1911.)Traducción de Carlos Fuentes.

; ':,

la subjetividad, ¿ qué ocurre con el suje~

fa? Aquí la subversión adquiere una to"nalidad más peligrosa y radical. Si el ob­jeto se subjetiviza, el yo se disgrega.¡'Desde Arnim", dice Breton, "toda hhis~oria de la poesía moderna es la de laslibertades que los poetas se han tomadocon la idea del Yo soy". Y así es : al mar­gen de un retrato de N erval aparece, desu puño y letra, una frase que años mástarde, apenas modificada, servirá tambiénde identi ficación para Rimbaud. Nervalescribió: "Yo soy el otro"; y .Rimbaud:"Yo es .otro". Y no se hable de coinciden­cias: se trata de una afirmación que vie­ne de muy lejos y que, desde Blake y losrománticos alemanes, todos los poetas hanrepetido incansablemente. La idea del do­ble -que ha perseguido a Kafka y a Ril­ke~ se abre paso en la conciencia de unpoeta tan aparentemente insensible al otromundo como Guillermo ApollirÍaire:

Un jour je ,m'attendais moi-memeJe me disais Guillallm il est temps que.

, [tu viennesPour que je sache enfin celui-la que

. [je suis ...El casi enternecido asombro con queApollinaire se espera a sí mismo,' se trans~

fpl:ma en el rabioso horror de AntoninoAlftaud: "transpirando la argucia, de sími'slnO a ·sí mismo'~.>En un libro ;de Ben­jamín Peret, ] e sublime, la corriente ·tem-

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8UNIVERSIDAD DE MEXICO

Dibujo dp Robert Desnos - "ninglÍ11 arma más poderosa que el hu,lIwr"

"1111 ¡'e/ralo de Naval"

medio del choque de dos o más voluntadespoéticas, la imagen deslumbrante.

Los primeros años de la actividad su­rrealista fueron muy ricos. N o solamentemadi ficaron la sensibilidad de la época,sino que hicieron surgir una nueva poe­sía y una nueva pintura. Pero no se tra­taba de crear un nuevo arte, sino un hom­bre nuevo. Y sin embargo la Edad de Orono aparecía entre los escombros de esarcalidad tan furiosamente combatida. Alcontrario, la condición del hombre era ca­da vez más atroz. Al período que iniciael Primer Manifiesto sucede otro, presi­dido por preocupaciones de orden social.En el ánimo de Breton. Aragón y sus ami­gos se instala una duda: ¿ la emancipacióndel espíritu humano, meta del surrealis­mo, no exige una previa liberación de lacondición social del hombre? Tras variastormentas interiores, el surrealismo deci­de adherirse a las posiciones de la TerceraInternacional. Y así, La Revolución Su­rrealista se transforma en El Surrealis­mo al servicio de la Revolución. l.os revo­lucionarios políticos no mostraron muchasimpatía por servidores tan independien­tes. La máquina burocrática del PartidoComunista acabó por rechazar a todosaq'uellos que no pudieron o no quisieronsometerse. Durante algunos años las rup-

Lmüréalllont POI' S. Dalí

E,"e/on - "el 011'101" único"

La renuncia a la identidad personal, noimplica una pérdida del ser sino, preci­samente, su reconquista, El poeta es yatodos los hombres. La naturaleza arrojasus máscaras y se revela tal cual es. Latentativa por "ser todos los hombres",presente en la mayoría de los grandes poe­tas, se alía necesariamente a la destruc­ción del yo. La empresa poética no con­siste tanto en suprimir la personalidad co­moen abrirla y convertirla en el punto deintersección de lo subjetivo y lo objetivo.El surrealismo intenta resolver la viejaoposición entre el yo y el mundo, lo inte­rior y lo exterior, creando objetos queson interiores y exteriores a la vez.

Si mi voz ya no es mía, sino la de to­dos, ¿por que no lanzarse a una nueva ex­periencia: la poesía colectiva? En verdad,la poesía siempre ha sido hecha por todos.Los mitos poéticos, las grandes imágenesde la poesía en todas las lenguas, son unobjeto de comunión colectiva. Pero lossurrealistas no sólo quieren participar enlas creaciones poéticas: aspiran a conver­tir esa participación en una nueva formade creación. Varios libros de poemas fue­ron escritos colectivamente por Breton,Eluard, Char y otros. Al mismo tiempo,aparecen los juegos poéticos y plásticos,todos ellos destinados a hacer surgir, por

poral del yo se dispersa en mil gotas co­loreadas, como el agua de una cascada ala luz solar. A más de dos mil años dedistancia, la poesía occidental descubre al­go que constituye la enseñanza central delbudismo: el yo es una ilusión, un agrega­do de sensaciones, pensamientos y de eos.

La si temática destrucción del yo -omejor dicho: la objetivización del suje­to- se realiza a través de diversas téc­nicas. La más notable y eficaz es la escri­tura automática; o sea: el dictado del pen­samiento no dirigido, emancipado de lasinterdicciones de la moral, la razón o elgusto artístico. Nada más difícil que lle­gar a este estado de suprema distracción.Todo se opone a este frenesí pasivo, des­de la presión del exterior hasta nuestrapropia censura interior y el llamado "es­píritu crítico". Método experimental, laescritura automática pocas veces se harealizado de verdad, lo que no impide queBreton siga creyendo que es uno de losmedios más seguros "para devolver a lapalabra humana su inocencia y su podercreador originales". Por lo demás, nin­gún escritor negará que casi siempre susmejores frases, sus imágenes más puras,son aquellas que surgen de pronto, en me­dio de su trabajo, como misteriosas ocu­rrencias. Y lo mismo sucede en nuestravida diaria: siempre hay una extraña in­trusión, una dichosa o nefasta "casuali­dad", que vuelve irrisorias todas las pre­visiones del sentido común. Más allá desu dudoso valor como método de creación,la escritura automática puede compararsea los ejercicios .espirituales de los místi­cos y, sobre todo, a las prácticas del Y06ay del budismo Zen: se trata de llegar a ",11l

estado paradójico de pasividad activa, enel que el "yo pienso" es substituído porun misterioso "se piensa". Lo importan­te, así, es lograr la ruptura de esa ficticiapersonalidad que el mundo nos impone yque hemos creado para defendernos delexterior. El yo nos aplasta y esconde nues­tro verdadero ser. Negar el yo no es ne­gar al ser:

Suis-je Amour ou Phébus? Lusignan o Biron?

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UNIVERSIDAD' DE MEXICO

turas suceden a las tentativás de concilia­ción. Al final, se vio claro que toda sín­tesis era imposible. Sin duda el caráctercada vez más autoritario y antidemocrá­tico del comunismo estalinista, la estre­chez y rigidez de sus doctrinas estético­políticas y, sobre todo, la regresión de quefueron síntoma, entre otros, lo Procesosde Moscú, contribuyer.on a hacer irre­parable la ruptura. Aun así, por unos añosmás, el surrealismo coincidió con las te­si fundamentales del marxismo, tal co­mo las representaba León Trotsky. En1938 Breton lo visita en México y redactacon el viejo revolucionario un famosomanifiesto: Por un A~te RevolucionarioIndependiente. (Este texto apareció entodo el mundo con las firmas de AndréBreton y Diego Rivera). A pesar de laamplitud y generosidad de miras de LeónTrotsky, la verdad es que demasiadas co­sas separaban al materialismo históricode la posición surrealista. La imposibili­dad de participar directamente en la lu­cha social fue, y es, una herida para elsurrealismo. En un libro reciente, Bre­ton vuelve sobre el tema, no sin amargu­ra: "La historia dirá si esos que reivindi­can hoy el monopolio de la transforma­ción social del mundo trabajan por la li­beración del hombre o lo entregan a unaesclavitud peor. El surrealismo, como mo­vimiento definido y organizado en vistade una voluntad de emancipación más am­plia, no pudo encontrar un punto de inser­ción en su sistema ... " Reducido a suspropios medios, el surrealismo no ha ce­sado de afirmar que la liberación del hom­bre debe ser total. En el seno de una so-

. ciedad en la que realmente hayan desapa­recido los señores, nacerá una poesía queserá creación colectiva, como los mitos delpasado. Asistiría el hombre entonces a lareconciliación del pensamiento y la acción,el deseo y el fruto, la palabra y la cosa.La escritura automática dejaría de ser unaaspiración: hablar sería crear.

El surrealismo pone en tela de juicio ála realidad; pero la realidad también poneen tela de juicio a la libertad del hombre.Hay series de acontecimientos indepen­dientes entre sí que, en ciertos sitios ymomentos prívilegiados, se cruzan. ¿ Cuáles el significado de lo que se llama desti­no, casualidad o, para emplear el lengua-je de Hegel, azar objetivo? En varios li­bros -Nadja, El Loco AmO?', Los Vasoseomunicantes- Breton señala el carác­ter extraño de ciertos encuentros. ¿ Se tra-ta de meras coincidencias? Semejante ma­nera de resolver el problema revelaría unasuerte del realismo ingenuo o de positi­vismo primario. Lugar en que se cruzanla libertad y la necesidad, ¿ qué es el azarobjetivo? Engels había dicho: "La casua­lidad no puede ser comprendida sino li­g-ada con la categoría del azar objetivo.forma de manifestación de la necesidad".Para Breton el azar objetivo es el puntode interesección entre el deseo -o sea:la libertad humana- y la necesidad exte­'riOi.·No creo que nadiehaya·ofrecido unarespuesta definitiva a este' "problema deproblemas". Pero si la respuesta' de Bre­ton no logra satisfacernos, su pregunta nocesa de hostigamos. Todos hemos sidohéroes o testigos de encuentros inexplica­bles. Estos encuentros son, para citar ha­llazgos de personas muy alejadas de laspreocupaciones surrealistas, el virus paraPasteur, la penicilina para Fleming, unarima para Valéry. y en nuestra vida dia-

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Pintura de {ves Tan!Juy-"tma forma paradójica. de la necesidad"

"las p¡"e!Junlas que hac·ian BI'e/OIl y "Elnard en la revista Min'otauro"

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ria, ¿ no es el amor, de manera soberana,la ardiente encarnación del azar objetivo?Las preguntas que hacían Breton y Elu­ard en la revista Minotauro: "¿ Cuál hasido el encuentro capital de su vida?;¿ hasta qué pmto ese encuentro le hadado la impre -ión de lo necesario o lofortuito ?", la podemos repetir todos. Ye toy seguro de que la mayoría respon­dería que ese encuentro capital, deeisiv("de tinado a marcarnos para siemp¡-e consu garra dorada, se llama: amor, personaamada. Y ninguno de nosotros podríaafirmar con entera certeza si ese encuen­tro fue fortuito o necesario. Los más di­ríamos que, si fue fortuito, tenía toda lafuerza inexorable de la necesidad; y, sifue necesario, poseía la deliciosa indeter­minación de lo fortuito. El azar objetivoes una forma paradójica de la necesidad,la forma por excelencia del amor: conjun­ción de la cable soberanía de libertad v

cernir los dos errores fundamentales queoriginan este modo de yer : uno, es social;otro, moral. El error social, que no podráremediarsc sin la destrucción de las basf~s

económicas de la ociedad actual, procedede que la elección inicial hoy no está real­mente permitida y, en la medida en queexcepcionalmente tiende a imponerse, seproduce en una atmósfera de no elección,hostil a su triunfo ... El error moral na­ce dc la incapacidad en que se halla lamayoría de los hombres para librarse detoda preocupación ajena al amor, de todotemor como de toda duda ... La experien­cia del artista, como la del sabio, es aquíde gran ayuda: ambas revelan que todolo que se edifica y perdura ha exigido, deantemano, para ser, un total abandono. Elamor debe perder ese gusto amargo queno tiene, por ejemplo, el ejercicio de lapoesía. Tal empresa no podrá llevarse acabo plenamente mientras no se haya abo-

tJNIVERSIDAD DE MEXICO

El abrazo poético como el abrazo carnalMientras duranProhiben caer en la miseria del mundo.

Poesía y amor son acto semejantes. Laexpcriencia poética y la amorosa nosabren las puertas de un instante eléctrico.Allí el tiempo no es ueesión: ayer, hoyy mañana de.ian de tener ignificado: ólohay un siempre que es también un aquí yun ahora. Caen los muros de la prisiónmental; espacio y tiempo se abrazan, ecntretejen y despliegan a nuestros piesuna alfombra, viviente, una vegetaciónque nos cubre con sus mil manos de hier­ba, que nos desnuda con sus mil ojos deagua. El poema, como el amor, es un actoen el que nacer y morir, esos dos extre­mos contradictorios que nos desgarran yhacen de tal modo precaria la condiciónhumana, pactan y se funden. Amar esmorir, han dicho nuestros místicos; perotambién' y, por eso mismo, es nacer. El

destino. El amor nus revela la forma l1lé:S

alta de la Ii.bertad: libre elección de lanecesidad.

El amor es exclusivo y único porque enla persona amada se enlazan libertad ynecesidad. En uno de sus libros más her­mosos, El Loco Amor, Breton ha puestode relieve la naturaleza absorbente totaldel amor único: "delirio de la pr~senci~absoluta en el seno de la naturaleza re­·concil iada". El verdadero amor, el amorlibre y liberador, es siempre exclusivo eimpide toda caída en la infidelidad: "nohay sofisma tan temible como el que afir­ma que el acto exual va necesariamenteacompañado de una caída del potencial

. amoroso el1tre dos seres, caída cuya repe­tición los arrastraría progresivamente acansarse el 1-1119 d~J gtrq , , , E~ fál;:il di~,

Poemas objeto - "juegos poéticús y plásticos"

lido, en escala universal, la infame ideacristiana del pecado". Es decir. se tratade reconquistar la inocencia. No es extra­ño que otro gran contemporáneo de Bre­ton, el inglés D. H. I.awrence, se expreseen términos semejantes. El verdadero te­ma de nuestro tiempo -y el de todos lostiempos- es el de la reconquista de lainocencia por el amor.

i Despojar al amor "de ese sabor amar­go que no tiene la poesía"! ¿ Qué es, m­tonces, la poesía para Breton? El mismonos lo dice en un poema:

La poesía se hace en el lecho C01110 el[amor

Sus sábanas deshechas son la aurora de[las cosas

La poesía se hace en los bosques

carácter inagotablc de la experiencia amu­rosa no es distinto al de la poesía. Ren¿Char escribe: "El poema es el amor rea­lizado del deseo que permanece deseo."

Todo el ser participa en el encuentropoético, bañado de su luz cegadora. Ycuando la tensión desaparece y la olla nosdeposita en la orilla .de-Io cotidiano, esaluz aún brilla y ·nosentreabre .]a. cortinade nuestra condición, EntClnces; í1DS' ·re·conoce'nl0s, y recordamos lo que 'realmen­te somos. La "vida anterior" regresa: esuna mujer, la morada terrestre del hom­bre, la diosa solar de pechos desnudos quesonríe a la orilla del Mediterráneo; mien­tras el agua del "mar se mezcla: al sol";es Xochiquetzal, la de la falda de hojasde maíz y fuego, la de la falda de 'bruma,cuerpo de centella en la tormenta; es

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UNI ERSíDADbE_ ME'XICO1f

El tuyoTú eres la semejanza.

La Central Surrealista. en 1925. De i:;q. a del-.: Charles Boron, !?aylllGrld Q1teneau, PierreNaville, André Breton, J. A. Boiffard, G. de Chirieo, Roger Vi/me, Pa~bl Eluard, Philippe'

SouPQ1{lt, Robert Demos, LO'Itis Amgon. Deltm/p: SilllOlle B., Ma.'!' Morisé, Mine. S.

Perséfona que asciende del abismo en don­de ha cortado el narciso, la flor del de­seo. Paul Eluard revela la identidad en­tre amor y poesía:

Tú das al mundo un cuerpo siempre elfmismo

La mujer es la semejanza. y yo dirí:l:la correspondencia. Todo rima, todo sellama y se responde. Como lo creían losantiguos, y lo han sostenido siempre lospoetas y la tradición oculta. el 'cll1iversoestá compuesto por contrarios que se uneny separan conforme a cierto ritmo secre­to. El conocimiento poético ·-la imagi­nación, la facultad productora de imáge­nes en cuvo seno los contrarios se recon­cilian ·_~os deja vislumbrar ia ~lI1aiogíacósmica. Baudelaire decía: "La imagina­ción es la más científica de nuestras fa­cultades porque sólo ella es capaz de com­prender la analogía universal; -lo queuna religión mística llamaría la corres­pondencia ... La naturaleza es un Ver­bo, una alegoría, un modelo ..." La ob­sesionante repetición de imágenes y mi­tos a través de los siglos, por individuosy pueblos que no se han. conocido entreellos, no puede razonablemente explicar­se sino aceptando el carácter arquetípicodel universo y de la palabra poética. Cier­to, el hombre ha perdido la llave maestradel cosmos y de sí mismo; desgarrado ensu interior, separado de la naturaleza, so­metido al tormento del tiempo y el tra­bajo, esclavo de sí mismo y de los otros,rey destronado, perdido en un laberintoque parece no tener salida, el hombre davueltas alrededor de sí mismo incansable­mente. A veces, por un instante duramentea rrebatado al tiempo, cesa la pesadilla.La poesía y el amar le revelan la existen­cia de ese alto lugar en donde, como dice elS egul1do Manifiesto: "la vida y la muer­te, lo real y lo imaginario, lo pasado y lofuturo, lo comunicable y lo incomunicable,lo alto y lo bajo dejarán' de ser percibidoscontradictoriamente".

Todavía no es tiempo de hacer uno deesos balances que tanto amail los críticosy los historiadores. Hoy nadie se atrevea negar que el surrealismo ha contribuido

de manera poderosa a formar la sensibi­lidad de nuestra época. Además, esa sen­sibilidad, en buena parte, es creación su­ya. Pero la empresa surrealista no se halimitado únicamente a expresar las ten­dencias más ocultas de nuestro tiempo yanticipar las venideras; este movimientose proponía encarnar en la historia ytransformar el mundo con las armas dela imaginación y la poesía. N o ha sido otrala tentativa de los más grandes poetas dcOccidente. Frente a la ruina del mundosagrado medieval y, simultáneamente, ca­ra al desierto industrial y utilitario (IUCha erigido la civilización racionalista, lapoesía moderna se concibe como un nue­vo sagrado, fuera de toda iglesia y fideís­mo. N ovalis había dicho: "la poesía es lareligión natural del hombre". Blake afir­mó siempre que sus libros constituían las"sagradas escrituras" de la nueva ]eru­salem. Fiel a esta tradición, el surrealismobusca un nuevo sagrado extrarreligioso,fundado en el triple eje de la libertad, elamor y la poesía. La tentativ;:¡ surrealis­ta se ha estrellado contra un muro. Colo­car a la poesía en el centro de la sociedad,convertirla en el verdadero alimento de loshombres y en la vía para reconocerse (an­to como para transformarse, exige tam­bién una liberación total de la misma so-

sociedad. Sólo en una sociedad libre lapoesía será un bien común, una creacióncolectiva y una participación universal. Elfracaso del surrealismo nos ilumina sobre

otro, aca o de mayor e~vergadura: el dela tentativa revolucionaria. Allí donde laantiguas religiones y ti ranías han muer­to, renacen los cúltos primitivos y lasferoces idolatrías. Nadie sabe qué nos de­pararán los treinta o cuarenta años veni­deros. N o sabemos si todo arderá, si bro­tará la espiga de la tierra quemada o sicontinuará el infierno frío que paralizaal mundo desde el fin de la guerra. Tam­poco es fácil predecir el porvenir del su­rrealismo. Pero yo sé algo: como las sec­tas gnósticas de los primeros siglos cris­tianos, como la herejía catara, como losgrupos de iluminados del Renacimiento yla época romántica, como la tradición ocul.ta que desde la antigüedad no ha cesadode inquietar a los más altos espíritus, elsurrealismo -en lo que tiene de mejor ymás valioso-- seguirá siendo una invita­ción y un signo: una invitación a la aven­tura interior, al redescubrimiento de nos­otros mismos; y un signo de inteligencia,el mismo que a través de los siglos nos ha­cen poetas. Ese signo es un relámpago:bajo su luz convulsa entrevemos algo delmisterio de nuestra condición.

AVENTURArador azteca -al hombre vencido e igno­miniosamente asesinado por aquellosmismos cuya lengua ha heredado-,dcmuestl-a la profundidad de esta reivin­dicación. La fidelidad a antepasados quehabrían vivido al margen de todo verda­dero principio espiritual, despierta, logi­camente, una mala conciencia: ese pueblose solidariza con la rama familiar calum­niada, pero justi ficada descon fianza q~lC

inspira su comportamiento impide, SIl1

embargo, toda comunión enriquecedoracon eHa. Es decir, que mientras no se leconsidere bajo su verdadera luz, esepasado que surge y se impone más decuatro siglos después de su aplastamIento,ejercerá una influencia negativa. Nocreemes exagerar al decir que las fuerzascreadoras de una Nación podrían verseparalizadas por un dilema que les i.ll1pi­de desplegar sus raíces en profundidad.

Conscientemente o no, las tentativas pa­ra tornar aceptables costumbres quejusti ficaron la destrucción y la esclavitud,

UNA

bre de que esta religión representa unade las más nobles mani festaciones delespíritu humano. Y esto tanto máscuanto que no se trata de una vanadi'sputa .entre especialistas, sino d!~ 1adiscrepancia para juzgar un tellla fun­damenta·l' cuya valoración equivOC'ada essusceptible de provocar perturbacionesque rebasan el marco de la investiga~ió.1l

científica. En efecto, si lIamamos pnml­tiva a la mentalidad precolombina, borra­mos de la historia del pensamiento -búnica que importa- la raza autóctonade la que el mexicano de hoy día reivin­dica la descendencia. El hecho de que,contra una costumbre universalmenteaceptada, el puebl'o de Méxiw haya eri­gido en héroe nacional al 'último empe-

Por Lametfe SEJOURNE

LA EXPERIENCIA DEAR~UEOLOGICA

Si NOS esforzamos por comprender larealidad del antiguo México, descu­briremos, primero, que la totalidad de

su pensamiento religioso se apoya en con­ceptos sólidamente estructurados; en se­guida, que esos mismos conceptos sonlos que forman el núdeo de todas lasculturas mesoamericanas, por cuanto, apesar de la multiplicidad de ~stilos queen el curso del tiempo y las dIversas re­aiones han surgido para expresarlbs, su~igorosa presencia es discernible en to-das partes. ' ..

El descubrimiento de la alta espmtua-.¡idad que sirve de base a la religiónprecolombina, hace intole:,:ble la inju~­

ticia que se comete al ca]¡ftcarla d~ pn­mitiva e incita a transmitir la certJdum-